domingo, 29 de noviembre de 2015

Mucho ruido, pocas nueces: segunda temporada de “Agentes de S.H.I.E.L.D.”


   Para buena parte de los seguidores del universo marvelita y en especial de sus últimas películas cinematográficas, la propuesta de Agentes de S.H.I.E.L.D. como programa televisivo, resultaba todo un regalo.  No obstante esta intención de sus creadores, de tener un nexo entre sus ficciones para el cine con la pantalla chica, tuvo un primer año disparejo, que tan solo en la segunda mitad de su temporada de debut mejoró y que ya recién en los últimos episodios tomó real fuerza (y con un potente desenlace).   Luego de esta mejora, era de esperar que al siguiente año todo fuese de más a mejor (como sin duda pasó con otro programa del género y sacado de las viñetas, aunque de DC en este caso, Arrow).  No obstante por más que se prometiera un producto con mayor intensidad dramática y calidad de entretención, la segunda temporada en muchos casos resulta decepcionante, por todo el buen material del cual no se supo sacar provecho; sin embargo tampoco es mala, aunque bien puede llegar a aburrir a buena parte de su auditorio y hasta decepcionar.  Empero puede ser que ya por fin en la tercera temporada logre encauzarse por completo, considerando las interesantes premisas que hacia su conclusión dejó consignadas.  Veamos ahora en qué consistió esta por igual irregular segunda temporada.
    Luego del pasado desastre y nuevos comienzos prometedores, en los que quedaron sus protagonistas y en especial del agente Coulson, era de esperarse una mayor intromisión del rico panteón ficcional de la llamada Casa de las Ideas…Pues en cierto sentido esto fue así al principio, primero debido a los flashbacks dedicados a los primeros años de esta agencia de espías y/o de seguridad internacional, al mostrar a los personajes de la nueva serie de Marvel, Agente Carter, ambientada poco después de la Segunda Guerra Mundial.  Luego se introdujo al segundo villano clásico de sus cómics, a través de la figura del criminal de pacotilla, aunque bastante interesante debido a sus poderes, el Hombre Absorbente.   Fue así como el primer detalle lejos estuvo muy bien logrado, mostrando personajes incluso más atractivos que los del show ambientado en la actualidad, algunos de ellos verdaderos íconos para Marvel, como bien resultan ser la mismísima agente Carter y el machote de Dum Dum Dugan; no obstante cuando podrían haber realizado inteligentes crossovers entre un título y otro, todo quedó en ascuas y al final la aparición de estos héroes quedó convertida en poco más que una anécdota.  En cuanto al Hombre Absorbente, este “se roba la película” desde el principio y los efectos especiales dedicados a su particular habilidad sobresalen…No obstante, cuando se creía que su uso en los guiones sería el comienzo de toda una gama de criminales superpoderosos,  el espectador deseoso de ello se queda con las ganas, al darse cuenta que el resto de la temporada no contará con ello (salvo los personajes “inventados” a propósito para esta serie y que, por cierto, para nada usan algún tipo de traje que emule la atmósfera comiquera).

    
El Hombre Absorbente.
      En un afán de otorgarle cierta identidad dramática y de sumarse a la costumbre actual de desarrollar una trama general a través de capítulos continuados, la serie perdió sus episodios autoconclusivos, de modo que a partir de este punto el argumento abordara una pura historia a lo largo de la temporada; no obstante dentro de este gran arco argumental, hubo dos grandes subdivisiones narrativas: primero la continuación del enfrentamiento contra Hydra y luego la aparición de los llamados Inhumanos, personajes clásicos de Marvel.  En todo caso esta última parte se fue gestando poco a poco, sutilmente, mientras nuestros protagonistas se enfrentaban una vez más a Hydra…Hasta que estos llamados Inhumanos cobraron su propia relevancia como nueva amenaza.   Poco conocidos en estos lares (me refiere a mi país, Chile), esta raza de seres extraordinarios, gracias a la manipulación genética de la raza extraterrestre kree en humanos, hace miles de años atrás, cobra vital importancia hacia esta segunda parte de la temporada; no obstante no se muestra a ninguno de sus personajes de relevancia, ya que en estos momentos se encuentra en preparación una megaproducción hollywoodense sobre ellos y en la cual por supuesto sí saldrán sus nombres más destacados (de este modo su inclusión dentro de la trama de la serie, resulta ser una manera de insertarlos dentro del conocimiento público y a la espera de este próximo filme).   Por lo tanto los inhumanos que salen en sus episodios, son “inventados” por los guionistas de la serie y lo peor de todo es que salvo dos de ellos bastante interesantes, el resto se ve igual que la gente “normal”, pues ni siquiera usan un traje propio de este tipo de cómics.
     Si en la primera temporada los efectos de la película Capitán América y el Soldado de Invierno, con respecto a la infiltración en las más altas esferas de S.H.I.E.L.D, por parte de Hydra se hizo notar bastante (lo que incluso se mantuvo durante la primera parte de este segundo año), así como también pasó con los sucesos de la primera cinta de Los Vengadores, en este caso los acontecimientos de  Los Vengadores: La Era de Ultron, apenas se hicieron notar; de hecho, más bien se menciona la invasión de esta inteligencia artificial de manera incidental.  Por lo tanto, se desperdició todo el material que podrían haber sacado a partir de la mencionada cinta y otras más de las últimas del llamado Universo Cinemático Marvel.
     En cuanto a la aparición de personajes sacados de las mismas películas, pues esta vez es más que escaso su uso.  De Nick Fury solo se habla (y bastante), mientras que se volvió a ver a Lady Sift (aunque en un capítulo de lo más aburrido, a diferencia de su genial intervención en la primera temporada) y a la agente María Hill (quien tuvo una breve participación en este caso).  
     Pese a sus varios puntos flacos, el segundo año de esta producción televisiva tiene sus aciertos.  Uno de ellos precisamente es la intriga que posee, la cual es mucho mayor que en la temporada que le precedió, ya que se hace presente desde varios arcos argumentales y que se unen para desarrollar esta historia central, que sigue a lo largo de toda la segunda temporada.  En primer lugar destaca todo lo que tiene que ver con el personaje traidor del año anterior y quien resulta ser uno de los grandes “villanos” del show; gracias a esto, además bien se puede decir que es uno de los mejores personajes de la serie, gracias a la personalidad compleja que se le otorga, retorcida e imprevista (y donde queda clara su tendencia psicótica).  A su vez S.H.I.E.L.D misma tiene su dosis de suspenso, cuando quedan descubiertas supuestas nuevas traiciones y las cuales llevan a nuestros héroes a enfrentarse otra vez a los suyos; sin embargo estos conflictos internos entre pares, permiten orientar a refrescantes caminos la trama, de modo que le otorga algunos de sus mejores momentos a esta irregular segunda temporada.  Por último, se encuentra todo lo relacionado a los Inhumanos, historia que tal como ya se dijo antes, se va armando desde antes de la revelación de su existencia y que además permite que la conclusión de la temporada, sea tanto o más divertida que la anterior.
    Si antes la participación de un actor consagrado como Bill Paxton, le concedió a la serie un estatus de mayor valoración, gracias a su interpretación, en esta ocasión se enrolaron al espectáculo nada menos que dos actores de renombre, con una importante cantidad de títulos cinematográficos y televisivos a cuestas (quizás para mejorar la malas decisiones, a la hora de encauzar el programa y/o potenciarlo).  Pues por un lado se pudo contar con el trabajo de gente como Kyle MacLachlan (protagonista de varios de los filmes clásicos de los ochenta y noventa de David Lynch) y Edward James Olmos (el recordado heroico almirante Adama del remake de Galactica).  El primero realiza un papel casi digno de sus tiempos a cargo de Lynch, haciendo de un personaje lleno de facetas, atormentado, impredecible y “muy de cómic”; luego de su rol antológico en la serie de televisión de culto Twin Peaks en los noventa, también de la mano del director que le dio la fama, llega a dar gusto volver a verlo en la TV (a su vez es increíble lo bien que ha envejecido, pues cuenta con 56 años de edad y se le ve completamente en forma en su papel de “villano”).  Al segundo resulta aún más gratificante tenerlo aquí, siendo que su personaje también resulta llamativo, puesto que su relación con la serie va en otro camino, a diferencia del de su colega, otorgando otro tipo de sorpresas (además es completamente distinto a otros que ha interpretado anteriormente, lo que no deja dudas sobre su propia versatilidad como actor).
Un renovado Deathlok.
    En el primer post dedicado a Agentes de S.H.I.E.L.D, se hizo mención al horrible traje que se le otorgó al personaje de Deathlok, que bien pareciera haberse hecho con pocos recursos…Pues en su mínima, aunque intensa participación de esta temporada, se le otorga una mejor vestimenta, acorde a su naturaleza de ciborg y a su símil de las viñetas.
    Teniendo en cuenta que un personaje principal en la temporada anterior, cometió alta traición y se fue al lado de los “malos”, el equipo del agente Coulson (o más bien, del Director Coulson) tuvo que reforzar sus alicaídas fuerzas.  De este modo se incorporaron tres nuevos personajes, bastante carismáticos por cierto, gracias al encanto de sus personalidades.  En primer lugar destaca el guapo mercenario Lance Hunter, quien al principio se ve como un sujeto de moralidad dudosa, aunque luego se va enrielando. Asimismo se cuenta con otro atractivo varón, este de raza negra, el ingeniero Mack, quien mantiene una relación bastante singular con sus compañeros, en especial con su jefe Phillip.  Luego debe mencionarse a una de las mujeres más despampanantes de la serie (y quizás de la televisión, je), la agente Morse, a cargo de Adrianne Palicki (actriz que hizo nada menos que de Supergirl, en la ya clásica serie de Smallville); entre los puntos de interés de esta dama, se encuentra su condición de ex esposa de Hunter, de la que se “habló pestes” hasta antes de su aparición y que tras hacerse pública, demostró ser uno de los grandes aportes de la temporada.   Y al respecto es que no se puede olvidar el regreso de los simpatiquísimos (y “ñoños”) agentes Koenig ¿Trillizos? ¿Cuatrillizos? ¿Clones? Y a uno de los cuales tuvimos la dicha de conocer la temporada anterior.
     Y para terminar, es bueno considerar qué sucede con los viejos protagonistas, en este segundo año de aventuras y desventuras:

·         Coulson: Tras la confianza absoluta depositada en él por Fury, se le otorgan mayores responsabilidades que nunca, las que realiza de manera óptima, aun guardando el secreto a sus amigos.  Es aquí donde sobresale su capacidad para superar las eventualidades y adelantarse a cualquiera de ellas, incluso teniendo planes alternativos si las circunstancias lo requieren.  También se evidencia en él más que nunca su enorme corazón, con una especie de dulzura masculina pocas veces vista en una serie de este tipo.  Su relación paternal con Skye se hace más estrecha y entrañable.
·         Skye: Aquí descubre su origen, que se llama Daisy Jhonson, y conoce a sus padres, además de su verdadera naturaleza.  Al comienzo de la temporada la vemos convertida en toda una agente de S.H.I.E.L.D., gracias a la asesoría de nada menos que de May, de quien por increíble que parezca, se hace amiga; además de ella aprende a ser una experta luchadora en artes marciales.  Por otra parte, le toca pasar varias difíciles pruebas, las que no dejan duda de su integridad como personas, tras pasarlas todas de forma victoriosa.
·         May: En esta temporada la humanizan más, al punto de tener un episodio dedicado a ella y donde se explica el motivo de su apodo “La Caballería” (sin vacilaciones, de entre lo más óptimo de este año); además se aborda el tema de su fallido matrimonio, con su ex esposo como nuevo personaje recurrente.  Esta recia mujer es lejos uno de los mejores protagonistas de la serie, en parte gracias a su calidad de sujeto abrumado y aun así con una lealtad y voluntad férreas (además de ser tan buena luchadora).
·        Ward: Tras conocerse más su pasado y las especiales circunstancias en la que se encuentra durante la segunda temporada, se evidencia en él a un hombre desequilibrado y a un rival de temer (ya que en cierto sentido es la versión masculina de la anterior).  Su  cambio de imagen, con barba cerrada y luego con otra de “días”, lo hace verse mucho más atractivo y viril que antes (cuando era el típico carilindo de un programa televisivo). 
·       Simmons: Comienza la temporada en una misión de extremo peligro y secreto, por lo que en varios capítulos se encuentra alejada de su círculo de confort.  Tras su regreso, le toca lidiar con los problemas de confianza de su mejor amigo, Fitz, lo que en parte acaba durante un tiempo la armonía de ambos, hasta que todo se resuelve.   En esta temporada se deja ver también su propio lado oscuro, sin embargo ello no le quita puntos como chica dulce.
·      Fitz: Empieza la temporada en una verdadera crisis, convirtiéndose en el personaje más desgraciado de todo el programa, hasta que logra salir adelante y superarse (pues como dice el dicho: “Lo que no te mata te hace más fuerte”).

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Una segunda temporada potenciada para “Hannibal”.


     La serie de televisión basada en los personajes creados por Thomas Harris, a partir de su novela Dragón Rojo, tuvo un final de temporada impresionante en su año de debut.  Pues uno de los dos coprotagonistas, el agente del FBI Will Graham, terminó tras las rejas del manicomio para asesinos desquiciados, que más adelante sabemos acogerá al doctor Hannibal Lecter.  Es así como haciendo honor a tan potente acto, la segunda temporada empieza con una escena igualmente inesperada, al mostrar cómo dos de sus personajes relevantes se enfrentan en una dura pelea, tan violenta y sangrienta como bien nos acostumbró la serie desde su partida; ello luego da paso a un extenso racconto, ya que el resto de la temporada irá mostrando de manera progresiva, cómo fue que estos dos llegaron a ello y hasta que en el último capítulo se retoma dicha pelea, para luego ver lo que ocurrió después.
      La mitad de la segunda temporada muestra al sufrido Graham, acusado de crímenes que no cometió, en una especie de descenso personal hacia los infiernos y con lo cual este va perdiendo la poca integridad que había llegado a tener, hasta llegar a cometer actos reprobables.  De hecho, la crisis por la que pasa este especialista llega a tal punto, que pierde el atractivo físico que en algún momento llegó a tener, viéndose demacrado y desaseado; en cambio ahora se pudo ver a su contrapartida en un terreno más sexy, semidesnudo y en escenas con cierto corte erótico. Asimismo mientras sucede todo esto, Lecter hace de las suyas, engañando como siempre con su sofisticada imagen y moviendo los hilos a su gusto para conseguir lo que desea.  De este modo, se podría decir que siempre el ganador resulta ser Hannibal, quien en muchos sentidos está por sobre los demás, en lo que se refiere a inteligencia y habilidades natas para sobrevivir como todo un depredador humano.
     Una faceta interesante que se puede apreciar sobre este psicópata caníbal, es su calidad de maestro de otros asesinos seriales, a quienes descubre y maneja como quiere.  Numerosos son los enfermos mentales violentos que aparecen en este segundo año, cada uno de ellos con un modus operandi distinto y “artístico”, que muestran lo peor de nuestra propia humanidad.  Entre estos monstruos humanos destacan el que convierte los cuerpos de sus víctimas en esculturas y aquel que se siente un animal salvaje, diseñándose una especie de traje bestial.  Las crueldades exhibidas en el show solo son para estómagos fuertes, pues quizás la televisión nunca antes llegó a producir títulos tan gores.
     Los guionistas a cargo resultan ser bastante osados, a la hora de tomar el material original en el que se inspiraron, ya que introdujeron en la trama cambios drásticos con respecto al libro de Harris, lo que bien puede ser del agrado de quienes lo conocen o hacer que más de uno de ellos quede descontento al respecto.  No obstante estas modificaciones argumentales sin duda ayudan a aumentar la tensión y a sorprender al espectador,  diciéndonos que nadie está seguro al lado de Hannibal Lecter y su nefasta influencia.  Es así como en esta ocasión mueren (y de forma muy cruel) dos importantes personajes, siendo que uno de ellos dentro de la continuidad de los libros, debía mantenerse vivo al menos un buen rato más. 
     Dentro de este uso inteligente de la materia prima, del universo ficcional literario de la obra de Thomas Harris, se encuentra la entrada de dos personajes relevantes, de la tercera novela de la tetralogía: Hannibal.  Es así, como el espectador puede llegar a conocer la versión para la televisión de Mason Verger (quien tal vez llega a verse todavía más desagradable, que su símil cinematográfico) y su abusada hermana menor Margot.  Pues en el programa se aborda cómo fue que se conocieron todos estos, incluyendo el origen de la relación entre Lecter y Verger, retratando luego con una crudeza que llega a superar lo visto hasta ahora aquí, la famosa automutilación de Verger tras ser engañado por su psiquiatra.  Por lo tanto, los episodios que abordan todo esto resultan ser la explicación adecuada de la posterior insidia que le tendrá Verger a Lecter, llevándolo luego a su propia vendetta.  En cuanto a Margot, quien no fue considerada para la adaptación fílmica de Ridley Scott de la novela, su caracterización difiere bastante de la correspondiente al texto literario; pues si bien en la serie resulta ser una bella y sensual mujer, en el libro es todo lo contrario por carecer de la femineidad esperada (pues el abuso de esteroides la ha convertido en una montaña de músculos).
A Lecter también le toca "sufrir" en
esta temporada. 
    La obsesión de Lecter por Graham se hace más evidente que nunca, quien no deja de repetir que Will es su amigo, pese a todo el daño que le ha causado.  Lecter lo busca una y otra vez, tratándolo de convencer que le desea lo mejor y que siente amor de amigo real por él.  Quizás en su anómala psiquis, el agente sea lo más cercano que haya tenido alguna vez a un verdadero compañero y por eso mismo Hannibal se empecina en convertirlo en un sujeto retorcido como él…para no estar solo en un mundo lleno de presas a su disposición.  En esta enfermiza relación hay algo de homoerotismo (idea a lo mejor descabellada de mi parte), puesto que Lecter y Graham en un momento llegaron a ser confidentes de una manera demasiado estrecha, siendo que antes de conocerse fueron unos verdaderos solitarios y es en ese sentido que cuando Lecter llega a seducir a la doctora Alana Bloom, lo hace porque no puede llegar a tener como quisiera a su “amigo”; de ese modo es lo más cerca que puede llegar a estar de él, en especial tras el quiebre de la relación de ambos.
    Si en su año de estreno cada capítulo tuvo como nombre un plato distinto de la cocina francesa (cabe recordar que Hannibal es un experto chef, aunque algunos de sus ingredientes son de más que dudosa procedencia), en este segundo año los títulos se encuentran sacados de comidas japonesas.   Esta interesante elección no solo tiene que ver con las actividades culinarias de Lecter, si no que sus nombres en muchos casos fueron escogidos, porque el aperitivo al que hacen mención se relaciona de una manera u otra, con los acontecimientos mostrados.
    Aparte de los profesionales del FBI que toman un destacado papel en la trama, también vuelven a aparecer otros que ya conocimos el año anterior y que todavía en esta segunda temporada tienen mucho que contar.  Es al respecto que mantienen su notoriedad personajes como la periodista Freddie Lounds, la esposa de Jack Crawford, Bella, como también los doctores Chilton y Du Maurier; a su vez el otro doctor asesino, Gideon, una especie de “antecedente” de Lecter, vuelve a salir, demostrando otra vez su personalidad falta de encanto, a diferencia de su “doble” colega.  Freddie sigue tan calculadora como siempre, si bien da más de una sorpresa; en cuanto a la mujer de Jack, aquí nos regala uno de los momentos más emotivos de la temporada, permitiendo además conocer otra faceta de Hannibal. En cuanto a los dos psiquiatras  mencionados, considerando a ambos y a Lecter, como a la Bloom… ¡Pues no dejan muy bien considerado al gremio! De tal modo sus integrantes se ven como individuos inestables y pocos de fiar. Además el Chilton de la serie es mucho más rastrero que el de las películas, en tanto que Bedelia hasta este año mantiene su cuota de hermetismo, respecto a sus taras emocionales.
    Considerando los eventos mencionados arriba, puede notarse que el tema de los llamados “juegos mentales” se hace relevante en esta segunda temporada (aún mucho mejor que su predecesora), ya que sus personajes constantemente se encuentran lidiando y usando su inteligencia para enfrentar duras pruebas, siendo que muchas veces no queda claro cuál es la división entre la verdad y la mentira.  Es algo así como un tablero de ajedrez o más bien una partida múltiple de un solo jugador contra varios oponentes, donde este contrincante en varios campos a la vez, demuestra manejar como nadie las piezas que posee.

Hay hasta horror "hermoso" en esta temporada como en esta foto se puede apreciar.

sábado, 21 de noviembre de 2015

El derecho a la autenticidad.


     Italo Calvino (1923-1985) fue un escritor italiano nacido en Cuba mientras sus padres vivían en ese país, pero que a los dos años se regresaron a su patria, donde permaneció la mayor parte de su existencia.  Tras recibir una educación de izquierda y comprometida socialmente, estuvo por años ligado al Partido Comunista de su nación, hasta que decepcionado se desligó de este, aunque siempre mantuvo los intereses humanistas, además de los de corte artístico (ya que en sus obras no dejó de hacer crítica al sistema, aunque siempre cuidando la dimensión estética de su trabajo, escribiendo textos con múltiples lecturas interpretativas y experimentando a la hora de narrar sus historias).
     Incursionó además en el ensayo y el periodismo, trabajando tanto el relato corto por medio de numerosos cuentos de su autoría, como la novelística.  Comenzó su carrera con una literatura de corte neorrealista, esto es representativa de las temáticas de denuncia y cercanas a la vida de los sectores populares, como con su ópera prima El Sendero de los Nidos de Araña (1947); no obstante luego se decantó por una literatura más de corte maravilloso y hasta cierto punto fantástico, con algunos elementos de ciencia ficción en algunos casos, como bien sucede con sus textos Las Cosmicómicas (1965), Tiempo Cero (1967) y Las Ciudades Invisibles (1978).

Italo Calvino.

      Su novela El Barón Rampante (1960) es sin duda una de sus obras más famosas, formando parte de una trilogía de fábulas para adultos, en conjunto con El Vizconde Demediado (1960) y El Caballero Inexistente (1961); todos ellos libros en los cuales su autor jugó con la extrapolación, para abordar diferentes temas de todo tipo, con acidez por un lado y con un hondo lirismo por otro.
      Usando un narrador testigo, ya que quien cuenta la historia es el hermano menor del protagonista, es la historia de Cósimo, primogénito de una familia noble de poca monta, quien enojado con los suyos (y en realidad con las convenciones de la vida, como también resistiéndose a la idea de una vida infeliz, tal como sin dudas puede verse entre quienes lo rodean) decide a los doce años de edad vivir en los árboles y nunca más bajar de ellos.  Pues lo que parece el capricho de un niño, se convierte en una opción diferente de vida, ya que Cósimo cumple su palabra y no vuelve a pisar el suelo.  De este modo la novela será la crónica, venida de la fuente más cercana posible, acerca de los poco más de sesenta años, que pasa arriba de los árboles el entrañable protagonista.
      Por cierto, se trata además de una obra que se mueve entre la narrativa histórica, ya que está ambientada en el siglo XVIII y cierto realismo mágico.   Lo primero, porque en ella aparecen, aunque de manera breve, personajes históricos como Voltaire y Napoléon; del mismo modo también se describen en parte las costumbres de la época, sus tipos humanos y sus acontecimientos narrados se relacionan con eventos reales, tales como la Revolución Francesa y algunos conflictos bélicos propios de la zona en la que transcurre el libro.
     
Lo primero que puede llamar la atención desde sus primeras páginas, es la caracterización que hace el autor a la familia de Cósimo, bastante disfuncional por cierto y llena de personajes que caen en el esperpento, aunque aun así poseen una humanidad tal, que la mayoría de ellos logra enternecer al lector.  En primer lugar, destaca un padre que hace lo posible por llevar con dignidad su título nobiliario y liderar a su familia como hombre recto, además de ganarse el respeto de su comunidad; no obstante ante tanta preocupación, siempre es alguien lejano para su sangre y ello lo convierte en otro de los seres desgraciados, que viven en el que fuera el hogar del protagonista.  Luego está la madre, llamada la Generala, pues fue criada en medio de un ambiente militar y gusta de educar a sus hijos de manera marcial, aprovechando cualquier excusa para llevar a cabo su frustración de no haber servido en la milicia, por lo que no ceja en sacar al soldado que hay en ella apenas pueda; este hecho la mantiene también distante de sus hijos, hasta que ve en la opción del vástago mayor, algún tipo de relación con sus sueños y ello le otorga cierto orgullo.  Luego está la hermana, quizás el familiar más bizarro de todos, una chica con aires de crueldad y forzada a vestir de monja en su propia casa, por un extraño escándalo con un varón (siendo que en realidad ella no fue la víctima, sino la victimaria); la muchacha gusta cocinar, aunque sus ingredientes son de lo más asquerosos (insectos, caracoles y lo más insospechado), comida que obliga a sus dos hermanos pequeños a consumir.  Les sigue un tío, hermano “natural” del padre, quien es abogado, aunque no practica su profesión y viste a la usanza turca tras un periodo con este pueblo; taciturno como los otros dos adultos de la casa, guarda celosamente un par de secretos, que descubre con el tiempo Cósimo tras su vida en los árboles.  Por último el hermano menor, quizás el más “normal” de su núcleo familiar, también resulta ser el más aburrido del resto, porque salvo su papel de narrador, lleva una vida sin matices y que lo hace contrastar con la extravagancia del resto.   Bien se puede decir que todos estos son sujetos o bien infelices (los adultos) o de pocas virtudes que los destaquen frente a otros (ambos hermanos), lo que contrasta con el genio que desde temprana edad, demuestra ser el personaje principal.

      “Nuestro padre el barón era un hombre fastidioso, la verdad, aunque no malvado; fastidioso porque su vida estaba dominada por ideas confusas, como sucede a menudo en épocas de cambio. Los tiempos agitados transmiten a muchos una necesidad de agitarse ellos también, pero totalmente al revés, o de forma desorientada: así, nuestro padre, con lo que entonces se estaba incubando, hacía alarde de pretensiones al título de duque de Ombrosa, y no pensaba más que en genealogías y sucesiones y rivalidades y alianzas con los potentados vecinos y lejanos.
     Por eso en casa se vivía siempre como si estuviéramos en el ensayo general de una invitación a la Corte, no sé si a la de la emperatriz de Austria, del rey Luis, o quizá de aquellos montañeses de Turín. Nos servían un pavo, y nuestro padre observaba si lo trinchábamos y descarnábamos según todas las reglas reales, y el abate casi no lo probaba para no dejarse coger en un error, él que debía ayudar a nuestro padre en sus reprensiones. Del caballero abogado Carrega, en fin, habíamos descubierto su fondo de intenciones equívocas: hacía desaparecer muslos enteros bajo los faldones de su zamarra turca, para comérselos luego a mordiscos como le gustaba, escondido en la viña; y nosotros habríamos jurado (aunque nunca conseguimos pillarlo con las manos en la masa, de lo hábiles que eran sus movimientos) que se sentaba a la mesa con el bolsillo lleno de huesos ya descarnados, para dejarlos en el plato en lugar de los cuartos de pavo hechos desaparecer como por encanto. Nuestra madre la generala no contaba, porque usaba bruscos modos militares incluso al servirse en la mesa - «So! Noch ein wenig! Gut!» -, a los que nadie replicaba; pero con nosotros se comportaba, si no con etiqueta, con disciplina, y echaba una mano al barón con sus órdenes de plaza de armas - «Sitz' ruhig! ¡Y límpiate los morros!» -. La única que se encontraba a sus anchas era Battista, la monja doméstica, que descarnaba pollos con un ahínco extremo, fibra por fibra, con unos cuchillitos afilados que sólo tenía ella, parecidos a bisturís de cirujano. El barón, que acaso habría podido ponérnosla como ejemplo, no osaba mirarla, porque, con aquellos ojos espantados bajo las alas de la cofia almidonada, los dientes apretados en su amarilla carita de ratón, le daba miedo incluso a él. Se comprende, pues, que fuera la mesa el lugar donde salían a luz todos los antagonismos, las incompatibilidades entre nosotros, y también todas nuestras locuras e hipocresías; y que precisamente en la mesa se determinara la rebelión de Cósimo. Por esto me alargo al contarlo, puesto que, en la vida de mi hermano, ya no volveremos a encontrar ninguna mesa aparejada, podemos estar seguros”.



     Cósimo desde el principio de la novela se hace querible, pues es una persona maravillosa, que por supuesto en medio de su poco atractiva familia no podía ser él mismo, de modo que cuando decide revelarse, de algún modo lo que hace es liberarse de las ataduras que significa ser alguien más del montón.  Es elocuente, caballeroso e ingenioso, también hábil y culto, inteligente y una vez que se hace mayor, no deja de ser interesante para el sexo femenino (lo que le otorga una divertida serie de enredos amorosos, entre los reales y los inventados por el populacho, al convertirse en toda una personalidad del pueblo).  Para subsistir lo más cómodamente posible en su estilo de vida, llegando a ser autosuficiente, inventa toda una serie de artefactos y técnicas, que lo hacen aún más admirable.  Su hermano menor lo adora y tras pasado el tiempo, incluso su padre llega a reconocer que su heredero es alguien digno.  A lo largo de su existencia, el Barón tiene varias aventuras extraordinarias, las que dejan claro su calidad de sujeto notable, llegando a hacerse querido por su comunidad, la que lo toma tanto por un “loco lindo”, como por alguien con rasgos de sabio y con el cual pueden contar cuando lo necesitan. 

      El listado de las vivencias destacadas de Cósimo es grande y variado, convirtiendo cada una de sus hazañas en toda una delicia para el lector.  Sus distintas intervenciones, junto a todo tipo de personajes, evidencia como nunca su singular identidad y que lo convierte en un hombre notable, aspecto suyo que desde niño forma parte de él.  Al respecto se pueden mencionar su amistad con un peligroso ladrón, quien se obsesiona con la lectura de novelas, al punto de perder su interés por la vida al filo de la ley.  También llega a conocer a un grupo de españoles, aristócratas como él, quiénes llegan a sus costas tras ser exiliado por el rey, viéndose obligados a vivir en los árboles; nuestro héroe pasa una temporada con ellos y entabla su primera relación romántica con una de sus damas.  Igual de entretenida resulta ser su experiencia con unos piratas, a los que él solito logra derrotarlos.  La verdad es que muchas otras cosas pasa el llamado Barón Rampante y que es mejor descubra por su cuenta quien a futuro se adentre en sus páginas.
     De entre toda la gente con la que llega a codearse, la más importante para su persona, educación sentimental y su destino final, viene a ser Viola, la hija pequeña de una familia noble vecina y a la que conoce de niño, de la que se prenda a primera vista.  Pues Viola tal como él desde niña, demuestra poseer una personalidad fuerte e independiente, pero hasta allí llega su semejanza con Cósimo, ya que donde este es respetuoso de los demás, humilde e íntegro en general, la otra resulta ser alguien caprichosa y manipuladora; no obstante como bien dice el dicho, los opuestos se atraen y ello a la larga trae sus consecuencias (unas bien cómicas y otras trágicas).  Es en esta relación entre ambos y la mencionada con la española, que se puede observar el tema de la soledad, el cual en todo caso es visto en otros personajes de la novela, como su familia; puesto que es la soledad debido a sus propias elecciones pasadas, lo que los lleva a cada uno a acercarse al otro, aun cuando esta compañía nunca llega a ser un bálsamo total contra ese sentimiento.  Asimismo cuando Cósimo llega a entablar algún tipo de amistad, lo hace con individuos por igual solitarios como él, siendo que luego el compañerismo entre ellos no llega a la plenitud, porque al final nunca se convierten en el par del otro y tampoco se consigue la esperada confianza.  Por lo tanto, las relaciones sociales si bien se fundan en la necesidad de compenetración social, nunca llegan a ser por completo satisfactorias (salvo cuando se trata del socorro en casos de necesidad mayor, como cuando en dos ocasiones distintas, Cósimo se transforma en el salvador de sus conciudadanos).
     Pese a los nobles que aparecen en el libro y que viven en el mismo pueblo de Cósimo, quiénes no son descritos como persona ideales en todo caso, buena parte de su desarrollo permite conocer a los pobladores más sencillos del lugar y por ello mismo mucho más auténticos (como dichosos), que quiénes ostentan algún título nobiliario o poder económico.   De este modo el libro resulta ser una especie de oda a la vida simple, vista a través de la figura del protagonista, como de los pobladores, quienes pasan su existencia sin mayores complicaciones.
     A momentos la narración toma la primera persona, en los episodios donde el narrador opta por dar paso a Cósimo, como el responsable de contar en directo sus aventuras.  A su vez cabe destacar la presencia de varios párrafos pertenecientes a diálogos en otras lenguas, como el alemán, el francés, el ruso y el español, que en la lengua original del texto no están traducidos; de este modo por ser uno hablante nativo del idioma castizo, resulta gratificante saber qué en realidad habla el protagonista, con los exiliados en los capítulos dedicados a su periodo con esta gente.
     El libro posee ratos de verdadero humor, que pueden sacar más de una sonrisa, no obstante es en sus episodios más sublimes, que el corazón del lector puede llegar a sobrecogerse, debido al lirismo de su autor para contarnos algo con tanta emotividad.  Para ejemplificar esto último, una cita a la inolvidable reconciliación entre padre e hijo, luego de un buen tiempo de escasa comunicación:

     “Donde se encontraron era un lugar abierto, con una fila de arbolitos alrededor. El barón dio vueltas con el caballo de arriba abajo dos o tres veces, sin mirar al hijo, aunque lo había visto. El muchacho, desde el último árbol, se acercó salto a salto a árboles cada vez más cercanos. Cuando estuvo delante de su padre se quitó el sombrero de paja (que en verano sustituía al gorro de gato salvaje) y dijo:
     - Buenos días, señor padre.
     - Buenos días, hijo.
     - ¿Estáis bien?
     - De acuerdo con los años y los sinsabores.
     - Me complace veros animoso.
     - Lo mismo quiero decir de ti, Cósimo. He oído que te afanas por el provecho común.
     - Me despierta interés la salvaguardia de los bosques donde vivo, señor padre.
     - ¿Sabes que una parte del bosque es de nuestra propiedad, heredada de tu pobre abuela Elisabetta que en paz descanse?
     - Sí, señor padre. Por Belrío. Crecen allí treinta castaños, veintidós hayas, ocho pinos y un arce. Tengo copia de todos los mapas catastrales. Es precisamente como miembro de una familia propietaria de bosques que he querido unir en sociedad a todos los interesados en conservarlos.
     - Ya - dijo el barón, acogiendo favorablemente la respuesta. Pero añadió -: Me dicen que es una asociación de panaderos, hortelanos y herreros.
    - También, señor padre. De todas las profesiones, con tal que sean honestas.
    - ¿Tú sabes que podrías mandar en la nobleza vasalla con el título de duque?
    - Sé que cuando tengo más ideas que los demás, doy a los demás estas ideas, si las aceptan; y esto es mandar.
     «Y para mandar, hoy en día, ¿se estila vivir en los árboles?», tenía el barón en la punta de la lengua. Pero ¿de qué valía poner todavía en danza esa historia? Suspiró, absorto en sus pensamientos. Luego se desató el cinturón al que estaba colgada su espada.
     - Tienes dieciocho años... Es hora de que se te considere un adulto... Yo ya no viviré mucho... - y sostenía la espada plana con las dos manos -. ¿Recuerdas que eres el barón de Rondó?
    - Sí, señor padre, recuerdo mi nombre.
    - ¿Querrás ser digno del nombre y del título que llevas?
    - Trataré de ser lo más digno que pueda del nombre de hombre, y lo seré también de cada atributo suyo.
    - Ten esta espada, mi espada - se alzó sobre los estribos, Cósimo se bajó en su rama y el barón alcanzó a ceñírsela.
    - Gracias, señor padre... Os prometo que haré buen uso de ella.
    - Adiós, hijo mío - el barón volvió su caballo, dio un corto tirón a las riendas, se alejó cabalgando lentamente.
    Cósimo se quedó un momento pensando si no debería saludarlo con la espada; después consideró que su padre se la había dado para que le sirviera de defensa, no para hacer movimientos de desfile, y la dejó en la vaina”.

    Tras una vida maravillosa encima de los árboles, aunque nunca alejado de la tierra, sobre la que sus raíces se sujetan y nutren (tal como él mismo mantiene su lazo con la humanidad), llegan los últimos días de Cósimo…Pues aun cuando estos no carecen de su cuota triste, su despedida resulta tan extraordinaria, como acostumbró a vivir, otorgándole cierta inmortalidad y con la cual su leyenda nunca perdería la magia que lo caracterizó.   Por tal razón Calvino, concluye su preciosa obra de una manera inesperada, aunque para nada alejada de su tono fabuloso.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El peor escenario posible para el Multiverso DC.


                                                   

     Entre mayo y septiembre de 2011 se publicó la serie limitada de DC titulada Flashpoint, de solo cinco números, si bien contó con varias revistas extras a manera de complementarios a los sucesos narrados en ella.  Independientemente de la vorágine narrada en sus páginas, puesto que está llena de emociones adrenalínicas por parte de sus protagonistas, esta historia permitió a los responsables de DC diseñar la estrategia adecuada, la antesala, al posterior reseteo de DC a partir de octubre de ese mismo año… ¿Y por qué razón este efecto tras los eventos de la mencionada serie? Pues debido a que los lectores de años de sus cómics, nos encontramos en Flashpoint con una realidad alterada de su “Tierra principal”, por completo trastocada y la cual luego de ser arreglada, pasa a ser un nuevo punto de partida para casi 25 años de cronología.  La verdad es que estratégicamente hablando, esto fue una excusa para renovar sus ficciones y de paso ganar más lectores, tras no verse sometidos a tanto tiempo de continuidad.   No obstante el evento orquesto por sus creadores fue divertido, efectivo y marcó precedentes tras lo mostrado en él, algo que pocos lo pueden negar.
    Siendo sinceros, no fue la primera vez en que DC realizó un experimento como este, ya que entre 1985 y 1986 editó la miniserie que sería uno de sus mayores éxitos y que sin duda se convirtió en todo un hito dentro de las historietas: Crisis en las Tierras Infinitas.  Pues en doce números, guionizada por uno de los grandes talentos del medio como lo es Marv Wolfman y dibujada por ese otro gran artista que es George Pérez, logró reordenar su desordenado panteón, tras un sinnúmero de mundos paralelos, que ya había perdido cohesión según los especialistas.  Quizás uno de sus puntos más fuertes, fue cómo en sus páginas pudieron pasar tantos personajes DC, para terminar dejando solo una Tierra (y un universo), idea que perduró por años.
    Luego en 1994 vino Hora Cero: Una Crisis en el Tiempo, diseñada por Dan Jungers, uno de los pesos pesados de DC en los noventa (el mismo que orquestó la muerte de Superman a manos de Doomsday y creó al popular superhéroe Boster Gold), miniserie de cinco números que pretendió corregir algunos elementos que la anterior crisis dejó de lado y de modo que tras su término, el universo DC nuevamente pasó por ciertos cambios, aunque no de manera tan drástica como en 1986 y tras lo sucedido con Flashpoint.

    Y ahora volviendo de lleno a la miniserie a la que está dedicada este texto (y de la cual vendrán varios post, considerando los distintos crossovers y ti-ens que tuvo, teniendo en cuenta los tomos editados por ECC en español y que tuve el gusto de comprar, por fin, y leer), es necesario saber quiénes se encuentran detrás de esta obra.  Pues en el guión estuvo uno de los nombres más importantes de DC en la actualidad, tanto en su calidad como escritor de varias obras destacadas en el último tiempo, como en su rol de ser uno de los mandamás de esta empresa, gracias justamente al impacto que ha provocado entre los lectores con su trabajo (lo que por supuesto, ha dado grandes divisas económicas a la compañía): Geoff Jhons.  Basta decir que antes de que se pensara en armar esta nueva crisis dentro de DC, Jhons tuvo la osadía y la buena idea de devolver a sus antiguos papeles a dos clásicos superheroicos de la Edad de Plata, en su labor como justicieros: al Linterna Verde Hal Jordan (para bien o para mal, es el más famoso de todos quienes han ostentado su cargo) y el segundo Flash, Barry Allen.  A ambos los rescató de la muerte y al primero le devolvió al estatus como principal  humano dentro del equipo de la Tierra, al servicio de este cuerpo intergaláctico policial; mientras que el segundo recuperó por su mediación el protagonismo en su revista, dejando en segundo plano a su sucesor Wally West (y eso que tuvo un periodo destacado escribiendo para el pelirrojo velocista).  Además antes de Flashpoint estuvo tras varios otros éxitos de DC, sobresaliendo en sus etapas a cargo de La Sociedad de la Justicia y Superman, aparte de las cabeceras dedicadas a los superhéroes esmeralda y escarlata respectivamente.  No obstante fue con la siguiente crisis tras la mencionada Hora Cero, llamada Crisis Infinita (2005-2006) y su secuela directa 52 (2006-2007), que Johns manejó con una soltura increíble una inmensa cantidad de personajes en sus tramas, reordenando y acomodando todo de tal manera, de dar pie a grandes sagas de corte épico. Luego de demostrar con Flashpoint su capacidad inventiva y convertirse en definitivamente en el nuevo niño de oro de DC, tras su renovación con los llamados Nuevos 52, se le entregó la gran responsabilidad de relanzar a la Liga de la Justicia y a Acuaman (siendo este quizás el mejor periodo del soberano de Atlantis, tras el recordado paso de Peter David como escritor suyo); asimismo continuó encargado de las aventuras del Linterna Verde Hal Jordan, tras su éxito con el personaje previo a Flashpoint.  La significancia del trabajo de este guionista para su compañía ha llegado a tal punto, que algunas de las últimas películas animadas sobre sus cómics han sido adaptaciones de sus novelas gráficas: Superman versus La Elite (2012), Superman Desencadenado (2013) Liga de la Justicia: La Paradoja Flashpoint (2013), Liga de la Justicia: Guerra (2014) y Liga de la Justicia: Trono de Atlantis (2015).   A su vez ha escrito capítulos para las series de televisión basadas en cómics DC, como lo son Smalville, Arrow y The Flash.   A la hora de sintetizar las características de su aporte, si bien no posee las múltiples lecturas de los argumentos más sofisticados intelectualmente, de sus colegas como Grant Morrison y  Alan Moore o la emotividad ya lírica e intertextualidad de gente de la talla de Neil Gaiman o Michael Straczynski, sus historias rebosan de acción y aventuras, que hacen que leerlo sea sin dudas algo muy entretenido; además construye tan bien sus textos, que logra darle una continuidad a las tramas que crea, de modo que conecta eventos ocurridos hace mucho tiempo atrás con los más recientes.
     En el apartado dedicado al dibujo, estuvo Andy Kubert, un artista de técnica preciosista y preocupado por el más mínimo detalle de sus trazos, hijo y hermano de otros dos grandes del noveno arte, como lo son Joe y Adam Kubert.   Su carrera ha tenido logros notorios tanto en Marvel y DC, además de otras empresas. Para la primera destacan su aporte a uno de los títulos más inolvidables sobre Wolverine, Origen (2001-2002), X-Men, Spiderman, Thor, Capitán América y muchos más, además de encargarse de algunos números de Conan.   En cuanto a DC, su labor en varios ejemplares sobre Batman es prácticamente antológica. 
   
¿Y de qué trata Flashpoint? Pues tal como se puede deducir de parte de su nombre, en su argumento cumple un papel fundamental Flash, Barry Allen para ser más preciso, siendo su personaje principal, si bien comparte el protagonismo junto a otros dos “viejos” superhéroes.  Uno de estos dos compañeros, tenía que ser nada menos que Batman, lejos el “caballito de batalla” de DC; mientras que el otro en parte viene a ser toda una sorpresa, al ser elegido para ocupar tal puesto en esta decisiva historia, Ciborg y antiguo miembro de los Jóvenes Titanes, en cada una de sus encarnaciones. La elección de usar a Victor Stone, Ciborg, radica claramente en el deseo de darle mayor relevancia a otras etnias en las historietas de la compañía, ya que Stone es de raza negra.  Si bien desde su aparición Ciborg demostró una personalidad carismática, más todavía por el hecho de ser un “lisiado” que fue capaz de salir adelante a sus incapacidades (ya que tras perder varias de sus extremidades en un accidente, gracias a sus prótesis siguió adelante y demostró ser un sujeto destacado), por años fue considerado un “secundario” al comparársele con otros justicieros jóvenes, a diferencia de Robin (en cualquiera de sus versiones), Ala Nocturna, Batichica o Super Boy.  No obstante fue en la década pasada, cuando el guionista afroamericano Dwayne McDuffie lo incorporó en las filas de la Liga de la Justicia, idea que se quiso potenciar más a partir de esta novela gráfica y sus consecuencias con el Nuevo Universo DC en la actual Liga y donde Ciborg es uno de sus miembros fundadores (asimismo cuando hizo el guión de la película animada de Liga de la Justicia: Doom, de 2012, basada en el arco argumental Torre de Babel de Mark Waid, dentro de los cambios que hizo en su adaptación, fue incorporar a Ciborg a este supergrupo).   Frente a este singular trío uno se preguntaría entonces qué pasa con Superman, quien no aparece como uno de los grandes héroes de la historia…Pues sí sale en ella, pero como la realidad está trastocada a tan gran escala en esta obra, Kal-El aparece, aunque de una forma bastante inesperada.
    Y ahora volviendo al argumento de la novela gráfica que hoy nos reúne, en ella una mañana se despierta Barry y se da cuenta de que el mundo que conoce no es el mismo, sino que se haya en un lugar de connotaciones apocalípticas, por todos los cambios sufridos respecto a lo que él conoce.  Pues en esta Tierra en la que se haya, una terrible guerra entre la Atlántida liderada por Acuaman y la Mujer Maravilla capitaneando a las amazonas de Themyscira, tiene al planeta al borde de la destrucción.  Además ambas antiguas razas son xenófobas y subyugan a quienes tienen la mala suerte de cruzarse en su camino.  Los efectos del conflicto bélico son tan grandes, que la mayor parte de Europa se haya bajo el agua, producto del odio del emperador Acuaman e Inglaterra se encuentra tomada por las amazonas.  Mientras que otras partes del mundo, son controladas por otros seres poderosos de egoístas intenciones, como la India, a manos del Infiltrado o África en manos de Gorila Grodd.  Estados Unidos es uno de los pocos lugares donde la democracia continua en pie (Irónico ¿No?) y es allí donde Ciborg, que aquí cumple el papel del patriota número uno, trata de unir a todos los seres poderosos, incluyendo a los de otros países, para evitar la catástrofe que se avecina.   Allen asimismo se da cuenta que ya no tiene sus poderes y que a su vez nadie sabe de la existencia de un superhéroe con el nombre de Flash.  Buscando la manera de mejorar las cosas, va en pos de ayuda (entre ellos a sus amigos y aliados de antaño) y de recuperar sus poderes, logrando llegar hasta la mansión Wayne para encontrarse con Batman…No obstante se lleva una nueva sorpresa, cuando se entera de quién es el Batman de este mundo distópico, quien además resulta ser alguien mucho más violento y desconfiado que su antiguo compañero.  No obstante logra convencer al Murciélago para que le preste socorro y se una en su cruzada para encauzar los hechos, de tal modo que esa realidad pesadillesca de paso al mundo tal como lo conoce.  Es entonces que se les une luego Ciborg y uno que otro superhéroe en su versión Flashpoint.  Luego el Corredor Carmesí, llega a darse cuenta de que hay una mente siniestra detrás de todo lo que ha pasado, de modo que todo en el argumento dice que se trata de la intervención de su némesis, el Flash Reverso, quien de seguro viajó al pasado  y alteró de tal manera los acontecimientos, que el efecto dominó provocó la crisis actual; no obstante una vez llegado al clímax, si bien aparece este villano, se revela la verdad sobre quién es culpable de todo lo que ha pasado y ello no deja de ser inesperado.  A su vez el epílogo, una vez que se resuelve todo, viene a ser uno de los finales más emotivos del género, alejándose de lo épico y centrándose más en lo intimista. 

     Esta obra permitió introducir dentro del universo DC a un popular personaje del sello Wildstorm, el cual tras años de ser editado por DC en una continuidad aparte, una vez que su creador se fue a trabajar a esta empresa, fue “absorbido” por la casa, tal como antes sucedió con  personajes de otras editoriales (como Shazam, Question y Blue Beetle).    Me estoy refiriendo a Girfter, eficaz guerrero telépata aparecido por primera vez en las páginas de Wild Cats, de la autoría de Jim Lee y uno de los mayores éxitos de los primeros años de Image, al ser fundada esta editorial por los artistas de Marvel, que emigraron para independizarse a principios de los noventa.  Pues acá Grifter forma parte de la resistencia europea contra la invasión amazónica, junto a otros personajes antiguos de la empresa y algunos hechos en especial para este evento, si bien luego cuando se reordena (o más bien resetea) la continuidad, toma un nuevo lugar destacado dentro de DC.  Por otro lado, dentro de este grupo se presenta un curioso personaje que aquí hace su debut, pero el cual al parecer no ha sido recatado tras el surgimiento del actual universo DC: el Grillo de Canturbery.
     Varios personajes más aparecen de forma breve en esta novela gráfica, muchos de ellos cambiados de manera drástica, para acomodarse a los tiempos imperantes de esta corrupta continuidad.  Así es como el Capitán Maravilla, Shazam, acá se llama Capitán Trueno y ahora es el resultado de la fusión de un grupo multirracial de niños huérfanos, entre los que están los hermanos Billy y Mary Watson, además de Fredy Freeman, los muchachos originales de la llamada Familia Maravilla.   No obstante esta variante del famoso superhéroe mágico, al ser invocado carece de su aire tierno y ahora se ve duro, además de poseer una gran cicatriz que cubre su cara, tras una cruenta batalla lidiada contra Wonder Woman.  Es respecto a todo esto, que en el apartado gráfico, el trabajo realizado por Andy Kubert se muestra sobresaliente, pues nos muestra a nuestros queridos superhéroes distintos y hasta siniestros.  Aparte del mencionado Capitán Trueno, por ejemplo llama la atención de inmediato el Batman que aquí aparece, quien ya no lleva los ojos blancos, sino que son rojos, aspecto que acentúa su aire violento y demoniaco; Cyborg es mucho más grande que el original, una inmensa armatoste de tecnología de punta y con un brazo convertido en una especie de cañón…no obstante como acá cumple el papel que debería haber tenido Superman, se ve más paternal que belicoso (lo que en todo caso, tiene relación con la caracterización que le da Jhons en su recreación); y en cuanto al mismísimo Superman, quizás este nunca antes había sido visto tan patético: delgadísimo y pálido, por no decir cadavérico y con aspecto enfermizo.  Con respecto a los dos grandes “villanos” de la historia, Acuaman se torna tosco de rasgos, al igual que Wonder Woman, sobresaliendo en ambos los elementos marciales (por ejemplo, Arthur usa corte militar, tiene un mentón más cuadrado y posee mayor musculatura) y en el caso de Diana, se encuentra aquí convertida en una belleza fría y carente de su dulzura acostumbrada.
     En la trama sobresalen los temas de la responsabilidad y las nuevas oportunidades.  El primero en torno a la figura de Flash, quien asume buena parte del peso de sus propias culpas y que lo muestran como un personaje atormentado por su pasado.  Algo similar sucede con Batman, no obstante en él destaca también lo segundo, pues cuando se da cuenta que puede cambiar su triste destino, no duda en hacerlo y ello lo dignifica más que nunca como personaje emblemático.  Las acciones de estos dos superhéroes, los demuestran como algunos de los mejores de entre todo DC.
     Flashpoint posee su adaptación animada, como largometraje hecho para la venta en DVD y blu-ray, el cual fue lanzado en 2013, siendo sin duda una de las mejores producciones de DC en este formato.  La película resulta bastante fiel al cómic y aun así tiene el acierto de poseer sus propios agregados, como un prólogo dedicado en especial a la vida de Flash antes de la crisis y quien acá debe enfrentarse a su famosa galería de villanos; este apartado permite ver además a sus compañeros tal y cómo eran antes de la crisis y del nuevo universo DC; con posterioridad a su desenlace, cuando se “arregla” todo, tanto Flash como Batman aparecen con sus trajes actuales.  Por otro lado, siguiendo la línea de los últimos títulos de la empresa en este formato, el filme mantiene cierto grado de violencia, que implica sangre y muertes en primer plano (impagable el momento de la “ejecución” de Flash Reverso), así como una dosis de erotismo, todo igual no ajeno a las viñetas en que se inspiró.  


domingo, 15 de noviembre de 2015

Ciencia ficción humorística llevada a su máxima expresión.


      Bien se puede decir que Trueque Mental (Mindswap, 1965) es la novela más famosa de su prolífico autor, Robert Sheckley, o al menos una de sus más populares.  Breve como el resto de sus títulos escritos en este formato, pues en español posee poco más de 200 páginas, es un librito lleno de las disparatadas aventuras de su protagonista por los más diversos mundos.   Asimismo su personaje central, un aburrido hombre de oficina, quien decide darse unas relajadas vacaciones usando una muy especial modalidad a la que puede acceder, realiza su periplo cambiando de un cuerpo a otro y todo esto gracias al huésped con el que ha hecho el trato respectivo.  Pues en los tiempos de este terrícola del futuro, se pueden conocer otros lugares y culturas, precisamente traspasando la conciencia de un organismo inteligente a otro, como quien intercambia la casa con alguien en las mismas condiciones.  De este modo el viaje realizado, los únicos límites que posee es hasta dónde quiera llegar la persona y hasta qué está dispuesto para vivir las más nuevas experiencias posibles (pues como era obvio, la mayoría de las veces el cuerpo que se da en préstamo, corresponde a una raza por completo rara y diferente para uno).  Esta misma característica del “trueque mental”, permite al autor jugar con su imaginación y crear para esta ocasión, las especies más curiosas con las que el lector se puede encontrar.
    Como se trata de una obra de Sheckley, el argumento central que en un colega suyo podría dar paso a una narración más “seria” y/o dramática, acá se transforma en el vehículo ideal para iniciar una serie de enredos, hechos inauditos, chistes y otros elementos habituales en los títulos propios del género de humor.  Pues apenas el protagonista llega al lugar que tenía destinado conocer (nada menos que Marte), se da cuenta que ha sido engañado y que asimismo debe recuperar su propio cuerpo, puesto que a partir de ahora su vida está en peligro tras la orden de “desalojo”; a menos que logre depositar su conciencia en otro “recipiente” que sirva para ello…Es así como comienza un salto a otro, en los más diversos organismos alienígenas.  Entremedio conoce a un detective privado al que contrata, a sabiendas que este nunca ha logrado resolver los casos que se le han entregado, trabaja como recolector de huevos de una criatura de la que ni sabe su apariencia, se ve obligado a llevar consigo una supuesta bomba que podría matarlo y hasta se llega a enamorar de la fémina más rara que podría llegar a conocer (el momento en que ambos amantes “trágicos” se conocen, sin vacilaciones resulta de lo más cómico).

    “— Qué posibilidades cree que tenemos de recuperar mi cuerpo? —Inmejorables —respondió el detective Urdorf—. Estoy convencido de que encontraremos su cuerpo muy pronto. De hecho, me atrevería a decir que tengo la seguridad de que lo conseguiremos. Y no lo digo basándome solo en su caso, del que todavía sé muy poco, sino en el análisis de las estadísticas con las que contamos.
     — ¿Y están a nuestro favor?       —preguntó Marvin.
     — Sin lugar a dudas. Tenga en cuenta que soy un detective cualificado, versado en los métodos más innovadores y con un índice de eficiencia triple A. No obstante, no he resuelto ni un solo caso en los cinco años que llevo en el cuerpo.            
     — ¿Ni uno? — Ni uno —afirmó Urdorf con convicción—. ¿No le parece interesante?
     — Sí, supongo —respondió Marvin—. Pero entonces, ¿eso significa que...?
     — Lo único que quiere decir —interrumpió el detective— es que una de las rachas de mala suerte más largas que he presenciado está a punto de romperse”.

     El libro tiene sus momentos, muchos de ellos capaces de hacer reír sin duda a uno, no obstante en ocasiones el paso de una situación a otra resulta demasiado rápido; ello implica un estilo distinto en la manera de narrar, que según cada uno podría tener un efecto agradable o no, por la manera de cómo Sheckley nos sorprende con tanta “locura” en la distintas permutaciones de la escritura.  Los cambios de escenario y modalidad narrativa, llegan a su punto máximo, cuando utilizando el lenguaje propio de la narrativa cortesana, el novelista hace que el viajero viva toda una aventura como si fuese un personaje salido de un título de antaño; quizás uno de los aspectos más hilarantes de ello sea la descripción, sin relevancia alguna, del ambiente en el que transcurren estos capítulos (amén del lenguaje tan estilizado y usado por quienes aquí aparecen).
      Luego de los capítulos que precian de ser los más “barrocos” del libro, en los cuales el lector llega a olvidarse de que el protagonista “habita” un cuerpo monstruoso y todo lo que lo rodea para nada es propio del mundo humano, el texto puede resultar poco ameno para bastante gente, pues ya no se trata de situaciones absurdas y paródicas, sino que por completo surrealistas… ¡En pocas palabras a partir de este momento el relato no tiene pies ni cabeza!  No obstante es cuando se llega a esta parte del libro, que el protagonista por fin consigue su objetivo, pero ello sucede de la manera más ilógica posible y apenas se entiende.
     Considerando su rápido comienzo, que consigue de inmediato el interés del público, todo lo que sucede luego y en tan pocas páginas, con algunos personajes y situaciones de lo más estrafalarios, el mencionado desenlace sin duda que puede decepcionar.  De este modo solo aquellos que hayan leído varios libros más de Sheckley, pueden afirmar con convicción si es en realidad esta obra merecedora de tantos elogios, incluso dentro de la vasta obra de su autor y que ha hecho que gente como el también destacado escritor de ciencia ficción Brian Aldiss, la haya elogiado tanto.   No es un texto de crítica social (a menos que se considere la presencia de los representante de la ley y el orden, aquí aparecidos, como una manera del escritor de burlarse de la ineptitud de sus símiles reales), sino que un mero divertimento, aunque no apto para todo el mundo.

     “— En serio, lo siento. Te estaría muy agradecido si pudieras traducirnos lo que dice.
      — Está bien —dijo el huevo de gánzer, aún malhumorado—. Dice que no te entiende.
      — ¿Ah, no? Pero si me he explicado bastante bien.
      — Él cree que no —aseguró el huevo de gánzer—. Más te vale usar la métrica si quieres que te comprenda.
      — ¿Yo? ¡Imposible! —dijo Marvin, sintiendo la repulsión típica de cualquier terrícola ante la sola idea de hablar en verso—. ¡No puedo! Otis, quizá tu...
      — ¡Ni hablar! —exclamó Otis, alarmado—. ¿Qué te crees que soy? ¿Un marica?”

jueves, 12 de noviembre de 2015

Descubrir el valor de la vida en una obra de teatro infantil.


     Alma es el nombre de una niña-mariposa, que tuvo la mala suerte de ser cazada un día por un anciano obsesionado con estos bellos bichitos; pero también es parte del nombre de la pequeña pieza teatral infantil, orquestada por la compañía nacional Muñecos en Tránsito y hecha con marionetas. 
     Alma y el Cazador de Mariposas corresponde a esta estimulante propuesta escénica de poco más de media hora, dirigida en especial a los niños pequeños (a la primera infancia, como bien dice su afiche y publicidad según sus creadores) y en la cual el espectador que despierta  a la contemplación de este noble arte, se regocija con la magia de su puesta en escena.  Pues esta obra posee numerosas virtudes que ayudan a que nuestros niños disfruten de su historia y luego salgan de la sala con el corazón recordando sus múltiples colores, sus entrañables personajes (¡Y “graciosos” como afirmó más de una vez mi sobrinito Amilcar, mientras la veía conmigo!), su cuidada música seleccionada para la ocasión y su mensaje que lejos va más allá de la pura entretención.
    En primer lugar lo que destaca de este trabajo, apenas uno entra al lugar donde se exhibe, es su escenario, diminuto como quienes se mueven a través de él, ya que salvo el mencionado cazador, el resto son animalitos (mariposas, orugas, aves y peces, más la propia protagonista), quiénes hacen uso de una especie de plataforma hecha de papel arrugado (y que después el público infantil se divierte jugando con él) para movilizarse.  El blanco de todo esto resalta en la oscuridad, que permite a los actores manipular las figuras y centra la vista en ese mundo imaginario, donde los personajes viven sus existencias llenas de movimiento y mayormente en medio de una dicha sencilla, pero plena.
    La marioneta que corresponde a Alma, sobrecoge con su rostro que incita a la ternura, parte niña, parte anciana, con su colorido traje y alas, toda una declaración a la vida silvestre y libre, pues se le nota feliz al moverse, tal como a sus compañeros la orugas, juguetonas como ellas solas.  Esta dicha por la vida en libertad y sin preocupaciones, contrasta con la del coprotagonista, quien hace su presentación mostrándose como un sujeto que en vez de apreciar la belleza en todo su esplendor, al aire libre, la quiere para él solo y bajo su control (o sea, apresada en sus jaulas/trampas).  No obstante una vez que el camino de ambos se cruzan, el anciano recibe una lección de vida, de esas que se agradecen.  Eso sí, antes del final feliz que se esperara para una obra como esta, niños y adultos son testigos de la congoja de la heroína, pues necesario es que para apreciar en toda su magnitud lo que tenemos, sepamos que la falta de ello nos hace valorarlo más que nunca.
     La música usada en esta pieza teatral también ayuda a acaparar la atención y en especial de los más pequeños, destacándose el hecho de que corresponda a clásicos temas de autores ya consagrados (ignoro a sus compositores y los nombres de los temas, si bien reconocí más de uno de ellos), algunos en agradables versiones sintetizadas, que a sus oídos les ayudan a crear esta atmósfera de fantasía y magia.   Al no haber diálogos en toda esta dramatización, es justamente este acompañamiento melódico la herramienta ideal para demostrarle a nuestros niños, que la comunicación va más allá de la palabra y que luz, sonido, colores y movimientos forman parte del mundo que nos rodea (que aprendemos poco a poco a manipular para hacernos entender, de modo que en síntesis Alma y el Cazador de Mariposas bien se comprende y siente con toda esta gama de estimulaciones que ocupa).
     Por ser un trabajo que tiene como a personajes a otros miembros del ecosistema, queda de manifiesto la reflexión ecológica, de que debemos amar a la naturaleza, representada en sus “graciosos” personajes, quienes sin duda para su público ideal son reales mientras todo se desarrolla.
    Un regalo para nuestros niños viene a ser el hecho de que luego de terminada la función, los artistas los invitan a subirse al escenario para ver más de cerca, tocar y jugar con las marionetas, así como también sacarse fotos, a modo de otra instancia educativa y lúdica que les permita volver a casa, con el bello recuerdo de toda la experiencia que ha significado su visita (quizás la primera de sus breves años) al magnífico mundo del teatro.
    Actualmente esta obra se encuentra dándose en el Anfiteatro Bellas Artes, los sábados y domingos a las 17:00 horas, terminado la temporada este próximo 22 de noviembre.

Mi regalón Amilcar, disfrutando con las marionetas de esta bella obra.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Un Thor para apreciar y atesorar.


      Journy into Mistery era una revista antológica de Marvel Comics en la cual durante sus primeros años, tras su relanzamiento a principios de los sesenta, aparecían distintas historietas de a lo más unas 13 páginas y en las que desfilaron varios de sus personajes, en especial aquellos que en tal momento no poseían colección propia.  Fue así como en su número 82, fechado en agosto de 1962, fue el debut de quien hoy en día es sin duda uno de los superhéroes más famosos de la llamada Casa de las Ideas: Thor.  Y es que basándose fuertemente en la mitología nórdica, el guionista Stan Lee apoyado por Jack Kirby y Larry Lieber en el dibujo (quienes también intervinieron en la escritura) crearon a este superhéroe que como ya era marca en la empresa, se transformó en una novedosa forma de presentar a estos personajes, a la par de que le insuflaron toda la riqueza mitológica a cuestas que traía la divinidad en la que se inspiraron.  Pues en pocas palabras, este Thor viene a ser el mismo de los viejos relatos nórdicos, dios guerrero del trueno, hijo de Odin y habitante de la ciudad celestial de Asgard; a la par de que en sus aventuras comiqueras, se convierte en uno de los principales protectores de la Tierra como superhéroe de origen divino (llamada Midgard en los ancestrales mitos de esta cultura, nombre usado asimismo en estas historietas).
      La génesis ficcional del Thor de viñetas es bastante conocida, en especial gracias a la película hollywoodense que toma buena parte de su historia oficial, para explicar su aparición en la Tierra.  Thor es el heredero al trono de su pueblo, una raza prácticamente inmortal perteneciente a otra realidad, los asgardianos, quienes debido a su contacto hace mucho tiempo con los pueblos nórdicos, originaron los viejos mitos de sus gentes.  No obstante pese a su derecho de nacimiento, el “joven” Thor (quien en realidad tiene miles de años) era un sujeto orgulloso y belicoso, para nada lo que deseaba el sabio de su padre, de quien en algún momento sería el monarca absoluto de su pueblo.  Por esta misma razón el “Padre de Todo” lo castigó, más bien para darle una lección de vida, y lo desterró a Midgard, de modo que aprendiera humildad y llegara a amar la paz, así como apreciar en mayor medida el valor de la vida (y más todavía por estar ahora entre mortales).  Ello llevó a Odín a hechizar el célebre martillo de su hijo, de nombre Mjölnir (tal cual las espadas de la tradición de otras culturas, que siempre llevan nombres ostentosos para designar su valor, tal cual Excalibur de la leyenda artúrica y las distintas espadas del Mio Cid), de tal modo que solo aquel que fuese digno de ella (es decir, con el espíritu suficientemente noble para ello) pudiese tomarlo y adquirir con ello los poderes del Dios del Trueno.  Fue entonces que el violento Thor fue despojado además de su memoria, convirtiéndose en un aparente hombre indefenso, cojo más encima, de nombre Donald Blake, quien pasó tiempo trabajando al servicio de la gente sin saber su verdadera identidad…Hasta que un viaje a las tierras de Noruega, lo llevó a vivir una aventura propia de un paladín como bien era y tras demostrar su positivo cambio, al encontrarse con una vara de madera, tras sostenerla y golpearla contra la roca, descubrió quién en realidad, ya que dicho pedazo de madera era nada menos que su poderoso martillo “disfrazado”.  Y así fue como pudo volver a ser Thor y enfrentar el peligro que amenazaba a su patria de adopción.  Al final y tras hacer las paces con su progenitor, el Dios del Trueno decidió quedarse en Midgard, para velar por su seguridad ante cualquier otra amenaza, cuidando de quienes lo necesitasen tanto como médico, como Thor.  Por años, tal cual muchos superhéroes, tuvo una doble vida, llevando ahora Mjölnir como bastón de madera en su faceta de simple humano y transformándose en Thor cuando la situación lo requiriera (cabe destacar al respecto, esta doble función suya como servidor de los desvalidos, debido a su papel de médico y dios/superhéroe, lo que le otorga una mayor connotación benigna, primero usando los conocimientos humanos dedicados a salvaguardar la vida y luego todo su poderío como inmortal ante todo tipo de enemigos).  Poco tiempo después, los eventos lo llevaron a conocer a otros justicieros de la Tierra, llegando a ser miembro fundador de Los Vengadores por largo tiempo.
Portada del debut comiquero de Thor.
      Los poderes de Thor, aparte de su longevidad y supuesta eterna juventud, implican una fuerza colosal que lo lleva a ser serio contrincante al mismísimo Hulk, si la ocasión lo amerita, siendo por ello uno de los seres marvelitas más poderosos.  También es resistente a cualquier clase de golpes, habilidad también conocida como invulnerabilidad, de igual manera puede respirar en el vacío y bajo el agua.  Ayudado por su fiel martillo es capaza de volar a gran velocidad, surcando extensiones increíbles, crear por medio de él vórtices a otros sitios, repeler ataques, producir campos de fuerza y otras maravillas, además de sus infaltables truenos y rayos.  A su vez lleva consigo otros artefactos que le otorgan habilidades, como su cinturón de fuerza y sus guanteletes. 
      En las viñetas de Thor cumple un papel fundamental su némesis, quien resulta ser nada menos que su hermano adoptivo Loki, también extraído como él de la mitología nórdica.  Este fue adoptado por Odín y su esposa Frigga, tras derrotar y matar a su verdadero padre, el líder de los gigantes de hielo, luego de una de las tantas rebeliones de estas criaturas contra los señores de Asgard. Llamado el Padre de las Mentiras, Loki es un sujeto inteligente, quien al no poseer su misma fuerza ha optado por hacer uso de su gran inteligencia, convirtiéndose en un maestro de la magia negra, con la cual manipular a su antojo a sus víctimas.  Pues bien, en un principio cuando ambos aún eran niños, tenían una relación armoniosa, no obstante al final el resentimiento de Loki por no ser destinado al trono de Asgard fue mayor y ello lo alejó del buen camino.  Entonces traicionó el amor de su familia y se dedicó de lleno a hacerle la vida imposible a Thor, a la par de tratar de conseguir la soberanía de Asgard, aliándose muchas veces con sujetos tanto o más retorcidos (y poderosos) que él.  Esta enemistad entre hermanos, fundada en el rencor de uno de ellos por su envidia, bien responde a viejos temas que hasta en el mito judeocristiano de Caín y Abel lo encontramos, convirtiéndose en otra faceta digna de interés a la hora de abordar y disfrutar los cómics sobre Thor, siendo además un conflicto varias veces tratado por los numerosos artistas, que han trabajo con este superhéroe.
     Existen otros cinco personajes, inmortales como él, ligados a su existencia y, por ende, a sus aventuras (bueno, aparte de su padre Odín).  Primero se encuentra la guerrera Sif, uno de sus dos grandes amores, quien debió ceder durante un periodo el señorío de su corazón, cuando Thor en su calidad de humano llegó a enamorarse de la enfermera (y luego doctora) Jane Foster.  Gran aliada suya frente al mal, llegó a desposarla, teniendo un hijo con ella.  Luego se encuentran los llamados Tres Guerreros, amigos inseparables, cada uno de ellos con una muy definida personalidad y aspecto, que los hace ser secundarios destacados en los cómics de Thor: el más carismático de ellos y, por qué no, entrañable, resulta ser el gigante (aunque no al nivel de sus acérrimos enemigos) Volstagg.  Gran amante de la comida, que lo hace tener una respetable panza, y de la batalla, es un sujeto alegre y amistoso, padre de varios niños, quien además le otorga al cómic el elemento humorístico, gracias a su especial forma de ser.  Luego le sigue el guapo Fandral, quien oficia de galán debido a su regio porte y caballerosa conducta, contrastando con el primero en una primera instancia, aunque no por ello deja de poseer similares dotes en la batalla.  Después le sigue el hosco, pero bien intencionado Hogun el Torvo, proveniente de otra tierra, que le otorga la apariencia de mongol y quien adora a la única hija de su amigo Volstagg.  Otro papel fundamental cumple el dios asgardiano Balder, tanto o más poderoso que Thor, quien carga un aire de dramatismo, que lo hace ser uno de los personajes más trágicos en las revistas dedicadas a su amigo y que además resulta ser medio hermano de Thor (puesto que durante un tiempo Balder estuvo muerto y esto lo remeció por completo).
    
Walter Simonson hoy en día.
El éxito de Thor en los cómics recuerda al de Daredevil, también de Marvel, ya que ambos títulos estaban de bajas y a punto de ser cancelados cuando fueron tomados por nuevos autores, jóvenes y llenos de ingeniosas ideas que insuflaron nueva vida a estos superhéroes, llevándolos a convertirse en verdaderos clásicos y obras de culto.  Si fue Frank Miller quien revitalizó al llamado Hombre sin Miedo, a Walter Simonson le correspondió llevar al personaje asgardiano, a un punto en el cual lo épico y lo sublime se fusionaron dentro del noveno arte, como hasta entonces no había sucedido.  Más encima la salvación ante el eminente cierre de las revistas de estos dos, ocurrió más o menos por la misma época, a principios de los ochenta, siendo los responsables de ello tanto dibujantes como escritores; por otro lado, ambos partieron primero como dibujantes en sus series y luego de probadas su valía, se les concedió la libertad absoluta para hacer lo que quisieran con sus respectivos encargos.  Después de todo si fracasaban nada se perdía, ante la decisión de la editorial de sacar del mercado tales títulos, no obstante sí sus experimentos argumentales funcionaban…Y ya sabemos cuáles fueron los afortunados resultados de estas apuestas de última hora.  En 1983 partió la etapa realizada por Simonson, en el número 337, colección que se extendió por casi 50 números y que hacia su finalización fue dibujada por Sal Buscema, si bien Walt seguía en los guiones; lo último, puesto que ante los excelentes resultados de su trabajo con Thor, se le encargó creara una nueva serie mutante, junto a su esposa Louise Simonson como guionista, Factor-X (por cierto, Louise es una eficiente autora, una de las pocas damas de grueso calibre dedicadas a este medio y que ha hecho un muy buen trabajo en una de las revistas de Superman para DC).  En pocas palabras y antes de pasar a comentar cada una de las sagas que realizó Simonson sobre Thor, su gran aporte fue complejo, pues primero creó personajes nuevos de gran peso dramático, luego hizo madurar al dios asgardiano, ante el hecho de asumir su responsabilidad como heredero al trono (alejándolo de su amada Midgard), concedió a los personajes secundarios sus propias tramas y que fue narrando con maestría a la par de los acontecimientos principales y, por último, le otorgó un tono heroico digno de las grandes epopeyas de la antigüedad, al mezclar sabiamente la mitología nórdica con las historias contemporáneas de superhéroes.   Por lo tanto, esta recordada etapa de Thor al cuidado del maestro Simonson, entrega al lector momentos inolvidables, de gran heroísmo, belleza, lirismo, lágrimas y risas.  Otro aspecto a destacar de este periodo en las historietas del Dios del Trueno, es su particular lenguaje, ya que en sus diálogos tanto este como otros personajes asgardianos y de otros lares, hablan con una belleza tal, que convierten el texto en toda una obra literaria; tal detalle porque su linaje corresponde a una tradición más bien propia de la nobleza, que de plebeyos guerreros y por lo tanto resulta primordial el uso de cierta etiqueta entre interlocutores.  A continuación un ejemplo de ello a través del siguiente diálogo entre Odín y otro personaje:

    “-Saludos, nobles enanos.  Cae la tarde y al viajero exhausto no le importaría compartir una fogata en buena compañía ¿Me aceptáis entre vosotros?
     - Bienvenido, Altísimo.  Por favor, aceptad nuestra cordialidad.
     - ¿Me conoces, Eitri?
     - Aunque solo tuviera un ojo, mi señor Odín, reconocería vuestro poder latente en plena oscuridad.  Y sabría que venís a buscarme con un propósito concreto y no para compartir una fogata. ¿Qué busca el Señor de Asgard en Nadevellir?
     - Tu destreza, Eitri, para una tarea que solo tú puedes realizar.
     - Venid, pues, sentaos junto a mí y decidme qué puede hacer un enano por los dioses”.

     ¿Y en qué consisten las historias de Thor ideadas por Walter Simonson? Pues bien, el autor desde las primeras viñetas a su cargo, dejó establecido que dentro de poco el Dios del Trueno y su gente se enfrentarían a una dura prueba, como quizás nunca antes fue visto en sus cómics, al enfrentarse a una fuerza primigenia tal vez más poderosa que él mismo y profundamente ligada a la mitología nórdica: el demonio Surtur y cuyo destino era provocar la destrucción del mundo (tal y como lo conocían las gentes de estos pueblos), a la par de la destrucción de los dioses.  No obstante, el desastre recién viene a concretarse tiempo después de comenzada la etapa de Simonson, aun cuando poco a poco todo va en dirección al llamado Ragnarok, es decir, el apocalipsis nórdico.  Por otro lado, el autor toma una drástica decisión a la hora de abordar al superhéroe divino, ya que se deshace de su otra mitad, o sea, elimina de los argumentos al doctor Donald Blake, de modo que de ahora en adelante las aventuras y desventuras del protagonista, giraran en su faceta como heredero al trono de Asgard y ya no más acerca de la dualidad mortal/inmortal (no obstante en honor a este Thor de los “primeros años”, en una emotiva historia corta entre medio y centrada en el caballeroso Fandral, Walt se despide de quienes apoyaron al dios cuando hacía de médico, en una muestra más de su talento como narrador).  No obstante le crea una nueva identidad humana, que sin dudas sirve para desarrollar otro tipo de narraciones al más épico estilo de su gusto.  Por tanto buena parte de la trama transcurre en Asgard, puesto que en Midgard Thor ya no tiene tanto compromiso, de modo que pocos serán los personajes mortales famosos que intervendrán (y de manera muy breve) en esta etapa: como Nick Fury y parte de los 4 Fantásticos (la Antorcha Humana y Mr. Fantástico para ser más precisos).  Es justamente durante esta nueva identidad del personaje, que Simonson le hace un pequeño homenaje en tono humorístico, a nada menos que Superman, primero a través de jocosos diálogos y luego mostrándolo en unas cuantas viñetas en su apariencia de Clark Kent.
    El primer gran personaje que crea el caricaturista en los números de su completa autoría, es Billy Rayos Beta, un alienígena modificado genética y tecnológicamente, para velar por su raza tras el desastre de su sociedad.  Pues en un viaje que debe hacer al espacio exterior, Thor lo llega a conocer y debido a confusiones ambos combaten entre sí, demostrando el extraterrestre con aspecto siniestro y equino (aunque poseedor de un gran corazón) ser un digno oponente suyo… ¡Y además ser el único hasta el momento de poder alzar el mismísimo martillo de Mjölnir! Ante esta sorpresa y tras otro enfrentamiento entre los dos, auspiciado por el propio Padre de Todo, se le concede a Billy el honor de obtener los mismos poderes del primogénito de Odín.  Por cierto, esta preciosa historia fue adaptada con excelentes resultados, en la serie animada de Los Vengadores de hace unos pocos años atrás.  Además, ante el atractivo del nuevo superhéroe, Simonson volvió a usarlo una y otra vez, ya que entre Billy y Thor se gestó una férrea amistad, a la par que por muy inaudito que parezca, entre Billy y dama Sift nace una especie de amor imposible.  Por cierto, en un capítulo de la serie animada de Silver Surfer del año 1999, apareció Billy Rayos Beta, aunque en una versión algo diferente, aunque siempre manteniendo sus rasgos heroicos.
     Luego de lo anterior, Thor se enfrenta a un monstruoso dragón en la Tierra, el cual viene a ser un antiguo enemigo, transformado en tal criatura por Odín y en castigo a sus fechorías como rey cruel.  Es tras la derrota de este villano, que tienen lugar dos eventos más destacables: primero la intervención de otro gran personaje nacido de la pluma de Simonson, la hechicera manipuladora de hombres Lorelei, también sacada de los mitos de antaño nórdicos.   Pues esta si bien apareció primero durante la saga anterior, llamada La Balada de Billy Rayos Beta, luego se hace pasar por humana, para conseguir la atención de Thor y más adelante, tras usar su magia, llega a dominarlo apoyada por el mismo Loki y quien también cae en su influjo.  A todo esto, Lorelei es vista durante la primera temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D., en uno de sus mejores episodios. No obstante antes de la derrota de Lorelei, puesto que su trampa la gestiona Simonson poco a poco, tal como muchos de los acontecimientos aparecidos en esta etapa, Thor llega a conocer al último de los vikingos, en otro de los momentos más excelsos de este cómic.
    El otro gran villano orquestado por Walter, viene a ser el líder de los llamados elfos oscuros, Malekith el Maldito, el mismo ruin detrás del ataque a Midgard en la entretenidísima película Thor: Un Mundo Oscuro.  Bastante diferente en apariencia al mostrado en la citada cinta, en la historieta primero toma el papel de ser un servidor del demoniaco Surtur, ya que pretende abrirle paso para que este último pueda llevar a cabo sus planes de destrucción masiva; mas luego, una vez derrotado Malekith, tras su primer encuentro, vuelve a aparecer otra vez durante estos números.  La utilización con fines malignos por parte del elfo oscuro, del ominoso Cofre de los Antiguos Inviernos que aquí se aborda, fue revisitada en el mencionado programa de Los Vengadores, si bien para quien haya disfrutado de su versión original, por mucho que esta adaptación haya sido genial, puede echar de menos al mortal que fue importante para que Thor lograra vencer a Malekith (lo que muestra el valor del hombre común).
    Una vez Surtur consigue llegar a nuestra realidad, la contienda se realiza tanto en el mundo de los humanos, como en Asgard, cuando el astuto monstruo ígneo obtiene su cometido, de verse a las puertas de la tierra de los dioses.  De este modo en el campo de batalla, Thor se encuentra acompañado no solo por su gente, sino que también por otros defensores, teniendo que luego regresar a Asgard para la confrontación final con Surtur.  Ambas batalles son épicas, aunque es en la celestial ciudad donde el relato cobra sus mayores cuotas de heroísmo, ya que allí se le une nada menos que su hermano Loki y quien da muestras de un altruismo insospechado.  La victoria por parte de los justicieros se logra, si bien ello implica una terrible desgracia que pesará sobre Thor y los demás asgardianos.   También la recordada serie de Los Vengadores, contó con su propia adaptación de esta saga, capítulo tan formidable como los ya señalados.
      Poco antes de que se lleve a cabo la lucha entre dos fuerzas tan descomunales, Odín revela a los suyos el primer encuentro que tuvo de joven, junto a sus dos hermanos, con Surtur.  Las viñetas dedicadas a este recuerdo, son fieles herederas de los relatos clásicos de épico heroísmo, muy en la línea de los grandes mitos de viajes, pruebas y ejemplos de autosacrificio en pro de un bien superior.
     Tras los hechos acaecidos, la inmortal existencia de Thor se hizo insoportable y tuvo que pasar por su propio periodo de introspección, para conseguir algo de la tranquilidad que había perdido.  Es cuando una vez más Simonson, nos regala otro de los pasajes más bellos de su trabajo a cargo de la revista de Thor, cuando hace que este se encuentre con una antiquísima deidad benévola, incluso mayor que su amado padre.  La intervención del otro dios, lejos mucho más vigoroso que el propio Thor, se convierte en el bálsamo necesario para que el Dios del Trueno, vuelva a su hogar con el corazón en vías de sanarse por completo.
    Igualmente memorable y cargado de toda una gama de emociones, resulta ser la nueva “jugarreta” de Loki, quien convierte a su odiado hermano… ¡En sapo! Famosa es la imagen de un Thor haciendo de batracio y con su indumentaria característica; no obstante pocos son los afortunados en haber leído (y tener en su colección, como un humilde servidor) esta bizarra aventura y en la cual el heredero del trono de Asgard, demuestra que basta con la voluntad y un espíritu noble, para sortear hasta los más insospechados infortunios.  Asimismo el autor logra contarnos todo esto sin caer en la mera caricatura, pues no deja de lado con ello la faceta más épica del cómic. En la serie Ultimate Spiderman, esta historia tuvo su propia adaptación, bastante libre eso sí, no obstante igualmente recomendable.
    Retomando el arquetípico tema del viaje al Inframundo, Walter hace además que Thor visite Hel, el infierno nórdico, y allí una vez más se enfrente a la ama y señora de tal lugar, Hela, quien desde hace milenios desea obtener el alma del dios.  El motivo de acudir a tan nefasto lugar, no puede ser más plausible, pues Thor va a acompañado de otros héroes para rescatar las almas de los mortales que Hela se llevó sin tener verdadero derecho a ellas.  Asimismo en Hel se reencuentran con viejos conocidos ya muertos, lo que trae reminiscencia de textos clásicos como La Odisea y La Divina Comedia.  Cuando ya están saliendo de la tierra de ultratumba, uno de sus compañeros termina dando su vida para permitir que el resto pueda salvarse, en otra muestra de heroísmo que tiñe sin dudas las páginas de esta colección.  A su vez Thor logra escapar del lugar, aunque llevando consigo la marca de su pelea contra Hela, la cual llevará consigo durante un buen tiempo.
    Tal como se dijo antes, paralelamente a la historia de Thor, Simonson dedica otras líneas argumentales al resto de los personajes asgardianos, siendo una de las más destacadas la que gira en torno al excepcional, pero trágico, dios solar Balder.  Walter lo retoma poco después de su regreso de las garras de Hela, lo que lo lleva a un estado de depresión que le hace renegar de su naturaleza guerrera y hasta lo pone obeso.  Tras lamentarse de su desgracia, Balder tiene un encuentro con seres míticos aún superiores a él y al resto de los dioses, lo que le devuelve la fe en sí mismo.  Por otro lado, tiene que habérselas con la reina hechicera Karnilla, quien desde largo tiempo siente por él un amor obsesivo y al cual las circunstancias lo llevan a corresponderle.  Esta atracción de un ser ligado al mundo de las sombras y de conducta reprochable, siendo que Balder se encuentra por sobre el propio Thor, en cuanto a sus numerosas virtudes que lo encumbran por encima de sus congéneres, se convierte en un interesante drama.  Todo ello el autor aborda primero a lo largo de varios números de la revista de Thor y luego en una magnífica miniserie de 4 números, dedicada en exclusiva a Balder el Bravo.
Preciosa portada original del N° 1 de la miniserie sobre Balder el Bravo.

     Ya en la última parte de la elogiada etapa de Walt Simonson, escribiendo y dibujando para Thor (apoyado en ocasiones, tal como ya se dijo, en el arte gráfico por Sal Buscema), Hela no contenta con la cicatriz que le dejó en su bello rostro, lo maldice de tal manera que muy pocos habrían sido capaces de soportar su veneno.  No obstante el Dios del Trueno vuelve a superar toda prueba, siendo más ingenioso que ella y decide llevar una armadura especial, con la cual poder continuar con su papel de héroe máximo de Asgard.
     Como habrá quedado claro en estas líneas sobre el Thor de Simonson, leer tales cómics resulta una experiencia estimulante para la imaginación, no solo para los amantes de los cómics marvelitas, sino que para todos aquellos que alguna vez gozaron con las historias orales de antaño, que luego inspirarían a los narradores posteriores para crear nuevas variantes del héroe clásico y de ahí a un paso a la aparición de nuestros queridos superhéroes…De este modo el Thor de la Casa de la Ideas, resulta ser el heredero y la fusión ideal de estas dos tradiciones narrativas, siendo el de Simonson sin duda el mejor ejemplo (o uno de los mejores) de esta calidad literaria del cómic del Dios del Trueno.  
     Por último y a manera de dato extra para futuros lectores y coleccionistas, la editorial Panini ha sacado en dos versiones de lujo esta etapa: una de ellas en un tomo bastante grueso, debido a todo el material que contiene, y otra de 8 números, todos en tapa dura, lujosa encuadernación y presentación, tal como la versión de un volúmen; a su vez la colección de más números lleva un título por cada uno de ellos, considerando la saga que contienen según sea el caso.

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