En el año 1999 logró la fama mundial el
director estadounidense de origen indio M. Nigth Shyamalan, al estrenar su
tercer filme y del cual también fue su guionista. La película en cuestión fue Sexto
Sentido (The Sixth Sense), donde contaba una inolvidable, espeluznante y
emotiva historia de terror acerca de un aproblemado niño que visita a un
psicólogo infantil (interpretado por Bruce Willis en una de sus mejores
actuaciones); en dicho largometraje, el profesional y el espectador se enteran
con asombro de que el pequeño posee la capacidad de comunicarse con los muertos
(“Veo
gente muerta” le confiesa el niño en una de las escenas y hoy frases
más célebres de la historia del cine). A
partir de entonces la carrera cinematográfica de aquel entonces joven artista
se elevó hasta las nubes, siendo considerado uno de los mejores directores del
momento, si bien luego su carrera tuvo altibajos, llegando incluso a un
verdadero desastre de crítica, público y calidad como lo fue su adaptación de
la popular serie animada Avatar del canal infantil
Nickelodeon y que se conoció en los cines latinos como El Último Maestro del Aire
(The
Last Airbender).
Desde su época de Sexto Sentido (y lo más probable desde antes con sus dos primeros filmes), la
filmografía de este director ha estado marcada por una honda espiritualidad,
quizás heredera de la tradición de su pueblo original, si bien se podría
afirmar también que al haber vivido casi toda su vida en un país de mayoría
cristiana, ciertas ideas religiosas bien pudieron marcarlo y ello podría
evidenciarse en su trabajo artístico.
Dentro de esta visión de corte más cristiana, se puede apreciar la idea
de que cada uno de nosotros vive para cumplir con una misión específica, esto
es que la realización personal y con ello la felicidad misma se consiguen al
asumir dicha responsabilidad; por ende cada uno de nosotros somos valiosos,
porque dentro de un plan determinado de la existencia somos necesarios…Solo hay
que descubrir el rol que tenemos en el mundo.
Considerando lo anterior, se puede ver cómo los protagonistas y héroes
de la mayoría de los largometrajes de Shyamalan, hasta antes de su insípida El
Último Maestro del Aire, son personajes que realizan toda una
introspección de sí mismos, es decir, llevan a cabo un verdadero viaje
espiritual en el cual llegan a tener un conocimiento cabal de sus personas,
gracias a lo cual logran convertirse en sujetos plenos.
Para ligar el párrafo anterior con
el filme que hoy me mueve a escribir, es menester tener claro de qué se trata
su quinta película, Señales (Signs), del año 2002. Un pastor evangélico vive en una tranquila y
campestre comunidad donde todo el mundo se conoce, estando su hogar en un bello
terreno alejado del resto del pueblo; allí le acompañan sus adorables hijos, un
niño y una niña, además de su hermano menor ya a comienzos de la vida adulta,
quien se fue a vivir con él para ayudarlo a cuidar a los infantes tras la
muerte trágica de su esposa. Dicho
evento ha socavado la fe del otrora hombre de Dios, quien pese a su crisis
religiosa sigue luchando por ser el mejor padre para su descendencia y
continuar siendo una buena persona. Una
mañana en medio de sus cultivos, aparece una extraña e inmensa figura hecha al
aplastar parte de su plantación con una técnica desconocida. A medida que los días pasan, el ex pastor y
los suyos, descubren que lo que hay en sus campos, es una de tantas señales que
responden a un plan mayor que cubre todo el mundo y que tiene relación con una
pronta invasión extraterrestre.
M. Nigth Shyamalan. |
Tal como ya se afirmó arriba, el personaje interpretado aquí
soberbiamente por Gibson, luego de su pérdida, tuvo una crisis que lo llevó a
alejarse de su ministerio (dato curioso: Mel Gibson es alguien famoso por sus
fuertes creencias católicas, lo que le ha traído más de un problema en un
Hollywood donde la religión católica es minoría, por lo que llama la atención
su decisión de interpretar aquí a un ministro protestante). De ese modo, en el filme y durante uno de sus
mejores diálogos, mantiene con su hermano una gran conversación, en la cual el
tema expuesto es el de la fe misma y cómo cada uno hace su elección a la hora
de interpretar cualquier señal o hecho para otorgarle un significado en
concreto. Por ende, tal como expone el
personaje de Gibson, existen dos tipos de personas: aquellas que ven en los
misterios de la vida un porqué ligado a la existencia de fuerzas superiores
(léase “Dios” o la Providencia), de modo que todo pasa por algo, siendo estos
los llamados religiosos; y los otros, para quienes todo es producto del azar o
la causa/consecuencia, obviamente sin la existencia de una presencia metafísica,
o sea, los no creyentes. Como el ex
pastor ha perdido su fe, ya no es capaz de ver el mundo con los ojos de alguien
que puede otorgarle a los hechos un significado mayor y por sobre la inmediatez
del momento; pese a su ira contra quien sabe que es su creador, esta falta de
esperanzas lo hace infeliz. No obstante a
medida que el peligro y el terror van aposentándose en esta zona alejada de la
urbe, este padre (en el doble sentido de la palabra), va redescubriendo que
hasta los hechos más aislados se encuentran ligados entre sí. En este sentido, el encantamiento que va
teniendo el protagonista con la fe, lo acerca a lo que para muchos autores
católicos o cristianos en general, se llama Providencialismo,
concepto que establece que la mano de Dios se encuentra presente de forma
directa en el acontecer, de modo que el ser humano resulta ser una herramienta
suya para que el orden de las cosas pueda darse. Pero, por otro lado, alejado
en parte de la ideología teocéntrica, también nos podemos encontrar con otra
posición respecto a cómo funcionan ciertos hechos; cabe aquí tener en cuenta
que un importante psicólogo como el alemán Gustav Carl Jung, postuló la teoría
de la Sincronicidad y en la cual se postula que hechos ocurridos de
forma aislada bien se encuentran relacionados entre sí, hasta llegar a un punto
en común donde convergen …lo que se puede apreciar en varios momentos de esta
recomendable cinta (en cierto modo, esta idea jungiana responde de cierta forma
racional la existencia de lo que para algunos es la magia). Entonces cabe a cada uno otorgarle un
especial significado a nuestra experiencia y es así como la secuencia del
recuerdo del accidente que le costó la vida a la esposa del pastor, mostrada en
tres momentos de la película, cada uno más extensa que la otra, viene a ser uno
de los puntos claves a la hora de representar el periplo interno por el que
pasa el protagonista; luego varios de los hechos ocurridos de supuesta forma
aleatoria, se mostrarán como las distintas partes de un todo y donde cada hecho
es valioso en sí mismo para poder lograr el conocimiento que permita responder
a esas preguntas tan antiguas que son ¿Para qué estamos?, ¿Hacia
dónde vamos? y… ¿Estamos solos?
Señales es una obra que nos hace detenernos en meditar acerca
de la significancia en nuestras vidas de los conceptos de la fe, la familia, el
dolor y la capacidad de resiliencia para superar nuestros dramas
personales. Es a su vez una película en
la cual el buen humor se conjuga con personajes carismáticos, preciosos
escenarios y una música inolvidable salida del talento del constante
colaborador de Shyamalan, James Newthon Howard, en uno de sus mejores trabajos
(siendo aquí capaz de reflejar tan bien la existencia del mal, como de
incitarnos a la emotividad en los momentos más bellos de la cinta); a su vez en
más de una escena el director- guionista golpea el corazón de su público
sacándole lágrimas sin dificultad.
Por último, la idea del agua como elemento purificador y repelente de
los extraterrestres, resulta ser uno de los simbolismos más geniales del sólido
guión de Shyamalan; todo esto ayuda a mostrarnos un clímax impresionante y
cargado de sensibilidad, para luego terminar su cinta con una imagen similar a
la que empieza su quinta obra, aunque esta vez con la blanca nieve a diferencia
de la primaveral mañana de apertura de la cinta (¡qué metáfora más adecuada
para representar la pureza y la vuelta a la paz!).
Te he taggeado en el tag book de mi blog! :) http://literaturaestrombotica.blogspot.com.es/2013/08/la-hamburguesa-de-los-libros-book-tag.html
ResponderEliminarMuchas gracias, que me honras, aunque la verdad no tengo idea de qué trata lo que me cuentas...¿Me podrías explicar por favor?
ResponderEliminarInteresante reseña Elwin, sobre todo por el aspecto espiritual y religioso de la obra, que parece ser la trama real de la película, siendo el contacto extraterrestre sólo la excusa. La verdad que Shyamalan se lleva muchos palos de crítica y público, en ocasiones parece un deporte, a ver quien le dice la barbaridad más grande. "Señales" aún no le ha visto, y por tu artículo parece merecer la pena. Un abrazo desde Galicia Elwin.
ResponderEliminarGracias, amigo, por volver a darte un paseo por acá. No te niego que me sorprende que alguien como tú que gusta de estas historias, se haya perdido esta joyita. Ojalá pronto la puedas ver y a ver qué te parece esta vez. Yo ahora escribiendo por fin sobre "Star Trek" ¿Has vistos las nuevas pelis? ¡Son geniales!
ResponderEliminarHola Elwin. Aquí estoy como prometí. Muy agradable de leer tu reseña. Con oportunas referencias y una profunda reflexión.
ResponderEliminarDe acuerdo con Tomás en que los extraterrestres son sólo la excusa para contar algo más profundo, circunstancia que mucha gente no suele advertir. Pero esto es algo habitual en la ciencia-ficción. Al menos de cierta ciencia-ficción. En las pelis de Michael Bay no, por ejemplo ;-D
Perdón, que me enrollo sin querer. Es verdad que este director parece tener cierta debilidad por temas místicos. Por algo así le han criticado en la reciente de "After Earth", aunque personalmente no estoy del todo de acuerdo. El caso es que está película es de las que más me ha gustado de él, junto a la del "Sexto Sentido" y "El Protegido".
Bien, no me molesta ese tono místico. La interpretación religiosa es la que el protagonista le da, pero aunque se hable de "planes maestros", o de "señales" que "alguien" nos envía, no es necesariamente explicado por medio de un Dios. Como digo en mi blog, las religiones en el fondo creo que son historias contadas por personas de hace mucho tiempo, usando su lenguaje para explicar cosas incomprensibles para ellos. Ahora es la ciencia-ficción la que juega con esa parte de la realidad que desconocernos, dando explicaciones imaginarias que de alguna manera, pretenden que alcancemos cierto estado de tranquilidad y paz interior, calmando la ansiedad que pueden producir las profundas incógnitas que como comentas, todavía se ciernen sobre la especie Humana.
Saludos
Me alegra mucho que le hayas dedicado tu importante tiempo a mi blog y más todavía al dejar tu inteligente comentario, que ilumina mucho mejor lo que yo lo que tan torpemente dije, En realidad esta cinta es memorable y y todo el mensaje que deja va más allá de lo que se podría afirmar en unas cuantas lineas. Como hombre de fe que soy (y católico más encima), "Señales" no deja de tener para mí una fuerte dosis religiosa, la que en todo caso según sean los paradigmas de cada uno poseerá su propia significancia. Por cierto, también le dediqué su espacio en el Cubil a "After Earth". Una vez más gracias por honrarme con tus palabras.
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