1. El Rey y su hijo el Príncipe.
Hoy en día pocos son los que se atreven a
negar la condición de "Rey del Terror" de Stephen King (¡Y que así
pille Nyarlathorhep a quienes lo ponen en duda!), pues lleva ya décadas
sembrando su legado con un montón de novelas, cuentos y guiones que en su
mayoría se han transformado en películas, series, miniseries, telefilmes,
cómics y hasta videojuegos que han calado hondo en la cultura popular, incluso
entre quienes a lo más se han leído el título de sus obras (con diferentes
resultados, claro, que entre este conjunto de adaptaciones las hay buenas,
incluso excelentes, malas, mediocres...y olvidables). Es así que teniendo ya hace rato su lugar en
el panteón literario, junto a verdaderos maestros como Edgar Allan Poe, Bram Stoker y H.P. Lovecraft, el llamado "Tío Steve", con solo poner su
nombre en algún texto o producto, ya conseguía la atención del mercado y del
público; no obstante, no tuvo reparos para escribir "a cuatro manos"
su estupenda novela de fantasía (¿oscura?) El Talismán (1984), junto a su
colega y amigo Peter Straub (este también bastante famoso y elogiado por su
cuenta, si bien no es santo de mi devoción, que me aburren un montón sus historias);
y solo luego de 15 años, volvieron a unir sus talentos para escribir su
continuación, la aún más formidable Casa Negra (2001), que más encima
"Esteban Rey" tuvo la ingeniosa idea de conectar con su gran saga de La Torre Oscura.
Salvo los dos casos mencionados, nuestro
autor favorito (para muchos) no volvió a trabajar con ningún otro artista de
esa manera, salvo si se menciona su colaboración con el músic John Mellecamp en
el musical Ghost Brothers of Darkland Country
Por otro lado, su hijo mayor Joe Hill consiguió hacer su propia carrera literaria, lejos de la sombra de su
progenitor, al escoger publicar con pseudónimo y ganar sus propios premios,
hasta que un tiempo después se supo públicamente su relación con King. Tras el éxito gracias a su primera colección
de cuentos, 20th Century Ghosts (2005, publicada en español bajo el poco
ingenioso nombre de Fantasmas), le siguieron novelas tan maravillosas como El
Traje del Muerto (2007) y Cuernos (2010), entre muchas
más. Cada libro o cuento suyo consiguió
grandes aplausos y con ello vinieron los contratos para las versiones
audiovisuales, que en estos mismos momentos la serie de televisión basada en su
tercera novela, NOS4A2 (2013), ya tiene confirmada una segunda temporada. Además, no se puede olvidar su carrera como
guionista de cómics, tanto o más alabada como su labor dentro de la literatura;
que su serie de Locke & Key, realizada junto a mi compatriota Gabriel
Rodríguez en el dibujo, ha conseguido un montón de galardones y lo mismo su
serie homenaje a las historietas de superhéroes, La Capa, por no dejar de
mencionar su labor en los libretos de las novelas gráficas de Cuentos
del Lado Oscuro, que rescata la clásica serie antológica de los
ochenta.
Pues con lo bien que se llevan padre e
hijo, en algún momento era posible que ambos coescribieran algo y ello fue
posible verlo en su primera asociación creativa, gracias a la antología (que me
encantaría tener y leer, pero ignoro si está traducida al español) Él Es
Leyenda (2010). Fue así que en
esta colección homenaje al maestro Richard Matheson, varios autores le
rindieron tributo revisitando algunos de sus cuentos y novelas; de este modo,
el patriarca y su primogénito se inspiraron en el famoso cuento Duelo, para
escribir el relato Throttle y el que más encima luego fue adaptado al noveno arte
por otro chileno, Nelson Daniel.
Pasó un par de años para que ambos
volvieran a ponerse detrás de un nuevo texto y ello por medio de la popular
revista Esquire, de Gringolandia claro, para publicar un cuento original.
2. El Cuento.
Titulado como Bajo la Hierba Alta (2012)
corresponde a una historia de terror sobrenatural, con uno que otro elemento
lovecrafniano o de terror cósmico, que nos recuerda al Stephen King de su primera
época (gracias a su carácter más sangriento y truculento) y al cual su propio
vástago se supone busca homenajear. Cabe
mencionar que la ambientación rural de esta obra, en especial en lo que
concierne a su relación con un mal antiquísimo y escondido dentro de una
extensa plantación, nos puede traer memorias de ese gran cuento kingniano que
es Los
Hijos del Maíz; que tal vez a propósito sus autores le dieron este
carácter a su narración.
Una pareja de hermanos recién saliendo de
la adolescencia o en los primeros años de su adultez (según se le mire),
realiza un viaje en automóvil, paran en medio de la carretera. La zona donde se han detenido colinda con un
vasto verdor de plantas, que no dejan ver más allá de toda su extensión. Es entonces que oyen el grito de un niño pidiéndoles
ayuda desde el interior de la plantación y casi sin dudarlo deciden adentrarse
en sus profundidades. Mejor no hubiesen
oído a su sentido del heroísmo, que aquello que les espera adentro es demasiado
aterrador.
El cuento es pavoroso, que lo que pasan los
personajes una vez que traspasan este verdadero umbral hacia otro mundo o a un
infierno verde, pone en juego el intenso amor que hay entre los
protagonistas. El amor filial que
destaca en medio de esta historia, puede ser que no supere la fuerza maligna
que habita en el lugar, triste verdad del mundo real en muchos casos, cuando la
literatura de terror refleja los horrores del corazón humano demasiados
intensos como para aplacar con facilidad.
Quienes recién se han adentrado dentro este sitio, alejado de la mano de
Dios (o más bien donde habita otro tipo de dios), no son los únicos que hay por
allí, que se encuentran con otras personas y vez que esto sucede, queda de
manifiesto que las leyes de la física ya no funcionan en ese lugar; que el mal
lo contamina todo, incluso todo lo bueno que puede haber entre consanguíneos.
Los amantes de las emociones fuertes
adorarán esta historia, que posee descripciones chocantes, que incluyen canibalismo
y violencia a granel; así que pese a su breve extensión de menos de 20 páginas,
sin dudas que pueden disfrutar del talento unido de sus autores.
3. La película.
Luego de producir con éxito esas joyitas
sobre la narrativa de Stephen King, que vienen a ser 1922 y El
Juego de Gerald, ambas en 2017, con harto éxito de crítica y de
audiencia, Netflix para el año que ya termina nos dio una nueva producción salida de la imaginería del Tío Steve.
Su director corresponde es Vincenzo Natali,
un cineasta estadounidense-canadiense con una filmografía más que interesante. Su debut fue nada menos que con una película
de terror y de ciencia ficción independiente, que de inmediato acaparó la
atención de la gente: El Cubo (1997), que tuvo dos
secuelas y para nada malas ambas. A esta
perla noventera bastante gore y claustrofóbica, por no decir también kafkiana,
sobre una cárcel de última tecnología con trampas mortales, le siguieron otros
filmes de género e incluso algunos con verdaderas estrellas internacionales: Cypher
(2002, con Luciu Lu), Nothing (2003, con David Hewlett, el mismo protagonista de su
opera prima) y Splice (2010, con Adrien Brody); más encima contribuyó con uno
de los cortos de Paris, je t'aime (2006).
Además, ha tenido una destacada carrera en televisión detrás de las
cámaras de series de televisión de culto, tales como Hannibal, The
Strain, American Gods y Westworld.
Teniendo en cuenta la breve extensión de
la historia original, en la que está basada esta cinta, el mismo director que
también se encargó de su guión, tuvo que agregar varios elementos a su
argumento, para conseguir un metraje por sobre la hora y media de duración. Es así que incorporó un nuevo personaje, la
ex pareja de la chica embarazada y quien llega al mismo lugar buscando a la
futura madre de su hijo. De este modo,
la introducción de su rol en la trama permite trabajar dos nuevos temas de
carácter moral: el de la responsabilidad de nuestros actos y de la posibilidad
de redención (que implica un transfondo religioso, sin dudas); dicho aporte va
muy de la mano con el carácter de buena parte de la narrativa de Stephen King,
así como de su hijo Joe Hill, autores que siguen la rancia tradición de la
narrativa de terror de fuerte raigambre cristiana. Teniendo en cuenta lo anterior, el filme pese
a su atmósfera enrarecida, resulta mucho más optimista que el texto que lo
inspiró, quizás haciéndose más digerible para el amplio público acostumbrado al
llamado happy end: puesto que ahora sí que el amor y el autosacrificio,
pueden superar el mal que nos rodea.
La vieja idea del Infierno como un círculo
que implica la repetición y la imposibilidad para renovarse, del tedio de la
rutina que implica un castigo y una condenación, se mantiene en esta
adaptación. Incluso esto se hace mucho
más evidente en la película, que en el cuento solo queda más claro durante sus
últimas líneas.
La violencia y el horror gráfico son muy bien
trabajados en esta adaptación, que incluso su responsable no le hace asco a las
escenas más abrumadoras del cuento original, incluyendo verdaderos momentos que
podrían considerarse como actos de misoginia y que acá toman un cariz mucho más
impactante gracias a su dramatización.
Por otro lado, hace rato que los efectos
especiales hacen posible los mayores sueños y las peores pesadillas, verdaderas
ilusiones que nos transportan a mundos posibles y en ese sentido la vida
sobrenatural que se le da a esta “hierba alta”, así como a la Piedra Negra que
aquí aparece, en verdad logran provocarnos la sensación de algo extraterreno y
malvado.
Si bien se trata de una producción “menor”,
cuyos actores no son precisamente astros reconocidos, al menos sí cabe
mencionar la participación de alguien como el talentoso y guapo Patrick Wilson,
a estas alturas ya un nombre constante en filmes de terror como la saga de El
Conjuro e Insidius, por no mencionar su trabajo en cintas de géneros
tales como el de superhéroes, que bien lo encontramos en Aquaman y Wacthmen.
Puede que quienes leyeron la historia en la
que se basa esta obra, se decepcionen algo con el producto final, en especial
con los nuevos elementos que se le agregaron; pero en general no es un
desperdicio y está hecha como un filme serio y que al menos por su final
consiguió ganarse mis respetos.
Hola Elwin!
ResponderEliminarMuy buena reseña. Se trata de un relato y una buena película, pero que da la sensación que podría haber dado un poco más. Pero... ojo, es un relato muy difícil de adaptar como film, tal vez como episodio de alguna serie antológica podría haber funcionado mejor. Igualmente, hay escenas muy buenas en lo hecho por Natali, aunque las fallas tal vez estén en algunos agregados del guión. Es una historia que alcanza con una hora de metraje, ya después se nota el relleno. Igualmente, vale un visionado!!
Saludos
RICARDO
Sí, ese detalle se me fue, amigo, que lo pensé...Aquello de que esta tremenda historia daba más para una serie antológica como "Creepshow" o la nueva versión de "La Dimensión Desconocida".
EliminarPues creo que colocaré esta película en mi lista de Netflix para poder acordarme de verla. Luego veré si puedo encontrar la historia en digital para leerla.
ResponderEliminarUna vez que la veas, haber qué te parece, amigo.
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