I. Comencemos
Actualmente Stephen King cuenta
con 77 años (solo diferencia de meses con mi mamá) y sigue lúcido y activo como
escritor. Supongo es (según dicen por ahí) como el buen vino: Mientras más
viejo mejor. Por lo que sé, sigue con su
rutina de escribir diariamente varias horas, desde la mañana temprano y solo
descansa el día completo los 4 de julio y en Navidad. Que siga publicando más
de un libro al año, es ejemplo de ello y que siga escribiendo cuentos también,
aparecidos en varias antologías y revistas.
De igual manera es prueba de lo anterior, que siga en su senda como
escritor de nuevas historias.
Y es que el buen Tío Steve ama lo que hace y a diferencia de otros bestesellers no le hace el quite al relato breve y a novela corta; por lo mismo, cada cierta cantidad de años reúne estos textos en un tomo y los publica para satisfacción nuestra.
Como lo he dicho antes y lo repito otra vez encantado: Más que ganar dinero, millones, con lo que hace, lo que le gusta es contar historias y para ello procura usar todos los formatos posibles, incluso recurrir al cómic o a los guiones para la televisión y el cine... ¡No es ningún divo! Podrían aprender de él gente que admiro, como la misma Isabel Allende o la desaparecida Anne Rice; lo mismo gente como Patrick Rothfuss o Eoin Coifer, de quienes resulta impensable encontrar títulos con estas características. Ahora bien, claro, esto es de igual manera talento puro y en ese sentido a King le sobra para escribir en cualquier formato, incluso en distintos géneros; así que nombres como el que he mencionado recién, puede ser que simplemente sean incapaces de realizar las proezas literarias de su colega.
Otra cosa sucede con mi autor favorito y su habilidad para crear estas narraciones breves. Y es que este comenzó su carrera escribiéndolos, mucho antes de conseguir triunfar con Carrie, que esa era su manera de ganar dinero extra para mantener a su familia, ya que bien conoció la pobreza; así que afinó el pulso por la necesidad y luego ya no dejó el hábito, porque formaba parte intrínseca suya. Por otro lado, muchos de sus maestros fueron grandes cuentistas, tal como Poe, Lovecraft. Bradbury y Matheson, así que él procura seguir sus ejemplos y de paso, de vez en cuando, los homenajea.
El libro que nos reúne hoy salió tan solo este año y tiene como sugerente título Si te gusta la Oscuridad. Posee doce escritos, hasta donde sé realizados en los últimos años (y bien da fe de ello, el importante detalle de que al menos tres de los que ya he leído, que voy en el noveno, se refieren al Covid); por lo que sé algunos de estos son inéditos, así que es una razón de más para agradecer un tomo como este, el cual más encima supera las setecientas páginas de sana diversión (y ocupo de adrede el adjetivo sana, porque lejos pasar mi tiempo libre y evadirme de la realidad, y las preocupaciones, con una buena historia, que consumiendo drogas y alcohol o en malas compañías ¿No?). Igual hay relatos suyos antiguos que siguen sin ser recogidos en estas recopilaciones y que hoy en día son muy difíciles de conseguir; me habría encantado las hubiera considerado esta vez.
Como ya dije Stephen King ya tiene 77 años y nos sigue deleitando con sus dulces pesadillas. Tengo todas sus colecciones de cuentos y novelettes, que he disfrutado mucho desde adolescente; bueno, algunas más que otras. Asi como espero que en español salga, de por fin, una edición completa de Skeleton Crew, su segunda antología, que los españoles cometieron el sacrilegio de separar en numerosos tomos y, para peor, eliminaron dos de sus cuentos. Por todo esto, su avanzada edad, me pregunto con pena, y con justificación realista, si esta será su última colección de narrativa breve (al menos en vida); que de seguro hay mucho de él que saldrá a la luz de manera póstuma, cuando haya dejado este plano de existencia. Si ocurre esto último, por un lado, me sentiré feliz y, por otro, lamentaré mucho su partida. Ojalá yo mismo siga en esta Tierra para entonces, para seguir disfrutando de sus ficciones por mucho tiempo.
Y es que el buen Tío Steve ama lo que hace y a diferencia de otros bestesellers no le hace el quite al relato breve y a novela corta; por lo mismo, cada cierta cantidad de años reúne estos textos en un tomo y los publica para satisfacción nuestra.
Como lo he dicho antes y lo repito otra vez encantado: Más que ganar dinero, millones, con lo que hace, lo que le gusta es contar historias y para ello procura usar todos los formatos posibles, incluso recurrir al cómic o a los guiones para la televisión y el cine... ¡No es ningún divo! Podrían aprender de él gente que admiro, como la misma Isabel Allende o la desaparecida Anne Rice; lo mismo gente como Patrick Rothfuss o Eoin Coifer, de quienes resulta impensable encontrar títulos con estas características. Ahora bien, claro, esto es de igual manera talento puro y en ese sentido a King le sobra para escribir en cualquier formato, incluso en distintos géneros; así que nombres como el que he mencionado recién, puede ser que simplemente sean incapaces de realizar las proezas literarias de su colega.
Otra cosa sucede con mi autor favorito y su habilidad para crear estas narraciones breves. Y es que este comenzó su carrera escribiéndolos, mucho antes de conseguir triunfar con Carrie, que esa era su manera de ganar dinero extra para mantener a su familia, ya que bien conoció la pobreza; así que afinó el pulso por la necesidad y luego ya no dejó el hábito, porque formaba parte intrínseca suya. Por otro lado, muchos de sus maestros fueron grandes cuentistas, tal como Poe, Lovecraft. Bradbury y Matheson, así que él procura seguir sus ejemplos y de paso, de vez en cuando, los homenajea.
El libro que nos reúne hoy salió tan solo este año y tiene como sugerente título Si te gusta la Oscuridad. Posee doce escritos, hasta donde sé realizados en los últimos años (y bien da fe de ello, el importante detalle de que al menos tres de los que ya he leído, que voy en el noveno, se refieren al Covid); por lo que sé algunos de estos son inéditos, así que es una razón de más para agradecer un tomo como este, el cual más encima supera las setecientas páginas de sana diversión (y ocupo de adrede el adjetivo sana, porque lejos pasar mi tiempo libre y evadirme de la realidad, y las preocupaciones, con una buena historia, que consumiendo drogas y alcohol o en malas compañías ¿No?). Igual hay relatos suyos antiguos que siguen sin ser recogidos en estas recopilaciones y que hoy en día son muy difíciles de conseguir; me habría encantado las hubiera considerado esta vez.
Como ya dije Stephen King ya tiene 77 años y nos sigue deleitando con sus dulces pesadillas. Tengo todas sus colecciones de cuentos y novelettes, que he disfrutado mucho desde adolescente; bueno, algunas más que otras. Asi como espero que en español salga, de por fin, una edición completa de Skeleton Crew, su segunda antología, que los españoles cometieron el sacrilegio de separar en numerosos tomos y, para peor, eliminaron dos de sus cuentos. Por todo esto, su avanzada edad, me pregunto con pena, y con justificación realista, si esta será su última colección de narrativa breve (al menos en vida); que de seguro hay mucho de él que saldrá a la luz de manera póstuma, cuando haya dejado este plano de existencia. Si ocurre esto último, por un lado, me sentiré feliz y, por otro, lamentaré mucho su partida. Ojalá yo mismo siga en esta Tierra para entonces, para seguir disfrutando de sus ficciones por mucho tiempo.
Sobre todo, lo anterior y más trata esta obra en la cual el narrador, solo años después de compartir estrechamente con su padre, recibe la confesión que este que le negó a una tenaz periodista, que andaba detrás de la verdad. Lo interesante de esto es, cómo tras una primera parte de un extenso relato, ameno y "realista", Stephen King nos lleva intrigados hacia los senderos de lo desconocido; pero, más encima, es tan diestro en lo que hace, que logra hacer que ideas en un principio absurdas, se aprecien verosímiles.
Hay emotividad y belleza detrás de este texto, aunque por mi parte no lo habría elegido para comenzar la antología; pues lo que más esperamos del Tío Steve y sus colecciones de historias breves es horror breve ¿No?
Se me estaba olvidando: Este cuento le hace un precioso guiño a Ray Bradbury y sus Crónicas Marcianas.
2. El Quinto Paso
Un hombre ya jubilado disfruta de
su merecido descanso con una vida holgada.
Un día está leyendo tranquilo el periódico en un banco de la plaza (una
escena tan habitual en la vida real y las ficciones al tratarse de ancianos),
cuando se le acerca un anodino hombre de unos cuarenta años, se sienta a su
lado y le pide que le permita contarle su vida.
Tras vacilar un rato accede a ello y entonces el desconocido que se ha
sentado a su lado, invadiendo su espacio personal, lo lleva a conocer su
descenso a la miseria.
Cuando pensamos que se trata de una "historia sobre la vida", un cuento intimista acerca del dolor que puede significar la existencia, con una moraleja más encima (como en otras ocasiones lo ha hecho nuestro querido autor), el Tio Steve nos tira un balde de agua fría y nos hace amarlo más que nunca.
3. Willye el Friki
En muchas familias hay alguien
"raro", un miembro que se sale de la norma y no me estoy refiriendo a
alguien que destaque por sobre sus pares, sino que desentona debido a su
naturaleza anormal. Esta historia nos
muestra un hogar donde no solo el hijo menor es un paria, alguien que va a una
escuela especial y actúa como un psicópata en potencia, sino que también el
abuelo cae dentro de este grupo de personas... Y resulta que ambos se llevan
muy bien, algo que no considera al resto de la casa, si bien tampoco les
interesa participar.
Stephen King tiende a repetir los nombres de sus personajes, que uno de los relatos de su colección Corazones en la Atlántida se llama Willye el Ciego, pero esa es una historia por completo distinta a esta. En todo caso, como bien sucede con su obra en general y las dos que anteceden al cuento que ahora les comento, King nos mantiene intrigados desde el principio y esta vez nos da un final inesperado, que nos estuvo engañando, al esperar que todo terminara de tal forma y resultó ser de otra (si bien igual este desenlace me recordó a su cuento clásico Abuela).
Cuando pensamos que se trata de una "historia sobre la vida", un cuento intimista acerca del dolor que puede significar la existencia, con una moraleja más encima (como en otras ocasiones lo ha hecho nuestro querido autor), el Tio Steve nos tira un balde de agua fría y nos hace amarlo más que nunca.
Stephen King tiende a repetir los nombres de sus personajes, que uno de los relatos de su colección Corazones en la Atlántida se llama Willye el Ciego, pero esa es una historia por completo distinta a esta. En todo caso, como bien sucede con su obra en general y las dos que anteceden al cuento que ahora les comento, King nos mantiene intrigados desde el principio y esta vez nos da un final inesperado, que nos estuvo engañando, al esperar que todo terminara de tal forma y resultó ser de otra (si bien igual este desenlace me recordó a su cuento clásico Abuela).
Un hombre que está en la treintena de su vida y tiene un buen trabajo de hace años, tiene un sueño que lo despierta con horror; las imágenes de este, pese a su carácter ominoso, son muy vividas y decide comprobar si es verdad lo que parecía tan real.
Acá nos encontramos con el personaje habitual de King: Un hombre común y corriente, cuya vida ha sido sencilla hasta ahora, el cual es puesto a prueba cuando lo extraordinario y/o sobrenatural llega a su existencia. En este caso concreto, solo un chispazo de lo anterior "contamina" su otrora existencia cómoda y a partir de entonces ya no hay vuelta atrás. Como dice el dicho, que se menciona en el texto, en todo caso, no hay buena intención que no se cobre o pague y esto le pasará a nuestro héroe. A partir de ahora dos agentes andarán detrás de él, tratando de enrostrarle un crimen que no cometió; no hay pruebas suficientes para demostrarlo, pero ambos se empecinan en que es culpable y en especial el agente varón de la pareja. Así que de ahora en adelante la pesadilla será otra.
Desde el sueño que es descrito de manera magistral, a todos los giros imprevistos que posee esta obra, nuestro escritor favorito nos atrapa; cuando creernos que la historia va a terminar, resulta que recién está comenzando y de ese modo nos esperan varios momentos maravillosos. Tenemos acá a un protagonista que se nos hace muy entrañable, un hombre que tiene mucho de Stephen King en su biografía (quienes saben de esta me entenderán), a quien lo rodean varios personajes más que interesantes, que nos señalan lo diverso que es el mundo: partiendo por un adolescente noble del cual se hace amigo, a una niña pequeña que nos concede uno de los momentos más emotivos de la novelette, luego un hermano adorable con TEA (el Tío Steve siempre tan conectado a la realidad, pese a escribir sobre monstruos) y un abogado sui generis, poseedor de la nobleza que siempre quisiéramos encontrar en gente de su oficio.
Luego tenemos a los dos agentes encargados del caso Danny (otro nombre que se repite en la literatura del escritor), una atractiva mujer que nos puede llegar a recordar mucho a Dana Scully de Los Expedientes-X (recordemos que Esteban Rey escribió el guión para un episodio de esta famosa serie, encargándose él mismo del apartado dedicado a la mujer) y un hombre ya maduro, casi al final de sus años de servicio (un sujeto severo y de mente estrecha, cuya rigidez mental se aprecia en su propia apariencia física y en su DOC, Desorden Obsesivo Compulsivo).
La cultura literaria del artista se evidencia una vez más, cuando le da el apellido de Jalbert al miembro masculino de la pareja que investiga al protagonista; y es que considerando la personalidad obsesiva de este y su papel como "sabueso de la ley", bien es un homenaje al gran Javert de Los Miserables, el riguroso policía que persigue por años al buen Jean Valjean, por haber solo robado un mendrugo de pan.
Por otro lado, encontramos en este formidable texto (repito, porque King nos quiere no lo publicó aparte, que bien podría haberlo hecho si solo le importara el dinero y no le interesara congraciarse tanto con sus seguidores), dos temas recurrentes en su narrativa, que en todo caso son caros a la literatura de terror:
En primer lugar, el tema de la fe, que si bien por lo general lo relacionamos con la religión institucionalizada, sus dogmas y ritos, también tiene que ver fuertemente con la creencia en la existencia de un mundo oculto, en contraposición al positivismo científico; les estoy hablando de todo lo relacionado con lo sobrenatural. Por lo anterior, inteligente cuando Danny le pregunta a la agente Davis:
Pero también tenemos la fe en otros seres humanos, ligada a la confianza, que es creer en el resto, sin tener necesariamente pruebas físicas para aceptar la palabra del otro. Esto es algo que se pondrá a prueba, en más de un personaje, cuando al protagonista lo acusan de asesinato.
Y en segundo lugar, volvemos a reconocer el tema de la intrusión de lo sobrenatural en nuestras vidas, que acá basta con solo un sueño con elementos de clarividencia, para que se dé vueltas patas arriba la vida del protagonista y la vida de un montón de gente que lo rodea también sea alterada.
Por cierto, me llamó la atención que el traductor haya usado la expresión "Donde el diablo perdió el poncho", la que yo consideraba solo un chilenismo y que he comprobado pertenece a otros países del Cono Sur latinoamericano. Así que bien por considerar estos coloquialismos, que no todo es español de España.
¡Me encantaría ver una buena película basada en esta gran novelette!
Un día de vuelta a su casa lo confunden con otra persona, razón por la cual es raptado. Sus captores creen que pueden sacarle información valiosa, que, si bien este por razones obvias no puede dársela, no les queda otra que torturarlo.
Hasta humor encontramos acá, elemento que le sale muy bien al Tío Steve, además de que vuelve a emplear otro ingrediente en el que se maneja muy bien: El misterio total. Y es que tal como el simpático protagonista, no tenemos idea de la verdad detrás de este último infortunio, lo que hará mucho más apetitoso el disfrute de este muy entretenido relato.
Esta historia es el anverso de otro cuento ya leído en esta misma colección: Willye el Frikie. Pues tenemos a una pequeña comunidad compuesta por los mismos elementos, aunque con diferencia de edad y de relaciones entre sus integrantes. Pero hay más que eso, puesto que el anciano mismo en el relato presente, pese a sus mañas y a no ser del agrado de los otros adultos, demostrará ser alguien muy valioso.
Un muy entretenido relato acerca del mal, aunque desde otro punto de vista, así como sobre el sentido de la familia y el aporte real que poseen nuestros mayores, que muchas veces olvidamos.
Para terminar: El humor y la sorpresa, incluyendo la típica confrontación entre las fuerzas en pugna, nos demuestran una vez más lo bien que se maneja el Tío Steve para atraparnos fácilmente.