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miércoles, 25 de junio de 2025

Mi vida contigo


Nota: Mucho de lo que aquí cuento ya lo hice hace años en un viejo post y solo al revisar este texto, luego de dedicarle horas y ya habiéndolo publicado, me doy cuenta de ello.  Pido disculpas por mi despiste y solicito véanlo como una segunda versión de mi tiempo pasado con Mario.  Gracias.

    Un bibliófilo, amante de la narrativa y/o persona culta que se precie de serlo, sin dudas que sabe algo sobre Mario Vargas Llosa.  El escritor peruano más importante de su país, quien junto a colegas suyos como Gabriel García Márquez (de quién era muy amigo, hasta que se peleó con este por una mujer, según dicen por ahí) formó parte del Boom Latinoamericano, que entre las décadas de los sesenta y los setenta popularizó la narrativa de esta parte del mundo e hizo que sus autores y  sus obras fuesen traducidas a un montón de lenguas, además de ganar fama y fortuna, sin olvidar el importante reconocimiento artístico de la crítica y de sus pares.  Debe saberse, además, que este tuvo una importante participación en la política, comenzando primero en el Partido Comunista y luego militando, nada menos, que en la Derecha (llegando incluso a ser candidato a presidente de su país por uno de sus partidos).  Y no es un dato menor, que entre el montón de galardones que recibió, se encuentra nada menos que el Premio Nobel de Literatura en 2010, conseguido ya bien avanzada su edad (o sea, tenía 74 años, típico de este reconocimiento, que acostumbra a llegar ya cuando sus elegidos están ya en el otoño de sus vidas, si bien Vargas Llosa publicó harto luego de recibirlo).
    El falleció 13 de abril de este año Mario Vargas Llosa, uno de esos tantos autores/escritores con los cuales tengo una gran deuda, la que abarca la mayor parte de mi vida; pues desde mi adolescencia, a comienzos de los años noventa, que sus novelas e historias han formado parte de mis recuerdos, gracias a la lectura de tales obras y que tantas satisfacciones me han dado (el placer propio de una buena historia).  Así que, al enterarme de su fallecimiento, imposible me fue no rememorar todos esos momentos en los que estuvo presente en mi vida, que son hartos; por eso mismo, no dudé en dedicarle estas memorias, como mi sentido homenaje a alguien a quien le debo tanto.


    Vargas Llosa forma parte de los escritores que me incentivaron el gusto por la lectura literaria, que comencé a gozar de sus textos bien joven y todo por iniciativa propia.   Si no me equivoco, estaba como en segundo medio (era 1991 en aquel entonces) cuando le escuché a mi profesora de Castellano hablar de él en una clase y de su novela La Ciudad y los Perros (una de las más famosas de este autor), cuyo discurso me hizo interesarme bastante al respecto.  Tiempo ha pasado ya desde aquel entonces, de modo que no recuerdo cómo por fin llegó a mis manos.  Cabe mencionar que por esos años los únicos libros a los que podía acceder eran los que me compraban mis papás (aquellos para el colegio y los que pedía de regalo para mi cumple y Navidad), que nadie tenía que me pudiese prestar literatura y la biblioteca de mi escuela era bien paupérrima (un cuarto bien chico, que solo años después, cuando ya estaba en la universidad, se volvió "decente").  Solo sé que como al año siguiente volví a disfrutar de ese texto, acerca de las atrocidades en una escuela militar para adolescentes, cuando la misma docente de la que les hablé, no los dio como lectura complementaria (a lo mejor solo le leí recién para el colegio, quién sabe).  Cabe mencionar que poco después me enteré de que tenía una película, la cual logré ver en VHS y lleno de altas expectativas; la decepción fue tremenda, que el filme me resultó demasiado tosco, simplificando mucho la historia y con una producción paupérrima (supongo que por algo es una cinta olvidada).
      En esos años, mi etapa escolar y buena parte de mi vida como universitario, participaba bastante en la Iglesia Católica (que dejé de ir no por crisis de fe, sino porque me dedico a otras cosas en vez del culto comunitario, como dormir hasta tarde los domingos, je).  Fue así como en una visita a la oficina del cura de la capilla a la que asistía, me encontré con Los Jefes y Los Cachorros, la única colección de cuentos de quien hoy, por fin, honro; en ella encontramos una estupenda novela corta, acerca de un grupo de amigos a lo largo de su crecimiento personal y unas cuantas historias que ni recuerdo (aunque me encantaron).  Era un adolescente y más faltaba "criterio", que ni dudé en preguntarle al padre si me regalaba su libro y para dicha mía el curita accedió a mi petición; me acabé el tomo en un santiamén (por esos años leía mucho y apenas hacía actividad física, así que engordé bastante... Y ahora leo harto también, pero no tanto como antes).


     Volví a disfrutar dos veces más el texto recién mencionado.  La última vez fue en calidad de profesor, que llegué a un colegio al mes y medio de comenzadas las clases; hubo un profe antes que yo, más joven, poco experimentado y que claramente no tenía idea de literatura juvenil y/o apta a las edades de los lectores.  Se lo dio a un octavo básico (chicos de entre 14 y 15 años); era un grupo pequeño, de niños muy inteligentes y bien portados, pero no estaban aptos para esos relatos.  Le dije a los chicos que les cambiaba dicho título, explicándoles por qué era conveniente; no obstante, prefirieron quedarse con el listado original... ¡Porque a una compañera le habían comprado TODOS los libros ya! Cuando llegó el momento de la prueba, o mejor dicho cuando a los muchachos les tocó leer el libro, me reconocieron que debieron haber aceptado mi recomendación... Así que Vargas Llosa me permitió demostrar que la experiencia y el conocimiento, nunca deben menospreciarse.  Por cierto: Una lástima que no haya incursionado más en el formato de las narraciones breves, no sé si porque no era lo suyo (falta de talento para ello o desinterés, esto último porque mucho autor Best Seller como él lo evita, por considero poco redituable) o porque simplemente no le daba la gana.
   Todavía era un escolar, cuando curioseando en la entonces minúscula y humilde biblioteca de mi colegio (ahora que la rememoró mejor, estaba como escondida y pasaba cerrada, que nadie la atendía), di con un ejemplar de Pantaleón y las Visitadoras.  Al ver tal título tan curioso, recordé que, en un teatro del Centro de Santiago, de niño vi el afiche de una versión teatral (se llamaba Sala El Ángel y también funcionaba como cine, donde años después en esa misma época, muy feliz, disfruté de Candyman y de Innocent Blood, en ocasiones distintas eso sí).  Supongo que era una de las pocas personas, en pedir prestados libros en el cole (el otro que recuerdo "saqué" de dicho lugar, fue Cuando Pilatos se opuso, de mi querido Hugo Correa) y eso que me hallaba en un establecimiento inmenso.  Como era un lector todavía inexperto, su comienzo con diálogos intercalados me costó un poco comprenderlo; no obstante, luego la novela me enganchó completamente.  En ella nos encontramos con Pantaleón Pantoja, un correcto militar peruano que crea un exclusivo servicio de prostituta, para atender a los soldados rasos, que, de no ser por sus chicas, en la selva seguirían volviéndose locos por la falta de mujeres. Con algo de humor y cierto surrealismo, el libro me hizo volar la imaginación, como solo los textos de Stephen King o similares me provocaban.



    Tengo al menos una anécdota que contar sobre este título: La primera vez que me leí este libro (lo he hecho tres veces en total), tras haber pedido la novela en aquella mino-biblioteca (luego mi papá me la compró, que también me la hicieron leer en clases, pues yo "convencía" a mis profes de agregar ciertas obras y autores a sus listados) una vez ensimismado en sus páginas, me hallaba sentado en uno de los puestos delanteros de una micro, de esas amarillas que habían antes (bus de locomoción colectiva para que me entiendan los no-chilenos).  Sus conductores eran bien brutos, buena parte de ellos, y trataban pésimo a los estudiantes, que me tocó vivirlo en persona por años y hasta discutir con dichos trogloditas; el tema es que aquella vez me sobresalté, cuando el chófer interrumpió mi lectura gritándome muy pesado:
 
   - ¡Da el asiento!
 
    Entonces un señor que iba acomodado a su lado, al parecer alguien de confianza suyo, dijo con uno tono muy comprensivo:
 
    - Le gusta leer.
 
    Me alegra que esa mafia de las micros amarillas se haya acabado, que ahora es norma atender bien a todos los pasajeros. claramente cavernícolas como ese no entienden cómo un buen libro puede cautivar te tanto.
   Ya estaba casi terminando mi pregrado, cuando estrenaron la segunda adaptación para el cine de Pantaleón y las Visitadoras (hay una BIEN antigua, que nadie la conoce).  Esta vez los peruanos se esmeraron en hacer una producción que le hiciera justicia al libro, una verdadera pieza de carácter internacional.  Llena de mujeres hermosas, que para nada iba a negar tanta belleza femenina, quedé prendado del enorme atractivo masculino de su protagonista (quien, como muchas de sus compañeras de rodaje, nos regala un inolvidable desnudo frontal).  Asistí al cine a disfrutarla y luego me la repetí varias veces, que la tuve en VHS Y DVD; ahora tengo muchas ganas de gozarla en mejor calidad, aunque me ha costado pillarla en Full HD.
   El siguiente texto que disfruté de Vargas Llosa, fue La Tía Julia y el Escribidor.  Supuestamente de carácter autobiográfico, aborda la juventud de nuestro novelista y sus experiencias junto a las dos personas que más lo marcaron, en tal época, para el resto de su existencia: Una atractiva mujer mayor con la que establece una relación amorosa (la Tía Julia) y un humilde autor de radioteatros (el Escribidor).  Respecto a este tomo, me encontraba haciendo uno de mis últimos ramos de mi licenciatura y pedagogía, me tocó realizar una clase didáctica para el profe y mis compañeros; entonces se me ocurrió tomar los "relatos enmarcados" que aparecen en el mentado libro y abreviarlos, dejándolos inconclusos como sucede en el tomo, para hacer que la audiencia les hiciera un final... El resultado fue satisfactorio y conseguí la nota máxima.


   Por cierto, volviendo atrás en el tiempo, una vez en la universidad cuando estaba en mi primer o segundo año (lo más probable es que era 1994, cuando estaba en Filosofía, que al año siguiente me cambié a Castellano) en un puestecito de venta de libros usados (de esas ventas informales que me encantan, en las que sobre un género o plástico los "caseros" ponen sus artículos a exhibición) tenían La Guerra del Fin del Mundo.  Era una edición económica, aunque no pirata (que me cargan y no las compro, por feas y mal hechas) y no dudé en adquirirla ¿Me van a creer que a la fecha aún no lo leo? Como justificación puedo decirles que, por un lado, se me olvida que tengo este libro y, por otro, no me atrae mucho la versión que poseo, que tal vez si me lo comprara en una de mejor papel (esta tiene hojas de papel romeo y la portada es genérica, cero arte y es que pertenece a una colección de literatura general) y más atractiva, de seguro me animaría a leerla de una vez (de hecho, ni siquiera sé de qué se trata, pues, más encima, no es un título muy divulgado de su autor).
    Hace unos veinte años, más o menos, llegó a los kioscos chilenos una preciosa colección en tapa dura de Vargas Llosa; tontamente solo compré cuatro títulos y ahora les hablaré algo de ellos.  El primero que me leí de estas adquisiciones, fue La Historia de Mayta, un libro que noveliza un curioso caso real de Perú, acerca de un quijotesco comunista y su fracasado intento de provocar una revolución marxista en su país (no recuerdo bien si por medios violentos).  El texto me gustó harto, pero a diferencia de los otros mencionados arriba, no llegó a fascinarme tanto (de hecho, solo recuerdo el detalle de que su protagonista era homosexual de closet, lo que me dejó con la sensación de que Vargas Llosa era homofóbico, porque se veía como una desviación la orientación del personaje, quien se avergonzaba de ello).
    El siguiente libro de la colección de los kioscos que me leí, fue La Fiesta del Chivo, una verdadera joya por donde se mire; les estoy hablando de una obra ambientada en República Dominicana, abordando la atroz dictadura militar de Derecha de Trujillo (pese a su cambio de orientación política, nuestro escritor no dejó de abrazar los valores universales humanistas).  Se trata de uno de sus trabajos más virtuosos, que me atrapó al mismo nivel de mis lecturas juveniles.  Más encima, tiene una adaptación al cine muy recomendable, en la que actúa la preciosa y bastante talentosa Isabella Rossellini, una de mis actrices favoritas (y musas de mis años mozos).  Esta es una de sus obras que le he dado a leer a mis estudiantes; justamente al respecto, el colega que escogió este texto para el Plan Lector del colegio, en el que trabajábamos juntos, al año siguiente de esa experiencia me contó que una ex alumna suya, se había comunicado con él y entre las cosas que le dijo fue que, pese a tratarse de un libro tan extenso, le había gustado mucho y le daba las gracias por presentárselo (me alegro por esto, que da gusto cuando como maestros conseguimos entusiasmar en la literatura a los jóvenes; empero, hoy en día no pondría este libro como lectura domiciliaria, pues en verdad es demasiado extenso para el colegio).


   El Paraíso en la otra Esquina, esta vez Vargas Llosa adentrándose más en el pasado con la narrativa histórica, fue otro de esos libros que pude saborear gracias a la mentada colección.  Solo recuerdo que trata acerca del pintor Paul Gauguin y su período final en una isla polinésica.  Sé que disfruté mucho de esta novela, si bien nada más puedo traer a colación suyo, que el resto lo tengo olvidado (no obstante, valoro que me haya dejado sensaciones de mucho deleite lector).
    El caso de La Casa Verde, que también lo conseguí en las mismas compras ya mencionadas, es distinto.  Resulta que esta pieza me aburrió tanto, que ni siquiera llegué a las 100 páginas, así que lo dejé de lado.  A ver si algún día le doy otra oportunidad.
   Pasó más de una década, si no me equivoco, cuando retomé a Vargas Llosa.  Un matrimonio amigo para un cumpleaños, me obsequió Travesuras de la Niña Mala, al cual le tenía muchas ganas, ya que había leído puras alabanzas al respecto.  Pero cuando me dispuse a adentrarme dentro de él, me di cuenta de que era una edición pirata y ya les he dicho que pienso sobre estos artículos (en cambio sí leo y compro libros usados, que desde niño me fascinan y más si son títulos descatalogados, que poseo muchos al respecto;) así que lo guardé cuidadosamente y luego se lo regalé a quien le daba lo mismo recibir un volumen en tales condiciones.  Poco después adquirí una versión en tapa dura, de esas mismas de los kioscos.  La espera valió la pena y fue mi primer y único post, hasta antes de este otro que ahora lees, dedicado a Vargas Llosa.  Como mi memoria es frágil, pese a ser mi novela más reciente suya, casi nada recuerdo al respecto; solo tengo la certeza de que trata sobre un amor tormentoso y una atractiva mujer que pasó por aberraciones sexuales, así como sé muy bien que la pasé estupendo con esta perla.
   Tengo pendiente en mi biblioteca (que ocupa un montón de muebles) tres títulos más suyos: Elogio a la Madrastra y uno del cual no recuerdo su nombre; el tercero es Conversación en la Catedral, el que deseaba conseguir y leer hace años.  Este último lo compré a un precio increíble y en una edición preciosa; lo que me llamó la atención de dicho volumen, es que dice en la tapa "Versión íntegra" (¿O será Edición completa"?), que me parece solo hace poco se publicó en tales condiciones (o sea que antes le faltaban páginas, tal vez por censura o considerarla demasiado grande como para imprimirla, tal como en su momento sucedió con The Stand, del Tío Steve).

Era Edición Definitiva lo que decía, je.

   Cuando salió la edición de la RAE conmemorativa del cuarto centenario de El Quijote de la Mancha, en un tomo bellísimo, no dudé en comprarla; en ella viene un ensayo de Vargas Llosa, hecho en especial para dicho ejemplar. Lo anterior era todo un plus a la hora de obtener tal versión; trabajo suyo que me agradó harto.  No hace mucho le di a leer ese ensayo a mi curso de Argumentación y tengo el recuerdo de haber trabajado con otro texto suyo, de similares características, en un anterior año para esa asignatura (aunque no me acuerdo de qué iba, je).
     Harto he escrito ya, que procuré revisar todas mis memorias sobre Vargas Llosa y, como bien pueden apreciarlo, en efecto me ha acompañado gran parte de mi vida (mucho más de la mitad de ella).  Ya es hora de despedirme, por ahora, que tengo otras elegías en prosa por realizar, pues mucha gente valiosa para mí se ha ido este año (incluso la madre y el padre de dos queridísimos amigos, gente amada a la que si conocí y con quienes compartí bellos momentos). Tempus fugit y el cauce de la vida con sus reglas intocables se hace evidente; por lo mismo, a disfrutar del tiempo con que contamos, aprovechando de hacer lo que más nos gusta, mientras se pueda y, de paso, honrando a nuestra manera a quienes nos regalaron su presencia (ya sea de manera física, como intelectual y espiritual).
    Gracias, Mario, por toda la belleza que nos has dado.

¡Qué guapo era este caballero!

jueves, 1 de mayo de 2025

A Val

     Un actor al que recuerdo con cariño de mi adolescencia y juventud es Val Kilmer.  Un actor versátil, capaz de moverse entre el drama y la comedia sin problemas.  Además, era hermoso, si bien, a diferencia de otros colegas suyos de aquel entonces (como Bruce Willis o Mel Gibson, por ejemplo), nunca llegó a convertirse en uno de mis "musos inspiradores"; pero de que se había ganado mi corazoncito, sin dudas puedo afirmar que ya tenía una parte de él sin problemas.
    ¿Cómo lo conocí? Creo que fue gracias al clásico de fantasía ochentera Willow (1988), una de esas tantas cintas que me fue imposible ver en el cine de niño y solo gracias a la magia del VHS pude contemplar.  Recuerdo que fue para unas vacaciones de verano y la vi en la casa de una vecina, que tenía aparato reproductor de esas cintas; ella ya adulta hace rato y amiga de mis hermanas menores, quien me recibía en su hogar para apreciar juntos, por lo general, filmes de terror que yo arrendaba.  Una tarde llegué con ese título en mi mano, muy feliz y me divertí mucho.  Su papel de guerrero antihéroe me agradó mucho, aunque ignoraba que ese artista iba a ser tan significativo en la vida de millones de personas.
    Por ese tiempo, cuando estaba en el colegio, pasaron en la tele (y toda cortada seguramente) Top Gun (1986).  Allí hacía del amigo del protagonista, personificado por Tom Cruise.  No veo hace décadas este largometraje y la única escena que recuerdo suya, es la de Tom en solo calzoncillos blancos y mirándose con pena al espejo (una de mis primeras relaciones homoeróticas); juraba que lo anterior era tras la muerte del personaje interpretado por Val, aunque ahora, gracias a Google, sé que era otro de la misma pandilla.  Bueno, siempre mencionan esta producción en su filmografía, así que no podía dejar de nombrarla.


                                                                     Tráiler de Willow

    También ochentera, que igual a las otras de arriba yo solo vi en los noventa de manera casera, es Super Secreto (Top Secret, 1984).  Comedia de tipo paródica, en un estilo que luego fue muy popular y llegó a extremos ya excesivos, trata de un cantante de música juvenil gringo, que se va de gira a Alemania para desenmascarar un complot nazi, pues en realidad es un espía.  Muy entretenida, nos muestra a un Val Kilmer con un tremendo dote actoral, muy simpático y hermoso.  Por mi parte, recordaba con cariño esta cinta y al final terminé descargándomela en HD el año pasado; ya más viejo, creo que la disfruté más que nunca, encontrándola toda una joya.
   Adentrándome en su producción noventera, dentro de los títulos que puedo recordar, se encuentran dos filmes que en su momento no fueron de mi agrado, uno que dudo lo vuelva a ver (a menos que salga un "corte del director", como algunos fanáticos solicitan; aunque lo dudo, porque Joel Schumacher hace rato que falleció) y otro al cual ahora, menos prejuicioso, le debo una nueva oportunidad.  Es así como, en primera instancia, les estoy hablando de Batman for ever (1995), una especie de secuela bastarda de los filmes que hizo con tanto cariño Tim Burton sobre el Señor de la Noche; y es que en esta entrega, su nuevo cineasta dejó de lado el aspecto gótico de su colega, para entregarnos una adaptación más luminosa y exagerada, casi llegando a lo camp y al kitsh de la serie televisiva sesentera.  En dicha obra, Val Kilmer hace de nada menos que del Murciélago; si bien su labor fue digna, posiblemente su Bstsi sea el menos logrado de las versiones para el cine (bueno, junto al de Robert Pattison, que a ese otro SÍ que lo desprecio); aunque no es por su culpa, si no que por un pésimo guión y un aún, peor, horroroso montaje (que su director me gusta mucho).
   La otra cinta noventera que solo vi una vez, aunque sí me la repetiría sin problemas, a diferencia de la anterior, viene a ser The Doors (1991).  Tal como dice su nombre, se trata de un filme acerca de la famosa banda de rock homónima.  En esta obra Kilmer hizo de Jim Morrison, su malogrado vocalista, uno de los tantos genios de la música de vida disipada, que murió joven producto de una sobredosis.  En general, nunca me han atraído este tipo de personas decadentes, no obstante, ahora yo más viejo, he apreciado el legado de Morrison (poseedor de una gran voz) y reconozco que me prejuicié en su momento con este título y por eso le debo una revisión.  Por cierto, hay una curiosa leyenda local sobre esta película y su exhibición en un famoso cine santiaguino, que había en aquel entonces: En el Santa Lucía, la única sala Cinerama que teníamos (antecesoras de las actuales IMAX), no sé si fue en una función o más de una, hubo un escándalo; porque adentro estaba lleno de gente fumando marihuana (creo que el clima adentro era por lo mínimo asfixiante, je).
   También de la década arriba mencionada, precisamente de sus comienzos, es Tombstone (1990).  Debo contarles que mi papá, al que le gustaba mucho el western, con el cual vi muchas producciones de este tipo de pequeño y en televisión abierta, me contagió el amor por dicho género.  Por lo mismo, amé con todas mis ganas el largometraje mencionado.  En esta joyita, nuestro querido Val Kilmer interpreta a un personaje histórico, como bien sucede con muchos de los que aquí salen; si bien el suyo, puede ser considerado como lejos el más carismático de toda esta pieza: Doc Hollyday.  Un pistolero noble, muy hábil y tuberculoso.  Recuerdo que era un placer ver sus escenas, pues se robaba la película.  Definitivamente debo volver a verla y la compartiré este finde largo que se viene con mi guagua (mi sobrinito y ahijado Amilcar, de 15 años, cinéfilo como su tío que tanto lo quiere).


                                                               Tráiler de Tombstone

    Garras (The Gosth and the Darkness, 1996) es otro filme de acción muy recomendable, en el que aparece el histrión al que hoy le rendimos homenaje.  En esta ocasión me estoy refiriendo a una historia ambientada en África, en la cual una pareja de cazadores (el otro está a cargo del gran Michael Douglas) debe vérselas con un león antropófago y el cual ya tiene varias víctimas a su haber.  Cabe mencionar que esta dupla me fascinó y al recordar esta producción, no me quepa duda de que también debo repetírmela.
   No quiero dejar de lado su versión de La Isla del Doctor Moreau (1996), sobre la famosa novela de terror y horror de H. G.  Wells.  En ella hace de un náufrago que llega hasta una comunidad llena de mutantes, animales antropomorfizados, manejada por un "mad doctor", que acá está interpretado por el veterano y ya decadente Marlon Brando.  El filme posee maquillajes sorprendentes y en su momento me gustó; no obstante, nunca la volví a ver.  No tuvo buena recepción en su estreno, aunque eso nunca ha sido significativo para mí cuando se trata de apreciar por mi cuenta una obra.  Ahora que escribo sobre este título y rememoro el paso de Val Kilmer en mi vida, me dan ganas de revisitarla, pues tengo en mi colección digital el Corte del Director.
   Lo último que me acuerdo haber visto de lo más reciente de Val, viene a ser Alexander (2004), filme histórico y épico sobre la vida de Alejandro Magno.  Para este título fue llamado otra vez por Oliver Stone, el mismo director con el que brilló en The Doors; no obstante, esta vez se le concedió un papel secundario y breve, el del padre del protagonista.  La película no fue del gusto de la crítica y del público, así que está casi olvidada (¡Y tiene tremenda banda sonora de Vangelis!).  Con todo lo que me gustaba Kilmer, esta fue su única participación que aprecié en el cine y, la verdad, no fue por él; lo hice porque en esa época" alucinaba con su actor principal, el precioso, varonil y muy sensual de Colin Farrel (bueno, todavía me sigue gustando mucho) y por lo mismo asistí a la pantalla grande junto a mi comadrita Ledda, que ambos compartíamos la devoción por este.  Fue una decepción la película, pese a sus tremendos artistas y debido a eso nunca más le di mi tiempo ¿Debería hacerlo?
   Años después del desastre de Alexander, Val Kilmer abandonó el cine y la vida pública poco a poco; la razón de todo esto, hasta donde yo sé, problemas de salud que lo llevaron a quedar sin voz o al menos estar impedido de usarla como actor; una verdadera lápida para un artista; que usaba dicho medio para realizar su labor.  Lo anterior claramente debió provocarle depresión y otras afecciones, tal y como se podía comprobar en sus fotos más recientes (que se puede envejecer con dignidad y a él no se le veía feliz).  No hace mucho, creo que el año pasado, dijo que estaba preparado para volver a la actuación; sin embargo, eso no fue posible, hasta donde yo sepa.
    Hay varias otras cintas valiosísimas en las que trabajó, como El Santo (1997, que ahora que recuerdo, esta también tuve el gusto de disfrutarla en pantalla grande), Heat (1995) y Planeta Rojo (2000; aunque no me detendré más allá de estas palabras, pues apenas recuerdo lo que hizo en ellas.
   Estaba seguro de que se había retirado temprano del Séptimo Arte, quizás porque dejó de tener papeles estelares en su mayoría, pero veo siguió haciendo más producciones.  ¿Qué tal serán los títulos que le siguieron? Solo Deja Vu (2006) sé que es genial, que nunca me la terminé, si bien me estaba gustando mucho (el DVD clonado del que la veía, se había echado a perder y se quedaba pegada la peli); más encima, apenas me acuerdo de este título, en el cual también tenía un papel minúsculo.
     Kilmer dejó este plano de existencia cuando solo tenía 65 años de edad, el 1° de abril del presente año.  Increíble, hace un mes ya considerando ahora que por fin pude acabar y subir estas palabras.
    Siempre te recordaremos con cariño, quienes disfrutamos de tus numerosos papeles.  Espero que en el Más Allá recuperes la mejor versión de ti mismo y hasta pronto, amado Val.
 
 

                                                               Homenaje a Val Kilmer

lunes, 17 de marzo de 2025

Dedicado a David Lynch


    En enero de este año que "casi" recién comienza, dentro de las desgracias materiales y personales que marcaron sus primeros días, a nivel internacional, se encuentran los incendios que asolaron a Los Ángeles.  Fue algo digno de una película de Hollywood, justamente la ciudad donde está la capital del cine gringo y lugar en el que vivía desde su juventud David Lynch.  El año pasado, no más, le habían diagnosticado enfisema pulmonar, lo que le dificultaba la respiración, así que por eso ahora estaba recluido en su casa.  El humo de la quema, que dañó tanto a gente "común y corriente", como a muchos famosos que perdieron sus hogares, afectó más de la cuenta su débil organismo y lo tuvieron que trasladar en helicóptero para ser atendido; creo que falleció en el camino.  Lynch contaba con 78 años cuando dejó este mundo, el 15 de enero y solo a 5 días de estar de cumpleaños, en un final digno de una de sus películas.
    Algunas de estas memorias anecdóticas las he contado en antiguos post, aunque ahora las vuelvo a mencionar, pues tienen que ver con mi vida junto al artista al cual hoy quiero homenajear.
    Por mi parte, debo comenzar diciendo que este cineasta, al que adoraba, marcó mi amor por el séptimo arte y en especial mi adolescencia.  Mis primeros años como cinéfilo tienen su huella (junto a John Carpenter y Steven Spielberg).  Sin saberlo, mi primer recuerdo suyo fue con El Hombre Elefante (1980), filme que me aterraba de cuando vi una escena suya, en la que le quitan su capucha a dicho personaje y que vi en un capítulo de Ripley, aunque usted no lo crea.  Eran los ochenta y yo era un niño, mi hermana mayor Mabel (la compinche de mi infancia) quería verla en la pequeña tele que teníamos en el cuarto, que compartíamos junto a nuestra hermana menor Jenny; así que estuvo convenciéndome para que superara mi miedo al personaje e incluso en la víspera de su emisión fuimos a Fantasilandia (un famoso parque de diversiones de Chile), de modo de "ganarse" mi apoyo para la noche.  Ambos estábamos entusiasmados, hasta que ya tarde comenzó la función y entonces salió la susodicha escena.  Me puse a gritar y a llorar como loco y nuestros papás preocupados nos fueron a ver a la pieza; retaron a la pobre "Negra", apagaron la tele y nos vimos obligados a dormir tempranito.  Vez que nos acordamos con Mabel de esa ocasión nos reímos mucho.
   Ya era un adulto, bien entrado en años, y llevaba un tiempo considerable haciendo clases, cuando me atreví a ver El Hombre Elefante.  Me la prestó un colega de arte en DVD y la copié.  Era un valioso paso para mí, enfrentarme a este miedo de mi infancia, ahora que ya estaba en condiciones para ello y sabiendo que se trataba de un tremendo filme, el segundo de David Lynch tras su debut en la película de culto (que aún no veo) Eraserhead (1977) y que consiguió dirigir gracias a que Mel Brooks (famoso comediante), lo contrató al ser este el productor de dicha obra.  Debo contarles que ahora ya mayorcito, disfruté mucho al ver a dos de mis actores favoritos, juntos en la misma cinta: uno, Sir Anthony Hopkins, como el piadoso doctor que acoge a John Merryck (el Hombre Elefante), bien joven y muy guapo; y el otro, John Hurt, como el sensible y atormentado ser humano que sufría ese atroz mal genético.  Debo confesarles que por mucho que me habían recomendado dicha cinta y todo lo que adoraba a su realizador, no me esperaba impactarme tanto con su belleza y en especial ante una de las mejores actuaciones de Hurt.


                                                  Tráiler de El Hombre Elefante

    Creo que mi siguiente encuentro con David Lynch, fue con la serie de televisión que lo hizo famoso, incluso entre quienes nunca habían visto sus películas.  Les estoy hablando de Twin Peaks, programa al que adoro con todo mi corazón y que vi con mucha felicidad en mi juventud (cuando estaba en el colegio) y luego me repetí ya maduro en 2021, en plena pandemia (o sea, décadas después de esa primera revisión suya).  Acá a Chilito llegó con atraso y fue muy publicitada, pero acabaron por reprogramarla del horario estelar de los lunes, en 1992, al de medianoche, porque la gente no logró entenderla, ni apreciarla; no obstante, yo le fui fiel y me la vi completita, que trasnochaba para hacerlo (en esa época me acostaba temprano en medio de la semana).  Aluciné tanto con Twin Peaks (1990-1991), que hasta me leí una de sus novelas, años después eso sí, y no dejé de comprarme el casete con su preciosa banda sonora hecha por Angelo Badalamenti y con la angelical voz de Julie Cruise (ahora mismo la escucho mientras escribo estas palabras).  Solo tenía a mis profesores para hablar de Twin Peaks, que mis amigos coetáneos de ese entonces no llegaban a mi grado de frikismo.
   Cerca de un año después se estrenó en los cines Twin Peaks: Fire walk with me (1992), la precuela del mentado programa.  No me quedó otra que ir solito a verla el día de su estreno, lo que realicé muy entusiasmado y cuando terminó salí caminando sobre nubes de la sala.  Por ese tiempo escuchaba la radio Futuro, que los domingos emitía una sección llamada Música en 35 milímetros, sobre bandas sonoras y emitieron el soundtrack de la mentada obra; en una cinta que tenía un radioteatro, que hice para una tarea, grabé encima del audio original sus temas y lo gracioso es que antes de comenzar su primer tema se escuchaba la voz de una compañera y la mía.  Cuando el 2021 me repetí Twin Peaks, también lo hice con esta precuela, a lo que le agregué Twin Peaks: Missing Pieces (2014), una maravilla que el propio Lynch, editó con todas las escenas que no habían entrado en el corte final del largometraje.
   En cambio, cuando muy interesado me puse a ver la tercera temporada (2017), que de forma inesperada hizo su creador luego de tanto tiempo, me llevé una tremenda decepción; pues era demasiado loca para mí y solo aguanté unos cinco episodios.  Menos mal que no me la compré en Blu-ray, como bien estuve tentado de hacerlo. No tiene por qué gustarte todo lo de tus artistas favoritos, que ni con Stephen King me pasa eso.
    Y es cuando me toca llegar a Dune (1984), quizás mi título predilecto, luego de Twin Peaks, de Lynch. La primera vez que la aprecié, fue un viernes en la noche por esos años del liceo. Aluciné como pocas veces en tan cortos años de vida y luego de verla solo quise conseguirme el libro.  Muchas veces me he repetido esta pieza, que tanto amo; primero la arrendé más de una vez en VHS, luego me la copió un profe de la universidad (Juan Espinoza, el mismo del cual fui ayudante en su curso de Ciencia Ficción, el primero de este tipo que se ha implementado en una universidad chilena); con posterioridad la tuve en DVD clonado y por último me la compré original en Blu-ray.  Y les estoy hablando de la obra menos querida del cineasta, por él mismo, para la cual filmó un montón de material y del cual se vio obligado a prescindir en el montaje para el cine.  Unos años después de su estreno, se presentó para la televisión una versión más larga, pero esta no contó con su bendición y por eso sale dirigida con el nombre de Alan Smithe (el pseudónimo que usan los directores en Hollywood, que reniegan de sus filmaciones); sin embargo, existe una edición hecha por un verdadero amante de la peli, quien tomó material de las otras dos versiones y agregó otro no visto anteriormente de forma comercial, creando una joyita que le hace bastante honor al libro de Frank Herbert y a lo realizado por Lynch (se puede ver gratis en Youtube).  Se llama Dune: The Alternative Edition Redux (2012) y el final mejora bastante la versión cinematográfica, que peca de deux ex machina.   Se me estaba olvidando: Adoro su música compuesta por el grupo de rock Toto y con un precioso tema de Bryan Eno.
    Durante mi adolescencia y los primeros años de mi adultez, compraba mensualmente dos revistas de cine: Cinegrama y Video para Usted.  Por una de ellas, me enteré de que, en un listado de las mejores cintas de los ochenta, supuestamente hecho por especialistas, su obra Terciopelo Azul (1986) la encabezaba.  Creo que supe de lo anterior, justo cuando salió esta cinta en VHS por estos lares y como mi experiencia con Lynch hasta el momento era muy buena, no dudé en arrendarla. Ahora sí que quedé impactado y como la vi en vacaciones de verano, tuve que esperar un tiempo para comentarla con mis profes.  Un día conversaba con una de ella, a la que adoraba (la verdad es que tenía varios ídolos entre mis maestros), y le hablé de cierta escena que sobresalía más que otras para mí:
 
    - ¡Qué raro fue cuando la cantante viola al jovencito! No pensé que una mujer fuera capaz de hacer eso- Mi inocencia era más que evidente.
   - Eso se llama SEDUCCIÓN- me contestó Vilma- Fue consensuado.
 
     Aprendí harto de mis adultos y no solo materia del colegio. Hago lo posible por seguir su ejemplo entre mis estudiantes y, en especial, con mi sobrinito regalón Amilcar.
    Gracias a Terciopelo Azul conocí a Isabella Rosellini y luego de Enya se convirtió para mí en la mujer más bella del mundo.  Por lo anterior, y por mi gran aprecio a David Lynch, me fue un grato descubrimiento pillar en la tele, una noche, el emotivo drama Zelly y yo (1988).  La historia de una dulce pequeña, que, al perder a sus padres, queda al cuidado de su acaudalada y sobreprotectora abuela.  En dicho filme, mi nueva musa hace de la niñera de la muchachita, quien la llega a ver como a una figura materna y es que esta le da las atenciones, que carecía de su única parienta; debido a esto, la anciana, que no era malvada, en todo caso, comienza a recelar de su buena empleada y les pone obstáculos a las dos para ser felices.  Y hay un detalle importante que aún no les cuento: Un joven David Lynch, hace de otro empleado de la señora, creo que del chófer, quien inicia un romance con el personaje de la Rosellini.  Cabe mencionar que, en la vida real, ambos eran pareja desde hace años, me parece que desde los tiempos de Terciopelo Azul.  Por cierto, en dicho filme, en determinado momento, Lynch sale a torso desnudo y nada mal se veía; no dejé de encontrarlo bellísimo.
    No estoy seguro de si disfruté del anterior largometraje una o dos veces, aunque si tengo claro de que dejó una huella especial en mi memoria; solo ayer, no más, me la pude conseguir en 1080p (antes tenía una versión digital del VHS, me parece, y no le había conseguido los subtítulos). Pero ahora que regresó RARBG (gran página pars descargar archivos por Torrent) a pude descargar en mejor calidad y, más encima, venía con subtítulos en varios idiomas.  Cuando la bajé y revisé sus archivos, justo estaba con Amilcar y mi "guagua" me contó que ahora habían páginas y programas, que traducen los subtítulos a otros idiomas; así fue que probamos uno de estos sitios y fue perfecto.  A ver si el próximo finde la veo con mi niño.


                                                   Tráiler de Terciopelo Azul.

    Seguía en el colegio, cuando salió recién en VHS Corazón Salvaje (1990), que me parece se demoró en estar en formato casero por acá.  El filme me prometía mucho, debido a los artistas que trabajaban en ella y a los que ya conocía de muy buenas películas: La incomparable Isabella Rosellini, Willian Defoe (¿O se cruzaron nuestros destinos solo recién aquella vez?) y Nicolas Cage.  Un día, en mitad de la semana, se pasaron varios compañeros y compañeras de curso a mi casa; veníamos del videoclub y con nosotros llegó a mi hogar la peli mencionada.  La vimos juntos en una celebración de la amistad.  Recuerdo que el papel de la Rosellini otra vez me conmovió y la escena en la que aparece como bruja, me pareció muy cómica.  A mis amigas les gustó Nicolas Cage (en esos años era hermosísimo) y a mí también me pareció estupendo; no obstante, en tales años callaba, por razones obvias, mis apreciaciones estéticas hacia otros hombres.  No tengo memoria sobre si volví a ver esta peli, que tengo desde la pandemia en digital.  Por cierto, en la época de la universidad me compré original el casete de su banda sonora, la cual estaba muy barata; no saben lo feliz que me puse, pues traía composiciones de Angelo Badalamenti, muy bellas, el mismo de Twin Peaks (también compré otro ejemplar, para el hombre al que amaba en ese entonces, regalito que apreció mucho).
   Ya estaba en la universidad cuando fui con dos queridas amigas, la Niña Mary y Jime, al Normandie a ver Carretera Perdida (1997).  Los tres le teníamos muchas ganas y salimos por completo defraudados; pues nos pareció muy rara, que apenas la entendimos.  A la salida de la función nos encontramos con otro amigo, Jorge Lorca, quien la había contemplado al mismo tiempo que nosotros y no teníamos idea de que estábamos en el mismo lugar y momento hasta nuestra reunión.  El Master había quedado loco con esta pieza y estuvo todo el rato alabándola, dándonos sus impresiones al respecto; el resto nos mirábamos curiosos.
    De algún modo Carretera Perdida me quitó las ganas de ver otros filmes de Lynch; por lo mismo no dediqué mi tiempo a nada más de lo que filmó con posterioridad (ni siquiera a sus cortometrajes); igual no es mucho, en todo caso y es que no fue muy prolífico.  Claro que estas últimas producciones suyas, han ganado muchos premios.  Creo que ya es hora de no solo repetirme otros filmes suyos, como El Hombre Elefante y Corazón Salvaje, sino que verme de una vez lo que tengo pendiente con él.
    Siempre te llevaré en mi corazón, David.

Copiado del muro de Feis de mi amigazo Miguel Acevedo, quien también adora a Lynch.

 

domingo, 16 de febrero de 2025

Miedos para querer


 
   Hace rato ya que falleció Roger Corman, el 8 de mayo del año pasado, a la longeva edad de 98 años.  Hace rato que estaba fuera de la vida pública, pero gente como yo lo recuerda con cariño y agradecimiento, que su producción fue grande e importante.  Por lo tanto, no podía dejar de homenajearlo con esta serie de recuerdos.  A ver qué les puedo decir de él...
   Corman fue un importante director de cine y productor, con un montón de títulos a su haber y dedicado al cine de terror como realizador.  Pero también es importante su labor como productor de filmes de clase B, o sea de bajo presupuesto, a través de los cuales le dio la oportunidad a importantes artistas para comenzar su carrera en el Séptimo Arte; filmes "de género", en general, y algunos verdaderas joyas como Piraña (Joe Dante, 1978) o clásicos "menores" tales como Batalla más allá de las Estrellas (1980) y Galaxia del Terror (1981, en la cual le dio trabajo a James Cameron para encargarse de los efectos especiales y a quien luego lo llamó al año siguiente para hacer Pirañas 2, su primera peli como director).  Claro que estos datos tendemos a manejarlos más los frikis como yo, los cuales son un valor agregado a la hora de evaluar el aporte de Roger Corman al mundo y los que yo encantado comparto con ustedes ahora.
     A Roger Corman le gustaban las piezas de época y los clásicos de la literatura; dentro de esto último nada menos que al gran Edgar Allan Poe.  Por eso realizó varias adaptaciones de sus obras en los años sesenta, potentes, hermosas y hechas con un gran cariño hacia su maestro; joyitas que hoy en día siguen siendo muy apreciadas y se ven con gusto.  Les estoy hablando de títulos como La Caída de la Casa de Usher (1960), El Pozo y el Péndulo (1961), Cuentos de Terror (1962, de carácter "antológico" y dedicado a tres relatos del mismísimo Poe), El Cuervo (1963), La Tumba de Ligeia (1964) y La Máscara de la Muerte Roja (1964).  En todas ellas trabajó con su actor fetiche, el gran Vincent Price, dando paso a un gran triunvirato cinematográfico: Poe-Corman-Price.
    De seguro vi varias de las cintas mencionadas de niño, aunque no las recuerdo y solo tengo un atisbo de El Cuervo, que me llamó la atención su uso del humor y personajes bizarros (más encima se trata de una obra inspirada en un poema de Poe, narrativo, claro, aunque estrujando al máximo la pluma del genio literario).
    Más fuerte, en cambio, es la memoria que poseo de El Pozo y el Péndulo, película suya que contemplé en mi adolescencia un domingo al anochecer, acostadito en mi cama y mientras llovía; la cual pedí prestada del videoclub que había entonces en mi casa y que atendía una hermana mía.  Aquella vez llovía (¿O ese es un detalle falso que se agrega a mi recuerdo, para ambientar mejor este momento?), así que estaban las condiciones aptas para disfrutar a concho un filme como este.  Nunca me he repetido esta adaptación, que la tengo en mi colección digital; sin embargo, le tengo un gran cariño.


                                                 Tráiler de El Pozo y el Péndulo

    En cambio el año pasado, cuando me enteré del fallecimiento de Roger, me propuse hacerme una retrospectiva de su labor y comencé con La Caída de la Casa de Usher (aprovechando que tenía fresco el placer de la bella miniserie de Mike Flanagan de 2023, que homenajeaba a Poe) y fue un reencuentro muy satisfactorio.  En verdad como adulto, más preocupado ahora de los detalles estéticos, gocé mucho de esta perlita vintage.  Además que ver a un Vincent Price más joven, quien para mí siempre ha sido "viejo", fue impactante igual.  Lamentablemente no seguí con mi propósito y a la fecha sigo sin dedicarme a tal proyecto.  Discúlpame, Roger.
    La película que más amo del director, al cual por fin le rindo el homenaje que se merece (luego le toca a David Lynch y esta vez sí que no tardaré meses en hacerlo) viene a ser El Hombre de los Ojos de Rayos-X (1963).  Corresponde a uno de los tantos largometrajes que vi de niño junto a mis padres, en mi añorada década de los ochenta (por la cual siento predilección, agradeciendo a mis padres la bella infancia que tuve, aunque teniendo claro que fueron años duros para muchos compatriotas, debido a los crímenes de la dictadura militar de Pinochet); en esa época, ya al finalizar la jornada, contemplábamos obras como la mencionada, reunidos en el negocio que tenía la familia ¿Les he contado que de chico me sentaba arriba de un mueble, que usaba mi papá como vitrina (pues era hueco, pero de madera sólida y dentro suyo se exhibían algunos de los productos que vendía)?; frente a mi, a menos de cincuenta centímetros de distancia, estaba la tele y fue en una noche de esas cuando me encontré con esa pieza que tanto aprecio.  Entraba gente de vez en cuando a comprar algo, sin embargo, yo ni me inmutaba con el "ruido".  La pasé muy bien con la historia, aunque más tarde tuve pesadillas, pues para la mente de un pequeño inocente, como era yo en aquel entonces, su final era demasiado fuerte (desenlace que no contaré para no caer en el spoiler, aunque sí diré que circula una leyenda urbana, que dice que tenía una conclusión aún peor y que Corman tuvo que cambiarla por una más "suave”) ...
     ¡Todavía no les he dicho de qué trata este tremendo filme de horror y ciencia ficción! Un científico (interpretado por un actor famoso, que creo no acostumbraba participar en producciones de este tipo), desarrolla una fórmula que le permite mejorar su vista; el proceso es gradual y poco a poco comienza a ver primero bajo la ropa (lo que resulta gracioso y erótico), luego bajo la carne y asi sucesivamente, hasta llegar a extremos aterradores; su descenso a la desesperación, para alguien que como muchos osó superar a sus iguales y asemejarse a los dioses, está abordado de manera muy dramática ¿Ahora entienden cómo la culminación de todo esto me perturbó tanto?
    Por años y décadas recordaba El Hombre con los Ojos de Rayos-X con añoranza, pues nunca más se había vuelto a cruzar en mi vida ¿Por qué nunca la descargué, cuando ya había comenzado a hacerme mi colección digital? La respuesta es sencilla: Volvía a mi memoria en charlas con mis amigos ñoños y luego, en la soledad de mis aposentos, ya se me había ido de la cabeza.  Así fue hasta que un día que andaba solo por el Persa Bío-Bío, en un local dedicado a la venta de juguetes antiguos y figuritas de colección, tenían unas cuantas pelis en DVD clonadas y a muy buen precio; así que esa vez me llevé Plan 9 del Espacio Sideral (1959) y ya saben cuál era mi otra adquisición.  Volví a casa muy feliz con mis compras y me dispuse a reencontrarme con uno de mis miedos infantiles.  La peli no había envejecido y si bien ya no me aterraba, ahora no solo me divertía, sino que podía apreciarla de manera más madura y reconocer sus numerosas virtudes.  Esto último habrá sido hace casi 20 años atrás.


                                   Tráiler de El Hombre con los Ojos de Rayos-X

    Por cierto, gran amante de la literatura de terror, Corman se atrevió a realizar la que sería tal vez la primera adaptación de Lovecraft al celuloide (y tal vez de cualquier tipo de producción audiovisual sobre su obra); lo anterior fue posible gracias a The Haunted Palace (1963), una versión libre de la novelette El Caso de Charles Dexter Ward escrita por el Soñador de Providence.  Cabe mencionar unos cuantos detalles valiosos importantes sobre esta producción:  El guión estuvo a cargo del importante escritor Charles Beaumont, uno de los responsables de varios de los mejores episodios de La Dimensión Desconocida original y de un joven Francis Ford Coppola; asimismo, el filme supuestamente era otra entrega de sus adaptaciones de Poe, lo que era una tetra engañosa para conseguir la atención del público, que conocía lejos más a Poe que a Lovecraft ille tempore; y, por último, debido a lo anterior, Vincent Price se repitió el plato con el cineasta, creo que hasta recitando unos versos de Poe en una de sus escenas.
    Otra pieza que tengo en deuda con el realizador al cual hoy rendimos tributo, corresponde a la versión original de La Pequeña Tiendita del Horror.  Yo adoro el remake ochentero, tan maravilloso; si bien nunca le he dado la oportunidad a los orígenes de esta historia, hecha por Corman, y que tiene en el protagónico a un joven Jack Nicholson.  De seguro vale la pena, que por algo uno de mis amigos cinéfilos se la compró en DVD original, a principios de siglo, je.
    La última vez que un ya veterano Roger Corman, se puso detrás de las cámaras, fue para hacer su maravillosa interpretación de Frankenstein Desencadenado (1990), sobre la novela de Brian Aldiss y que tributa con tanto amor el clásico de Mary Shelley.  Fue una gran forma de otorgarnos su despedida como director, trabajando con artistas de la talla de Raúl Julia y John Hurt, otras estrellas que nos dejaron, más la preciosa Bridget Fonda.  Recuerdo que de adolescente el potente afiche me alucinaba, pero solo pude darme en el gusto con esta joyita ya de adulto, una vez que la dieron en la televisión abierta (de seguro cortada).  Recuerdo que me impactó el diseño de la Criatura, muy bello a mis ojos y que siempre han adorado a los "mostros".  Muchos años después, ya habiendo leído y gozado el libro que inspiró este largometraje, me la conseguí en digital en calidad 1080p y vaya que la disfruté.


                                        Tráiler de Frankenstein Desencadenado

       Por cierto, tan solo con considerar el listado de piezas que he mencionado, una minúscula parte de su trayectoria como director, uno no solo evidencia lo prolífico que era, si no que también se puede sorprender cómo podía hacer tantos filmes en tan poco tiempo entre un caso y otro (a veces dos grandes producciones en un mismo año).  Eran otros tiempos, claro y la economía funcionaba diferente, algo impensable hoy en día para hacer productos de calidad como muchos de los suyos.
     Ya por terminar y sabiendo que se nos viene por fin un nuevo reboot de Los 4 Fantásticos en el cine, que esta vez parece que SÍ le dieron en el clavo, deben saber que Corman estuvo detrás de la primera versión en live action de la llamada Primera Familia de Marvel (como productor, claro, en 1994): Un bodrio que hizo historia y que nunca se estrenó, de factura precaria y resultados desastrosos y que, no obstante, se volvió una peli casi de culto.
     Por último, Hollywood supo reconocer los aportes de Roger Corman al Séptimo Arte y a su industria, otorgándole en 2009 un Oscar honorífico bien recibido.  No estuve físicamente presente para ovacionarlo de pie; no obstante, si desde mi casa me alegré mucho, cuando gracias a la magia de la tele pude contemplar tan bello momento.

 
             
Escenas de los filmes de Roger Corman sobre obras de Poe

sábado, 1 de febrero de 2025

Terroríficamente dulce


 
     Cuando ni siquiera habíamos acabado el primer mes de este 2025 en curso, estábamos llorando la pérdida de otro grande de las artes, David Lynch; mucho tengo que decir de este, valiosos recuerdos al respecto, pero antes debo saldar otras deudas del año pasado y ya es hora de que les hable de Tony Tood, uno de mis "morenazos" más queridos.
   Fue el 6 de noviembre del año pasado cuando este nos dejó y "apenas" tenía 69, edad que en alguien como él (siempre tan imponente) nos parece muy pronto para partir.
    A este actor le debo mucho: sustos y lágrimas, siempre relacionándolo con dos ideas muy importantes para mí: Terror y Viaje a las Estrellas, como ya les contaré.  Y es que tuvo una carrera bastante elogiable, en cine y televisión, en este último caso en muchos títulos que me son bastante significativos (no solo de la franquicia mencionada, sino de otros que también están entre mis favoritos).  Tan camaleónico era, que no solo de villano hizo, con o sin mucho maquillaje, que igual los sujetos aterradores, como los más compasivos le salían estupendos y más con esa voz profunda que poseía.
    Solo hablaré de los títulos que puedo recordar o sobre los que más me marcaron, así que démosle no más.  Te adoro, Tony, y muchos ñoños como yo te damos las gracias y te vamos a extrañar, pues siempre ha sido un gozo tenerte en pantalla, porque hacías creíble lo increíble y eras conmovedor hasta para mostrarnos la oscuridad más perversa. Así que ahora es el momento de recordarte...
    Conocí a Tony Tood gracias a los VHS que uno arrendaba de joven, de seguro en el videoclub de mi barrio (donde incluso trabajé un mes).  Sabía del remake de La Noche de los Muertos Vivientes, el cual no pude ver en el cine.  Cuando por fin me pude dar en el gusto, quedé gratamente impactado por sus numerosas virtudes; dentro de estas, se encontraba un joven actor afroamericano, al que encontré hermoso y muy talentoso, el personaje más heroico de la historia.  El final del protagonista fue impactante, que George Romero mejoró con creces su guión original para esta nueva versión, a cargo de su amigo Tom Savini.  Vez que veo esta cinta, me alegro de que me haya permitido conocer a uno de mis ídolos.


                                        En La Noche de los Muertos Vivientes

    Gracias a mi amada revista Fangoria (en cuyo honor le puse su nombre al blog... Por una de sus secciones), supe que se venía la adaptación de Lo Prohibido, uno de los cuentos más famosos de Clive Barker, autor al que le tenía ganas desde que vi Puerta al Infierno.  En esa época todavía era escolar, por lo tanto seguía siendo un adolescente (como muchos, comencé de pequeño a ver cine como loco, en especial de terror y otros subgéneros).  No había leído la historia, pero me interesaba mucho.  Candyman se llamaba la película y los reportajes de la revista especializada eran geniales.  Acá llegó con meses de atraso, en 1993 (su estreno fue en octubre de 1992) y un día después de clases, en la tarde, me la fuí a ver solito.  Fue en la Sala el Ángel, una de las tantas que ya no existen, consumidas por las cadenas internacionales que se apoderaron del rubro.  Ese día me enamoré de una película, la cual no solo me impactó por sus escenas atroces, sino por la belleza de sus imágenes.  Mucho de lo anterior se lo debemos a Tony Tood, quien hizo del asesino sobrenatural que le daba su nombre a la cinta; una entidad con un origen inolvidable y que no se trataba de una criatura del mal, sino que de algo tan complejo, que bien merece su propio análisis (así que mejor véanla por su propia cuenta, si todavía la tienen pendiente, que no me gusta hacer spoilers).
    Siguiendo con Candyman, el año pasado se la mostré a mi sobrinito Amílcar (de 15 años), poco después de la muerte de Tony Tood.  Quedó gratamente impresionado y la escena en la que aparece por primera vez, a plena luz del día, llamando a su coprotagonista con esa voz tan potente que tenía, le hizo darse cuenta de que estaba frente a una obra maestra; asimismo, entendió el porqué de mi devoción hacia esa pieza y a su actor.
    Tood hizo dos secuelas más del personaje, sin embargo, nunca las he visto. Creo que la tercera es malita, al propio artista no le satisfizo.


                                             Su memorable debut en Candyman

    Luego lo recuerdo en un papel pequeño, aunque magnífico en Destino Final.  Les estoy hablando de una ingeniosa película de horror sobrenatural, sobre un grupo de jóvenes y su guapa profesora que deben escapar de, imagínense, que de la muerte (no de forma corpórea, aunque sí como una verdadera fuerza superior).  La idea, llevada a cabo de forma muy efectiva por sus realizadores (la dupla de Glen Morgan y James Wong, responsables de muchos de los mejores episodios de Los Expedientes-X y Millenium), dio paso a una seguidilla de secuelas... ¿Y qué hacía nuestro morenazo en esta pieza? Pues era nada menos que un encargado de la morgue, quien le daba un sabio discurso a uno de los protagonistas" acerca de la naturaleza de la mortalidad humana; esa sola intervención suya, merecía bien sus aplausos.
    Entre los grandes realizadores con los que trabajó Tony, se encuentra nada menos que la leyenda viviente de John Carpenter; esto fue para uno de los telefilmes de Maestros del Horror, en su segunda temporada.  Les estoy hablando de Pro-Vida, una joyita en la que interpretó a un demonio, que tiene la "ocurrencia" de aparecerse en medio de una clínica abortiva.  Su aspecto luciferino, acá resultó doblemente efectivo, sumado a su capacidad tan creíble para interpretar a una criatura de este tipo; y en verdad se ve peligroso con todo ese maquillaje.
    Si hablamos de telefilmes para los espectadores ñoños, no puedo dejar de mencionar su rol como capitán en la cuarta película de Babilonia 5 (una de mis series favoritas), titulada Llamado a las Armas.  La anterior sirvió como antecedente a su spin-off Cruzada, o sea, una serie derivada de la otra mencionada.  Por lo general no lo veíamos haciendo de héroe, así que esta ocasión bien nos dio ese placer, aunque no está entre sus labores más recordadas.
    Mucho más notable en el campo de la televisión friki, viene a ser su desempeño en Insomne, un tremendo episodio de la segunda temporada de Los Expedientes-X.  En esta pieza hizo de un veterano de la Guerra de Vietnam, el cual participó de un experimento secreto de su gobierno, que le trajo como consecuencias la incapacidad para dormir, aunque también le concedió el poder para dominar los sueños y las pesadillas de la gente.  Así como sucede con Candyman, lo volvimos a apreciar en un rol complejo, como un individuo que no es un absoluto villano y cometiendo actos espantosos como una manera de castigo (casi) divino, a quienes jugaron con las vidas de otros.
    Luego tenemos su paso por Viaje a las Estrellas.  Tres shows de la franquicia tuvieron el placer de contar con su histrionismo.  El primero de ellos fue en La Nueva Generación, durante la tercera temporada y en el episodio Los Pecados del Padre.  En este hizo del hermano biológico de Worf, uno de los protagonistas más famosos de la saga, un klingon como él y lo hizo tan bien, que luego salió dos veces más, ahora en la historia de dos partes Redención, de la sexta temporada.  Con posterioridad en Abismo Espacial Nueve, se repitió este papel y dándole esta vez una humanidad tal, en su última aparición como Kurn, que Hijos de Mogh resultó ser uno de los momentos más conmovedores de tremendo show. Al año siguiente, en Voyager y en el episodio Presa de su cuarta temporada, Tony hizo de un Hirogen, esta vez con un maquillaje que lo hacía por completo irreconocible; pese a ello, hacer de este alienígena no le impidió demostramos su talento y dándole al "marciano" de turno, la verosimilitud suficiente como para emocionarnos.
    Mención aparte merece la primera aparición de Tony en Abismo Espacial Nueve, esto en uno de sus mejores capítulos.  Es así que, en El Visitante, de la quinta temporada, Tony encarnó a un Jake Sisko, el hijo del capitán Benjamín Sisko, adulto y quien pretende recuperar a su padre, tras décadas de que este desapareció. Por mi parte, tal personaje siempre me pareció el menos notable de todo el programa (mi show trekker predilecto); no obstante, tuvo que llegar el maestro para hacérmelo más entrañable, pues desde su primera escena como un Jake anciano, me produjo un sinfín de emociones.  En verdad contemplar a Tony en este capítulo, viene a ser una experiencia inolvidable... Y no les diré más, que es algo que deben conocerlo por su cuenta, si bien les confieso que dos veces me he vuelto a ver esa sola escena, desde que falleció Tony, y que ambas ocasiones me salió una lagrimita.
    Ahora les toca a ustedes vivir la experiencia, de gozar de esta estrella, que solo se fue para brillar más fuerte en la pantalla y en el firmamento.


                                        La preciosa introducción de El Visitante

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