El resto de la cuarta temporada de Black Mirror se compone de los siguientes episodios:
4- Cuelguen al
DJ: He
aquí que nos encontramos con un tema caro a la ciencia ficción y que en
producciones como Black Mirror, de fuerte crítica social, no podía faltar: la antiutopía, también conocida como distopía y/o contrautopía. En pocas
palabras, se trata de un totalitarismo, una dictadura, llevado a sus extremos y
bajo la cual se retrata una sociedad supuestamente perfecta, pero en la que las
injusticias son tan grandes, que no solo unos pocos tienen privilegios, sino
que el respeto por la privacidad y el derecho a la libertad no existe.
Es así que en este episodio se perfila un
mundo en el que la gente debe conocer a varias otras personas de su edad, para
vivir juntos como pareja durante un tiempo relativo, hasta que el sistema que
maneja todo esto, encuentre al sujeto supuestamente ideal para cada uno y, de
este modo, compartir por el resto de sus días juntos. Es así que una máquina dicta cuánto tiempo
durará el romance, el que es vigilado por agentes del gobierno para que nadie
sobrepase el tiempo establecido y vaya contra el sistema decidiendo ir contra
seguir los dictámenes de su corazón, en vez de promover el supuesto bien común.
Todo esto se presenta a través de una
pareja que descubre desde el principio que en verdad se aman, pero que al igual
que sus pares deben someterse a los dictámenes de su gobierno, hasta que va
incrementándose el espíritu de rebelión entre los dos.
A menos de que me equivoque, esta es la
segunda historia de tipo más o menos romántica que se ha hecho en todo el
programa, lo que le otorga un cariz mucho más agradable y emotivo que al resto
de lo visto en él. Destaca la manera de
cómo se proyecta el amor mutuo entre sus dos protagonistas y quienes no dejan
de ser una especie de esperanza, en medio de esa realidad caracterizada por la
sumisión del resto de sus habitantes. Al
parecer los demás están contentos con el hecho de que los poderes fácticos
manejen sus vidas, no obstante en la figura de estos dos amantes separados a la
fuerza, queda claro la verdadera plenitud es aquella elegida por uno mismo y no
la que dictaminan otros, pasando a llevar la individualidad.
Llama la atención que en este mundo tan
perfecto a primera vista (no hay pobreza, ni fealdad y siempre están contentos),
todos son jóvenes, ni hay niños, encontrándose sus integrantes entre los veinte
y los treinta años. Se supone que
aquellos que están en “edad de merecer”, pasan esta etapa de su existencia en
una especie de ciudadela, de la que no pueden salir hasta que se concrete el
matrimonio perfecto y, sin embargo, todo esto viene a ser la clave para el
inesperado desenlace. Empero, tal como
queda demostrado en este episodio, la sumisión y el aburrimiento producto de la
monotonía, cuando se inhibe el derecho a la autenticidad, llevan a la rebelión
(algo claramente demostrado a lo largo de la historia de nuestro propio mundo).
Por cierto, en un momento de las tantas
parejas que le llegamos a conocer a la dama que forma parte de los dos
enamorados de esta historia, vemos que le toca tener a otra mujer como
compañera. Pues ello lo muestran como
algo de lo más natural, lo que no es malo en tiempos actuales en los que cada
vez es más aceptada la diversidad sexual.
No obstante nuevamente hago el mismo reparo de otras ocasiones…Si no les
complica mostrar a dos féminas como amantes… ¿Por qué les cuesta tanto hacerlo
con dos varones? Esta falta de compromiso con el tema, no viene a ser otra cosa
que discriminación positiva, que ya es hora superen de una vez.
Tráiler subtitulado de Hang the DJ.
5- Cabeza de
metal: La
historia más breve de esta temporada (la verdad tampoco es tan corta, pues dura
41 minutos), resulta ser en cierto sentido una de las más artísticas y
violentas de toda la serie. Filmada en
un precioso blanco y negro, que ayuda a crear mejor la atmósfera pesadillesca
de su argumento, nos muestra otro futuro más o menos cercano y del cual muy poco
llegamos a saber; no obstante, queda claro que no todos tienen acceso a los
beneficios de una vida cómoda y que más encima hay peligrosas máquinas, que
acosan hasta la muerte a quienes cometen algún desliz en contra de la autoridad.
En el episodio vemos a un pequeño grupo
de gente que, o bien pertenece a una especie de resistencia o forman parte del
grupo de personas que no están entre los privilegiados de su sociedad, quienes
hacen un viaje para conseguir un material que necesitan. Es así que llegan a una especie de bodega, a
la que entran obviamente de manera ilegal y todo parece ir bien hasta que se
encuentran con uno de esta especie de robots, que con facilidad se deshace de
los dos hombres que forman parte equipo. El resto de la trama, y lo más importante de
ella, viene a ser la confrontación y/o duelo entre la única sobreviviente y la
monstruosidad mecánica.
Se trata en cierto sentido de la clásica
narración sobre una persecución, en la que la víctima debe escapar de su
cazador y de cómo la presa debe hacer uso de todo su ingenio y recursos para
poder mantenerse a salvo. Teniendo en
cuenta que buena parte del metraje ocurre en medio de un paraje natural, estamos
frente al drama de la supervivencia en un medio hostil, en la cual una especie
depredadora no ceja en conseguir su trofeo.
Más encima, la mortal máquina tiene forma de insecto tipo escarabajo, si
bien en los diálogos le llaman con un término relacionado con los perros (la
verdad es que no recuerdo qué palabra exactamente) y no emite sonido alguno, lo
que la hace más aterradora. Es como una
fuerza de la naturaleza imparable, que lleva la miseria de la protagonista a
mayores linderos de sufrimiento. Los
efectos especiales que le dan vida al robot son tan reales, amparados por la
monocromía de la fotografía, que en verdad pareciera que estuviese vivo dicho
artefacto.
La desesperanza y el agotamiento de la
perseguida, en conjunto con un tremendo sentimiento de soledad y desamparo,
pese a la voluntad de mantenerse viva, le otorga a este capítulo una especie de
fatalidad que recuerda a las tragedias griegas: pues, por mucho que el héroe de
la historia luche con todas sus fuerzas contra el destino, este otro lo supera
y termina por derrotarlo. No obstante,
la gracia está en cómo se nos cuenta todo este drama sobre la fatalidad humana.
Tráiler subtitulado de Metalhead.
6- Museo Negro:
Un, en verdad, impactante episodio
armado de tal manera que sigue la añeja tradición del relato enmarcado, como si de una caja china o una muñeca rusa se
tratara. Es así que detrás de la trama
central, se nos cuentan 3 historias más, que en un principio nada tienen que
ver entre sí y que, sin embargo, a medida que vamos atando cabos, nos damos cuenta
de que en efecto se encuentran interconectadas.
Más encima, el argumento que abre y cierra el capítulo, no puede estar
más unido al resto.
Todo comienza con una joven mujer que
llega hasta un lugar desértico y deshabitado, quien para matar el rato mientras
espera que su automóvil se recargue, decide entrar al único edificio que hay
allí: un museo dedicado a crímenes y/o actos de violencia. Es la única visitante del espectáculo,
atendido por su propio dueño, quien la recibe solícito y comienza a contarle la
historia de cada uno de los objetos que allí se exhiben.
Primero, le cuenta de un médico que accede
a ser el cobaya humano, de un supuesto aparato innovador para hacer mejor su
labor: un implante que le permite sentir lo mismo que sus pacientes y de ese
modo poder saber cuál es la dolencia exacta de estos, con lo cual tener claro
cómo atenderlos sin dudas, ni negligencias.
Todo va bien, hasta que se hace adicto a las sensaciones de las demás
personas y ello le provoca un severo caso de adicción y/o locura.
Con posterioridad se dramatiza el caso de
un joven hombre de familia, cuya esposa ha quedado en un estado comatoso,
quedándose solo con su hija pequeña. Uno
de los especialistas a cargo de su señora, le ofrece un alternativa para
mantener “viva” a su cónyugue: guardar
dentro de sus propias redes neurales la conciencia y personalidad de la mujer,
de modo que este pueda dialogar con ella y así permitir que su señora vea a
través de sus ojos y pueda escuchar (en especial en lo que concierne a la hija
de ambos) con sus oídos. Tal como en el
caso anterior, todo va en un principio muy bien e incluso no deja de ser
emotivo, hasta que poco a poco el derecho a la intimidad del marido/padre
comienza a resentirse y ello provoca un quiebre en la relación entre este
singular matrimonio. El asunto acaba por
terminar muy mal, nuevamente gracias a los avances de la tecnología y que
supuestamente puede dar la mejor solución posible, para mejorar la calidad de
vida de los usuarios.
Resulta que quien le cuenta todo esto a
la turista, viene a ser el mismo científico que estuvo presente en cada uno de
los hechos antes mencionados, interviniendo directamente, ya que las supuestas
maravillas tecnológicas usadas, correspondían a una creación suya y que él
mismo fue mejorando. Con posterioridad
llegamos a saber cómo llegó a parar a este macabro museo.
Tras todo esto, se revela la verdadera
identidad de la muchacha que acompaña al anfitrión y quien, de igual manera, guarda
su propia relación con los hechos ya presentados.
Lo exhibido en este genial último
episodio de una temporada tan potente, aborda varios temas interesantes. Por un lado, nos encontramos con la noción
del mal como algo inherente al ser humano, una característica suya que puede
estar latente en cada uno de nosotros y ser capaz de mancillar hasta lo más
hermoso (como el mismo amor de una pareja).
De la mano a todo esto, se encuentra el hecho de que tal como dice el
dicho “El Infierno está hecho de buenas
intenciones” (o algo parecido, je), puesto que para la mayoría de los
personajes que aquí se nos presentan, su propia perdición no es provocado por
un deseo hacia el mal en sí, sino que la ceguera frente a la repercusión de las
acciones y decisiones realizadas, termina por llevarlos al desastre o a cometer
algún tipo de injusticia. No obstante,
tal como vemos en la figura de uno de los protagonistas, no falta quién escoge
hacer el mal por elección propia, como una manera de conseguir con facilidad
beneficios para sí mismo.
A lo anterior, aparece la idea de
justicia, que la que podemos llegar a considerar como la correcta, por ser
amparada por la ley, al ser ciega no considera casos particulares y por ello
permite el atropello de inocentes y todo tipo de atrocidades. En contraposición a esto, aparece el leiv motiv
de la venganza, que aparece potente en este capítulo, como la respuesta a las
debilidades del sistema judicial (de igual manera, una vez más encontramos
justificada la acción punitiva tomada por la propia mano de los
afectados). Luego, podemos llegar a la
convicción de que de un modo u otro, todos los infractores deben pagar en algún
momento sus pecados.
Por cierto, por primera vez en todo Black
Mirror, nos encontramos con que un episodio ocurre dentro del mismo mundo
ficticio de otro. Queda a los espectadores
que se jactan de ser seguidores acérrimos de la serie y/o poseer una memoria a
prueba de balas, darse cuenta cómo es posible que estas últimas palabras sean
ciertas.
Tráiler subtitulado de Black Museum.