lunes, 5 de agosto de 2013

El horror según Lovecraft a través de dos novelas cortas suyas.


I- Un autor demasiado singular.

     Howard Phillip Lovecraft fue un complejo y talentoso hombre que vivió entre los años 1890 y 1937 en Estados Unidos.  Esta fue una época influenciada por los avances científicos técnicos y teóricos, así como en la popularidad de unos cuantos sistemas ideológicos filosóficos y políticos, los que permearon su pensamiento y producción literaria, permitiendo la creación de una importante obra narrativa, poética y ensayística cercana a cierto materialismo y pensamiento ateo de corte cientificista.  Fue así como a lo largo de una carrera desarrollada en unos pocas décadas, Lovecraft revolucionó la literatura de terror, alejándose de los temas ya trillados de carácter gótico, lo que le permitió elaborar una serie de relatos (entre cuentos, novelas cortas y hasta poemas de corte narrativo), que en gran parte mostraron toda una nueva mitología; todo esto producto de unas de las mentes más creativas del siglo pasado, así como fruto de un individuo lleno de taras y atribulado, lo que bien podemos identificar a la hora de analizar y desmenuzar sus escritos.  A su vez un buen grupo de otros autores, con los cuales el escritor  mantenía una constante correspondencia fraternal, contribuyeron con sus propios escritos en el diseño y desarrollo de esta por entonces floreciente mitología que recibió como nombre genérico Los Mitos de Cthulhu.
    Heredero de una gran biblioteca que le perteneció a su abuelo, con viejos manuscritos de temas incluso esotéricos, Lovecraft alcanzó un vasto conocimiento que incluyó el dominio de lenguas muertas y exóticas tales como el árabe, latín y griego; de este modo era un hombre culto, habiendo apenas salido de su casa y sin siquiera tener estudios universitarios.   Por lo tanto, este gran lector desde temprana edad, se dedicó a redactar sus propias historias, dejando entrever su inteligencia y sapiencia, a través de su propia pluma y la referencia a numerosas disciplinas, personajes y pasajes históricos; todo además con una gran capacidad para manejar la verosimilitud en medio de algunas de las historias más sorprendentes aún en la actualidad.
Todo un documento histórico:
La revista en la cual fue publicada por primera vez
la célebre novela corta En las Montañas de la Locura.
   La gran contribución artística de H. P. Lovecraft se dio a conocer en su momento a través de revistas masivas y hechas con un papel de muy baja calidad, llamadas Pulps; a través de sus páginas compartió junto a otros escritores la atención de un público que en plena época de grandes conflictos económicos y bélicos deseaba historias escapistas y maravillosas (recordemos que durante tales años USA y Europa se encontraban viviendo la Primera Guerra Mundial, luego la Depresión Económica estadounidense y posteriormente el principio de la Segunda Guerra Mundial).  Estas revistas poseían nombres como Weird Tales, Argosy y Amazing Stories, siendo la primera de ellas la cual en la que él colaboraba; dichos impresos contaban con llamativas portadas, que en muchos casos mostraban a bellas mujeres, siempre escasas de ropas y acechadas por lascivos monstruos.  La paga no era muy buena, aunque bien estas publicaciones populares les dieron su oportunidad a autores hoy en día consagrados como Fritz Leiber, Robert Bloch, Clark Ashton Smith, Robert Howard y Augusth Derleth en terror y fantasía, mientras que gente como Isaac Asimov, Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, A E,. Van Vogth y muchos más se dedicaron a contar historias dentro del género de ciencia ficción.   Esta participación constante de los mismos autores en dichas publicaciones, permitió que entre ellos se diera una curiosa fraternidad a través de constantes epístolas enviadas entre sí y donde acostumbraban comentarse mutuamente los trabajos de sus compañeros, de modo que además las ficciones de Lovecraft inspiraron al resto para escribir nuevas historias ambientadas dentro del mismo universo de horror (usando como elementos comunes a sus dioses, lugares y textos de corte ocultista, así como creando otros nuevos; incluso incorporando a sus amigos como personajes, aunque cambiando en parte sus nombres).
    La literatura de Lovecraft, al menos en lo que se refiere a sus escritos relacionados con estos Mitos del Cthulhu, presentó la idea de la existencia de un grupo de entidades antiquísimas (anteriores a la aparición de los primeros homínidos en la Tierra), que por largo tiempo dominaron gran parte del universo, los llamados Primigenios o Antiguos, los cuales luego de una dura guerra con otra gran raza (aunque mucho más benigna que estos otros), los Dioses Arquetípicos, fueron condenados al exilio u otros castigos; no obstante con el paso del tiempo trataron de volver a poseer el poderío que tenían y para ello comenzaron a utilizar a una serie de subrazas monstruosas e incluso acólitos humanos y/o mestizos (humanos con criaturas por lo general de naturaleza batracia), para ayudarlos a regresar desde su larga condena.  Numerosos son los cuentos, tanto escritos por el mismo Lovecraft, como por su círculo de colegas escritores y amigos a la distancia, que cuentan los pormenores al respecto; luego otros autores posteriores abrazaron con gusto la mitología diseñada por el tímido cuentista de Providence, encontrándose en sus filas el mismo Stephen King, Brian Lumley, Rampsey Cambell y muchos más (de este modo hoy en día varias son las antologías que recogen estos nuevos mitos, así como incluso las novelas ambientadas dentro de este hoy ya reconocido subgénero de la literatura de terror).  Entre los Primigenios el más famoso de todos es el que le da nombre a los mitos, el gigantesco y marítimo Ctulhu, con aspecto de pulpo, encontrándose además Nyarlathothep, Yog-Sothoth, Ithaqua y muchos más, todos ellos criaturas tan espantosas y ajenas a la comprensión humana, cuya maldad y aspecto son capaces de destrozar la mente del hombre más cuerdo.
    La exposición a los seres arriba mencionados, con todas sus consecuencias nefastas para los personajes de estos relatos y todo lo concerniente a los Mitos de Cthulhu, es llamado a su vez Horror Cósmico; su nombre deriva de que estas narraciones hacen mención a la existencia de criaturas cuasi divinas y malignas, procedentes de tiempos inmemoriales, como de zonas interdimensionales más allá del espacio conocido.
   
Cthulhu según un artista.
Además Lovecraft dentro de sus textos, creó el llamado Necronomicon, medieval manuscrito de magia negra lleno de datos relacionados con los Mitos de Cthulhu, escrito según los textos de este autor por el sabio loco árabe Abdul Alhazred; por lo que cuentan algunos de estos relatos, una de las pocas copias que quedan de dicho maléfico documento, se encuentra en la Universidad de Miskatonic.  Ahora bien, ni el Necronomicon, ni Miskatonic existen, no obstante mucha gente cree que sí y es así como algunos editores aprovechadores han sacado supuestos ejemplares de este libro imaginario para venderlo a los crédulos y/o ignorantes; a su vez Miskatonic es otro lugar propio de la ficción de H.P.L (como a algunos les gusta sintetizar el nombre y apellidos del escritor), tal cual sucede con la también famosa ciudad de Arkham (nombre que luego sería usado a manera de homenaje en los cómics de Batman, gracias a la incorporación en sus páginas del tenebroso asilo para criminales dementes Arkham).  Asimismo otros textos de conocimientos arcanos e infames fueron introducidos por Lovecraft en sus narraciones, y en algunos casos por otros de los autores del llamado Círculo de Cthulhu, para luego ser aceptados como parte del canon oficial de los Mitos; así es como se pueden nombrar los Manuscritos Pnakoticos, el Texto de R´lyeh, los Siete libros crípticos de Hsan, entre otros.
     Siguiendo con las características de la literatura lovecrafniana (hoy en día ya es aceptado este adjetivo para referirse a todo aquello relacionado con el escritor y su literatura), se puede mencionar su tendencia a la descripción pura, en desmedro por el uso de diálogos, de modo que en sus escritos pocos son los momentos en los que el narrador pone de manifiesto las palabras literales de los personajes.   También es acostumbrado en sus trabajos el uso de un narrador en primera persona, de modo que con esto el autor incorpora la idea de verosimilitud dentro de su obra al convertir sus historias en algo que posee carácter de confesión, al más puro estilo de lo visto y lo vivido propio de las cartas de relación y diarios de viaje de los colonizadores españoles, con lo cual el escrito se hace más creíble.  Por otro lado, considerando además la incapacidad psicológica del autor para crear relaciones interpersonales presenciales (puesto que además sufría de agorafobia, es decir, le temía a los espacios abiertos, por lo cual vivía casi recluido en su casa), lo que se acentuaba más a la hora de mantener contacto con mujeres, en sus cuentos y novelas cortas prácticamente los personajes femeninos escaseaban o bien apenas eran mencionados dentro de la narración misma (como dato complementario, puede resultar interesante que Lovecraft se casó ya tarde, con una mujer mucho mayor que él, evidentemente algo propio de un edipiano y sin haber tenido hijos con ella, puesto que además no disfrutaba del contacto físico y menos sexual).  He aquí una muestra de lo mencionado en este párrafo, respecto a su tendencia a la descripción detallada:

    “Cuando el que viaja por el norte de la región central de Massachusetts se equivoca de dirección al llegar al cruce de la carretera de Aylesbury nada más pasar Dean’s Corners, verá que se adentra en una extraña y apenas poblada comarca. El terreno se hace más escarpado y las paredes de piedra cubiertas de maleza van encajonando cada vez más el sinuoso camino de tierra. Los árboles de los bosques son allí de unas dimensiones excesivamente grandes, y la maleza, las zarzas y la hierba alcanzan una frondosidad rara vez vista en las regiones habitadas. Por el contrario, los campos cultivados son muy escasos y áridos, mientras que las pocas casas diseminadas a lo largo del camino presentan un sorprendente aspecto uniforme de decrepitud, suciedad y ruina. Sin saber exactamente por qué, uno no se atreve a preguntar nada a las arrugadas y solitarias figuras que, de cuando en cuando, se ve escrutar desde puertas medio derruidas o desde pendientes y rocosos prados. Esas gentes son tan silenciosas y hurañas que uno tiene la impresión de verse frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada. Y ese sentimiento de extraño desasosiego se recrudece cuando, desde un alto del camino, se divisan las montañas que se alzan por encima de los tupidos bosques que cubren la comarca. Las cumbres tienen una forma demasiado ovalada y simétrica como para pensar en una naturaleza apacible y normal, y a veces pueden verse recortados con singular nitidez contra el cielo unos extraños círculos formados por altas columnas de piedra que coronan la mayoría de las cimas montañosas.
El camino se halla cortado por barrancos y gargantas de una profundidad incierta, y los toscos puentes de madera que los salvan no ofrecen excesivas garantías al viajero. Cuando el camino inicia el descenso, se atraviesan terrenos pantanosos que despiertan instintivamente una honda repulsión, y hasta llega a invadirle al viajero una sensación de miedo cuando, al ponerse el sol, invisibles chotacabras comienzan a lanzar estridentes chillidos, y las luciérnagas, en anormal profusión, se aprestan a danzar al ritmo bronco y atrozmente monótono del horrísono croar de los sapos. Las angostas y resplandecientes aguas del curso superior del Miskatonic adquieren una extraña forma serpenteante mientras discurren al pie de las abovedadas cumbres montañosas entre las que nace.
A medida que el viajero va acercándose a las montañas, repara más en sus frondosas vertientes que en sus cumbres coronadas por altas piedras. Las vertientes de aquellas montañas son tan escarpadas y sombrías que uno desearía que se mantuviesen a distancia, pero tiene que seguir adelante pues no hay camino que permita eludirlas. Pasado un puente cubierto puede verse un pueblecito que se encuentra agazapado entre el curso del río y la ladera cortada a pico de Round Mountain, y el viajero se maravilla ante aquel puñado de techumbres de estilo holandés en ruinoso estado, que hacen pensar en un período arquitectónico anterior al de la comarca circundante. Y cuando se acerca más no resulta nada tranquilizador comprobar que la mayoría de las casas están desiertas y medio derruidas y que la iglesia -con el chapitel quebrado- alberga ahora el único y destartalado establecimiento mercantil de toda la aldea. El simple paso del tenebroso túnel del puente infunde ya cierto temor, pero tampoco hay manera de evitarlo. Una vez atravesado el túnel, es difícil que a uno no le asalte la sensación de un ligero hedor al pasar por la calle principal y ver la descomposición y la mugre acumuladas a lo largo de siglos. Siempre resulta reconfortante salir de aquel lugar y, siguiendo el angosto camino que discurre al pie de las montañas, cruzar la llanura que se extiende una vez traspuestas las cumbres montañosas hasta volver a desembocar en la carretera de Aylesbury. Una vez allí, es posible que el viajero se entere de que ha pasado por Dunwich”.
El Horror de Dunwich.

    A su vez también resulta atractivo saber que si bien sus escritos se encuentran llenos de seres horripilantes y situaciones bastantes espantosas, Lovecraft gustaba de ser un escritor de tipo más insinuante, que alguien de narración explícita a la hora de referirse al aspecto de los seres y todo aquello que causaba pavor en sus personajes. De este modo muchas de sus criaturas son vistas o percibidas por los personajes solo en una ínfima parte, todo a través del velo de la bruma o la noche o con el rabillo del ojo.  Con este estilo narrativo, al más bien referirse a lo que sentían los personajes ante la certeza de su fragilidad en presencia de lo sobrenatural e insólito, que al procurar “mostrar” en directo al monstruo de turno, H.P.L. invitaba a sus lectores a dar rienda suelta a sus propios temores e imaginación; con ello el lector debe completar con sus fantasías y miedos lo que experimentaban y presenciaban tales personajes, haciéndose partícipe de la narración misma.  A continuación una muestra de su técnica para sugestionar e impactar al lector:

     “Los toques de campana provenían de una iglesia de piedra, de falso estilo gótico, que parecía mucho más antigua que el resto de los edificios de Innsmouth. Tenía a un lado una torre cuadrada, achaparrada, cuya cripta de cerradas ventanas era desproporcionadamente alta. El reloj de la torre carecía de manillas, pero sabía que aquellos golpes sordos correspondían a las once. Y de repente, todas mis reflexiones se esfumaron ante la inesperada aparición de una figura tan horrenda, que me estremecí aun sin haber tenido tiempo de verla bien. La puerta de la cripta estaba abierta y formaba un rectángulo de oscuridad. Y al mirar casualmente, cruzó ese rectángulo algo que provocó en mí una fugaz impresión de pesadilla.
      Era un ser vivo, el primer ser vivo, aparte el conductor, que veía dentro del casco urbano. De haber tenido los nervios más tranquilos, probablemente no habría encontrado nada aterrador en ello, porque un momento después me daba cuenta de que se trataba tan sólo de un sacerdote. Ciertamente vestía una extraña indumentaria, adoptada tal vez cuando la Orden de Dagon había decidido modificar el ritual de las iglesias locales. Creo que lo primero que me llamó la atención, lo que me llenó de aquel repentino horror, fue la alta tiara que llevaba. Se trataba de una reproducción exacta de la que miss Tilton me había mostrado la noche anterior. Sin duda fue esta coincidencia la que desató mi imaginación y me hizo ver algo siniestro en el rostro vislumbrado y en el atavío de aquella silueta que cruzó pesadamente el umbral de la puerta. Un segundo después resolví que no había ninguna razón para sentir ese horror que parecía nacer como un recuerdo maligno y olvidado. ¿No era natural que el misterioso ritual del lugar hubiese hecho adoptar a sus ministros ciertos ornamentos sacerdotales que resultasen especialmente familiares a la comunidad… por haber sido hallados en un tesoro, por ejemplo?”.
La Sombra Sobre Innsmouth.

     Por otro lado, tal como se puede apreciar en la obra de su amigo y colaborador Robert Howard (famoso por ser el creador de Conan el Bárbaro, Kull el Conquistador, Sonia la Roja, Solomon Kane y muchos otros más personajes memorables), Lovecraft era un autor con un marcado racismo; esto más bien respondía a su temor incipiente a todo lo extraño y diferente, de modo que las culturas de tipo oriental o cualquiera lo suficientemente “exótica” para él resultaban sospechosas; por ende, muchos de los personajes más retorcidos de sus escritos provenían de otras tierras, así como por esta razón abundaban en sus relatos los seres mestizos de humano con monstruos y en los que proyectaba su desprecio (o más bien sus propias taras) por la transculturación.  Lo anterior se puede ver en la siguiente cita textual:

     “Examinados en el cuartel de la policía, luego de un viaje agotador, los prisioneros resultaron ser mestizos de muy baja ralea, y mentalmente débiles. Eran en su mayor parte marineros, y había algunos negros y mulatos, procedentes casi todos de las islas de Cabo Verde, que daban un cierto matiz vudú a aquel culto heterogéneo. Pero no se necesitaron muchas preguntas para comprobar que se trataba de algo más antiguo y profundo que un fetichismo africano. Aunque degradados e ignorantes, los prisioneros se mantuvieron fieles, con sorprendenteconsistencia, a la idea central de su aborrecible culto”.
La Llamada de Cthulhu.

Una caricatura más que curiosa:
Icono de San Cthulhu.
     Pese a su talento que en la actualidad es valorado mundialmente por sobre su personalidad errática,  H.P.L. vivió casi en la miseria, sin poder disfrutar de la fama y fortuna en vida, como bien ha sucedido en numerosos casos con otros artistas (basta con nombrar al mismísimo Edgar Allan Poe, de quien Lovecraft era un ferviente admirador, como también sucedió con el igualmente escritor de culto Phillip K. Dick y en la pintura con Vincent van Goh, siendo todos estos artistas verdaderos visionarios y además individuos aproblemados por psicologías enfermizas y aún así capaces de crear verdadera belleza que les permitiera encumbrarlos por encima de sus flaquezas).  Así fue como el gestor de los Mitos de Cthulhu tuvo que trabajar de “escritor fantasma” y/o “corrector” de otros autores menos virtuosos, revisando y mejorando en ocasiones sus manuscritos, para luego ser publicados en las mismas revistas donde él era editado; no obstante esta labor nunca fue reconocida en su momento y solo luego de su muerte, con el paso de los años, se supo la verdad.  Al leerlos, se puede apreciar cómo en varios de estas “colaboraciones” secretas, la mano de Lovecraft sobrepasó la pluma de los esbozos, en los que muchos casos intervino más de la cuenta con su prosa.  
     Para terminar esta ya extensa introducción sobre el autor, una persona de gran importancia a la hora de validar el trabajo literario de Lovecraft, fue su amigo también escritor Augusth Derleth; éste una vez fallecido H.P.L se encargó de reunir todos sus documentos, incluso cartas, como también textos inéditos e inconclusos, para publicarlos de forma más profesional y en mejor calidad de papel, como de impresión, terminando en algunos casos sus escritor no acabados.  Para esta loable labor, Derleth fundó la editorial Arkham House, con la cual también publicó al resto de sus colegas y además le dio la oportunidad a otros más jóvenes de aquel entonces, como al propio Ray Bradbury con su primer libro de cuentos Dark Carnival.
     Sobre su deseo sencillo de escribir una buena historia, Lovecraft afirmó en una ocasión:

     “La Renuencia a corregir la obra no es otra cosa que indolencia, pero curiosamente, tengo cierto respeto por esa clase de indolencia.  Para empezar, yo no censuro demasiado seriamente ninguna clase de pereza.  Todo trabajo es vano en realidad, y el perezoso es a la larga el más inteligente.  Evidentemente, siento desprecio por cualquier clase de laboriosidad cuando el objeto no es la excelencia.  Lo que quiero en realidad es cualquier trabajo no-literario que me reporte 15 dólares a la semana o más, además de tiempo libre suficiente para escribir con dignidad, con el único objeto de escribir, y sin pensar en absoluto en el auditorio o en los mercados”.

2- La Sombra Sobre Innsmouth. 

     Esta novela corta compuesta de 5 capítulos, fue publicada originalmente en 1936, si bien su autor la escribió en 1931.  Fue adaptada para el cine en 2001 por el director de terror especializado en Lovecraft Stuart Gordon, en una muy bien lograda coproducción hispano-estadounidense titulada Dagon, puesto que también tomó elementos del cuento del mismo nombre igualmente escrito por Lovecraft.  El texto cuenta lo que le acontece a un hombre que gusta de realizar viajes y que además se interesa por las antigüedades, quien decide contra las recomendaciones de algunos, visitar la apartada comunidad de Innsmouth, un pueblito pesquero de muy mala fama por sus reticentes habitantes e historia llena de datos extraños.  El hombre llega a este lugar y allí entra en contacto con el borracho de la zona, no sin antes tener unas cuantas experiencias alucinantes, quien le confiesa la verdad acerca de la aterradora génesis de Innsmouth.  Es así que tras creer que su interlocutor le ha contado solo las fantasías propias de una mente enferma, se ve acosado por la gente del lugar, quienes para nada resultar ser seres humanos normales, puesto que la historia que escuchó era verdad.  Los de Innsmouth habían hecho pacto con entidades salidas desde las mismas profundidades del mar, criaturas bestiales y antiquísimas con gran poder y ello ha ido provocando en los lugareños toda una transformación en sus cuerpos y mentes.  El texto termina con una increíble revelación sobre el narrador-protagonista, que hace recordar la concepción fatalista griega respecto a la inexorabilidad del destino para los hombres y su incapacidad para torcerlo a voluntad.
Hermosa portada de colección de cuentos
inspirados en el famoso relato de H.P.L.
     En esta obra en cuestión el autor, al igual que en la otra que se analiza y comenta acá (como también en muchos otros escritos suyos), Lovecraft le otorga un papel de importancia a la “historia dentro de la historia”, es decir, a un segundo nivel narrativo en el cual parte fundamental de todo el relato viene a ser lo contado por el borracho; en el caso concreto de esta obra, debido a que el relato de este hombre se constituye en el pilar de  lo que está sucediendo en el lugar, al tratarse del pasado de Innsmouth, queda demostrado cómo fue que se dieran los acontecimientos “catastróficos” referidos acá.
     Gracias a la narración del anciano alcohólico, se presenta la idea de una naturaleza monstruosa subyacente en cualquiera de nosotros y no solo en los que nos rodean.  Además se narra aquí toda una genealogía sobre la decadencia de una comunidad: primero motivada por el interés hacia los bienes materiales y luego por el deseo de inmortalidad, todo a costa de nuestra propia humanidad.
    El temor hacia lo extraño y diferente a tal punto que lo bizarro supera cualquier signo de normalidad, impregna todo este texto.  No obstante se puede observar aquí el precio que se cobra la curiosidad inherente en el espíritu humano, al más puro estilo de relato moralizante, puesto que el protagonista es advertido en más de una ocasión a no visitar la tierra de Innsmouth, sin embargo porfiada y soberbiamente accede a hacer caso a sus impulsos; luego una vez en conocimiento de la cruel verdad, el narrador-protagonista encuentra su propia perdición (tal como en tanto relato religioso y mítico: el engaño y seducción de Adán y Eva por parte de Lucifer, la caja de Pandora, etc.).[1]
    No obstante frente al estilo de vida de los habitantes de Innsmouth y la decisión final que toma el personaje principal del relato, uno puede llegar a preguntarse si tal vez la monstruosidad de estos resulta ser solo algo relativo: puesto que al final una vez todos ellos han abrazado el culto a Dagon, a su manera encuentran la felicidad, la plenitud y la realización personal; de este modo que el resto de la gente los rehuían y teman , bien puede ser debido a la tendencia humana a rechazar lo distinto (y en este sentido el borracho del pueblo sería doblemente un paria ante su comunidad, al no asumir su papel con los suyos y al acobardarse frente a consumar su verdadero destino).  Teniendo en cuenta esta posibilidad de interpretación “invertida” del antagonismo de la obra, un buen autor actual bien podría contar una historia desde el punto de vista de la gente de Innsmouth, tal como lo han hecho hoy en día autores más contemporáneos al mostrar que lo monstruoso necesariamente no tiene por qué ser maligno (si no véanlo en la obra de Richard Matheson y Clive Barker).
¡Cthulhu también viene en peluche! (yo quiero uno).

3- En las Montañas de la Locura.

     Al igual que el texto anterior, fue concebido por su autor en 1931 y publicado en 1936, aunque en tres números continuos de la revista Astouding Stories; ello a diferencia de la otra novela corta aquí abordada y que fue la única del escritor en publicarse completa en un solo número (si bien hubo unos cuantos fragmentos de La Sombra Sobre Innsmouth que fueron elididos de las primeras versiones y que solo con el tiempo fueron dadas a conocer al público una vez que el autor falleció). Mucho más extensa que la misma Sombra, aunque no tanto como El Caso de Charles Dexter Ward (una “verdadera novela”, no obstante aún breve para los parámetros actuales, puesto que con suerte alcanza las 200 páginas), cuenta lo sucedido con una expedición científica a la Antártida, lugar por aquel entonces bastante inhóspito para el mundo (bueno, hoy en día una ínfima parte de la humanidad lo visita, empero ya se sabe mucho más de este lugar que en la época de Lovecraft).  Es así como lo que parece será un viaje seguro y con todo planeado, se convierte en una odisea en la cual sus integrantes se adentrarán en los recovecos del misterio y del horror: pues primero descubren por accidente unas extrañas formaciones geológicas que en realidad no eran naturales, luego unos fósiles gigantescos como nunca antes hallados y por último toda una ciudad de millones de años de antigüedad para nada relacionada con los humanos.  Una vez dentro de la ciudad el protagonista, quien otra vez como nos tiene acostumbrados Lovecraft oficia de narrador y también de testigo, la narración se detiene en contarnos la historia de la antiquísima civilización que habitó ese lugar.
    Sin olvidar sus “queridos” Mitos de Cthulhu, Lovecraft incursiona con esta obra en el campo de la ciencia ficción, haciendo referencia a adelantos científicos imposibles en aquella época (un especial taladro usado por los científicos), la descripción detallada de la fisiología de las monstruosidades encontradas en esas gélidas tierras y luego todo lo relacionado con la desaparecida civilización que habitó la zona mucho antes de la aparición de los dinosaurios (la que a su vez venía desde el espacio profundo).  Es en esta narración sobre los seres que vivían en esta ciudad fantasma, que H.P.L se permite crear toda una cultura no humana dando elaborados detalles acerca de su origen, costumbres e historias; a su vez a sus extraños habitantes primero los muestra como verdaderas entidades de horror, para luego otorgarles cierta humanización al hacerlas partícipe de la misma tragedia ante la mortalidad y otras desgracias, en las cuales estas criaturas también llegan a ser víctimas de su propia soberbia.   La larga detención en la relación donde se develan las particularidades de la ciudad perdida y los acontecimientos que hace millones de años se dieron en ella, bien retarda la progresión dramática de la novela corta, haciendo quizás un poco tediosa esta parte de la obra al carecer del dinamismo de otros de sus trabajos.  A su vez en esta novela corta abundan los seres de espanto, regalándonos el escritor con algunas descripciones más sabrosas y directas que en el caso de La Sombra Sobre Innsmouth:

    “10,15 noche. Descubrimiento importante. Orrendorf y Watkins, cuando trabajaban con luz bajo tierra a las 9,45, encontraron monstruoso fósil en forma de barril de naturaleza completamente desconocida; probablemente vegetal, a no ser qué se trate de un ejemplar hiperdesarrollado de radiado marino desconocido. Los tejidos se han conservado evidentemente por la acción de sales minerales. Duro como el cuero, pero con asombrosa flexibilidad en algunas partes. Huellas de partes rotas en los extremos y en torno a los costados. Mide seis pies de longitud y tres pies y cinco décimas de diámetro central que disminuye hasta un pie de diámetro en cada punta. Semejante a un barril con cinco protuberancias abultadas en lugar de duelas. Rupturas laterales como tallos más bien finos a la mitad de estas protuberancias. En los surcos entre los abultamientos hay curiosas excrecencias, grandes crestas o alas que se pliegan y despliegan como abanicos. Todas están muy deterioradas, menos una, que alcanza casi siete pies una vez extendida. Su construcción recuerda a ciertos monstruos de los mitos primigenios, especialmente a los Primordiales del Necronomicón.
      »Las alas parecen ser membranosas, extendidas sobre una armadura de tubos glandulares. Se perciben diminutos orificios en la armadura de las puntas de las alas. Extremos del cuerpo resecos; no dan indicios acerca del interior o de qué es lo que se ha roto allí. Tengo que diseccionar cuando regrese al campamento. No puedo decidir si es vegetal o animal.  Muchas de sus características son evidentemente de un primitivismo casi inconcebible. He puesto a todos los hombres a cortar estalactitas y a buscar más ejemplares. Hemos encontrado más huesos con marcas, pero éstos tendrán que aguardar. Tenemos dificultades con los perros. No pueden soportar la presencia del nuevo ejemplar y probablemente lo destrozarían si no los mantuviéramos a distancia de él”.

     La ciudad descrita por el autor resulta ser tanto un lugar de maravilla, como un sitio inspirador de los terrores más ancestrales, al poseer una arquitectura y diseño tan extraña para la mente humana.  Por ende, Lovecraft con este extenso relato logra uno de sus momentos cumbres a la hora de conseguir convertir a palabra sus miedos y fantasías más pesadillescas.
    
Afiche de una de las mejores adaptaciones
cinematográficas recientes de la obra de
Lovecraft, filmada en blanco y negro y muda,
como si fuera un filme hecho en la época del autor.
Tal como lo hizo el propio Julio Verne con La Esfinge de los Hielos, Lovecraft se permitió con esta novela hacer su gran homenaje a Poe, a quien ya se afirmó antes en este texto que admiraba.  Tanto Verne como Lovecraft hicieron en sendos escritos especies de continuaciones de la única novela del autor de El Cuervo y El Corazón Delator, al trasladar la acción de sus obras a la Antártida y narrar historias extraordinarias, si bien como era de suponer, Lovecraft centraría la suya en el horror, mientras que el autor de Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino y Viaje al Centro de la Tierra en la aventura.  De hecho casi al comienzo de su escrito, H.P.L. cita al propio Poe y su novela que entre otras cosas poseía ya en su tiempo (principios del siglo XIX) aterradores momentos de canibalismo y un inesperado desenlace de corte sobrenatural y tajante.  Casi un siglo después del texto romántico inspirador, H.P.L. hizo uso de la ominosa frase (o palabra) “Tekelili”, presentada al final del pavoroso final de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, la única novela de Poe y que con Lovecraft tomó un sentido aún más fantástico.
    Al igual que la ya abordada La Sombra Sobre Innsmouth y muchos otros escritos suyos, el artista escribió una narración donde es el viaje la oportunidad para que sus personajes se adentren en el mundo de lo desconocido y conozcan las mil caras del miedo; de este modo tal y como sucede con las historias más antiquísimas y con tanto fabulador, Lovecraft concede al tema del viaje en la literatura un papel capital a la hora de llevarnos de la mano y mostrarnos lo que puede pasar cuando nos aventuramos al salir de la comodidad de nuestro hogar (en otras palabras, vez que viajamos, estamos expuestos a la eventualidad y ello puede dar pie a un sinnúmero de destinos, si bien con Lovecraft estos siempre resultan mortales para sus personajes).
    Por último, el famoso director y guionista de cine fantástico y de terror mexicano Guillermo del Toro, quien hace poco estrenó su más reciente obra Pacific Rim (conocida en estos lares como Titanes del Pacífico) estuvo varios años con el proyecto de llevar al cine esta célebre novela corta (por lo cual sería la primera vez en la historia del cine, en que se adaptaría un texto de Lovecraft en una película multimillonaria Clase A); no obstante del Toro se encontró con un montón de peros y pese a su ya reconocida trayectoria, la idea “murió en la flor”.

Preciosa ilustración a manera de tributo al gran Lovecraft.




[1] Y en este sentido recomendable es leer un relato suyo más breve y que también trata sobre el choque emocional que trae en uno conocer la verdad: La Declaración de Randolph Carter.

7 comentarios:

  1. Interesante artículo Elwin, Lovecraft es uno de mis escritores preferidos, aunque hace muchos años que leí sus obras y no he vuelto a releerlas, así que ya empiezan a hacérseme un poco borrosas, supongo que tendré que releerlas algún día.

    Lo que desconocía era que fuese corrector de texto de terceros, es algo que he aprendido, junto con algún detalle más de interés.

    Recuerdo con mucho cariño las partidas al juego de Rol "La llamada de Chutlhu", donde era casi imposible que tu personaje no terminase completamente loco; y también las adaptaciones a cómic de la revista Creepy. Ya hace 20 años, ¡cómo pasa el tiempo!

    No se si viste la película "Dagón" de la ya desaparecida productora española "The Fantastic Factory". Es una adaptación de "La sombra sobre Innsmouth", un serie B de no excesiva calidad, pero que está rodada en Galicia (en un hermoso pueblo marinero llamado Combarro) y es la última aparición del gran actor español Paco Rabal.

    Saludos desde Galicia amigo Elwin.

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  2. Hola, Tomás...¡Por supuesto que vi "Dagón" y es una de mis pelis de terror favoritas! Me referí a ella en el apartado a "La Sombra Sobre Innsmouth" de esta crítica y el hecho de que haya sido filmada en una tierra tan bella como la que nombras (¡La Madre Patria más encima!) me encantó; considero además que el actor español que interpreta al anciano borracho del pueblo, hizo un gran papel. En España se filman grandes películas de terror y desde pequeño soy admirador del cine en general de tu país. Volviendo al gran Lovecraft, pues me estoy comprando sus obras completas y di a leer estas dos novelas cortas a mis alumnos, por eso las releí, me puse en proyecto de completar mi colección del autor y me dispuse a escribir este trabajo; solo lamento que el curso al que le di a leer estas obras, si bien los quiero mucho y son tan buenos jóvenes, sean flojos y no se hayan leído los textos en su mayoría. Gracias de nuevo por leerme y comentar.

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  3. Damadeluna, te agradezco mucho tus gentiles palabras, que bien sabes cómo para un bloguero que aprecien su trabajo, es como si para tu cumple o Navidad te regalaran lo que más querías. Bueno, espero nos sigamos leyendo y comentando a futuro.

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  4. Magnífico, amigo Elwin. Pues yo no he visto la película "Dagón", pero...¿no estará basada en el relato homónimo, y no en el que decís? Pregunto. :)
    Saludetes

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  5. Me alegra que te haya gustado, Jorge, este texto que con tantas ganas escribí. La información que yo manejo de esa cinta es la que conoces, puede ser que me haya equivocado...¿Y qué esperas a ver tan buen filme? Gracias una vez más por pasarte por acá.

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  6. Elwin
    Por fin he podido leer este texto, como sabes si has entrado a mi blog he iniciado un ciclo de textos sobre Lovecraft y la destrucción de mitos que no se sostienen en ninguna fuente, como por ejemplo de "Un hombre solitario y recluido" o "la gran biblioteca de su abuelo", o "el dominio de lenguas vivas como el árabe y muertas como el Latín y griego", te gustara de seguro, me gusto lo que expones de los textos narrativos del autor.

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  7. Me alegra mucho, querido Sardaukar, que hayas leído este texto que escribí hace años ya en una etapa muy querida de mi vida. Respecto a tus nuevos posts, con gusto lo disfrutaré y comentaré a la brevedad (palabra de ex boy scout o si no que así me pille Nyarlathothep).

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