jueves, 9 de mayo de 2024

Pecados de Omisión XVII


1. Las Setas no sangran.
 
    Brian Lumley es un escritor de literatura de terror que, hasta donde yo sé, comenzó su carrera en el campo de terror creando "nuevos mitos de Cthulhu".  Es así que muchos de sus primeros textos, entre cuentos y novelas, corresponden a historias y novelas inspiradas y/o basadas en la obra de Lovecraft, con sus dioses infernales monstruosos y viscosos.
    Supe del mentado escritor gracias a mi querida revista Fangoria, a principios de los noventa, cuando su humilde servidor era solo un muchacho; recuerdo que la publicación especializada, o, mejor dicho, sus traductores y editores españoles, no hablaban muy bien de este artista y al que encontraban irregular.  Pese a lo anterior, me atrajo su narrativa y me prometí en algún momento adquirir algo suyo.  Tuve de él Las Crónicas Necrománticas, en preciosas ediciones empastadas con sobrecubierta y no las adquirí cuando estuvieron a buen precio.  Muchos años después, en la mismísima Librería Chilena (uno de los lugares del cual les he hablado harto, en esta serie de recuerdos y que, luego de un par de años, más o menos, rescato) llegó el volumen del cual ahora les cuento.
   Se trata de una colección de relatos, cuyo ominoso título me fascinó altiro.  Lo tuve en mis manos al menos un par de veces, muy barato y, sin embargo, pese a todo, nunca me lo llevé conmigo.  Craso error, porque Lumley no es alguien muy traducido en nuestra lengua; así que es difícil conseguirse algo suyo.
    Ignoro o, mejor dicho, no recuerdo si alguna vez habré leído algún texto suyo, en una que otra antología.  En cambio, mi amigo Miguel Acevedo, quien lo adora desde joven, apenas vio el libro lo compró y me avisó: "¡Cómpratelo!" me lo repitió varias veces y cuando lo leyó quedó muy a gusto... Y aquí me tienen confesándoles este atroz Pecado de Omisión.
 
2. Intensidad:



    Dean Koontz es un popular y prolífico escritor de literatura de terror y suspenso que, a menos que me equivoque, empezó su carrera dedicada a la narrativa de ciencia ficción y por medio de cuentos (tengo algunos de esos relatos, en uno que otro tomo de viejas selecciones del género, de Bruguera y/o Acervo; sacadas de revistas especializadas como The Magazine of Fantasy & Science Fiction, ille tempore, así que debió comenzar muy joven).  A diferencia del anterior, Briam Lumley, ha sido publicado con vastedad en la lengua de Cervantes, si bien varios de sus títulos hoy en día están descatalogados en nuestro idioma.
    En más de una ocasión se le ha comparado con Stephen King, aunque de forma odiosa y menospreciándolo.  En mis años mozos, vi muchos de sus títulos en librerías, llamándome la atención los nombres de sus trabajos, así como las portadas.  Pero fue más gracias a la mentada Fangoria, que supe mayormente de él; si bien en ella los mismos que ninguneaban a Lumley, lo hacían con Koontz.  Pese a lo anterior, me compré varios de sus escritos y también algunas de las antologías que adquirí en dicha época, traían relatos suyos.  A lo recién mencionado, se debe agregar que había al menos un par de filmes basados en sus novelas, lo que me entusiasmaba más.  Disfruté mucho su narrativa breve y en especial sus novelas El Lugar Maldito y Servidores del Crepúsculo.
    Era ya la segunda mitad de los noventa, cuando Fangoria volvió a nuestra lengua en una nueva etapa, esta vez incluyendo CD-ROM con variado material audiovisual (por aquel entonces esa tecnología, en la actualidad obsoleta, era el último grito de la modernidad).  La verdad es que no fueron muy de mi agrado dichos números, que no fueron tantos, así que tontamente no compré todos (otra tontera e ignorancia mía, otro pecado de omisión).  Y entonces me enteré de una nueva producción basada en un libro de Koontz, llamado Intensidad; a menos que me equivoque, correspondía a un telefilme (que no los desprecio, pues hace rato que la tele hace grandes títulos y un ejemplo de ello es El Diario de Ellen Rimbauer).  No he visto esa obra y, como ya lo deben tener claro, nunca me compré el libro; estuvo por un buen tiempo en la Librería Chilena, el sitio del que ya les he hablado harto por acá y donde compro desde mi adolescencia.  Lo tuve muchas veces a mano y llegué a comprar un ejemplar por allá entre 2001 y 2002, aunque no para mí ¿Por qué no me quedé con esa adquisición? Pues resulta que entonces, en el comienzo de mi labor docente, trabajaba en un humilde colegio y en el cual era costumbre que
los profesores le diéramos un regalo, salido de nuestro propio bolsillo, al alumno o alumna más destacado o destacada de nuestra asignatura, cuando dicha persona estuviera en la ceremonia de su finalización del periodo escolar; yo tenía una alumna muy buena, a la que le hice clases sus dos últimos años y como le gustaba leer, no dudé en comprarle ese volumen que estaba barato más encima.
  
3. La Parábola del Sembrador.



    Octavia Butler es una de las escritoras más renombradas en la ciencia ficción (si bien ya falleció) y, más encima, de las afroamericanas más destacadas que se han dedicado a ese género.  Nunca la he leído, aunque tengo entendido que no solo era buena en lo que hacía, sino que procuraba hablar de sus propias raíces y comunidad en sus escritos, algo que bien me atrae; tal vez en una antología haya disfrutado de algo suyo, algo que no puedo asegurar, en todo caso.
    Era 2018 ó 2019 y con una amiga a la que quiero mucho, si bien tristemente nuestra relación se diluyó a partir del año pasado (ella ignoró mi invitación a mi último cumple y nunca se volvió a comunicar conmigo, pese a que yo sí estuve en el suyo), asistí a una feria del libro en el que la pasamos estupendo.  Era un evento dedicado a las editoriales chilenas independientes; algunas de estas pequeñas empresas, habían hecho sus propias traducciones y ediciones de autores y títulos no considerados por las grandes compañías; y así fue cómo me encontré con esa pieza, que tengo entendido es maravillosa.  Recuerdo que me la pensé mucho, que su valor era aceptable, sin embargo, no me acuerdo de cómo en esos mismos momentos me enteré de que la traducción no era muy buena y entonces tuve una razón de peso para no desembolsar el dinero.
 
4. K-Punk de Mark Fisher
 
    Como de forma paralela, algunos amigos me contaron de este filósofo contemporáneo ñoño; por lo menos lo hicieron un par de ellos.   Me hablaron de un tipo que abordaba "temas serios y profundos" analizando pelis y cómics populares, como la saga de Matrix y las aventuras de Batman; al menos uno de los anteriores se había comprado un libro con sus textos.... ¡Me lo recomendaron bastante!
    Fue en la misma feria del libro de la cual les hablé más arriba.  Tuve el dichoso volumen a mi disposición y la tentación fue grande, pero como el "formato" de la filosofía no es algo que me atrae mucho, al final desistí... ¡Y las vueltas de la vida! Años después, luego de una pandemia mundial, me leería y disfrutaría otro libro de filosofía, aunque no friki, este de mi amigo Jorge Lorca.

viernes, 3 de mayo de 2024

Un final agridulce.


     Este año terminó el show más exitoso y longevo del Arrowverse, The Flash, su segunda serie y que contó con 9 temporadas, llegando casi a los 200 capítulos.
     Fueron años hermosos, que le dieron gloria televisiva al Velocista Escarlata, acompañado de grandes personajes coprotagonistas y secundarios, fabulosos villanos y grandes momentos, que hoy en día podemos recordar con cariño y nostalgia.
    Como ha sucedido con otros espectáculos televisivos y/o para streaming hoy en día, el último año contó con menos episodios: De solo 13, en vez de los sobre 20 acostumbrados (bueno, igual son hartos, considerados la breve cantidad de lo que se hace actualmente y llegando, en muchos casos, apenas a la "miserable" cantidad de 10 por temporada).
    Al bajar la cantidad de capítulos, uno habría esperado una trama extensa, que se hubiese desarrollado a lo largo de la temporada, como era costumbre en los primeros años de The Flash.  Pero no fue así y en vez de eso, tuvimos dos historias extensas hasta cierto punto, una para el principio y otra para el final; y entre medio, tres episodios de relleno con argumentos autoconclusivos, si bien el mejor fue el último de esta triada, debido al inesperado regreso de un querido personaje y al que no veíamos desde hace años.
    Dentro de lo mejor de este final para la versión televisiva, en live action, del "Hombre más veloz de la Tierra", se encuentra el uso de otros personajes del Arrowverse, de series ya acabadas/canceladas y que, a menos que me equivoque, llegan a ser unos 4 en total.  El primero de ellos, resulta toda una sorpresa y no quiero decir quién es; si bien, me atreveré a decir de que se trata de alguien venido de cierto lugar gótico.  Puedo contarles, que resulta ser un potente comienzo de temporada, que nos mantiene tensos respecto a la identidad del nuevo villano (sacado o inspirado en cómics más actuales, pertenecientes al Multiverso DC); sin embargo, resulta cómica la escena en la cual vemos sobreactuar a la actriz invitada, al punto de verse como toda una malosa de opereta.
    Luego, tras la primera parte de esta novena temporada, llega el primer episodio de relleno y que resulta ser una verdadera mugre, mal escrito y sin relevancia (de seguro el peor capítulo de The Flash).  Centrado en un terceto de personajes femeninos, consistió también en otro retorno de un metahumano de años previos y que pretendió ser gracioso; aunque no lo consiguió y, en cambio, de seguro todo el proceso de verlo (para quienes lo aguantamos completo) fue tedioso para muchos espectadores.
    En cambio, el segundo capítulo de relleno fue mucho mejor, aunque tampoco se trata de una pieza magistral.  Lo mejor de este, al menos dentro de lo que puedo recordar, viene a ser que nos volvemos a encontrar con un querido personaje de Supergirl (la serie también perteneciente al Arrowverse, no al cómic... ¡Que hasta donde yo sepa, esta versión de la superheroína no es apoyo de las aventuras de la kryptoniana!).



   El tercer y último capítulo de relleno, viene a ser no solo el más logrado, sino que también el más emotivo y el más significativo dentro de la continuidad de la serie.  Sin ánimo de hacer spoiler, me atreveré a decir de que se trata del regreso otro personaje, largo tiempo sin verse; en todo caso, corresponde al mismísimo personaje cuyo éxito promovió el nacimiento del Arrowverse (supongo ya saben a quién me refiero ¿No?).
    La última parte de esta novena temporada y final de The Flash es lo mejor de ello, aunque pudo ser mejor: Muchos regresos, un verdadero festín para el seguidor incondicional del programa tras tantos años.  No solo vuelven un montón de villanos, algunos de ellos parte de los años más gloriosos del show; también lo hace un personaje muy querido del principio de la serie y al que no veíamos (a menos que me equivoque) desde un bello capítulo de la segunda temporada (igual debo reconocer que me impactó ver el paso del tiempo, en el actor que interpreta a este personaje, para mí el hombre más hermoso de todos los que actuaron en The Flash y que, francamente, no creo haya envejecido muy bien en comparación con otros de su generación… ¡Y solo tiene 41 años, mucho menor que yo!).  La trama iba muy bien, que todo llevaba a nuestros personajes al desastre y uno solo quería saber cómo salvaría a todos (otra vez) Barry... ¡Y entonces solo convence, en unos cuantos segundos, al villano para no provocar la hecatombe! Un verdadero chiste, la verdad, en la práctica un deux ex machina y que corresponde a un recurso facilista, para salir de una situación que el o los guionistas no sabían (n) cómo resolver.
    El final de la historia mencionada arriba, armada en cuatro capítulos, tuvo varios invitados estelares de antaño y teniendo en cuenta todos los que salieron a lo largo de la temporada, era de esperar que aparecieran los dos más extrañados por millones: En primer lugar, el buen Cisco, a mi parecer uno de los mejores personajes latinos de las series de televisión; en segundo lugar, el igualmente simpático Hombre Elástico. No sé qué habrá pasado con el actor que hacía del primero, quien, tras dejar el programa en la séptima temporada, nunca más volvió (una gran pérdida) y para mí Chester, su reemplazo, siempre fue una "versión barata" suya, quien nunca me convenció.  En cuanto al otro artista, hasta donde yo sé, lo cancelaron debido a ciertos comentarios que hizo no sé en qué circunstancias... ¡Qué atroz y caprichosa es esta tendencia, que promueve la intolerancia de quienes ven la paja en el ojo ajeno y no asumen la viga en el suyo!
    Por último, siempre me cayó bien Cecile, desde su debut y como alguien que pensé no iba a tener gran impacto en este espectáculo; me encantó su desarrollo a lo largo de la serie, no obstante, convertirla en superheroína me pareció ridículo.  Asimismo, tal como su eventual pareja romántica, Allegra tampoco me logró conquistar y me pareció un ejemplo más de meter a la fuerza a alguien de otra etnia en una producción audiovisual (hispana como Cisco, que creo no llegaron a coincidir en escena, aunque no le llegaba ni a los zapatos).  Por último... ¡Hasta que mostraron a la hija de Joe y Cecile! Aunque esto último fue un verdadero chiste, puesto que desde que nació, hace varios años ya, solo la mencionaban y cuando salió la actriz infantil seleccionado se desenvolvió mal y nunca más volvió a aparecer.
    Para terminar, de que fue decayendo la calidad de The Flash, en materia de guiones, esto me parece evidente.  Pienso que hasta la quinta temporada era magnífica (y mi favorita es la cuarta).  El resto me entretuvo, si bien tuvo muchos altibajos.  El problema (y lo que no entiendo) es que fueron incapaces de mantener un equipo solvente de libretistas y se nota que no se esmeraron en contratar o mantener a los mejores. Partieron muy bien, se mantuvieron así por años, no obstante, la situación se fue desgastando y en vez de acabar todo en su momento más álgido y con honores (como en Gotham o Person of Interest, que finalizaron redonditas sin nunca perder su rumbo), alargaron todo hasta el absurdo.  Bueno, al menos sus dos últimas temporadas no fueron mugre absoluta como pasó con Supergirl.
    Por cierto... ¿Volverá el Arrowverse?

lunes, 29 de abril de 2024

Trece


     El pasado de 24 abril este blog cumplió 13 años, 13 años de resistencia a la progresiva desaparición de un formato de red social, que a lo largo del tiempo me ha hecho ser testigo de la "muerte" de grandes páginas, lejos mejores que la mía; e incluso de algunas de un par de amigos "reales", con los cuales daba gusto compartir este medio y pertenecer solo nosotros tres, a este selecto equipo de divulgadores y "creadores de contenido".  Fueron tiempo sobresalientes en los cuales, incluso, tenía colegas mujeres con las cuales intercambiaba ideas y entre blogueros nos nominábamos para premios ad honorem.  Fue la época de la Guillermocracia, de mi compatriota Guillermo Ríos y que estaba llena de material, ideas e información que abarcaba diversas materias ñoñas y otras más intelectuales; la era de Léase a Plena Noche, proveniente desde Colombia y a cargo de su creador Mauro Vargas, un experto en el terror y del que aprendí mucho sobre libros y cine de mi género favorito; se trataba de los tiempos de Kindlegarten, venida desde la Madre Patria, uno de los más populares blogs que conocí, cuyo autor Tomás Rivera, talentoso, culto y sencillo me inspiró más que nadie; así fue también del reino compartido de mi amigo Eduardo Romero y su Cuchitril de Cidroq, quien desde México llevaba años llevando la batuta (antes de que yo comenzara mi propio proyecto), hasta que en 2018 un infarto provocó que lo perdiéramos, algo que sufrí bastante.
    Hoy recuerdo con nostalgia a todas esas direcciones que ya no están y a otras también, que sus propios gestores hasta eliminaron de la blogósgera, quizás por qué razones; me habría gustado conocerlos en persona o al menos haber hecho una videoconferencia, pues eran importantes para mí y siempre me ha sido gratificante ñoñear entre pares.  Solo la de Cidroq sigue en la Red, como su permanente legado de algo que lo hacía muy feliz y que pretendía enseñárselo a sus dos hijas, cuando ambas estuvieran más grandes; pues hasta el último de sus días siguió en lo suyo y la muerte se lo llevó demasiado pronto, cuando seguramente ni pensaba declinar.
     Bueno, al menos yo sigo acá todavía, quizás hasta cuándo, hasta que termine por desmoralizarme por completo del desinterés y de la ingratitud (siempre digo: mis amigos no me leen, pero sí leen a weones que no conocen y hasta los comentan), la salud me lo impida o la pega o los compromisos románticos me alejen de estos lares virtuales (todavía a los 48 años sigo soltero y bien quisiera tener a una persona a mi lado, a un verdadero par con quien compartir este pedacito de mi vida; no obstante así como voy...).
     Mientras tanto, no dejo de disfrutar el acto de comunicarme a través del Cubil, poder expresar cuán feliz me ha hecho el último libro que me leí o la última temporada de la serie que estaba viendo y recordar, lo mismo alguna película, a veces alguna obra de teatro o cómic leído.  Aunque suene repetitivo: Rememorar tanto recuerdo preciado.
    Al final, me he repetido como otras veces; pero es que cuando escribo, primero pienso lo que haré y luego está cómo me sale todo de forma espontánea ¿Para qué me voy a callar en mi propio "hogar"?
    Gracias a los que siempre están, a los que se pasan de vez en cuando y me hacen feliz con sus palabras.  No puedo dejar de mencionar a mi amigo Ricardo Ruiz, quien lleva mucho más tiempo que yo por acá, con Insomnia, una página dedicada a Stephen King, nuestro autor favorito; también a Eduardo Gacitúa, gran compañero en ñoñerías y a Jorge Lorca, otro amigo de importancia para mí, desde nuestra etapa universitaria en los noventa.  A Martín (sin apellido), que me deja grandes comentarios y me impulsa, lejos, a seguir acá y a uno o a un par de anónimos que también me demuestran que vale la pena el tiempo que le dedico a mi blog.
    Sigamos no más y a ver cómo se desarrolla este 2024 para el Cubil del Cíclope.

viernes, 26 de abril de 2024

Comida china al gusto occidental (gringo)

 


1. Lo que están por servirnos
 
   En 2014 apareció/se editó dentro del mundo occidental El Problema de los 3 Cuerpos (en su país original primero apareció por entregas en una revista durante 2006 y recién en 2008 salió en formato de libro), la primera parte de una trilogía de ciencia ficción "dura" (o sea, con muchos datos científicos verificables y/o verosímiles) del autor chino Cixin Liu.  Hace rato ya, que el género estaba produciendo grandes obras en el país de Oriente, no obstante, hasta entonces nada había llegado a otras tierras; de modo que la irrupción del libro, no solo se volvió una grata sorpresa, sino que detuvo la mirada de ñoños y gente del medio en esta nueva fuente de tremendas historias y, como no, de ganancias.  Tras la aparición de la segunda y tercera parte de la trilogía, que lejos superaron a su predecesora, quedó en el aire la idea de aprovechar su atractivo, para realizar una adaptación audiovisual suya.
     Ante las posibilidades de sacar provecho de estos libros, cuyos seguidores pedían una versión audiovisual, usando todo el despliegue de la industria gringa, era solo esperar que alguien en la industria comprara los derechos y se pusiera en la tarea de realizar la producción correspondiente.  Fue así que nada menos Netflix tomó la batuta (para bien o para mal) y se demoró unos cuantos años en llevar a cabo su proyecto.  Lo anterior se consiguió contratando a la dupla de David Benioff y D. B. Weiss, los mismos amados y odiados productores de la adaptación televisiva de Juego de Tronos, quienes se encargaron de darle forma; así fue como, a fines de marzo de este año, calzando casi justo con Semana Santa (un raro adelanto de Huevo de Pascua), apareció en streaming la primera temporada de unos ocho episodios.

2. El plato con los ingredientes adecuados para paladares no tan exóticos
 
    Los mismos chinos poseen su propia versión televisiva en live action de El Problema de los 3 Cuerpos, aunque tengo entendido (y por fuentes frikis entendidas en la materia) que resulta tediosa, pues han alargado lo suficiente la trama como para hacer que solo del primer libro, haya nada menos que treinta episodios (la verdad es que no he procurado en investigar qué tan cierto es esto).  Al menos, por mi parte, no tengo mucho interés en verla.
    Entre 2018 y 2019 me leí la saga de Cixin Liu y si bien me costó algo el primer volumen, que se pone tedioso luego de un potente comienzo (estuve a punto de dejarlo, al menos, unas tres veces), tras su impactante desenlace, me entregué por completo al talento de su autor y apenas pude me compré las siguientes partes, que desbordaron mi cabeza con ideas e imágenes que hasta hoy en día recuerdo fascinado.  Puedo rememorar con cariño uno que otro detalle, verdaderas maravillas de una ciencia ficción madura actual y muy científica, aunque, como siempre, se me escapan gran parte de sus elementos, que he olvidado hace rato... Por lo mismo, al verme esta primera temporada, no me molesté por los cambios que hicieron (en especial con la identidad étnica de los personajes); puesto que, en su mayoría, fue algo nuevo para mí la trama de esta producción.
     La Trilogía de los 3 Cuerpos, no solo es una tremenda obra producto de esta época y de una mente prodigiosa, sino que corresponde a un trabajo literario complejo" que no sería del gusto de las masas a menos que se le simplificara y se le diera una cualidad tan propia de Hollywood (drama + espectacularidad); es cierto que el trabajo de Cixin Liu, posee todo lo anterior y más, pero una cosa es cómo lo hace con las palabras y otra cómo se consigue estos con imágenes y un guión que debe lograr acaparar la atención del público, sin ser tan denso como para conseguir mayores adeptos y ganancias (no estamos hablando de películas rusas de ciencia ficción de Tarkovsky, sino de un producto Netflix).
    Debido a lo anterior, solo el comienzo y ciertas partes de la serie transcurren en China; el resto se encuentra ambientado en Occidente- claro, en todo caso- en países del llamado " Primer Mundo".  Por lo mismo, solo una porción menor de los personajes es china y el resto responde a la tendencia actual de tener un casting multirracial, que incluyen, como no, a un afrodescendiente, un indio y a una latina.
   Por otro lado, considerando el carácter más lento del primer libro, que podía aburrir a las masas, se tomaron varios conceptos y acontecimientos del siguiente tomo, El Bosque Oscuro, lo que logra hacer mucho más dinámico todo (claro que, hasta el momento, no han explicado de qué va esta noción tan ominosa, que da nombre al segundo texto).

 
3. Lo que nos ofrece el chef
 
    Ya he hablado bastante de la serie, que igual me quedan unas cuantas cosas que decir al respecto... ¿Pero de qué va todo y por qué razón se llama así?
    La historia comienza en una de las décadas más vertiginosas del siglo pasado: Los años sesenta.  En esa época China está pasando por la espantosa Revolución Cultural de Mao, que pretendía eliminar todo vestigio de influencia occidental en dicho país; proceso violento que, en todo caso, comenzó en los años treinta y que significó, entre otras cosas, que científicos y artistas se vieran obligados a dejar de lado teorías y tradiciones provenientes del "enemigo" (bajo pena de muerte si no obedecían).  Es debido a lo anterior, que la hija de un connotado profesor universitario, víctima atroz de este proceso, se ve obligada a participar de un proyecto secreto del gobierno y que significa nada menos que entrar en contacto con inteligencias extraterrestres; la mujer lo consigue, aunque para todo el planeta significará exponerse a una civilización avanzadísima y avasallante.
    En el presente un grupo de amigos científicos se ve expuesto a varias circunstancias terribles: primero, una de ellos se ha suicidado por motivos muy extraños, luego de dos del mismo equipo sufren de una ominosa persecución, que pretende forzarlos a dejar sus carreras más que promisorias y, para rematar, por último uno de estos ha desarrollado un cáncer fatal.  Un par más sufrirán sus propias cuitas, aunque sin dejar de estar acongojados por el resto.
    Paralelo a lo anterior, un detective contratado por una poderosa institución, de la que nada se sabe en primera instancia, investiga la muerte violenta de varios científicos.
    El camino de todos los anteriores, partiendo por la hija del profesor, que cayó debido al régimen de Mao, ahora ya una anciana, se unen.  Y es que, poco a poco, va haciéndose público la llegada de una especie alienígena dentro de cuatrocientos años, que podría significar el fin de la humanidad... Cabe mencionar que estos seres, pese a su distancia aún muy lejana, poseen medios para mantener contacto físico con los terrestres; recursos extraordinarios que parecen mágicos y que son aterradores.  Por otro lado, los futuros colonizadores y conquistadores tienen un montón de partidarios entre los humanos, lo que provoca un conflicto mayor que, como no, está llevando a la confrontación de los dos bandos.
 
4. Aperitivos
 
   Dentro de los actores que participan en el programa, nos encontramos con al menos un cuarteto de caras conocidas, que da gusto volver a verlas (la mayoría después de un buen tiempo).
    En primer lugar, tenemos a Rosalind Chao, la única fémina de estos cuatro, actriz que se robó mi corazón ya en mi juventud, cuando la conocí en su papel de Keiko, la adorable esposa de Miles O' Brien, el oficial de ingeniería de Star Trek: The Next Generation y luego jefe de dicha disciplina en Star Trek: Deep Space Nine.  Años han pasado ya, desde aquellos tiempos; pero que yo sepa, no está tan "vieja" como para verse en realidad así y supongo que su caracterización tiene mucho de maquillaje y, como no, de su propia interpretación.
    Luego tenemos a Benedic Wong, quien logró darnos a un simpático Wong en el UCM, desde que fue introducido a esta serie de producciones en Doctor Strange.  Su rol no puede ser más diferente que aquel que le dio fama, ya alejado de su faceta de comedia (que le sale tan bien).
    Por último, los creadores de esta adaptación, no podían dejar de ser leales a los artistas que les dieron sus glorias pasadas en Juego de Tronos y debido a ello, tenemos de vuelta a Liam Cunningham y a John Bradley-Wesr.  El primero en su madurez, regio tal como de joven era un hombre muy guapo (lo recuerdo de un estupendo thriller de Dario Argento, El Jugador, de 2004, y en verdad era bellísimo) y el segundo, quien nos demuestra su versatilidad y nos concede a un personaje ñoño, que a más de alguien lo hará feliz en cierta escena.
    Y ya es hora de hablar de los personajes ¿No? Todos estos aparecen en los libros, aunque a muchos de ellos les cambiaron los nombres, su etnia y género para occidentalizarlos (en todo caso, apenas recuerdo sus versiones originales).
 
Ye Wenjie: Sufrió la pesadilla de la Revolución Cultural China y eso le creó un sentimiento de misoginia tal, que la llevará a traicionar a la Tierra, provocando los espantosos efectos que aquí veremos.  Pese a la dureza de sus decisiones, no es difícil sentir simpatía por ella, ya que en esencia no es una persona malvada.
 
Agustina Salazar: Ha desarrollado una tecnología de nanofibra de proporciones increíbles, la cual es usada de dos formas distintas en la serie, demostrándonos cómo un buen invento puede tener diferentes destinos, benignos o no, y comprometiendo con ello la responsabilidad de su creadora.
 
Jin Cheng: La otra "cerebrito" del grupo, quien se dedica a trabajar para la organización que pretende defender a la Tierra de sus enemigos.  Tiene varios conflictos de interés con sus jefes, pues las cosas no son blanco y negro en este drama.
 
Jack Rooney: El millonario del grupo, está sometido como otros de su estirpe al control del otro bando, lo que acabará con uno de los momentos clave de esta historia (sorpresivo y que se ramificará con serias consecuencias).
 
Will Downing: Otro científico, quien está llamado a tener el destino más impresionante de todos.  Jack lo considera su mejor amigo, algo significativo para los derroteros que tomará esta historia.
 
Saul Durand: Quizás el más hedonista del grupo, simpático, aunque también débil, no le ha sacado provecho a su inteligencia sobresaliente; no obstante, otros sí se han fijado en su capacidad y lo que lo llevará a involucrarse más de lo que desea, en los acontecimientos que están desarrollándose.
 
Thomas Wade: El hombre misterioso, detrás de la organización mundial que está a cargo de la defensa de la humanidad.  Realiza su labor con una rigurosidad sorprendente y para él trabajarán los amigos ya mencionados.
 
Clarence "Da" Shi: El detective que también labura para el anterior.  Un sujeto noble, quien demuestra ser muy bueno tratando a genios esquivos.

 
5. Terminando de saborear todo
 
    Una trama tan compleja y pretenciosa (además de bella) como la de El Problema de los 3 Cuerpos, la tenía (y aún la tiene) difícil a la hora de ser llevada a la pantalla chica o grande: Muchos personajes, acontecimientos bastante complicados para representar visualmente de forma creíble, escenarios varios e ideas científicas no muy fáciles de hacer sencillas para el público masivo... Todo ello sumado a un montón de seguidores ñoños, muchos de ellos dogmáticos como los fanáticos del fútbol y que esperarían que todo fuese exactamente igual, a la imagen mental que se hicieron de estos libros cuando los leyeron.  Pero el deseo anterior no puede ser posible, ya que se trata de expresiones artísticas distintas y cuando se trata de un medio masivo como la tele o el cine, lo estético debe unirse a los fines de lucro y para ello el producto final tiene que ser más simple (a menos que estemos hablando de "cine de autor" y no es este el caso).
    Al menos a mí me convenció y gustó esta adaptación ¿Pudo ser mejor? Claro.  No obstante, considero esta temporada como una especie de prólogo, para algo que a futuro nos podría sorprender gratamente y es que los acontecimientos más increíbles de los libros aún están por contarse (de hecho, para mí y para muchos, El Fin de la Muerte es lejos la parte más sobresaliente y cuando me refiero a ello, estoy haciendo mención del último volumen de la trilogía).
    La elección de actores me agradó y, a diferencia de los ñoños yihadistas, no me molestó que la mayoría no fuesen chinos.  Sus actuaciones me convencieron y en más de una ocasión me emocionaron.   También, teniendo en cuenta el material original, esta adaptación se encuentra llena de escenas formidables, que ya han conseguido dramatizar muchos hechos extraordinarios, no "vistos" antes en la ciencia ficción y se nota que invirtieron bastante dinero en esto.  A lo anterior, todo lo relacionado con la Revolución Cultural China está hecho con mucho cuidado, que la credibilidad histórica es primordial también.
   Un solo pero tengo: Tan bella presentación de los créditos de apertura, acompañada de la música preciosa de Ramin Djawadi, y solo la podemos ver completa en el primer episodio, que después los muy hideputas solo usaron una pequeña parte en el resto de su primera temporada.

    
Intro

viernes, 19 de abril de 2024

Es un placer leer (te).


1. Vamos, vamos, que se puede.
 
    Tras la finalización de Abarat, la primera entrega de fantasía, supuestamente juvenil, de Clive Barker, el lector queda con unas ganas tremendas de leer la continuación. Es así que el escritor complació a sus seguidores en 2004, publicando su secuela y titulándola de un modo muy sugerente: Días de Magia, Noches de Guerra. De ese modo, bien podemos saber cómo sigue el viaje de su protagonista, Candy Quackenbush, a través del maravilloso archipiélago que le da nombre a la saga; continuación que lejos no solo complacerá a su público, sino que superará todas las expectativas que podamos llegar a tener al respecto.
    La admirable chica sigue en compañía de su nuevo amigo Malingo, hasta que la intervención de uno de los tantos enemigos que ha hecho también (sin proponérselo, claro), los separa; a partir de entonces, cada uno de ellos tendrá que seguir a solas (aunque no "en solitario", si se entiende) hasta que sus caminos se vuelvan a cruzar.
    Por otro lado, el también bueno de Fechorías junto a sus inseparables hermanos, (quienes solo aparecen luego de cerca de doscientas páginas, sin saber de ellos) realizan su propio periplo, en busca del único hombre que podría ayudar a mejorar el equilibro de poderes.
    Y, por otro lado, tenemos a Carroña, supuestamente el principal villano de esta serie (estemos atentos a su desalmada pariente), se dedica a seguir armando un pavoroso plan para que llegue la noche eterna a Abarat.
     Todos estos destinos deben unirse de una vez por todas, porque héroes y villanos poseen un papel significativo en el futuro de la isla. Algo grandioso, plagado de sorpresas y horrores, se está cociendo y nada menos que el llamado Más Allá, por igual tomará una inesperada participación.
 
2. Apreciaciones personales.
 
    Esta segunda parte no solo es algo más extensa que la anterior (sobre las 400 páginas), sino que, como ya dije más arriba, es considerablemente superior a su predecesora.
   Los personajes que ya conocimos logran crecer bastante, al punto de que se van volviendo individuos más complejos y admirables (en muchos casos) o retorcidos; los últimos, al punto de que, pese a todo, nos regodeamos con sus villanías tan "bakerianas", que no deben faltar en las obras de nuestro escritor.  Hay felicidad absoluta, para quienes esperaban volver a saber más de ellos, adentrándose a través de estos seres de ficción, que encarnan con gran humanidad lo mejor y peor de nuestra propia naturaleza.
    Por otro lado, los nuevos participantes que se han agregado nos siguen mostrando lo vasto que es ese mundo (y el nuestro), tan colorido y al punto de que en la práctica pareciera que nadie hay igual a otra persona, ni siquiera parecida (espiritual y físicamente hablando).  A algunos se les dedica más tiempo en estas páginas, que se pasan volando, con mucho divertimento y emociones varias, que todo depende del rol que cumplirán en la guerra que se avecina.
    Conoceremos otros paisajes de Abarat, los que son un precioso ejemplo de la mente prodigiosa que hay detrás de estos libros.  Al respecto, mucho hay de la añeja tradición de los diarios de viaje, de los colonizadores de la Antigüedad y de la época dorada de la exploración, con reminiscencias a las maravillas contadas por gente como Marco Polo, Cristóbal Colón y demases.  Y es que no solo para Candy el mundo se despliega, como todo un abanico de extraordinaria belleza, plagado de una naturaleza exuberante y de gentes tan diversas, como costumbres, todo de lo más inesperado.  Por lo tanto, cada nuevo destino, cada nueva ruta que se describe en esta obra, resulta ser un deleite para nuestros sentidos (incluso los lugares más espantosos).  Así que sabremos de lugares impresionantes, algunos bellos como una isla donde nace y muere una flora exótica, distinta cada cierto tiempo; otros espantosos, donde habitan monstruos de pesadilla (al aire libre o encerrados dentro de una pirámide) y otro donde la fiesta es eterna, a costa de las pobres rarezas que exhiben como espectáculo en sus dependencias.  Hemos apreciado innumerables sitios así, en la literatura de muchos otros escritores, pero no hay cómo Clive Barker para darles su propio carácter (si no bien recuerden su particular infierno de El Corazón Condenado, que algunos solo reconocerán bajo el nombre de Hellraiser, la película que escribió y dirigió el propio Barker sobre su novelette).


    Hay mucho que gozar en esta novela, llena de verdadera belleza (incluso cuando las monstruosidades están más cerca de lo que quisiéramos): Se nos relatan dos historias de amor preciosas, el heroísmo de distintos personajes es sobrecogedor (por eso sus muertes nos duelen como si fuese algo real) y las confrontaciones con el mal, en sus distintas manifestaciones, están descritas con tanta fuerza, que su efecto dramático y gráfico se nos engancha en la cabeza, como si estuviéramos viendo la mejor de las películas de este tipo.
   Se supone que esta serie de libros está destinada a un público juvenil o "adulto joven", como leí por ahí; no obstante, en Días de Magia, Noches de Guerra la mano de su autor está más evidenciada, que la primera vez que llegamos a Abarat: Esta vez los esperpentos, tan propios de su narrativa, sí que abundan y son pavorosos, no aptos para una mente demasiado sensible.  Puede ser que la violencia esté algo dosificada, pero de que la hay, la hay y solo se trata de la elección adecuada de palabras, por parte del autor, para no convertir las numerosas masacres y batallas en algo tan explícito (y las muertes abundan acá, que ocurren frente a 'los ojos" de los lectores, quienes quedamos impactados con las pérdidas en ambos bandos y cada muerte ocurre de forma intensa).
    Teniendo en cuenta lo anterior, me niego a la idea de que sean los de Disney quienes adapten estas obras; que lejos prefiero unas buenas miniseries, ojalá hechas por Netflix, Amazon o Max.  Clive Barker y Abarat se merecen sus buenas adaptaciones hoy en día y hasta donde leí la poderosa (y monopólica) empresa, quería tener los derechos de la saga; algo impensable, a menos que queramos suavizar esta tremenda historia.
    Por último, quiero destacar dos valiosos detalles que ocurren en las páginas de tan poderosa secuela:
 
Primero: Candy y Carroña por fin se conocerán, encontrándose en más de una ocasión. El primer encuentro es digno de antología, permite tanto encumbrar más aún a la joven heroína, como darnos una descripción más detallada de la monstruosidad del segundo; además, comprobaremos, con mayor fuerza, cuán complejo resulta el retorcido corazón de este hombre, alguien que en efecto es capaz de sentir otras pasiones, además de la ira y el odio.
 
Segundo: Si bien tuvimos atisbos, acerca de la verdad sobre la llegada de Candy a Abarat, ahora se nos revelarán por completo su identidad y las razones de por qué es tan especial.
 
3. Más personajes con los que encantarse.
 
Diamanda:  La conocimos en el tomo anterior, aunque esta vez su participación es mayor y al punto de que ahora es inequívoco su papel de heroína.  Una hermosa anciana, posee una magia muy llamativa, que le permite volar y realizar proezas.  Tiene mucha labia y resulta rescatable tener a un personaje tan potente como ella, mujer, más encima, de la tercera edad y que sea valiente, inteligente y con su sabiduría.
 
Munkee:  Una ser "típico" del archipiélago, con aspecto simiesco y antropomorfo.  Aparece solo una vez, si bien espero volvamos a verlo en siguientes entregas.  Fue bufón en la corte de un queridísimo rey, aunque posee al menos otra interesante habilidad, que le será de ayuda a Candy cuando se encuentren.
 
Finnegan Hobb: El héroe perdido al que Fechorías y sus hermanos salieron a buscar, junto a los tripulantes de un barco.  Un hombre de tremenda nobleza y gallardo, guapo, que fue parte de una de las historias de amor trágico, que se recuerdan con dolor en Abarat.  Su destino logra juntarse con el de la muchachita del Mas Allá, porque fuerzas poderosas lo requieren.
 
Melissa: La madre de Candy apareció poco en el libro anterior, pero esta vez su labor será mayor.  Justo cuando creíamos que era una mujer demasiado pasiva, sometida a un marido borracho y cruel, descubrimos que mucho de lo que admiramos de su hija viene de ella.


 
Bill Quackenbush: Esposo de la anterior y padre de Candy, otro secundario del primer tomo que podrá ser más desarrollado en este; ahora comprobamos cuán detestable es, incluyendo su misoginia (lo peor para mí).  Pese a todos sus defectos, Melissa aún lo ama y eso conecta a estos dos con Cristopher Carroña, para ejemplificar de nuevo los matices que hay en los sentimientos de las personas.
 
Henry Murkitt:  También supimos de él en el inicio de la serie.  Un hombre que se suicidó, producto de la pena por perder a la mujer que amaba.  De Chickentown, también, se ha vuelto un fantasma inofensivo que tendrá una nueva oportunidad para ser feliz.
 
Mather Mootley:  Sobre la abuela de Carroña, su única pariente viva, se habló en el primer libro, aunque recién hizo su debut de forma directa en esta continuación. Es una mujer que solo pretende el poder, muy poderosa, incapaz de tener algún tipo de nobleza; manipula a su nieto a su gusto, a quien para nada ama y el cual la odia más que a nadie.  Ella, junto a su séquito de brujas, es la responsable de los llamados cosidos, monstruos hechos con género (trapos mejor dicho), barro y otros materiales de desecho, con los que pretende conseguir el control de Abarat.  Es lejos el personaje más malvado de todo el libro (y, seguro, de la saga).
 
El Hombre Entrecruzado:  Lo conocimos en un impactante momento de la entrega anterior, aunque acá interviene al menos en tres acontecimientos.  Su apodo lo debe a los tatuajes que lleva en la cara.  Trabaja, como muchos de los villanos, para Carroña, siendo enviado a capturar a Candy.  Es un gran rastreador y un tipo detestable, como el resto de los villanos que conocemos en estas páginas.
 
Leeman Vol: El más monstruoso de los servidores del Señor de la Medianoche, es un humanoide con tres bocas y la capacidad de comunicarse con los insectos, las únicas criaturas a las que considera sus iguales. En su cuerpo viven a gusto parásitos y todo tipo de bichos asquerosos, a los que adora y protege como si fuesen sus hijos.
 
Letheo:  Un chico más o menos de la edad de Candy (esta cuenta con 16 años), quien trabaja obligatoriamente para Carroña ¿Por qué razón? Pues resulta que el muchacho posee "una maldición en la sangre", que lo hace volverse alguien bestial; el proceso cuando ocurre lo anterior es doloroso y solo Carroña posee el antídoto que logra revertirlo, aunque se lo da en pequeñas dosis y con ello consigue que el muchacho le obedezca, además de humillarlo.  Pese a todo, el joven no es malvado, por eso cuando es enviado detrás de su presa, las cosas no resultan como su amo lo esperaba.

sábado, 13 de abril de 2024

Así era en mis tiempos (XIV): Los álbumes de láminas (cromos)


        Pasé toda mi infancia en los ochenta, adolescencia y primeros años de la adultez de los noventa (o sea, cuando aún era un estudiante y me encontraba en la universidad), coleccionando álbumes de láminas.  Cuando me refiero a estos, les estoy hablando de esa especie de revistas de grapas, dedicadas a una temática en especial (por lo general una franquicia), en la cual se pegan láminas con imágenes numeradas y cuyo objetivo es conseguirlas todas para lograr tener el álbum completo.  Lo anterior resultaba algo difícil, puesto que las láminas las conseguías, por lo general, comprando sobres que venían sellados y las traían al azar (en número de cinco por cada uno).  Por lo tanto, la única manera para lograr tu objetivo, además de hacerlo por medio de la compra consumista de sobres, era intercambiando las repetidas con otros ñoños como tú (por lo general de tu misma edad, si bien creo tener el recuerdo confuso de haberlo hecho con uno que otro mayor con alma de niño). Años después, ya en los últimos años de mi coleccionismo, en las ferias (especie de mercados al aire libre e informales- no dan boleta- muy populares en Chile y en las que se venden alimentos, naturales y procesados, hasta ropa, juguetes, electrodomésticos, antigüedades y de todo en la práctica) comenzaron a vender algunos, más avispados, láminas sueltas para regocijo de los frikis.
    Tenía la idea, tan propia del llamado pensamiento mágico de los niños y de la gente de escaso conocimiento científico, de que, si compraba en kioscos y otras tiendas no habituales, de donde lo hacía generalmente, conseguiría los números que me faltaban.  Por otro lado, el regalo ideal para pedirle a los adultos que nos visitaban o que salían a alguna parte, era que me trajeran uno que otro sobre y con algo así de sencillo sí que era feliz.
    Uno de pura memoria visual sabía qué números le faltaban y en mi caso pocas veces me confundía entre uno y otro.  Había quienes llevaban un registro anotado y solo ya en el siglo XXI, dentro del mismo álbum iba un apartado en un recuadro, para marcar el orden de las láminas que uno tenía.
     Hasta mediados de los ochenta, más o menos, las láminas se pegaban usando algún tipo de químico.  En esos años mi papá, en el negocio que tenía en casa vendía una "goma" muy económica,  líquida y verdosa, poco funcional, que usaba a veces para realizar esa labor y mis tareas escolares; no me gustaba mucho y por eso conseguía que me pasara luego cola fría, de mejor consistencia, y cuando llegó el avance del Stick-Fix y similares, ese fue el tipo de sustancia que comencé a usar (creo que en mi infancia muy temprana, incluso usé engrudo, un compuesto de harina y agua que mi propio padre preparaba).  En los mismos ochenta, comenzaron a salir las láminas autoadhesivas, un gran avance para los coleccionistas como yo, que primero venía una por sobre y eran imágenes especiales; luego, cuando se abarató este recurso, ya todas poseían esa cualidad.
     Siguiendo con las láminas, luego comenzaron a salir unas especiales, de bordes dorados, por ejemplo; por completar estas, me parece, te daban un premio especial y es que, por cierto, estaba olvidando que tras llenar tu álbum recibías de obsequio un póster o algo similar (siempre un objeto "humilde", que tu corazoncito de niño recibía como si se tratara de la gran cosa, aunque todavía estoy esperando el cuadro del SDF1 que me gané por completar el de Robotech).  Igual había sorteos de premios mayores, claro que nunca gané uno como computadores y bicicletas.



     Respecto a las láminas, no puedo dejar de mencionar que con otros niños (por lo general varones, que era escasa, en aquellos tiempos, la chica que tuviese este tipo de intereses y si llegaba a conocerla la admiraba mucho) jugábamos con las imágenes repetidas: Se ponían dado vuelta en el piso, con el dibujo hacia abajo para que no se viera; uno debía golpearla con la mano y si lograba darla vuelta, para que se viera la foto o ilustración, se la "ganaba" a su rival.  Una vez conseguí tantas del otro chico, que este se puso a llorar y "se hizo la vístima", al punto que mis papás me obligaron a devolvérselas (y obvio que me molesté por ello).
     En algunos álbumes iba una introducción acerca del tema, por lo general breve, que de chicos pocos éramos los que nos interesábamos en esos detalles; no obstante, en algunos casos, abajo de la imagen en cuestión iba un pequeño texto explicativo, para orientarnos de qué trataba.
    Existían álbumes de divulgación científica, que coleccioné dos distintos sobre el cuerpo humano y salud; también tuve en mis manos en 1986, uno dedicado al cometa Halley, antes de su paso por nuestros cielos.  También educativos y que compré fue el dedicado a Cristóbal Colón, que no recuerdo si fue en torno a una miniserie sobre el personaje histórico o para aprovechar el quinto centenario del "Descubrimiento de América" en 1993.
      La memoria también me falla, cuando evoco un hermoso ejemplar que encontré ya completo, no sé si en mi casa o, tal vez, donde mis abuelitos maternos, llamado Maravillas y curiosidades del Mundo; este, con dibujos muy cuidados y/o preciosistas, trataba (tal como decía su nombre) acerca de numerosos ejemplos a lo largo de la historia y del mundo, de construcciones, flora y fauna, entre otros, que debido a sus cualidades únicas las convertían en verdaderas maravillas (la existencia de una flor gigantesca en África, me impresionó al punto de que todavía la puedo rememorar). Me pregunto de quién habrá sido ese ejemplar, que lo pillé en los ochenta, pero creo databa de los setenta; como el resto de los que tuve conmigo, se perdió con el transcurso del tiempo.
     También hubo uno que se llamaba Flora y Fauna, pero solo ahora logro tener una deslucida imagen suya en mi cabeza, gracias a mi amigo Jorge Lorca, que me lo nombró cuando le conté de este texto cuando lo estaba escribiendo.


    Respecto a los álbumes sobre el cuerpo humano que tuve, el que lejos más me gustaba era el perteneciente a la editorial Artecrom, una de las dos destacables empresas que en Chile sacaban este tipo de material.  Lo tuve dos veces, con bastantes años de diferencia y en las páginas del medio, traía dibujos del cuerpo humano completo, desde pies a cabeza, uno sobre los huesos, otro acerca de los órganos internos y otro en torno a la musculatura ¿Tenía más siluetas como estas? ¿Tal vez unas cinco? A diferencia de las láminas típicas, rectangulares, estas imágenes eran pequeñas y con la forma del hueso, órgano o músculo que representaban.
     El otro álbum dedicado al cuerpo humano, lo sacó Salo, la empresa con mayor relevancia en esta industria que tuvimos acá y que permaneció hasta primera década de este siglo.  Gracias a la sección dedicadas a las enfermedades, me enteré de que existía la Otitis y así fue cómo al ver sus características, pude deducir que mi hermana menor se había contagiado de ese bicho; cuando el doctor a domicilio verificó mi diagnóstico, mis papás alucinaron con la idea de que de grande me hiciese médico. Por otro lado, debido al éxito de este título, luego salió un complemento que se compraba aparte, consistente en un "librito" tipo pop-up, que desplegaba un cráneo al que se le pegaban sus huesos ¿Era más complejo este para ser armado, teniendo otros elementos?
    Creo que el álbum más sui generis que tuve, fue uno dedicado nada menos que... ¡Al rock chileno! Se llamaba Los Hipergrosos! (ignoro si la grafía que uso es la correcta, que he buscado imágenes al respecto y nada he pillado en la Red) Su nombre tan estrafalario, correspondía a un chilenismo que se usaba en los ochenta, hoy hace rato caído en desuso; bueno, la verdad es que se componía de dos expresiones que, juntas" eran algo así como decir "Muy genial", obviamente referidos a los músicos que aparecían en sus páginas.  Fue una interesante manera, y destacable, de impulsar el arte musical nacional de la época, que en todo caso algunos nombres triunfaron más que otros y la mayoría hoy ya han sido olvidados (por ejemplo ¿Alguien se acuerda de Venus, compuesto de puras féminas?)
    No puedo dejar de mencionar a Basuritas, una colección que fue polémica debido a la truculencia de sus "preciosos" dibujos.  Eran truculentos, porque mostraba a niños monstruosos, que tenían una característica en general, está ligada a cosas tan dispares y asquerosas como los mocos o la caspa; y era preciosos, porque estaban muy bien hechos, pese a todo tenían un aspecto tierno y primaban el humor (negro) por sobre lo terrorífico.  Cada personaje tenía su propio nombre, el cual era un juego de palabras relacionado con su particularidad. Debido a la belleza "diferente" que había en sus láminas (no olvidemos el importante detalle, de que salió en plena dictadura), no faltaron las "almas sensibles" que quisieron censurarlo, por encontrarlo tanto de mal gusto, como inconveniente para los pequeños; pero lo prohibido y escandaloso provoca más interés cuando se trata de quitarlo de en medio.  Debo mencionar dos cosas en especial sobre Basuritas y yo:
 
1. Tuve una pesadilla infantil respecto a sus imágenes. que creo me hizo despertar asustado (tal vez llorando o gritando): Me encontraba en el baño de mi hogar, mirándome al espejo, cuando entonces mi rostro comenzó a deformarse, hasta volverse el de una de las criaturas de Basuritas.
 
2. Había una lámina claramente homofóbica, pues mostraba a un niño varón afeminado.  Era la típica caricatura de una época, en la cual era habitual reírse de la homosexualidad, siempre reduciéndola a lo femenino.  En su momento, supongo, no me detuve mayormente en el discurso detrás de su "mono"; no obstante, hoy en día habiendo asumido mi propia condición y pese a que no soy una "loca" (tampoco un "camionero") la encuentro ofensiva y me alegro de que dicha lámina hoy en día merezca el rechazo de la opinión pública.
 
    Tal como pasó con el susodicho álbum de Salo, en torno al cuerpo humano, el éxito de Basuritas hizo que saliera al menos un complemento: Un póster, que también se compraba por separado, para agregar en él nuevos personajes.  Creo que tanto el uno, como el otro, los llené.



    Obviamente debido a mis inclinaciones "artísticas", los álbumes que más compraba eran los dedicados a las series que veía; por lo tanto, tuve en mi poder (entre los que puedo recordar): Sankoukai (de un live action japonés, inspirado en Star Wars y que me tenía loco de niño),  los Transformers, Los Ositos Cariñositos y Disney (estos últimos dos, dentro de lo más "tierno" de mi persona), entre los que puedo recordar ahora.  Todo eso fue en mi infancia.  Un caso aparte de esa época dorada, viene a ser el de Los Thundercats, que no se compraba, sino que el álbum y los sobres se cambiaban por tapitas de Coca-Cola, así que no solo consumía con más ganas esa famosa bebida, sino que andaba buscando hasta en la basura el recurso para completarlo.
    Sobre los títulos que tuve a disposición en mi adolescencia, nada puedo decir que lo tenga fresco en la memoria; sin embargo, en los primeros años de la adultez también me dediqué a este pasatiempo, o sea, cuando estaba estudiando Pedagogía, con Sailor Moon (recuerdo que en el comercial salía un tipo guapísimo vestido de Tuxedo Mask, que me hacía tener más ganas de completarlo, je) y Los Caballeros del Zodiaco, dentro de lo que puedo mencionar.  Del anime también llamado Saint Seiya, tuve al menos dos álbumes, creo que uno acerca de la Saga de Poseidón y otro sobre la peli La Batalla contra Lucifer; este último lo conservo de esa época, creo está en uno de mis baúles o en una de mis bibliotecas... En todo caso, la edición que sacó Salo de esta última colección, era bien deplorable y es que los fotogramas que reproducían sus láminas eran de muy mala calidad, como sacados de una copia pirata en VHS del filme; pero era lo que había y como bien decimos acá: "Peor es mascar lauchas".
    Ya he contado que la principal editorial chilena, especializada en el rubro que hoy nos reúne, fue Salo.  En los ochenta uno podía hacerse socio de forma gratis y si se convertía en uno, le llegaba por cada nuevo álbum que saliera, un ejemplar por correo y dos sobres de regalo... ¡Y por supuesto que accedí! Ignoro cuánto tiempo duró este beneficio.  Me dio mucha pena cuando cerró Salo en 2010, que con ello se fue otra parte importante de mi vida.
    Por última, si se es chileno o latinoamericano, bien se sabe que acá el deporte más popular es el fútbol; pues a mí nunca me gustó y hasta llegué a detestarlo, porque crecí en una época y cultura, en la que te trataban de poco hombre, de mariquita y se burlaban de ti si no te entusiasmabas con un partido.  La verdad es que bien poco me importaba, ya desde niño, lo que decían de mí gente que no tenía incidencia en mi vida (mis familiares y amigos, que me conocían, nunca me molestaron al respecto e incluso mi papá, refanático del balompié, tampoco se gastó en imponerme su pasión); sin embargo, mi mamá, que puede ser muy rústica si se lo propone, sí trató de convencerme para que fuera igual que los otros niños... Por eso cuando me llegó de regalo, uno de los tantos álbumes de fútbol de Salo, que sacaban todos los años una nueva versión, hasta se ofreció pasarme plata para pagarme los sobres; reconozco que lo intenté unos cuantos días, pero como bien digo ahora: "No soy deportista pasivo y no me importan los deportes de equipo y competición".
    Eso.


                  Ahora que vuelvo a ver este comercial... ¡No era gran cosa el cosplayer!

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