sábado, 24 de agosto de 2013

Star Trek para el siglo XXI.


 
      El año 2009 se estrenó en cines de todo el mundo la esperada película que llevaba al formato de hoy en día de hacer películas, la famosa serie de televisión de Star Trek, consiguiendo gran éxito de crítica y público.  Creada en plenos años sesenta por el guionista Gene Rodenberry, cuando el mundo se encontraba viviendo la llamada Guerra Fría (un tácito conflicto ideológico entre los países “democráticos” liderados por Estados Unidos y los comunistas bajo la hegemonía de la entonces Unión Soviética y China), Star Trek se convirtió rápidamente en una serie de ciencia ficción televisiva de culto; este estatus conseguido por el programa se debió tanto a sus sólidas historias contestarias, gracias a la inclusión entre sus guionistas de grandes escritores del género (como Theodore Sturgeon, Harlan Ellison, Fredick Brown, Robert Bloch y muchos más), como a la incorporación de un buen número de atractivos protagonistas, los que a su vez correspondían a una tripulación multiracial como nunca antes se había visto en la pantalla chica, ni grande; por otro lado, también destacó por su mensaje positivo con respecto a la idea de un futuro donde la humanidad vive plena y feliz (de ahí el hecho de la heterogeneidad de los miembros de la famosa nave Enterprise).  Posteriormente la semilla plantada por Gene Rodenberry tras tres memorables temporadas de su programa, permitió la aparición un grupo de fanáticos que se hicieron llamar trekkies y/o trekkers, quienes tuvieron gran influencia para que en los setenta se desarrollara una serie animada con los actores originales y varios de los guionistas del programa original; luego a finales de esa misma década, se pudo realizar su primera película para cine, la cual además de contar con el casting de la serie, fue una continuación directa de ésta.   Tras el éxito de las primeras cuatro películas para teatros, en el año 1987 se estrenó una nueva serie de televisión dentro del universo de Star Trek, pero esta vez ambientada en el siglo XXIV, a diferencia de la serie clásica y sus filmes, que transcurrían en el siglo XXIII; este nuevo programa se llamó Star Trek: The Next Generation y fue todo un éxito, logrando 7 temporadas, con más de 170 episodios; a su vez una vez terminada, estrenó su primera película para la pantalla grande, haciéndose tres filmes más con este elenco.  No obstante la popularidad de Star Trek, no bastó con una nueva generación, si no que se crearon luego otras tres series, siendo la última Star Trek: Enterprise, una precuela sobre los primeros años de la llamada Federación de Planetas, tan importante dentro de la ficción de estas series, de modo que sus 4 temporadas ocurrían en el “pasado” siglo XXII.
     
La "vieja" y querida tripulación en los tiempos de Rodenberry.
Ante el atractivo del particular universo creado por Rodenberry y que fue tan bien explotado por los productores, guionistas e incluso escritores (a través de un montón de novelas y cómics, las cuales en todo caso no pertenecen al canon, o sea, a la continuidad de las series, si bien usan a sus personajes y tienen relación con los eventos claves de las series), la exitosa franquicia de Star Trek pasó a otro equipo de creadores.  Fue así como se optó por “modernizar” este universo, pese a lo sofisticado de sus últimas series, las que en todo caso pese a su gran calidad de producción, tenían cierto elitismo al estar dirigidas más a un público adulto y/o seguidor acérrimo de la ciencia ficción de corte más dura (científica), pese a su elemento de aventura.  Por lo tanto, se quiso volver a los orígenes de la serie, es decir, desarrollarla en pleno siglo XXIII, con sus protagonistas más populares y más tradicionales, pero esta vez acercándolos a los intereses de las nuevas generaciones; de este modo, al estrenar una nueva película de Star Trek, sin caer eso sí en el boom de los filmes teenegers tipo sagas Crepúsculo y Percy Jackson (algo más ligeras argumentalmente que las películas dirigidas a públicos adultos), con la cinta del año 2009 se buscó lograr el equilibrio perfecto para conseguir tanto la atención de las nuevas generaciones, como la de aquellos que ya llevaban sus buenos años siguiendo este tipo de historias.  Por lo tanto, lo primero que se hizo, fue rejuvenecer a los personajes de la primera serie, aunque no a extremos de convertirlos en adolescentes, pero sí mostrándolos en su mayoría como principiantes y/o en inicios de sus carreras militares; a su vez se optó por contratar actores que si bien en su momento no todos ellos eran taquilleros (o sea, actores ya consagrados o conocidos por el público en general), sí tenían el suficiente atractivo (en especial físico), como para atraer tanto a los jóvenes, como a los espectadores mayores y/o devotos de las películas del género, sin olvidarse también de los ya mencionados trekkers.  Por ende, se veló por conseguir una cinta que cumpliera con todos los requisitos para lograr el éxito en la taquilla, como además conseguir el beneplácito de quienes piden un producto de la mayor calidad posible; así es cómo los responsables procuraron hacer un largometraje que fuese fiel al material original de la serie creada por Gene Rodenberry, pero aún así con una trama que no requiriera de los nuevos espectadores que conocieran y/o siguieran las series y películas que componían el universo Star Trek con anterioridad; por esta razón es que el guión se elaboró a manera de precuela, años antes del primer episodio del programa original, de modo de darnos a conocer por primera vez cómo es que el singular grupo de miembros de la nave Enterprise se conoció y terminó trabajando juntos.
La tripulación clásica remozada, junto a su director.
      La primera película de esta nueva saga cinematográfica de Viaje a las Estrellas (tal y como es conocida en español), al igual que su secuela estrenada tan solo hace un par   de meses en Gringolandia y otros países, mientras que en Chile recién la semana pasada, fue dirigida por el consagrado director y guionista J. J. Abrahams (creador de series ya de culto como Alias, Lost y Fringe, habiendo dirigido además con gran éxito los filmes Misión Imposible III y Super 8), quien trabajó junto a Roberto Orci y Alex Kurtzman, habituales colaboradores suyos en los proyectos recién mencionados.  Fue así como desde la primera película de Star Trek de la mano de este trío, se demostró que lo hecho iba más allá de un trabajo por encargo, puesto que la historia que lograron armar no dejaba con duda a los trekkers más acérrimos, que los tres tenían un cabal conocimiento de la serie, de sus personajes y de su cronología; no obstante también reflejaron su amor incondicional por el programa, lo que fue evidente al devolver a las pantallas de cine al memorable Sr. Sopck, interpretado por el actor que lo desempeñó en el programa y las películas de antaño: Leonard Nimoy.   El filme a su vez estuvo lleno de referencias directas e indirectas a la serie y a las películas de la tripulación original, incluso representando escenas propias de hasta la serie animada (esto durante los momentos de la cinta en los que se muestra la infancia de Spock).  Por lo tanto, la película fue capaz de poseer en su conjunto el espíritu de aventura y heroísmo que caracterizaba a la primera versión de estos populares personajes, sin dejar de lado un humor inteligente y las caracterizaciones propias de los miembros del Enterprise (lo que se hace evidente en el especial triunvirato Kirk, Sopck, y McCoy, destacando además Scotty y sensualizando más que nunca a la bella Uhura).  Por otro lado, el largometraje recuperó a otro personaje mítico dentro de la serie: el capitán Cristopher Pike, el primero a cargo del Enterprise, apoyado además por otro clásico trekker, el Vulcano Sarek, padre de Spock.  No obstante ante la oportunidad de relanzar Star Trek para los nuevos tiempos y hacerlo más apto al público no conocedor de éste, aprovechando también toda la espectacularidad del cine actual, se optó por una decisión algo polémica entre algunos de los fanáticos de este universo y cada una de sus seriales: llegar a un punto en la trama de la película, en el cual se jugó con su habitual continuidad, cambiándola radicalmente a través de un golpe decisivo en los acontecimientos mostrados; de este modo, este nuevo Star Trek, si bien está basado en la creación de Gene Rodenberry y los que le siguieron en los guiones, a partir de aquí cobra su propia independencia (aun cuando se sirva de la serie clásica como fuente de inspiración) y por lo tanto al seguidor incondicional no le queda otra que adaptarse a la nueva continuidad o darse el lujo de obviar de su vida algunos de los filmes de ciencia ficción más inteligentes de lo que va el siglo.
     Una vez reorganizado el universo de Star Trek a partir del primer filme de Abrahams, y a su vez saboreado el éxito ante la propuesta hecha por éste y sus compañeros de producción, era evidente que vendría una secuela.  3 años debieron pasar para ver por fin tan ansiada cinta, la que volvió a contar con el mismo equipo en la producción, así como con los actores que gracias a su filme predecesor lograron fama (en especial el rubio Chris Pine, quien interpreta al joven capitán James Tiberius Kirk, puesto que igual actores como Zachary Quinto, Karl Urban y Simmon Peg ya habían hecho con anterioridad producciones de considerable logro).   Si el primer largometraje de esta nueva visión de Star Trek fue toda una maravilla, en esta ocasión los responsables no escatimaron en superar a su predecesora a través de una historia llena de giros argumentales y sorpresas, aprovechando de usar a otro personaje bastante emblemático para los antiguos seguidores de la serie; no obstante como se trata de una nueva continuidad del universo de Star Trek, esta reinterpretación si bien resulta ser bastante fiel a la fuente de la que saca su inspiración, logra ser tan intrigante y retorcida como hoy en día llegan a ser varias de las ficciones de las que gusta el público.  Cuando Gene Rodenberry creó en su momento su serie cumbre, al diseñar apoyado por tanto guionista de prestigio a la llamada Federación de Planetas Unidos, lo hizo como una proyección de su ideal de una ONU capaz de superar cualquier  diferencia ideológica entre los distintos pueblos del mundo, en pro del beneficio mutuo para todas las personas.  Durante décadas la serie en cada una de sus manifestaciones trabajó con este concepto benigno de la Federación, de modo que sus integrantes, humanos y extraterrestres, siempre se representaron como seres avanzados en su mayoría, quienes habían alcanzado la plenitud y se constituían en ejemplos de virtud para el resto (destacando en ello cada uno de los miembros del Enterprise).  Tuvo que aparecer en plenos años noventa la tercera serie de televisión ambientada en el universo de Star Trek, titulada Star Trek: Deep Space Nine (en Latinoamérica Viaje a las Estrellas: Abismo Espacial Nueve), para que se revelara por fin que no todo lo que brilla es oro y que en medio de la Federación también hay individuos poderosos que todavía poseen oscuros propósitos para su beneficio propio o que bien no escatimarían en acceder a planes maquiavélicos para proteger los intereses de su comunidad.  De este modo la segunda película de la nueva saga, se nutre de tales características para enseñarnos que la oscuridad bien forma parte de nuestra propia herencia cultural y que debemos aprender a reconocerla, a menos que deseemos que ésta se apodere de nosotros (de ahí su título: Star Trek: Into Darkness).
     En la primera entrega de la más reciente versión de Star Trek, se omitieron un montón de escenas impresionantes para el montaje final y que solo se pueden ver (y disfrutar) en el DVD o blu-ray de material adicional.  Estas escenas en verdad llegan a ser lo suficientemente buenas como para desear salga al mercado una versión extendida o tipo corte del director que las incorpore, de modo que puedan ser apreciadas en toda su grandeza.  Entre éstas hay una o dos que transcurren en nada menos que territorio Klingon, la raza alienígena más memorable de este universo ficcional, luego de los famosos vulcanos (a los que pertenece Spock); a su vez se les puede ver tal y como son representados bajo una estética que si bien respeta su apariencia clásica a partir de la primera película para el cine en los setenta, posee unos cuantos aportes a su imagen (tal y como en el resto de la cinta sucedió con otra especie destacada de Star Trek, los romulanos, así como con los trajes, armas y naves de la Federación).  Como era de esperar, en la secuela por fin todo el mundo asistente a las salas de cine, puede contemplar a los klingos remozados, y esta vez sin casco (puesto que en lo filmado en la película anterior siempre se les muestra con el rostro oculto), resultando todo ello un guiño más para los trekkers, a la espera de consideraciones por su fanatismo de años.
     Por último, un elemento esencial dentro de las series y películas de Star Trek, viene a ser la música, todo a partir del ya célebre tema coral de los títulos de entrada de la serie sesentera, compuesta por Alexander Courage; luego cada programa (salvo en la hasta cierto punto polémica Star Trek: Enterpise, que usó una canción en los créditos y que además era un cover de un viejo tema popular), así como las películas, tuvieron su tema característico respectivo, usando a destacados compositores para ello (siendo nada menos que el desaparecido Jerry Goldsmith el músico que más aportes le hizo con sus bellas melodías).  Pues bien, para estos dos primeros filmes, el director llamó a su colaborador habitual, Michael Giacchino, quien es capaz de crear verdaderos temas inspiradores, pero que aún así cae en el mal de John Williams, de repetirse a sí mismo y componer temas flojos, como absolutamente dependientes de la imagen; no obstante de vez en cuando el artista logra inspirarse, además de haberse encargado de crear un tema propio para este nuevo Star Trek (bastante épico por cierto) y uno que otro más agradable al oído; sin embargo el músico en las dos cintas no logra sacarle provecho a su talento.  Sí se le agradece también su tema con el coro en idioma klingon para esta nueva película (lengua desarrollada a pedido para la sexta cinta de la anterior saga, hecha por un lingüista, quien le creó su propia gramática y fonética, teniendo hoy en día un diccionario y unas cuantas obras literarias de importancia, como Macbeth de Shakespeare, traducidas) y un nostálgico tema en piano, así como sus homenajes usando las clásicas melodías de los maestros Courage y Goldsmith (no obstante lo hecho por Cliff Eidelmann en Star Trek VI: The Undiscovered Country, lejos supera con su tema  de coros klingon, al trabajo de Giaccino). 


domingo, 18 de agosto de 2013

Crítica a la tercera temporada de “Juego de Tronos”.


     Tras el increíble final de la segunda temporada de la serie, el cual fue bastante fiel a la novela que la inspiró (Choque de Reyes, segunda entrega de la popular saga de fantasía épica para adultos Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin), el público seguidor esperaba como nunca ver qué pasaría ahora con sus queridos personajes.  Así fue como en marzo de este año, se estrenó con bombos y platillos en HBO la ansiada tercera temporada, la que para muchos fue superior a las que le precedieron, en especial debido a su ritmo mucho más adrenalínico que en el caso de la temporada anterior y a la cual algunos la encontraron algo soporífera, salvo en sus dos últimos capítulos (idea de la cual no me sumo, pues a mi parecer el programa nunca ha perdido sus grandes atractivos, si bien cada año se va poniendo mejor).  Volviendo a la tercera temporada misma, ésta contó con 10 episodios igual que las otras, lo que aún sigue dejando con gusto a poco a los fanáticos y más en el caso de quienes también han leído los libros, de modo que echan de menos unos cuantos personajes y subtramas obviadas de la adaptación televisiva (si bien en todo caso es de suponer pase con las versiones para el cine o la televisión de alguna obra literaria, donde se deben ajustar algunos elementos para no extender más de la cuenta la duración y el presupuesto de la obra); no obstante como ya sucedió en los dos primeros años de la serie, los productores y guionistas nos regalaron con adiciones propias en la trama, siendo que en muchos momentos se mostraron sucesos no narrados en el texto original o que bien apenas se les mencionó en sus páginas o, quizás, que bien podrían formar parte del cuarto libro; así es como además se unificaron líneas argumentales para potenciar a los personajes ya conocidos o se buscaron otras alternativas para reducir costos, pero siempre manteniendo la idea principal de ciertos hechos de importancia para la saga.  Por otro lado, unos cuantos personajes y diálogos que fueron omitidos durante la segunda temporada, acá por fin fueron introducidos, puesto que en el caso de los personajes, su ausencia habría cambiado demasiado el transcurso de la historia.  En todo caso las decisiones tomadas a la hora de realizar los cambios pertinentes, fueron bastantes sabias y solo un conocedor de los libros logra identificar las modificaciones y omisiones; a su vez alguien lo suficientemente objetivo como para apreciar el trabajo de la adaptación televisiva, aun cuando sea lector fanático de las novelas, bien puede disfrutar el show sin tener que criticar negativamente tanta modificación.
    Considerando que la novela número 3 del ciclo en el que está basada Juego de Tronos, llamada Tormenta de Espadas, supera con creces las mil páginas, era evidente que si en realidad se deseaba serle fiel al material escrito independientemente de que hubiera cambios respectivos, en solo 10 episodios resultaría imposible mostrarlo/contarlo todo de una manera que honrara a la fuente original; de este modo o la duración de la temporada se extendía por sobre la cantidad de capítulos habituales, o bien estos superaban con creces su acostumbrado metraje (que en todo caso son mucho más largos que en las series habituales).  No obstante HBO quizás para alargar su exitoso programa, tomó la decisión de cortar más o menos en la mitad el grueso volumen y dramatizar solo hasta ese punto el libro; así es como la tercera temporada se extiende no más hasta cierta parte del texto original, dejando lo que para muchos es el más impresionante acontecimiento de Tormenta de Espadas, así como otros más de gran relevancia y que de seguro podrán ser apreciados el año que viene.  Respecto a lo anterior, habrá que ver si la cuarta temporada se encontrará dedicada no más a lo que resta del libro o contendrá elementos de Festín de Cuervos, la cuarta entrega de la saga (hasta cierto punto, puede entenderse la decisión de los creadores del programa, quienes ante el hecho de la larga espera que ha sido que Martin publique el sexto tomo y más aún el séptimo, siendo que estos son la fuente de la que se nutre el programa, bien pueden estar haciendo tiempo para que éste no alcance lo publicado, de modo que no suceda que queden sin material disponible).  Respecto a la iniciativa de dividir el tercer tomo a la hora de adaptarlo para la pantalla chica, ello tendrá con el tiempo sus repercusiones que bien pueden ser nefastas o no para la verosimilitud de los acontecimientos de la trama, puesto que no se debe olvidar que como expresiones artísticas, literatura y adaptaciones audiovisuales (cine y televisión), difieren en muchos aspectos…Así es como entre un libro y otro de Canción de Hielo y Fuego no pasan años, razón por la cual los personajes no crecen y/o envejecen con tanta rapidez; empero al contemplar con detalle la serie, se puede apreciar  que en el caso de los niños Bran y Arya sí se evidencia el paso del tiempo, al verlos bastante crecidos respecto a cuando comenzó la serie.
Como si no les bastara con la serie para explotar la saga de
Canción de Hielo y Fuego, no hace mucho comenzaron una versión en cómic.
     Los libros que adapta el popular programa de Juego de Tronos, se caracterizan entre otras cosas, por su uso de lenguaje soez y sus marcadas violencia y erotismo, que los hacen no ser la lectura recomendada para jóvenes y niños que gustan de historias épicas (pese a sus indiscutibles virtudes literarias).  Es así como la versión televisiva a la hora de acaparar mayormente la atención de la audiencia, aparte de querer ser fiel a las novelas en cuestión, no escatima en mostrar todo esto, si bien en general los productos televisivos de HBO por lo general son famosos por su corte “adulto”, no escaseando en ellos el sexo y la truculencia.  No obstante si se compara esta tercera temporada con las dos primeras, en lo que respecta al plano erótico, en esta ocasión igual llega a sorprender lo osada que se pone, al no solo abundar los desnudos femeninos (lo más habitual en todo caso si se quiere apelar a los “instintos sexuales” del público, por lo general masculino), si no que esta vez la ”democratización sexual” en la serie se puede observar al mostrar también varios representantes del género masculino desnudos o en situaciones bastante insinuantes (como por ejemplo mostrando su vello púbico), masturbaciones y hasta sexo gay (y no del típico lésbico, si no entre hombres) más que sugerido.
     Otro detalle que destaca en el programa y siendo más preciso en esta tercera temporada, es que muchas situaciones a su manera han sido suavizadas para no llegar a los extremos dramáticos que posee la novela; esto es con hechos concretos donde si bien el programa igual llega a ser crudo en gran parte (como ya se abordó en el párrafo anterior), algunas otras circunstancias la han mejorado para no “abusar” de la emotividad del público o, lo más seguro, atendiendo a meros intereses comerciales (lo que en este caso es más que comprensible, al hacer menos grotescos a algunos personajes): para concretizar dicha idea, esto se puede ver en el caso de Tyrion y hechos ligados a su persona, como lo son las consecuencias de la batalla contra las huestes de Stannis Baratheon en su figura y su relación con Sansa, como también con su amada; a su vez en las figuras del heroico caballero Dondarrion y su amigo y compañero Toros de Myr, se optó por “hermosearlos”, lo que de igual manera se hizo con el mismísimo Stannis al obviar su transformación entre un libro (y aquí temporada) y otro.
     Un personaje al que se potenció bastante en esta tercera temporada, fue a la interesante “Reina de las Espinas”, la matriarca de la Casa Tyrell, y la que si bien en el tercer tomo de la saga llegó a destacar, no apareció tanto como se hubiese querido; sin embargo en el programa ésta brilló y como bien se augura, tendrá vital relevancia en la adaptación televisiva.  Este hecho de potenciar a un personaje secundario, ya sucedió a partir de la segunda temporada, con el caso de la prostituta que en la serie resulta ser la enamorada de Tyrion.  Dentro de esto, se puede agradecer que hayan vuelto a ocupar a la carismática mujer salvaje Osha, la cual no sale en todo el transcurso del volumen 3.
     Considerando el aumento de la intensidad dramática que alcanza a tener la saga en este punto con Tormenta de Espadas y lo mostrado durante este año en la serie, sería ingrato no reconocer la gran labor de los guionistas y actores a la hora de escenificar algunos de los momentos claves del libro; todo ello logrando llegar hasta la sublimidad al representar con una belleza tal y efecto, pasajes tales como muchos de los dedicados a Daenerys, las aventuras por separado de Arya y Jon, como por igual con lo ocurrido con Jaime junto a Brienne; mención aparte merece todo lo concerniente a la llamada “Boda Roja”, uno de los puntos más altos de este tercer año.  Si en la primera temporada no se mostró en pantalla la muerte de uno de los personajes principales, siendo además éste uno de los más amados por el público, si no que se vio todo “desde lejos”, acá se puede apreciar en un primer plano impactante el fallecimiento de otro gran personaje (sobresaliendo en todo caso el desempeño actoral de quien tiene a su haber dicho papel).  Por ende, resulta difícil no llegar a emocionarse hasta las lágrimas ante tanta escena memorable dentro de la temporada.

    Por último, considerando que en el transcurso de esta serie se conocen nuevos lugares, como a su vez otros han cambiado a su manera (entiéndase en concreto el caso de Invernalia), la hermosa presentación de los créditos iniciales del programa tuvo sus nuevas modificaciones, destacando la representación de las ciudades visitadas por Daenerys.

Original poster oficial de la tercera temporada.

jueves, 15 de agosto de 2013

El Insoportable Peso de la (In)Mortalidad.


    Ya en la Antigüedad existían personajes de gran poder, inmortales que en muchos casos pese a su condición sobrenatural y/o superior a la de los humanos, ostentaban un dejo de tragedia; de este modo, eran descritos como seres con una naturaleza que poseía su propia cuota de congoja y soledad, estando marcados por una vida de violencia y el sentimiento del culpa resultante de unas cuantas decisiones mal hechas.  En este sentido, los griegos fueron los “expertos” a la hora de dotar a sus dioses y héroes de grandes virtudes, pero agregándoles una humanidad tal en la que se podía observar que nadie era inmune a las pasiones, miedos y a todo tipo de achaques que conlleva la existencia; así es cómo se puede hablar de personajes tan arquetípicos como Jason, Prometeo, Orfeo y el mismísimo Edipo, para quienes la desgracia llegó sin vacilaciones (debemos recordar que el “pobre” Prometeo estuvo larguísimo tiempo encadenado a un padecimiento que se aprovechaba de su inmortalidad, hasta que el heroico Hércules se apiadó de él y lo liberó de sus cadenas).  En otra parte del mundo, los nórdicos contaban la historia de Sigfrid, mientras que en la Biblia nos podemos encontrar con Sansón, siendo ambos los mortales más poderosos de sus propias teologías, hasta que fueron traicionados por el amor de una mujer.  Luego en los relatos medievales que le sucedieron, podemos hallar el célebre Ciclo Artúrico, en el cual ni el propio Merlín se salvó del sufrimiento…Y así con el paso de los siglos el arte recogió la semilla de todas estos maravillosos y nobles personajes, usándolos como fuentes de inspiración para crear héroes más cercanos a la actualidad, pero que a la larga eran herederos de toda una tradición aventurera y fatalista; pese a todo nunca dejaban  de brillar sus dotes humanas, al mostrarnos cómo se enfrentaban a la adversidad con dignidad.  Así pasó el tiempo y con la llegada de los cómics en 1938, con la primera revista de Superman, apareció toda una camada de personajes que retomarían todas estas ideas, renovándolas…
     Desde su primera aparición en los ya “lejanos” años setenta a través de las páginas de El Increíble Hulk, el mutante canadiense de esqueleto reforzado por adamantium (el metal terrestre más poderoso en el universo Marvel) y garras retractiles, Wolverine, por aquel entonces conocido como Arma-X, acaparó de inmediato la atención del publico; fue sí como este bajito, peludo, musculoso y varonil personaje de pasado misterioso que solo con los años fue develándose en innumerables historias, debido a su gran carisma, fue incorporado dentro del equipo de los X-Men y luego ya a finales de los 80, consiguió su propia revista.  No pasaron muchos años para que Logan, el nombre con el que también se le conoce, se convirtiera en el X-Men más popular, sobrepasando incluso a los “clásicos” de los primeros años del grupo de mutantes, como a su mismísimo fundador Charles Xavier y sus chicos buenos Cíclope, Jean Gray y Bestia.
     Cuando se realizó la primera película para el cine de los X-Men, el mayor deseo y expectación de los seguidores de estos singulares superhéroes, radicaba en ver en carne y hueso al mismísimo Wolverine; además estaba la interrogante de quién haría de tan querido personaje.  Fue así como desde los primeros minutos de esta exitosa y elogiada película de Bryan Singer en el 2000, se mostró a un en aquel entonces desconocido Hugh Jackman, encarnando con solvencia al aguerrido mutante canadiense (a su vez al personaje se le convirtió en parte esencial de la trama de la película, lo que también sucedió con las dos siguientes cintas, hasta que en el año 2009 logró su propio largometraje con X-Men Origens: Wolverine).[1] 
     Este año, tan solo a finales de julio, se estrenó el segundo filme dedicado a Wolverine, el cual fue hecho como continuación directa de la tercera película de la saga mutante, puesto que en The Wolverine (conocida en Latinoamérica como Wolverine: Inmortal) se hacen constantes referencias directas a los eventos acaecidos durante X-Men: The Last Stand (mientras que la primera película dedicada en exclusiva al superhéroe, fue una precuela, mostrando hechos bastante anteriores a la primera cinta).  Supuestamente inspirada/basada en una popular novela gráfica escrita por Chris Claremont y dibujada por Frank Miller en 1982,  la película comienza magistralmente mostrando a Logan/Wolverine en Japón, donde es partícipe de un importante (y lamentable) hecho histórico; décadas después y viviendo en el anonimato y la miseria, tras los eventos mostrados en la ya mencionada tercera película, Wolverine se ve obligado a regresar al país del Sol Naciente y todo debido a que un amigo de su pasado está por morir y desea despedirse de él, no sin antes pagarle una antigua deuda de honor.  De vuelta a Asia, Wolverine, quien hasta el momento había perdido toda razón de vivir, redescubre su espíritu de guerrero (o soldado), al verse involucrado en un complot que implica a la familia de su amigo, con la yacuza (mafia japonesa), ninjas, otros mutantes y corrupción política entre medio.  Durante su estancia en este país, a su vez llega a conocer por primera vez en su larga vida el dolor físico por el que pasa el común de la gente, recupera la confianza en la amistad, como también la fe en el amor, si bien descubre que la traición y el egoísmo siempre estarán presentes en lo más oscuro del alma humana.  Por último, Logan logra irse del lugar consiguiendo pese a todo (o gracias a todo lo vivido durante su visita) la paz y la serenidad que un alma atormentada como la suya necesitaba.
Ilustración del recomendable animé sobre Wolverine.
    La película dirigida con maestría por James Mangold (quien posee a su haber una más que respetable carrera fílmica, contando con cintas de enorme peso artístico y comercial como lo son su potente thriller Identidad, su drama carcelario Girl, Interrupted, el cual le valió un Oscar a Angelina Jolie, y el remake del western 10 to Yuma; por todo lo anterior, Mangold ha demostrado ser lo suficientemente versátil al desenvolverse con soltura en numerosos géneros, incluyendo la comedia romántica, aparte de los ya mencionados casos), logra adaptar bastante bien varios hitos importantes en la ficticia cronología de Wolverine, destacando así su tormentoso amorío con Mariko, su estancia en Japón y enemistad con el Samurai de Plata; no obstante todo ello es representado acá de una forma propia para el cine y no siendo 100% tal como se mostró en las historietas originales (a su vez toda esta trama del viaje a Japón de Wolverine y su romance con Mariko, fue antes espectacularmente adaptado por los mismos nipones en una serie animé de 12 episodios, producida por Mad House en colaboración con Marvel en el año 2010).  Así es como la cinta de Mangold se permite desde el comienzo mostrar con respeto la cultura japonesa, poniendo énfasis en su código de honor y costumbres, siendo que además contó en su mayoría con actores nativos de gran trayectoria y bastantes diálogos en su idioma, aparte de estar hecha en gran parte en las islas japonesas; en este sentido lo único que se lamenta del filme, es que el guión no respetara la idea de un Wolverine conocedor perito de la tradición e historia japonesas, hablando con soltura su lengua, si no que acá se muestra como todo un gaijin  (“extranjero” en japonés, si bien para este hermoso pueblo la expresión también posee una connotación negativa).
     Puede resultar interesante saber que en The Wolverine abundan las escenas de acción y persecución, habiendo dos de larga duración bastante admirables (la del funeral y la del tren bala respectivamente).  Considerando además que el largometraje transcurre en un país famoso por sus hermosos paisajes, en los momentos respectivos su belleza es resaltada de tal forma que hace recordar el arte contemplativo de esta nación (de seguro hecho de adrede por el director, quien además empleó una fotografía adecuada para provocar el efecto que permitiera apreciar en su esplendor los parajes naturales).  La cinta posee también humor, aunque harto dosificado, si se le compara con las películas de la saga que le precedieron.  Al tratarse de un filme basado en cómics Marvel, siendo estos mucho más violentos y realistas que los de DC (aunque no al nivel de los de Dark Horse, claro), se había criticado con anterioridad la falta de sangre en las batallas cuerpo a cuerpo que acostumbra tener Wolverine…Pues bien, en esta ocasión la hemoglobina abunda y en especial la proveniente del propio Logan, quien acá debe sufrir en carne como nunca antes a consecuencia de sus múltiples batallas.  Por último, otro aspecto técnico a tener en consideración de la película, resulta ser su música, a cargo de Marco Beltrami, compositor irregular quien no logra dar con los acordes heroicos y épicos para un personaje de la talla de Wolverine, si bien en momentos veló por hacer algo que emulara los ritmos propios de Japón (en este sentido, cabe recordar que por lo general las películas de los X-Men no han tenido muy buenas bandas sonoras que digamos, destacando en todo caso la bella partitura de Harry Gregson-Williams para el primer filme centrado en Logan, donde sí se pudo alcanzar la atmósfera heroica que correspondía).
     Teniendo en cuenta la trama de este filme, aquí se aborda desde un punto de vista diferente la naturaleza superheroica de Wolverine: si su primera película nos contó su génesis y largo proceso de convertirse en un individuo admirable, pasando por un montón de penurias, ésta última muestra cómo el carismático personaje debe enfrentar su propia existencia de hombre extraordinario, luchando tanto contra sus demonios internos, como contra enemigos reales; en este sentido, The Wolverine es una cinta que trata acerca del viaje continuo que realizamos hacia la búsqueda de la felicidad y de la redención.  Por todo esto una vez más Logan se muestra como uno de los grandes personajes de la historieta, quien debe aprender a asumir su papel en el mundo, sobreponiéndose ante cualquier tribulación y aún así no perdiendo nunca su calidad como sujeto.
    Para terminar un consejo: ¡No se vayan de la sala de cine apenas termine la cinta! Esto, puesto que poco después de iniciar los créditos viene un importantísimo y algo extenso epílogo que viene a ser la antesala del próximo filme de mutantes, que estrena el mismísimo Bryan Singer para el año que viene (basado en la ya mítica saga escrita por Chris Claremont y dibujada por John Bryrne Días del Pasado Futuro y donde los X-Men deben enfrentarse en un futuro distópico a la amenaza de los Centinelas y sus campos de concentración mutante).




[1] Y no se puede olvidar además que la interpretación hecha por el guapo y talentoso actor australiano, lo convirtió de la noche a la mañana en uno de los actores más cotizados en la industria del cine, además de ponerlo en la lista entre los más sexys (y deseados) hombres de la industria cinematográfica (no en vano vez que actúa, en especial en las distintas cintas de los X-Men, explotan su enorme atractivo mostrándolo si no con muy poca ropa, a torso desnudo en numerosas ocasiones).

¡Cuando sea grande quiero ser como Wolverine/Hugh Jackman!

miércoles, 14 de agosto de 2013

Crítica a novena temporada de "Los Expedientes-X"


   Emitida originalmente entre el 11 de noviembre de 2001 y el 19 de mayo de 2002, contó con 20 capítulos.   Esta temporada y la anterior provocan opiniones contrarias entre los seguidores del programa, habiendo quienes consideran que éste mejoró con los nuevos giros argumentales (la salida de Fox Mulder, la maternidad de Scully, los supersoldados, entre otros) y con la incorporación de los nuevos personajes; mientras que otros, lo más puristas, quienes pensaban que la serie solo se justificaba si estaba la dupla completa de Mulder/Scully, vieron a estas dos últimas temporadas como el debacle de show, perdiendo calidad sus episodios desde el punto de sus guiones (de lo que en mi caso particular no estoy de acuerdo).
    En esta temporada final tal como ya se había previsto, David Duchovny firmó solo para aparecer en los dos últimos capítulos, los que correspondieron a una sola historia dividida en dos partes.  El resto, tuvo en el protagonismo a Scully, acompañada  por los agentes Dogget y Reyes, si bien debido a los cambios en los créditos iniciales, se suponía que también Skinner venía a ser un personaje principal (sin embargo, contra lo esperado, el personaje a lo más salió en la mitad de la temporada).  Considerando que ahora Monica Reyes y Walter Skinner se convirtieron en personajes estables, la clásica presentación del programa cambió aún mucho más que lo sucedido en la temporada anterior.
    Otro personaje nuevo que tuvo gran relevancia durante esta temporada, fue el Director Adjunto del FBI Brad Follmer, interpretado por Cary Elwes; a su vez el ya conocido personaje del Director Adjunto Alvin Kersh, tomó como nunca aquí mayor importancia  Por último, el supuesto amigo de John Dogget, el recio Knowle Rohrer (Adam Baldwin), ya aparecido anteriormente, vuelve a la serie en repetidas ocasiones.
    Otro elemento caracterizador durante esta última parte, va a ser que el humor regresa como parte esencial de muchos de los guiones, lo que igual va a contrastar con el tono intensamente dramático de muchos episodios y que en verdad llegan a ser capaces de emocionar hasta las lágrimas a más de un espectador.
    Considerando que la pareja conformada por John Dogget y Monica Reyes eran quienes ahora tenían a su cargo los Expedientes-X, mientras que Dana estaba dedicada a otras labores más orientadas a la medicina, como a cuidar a su hijo (razón por la cual solo trabajaba de consultora para sus amigos), la serie se fue orientando a la idea de potenciar a estos dos para pasar de una vez al relevo total, una vez que se diera el visto bueno para un nuevo año (ahora ya sin Scully); no obstante debido a la disminución de la audiencia, el programa tuvo que ser rematado dejando la curiosidad de cómo habría sido la serie sin sus protagonistas originales.
      Los episodios que comprenden la novena y última temporada son:

      Nothing Important Happened Today I (Nada Importante pasó Hoy I): Tras haberse quedado a cargo Reyes y Dogget de los Expedientes-X, Scully tenido a su bebé y Kersh puesto en investigación por sus supuestos actos delictivos, Mulder decide desaparecer, de modo que nadie (ni siquiera Dana) sepa su paradero.  Es entonces cuando aparece una misteriosa mujer que posee una gran fuerza y capacidad para regenerarse y quien al parecer esconde un gran secreto ligado al tema de la confabulación extraterrestre (aquí a cargo de la preciosa y talentosa actriz Lucy Lawless, quien se hizo famosa en el papel de Xena la Princesa Guerrera, de la serie del mismo nombre y que luego en Spartacus maravilló a todo el mundo con un papel completamente diferente y mostrando sin tapujos su divina desnudez).
      Nothing Important Happened Today II (Nada Importante pasó Hoy II): La mujer misteriosa aparecida en la primera parte, resulta ser alguien del pasado de Dogget y accede a llevar a éste y a sus compañeras hasta un buque en el cual se realizan espantosos experimentos; una vez en dicho lugar, los protagonistas descubren nuevas aristas de la confabulación.  El principio de temporada resulta ser bastante prometedor, lleno de acción e intriga y debe su nombre a una famosa frase histórica del rey Jorge de Inglaterra, al haberla escrito en su diario personal el día de la independencia de los EE.UU.
     Daemonicus: Nuevo capítulo independiente en torno al tema satánico, fiel heredero de lo mejor de la llorada y extinta serie hermana Millenium.  Varias muertes violentas llevan a los personajes hasta un aterrador hombre, quien resulta ser algo más que un simple asesino.  El artista invitado en este caso es James Remar, actor de televisión y cine con una gran carrera y hoy en día haciendo el papel del padre del carismático asesino en serie con código de honor Dexter, de la serie homónima.
    4-D: Sin duda uno de los mejores episodios de la temporada, tratando por primera y única vez en el programa, el tema de los universos alternativos y/o paralelos (también conocidos como realidades paralelas); de ahí el nombre del capítulo que hace referencia a una supuesta cuarta dimensión (en contraposición con el habitual 3-D).  Un asesino posee la capacidad para pasar de una dimensión a otra y es así como tras su persecución traspasa el umbral John Dogget, quien resulta herido de gravedad; luego la Monica Reyes de la realidad habitual de la serie, descubre la verdad respecto a los saltos entre una dimensión y otra y hace lo posible por reestablecer la normalidad.  El destino dado al John Dogget “alternativo” en este capítulo, resulta ser bastante dramático, siendo un personaje que para ser tan “reciente” ya ha conseguido sus propios seguidores.  La famosa frase representativa de la serie The Truth is Out There (La Verdad está ahí Afuera) es cambiada en este caso en los créditos iniciales por erehT tuO si hturT ehT, o sea, la misma, pero al revés y con lo que recalca la idea de algo parecido a lo habitual, pero aún así distinto.
Knowle Rohrer.

    Lord of the Flies (Señor de las Moscas): Tal y como nos tiene acostumbrados el programa, el nombre del capítulo es otra referencia intertextual, en este caso a la famosa novela de William Golding The Lord of the Flies, aunque en este caso su título resulta mucho más explícito que en el simbolismo de la novela de Golding.  La historia cuenta las vicisitudes de un joven adolescente que se siente un “bicho raro” (situación típica de esta etapa de la vida) y que como desadaptado que es, descubre que su condición va más allá de los cambios hormonales típicos de su edad.  Capítulo de monstruos memorable y el primero de la temporada con humor.
      Trust N° 1 (No Confíes en Nadie): Capítulo de la “mitología” lleno de mucho suspenso.  Un misterioso hombre contacta a Scully, supuestamente porque es alguien que se mantiene en comunicación con Mulder; no obstante todo resulta ser un engaño más.  En el clímax del episodio, los protagonistas descubren por accidente cómo neutralizar a los peligrosos supersoldados.  El actor invitado en esta ocasión es nada menos que Terry O´ Quinn, quien ya antes había hecho dos papeles diferentes en la serie durante la segunda temporada y en la primera película (y luego como uno de los protagonistas de la otra serie de Chris Carter, Millenium); lo más curioso de todas estas veces en que dicho gran actor trabajó junto a su amigo Carter, fue que aunque siempre interpretó distintos papeles, siempre salió con la misma imagen (calvo y con bigotes).
     John Doe: Nombre que le dan en USA a los individuos cuya identidad es desconocida (por lo general cadáveres); en este caso el título del capítulo cumple la doble intención de jugar con el nombre de John Dogget y la situación que aquí le toca vivir al perder la memoria.  Este episodio tan entretenido, se encuentra ambientado en México (verosímilmente recreado por los productores, aun cuando fue hecho en Gringolandia).  A su vez esta historia juega con el tema de las mafias mexicanas, mezclado con la rica tradición folclórica y sobrenatural de ese atractivo país; también el capítulo nos permite conocer algo más sobre el carismático personaje de Monica Reyes.  Gran parte del capítulo se encuentra hablado en español (como ya sucedió con El Mundo Gira, gran historia de la cuarta temporada); a su vez para los exteriores se usó una fotografía similar a la de los segmentos transcurridos también en México, en la película Traffic, lo que en todo caso se hizo de adrede para acentuar el clima soporífero de la región y representar el tormento por el que pasan los personajes (mucha luz, derivada supuestamente de un sol inclemente).
    Hellbound: Otro alcance intertextual de la serie, en este caso a una famosa película de terror de los ochenta (Hellraiser II: Hellbound), puesto que en ambas historias se muestra a gente despellejada, siendo además este capítulo bastante sangriento al igual que el filme citado.  Este capítulo es a su vez el tercero en la serie en abordar el tema de las reencarnaciones, luego de la primera y cuarta temporadas, todo mezclado con otro tema que ya llega a ser una constante en el programa: la venganza. A su vez nos muestra otra interesante faceta de Monica Reyes.
     Provenance (Procedencia): Primera parte de un capítulo doble de la mitología.  Aquí vemos cómo cuando una nave extraterrestre cae, varios sujetos andan detrás de sus secretos; mientras tanto un extraño hombre que al parecer es mucho más de lo que aparenta, se involucra y a su vez Scully junto al resto se sienten obviados por el resto del FBI, que los ha mantenido al margen de las investigaciones (lo que los hace sospechar otra vez acerca de sus verdaderas intenciones).
     Providence (Providencia): Continuación y culminación de la historia comenzada en el episodio anterior.  Las cosas se complican para Scully cuando su bebé es raptado por una secta que adora a los extraterrestres y de la cual su líder parece guardar más de un secreto.
     Audrey Pauley: Monica sufre un accidente automovilístico que la deja en coma y al borde de la muerte; no obstante poco después de encontrarse en ese estado, despierta en el mismo hospital donde estaba en observación; sin embargo apenas se dedica a deambular por el lugar, se da cuenta que está casi vacío, con excepción de otros dos pacientes, quienes apenas tienen idea de lo que está pasando. Es entonces que la agente se encuentra con una tímida mujer y todo le hace ver que ella es la respuesta para salir de su aprieto.  Mientras tanto, sus amigos buscan por sus propios medios cómo recuperarla.  En el capítulo aparece Tracey Ellis, quien interpretó otro emotivo papel en El Calabozo, un inolvidable episodio de la tercera temporada.
     Underneath (Debajo): El capítulo comienza mostrándonos la escena del crimen de un espantoso caso de asesinato múltiple, en el cual le tocó trabajar a John Dogget cuando era policía; muchos años después el hombre que fue acusado del crimen es liberado por falta de pruebas, no obstante Dogget no cree en su inocencia, pese a que Reyes y Scully no están de acuerdo con él; durante la investigación se descubren impresionantes datos que escapan a cualquier caso visto anteriormente.
     Improbable: Verdadero capítulo de antología, el cual a su vez posee bastante humor y cuenta nada menos que con Burt Reynolds como actor invitado (famoso actor de cine, quien con sus bigotes y varonil figura fue todo un galán de antaño, hoy en día padre de Ryan Reynolds, el cual ha heredado de él su connotación de ícono sexual masculino).  Además fue escrito y dirigido por el propio Chris Carter.  Este curioso episodio muestra cómo unos horrendos asesinatos de tipo misógino, deben ser resueltos de forma poco ortodoxa (a través de la numerología).
     Scary Monsters (Monstruos de miedo): Un niño es acosado por unas criaturas monstruosas y nuestros agentes del FBI favoritos tratan de ayudarlo, no obstante lo que encontrarán en su casa supera cualquier cosa que hayan imaginado.  Otro capítulo con humor, donde además reaparece la simpática agente principiante introducida en el memorable episodio Alone, de la temporada anterior.  El remate de esta historia resulta ser bastante irónico, burlándose del control de la televisión del público infantil.
     Jump the Shark (Salta el Tiburón): Con este capítulo comienza una seguidilla de capítulos bastante emotivos y dramáticos, pese a que en este caso preciso también abunda el humor.  Un grupo terrorista desarrolla una terrible arma biológica y solo los Pistoleros Solitarios, junto a sus dos antiguos socios con los que se les vio en su desastrosa serie The Lone Gun Men  pueden salvar la situación (la que fue todo un fracaso, pese a las grandes expectativas que se le tenía, durando solo una temporada).  Último capítulo donde aparece el queridísimo trío de teóricos de la conspiración.  El clímax y final del episodio, resultan en realidad inolvidables.
     William: Gira en torno al bebé hijo de Scully y Mulder, comenzando el episodio con una introducción en la cual se le ve en una inesperada circunstancia, para luego a través de un racconto mostrarnos cómo se llegó a tal situación.  El capítulo a su vez expone como nunca la faceta más heroica de Scully, quien acá debe tomar duras decisiones a la hora de proteger a su hijo.  Todo se gatilla cuando llega un hombre espantosamente desfigurado y todo indica que es nada menos que Mulder; al final su verdadera identidad e intenciones superan cualquier teoría.  Este capítulo fue el tercero de la serie dirigido por el propio David Duchovny y también coescrito por él, siendo el mejor de la trilogía que hizo.
     Release (Liberación): Un estudiante del FBI demuestra tener habilidades especiales para descubrir la identidad de asesinos seriales, el cual luego afirma poder ayudar a Dogget, para saber de una vez quién fue el responsable del rapto y la muerte de su hijo; no obstante este especial informante esconde unos cuantos secretos sobre sí mismo.  A su vez el personaje de Brad Follmer se ve involucrado en todos estos acontecimientos, de tal modo, que bien podría estar involucrado en el fallecimiento del pequeño.
     Sunshine Days (Días de Sol): El esperado capítulo n° 200 del programa (cifra respetable considerando la cantidad de episodios a los que llegan por lo general las series en USA, que por lo general no logran  tantas temporadas en el aire, ni menos esa cantidad de episodios).   En esta ocasión aparte de la numeración señalada, fue además el último caso autoconclusivo antes del gran final del programa; a su vez era la prueba fehaciente que podía reivindicar de una vez por todos los años de trabajo en los “vilipendiados” Expedientes-X, en el FBI…hasta su dramático final.   Todo tiene que ver con un hombre que posee la capacidad de modificar la realidad a su alrededor, provocando contra su voluntad unas cuantas muertes (el actor que interpreta al personaje resulta ser nada menos que Michael Emerson, quien luego cobraría fama con la serie Lost y al que hoy en día se le ve de protagónico en Persons of Interest).  Este episodio posee a su vez humor y un aire de melancolía, que en todo caso dejan un mensaje positivo antes del dramático desenlace del programa; por otro lado, en contraposición con lo visto en el irónico final de Scary Monsters, esta historia se permite hacerle un homenaje a lo mejor de la televisión, en cuanto a su capacidad para proyectar los sueños de la gente.

     The Truth I & II (La Verdad I & II): Este sorprendente  final de un programa de culto como al que se han dedicado estas críticas, comienza con nada menos que Fox Mulder, quien resulta ser el verdadero protagonista de este capítulo doble; es así cómo esta impactante historia empieza con Fox, ingresando “ilegalmente” a un recinto científico militar secreto, donde es capturado.  Como consecuencia de lo anterior, es sometido a un juicio, por lo cual si es declarado culpable, será ejecutado y por esa razón sus amigos harán todo lo posible por salvarlo del castigo.  En el transcurso de este capítulo (que bien puede ser considerado de larga duración, según se haya visto en una parte o en dos), se muestran a manera de flashbacks varios momentos importantes de las nueve temporadas, así como a Mulder se le “aparecen” varios personajes emblemáticos, quienes ya estaban muertos al suceder los acontecimientos de esta historia.  La serie en realidad termina de forma memorable, si bien  se puede lamentar que al devolver a Fox en el centro del protagonismo, le quitaran relevancia a los nuevos personajes de Dogget y Reyes, quienes ya se habían ganado su espacio respectivo.  Como muchos episodios del programa y de esta temporada, éste fue escrito por su creador, Chris Carter, quien “abrió y cerró”  la serie, pero al igual que en el piloto, dejó a otra persona a cargo de la dirección. A su vez reaparece un importante personaje que se supone llevaba temporadas fallecido.  Por último, acá se da la fecha definitiva de la invasión extraterrestre, la cual resulta corresponder con una considerada ya de dominio público y que en su momento causó bastante revuelo (adivinen cuál es).

Director Adjunto del FBI Brad Follmer.

domingo, 11 de agosto de 2013

Buscando un sentido trascendente a la vida en “Señales” de M. Nigth Shyamalan.


    En el año 1999 logró la fama mundial el director estadounidense de origen indio M. Nigth Shyamalan, al estrenar su tercer filme y del cual también fue su guionista.  La película en cuestión fue Sexto Sentido (The Sixth Sense), donde contaba una inolvidable, espeluznante y emotiva historia de terror acerca de un aproblemado niño que visita a un psicólogo infantil (interpretado por Bruce Willis en una de sus mejores actuaciones); en dicho largometraje, el profesional y el espectador se enteran con asombro de que el pequeño posee la capacidad de comunicarse con los muertos (“Veo gente muerta” le confiesa el niño en una de las escenas y hoy frases más célebres de la historia del cine).  A partir de entonces la carrera cinematográfica de aquel entonces joven artista se elevó hasta las nubes, siendo considerado uno de los mejores directores del momento, si bien luego su carrera tuvo altibajos, llegando incluso a un verdadero desastre de crítica, público y calidad como lo fue su adaptación de la popular serie animada Avatar del canal infantil Nickelodeon y que se conoció en los cines latinos como El Último Maestro del Aire (The Last Airbender).
    Desde su época de Sexto Sentido (y lo más probable desde antes con sus dos primeros filmes), la filmografía de este director ha estado marcada por una honda espiritualidad, quizás heredera de la tradición de su pueblo original, si bien se podría afirmar también que al haber vivido casi toda su vida en un país de mayoría cristiana, ciertas ideas religiosas bien pudieron marcarlo y ello podría evidenciarse en su trabajo artístico.  Dentro de esta visión de corte más cristiana, se puede apreciar la idea de que cada uno de nosotros vive para cumplir con una misión específica, esto es que la realización personal y con ello la felicidad misma se consiguen al asumir dicha responsabilidad; por ende cada uno de nosotros somos valiosos, porque dentro de un plan determinado de la existencia somos necesarios…Solo hay que descubrir el rol que tenemos en el mundo.  Considerando lo anterior, se puede ver cómo los protagonistas y héroes de la mayoría de los largometrajes de Shyamalan, hasta antes de su insípida El Último Maestro del Aire, son personajes que realizan toda una introspección de sí mismos, es decir, llevan a cabo un verdadero viaje espiritual en el cual llegan a tener un conocimiento cabal de sus personas, gracias a lo cual logran convertirse en sujetos plenos.
    Para ligar el párrafo anterior con el filme que hoy me mueve a escribir, es menester tener claro de qué se trata su quinta película, Señales (Signs), del año 2002.  Un pastor evangélico vive en una tranquila y campestre comunidad donde todo el mundo se conoce, estando su hogar en un bello terreno alejado del resto del pueblo; allí le acompañan sus adorables hijos, un niño y una niña, además de su hermano menor ya a comienzos de la vida adulta, quien se fue a vivir con él para ayudarlo a cuidar a los infantes tras la muerte trágica de su esposa.  Dicho evento ha socavado la fe del otrora hombre de Dios, quien pese a su crisis religiosa sigue luchando por ser el mejor padre para su descendencia y continuar siendo una buena persona.  Una mañana en medio de sus cultivos, aparece una extraña e inmensa figura hecha al aplastar parte de su plantación con una técnica desconocida.  A medida que los días pasan, el ex pastor y los suyos, descubren que lo que hay en sus campos, es una de tantas señales que responden a un plan mayor que cubre todo el mundo y que tiene relación con una pronta invasión extraterrestre.
   
M. Nigth Shyamalan.
Shyamalan hace uso de un fenómeno que fue popular hace unos años atrás (las imágenes hechas podando pastos y cultivos en zonas rurales) y que al parecer resultó ser un fraude más sobre la posibilidad de inteligencia extraterrestre en el planeta, para contarnos otra de sus historias memorables y en la cual gracias al apoyo de grandes actores, una cuidada puesta en escena y una historia bien armada con giros argumentales inesperados, no requirió de grandes efectos especiales para mantener a su audiencia expectante.  Por otro lado, la manera de cómo mostró el lugar donde viven los protagonistas y sus simpáticos habitantes, reflejan aquella idea tan propia de autores como Ray Bradbury en la literatura, Frank Capra también en el ya cine clásico y Norman Rockwell en pintura, de mostrar un Estados Unidos idealizado, lleno de luminosidad y con personajes de apariencia campechana; es así como en esta película misma, la fotografía está llena de colores cálidos y tonos pasteles, los que luego contrastan con la atmósfera aterradora del mal que se quiere aposentar en el precioso lugar.  Los protagonistas y los secundarios (en todo caso esta película posee pocos personajes, que apenas llegan a los 10 en total), no tienen mal en sus corazones y llegan casi a ser inocentes, condición que sirve para demonizar más a los espantosos invasores de los cuales apenas se tiene información (de este modo el director-guionista convierte al espectador en un partícipe más de su ficción, de modo que uno no sabe más que los protagonistas y por esta razón la tensión es la misma para todo el mundo).  Mención aparte merecen los dos niños, cuyas personalidades, él muy inteligente y caballeroso, ella completamente angelical en su candidez, le aportan al grupo familiar una especial ternura; a su vez el responsable de la muerte de la esposa del personaje central, interpretado por nada menos que el propio Shyamalan, aquí se ve tal cual como sucede muchas veces en la vida real: un hombre normal que debe cargar con el peso de sus culpas, sin ser pese a su participación directa con la tragedia, una persona malvada, ni mucho menos alguien vicioso; tampoco se puede olvidar dentro del particular dramatis personae de la cinta, a una mujer policía de aspecto maternal y a la que bien uno quisiera conocer a la hora de contar con quien se supone deberíamos tener a nuestro lado para protegernos.
    Tal como ya se afirmó arriba, el personaje interpretado aquí soberbiamente por Gibson, luego de su pérdida, tuvo una crisis que lo llevó a alejarse de su ministerio (dato curioso: Mel Gibson es alguien famoso por sus fuertes creencias católicas, lo que le ha traído más de un problema en un Hollywood donde la religión católica es minoría, por lo que llama la atención su decisión de interpretar aquí a un ministro protestante).  De ese modo, en el filme y durante uno de sus mejores diálogos, mantiene con su hermano una gran conversación, en la cual el tema expuesto es el de la fe misma y cómo cada uno hace su elección a la hora de interpretar cualquier señal o hecho para otorgarle un significado en concreto.  Por ende, tal como expone el personaje de Gibson, existen dos tipos de personas: aquellas que ven en los misterios de la vida un porqué ligado a la existencia de fuerzas superiores (léase “Dios” o la Providencia), de modo que todo pasa por algo, siendo estos los llamados religiosos; y los otros, para quienes todo es producto del azar o la causa/consecuencia, obviamente sin la existencia de una presencia metafísica, o sea, los no creyentes.  Como el ex pastor ha perdido su fe, ya no es capaz de ver el mundo con los ojos de alguien que puede otorgarle a los hechos un significado mayor y por sobre la inmediatez del momento; pese a su ira contra quien sabe que es su creador, esta falta de esperanzas lo hace infeliz.  No obstante a medida que el peligro y el terror van aposentándose en esta zona alejada de la urbe, este padre (en el doble sentido de la palabra), va redescubriendo que hasta los hechos más aislados se encuentran ligados entre sí.  En este sentido, el encantamiento que va teniendo el protagonista con la fe, lo acerca a lo que para muchos autores católicos o cristianos en general, se llama Providencialismo, concepto que establece que la mano de Dios se encuentra presente de forma directa en el acontecer, de modo que el ser humano resulta ser una herramienta suya para que el orden de las cosas pueda darse. Pero, por otro lado, alejado en parte de la ideología teocéntrica, también nos podemos encontrar con otra posición respecto a cómo funcionan ciertos hechos; cabe aquí tener en cuenta que un importante psicólogo como el alemán Gustav Carl Jung, postuló la teoría de la Sincronicidad y en la cual se postula que hechos ocurridos de forma aislada bien se encuentran relacionados entre sí, hasta llegar a un punto en común donde convergen …lo que se puede apreciar en varios momentos de esta recomendable cinta (en cierto modo, esta idea jungiana responde de cierta forma racional la existencia de lo que para algunos es la magia).  Entonces cabe a cada uno otorgarle un especial significado a nuestra experiencia y es así como la secuencia del recuerdo del accidente que le costó la vida a la esposa del pastor, mostrada en tres momentos de la película, cada uno más extensa que la otra, viene a ser uno de los puntos claves a la hora de representar el periplo interno por el que pasa el protagonista; luego varios de los hechos ocurridos de supuesta forma aleatoria, se mostrarán como las distintas partes de un todo y donde cada hecho es valioso en sí mismo para poder lograr el conocimiento que permita responder a esas preguntas tan antiguas que son ¿Para qué estamos?, ¿Hacia dónde vamos? y… ¿Estamos solos?
      Señales es una obra que nos hace detenernos en meditar acerca de la significancia en nuestras vidas de los conceptos de la fe, la familia, el dolor y la capacidad de resiliencia para superar nuestros dramas personales.  Es a su vez una película en la cual el buen humor se conjuga con personajes carismáticos, preciosos escenarios y una música inolvidable salida del talento del constante colaborador de Shyamalan, James Newthon Howard, en uno de sus mejores trabajos (siendo aquí capaz de reflejar tan bien la existencia del mal, como de incitarnos a la emotividad en los momentos más bellos de la cinta); a su vez en más de una escena el director- guionista golpea el corazón de su público sacándole lágrimas sin dificultad.

    Por último, la idea del agua como elemento purificador y repelente de los extraterrestres, resulta ser uno de los simbolismos más geniales del sólido guión de Shyamalan; todo esto ayuda a mostrarnos un clímax impresionante y cargado de sensibilidad, para luego terminar su cinta con una imagen similar a la que empieza su quinta obra, aunque esta vez con la blanca nieve a diferencia de la primaveral mañana de apertura de la cinta (¡qué metáfora más adecuada para representar la pureza y la vuelta a la paz!).


lunes, 5 de agosto de 2013

El horror según Lovecraft a través de dos novelas cortas suyas.


I- Un autor demasiado singular.

     Howard Phillip Lovecraft fue un complejo y talentoso hombre que vivió entre los años 1890 y 1937 en Estados Unidos.  Esta fue una época influenciada por los avances científicos técnicos y teóricos, así como en la popularidad de unos cuantos sistemas ideológicos filosóficos y políticos, los que permearon su pensamiento y producción literaria, permitiendo la creación de una importante obra narrativa, poética y ensayística cercana a cierto materialismo y pensamiento ateo de corte cientificista.  Fue así como a lo largo de una carrera desarrollada en unos pocas décadas, Lovecraft revolucionó la literatura de terror, alejándose de los temas ya trillados de carácter gótico, lo que le permitió elaborar una serie de relatos (entre cuentos, novelas cortas y hasta poemas de corte narrativo), que en gran parte mostraron toda una nueva mitología; todo esto producto de unas de las mentes más creativas del siglo pasado, así como fruto de un individuo lleno de taras y atribulado, lo que bien podemos identificar a la hora de analizar y desmenuzar sus escritos.  A su vez un buen grupo de otros autores, con los cuales el escritor  mantenía una constante correspondencia fraternal, contribuyeron con sus propios escritos en el diseño y desarrollo de esta por entonces floreciente mitología que recibió como nombre genérico Los Mitos de Cthulhu.
    Heredero de una gran biblioteca que le perteneció a su abuelo, con viejos manuscritos de temas incluso esotéricos, Lovecraft alcanzó un vasto conocimiento que incluyó el dominio de lenguas muertas y exóticas tales como el árabe, latín y griego; de este modo era un hombre culto, habiendo apenas salido de su casa y sin siquiera tener estudios universitarios.   Por lo tanto, este gran lector desde temprana edad, se dedicó a redactar sus propias historias, dejando entrever su inteligencia y sapiencia, a través de su propia pluma y la referencia a numerosas disciplinas, personajes y pasajes históricos; todo además con una gran capacidad para manejar la verosimilitud en medio de algunas de las historias más sorprendentes aún en la actualidad.
Todo un documento histórico:
La revista en la cual fue publicada por primera vez
la célebre novela corta En las Montañas de la Locura.
   La gran contribución artística de H. P. Lovecraft se dio a conocer en su momento a través de revistas masivas y hechas con un papel de muy baja calidad, llamadas Pulps; a través de sus páginas compartió junto a otros escritores la atención de un público que en plena época de grandes conflictos económicos y bélicos deseaba historias escapistas y maravillosas (recordemos que durante tales años USA y Europa se encontraban viviendo la Primera Guerra Mundial, luego la Depresión Económica estadounidense y posteriormente el principio de la Segunda Guerra Mundial).  Estas revistas poseían nombres como Weird Tales, Argosy y Amazing Stories, siendo la primera de ellas la cual en la que él colaboraba; dichos impresos contaban con llamativas portadas, que en muchos casos mostraban a bellas mujeres, siempre escasas de ropas y acechadas por lascivos monstruos.  La paga no era muy buena, aunque bien estas publicaciones populares les dieron su oportunidad a autores hoy en día consagrados como Fritz Leiber, Robert Bloch, Clark Ashton Smith, Robert Howard y Augusth Derleth en terror y fantasía, mientras que gente como Isaac Asimov, Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, A E,. Van Vogth y muchos más se dedicaron a contar historias dentro del género de ciencia ficción.   Esta participación constante de los mismos autores en dichas publicaciones, permitió que entre ellos se diera una curiosa fraternidad a través de constantes epístolas enviadas entre sí y donde acostumbraban comentarse mutuamente los trabajos de sus compañeros, de modo que además las ficciones de Lovecraft inspiraron al resto para escribir nuevas historias ambientadas dentro del mismo universo de horror (usando como elementos comunes a sus dioses, lugares y textos de corte ocultista, así como creando otros nuevos; incluso incorporando a sus amigos como personajes, aunque cambiando en parte sus nombres).
    La literatura de Lovecraft, al menos en lo que se refiere a sus escritos relacionados con estos Mitos del Cthulhu, presentó la idea de la existencia de un grupo de entidades antiquísimas (anteriores a la aparición de los primeros homínidos en la Tierra), que por largo tiempo dominaron gran parte del universo, los llamados Primigenios o Antiguos, los cuales luego de una dura guerra con otra gran raza (aunque mucho más benigna que estos otros), los Dioses Arquetípicos, fueron condenados al exilio u otros castigos; no obstante con el paso del tiempo trataron de volver a poseer el poderío que tenían y para ello comenzaron a utilizar a una serie de subrazas monstruosas e incluso acólitos humanos y/o mestizos (humanos con criaturas por lo general de naturaleza batracia), para ayudarlos a regresar desde su larga condena.  Numerosos son los cuentos, tanto escritos por el mismo Lovecraft, como por su círculo de colegas escritores y amigos a la distancia, que cuentan los pormenores al respecto; luego otros autores posteriores abrazaron con gusto la mitología diseñada por el tímido cuentista de Providence, encontrándose en sus filas el mismo Stephen King, Brian Lumley, Rampsey Cambell y muchos más (de este modo hoy en día varias son las antologías que recogen estos nuevos mitos, así como incluso las novelas ambientadas dentro de este hoy ya reconocido subgénero de la literatura de terror).  Entre los Primigenios el más famoso de todos es el que le da nombre a los mitos, el gigantesco y marítimo Ctulhu, con aspecto de pulpo, encontrándose además Nyarlathothep, Yog-Sothoth, Ithaqua y muchos más, todos ellos criaturas tan espantosas y ajenas a la comprensión humana, cuya maldad y aspecto son capaces de destrozar la mente del hombre más cuerdo.
    La exposición a los seres arriba mencionados, con todas sus consecuencias nefastas para los personajes de estos relatos y todo lo concerniente a los Mitos de Cthulhu, es llamado a su vez Horror Cósmico; su nombre deriva de que estas narraciones hacen mención a la existencia de criaturas cuasi divinas y malignas, procedentes de tiempos inmemoriales, como de zonas interdimensionales más allá del espacio conocido.
   
Cthulhu según un artista.
Además Lovecraft dentro de sus textos, creó el llamado Necronomicon, medieval manuscrito de magia negra lleno de datos relacionados con los Mitos de Cthulhu, escrito según los textos de este autor por el sabio loco árabe Abdul Alhazred; por lo que cuentan algunos de estos relatos, una de las pocas copias que quedan de dicho maléfico documento, se encuentra en la Universidad de Miskatonic.  Ahora bien, ni el Necronomicon, ni Miskatonic existen, no obstante mucha gente cree que sí y es así como algunos editores aprovechadores han sacado supuestos ejemplares de este libro imaginario para venderlo a los crédulos y/o ignorantes; a su vez Miskatonic es otro lugar propio de la ficción de H.P.L (como a algunos les gusta sintetizar el nombre y apellidos del escritor), tal cual sucede con la también famosa ciudad de Arkham (nombre que luego sería usado a manera de homenaje en los cómics de Batman, gracias a la incorporación en sus páginas del tenebroso asilo para criminales dementes Arkham).  Asimismo otros textos de conocimientos arcanos e infames fueron introducidos por Lovecraft en sus narraciones, y en algunos casos por otros de los autores del llamado Círculo de Cthulhu, para luego ser aceptados como parte del canon oficial de los Mitos; así es como se pueden nombrar los Manuscritos Pnakoticos, el Texto de R´lyeh, los Siete libros crípticos de Hsan, entre otros.
     Siguiendo con las características de la literatura lovecrafniana (hoy en día ya es aceptado este adjetivo para referirse a todo aquello relacionado con el escritor y su literatura), se puede mencionar su tendencia a la descripción pura, en desmedro por el uso de diálogos, de modo que en sus escritos pocos son los momentos en los que el narrador pone de manifiesto las palabras literales de los personajes.   También es acostumbrado en sus trabajos el uso de un narrador en primera persona, de modo que con esto el autor incorpora la idea de verosimilitud dentro de su obra al convertir sus historias en algo que posee carácter de confesión, al más puro estilo de lo visto y lo vivido propio de las cartas de relación y diarios de viaje de los colonizadores españoles, con lo cual el escrito se hace más creíble.  Por otro lado, considerando además la incapacidad psicológica del autor para crear relaciones interpersonales presenciales (puesto que además sufría de agorafobia, es decir, le temía a los espacios abiertos, por lo cual vivía casi recluido en su casa), lo que se acentuaba más a la hora de mantener contacto con mujeres, en sus cuentos y novelas cortas prácticamente los personajes femeninos escaseaban o bien apenas eran mencionados dentro de la narración misma (como dato complementario, puede resultar interesante que Lovecraft se casó ya tarde, con una mujer mucho mayor que él, evidentemente algo propio de un edipiano y sin haber tenido hijos con ella, puesto que además no disfrutaba del contacto físico y menos sexual).  He aquí una muestra de lo mencionado en este párrafo, respecto a su tendencia a la descripción detallada:

    “Cuando el que viaja por el norte de la región central de Massachusetts se equivoca de dirección al llegar al cruce de la carretera de Aylesbury nada más pasar Dean’s Corners, verá que se adentra en una extraña y apenas poblada comarca. El terreno se hace más escarpado y las paredes de piedra cubiertas de maleza van encajonando cada vez más el sinuoso camino de tierra. Los árboles de los bosques son allí de unas dimensiones excesivamente grandes, y la maleza, las zarzas y la hierba alcanzan una frondosidad rara vez vista en las regiones habitadas. Por el contrario, los campos cultivados son muy escasos y áridos, mientras que las pocas casas diseminadas a lo largo del camino presentan un sorprendente aspecto uniforme de decrepitud, suciedad y ruina. Sin saber exactamente por qué, uno no se atreve a preguntar nada a las arrugadas y solitarias figuras que, de cuando en cuando, se ve escrutar desde puertas medio derruidas o desde pendientes y rocosos prados. Esas gentes son tan silenciosas y hurañas que uno tiene la impresión de verse frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada. Y ese sentimiento de extraño desasosiego se recrudece cuando, desde un alto del camino, se divisan las montañas que se alzan por encima de los tupidos bosques que cubren la comarca. Las cumbres tienen una forma demasiado ovalada y simétrica como para pensar en una naturaleza apacible y normal, y a veces pueden verse recortados con singular nitidez contra el cielo unos extraños círculos formados por altas columnas de piedra que coronan la mayoría de las cimas montañosas.
El camino se halla cortado por barrancos y gargantas de una profundidad incierta, y los toscos puentes de madera que los salvan no ofrecen excesivas garantías al viajero. Cuando el camino inicia el descenso, se atraviesan terrenos pantanosos que despiertan instintivamente una honda repulsión, y hasta llega a invadirle al viajero una sensación de miedo cuando, al ponerse el sol, invisibles chotacabras comienzan a lanzar estridentes chillidos, y las luciérnagas, en anormal profusión, se aprestan a danzar al ritmo bronco y atrozmente monótono del horrísono croar de los sapos. Las angostas y resplandecientes aguas del curso superior del Miskatonic adquieren una extraña forma serpenteante mientras discurren al pie de las abovedadas cumbres montañosas entre las que nace.
A medida que el viajero va acercándose a las montañas, repara más en sus frondosas vertientes que en sus cumbres coronadas por altas piedras. Las vertientes de aquellas montañas son tan escarpadas y sombrías que uno desearía que se mantuviesen a distancia, pero tiene que seguir adelante pues no hay camino que permita eludirlas. Pasado un puente cubierto puede verse un pueblecito que se encuentra agazapado entre el curso del río y la ladera cortada a pico de Round Mountain, y el viajero se maravilla ante aquel puñado de techumbres de estilo holandés en ruinoso estado, que hacen pensar en un período arquitectónico anterior al de la comarca circundante. Y cuando se acerca más no resulta nada tranquilizador comprobar que la mayoría de las casas están desiertas y medio derruidas y que la iglesia -con el chapitel quebrado- alberga ahora el único y destartalado establecimiento mercantil de toda la aldea. El simple paso del tenebroso túnel del puente infunde ya cierto temor, pero tampoco hay manera de evitarlo. Una vez atravesado el túnel, es difícil que a uno no le asalte la sensación de un ligero hedor al pasar por la calle principal y ver la descomposición y la mugre acumuladas a lo largo de siglos. Siempre resulta reconfortante salir de aquel lugar y, siguiendo el angosto camino que discurre al pie de las montañas, cruzar la llanura que se extiende una vez traspuestas las cumbres montañosas hasta volver a desembocar en la carretera de Aylesbury. Una vez allí, es posible que el viajero se entere de que ha pasado por Dunwich”.
El Horror de Dunwich.

    A su vez también resulta atractivo saber que si bien sus escritos se encuentran llenos de seres horripilantes y situaciones bastantes espantosas, Lovecraft gustaba de ser un escritor de tipo más insinuante, que alguien de narración explícita a la hora de referirse al aspecto de los seres y todo aquello que causaba pavor en sus personajes. De este modo muchas de sus criaturas son vistas o percibidas por los personajes solo en una ínfima parte, todo a través del velo de la bruma o la noche o con el rabillo del ojo.  Con este estilo narrativo, al más bien referirse a lo que sentían los personajes ante la certeza de su fragilidad en presencia de lo sobrenatural e insólito, que al procurar “mostrar” en directo al monstruo de turno, H.P.L. invitaba a sus lectores a dar rienda suelta a sus propios temores e imaginación; con ello el lector debe completar con sus fantasías y miedos lo que experimentaban y presenciaban tales personajes, haciéndose partícipe de la narración misma.  A continuación una muestra de su técnica para sugestionar e impactar al lector:

     “Los toques de campana provenían de una iglesia de piedra, de falso estilo gótico, que parecía mucho más antigua que el resto de los edificios de Innsmouth. Tenía a un lado una torre cuadrada, achaparrada, cuya cripta de cerradas ventanas era desproporcionadamente alta. El reloj de la torre carecía de manillas, pero sabía que aquellos golpes sordos correspondían a las once. Y de repente, todas mis reflexiones se esfumaron ante la inesperada aparición de una figura tan horrenda, que me estremecí aun sin haber tenido tiempo de verla bien. La puerta de la cripta estaba abierta y formaba un rectángulo de oscuridad. Y al mirar casualmente, cruzó ese rectángulo algo que provocó en mí una fugaz impresión de pesadilla.
      Era un ser vivo, el primer ser vivo, aparte el conductor, que veía dentro del casco urbano. De haber tenido los nervios más tranquilos, probablemente no habría encontrado nada aterrador en ello, porque un momento después me daba cuenta de que se trataba tan sólo de un sacerdote. Ciertamente vestía una extraña indumentaria, adoptada tal vez cuando la Orden de Dagon había decidido modificar el ritual de las iglesias locales. Creo que lo primero que me llamó la atención, lo que me llenó de aquel repentino horror, fue la alta tiara que llevaba. Se trataba de una reproducción exacta de la que miss Tilton me había mostrado la noche anterior. Sin duda fue esta coincidencia la que desató mi imaginación y me hizo ver algo siniestro en el rostro vislumbrado y en el atavío de aquella silueta que cruzó pesadamente el umbral de la puerta. Un segundo después resolví que no había ninguna razón para sentir ese horror que parecía nacer como un recuerdo maligno y olvidado. ¿No era natural que el misterioso ritual del lugar hubiese hecho adoptar a sus ministros ciertos ornamentos sacerdotales que resultasen especialmente familiares a la comunidad… por haber sido hallados en un tesoro, por ejemplo?”.
La Sombra Sobre Innsmouth.

     Por otro lado, tal como se puede apreciar en la obra de su amigo y colaborador Robert Howard (famoso por ser el creador de Conan el Bárbaro, Kull el Conquistador, Sonia la Roja, Solomon Kane y muchos otros más personajes memorables), Lovecraft era un autor con un marcado racismo; esto más bien respondía a su temor incipiente a todo lo extraño y diferente, de modo que las culturas de tipo oriental o cualquiera lo suficientemente “exótica” para él resultaban sospechosas; por ende, muchos de los personajes más retorcidos de sus escritos provenían de otras tierras, así como por esta razón abundaban en sus relatos los seres mestizos de humano con monstruos y en los que proyectaba su desprecio (o más bien sus propias taras) por la transculturación.  Lo anterior se puede ver en la siguiente cita textual:

     “Examinados en el cuartel de la policía, luego de un viaje agotador, los prisioneros resultaron ser mestizos de muy baja ralea, y mentalmente débiles. Eran en su mayor parte marineros, y había algunos negros y mulatos, procedentes casi todos de las islas de Cabo Verde, que daban un cierto matiz vudú a aquel culto heterogéneo. Pero no se necesitaron muchas preguntas para comprobar que se trataba de algo más antiguo y profundo que un fetichismo africano. Aunque degradados e ignorantes, los prisioneros se mantuvieron fieles, con sorprendenteconsistencia, a la idea central de su aborrecible culto”.
La Llamada de Cthulhu.

Una caricatura más que curiosa:
Icono de San Cthulhu.
     Pese a su talento que en la actualidad es valorado mundialmente por sobre su personalidad errática,  H.P.L. vivió casi en la miseria, sin poder disfrutar de la fama y fortuna en vida, como bien ha sucedido en numerosos casos con otros artistas (basta con nombrar al mismísimo Edgar Allan Poe, de quien Lovecraft era un ferviente admirador, como también sucedió con el igualmente escritor de culto Phillip K. Dick y en la pintura con Vincent van Goh, siendo todos estos artistas verdaderos visionarios y además individuos aproblemados por psicologías enfermizas y aún así capaces de crear verdadera belleza que les permitiera encumbrarlos por encima de sus flaquezas).  Así fue como el gestor de los Mitos de Cthulhu tuvo que trabajar de “escritor fantasma” y/o “corrector” de otros autores menos virtuosos, revisando y mejorando en ocasiones sus manuscritos, para luego ser publicados en las mismas revistas donde él era editado; no obstante esta labor nunca fue reconocida en su momento y solo luego de su muerte, con el paso de los años, se supo la verdad.  Al leerlos, se puede apreciar cómo en varios de estas “colaboraciones” secretas, la mano de Lovecraft sobrepasó la pluma de los esbozos, en los que muchos casos intervino más de la cuenta con su prosa.  
     Para terminar esta ya extensa introducción sobre el autor, una persona de gran importancia a la hora de validar el trabajo literario de Lovecraft, fue su amigo también escritor Augusth Derleth; éste una vez fallecido H.P.L se encargó de reunir todos sus documentos, incluso cartas, como también textos inéditos e inconclusos, para publicarlos de forma más profesional y en mejor calidad de papel, como de impresión, terminando en algunos casos sus escritor no acabados.  Para esta loable labor, Derleth fundó la editorial Arkham House, con la cual también publicó al resto de sus colegas y además le dio la oportunidad a otros más jóvenes de aquel entonces, como al propio Ray Bradbury con su primer libro de cuentos Dark Carnival.
     Sobre su deseo sencillo de escribir una buena historia, Lovecraft afirmó en una ocasión:

     “La Renuencia a corregir la obra no es otra cosa que indolencia, pero curiosamente, tengo cierto respeto por esa clase de indolencia.  Para empezar, yo no censuro demasiado seriamente ninguna clase de pereza.  Todo trabajo es vano en realidad, y el perezoso es a la larga el más inteligente.  Evidentemente, siento desprecio por cualquier clase de laboriosidad cuando el objeto no es la excelencia.  Lo que quiero en realidad es cualquier trabajo no-literario que me reporte 15 dólares a la semana o más, además de tiempo libre suficiente para escribir con dignidad, con el único objeto de escribir, y sin pensar en absoluto en el auditorio o en los mercados”.

2- La Sombra Sobre Innsmouth. 

     Esta novela corta compuesta de 5 capítulos, fue publicada originalmente en 1936, si bien su autor la escribió en 1931.  Fue adaptada para el cine en 2001 por el director de terror especializado en Lovecraft Stuart Gordon, en una muy bien lograda coproducción hispano-estadounidense titulada Dagon, puesto que también tomó elementos del cuento del mismo nombre igualmente escrito por Lovecraft.  El texto cuenta lo que le acontece a un hombre que gusta de realizar viajes y que además se interesa por las antigüedades, quien decide contra las recomendaciones de algunos, visitar la apartada comunidad de Innsmouth, un pueblito pesquero de muy mala fama por sus reticentes habitantes e historia llena de datos extraños.  El hombre llega a este lugar y allí entra en contacto con el borracho de la zona, no sin antes tener unas cuantas experiencias alucinantes, quien le confiesa la verdad acerca de la aterradora génesis de Innsmouth.  Es así que tras creer que su interlocutor le ha contado solo las fantasías propias de una mente enferma, se ve acosado por la gente del lugar, quienes para nada resultar ser seres humanos normales, puesto que la historia que escuchó era verdad.  Los de Innsmouth habían hecho pacto con entidades salidas desde las mismas profundidades del mar, criaturas bestiales y antiquísimas con gran poder y ello ha ido provocando en los lugareños toda una transformación en sus cuerpos y mentes.  El texto termina con una increíble revelación sobre el narrador-protagonista, que hace recordar la concepción fatalista griega respecto a la inexorabilidad del destino para los hombres y su incapacidad para torcerlo a voluntad.
Hermosa portada de colección de cuentos
inspirados en el famoso relato de H.P.L.
     En esta obra en cuestión el autor, al igual que en la otra que se analiza y comenta acá (como también en muchos otros escritos suyos), Lovecraft le otorga un papel de importancia a la “historia dentro de la historia”, es decir, a un segundo nivel narrativo en el cual parte fundamental de todo el relato viene a ser lo contado por el borracho; en el caso concreto de esta obra, debido a que el relato de este hombre se constituye en el pilar de  lo que está sucediendo en el lugar, al tratarse del pasado de Innsmouth, queda demostrado cómo fue que se dieran los acontecimientos “catastróficos” referidos acá.
     Gracias a la narración del anciano alcohólico, se presenta la idea de una naturaleza monstruosa subyacente en cualquiera de nosotros y no solo en los que nos rodean.  Además se narra aquí toda una genealogía sobre la decadencia de una comunidad: primero motivada por el interés hacia los bienes materiales y luego por el deseo de inmortalidad, todo a costa de nuestra propia humanidad.
    El temor hacia lo extraño y diferente a tal punto que lo bizarro supera cualquier signo de normalidad, impregna todo este texto.  No obstante se puede observar aquí el precio que se cobra la curiosidad inherente en el espíritu humano, al más puro estilo de relato moralizante, puesto que el protagonista es advertido en más de una ocasión a no visitar la tierra de Innsmouth, sin embargo porfiada y soberbiamente accede a hacer caso a sus impulsos; luego una vez en conocimiento de la cruel verdad, el narrador-protagonista encuentra su propia perdición (tal como en tanto relato religioso y mítico: el engaño y seducción de Adán y Eva por parte de Lucifer, la caja de Pandora, etc.).[1]
    No obstante frente al estilo de vida de los habitantes de Innsmouth y la decisión final que toma el personaje principal del relato, uno puede llegar a preguntarse si tal vez la monstruosidad de estos resulta ser solo algo relativo: puesto que al final una vez todos ellos han abrazado el culto a Dagon, a su manera encuentran la felicidad, la plenitud y la realización personal; de este modo que el resto de la gente los rehuían y teman , bien puede ser debido a la tendencia humana a rechazar lo distinto (y en este sentido el borracho del pueblo sería doblemente un paria ante su comunidad, al no asumir su papel con los suyos y al acobardarse frente a consumar su verdadero destino).  Teniendo en cuenta esta posibilidad de interpretación “invertida” del antagonismo de la obra, un buen autor actual bien podría contar una historia desde el punto de vista de la gente de Innsmouth, tal como lo han hecho hoy en día autores más contemporáneos al mostrar que lo monstruoso necesariamente no tiene por qué ser maligno (si no véanlo en la obra de Richard Matheson y Clive Barker).
¡Cthulhu también viene en peluche! (yo quiero uno).

3- En las Montañas de la Locura.

     Al igual que el texto anterior, fue concebido por su autor en 1931 y publicado en 1936, aunque en tres números continuos de la revista Astouding Stories; ello a diferencia de la otra novela corta aquí abordada y que fue la única del escritor en publicarse completa en un solo número (si bien hubo unos cuantos fragmentos de La Sombra Sobre Innsmouth que fueron elididos de las primeras versiones y que solo con el tiempo fueron dadas a conocer al público una vez que el autor falleció). Mucho más extensa que la misma Sombra, aunque no tanto como El Caso de Charles Dexter Ward (una “verdadera novela”, no obstante aún breve para los parámetros actuales, puesto que con suerte alcanza las 200 páginas), cuenta lo sucedido con una expedición científica a la Antártida, lugar por aquel entonces bastante inhóspito para el mundo (bueno, hoy en día una ínfima parte de la humanidad lo visita, empero ya se sabe mucho más de este lugar que en la época de Lovecraft).  Es así como lo que parece será un viaje seguro y con todo planeado, se convierte en una odisea en la cual sus integrantes se adentrarán en los recovecos del misterio y del horror: pues primero descubren por accidente unas extrañas formaciones geológicas que en realidad no eran naturales, luego unos fósiles gigantescos como nunca antes hallados y por último toda una ciudad de millones de años de antigüedad para nada relacionada con los humanos.  Una vez dentro de la ciudad el protagonista, quien otra vez como nos tiene acostumbrados Lovecraft oficia de narrador y también de testigo, la narración se detiene en contarnos la historia de la antiquísima civilización que habitó ese lugar.
    Sin olvidar sus “queridos” Mitos de Cthulhu, Lovecraft incursiona con esta obra en el campo de la ciencia ficción, haciendo referencia a adelantos científicos imposibles en aquella época (un especial taladro usado por los científicos), la descripción detallada de la fisiología de las monstruosidades encontradas en esas gélidas tierras y luego todo lo relacionado con la desaparecida civilización que habitó la zona mucho antes de la aparición de los dinosaurios (la que a su vez venía desde el espacio profundo).  Es en esta narración sobre los seres que vivían en esta ciudad fantasma, que H.P.L se permite crear toda una cultura no humana dando elaborados detalles acerca de su origen, costumbres e historias; a su vez a sus extraños habitantes primero los muestra como verdaderas entidades de horror, para luego otorgarles cierta humanización al hacerlas partícipe de la misma tragedia ante la mortalidad y otras desgracias, en las cuales estas criaturas también llegan a ser víctimas de su propia soberbia.   La larga detención en la relación donde se develan las particularidades de la ciudad perdida y los acontecimientos que hace millones de años se dieron en ella, bien retarda la progresión dramática de la novela corta, haciendo quizás un poco tediosa esta parte de la obra al carecer del dinamismo de otros de sus trabajos.  A su vez en esta novela corta abundan los seres de espanto, regalándonos el escritor con algunas descripciones más sabrosas y directas que en el caso de La Sombra Sobre Innsmouth:

    “10,15 noche. Descubrimiento importante. Orrendorf y Watkins, cuando trabajaban con luz bajo tierra a las 9,45, encontraron monstruoso fósil en forma de barril de naturaleza completamente desconocida; probablemente vegetal, a no ser qué se trate de un ejemplar hiperdesarrollado de radiado marino desconocido. Los tejidos se han conservado evidentemente por la acción de sales minerales. Duro como el cuero, pero con asombrosa flexibilidad en algunas partes. Huellas de partes rotas en los extremos y en torno a los costados. Mide seis pies de longitud y tres pies y cinco décimas de diámetro central que disminuye hasta un pie de diámetro en cada punta. Semejante a un barril con cinco protuberancias abultadas en lugar de duelas. Rupturas laterales como tallos más bien finos a la mitad de estas protuberancias. En los surcos entre los abultamientos hay curiosas excrecencias, grandes crestas o alas que se pliegan y despliegan como abanicos. Todas están muy deterioradas, menos una, que alcanza casi siete pies una vez extendida. Su construcción recuerda a ciertos monstruos de los mitos primigenios, especialmente a los Primordiales del Necronomicón.
      »Las alas parecen ser membranosas, extendidas sobre una armadura de tubos glandulares. Se perciben diminutos orificios en la armadura de las puntas de las alas. Extremos del cuerpo resecos; no dan indicios acerca del interior o de qué es lo que se ha roto allí. Tengo que diseccionar cuando regrese al campamento. No puedo decidir si es vegetal o animal.  Muchas de sus características son evidentemente de un primitivismo casi inconcebible. He puesto a todos los hombres a cortar estalactitas y a buscar más ejemplares. Hemos encontrado más huesos con marcas, pero éstos tendrán que aguardar. Tenemos dificultades con los perros. No pueden soportar la presencia del nuevo ejemplar y probablemente lo destrozarían si no los mantuviéramos a distancia de él”.

     La ciudad descrita por el autor resulta ser tanto un lugar de maravilla, como un sitio inspirador de los terrores más ancestrales, al poseer una arquitectura y diseño tan extraña para la mente humana.  Por ende, Lovecraft con este extenso relato logra uno de sus momentos cumbres a la hora de conseguir convertir a palabra sus miedos y fantasías más pesadillescas.
    
Afiche de una de las mejores adaptaciones
cinematográficas recientes de la obra de
Lovecraft, filmada en blanco y negro y muda,
como si fuera un filme hecho en la época del autor.
Tal como lo hizo el propio Julio Verne con La Esfinge de los Hielos, Lovecraft se permitió con esta novela hacer su gran homenaje a Poe, a quien ya se afirmó antes en este texto que admiraba.  Tanto Verne como Lovecraft hicieron en sendos escritos especies de continuaciones de la única novela del autor de El Cuervo y El Corazón Delator, al trasladar la acción de sus obras a la Antártida y narrar historias extraordinarias, si bien como era de suponer, Lovecraft centraría la suya en el horror, mientras que el autor de Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino y Viaje al Centro de la Tierra en la aventura.  De hecho casi al comienzo de su escrito, H.P.L. cita al propio Poe y su novela que entre otras cosas poseía ya en su tiempo (principios del siglo XIX) aterradores momentos de canibalismo y un inesperado desenlace de corte sobrenatural y tajante.  Casi un siglo después del texto romántico inspirador, H.P.L. hizo uso de la ominosa frase (o palabra) “Tekelili”, presentada al final del pavoroso final de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, la única novela de Poe y que con Lovecraft tomó un sentido aún más fantástico.
    Al igual que la ya abordada La Sombra Sobre Innsmouth y muchos otros escritos suyos, el artista escribió una narración donde es el viaje la oportunidad para que sus personajes se adentren en el mundo de lo desconocido y conozcan las mil caras del miedo; de este modo tal y como sucede con las historias más antiquísimas y con tanto fabulador, Lovecraft concede al tema del viaje en la literatura un papel capital a la hora de llevarnos de la mano y mostrarnos lo que puede pasar cuando nos aventuramos al salir de la comodidad de nuestro hogar (en otras palabras, vez que viajamos, estamos expuestos a la eventualidad y ello puede dar pie a un sinnúmero de destinos, si bien con Lovecraft estos siempre resultan mortales para sus personajes).
    Por último, el famoso director y guionista de cine fantástico y de terror mexicano Guillermo del Toro, quien hace poco estrenó su más reciente obra Pacific Rim (conocida en estos lares como Titanes del Pacífico) estuvo varios años con el proyecto de llevar al cine esta célebre novela corta (por lo cual sería la primera vez en la historia del cine, en que se adaptaría un texto de Lovecraft en una película multimillonaria Clase A); no obstante del Toro se encontró con un montón de peros y pese a su ya reconocida trayectoria, la idea “murió en la flor”.

Preciosa ilustración a manera de tributo al gran Lovecraft.




[1] Y en este sentido recomendable es leer un relato suyo más breve y que también trata sobre el choque emocional que trae en uno conocer la verdad: La Declaración de Randolph Carter.
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