Los moros en el “Cantar del Mío Cid” en general toman el papel de los enemigos de la fe católica, a los que hay que combatir tanto por una razón política y de derecho natural de los españoles a las tierras usurpadas (pues son los invasores de la Península), como también por su calidad de paganos:
“Después que partimos de la limpia cristiandad,-no fue por nuestra voluntad, sino por obligación- (…); si en estas tierras quisiéramos permanecer, firmemente debemos escarmentarlos”.[1]
Al ser descritos como el adversario por antonomasia de los cristianos, a estos se les extermina en la batalla sin vacilación. Esta visión casi maniqueísta de quienes son los buenos y los malos, se manifiesta en el poema bajo la también figura “justiciera” del obispo don Jerónimo (nada menos que un representante del clero de la Iglesia Católica). El personaje en cuestión participa en las batallas y gustoso mata moros sin considerar este acto un crimen o atentado contra la vida humana. En la batalla se les extermina sin piedad, pues en la guerra todo vale.
Sin embargo también existen moros “justos”, reyes de esta raza que rinden tributo al mismísimo rey Don Alfonso, como el rey Sevilla Almutamiz, a quien el Cid debe defender de sus enemigos. El Cid lo protege valerosamente y agradecido Almutamiz lo premia dándole “muchos dones”, además de los tributos respectivos para su Señor.
Pero también se encuentra la fiel y querida figura de Abengalvón, rico moro al que el héroe llega a confiar a sus hijas y yernos sin vacilar. En el poema se le muestra a este personaje como a un hombre honrado y valeroso, quien no vacila en defender a las hijas de su amigo cuando se da cuenta de las malas intenciones de los infantes de Carrión:
“El moro cuando lo supo, se alegró de corazón; salióles a recibir con grandes alborozos; ¡Dios que bien les sirvió a su gusto!”[2]
A su vez los moros forman parte de la sociedad española, integrándose, los que no sirven a los reyes musulmanes, sin mayores problemas a la vida cotidiana en la España cristiana. Esto a tal punto, que en repetidas ocasiones se habla de “moros y cristianos”. Con muchos de ellos el Cid tiene tratos comerciales y hasta tiene gentilezas, como poco después de que gana Castejón y Alcocer, decidiéndose no matarlos una vez son derrotados.
En cuanto a los judíos, la visión que hay de ellos en el texto medieval es mucho más simple y menos halagüeña, puesto que se les muestra como personajes que sólo están interesados en conseguir ganancias. Apartados de los demás, murmuran entre sí, concertando sus planes y opiniones:
“Nosotros tenemos necesidad en todo de ganar algo”.
Los únicos personajes de esta raza que salen y destacan en el poema son Raquel y Vidas, los mismos que dicen lo que arriba se destaca, y a quienes manda el Cid a Martín Antolinez en busca de un préstamo. El Cid llega a engañarlos sin culpa para conseguir su objetivo. Eso sí, se deja claro que por la buena voluntad de los judíos, estos recibirán con creces devuelto el dinero prestado. Durante su breve encuentro, se les muestra lisonjeros, como cuando besan las manos del Cid apenas están frente a él, gesto que repiten de nuevo con don Rodrigo una vez hecha el arreglo financiero.
Considero que lejos el momento donde más se les muestre un aspecto positivo a los judíos, es cuando ellos se sienten agradecidos por la intervención de Antolinez en la transacción comercial y le dan un valioso obsequio, si bien esta era una tradición entre los suyos en este tipo de situaciones.
“Raquel y Vidas aparte se alejaron ambos y (se dijeron) entre sí: Démosle buen don, pues él nos lo ha buscado (…), vos lo merecéis, queremos daros buen regalo”.
mientras leia el articulo me acordaba de la pelicula animada que hubo años atras producida por dreamworlds studios, siendo una pelicula para niños, de trasfondo vemos un contraste muy distinto, al cid matando a moros, mostrandose como un heroe, o mas bien un santo, bajo la tutela de la iglesia catolica. Aemás del papel que cumplen los judios, teniendo una fama caracteristica por la segunda guerra mundial, se le logra dar esa connotacion de comerciantes quedando asi tambien este rasgo dentro de la cultura popular
ResponderEliminarAtte. Fabian Ibarra
Fabián, debes saber que los judíos apartes de haber entregado grandes contribuciones al mundo en las artes y las ciencias, también se han destacado por sus dotes en el comercio, por eso este aspecto lo refleja este libro (si bien con un dejo de racismo. Además en la época en la que aparece esta obra (que pertenecía a la tradición oral y sólo luego mucho después se escribió) en España por lo general convivían en paz cristianos, judíos y musulmanes, otorgándolo a la Península una rica herencia cultural de su pasar por ella.
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