Los cinéfilos ya con unos buenos años a
cuestas (o décadas para ser más precisos), que habitamos en estas latitudes nos
despertamos con una triste noticia: sumado a la pérdida este año de Max von Sydow, Ennio Morricone y Chadwick Boseman (bueno, hay otros nombres más por
ahí, sin embargo no tienen mayor trascendencia para mí), el mundo del cine
acaba de despedir a otro de sus genios, el actor Sean Connery. 90 años tenía al partir y desde la década
pasada había dejado la vida pública, que en la práctica nada se sabía de él
desde que filmó su última cinta: La Liga de los Hombres Extraordinarios,
sobre la primera parte de la novelas gráficas de Alan Moore y Kevin O' Neill.
El papel que lo llevó a la fama fue el de
James Bond, personaje salido de la pluma de Ian Flemming y del cual llegó a
realizar nada menos que entregas 7, siendo su versión la más famosa del agente
secreto. Por mi parte, nunca me vi dichos filmes, al menos hasta hora (Nunca
digas nunca jamás reza el título de una de las cintas del personaje, la
última que hizo encarnando a 007 en 1983), pero no por eso el histrión dejó de
estar presente en mis recuerdos y mi vida como amante del séptimo arte; y es
así que desde mi adolescencia, que Sean Connery forma parte de muchos de mis
recuerdos más preciados y por todo eso y lo que significa en general para tanta
gente, es que quiero dedicarle estas palabras.
Lo conocí cuando estrenaron Indiana
Jones y la Última Cruzada, que acá llegó con atraso un año después de
su debut mundial (1990 en vez de 1989).
En ese tiempo no iba al cine, pues no tenía con quién ir, así que me
quedé con las ganas de ver ese blookbuster considerado por muchos como la mejor
entrega de la trilogía original. Tuve
que esperar a que saliera en VHS y cosa inaudita para mí en aquellos años,
cuando arrendé la cinta la vi al menos dos veces; al siglo siguiente salió la
remasterización para DVD y desde entonces he gozado de ese largometraje y, como
no, de la actuación de nuestro artista un montón de veces.
Por aquellos años compraba dos revistas de
cine, la primera de ellas Cinegrama y de ese modo entre las filmografías
de un montón de estrellas que aparecían en sus páginas, pude saber más de quien
hoy despedimos. Y entonces se anunció
con bombos y platillos la salida al video casero de Highlander
(1986)... A la fecha aún conservo el afiche grande que tengo de dicho filme y
que creo fue mi abuelito quien me lo enmarcó en madera, junto a varios otros
que tenía de la dichosa revista. Fue así
que no solo llegué a conocer y contemplar por primera vez una de las tantas
grandes producciones de fantasía ochenteras, sino que conocí a uno de sus personajes más queridos:
el noble inmortal Juan Sánchez Villa-Lobos Ramírez. Este papel suyo me encantó más todavía,
galante, sabio y español más encima (sí, soy un hispanista ¿Y qué?); cabe
mencionar que el carácter de maestro de este sujeto (no en el sentido
pedagógico, sino en el de ser un guía espiritual para alguien), sería valioso
para mí y no dejaría de conectarlo con otro trabajo suyo que sería mi favorito
de su larga carrera, en especial por las memorias que me trae. Por cierto, poco tiempo después nos
reencontramos con el español en Highlander II (1991), secuela
olvidable, pero que al menos nos dejaba reencontrarnos con el querido guerrero.
En Highlander. |
De principios de ese decenio en el cual
viví mi adolescencia en sus primeros años, tengo un especial cariño por El
Curandero de la Selva (1992), una cinta de carácter ecológico que lo reunió con
el director de Highlander I y II y que además posee
preciosos paisajes naturales del Amazonas.
Para ser sincero, lo que más aprecio de dicho título, que no me he
repetido en mi vida como adulto, viene a ser su estupenda banda sonora de Jerry
Goldsmith y que me compré en su edición en cassette de Varese Sarabande por esa
misma época (que los vendían rebaratos en la desaparecida Feria del Disco); no
sé cuántas veces escuché dicho soundtrack, cuando la idea del MP3 era parte de
los sueños de la ciencia ficción.
Vi muchas otras películas donde participó
Connery, no obstante como aquello fue durante los últimos años del siglo pasado
en mi juventud y nunca me las repetí, no tengo mayor registro mnemónico de
ellas: El Nombre de la Rosa, Los Intocables, El
Último Caballero, La Casa Rusia, A la Caza del
Octubre Rojo, Sol Naciente, La Roca (esta
última la recuerdo un poco más, porque me gustó mucho) y algunas más. No creo haber visto su cine anterior a la
mencionada Highlander, salvo el clásico de ciencia ficción Zardoz
(1974), que el profesor del Facultativo de Ciencia Ficción que hacía, Juan
Espinoza me prestó cuando yo era su ayudante.
En los noventa, mi Edad Dorada referida a
mi etapa como estudiante universitario, fui en vacaciones de verano a ver Corazón
de Dragón (1996), donde le ponía la voz a la mágica criatura
coprotagonista de la historia. Menos mal
que en ese tiempo, todavía no llegaba la tendencia de exhibir casi todo doblado
al español, así que pude escuchar con estupendo sonido su potente vozarrón y
por medio del cual (recién me vengo a dar cuenta) volvió a hacer del maestro
del protagonista. No está de más decir
que gocé mucho de este filme de fantasía, el cual hace rato que poseo en mi
colección original de blu-ray.
Me acuerdo de las ganas con las que acudí
al cine a ver Los Vengadores (1998, así que no me estoy
refiriendo a las adaptaciones sobre los cómics Marvel, que esto ocurrió mucho
antes de que se cumplieran nuestros sueños más ñoños), o sea, la versión para
el cine de la serie homónima inglesa de los sesenta; el tráiler (que todavía no
se usaba ese término en la lengua española) era alucinante y más encima
trabajaba un trío de tremendos artistas: Uma Thurman, Ralph Fiennes y el
mismísimo Sean Connery haciendo de villano...¡El filme fue un bodrio y hoy
nadie lo recuerda! (yo creo que sus actores debieron renegar de tal desperdicio
de talentos). Así que ven, en su larga filmografía el propio Sean Connery
también tiene unos cuantos yerros, que nadie es perfecto, ni siquiera alguien
que bebió del Santo Grial, tuvo la Excalibur en sus manos, fue un héroe
legendario en Sherwood, se hizo inmortal y más encima agente secreto al
servicio de Su Majestad.
Y llegamos a Educando a Forrester (2000),
hermoso drama, que casi me pareciera fuese ayer. No la he vuelto a ver en más de 10 años y aún
así la rememoro como mi película favorita de nuestro actor. Homenaje al
hermético escritor J. D. Salinger, trata sobre un joven talentoso de origen
humilde que conoce a su autor favorito, un artista retirado y misántropo que se
vuelve su sensei. Como amante de la
literatura y educador, dicha obra me llegó al corazón, aunque también me es tan
significativa porque la fuí a ver un viernes de invierno (¿O fue otoño?)
después de hacer clases, cuando acostumbraba asistir al cine junto a alguien
muy valioso para mí y que hace tiempo ya que no está conmigo. Aquella ocasión
disfrutamos mucho tal largometraje y estuvimos comentándolo felices en el
Shoppdog, donde íbamos seguidos...Fueron lindos esos tiempos juntos y de vez en
cuando como ahora me embarga la nostalgia, cuando Sean Connery se hace parte de
dichos episodios de mi vida.
Lo último que vi del actorazo por quien
cuento estas cosas, fue justamente la mentada La Liga de los Hombres
Extraordinarios (2003), la que se supone fue su despedida a la pantalla
grande. Era octubre y estaba celebrando
el Día del Profesor en la famosa Cuca, también un viernes y tenía concertada
una cita (la segunda la verdad con la misma persona) y me apuré por abandonar
el lugar para no llegar atrasado. La
verdad es que no me gustó mucho el espectáculo, quizás porque tenía más bien
puesto mi atención en mi acompañante (aunque ni siquiera nos tomamos la mano en
la oscuridad de la sala); cuando terminó, nos fuimos a servir algo para
comentarla y conocernos más...En aquella época era más tímido y menos directo
en ocasiones como esta, así que no fructiferó dicho encuentro y no nos volvimos
a ver. La película tampoco me la he
repetido, que estuve a punto de comprármela en un pack con otras pelis sobre
cómics. Por cierto, a Sean Connery no le gustó el resultado de tal obra y no
falta quien le echa la culpa a ese título y a sus responsables de haber perdido
"antes de tiempo" a la estrella.
Para terminar, me voy a poner a revisar la
filmografía de este genio del séptimo arte, que estoy en deuda con él. Y solo espero que este maldito 2020, que está
solo a dos meses de acabar, no nos quite más gente valiosa.
Uno de los tantos homenajes en video a Sean Connery.