Ya
avanzado el siglo XXI, en el que los avances tecnológicos relacionados con la
computación son pan de cada día, los llamados piratas siguen formando parte de
la cultura popular, pese a que tal y como son representados en el imaginario
colectivo es algo del pasado. Incluso la
palabra pirata se usa en el lenguaje
actual y cotidiano para referirse a todo aquello de connotaciones ilegales,
relacionados con la copia y el robo del derecho de autor y la privacidad;
tampoco se puede olvidar a los denominados ciberpiratas,
que usando internet hacen de las suyas como sus predecesores en los océanos. Pero volviendo a tiempos más pretéritos y a
quienes han inspirado este post, estos llamativos delincuentes del mar, que
usan barcos para cometer sus fechorías, sin dudas que son reconocidos por todo
el mundo y sin embargo no son muchos los que saben cuál es la obra literaria
que ayudó a popularizar su figura: la novela La Isla del Tesoro de
Robert Louis Stevenson.
Publicada originalmente en 1883, viene a
ser además el libro de aventuras por antonomasia, enmarcándose además dentro de
su corriente juvenil, por ser su protagonista un adolescente, quien con su
inteligencia y valentía se ve envuelto dentro de esta historia y logra salir
victorioso de ella.
El argumento es igualmente archiconocido,
ya que su mismo nombre consigue sintetizar su tema central: un chico entra en
conocimiento del mapa de un antiguo pirata, que detalla la ubicación de un
valioso tesoro ubicado en una isla.
Emprende un viaje en barco junto a unos cuantos valerosos hombres mayores
para ir en pos de él; aunque antes de conseguir su objetivo, se debe enfrentar
a varios maleantes de altamar, que también quieren conseguir el botín.
Los personajes que aparecen en esta
obra, en cuanto a los villanos, no pueden ser más variopintos y llamativos,
siendo en su mayoría verdaderos esperpentos o sujetos retorcidos tal y como
luego han pasado a ser representados en la las ficciones que le precedieron
(incluyendo el uso de la famosa pata de palo).
De igual manera la presencia de un loro amaestrado y la bandera
característica con la calavera y las tibias cruzadas, no deja de estar presente
en sus páginas. Tampoco se puede olvidar que otro elemento propio de la
tradición sobre estos bandidos, popularizado de manera muy graciosa a través de
la saga cinematográfica de Piratas del Caribe y viene a ser el
del derecho a parlamentar, que deja consignado
la existencia de un código ético, incluso entre sujetos tan ruines. Asimismo destaca otra costumbre propia de
ellos, la llamada mota negra, que en
dos momentos de este libro nos otorga ratos de puro gozo lector.
Esta hermosa portada "vintage" reproduce uno de los momentos más famosos del libro. |
“-Ah... «Perronegro» -dijo él-. Es un
tipo de cuidado, pero aún son peores los que lo enviaron. Escucha, si yo no
puedo escapar, si ésos consiguen marcarme con «la Negra», acuérdate de que lo
que andan buscando es mi viejo cofre. Coge un caballo. ¿Sabes montar, no? Bien,
pues, entonces, monta, y corre...; ¡sí, hazlo! Avisa a ese maldito médico tuyo,
y dile que junte a todos, que venga con un juez y con agentes... Dile que puede
atraparlos a todos, aquí, a bordo de la «Almirante Benbow»..., toda la
tripulación del viejo Flint, todos... lo que queda de ella. Yo era el segundo
de a bordo, el primero después de Flint, y soy el único que conoce dónde estálo
que buscan. Me lo confió en Savannah, cuando se estaba muriendo, lo mismo que
hago yo ahora contigo. Pero tú no abrirás el pico. Solamente si consiguieran
pescarme, si me marcan con «la Negra», o si vieras otra vez a «Perronegro», o a
un marino con una sola pierna, Jim... Ese sobre todo.
-Pero ¿qué es la Mota Negra, capitán?
-pregunté.
-Es un aviso, compañero. Ya la verás, si
me marcan. Pero ahora tú abre bien los ojos, Jim,y te juro por mi honor que
iremos a partes iguales. -Todavía siguió divagando durante un rato, su voz fue
debilitándose, y, cuando le hice beber su medicina, que tomó como un niño, me
dijo-: Si ha habido un marino con necesidad de estas drogas, ése soy yo... -y
se durmió profundamente.”
“Sin duda se trataba de un ciego, porque
iba tanteando el suelo con un palo y llevaba un gran parche verde, que le
tapaba los ojos y la nariz; caminaba encorvado como por la edad o el cansancio
y se cubría con un enorme capote de marino, viejo y desastrado, con una capucha
que le daba un aspecto deforme. En mi vida había visto yo una figura más
siniestra.”
El libro se lee con rapidez, en parte a
la soltura con la que se cuentan los acontecimientos y, por otro lado, gracias al
desarrollo de sus personajes, que hace que incluso los “malos” de la historia
sean interesantes para uno. Y, sin
embargo, el autor nunca pierde el horizonte moral de su relato, al hacer que
sus héroes en todo momento queden consignados como quienes poseen la verdad absoluta
y sean todo un ejemplo de rectitud, mientras que los pillos aparezcan como
personas que no son de fiar. No obstante
cabe destacar la efigie de John Silver, el carismático líder de los rivales del
protagonista y su grupo, un hombre de tantos recursos, que sin lugar a dudas
está por sobre sus pares y que bien se podría decir que solo en su
contrapartida que viene a ser el adolescente Jim Hawkins (mucho más joven y con
una bondad que contrasta por completo con su maquiavelismo), encuentra a
alguien digno de su respeto (y quizás este aprecio suyo por parte del muchacho,
dignifica al viejo pirata).
Aparte de las acciones heroicas del
protagonista, quien hace de narrador de gran parte de la novela, cabe mencionar
a su misma madre y quien al principio de ella da muestras de esa enorme fuerza
de voluntad que solo podemos encontrar en las matriarcas, cuando están
dispuestas a hacer todo por el bienestar de su descendencia. Tampoco se puede dejar de lado al doctor
David Livesey, una especie de figura paterna para el huérfano de padre de Jim,
quien no deja de darle buenos consejos y de protegerlo; por esta misma atención
compite con el mismo Silver, otra poderosa presencia masculina adulta presente
en la vida del chiquillo, durante el viaje que emprenden.
No se puede dejar de mencionar entre
tanto personaje interesante, al ex pirata Ben Gunn, un hombre que fue
abandonado como castigo en la Isla del Tesoro por parte de sus antiguos
compañeros. Pues la vida de este, era
de suponer, se cruza con la de los tripulantes de la Hispaniola (¡Genial
referencia directa en pleno siglo XIX, por parte del escritor, un escocés, a
los grandes navegantes españoles!), convirtiéndose en un valioso aliado, con lo
que además entra dentro de la trama el tema de la venganza (esto es dirigida al
mismo John y a los otros piratas que le acompañan, camuflados en un principio
de honrados marineros). Su aspecto también llama bastante la atención, a medias
entre el náufrago y el ermitaño, tras vivir años aislado del resto de sus
congéneres; cabe decir, además, que si bien aparece en escena bien entrada la
historia, interviniendo de manera directa al menos solo dos veces, vuelve a ser
otro ejemplo de lo memorables que “le salían” los personajes a un genio como
Robert Louis Stevenson.
“Me acerqué y pude comprobar que era un
hombre de raza blanca, como yo, y que sus facciones hasta resultaban
agradables. La piel, en las partes visibles de su cuerpo, estaba quemada por el
sol; hasta sus labios estaban negros, y sus ojos azules producían la más
extraña impresión en aquel rostro abrasado. Su estado andrajoso ganaba al del
más miserable mendigo que yo hubiera visto o imaginara. Se había cubierto con
jirones de lona vieja de algún barco y otros de paño marinero, y toda aquella
extraordinaria colección de harapos se mantenía en su sitio mediante un
variadísimo e incongruente sistema de ligaduras: botones de latón, palitos y
lazos de arpillera. Alrededor de la cintura se ajustaba un viejo cintón con
hebilla de metal, que por cierto era el único elemento sólido de toda su
indumentaria.”
Teniendo en cuenta que el tesoro
detrás del que acuden protagonistas y antagonistas, es el fruto del saqueo y la
violencia de individuos sin escrúpulos, entregándose a la aventura azarosa
hasta los mismos héroes del libro, su obtención trae más infortunios, que
alegrías…Pues de todos los que parten a bordo de la Hispaniola para ir en su
busca, tan solo un puñado regresa a casa (la mayoría murió, entre buenos y
malos en circunstancias pesarosas).
Puesto que la riqueza que estos buscan no deja de estar maldita y he ahí
otro punto en el que detenerse por parte de la moralidad del libro, que como
otros textos de su creador, nos lleva a detenernos en el deseo incontrolado del
ser humano por conseguir bienes materiales (o conocimiento más allá de los
límites, como cierto doctor de apellido Hyde), que lleva a la perdición con facilidad
o que si no cobra algún otro tipo de alto precio. En este sentido Jim e incluso el doctor,
logran escapar a la sombra de su influjo, pues a ambos nos los mueve la codicia
a emprender la odisea; en cambio realizan el periplo motivados por un afán
vitalista y sin bien deben sudar como el resto para sobrevivir, siempre quedan
entre los más rectos de los personajes.
Dentro de toda la acción e intriga que
se suceden a lo largo de las páginas de esta obra, no puede faltar un verdadero
momento emotivo, que tiene que ver justamente (en una obra que hasta cierto
punto ensalza la fraternidad y la lealtad entre hombres), con la triste
despedida a un amigo:
“Pobre
viejo, ni una palabra, ni una queja había salido de sus labios desde que
empezaron nuestras desventuras, ni una expresión de temor, ni tampoco de
asentimiento. Ahora esperaba su muerte tendido en aquel fortín. Había resistido
como un troyano en su puesto tras el colchón en la goleta; había cumplido todas
las órdenes en silencio, casi tercamente, y bien. Era el mayor de todos
nosotros, lo menos veinte años. Y precisamente fue a aquel hombre, sombrío,
viejo y abnegado criado, a quien le tocó morir.
El squire cayó de rodillas junto a él
y le besó la mano llorando como un niño.
-¿Me estoy muriendo, doctor? -me
preguntó. -Tom, amigo -le dije-, te vas a donde iremos todos.
-Me hubiera gustado llevarme a uno al
menos por delante -murmuró.
-Tom -dijo el squire-, di que me
perdonas.
-Eso no sería respetuoso de mi parte,
señor -contestó-. Pero si así lo deseáis, que así sea, amén!
Hubo un corto silencio, y después nos
pidió que alguien leyera una oración.
-Es la costumbre, señor -dijo, como
disculpándose. Y sin añadir palabra expiró.
Mientras tanto el capitán Smollett, al que me
había parecido ver singularmente abultado, empezó a sacar de su pecho y
bolsillos una gran variedad de objetos: la bandera con los colores de
Inglaterra, una Biblia, un largo trozo de cuerda, pluma, tinta, el cuaderno de
bitácora y varias libras de tabaco. Aseguró en una esquina del fortín un tronco
fino que había encontrado, y con ayuda de Hunter subióse al tejado y con sus
propias manos izó y desplegó nuestra bandera.
Esto pareció reconfortarlo enormemente.
Volvió a entrar en el fuerte y se puso a inventariar las provisiones, como si
aquello fuera lo único que le importaba. Sin embargo no había dejado de seguir
con emoción la muerte de Tom; y cuando llegó su fin, se acercó con otra bandera
y la extendió sobre su cuerpo, haciendo su gesto de marcial reverencia.”
Debido a la enorme notoriedad de esta
novela, representada por su argumento y sus personajes, el cine y la televisión
en más de una ocasión la han llevado a la pantalla. Es así que podemos encontrar un sinnúmero de
adaptaciones, entre las de imagen real y las de animación; en el primer caso se
puede destacar un filme de 1985, dirigido por mi compatriota Raúl Ruiz, de
origen francés y con el connotado Martin Landau en uno de los papeles y en el
segundo la divertida versión animada de Disney de 2002, que titulada como El
Planeta del Tesoro, cuenta su trama en clave de ciencia
ficción. Tampoco se puede olvidar el
clásico animé de Ozamu “El Dios” Tesuka y que realizó en los sesenta, basado en
su propio cómic La Nueva Isla del Tesoro de 1947, inspirado en el tomo de
Stevenson (y que antes de cumplir mi primera década de vida vi, siendo este mi
primer acercamiento a la obra que hoy nos reúne); con posterioridad en 1978 se
hizo otra versión en animé, de 26 episodios y que se supone es mucho más
cercana a la obra literaria.
Varios otros escritores le han hecho
su propio homenaje al gran libro de Robert Louis Stevenson y en ese sentido
les puedo mencionar el realizado por mi autor favorito, Stephen King, en su
novela Needfull Things (conocida en español como La Tienda de los Deseos Malignos),
de 1991 y en la que uno de los personajes se obsesiona con ser dueño de nada
menos que de una primera edición de La Isla del Tesoro; posteriormente
en la versión cinematográfica de este título, queda muy bien representado dicho
episodio y que lleva a este sujeto en cuestión, a pelearse a trompadas con otro
debido a ello.
Afiche de la edición en DVD de otra famosa versión Disney de la novela. |
Elwin: acabo de leer tu publicación y me alegra que te gustara el libro; además de los guiños a él que vislumbras con posterioridad (en sus “sucesores”). En mi caso, me sigo quedando con el héroe de Salgari, con el tigre de la Malasia; lo que se debe en parte a la pintura de un personaje que combina el coraje, la caballerosidad y la astucia en partes iguales, por otra, se debe a mis recuerdos de espectador de la serie que dieron durante mi infancia y que encontró un modelo de héroe atípico.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Gabriel, por pasarte por acá y dejar tu comentario. La verdad es que Salgari nunca me ha llamado la atención, pero con una recomendación como la tuya, creo que debo tenerlo más que en cuenta.
EliminarVaya, esta puede decirse que fue la primera novela en forma que leí, tenía como 11 años, y vaya que me emocioné con las aventuras de Jim. Tiene todo aquello que la cultura actual asocia con los piratas, incluso un persnaje al que el mismo capitán garfio temía jeje.
ResponderEliminarUna muy buena reseña de la novela, gracias Elwin.
Tengo otro amigo bloguero que también leyó este libro de chico y que le provocó reacciones como a ti. En verdad se trata de una obra memorable y recomendable.
EliminarSaludos Elwin, aquí murinus2009.
ResponderEliminarEsta novela nunca la he leído y tampoco ha llamado mi atención, hasta esta entrada tuya, mi acercamiento con los piratas ha sido mas bien con caricaturas y algunas película aisladas.
-Birdman, serie de la Hanna Barbera
En esta, hay un capitulo en que un barco pirata viaja al presente (de aquella caricatura) y causa estragos ente las marinas de guerra modernas, pues decían: "¡ese barco es mas rápido que nuestro destructor mas veloz!" no recuerdo como los vence el héroe Birdman.
-Película de titulo desconocido (Yo supongo "La Isla del Tesoro Espacial" o algo así).
Es con actores reales. en un planeta desértico (tipo Tatooine), recuerdo que cantaban mucho una canción que iba: "¡Los piratas del espacio festejando siempre están! ¡buscando un botín que entre todos repartirán! ¡yo jo jo! ¡y un vaso de ron!.
Solo recuerdo esa extraña canción y escenas aisladas en el planeta desértico.
-Películas de piratas de Errol Flynn.
En los 80s. durante vacaciones escolares ponían mucho películas de este genero casi todas con, Errol Flynn,¿alguien lo recuerda? no me llamaban mucho la atención y no recuerdo ninguna, me gustaban mas las de monstruos, c.f. y peplum, que también pasaban esas; matinees, les llamaban.
-Piratas del Caribe.
Creo que vi las primeras 2, no me acuerdo de que tratan y quede vacunado contra esta franquicia, no creo verlas de nuevo nunca.
Tambien algo recuerdo, que uno de mis favoritos eternos:
-Conan de Cimmeria.
En algunos relatos se emplea como pirata, no recuerdo ninguna historia de el así, lo recuerdo mas errando de ciudad en ciudad, buscando tesoros, enfrentando asesinos de todo tipo y matando monstruos lovecraftianos.
Esta buena Reseña tuya Elwin, me da ganas de darle una oportunidad a este libro de Stevenson, por lo que mencionas prácticamente crea la mitología del los piratas con todos sus elementos:
-El perico amaestrado
-El parche en el ojo
-La bandera con una calavera y 2 tibias.
-El mapa del tesoro escondido.
-El Código de Honor entre Piratas.
La pondré en mi lista de pendientes, gracias a tus recomendaciones, esta lista va a llegar a parecer enciclopedia.
Gracias y hasta pronto.
Este libro lo gocé tanto como otras lecturas de su autor, de quien pretendo leer el resto de su obra. Me alegra saber que mis posts sobre literatura te sean tan gratos, como los de pelis y seriales.
EliminarFíjate que este año he leído más "literatura tradicional" que en el último tiempo y lo he gozado bastante. Así que siempre me es un gozo visitar clásicos como este.