miércoles, 31 de agosto de 2022

No le pongan tanto...


     Kamala Khan, la segunda Miss Marvel luego de la mismísima Carol Danvers (la actual y muy popular Capitana Marvel), en menos de 10 años de su debut en las viñetas ha conseguido acaparar la atención de buena parte del mundo e incluso de quienes no leen historietas ¿La razón? Es el primer personaje musulmán marvelita en conseguir su propia colección (ignoro si en esto le ganó a la Distinguida Competencia, que actualmente tiene a un Linterna Verde seguidor del Islam).  Es así que la joven heroína de origen pakistaní (más bien hija de padres que emigraron a USA y nacida y/o criada en Gringolandia, a menos que me equivoque), se ha convertido en una justiciera muy querida, gracias a su simpatía que la destaca por su vitalidad, alegría y sus particulares poderes de polimorfismo.  Cabe mencionar que su imagen con los puños agigantados para enfrentar el mal, producto de su mentada habilidad, se ha vuelto una imagen icónica del noveno arte dedicado a este subgénero, tal como Spidey con sus redes o Thor con su martillo.
    Por mi parte, supe de esta juvenil justiciera que hizo su debut en 2013, apenas salió la noticia que destacaba sus particulares orígenes, aunque pasó un tiempo para que disfrutara por primera vez de sus aventuras animadas y ello gracias al actual cartoon de Los Vengadores, donde en su tercera (¿o cuarta?) temporada presenciamos su ascenso y la podemos encontrar liderada por nada menos que Carol Danvers, a quien admira con todo su ser y es su fuente de inspiración.
     Es así que buscando expandir el UCM a la plataforma de Disney+, en imagen real, y ahora centrándose en nuevos personajes que aprovechar, este año debutó en el streaming del Ratón Mickey con una serie/miniserie de solo 6 episodios.  Luego del sobrevalorado Caballero Luna, le tocó ser la primera justiciera adolescente en conseguir su propio espectáculo (y, como no, continuando con el tema de la diversidad que tan fuerte le ha dado a los de Disney, que por algo convirtieron al "blanco" vigilante en un sujeto hispano y le dieron una compañera egipcia en pantalla).
      Cabe mencionar que el título que hoy nos reúne, se centra en el comienzo de las aventuras superheroicas de Kamala, con un origen algo alterado supuestamente de sus habilidades extraordinarios, para resaltar todo el elemento étnico que se ha querido dar a este programa.  Por lo tanto, mucho hay de la cultura pakistaní en Ms. Marvel, al punto de que uno hasta se puede llegar a cansar (a menos que se sea como mínimo musulmán) de tanto "sabor exótico".  Respecto a todo esto, hay mucho colorido al respecto, puesto que ocuparon demasiado tiempo en representar de la manera más fiel la cultura pakistaní y sus tradiciones; así que lo que debiera ser una historia centrada en la aventura y la acción, se vuelve una rara mezcla, que más encima se detiene mucho en los enredos juveniles de la protagonista.  No obstante, sí puedo destacar a secundarios musulmanes muy positivos, como la propia familia de Kamala (padres y hermano mayor), el imán de la mezquita (¡Me encantó!) y su abuela (que hace su aparición para darle más vitalidad, propia del tipo de espectáculo que queremos ver, pues antes de ella ya parecía todo un reality pakistaní).
    Teniendo en cuenta los antecedentes mencionados, cabe destacar que el programa recalca valores tan importantes como el amor a la familia, el respeto a los adultos y el aprecio hacia el legado cultural, algo destacable si se toma a la misma Kamala como un ejemplo para sus pares y no solo en el tema de heroísmo, sino que en un terreno más realista por tomar en cuenta todo lo otro recién mencionado (obviamente la sociedad occidental gringa actual es más individualista y sus mismos jóvenes abandonan a muy temprana edad su hogar materno/paterno, sumidos en el materialismo y alejados por completo de sus raíces).  Asimismo, destacable es la autenticidad de la propia Kamala y de sus dos mejores amigos (una chica musulmana como ella, aunque esta de rasgos más caucásicos, y un chico "muy gringo"), otros buenos ejemplos para sus pares, ya que no se dejan llevar por el qué dirán y a sus cortas edades se les ve felices con ser ellos mismos.
     Los efectos especiales en algunos casos podrían ser mejores, como cuando intentaron reemplazar sus manos gigantes por manifestaciones de energía (que se ve muy falso en pantalla).  La serie se hace tediosa a ratos, siendo su mejor momento el penúltimo episodio y ambientado en el pasado de Pakistán.
   En un principio pareciera que no poseyera villanos la serie, hasta que se revela la identidad de estos, personajes bastante interesantes y que nos abren la puerta a facetas desconocidas de Marvel.
     Como es una temporada de "orígenes secretos" (concepto, en todo caso de la Distinguida Competencia, pero que me encanta usar), la protagonista solo usa su característico traje... ¡En el último episodio! Y no estamos hablando de esa joyita que es Daredevil (en cuya potente primera temporada solo al final el buen Diablo Guardián estrenó recién su equipo de guerra), que el buen (y guapísimo) Matt Murdock con o sin traje de cuero la lleva ante la cámara.
     No faltaron quienes hablaron de que esta producción es toda una joya, dentro de las mejores del UCM televisivo, una más que fresca propuesta para el espectador y bla-bla-bla, pero WandaVision dejó la vara muy alta y a mi humilde parecer nada de este año se le ha acercado (aunque me gustó mucho Hawkeye, pese a que aún no veo She-Hulk); no obstante, la serie me parece más que pretensiosa, demasiado "localista", que saturaron mucho con el elemento étnico (si hasta en los créditos escuchamos una canción pakistaní).  Creo le faltó heroísmo, acción y sentido de maravilla y con mayor razón por contarnos la odisea de una simpática muchachita, para encontrar su lugar en el mundo.
    Atentos a la escena de postcréditos, que nos promete no solo el regreso de Kamala, sino que también el de uno hace rato pendiente.

               
Créditos finales episodio 3 (cada uno posee una canción diferente).

viernes, 26 de agosto de 2022

¡Exijo la película! (o la miniserie mejorsh) PRIMERA PARTE


 
1. Antes de profundizar.
 
     Stephen King no solo tiene un hijo que escribe estupendo como él, Joe Hill, quien bien se merece el calificativo de “El Príncipe del Terror” (ya que su padre es indiscutidamente el Rey actual del género), sino que posee otro vástago masculino que escribe también.  Owen King es este último descendiente suyo, con unas cuantas publicaciones y el cual ha recibido buena crítica, aunque no llega a los niveles de estrella (por el momento) de su hermano.  Habrá que ver por dónde va su labor literaria a futuro, que los nombre de su padre y hermano son potentes sombras, que inevitablemente debe sortear si desea hacerse un espacio por sí mismo.
   En 2027 Owen colaboró junto a su progenitor para escribir juntos una extensa novela de fantasía para adultos, Bellas Durmientes (Sleeping Beauties), que si bien algunos la tildan a la ligera como una obra de terror, pese a que posee uno que otro pequeño elemento del género entre sus páginas, la verdad su propósito no es el de asustar y/o provocar repulsión como otras obras que sí son “de miedo”; en cambio, resulta ser una hermosa narración lo suficientemente compleja llena de elementos sobrenaturales, con una marcada crítica social, poseedora de una tremenda carga mítica y religiosa, que no deja de nutrirse de los cuentos de hadas y de la narrativa onírica/surrealista. 
    Este libro me lo regalaron para mi cumpleaños en 2018 ó 2019, sin embargo la verdad le había hecho el quite, pues estaba prejuiciado con él, al considerarlo como una artimaña del “Tío Steve” para impulsar a su retoño.  Pero ahora que por fin me lo leí, siendo que me demoré más de un mes y medio en ello, puedo decir feliz que cada momento que pasé detenido en él, era como degustar poco a poco un plato muy sabroso… La verdad es PURO KING.  Por lo tanto, me pregunto qué tanto fue el aporte de Owen, a quien nunca lo he leído a solas (y por el momento no me interesa hacerlo, que mi amigo especialista en Esteban Rey, Ricardo Ruiz de Insomnia, me dijo que era una lata); así que si no es una obra por completo de mi autor favorito, o bien su “bebé” solo aportó con unas cuantas ideas o por lo menos se adaptó al estilo del patriarca para mantener el tono al que este nos tiene acostumbrados.  En todo caso, el título que hoy nos reúne, independientemente de cuánto de Owen tenga, vale la pena ser revisado y ensalzado como un texto más que recomendable.
    Ahora bien, recordemos que esta no ha sido la primera vez en que King, ha trabajado junto a un colega suyo para crear una historia; que ya en los recordados ochenta nos dio esa esa preciosura que es El Talismán, una tremenda obra de fantasía juvenil junto a su amigo Peter Straub; con posterioridad, ya en este siglo se volvieron a juntar ambos artistas para hacer su aún más maravillosa continuación, Casa Negra, una novela de terror enmarcada dentro de la saga de La Torre Oscura (uno de los libros anexos para ser más exactos, que en ella no sale Rolando, ni su ka-tet, aunque está intrínsecamente ligada a esta saga).  Entre medio, el Tío Steve coescribió un ensayo sobre beisbol junto Stewart O'Nan (¡Campeones Mundiales al Fin!, que para nada gastaría dinero en él, ni ocuparía mi tiempo en ello), con quien creo luego realizó un cuento al menos.  Mucho más interesantes son sus colaboraciones con su otro hijo, Joe Hill, entre ellos su sangriento relato En la Hierba Alta y sus dos novelas junto a Richard Chizmar, con el cual realizó la primera y la última parte de la Trilogía de Gwendy.


2. Qué se nos cuenta.
 
      El argumento nos relata lo que sucede cuando las mujeres en todo el mundo, luego de dormirse, quedan envueltas en un capullo que crece desde sus propios cuerpos; quien intente despertarlas, se ve expuesto a una furia asesina de parte de las féminas, de modo que tras producirse varios decesos de quienes han osado hacerlo, no le queda otra al resto de la población que sumirse en la desesperación por la incertidumbre de si podrán recuperarlas o no.  Como era de esperar, desastres se producen en todo el mundo, que los varones comienzan a demostrar con mayor razón que la violencia proviene generalmente de ellos y que sin sus compañeras carecen del efecto civilizador concedido por estas. 
    Un pequeño pueblo creado a propósito para esta historia se convierte en el punto clave para la humanidad, ya que en dicho lugar ha aparecido una mujer que parece es quien podría regresar a las “bellas durmientes” a la normalidad.  Cuando es revelada la naturaleza extraordinaria de esta persona, el sitio que la ha acogido se divide en dos bandos: aquellos que a toda costa quieren tenerla para sí y de ese modo descubrir cómo revertir el mal que los aflige y quienes se ven obligados a protegerla del grupo anterior, porque se han enterado de que la única manera de salvar a la humanidad es que esta entidad femenil no caiga en manos equivocadas.  Una pequeña guerra que irá volviéndose cada vez más dura, se declarará entre ambos grupos y todo se agravará cuando un tercer elemento se inmiscuya en el conflicto.
 
3. Analizando el libro.
 
     No es la primera vez que Stephen King imagina un Apocalipsis, que ya lo hizo con una de sus obras más ambiciosas y ello fue por medio de The Stand, obra enmarcada dentro de la ciencia ficción, si bien cargada de una atmósfera religiosa-cristiana y con elementos sobrenaturales; mucho tiempo después escribió Cell, su visión muy particular de los zombies y entre medio de ambos textos, uno que otro cuento por medio de los cuales nos ha contado de otras formas de la destrucción y/o desaparición de la humanidad (su precioso cuento La Eminencia de la Catástrofe es un buen ejemplo de ello).  De este modo, la novela escrita a cuatro manos con su vástago viene a agregarse a las anteriores, si bien esta obra más “reciente” lo hace de una forma más que singular.  Mientras no lleguemos a su clímax, queda en suspenso la posibilidad de si las mujeres podrán despertar o no, que es obvio que sin féminas en el planeta, solo les quedan unas cuantas décadas a los hombres sobre la Tierra.   En todo caso, el verdadero destino de las mujeres termina por ser revelado, algo que solo como lectores podemos conocer, faceta del tomo que viene a ser uno de los puntos más altos de este y lleno de momentos hermosos; la verdad es que todo el texto posee pasajes capaces de emocionarnos lo suficiente, como para que se nos humedezcan los ojos (el pasaje sobre la última reunión de un simpático club de lectura, es sin dudas precioso y lo mismo sucede cuando nos despedimos de uno de sus personajes más violentos).
     La clara diferencia entre hombres y mujeres es uno de los pilares del argumento ¿Qué tanto somos iguales o diferentes al otro género? Negar los elementos en común, así como las distinciones que van más allá de lo orgánico es una estupidez; por lo tanto, viene a ser esta certeza la que se trabaja en profundidad en su desarrollo, dándonos potentes personajes femeninos y masculinos, que representan lo mejor y lo peor que hay en cada sexo.  No obstante, tal como dejará claro la crisis mundial que se narra en su interior, la complementariedad entre ambas mitades de la humanidad es algo inherente a la naturaleza que poseemos y si no tenemos a nuestros compañeros y compañeros a nuestro lado, imposible conseguir la armonía que buscamos para ser felices.  Por otro lado, queda en evidencia que la violencia es algo más bien propio de los hombres y que las mujeres propensas a ello, la tiene muy difícil, debido a su misma emotividad que las descontrola, pues las potencia a niveles monstruosos.
 
      "(...) la palabra amor es peligrosa en los labios de los hombres.  Muy a menudo no quieren decir lo mismo que las mujeres cuando la pronuncian."
 
      La cita textual de más arriba, de la manera más hermosa, consigue expresar cómo hombres y mujeres llegamos a ser tan distintos pese a todo.
      Quienes hemos leído al Tío Steve, lo suficiente como para conocer bastante su extensa carrera, recordamos con cariño sus títulos ambientados en una cárcel, siendo Shawshank uno de los lugares ficticios más célebres de su bibliografía.  Tanto su novela corta Rita Hayworth y la Redención de Shawshank, como La Milla Verde, son trabajos suyos ambientados en centros penitenciarios masculinos.  Se trata de construcciones con sus propias reglas, que a través de tantas otras ficciones y que también por medio de confesiones de la vida real, sabemos que funcionan aparte del mundo libre.  Respecto a lo anterior, Bellas Durmientes hace su propio aporte a esta revisión de los dramas carcelarios kingnianos, aunque ahora por primera vez lo trata desde el punto de vista de una cárcel de mujeres; por lo tanto, buena parte de la novela transcurre en uno de estos lugares, todo ello contado con realismo, pese a todo el trasfondo sobrenatural y obsequiándonos con ello a personajes memorables que viven y trabajan, según cada caso, bajo y entre sus paredes.  “Esteban Rey” desde su primer libro publicado, Carrie, ha creado mujeres potentes y creíbles, de modo que considerando de qué va el libro que hoy revisamos, sin dejar de lado el importante detalle de la cárcel de mujeres que aparece en sus páginas, nos entrega junto a Owen a nuevas heroínas y antiheroínas (¿y villanas también?) que sumar a quienes les precedieron, que se ganarán sin vacilar nuestro corazón. 
     Queda claro que hombres y mujeres nos manejamos diferente en muchos casos y en ese sentido al transcurrir buena parte del texto en la citada cárcel femenina, si se pretende otorgarle la verosimilitud que le corresponde, no podía faltar el tema del sexo entre las reclusas… Al respecto, emotivas las historias de sus personajes involucrados en ello, que se cuentan dentro del tomo en cuestión, lo que nos deja más claro todavía cómo funcionan las féminas.  Así que nos encontraremos con el tema del lesbianismo, que en todo caso es tratado más bien desde un punto de vista emocional y hasta romántico, que no desde el plano erótico o morboso (o sea, todo de la manera más humana y respetuosa posible).  Cabe mencionar, en todo caso, que King no acostumbra a tener personajes LGTB en sus narraciones y los gays y lesbianas en sus narraciones son escasos, con apenas esporádicas apariciones en estos.  No obstante, puedo recordar que las pocas veces en que ha abordado de manera somera el tema, la homosexualidad la ha relacionado con el mal, como es el caso del psicópata infantil Patrick Hockstetter de It o el ex esposo policía y sádico de la protagonista de Rose Madder, quien seduce a un gay solo para abusar de él. En todo caso, hasta dónde su humilde servidor sabe, King para nada es homofóbico, que su única hija es lesbiana, que creo hasta se encuentra casada con otra mujer y su padre bien la adora.  Por lo tanto, este es su trabajo donde más ha profundizado en el tema, si bien tampoco es mucho lo que cubre el asunto, lo que en todo caso bien puede ser uno de los aportes dados por Owen King a la novela.  Ahora bien, entre que comienza la crisis central de libro, hasta llegar a su genial desenlace solo pasa cerca de una semana y para entonces muchos hombres han perdido la cordura; debido esto mismo, habría sido interesante abordar la posibilidad de un “homosexualismo forzado” entre los varones del libro, que le habría dado un tono más picante a la trama.
     Por último, en cuanto a contenidos de esta obra, no falta el tema de la redención.  Esto lo podemos encontrar en varios personajes, que no solo las convictas de la mentada prisión tienen la oportunidad de cambiar sus destinos, sino que varias otras mujeres, y por igual algunos hombres, se verán sometidas y sometidos a un enorme proceso de crecimiento personal.  Debido a lo anterior, ver cómo van creciendo sus héroes y antihéroes, proceso que no deja de sobrecogernos, por igual nos lleva a la idea del destino y de nuestro lugar en el mundo.  Les hablo de conceptos caros en la literatura de este tipo y para los cuales lo sobrenatural ayuda a justificar una visión de mundo, donde la vida misma y la de cada uno de nosotros, cumplen un rol trascendente que va más allá de lo material.

jueves, 18 de agosto de 2022

Valió la pena esperar.

 

    En 2019 Star Trek: Picard nos devolvió para gusto de millones a lo largo del mundo, a Jean-Luc Picard, el famoso capitán del Enterprise-D (y también del E... ¡Y también del Stargazer en sus años mozos!) que conocimos gracias Star Trek: The Next Generation.  Considerado por una buena cantidad de trekkers como el mejor de su rango en la franquicia (lo siento, Kirk, pero yo estoy entre ellos), por medio de este show pudimos no solo reencontrarnos con tan querido personaje, ahora todo un anciano (aunque con una vitalidad y lucidez envidiables), sino que también nos permitió ver a varios de sus queridos compañeros.  Por otro lado, no es poca cosa que por fin supimos qué pasó con la Federación, luego de los "históricos" eventos del filme Star Trek: Némesis (última entrega cinematográfica del equipo liderado por el calvo capitán).
    La primera temporada fue breve, demasiado corta, considerando aquello a lo que estábamos acostumbrados quiénes veíamos series en tiempos ya pretéritos (de solo 10 episodios, en vez de los 26 que eran antiguamente esos títulos trekkers de antaño). Pero no hay relleno y cada capítulo es potente, lleno de emociones y se nota que han gastado mucho dinero, siendo que la producción en el aspecto técnico y artístico (efectos especiales y ambientación) está al nivel de muchas producciones hollywoodenses.
    Considerando la avanzada edad de su actor principal, Patrick Stewart, y todo el tema de la actual pandemia que ha durado mucho más de lo que quisiéramos, la segunda temporada demoró más de lo esperado (cerca de un par de años), así que sus seguidores la recibimos con los brazos abiertos.   La serie parte con nuestros héroes, disfrutando cada uno a su manera de los beneficios de la vida en la Federación, todos activos como parte de la Flota Estelar... ¡Y vaya que da gusto verlos felices y plenos! No obstante, ningún título de la franquicia se justifica si no muestra a sus protagonistas en situaciones de aventura y/o remediando algún entuerto; por lo tanto, los primeros minutos son solo la calma antes de la tormenta y vaya que se les viene difícil esta vez.
     La idea de este humilde servidor es la de no caer en los odiosos spoilers; aunque basta con ver los afiches de la temporada, para hacerse una imagen correcta de lo que sucede en esta ocasión.  Así que con solo echarle un ojo a los carteles, sabemos que detrás de estos eventos se encuentran involucrados no solo los Borg, sino que la mismísima Reina (su nuevo diseño está maravilloso, así como la nave de aspecto más o menos orgánico, cual depredador, en la que se transporta esta); asimismo, destacable resulta ser la personalidad de la villana, quien ahora es capaz de ser irónica, sonreír y ser un personaje mucho más complejo emocionalmente; de lo que apreciamos en el pasado respecto a ella.
    Dentro de las gratas sorpresas que nos depara la temporada, se encuentra el hecho de que la trama implica nada menos que un viaje en el tiempo (uno de mis temas favoritos en materia de tópicos ñoños, junto con las ucronías, universos paralelos, los doppelgangers, robots y el primer contacto); esto abarca casi toda la temporada y antes de ello implica otro gran leiv motiv del género, magníficamente dramatizado: las alteraciones temporales (que no dejan de fascinarme).
    Luego tenemos el fanservice, que llega a ser orgásmico para los trekkers de rancia alcurnia: No solo tenemos de vuelta a Q (desde "chiquitito" estuvo entre mis favoritos, que nunca lo consideré como a un malo-maloso de la saga), sino que también vuelve Guinan, de nuevo interpretada por mi trekker famosa predilecta, Whoopi Goldberg.  Ambos "viejos conocidos" nos conceden brillantes diálogos que agregar a su extenso repertorio... ¡Sin embargo, la el-auriana nos depara una tremenda sorpresa entre medio, así que presten atención! Por otro lado, el talentoso Brent Spinner puede que ya no vuelva al rol que le dio fama y fortuna, nuestro bien amado Data; no obstante, para contento de millones, retorna a la pantalla y tal como lo hiciera hace tiempo ya en Enterprise, le toca hacer de un antepasado del doctor Noonien Soong (el creador del mentado androide).  Por último, los minutos finales de la temporada nos darán otra caricia a la nostalgia, al devolvernos, aunque sea por unos minutos, a... Que respecto a esto último, no puedo dejar de asegurar que algunos envejecen muy mal, que para ser actores famosos y usar sus cuerpos como una herramienta vital de trabajo, deberían cuidarse más ¿No? (si no vean lo espantoso que está Russel Crowe en la última entrega de Thor).
    Asimismo, nuevos personajes por el lado del bien nos regala el show, incluyendo a una muy simpática doctora latina y a una heroica "observadora", quien nos dará una de las escenas más emotivas de la temporada.
    No se puede dejar de destacar que por fin nos adentraremos en la infancia de Picard, con dados muy significativos (un recordado actor, de otra tremenda serie de ciencia ficción, interpreta a su padre), que los flashbacks que nos muestran su pasado, están realizados con mucha belleza.
    Los créditos de apertura fueron cambiados, son hermosos, pero el tema musical carece de elemento épico que merece una serie como esta.
    Por último... ¡Se confirma que Cristóbal Rios es shiiiiileno!
     A esperar la tercera y ultima temporada, que promete fanservice para volvernos locos!


                                                                 Créditos de apertura.

domingo, 14 de agosto de 2022

¡Al Infinito y Más Allá!


     El viejo siglo XX nos está dejando cada vez más rápido, por el hecho de que varios de sus hijos destacados que seguían vivos hasta hace poco, nos han dejado este año.  Tan solo esta semana no más tuvimos que despedir a Olivia Newthn-John y menos de un par de días después perdimos a Anne Heche.  Todo esto no deja de apenar a quienes pasamos parte de nuestras propias vidas, disfrutando de sus obras y de sus encantadoras figuras.  Por mi parte, ya me he despedido de varios de estas personas ligados al arte, que me han sido significativas (como bien han podido leer por acá) y todavía tengo pendiente a Alan Grant, pues el tiempo nos lo quita todo y no solo a quienes amamos y/o apreciamos...
    En 1966 se estrenó un show televisivo, que en su momento fue ignorado por muchos, pero que con el tiempo fue cobrando calidad de culto y llegando a convertirse en predecesor de varios títulos más de su estilo, ya sea de manera directa por ser sus sucesores que mantuvieron toda una cronología, al pertenecer a su mismo universo (secuelas para ser precisos) o por mera influencia del estilo de sus historias y personajes.
    Era una década de revoluciones culturales, cuando las ideas liberales impactaron la sociedad mundial, con el movimiento hippie, el comunismo y el rock.  Todo esto se reflejó, como no, en un país como Estados Unidos y su arte era obvio que iba a reflejar los cambios de paradigmas, ya sea por medio de expresiones "cultas" como su literatura (La Mano Izquierda de la Oscuridad de Ursula K. Le Guin), pintura (el art pop de Andy Warhol) y el cine de autor, que no solo comercial (con filmes tales como Odisea 2001, La Noche de los Muertos Vivientes y Busco mi Destino, títulos ya de finales del decenio, aunque no dejan de dar testimonio de lo que estaba pasando en aquellos años)... ¡Y no debemos olvidar la llamada Era Marvel de los cómics, gracias a gente como Stan Lee, Steve Ditko y Jack Kirby!
    En la televisión gringa, como no, imposible que no se evidenciara lo que estaba pasando, de modo que, aunque fuese por medio de la extrapolación de las ficciones, se dejara sentir el grito de rebeldía que proclamaba el malestar por la Guerra Fría, el conflicto de Vietnam y los movimientos de defensa de los derechos de los afroamericanos, en un país responsable por los acontecimientos mencionados, a raíz de su imperialismo y racismo.  Ya antes en 1959, apareció en el horizonte La Dimensión Desconocida de Rod Serling, que seguiría produciéndose hasta bien entrados los sesenta, para retratar este mundo turbulento y que solo deseaba más integración de sus distintos elementos sin distinción entre sí.
     El 8 de septiembre de 1966 se estrenó Star Trek, creación original de Gene Rodenberry, que ambientada en el siglo XXIII nos mostraba un futuro optimista y en el cual los humanos habíamos dejado de lado todas las rencillas sociales e ideológicas, conviviendo como pares para aventurarnos al espacio y de ese modo
 
               "...Descubrir extraños nuevos mundos e ir donde nunca ha ido el hombre jamás".
 
    Tal como rezaba el lema de sus hermosos créditos de apertura.  Es así como, dentro de su nave, el Enterprise, podíamos ver a blancos codeándose de lo más natural con orientales, rusos y negros, todos como pares; entre los anteriores, no podemos dejar de mencionar a un particular alienígena, el Señor Spock, quien de inmediato se convertiría en el ícono del programa.
    Y entre todos ellos brillaba con luz propia una mujer, hermosa y encantadora como ella sola, femenina y muy profesional en su labor como encargada de comunicaciones (ingeniera supongo), de figura impresionante y una exquisita piel azabache: La teniente Nyota Uhura. De este modo, gracias a la propuesta humanista de su creador, el mencionado Gene Rodenberry, no solo los gringos, sino que el resto del mundo, tuvimos al primer personaje "de color" en una producción televisiva, que dejaba de lado los estereotipos racistas y se volviera un rol estable. Ahora bien, Uhura no tenía el mismo peso dramático que el de los tres personajes principales del show (Kirk, McCoy y Spock, todos hombres), aunque no por ello ya carecía la atención del público, gracias a su personalidad (incluyendo sus preciosas piernas, sorry) y en especial por el valioso hecho de su ascendencia africana.

¡Morenazaaaaaa!


     Nichelle Nichols, la actriz a cargo de la morena oficial de la Flota Estelar, como muchos en aquella época, no le tenía fe a Star Trek y para cuando ya estaba por terminar su primera temporada, estaba decidida a abandonar la serie.  Lo que les contaré a continuación es real, que en este mundo en que vivimos también se dan bellas historias y esta en particular no deja de emocionarme, así que es una de mis favoritas: Ignoro cómo sucedió que el buen doctor Martin Luther King, líder de los derechos de la comunidad negra estadounidense y quien promovió la justa inserción de su gente, dentro de la sociedad yanqui, se enteró de que la Nichols estaba dispuesta a renunciar a su papel; así que concertó una cita con esta y le declaro dos cosas que no dejan de ser valiosas hasta hoy en día:
 
1. Primero, era un devoto seguidor de la serie, bien hecha, entretenida y con un montón de virtudes, entre ellas sus sólidos guiones y mensaje positivo.
 
2. Segundo... ¡No podía dejar lo que estaba haciendo! ¿La razón? Se había convertido en un ejemplo para su gente, quien la veía como un modelo a seguir, al demostrar que un negro o una negra no eran ciudadanos de segunda clase y que, por lo mismo, poseían el potencial para dar su aporte en la sociedad. Así que Uhura/Nichols había logrado remecer a millones, que a blancos y de otras razas también, quienes despertaban a estos ideales de igualdad sin discriminación.
 
    La entonces joven actriz, que en todo caso tenía ya sus años de experiencia, entendió la misión que tenía y se quedó sin dudarlo hasta la cancelación de Star Trek, permaneciendo ligada hasta sus últimos días a dicho título.  Incluso ahora su nombre y figura permanecen en nuestra memoria, cuando ya se ha unido en el Más Allá a sus compañeros, que partieron antes que ella.
     Entre medio de todo lo que hizo la inolvidable Uhura, dentro de la serie original de Star Trek, se encuentra el célebre primer beso interracial para la tele (ignoro si ya había pasado en el cine) que se dio con el guapo William Shatner, el capitán Kirk, en el capítulo Los Hijastros de Platón, de su tercera y última temporada.  La escena remeció al mundo, demostrando el poder que tenía el programa para hacernos tomar conciencia, del valor de nuestra humanidad.  Su legado confirmó a las masas, desde el escenario de una manifestación popular que, independiente del color de la piel, idioma que habláramos y lugar donde viviéramos, entre otros detalles, la hermandad era posible como realidad más allá de las puras utopías.

El dichoso ósculo.


    La verdad es que cada vez que salía Uhura en pantalla, conseguía toda la atención del mundo, pues Nichelle Nichols reunía en su persona belleza con talento y simpatía.
    La década de los setenta nos devolvió a Uhura/Nichols, en un principio gracias a la versión animada de Star Trek, que siguió contando con estupendos libretos y muy buenos momentos dentro de sus estupendos episodios.  Respecto a este cartoon destaca Slaver Weapon (traducido como El Arma Fabulosa en el doblaje para Latinoamérica) y donde le toca ser la coprotagonista de nada menos que de Spock y de Sulu, siendo que en toda su duración no sale Kirk.
    Luego, a finales de la década, se estrenó Star Trek: The Motion Picture.  Fue la primera de 6 cintas cinematográficas, que tuvieron al elenco original en nuevas aventuras, a través de las cuales el personaje y su actriz nos dieron varios momentos más de antología (incluyendo mucha comedia, que le salía estupenda a la Nichols, que me gustan en especial sus escenas de Star Trek IV y, en especial, las de mi predilecta de la saga: Star Trek VI).
     A diferencia de sus amigos y colegas del Enterprise, Nichelle nunca quiso salir en otros títulos de la franquicia, si bien participó activamente en sus convenciones y eventos, que era muy querida en todo el mundo.  Entre medio, se hizo muy amiga de dos de los miembros estables de Star Trek: The Next Generation, LeVar Burton y Michael Dorn, ambos afrodescendientes como ella, para quienes fue un ejemplo a seguir.  Asimismo, una actriz muy especial que participó en La Nueva Generación, generó con ella una fraternidad envidiable, que ya les contaré esta otra historia hermosa y verídica.
     Realizando mi "investigación" para este texto, me enteré de que hizo en 1986 una peli de zombies con LeVar Burton, The Supernaturals, que no tenía idea de que existía y que me encantaría ver.  De igual manera, olvidé que le prestó la voz a la madre de una de las protagonistas femeninas de Gargoyles (donde actuaban también Jonathan Frakes y Marina Sirtis de TNG) y que participó en un episodio de Batman: La Serie Animada.
    Nichelle Nichols no solo inspiró a otros negros, para tomar las riendas de sus vidas sin vergüenza, ni temor para empoderarse dentro de la dominante mayoria blanca gringa; sino que también movió a muchas mujeres de todos los colores, para asumir su lugar como féminas independientes, capaces de convertirse en lo que ellas quisieran y todo por medio de sus habilidades.  Es así que, en todas partes, surgieron profesionales de varias disciplinas que antes estaban vedadas a su género y quienes declararon, con agradecimiento, el impulso que les dio la Nichols para convertirse en científicas, médicas, ingenieras y hasta astronautas, entre otras especialidades "duras". Y tampoco podían faltar las artistas...
    Star Trek estaba emitiéndose por primera vez o se encontraba en sus primeras reposiciones, cuando una pequeña niña asustó a sus padres con su grito de sorpresa, que no era de miedo, sino que de regocijo:
 
             "¡Hay una hermana en la tele y no es una esclava, ni sirvienta, ni ladrona!" dijo feliz.
 
    La chica era nada menos que Whoopie Goldberg, la multipremiada actriz de color (una de mis favoritas), quien desde entonces motivada por quien primero sería su ídola y luego una muy querida amiga, decidió dedicarse a la actuación.  Mucho tiempo después, a finales de los ochenta, la Goldberg se unió a las filas de Star Trek: La Nueva Generación, que tenía motivos de sobra para amar la serie.  Ya era una estrella consumada, que solo cobraba una suma simbólica y fue ella misma quien le solicitó a Rodenberry unirse al programa; lo más valioso para esta otra actriz, era volverse parte del show que le dio sentido a su existencia y con eso se sentía pagada y le devolvía la mano a quienes tantas gratificaciones le dieron.
     La única vez que vi a Nichelle actuar, fuera de Star Trek y ya bastante madura (en plena tercera edad) fue en Héroes, otro añorado programa de ciencia ficción, que abordaba de forma "realista" el tema de los superpoderes. Allí se reencontró con su viejo compañero de andanzas, George Takei (Sulu), quien junto a ella tenía sendos roles secundarios; no estuvieron toda la serie, sin embargo, era un gusto contemplarlos de nuevo juntos y en una estupenda producción, fuera de aquella que les dio fama y fortuna.
    Para pesar de sus admiradores, la Nichols en el último periodo de su vida sufrió demencia senil y, por lo tanto, se alejó de la vida pública.  El 30 de julio de este año, a la edad de 89 años, nos dejó. Ojalá nuestros destinos se vuelvan a cruzar, una vez que cada uno de nosotros cruce el umbral.
    Otra querida actriz de televisión y cine, la siempre bella Linda Carter, quien fuera Wonder Woman en la serie de los setenta, debido a su muerte le dedicó unas emotivas palabras y con las cuales encuentro ideal cerrar mi propio homenaje a Nichelle Nichols:
 
   “Muchos actores se convierten en estrellas, pero pocas estrellas pueden mover una nación. Nichelle Nichols nos mostró el extraordinario poder de las mujeres negras y allanó el camino para un futuro mejor para todas las mujeres en los medios. Gracias, Nichelle. Te extrañaremos".

Whoopie y Nichelle, entrañables amigas

domingo, 7 de agosto de 2022

¡Tenemos Star Wars para rato!


      George Lucas y los guionistas que le siguieron en el resto de las películas (las clásicas, claro, e incluso la trilogía precuela), nos legaron varios personajes que rápidamente se convirtieron en verdaderos íconos de la cultura popular.  Cabe mencionar que el enorme carisma de estos héroes, antihéroes y villanos (soberbiamente interpretados por sus actores, muchos de ellos artistas ya consagrados cuando firmaron por dichos papeles y otros que consiguieron la fama luego de su paso por la saga), terminaron posesionándose dentro del ideario colectivo e incluso entre quienes nunca vieron dichos títulos.
    Uno de estos personajes que lograron tal nivel de posicionamiento, corresponde a Obi-Wan Kenobi.  A cargo de sir Alec Guinnes, todo un veterano cuando salió en el primer filme de la trilogía original, corresponde a un activo anciano que se supone era el último de los caballeros Jedi (especie de justicieros místicos, que pertenecían a una rancia orden de representantes del bien, protegiendo a los débiles e inocentes de las fuerzas del mal gracias a su dominio de la llamada Fuerza); este en contra de su voluntad, se vuelve el mentor de un joven destinado a restaurar el orden, largamente dañado por un oscuro imperio.  Sabio y aguerrido, el adalid caló hondo en las mentes y el recuerdo de millones de generaciones, quienes siempre vieron su sacrificio final como uno de los momentos más emblemáticos de todo Star Wars (que son muchos).
    Pasó el tiempo, de 1977 con el estreno del Episodio IV, llamado nada menos que Star Wars y luego retitulado como Una Nueva Esperanza, a 1999; que Lucas nos regaló, por fin, otra entrega de su obra maestra y de ese modo pudimos conocer los eventos previos a las películas que originaron todo.  De este modo, pudimos reencontrarnos con el buen Kenobi, ahora joven y para ese momento todavía un aprendiz de Jedi en el Episodio I (Padawan, según la preciosa palabra que se creó para designar a estos Jedis en formación), ahora interpretado por el guapo y talentoso Ewan McGregor, un histrión por entonces en ascenso.
     Mucho le tocará vivir al heroico e idealista guerrero a lo largo de la trilogía precuela (incluyendo el largometraje en CGI hecho para el cine y los cortos de animación clásica, que enlazan los Episodios II y III, más la serie de televisión de Las Guerras Clónicas); entre ello, su relación tormentosa con su propio padawan, cuyo trágico final sabíamos que se iba a dar.  Tras todo esto, para seguir la continuidad de las cintas clásicas, era de suponer que nuestro Jedi iba a dejar la vida pública, para velar desde el anonimato por el pequeño Luke Skywalker, el hijo de su otrora amigo y ahora mortal enemigo...
    ¿Pero qué pasó entre medio de la llamada Venganza de los Sith y el surgimiento de La Nueva Esperanza? Pues para responder las dudas anteriores y llenar varios vacíos más, como para llenarnos de un montón de datos exquisitos, se realizó una serie dedicada a Obi-Wan Kenobi, producto exclusivo para el streaming de Disney.



    Con solo 7 episodios que van in crescendo hasta su emotivo final (hay que admitir que el show parte algo lento, que se nota no cuenta con la mano de san Jon Favreau), corresponde al regreso del ahora madurón atractivo Ewan McGregor, en uno de sus papeles más famosos.  Junto al actor, también se repiten el plato otros grandes artistas, que vimos en las producciones que les antecedieron, destacando Hayden Christensen como Anakin/Darth Vader (cuando lo vemos en su identidad pasada, lejos se aprecia mucho más envejecido que su mentado colega y eso que es mucho más joven) y el en verdad ídolo James Earl Jones, poniendo su característica voz profunda a Darth Vader.
     Muchos más se les suman a los anteriores, que da gusto apreciar el amor con el que se ha realizado esta obra, al permitirnos ver esas viejas caras "casi" tal las recordábamos (en los últimos segundos de la temporada, una tremenda sorpresa se nos depara al respecto).
    La trama transcurre una década después de los tristes eventos del Episodio III.  Kenobi vive una existencia opaca, ha perdido las ganas, la fe y el amor propio (obviamente los sentimientos de culpa lo embargan), cuando un antiguo amigo, del que no sabía desde hace rato, le pide su ayuda Sacando fuerzas de flaqueza el Jedi retirado, emprende un viaje tanto físico como espiritual, que lo llevará a su encuentro con mucha gente de su pasado, entre amigos y enemigos, así como a conocer a nuevas personas de interés; de paso, como no, logra volver a ser el mismo de siempre.
     Tal como ya nos acostumbraron estas producciones televisivas, insertas dentro del mundo de Star Wars, resulta un placer la calidad artística y técnica de la serie.  Hay mucha emoción involucrada y fan service (¡Adoro esto último!); un querido personaje sale en una versión maravillosa (entre lo mejor del espectáculo) y entre los nuevos aportes a su reparto, destacan dos féminas que nos demuestran que hay claroscuros, de modo que o bien nada es lo que parece y/o que siempre tendremos la oportunidad para encauzar nuestros viejos errores.  Asimismo, nada menos que un villano de una de las series animadas es rescatado para verlo ahora en vivo, que saca aplausos.
     Buena música, pero sigue faltando unos créditos de apertura dignos de una historia como esta (ni siquiera cuenta con los hermosos dibujos finales, que caracterizan a The Mandalorian y a El Libro de Bobba-Fet).  El humor tiene sus dosis correctas, sin quitarle su carácter épico, que nos dará escenas impactantes, con mucha acción y diálogos realizados con cuidado.
    Respecto a Darth Vader, resulta plausible el manejo argumental de un personaje tan grande y shakesperiano como este, cuya humanidad está trabajada de una manera inteligente y sin caer en sentimentalismos baratos.  Por lo mismo, impactante resulta ser cómo logran hacerlo tan expresivo, incluso con su máscara y armadura puestas, hasta en los momentos en que no habla, algo que supera hasta las cintas clásicas de la serie.
    Considerando lo planteado más arriba, es de esperar tengamos pronto una segunda temporada, que le siga haciendo honor a las películas y mantenga el nivel de esta primera parte.

miércoles, 3 de agosto de 2022

Despedidas varias (II)


     Sigo esta serie de remembranzas dedicadas a artistas que hace poco nos dejaron y a los que tenía pendiente honrar, puesto que llegué a gozar su obra y por lo mismo sus pérdidas las he sentido bastante.
    Por otro lado, justo cuando ya tenía planificado escribir al respecto, otra persona más querida, de quienes no conocí en vida, pero sí llegué a admirar con todo mi ser, se unió a estas nuevas estrellas en el firmamento; sin embargo, en su caso haré un post aparte, que bien amerita algo de esa magnitud, ya que se trata de alguien muy valioso para mí, como podrán darse cuenta dentro de los próximos días.
 
3. Klaus Schulze
 
    Comienzo estas palabras dedicadas al artista alemán experto en música electrónica y que fue uno de los miembros del grupo Tangerine Dream, a principios de los setenta.  Les estoy hablando de alguien, que junto a sus compañeros, fue uno de los pioneros en desarrollar este estilo, convirtiéndolos junto a nombres más populares como Vangelis, Mike Oldfield y Jean Michell Jarre, en una propuesta musical que hoy en día lleva décadas evolucionando y cosechando éxitos.
     Hasta hace unos minutos atrás, tenía muy claro los caminos por los que iba a ir este escrito, puesto que Tangerine Dream me ha acompañado casi toda mi vida y por lo mismo tenia mucho que decir de Schulze; sin embargo, googleando me he enterado que solo grabó el primer disco con esta agrupación y que a lo largo de los años varios integrantes han abandonado el grupo y otros se han incorporado... ¡De modo que hoy en día, sus discos desde hace rato, que no cuentan con el aporte de sus fundadores!
    ¿Entonces qué he escuchado de este compositor, que me lleva a escribir sobre él? Con una carrera discográfica que abarca cientos y cientos de títulos, incluyendo colaboraciones con gente tan reconocida como Lissa Gerrard y Hans Zimmer, a menos que me equivoque, solo he podido conseguir unos 3 discos suyos (gracias a la magia de los Torrent, claro); no obstante, si bien puedo dar fe de que fueron más que de mi agrado, aunque solo puedo recordar uno y que realmente me gustó demasiado: Shadowlands.  Con un nombre como ese (Tierra de Sombras en nuestra lengua), de inmediato acaparó mi atención y bellos recuerdos tengo de este. Compuesto por solo 4 temas, los que duran cerca de 20 minutos cada uno, lo vine a escuchar por primera vez en 2017.  Ese día había llegado a la playa, a Viña del Mar, junto a mi amigo Hans (alemán, más encima) y me senté en la arena a ver el atardecer en la costa; la experiencia fue mágica, que sus composiciones eran maravillosas y acompañadas por el escenario en el que me encontraba, se añadieron a un momento de mi vida que evoco con agradecimiento, dicha y nostalgia.
     Algo de ñoño había en este tremendo artista, que uno de sus discos se llama nada menos que Dune y el último que sacó, nada menos que este año, se titula
Deus Arrakis.  Cabe mencionar que su simpatía con la famosa saga de Frank Herbert, hizo que, además, contribuyera a un disco conceptual orquestado por su colega Hans Zimmer y para quien realizó el año pasado una composición, para una colección de temas inspirados en la película que adaptaba el libro, de la cual Zimmer hizo la banda sonora.  Asimismo, uno de sus temas clásicos se llama... ¡Hyperborea! (solo los frikis de más rancia alcurnia entenderán el valor de esta palabra).
     Por ahora, pretendo descargar más música suya, a ver cómo me va.
    Schulze se fue a componer para el Cielo el 22 de abril, que espero esté acompañado de otros grandes como él.

Portada de uno de sus discos clásicos más famosos.

4. James Caan



 
     De adolescente lo conocí, gracias a que mi cuñado Fabián arrendó en VHS El Padrino, la famosa película basada en la novela homónima de Mario Puzo. Hace rato que le tenía ganas, gracias a los conocimientos de cine que fuí adquiriendo, debido a la revista Cinegrama que llevaba comprando y leyendo hace más de un año.  Era 1991, me encontraba cursando Segundo Medio, con 15 años de edad y quedé  completamente fascinado con el filme, el que se volvió uno de mis favoritos de inmediato (para esa fecha ya había visto MUCHO séptimo arte).  Ahí estaba James Caan, un hombre imponente y hermoso como una criatura de otro mundo, haciendo de Sonny Corleonne, el efusivo hijo mayor del patriarca interpretado por Marlon Brando.  Muchas veces me he vuelto a ver esta cinta y la trilogía completa, que es un gozo repetírsela; hace unos meses no más me reencontré con los Corleone, esta vez con calidad mejor que nunca y por medio de los beneficios del streaming: el guapísimo Caan brillaba más que nunca, formando un memorable triunvirato junto al mentado Brando y al por igual regio Al Pacino.


                                             La escena más famosa de James Caan en El Padrino

    Muchas películas nos legó el actor que ahora (por fin) despedimos.  No contemplé muchas, la verdad, o al menos no recuerdo más que un puñado y que, en todo caso, son significativas para mí.  Más que el caso anterior, me resulta particularmente valiosa y querida la adaptación cinematográfica de Misery, sobre la novela homónima de Stephen King, considerada entre las mejores películas basadas en la obra del Rey del Terror y como una de las piezas sobresalientes del cine noventero.  En esta joyita, un maduro y aun estupendo James Caan interpretaba a Sidney Sheldon, un escritor de novelas rosas con ínfulas de volverse un "autor serio", que es salvado y luego raptado, como también torturado, por su autonombrada "admiradora número 1", una peligrosa psicópata; acompañado por la también ídola Kathy Bates (quien interpretaba a la conmovedora asesina en serie, de una manera magistral, consiguiendo el Oscar por su rol), la dupla de ambos en pantalla se volvió toda una leyenda.
 
                                                               "Si yo muero, tu mueres"
 
    Las palabras anteriores se las dice con una seguridad inquietante, la depredadora a su presa y Caan, como la Bates, hicieron de esa escena un momento de antología en la historia de la cinematografía.
     A menos que me equivoque, supe de este largometraje primero por la revista Fangoria, que venía un genial reportaje al respecto en su mítico número 1 en español.  Luego estuve tentado de comprar el fascículo de la olvidada revista Errol's (una cadena de videoclubes chilena que, en su punto más álgido, tuvo una publicación sobre cine, hasta que fue comprada por la igualmente extinta multinacional Blockbuster), que traía en ese mes como portada el afiche de la película.  Como muchas veces me pasó en aquellos tiempos, me fuí solito al cine a verla apenas la estrenaron y con posterioridad regresé a cada lleno de alegría, gracias a James Caan y compañía.  Era 1992 y ya me encontraba en Tercero Medio, con 16 años todavía.  Muchas veces me repetí este filme, que tanto me gusta (y ya es hora de volver a hacerlo, ahora que la puedo apreciar en HD) y puesto que un amigo muy querido que tuve, me la regaló para un cumple en una linda edición de DVD.
    No hace mucho James Caan y Kathy Bates se juntaron, sacándose una preciosa foto juntos, en la que salen sonriendo y demostrándonos con ello la calidad de los actores, que consiguieron sorprendernos en papeles tan disímiles a la vida real.


                                                             Tráiler subtitulado de Misery

     Otra cinta que puedo mencionar de nuestro actor, que haya saboreado, corresponde a Nación Alien.  Destacable dentro de las grandes cintas de ciencia ficción de los ochenta (aunque desconocida para muchos), resulta ser una más que interesante producción y que ejemplifica de manera correcta, una de las mayores características y virtudes de la fantasía científica: la extrapolación de la realidad, es decir, abordar un tema real, para verlo con ojos críticos al llevarlo a otro contexto, muchas veces exagerando sus connotaciones positivas o negativas.  La trama trata sobre la típica pareja dispareja de policías, que tanto les gusta a los gringos, salvo que en este caso uno de sus integrantes no es humano, sino que un extraterrestre; y es que una raza alienígena ha llegado hasta nuestro mundo, quienes han pedido refugio y de ese modo nuestra sociedad ha tenido que adaptarse a su presencia, lo que han hecho unos mejores que otros.  En el filme, Caan interpreta al terrestre de la dupla, quien representa al hombre común, lleno de prejuicios y que al enfrentarse a la otredad aprende a conocerse a sí mismo, volviéndose mejor persona.   Un filme adelantado para su época, que trata sobre la naturaleza de la violencia, el racismo y la diversidad, donde James Caan nos demuestra una vez más su versatilidad, para encarnar con solvencia roles tan distintos.
    Cabe mencionar que la película anterior, la vi a comienzos de los noventa, de igual manera cuando era un adolescente y un escolar, en VHS y solo la década pasada me la repetí una vez, ahora en DVD clonado; por lo tanto, bien merece una revisión.


                                                              Tráiler de Nación Alien

    Del último filme del que les hablaré, solo recuerdo de su contenido dos cosas: primero que sale en ella James Caan y, segundo, que hacía de gay.  La cinta se llama Los Unos y los Otros y hasta ahí les puedo hablar con hechos, que el resto respecto a ella son solo impresiones.  Gracias a Wikipedia, antes de escribir estas líneas, pude refrescar la memoria, que se trata de una obra francesa de 1981 y que ganó un montón de premios; asimismo, que nos cuenta de cinco familias ligadas a la música a lo largo de cinco décadas, desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los ochenta. Así que su premisa, como pueden darse cuenta, es preciosa.  Dentro de lo poco que les puedo decir sobre esta pieza, les afirmo que me pareció hermosa y la disfrute mucho; pues, además, estaba muy bien acompañado cuando la vi, ya que ese verano de 2011 estaba saliendo con un tipo, mucho mayor que yo (me sobrepasaba como en 20 años, pero era como el vino, que aparentaba unos cuarenta), quien me habló de tal cinta y en una de nuestras juntas la pillamos en una tienda.  Para un hombre como yo, que encontraba muy atractivo al varonil James Caan, verlo haciendo de gay (que se notaba lo profesional que era, pues no le complicaba el tema, en una época "pretérita" en cierta medida), contemplarlo en tales circunstancias era más que un plus; ahora bien, no recuerdo si salía besándose con otro varón, al menos, que con gusto revisaré esta película para salir de las dudas.
    El 6 de julio del presente año cruzó el umbral al Más Allá, tenía 82 años.


                                                                Tributo a James Caan
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