I- Presentación.
Dentro de la literatura anglosajona, existe toda una tradición de
narraciones ambientadas en plena Navidad, a través de una historia que tras la
atmósfera de festejo y alegría, pretende tratar temas de carácter valórico
cristiano; todo siempre dejando un mensaje positivo donde el amor y la buena
voluntad se conllevan con el verdadero propósito de esta fecha. Dentro de estos relatos nos encontramos con
el gran clásico de Charles Dickens, Una Canción de Navidad, el que ha
llegado ha popularizarse tanto, que incluso quienes no hay leído el libro, sí
conocen al atribulado Ebenezer Scrooge, gracias a cualquiera de las diversas
adaptaciones audiovisuales que se han hecho de dicha obra.
Una
literatura famosa por su capacidad extrapolativa y el gran despliegue
imaginativo de sus autores como la ciencia ficción, no podía quedar exenta de
este tipo de relatos. De este modo una
de sus autoras más consagradas, la norteamericana Connie Willis, ha declarado
públicamente su aprecio por estas fabulaciones y ha publicado más de un cuento
navideño, llegando incluso a reunirlos en al menos un libro. Dentro de este contexto, su recopilación El
Espíritu de la Navidad es una lectura recomendable sin dudarlo; los
cuentos navideños de Willis no dejan de lado la llamada “ficción especulativa”,
con historias donde lo maravilloso se conjuga con los mundos futuros posibles,
el romance, el humor e incluso el suspenso (tal como ya en el siglo XIX Charles
Dickens creó este tipo de historias con su célebre novela).
Es
así como para celebrar el texto número 100 de mi blog (¡Me felicito a mí
mismo!), he escogido una novelita corta de mi segundo escritor favorito
(Adivinen quién es el primero), Orson Scott Card, titulada Guerra de Regalos, para
subir a la red un análisis crítico de ésta.
A Orson Scott Card hace rato que le debía un espacio en esta página,
considerando además la gran calidad de su trabajo y la fuerza que posee para crear
personajes carismáticos, como también situaciones
inolvidables, pudiendo muchas de ellas emocionar hasta las lágrimas a sus
lectores (y no lo digo sólo por mí).
Pues bien, Card tuvo entre sus geniales ideas, la ocurrencia de escribir
una novela corta que cumple con las características arriba mencionadas (bueno,
no todas, pero sí la mayoría y en especial lo de estar ambientada en plena
Natividad), siendo que además su texto permitió ser el regreso a su obra de uno
de sus personajes más famosos: Ender Wiggin.
|
Orson Scott Card: Una leyenda viviente. |
2- El Autor.
Dentro de la moderna ciencia ficción y fantasía literarias, Orson Scott
Card es hoy en día uno de los autores más celebrados y respetados por la
crítica especializada y los lectores; éste tiene a su haber un montón de
libros, de los cuales varios corresponden a sagas, entre las que se encuentran
propiamente la de Ender, la de Alvin Maker, la de Las
Sombras (también conocida como la de Bean y estando muy
emparentada con la de Ender) y la de El Regreso a la Tierra;
no obstante también posee un montón de libros independientes, entre ellos
colecciones de cuentos que abarcan varios periodos de su desempeño literario.
Card
irrumpió en el mundo literario en el año 1978 con una novela corta que de
inmediato acaparó la atención de quienes tuvieron el gusto de leerla: El
Juego de Ender, la que le otorgó de inmediato el Campbell Award al
mejor autor novel aquel año. Con ya unos
cuantos libros publicados como escritor profesional, Card decidió desarrollar
más los eventos de la novela corta que lo hizo famoso y es así como en 1985 salió
a la luz un Juego de Ender mucho más extenso que le otorgaría la consagración
definitiva, obteniendo los populares premios Hugo y Nébula. Considerando la fuerza narrativa del nuevo
universo ficcional que logró crear, con el tiempo iría agregando a su lista de
obras 5 libros más ambientados en el mundo de Ender, siendo cada una de estas
obras, tanto o más formidables que el libro que le dio origen; estos libros son
La
Voz de los Muertos, Ender el Xenocida, Hijos
de la Mente, Guerra de Regalos y Ender
en el Exilio. Pero la
creatividad (e inteligencia) del escritor estadounidense fue aún más grande y
en 1999 dio a la luz una novela paralela a los eventos de El Juego de Ender,
rescatando unos cuantos personajes secundarios del libro original y creando
otros igual de atractivos, titulando a su nueva obra de entonces como La
Sombra de Ender; fue así como con este texto inició una saga que siguió
por su cuenta con eventos transcurridos en el mismo universo de Ender Wiggin. 5 son las novelas en total que corresponden a esta saga paralela.
Para
resumir en pocas palabras de qué trata El Juego de Ender, del cual Guerra
de Regalos es un texto que transcurre durante los eventos narrados en
su desarrollo, se puede contar lo siguiente sin tener que quitarle al posible nuevo
lector la maravilla de encontrarse con un libro encantador y del cual logre
descubrir por sí mismo sus virtudes. En
un futuro ni tan cercano, ni tan lejano, la Tierra se encuentra en una guerra
contra la única raza extraterrestre con la cual ha entrado en contacto, los
Insectores, especie tan diferente a la humanidad, de modo que la inexistencia
de comunicación impide llegar a un acuerdo favorable entre sí. Los Insectores están devastando el planeta y
las autoridades abrumadas por la muy probable desaparición de la especie
humana, deciden escoger a un montón de niños superdotados a lo largo del mundo
para prepararlos de modo de ser los comandantes en las futuras batallas. Tanto a Ender como al resto de sus compañeros
los hacen practicar juegos de simulación computacionales para desarrollar sus
habilidades. Al final del libro Ender
logra darle a los humanos el triunfo sobre sus enemigos, pero se da cuenta de
ello cuando la victoria ya está lograda.
Esta hazaña marcará la vida de Ender para el resto de su vida.
En
cuanto a la psicología de Ender, este es un líder nato, el cual si bien
compartía la inteligencia privilegiada en conjunto con los demás niños de la
Escuela de la Batalla, se destacaba además por su espíritu amable y tolerante
(todo en parte gracias a la educación valórica que alcanzó a tener de su
familia hasta poco antes de ser reclutado).
Las
continuaciones originales a El Juego de Ender, transcurren
siglos después de los eventos del primer libro, siendo Ender aún bastante joven
gracias al llamado viaje relativista,
de modo que mientras su permanencia en las naves hace que el tiempo le sea
breve, para el resto han pasado años, siglos o milenios. Pero en el caso de Guerra de Regalos, tal
como la novela paralela de La Sombra de Ender, la historia
transcurre en la misma Escuela de Batalla cuando Ender aún es un niño y la
guerra contra los Insectores continúa efectuándose.
|
Portada de adaptación al cómic de
"El Juego de Ender" por Marvel Cómics. |
Siendo Card un autor mormón practicante, su literatura pese a lo que
alguien prejuicioso creería, no peca de proselitista; al contrario, el escritor
nos da a todos una lección de tolerancia y ecumenismo como poco se ha visto en
los autores que se precian de ser religiosos.
Si bien ha escrito obras donde le ha otorgado un papel fundamental a su
iglesia, tal como en la colección de cuentos postapocalípticos (aunque no
derrotistas) La Gente del Margen, este artista ha optado por primar en sus
personajes y narraciones el valor fundamental de la fe religiosa en gran parte
de su obra; de este modo en sus libros no sólo hay mormones, también hay muchos
católicos, judíos, musulmanes y otros, tratando a todos estos con el mayor
respeto posible y desarrollando el debate teológico con una sencillez y claridad
tal, que bien permite al lector reflexionar acerca de la posibilidad de un
mundo racional donde ciencia y fe no tengan por qué ser enemigas (y donde la
hermandad entre los distintos pueblos no sea algo lejano). Dentro del carácter ecuménico de sus libros,
cabe destacar la preponderancia que le da un mormón al credo católico, de modo
que, por ejemplo, La Voz de los Muertos está ambientado en el planeta de
Lusitania, colonizado por brasileños negros católicos; el padre de Ender es católico
(siendo su madre mormona); mientras que Bean, el protagonista de la saga de Las
Sombras, tiene como a una de sus grandes amigas y protectoras a Sor
Carlota.
Para
terminar este apartado dedicado al aspecto religioso de la obra de Card, es
relevante tener en cuenta además que a lo largo de gran parte de sus textos,
las citas bíblicas y simbolismos relacionados, abundan, lo que bien se puede
observar en su saga de fantasía de Alvin Maker: esta corresponde a una
ucronía (realidad alternativa en la
cual los eventos históricos tomaron un rumbo diferente al nuestro, por ejemplo,
como en muchas historias de este tipo donde la Segunda Guerra Mundial la ganó
el Eje y no los Aliados), ambientada en la primera mitad de un siglo XIX
hipotético. en un Estados Unidos que aún no se ha independizado por completo de
la Corona Británica; en esta variación de nuestro mundo, la magia es pan de
cada día y cada ser humano nace con un don sobrenatural (concepto del don
tomado del Antiguo Testamento). Hay
personajes que reciben nombres como
Soldado de Dios y otros similares. Por
muy increíble que parezca, la magia no se contradice con el mundo espiritual
cristiano, puesto que el autor la hace ver como una manifestación de la
naturaleza divina. Igual en esta ucronía
existen otros pueblos que no siguen la fe cristiana, como los Pieles Rojas,
pero aún así Card hace ver en ellos que está presente la mano de Dios.
A
continuación una cita textual del final de La Sombra de Ender para ilustrar la
dimensión religiosa de la obra de Orson Scott Card:
“Elena apenas pudo contener
la alegría cuando sor Carlotta llamó, preguntando si su esposo y ella estarían
en casa dentro de una hora.
-Les
traigo a su hijo -dijo.
Nikolai,
Nikolai, Nikolai. Elena canturreó el nombre una y otra vez con su mente, con
sus labios. También Julian, su marido, bailoteaba por la casa, mientras
ultimaba los preparativos. Nikolai era tan pequeño cuando se marchó. Ahora
sería mucho mayor. Apenas lo conocerían. No comprenderían lo que había vivido.
Pero no importaba. Lo amaban. Descubrirían quién era otra vez. No dejarían que
los años perdidos se interpusieran en los años por venir.
-¡Veo
el coche! -exclamó Julian.
Elena
retiró rápidamente las tapas de los platos, para que Nikolai pudiera entrar en
una cocina llena de los más frescos y puros olores de la comida de su infancia.
Seguro que lo que comían en el espacio no estaba tan bueno como esto.
Entonces
corrió hacia la puerta y permaneció junto a su marido, veía cómo sor Carlotta
bajaba del asiento delantero.
¿Por
qué no viajaba detrás con Nikolai?
No
importaba. La puerta trasera salió, y Nikolai emergió, desplegando su cuerpo
joven y grácil. ¡Qué alto estaba! Sin embargo, seguía siendo un niño. Todavía
le quedaba un poco de infancia por vivir.
¡Ven
corriendo a mis brazos, hijo mío!
Pero
él no corrió. Le dio la espalda a sus padres.
Ah.
Buscaba algo en el asiento de atrás. ¿Un regalo, tal vez?
No.
Otro niño.
Un
niño más pequeño, pero con la misma cara que Nikolai. Quizás demasiado
cauteloso para tratarse de un niño tan pequeño, pero con la misma bondad
descubierta que Nikolai había tenido siempre. Nikolai sonreía de oreja a oreja,
henchido de felicidad. Pero el pequeño no sonreía. Parecía inseguro.
Vacilante.
-Julian
-dijo su marido.
¿Por
qué pronunciaba su propio nombre?
-Nuestro
segundo hijo -dijo él-. No murieron todos, Elena. Vivió uno.
Toda
esperanza por aquellos pequeños se había enterrado en su corazón. Casi le dolió
abrir aquel lugar oculto. Se quedó boquiabierta, abrumada por la intensidad del
momento.
-Nikolai
lo conoció en la Escuela de Batalla-continuó él-. Le dije a sor Carlotta que,
si teníamos otro hijo, querías llamarlo Julian.
-Lo
sabías -dijo Elena.
-Perdóname,
mi amor. Pero sor Carlotta no estaba segura entonces de que fuera nuestro. O
de que pudiera regresar a casa alguna vez. Y yo no podría soportar hablarte de
esperanza, sólo para romperte el corazón más tarde.
-Tengo
dos hijos -dijo ella.
-Si
lo quieres -dijo Julian-. Su vida ha sido dura. Pero aquí es un extranjero. No
habla griego. Le han dicho que viene sólo de visita. Que legalmente no es
nuestro hijo, sino más bien está a custodia del estado. No tenemos que
aceptarlo, si tú no quieres, Elena.
-Calla,
bobo -dijo ella. Entonces, en voz alta, llamó a los dos niños que se
acercaban-. ¡Aquí están mis dos hijos, de vuelta a casa tras la guerra! ¡Venid
con vuestra madre! ¡Os he echado tanto de menos, y durante tantos años!
Ellos
corrieron a su encuentro, y ella los abrazó. Sus lágrimas los salpicaron a
ambos, y las manos de su marido se apoyaron en las cabezas de ambos niños.
Su
marido habló. Elena reconoció sus palabras de inmediato, del evangelio de san
Lucas. Pero como sólo había memorizado el pasaje en griego, el pequeño no lo
entendió. No importaba. Nikolai empezó a traducirlo al Común, el idioma de la
flota, y casi de inmediato el pequeño reconoció las palabras, y las dijo
correctamente, de memoria, tal como sor Carlotta se las había leído años atrás.
-Comamos,
y regocijémonos: pues mi hijo estaba muerto, y vuelve a estar vivo; estaba
perdido, y ha sido encontrado.
Entonces
el pequeño se echó a llorar y se abrazó a su madre y besó la mano de su padre.
-Bienvenido
a casa, hermanito -dijo Nikolai-. Te dije que eran buena gente”.
|
Muy bella portada gringa de "La Sombra de Ender"
(ni se compara a algunas espantosas portadas españolas) |
El extracto de arriba permite mostrar
además otra gran faceta de la literatura de Orson Scott Card: la enorme
sensibilidad de sus escritos, permitiéndose realzar la emotividad de sus
personajes, como también en muchos de los momentos claves de sus libros. Si bien sus personajes son seres por lo
general de gran inteligencia y con una gran capacidad para la elocuencia, nunca
dejan de ser criaturas sensibles y ello se puede observar en la disposición de
los eventos narrados; de este modo muchas de las situaciones en las que se
desenvuelven sus protagonistas, implican un claro despliegue de su parte más
humana, a través de sus sentimientos, los que como personajes propios del
Romanticismo no temen mostrar. En otras
palabras, lo que hace Card, es otorgarle a sus ficciones gran humanidad,
pudiendo además propiciar los valores de la amistad, la solidaridad, la
compasión, el sacrificio y perdón en las páginas que escribe, aparte de la
tolerancia como ya se detalló con anterioridad.
En la obra de este escritor, igualmente se
aprecia cómo le gusta tomar a los protagonistas desde su más tierna infancia
(contándonos incluso detalles desde antes de sus nacimientos), para ir narrando
su existencia con el paso de los años, hasta llegar a la edad madura. Así es
cómo los vemos crecer no sólo físicamente, si no que ir madurando en un proceso
donde el lector contempla su evolución como individuos y personajes; por ende,
resulta difícil no encariñarse con ellos, ante el hecho de ser testigos de su
vida a lo largo de años ficticios y a través de los cuales su psicología y
espiritualidad han ido tomando forma. Cada
hecho que les ocurre y en el que intervienen, les otorga mayor fuerza como
protagonistas, convirtiéndolos en personajes tan bien modelados, que logran
destacar entre otros de autores del mismo género. Todo esto sucede con nombres como Ender, Bean
y Alvin Maker, así como también con los personajes de apoyo de estos. En resumen, la literatura de Orson Scott Card
es una obra que si bien demuestra poseer gran versatilidad a la hora de diseñar
ambientes ficticios, se sostiene más bien en el peso dramático de los
personajes que llega a crear.
3- La novela misma.
Esta novela corta relata
cómo la Escuela de Batalla, mientras Ender, Bean y los demás son preparados
para la lucha final contra los Insectores, se convierte en el campo de una
guerra mucho más sutil, aunque no por ello deja de ser importante: una batalla
ideológica en la cual el motivo central es la relevancia del derecho a cultivar
el credo religioso sin represalias y en completa libertad; por ende, lo que
está en juego es el valor mismo de la dignidad de la personas ante su
individualidad. Todo lo anterior debido
a que en fechas cercanas a la Navidad, una pareja de niños de entre los
reclutas, ante la nostalgia de no poder hacer uso de sus tradiciones en una
fecha como la que se avecina, deciden hacerse simbólicos regalos. Lo anterior despierta el recelo en Zack
Morgan, otro niño del lugar, pero que ha sido llevado contra su voluntad a
formar parte de la Escuela de Batalla, puesto que es hijo de un ministro
puritano, quien le ha inculcado una serie de ideas fundamentalistas y le ha
hecho creer que gran parte de las manifestaciones de los no creyentes, son
actos dirigidos por el Diablo. Así es
como Zack inicia una serie de acciones, cuyo propósito no es otro que denunciar
el gesto de sus compañeros como un supuesto favoritismo de los encargados de la
Escuela de Batalla, al no permitir otras manifestaciones “religiosas”, pero sí
la hasta cierto punto inocente jugarreta navideña de sus compañeros.
Ahora bien, como la Escuela de Batalla
está compuesta por niños de todo el mundo, con diferentes visiones culturales y
creencias, los responsables han decidido prohibir las manifestaciones religiosas,
en beneficio de un bien común que permita el trabajo en equipo sin ánimo de
diferencias intelectuales. No obstante
los hechos acaecidos demostrarán cómo no se pueden suprimir los valores
tradicionales, ni el deseo de buena voluntad entre la gente, menos entre los
niños que a futuro liderarán el mundo.
En una primera instancia se observa a Zack
como a un niño cegado por las erradas creencias impuestas por su padre, mas
luego a medida que los hechos transcurren, se va descubriendo la nobleza de su
corazón y la razón de su accionar.
El libro parte con la forzada separación de
Zack de su familia, primera clave para comprender el dilema que se establecerá
en la Escuela de Batalla. Luego el autor
nos regala unos capítulos que muestran a los dos hermanos del propio Ender,
Peter y Valerie, personajes de gran importancia en las sagas de Ender y Bean,
aún en las casa de sus padres y todavía niños.
Estos capítulos sirven como enlace a lo que más adelante sucederá,
permitiendo apreciar mejor la connotación del mensaje navideño de Card.
Bastante bien avanzada esta novela corta,
de poco más de 100 páginas, interviene Ender; éste aparece en el texto no cómo
el “salvador” de los acontecimientos, si no cómo la contrapartida al particular
punto de vista que viene a ser el verdadero protagonista del libro. Al final el propio Ender puede llegar a
aprender del pequeño drama que entonces se está dando dentro de lo que ahora es
su hogar.
Orson Scott Card en su sabiduría y
humanismo, nos hace ver en esta obrita suya, que no importa cuán distintos
seamos, cada uno de nosotros tiene algo que aportar al mundo y que no son
nuestras habilidades las que nos definen, si no que nuestras decisiones (y aquí
me agarro de las bellas palabras que le dice Dumbledore a Harry Potter al final
de La
Cámara Secreta). Como todo lo de
su autor, éste es un pequeño libro altamente recomendable, que bien se puede
leer por sí mismo, sin haber disfrutado antes de la novela original y los
muchos tomos que le siguieron, pero que también es un excelente complemento de
la misma saga y un breve regreso a la recordada Escuela de Batalla.
|
Bellísima portada del segundo libro de la saga
de Alvin Maker (por supuesto, no es una portada española). |