lunes, 24 de enero de 2022

Películas olvidadas sobre obras de Stephen King y que merecen ser redescubiertas 6: The Mangler.


1. El texto original.
 
    La Trituradora (The Mangler en su idioma original), es el quinto cuento que comprende la primera colección de historias breves de Stephen King, traducida a nuestra lengua como El Umbral de la Noche (The Night Shift, o sea, Turno Nocturno en español y que es así como se llama otro de los relatos que comprenden sus páginas).  Se trata de obras escritas en su mayoría antes de que alcanzara fama y fortuna, gracias a Carrie y a novelas posteriores; son cuentos que publicaba en revistas “para hombres” como Playboy y Cavalier, así como una que otra especializada.  Textos de terror puro en su mayoría, de tipo sobrenatural, salvo unos cuantos casos y también algunas de sus primeras incursiones en la narrativa más emocional, como  La Dama de la Habitación, que posteriormente fue adaptado en formato de cortometraje por un joven Frank Darabont y quien luego se haría su amigo, llevando al cine con tremendo talento sus obras La Redención de Shawshank, La Milla Verde y La Niebla.  Cabe mencionar que muchos de estos títulos se convirtieron en clásicos por cuenta propia e interesaron a muchos artistas a lo largo de los años, algunos de ellos iniciando sus primeros pasos como el mentado Darabont, gracias a los llamados Dollar Babies (que King les permitió realizar, pagándole la simbólica suma de un dólar, siempre cuando sus trabajos no tuviesen fines de lucro) y sin olvidar a los productores de Hollywood, que se atrevieron a adaptar estas historias, algunos con mejores resultados que otros, o adaptándolos para el formato televisivo. 
    La narración que nos reúne hoy, junto con el filme que lo adapta, nos cuenta sobre un curioso caso de posesión demoniaca y que en este caso se trata de una máquina, no de una persona.  Pues la Trituradora corresponde a una enorme planchadora industrial, que debido a muy singulares circunstancias provoca espantosas muertes entre quienes trabajan con ella.  Todo esto lleva a un agente de policía a investigar el suceso, quien poco a poco comienza a aceptar la idea de que lo sobrenatural existe y que solo él junto a un amigo son los únicos que pueden intervenir, para que el mal no siga haciendo de las suyas.
     Contado de tal manera, que el lector acepta premisas tan locas como la naturaleza sobrenatural del asesino, acá estamos frente a un ejemplo de ese escritor que a generaciones ha seducido con sus historias de terror sangriento, pavorosos en verdad, a través de los cuales lleva al mundo actual, la ruptura de su misma monotonía.  Y es que el llamado Rey del Terror, hace que lo extraordinario viole nuestro sentido de la realidad, el estatus quo al cual aceptamos y que nos tiene acostumbrados, de modo que la ruptura que se produce en la realidad, para exponernos a aquello que no conocemos, provocan la inseguridad y el miedo que “pagamos” voluntariamente.  El mundo viejo con sus monstruos, mitos y leyendas no está tan lejos de esta modernidad en la que nos encontramos y por eso mismo algo tan “normal”, como una máquina industrial, puede convertirse en la amenaza que aquí sale; por lo tanto, no podemos olvidar las antiguas tradiciones, ni lo espiritual, ya que el mundo de la ciencia no lo es todo en nuestras vidas.
     Por otro lado, como lo han hecho miles de artistas a través de los siglos, King se sirve de su propia experiencia para crear un escrito como este, puesto que él mismo en su juventud y primeros años de casado (ya padre), tuvo que laburar en una lavandería, como la que sale en La Trituradora, porque el sueldo de profesor no le alcanzaba (y apenas conseguía un dinero extra con la publicación de sus relatos).  De modo que la miseria de los trabajadores que salen en estas páginas, la conoció por sí mismo.

  
2. La película.
 
    Tobe Hopper, uno de los llamados Maestros del Terror, se hizo una reputación en el género audiovisual, en los setenta con La Gran Masacre de Texas (1974), cruda cinta sobre una familia desquiciada de psicópatas caníbales, que cambió para siempre el cine debido a su realismo; sin embargo, su fama entre el público masivo llegó en 1982, cuando apoyado por Spielberg filmó la en verdad maravillosa Poltergeist.  Entre medio de un título y otro, así como en sus obras posteriores, su obra fue dispar y si bien muchos otros de sus trabajos lograron hacer felices a los fanáticos de las historias macabras, a diferencia de colegas suyos como George Romero, John Carpenter o Wes Craven, no consiguió verdaderos éxitos comerciales, puesto que también casi todas sus producciones fueron de bajo presupuesto.  Sin embargo, su talento siempre estuvo ahí y por eso Spielberg lo volvió a llamar para que realizara el piloto de su miniserie Taken (2002), emotiva realización sobre 3 familias ligadas entre sí a la existencia de vida extraterrestre en nuestro planeta.
     Teniendo en cuenta el currículum de este artista, era de suponer que en algún momento su carrera se cruzaría con la de Stephen King y ello fue bastante temprano en la vida de ambos, ya que en 1979 Hooper se encargó de la miniserie de dos episodios que adaptó por primera vez su novela Salem´s Lot.  Este fue el debut del autor de Maine en la pantalla chica y fue la segunda adaptación de alguno de sus escritos, luego del éxito que fue Carrie en 1976.  En cuanto a lo hecho por el director, en verdad hizo una verdadera joya, que consiguió asustar a un montón de gente y en especial a quienes la vimos siendo niños, recordándola con mucho cariño, debido a sus pavorosas escenas.  Luego, debido al gran resultado de la fusión entre ambos genios del terror, era de obvio que sus seguidores querríamos más de esta dupla, pero el sueño tardó en llegar y ello solo fue posible en 1995.
     Así fue cómo Tobe Hooper realizó su versión de La Trituradora, filme muy de “clase B” y poco conocido,  aunque es tan divertido y realizado con amor a este tipo de películas, que es todo un placer verlo.  También estuvo a cargo del guión, junto a unas dos personas más, aprovechando al máximo el bizarro material original y agregando inteligentes elementos que consiguen dar con el tono del cuento del Tío Steve.  El relato tiene poco más de veinte páginas y el buen Hooper hizo una joyita menor que supera la hora y media, que nos recuerda las glorias del terror ochentero, con escenas bien gore como nos gusta a los regalones, interesantes personajes y buenas actuaciones.
     Desmenuzando un poco más el largometraje que hoy nos reúne, que ignoro si se exhibió en salas o salió directamente al video, debido a lo modesto de su presupuesto, cabe rescatar la intervención de una figura tan valorada por los amantes del terror, como lo es Robert Englund.  Exacto, el histrión detrás de Freddy Krueguer, de la saga de Pesadilla, hace acá del villano “humano” de la trama, un personaje inventado para esta adaptación que se roba la cámara cada vez que sale y es que la personificación de Englund (apoyado por el maquillaje y su extravagante indumentaria), hace de las delicias entre la audiencia.  Luego tenemos al protagónico, el mismo policía que aparece en el texto literario, si bien para la ocasión le otorgaron mayor dimensionalidad, dándole una atractiva personalidad e historia personal; cabe mencionar que este se encuentra interpretado por el varonil Ted Levine, quien consigue sacarnos de la cabeza al asesino serial Búfalo Bill, que lo hizo célebre en El Silencio de los Corderos (1991), sobre la novela homónima de Thomas Harris.  Si el anterior nos simpatiza sin problemas, su compañero, que corresponde a otro personaje salido del cuento de King, ahora abordado desde un punto de vista más llamativo (ya no es profesor y amigo del agente, sino que es su cuñado y se dedica al ocultismo), por igual resulta agradable.  Sumados a los anteriores, aparecen otros llamativos secundarios, muchos de ellos tampoco “inventados” para la película, pero sí con mayor participación en el argumento y entre ellos la sobrina del fáustico dueño de la lavandería y el empleado jefe de la empresa. 
    Considerando la introducción del villano encarnado por Robert Englund y toda la miseria que trae este a sus empleados, aunque se trate de una cinta sin pretensiones artísticas, ni discurso ideológico de por medio, podemos encontrar igual acá el tema del abuso de poder entre los “líderes” de una comunidad, quienes hacen y deshacen con los más humildes. De este modo, el “malo” de la historia es un ser por completo repugnante, al nivel más macabeo de su caracterización, ya que su propia maldad está exteriorizada por su apariencia monstruosa.  Luego, sus víctimas con mayor razón nos hacen sentir compasión y eso de dejando de lado las monstruosidades, de la criatura que le da nombre al filme.
    Destacable es cómo lograron poner en pantalla una historia secundaria, que sale en el cuento, todo muy bien hecho, así como el uso de algo de humor negro.  Asimismo, los efectos mecánicos están bien logrados, aunque los digitales (baratos y propios de la época) dejan mucho que desear.   Quizás por motivos presupuestarios, los trajes mismos que usan los policías en esta producción se ven tan falsos y raros, que para nada son como los que reconocemos en la vida real y en la mayoría de las cintas.
    Por increíble que parezca, esta pieza tuvo dos secuelas, una de ella con ese otro tremendo actor que es Lance Henricksen (el androide Bishop de Aliens y el protagonista de la serie de culto Millenium).  En español se llama en algunas ediciones como Alienza Macabra, ninguna maravilla de ingenio, aunque sí responde de manera exacta a buena parte de su guión.

   


                                                                              Tráiler.

martes, 18 de enero de 2022

La más débil de todas, pero tiene sus buenos momentos.


     El título de arriba corresponde a mi manera de resumir en pocas palabras la quinta temporada de Supergirl, que ya me vi hace rato y solo hoy me dedico a comentar por estos lares (aunque muchas veces me da la impresión de gritarle al desierto, pues apenas se pasan por acá y ya no es como cuando antaño daba gustó cómo me dejaban sus opiniones en mi humilde blog… ¡Snif!).  Y es que luego de una cuarta temporada tan potente y compleja, la vara quedó bien alta y ello implicaba tener guiones a la altura y personajes nuevos que estuvieran a la altura de las circunstancias, en especial en lo que se refiere a amenazas y al gran villano (o villanos) para la más reciente ocasión; sin embargo, esta vez parece que no se esforzaron mucho y la atención/emoción cayó en varios momentos, siendo que buena parte de ellos se debió a la mala elección para elegir al antagonista principal.  Pese a lo anterior, hay en verdad varios momentos memorables, en especial en todo lo que concierne al conflicto entre Kara y una amiga muy querida (a ver… ¿A quién me refiero?), lo cual provocará un montón de desencuentros, preocupaciones, diálogos y escenas que consiguen sernos interesantes e incluso recordarnos por qué amamos la serie y a sus personajes (con sus relaciones interpersonales, entre lo mejor del Arowverse),
    A ver qué más les puedo contar sin quitarles, con spoilers, la sorpresa de ver por primera vez estos episodios (en el caso de que se animen a realizarlo, claro).  El mal viene de parte de unos seres muy antiguos, una especie de dioses alienígenas que llevan siglos viviendo en la Tierra, quienes han formado una especie de organización secreta llamada Leviatán (que tiene el mismo nombre de una mafia que tuvo su debut en las viñetas de Batman, cuando estas eran escritas por Grant Morrison, aunque en su versión para la tele son muy distintas la una de la otra), haciendo uso de la tecnología para sus fines; y por esa razón se encuentran detrás de una, dedicada a la realidad virtual, con la cual pretenden dominar el mundo.  La verdad es que sus miembros resultan poco atractivos, ni siquiera porque uno de ellos está interpretado por Mitch Pileggi (el recordado Director Adjunto del FBI Walter Skinner de The X-Files).  Con relación a estos, lo mejor es que Lex Luthor está involucrado con ellos y todas sus intervenciones merecen la pena.  Por cierto, aparte seremos testigos de grandes cambios en CatCo. Se me estaba olvidando: ¡La kryptoniana estrena nuevo traje!
     Otro de los amigos de Kara debe hacer un gran sacrificio para evitar el desastre, lo que cambia el status quo del grupo que conforma este show; de igual manera, un querido compañero deja la serie en los primeros episodios, aunque otro que hace un rato nos había abandonado (¡Y vaya que se le echaba de menos!) regresa para una historia doble y también participa del en verdad fantástico episodio 100 (lejos lo más sobresaliente de la temporada).  Cabe mencionar que el mentado capítulo, que celebra el centenar de episodios del programa, hace un muy divertido recorrido por buena parte de la cronología de este, reinterpretando varios de sus acontecimientos más famosos y trayéndonos a varios de sus antiguos coprotagonistas, que a la fecha habían abandonado Supergirl (sin embargo, se echaron de menos varios y en especial algunos de la primera temporada, que nunca dejaron de ser magníficos).
     Digno de aplausos, resulta ser el capítulo que sin tapujos aborda el tema de la transfobia, tratado con mucha seriedad en una historia de ciencia ficción y aprovechando justamente las herramientas del género, para destapar problemáticas sociales como esta.  Y es que no olvidemos que uno de los personajes principales es transgénero (así como en la vida real la a actriz a cargo lo es).
    Por otro lado, debe saberse que fue con este título que comenzó el esperado crossover de la épica novela gráfica ochentera Crisis en las Tierras Infinitas y que tal como sucedió con las historietas deceístas en su momento, en el mismo Arrowverse provocó una conmoción cósmica, que reordenó la misma continuidad de estos programas.  Destacable viene a ser que durante los 5 episodios que comprendió el evento y que incluyó todos los programas relacionados, estuvo lleno de guiños a los cómics y viejas/recordadas series animadas y de imagen real basados en los cómics DC, tales como Batman: La Serie Animada, Aves de Presa y en especial Smalville.  Incluso hubo más que un guiño al llamado Snyderverse, con la aparición como invitado, de nada menos de que uno de los miembros de la Liga de la Justicia hollywoodense. 
    Retornó Sean Astin para un capítulo más (actor de los años ochenta muy querido para los más cinéfilos y que fue uno de los protagonistas de la versión cinematográfica de El Señor de los Anillos) y los actores Melissa Benoist (Kara/Supergirl) y David Harewood (J'onn J'onzz / Detective Marciano y Hank Henshaw) se pusieron detrás de las cámaras y no lo hicieron mal. 
    Por último, por primera vez (y última) en Supergirl, el final de temporada quedó en suspenso y en parte debido a que por la (maldita) pandemia del Covid-19, tuvieron que reducir la cantidad de episodios a 19.

 


viernes, 14 de enero de 2022

Es difícil ser un dios.

 
1. Los participantes.
 
    La saga de Dune de Frank Herbert, considerada por muchos como la mejor en su género (¿O eso fue décadas atrás?), continúa en el tercer libro con Hijos de Dune (1976).  Más de una década ha pasado desde que Paul Muad' Dib desapareció en el desierto de Arrakis y el planeta como el resto del imperio son dirigidos por su hermana Alia, quien además está a cargo de los hijos huérfanos de su familiar.  Las cosas no son fáciles como siempre para los Atreides y por lo mismo nuevos complots hay en su contra, los que implican a la Casa Corrino (sus parientes) y la presencia de otras voluntades (algunas ya conocidas y otras recién introducidas en la trama), cuyas verdaderas intenciones solo quedan claras, luego de bien avanzada la novela.
     La historia es más compleja que nunca, ya que la narración se detiene en varios personajes, de modo que se trata una vez más de una "novela río" gracias a su manera de articular su argumento.  Es así, que nos encontramos con Alia, cuyo apodo de La Abominación  por fin se explica (¡Y vaya que resulta impactante y dramático este detalle!), siendo el personaje más dramáticos de todos.  Por otro lado, Dama Jessica vuelve a tener gran relevancia para la historia, si bien como es típico ya en esta serie, sus propósitos son ambiguos y en más de una ocasión dudamos de su bondad (a estas alturas, la verdad, apenas hemos presenciado verdaderos gestos de amor por parte de los personajes y, mucho menos, demostraciones de ternura... ¡Y es que en el universo de Dune prevalece la ley del más fuerte y los valores morales que más destacan son el honor y la lealtad, aparte de la valentía!).  Asimismo, los admirables Duncan Idaho y Stilgar, deben hacer cada uno por su cuenta que se mantenga el orden, ello a costa de más de un sacrificio personal y de ser considerados por otros como meros traidores.
    Los anteriores no son los únicos personajes importantes en la trama.  Y es que tenemos acá la bíblica figura del Predicador, un ciego nómada del desierto que está creando conmoción en la población (y en especial entre los Fremen y el gobierno) con su discurso político-religioso.  Por otro lado, el secreto de su identidad es algo que tendrá mucha relevancia para el devenir de los acontecimientos.
    Y, también tenemos nada menos que al heredero del destronado Shaddam IV, el príncipe Farada'n, otro sujeto de una tremenda ambigüedad moral, quien está en medio del complot para devolver a su familia el poder que otrora tenía.  Lo acompañan su madre, una mujer arpía que nos recuerda a la villana de la primera novela, la Reverenda Madre Gaius Helen, si bien sus propósitos son por completo egoístas; y, por otro lado, con un fiel general Sardaukar, el cual le otorga la riqueza dimensional que le faltaban a los suyos, desde hace rato.
     Y es cuando llegamos a los hermanos gemelos Ghanima y Leto II, hijos de los desaparecidos Chani y Paul.  Nacidos con poderes aún mucho más grandes que los de su padre y abuela, solo se tienen a sí mismos y deben crear un plan para remediar el caos que está por venir, ello a costa de un precio muy alto, que incluye incluso el valor de sus vidas.  Cabe mencionar que será del chico, de quién saldrá la noción de la Senda de Oro, concepto que será tan valioso a partir de este momento en la saga.


 
2. Los temas.
 
    El libro, casi de manera más fuerte que con sus predecesores, vuelva a tratar el tema de la relación estrecha entre religión, política y gobierno.  Se nos deja claro la manipulación que hay detrás de ello, habiendo corrupción debido a la avaricia y la sed de poder; por lo tanto, la única fe respetable que aquí hayamos es la del pueblo y la gente sencilla, de modo que solo alguien como Stilgar puede ser apreciado por su discurso y actitudes más consecuentes que la de los integrantes de familias poderosas.  Cabe mencionar que sujetos como Paul y Alia, con todos los beneficios que les trajeron sus envestiduras, son sujetos infelices y que apenas han conocido la plenitud.  El resto se encuentra en situaciones parecidas y para llegar a la mencionada Senda de Oro, las autoridades nos recuerdan esa máxima de Maquiavelo que dice:
 
"Al Príncipe mejor que se le tema, a que se le ame".
 
    No podemos olvidar todo lo relacionado con la ecología, tan caro a la entrega inicial de esta serie literaria.  Es así que en Hijos de Dune se retoma esto, pero ahora demostrándonos los efectos nocivos que pueden tener en un ecosistema, la intervención del ser humano.  En este caso no estamos hablando de contaminación tal y como estamos acostumbrados a ver en la vida real y la manera de cómo se presenta esto en las obras de ciencia ficción catastróficas; sino que más bien se refiere a los cambios de todo un ecosistema, que pretendiendo mejorar la calidad de vida de sus habitantes, resultan ser tan intrusivos que perjudican el ciclo de la vida del lugar y, en especial, de su flora y fauna.  Por lo tanto, se pone en el tapete de estas páginas la dicotomía de responsabilidad/irresponsabilidad respecto a nuestra intervención en el medio ambiente.  Respecto a todo esto, muchos de los actos y palabras del Predicador y de Leto II, no dejan de abordar tal problemática.
 
3. Algo más que decir.
 
    Volvemos a encontrar interesantes citas al comienzo de cada capítulo, sacadas de todo tipo de libros ficticios, cuyo autor principal en las últimas líneas será sorpresivamente revelado.  Cabe recordar que el sentido de sus líneas, siempre está estrechamente ligado a lo que sucede luego de dichos encabezados.  La inteligencia de Herbert es maravillosa, en especial por la calidad argumentativa de estos pequeños fragmentos, los cuales tratan de temas tan valiosos como las ya mencionadas religión, política y ecología, además de otros como el liderazgo, las leyes del comercio y la tradición, entre otros.  En todo caso, a veces se trata de pasajes oscuros que para más de un lector pueden ser confusos debido a su manera discursiva y, por lo mismo, resultar aburridos.
     Los hermanos Atreides poseen una inteligencia abrumadora, una que nadie logra estar a su altura (ni el propio Muad' Dib) y aunque aparentemente poseen el cuerpo de unos imberbes (unos doce años), poseen en su interior los conocimientos y las vidas de miles de generaciones.  La personalidad de ambos y la manera de cómo hablan a nadie dejará indiferente.  Considerando la época en la que fue escrita esta obra y el precedente en que se ha transformado, un lector ávido del género y de sus grandes títulos, puede llegar a pensar que Orson Scott Card se inspiró en estos para delinear a sus genios precoces de El Juego de Ender y sus posteriores secuelas; eso sí, el autor mormón a sus creaciones los dotó de una humanidad sobrecogedora, que no logramos apreciar en estos dioses encarnados y por los cuales podemos sentir simpatía (aunque no sobrecogimiento).
    Hay un montón de momentos memorables en la novela y da la impresión de que cada secuela es mejor que la anterior.  Mucho placer provoca leer este texto, pero en determinada parte de su desarrollo pareciera ralentizar su ritmo y, sin embargo, ya cerca del clímax ocurre algo demasiado increíble y que bien nos podría recordar las posteriores lecturas de Brandon Sanderson y sus personajes con superpoderes (algo, también, tan propio del manga, del anime y de las historietas marvelitas y deceístas).  Luego tenemos un desenlace que está a la altura de los Dune y El Mesías de Dune, lleno de ese drama tan shakesperiano al que nos tiene ya acostumbrados el buen Herbert... Pero, además, nos regala un último episodio a manera de epílogo, una promesa que nos adelanta lo que podríamos llegar a vislumbrar, en la siguiente trilogía que aún estoy por descubrir.

jueves, 13 de enero de 2022

¡Bella ciao!


      A fines del año pasado terminó la exitosa serie española dramática y de acción La Casa de Papel.  Veámoslo como “Quinta parte”, “Tercera temporada” o “Quinta temporada” (es algo confuso cómo la segmentaron los de Netflix, quienes compraron este éxito ibérico y le dieron continuidad tras haber finalizado originalmente en 2017), este 2021 se exhibieron sus últimos 10 episodios, los que se dieron a conocer al publico en dos tandas (septiembre y diciembre).  Es así que, con gran expectación por parte del público, pudimos ser testigos de cómo sus protagonistas por fin lograban salir del último aprieto en el que se metieron y todo para salvar a un amigo, “burlar al sistema” y, de paso, conseguir una increíble millonada (sin olvidar que, pese a ser ladrones, terminaron por convertirse en héroes para millones de personas, entre sus coetáneos dentro de la ficción misma y la audiencia internacional que seguía sus andanzas a lo largo de los años).
     Si hacemos un repaso a de qué fue esta finalización, que por lo general dejó bastante conformes a sus fanáticos y sin caer en los spoilers, debemos recordar que sus antihéroes se encuentran en un banco (a la vez museo) “atrapados”, o sea, rodeados por las fuerzas policiales e incluso militares, mientras hacen lo posible por sacar el oro de la más increíble manera que se les ha ocurrido al Profesor y a otras mentes que estuvieron en su planificación, mucho antes de los sucesos que los llevaron a este último lugar (y tal como ahora se nos revela).  Las cosas no están fáciles, pues su mayor “enemigo” está en verdad obsesionado con ellos y es hasta maquiavélico en su manera de tratar el asunto.  Por otro lado, el Profesor se haya bajo el poder de la- en verdad- maravillosa agente Sierra (sin dudas, uno de mis personajes favoritos), quien es lo más parecido a su Némesis.  Por lo tanto, el grupo en el banco debe arreglársela por las suyas, así como el Profesor tiene nuevos problemas que afrontar y para los que no estaba preparado... ¡Pero, vaya, qué genial su capacidad para improvisar y amoldarse al azar!  Cabe mencionar que no todo saldrá totalmente como esperábamos, con sorpresas y emociones de todo nivel.
     A estas alturas, ya unos 5 años desde que comenzamos a conocer a los personajes y luego con la inyección de dinero por parte de Netflix, al introducir a otros tan interesantes como los primeros, nos queda claro que hay matices para todo y en especial cuando se trata de profundizar en el alma humana.  Ante lo dicho, podemos darnos cuenta de que todos tenemos capacidad para una cosa u otra: el bien y el mal, que son algo mucho más complejo de lo que nos mostraban las historias maniqueas.  Por lo mismo, en un ladrón podemos encontrar nobleza y una enorme capacidad para amar, así como en los mismos que defienden la justicia, hayamos a gente sin escrúpulos y que gusta de la violencia (viejas ideas tantas veces tratadas en la ficción con grandes ejemplos).  Luego, ser testigos del desarrollo de los personajes que aquí aparecen es todo un espectáculo y un placer, de modo que no resulta difícil sentir simpatía hacia alguno de estos seres “imperfectos” (tal como nosotros) y sentirnos identificados con más de uno de ellos
     Como ya pasó, desde que comenzó este segundo golpe y en lo que opto por llamar la quinta temporada, tenemos varios flashbacks que se remontan a años atrás antes de que se hiciera el primer atraco y en este sentido, destacable es el debut de un nuevo protagonista, nada menos que del hijo de Berlín y quien luego de contarnos su historia, uno se pregunta de qué manera se vuelve a conectar con su tío (a ver… ¿A quién me estoy refiriendo?) y los demás.  Mucho se nos aclaro acerca de cómo se llegó hasta acá y, por otro lado, resulta plausible cómo los nudos argumentales se van desenredando hasta el impactante desenlace.   Como era obvio, hay que estar preparados para una que otra lagrimita y asumir que es hora de despedirnos de alguien y no solo porque el show por fin.
     De este último año en pantalla y en plena pandemia, cabe destacar algo por completo inesperado, que de seguro a más de un espectador se le fue apreciarlo en toda su magnitud: la introducción de un elemento sobrenatural, algo por completo ajeno a lo que hasta el momento habíamos visto, del cual no diré nada más a ver si saben a lo que me refiero.
    Ahora bien… ¿Existe un discurso político detrás de este programa que ensalza a un grupo de ladrones por sobre la gente “decente”? (una de sus figuras más destacadas es una persona claramente violenta y ahora más que nunca nos queda claro ello).  La verdad es que, si hay una ideología detrás de un producto masivo como este, que pretende tanto entretener como ganar dinero, creo le toca a cada uno hacer su propia evaluación; y es que por mi parte no veo ánimo de moralizar, sino que más bien de invitarnos a la reflexión, que en todo caso no hay que olvidar que los personajes más detestables no son los socios del Profesor, sino que gente rastrera como el recordado “Arturito”, el Jefe de Seguridad César Gandía y el Coronel Luis Tamayo.   Teniendo en cuenta a los 3 mencionados, cada uno de ellos en importantes puestos dentro de sus funciones, bien podríamos decir que en efecto hay corrupción y personas non gratas entre sus filas, de modo que cuando enjuiciamos a la ligera a alguien fuera de la legalidad y damos por sentado que las autoridades siempre corresponden a gente virtuosa, no siempre estamos frente a la verdad.  Personalmente no voy a defender a los “ladrones de buen corazón” de este título y entre todos los personajes que aquí salen, al final quien más consiguió mi favor fue nada menos que la agente Sierra.  No creo que en general haya sujetos a los que admirar acá, aunque sí podemos encariñarnos con ellos, pero salvo la mencionada ex inspectora, estos individuos solo nos demuestran que no hay personas perfectas y que los modelos a seguir siempre los idealizamos o, en el mejor de los casos, obviamos sus errores y es que, después de todo, siempre tendremos “tejado de vidrio” (unos más que otros, por supuesto).



sábado, 1 de enero de 2022

Adiós 2021, bienvenido 2022 (I)


 

     Y heme aquí en el primer día del nuevo año, tras haber terminado otro aún en pandemia, aunque en muchos aspectos mucho mejor que el anterior. Hubo penas y alegrías como siempre, todo ello marcado por el encierro y la cuarentena otra vez, aunque esta vez había un sentido de esperanza que nos llegó en especial a los chilenos, no solo por el hecho de contar ahora con más de una vacuna a nuestro favor y con la que enfrentar el maldito Covid-19, sino porque en el terreno político avanzamos harto (de ambos aspectos ya me referiré en su momento). 
    Enero y febrero significó para muchos un merecido descanso del encierro, al poder salir a otros lugares e incluso irse de vacaciones algunos; asimismo, fue ocasión de reencontrarse con seres queridos a los que no veíamos de manera presencial, salvo las ya populares videollamadas, que igual no eran lo mismo.  En mi caso me quedé en Santiago, pues no quise arriesgarme y es que solo en el transcurso de febrero tuve mi primera dosis (al igual que mi mamá, de más de 70 años), de la SINOVAC (de laboratorio chino).  En cambio, aprovechando esos meses de vacaciones de verano hice hartos ejercicios en casa, a veces en plazas, que en el transcurso de 2020 me compré uno que otro implemento deportivo a la espera de que ir al gimnasio fuera más seguro (igual estos fueron cerrados de nuevo al poco tiempo).
    Marzo significó volver a clases presenciales con alumnos en el colegio, con un espantoso sistema “híbrido”, que significaba tener un pequeño grupo de estudiantes en la sala y al mismo tiempo otro grupo en modo online; en verdad era atroz, pues uno se volvía loco tratando de atender lo mejor posible a unos y otros, todo en solo 45 minutos de clases (entre instalar la cámara, “llamar” a los que estaban en casa, etc.) y es que en mi “pega” al menos fueron más conscientes y seguimos con horario reducido.  Lo anterior correspondía al segundo turno de la jornada, ya que antes teníamos clases con el “grupo permanente presencial”, conformado por lo general por estudiantes que tuvieron problemas de conexión el año anterior, aquellos “mágicos” que se salvaron de reprobar porque el Ministerio de Educación nos obligó a hacerlos pasar de curso, pese a que flojearon de lo lindo en el pasado y no hicieron las actividades y que menos se conectaban a las clases remotas, más unos pocos casos especiales de alumnos nuevos y otros que de manera voluntaria no querían perder la oportunidad de recuperar algo de la normalidad (igual tanto en esta tanda, como en la siguiente, donde se rotaba cada dos semanas la lista de los presenciales, los puestos estaban distanciados unos dos metros o poco menos, así que habían máximo 12 estudiantes en la sala).  No alcanzamos a estar 3 semanas con todo esto, puesto que nos volvieron a mandar a cuarentena y en mi colegio solo se regresó a las aulas el 27 de septiembre.  Cabe mencionar, que al menos lo anterior me sirvió para compartir algo con mis alumnos, conocerlos algo más y lo mismo con mis colegas; en lo que respecta a mi Jefatura (el curso que tengo a cargo, que de Primero Medio pasó a Segundo Medio), me fue mucho más grato todo, ya que habían más lazos afectivos de por medio.

El efecto del ejercicio casero y mi primer cambio de "loock" del 2021, ideal para combatir "la calore".


     Muchos nos sentimos más tranquilos al volver a casa, pues si bien varios como yo ya teníamos dos dosis de Sinovac u otra vacuna en nuestro sistema, todavía debía pasar un tiempo para que estas se activaran; así que volvimos al “antiguo” sistema de las clases online y, de paso, pudimos dormir más ahora que nos quedábamos encerrados otra vez.  Todo iba bien hasta que el 11 de abril tuve un infarto.  Comencé con dolores debajo del corazón el lunes de esa semana y pensaba que era algo muscular, producto de algún esfuerzo mal hecho debido a mi entrenamiento; entre medio me enfermé de Faringitis y cuando fui al médico la doctora (venezolana), nada encontró más allá de la infección.  Supongo que esos malestares que tuve antes fueron preinfartos.  Llegué a la clínica donde estuve internado casi una semana a eso de las 7 de la mañana del día domingo, cuando la pandemia estaba en uno de sus momentos más atroces, así que estuve bajo protocolo Covid la mayor parte del tiempo, pese a todos los exámenes que me hicieron; por lo tanto, no pude recibir visitas, si bien nunca me sentí solo gracias al celular que tenía conmigo.  Me hicieron 3 PCR y en todos salí negativo, aunque luego se supo que en efecto tuve Coronavirus en un momento indeterminado, aunque fui asintomático. No sé si conté esto antes por acá y es que cuando me dijeron lo que me había pasado, no pude evitar llorar, pues sabía que por segunda vez en mi vida Dios me daba otra oportunidad (en 2015 también estuve al borde de la muerte y esa vez me tocó estar dos semanas internado).  No me desesperé y opté por “tirar para adelante”, prometiéndome a mí mismo y a quienes se preocuparon por mí, recuperarme lo más rápido posible, pese a que mi corazón había quedado muy dañado y otra persona de seguro habría muerto (“¡Te aferras mucho a este plano de existencia” o algo así me dijo uno amiga cuando se enteró de lo que me pasó) y tal como me lo propuse, cuando en septiembre tuve consulta con mi cardiólogo, este me felicitó tildando de “casi milagrosa” mi recuperación (y una vez recibida su “bendición”, volví ese mes al gimnasio, que en todo caso no dejé de cuidarme en casa, demostrándome que podía retomar mis largas caminatas, que fue con lo que comencé tras estar de nuevo del vuelta en el hogar). 
    Estuve un mes con licencia médica y pese a ello no quise desconectarme del colegio ¿Por qué? Debido a que en mayo celebrábamos atrasados el Día del Libro y me interesaba mucho que este saliera bien, ya que muchas de las ideas para su realización salieron de mi cabecita.  Además, todo eso me sirvió de terapia, que muchos alumnos se comunicaron conmigo cuando se enteraron de mi malestar (los niños de mi curso, incluso, me mandaron un lindo video de saludos con mi tema favorito de Naruto Shippuden).  Cabe mencionar que un par de amigos de los que no sabía desde hace años, se pronunciaron durante esos días y eso me alegró mucho.  La verdad, es que me llené de amor y buenas vibras siempre... ¡Y aquí me tienen vivito y coleando!

Amo esa foto, pues me la saqué para mi primera caminata tras el infarto, la que duró más de una hora y no me cansé (el médico me dijo que probara con solo 20 minutos).  Además, era un día hermoso.


     Para el 24 de abril cumplí 10 de blog, mientras todavía estaba con licencia médica.  Me he dedicado de manera ininterrumpida a esta página, a la que le dedico harto tiempo.  Muchas satisfacciones me ha dado, si bien no dejo de lamentar que mis cercanos no se interesen en lo que hago y el número de nuevos “lectores constantes” y comentarios sean pocos.  La Edad de Oro de los blogs ya acabó y yo llegué tarde, pero aquí sigo y en la segunda parte de este post me referiré de manera más profunda a este aspecto del 2021.
     En 4 ocasiones distintas nos tocó a los chilenos ir a votar en lo que se refiere a nuestra responsabilidad ciudadana, a la hora de hacer de nuestro país un lugar mejor.  Entre el 15 y el 16 de mayo escogimos a nuestros representantes para redactar una nueva Constitución  política, un nuevo precedente en el que mi país volvía a destacar, tras haber decidido el año pasado eliminar de una vez la espantosa Constitución que nos dejó la dictadura de Pinochet en 1982 y que por razones obvias era sesgada y no atendía a las necesidades del pueblo (una tremenda mayoría decidió desechar este legado del gobierno fascista en octubre de 2020, como consecuencia del llamado “Estallido Social” de 2019, cuando la comunidad se aburrió de las injusticias del gobierno de Derecha de Piñera y del sistema neoliberal apoyado por Pinochet y los suyos, aún permanente tras el regresos a la democracia en 1990, lo que significó un montón de manifestaciones públicas, entre pacíficas y violentas que se hicieron famosas en el extranjero aquel octubre de 2019).  Más encima, decepcionados de los partidos políticos, en su mayoría se escogió a ciudadanos independientes, de toda una gama de nuestra sociedad, entre artistas, profesionales, minorías étnicas y sexuales, en verdad todo un orgullo dicho logro.  Aquella vez también elegimos alcaldes (hartos independientes salieron, como bien sucedió con mi comuna) y gobernadores regionales (si no me equivoco).


     Ya de vuelta al colegio vacunados y llenos de esperanza: Una foto feliz con el regalo de mi Jefatura por el Día del Profesor y luego con los alumnos en una antesala al Halloween (idea que se me ocurrió a mí).

     Entre junio y julio comencé los arreglos de la casa, a pintar la casa que estaba bastante fea y deteriorada; para ello contraté a un vecino peruano muy agradable, a quien conocí un día porque se ponía cerca de mi casa con un carrito a vender dulces en la vía pública y tenía un letrero ofreciendo ese servicio.  Don Alexander nos hizo hartos arreglos, muy bueno él en lo que hacía y nos simpatizó bastante, debido a su humildad, así que lo atendí como a un rey en casa dándoles ricas comidas.  El asunto es que gracias a que conté con el trabajo de Don Alexander, cumplí uno de mis mayores sueños (algo sencillo en comparación al de otras personas): Tener un lugar en mi casa para exponer de manera ordenada y grata a la vista mi colección de libros, cómics y figuritas.  Para lo anterior, dispuse un dormitorio pequeño que se “liberó”, cuando por fin mi hermana menor se fue con su familia tras un par de años estar viviendo de allegados acá, lo que era un desastre debido a la falta de espacio y a su histeria; es cierto que no veo ahora todos los días a mis dos sobrinitos regalones, pero vienen seguido, ya que sus padres tienen un local comercial en casa, así que en la práctica esto se tradujo en mayor comodidad.  Volviendo a lo de mi colección, bueno, compré nada menos que 5 muebles y 3 repisas y aun así no pude poner todo como esperaba, así que me tuve que esperar a noviembre para que mi cuarto, en el que duermo, fuese arreglado y es que don Alexander no hacía el tipo de mejoras que necesitaba, de modo que tuve que solicitar los servicios de otros maestros. Lo bueno es que ya no siento vergüenza del aspecto de mi casa, que necesitaba desde hace mucho tiempo varias correcciones (entre ellas la cocina) y ahora ya todo está OK.


 





     Para septiembre me puse la tercera dosis de refuerzo en contra del Covid, en plenas vacaciones de Fiestas Patrias y esta vez me tocó la Pfizer, que se supone me iba a dar una inmunidad de casi 100%. Para ser sincero, lo que más me alegró de esa semana de descanso, poco antes de volver a clases presenciales, fue que con mi sobrinito Amilcar volvimos a ir al cine, tras cerca de un año y medio sin poder hacerlo.  El filme seleccionado fue Shang-Chi yla Leyenda de los 7 Anillos, filme muy divertido que nos dejó a ambos felices; con posterioridad asistí a las salas con mi niño y otras veces con amigos unas 5 veces más en lo que restó del año.  Por cierto, esa semana me di otro gusto: comprarme una tele nueva, ahora mucho más grande y 4K, de modo que veo “filete” mis queridas películas y series.
     Retornar a clases fue muy satisfactorio, que la mayoría de los estudiantes optó por la presencialidad y de ese modo pude descubrir y redescubrir a un montón de jóvenes que le dieron un gran sentido a lo que hacía, incluso muchos de ellos, chicos y chicas que online no “funcionaban” y ahora estaban con todas las ganas de sacar adelante sus estudios.  Hice hasta exposiciones y de ese modo, además, me pude lucir más como profesor al conseguir liderar a mis estudiantes, puesto que mi idea era también ganarme el “contrato indefinido”, tras dos años a plazo fijo.  Por otro lado, ha sido lindo compartir con mis colegas, a muchos de los cuales apenas conocía de manera física y hasta tuvimos nuestra primera actividad recreativa juntos, en la que por primera vez canté karaoke.

Amilcare y yo aquella hermosa tarde de septiembre, que además le celebraba sus 12 añitos.

    El 21de noviembre tuvimos elecciones presidenciales, las que al final requirieron una segunda vuelta, porque habían muchos candidatos y los que alcanzaron mayoría no tenían mucha diferencia.  Mi candidato, el guapo Gabriel Boric (izquierda), de solo 35 años, tuvo que lidiar nada menos que con un candidato de extrema derecha, famoso por ser simpatizante de Pinochet, su racismo, homofobia y machismo; era estar en una pesadilla, que millones de chilenos le hayan “comprado” a ese nocivo hombre, tras tantas luchas sociales como las mencionadas arriba y lo que me recordaba a los narnianos del segundo libro de C. S. Lewis, que deseaban traer de la muerte a la Bruja Blanca, quien tal como Pinochet gobernó el lugar con mano de hierro y ahora en ambos casos querían alguien que eliminara de manera supuestamente rápida los flagelos del país.  Los chilenos en general tienen mala memoria y son unos ignorantes en muchas cosas, habiendo mujeres y gays que pese a los dichos del nazi de Kast, lo apoyaban, lo que me hizo actuar de manera muy participativa en una campaña a través de la vida social y de las redes, enalteciendo las virtudes de Boric, así como denunciando el mal que eran Kast y su gente (todo lo que pasaba alrededor era digno de un buen libro, película o serie, con casos impresionantes, incluyendo la muerte de la viuda de Pinochet a un par de días de la segunda vuelta, lo que se tomó como un presagio de que la verdadera democracia ganaría).  Y ganó la izquierda, de modo que en marzo toma el mando el Presidente Electo, yéndose por fin el detestable de Piñera (Piraña) y quien esperamos, ahora que no tendrá fuero, sea juzgado por varios crímenes en los que está implicado.
     Ya por terminar esta primera revisión (de dos) del 2021, puedo decir contento, que ahora por fin tuvimos fiestas de fin de año con familia y amigos, en lo que concierne a Navidad y Año Nuevo.  La Noche Vieja y primeras horas de este 2022 las pasé con mi mamá, hermanas, sobrinos, sobrinas, sobrinos-nietos… y fue estupendo.  Hoy me quedé en casa solito, que no quise salir a ningún lado y de ese modo me puse a escribir estas palabras.  Le tengo mucha fe a este 2022 (el lema contra Kast decía “Que la esperanza le gane al miedo”, debido al discurso lleno de rumores de esa gente, que hablaba de comunismo, pobreza y “Chilezuela” y manipulaciones varias de su parte, como que el día de las elecciones en las comunas más populares, apenas había locomoción colectiva para que la gente fuera a votar, lo que ese día era gratuito, estrategia del gobierno de Derecha que no le resultó y les salió a los "fachos" el tiro por la culata, puesto que quedaron más descubiertos que nunca), que espero pronto podamos dejar atrás las mascarillas para vernos las caras por completo y ahora que se legalizó en diciembre de este año el “Matrimonio Igualitario”, ojalá pueda conocer a un tipo de mi gusto, al que pueda amar con todo mi ser, que me ame y así pueda casarme por fin “¡De blanco el patúo!”,


Con parte de la familia el día de Navidad.
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