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sábado, 8 de agosto de 2020

Reencuentro con Zafiro. SEGUNDA PARTE.


4. Los personajes.

Nota preliminar: Los nombres que uso en el siguiente listado, corresponden a los de la edición española de Planeta, los que varían en algunos detalles a aquellos por los que conocimos a los personajes hace años atrás, gracias al animé doblado (ya sea en España o Argentina, en este último caso para los latinoamericanos).  Glénat sacó una preciosa edición de bolsillo, en tres fascículos de este título, pero ignoro si conservaban los mismos nombres que acá menciono.

* Zafiro: La valiente y voluntariosa protagonista, alterna muy bien el equilibrio entre los elementos femeninos y masculinos que forman parte de nuestra vida; no obstante, en ocasiones los acontecimientos extraordinarios que en este título se suceden, la harán pasar de una faceta a otra de manera drástica y dándose situaciones muy divertidas a lo largo de su desarrollo.  Llena de virtudes, es la heroína arquetípica en muchos sentidos, pese a que sufre por no poder dar rienda suelta a su femineidad como quisiera, poniendo por sobre sus intereses el amor que tiene a sus padres; pero igual la veremos evolucionar, al ser capaz de sacar provecho de su dualidad con ingenio y por eso mismo va ganando valiosos aliados que la ayudarán a sortear bien las distintas pruebas a las que se enfrenta.

* Tink: El ángel revoltoso que provoca el incidente que le concedió su especial naturaleza a Zafiro.  Como castigo de su jugarreta, es enviado a la Tierra a quitarle el corazón que supuestamente no le corresponde; luego de intentar salir victorioso de su misión, termina por encariñarse con la "princesa caballero" y la ayuda una y otra vez en sus vicisitudes, incluso oponiéndose al Cielo para ello.

* Príncipe Franz Charming: Conoce a Zafiro en circunstancias muy especiales, que tienen que ver justamente con la dualidad a la que se enfrenta la chiquilla; ambos se enamoran entre sí, aunque mucho pasó entre medio para que el también noble heredero del país vecino, se enterara por fin de que la jovencita a la que anduvo buscando por un buen tiempo y Zafiro (en su identidad como hombre y mujer) son la misma persona. Cabe mencionar que el propio Franz pasa varios peligros, que solo ayudan a dar testimonio de la calidad de su corazón.

* Gran Duque Duralmin: Uno de los dos villanos detrás de los complots para quitarle su puesto a Zafiro, solo quiere que su tonto hijo gobierne para así ser él quien mande desde las sombras.  Interesante en su caracterización visual por parte del Dios del Manga, corresponde a su cabellera que asemeja las orejas de un ratón, para representar su personalidad rastrera (pese a que en el transcurso de la historia aparecen unos adorables ratoncitos que ayudan a Zafiro) y su cuerpo resulta ser propio de un hombre de apetitos insaciables, o sea, gordo.

* Sir Nylon: El socio del anterior es al parecer más joven que este y es quien lo aconseja para conseguir sus funestos deseos.  Mucho más despreciable que Duralmin, es un tipo brillante y cobarde cuya imagen física está representada por una gran nariz como símbolo de su monstruosidad interior.  De todos los villanos del manga, es el único que se mantiene casi hasta el final de la trama.  Al ser delgado, complementa la típica imagen unido a su cómplice del “gordo y el flaco”.


* Plastic: El infantil y estúpido (¿o limítrofe?) hijo de Duralmin, debido a un inesperado evento que sucede bien avanzados los acontecimientos, tiene uno de los desarrollos más interesantes de este cómic y demostrando que pese a su aparente simpleza, pueden haber grandes giros argumentales demostrativos del talento de su autor y que igual son propios del manga.

* Gama: El carcelero de la torre donde mandan prisioneras a Zafiro junto a su madre, es un jorobado que en primera instancia se ve servil, pero luego cuando se queda solo junto a las cautivas, comienza a abusar de ellas de manera espantosa (el buen Tesuka, pese a que se trata de una historia infantil, no le quita el cuerpo en representar en su obra la misoginia y la violencia explícita, física, verbal y psicológicamente en contra de las mujeres); sin embargo, luego lo vemos cambiar de conducta, quizás como el primer ejemplo en el manga del "villano redimido transformado en aliado de los héroes".

* Madame Hell: La primera villana sobrenatural de este clásico, es tanto una bruja como un demonio.  Desea hacerse con el corazón femenino de la heroína, para dárselo a su hija y que de ese modo su unigénita pueda convertirse en una persona más femenina y hermosa. Sin embargo, ni con todo su poder, que en otras circunstancias le permitiría conseguir su propósito en un dos por tres, es capaz de vencer a Zafiro; puesto que tal como queda demostrado en el argumento, los malvados terminan por ser derrotados debido a su propia ignorancia del verdadero valor de un corazón noble y a su misma incapacidad para amar en realidad que los ciega ante lo evidente.

* Hécate: El único retoño de la malvada Madame Hell, en un principio se ve como una chica caprichosa y odiosa, no obstante luego nos damos cuenta de que en verdad es alguien muy interesante, ya que solo desea que la dejen en paz con su manera de ser (el tema de la autenticidad en esta obra, a través de su figura está muy bien trabajado, lo que en todo caso también es posible reconocerlo en otros personajes).  Bastante poderosa, además, le gusta cambiar de aspecto y al final termina ayudando a Zafiro y a Franz.

* Rey Satán: El Demonio con mayúscula y quien aparece como una especie de brujo supremo.  Interviene cuando Madame Hell necesita que la asistan en sus propósitos.  El autor lo diseñó imponente y con los rasgos característicos del Diablo propio de la tradición europea y que nos recuerda al mismo Mefistófeles.

* Capitán Blood: Un guapo capitán pirata que conoce en medio del mar a Zafiro y se enamora de ella, prestándole su apoyo pese a que esta no le corresponde.  Detrás de su figura como forajido de la ley, se encuentra alguien con un origen muy especial, si bien la revelación sobre su verdadera identidad es habitual en las historias románticas.

* Venus: Tal como dice su nombre, se trata de la diosa del amor, la cual en un principio debía ser quien socorriera a Franz para poder estar con su amada; empero se encapricha con el príncipe y se convierte en la última villana a la que se enfrentan los héroes.  Posee un jardín con distintos tipos de flores mágicas, las que usa con diversos propósitos.  Pareciera que en determinado momento se le acabó la inspiración al maestro, cuando tenía que dibujarla, puesto que es igualita a la ya mencionada Hécate.

* Eros: El caballo parlante de Venus, que se ve obligado en contra de su voluntad a prestarle servicios en sus fechorías, si bien está de parte de Franz.

* Marqués de Ulon: Aparece prácticamente en los últimos capítulos de la serie y resulta ser toda una sorpresa, ya que quien nos hace creer de que se trata de otro noble de poco seso, en realidad corresponde a alguien que recalca una de las ideas fundamentales de La Princesa Caballero: No hay que dejarse llevar por las apariencias.

* Friebe: Una espadachina que participa en el mismo último torneo al que se une Zafiro y quien entra a participar con un objetivo muy concreto y que no es ganar. Tiene muchos puntos en común con la protagonista.

Nota: Hay otros personajes que he obviado de esta lista, puesto que a mi parecer no son tan primordiales dentro de la historia o no poseen mayor interés para mí; por ejemplo, están los papás de Zafiro, que intervienen poco y solo ayudan a caracterizar la temática "medieval" de este obra, como las circunstancias que vive la protagonista.

5. La edición de Planeta.

    Se supone que esta rescata el material de la versión gringa, licenciada por Dark Horse.  Pues el tomo que tengo el gusto de poseer y haber leído con mucho placer, corresponde a un volumen de tapa dura de unos aproximadamente 16 centímetros de ancho por 24 de largo (lo acabo de medir).  En sus casi 700 páginas, que obedecen al sistema oriental de lectura (de derecha a izquierda), no posee ningún agregado y ni siquiera las reproducciones de las portadas originales. Solo en la última página viene un "bonus", consistente tal en las palabras del propio Dios Tesuka, sobre su manga La Princesa Caballero; es una lástima que esta editorial saque integrales tan básicos, tanto como sucede con muchos de los tomos sobre el Conan clásico que poseo de la misma empresa (supongo que por eso son mucho más económicos, puesto que tampoco usan papel couche, a diferencia de las joyitas sacadas por Panini o ECC, cuando la última se esmera en editar como Dios manda).

La edición de Glénat.

martes, 28 de julio de 2020

Reencuentro con Zafiro. PRIMERA PARTE.


1. Mi más tierna infancia.

    Desde pequeño me fascinaron las grandes historias y los personajes con características admirables, heroicos, aquellos que desde que tengo conocimiento me han inspirado a ser mejor persona, dentro de lo que mis pobres posibilidades me lo permiten.  En este sentido, la animación japonesa tuvo un papel primordial en mi educación ñoña, de modo que en esos primeros años me vi un montón de series, ya que en televisión daban bastante y solo durante mi adolescencia hubo una especie de sequía de anime por estos lares, cuando unas cuantas personas prejuiciosas pusieron el grito en el cielo al tildarlas de violencia sin sentido.  Uno de esos casos y que nunca más tuve la dicha de ver, salvo cuando creo que ni siquiera tenía 10 años de edad, fue La Princesa Caballero; sin embargo, su imagen se me quedó grabada para siempre y cobró mayor relevancia dentro de mis recuerdos (y mi corazón), cuando al hacerme menos ignorante descubrí quién estaba detrás de tal perla de la televisión y supe de su "hermandad" con otros animés que me habían cautivado en esa bella época, tales como Kimba, La Nueva Isla del Tesoro y en especial Jet Marte.  Cuando comencé a leer cómics y, mejor aún, empecé a hacerme mi propia colección me prometí adquirir algún día dicha obra...Este año se me concedió mi deseo y he aquí el fruto de mi lectura.

2. Otra gran obra del Dios del Manga.

    Entre enero de 1953 y enero de 1956, el prolífico autor de cómics japoneses (llamados manga), Osamu Tesuka, publicó una historia que como muchas de las que realizó no solo se volvió todo un clásico, sino que se convertiría en uno de los pilares fundamentales de lo que en poco tiempo sería ese bello y complejo arte  que es la historieta nipona.

  Titulada en su idioma original como Ribon no Kishi, posee 27 capítulos, todos de carácter secuenciado y abarcando la historia de su protagonista, incluso desde antes de su nacimiento (o sea, ambientada nada menos que en el Cielo), hasta el desenlace en el que está particular heroína logra conseguir buena parte de sus objetivos (derrotar a los villanos y quedarse con el hombre que ama...).

    Considerando que el protagonismo de la obra gira en torno a una muchacha y se le da importancia al tema del romance o más bien a las situaciones ligadas a ello, esta pieza del octavo arte es considerada la base del llamado shojo, el cómic japonés dirigido en un principio al público femenino infantil y juvenil (pero que a la larga llega a ser tan entretenido, que lo lee "todo el mundo"). Y es que el proclamado Dios del Manga, fue el primero de su disciplina en realizar un trabajo con las características mencionadas, si bien luego el mismo shojo evolucionó por su cuenta hasta llegar a aparecer subgéneros dentro de este, así como sobresaliendo artistas dedicado a este (por lo general mujeres) y un montón de títulos a lo largo de los años.

    Asimismo, tal como con otros mangas de Tesuka, La Princesa Caballero tuvo su versión animada que constó de 52 episodios y que contó con argumentos autoconclusivos, alejándose bastante del material original.  La adaptación se emitió entre 1967 y 1968, siendo uno de los primeros animes animados.

    La trama gira en torno a la princesa Zafiro, única hija de los reyes de un país tipo europeo en un mundo de características medievales.  Debido a un curioso incidente sucedido antes de su nacimiento, la chica ha nacido con dos corazones: uno de niña y otro de niño; ese detalle marcará su vida de manera considerable, siendo que además debe hacerse por varón debido a las rígidas leyes de su nación, que no permiten que una mujer lo gobierne.  Es así que la muchacha debe enfrentar a un par de nobles corruptos, que desean hacerse con el poder, además de luchar contra amenazas de tipo sobrenatural entre las que se encuentra una bruja, el rey de los demonios y por último una diosa; de igual manera, le toca lidiar con sus sentimientos amorosos hacia el príncipe del país vecino, elemento clave en su periplo hacia la realización personal.


                                                           Opening y ending del animé.

3. Una mirada adulta al clásico infantil.

   Un lector capaz de leer de manera analítica el manga que hoy nos reúne, apenas se adentra en sus viñetas, puede reconocer la relevancia que se le da en el argumento al tema de los roles de género.  Y es que la misma naturaleza extraordinaria de Zafiro y su identidad que debe esconder por una u otra razón, nos permite maravillarnos ante un discurso que nos pareciera adelantado a su época y muy valiente al abogar a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sin discriminación.  Pero también se observa un pro feminismo de su parte, cuando vemos a varios personajes como Zafiro que se muestran emancipadas y están dispuestas a revelarse contra lo establecido en una sociedad patriarcal.

      Siguiendo con el plano sexual y la identidad de uno como tal, obviamente estamos frente a un trabajo que también sería el precursor en otros de los tópicos caros al manga y el animé: la ambigüedad sexual o androgenia de sus personajes, el transformismo y, si bien acá solo de manera sutil, la homosexualidad, el lesbianismo y la bisexualidad.  Por lo tanto, considerando la necesidad de Zafiro para hacerse pasar por hombre, estamos frente a un personaje que luego inspiraría obras más elaboradas de este tipo de arte, tales como la igualmente valorada La Rosa de Versalles (Lady Oscar en Latinoamérica) de Riyoko Ikeda.

     Por otro lado, el manga y el animé aún en sus expresiones infantiles, posee un hondo dramatismo y tal como en los clásicos cuentos de hada europeos, aparece sin tapujo el dilema de la muerte de los seres queridos, muchas veces de manera violenta y todo mostrado gráficamente en las viñetas y/o pantalla.  Teniendo en cuenta lo anterior, La Princesa Caballero no está exento de ello y en ese sentido uno de los momentos más impactantes (si bien acá todo pasa en una pura viñeta), corresponde a cuando uno de los personajes se suicida (bueno, cabe mencionar que dentro de la cultura japonesa el suicidio es un acto honorable dentro de ciertas circunstancias, así que por lo tanto es habitual tal acto en estas expresiones artísticas). De igual manera, llama la atención cuando algunos personajes se refieren al probable destino final del más rastrero de los villanos de esta obra gráfica y entonces uno de ellos dice "Ojalá muera en una zanja"...¡Algo impensable en una historieta infantil occidental o al menos yanqui!

    Un aspecto propio del Japón moderno, que ya podemos reconocer en un manga como este y que recordemos fue realizado en los cincuenta del siglo pasado, viene a ser su sincretismo; entiéndase por este concepto, a la mezcla de elementos de diferentes culturas, por lo general al apropiarse de la estética, modelos y conductas de Occidente.  Esto se puede apreciar no solo en que la trama transcurra en un país imaginario en la Europa medieval fantástica, sino que comienza en el Cielo judeocristiano con ángeles tipo niños desnudos y gorditos (muy renacentistas y propios de esquelas de bautizo y demases), donde Dios es representado como un señor anciano de larga barba, los demonios son espantados con cruces y más encima hayamos dioses grecorromanos que conviven con la primera teología mencionada (si bien subyugados al Cielo).

    Por otro lado, conocida es la admiración de Osamu Tesuka por Walt Disney, de quien sacó la estética de los ojos grandes de sus personajes (a diferencia de la errada creencia, de que dicha estética proviene de Japón e incluso nacida de un complejo por poseer ojos rasgados y querer parecerse a los occidentales)...La verdad es que por mi parte ignoro qué caso fue el primero, si la representación de un rey bonachón, anciano y gordo tal como vemos representado al padre de Zafiro, o los típicos mandatarios con estas características en las producciones Disney (tal como el sultán padre de Jasmine en Aladdin).

    Igual llama la atención la manera de cómo Tesuka terminó este trabajo, bastante alejado de las convenciones para una historieta, que se suponía debía dar en el gusto a los románticos corazones de las niñas, para quienes lo realizó originalmente; y es que las aventuras de Zafiro aun cuando acaban con esta junto a su amado, nos los muestra a ambos más bien ad portas a ese final realmente glorioso que se habría esperado...¿Se habrá cansado de su Princesa Caballero y por eso no quiso revisarla en el resto de su carrera?

    Por último, cabe destacar el humor de la obra, que a veces resulta ser autoparódico, como cuando un personaje se refiere a que en los tiempos en que ellos viven, aún no se han inventado las cámaras fotográficas (así que por eso no podrán sacar la foto, que en un principio pensaban obtener) o cuando otro se queja de que hubieran dibujado la escena tan estrecha, puesto que él mismo aparece sin mucho espacio para moverse.



Feliz junto a este bien tan preciado.

sábado, 4 de noviembre de 2017

La madre de todas las historias de piratas.


     Ya avanzado el siglo XXI, en el que los avances tecnológicos relacionados con la computación son pan de cada día, los llamados piratas siguen formando parte de la cultura popular, pese a que tal y como son representados en el imaginario colectivo es algo del pasado.  Incluso la palabra pirata se usa en el lenguaje actual y cotidiano para referirse a todo aquello de connotaciones ilegales, relacionados con la copia y el robo del derecho de autor y la privacidad; tampoco se puede olvidar a los denominados ciberpiratas, que usando internet hacen de las suyas como sus predecesores en los océanos.  Pero volviendo a tiempos más pretéritos y a quienes han inspirado este post, estos llamativos delincuentes del mar, que usan barcos para cometer sus fechorías, sin dudas que son reconocidos por todo el mundo y sin embargo no son muchos los que saben cuál es la obra literaria que ayudó a popularizar su figura: la novela La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson.
     Publicada originalmente en 1883, viene a ser además el libro de aventuras por antonomasia, enmarcándose además dentro de su corriente juvenil, por ser su protagonista un adolescente, quien con su inteligencia y valentía se ve envuelto dentro de esta historia y logra salir victorioso de ella.
      El argumento es igualmente archiconocido, ya que su mismo nombre consigue sintetizar su tema central: un chico entra en conocimiento del mapa de un antiguo pirata, que detalla la ubicación de un valioso tesoro ubicado en una isla.  Emprende un viaje en barco junto a unos cuantos valerosos hombres mayores para ir en pos de él; aunque antes de conseguir su objetivo, se debe enfrentar a varios maleantes de altamar, que también quieren conseguir el botín.
       Los personajes que aparecen en esta obra, en cuanto a los villanos, no pueden ser más variopintos y llamativos, siendo en su mayoría verdaderos esperpentos o sujetos retorcidos tal y como luego han pasado a ser representados en la las ficciones que le precedieron (incluyendo el uso de la famosa pata de palo).  De igual manera la presencia de un loro amaestrado y la bandera característica con la calavera y las tibias cruzadas, no deja de estar presente en sus páginas. Tampoco se puede olvidar que otro elemento propio de la tradición sobre estos bandidos, popularizado de manera muy graciosa a través de la saga cinematográfica de Piratas del Caribe y viene a ser el del derecho a parlamentar, que deja consignado la existencia de un código ético, incluso entre sujetos tan ruines.  Asimismo destaca otra costumbre propia de ellos, la llamada mota negra, que en dos momentos de este libro nos otorga ratos de puro gozo lector.

Esta hermosa portada "vintage" reproduce uno de los momentos más famosos del libro.
      
         “-Ah... «Perronegro» -dijo él-. Es un tipo de cuidado, pero aún son peores los que lo enviaron. Escucha, si yo no puedo escapar, si ésos consiguen marcarme con «la Negra», acuérdate de que lo que andan buscando es mi viejo cofre. Coge un caballo. ¿Sabes montar, no? Bien, pues, entonces, monta, y corre...; ¡sí, hazlo! Avisa a ese maldito médico tuyo, y dile que junte a todos, que venga con un juez y con agentes... Dile que puede atraparlos a todos, aquí, a bordo de la «Almirante Benbow»..., toda la tripulación del viejo Flint, todos... lo que queda de ella. Yo era el segundo de a bordo, el primero después de Flint, y soy el único que conoce dónde estálo que buscan. Me lo confió en Savannah, cuando se estaba muriendo, lo mismo que hago yo ahora contigo. Pero tú no abrirás el pico. Solamente si consiguieran pescarme, si me marcan con «la Negra», o si vieras otra vez a «Perronegro», o a un marino con una sola pierna, Jim... Ese sobre todo.
        -Pero ¿qué es la Mota Negra, capitán? -pregunté.
      -Es un aviso, compañero. Ya la verás, si me marcan. Pero ahora tú abre bien los ojos, Jim,y te juro por mi honor que iremos a partes iguales. -Todavía siguió divagando durante un rato, su voz fue debilitándose, y, cuando le hice beber su medicina, que tomó como un niño, me dijo-: Si ha habido un marino con necesidad de estas drogas, ése soy yo... -y se durmió profundamente.”

      “Sin duda se trataba de un ciego, porque iba tanteando el suelo con un palo y llevaba un gran parche verde, que le tapaba los ojos y la nariz; caminaba encorvado como por la edad o el cansancio y se cubría con un enorme capote de marino, viejo y desastrado, con una capucha que le daba un aspecto deforme. En mi vida había visto yo una figura más siniestra.”

      El libro se lee con rapidez, en parte a la soltura con la que se cuentan los acontecimientos y, por otro lado, gracias al desarrollo de sus personajes, que hace que incluso los “malos” de la historia sean interesantes para uno.  Y, sin embargo, el autor nunca pierde el horizonte moral de su relato, al hacer que sus héroes en todo momento queden consignados como quienes poseen la verdad absoluta y sean todo un ejemplo de rectitud, mientras que los pillos aparezcan como personas que no son de fiar.   No obstante cabe destacar la efigie de John Silver, el carismático líder de los rivales del protagonista y su grupo, un hombre de tantos recursos, que sin lugar a dudas está por sobre sus pares y que bien se podría decir que solo en su contrapartida que viene a ser el adolescente Jim Hawkins (mucho más joven y con una bondad que contrasta por completo con su maquiavelismo), encuentra a alguien digno de su respeto (y quizás este aprecio suyo por parte del muchacho, dignifica al viejo pirata).
       Aparte de las acciones heroicas del protagonista, quien hace de narrador de gran parte de la novela, cabe mencionar a su misma madre y quien al principio de ella da muestras de esa enorme fuerza de voluntad que solo podemos encontrar en las matriarcas, cuando están dispuestas a hacer todo por el bienestar de su descendencia.  Tampoco se puede dejar de lado al doctor David Livesey, una especie de figura paterna para el huérfano de padre de Jim, quien no deja de darle buenos consejos y de protegerlo; por esta misma atención compite con el mismo Silver, otra poderosa presencia masculina adulta presente en la vida del chiquillo, durante el viaje que emprenden.
        No se puede dejar de mencionar entre tanto personaje interesante, al ex pirata Ben Gunn, un hombre que fue abandonado como castigo en la Isla del Tesoro por parte de sus antiguos compañeros.   Pues la vida de este, era de suponer, se cruza con la de los tripulantes de la Hispaniola (¡Genial referencia directa en pleno siglo XIX, por parte del escritor, un escocés, a los grandes navegantes españoles!), convirtiéndose en un valioso aliado, con lo que además entra dentro de la trama el tema de la venganza (esto es dirigida al mismo John y a los otros piratas que le acompañan, camuflados en un principio de honrados marineros). Su aspecto también llama bastante la atención, a medias entre el náufrago y el ermitaño, tras vivir años aislado del resto de sus congéneres; cabe decir, además, que si bien aparece en escena bien entrada la historia, interviniendo de manera directa al menos solo dos veces, vuelve a ser otro ejemplo de lo memorables que “le salían” los personajes a un genio como Robert Louis Stevenson.

        “Me acerqué y pude comprobar que era un hombre de raza blanca, como yo, y que sus facciones hasta resultaban agradables. La piel, en las partes visibles de su cuerpo, estaba quemada por el sol; hasta sus labios estaban negros, y sus ojos azules producían la más extraña impresión en aquel rostro abrasado. Su estado andrajoso ganaba al del más miserable mendigo que yo hubiera visto o imaginara. Se había cubierto con jirones de lona vieja de algún barco y otros de paño marinero, y toda aquella extraordinaria colección de harapos se mantenía en su sitio mediante un variadísimo e incongruente sistema de ligaduras: botones de latón, palitos y lazos de arpillera. Alrededor de la cintura se ajustaba un viejo cintón con hebilla de metal, que por cierto era el único elemento sólido de toda su indumentaria.”

         Teniendo en cuenta que el tesoro detrás del que acuden protagonistas y antagonistas, es el fruto del saqueo y la violencia de individuos sin escrúpulos, entregándose a la aventura azarosa hasta los mismos héroes del libro, su obtención trae más infortunios, que alegrías…Pues de todos los que parten a bordo de la Hispaniola para ir en su busca, tan solo un puñado regresa a casa (la mayoría murió, entre buenos y malos en circunstancias pesarosas).  Puesto que la riqueza que estos buscan no deja de estar maldita y he ahí otro punto en el que detenerse por parte de la moralidad del libro, que como otros textos de su creador, nos lleva a detenernos en el deseo incontrolado del ser humano por conseguir bienes materiales (o conocimiento más allá de los límites, como cierto doctor de apellido Hyde), que lleva a la perdición con facilidad o que si no cobra algún otro tipo de alto precio.  En este sentido Jim e incluso el doctor, logran escapar a la sombra de su influjo, pues a ambos nos los mueve la codicia a emprender la odisea; en cambio realizan el periplo motivados por un afán vitalista y sin bien deben sudar como el resto para sobrevivir, siempre quedan entre los más rectos de los personajes.
         Dentro de toda la acción e intriga que se suceden a lo largo de las páginas de esta obra, no puede faltar un verdadero momento emotivo, que tiene que ver justamente (en una obra que hasta cierto punto ensalza la fraternidad y la lealtad entre hombres), con la triste despedida a un amigo:

        “Pobre viejo, ni una palabra, ni una queja había salido de sus labios desde que empezaron nuestras desventuras, ni una expresión de temor, ni tampoco de asentimiento. Ahora esperaba su muerte tendido en aquel fortín. Había resistido como un troyano en su puesto tras el colchón en la goleta; había cumplido todas las órdenes en silencio, casi tercamente, y bien. Era el mayor de todos nosotros, lo menos veinte años. Y precisamente fue a aquel hombre, sombrío, viejo y abnegado criado, a quien le tocó morir.
         El squire cayó de rodillas junto a él y le besó la mano llorando como un niño.
         -¿Me estoy muriendo, doctor? -me preguntó. -Tom, amigo -le dije-, te vas a donde iremos todos. 
        -Me hubiera gustado llevarme a uno al menos por delante -murmuró.
        -Tom -dijo el squire-, di que me perdonas.
        -Eso no sería respetuoso de mi parte, señor -contestó-. Pero si así lo deseáis, que así sea, amén!
        Hubo un corto silencio, y después nos pidió que alguien leyera una oración.
        -Es la costumbre, señor -dijo, como disculpándose. Y sin añadir palabra expiró.
        Mientras tanto el capitán Smollett, al que me había parecido ver singularmente abultado, empezó a sacar de su pecho y bolsillos una gran variedad de objetos: la bandera con los colores de Inglaterra, una Biblia, un largo trozo de cuerda, pluma, tinta, el cuaderno de bitácora y varias libras de tabaco. Aseguró en una esquina del fortín un tronco fino que había encontrado, y con ayuda de Hunter subióse al tejado y con sus propias manos izó y desplegó nuestra bandera.
        Esto pareció reconfortarlo enormemente. Volvió a entrar en el fuerte y se puso a inventariar las provisiones, como si aquello fuera lo único que le importaba. Sin embargo no había dejado de seguir con emoción la muerte de Tom; y cuando llegó su fin, se acercó con otra bandera y la extendió sobre su cuerpo, haciendo su gesto de marcial reverencia.”

        Debido a la enorme notoriedad de esta novela, representada por su argumento y sus personajes, el cine y la televisión en más de una ocasión la han llevado a la pantalla.  Es así que podemos encontrar un sinnúmero de adaptaciones, entre las de imagen real y las de animación; en el primer caso se puede destacar un filme de 1985, dirigido por mi compatriota Raúl Ruiz, de origen francés y con el connotado Martin Landau en uno de los papeles y en el segundo la divertida versión animada de Disney de 2002, que titulada como El Planeta del Tesoro, cuenta su trama en clave de ciencia ficción.  Tampoco se puede olvidar el clásico animé de Ozamu “El Dios” Tesuka y que realizó en los sesenta, basado en su propio cómic La Nueva Isla del Tesoro de 1947, inspirado en el tomo de Stevenson (y que antes de cumplir mi primera década de vida vi, siendo este mi primer acercamiento a la obra que hoy nos reúne); con posterioridad en 1978 se hizo otra versión en animé, de 26 episodios y que se supone es mucho más cercana a la obra literaria.
         Varios otros escritores le han hecho su propio homenaje al gran libro de Robert Louis Stevenson y en ese sentido les puedo mencionar el realizado por mi autor favorito, Stephen King, en su novela Needfull Things (conocida en español como La Tienda de los Deseos Malignos), de 1991 y en la que uno de los personajes se obsesiona con ser dueño de nada menos que de una primera edición de La Isla del Tesoro; posteriormente en la versión cinematográfica de este título, queda muy bien representado dicho episodio y que lleva a este sujeto en cuestión, a pelearse a trompadas con otro debido a ello.

Afiche de la edición en DVD de otra famosa versión Disney de la novela.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El Día en que Osamu Tesuka se revolcó en su Tumba…


….fue cuando vio el bodrio que hicieron los gringos con la adaptación fílmica de su clásico mangánime Astro Boy.
     Así es, nuevamente la falta de creatividad de Hollywood se notó cuando en USA hicieron “su” versión del famoso personaje de cómics japonés (que también tuvo sus respectivas adaptaciones a la televisión nipona).  La película  desastrosa corresponde a un filme de 2009 que, siguiendo la ya acostumbrada moda de las producciones animadas estadounidenses para el cine, está hecha con graficas computacionales.  Es evidente el gastadero de dinero que usaron sus productores para dicha obra, ya sea tanto por la calidad del trabajo técnico, como por los actores famosos que contrataron para doblar a los personajes (Nicolas Cage, Donald Sutherland, Charlize Theron y otros); no obstante, si la cinta es incapaz de tener un guión inteligente y además no posee el espíritu de la propia obra de su autor, era obvio que dejaría a más de un espectador descontento (y para qué hablar de los seguidores del llamado “Dios Tesuka”).
   Antes de hacer un análisis mayor de este desastre, sería bueno recordar quién fue Osamu Tesuka, cuál fue su aporte y en qué consiste precisamente la historia original de Astro Boy; teniendo en cuenta también la relevancia de este manga y su respectivo animé para la historia de su país, el cómic y la animación en general.
   Nacido en 1928 y fallecido en 1989, Osamu Tesuka es al Japón lo que es Walt Disney a Estados Unidos.  Esto, puesto que fue Osamu Tesuka fue el responsable de que Japón tuviera la gran industria de animación que posee hoy en día, siendo el país en el mundo que más producciones de este tipo realiza por año (puesto que fue éste el primero en su nación en crear y producir una serie de animación para la televisión).  El fuerte deseo de Tesuka por realizar sus propias producciones animadas, así como su amor por la historieta, se debieron en parte además a su admiración hacia el creador del Ratón Mickey, lo que se puede apreciar en la estética de sus primeros trabajos, en el diseño de personajes e incluso en los ojos grandes con lo que los dibujó, característica que sacó de las animaciones de Disney y que luego otros autores mangakas copiarían del mismo Tesuka.  Fue así como la primera producción animada para la TV nipona, fue nada menos que la adaptación de su propio manga Astro Boy, en el año 1963.  Luego le siguieron otros clásicos animés que incluso llegaron por estos lugares, como lo son La Nueva Isla del Tesoro, La Princesa Caballero y Kimba el León Blanco (el mismo que Disney se atrevió a copiar descaradamente en su película El Rey León, cambiando tan sólo el nombre del protagonista por “Simba” en vez de “Kimba”).  Numerosas producciones salieron de su persona, muchos de ellos cómics de gran calidad, con personajes poseedores de gran carisma y con tramas donde los antecedentes literarios abundaron, lo que le otorgó a sus historias cierta madurez, incluso en sus historietas de corte infantil.  Si el mismo Astro Boy tiene su fuente en el Pinocho de Carlos Collodi, La Nueva Isla del Tesoro no deja de ser su revisitación al clásico de Robert Louis Stevenson, así como El Mundo Perdido no deja de ser su propio tributo a la obra de Arthur Conan Doyle y a las aventuras de su otro personaje famoso aparte de Sherlock Holmes, el Dr. Challenger.  Dentro de su vasto trabajo se pueden nombrar Black Jack, cuyo protagonista es un superdotado médico que desentraña crímenes (por cierto, su creador era además de profesión médico) y a la obra de ciencia ficción Metrópolis, donde su admiración hacia el clásico homónimo mudo de Fritz Lang, es más que evidente (ambos cómics tuvieron sus respectivas versiones en animé altamente recomendables).  La labor de Tesuka llegó a tal punto de ser considerada en su patria, que se le concedieron todo tipo de honores, incluyendo un museo que se hizo sobre su labor, abriendo sus puertas en 1994.  Cuando en 1980 viajó a USA, llegó a dar una conferencia en las Naciones Unidas.
    Astro Boy es la historia de un niño robot, quien fue creado por el Dr. Tenma, luego de que su único hijo murió en un triste accidente automovilístico; de este modo, el eminente científico sumido en el dolor e incapaz de vivir con su soledad y de aceptar que su unigénito ya no se encontrara con él, realiza una versión mecánica de éste.  Así es como el Dr. Tenma es el maestro Geppetto del texto clásico italiano, siendo que a ambos llegó este hijo maravilloso, uno creado sintéticamente por sus propias manos y el otro gracias a la magia y a la piedad de un hada por la soledad del anciano.  Sin embargo al darse cuenta de que este nuevo ser es incapaz de crecer y de en otras palabras de ser un individuo “normal” que le dé las mismas satisfacciones que un hijo de carne y hueso, lo abandona.  Es entonces que acá se introduce un elemento que rompe con el molde creado por Collodi, Tenma no es humilde, ni el mejor ejemplo para este niño artificial; en cambio el niño robot demuestra a lo largo de las miles y miles de páginas de sus aventuras, que bien merece el amor de quienes lo rodean.  No obstante Astro Boy llega a conocer  a otro científico, el Dr. Ochanamizu, quien sí será la figura tierna y paterna que necesita el protagonista; luego se le crea una familia también robot para que le haga compañía, incluyendo una hermanita pequeña que es idéntica a él y hasta el mismísimo Tenma se redimirá aceptando en su vida su creación.  En cada una de sus hazañas, el pequeño robot demostrará su valor, como su gran corazón, lo que le permitirá en medio de un montón de batallas con numerosos enemigos (y no todos 100% malvados), ganar amigos y aliados.  El discurso provida y de amor a la humanidad de parte del autor se nota a la legua, más al abordar tanto a través de este manga, como el de otras de sus creaciones, historias donde brillan las nociones de compasión, lealtad, honor, autosacrificio y redención, todos temas tan caros al cómic y la animación japoneses (lo que sin duda dice mucho de la cultura del país del Sol Naciente y que se aprecia también tanto en su historia y tradición, como además en su literatura y cine).  Por las razones anteriores es que hoy en día un lector/espectador del manga y su versión en animé puede llegar tanto a disfrutar como a valorar el plano más literal de las aventuras de Astro Boy, como de también descubrir sus distintos subtextos e interpretarlos; esto porque la obra en sí va más allá del mero hecho de entretener, no menosvalora la inteligencia del público infantil, ni hace uso de recursos facilistas como un humor mal empleado (tal como sucede con la adaptación que inspiró este texto).  Por lo tanto, el Astro Boy original posee la calidad de los clásicos que superan las barreras del tiempo, ideológicas y de edades entre sus receptores.
    Uno se pregunta si los gringos de adrede echan a perder las versiones del animé que realizan, como ya sucedió con el fiasco de Dragon Ball Evolution (¿Goku en la escuela?); o se extraña, cuando ya han sido capaces de realizar remakes más que aceptables del cine de terror oriental, tal como fue con las dos películas de El Aro, Agua Turbia y Shutter, entre otras (si bien, cabe considerar que por lo general los directores de estas adaptaciones provienen del cine independiente y extranjero, como lo serían un japonés para El Aro 2, un brasileño y otro japonés respectivamente).  Y  la presente reflexión es debido a que la película hollywoodense de este manga deja mucho que desear.  Hay varios puntos que se pueden tomar en consideración con respecto a las fallas de esta cinta, por lo tanto ahora me daré el “gusto” de considerarlas una por una:

  • La película parte dando su propia versión acerca de la génesis del personaje, con muerte de hijo incluida, crisis de Tenma, posterior creación de Astro Boy y el consecuente rechazo por parte de su padre.  Toda esta secuencia podría llegar a aceptarse a manera de adaptar el manga original, pero luego la historia se desvirtúa y del resto del cómic en que se inspira bien poco tiene.  Al parecer este filme estadounidense opta por una historia completamente “original”, dejando de lado el abundante material que dejó Ozamu Tesuka para usar como fuente de inspiración.
  • Quizás porque la película es estadounidense, está ambientada en una tal Metro City, especie de isla flotante que nada tiene que ver el Japón futurista de la historieta original.  Intentan darle un aspecto de ciberpunk a la ambientación, con la diferenciación entre el sofisticado y pulcro aspecto de Metro City, y el mundo devastado y lleno de la basura que desde arriba botan (contraste tal como se ve en un mangánime tan famoso y elogiado como es Alita, Gumm para los japoneses, otra historia con robots y androides). 
  • El largometraje muestra a algunos de los otros personajes del cómic, como lo son el Profesor Mostacho y el mismo Dr. Ochanamizu, pero cuando uno cree que se los usará como es debido en la trama, apenas se les da importancia en beneficio de los personajes inventados para el filme (incluyendo a un grupo típico de “niñitos odiositos” que se hacen amigos de Astro Boy).
  • El “malo” de la historia es malo con mayúscula, sin poseer las facetas de los contrincantes a los que acostumbra enfrentarse Astro Boy en el manga; su proyecto es sólo obtener poder y carece de un desarrollo psicológico adecuado que le otorgue humanidad.  Este maniqueísmo tan yanqui que separa al bueno del malo de forma tan tajante, se supone ya lo habían superado en USA, pero al parecer con un producto de este tipo, aún siguen por allá pensando igual.  Hay un malvado secundario en el filme y en cierto sentido, resulta más atractivo que el principal.
  • Se nota que el filme se hizo pensando en un público infantil, si bien se quiso hacer uno que otro homenaje a Tesuka para complacer a los fanáticos (como cuando sale la propia caricatura del autor siendo parte de uno de los científicos que trabajan con los protagonistas o la también más que breve aparición del típico chanchito/calavera que acostumbra usar Tesuka y sus sucesores a manera de chiste).  Esto, porque el fuerte del guión se centra en la relación de amistad que establece Astro Boy con el grupo de niños huérfanos  y a los que conoce en la Tierra, sin desarrollar en plenitud su relación con personajes adultos.  Además el humor usado no deja de ser ingenuo la mayoría de las veces y también está más que claro el fin pedagógico y moralizante de muchas de las situaciones de la trama; por lo tanto no se aprecian segundas lecturas que permitan una reflexión más profunda.
  • La música compuesta por John Ottman es aburrida y carece de todo sentido de épica para un personaje cuyo heroísmo hasta en un filme tan mediocre queda claro.  Quizás con la labor de otro artista podría haberse conseguido un producto final más atractivo.

     En suma, mejor ocupar el tiempo en otro filme o aún mucho mejor, conseguirse los animé y/o el manga.




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