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sábado, 1 de julio de 2023

Alan y yo.

 

     El presente texto originalmente lo escribí para complementar mi lectura de Alan Moore, Retrato de un Caballero Extraordinario, pero como me quedó mucho más extenso de la revisión misma del libro, decidí publicarlo por separado.  Es así que ahora se los comparto.

    Eran mediados de los noventa, cuando mi amigo Mauricio Tapia (¿O fue Marlo?), me comenzó a prestar ejemplares de su extensa colección de cómics.  En aquel entonces, tener mi propia comiteca, como la que ahora poseo con orgullo, era apenas un bosquejo entre mis deseos y me sobraban dedos de las manos de los pocos títulos que poseía (al final de mi etapa escolar, por pura ignorancia, le regalé a mi profesor de Artes Visuales una gran colección de La Espada Salvaje de Conan, que llevaba completando al menos un año; eran unas revistas casi pulps, en grapa, blanco y negro de una editorial colombiana... ¡Más encima del tándem Roy Thomas/John Buscema!).  Así fue cómo llegaron a mis manos, unos cuantos agregados de Cuentos de los Linterna Verde y entre ellos se encontraba uno sobre un planeta sintiente, que pertenecía a esta famosa patrulla galáctica.  El texto era Mogo no tiene vida social, muy divertido e ingenioso, que más encima luego fue adaptado como uno de los segmentos de la segunda película animada de Linterna Verde. Solo años después, al leerme mi tomo de lujo de El Universo DC de Alan Moore, me enteré de que esa joyita la había escrito este mismo.
     En la Librería Antiyal, donde compré muchos de mis primeros fascículos comiqueros a excelente precio (antes que se pusiera carita), encontré varios números seguidos e incluso un taco de la colección regular de La Cosa del Pantano; era justamente la serie que hizo famoso a Moore en USA y el resto del mundo, la misma que convirtió al bondadoso elemental monstruoso del Mundo Vegetal, en una estrella... Pero mucho antes de esto, en mi etapa de universitario del siglo pasado, pude comprar una revista de terror llamada Dossier Negro, que traía material de DC del género, y entre ellas venia una del mismísimo Shampy, enfrentándose a la locura genocida del Hombre Florónico; en mi plena juventud quedé fascinado con esa obra y tuvo que pasar un buen tiempo para que supiera la conexión entre ese episodio y mi lectura más ordenada de esa gloriosa etapa del personaje.  No recuerdo mucho (típico de mí) de esas viñetas, tan solo que me conseguí lo que venía inmediatamente después de la famosa saga American Gothic (en la que aparece Chilito, con nuestra Isla de Chiloé, sus brujos y el monstruoso Invunche), cuando el personaje es transportado al espacio, debe regresar a la Tierra y no sé si antes o después viene la famosa Lección de Anatomía, todo el tema con el traicionero Arcanne, Ritos de Primavera y esa aterradora trama dedicada al Rey Mono (y entre medio, viene una historia más larga, tipo one-shot o anual de Batsi y Shampy juntitos... Con una portada bellísima del Murciélago subido y de pie, sobre unas largas ramas que creo salen de La Cosa del Pantano.... Pero recién he buscado la imagen en Google y ahora sé que en el dibujo el Señor Oscuro está sobre una especie de bloque de cemento o de piedra).

 
    Y siguiendo con Shampy y Alan Moore, no sé en qué momento y circunstancias precisas me leí En la Selva (Dentro de la Jungla o un título así) por primera vez, una preciosa narración del elemental ayudando a un infectado Hombre de Acero.  No recuerdo si poseo solo dos o tres ediciones diferentes de esta genial pieza y dos de ellas en tapa dura: una de Los Mejores team-ups, de la llorada editorial española Ediciones Zinco (¡Qué cariño le tengo!) y otra con colores remasterizados, en la mentada antología de historias cortas del inglés para DC y su continuidad oficial.
    Leyendo revistas especializadas y por las recomendaciones de mi gente, me enteré de la existencia de Watchmen y V de Vendetta.  Solo conocí de qué trataban ambas novelas gráficas, cuando fui al cine a ver las películas, que me dejaron loco; con cariño recuerdo haber ido al cine, junto a mi compadre Miguel Acevedo, un domingo para disfrutar de la segunda y allí encontrarnos de sorpresa con otro amigo y su por entonces eterna novia (ya no están juntos).  Aquella vez pasamos a tomar una rica once al Bravíssimo, que estaba al lado del cine Gran Palace (ambos lugares, tan queridos en mi memoria, ya no existen lamentablemente).
   V de Vendetta me la vine a comprar años después, gracias a la edición chilena que salió en los kioscos de la desaparecida editorial nacional Unlimited (¡Que buenos títulos sacaron y baratos!).  Me impresionaron las diferencias entre la cinta y el material original, en especial en lo que concierne a la caracterización de la coprotagonista femenina.
    Watchmen es, por increíble que parezca, mi historia favorita de Alan Moore (y eso que tiene varias que me sobrecogen) y pongo esa palabra de "increíble", porque nunca he leído la historieta en sí misma; no obstante, para cuando salió la cinta, que adapta con mucho amor al texto del que se nutre, apareció el mismísimo comic animado completo viñeta por viñeta.  Apenas me compré el DVD original, en la también extinta Feria del Disco (otro lugar valioso de mi pasado al que extraño), me devoré las 6 horas que duraba todo y quedé muy contento, de comprobar cuán maravilloso era ese cómic tan importante.  Con posterioridad, me compré muy barato una edición de lujo gringa de la Versión Extendida o Corte del Director de Watchmen en DVD, que me fascinó; lamentablemente el material adicional no viene en español, así que no lo pude disfrutar.
    A principios de este siglo, hace casi dos décadas, el diario La Tercera sacó a precio económico, una serie de antologías en formato de bolsillo de varios personajes famosos del cómic, gringos y nacionales; entre ellos, venían sendos tomos dedicados a Batman y Superman, los que no dudé en adquirir.  Entre lo genial de estas antologías "a precio de huevo" (el papel no era muy bueno y, por ende, los colores no eran los mejores para apreciar la belleza de sus dibujos... Aunque eso poco me importaba en aquel entonces, cuando comenzaba recién a hacerme mi propia colección y no sabía mucho de todo), estaban las introducciones que ayudaban a conocer a los autores escogidos y a tomar conciencia de la importancia de las obras que recogían dichos volúmenes.  Mi memoria es frágil, tal como ya lo he dicho, y tiende a dejar de lado los detalles, aunque siempre se me queda dentro la sensación de satisfacción o decepción, que me puede provocar un título determinado.  Teniendo en cuenta lo recién afirmado, es que no olvido los elogios para La Broma Asesina (de Batsi), Para el hombre que lo tenía todo y para ¿Qué le sucedió al Hombre del Mañana? (ambas de Supes).  El antologista, se refirió al talento del escritor de dichos textos, el mismísimo Alan Moore, a quien ya conocía desde hace años. Fue la primera vez que me leí tales piezas y las de Superman en verdad me parecieron preciosas, llenas de un sentido de maravilla, que sacaba lo mejor de los tropos de la Edad de Plata, si bien eran historias maduras, propias de su época y de su autor.  En cuanto a la famosa novela gráfica, que tenía de protagonistas a Batman, Guasón, Batichica y al comisionado Gordon, su oscuridad me impactó de sobremanera.  Tiempo después, el anual del kryptoniano fue bellamente adaptado para Liga de la Justicia Ilimitada y la historia del Cruzado Enmascarado, tuvo una gran peli animada... Luego conseguí todas esas historietas en versiones de lujo como parte de El Universo DC de Alan Moore.


    Volviendo atrás en mi vida, en los noventa y cuando estaba en la universidad, formaba parte de un fanclub de Star Trek; uno de mis compañeros, aún un escolar, andaba con unos cómics en grapa de Spawn y como me llamaron la atención, se los pedí prestado apenas los tuviera libres; con posterioridad, me vi esa misma década la serie animada, junto a mis amigos Iván Piñeyro y César Sáez, en una junta de machos ñoños y quedé fascinado.  Mucho tiempo después, cerca de 2009, una colega me contó que su marido quería deshacerse de una caja llena de cómics y entre ellos venían más de 100 números de Spawn en grapa, incluyendo unas 3 ó 4 miniseries; ni tonto, ni perezoso, le ofrecí comprárselos a un muy buen precio y de ese modo los fuí a buscar a su casa, llegando más feliz que perro con un hueso a la mía.  Entre los primeros números del engendro demoniaco con corazoncito, había un autoconclusivo escrito por nada menos que Alan Moore y Blood Feund, una novela gráfica de la autoría del mismo escritor.  De la primera, solo retengo en la memoria que hace su debut un vagabundo asesino llamado The Freak y en la segunda aparece un vampiro monstruoso.  Ambas obras son consideradas "trabajos menores" de Moore, pero no por ello las desprecié, sino que, al contrario, me gustaron mucho y no me importa lo que digan los críticos.
    Cerca del milenio, un amigo del fan club de Star Trek (José Varas) me prestó el primer integral de La Liga de los Hombres Extraordinarios. Considerada entre otra de las perlas dignas de elogio de su creador, me volvió loco de gozo su utilización de personajes de la literatura victoriana y del siglo XIX.  Llena de referencias y juegos metaliterarios, se trata de un hito del cómic solo para lectores sofisticados, adultos y cultos; por lo mismo, no supe apreciarlo lo suficiente en aquel primer encuentro.  Tempus fugit y llegó 2020, con este la pandemia del Covid-19, que nos recluyó nuestras casas hasta el año siguiente y puso en tela de juicio nuestra capacidad para mantener la cordura; fue así que entre otras cosas, leí más que nunca (o al menos a un nivel parecido al de mis últimos años de adolescencia y los primeros de mis veintitantos).  Todos los meses gastaba una suma "interesante" en comprar libros y cómics por internet, de los cuales he leído una ínfima parte; fue así que aproveché un ofertazo y pedí juntitos los 4 primeros integrales de La Liga de los Hombres Extraordinarios, todos en formato de tapa dura.  Me los devoré, por fin, el año pasado y esta vez gocé demasiado sus lisérgicas aventuras.  Cabe mencionar que sus agregados, salvo el cuento sobre Alan Quatermain, que también fue incapaz de leer en los noventa, los disfruté con mucho placer (el mapa/atlas de los lugares mágicos y secretos del mundo, es de una genialidad multireferencial e intertextual de tal envergadura, que me hizo reverenciar más que nunca a su autor)
    En los noventa, antes de entrar al fan club de Star Trek (se llamaba Zona Neutral), estuve en un taller de literatura de ciencia ficción.  Llevado a cabo por puro amor a la divulgación y al género por el bondadoso Tío Lucho (Luís Saavedra para el resto de los mortales), creo que fue él quien me habló por primera vez de Desde el Infierno.  Como yo, además, desde niño he sentido una fascinación morbosa por la figura de Jack el Destripador, de inmediato me interesé en ese cómic, considerado entre lo más sobresaliente de ya saben quién.  Luego, en 2001, me vi en el cine la peli junto a mi comadrita Ledda y ambos quedamos extasiados; sin embargo, cuando por fin me compré el cómic en tapa dura y en oferta gracias a Buscalibre, comprobé que la adaptación había hecho más accesible su agreste material, el que me aburrió como ostra e incluso fuí incapaz de terminarme la historieta de complemento; asimismo, no vacilo en afirmar que encuentro FRANCAMENTE HORRIBLE y SIMPLÓN el dibujo de esa novela gráfica.
    Lo último que me compré de Moore, es el primer tomo de Providence, una obra suya en la que le hace un homenaje a Lovecraft, quien creo es protagonista de esa historia.  Lo adquirí en 2019 y aún lo tengo sellado, pues debo conseguirme los números siguientes.
     Tengo unos cuantos "pecados de omisión", con la bibliografía del artista que hoy nos reúne.  En primer lugar, se encuentra no haberme comprado nunca Watchmen.  En los noventa pude adquirirlo a buen precio en tapa dura, en unos cuantos volúmenes, que en la Antiyal lo tenían baratísimo; pero en ese tiempo era mucho más ignorante y desconocía la oportunidad que me estaba perdiendo.  Por otro lado, lo que más me duele fue no haberme llevado conmigo el integral de los W.I.L.D.C.A.T.S., escritos por Alan Moore y eso, porque me salía el doble de lo que me atrevía a pagar, en aquel entonces, por una edición en tapa dura (hoy está mucho más cara que nunca tan dichosa etapa).  El año pasado no más, creo, salió a la venta el compilatorio de La Tempestad, la última aventura de La Liga de los Hombres Extraordinarios, hasta donde yo sepa y que transcurre en el futuro; costaba barata y nunca me la he comprado todavía, así que también pesa sobre mi conciencia.
    Alan Moore de igual manera es un novelista con varias obras aplaudidas, pero por lo que he leído acerca de su literatura, en ella expone su faceta más densa, justo la que no me atrae.  Cuando salió en español Jerusalén, en plena pandemia, una novela de más de 1000 páginas, casi me la compré; no obstante, al final imperó en mi el deseo de esperar, a que uno de mis amigos la leyera antes, a ver si me la recomendaba ¿Alguien por ahí tiene experiencia en su narrativa? (aún tengo el mal sabor de boca, de su cuento agregado al omnibus N° 1 de La Liga de los Hombres Extraordinarios).


sábado, 27 de mayo de 2017

La mejor serie animada Marvel del momento.

      
       Cuando todavía es reciente el nuevo éxito cinematográfico de los llamados Guardianes de la Galaxia y aquellos que nos hemos encantado con ellos, pedimos a gritos una nueva secuela más (o nos quedamos con las ganas de verla de nuevo, como también tenerla pronto en nuestra colección), nos queda al menos la dicha de que el ahora famoso grupo marvelita, ya posee desde hace rato su propia serie animada.  Pues teniendo en cuenta la fama que han cobrado, así como sus afortunadas intervenciones como invitados en los shows de Ultimate Spider-Man, Hulk y los Agentes de S.M.A.S.H. y Vengadores Unidos, no podía faltar que estrenaran cartoon propio.  Lo último se concretó durante el mes de agosto de 2015, de una manera muy original: a través de una serie de 10 cortos con duración de 2 minutos cada uno, a manera de precuela de la primera temporada que al mes siguiente fue lanzada a la parrilla programática.  En la actualidad va en su segundo año de emisión, siendo sin dudas lo mejor que se ha hecho por parte de los cómics de la Casa de las Ideas, adaptados para la pantalla chica.
       Los cortometrajes ya en su impecable factura dan noción de la calidad de este programa, que desde el primero de ellos, deja claro que sus productores han querido hacer algo distinto (y superior) a lo visto en este tipo de eventos marvelitas.  Son 5 historias dedicadas cada una a los miembros ya conocidos de los Guardianes de la Galaxia, comenzando por supuesto por Star-Lord y pasando luego por Groot, Rocket Rackoon, Drax y Gamora.  Estas pequeñas, aunque potentes piezas dramáticas, se centran en el pasado de los personajes antes de que se cruzaran sus vidas entre sí, permitiendo conocerlos en un nivel más íntimo y que permite sin dudas caracterizarlos mejor en su conducta, ya establecida durante la citada cinta y el mismo programa animado.   Lo expuesto a través de tales cortos, con posterioridad es abordado de manera muy inteligente en los capítulos de su potente primera temporada, en especial en lo que se refiere al pasado de Groot y la propia especie (tan maravillosa) a la que pertenece, como también todo lo concerniente a los experimentos que convirtieron a Rocket en otra criatura singular.
       
     Una vez comenzada la primera temporada, de 26 capítulos, el espectador se encuentra con argumentos realizados de manera autoconclusiva, si bien a lo largo de estos se va desarrollando la búsqueda de Star Lord de sus raíces, hasta que luego llega a encontrarse con su padre y descubre la verdad acerca de su legado.  No obstante esta trama es por completo distinta a la vista en la cinta Guardianes de la Galaxia Volumen 2, que también aborda la complicada relación entre el carismático Peter Quill y su progenitor.  Paralelo a esto, se encuentra la presencia de nada menos que de Thanos, quien es una amenaza constante en la vida de nuestros héroes, así como otro gran villano ligado los mismos Guardianes de la Galaxia, que de manera sorpresiva hace su (re) aparición en la serie a mediados de la temporada.  De igual manera debe destacarse todo lo relativo a Gamora y sus “pecados” de juventud, de modo que a través de ella es posible destacar, más que en el caso de sus compañeros, el tema de la redención; en este sentido, la complicada relación con su hermana Nebula (también desarrollada muy bien en la secuela de la cinta original), toma gran relevancia en esta serie.
        Si bien esta versión de Guardianes de la Galaxia puede ser disfrutada sin problemas por grandes y chicos, un espectador más maduro y con mayor conocimiento del universo marvelita, puede darse cuenta de que en realidad está hecha pensada en los más grandes de la casa.   Lo anterior debido a varias razones, siendo la principal el hecho de que pese a sus buenas dosis de humor, escapa de las típicas situaciones caricaturescas (supuestamente tan del gusto de los más pequeños), que se pueden encontrar en los citados shows en el primer párrafo; es así que aquí no hallaremos a los protagonistas haciendo morisquetas y en cambio cuando se comporten de manera cómica, será porque lo hacen como toda persona adulta puede llegar a hacerlo, ya sea debido a sus propias manías (como con Star-Lord o Rocket) o por lo malos entendidos ( la incapacidad de Drax para entender el lenguaje figurado).  De igual manera, hay por ahí incluso algunos cuantos chistes sexuales (por lo general relacionados con la lívido de Quill).  No obstante son los mismos guiones del programa, los que le otorgan este carácter más adulto a la serie, con tramas muy elaboradas y que se permiten ser mucho más serias de lo visto en esta seguidilla de títulos animados marvelitas.  Por supuesto que hay mucha acción y aventuras, que incluyen toda la pirotecnia a la que nos tienen acostumbrados estas producciones actuales (al nivel de las hechas para el cine).  Otro elemento que cabe destacar con todo esto, corresponde a que tal como en los filmes de esta franquicia, en la banda sonora se incluyen canciones populares setenteras y ochenteras, algo que para aquellos capaces de reconocerlas, sin dudas que se convierte en un gozo más (como no soy muy de esta onda, solo pude reconocer la clásica I Will Survive de Gloria Gaynor).
       Tras haber visto las dos primeras entregas de la saga cinematográfica de este equipo sideral, uno se da cuenta que alguien como Star-Lord no podía complementarse sin Yondu, el mercenario espacial que quiérase o no se convirtió en la figura paterna del primero.  Numerosas son las ocasiones en las que participa de los acontecimientos, desde el primer corto dedicado a Peter Quill y considerando su ambigüedad moral, la que implica su mismo afecto errático por su antiguo discípulo, siendo todo un filón de interesantes (y graciosas) historias los varios reencuentros entre los justicieros y el equipo de patanes liderados por el azul extraterrestre.  No se puede dejar de lado, la llamativa tropa comandado por Yondu, cada uno perteneciente a una distinta especia de lo más variopinta y que acá son abordados como tipos que aún en su “maldad” son torpes e ineficaces, al ir en contra de nuestros Guardianes de la Galaxia (otorgando un montón de risas a los telespectadores con sus meteduras de pata).
¡Yo quiero estas figuritas de sus villanos!
(un lindo regalo para mi cumpleaños que se avecina).
       Entre los que han formado parte de este grupo de defensores del bien, se encuentra otro personaje muy llamativo, Cosmo el perro espacial y quien hizo un cameo en ambas entregas cinematográficas. Se trata de un can terrícola, enviado al espacio por los rusos durante la Guerra Fría y que tal como Rocket fue modificado genéticamente por inteligencias extrañas, otorgándole sapiencia, telepatía y larga vida.  Tal como en las historietas, el animal es el jefe de seguridad del exótico Knowhere, un inmenso mundo artificial flotante que también apareció en la primera cinta de los Guardianes de la Galaxia (creado a partir de la cabeza de un gigantesco Celestial).  Pues en este programa sale bastante e incluso se convierte en el coprotagonista junto a Star-Lord, de un muy emotivo episodio que transcurre en la Tierra.  
       Siendo que los cómics de los Guardianes de la Galaxia transcurren en el espacio y por ello sus historias poseen un carácter cósmico, que hace visitar a sus protagonistas a otros planetas, poco aparece todo lo relacionado con la Tierra y sus famosos superhéroes.  Es así que esta serie sigue dichos parámetros, de modo que nos muestra un sinnúmero de razas y culturas alienígenas, lo que no deja de ser atractivo, si bien ello significa que salvo contadas excepciones (a futuro, claro), los “héroes más poderosos de la Tierra” no tienen cabida aquí.  Ahora bien, de manera muy lógica considerando su propia naturaleza, sí tienen acá un rol muy destacado personajes tales como Thor y otros de su mundo como Asgard, al igual que los Inhumanos, quienes para explicar el encuentro con estos, han abandonado su planeta madre (el mismo que el nuestro, por si no lo sabían).  Todos estos aparecen más de una vez en la serie y sin duda que sus intervenciones están entre los momentos más memorables de la temporada.
         Volviendo al personaje de Thor y todo lo que le concierne a este, cabe destacar el surgimiento de alguien para muchos desconocido y que desde su primera participación es mencionada como la hermana del Dios del Rayo: su hermana Ángela…¿Desde cuándo este tiene una hermana? La verdad es que hace poco, de modo que su origen e introducción en el universo mavelita resulta ser por completo únicos.  En mi propio caso, su nombre y apariencia apenas la vi me llamaron la atención, encontrándola “conocida”. Es así que tras investigar (googlear en Wikipedia), me encontré con la sorpresa de que era la misma pareja romántica de Spawn (superhéroe místico de Image, la más famosa creación de Todd  McFarlane) y que décadas atrás había sido presentada como un ángel femenino cazador de demonios.  Pues debe saberse que esta fémina nació de la imaginación de nada menos que Neil Gaiman, quien la diseñó para su entonces amigo McFarlane, en uno de los primeros números de la serie regular de Spawn y luego le escribió una miniserie. Años después hubo una disputa legal entre ambos artistas, en las que ganó Gaiman y a la que luego vendió a la Casa de las Ideas.  Su papel en la serie animada de los Guardianes de la Galaxia, es su primera vez en un cartoon de su actual hogar comiquero, pero no la primera vez en una versión animada, ya que en los noventa había salido en el excelente show animado de HBO de Spawn.
       Alejándose de lo visto en la primera película, acá no hay romance entre Peter y Gamora.  Asimismo el villano conocido como el Coleccionista participa en calidad de alguien con estas características, muy parecido al cómicamente interpretado por Benicio del Toro en la pantalla grande; sus intervenciones, así como lo que pasa con Thor y los Inhumanos, nos deja claro de que no hay continuidad entre un programa y otros (pues los personajes no se conocían hasta antes de estos capítulos y el mismo Coleccionista no es el tipo redimido del final de la tercera temporada de Ultimate Spider-Man, anterior a este otro show).   El resto de los personajes ya conocidos, empezando por Star-Lord, también se parecen mucho más al de sus contrapartidas en carne y hueso, siendo que además este mismo antes había aparecido demasiado serio y no como el adorable, juguetón y sexy aventurero que hemos llegado a amar, gracias a la labor histriónica de Chris Pratt.
         Y por último, para los espectadores latinos, el doblaje hecho para este lado del continente usa varias de las mismas voces oídas en las películas, lo que queda en evidencia especialmente con Rocket.


Un pequeño aperitivo.

domingo, 2 de abril de 2017

Regreso al mundo de “Watchmen”. Primera parte.


Introducción.

      Entre septiembre de 1986 y octubre de 1987 DC se publicó originalmente la miniserie conocida como Watchmen (en español Los Vigilantes), de los autores Alan Moore en el guión y Dave Gibbons en el dibujo, la cual cambió para siempre la manera de ver los cómics del género superheroico.  El planteamiento de su historia, bastante crítico, complejo y adulto para lo que hasta entonces se había hecho al respecto en DC, Marvel y otras empresas del rubro, llevó al resto de los colegas de Moore y Gibbons a crear nuevas obras, que respondieran a la idea de armar un argumento con sus características; de este modo surgió con mayor fuerza que nunca el interés por demostrar que los lectores ya estaban preparados para algo más complejo, que la eterna batalla entre el bien contra el mal y las típicas peleas entre superhéroes y villanos.
     La trama de esta historieta transcurre en un Estados Unidos alternativo ochentero, en el cual Richard Nixon lleva ya décadas como presidente del país, debido a que ha sido reelegido de manera consecutiva, pues ganó la Guerra de Vietnam y el famoso escándalo Watergate nunca sucedió; además la Guerra Fría con la Unión Soviética se encuentra en uno de sus puntos más críticos. En este mundo, al menos en Gringolandia, también hay superhéroes, si bien solo uno de ellos corresponde a lo que se llama “metahumano”, el Doctor Manhattan, cuyo poder es tan grande que en la práctica es un dios en sí mismo; el resto de los que han ostentado el rol de justicieros, poseen habilidades físicas extraordinarias, gracias a un riguroso entrenamiento, además de en algunos  casos una inteligencia prodigiosa.  No obstante a diferencia de los bienhechores que encontramos en el multiverso deceísta e incluso en el marvelita, algunos de estos no poseen un código de honor y más que estar motivados por principios altruistas, están interesados en satisfacer sus obsesiones hedonistas; por otro lado, y para nada un detalle menor, no tienen asco en matar a los criminales y villanos a los que se enfrentan.
      El grupo de personajes variopintos que aquí aparecen, pese a sus bajezas logró calar hondo en el público y la crítica, de modo que de inmediato la gente pidió mayores historias sobre estos, ya sea antes o después de los eventos desarrollados en la novela gráfica original.  Sus mismos creadores tenían la intención de volver a este mundo, relatando de manera más completa las aventuras y desventuras de los Minutemen, el primer grupo de superhéroes en surgir dentro de esta ficción, a finales de la década de los treinta (o sea, en plena Edad de Oro de los cómics, justo cuando nacieron verdaderos íconos como Capitán América, Namor, la Antorcha Humana Original, Superman, Batman, Wonder Woman y Shazam, detalle para nada gratuito al observar las dobles lecturas de su argumento) y que luego tendría sus respectivos sucesores, los mismos protagonistas de la trama central de Watchmen.  Como al final nunca se llevó a cabo el sueño de Moore y Gibbons, de seguro tal vez por los conflictos del primero con DC, tuvieron que pasar décadas para que el proyecto se concretara y eso que no fue con el apoyo de ninguno de estos dos artistas.
       Ante el éxito de esta historia, toda una historieta de culto que incluso ha sido considerada como obra literaria por algunos (lo que me parece una exageración y no porque la mire en menos, sino por el hecho de que bien me parece que cómics y literatura son expresiones distintas y valiosas dentro de sus propias características), en 2009 Zack Snyder realizó la esperada versión fílmica, que si bien fue un éxito de crítica, tuvo sus cuantos detractores.  Con un guión bastante fiel a la obra que la inspiró, contó con preciosos diseños y una dirección de arte que en más de una ocasión calcó a la perfección varias de sus viñetas.  Por otro lado, la violencia explícita y el erotismo del cómic, no fueron dejados de lados, así como el inserto de la historieta secundaria que aparece en el texto original y que aquí se optó por representar a través de una animación, que se va mostrando en ciertos momentos de su metraje.


Trailer del filme.

       Aprovechando el boom de la cinta de Snyder y para llevar la obra de Moore y Gibbons más todavía al público que la desconocía y tras ver el filme podía interesarse en ella, se realizó por la misma época de su estreno una versión en Motion Comic de Watchmen, de casi 4 de horas de duración.  Es así que siguiendo una vieja técnica que data de los sesenta y través de la cual se animaron a principios de esa década varios títulos Marvel (como Thor, Iron Man, Hulk y otros), se actualizó este formato usando medios tecnológicos computacionales  y se animó viñeta por viñeta  la novela gráfica.  Para esto se contrató a un actor que hiciera de narrador y le pusiera voz a todos los personajes, además de agregarle música y efectos sonoros. El impacto de resucitar los motion comics fue lo suficientemente grande, como para que luego tanto DC como Marvel sacaran en este mismo estilo, varios de sus títulos más famosos.
       Publicada en 2012, justo al cumplirse los 25 años de la obra maestra de Moore y Gibbons, Antes de Watchmen se compuso por nada menos que 34 tomos realizados en su mayoría por distintos equipos de trabajo, conformados por algunos de los nombres más cotizados en la actualidad, entre guionistas y dibujantes.  Lo que se hizo en realidad con esta considerable cantidad de entregas y tantos talentos reunidos para realizar tan esperada precuela, no ha sido otra cosa que armar el pasado de los eventos de la historieta original, creando miniseries dedicadas en exclusiva a sus personajes por separado (con una que otra aparición estelar de sus viejos compañeros).  El resultado ha sacado más de un roce con los seguidores de la obra primigenia, al menos entre los puristas, consiguiendo varios detractores, pese al claro valor estético de estas viejas/nuevas aventuras y la reputación de sus responsables. 
      Para otorgar un mayor relación con la historieta realizada por Moore y Gibbons en su momento, al final de cada número que comprende Antes de Watchmen, vienen dos páginas de la novela gráfica titulada como La Maldición del Corsario Carmesí, una historia ambientada más o menos en el siglo XIX y que aparentemente no tiene que ver con las andanzas de Búho Nocturno, Dr. Manhattan, el Comediante y compañía, pero que en su trama en realidad guarda varios paralelos con lo transcurrido en estas miniseries.  Pues la inclusión de esta otra obra, escrita por todo un veterano como lo es Len Wein y dibujada nada menos que por John Higgins (el mismo colorista del cómic original), tiene como antecedente a la “historia dentro de la historia” titulada Relatos del Navío Negro, un cómic que lee un personaje secundario suyo y cuñas viñetas a veces se dejan apreciar al lector real de Watchmen.


Trailer del motion comic.

      Tras estas palabras, ya es el momento de iniciar esta serie de posts, sobre unas cuantas historietas que sin dudas recomiendo…

1- Minutemen.

1.1. El autor: Darwyn Cooke.

          
     Tenía que leerme esta preciosa obra suya e investigar en la red su biografía, para enterarme que el elogiado caricaturista canadiense discípulo de Bruce Tim, falleció tan solo el año pasado víctima del cáncer.  Nacido el 16 de noviembre de 1962 en Toronto, Canadá y muerto el 14 de mayo en Florida, USA, en sus poco más de 50 años en la Tierra realizó varios trabajos para DC, Marvel y otras compañía que lo convirtieron en un artista bastante cotizado.  Su estilo de dibujo claramente distintivo, con una estética “vieja” de cartoon que de inmediato acaparó la atención de Bruce Timm y el ya mencionado Dini, le abrió las puertas del mercado, cuando estos dos lo llamaron para que trabajara en sus series animadas de Batman, Superman y Batman Beyond.
      Tanto dibujante como guionista, entre sus obras más famosas se encuentra la nostalgia novela gráfica DC: La Nueva Frontera (2004), una revisión en clave adulta de la Edad de Plata de los cómics de la Liga de la Justicia, la cual le otorgó la consagración debido a la fuerza de su argumento y la manera tan personal, como emotiva, con la cual tomó para sí a algunos de los personajes claves del universo DC.  Ante el impacto de este título, en 2008 se estrenó una preciosa versión animada como película hecha directa para el video casero.  No obstante antes de este éxito, Cooke ya había hecho otras joyitas como su psicologista revisión del Caballero de la Noche y los problemas con su personalidad pública Bruce Wayne, en Batman: Ego (2000).  De igual manera reconocida es su labor con Catwoman y otras colecciones.
       En Marvel tuvo en sus manos a nada menos que Spiderman y unos cuantos títulos relacionados con los X-Men.  No obstante es con su participación a través de las nuevas historias de The Spirit, de nuevo para DC (aunque fuera de la continuidad principal, ya que no pertenece al llamado Multuverso), sobre el famoso personaje de Will Eisner, que logró otros de sus mayores logros.
        Pues en lo que concierne a Antes de Watchmen, suyas son las dos primeras miniseries: Minutemen y Espectro de Seda.  En una se encargó tanto del dibujo como del guión, mientras que en la segunda coescribió su trama junto a Amanda Conner, la dibujante de esta otra serie limitada.


Trailer de Justice League: The Final Frontier. 
2.2. La Historia.

     El primero de los dos trabajos hechos por Cooke para esta colección, sirve como puente de entrada para todo Antes de Watchmen, pues transcurre en tiempos pretéritos al grupo conformado por Dr. Manhattan y compañía, ya que se centra en el primer equipo de superhéroes conocido del mundo en el que transcurren estas obras: los Minutemen.
     El Búho Nocturno original, el heroico e idealista agente de policía Hollis Mason, viene a ser el personaje principal o quien nos sirve como guía para contarnos desde su punto de vista (y bastante cercano a los acontecimientos y al resto de los personajes, por cierto) lo ocurrido con este equipo de sujetos, que tanto dio para hablar en sus tiempos e inspiró a los verdaderos protagonistas de la novela gráfica de Morre y Gibbons a “luchar por el bien y la justicia”.  El caricaturista se apoyó en Mason, debido a que este en el tiempo presente de Watchmen era ya un hombre maduro, alejado hace rato de su carrera de superhéroe, quien había publicado un polémico libro titulado Bajo la Capucha y en el cual no solo abordó sus memorias como miembro de este exclusivo grupo, sino que además desnudó varios hechos relacionados con sus antiguos socios, que en realidad no eran tan nobles como se esperaba (o tal vez, siendo justos, tan perfectos como se suponen deberían ser aquellos en quienes confiamos nuestra vida: líderes políticos y religiosos, por nombrar solo algunos).  
     De este modo Cooke se toma de los antecedentes previos para desmitificar aún más a estos sujetos, de una manera descarnada y aun así llena de momentos sublimes, pues aún en medio de las bajezas de muchos de estos individuos, encontramos ejemplos de virtud y verdaderos momentos de sublimidad.  Por otro lado, también hayamos un humor que refresca bastante esta historia sobre ídolos con pies de barro, a la par de que queda en evidencia tanto el amor como el respeto por la labor de los autores originales; es así que Cooke se toma de algunos de los detalles más minuciosos del viejo cómic, de modo que esta precuela no pierda su nexo con ella y además este primera miniserie sea el piso, bajo el cual se encumbren el resto de los textos que le siguen dentro de estos especiales. 
       La trama transcurre tanto en tiempo presente como en el pasado, a través de extensos y minuciosos flashbacks, presentándonos a sus protagonistas, que de inmediato quedan identificados como aquellos de verdadero espíritu noble (el mismo Búho Nocturno, Silueta y Mothman) y quienes sin dudas demuestran intereses más cercanos a la fama, la fortuna o incluso el placer por la violencia (Dollar Bill, Espectro de Seda, Capitán Metrópolis y el Comediante); en el caso de Justicia Encapuchada, Cooke se guarda un as bajo la manga, al convertirlo en el Minutemen más misterioso de todos y a quien incluye dentro de uno de los arcos argumentales más interesantes de esta novela gráfica, de modo que nunca queda clara su personalidad (bien puede llamar la atención que cuando lo dibuja, lo hace siempre en poses siniestras al más puro estilo de Batman o Spawn).
        Tal como la novela gráfica que dio vida a todo esto, el presente cómic y los que le siguen, corresponde a una obra por completo adulta, lo que como era de suponer queda de manifiesto en la manera de cómo aborda la sexualidad de sus protagonistas.   Es así que en este caso se trata el tema de los personajes LGTB, algo que en todo caso Cooke no se lo imaginó, sino que lo tomó del material previo de la obra original, llevándolo no solo al caso del lesbianismo de Silueta, sino que también al trabajar sobre la supuesta relación gay entre Justicia Encapuchada y Capitán Metrópolis. 
        La  presencia de Silueta permite tratar el tema de la intolerancia y la homofobia, males que terminan por victimizar a la justiciera.   A su vez esta junto a Búho Nocturno, viene a ser  una de los dos Minutemen más nobles y desinteresados, quien además destaca por poseer una naturaleza maternal, que la contrapone a su compañera Espectro de Seda.  La oposición a la materialista y exhibicionista otra mujer del grupo, resalta por las rencillas entre ambas, porque esta otra le tiene envidia y pese a lo esperado no son amigas. Además,  posteriormente, Espectro de Seda llega a ser madre y no se convierte en un muy buen ejemplo de ello. Asimismo, de entre su grupo, es la única que se muestra capaz de mantener una relación amorosa potente con otra persona, detalle que dentro de todo el virtuosismo de esta fémina, hace que el propio Mason se enamore de ella y lo que viene a darle un cariz de romance imposible a esta subtrama argumental. 
      No obstante con los dos varones, el autor muestra una faceta más oscura de las relaciones homoeróticas, ya que su homosexualidad no solo es encubierta, sino que corresponde a una pareja de inclinaciones sadomasoquistas; esto último queda claro, además, por el mismo traje fetichista de Justicia Encapuchada, quien además de cubrir su rostro como si fuese un verdugo, lleva una soga de horca colgada al cuello.  Las sorpresas con el poco sociable justiciero, determinan el impactante final de esta obra.
           El dibujo de Darwyn Cooke, en su característico estilo que pareciera infantil y/o caricaturesco (pero, ojo, no simplón y hasta hermoso con sus rostros de expresiones poco realistas), es el ideal para representar este supuesto pasado de ensueño, que tiene tanto de las Edades de Oro y de Plata de los cómics, de los que se nutre también el argumento.

Las 6 portadas hechas por Darwyn Cooke para esta miniserie. Cada una de ellas muestra a algunos de sus protagonistas:
Búho Nocturno, el Comediante, Silueta, Polilla, Espectro de Seda y Juticia Encapuchada.

domingo, 3 de enero de 2016

El cómic de superhéroes llevado a su máxima expresión.

Ilustración completa para la portada del volumen 1 de Kingdom Come
     Durante el transcurso de 1996 se publicó primero en cuatro partes y posteriormente en un solo tomo, la novela gráfica Kingdom Come (en español La Llegada del Reino), obra perteneciente a DC Comics, escrita por Mark Waid y dibujada por Alex Ross.  Apenas salió a la venta su primer número, causó sensación, tanto entre la inmensa legión de seguidores deceistas, como de la crítica, quiénes no tardaron en darle la categoría de (si no la mejor) una de las más bellas y perfectas historias del género superheroico; ello gracias tanto a la calidad de su argumento, como a la de su dibujo. 
     Como de Alex Ross ya me referí en este anterior texto, ahora le dedicaré unas cuantas líneas a Mark Waid, el otro artífice de esta joyita que no deja de emocionarme tras haberla releído recientemente, luego de mi primera lectura de este título, allá por los primeros años de mi época universitaria (ahora más viejo y, por ello, menos ignorante, como también más sensible que antes):
     Waid (Estados Unidos, 1962) está considerado hoy en día como uno de los grandes escritores del cómic.  Es así como una característica de las historias de su invención, resulta ser el interés que posee hacia la ciencia, usando todo tipo de referencias a ella, ya sea reales, como ficticias; es así como que desde niño es un ferviente lector de ciencia ficción, teniendo nada menos que a Harlan Ellison como a uno de sus autores preferidos.  Por esta misma razón, por lo general los personajes que ha tomado en sus manos tanto en DC como en Marvel, han estado fuertemente ligados a lo científico y la fantasía científica, ya que como él mismo ha declarado no se siente a gusto con la fantasía pura.  En DC su etapa a cargo de Flash es considerada como una de las mejores del personaje, siendo el artífice del apogeo del tercer Velocista Escarlata, Wally West; asimismo en su revista creó el concepto hoy tan importante de la Speed Force, una especie de energía extradimensional, responsable de los poderes de todos los velocistas de DC.  Por otro lado, en Flash introdujo al popular personaje de Impulso, el nieto del futuro de Barry Allen, el segundo Flash y del cual luego se encargó de guionizar su propia revista.  A su vez estuvo detrás del argumento de Superman: Legado, una de las mejores historias del Azuloso y en especial de las que han revisitado sus orígenes y primeros años, tomando además como novedad elementos de la serie de televisión Smalville, tan exitosa por aquellos años y todo con el objetivo de actualizar al superhéroe.  Por parte de Marvel, célebre es su periodo a cargo de nada menos que de los 4 Fantásticos y en el presente destaca lo que ha hecho con Daredevil, lo cual le ha otorgado nuevos premios a la compañía y a él mismo; es así como gracias a su labor, el llamado Hombre sin Miedo, continúa siendo uno de los personajes más rentables y alabados en el medio.   En DC también son recordados con aprecio sus trabajos para la Legión de Superhéroes, mientras que en Marvel  bien considerada es su contribución a las andanzas del Capitán América.

Ilustración completa de Alex Ross para la portada del volumen 2.
     ¿Y de qué trata Kingdom Come precisamente? Pues este título de claras reminiscencias religiosas y en especial bíblicas (además de apocalípticas, en el sentido más estricto de la palabra) trata acerca del fin del ficticio mundo DC.  No obstante ello no significa necesariamente  la destrucción del planeta Tierra y del universo, sino que más bien se refiere al paso de un mundo nuevo, tras la crisis correspondiente y que da origen a este nuevo periodo de esplendor.  Entremedio, como bien corresponde a toda historia que se prime de apocalíptica, encontramos el agregado épico que implica un gran despliegue de personajes, entre representantes del bien y del mal, donde además no puede faltar la presencia de una fuerza superior (divina), digamos, incluso por sobre los mayores superhéroes y villanos del orbe.  Por lo tanto el “reino” esperado según el título de esta obra y su argumento, se refiere a la idea de un mundo mejor y en clara alusión al concepto cristiano del término, al regreso de Jesús a la Tierra (el Salvador, que en este caso se encuentra representado por lo antiguos miembros de la Liga de la Justicia). 
     Es en este aspecto religioso de una obra tan “gringa” como esta, siendo que los superhéroes nacieron en Usaca misma, que llama la atención esta preciosa novela gráfica de redención, llena de citas textuales provenientes de la Biblia y donde uno de sus mayores protagonista viene a ser un hombre común y corriente, en concreto, un pastor de iglesia (temática que por lo general es poco abordada en este tipo de obras, quizás debido a su carácter masivo, que las hace descomprometerse de cualquier ideología teológica).  Pues es bajo la figura de un sujeto como este, alguien que además a su manera también ha servido a la luz como los justicieros de trajes y nombres rimbombantes, que radica el juicio “universal” al que se enfrenta en sus páginas la humanidad.  En otras palabras, lo que nos lleva a reflexionar sus viñetas es a preguntarnos qué tiene de valioso y trascendente nuestra especie, qué merece o no permanecer en el tiempo; una pregunta que tantos hombres de fe (incluso alguno no tanto) se han hecho a lo largo de las eras.
      La trama comienza con un anciano nostálgico acerca de lo que ya fue, cuando todo era más sencillo y todavía abundaba la creencia en Dios, mientras tanto que la línea divisoria entre héroes y villanos estaba clara…Pues ahora una nueva generación de supuestos justicieros se ha propagado por todos lados y hacen tanto de juez como de ejecutor, provocando más violencia y muerte que los criminales que persiguen; de hecho, los hombres y mujeres sin ápice de habilidades extraordinarias, son meros peones en las constantes batallas entre los poderosos, mientras el resto libra sus batallas ignorando qué les sucede a los demás y que tienen la mala suerte de cruzarse en su camino.  En cuanto a los viejos superhéroes y que alguna vez fueron el ápice del valor de la raza humana, se han retirado cada uno a sus cuarteles, tras desencantarse  del pueblo, cuando este recibió con aplausos a héroes menos virtuosos. 

Ilustración completa de Alex Ross para la portada del volumen 3.

     Es entonces que hasta la presencia de este pastor llega nada menos que el Espectro, personaje tradicional de DC y que desde su creación en plena Edad Dorada de los cómics, representa nada menos que la ira de Dios, enjuiciando a los malvados y castigándolos con atroces tormentos.  Pues este ser de connotaciones divinas (o más bien angelicales), le pide al pastor que lo ayude en su labor de saber si la humanidad merece o no una nueva oportunidad.  De este modo ambos comienzan un viaje por el plano espiritual, a través del cual son testigos de lo que está sucediendo con este actual orden.  Mientras ello sucede, aprovechan de dar su punto de vista acerca de lo que está pasando y el actuar de quiénes vigilan. Así es como los lectores nos enteramos en qué va el acontecer del universo DC, en esta realidad perteneciente a los llamados elseworlds y donde se nos muestra a sus personajes viviendo en un escenario distinto al de la continuidad tradicional.
     El periplo de este hombre junto al Espectro, revisando escenas claves en la conformación del actual mundo, recuerda a todo un clásico de la literatura como resulta ser Un Cuento de Navidad de Charles Dickens. Ello justamente al tipo de viaje que hacen ambos, un ser humano normal y un espíritu superior que lleva al primero a revisar la historia para identificar las causas del presente, sin intervenir supuestamente en el curso de las cosas, mientras ambos analizan lo que ha pasado.  No está demás decir que para el pastor de este cómic, un anciano como Ebenezer Scrooge, todo esto se transforma en una verdadera revelación y/o epifanía.
     Al poseer una magnitud operística el argumento, con todo un desfile de los personajes deceistas más emblemáticos (si bien la mayoría de ellos algo diferentes, tras tratarse de sus versiones ya “mayores,” respecto a cómo los conocemos normalmente), buena parte de la acción se centra en la llamada Trinidad: Superman, Batman y Wonder Woman.  Cada uno de estos ha seguido su existencia por separado tras el actual orden, tal cual los otros paladines de antaño; no obstante cuando los eventos los llevan a unirse de nuevo, una vez más se transforman en los cabecillas de la paz y la justicia.  Un cuarto superhéroe del pasado toma un rol preponderante en todo esto, el Capitán Marvel, si bien su destino en apariencia se distancia de quienes fueron antiguamente sus aliados.
      Como bien se decía en el párrafo de arriba, cada miembro de la Trinidad tuvo sus motivos para abandonar la vida pública, siendo Superman lejos el más afectado con su pasado.  Pues en esta historieta, dicho episodio apenas fue esbozado (si bien quedó más que claro su sentido dramático), lo que muchos años después de aparecida la obra original, en 2009,  fue por fin retratado en el one shot (tomo único) JSA Kingdom Come Special “Superman”, hecho por completo por Alex Ross (ya que hace rato que se había enemistado con Mark Weid).  
     Asimismo tras el agridulce final de Kingdom Come, se quiso cerrar la historia con un Epílogo que fuese más esperanzador y ello se logró con creces al incorporarlo en la edición compilatoria, que sus mismos autores hicieron para esta nueva edición.  Cabe mencionar (sin querer hacer spoilers al respecto, para que la gente disfrute por su cuenta este emotivo agregado) que en el lugar que aquí aparece, se hace un sinnúmero de homenajes a los cómics antiguos de DC, mostrando de manera muy inteligente algunas de las portadas más recordadas de esta editorial (¡A ver cuántas llegan a reconocer!).
     Volviendo al año 2009, se incluyó en Justice Society of America - Vol.2 - No.22 un segundo epílogo, transcurrido tiempo después del anterior, esta vez coescrito por Geoff Jhons y Alex Ross.  Todo esto, puesto que al final se incorporó la realidad de esta novela gráfica al llamado Multiverso DC, correspondiendo este a la Tierra 22 y fue así como el Superman de dicha obra llegó a cruzarse con los personajes de la Sociedad de la Justicia.
     Retrocediendo en el tiempo, en 1999 Mark Waid trató de hacer una secuela directa de Kingdom Come, no obstante se encontró con la negación de Ross para participar en el proyecto, por lo que se avocó a terminarlo junto a otros dibujantes en una miniserie de 8 números.  Dentro de los artistas que dieron su aporte a esta miniserie, lejos los que más destacaron son Frank Quitely (habitual colaborador de Grant Morrison) y Ariel Olivetti.  Sin embargo la técnica preciosista de Alex Roos se echó de menos, al comparar su estética de con la de sus colegas, que quedaron opacados por lo hecho con anterioridad. La recepción de dicho trabajo no fue demasiado buena y al final se decidió considerarla como una obra aparte (si bien relacionada) con aquella que la inspiró.  Esta novela gráfica recibió el nombre de The Kingdom.
     Como dato curioso, hay una segunda lectura detrás de la obra maestra de Waid y Ross, pues en aquella época el mundo del cómic superheroico estaba siendo remecido por una seguidilla de historietas más violentas, en las que primaba el dibujo por sobre los argumentos sólidos (según la opinión de muchos expertos en el tema).  Todo ello fue causado por la creación del sello Image de Todd McFarlane y compañía, del cual su personaje más popular lejos ha sido el atormentado Spawn; pues de esta editorial y de su sello Wildstorm, salieron varios títulos subidos de tono y ante su fenómeno DC y Marvel respondieron creando sus propios personajes de ese estilo u otorgándole a otros más antiguos y en esa variante, mayor protagonismo.  Es así como en DC apareció Hitman, mientras que durante un tiempo tomó el manto del Murciélago (es decir, hizo de Batman) otro justiciero de personalidad desquiciada (hasta que luego en su propia revista logró el equilibrio y la redención) Azrael; a su vez se potenció a Deathstroke y a quien se le dio también propia colección.  En tanto en Marvel fue la oportunidad del clásico Castigador de estrenar serie, lo mismo que del mutante Cable, por no mencionar el surgimiento del popular Deadpool, entre otros.  Eran años de superhéroes y antihéroes de rictus duro, músculos hipertrofiados y dispuestos a todo con tal de hacer su justicia, una especie de Far West postmoderno.  Por lo tanto, Kingdom Come fue la respuesta de los superhéroes clásicos a toda esa generación ultraviolenta y cínica, ya que al final de sus páginas quedó sin dudas clara la supremacía de los viejos ideales comiqueros.

Ilustración completa para la portada del volumen 4. 

domingo, 7 de junio de 2015

Para tener en cuenta respecto a la segunda temporada de “Arrow”.



       La serie televisiva de imagen real sobre el famoso personaje de DC cómics Flecha Verde, tuvo un debut bastante irregular, si bien su éxito le permitió conseguir una segunda temporada y la cual fue aprovechada por sus responsables para mejorar aquellos puntos débiles, de modo de hacerla mucho más ágil, entretenida y compleja argumentalmente hablando…Lo que a la hora de evaluar los resultados sin duda consiguieron.  Esta subida en la calidad del producto ofrecido se debió a varios puntos, la verdad, los que se esperan ser abordados con claridad en este texto, donde quien aquí escribe se alegra de que se haya hecho justicia a una figura tan destacada de entre los superhéroes y que tal como ya se afirmó arriba, no había conseguido en esta versión una adaptación digna de su impronta, hasta iniciado este segundo año de vida emitiéndose.
    Siendo sinceros el final de la primera temporada fue potente, ya que falleció uno de los personajes de apoyo más importantes de la serie y, más encima, la ciudad donde viven los protagonistas quedó devastada por un terremoto (¿Tal vez un guiño a las famosas sagas de Batman en las historietas, conocidas como Cataclismo, Consecuencias y Tierra de Nadie?).  Pues bien, tras estos desafortunados eventos Starling City tuvo que resurgir de sus cenizas, lo mismo que su justiciero número 1, Oliver Queen, junto a su gran equipo de amigos y aliados.  De este modo el principio de la temporada abordó esta inteligente adaptación tras la catástrofe pasada, demostrando que todavía se podía seguir luchando por una vida mejor, no sobreviviendo, sino siguiendo el viejo adagio de Nietzsche que reza “Lo que no me mata me hace más fuerte”.
     Uno de los puntos más fuertes de esta segunda temporada, radica en el hecho de cómo se abordaron los propios dilemas personales y/o existenciales de sus personajes, lo que le otorgó como no había pasado antes, una dimensión humana mucho más compleja (y por ello atractiva) a todo estos.  Por lo tanto al convertirlos en seres que pese a su fortaleza moral guardaban sus propios secretos y temores que los atormentaban, fue posible hacer de todo este show una puesta en escena actual digna de una tragedia griega, con la lucha correspondiente del héroe (o los héroes) frente a un destino poderoso e inexorable difícil de superar.  Así es cómo desde Oliver Queen, pasando por la potente figura de su madre, luego su misma hermana menor, sus amigos y otros aliados, incluso el propio “gran malo” de la temporada Slade Wilson, Deathstroke, tuvieron que enfrentarse a sus propios temores para superar la prueba y, en la mayoría de los casos, conseguir cierta redención y paz consigo mismos.  Todo este proceso de reencuentros personales, hizo que se potenciaran como  nunca personajes tales como las ya mencionadas madre y hermana de Oliver (consiguiendo un papel destacado la matriarca de los Queen), además del propio Slade Wilson, quien llegó a convertirse en una némesis superior que Merlyn, de la temporada anterior.  Teniendo en cuenta a Moira y Thea Queen, más a los Lance en la serie, es que el tema de la familia cobra vital importancia en la caracterización y desarrollo de los protagonistas, en especial en lo que se refiere a cómo cada uno de ellos lleva sus relaciones interpersonales y tal como en la vida real, estas los  definen al punto de cumplir un rol primordial en su búsqueda de la felicidad; además los arcos argumentales dedicados a cómo funcionan estas 2 familias (bueno, tampoco se pueden olvidar a los Merlyn) permite la introducción de nuevos elementos dramáticos en la serie y que son decisivos a la hora de aparecer giros sorprendentes y de peso en la trama. 
Slade Wilson/Deathstroke.
    Regresando a la figura de quien luego sería conocido como Deathstroke, los conocedores del cómic bien sabíamos que en un determinado momento el amigo,  maestro y aliado de Oliver durante su forzosa estadía en la isla, iba a tener que abrazar el mal y por consiguiente convertirse en su enemigo ¿Pero cómo iba a ser posible todo esto, tras entregarnos desde su debut a un personaje que incluso llegó a hacerse entrañable en sus intervenciones? Pues bien, en los contantes flashbacks dedicados al segundo año del exilio de Queen en Lian Yu, fue pudo ver su descenso a la locura y luego ya en el presente, su puesta en escena de llevar a cabo la venganza que años atrás le prometió al Arquero Esmeralda.  El varonil Manu Bennett logra interpretar una vez más a un villano bastante convincente y su cambio de un Slade Wilson casi paternal a otro por completo psicótico merece  respeto.  La personificación de este Dearhstroke en la ciudad de Starling, con su traje de batalla emula mejor que nunca al de su símil de las caricaturas, a diferencia del propio Merlyn, quien tuvo un traje demasiado sobrio para un programa basado en un cómic de DC.
    Otro gran logro de esta segunda temporada, fue la manera de cómo supieron aprovecharse del rico panteón ficcional de DC, haciendo uso de muchos más de sus personajes que en el año anterior y que en esta ocasión pudieron ser retratados de una manera más cercana a los revistas originales.  Respecto a todo esto, es que si bien ya habían aparecido antes Deadshot y La Cazadora, con no muy buenos diseños para su presentación televisiva, esta vez sus apariciones fueron lejos memorables y en parte porque los guiones procuraron convertirlos en personajes tan carismáticos, como ya se dijo acerca del resto de los personajes.  Respecto a estos dos villanos (cabe recordar que en realidad La Cazadora es una vigilante por derecho propio en las viñetas, pero que en la serie se la convirtió en un sujeto psicótico y en una asesina de sangre fría), fue posible apreciar en ellos la humanidad que antes les faltaba, de modo lograr la simpatía del público por ambos; a su vez los dos en su estética lograron verse mejor, siendo que esta vez el monóculo cibernético del mercenario fue diseñado con más esmero y Helena Bertinelli contó con una prenda mucho más parecida a la versión post crisis que la hizo tan célebre (¡Si incluso le agregaron su característica cruz colgante!).  También introdujeron a Tigre de Bronce y Hermano Sangre en el espectáculo, aunque si bien desde el punto de vista argumental se les dotó de solvencia dramática (en especial en el caso del segundo, quien se convirtió en uno de los 3 grandes villanos de la temporada), sus apariencias dejaron mucho que desear, pues Tigre de Bronce parecía cualquier asesino a sueldo con arma blanca, en vez del aguerrido personaje afroamericano de las historietas y el Hermano Sangre perdió su faceta sobrenatural, dándosele una máscara que no podía dejar de recordar al Espantapájaros de la versión “realista” de Christopher Nolan de su trilogía para Batman.  En todo caso este Tigre de Bronce más “humilde”, bien corresponde a todo un guiño de los productores de Arrow, para los fanáticos del género superheroico, ya que el actor que lo interpretó fue nada menos que Michael Jay White, quien otrora hiciera de Spawn en el filme homónimo sobre este.   A su vez esta versión del ya mencionado Hermano Sangre, estuvo potenciada gracias al importante rol que aquí tuvo, quien no dejó de poseer su lado más humano y atractivo. 

El Hermano Sangre...¿Copia descarada al Espantapájaros "nolanesco" u homenaje?
    Volviendo a Deadshot y Tigre de Bronce, ambos unieron fuerzas junto John Diggle, el gran amigo de Oliver Queen, en uno de los episodios más memorables de este año: El Escuadrón Suicida, famoso equipo de DC y en el que ambos personajes estuvieron en sus filas durante los años ochenta en la primera colección (y la más famosa) dedicada a este grupo, formado en su mayoría por villanos trabajando en secreto para el gobierno de USA, con la promesa de rebajar años a su sentencia y/o la libertad a cambio de sus servicios.  Al respecto es que no podía faltar el genio y figura de la dama de hierro a cargo de este equipo, la maquiavélica Amanda Weller y quien en su cruzada de atender mejor a los intereses de la nación y el mundo, no ceja en tomar las decisiones más duras y que bien a los ojos de muchos pueden resultar poco gratas.  Ahora bien, esta popular mujer de raza negra entre los fanáticos de DC, ya había sido vista con gran éxito en la serie animada de Liga de la Justicia Ilimitada, además de su aparición en el ya clásico programa de Smalville sobre la juventud de Superman; empero cabe recordar que esta correspondió a su primera versión, como mujer ya madura y “entradita en carnes”.  No obstante la Waller de Arrow es una sexy fémina a lo más en la treintena de su vida, llena de curvas, tal como en día se le representa en los cómics de la actual continuidad y que ya había sido vista, aunque “suavizada” en la película de imagen real de Linterna Verde de hace unos años atrás.  Y cabe mencionar que esta Amanda Waller resulta lejos uno de las mejores contribuciones de la temporada, para que las andanzas televisivas de Flecha Verde sigan siendo más óptimas.  No se puede dejar de mencionar al respecto el cameo en este capítulo de nada menos que de Harley Queen, la famosa novia loca del Guasón y quien hasta un breve y cómico monólogo tuvo; a propósito debe saberse que la ex psiquiatra de Arkham Asylum, es en el presente uno de los elementos más valiosos del Escuadrón Suicida en las historietas.  A su vez hubo un pequeño homenaje al guionista de la primera etapa post crisis de esta formación, al suceder gran parte de los eventos de este capítulo en el Hotel Ostrander, en atención a John Ostrander (de hecho este programa se encuentra lleno de referencias propias para los fanáticos más acérrimos de la compañía, pues en varias ocasiones se mencionan las siglas DC y el número 52 tan importante dentro de este universo, así como se ha agregado a los diálogos los nombres de otros famosos artistas de las revistas de la empresa, como el caso de Curt Swan, Gail Simone y muchos otros que en este momento se me van de la memoria).
    En la misma línea del aprovechamiento de la inmensa gama de personajes de peso de DC, en esta segunda temporada, poseen su propio lugar destacado Ra´s al Ghul (importante enemigo de Batman) y su hija menor Nyssa.  Quien sería luego la némesis de Flecha Verde en la siguiente temporada, es mencionado más de una vez en esta otra y aparece en una escena al menos, con diálogo incluido.  No obstante resulta ser su hija quien cobra gran relevancia dentro de la serie, agradeciéndose además que le otorgaran (¡menos mal!) un atuendo que le hace honor al de su versión de los cómics.  Por otro lado la actriz que la personifica, posee una belleza exótica que bien hace de ella alguien con todo el misterio y la promesa de la apertura a un nuevo mundo de historias, que alguien de su talante posee.  A su vez en el programa hacen que Nyssa se encuentre muy ligada sentimentalmente a otro importante personaje, lo que bien resulta un agregado inesperado e inteligente que tendrá sus repercusiones serias a lo largo del programa. 
La preciosa y mortal Nyssa al Ghul.
     Dentro de lo que se ha abordado en los anteriores párrafos, igualmente cabe mencionar a otro “super criminal” y que en su personalidad corresponde al estereotipo del genio loco: el profesor Ivo, quien en los cómics DC creó al poderoso androide llamado Amazo.  Pues bien, este cumple un rol privilegiado en las escenas correspondientes a la permanencia de Oliver en la isla, siendo el otro tercer gran villano de esta temporada.  Acá este sujeto también es presentado como un individuo complejo, lleno de interesantes aristas psicológicas, quien anda detrás de una fórmula química capaz de crear superhombres y que recibe el nombre de Milagro.  Ahora bien, esta sustancia existe en el universo DC y es la que usa un clásico superhéroe para tener habilidades extraordinarias durante una hora tras ingerirla, Hourman, siendo que además el barco que usa el villano en este programa se llama nada menos que Amazo.
    Y no podían faltar las grandes malas (o “malas güenas" como dirían algunos por ahí) en esta temporada, lo que aparte del único episodio dedicado a su alternativa Cazadora, radicó en la figura de Isabel Rochav.  Interpretada por la genial Summer Glau y a quien entre muchos otros papeles pudimos ver como una de las actrices principales de la llorada serie de Firefly, hizo de esas villanas inesperadas (o sea, engañosas por hacerse pasar primero como aliadas) y que luego en sus últimos episodios vistió un traje como para aplaudirla, el cual estaba inspirado en la hija de Slade y miembro del equipo de los Jóvenes Titanes
    Flecha Verde, quien todavía en esta temporada aún no recibe su nombre característico, no es el único superhéroe que sale en pantalla.  Y es que en ella es posible reencontrarse con una de las superheroínas clásicas más queridas de DC: Canario Negro.  No obstante su presencia acá corresponde a una variación bastante ingeniosa, ya que su verdadera identidad difiere de una manera muy especial respecto a la original (en realidad a Canario Negro 2, que es la más popular y la hija de la proveniente de la Edad de Oro).  En todo caso aquí sigue manteniendo su estrecha relación con Oliver, el cual viene a ser uno de los romances más entrañables de todo DC cómics.  Respecto a esta, otra vez se esmeraron en darle a un personaje icónico como ella, un traje que se ajustara al de su versión en papel; no obstante en el afán de eliminar muchos de los elementos más extraordinarios de DC, le quitaron su característico grito sónico, para reemplazarlo por una especie de bombas que emulan su efecto.  Aun así este Canario Negro (y que ya tuvo su propia versión en la mencionada Smalville, teniendo destacadas participaciones en Liga de la Justicia Ilimitada y Batman el Valiente) es sin vacilaciones uno de los mejores personajes de todo Arrow.
    
Isabel Rochev/Ravager.
    Existe otra referencia indirecta en plan homenaje y guiño a los lectores de DC, a partir de esta segunda temporada y que se encuentra en el personaje de la pareja de Diggle.  Pues esta corresponde nada menos que a Lyla y cuyo nombre clave como agente de A.R.G.U.S. y el Escuadrón Suicida es el de Harbinger.  Pues deben saber los no iniciados y recordar los que sí lo son, que estos Lyla/Harbinger corresponde a una vieja superheroína, cuyo papel más importante estuvo en los eventos de la celebrada Crisis en las Tierras Infinitas de mediados de los ochenta y que reordenó el universo DC hasta que en agosto de 2011 se volvió a resetear con la saga de Flashpoint y los posteriores Nuevos 52; luego esta misma fue miembro de Los Nuevos Guardianes, hasta que el equipo se disolvió y tras desaparecer de las historias de DC, murió heroicamente tras luchar con uno de los clones de Doomsday en los eventos de la segunda saga de la colección de Superman/Batman (incluso es posible ver su sacrificio en la versión animada para la película Superman/Batman: Apocalipsis).
     Por último el que quizás puede considerarse como uno de los momentos más álgidos de esta segunda temporada, corresponde nada menos que a la introducción de Barry Allen, o sea, el Flash más famoso de quienes han llevado ese nombre.  Todo esto porque debido al éxito en aumento de Arrow, se decidió expandir su universo, dando cabida a otro gran superhéroe (y uno de los más populares, por cierto), de modo que la serie sobre Flecha Verde fuese el punto de partida para el posterior nuevo programa sobre el Velocista Escarlata.  Y es así como en 2 episodios seguidos apareció por primera vez esta versión actual de Barry Allen, la que en verdad fue soberbia y llena de emociones, poseyendo además un final inolvidable y en el cual se mostró cómo este hombre común adquirió sus poderes.   Asimismo una de las mentes involucradas en este regreso a la televisión de Flash, corresponde a Geoff Johns, hoy en día uno de los pilares de DC y que entre sus obras tuvo en sus manos unas de las mejores etapas de Flash (tanto de Barry Allen como de su sucesor, Wally West) y la recomendable novela gráfica sobre Batman Tierra Uno.

¡Grande Canario Negro!
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