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jueves, 14 de diciembre de 2023

Entrevista a Jorge Lorca.


      Conocí a Jorge Lorca, perdón, conocí a mi amigo Jorge Lorca cuando yo contaba con la tierna edad de 18 años, cuando entré en 1994 a la estudiar Filosofía en la UMCE.  En esas instancias fuimos compañeros de carrera, ambos “mechones” (principiantes) y de inmediato nos hicimos amigos; y es que el Master (como se hacía llamar en aquel entonces), me cayó bien de inmediato y teníamos muchos temas en común.  Él es una de las personas que llegaron a mi existencia en lo que llamo mi Edad Dorada y por lo mismo es alguien significativo en ella.  Por razones del destino, caminos que se bifurcan por un tiempo, estuvimos sin saber el uno del otro o sin vernos durante dos décadas; no obstante, siempre lo recordé con cariño y agradecimiento por su linda amistad conmigo.

      En enero de este año, encontrándome de vacaciones en Viña, me dio una linda sorpresa: se consiguió mi número de “guasá” y me escribió.  De ese modo retomamos nuestra relación y fue como si no hubiese transcurrido ese paréntesis, al contrario, se reforzó nuestra fraternidad, ahora ya menos cabrochicos, más capaces de apreciar la presencia del otro y, de seguro, más interesantes. 

     Por otro lado, me reencontré con una persona que se había convertido en alguien muy valioso, tanto personal como profesionalmente, puesto que había logrado tener una importante carrera como docente de su área (yo mismo me había cambiado de Filosofía a Castellano, pero en la misma universidad; por eso mismo seguí juntándome con el Master, mientras seguí mis estudios allí). 

     Entre los logros de mi amigo, se encontraba nada menos que poseía varios libros publicados y pronto estaba por sacar otro; fue así que tuve el gusto de ir al lanzamiento del último hasta ahora, el que compré y me leí pocos días después de tenerlo en mis manos.  Los Filósofos Cínicos fue un texto bastante diferente a lo que acostumbro a dedicarle mi tiempo y, pese a todo, tenía muchas conexiones con los temas que me interesan.  Le dediqué un post, como no, y ahora les comparto esta entrevista exclusiva a mi cumpa Jorge “Master” Lorca:

1.  Preséntate en 10 líneas.

     Mi nombre es Jorge Rodrigo Lorca Leiva, tengo 49 años y soy Profesor de Filosofía, Escritor, Ensayista, Investigador, Crítico Visual, Curador, Coordinador Editorial, Corrector de Estilo, Scout Literario, Esteta y Director de la Fundación Gente de la Calle. Poseo el grado de Doctor en Filosofía y Estética por la Universidad de Chile, además de Licenciado en Educación y Profesor de Filosofía por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Tengo un postítulo en Estética y Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde también he trabajado como docente para el Instituto de Estética. He impartido clases en diversas universidades del país y he participado, a su vez, como mediador artístico para el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de la Universidad de Chile y como curador en importantes galerías y espacios nacionales de difusión de la cultura y las artes (Corporación Cultural de las Condes y el Centro Cultural Estación Mapocho).

2. ¿De qué van tus otros libros?

     Mis libros abordan básicamente todos aquellos intereses filosóficos, artísticos y literarios que he venido desarrollando a lo largo de estos últimos veinticinco años, los cuales van desde la estética, la filosofía política, la ética, las artes visuales, la literatura y la poesía. Los dos primeros libros: La Exención: estéticas del extremo del año 2013 y Mirar a la Pared  del 2019 se centran, principalmente, en el problema del arte contemporáneo y sus límites formales, como objeto de reflexión filosófica y conceptual. El siguiente libro: Epílogo a la Postdictadura del año 2019, se centró en la reflexión sobre el acontecimiento de la revuelta o estallido social del año 2019. El libro Postdictum: la emergencia constituyente del 2021, continúa el trabajo de reflexión política y ética del libro anterior, pero como anhelo y planificación de una sociedad más justa y equitativa. A continuación, viene quizás el libro más importante para mí, porque dicho proyecto editorial fue el resultado de un amplio trabajo de investigación que comenzó el año 2011 y finalizó el 2018, cuyo título es La Risa de los Cínicos; variaciones en torno a la figuración estética del cinismo (2021). Este libro contó con el patrocinio de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICYT) del Estado de Chile y se basa en mi trabajo de tesis doctoral en la Universidad de Chile.

3. ¿Cómo fue la gestación de tu último trabajo y/o libro publicado?

     En realidad, este último libro, Los Filósofos Cínicos: un modo particular de sabiduría antigua 2023, corresponde a un texto anterior a la Risa de los Cínicos. Este último libro lo escribí por allá el año 2015, para un concurso del Ministerio de Cultura, con el que me adjudiqué el premio categoría: Creación Ensayo, por el Consejo Nacional de Cultura y las Artes, Convocatoria 2016. Después de ese premio, el texto quedó hibernando en mi computadora hasta el año pasado, cuando mis amigos de Ediciones A89, un proyecto editorial independiente de la ciudad de Valdivia, comandando por Jorge Retamal Hidalgo y Juan Gianelli, me pidieron que lo rescatara y lo presentara como proyecto para hacer un libro en la modalidad Fondo de Libro y la Lectura, Fomento a la Industria, Apoyo a Ediciones, Fondo Único, donde pudimos adjudicarnos nuevamente los fondos para diagramarlo, editarlo y finalmente imprimirlo, pero en estricto rigor y en términos cronológicos este es un libro que antecede a la Risa de los Cínicos o contiene en ciernes su primera prefiguración.

4. Este es tu segundo libro sobre los filósofos cínicos… ¿Por qué razón los retomaste?

     No, este no es mi segundo libro sobre los filósofos cínicos, en realidad es el tercero, el primero es un capítulo que escribí para el libro La Exención: estéticas del extremo (2013) para la editorial Ándros de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde redacté un breve ensayo titulado: “Del imaginario cínico, su bestiario y la potestad soberana”. Como te decía más arriba, luego escribí, el 2015, el ensayo que dio pie a este libro, y, finalmente, La Risa de los Cínicos; variaciones en torno a la figuración estética del cinismo, que vio la luz el año 2021, en plena pandemia. Ahora estamos preparando otro capítulo para un libro dedicado a la filosofía helenística titulado “Consideraciones Estéticas sobre Cinismo Antiguo. Una Apelación a la Naturaleza como Resistencia al Esencialismo Platónico”, que será publicado por el sello editorial de la Universidad Central de Ecuador, Fundación Filosófica y la Friedrich-Schiller-Universität Jena, Institut für Philosophie, de Alemania, el próximo año.


5. ¿Qué papel cumple la enseñanza de la Filosofía hoy en día entre los jóvenes?

      Lamentablemente, en el curriculum formal del día de hoy, tanto a nivel escolar como universatario, la filosofía ha ido perdiendo cada vez mayor terreno y vigencia. Por mi experiencia personal como docente, soy testigo de que cada generación nueva que hace ingreso a la universidad, sobre todo después de la pandemia, viene con un desconocimiento casi total de la disciplina, una brecha difícil de remontar. Pero también debo reconocer, que una vez que los jóvenes toman contacto con la disciplina, al menos en la experiencia que me toca a mí vivir, reconocen el valor y la actualidad del pensamiento filosófico en nuestros días, sobre todo cuando descubren a autoras y autores que trabajan problemas muy actuales, como el pensamiento ecológico, las teorías de género, el poder, la tecnología y por supuesto, el valor de la crítica estética en un mundo atravesado por el fetichismo de la imagen.

6. ¿Te consideras un FILÓSOFO?

     Esa palabra no me acomoda mucho en realidad, porque me siento más un escritor y difusor de ideas, conceptos y cruces más que cualquier otra cosa. Me considero una especie de “activista de la filosofía” más que filósofo, un aprendiz de la filosofía o un esteta del materialismo y la contingencia si se quiere. Creo que todos los filósofos que admiro rompen con la idea tradicional de filósofo, como Nietzsche, Diderot, Sade, Arendt o los libertinos del siglo XVIII, por nombrar algunos. Es una palabra que tiene una enorme tradición cultural acuestas, por lo que es difícil apropiársela tan sueltamente de cuerpo. Prefiero comprender mi actividad investigativa y de docencia como el escrutinio de la conformación de la subjetividad en el estadio actual del capitalismo radical en que vivimos y los cambios culturales que portan las dinámicas sociopolíticas y económicas en la esfera global, frente a la estetización de las mercancías y las relaciones culturales.

7. Si pudieses conocer a un filósofo de antaño… ¿A quién sería y por qué?

     Dicen que es mejor no conocer a los ídolos, porque tienden a “mostrar la hilacha” o a decepcionarte, pero sin duda que me habría encantado conocer a todos esos superhéroes de la filosofía griega, no sólo a Diógenes, sino también a Tales, Heráclito, Demócrito, Epicuro, Pitágoras, Anaxágoras, Crates, Anaximandro y a los sofistas, que deben haber sido tipos muy alucinantes. Pero me considero afortunado de haber podido conocer, en persona, a varios de los filósofos chilenos más importantes del último tiempo, que me han marcado durante mis años de estudio y luego como docente: al profesor Humberto Giannini, a don Gastón Soublette, a Pablo Oyarzún, entre otros. Creo que la posibilidad de conocer a un filósofo y tener la oportunidad de apreciar cómo piensa y trabaja en persona es una experiencia muy reveladora y enriquecedora. Por ejemplo, tuve la oportunidad de ser alumno también de Judith Butler, Jacques Rancière y de Adela Cortina, lo cual ha sido una grandiosa experiencia formativa.

8. ¿Algunas intenciones de dedicarte a la escritura creativa también? (poesía, narrativa, etc.)

      Tengo un libro de poesía titulado Los Progresos de la Muerte en imprenta ahora, que lo hemos proyectado con la editorial para el próximo año. La poesía es mi primer amor, un amor que conocí en mi adolescencia y que nunca lo he podido abandonar. Pero es una escritura menos sistemática, donde gran parte de los poemas los he perdido, porque los regalo o van quedando relegados en computadores viejos que se estropean y después no puedo recuperar. También he estado trabajando en algunos talleres de escritura con gente de distintos lugares de iberoamerica, desde el espacio de la narrativa más experimental, donde también está la intención de publicar un libro con los resultados de las lecturas y correcciones que vamos haciendo. Me gusta mucho el espacio de la estética, porque también me obliga a escribir en otros soportes y para un público diferente al académico, tanto como mediador o como curador de arte. Me gustaría mucho poder también escribir alguna vez una novela. Lo he intentado en el pasado, pero he abandonado esos proyectos.

9. ¿Por qué la gente (común) debería leer este libro?

     Porque es un libro que permite acercarse a la experiencia de la filosofía desde una vereda muy diferente a la que estamos acostumbrados. La filosofía cínica está compuesta por una tropa de filósofos ágrafos bastante irreverentes y que ocupan el humor como un dispositivo desnaturalizador de las costumbres y los usos a los cuales estamos acostumbrados como seres sociales. Porque en sus páginas van a descubrir una forma diferente de hacer filosofía, porque los filósofos cínicos no son académicos o profesores aburridos dictando clases, sino que son sujetos que “viven” la filosofia como un “estilo de vida” y restauran la filosofía al lugar al cual pertenece, la calle y la reflexión-acción en la contingencia. Es un libro que tiene un punto de vista muy diferente sobre la labor del filósofo en la raigambre de lo social.

10. Los libros para un autor son como sus hijos… ¿Tienes alguno predilecto?

      Los que están por venir. Amo mucho mi trabajo y la posibilidad de poder darlo a conocer a través de mis libros, pero siempre pienso que lo mejor está por venir. Siento que cada vez he podido ir mejorando mi estilo de escritura y la forma en que voy transmitiendo mis ideas, y eso me encanta. Ahora estoy terminando un libro sobre los filósofos libertinos, que está muy entretenido y me gusta mucho la forma que ha ido tomando, pero tengo otro libro listo también sobre Epicuro que he venido preparando desde hace mucho tiempo. Cada libro ocupa un lugar muy importante en mi historia personal, pero si me obligas a darte un nombre, creo que La Risa de los Cínicos es hasta ahora el trabajo que más dolor y alegrías me ha dado y por el que me siento más orgulloso.

11. ¿Proyectos a futuro respecto a un próximo libro?

     Como te decía, tengo varios proyectos editoriales en carpeta, los que están más próximos a ver la luz (2024) son, por lo pronto, mi libro de poemas Los Progresos de la Muerte, que ya está en la imprenta; el libro sobre Filosofía Helenística se encuentra en revisión en Ecuador; y Los filósofos libertinos quiero terminarlo durante el verano.

12. ¿Unas cuantas palabras finales?

      Solamente agradecerte por el espacio de difusión y recordar a los interesados que el libro lo pueden adquirir al precio de $6.000 pesos en la página de la librería www.a89.cl o en librería Aspasia, Barrio Italia #1449, segundo piso, Providencia.

 

Maestro orgulloso y discípul@s felices.

domingo, 26 de noviembre de 2023

Una lectura distinta y provechosa.

 

    Cínico/Cínica una palabra que usamos de manera cotidiana y la que posee una connotación negativa.  Si me animo a realizar mi propia definición, diría que se refiere a una persona mentirosa y falsa que no dice lo que realmente piensa, ni declara sus verdaderas intenciones; alguien que engaña por ello a los demás.
    Como muchos términos que forman parte de nuestra hermosa lengua castellana (o española, según prefieran llamarla), proviene del antiguo idioma griego.  Por lo mismo, debido al tiempo pretérito en el cual fue acuñado, su significado original se ha perdido o desvirtuado en parte... Y es que en un principio este vocablo, quería decir algo así como perruno, o sea, que actúa como un perro, debido a sus costumbres y/o manera de ser.
    En la vieja Grecia, siglos antes de Cristo, existió una secta/escuela/doctrina filosófica que recibió el nombre de Cínicos. Teniendo de figura más destacada a Diógenes, fue una bomba para el establishment de su sociedad, al proponer una conducta irreverente y que pretendió criticar muchos de sus preceptos, considerados políticamente correctos en aquel entonces.  Sus miembros eran sujetos de inteligencia prodigiosa, que dejaron de lado los lujos y vivían en condiciones de tal pobreza, que apenas tenían vestimenta (casa mucho menos); pese a todo, eran muy queridos por sus conciudadanos.
    Este mes que ya está por terminar, se publicó Los Filósofos Cínicos (con el subtítulo de Un modo peculiar de sabiduría antigua), texto que contó, nada menos, que con tres apoyos económicos de nuestro país para su elaboración (Comisión Nacional de la Investigación Científica y Tecnológica del Gobierno de Chile, del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes y del Fondo del Libro y de la Lectura).  Se trata del sexto libro de Jorge Lorca Leiva, profesor de Filosofía y al que tengo el gusto y el honor de tener entre mis amigos más queridos.
   En poco más de setenta páginas, el autor del libro que hoy nos reúne, nos lleva a conocer a través de un lenguaje sencillo (aunque no simplón) a este particular grupo de personas y entre quienes se encuentra la primera filósofa de la cual se tienen registros (Hipparchia).  El ensayo nos cuenta acerca de sus antecedentes, características, ideología y varias anécdotas muy interesantes, respecto a estos viejos maestros, en especial en el apartado dedicado a cada uno de sus representantes.
     Para un lector no entendido en estos temas, resultará muy revelador enterarse, de que este grupo de personas, entre otras cosas, practicaban ya en esos tiempos lo que para nosotros es conocido como performance.  Con esto, me refiero a la actividad de realizar exhibiciones en público de tipo rupturista y muchas veces escandalosas, de carácter teatral y con un fuerte sentido ideológico (por lo general orientadas a la crítica social) y que poseían, además, un fuerte sentido de la ironía y del humor negro, además de contar con personalidades muy estrafalarias.  La locuacidad e inteligencia de sus artífices eran otros aspectos a considerar de sus cultores y a lo que se le suma una filantropía, que hoy apenas es posible apreciar entre quienes, actualmente y sin saberlo, imitan o siguen esta manifestación cultural.
     Por lo tanto, al leer esta recomendable obra, me ha sido imposible no acordarme de representantes nacionales cercanos a estos personajes cínicos, tales como Florcita Motuda (cantautor, actor y político), también de nuestro gran escritor Pedro Lemebel (sin olvidar sus impactantes intervenciones artísticas, en plena dictadura, junto a su amigo Francisco Casas y cuando juntos se hacían llamar Las Yeguas del Apocalipsis) y, por igual, de las con razón vapuleadas Indetectables (hijas bastardas de Lemebel y Casas, que tuvieron la estúpida ocurrencia de sacarse una bandera nacional del orto, haciéndole un flaco favor a la Izquierda chilena, en medio de un importante acto político).
       Otra cosa que me ha llamado la atención al leer este volumen, ha sido comprobar cómo esta misma "secta" de los Cínicos, ha dejado su huella hoy en día, aunque de una manera bastante rara (por decirlo de una forma), al referirnos al mal de Diógenes, cuando hablamos de la tendencia de acumular objetos de manera obsesiva y muchas veces sin darle verdadero uso.  Esto, que bien en muchos casos es un trastorno psiquiátrico, me llega como coleccionista ñoño que soy (entre quienes se encuentran muchos de mis cercanos, con quienes comparto gustos), aunque solo ahora me entero de que se trata de lo contrario a lo que hacía el filósofo Diógenes, quien lo que menos hacía era apegarse a lo material... ¡Así es cómo pueden llegar a desvirtuarse las ideas con el paso del tiempo! 
     Así que, a leer este trabajo, que igual requiere de un destinatario educado, puesto que usa algunas palabras que implican cierto bagaje cultural, aunque, como ya dije más arriba, en general es de fácil comprensión.  También se lee en unas pocas horas y no solo nos instruye gratamente, sino que también nos puede llevar a reflexionar, no solo acerca del legado de estos sujetos, puesto que bien podemos llegar a mirar con ojos más atentos a esos personajes que, a lo largo del tiempo, hasta nuestros días, de manera sui generis nos han remecido con su actuar irreverente; y solo entonces, gracias a ellos, fijáramos en las grietas de la supuesta sociedad perfecta en la que vivimos y así poder acercarnos a la posibilidad de mejorarla para todos sus integrantes. Por otro lado, entre otros lugares, lo pueden adquirir en Buscalibre por un módico precio y, más encima, luego se lleva con facilidad gracias a su formato de bolsillo.
     Por cierto, me encanta la significativa ilustración de portada, que por meses me engañó, al hacerme creer que se trataba de una foto.
 
Jorge Lorca Leiva, el autor, durante el lanzamiento de su libro
y al cual tuve el placer de asistir.

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