viernes, 29 de mayo de 2015

Definitivamente un futuro en el cual no deseo vivir.


     Tim Powers (nacido en 1952) es un importante y multipremiado escritor de ciencia ficción y fantasía, quien desde la década de los setenta, le ha dado a estos géneros algunas de sus mejores obras de las últimas décadas.  Ligado desde sus inicios con nada menos que Phillip K. Dick[1], con el cual mantuvo amistad y fue claramente influenciado, aunque no en su visión paranoica de la realidad como es habitual en su obra, ha escrito y publicado a la fecha no tantos textos, como bien se quisiera de un artista como él. 
    Bien se puede considerar su producción como una literatura culta, ya que muchas de sus obras hacen uso de personajes reales e históricos, a los que convierte en protagonistas de estas y mezclando datos fidedignos sobre su biografía, con las ficciones salidas de su fervorosa imaginación.  Este juego suyo con la realidad, ambientando por supuesto dichos textos en el pasado perteneciente a las figuras icónicas que emplea, implica sin duda una seria investigación para documentarse y hacer verosímil sus reinterpretaciones de la historia.  De este modo su literatura ha sido considerada como perteneciente al llamado subgénero de la Fantasía Histórica, el cual supuestamente fue creado y/o acuñado por el propio Powers.  A su vez este artista ha sido uno de los precursores de otro tipo de literatura, el llamado Steam Punk, ya que en sus narraciones es habitual la aparición de artefactos mecánicos avanzados, pero claramente en la variante “retro”, elementos propios de estas historias que tanto le gustan al autor.  También cabe destacar en su producción, que en más de una de sus obras han reaparecido los mismos personajes en más de un título, como bien sucede con el escritor que hizo su debut en La Fuerza de su mirada y que ha protagonizado otras narraciones suyas.  Por otro lado, no se le puede negar cierto lirismo en su prosa, el cual no deja otorgarle a la lectura una dimensión más para apreciar la belleza de tales escritos, además de llevar a la reflexión a quien tiene en sus manos alguna de sus obras:

     “—Pero me temo —añadió Rivas, tocando el bulto que tenía bajo el cuello para darse confianza—, que tendré— que rechazar ese placer.
     Jaybush detuvo a medio camino hacia su boca un tenedor cargado con algo brillante, y le dirigió una sonrisa tolerante.
     — ¿Está seguro, muchacho? Dígale a papá por qué.
      Rivas se bebió lo que le quedaba de tequila y volvió a llenarse el vaso.
     —Bueno —dijo casi con tranquilidad, seguro ahora de que no saldría vivo del Palacio de la Discordia, y de que nada de lo que pudiera decir cambiaria eso—, es por..., por un chico calvo que murió sobre un montón de basura. Y por unos trozos de estufa que murieron en una explanada de cristal. Y por un chulo asesino que recordaba y murió por lealtad. Y por una prostituta que sabe lo que es la justicia. ¿Le aburro? Y por la hermana Windchime, que siente compasión aunque usted haya intentado arrancársela por todos los medios. Y porque la parte dura, egoísta, de Greg Rivas, está nadando por algún lugar de estos canales”.

Tim Powers.
     Como ya se dijo más arriba, Tim Powers no es un escritor que pueda considerarse como fecundo, razón por la cual a la fecha posee poco más de 10 novelas publicadas y unas 4 compilaciones de sus cuentos.  Bien se podría decir sin tapujos que su novela más celebrada es Las Puertas de Anubis (1983), obra suya acerca de un muy particular viaje en el tiempo…por supuesto al pasado.  Luego le han seguido otras novelas de renombre, entre las que destacan En Costas Extrañas (1987) sobre piratas en pleno siglo XVIII, libro suyo que inspiró parte del argumento de la cuarta entrega de la saga cinematográfica de Piratas del Caribe y la ya mencionada La Fuerza de su mirada (1989), una preciosa obra que explica en tono fantástico el origen de nada menos que de la creación literaria de Frankenstein.  Gracias a la editorial española Gilgamesh, ha sido posible encontrarse en nuestra lengua con nuevas ediciones de estos libros suyos ochenteros (ya que originalmente Martinez Roca se encargó de publicarlos), así como ha sacado obras más recientes suyas tales como Declara (2000) y Ocúltame entre las tumbas (2013); asimismo bajo su sello ha aparecido uno de sus primeros títulos, Esencia Oscura (1979), además de una recopilación de algunos de sus cuentos Tiempo de sembrar piedras (2014), que en realidad corresponde a una selección de dos de sus antologías…Lamentablemente a tierras lejanas como este país, Chile, no nos llegan libros de esta editorial y algunos deben “conformarse” con leer en digital o quedarse sin el gusto de disfrutar a este gran autor. 
     Cena en el Palacio de la Discordia (1985) corresponde a una novela medianamente breve suya de ciencia ficción, pues posee poco más de 200 páginas en su versión en la lengua de Cervantes.  Ambientada en un futuro postapocalíptico, tras una guerra nuclear que devastó el planeta a tal punto de modificar por completo el ecosistema y a la sociedad, posee como protagonista al carismático personaje de Gregorio Rivas, un músico que además oficia de mercenario.   Rivas es todo un talento en el manejo del instrumento llamado como pelícano, siendo tanto intérprete como compositor.  Su juventud la vivió en medio de las aventuras, el hedonismo y el peligro absoluto, lo que luego lo llevó a ser el más grande de los “redentores”.  Estos corresponden a sujetos especializados en encontrar y rescatar a personas que han caído en las garras de un oscuro culto religioso, famoso por sus métodos extremos para conseguir el control absoluto de sus adeptos, a tal punto de quitarles por completo toda señal de independencia y de raciocinio.  Ya han pasado años desde la última vez en que esta especie de antihéroe ofició de redentor, pues ya más viejo (en los treinta años), ha conseguido cierta estabilidad económica y personal que le ha permitido dedicarse a lo que más ama: la música.  No obstante un día llega hasta él una oferta que no puede rechazar, puesto que no solo se trata de una inmensa suma de dinero, sino que se trata de devolver por el “buen camino”, a la única mujer a la que ha amado y por la cual perdió la cabeza durante su juventud.  Es así como sin vacilaciones se decide a emprender una vez más el viaje que lo adentrará en los vericuetos mortales de tan espantosa secta, encontrándose en su camino con una serie de personajes singulares, entre los que habrán inesperados aliados y uno que otro rivales de oscuros intereses.  No obstante lo más importante de su odisea serán dos cosas: primero que sin proponérselo, descubrirá el origen secreto del culto que tantos sinsabores le ha dado al mundo (lo cual sin duda resulta toda una revelación, tanto para Gregorio como para el lector, una vez que se sabe la verdad de todo ello) y del cual él mismo es su seguro enemigo.  Y, segundo, lo más importante desde el punto de vista de la evolución emocional del personaje, que sus nuevas experiencias lo cambiarán a tal punto, que una vez que vuelve al hogar, ya no será la misma persona de antes, puesto que de ahora en adelante verá el mundo con otros ojos; ya que a partir de lo vivido, sin duda ha llegado a convertirse en alguien menos cínico y, por ende, se ha transformado en una mejor persona.
     El futuro creado por Tim Powers resulta por completo espantoso, puesto que sus habitantes viven en medio de las ruinas de lo que alguna vez fue la orgullosa raza humana y con lo poco que han logrado rescatar de su antigua tecnología y construcciones, malviven o sobreviven de tal modo que la ciencia es solo manejada por algunos pocos, quienes la han llevado incluso a convertir en un conocimiento de tipo esotérico:

       “Un parche de luz matinal se había ido deslizando milímetro a milímetro por la pared, y cuando Rivas miró otra vez a la anciana del rincón, vio que la luz había alcanzado su rostro, y que en su boca abierta brillaban todos los trozos de metal pegados a sus dientes. «Bueno, Barrows no puede decir que no le estén ofreciendo un buen espectáculo. Debe de llevar un cuarto de kilo de metal ahí dentro.» Rivas sabia —y evidentemente, Barrows ignoraba— que aquello no era más que una muleta llamativa, que se suponía que los auténticos dientes parlantes eran consecuencia de unos pequeños rellenos metálicos. En el pasado, algunas personas con tales rellenos habían asegurado oír voces lejanas dentro de sus bocas; pero también decían que sucedía muy raramente, y solo en la cima de las montañas, y Rivas no había oído hablar de ningún caso verificado en los últimos diez años.
         Pero, para los adivinos, era un valiosísimo fragmento de la superstición popular.
     Rivas bostezó ostentosamente —de manera que por un instante la anciana y él parecieron bostezar al unísono—, pero cerró la boca de golpe cuando Barrows le dirigió una mirada furiosa, y tuvo que conformarse con sentarse más cómodamente en la silla. La noche anterior, había desistido de intentar dormir cuando un sueño sobre Urania le hizo levantarse de golpe justo cuando sonaba la campana que señalaba la una. Se había pasado el resto de la noche en el tejado de su edificio, con el pelicano, tocando improvisaciones cada vez más fantásticas sobre la melodía de Pedro y el lobo.
     Quizá porque Rivas no parecía impresionado con su espectáculo hasta el momento, la vieja Dientes Parlantes relajo la mandíbula y corrió hacia un armario del que sacó, tras apartar unas cuantas cosas, un teléfono de plástico amarillo con un receptor que empezó a zumbar y a hacer ruidos metálicos en cuando lo sacudió un par de veces. Mirando a Rivas con un reprobador ceño fruncido, comenzó a susurrar algo al receptor”.

   
     La radiación ha llegado a tales niveles, que entre los humanos hay mutantes y los mismos animales han llegado a cambiar a tal punto, que muchos de ellos son mortales para su consumo y a su vez han aparecido nuevas especies de naturaleza peligrosa para el hombre.  En la práctica no hay áreas verdes extensas y existen unos pocos cultivos que por supuesto son un bien, al que solo unos cuantos pueden acceder.  Lo que queda de tecnología y avances científicos es tan escaso, que los que tienen acceso a ello deben hacer uso del reciclamiento o ingeniárselas para ocuparlos hasta que termine su vida funcional.  Existen a su vez bandas de maleantes que actúan igual que salvajes, matando indiscriminadamente a sus víctimas, además de grupos más organizados que desean hacerse con el poder de las pequeñas comunidades, que hay dispersas a lo largo del territorio.  También cabe destacar la presencia de mujeres locas que andan juntas y que entre ellas se constituyen en una nueva fuente de dolor para los que se convierten en sus presas, si estas los ven como una ofensa para sus extraños propósitos.  De este modo ser un habitante en tan agreste realidad, es sortear uno u otro peligro, de modo de tener algo en lo que aferrarse para lograr mantenerse en pie. 
    De entre la “nueva” zoología surgida tras la Tercera Guerra Mundial y sus nocivos efectos, se encuentra la aparición de unos seres inteligentes llamados como hemoglobins.  Su origen algo incierto, se encuentra relacionado con heridas de las personas que “evolucionan” y cobran independencia a tal punto de convertirse en seres vivos que se alimentan de sangre.  A su vez cobran rasgos parecidos  a aquellos de los que se originaron, además de algunos de sus recuerdos.  Son seres transparentes, con capacidad para flotar y regenerarse, además de que pueden volver a unirse a los seres humanos de los que nacieron, en una especie de fusión que al parecer les puede ser beneficioso a ambos.  Pues bien, uno de estos seres sigue a Gregorio, pues lo único que desea es unirse a él, apareciendo en varias ocasiones a lo largo de las páginas del libro y manteniendo una que otra conversación con el protagonista, quien se niega a concertar  pacto con él.  No obstante el hemoglobin, quien se convierte en uno de los personajes más intrigantes de la novela, llega a tener un papel destacado para el desarrollo de los acontecimientos finales de tan recomendable obra.  No obstante el autor juega con nosotros y le otorga a esta línea argumental un destino que escapa a todo lo previsto y a las supuestas promesas de una “feliz” reunión entre criatura y humano.
     En la existencia de la secta a la que Rivas debe enfrentarse, la cual hace uso de drogas, del rapto y de la prostitución de sus adeptos para conseguir sus fines, bien se observa una crítica sin tapujos a la manipulación que hacen algunas religiones y otros grupos entre sus ingenuos seguidores.  Desde un principio en el argumento se dejan claro los bestiales procedimientos de este culto, siendo además una ideología violenta y ocultista; en ella no existe en realidad el amor y muchos de los que la abrazan obviamente lo hacen escapando a sus problemas, olvidándose en las vanas ofertas de sus orgías farmacológicas y entregando su completa sumisión hasta convertirlos en meros guiñapos sin mente, ni voluntad.  Es en todo esto que se muestro lo peor de la fe, propio de una teocracia fundamentalista que niega la individualidad y el libre albedrío de su gente; por todo esto es que luego las acciones de Gregorio y de sus aliados, demostrarán el verdadero poder y la trascendencia del espíritu humano, gracias a su posibilidad para elegir entre una cosa u otra.

     El alcohol y la sífilis solían tardar décadas en destrozar la mente de una persona, pero la droga podía ser la causa —sobre todo la Sangre veneciana—, así como el sacramento jaybird. Pero los jaybird nunca dejaban que los desconocidos vieran a sus comulgantes más deteriorados.
    También se tambaleaba por allí una chica ebria, que al principio parecía acompañar al inexperto pelicanista, pero luego se la llevó un sonriente mutante calvo que, Rivas lo sabía, era un traficante de Sangre. « ¿Qué pasa? —pensó Rivas con amargura—. ¿La droga da poco y tienes que pacer de chulo en lo tiempo libre? La rescataría si no supiera que volvería con vosotros en cuando pudiera.
    Sencillamente, algunas personas no tienen voluntad de sobrevivir; son entremeses andantes, esperando que alguien tenga un rato para devorarlos. Y aunque lo más probable es que haya sido alguna cualidad tan poco atractiva como el egocentrismo, o la
vanidad, lo que me ha salvado de esa... relajación catastrófica, gracias a eso sigo vivo y puedo pensar, e intentare que las cosas no cambien.
     Rivas sonrió, recordando su reacción tras tomar por primera vez el Sacramento jaybird... Mientras el resto de los comulgantes se recuperaban, alababan al Señor Jaybush y se aseguraban de cuando volvería a administrarse el sacramento para no perdérselo, el joven Gregorio Rivas, aunque agotado, conmocionado y encantado de haber encontrado refugio y compañía, valoraba fríamente la situación. No dudaba que el misterioso Norton Jaybush fuera algo más que un hombre, probablemente un dios, pero la perspectiva de abandonar su individualidad para «fundirse con el Señor» le repugnaba”.

     Dentro de la tradición literaria un rol destacado ha tenido la figura de la prostituta de buen corazón.  Pues bien, en esta novela uno de estos personajes hace su inesperada aparición y se convierte en una aliada entrañable para Rivas, siendo con su conducta una agradable señal de que aun en medio de este futuro poco prometedor, es posible que exista la esperanza, ya que todavía quedan sujetos en los que se puede confiar (y que además no han renunciado a su propia humanidad, pese a lo difícil que les resulta la existencia). 
    Por otro lado, en la presencia de alguien como Gregorio Rivas de protagonista, una vez más brilla la figura del artista como individuo que gracias a su especial sensibilidad, logra encumbrarse por sobre los demás.  De este modo la música es la herramienta que en más de una ocasión logra salvarle la vida, así como a unos cuantos que tienen la fortuna de encontrarse con él.  Si bien en un principio Rivas demuestra la misma personalidad algo errática de muchos de sus congéneres, como cierta falta de empatía y de compromiso con los demás, aparte de un comportamiento algo autodestructivo, a lo largo de su último trabajo como “redentor”, va despertando en él la faceta más sublime de aquellos que poseen del don de crear belleza: la capacidad para llegar hasta quienes los rodean y alcanzar su verdadera esencia, al punto de convertirlos en mejores personas. 
    El clímax del libro sucede mucho antes de lo esperado, cuando por fin Gregorio se encuentra frente a frente con su contrincante supremo.  Luego le sigue un largo epílogo, no exento de entretención, pues las aventuras continúan y todavía el protagonista debe cumplir con su último deber.  Pues bien, el final de todo se convierte en una suerte de desenlace abierto, puesto que Gregorio y su nueva compañera se alejan de la escena justo cuando está por comenzar otra gran confrontación, ambos dirigidos hacia lo inesperado.  Por lo tanto bien puede ser que en algún momento los lectores podamos volver a encontrarnos con estos dos, si es que ya no ha escrito su autor posteriores aventuras sobre Gregorio Rivas.




[1] Siendo Dick el autor “maldito” de ciencia ficción más popular y adaptado al cine, el cual  como algunos de sus pares solo alcanzó la consagración después de morir.  Por lo que entre la larga lista de los filmes basados en su obra basta con mencionar las ya clásicas Blade Runner y ambas versiones de El Vengador del Futuro, como también Next, El Pago, Impostor y Sentencia Previa.

Ediciones recientes de la obra de Powers gracias a Gilgamesh.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Vampiros a la Italiana.


     En lo que se refiere a historias de terror, más bien dentro del cine de este género, Italia se puede jactar de poseer a verdaderos maestros.  Es así como destacan figuras de la talla de Mario Bava, Lucio Fulci y, tal vez, el más grande de todos: Dario Argento.  La afición de sus conciudadanos por este tipo de obras ha llegado incluso a crear  todo un cómic de culto, Dylan Dog, su propio investigador de lo sobrenatural y que hasta película tiene.  En cuanto a la literatura, por supuesto que hay varios escritores dedicados a todo esto, no obstante muy pocos han sido los que han traspasado las fronteras idiomáticas como para hacerse conocidos en nuestras tierras.  Es así que hoy deseo compartir mi primer acercamiento a una de sus autoras más celebradas y a la que tal vez erróneamente se le ha llamado “La Stephanie Meyer” italiana (por la creadora de la saga de Crepus-Culo, debido a un supuesto interés de la europea por los hoy en día populares “romances sobrenaturales”).  En cambio por respeto a la seriedad de su narrativa, debido a como bien queda demostrado en la novela aquí analizada, más bien debería llamársela “La Anne Rice” italiana, en honor a la autora de las llamadas Crónicas Vampíricas y con la cual Chiara Palazzolo comparte cierto estilo más profundo y que va mucho más allá de la simple anécdota pseudoromántica.
     Chiara Palazzolo fue una escritora italiana de literatura de terror y fantasía que vivió entre 1961 y 2013, dejando demasiado pronto este mundo tras una larga enfermedad.  A su haber le sobreviven alrededor de 10 novelas y unos cuantos relatos que logró publicar en prestigiosas antologías, lo que le permitió recibir unos cuantos premios.   Poco conocida fuera de su país, especialmente en otras lenguas, fue traducida a nuestro idioma por nada menos que Ediciones Minotauro, importante sello español que se ha caracterizado por publicar a autores consagrados de ciencia ficción y fantasía; de este modo la editorial escogió su primera novela, que forma parte de una trilogía de vampiros, para su reciente línea de horror.  Que Minotauro se haya aventurado a esta proeza, dice mucho acerca del talento de esta artista y que quizás qué obras maestras nos habría legado, si no se hubiese ido tan pronto.  No obstante con nosotros, los lectores de habla hispana, se queda su libro No me mates (2005), el cual a más de un seguidor  sobre las narraciones acerca de estas criaturas de la noche puede entusiasmar (y a ver si ya sea Minotauro u otras empresas de literatura en castellano, se deciden a acercar al mundo hispanoparlante el resto de su producción).
    Mirta es una joven universitaria de solo 19 años, perteneciente a una acomodada familia de su país y quien cree tener todo su vida lista, ya que vive muy feliz junto a sus amigas también estudiantes, ama lo que hace y, lo más importante para ella, posee un guapo novio algo mayor por el cual sin dudarlo daría la vida.  Pues en efecto, ante la naturaleza destructiva de su pareja, de nombre Robin, la muchacha comienza a drogarse con los químicos más nocivos que este le ofrece, lo que al final les acarrea la muerte a los dos.  Poco después del entierro en el cual ambos amantes comparten sepelio y tumba, Mira despierta en la soledad de la noche en pleno cementerio; a su vez no sabe cómo, ha irrumpido de manera violenta desde su féretro y roto en varios pedazos la loza que lo cubría.  Al principio la protagonista ignora que está muerta, no obstante cuando comienza a darse cuenta de los cambios físicos por los que ha pasado, los que implican cierta fuerza superior y la habilidad para volar, además de la capacidad para mantenerse en vela, llega a asumir que se ha convertido en una no-muerta, una especie de vampiro; además comienza a sentir un hambre que solo puede saciarse alimentándose de los vivos, ya que si no lo hace, su cuerpo comenzará a marchitarse.  Mirta tiene la fiel creencia de que Robin también regresará desde la muerte, para reencontrarse con ella, sin embargo a medida que el tiempo transcurre se da cuenta que al parecer la promesa hecha entre ambos de estar juntos por la eternidad, bien puede tener sus complicaciones de ser llevada a cabo.  Es entonces cuando Mirta, quien luego decide hacerse llamar como Luna, comienza una orgía de muertes y en las que apenas discrimina entre sus víctimas; todo ello primero acapara la atención pública y luego de las fuerzas policiales y por último el de un grupo llamado Los Bienandantes y el que al parecer sabe de la existencia de seres como ella y solo desea o bien controlarlos o bien destruirlos.
    El libro comienza con un Prólogo bastante prometedor, con narrador omnisciente, y en el que se cuenta los pormenores del entierro de ambos desgraciados jóvenes.  En este apartado destaca la figura de la madre de Robin, quien por los pocos datos que se entregan sobre ella, queda de manifiesto que es una bruja y de que en parte es la responsable de lo que sucederá más adelante con Mirta y su propio hijo.  Luego el resto del libro se encuentra narrado desde el punto de vista de la protagonista, quien contando en tiempo presente sus vicisitudes, para luego llegar a crearse un compañero imaginario que toma la forma de su filósofo favorito, quien hace de conciencia suya y por ello se transforma en su único medio para mantener cierta cordura y humanidad frente a su nueva realidad.  Pasan alrededor de 100 páginas en las que Mirta se encuentra por completo sola y todavía no se atreve a deambular entre los vivos, de modo de por fin dar rienda suelta a su apetito descontrolado.  Toda esta fase previa a su primer asesinato puede resultar muy lenta y aburrida, para quienes esperan más acción y aventuras, siendo que además la chica se dedica a deambular y a reflexionar en medio de una naturaleza tocada por las nieves invernales, lo que acentúa la soledad que la embarga y que además le otorga al texto (en especial mientras se desarrollan estas páginas) un carácter depresivo y que bien se puede entender que a más de uno lo pueda llevar a optar por dejar su lectura. 

     Al principio los ataques que realiza Mirta dejan con gusto a poco, si se espera algo más de tipo gore y tendrá que pasar un buen resto de la trama, como para que sus actos de violencia sean descritos de manera mucho más generosa.  La situación en la que se encuentra la ex universitaria la lleva a perder a tal punto su humanidad, que por esa misma razón opta por el nombre de Luna, el cual resume a la perfección su condición de criatura de la noche; no obstante el tipo de vampiro al que pertenece no lo es mortal la luz del día, ni los ajos y mucho menos el agua bendita y de lo más bien que puede mirarse a los espejos.  El proceso del descenso por su propio infierno en la tierra, posee su mayor fuerza cuando Mirta llega a alimentarse nada menos que de la empleada de confianza de su familia y con quien mantenía una relación bastante estrecha hasta antes de su muerte (siendo este momento del libro uno de los más potentes, si bien la rapidez con lo que sucede todo esto le quita fuerza dramática al pasaje); asimismo una supuesta masacre que realiza la vampira en una fiesta, la cual no queda claro si se lo llega a imaginar en medio de  la miseria en la que se encuentra, revela sin lugar a dudas su actual condición de bestia de presa. 
     Debe acercarse hacia su final la novela, como para que recién aparezcan personaje de peso y/o complementarios en ella, si bien el ya mencionado Robín es rescatado en reiteradas ocasiones a través de los recuerdos de Mirta/Luna.  No obstante desde que se van entregando datos acerca del amado de la protagonista, este es descrito como un sujeto con varias taras y hasta cierto punto egoísta, pues arrastra a la mujer que lo ama con todo su ser al cruel destino final que luego llega a tener.  Un hombre de pocas virtudes como Robin, era imposible que tuviese amigos de otra cepa y con un carácter más noble, de modo que su mejor amigo, Paco, es aún mucho más detestable que él.  De este modo cuando el personaje principal por fin llega a reencontrarse con el antiguo compañero de su pareja, este último no puede llegar a hacerse más insufrible ante su comportamiento anómalo, propio de alguien incapaz de establecer relaciones sanas con las demás personas.  Por lo tanto si bien Mirta hace rato ya que ha dejado su humanidad, Paco es la demostración de que en la vida real existen verdaderos monstruos.  Y sin embargo pese a su personalidad enfermiza, este hombre siente por Robin un amor obsesivo que raya en el homoerotismo no reconocido y que lo lleva a confesarle a la antiheroína las pocas gratas circunstancias en las que Robin terminó por acercarse a ella.  A su vez se encuentra Sara, otra no-muerta y quien solo después de la “feliz” desaparición de Paco, aparece de forma explícita en el libro, con el propósito de ayudar a Mirta a escapar de sus enemigos.  Lamentablemente todo eso ocurre recién cuando la novela ya está por terminar, de modo que una vez más la Palazzolo ha dejado pasar la oportunidad de otorgarle mayor ritmo a su obra.  No obstante como bien se sabe que este es el primer volumen de una trilogía, es de esperar que la promesa de mayores emociones y de intriga se, confirmen en las dos siguientes secuelas.
     El nombre del libro, No me mates, atiende muy bien a la negación de la protagonista por, primero, aceptar que su antigua vida se ha acabado (esto se puede apreciar muy bien por el hecho de que llama a un gato montés al que acoge, de la misma manera que a su antigua mascota felina, tal como si el curso de las cosas no hubiesen cambiado) y, segundo, una vez que asume su nueva condición, por no renunciar a su actual “existencia”.  No obstante el título también remite al simbolismo que significa morir en vida, tras ser olvidada por los seres queridos que la sobreviven a su deceso y en especial a que su amado Robin la haya abandonado. 
    Por último, el libro se encuentra lleno de referencias directas a la cultura popular, ya sea al mismísimo Stephen King, el cine de terror, la música y las marcas de ropa de renombre, lo que le otorga al libro una contemporaneidad, que bien puede hacer que más de un lector se sienta identificado con las andanzas de su protagonista (en especial los más cercanos a su edad y de intereses similares).  

Chiara Palazzolo

domingo, 17 de mayo de 2015

Un policial como no hay otros: “Medium” (2° parte).



   Siendo una serie acerca de fantasmas, por lo tanto sobre el tema de la vida después de la muerte, Medium posee cierta espiritualidad de corte religiosa; de este modo deja bien claro la división entre el bien y el mal, demostrando cómo estos dos principios trascienden los actos de los hombres y dejan su huello incluso después del ciclo vital de las personas.  Si bien los Dubois no son una familia de practicantes de algún credo, llama la atención que lo largo de sus 7 temporadas la única religión que fue mencionada en más de una ocasión y cuyos creyentes tuvieron cierta relevancia, fue la católica.  Lo anterior partiendo por el hecho de que el fiscal Dévalos, el amigo y jefe de Allison, junto a su esposa es un fiel devoto de esta iglesia, faceta suya que fue abordada en los guiones varias veces.  Tampoco se puede olvidar cuando Joe, el marido de la protagonista, sin ser un católico le dio prácticamente todo un panegírico a su señora acerca del respeto a los hombres de Dios y en especial a la vocación y opción por el sacerdocio católico.  Otro hecho relevante que marca la acentuada espiritualidad del programa, radica en el detalle que de manera más o menos explícita aborda la existencia del Cielo y el Infierno, lo cual se puede ver a través de los distintos destinos finales que se les otorgan a muchos de los fantasmas que aquí aparecen. 
    El tema de la justicia por el simple hecho de tratarse de un programa de corte policial, también resulta ser relevante.  Es al respecto, que si se lee entre líneas en muchos de sus guiones y en especial durante sus primeras temporadas, que se observa una tendencia de corte política a favor de la pena de muerte, ante los casos criminales más espantosos; de este modo el fiscal Dévalos en más de una ocasión solicita la pena máxima para aquellos a los que les toca acusar (queda claro que en el estado de Phoenix, donde transcurre el programa, no se ha abolido esta práctica).  Por otro lado, si bien Allison y los suyos son muy duchos en sus labores justicieras, en más de una ocasión se deja de manifiesto que lamentablemente no siempre los buenos salen ganando, puesto que en uno u otro episodio, los villanos consiguen escapar a su castigo gracias a su porfía; no obstante más de uno de estos maleantes descubre para su pesar que existe una justicia que está por sobre la de los humanos, aun cuando muchos de ellos se jactan de su astucia y por ello se encuentran con el peso de esa justicia superior sobre sus cabezas (como bien sucedió con el abogado corrupto que falleció tal cual como mató a sus víctimas, una vez que creyó haberse liberado de la ley).
   El pasado de Allison fue tratado en numerosas ocasiones en la serie, dedicándose capítulos completos a tratar los años de su juventud y soltería, como también a sus primeros tiempos de casada.  Así fue que se revelaron datos sabrosos que permitieron conocer mejor a tan entrañable heroína, dejándose ver cómo todavía sin asumir por completo su destino, desde un principio tuvo un papel destacado en la vida de tantas personas e interviniendo directa e indirectamente en ellas.  Por lo tanto muchas de las historias más impactantes de la serie, giran en torno a esta época dorada y destaca entre ellos el capítulo en el cual una Alisson aún muy inocente se entera, gracias a sus visiones del futuro (que corresponden al “presente” del programa) que uno de sus vecinos en uno años más será un psicópata.  Durante las 3 primeras temporadas la misma actriz hizo de Allison joven, no obstante en la cuarta temporada se cambió de interprete y quien tuvo a su cargo tal rol fue nada menos que Jennifer Lawrence, la cual poco después de filmar este capítulo, cobraría fama con sus papeles como Katniss Everdeen en la saga de Los Juegos del Hambre y como la mutante Mística de algunas de las últimas películas de los X-Men (episodio que además fue la última vez en que se hizo un guión sobre la juventud de la protagonista). Asimismo, en otras ocasiones fue posible echar un vistazo a futuros probables, de modo que a Allison como sus hijas, les toca hacer lo posible por evitar las desgracias venideras (y al respecto, cabe destacar el capítulo dedicado casi en exclusiva a la hija mayor de los Dubois, quien comienza a “saltar” en el tiempo de una manera impresionante).
   Si bien Allison es el personaje principal de Medium, su marido Joe es sin vacilaciones su coprotagonista, llegando a tener un rol tan poderoso, que el programa se sostiene en gran parte gracias a la estrecha relación de este fabuloso matrimonio.  Siendo Allison una “humanista” por estar dedicada al tema de las leyes, debido a su condición de estudiante de Derecho, y más encima una persona ligada al mundo espiritual y metafísico por el hecho de las habilidades que posee, Joe viene a ser sin duda la otra cara de la moneda.  Interpretado con solvencia por Jacke Weber, este corresponde a un hombre de ciencias duras, ya que es físico de profesión.  Dicho detalle demuestra cómo fe, espiritualidad, emoción, ciencia y razón no tienen por qué oponerse, puesto que  Jacke acepta incondicionalmente la faceta de médium de su esposa y de sus hijas.  El amor que siente por ellas es tan grande, que sus intervenciones en la serie lo convierten para muchos de los espectadores en el marido y el padre ideal.  A su vez es sin duda una persona de gran corazón y alguien que solo desea la felicidad para los suyos.  Siendo Allison una persona mucho más sensible y por ello más emocional y/o visceral, Joe hace de cable a tierra para ella; de este modo gracias a sus palabras y apoyo, siempre la ayuda a mirar las cosas de una manera mucho más cuerda.  Como no todo lo que “ven” las Dubois se debe aceptar como algo literal, sino que se debe descubrir la verdad oculta en sus sueños y visiones, Joe debe intervenir en más de una ocasión para todo se revele.  Por ende, el respeto por la individualidad de Allison y de sus tres hijas es tan grande, que sus acciones dejan de manifiesto el valor de la tolerancia y la paciencia para las relaciones humanas plenas, en especial dentro de una familia.  Como numerosas son las pruebas por las que pasan los Dubois, las que no son otra cosa que una proyección de las vicisitudes de una familia de verdad, la manera de cómo sus integrantes hacen uso de su amor para contrarrestarlas, resulta ser todo un ejemplo a seguir (crisis siempre habrán, otra cosa es el modo en que respondemos a todo ello sin perder la alegría, el optimismo y la fuerza de voluntad). 
   Volviendo al matrimonio entre Allison y Joe, son reiteradas las ocasiones que los muestran en su habitación…en la cama.  Esto no es teniendo sexo, aunque sí compartiendo largas e importantes charlas, mientras por supuesto se demuestran su afecto abrazados y/o haciéndose cariño.  Dichas escenas acentúan más que nunca la importancia que se le da en el programa a la excelente sintonía de pareja entre esposa y marido, por no dejar claro el valor otorgado al sentido de la familia.  No obstante por mucho que los protagonistas fuesen personas casadas, con responsabilidades y maduras, no dejó de mostrárseles como sujetos que no por ello perderían su atractivo físico.  Es así como la misma Patricia Arquette en más de una ocasión se vio usando ropa sexy, sin dejar lugar a dudas sobre las virtudes de su prominente escote.  En cuanto a Jake Weber, en la mayoría de los episodios se le presentó a torso desnudo, dueño de un cuerpo que bien un hombre más joven y soltero quisiera poseer; a ello hay que sumarle que la única ropa que llevaba era un calzoncillo (claro que no ajustado, para no irse al otro extremo de convertirlo en un símbolo sexual).
   Cada una de las hijas de los Dubois posee su propia personalidad y brilla por sí misma, en especial por la caracterización que se les otorgó, dándole real importancia en la trama.  La preeminencia de estos personajes en el argumento general de la serie, en especial  de las 2 hermanas mayores, queda mucho más claro por el detalle de que los nombres de sus actrices, siempre estuvieron entre los créditos de apertura. A ello se le debe sumar el talento innato de estas jóvenes intérpretes, quienes dieron a la televisión algunas de las mejores actuaciones infantiles de su historia y al punto de lograr emocionar hasta las lágrimas a más de un espectador.  Como a su vez se mantuvieron las mismas actrices a lo largo de los 7 años en que duró Medium, quienes comenzaron desde muy pequeñas a actuar, resulta en verdad maravilloso ver su crecimiento y evolución hasta llegar a cierta madurez (en especial con la hermana mayor y con la menor, quien en un principio al ser muy de corta edad carecía de diálogos y que luego ya con el paso del tiempo tuvo sus propias “historias”).  Estas 3 hijas y hermanas poseen una inteligencia privilegiada y a medida que se fue manifestando en ellas su don, fue posible conocer la particular manera de todas ellas para enfrentar dicha habilidad; por otro lado, en más de una ocasión se les pudo ver trabajando en sociedad con su madre, convertidas en verdaderas heroínas en miniatura.  Como dato extra, se puede mencionar que la más pequeña de las Dubois en la vida real fue interpretada por dos hermanas gemelas, quienes por un tema contractual debían alternar sus escenas, ya que en su país los menores no pueden pasar mucho rato grabando.
   Si bien el programa le otorga el mayor protagonismo a los Dubois, en él hay al menos otros dos personajes que desde la primera temporada compartieron un papel destacado.  El primero de ellos corresponde al abogado y Fiscal de Distrito Manuel Dévalos, quien a partir del Piloto contrata a Allison para que lo ayude a resolver los crímenes que se le cruzan en el camino, como también a encontrar los perfiles adecuados de los jurados que le permitan encerrar a los distintos asesinos y otras escorias humanas que en su trabajo debe procesar.  No obstante todo esto lo hace en secreto, ya que por razones obvias no podía admitir de manera pública que usaba métodos poco ortodoxos para realizar su labor (solo al final de la tercera temporada, y no por opción propia, se descubre la verdad acerca del cargo de Allison en su oficina, lo que además permite la introducción de nuevas tramas en su argumento general). De este modo la serie también posee un fuerte cariz propio de las historias de tribunales, puesto que buena parte de ella transcurre en estos lugares. A su vez  Dévalos es un hombre justo e intachable en su actuar, muy amigo de sus amigos.  Casado hace años con la misma hermosa mujer, sufrió junto a esta una terrible desgracia familiar, que es uno de sus pocos puntos débiles.  Es un orgulloso miembro de la comunidad de origen latino de USA y ello en parte es un detalle que llama la atención, porque siendo una serie de los tiempos actuales, Medium apenas tuvo personajes afroamericanos y de otras etnias (lo que hasta cierto punto puede considerarse como algún tipo de favoritismo por los hispanos).  Considerando su profesión, Dévalos representa a la LEY en el programa.  Por cierto, Miguel Sandoval, el actor a cargo de este otro carismático personaje, a partir de la tercera temporada incursionó en la dirección de algunos de los episodios, lo que hizo con bastante maestría (a su vez la propia Patria Arquette probó suerte tras las cámaras en una ocasión y tampoco le salió mal).
      El siguiente personaje estable corresponde al guapo y varonil Detective Lee Scanlon, quien en la primera temporada tras aparecer como “invitado”, luego volvió a salir en varios más y ya en la segunda temporada se contó entre los estables.  En un principio se negó a trabajar con la dulce Allison, puesto que siendo un hombre de acción, no creía en la verdadera efectividad de su trabajo…hasta que en este mismo capítulo Allison lo sorprendió gratamente.  Una vez desechados los prejuicios, de inmediato se hicieron amigos, con una confianza tal que nunca se puso en duda la sinceridad de ella, puesto que muchas veces ambos tuvieron que pasar largo rato a solas, sin que sus respectivas parejas sintieran celos u otros resquemores.  Scanlon proviene de una familia disfuncional, con un padre abusador, una hermana menor asesinada por su pareja y un hermano mayor que en un principio lo protegía y que luego se convirtió en otro de los sociópatas que le tocaba perseguir.  Este drama en su vida explicó luego mucho de su comportamiento, tras temporadas sin saberse nada acerca de su vida privada, lo mismo con Dévalos, ya que ambos por mucho que fuesen personajes admirables, durante años fueron algo planos al carecer de un pasado de peso, hasta que los guionistas les otorgaron estas facetas más humanas.  Si bien Joe, el marido de Allison, nunca dejó de poseer su atractivo físico y sus escenas “sexys”, desde su introducción en la serie Scanlon tuvo sus propios aires de galán, por el mismo hecho de poseer una personalidad mucho más “salvaje” que el equilibrado marido de la protagonista (es más, hasta antes de que engordara David Cubitt, el actor que lo interpretaba, bastaba con mostrarlo con parte de su camisa abierta en el pecho o acostado supuestamente desnudo en su cama, como para convertirlo en todo un símbolo sexual).  Si Dévalos es la LEY humana en el programa, Scanlon simboliza el ORDEN, por el mismo hecho de ser miembro de las fuerzas policiales; de este modo Allison viene a representar a otro tipo de ley, una que va más allá de los rígidos patrones terrenales, gracias a que su capacidad es usada por fuerzas superiores para mantener cierta armonía en el mundo.  También desde la primera temporada apareció una bella mujer, aunque en un principio fría e irascible, quien al igual que Dévalos trabajaba para el alcalde, si bien su cargo era supervisar al Fiscal de Distrito.  No obstante su imagen irascible se fue tornando mucho amable, cuando comenzó un romance con nada menos que el Detective Lee, con quien por último se casó y tuvo una preciosa hijita.
   En una época en la que se ha perdido la tradición de las presentaciones características de las series y las películas, también llamadas créditos de apertura, la sencilla, aunque sugerente presentación de Medium se convirtió en la preferida de muchos.  Con una música de tipo aterrador, compuesta por un músico de la talla de  Michael Danna, el mismo responsable de la banda sonora de La Vida de Pi y muchas otras grandes películas, su tema característico resulta por completo inolvidable.  El resto de la música estuvo a cargo de otros 2 destacados artistas, Sean Gallery y Jeff Beal, siendo el primero de ellos el talento artífice del soundtrack de otro programa de culto: 24.  Pero volviendo a los créditos de apertura de Medium, en él destacan las imágenes ligadas a los temas de la serie, como un ojo, una ronda de niños como si hubiese sido cortada en papel y unas gotas que simulan sangre…Todo invitando al espectador a encontrarse con el misterio, la maravilla, la violencia y el drama de uno de los mejores programas televisivos de los últimos años.  
   Regresando al último episodio (y alerta de spoilers) este como pocos separó a sus seguidores entre quienes lo amaron y lo odiaron (particularmente en mi caso no me gustó, si bien no porque lo encontrara malo, si no por su acento demasiado dramático y que a mi humilde parecer se escapa de su tono general.  A su vez este no era el destino que me esperaba para una de mis familias ficticias predilectas).   El capítulo parte en el presente, mostrando nada menos que la muerte de Joe, lejos de los suyos y luego se salta en el tiempo más o menos unos 7 años en el futuro (la misma cantidad de años que duró el programa), donde Allison ya se ha recibido de abogada y sigue trabajando para su ciudad; no obstante a esta fecha su marido nunca se comunicó con ella, ni con sus hijas.  Allison sospecha que su amado en realidad nunca murió y hace lo posible por demostrarlo, como de rescatarlo de la miseria en la que cree que ahora vive.  Tras saberse la verdad de todo esto, la historia salta ahora a 41 años en el futuro y si bien una serie de fotos muestra que la heroína no ha perdido los lazos con su familia, tampoco está con ella y por último se le ve morir sola, ya muy envejecida.  Es una escena muy emotiva, aunque dura, puesto que habría sido ideal verla junto a sus amadas hijas al menos.  No obstante al final del camino la espera Joe, tal cual antes de que sufriera su accidente y ahora ella, también un espíritu, es otra vez joven para compartir juntos toda la eternidad.  Tal como ya se dijo, la séptima temporada fue la más débil de todas, no obstante no estuvo exenta de grandes momentos, algunos de ellos desgarradores, ya que este final no fue el único episodio doloroso.  Primero estuvo la partida de la hija mayor a la universidad, dejando un gran vacío en su hogar  (inolvidable hasta las lágrimas su despedida de Bridgette, la hermana del medio) y luego el fallecimiento de otro personaje querido…de modo que ante tantas despedidas, ver a los Dubois separados de esa manera bien resulta triste; a su vez que las hijas hayan perdido a su padre tan jóvenes, resulta en mayor medida desgraciado.  No obstante no se puede dejar de lado, que en parte el mensaje de todo esto es que no importa lo que suceda en nuestras existencias, la vida sigue su curso y hay que adaptarse, siendo que además es el amor lo que logra trascender cualquier cosa, tal como lo demuestra el reencuentro final entre Allison y Joe.

Allison junto a Lee Scanlon y Manuel Dévalos.

domingo, 10 de mayo de 2015

Un nuevo triunfo para Los Vengadores.



     Se acaba de estrenar la esperada segunda película que reúne una vez más a los superhéroes del llamado “Universo cinematográfico Marvel” y tal como era de suponer ante tanto talento reunido, el nuevo filme ha sido todo un éxito y bien muchos afirman sin vacilaciones que Los Vengadores: La Era de Ultron es lejos superior a su predecesora.  Decir esto no es algo gratuito, ni producto solo del fanatismo de los millones de fanboys y fangirls a lo largo del mundo, sino que responde a la sabia decisión de mantener a lo largo de los años desde que se inició este proyecto, a los mismos carismáticos personajes que forman parte de este grupo (Hulk, Iron Man, Thor, Viuda Negra, Capitán América, Ojo de Halcón y Nick Fury), a la par de contar con actores de prestigio interpretándolos (tan solo volver a ver al querido Samuel L. Jackson haciendo del líder de SHIELD y a Robert Downey Jr. una vez más como Tony Stark/Iron Man, resulta toda una delicia para los sentidos).  A su vez volvieron a utilizar a varios de los secundarios de peso, que fueron apareciendo paulatinamente mientras se iban estrenando las películas anteriores, como la preciosa agente María Hill y los más que interesantes superhéroes de raza negra War Machine y Falcon (y tampoco se puede dejar de mencionar al científico amigo de Thor, que por cuarta vez es usado en la saga).  No obstante un detalle que no se puede dejar de lado para explicar el éxito de esta secuela, es el hecho de que tal como fue con la primera cinta de los “héroes más poderosos de la Tierra”, Josh Wheddon una vez más estuvo tras las cámaras y en el guión, quien se esmeró más que nunca en entregar un producto final que lograra fusionar la entretención más pura, con una historia de peso y llena de algunos de los mejores diálogos de todo este universo ficcional cinematográfico.
     Si la anterior entrega de Los Vengadores se inspiraba bastante en la primera gran aventura de este equipo, con dibujo del maestro Jack Kirby y el guión de una leyenda viviente como es Stan Lee, de modo que en ella se actualizaba la casi unión forzada de sus integrantes para defender al planeta de la amenaza de Loki, esta segunda parte trata ya acerca de la consolidación del grupo, una vez que cada uno de sus integrantes han aprendido a trabajar juntos (así como a respetar sus individualidades y mañas, llegando a convertirse no solo en compañeros, sino que también en verdaderos amigos). Siendo el llamado “Rey de las Mentiras” quien sin querer fue el responsable de que se formara esta agrupación, en esta ocasión era de suponer que sería otro gran villano marvelita, la mente maligna tras los eventos desafortunados que tendrían que contrarrestar nuestros amados superhéroes.  Es así como este “nuevo” malhechor debía ser otro personaje ligado profundamente a la historia de los cómics de Los Vengadores y quien mejor que la amenaza de Ultron, inteligencia artificial que en más de una ocasión ha destacado en las historietas, debido al peligro que implica su mente privilegiada y xenófoba (Ultron es un claro enemigo de toda vida orgánica, en especial de los humanos, siendo que fue creado por uno de los nuestros).  Ahora bien, originalmente Ultron nació como producto de los experimentos de Hank Pym, más conocido como el Hombre Hormiga (entre otros alter egos que ha tenido el personaje), pero como este científico solo dentro de poco estrenará su propia película y hasta el momento no ha aparecido en esta serie de largometrajes, se tuvo la genial idea de hacer que fuese Tony Stark su creador.  De este modo si fue la “magia” el poder al que se enfrentaron los protagonistas en su debut como equipo, esta vez le correspondió defender al mundo de los habituales efectos nocivos que muchas veces traen la ciencia y la tecnología humana, cuando se usan de forma irresponsable (y egoísta).  Por lo tanto tal y como promete la corta escena entre los créditos finales de esta cinta, la próxima aventura tendría que hacer que Los Vengadores ahora batallaran contra un mal de tipo alienígena (bueno, los chitauri de la primera película eran sin duda extraterrestres, pero ahora se estaría hablando de que el “gran enemigo” corresponde sin duda a una inteligencia cósmica, a diferencia de esta mencionada raza que cumplía en la trama más bien un mero rol de peones y de carne de cañón).

     Tratándose de una obra acerca  de una comunidad de distintos individuos diferentes, trabajando juntos en pro de un bien común y respondiendo a las tendencias propias de los cómics de superhéroes, era de suponer que llegara sangre nueva a sus filas.  De este modo los responsables de seguir armando esta super trama marvelita cinematográfica, decidieron traer desde las páginas de la Casa de las Ideas, a 3 nuevos personajes de destacado papel dentro de los cómics de Los Vengadores.  En primer lugar gracias a esta cinta fue posible encontrarnos (o más bien “reencontrarnos”) con dos ex villanos mutantes, que por años en las historietas pertenecieron nada menos que a la infame Hermandad de Mutantes Diabólicos, de modo que en un principio fueron acérrimos rivales de los X-Men; luego tras el típico proceso de redención de muchos criminales superpoderosos, dejaron el camino del mal y se unieron a los Vengadores, convirtiéndose en unos de sus miembros más emblemáticos de algunas de sus antiguas formaciones: les estoy hablando de los hermanos Wanda y Pietro Maximoff, conocidos también como Bruja Escarlata y Quicksilver.  Por otro lado, la incorporación de la Bruja Escarlata a esta hueste, logró que la sexy Viuda Negra dejara de ser la única dama en el equipo.  Ambos hijos de nada menos que de Magneto, ya habían salido en otra encarnación en la cinta del año pasado X-Men: Días del Futuro Pasado, interpretados por otros actores, mas por un tema contractual de Disney y Fox (las dos empresas dueñas de los derechos de estos personajes para el cine), en ninguna de estas dos películas han sido llamados con sus nombres de guerra, pues además ambas obras salvo su origen comiquero, nada tienen que ver entre sí.   El otro gran superhéroe que aquí hizo su debut corresponde nada menos que al “hijo” de Ultron, otra inteligencia artificial, aunque por completo benigna: Visión.  Bien se podría decir que desde su inesperada entrada en la trama, más bien a partir de su “nacimiento”, el personaje llega a robarse la película ante su soberbio aspecto, su enorme poder y, como ya se dijo en parte, sus geniales diálogos que invitan a la reflexión sobre el verdadero sentido de nuestra humanidad.
    Si bien Los Vengadores: La Era de Ultron no se encuentra exenta de las frecuentes dosis de buen humor al que nos tienen acostumbradas estas películas, el guión de esta obra es lejos mucho más adulto y hasta oscuro.  En primer lugar porque en esta ocasión se abordan más que nunca los traumas personales de muchos de sus personajes (descubriendo, por ejemplo, facetas insospechadas de Viuda Negra) y a su vez la devastación una vez llegados al clímax, resulta mucho más apocalíptica que la vista con anterioridad.  Asimismo murió en batalla otro personaje (recordemos que en la primera entrega, supuestamente, murió el Agente Coulson), hecho que tendría su propia repercusión dentro del resto de la trama.  Por otro lado, el largometraje transcurre en al menos cuatro lugares diferentes: Estados Unidos (por supuesto), Corea del Sur, Sudáfrica y además el ficticio país europeo de Sokovia, lo que le otorga al argumento un carácter mucho más  cosmopolita, por cierto.
    Cabe destacar que a manera de refuerzo positivo tras cierto dramatismo, todo lo concerniente a la “secreta” familia de Ojo de Halcón resulta ser un verdadero momento de relajo y el cual permite conocer una opción diferente (y enternecedora) en la vida de estos héroes de ficción (puesto que la mayoría de las veces en sus historias, dichos personajes sacrifican hasta su propia felicidad en pro de los demás).
    La música esta vez corrió a cargo de 2 connotados compositores, dejando al veterano Alan Silvestri para otra ocasión, si bien se usó su composición más famosa para el debut de esta supergrupo.  De tal modo para esta ocasión se usó el talento de gente como Bryan Tyler y nada menos que de Danny Elfman, ambos muy relacionados con los filmes de superhéroes, para que crearan una banda sonora que fuese capaz de superar al más bien monótono trabajo del ya mencionado Silvestri, en la película original.
   
Así sale Vision en este filme.
Al principio de la cinta fue posible ver a otro villano famoso, el nazi Barón Strucker, habitual en los cómics del Capitán América y que ya había sido introducido en una de las dos escenas post créditos de Capitán América: El Soldado de Invierno.  No obstante este fue desaprovechado en el argumento, tal como bien pueden darse cuenta los espectadores y en especial los conocedores de las revistas.
    Si se trata de indagar en otros puntos débiles de un filme que igual no deja de ser recomendable (al menos desde el punto de vista de un espectador purista de los cómics), se pueden mencionar estos otros: Por un lado, esa manía de quitarle a los superhéroes marvelitas en esta seguidilla de cintas, los cascos que los identifican.  De este modo salvo Iron Man, el resto nunca aparece con sus atuendos completos, puesto que a Thor tan solo al principio de su primera aventura se le pudo ver como bien sale en los cómics, el Capitán América en toda la película (a menos que me equivoque) tampoco usó el suyo y mucho menos Ojo de Halcón, que en todas sus intervenciones nunca ha sido visto con su traje entero; respecto a la Bruja Escarlata, nos quitaron todo el gusto de apreciarla tal y como queríamos sus admiradores (¿Nuevas consecuencias del llamado “Efecto Nolan”, esta vez en Marvel, de quitarle maravilla y fantasía a estas adaptaciones en pro de cierto realismo?).  No obstante ello bien podría ser para no dejar de mostrar los apuestos rostros de sus intérpretes, en un afán de no querer dejar de explotar su belleza, que si fuese cubierta por dichos artefactos, supuestamente se “perdería”. Y por otro lado, ya es hora de que le otorguen al gran Hulk, el Gigante Esmeralda, la inteligencia que le han quitado, al no hacer que en las películas hable demostrando que efectivamente es un ser sensible y capaz de dialogar sin problemas con quienes lo rodean.
    Queda claro que la popularidad del género va mucho más allá del respaldo incondicional de los ñoños que compramos, leemos y coleccionamos los cómics y sus miles de productos derivados.  De este modo, todo tipo de personas acuden a las salas a ver estas obras, incluso aquellos que nunca en su…(autocensura) han tenido una historieta en sus manos.  Es así que deseo compartir con ustedes 2 anécdotas al respecto, a manera de despedida (por ahora): La primera corresponde a la época del primer largometraje de Los Vengadores y más bien no me ocurrió a mí, sino que a mi querido amigo Miguel Acevedo, creador del recomendable blog Le Dicen Poesía y quien en realidad tuvo la idea de explicar la razón de la falta de cascos en estas cintas.  Resulta que tras la famosa escena post créditos finales de esta película, había una pareja a su lado y entonces al aparecer Thanos en pantalla, la dama pregunta “¿Y él quién es?”, a lo que su galán de pacotilla sin dudarlo respondió “¡Es Hellboy!”.  Nada que ver y harto bien perdido que estaba este individuo de los universos ficcionales (por supuesto que Miguel tuvo que aguantarse las ganas para reírse).  La otra historia que puede ser hilarante para algunos, tan solo transcurrió hace unos pocos días atrás, cuando fui al cine junto a otros dos amigos, Moncho y Luciano, a ver esta reciente película.  Yo no lo oí, pero sí mis dos acompañantes, quienes fueron testigos de otra manifestación de la ignorancia de muchos de los que acuden a estas salas.  Pues otra fémina algo atribulada luego del desenlace, proclamó a los cuatro vientos tras finalizada la función “¡Se murió Flash!” (quiénes ya la han visto y algo saben al respecto me entenderán, je).

La primera aparición de Visión en los cómics.

sábado, 9 de mayo de 2015

Un policial como no hay otros: “Medium” (1° parte).


     Medium es una serie de televisión que se emitió originalmente entre los años 2005 y 2011 en Gringolandia, alcanzando la respetable suma de 130 episodios, gracias a las 7 temporadas que duró.  Bien se puede decir que a diferencias de muchas otras, fue cancelada en su momento de gloria, con un desenlace claramente pensado, aunque bastante polémico para muchos de sus seguidores (ya se hablará con detención sobre él hacia el final de este texto).  El programa fue creado por Glen Gordon Caron, importante productor, guionista y director de cine y televisión, cuyo principal éxito mucho antes de realizar este show, fue gestionar nada menos que la famosa  comedia ochentera Moonligthting (conocida en Latinoamérica como Luz de Luna) y quien se basó en una real médium estadounidense, la cual en más de una ocasión trabajó junto a la policía de su país para resolver crímenes.
     Se encuentra protagonizada por Patricia Arquette (actriz de renombre con una nada despreciable filmografía, que la ha hecho trabajar con algunos de los mejores directores de Hollywood y en cintas hoy de culto como True Romance de Tony Scott, Lost Highway de David Lynch y Ed Wood de Tim Burton, entre muchas otras más) en su primer trabajo para la pantalla chica y que la catapultó más que nunca al punto de recibir numerosos premios por su labor, entre ellos el prestigioso Emmy.  La Arquette fue capaz de crear a una mujer admirable, quien aparte de su labor solucionando misterios y en los cuales se involucraba a tal punto de peligrar su propia vida, lleva su vida como mujer casada y con 3 hijas de la manera más comprometida posible.  Por otro lado, destaca su personalidad que va más allá de su claro heroísmo, si no que en su rol de mujer de familia es posible reconocer en ella un aspecto maternal que la humaniza como a pocas protagonistas de este tipo de series, ya que la dulzura que la caracteriza la hace actuar de tal forma que la convierte en un personaje entrañable (viéndose, por ejemplo, su falta de rencor y gran capacidad para perdonar, virtudes pocas veces abordadas en dramas de este estilo).
     Allison Dubois es el nombre del personaje principal, quien al momento de desarrollarse el Piloto es una estudiante de Derecho y que trabaja como becaria en la oficina del Fiscal de Distrito de su ciudad, Phoenix en Alabama.  Esta mujer durante gran parte de su vida ha visto muertos, quienes se le aparecen pidiéndole ayuda para corregir uno que otro entuerto y en el cual claramente están relacionados; además tiene sueños que le entregan datos importantes sobre otras personas, aparte de tener visiones cuando toca a alguna gente u otros objetos, los que le permiten ver imágenes del pasado, presente y el futuro.  No obstante en su mayoría, todo esto le sucede con cualquier otra persona que no sea algunos de sus cercanos o si es así, por lo general se trata de hechos que se encuentran “disfrazados”, de modo que le toca a ella descubrir la verdad tras la incertidumbre que le provocan.  Esta habilidad suya la heredó de su abuela, quien era considerada la excéntrica del pueblo, incluso por su propia madre, don que a partir de la primera temporada se da cuenta que sus descendencia también la posee, además de su medio hermano menor.  Por años ignoró sus capacidades, ahogándolas en alcohol, hasta que ciertos eventos mostrados en el primer capítulo la llevan a comprometerse de una vez con lo que sabe, convirtiéndose desde entonces en una protagonista activa en la vida (y en la muerte) de un montón de personas.  A partir de entonces su cotidianeidad toma un giro de un 100%, ya que el éxito con el cual comienza sus intervenciones, la lleva a trabajar para el Fiscal (quien luego se convertirá en uno de sus grandes amigos), convirtiéndose en todo avatar del bien.  Por lo tanto, tal como se puede observar en todo esto y en lo que sucede a lo largo del programa con la familia de Alisson, temas fundamentales son los del destino, en cuanto a cómo uno asume su papel en el mundo y cómo ello conlleva a la felicidad y, por ende, a la plenitud.  Entre medio, Alisson y los suyos se enfrentan a todo tipo de misterios, que incluyen una gama de criminales, entre psicópatas, ladrones, mafiosos y en general algunos de los “monstruos humanos” más repulsivos vistos en una serie de claro raigambre policial (y se hace hincapié en lo de policial, puesto que la mayoría de las veces lo que llega a saber la heroína, o más bien las heroínas, es solo una parte de la verdad y por ello deben completar el puzle para lograr sus cometidos, con investigación incluida, ya sea de “laboratorio” y teórica, como en terreno).
    Cada episodio parte con un sueño, o bien de Allison o bien de sus hijas y a partir de ello se desarrolla su trama en la cual el mundo de lo sobrenatural se mezcla con lo cotidiano, con una sutileza que en otros programas (como por ejemplo en X-Files o Millenium) no es posible ver.  Todo esto porque Medium alterna tanto la investigación para resolver crímenes, como lo que sucede dentro de la familia de los Dubois, quienes deben lidiar entre sus  responsabilidades propias de la gente común (amistades, relaciones con el resto de sus familiares, trabajo, estudios, vecinos, vida conyugal, etc.), de modo que los guiones se articulan en base al misterio de la semana y a lo que pasa dentro del núcleo de los Dubois (quienes sin duda llegan a convertirse en una de las familias de ficción más queridas para el espectador).  Por lo tanto, los capítulos poseen una trama principal que tiene que ver con la labor de Allison y otra secundaria, dedicada a su familia (siendo muchas veces este otro arco argumental el más atractivo, debido a su carácter más intimista y sensible).  Teniendo en cuenta lo anterior, es que al tratarse de un programa que gira en torno a crímenes, no falta el elemento gore, que no deja de asombrar en sus capítulos, por mostrar con un realismo tal, que contrasta con los elementos más emotivos de la serie (incluso es posible ver imágenes chocantes que implican a niños).  No obstante todo esto es aligerado con una cuota constante de buen humor, que en parte se agradece, porque en más de una ocasión la violencia y el drama no dejan de golpear la sensibilidad de los espectadores.
     En numerosas ocasiones Alisson pasa por pequeñas crisis físicas, que hasta que  no se resuelva el nuevo caso que tiene entre sus manos, hacen que su cuerpo y su mente sean alterados de la manera más inaudita: por ejemplo, como cuando en la segunda temporada a cada rato “oye” la misma canción y en otras intermedias ve luces atrayentes en algunos objetos, o como cuando se queda sorda, no reconoce lo que dicen los demás tal como si hablaran en otro idioma, comienza a comportarse como otra persona y en la última temporada, una de sus manos comienza a actuar con vida propia, debido a un injerto de piel que le ponen (entre otras manifestaciones curiosas que en estos momentos se me escapan de la memoria).  En ocasiones son sus hijas las que pasan por procesos de este tipo.
     Si bien los capítulos poseen un carácter autoconclusivo, algunas tramas se van desarrollando de forma paulatina a lo largo de las temporadas o entre los episodios, de modo que existen argumentos que abarcan dos o más de estos y no solo entre principios y finales de temporada, sino entremedio; por lo general estos resultan ser bastante potentes y muestran lo mejor del programa (que por lo general corresponde a material sobresaliente, entre el resto de la producción que ya llega a ser notable).  El punto más alto de todo esto, vienen a ser las dos tramas que abarcan numerosos episodios entre sí, una terminada la anterior, en el transcurso de la cuarta temporada (quizás la mejor de todas).  En esta ocasión coincidió justamente con el llamado “paro de guionistas”, lo que hizo que muchas series fuesen más cortas en sus temporadas, de modo que tras haber tenido 22 capítulos en su segundo y tercer años de vida, solo contó con 16 esta vez.  No obstante ello no le hizo mella en la calidad, al contrario (a diferencia de la última temporada, la más breve de todas, con solo 13 capítulos y que en realidad bajaron bastante su nivel).  De este modo, el primero de estos dos grandes arcos argumentales contó con nada menos que Anjelica Houston como actriz invitada, importante artista de Hollywood, quien tuvo sobre sus hombros a un personaje inolvidable y cuyo final a lo largo de esta tanda de episodios, dejó a más de uno con el corazón en la boca (y los ojos llorosos).  Posteriormente en la quinta temporada, el personaje de la Houston tuvo su reencuentro con el de la Arquette, gracias a un guión que le permitió a los seguidores volver a ver a tan admirable mujer y a su vez otorgarle la redención que todo el mundo esperaba para ella.
De lo mejorcito de esta gran serie: Las intervenciones de la Houston.
   Aun cuando el programa se encuentra articulado en base al protagonismo de los Dubois y de los dos compañeros de Allison, el programa contó con personajes recurrentes desde sus comienzos.  Cada uno de estos se convirtió en todo un aporte para la serie, llegando a hacerse queridos para el espectador, quien bien aplaudía sus intervenciones y esperaba más historias de todos estos.  Dentro de estos secundarios se encuentran el padre de Joe (el marido de Allison), quien desde un principio se sabe que está muerto y el cual acostumbra tener largas conversaciones con su nuera, a veces interrumpiéndola de adrede.  A su vez se encuentra el recio jefe de policía que desde la primera temporada se hace amigo de la protagonista, ya que es a través de un caso suyo, que Allison comienza su carrera como asesora especializada.  También cabe destacar al medio hermano menor de Allison, quien resulta ser un personaje cómico y que en su última aparición fue interpretado por el propio hermano de Patricia, David (quien antes había dirigido dos episodios, pero que en su contribución de esta última temporada, contó con un guión de lo más decepcionante, por carecer del tono jocoso de las otras 3 apariciones del personaje).[1]  La madre del mismo Joe resulta ser otro punto fuerte, quien fue interpretada con una gran humanidad por una actriz solvente como Kathy Baker.  Durante las 3 primeras temporadas estuvo un abogado inescrupuloso, el cual representaba todo lo contrario del honrado Fiscal de Distrito Dévalos, pero que luego en la cuarta temporada tuvo su oportunidad de mostrar su lado más agradable.  Asimismo sobresalió un muy particular asesino en serie, quien  aún muerto hizo de las suyas y que en sus solo 3 episodios, uno por cada una de las 3 primeras temporadas, dio algunos de los momentos más sobrecogedores de Medium.  Por último, no se puede olvidar al agente del FBI con una muy particular idea de la justicia y el que en sus 3 capítulos mantuvo una relación bastante singular con la heroína.
   Siendo una serie gringa que no deja de ilustrar a la perfección el estilo de vida estadounidense, a otras culturas (como bien puede suceder con los latinos) les puede resultar inaudito aspectos que tienen que ver con las prácticas laborales de esta gente y en especial con el tiempo que le otorgan a sus trabajos y que para unos puede ser excesivo.  Es así como la jornada comienza muy temprano para los personajes, pues llegan a sus trabajos a las 7 de la mañana (y a veces antes), dedicando tiempo en la noche extra a sus responsabilidades y en muchas ocasiones los fines de semana y hasta feriados.  Se acuestan tipo 9 de la noche, lo que lo hace a uno preguntarse en qué momento se “relajan”, salvo para dormir y al respecto, cuándo hacen vida social.  En numerosos episodios a Allison la llamaron en mitad de su sueño, despertándola, quien sin vacilaciones dejó a su familia para realizar su deber.  Todo esto deja claro la enorme importancia que tiene para esta nación el compromiso con el trabajo, al punto de privarse de un montón de gustos y todo, supuestamente, ante la valoración del dinero ganado por tales sacrificios.  A su vez se puede apreciar cómo los hijos a muy temprana edad, en plena adolescencia, poseen sus propios automóviles, los que conducen como de lo más normal, con una independencia que en la sociedad latina no es habitual (por supuesto por falta de medios económicos para solventarlo).
   Los muertos que aparecen en la serie no son del tipo “aterradores” la mayoría, o sea, los espíritus que pululan alrededor de los Dubois se ven tal si estuvieran vivos y si murieron en circunstancias violentas, a lo más se ve la herida que les causó el deceso, aunque más o menos cicatrizada.  Por lo general saben que han pasado a mejor vida y los hay quienes deciden quedarse en la Tierra en vez de seguir su camino (el verdadero Más Allá nunca fue abordado en la serie, al menos no de la forma tradicional como Paraíso e Infierno).  Desde su posición de muertos, pueden ver cosas del mundo de los vivos, que solo a sus ojos está permitido apreciar, conocimiento que comparten con los médium (las Dubois no son las únicas personas en este universo ficcional que poseen dicha capacidad); también pueden enviar sueños, unos simbólicos y otros mucho más precisos, a las protagonistas, para solicitar su socorro y/o ayudarlas en sus labores justicieras.  Algunos de estos espíritus pueden poseer a los vivos con intenciones benignas o malignas, por ende existen fantasmas buenos y malos (siendo en su mayoría de intenciones positivas).
   La creatividad de los guiones es otro punto destacable a la hora de referirse a las virtudes de este espectáculo televisivo.  Esto debido al deseo de innovar a la hora de presentar las historias, en especial desde el punto de vista técnico y audiovisual.  Es así como en la segunda temporada se hizo un capítulo en 3D, mientras que el inicio de la tercera temporada incluyó dibujos caricaturescos al más puro estilo de Looney Toones. A su vez se puede mencionar el comienzo de otro episodio, homenaje claro a la clásica cinta de Brian de Palma Carrie, basada en la novela de Stephen King, que casi calcó escena por escena su estremecedor clímax. En otra ocasión se mostró a los Dubois como muñecos, mientras que en otro momento uno de los sueños de la protagonista se filmó como película muda, además de escenificar otro como si se tratara de un episodio del viejo programa Ripley, aunque usted no lo crea. La sexta temporada tuvo su propio especial de Halloween, que a su vez fue un homenaje a nada menos que La Noche de los Muertos Vivientes de George Romero, ya que en él se hizo que Allison se viera en medio de esta cinta escapando de los zombies; fue así como gracias a los efectos especiales compartió con los actores reales de tal celebrada obra y en otros momentos, se hicieron escenas nuevas como si fuesen propias de este filme (y por supuesto todo en blanco y negro).



[1] David no fue el único de la familia Arquette en participar en el programa, puesto que igualmente Rossana, la hermana de ambos, tuvo un muy divertido papel en un capítulo de antología.  A su vez uno de los hijos de Patricia también actuó en otra ocasión, siendo que además el guapo Tomas Jane trabajó sin acreditación en los dos primeros episodios de la tercera temporada (cuando ambos aún estaban casados).

Allison junto a su preciosa familia.

viernes, 1 de mayo de 2015

Sueños versus Miseria.


     John Steinbeck fue un importante escritor estadounidense del siglo pasado, quien vivió entre los años de 1902 y 1968,  con un montón de títulos a su haber, entre novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, trabajos periodísticos y hasta guiones para el cine.  Entre sus creaciones más celebradas (y polémicas en su momento) se encuentran textos de referencia hoy en día en la narrativa de su país, tanto como en la internacional: De Ratones y Hombres (1937, también conocido en español como La Fuerza Bruta), Las Uvas de la Ira (1939) y Al Este del Edén (1952).  Todas ellas han conocido prestigiosas adaptaciones cinematográficas, así como otras más de su autoría, con actores y directores de gran calibre como Elia Kazan, James Dean, Gary Sinese y John Malcovich.   Si bien en toda su carrera recibió importantes premios por su labor, destacan los prestigiosos Pulitzer (1940) y Nobel (1962).  Tal como se dijo anteriormente, su escritura no estuvo exenta de escándalos, ya que ante la saña con la cual denunció las injusticias sociales de su país, por parte de los ricos terratenientes hacia los campesinos, obreros, indígenas y emigrantes, lo cual realizó con maestría bajo su prosa, provocó más de una amenaza en su contra y hasta la quema pública de sus libros en la supuesta tierra de la democracia.  Y es que si bien Steinbeck provenía de una familia acomodada, no compartía mucho de los ideales de su gente y por esa razón desde principios de su carrera se puso de parte de los oprimidos.  Por lo tanto si es que no fue el primero entre los suyos, sí fue uno de los precursores entre los autores estadounidenses blancos, en escribir desde el punto de vista de los latinos, negros y demás minorías étnicas y sociales; de este modo al constituirse en la voz de estos, no cejó en mostrar las tristes condiciones de dicha gente al ser considerados con suerte como ciudadanos de segunda clase, viviendo en medio de la pobreza, la ignorancia y la falta de movilidad social.  De este modo tuvieron que surgir en la opinión pública sujetos como Steinbeck, para que mejoraran este tipo de situaciones y en parte los “poderosos Estados Unidos” se acercaran lo más posibles a sus ideales, de ser la nación de la libertad y las oportunidades.  Por lo tanto y resumiendo en parte las características de la mayoría de sus trabajos, su obra trata acerca de la gente común y humilde, enfrentada a las vicisitudes de la vida real.  Empero a esta visión suya que para tal época claramente puede ser considerada como vanguardista y de izquierda, este escritor mantuvo fuertes lazos de amistad y apoyo con algunos de los gobiernos de su país, llegando incluso a expresar a los medios su acuerdo con la intervención armada norteamericana en Vietnam (hecho que le granjeó el desapruebo de los pocos intelectuales, que lo apoyaron cuando provocó el descontento de los sectores más conservadores y capitalistas).  No obstante este tipo de cambios radicales en el pensamiento de muchos artistas, a través de reacciones imperialistas, parece que es habitual entre los literatos, ya que en los mismos Estados Unidos se puede tomar como ejemplo más actual, el caso de Orson Scott Card, quien ha prestado su respaldo a los soldados de su país en Medio Oriente; mientras que en América Latina destacan las figuras del peruano Mario Vargas Llosa y nuestro compatriota Roberto Ampuero, quienes de abrazar el Comunismo en su juventud, orientaron sus intereses luego a la derecha política…Bueno, quizás para disfrutar mejor la obra de un artista en concreto, tal vez en ocasiones sea conveniente separar a la persona de su obra (de modo de no caer luego en decepciones mayores).
     La Perla (1947) corresponde a uno de los libros más famosos de John Steinbeck, si bien desde el punto de vista formal resulta ser más bien una novela corta, ya que no llega a las 200 páginas de extensión, por lo que se lee con facilidad en un par de horas.  No obstante se trata de una obra potente y en la cual sin duda es posible reconocer los elementos caracterizadores de su labor artística.   Asimismo el texto se encuentra lleno de simbolismos y niveles de lectura, tratándose de un texto que usando un lenguaje poético, se convierte tanto en una fábula moral, como en una severa crítica social.
    
La novela comienza una idílica mañana en la que una joven pareja de indígenas mexicanos, inicia su día en medio del gran amor que se tienen, pese a la pobreza en la que viven.  La gran felicidad de sus vidas resulta ser su único hijo, apenas un bebé.  Todo parece que será igual que siempre, hasta que la armonía de esta pequeña familia se ve invadida, cuando el pequeño es picado por un mortal escorpión.  Los momentos previos al incidente no pueden ser más dramáticos y adelantan el tono grave que irá tomando el libro de forma paulatina hasta su terrible desenlace.

    Kino se despertó casi a oscuras. Las estrellas lucían aún y el día solamente había tendido un lienzo de luz en la parte baja del cielo, al este. Los gallos llevaban un rato cantando y los madrugadores cerdos ya empezaban su incesante búsqueda entre los leños y matojos para ver si algo comestible les había pasado hasta entonces inadvertido. Fuera de la casa edificada con haces de ramas, en el plantío de tunas, una bandada de pajarillos temblaban estremeciendo las alas.
    Los ojos de Kino se abrieron, mirando primero al rectángulo de luz de la puerta, y luego a la cuna portátil donde dormía Coyotito. Por último volvió su cabeza hacia Juana, su mujer, que yacía a su lado en el jergón, cubriéndose con el chal azul la cara hasta la nariz, el pecho y parte de la espalda. Los ojos de Juana también estaban abiertos. Kino no recordaba haberlos visto nunca cerrados al despertar. Las estrellas se reflejaban muy pequeñas en aquellos ojos oscuros. Estaba mirándolo como lo miraba siempre al despertarse.
    Kino escuchaba el suave romper de las olas mañaneras sobre la playa. Era muy agradable, y cerró, los ojos para escuchar su música. Tal vez sólo él hacía esto o puede que toda su gente lo hiciera. Su pueblo había tenido grandes hacedores de canciones capaces de convertir en canto cuanto veían, pensaban, hacían u oían. Esto era mucho tiempo atrás. Las canciones perduraban; Kino las conocía, pero sabía que no habían seguido otras nuevas. Esto no quiere decir que no hubiese canciones personales”.

    Acompañados por sus vecinos y familiares, los protagonistas acuden hasta donde el único médico de la zona, uno de los hombres que representan en esta historia la ausencia total de todo código moral y que encarnan por ello mismo el materialismo propio, de quiénes han renunciado a sentirse parte de la sociedad.  Incluso su aspecto físico es detestable y no deja de reflejar (en especial en el aspecto de sus ojos) sus carencias humanitarias.  Que a diferencia del resto de los personajes sea alguien supuestamente instruido, deja de manifiesto los abusos de la clase dominante por los que pasa esta gente; a su vez demuestra que la calidad del corazón del hombre no radica ni en su poder adquisitivo, ni en su preparación formal, si no que en la dignidad con la que lleva su vida (así es como la pareja protagonista, demuestra en esta obra mayor talante moral que muchos otros de lo que aquí aparecen, pese a que en su desarrollo no dejan de cometer los errores típicos de toda persona).  Obligado a tener que costear el servicio del médico, el hombre, que oficia de pescador, se decide a buscar una perla con la cual pagar sus atenciones.  En contra de las expectativas, encuentra la perla más grande y hermosa que se haya visto en la zona, lo que provoca toda una revolución, tanto de parte del resto de los lugareños, como en especial de aquellos que profitan con la ignorancia de los pobres.  Lo que tendría que transformarse en la verdadera posibilidad de alcanzar una mejor vida para este matrimonio, se transforma en toda una pesadilla y un descenso a los Infiernos, ya que la envidia de sus congéneres les impedirá hacer uso cabal del trofeo que han obtenido.
     Para ejemplificar mejor que nunca la miseria de los personajes del libro, en especial aquella en la cual se ve involucrada gente de condición humilde como este grupo de pescadores, Steinbeck introduce en la narración varios comentarios acerca de cómo se comportan los grupos de personas, de modo de invitar a la reflexión sobre los males sociales que llevan a individuo a acabar de forma estrepitosa.  Por un lado se observan los aspectos más benignos de la vida en comunidad, pero luego poco a poco se va diluyendo todo lo bueno que hay en el aparentemente idílico lugar, donde transcurre esta obra, para dar paso a la tragedia… Y la tragedia que aquí se cuenta es la del ser humano enfrentado a las propias debilidades de su condición mortal y finalmente derrotado tras una lucha que muchas veces no puede ganar.  Es en este sentido que a la luz de los sucesos del libro, queda justificado el famoso dicho “Pueblo chico, infierno grande”. No es que se trate de una novela que niega el valor del espíritu humano, al contrario, lo enaltece al mostrarnos cómo hacia el final de su periplo, los protagonistas luchan por defender lo que es suyo; no obstante el agrio final sirve en su justa medida, para llamarnos a tener plena conciencia del mal que nos acecha y por ello estar atentos para no dejarnos tentar y a no rechazar todo lo virtuoso que puede haber en nosotros mismos.  Por esta misma razón la novela al utilizar a personajes de origen indígena (conquistados por el hombre blanco), muestra cómo a través de este proceso de subyugación, el hombre se convierte en dueño de otros hombres o al menos llega a usufructuar con una esclavitud encubierta la libertad de sus congéneres.  

    “(…) Este doctor no era compatriota suyo. Este doctor era de una raza que casi durante cuatrocientos años había despreciado a raza de Kino, llenándola de terror, de modo que indígena se acercó a la puerta lleno de humildad y como siempre que se acercaba a un miembro de aquella casta, Kino se sentía débil, asustado y furioso a la vez. La ira y el terror se mezclaban en él. Le sería más fácil matar al doctor que hablarle, pues los de la estirpe del doctor hablaban a los compatriotas de Kino como si fueran simples bestias de carga. Cuando levantó su mano derecha para coger el aldabón (le la verja la rabia se había apoderado de él, en sus oídos sonaba intensamente la música del enemigo y sus labios se contraían fuertemente sobre sus dientes; pero con la mano izquierda se quitaba el sombrero. El metálico aldabón resonó contra la verja. Kino acabó de destocarse y esperó. Coyotito gemía en brazos de Juana, que le hablaba dulcemente. La procesión se apiñó más para ver y oír más de cerca.”


     Siendo sujetos analfabetos los protagonistas del libro, en su argumento toma un papel significativo el aprecio por la educación y en especial por el “poder” de saber qué dice la palabra escrita.   De este modo la pareja en la que recae el peso de la historia, desea que su bebé cuando crezca vaya al colegio, para que aprenda a leer y escribir, porque bien saben que al poseer tales conocimientos tendrá la oportunidad de no estar sometido a la mentira de los poderosos,  Por lo tanto en esta faceta del libro, es posible identificar dos aspectos acerca de  la educación misma: por un lado nos libera de las ataduras de la ignorancia, permitiéndonos convertirnos en sujetos autónomos; y por otro, permite que aquellos de corazón estrecho puedan abusar de los demás, con sus palabras llenas de mentira, tal como bien sucede con el ya mencionado doctor y los compradores de perlas.
    En un momento de la novela aparece un sacerdote católico, quien visita a los padres del bebé cuando se entera de que estos poseen la fabulosa joya.  En un principio se podría ver su intervención en la trama, como una manifestación más del trato engañoso de las autoridades para con los pobres, puesto que bien pareciera que el “hombre de Dios” también desea sacar provecho de la suerte de sus feligreses.  No obstante lo que hace el religioso una vez frente a los protagonistas, no es otra cosa que aconsejarlos y advertirlos respecto a la tentación y condenación que pueden significar la posesión de la perla, además de invitarlos a decidir con sabiduría que hacer con el “don” que se les ha concedido.   Por lo tanto el sacerdote ante esta acción, bien se constituye en la conciencia moral en medio de un pueblo donde hasta los más nobles, a lo largo de libro caen en la desgracia de dejarse llevar por sus pasiones.
     Muchas de las descripciones del libro parecieran enmarcarse dentro de la literatura maravillosa y/o de fantasía, debido justamente a que el narrador caracteriza al lugar donde transcurren los acontecimientos y a su gente, como otro mundo, con sus propias reglas y costumbres y donde las personas viven en armonía con la naturaleza.  De este modo la llegada violenta del hombre blanco, quien termina por dominar a los lugareños, bien puede ser vista como la invasión de un pueblo más “avanzado” hacia otro más primitivo.  Así es que si se dejaran de lado los datos que dejan claro que todo ocurre en nuestra realidad, bien pareciera estar hablándose de la conquista del Paraíso por parte de manifestaciones de tipo demoniaca o de al menos tratarse de la historia sobre la decadencia de un mundo otrora puro y sumido en la devastación de los males modernos.  A su vez la perla misma toma atributos casi mágicos para los indígenas, quienes la ven tanto como una bendición, como a una maldición.
     Siendo un texto complejo, pero ameno, emotivo y bastante dramático, que da pie a tantas interpretaciones y a la reflexión por parte del lector maduro, no deja de llamar la atención el carácter aventurero y lleno de acción que toma una vez que los protagonistas deben huir de sus enemigos.  La confrontación en plenas montañas resulta ser bastante física y violenta, otorgando al padre rasgos heroicos de corte épico y convirtiendo como nunca esta obra, en un título lleno de aristas que nunca terminan de sorprender.

    “Kino bordeó la cornisa de piedra como lo haría una lenta oruga. Había dado la vuelta a su collar para que el cuchillo pendiera a su espalda y no pudiera tintinear contra la pared de piedra. Sus dedo extendidos tanteaban las montañas, sus pies hallaban apoyo en los salientes de la roca y su pecho re balaba sobre el muro en lento avance.
    Cualquier ruido, un guijarro que rodase, un suspiro, una involuntaria palmada sobre la roca, despertaría a los tramperos dormidos. Todo lo que fuera insólito en la noche los pondría sobre aviso. Pero la noche no era silenciosa: las ranas arbóreas que vivían cerca del arroyo charlaban como pájaros, el desfiladero se llenaba con el chirriar incesante las cigarras. En la cabeza de Kino había otra música, la del enemigo, palpitante, al acecho, y sobre ella la Canción Familiar se había hecho intensa aguda como el maullido de un puma hembra. La canción de la familia vivía con intensidad y lo impulsaba hacia el enemigo. Las cigarras parecían haberse apropiado la melodía y las ruidosas ranas repetían de vez en cuando fragmentos de su música.”

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