Algunos otros medios de comunicación a distancia.
Corresponde a una serie de señales que- a menos que me equivoque- usaban el famoso Código Morse (ese mismo de PUNTO y RAYA que tanto sale en la películas), para por medio de una serie de cables mandar información a distancia, que desde el otro lado eran transformados por un intérprete (persona) en lengua escrita. Es así que, con una maquinita bastante pequeña, el emisor (generalmente el representante del servicio de mensajería contratado), daba una serie de golpecitos y estos mismos eran recibidos y traducidos en su destino. Luego, en un papel el mensaje, bastante breve y conciso, que se evitaban oraciones largas, signos de puntuación varios y lenguaje informal, como poético, era mandado junto a un emisario al destinatario real (quien, por lo general, no tenía idea de la noticia que le iba a llegar, ya que en ese tiempo los teléfonos no estaban masificados y usar el correo normal era demasiado lento, como para haber enviado una epístola, puesto que la premura exigía este otro recurso más dramático).
Se cobraba por palabra, así que artículos, conectores y otros términos eran obviados en el mensaje final, primando sustantivos y verbos (estos últimos sin conjugaciones).
Tengo el difuso recuerdo, en los ochenta, de ver que a un vecino le llegó un telegrama (que así se llamaba el documento que le enviaban a uno), traído por un motorista... Y al respecto, sí tengo claro que al presenciar esto, pensé "Cuando sea grande voy a ser importante y recibiré alguno"... Sin embargo, como ya saben, no se hizo realidad mi sueño y no porque no me volviera alguien importante (para algunos), sino porque esta tecnología quedó superada hace rato.
De cuando era niño (o más bien adolescente) tengo presente en mi memoria el siguiente chiste:
Por lo general, era de uso de las empresas y que por medio de dicho instrumento se comunicaban con sus empleados, que trabajaban en horarios flexibles y a los que debían citar para cumplir con sus funciones, hallándose en sus hogares u otros lugares. Su usuario se enteraba por medio de un pitido, que tenía algún mensaje.
En los noventa, me tocó ver mucho la funcionalidad de este aparatito, debido a que un cuñado mío andaba a todo rato con él, debido a su propia condición laboral.
Supongo que, fue el mejor recurso para comunicarse en circunstancias como las ya mencionadas, cuando los celulares eran gigantescos, poco accesibles y carísimos. Claro que no permitían escribir una respuesta en ellos, o sea, solo recibían el mensaje en cuestión.
Durante un tiempo, un amigo se obsesionó con la idea de que cada miembro del grupo tuviera uno... Hecho que nunca se cumplió.
Para lograr lo anterior, el remitente debía llamar al fono del destinatario y pedir "línea para fax", de modo que quedara disponible la vía de comunicación y entonces cuando estaba listo sonaba un pitido. La verdad es que de todos los faxes que vi, la calidad de la impresión no era buena, todo en tonos deslavados y siempre en escala de grises, que nunca pude apreciar (ni en las películas), nada a color. Queda claro, que para que funcionara todo esto, ambos destinos debían contar con su línea telefónica funcionando, papel y tinta. Por cierto, los mensajes podían ser tanto impresos, como hechos a mano.
En mi caso, solo ocupé este recurso para mandar curriculums, durante alguna búsqueda de trabajo y era todo un engorro, pues comencé a usarlo cuando ya estaban disponibles los correos electrónicos, lo que en este último caso podía ocupar "gratis" y desde la comodidad de mi casa; así que debía buscar un lugar donde prestaban ese servicio. A menos que me equivoque, se dejó de usar esta tecnología recién a finales de la década pasada.
Cabe mencionar que este aparato fue tan importante en su época, que al menos en el español propició el neologismo (ya caído en desuso por razones obvias) faxear (de mandar fax).