martes, 15 de febrero de 2022

Pecados de Omisión XV: Edición Playera.


 
     Comencé a escribir estas líneas en casa, creo que el domingo recién pasado cuando estaba en casa (la verdad, es que mientras esperaba me entregaran la comida china que había encargado, así que estaba fuera del local respectivo “haciendo tiempo” con ello).  Hoy por fin acabo con este texto, cuando me encuentro vacacionando por fin en la playa, esta vez en Viña del Mar (zona costera que adoro) y es que algo que me gusta hacer mucho es leer echado sobre la arena, con el viento marino, el sol y el aroma del agua salada impregnando mis sentidos.  Los textos que voy a mencionar serían excelente compañía en días como estos y me han servido de inspiración para el que espero sea mi primer post de mi estadía aquí.
 
1. La Isla del Doctor Moreau.
 
    Sin proponérmelo, sino porque los poderes cósmicos, el destino o Tatita Dios lo quiso así, comencé a leer ciencia ficción con los autores de mayor renombre y entre ellos nada menos que Julio Verne y Ray Bradbury.  Pero el primero de todos en mi caso, fue nada menos que H. G. Wells, el otro padre del género (pues comparte el título junto al mencionado francés) y todo fue porque un par de hermanos que tenía de amigos en la adolescencia (y cuya fraternidad duró hasta buena parte de mi adultez), contaban en su casa con un ejemplar de La Guerra de los Mundos.  Yo me había visto varias veces la preciosa peli de los cincuenta en casa por la tele y al tener la oportunidad de leerme el libro que la inspiró, no perdí la oportunidad; lo gocé mucho y al final terminaron regalándome la preciada novela (de la llorada editorial Andrés Bello, de nacionalidad chilena y que por décadas sacó para nosotros varios títulos a bajo costo, de modo que así puede tener, leer y disfrutar nada menos que Las Crónicas de Narnia, cuando estaba en los últimos años de mi infancia).
     Mucho tiempo después de lo narrado más arriba, ya estaba haciendo clases y era principios del actual siglo XXI.  Cerca de mi casa había un "hipermercado" gigantesco llamado Carrefourt, que estaba a metros de un mall donde acostumbro a ir e incluso ahí está el gym donde entreno.  Como sucede muchas veces, al vender de todo en ese tipo de multitiendas, tenían libros a la venta y estos dentro de una enorme canasta metálica, amontonados uno sobre otros.  Estaban "a precio de huevo", por lo general en ediciones de bolsillo; de ese modo, pude comprarme hartos de Stephen King y de Mundodisco... Y ahí fue cuando apareció La Isla del Doctor Moreu, de Wells; tenía de portada el afiche de la peli de 1996, con Val Kilmer y Marlon Brando de protagonistas ¿Y por qué no llevé esa obra conmigo? Pues la tapa estaba un poco doblada y aunque "escarbé" en el montoncito, no pillé otro ejemplar.  Salvo un par de antologías de la Biblioteca de Ciencia Ficción, con la que comencé esta serie de posts, nunca me he comprado algún otro libro de tan insigne escritor.
    Su argumento siempre me ha atraído, una de las primeras narraciones sobre un "científico loco".  Por lo mismo, me encantaría poseer y leer el elseworld (historia alternativa de DC) sobre la Liga de la Justicia, que se llaman nada menos que La Isla del Doctor Moreau, ya que sus integrantes son animales antropomorfizados producto del mismísimo Moreau (es obvio que Batman es aquí un murciélago, pero ignoro qué serán Superman y Wonder Woman ¿Un león quizás el macho y la hembra un águila?)


2. La otra Isla del Doctor Moreau.
 
    La librería Contrapunto es una tienda especializada en libros de arte y a menos que me equivoque, sus dueños son los únicos en Chile que tienen los derechos de la editorial Taschen, empresa que saca preciosas ediciones sobre pintura, ilustraciones y cine, entre otros temas relacionados (durante los noventa, cuando escribía en diarios de vida, me compré ahí al menos un par de cuadernos empastados con reproducciones de pinturas famosas, para llenar sus hojas con mis vivencias y pensamientos).  Pero igual tienen textos de otras editoriales dedicadas al rubro, así como literatura en general, incluyendo cómics y artículos afines como bellos marcapáginas, plumas de escribir, etc.
    Harto he conseguido en este hermoso local, que posee otras sedes por ahí, pues todos los meses de agosto tienen grandes ofertas; así como de vez en cuando, en sus mismas dependencias instalan un "outlet" con títulos en rebaja, que da gusto revisar.  Y fue justamente en una de estas últimas circunstancias, que me encontré con más de una edición en tapa dura de novelas de ciencia ficción de la prestigiosa colección Nebulae (si es que no la primera, al menos una de las más antiguas colecciones serias de ciencia ficción literaria, en nuestra lengua de grandes autores y que también publicó por primera vez a valiosos narradores españoles como Domingo Santos, que tengo el gusto de poseer varios de esos ejemplares).  Los libros, en verdad en preciosas encuadernaciones de color negro y bellas portadas, estaban BARATOS; solo recuerdo de lo que había La Otra Isla del Doctor Moreau, escrita nada menos que por Brian Aldiss.  El autor inglés, como ya lo hizo con otros artistas compatriotas suyos (tal cual Mary Shelley y su revisitación de Frankenstein con Frankenstein Desencadenado y Bram Stoker, al escribir Drácula Desencadenado), por medio de esta novela declaró su amor al clásico del mentado Wells.  La verdad, es que no sé mucho de qué va esta reinterpretación de tan grande historia, salvo que Aldiss hizo con ella una especie de remake, puesto que nos cuenta SU versión del libro, ambientándolo en el futuro.
    Tuve un buen rato en mis manos el dichoso volumen, junto con otro del mismo narrador, cuyo nombre no recuerdo; de igual manera "había ahuachado" una novela histórica de Robert Graves (¡Sí, el mismo de Yo, Claudio), que por igual olvidé su nombre!  Entonces, ya llegando a la caja, me dije:
 
    "Pero si tengo tanto que leer y desde hace tiempo, además me falta espacio para poner eventuales nuevas compras".
 
    Y así fue cómo después de "perder un buen tiempo" en la Contrapunto, me fuí sin nada del lugar.

 
3. Las Puertas de Anubis.
 
    Tim Powers es un tremendo novelista (creo que no escribe narrativa breve), al que descubrí durante mi juventud como escolar y universitario.  Todo esto fue gracias a las preciosas colecciones en tapa dura que sacaba Martínez Roca, de literatura de ciencia ficción, fantasía y terror, las que venían además con sobrecubierta en sus variantes más lujosas (que igual tenía versiones más sencillas y accesibles al bolsillo, destinando a autores tanto a un tipo u otro, algunas veces exclusivos para un solo tipo de formato).  Echo mucho de menos ese arte tan cuidado y preciosista (estilo pulp ¿Quizás?) y la mayoría de esos escritores y títulos hoy en día se encuentran descatalogados en español, pero al menos pude comprar harto de su catálogo (aunque uno siempre quiere más y vaya que me gustaría viajar al pasado para conseguir todo lo que me faltó).  Era una época en la que Internet, Google y Wikipedia no existían, así que salvo revistas en papel que llegaban acá como Fangoria o Starlog (gracias a la desaparecida editorial española Zinco, que las publicaba en nuestra lengua y llegaban con desfase de meses sus nuevos números a nuestros kioscos), apenas se podía saber quiénes eran sus autores y qué tan recomendables podían ser (bueno, tenía uno que otro amiguito, ya en mi etapa de universitario, con los cuales intercambiar conocimientos e impresiones al respecto).
    De entre todos los autores que "sacaba" Martínez Roca, había uno que me llamaba poderosamente la atención: Tim Powers y en especial por su apellido (Poderes en español) ¿Algún truco publicitario, tal vez? Algo yo sabía de mitología egipcia, que siempre fue de mi gusto el tema y en especial no solo las creencias de este antiquísimo pueblo africano, sino que en general las de todos los pueblos originarios.  Por lo tanto, su novela llamada En las Puertas de Anubis, tenía más de una razón para interesarme y además siempre la vi solo en esos bellos tomos mencionados.  Como la plata que tenía la ocupaba en otros autores (por lo general Stephen King, je), perdí todas las oportunidades de aquel entonces para tenerlo.
    Yo era ayudante en la universidad del curso facultativo, o sea, electivo, en la universidad, sobre Ciencia Ficción (me parece que fue el primero en su tipo en hacerse a nivel universitario, que además llevaba nota, así que influenciaba en la concentración final de calificaciones).  A lo mejor ya he contado al respecto, sin embargo, como mi memoria es frágil lo menciono aquí: estuve en el primer semestre en que se impartió, aprobándolo con nota máxima 7,0 y de ese modo me ofrecieron la ayudantía (claro que esta era ad honorem, aunque yo dichoso con ello).  Estuve como dos semestres más acompañándolo y de puro tonto abandoné mi labor.  El profesor se llamaba Juan Espinoza, muy sencillo para el erudito que era y poseía una colección enorme de joyitas que me inspiró para hacerme la mía (claro que él no tenía cómics, ni figuritas).  No recuerdo si fue el primero o segundo año en que estuve con él, cuando me invitó a asistir junto a la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago, que se hace en noviembre o diciembre, si bien desde el estallido social de 2019 y ahora con dos años de pandemia, que no se realiza).  Yo alucinaba con los libros que habían como siempre, muchos de ellos en oferta, hasta que en un puesto tenían varios títulos de la citada colección... Dicen que soy muy transparente y supongo que por lo mismo, el profe Juanito se dio cuenta de cómo babeaba frente a las joyitas que tenía frente a mis ojos. 
 
     -Elige el libro que quieras- Me dijo- Yo te regalo uno.
 
     No sé qué tanto me costó decidirme y solo tengo la certeza, je, de que al final me llevé uno de Tim Powers.  No obstante, se trataba de otra de sus obras, La Fuerza de su Mirada, cuyo evocativo nombre me sedujo más y con ello su todavía más preciosa portada (que más adelante un amigo perdió, por querer cuidarla al habérsela prestado y luego no recordó dónde la había dejado).
     Hoy en día solo Gilgamesh edita en español esta novela, aunque solo llegan sus libros por ediciones especiales y más factible sería encargarlo por Buscalibre.
     Por cierto: De su argumento solo sé que trata de viajes en el tiempo. Y, por último, puedo decir que esta historia está considerada entre las 100 mejores novelas de fantasía, según el prestigioso especialista David Pringle (que hace años leí su ensayo al respecto, si bien como es típico en mí, olvidé detalles al respecto).
 
Nota: Me acabo de dar cuenta que ya conté antes mi historia con el profe Juan Espinoza y nuestro viaje a la FILSA y fue para la entrega número XIII de esta serie de posts (del año pasado no más); no obstante, como esta vez doy más datos al respecto, la voy a dejar acá.

Lectura de playa actual.


8 comentarios:

  1. ¡Excelente post, me encanta la serie de Pecados de Omisión! Con respecto a este post, tengo el libro de Aldiss, pero no le he leído, siempre me intrigó, porque quise leer primero de el Wells, que tampoco leí! En fin!!!! Y menos que menos tengo el de Tim Powers. Los pecados de omisión dan ganas de leerlos todos, porque han sido títulos clásicos de aquellos años. ¡Y costaba comprar libros!

    Saludos,

    RICARDO

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    1. Fíjate que me tomó harto tiempo escribir esta entrega, pero valió la pena. Me alegra te gusten estos textos, que sería interesante saber cuáles son los pecados de omisión de las demás personas ¿No?

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  2. Mi caso es raro, porque no tengo pecados de omisión, porque simplemente no tuve recursos como para decir "por qué no compré ese libro". Pero si me pasó algo remotamente conectado con esto, ahora con la pandemia.
    Soy aficionado a las colecciones que aparecen en los quioscos, y así pude comprar muchas novelas históricas (que es mi género literario favorito), y de repente, alguna que otra enciclopedia o atlas. Pero justo cuando se decretó el encierro el año 2020, salió una colección de mapas históricos, que me pareció muy interesante, pero no pude ir a mi quiosco habitual en el momento en que apareció por el encierro (que en todo caso, creía que iba a ser un par de semanas o un mes a lo sumo), y nunca me preocupé por tener el teléfono de la dueña del local (craso error). Así que cuando por fin pude salir e ir al local de marras... ya iba en el número 23. Afortunadamente la señora ha podido conseguirme más números, y me faltan "sólo" doce (de 40), pero veo extremadamente difícil poder conseguirlos. Ah, y se me olvidaba, que en esa época yo tenía un total desconocimiento de las compras en línea (debido a una total desconfianza en ese sistema), así que no las encargué por internet. Otro craso error...
    Por otro lado, ¿no tendrás historias sobre tesoros que has encontrado? Bueno, ahora que casi no hay librerías de viejo es casi imposible que ocurra, pero pueden darse situaciones en donde los astros se alineen.
    Nos vemos.

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    1. Gracias por compartir tu experiencia, que me ha encantado leer tu historia real y personal. Me da la impresión de que estuviste más encerrado que yo... ¿De qué país eres?
      Los Pecados de Omisión no son solo sobre libros que de puro tonto no compré, que hay casos que he contado en esta serie donde el tema económico igual influenció (como lo que pasó acá con el libro de Powers).
      Eso que me preguntas me da una muy buena idea, que no tengo específicamente posts con ese tema; sin embargo, en varias entradas me he referido a esos "tesoros" que he pillado (por lo general en locales de venta de libros usados o puestos callejeros o de comercio "informal", como lo que llamamos "ferias" y "persas"); esas memorias las he compartido por lo general bajo la etiqueta de "Elegía", cuando he querido honrar a un artista recientemente muerto, como me pasó con Anne Rice.
      Por cierto: En Chile tenemos muchas "Librerías de Viejo", incluyendo sitios donde encuentran varias tiendas de este tipo al lado de la otra. También tenemos "Ferias del Libro Usado", que se hacen en verano.

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  3. Soy de Chile, pero vive conmigo una tía de 89 años, así que más que por mí, temía por ella; por eso no salí hasta que fue absolutamente obligatorio.
    En cuanto a no tener un libro en las manos y no comprarlo por un tema económico, me parece más una desgracia que un pecado...
    Aquí en Concepción queda una sola librería de viejo, a la cual paso de vez en cuando, pero no encuentro nada particularmente raro (en el sentido de poco común), no como antes, cuando encontré el Quijote Apócrifo, que mi hermano estuvo buscando por más de una década (es el único libro que realmente me envidia, je, je). Lo que sí hay, recientemente, es una librería llamada "Bookfail" que vende a mitad de precios libros descartados por fallas mínimas (como parte de una hoja mal impresa, o una tapa mal cortada), así que ahí se puede encontrar alguna sorpresa. Lo único malo es que los libros están por título, no por autor.

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    1. En efecto no poder comprar un libro por problemas de plata es una desgracia y no un pecado, yo me expliqué mal (disculpa).
      Ahora que mencionas "El Quijote Apócrifo", debo incluirlo en mi lista, así que gracias por recordármelo.
      Qué interesante la librería que me mencionas.

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  4. De Tim Powers estaba leyendo "En costas extrañas", pero lo abandoné y no lo he retomado. No porque fuera malo, sino porque me puse a leer a Pratchet y me absorbió bastante. Sin embargo, el protagonista me parece que tiene elementos de "Gary Stu" y ya sabes que eso me aleja mucho de una historia. Aclárenme algo, por favor: ¿Qué es eso que llaman "Librería de viejo" allá en Chile?

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    1. Es una tienda de libros usados, también llamados de segunda mano

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