jueves, 30 de septiembre de 2021

Así era en mis tiempos XII: Las Bibliotecas y los trabajos escolares y universitarios de antaño.

 

    Antes de Internet, del "Oráculo Digital" de Google y de la inmensa cantidad de material que podemos hallar, consultar y descargar de la Red, estaban (y aún se encuentran entre nosotros) las bibliotecas "físicas".
    Nos hemos acostumbrado a la inmediatez, no solo en las relaciones interpersonales gracias a la masificación de las redes sociales, sino que también a la hora de conseguir muchas cosas que en la presencialidad implican viajes y tiempo para obtener lo que queremos; la comodidad y la eficacia de estas herramientas se agradecen, pero implican también la pérdida de experiencias que, al menos los más "viejos" como uno, recordamos con cariño y nostalgia.
    Hoy en día si uno quiere saber de un tema determinado y/o requiere algún libro en especial, puede indagar en el ciberespacio y llenarse de datos al respecto, en el primer de los casos, como por igual conseguir sin mayores gastos económicos publicaciones, que de otra manera pueden ser muy caras o que son en la práctica inencontrables (como pasa con los títulos descatalogados y ciertos textos técnicos).
    En mi época de estudiante, de colegio y luego universitario (esto durante el siglo pasado), cuando debía realizar una investigación para un trabajo determinado ("hacer una carpeta" se le llamaba), tenía dos opciones si es que no contaba con la bibliografía a mano: La primera era ir a una biblioteca y pedir/buscar ahí el documento que me fuera más beneficioso para mi labor; ello implicaba quedarme en dicho lugar (a menos que me prestaran el tomo en cuestión) y si no tenía la opción de fotocopiar lo que me servía, copiar a la manera "amanuense" en un cuaderno la información que me servía.  Para encontrar los libros adecuados a las necesidades de cada uno, se accedía a unos archivadores llenos de tarjetas, ordenadas alfabéticamente o según asunto a tratar; luego uno daba el código respectivo a los bibliotecarios y ellos buscaban entre las corridas de libros en existencia; habían (y todavía existen, supongo) bibliotecas donde uno mismo accedía a los estantes en los cuales estaban los textos, cuidadosamente ordenados y etiquetados.
     El segundo caso, que fue muy utilizado por este servidor durante su etapa previa al pregrado (cuando era una blanca palomita), merece un párrafo aparte, puesto que es el que mejores remembranzas me trae.

La última carpeta que hice,  en cuarto medio y para la que ocupé más bibliografía que nunca.


     Todos los miércoles con el diario La Tercera salía una revista de carácter infantil/juvenil llamada Icarito; esta tenía una intencionalidad pedagógica y en tiempos en los cuales uno no tenía acceso a bibliografía específica, era el medio adecuado para contar con información variada (y de manera económica, puesto que venía gratuita con el periódico), que podía servir ante una eventual tarea del colegio.  En un principio esta publicación en cada número abordaba tópicos diversos y creo que hasta juegos traía; sin embargo, no tengo mayor memoria al respecto, de esta primera etapa suya que duró años, puesto que no la coleccionaba.  Fue en el transcurso de los ochenta, me parece que a mediados de esa década prodigiosa, que la revista comenzó a tener una modalidad monotemática, comenzando por una larga serie de ejemplares dedicados a la computación, cuando para mí el tema era algo muy alejado a mi cotidianeidad y me parecía algo más bien algo propio de la ciencia ficción; la informática de ille tempore distaba bastante de lo que es ahora, pero el pequeño que era en ese entonces, alucinaba con esas líneas y apenas vislumbraba que tendría tan estrecha relación durante mi adultez.  Nunca olvidaré el comercial para la tele, que anunciaba la nueva etapa de Icarito y que con una voz robótica presagiaba:
 
"¡Computación, tecnología del futuro!"
 
     Aprendí mucho gracias a esas monografías.   Un lugar aparte en mis recuerdos y corazoncito, tienen los especiales sobre pintura internacional y nacional, cine y grandes mujeres de la historia.
    Cuando estaba en enseñanza media, mis profesores nos tenían prohibido utilizar el Icarito para realizar nuestras carpetas; no obstante, yo los engañaba y cuando debía mencionar la bibliografía que ocupaba, me inventaba el nombre de los libros y de las editoriales; el de los autores los sacaba de los afiches de cine, que tenía pegados alrededor de mi cuarto.   Obviamente también usaba enciclopedias cuando podía conseguirme.
     También salían otras colecciones educativas en los diarios, estos tipo libritos de grapa, entre los que recuerdo aquellos sobre los próceres de Chile y, especialmente, uno dedicado a nuestra rica mitología (uno de mis temas favoritos).
     Un lugar destacado en mi biografía, tienen las llamadas láminas Mundicrom, hermosas ilustraciones a todo color que se compraban en paqueterías; estas abarcaban numerosas temáticas y se adquirían para ilustrar actividades escolares varias, incluyendo "diarios murales".   La empresa nacional que sacaba esta serie, también editó un montón de álbumes de coleccionables, muchos de ellos de tipo educativo (como uno muy hermoso del cuerpo humano que recuerdo estuvo a la venta en dos ocasiones diferentes y me gustaba harto).
     Los chicos de ahora ignoran todo este mundo y actividades, por lo mismo cuando puedo en mi labor de profesor les cuento de cómo era la vida en mis tiempos; lo mismo hago con mi sobrinito Amilcar de 12 años en la actualidad y es emotivo recordar junto a él esos pasajes de mi existencia que comparto con mis contemporáneos.

9 comentarios:

  1. Extraño mucho las bibliotecas. En mi ciudad hubo una sola (biblioteca pública como tal) y primero la fueron abandonando progresivamente y luego ya la cerraron y usaron el local para otras cosas. Si estuviera operativa, aun iría allí a leer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al menos acá la decadencia no llega a esos extremos; además como profe que soy, siempre tengo una biblioteca a mano.

      Eliminar
  2. Qué lindos recuerdos. Yo recuerdo haber ido mucho también a la Biblioteca principal de mi ciudad, Mar del Plata, no solo para buscar información para la escuela, sino que también a leer y llevarme libros prestados de terror y ciencia ficción. Algunos libros de King, aunque luego los compré, lo leí de la biblioteca. Todas las semanas retiraba y leía libros.

    Saludos,
    RICARDO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debemow sentirnos dichosos por haber conocido en carne propia ese bello mundo pre-digital.

      Eliminar
  3. Otra eternidad después...

    Saludos Elwyn! murinus2009 aquí.

    Ah! Que buena entrada amigo! Me gustó mucho! Felicidades( si que traes buenos recuerdos de aquellas épocas prehistóricas.

    Veamos.

    Trabajos escolares:
    Ja ja ja eso de icarito y la bibliografía de afiches de cine es genial ya me imagino:
    Trabajo de Geografía
    bibliografía
    Atlas mundial de Geografía Física.
    Autor prof. David Cronenberg
    crei que yo era el único que a veces inventaba bibliografía para algún trabajo cuando a falta de encontrar un libro con la información yo ponía lo visto en algún documental y luego inventaba autores y editoriales, una vez hasta me felicitaron, y uno de mis antepasados de plano en un trabajo de, partes del cuerpo humano puso: silla, banca, mesa, para, banco...y le calificaron bien!

    Bibliotecas:
    Ah! Recuerdo un caso en especial fui con un amigo a una biblioteca que ya no existe (en su lugar pusieron una librería del, fondo de cultura económica, librería del gobierno de la que creo no he leído ningún título).
    Como sea en esa biblioteca había una división con más libros interesantes (y un sanitario) bloqueada por una tabla, mi amigo y yo la quitamos y encontramos ahí un libro muy interesante que usamos para nuestro trabajo creo que era de Egipto, copiamos lo necesario y antes de irnos usamos el baño (sin causar destrozos) entonces cuando mi amigo salía del baño, la chica encargada de la biblioteca nos vio y dijo:
    Que hacen aquí! Esta prohibido el paso a esta parte, que no vieron la tabla, en eso mi amigo salió del baño y la chica dijo: ay! Y además hacen de las suyas entrando al baño!
    Eso sí todo lo dijo en tono amable y riéndose, al final nos disculpamos y salimos de ahí con lo necesario para nuestro trabajo.

    Continuara...

    ResponderEliminar
  4. Hola Elwin, murinus2009 otra vez.

    Parte 2.

    Continuando con las bibliotecas.
    Por donde vivo hay solo 3 cercanas, que yo conozco, hace mucho que no voy.
    Recuerdo que la última vez que fui a la más grande unos chicos que parecían de preparatoria (esto fue hace 10 o 15 años) me preguntaron en los ficheros:
    Oye cómo le hacemos para buscar un libro en estás gavetas?
    Quedé un poco sorprendido y ya me puse a explicarles cómo funcionaba el sistema "analógico" recuerdo que me miraban extrañados y estupefactos, después de salir me quedé pensando como es que esos chicos no sabían buscar libros en un fichero de biblioteca?
    Eso fue hace 15 años quizá, hoy día solo me preguntó:
    cómo serán los escolares de hoy? Todavía irán a bibliotecas físicas?

    En México casi no se lee, hace unos años supe que desmantelaron bibliotecas en la delegación Iztapalapa una zona grande peligrosa y super poblada (4 millones de habitantes) de ciudad de México, los libros acabaron en basureros y muchos recicladores los recuperaron para vender en los tianguis (así se llaman los mercados callejeros en México).

    Tras la actual pandemia no sé cuántas vayan a sobrevivir, habrá que esperar quizá un año o dos para saber.

    Lamentable lo que dice @ Regor D'Arness sobre la eliminación de la única biblioteca en su ciudad, creo que perder una biblioteca es una desgracia a nivel mundial.

    Preguntas para ti Elwyn y para @ Ricardo.

    En Santiago de Chile cuántas bibliotecas hay y que tan accesibles son?

    En Argentina Creo que en Buenos Aires estaba o está la biblioteca más grande de Latinoamérica, todavía existe?

    También creo que Argentina es el país con más bibliotecas en todo Latinoamérica es cierto, que tan accesibles son, hay en cada barrio o solo en universidades y edificios gubernamentales?

    Reitero Elwyn muy buena Entrada! Es de mis favoritas instantáneas del cubil, muy buen trabajo amigo, gracias por traer buenos recuerdos y esperemos que las nuevas generaciones aunque sea por curiosidad arqueológica se animen a visitar estos lugares para que sigan en existencia.

    Nos vemos pronto Elwyn, cuídate mucho y misma recomendación a todos tus lectores cuídense mucho, parece que faltan meses aún para salir de esta pandemia mundial.

    Final.



    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debemos sentirnos afortunados por conocer en persona el mundo de antaño y ser protagonistas/testigos de estos cambios. Esos tiempos se quedarán en nuestros recuerdos y es obligación nuestra dar testimonio de ello... Por mi parte lo hago feliz.
      En cuanto a las bibliotecas en Chile creo que hay hartas y son de fácil acceso, aunque mucha gente no sabe valorarlas.
      Hace meses que no sabía de ti y me alegra volver a tener noticias tuyas. Espero que estés bien, que yo estupendo.

      Eliminar
  5. Saludos don Elwin.
    Acá en Concepción está la Biblioteca Municipal, que todavía tiene libros de consulta. No sé si los centros comerciales tendrán sus bibliotecas Vivo todavía (aunque en ellas sólo se encuentra literatura). Y en mi ciudad, Penco, aún se conserva nuestra propia Biblioteca Municipal, aunque no sé en qué condiciones se encuentra...
    Por otro lado, el establecimiento en el cual trabajo tiene su propia biblioteca, aunque más que nada para literatura, pero igual tiene obras de consulta. Lo nombro porque al menos está abierto para la comunidad escolar (léase "familiares de los alumnos").
    Pero en mis tiempos mozos, además del Icarito, estaba el Apuntes, aunque esa era una revista aparte que había que comprar. Afortunadamente, mi papá la adquiría, y ahora de adulto puedo comprender la importancia que le daba a la lectura/educación, ya que era un gasto casi prohibitivo dados los escuálidos ingresos que tenía mi familia en ese entonces.
    En mis tiempos de liceano ocupé mucho la biblioteca del Liceo Enrique Molina Garmendia, el establecimiento de más historia de la zona (va para los 200 años), y cuya biblioteca estaba bastante bien implementada, sobre todo considerando la época (fines de los años '80). Muchas tardes me las pasé allí, tanto recreativamente, como trabajando con compañeros.
    Mención aparte son las bibliotecas de universidades, que acá en la zona es famosa la Biblioteca de la Universidad de Concepción, con su edificio construido ex profeso.
    Nada más que agregar, sólo dar las gracias por los recuerdos que trajiste a mi mente. Espero volver pronto por aquí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué bueno haya tenido este efecto en ti un post tan querido por mí! (aún no sé si habrán más entregas de esta serie, que por ahora se me acabaron los temas)
      Por lo que me cuentas debo suponer que trabajas en un cole ¿Eres profe?
      Recuerdo el Apuntes, aunque creo nunca lo compré. Ahora que recuerdo, también llegué a usar algunas colecciones educativas que salían en La Nación y de El Mercurio.
      El 2019 fuí a Concepción y visité la universidad una tarde de lluvia, me enamoré de ese lugar.

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...