Ilustración completa para la portada del volumen 1 de Kingdom Come. |
Durante el transcurso de 1996 se publicó
primero en cuatro partes y posteriormente en un solo tomo, la novela gráfica Kingdom
Come (en español La Llegada del Reino), obra
perteneciente a DC Comics, escrita por Mark Waid y dibujada por Alex Ross. Apenas salió a la venta su primer número,
causó sensación, tanto entre la inmensa legión de seguidores deceistas, como de
la crítica, quiénes no tardaron en darle la categoría de (si no la mejor) una
de las más bellas y perfectas historias del género superheroico; ello gracias
tanto a la calidad de su argumento, como a la de su dibujo.
Como
de Alex Ross ya me referí en este anterior texto, ahora le dedicaré unas
cuantas líneas a Mark Waid, el otro artífice de esta joyita que no deja de
emocionarme tras haberla releído recientemente, luego de mi primera lectura de
este título, allá por los primeros años de mi época universitaria (ahora más
viejo y, por ello, menos ignorante, como también más sensible que antes):
Waid
(Estados Unidos, 1962) está considerado hoy en día como uno de los grandes
escritores del cómic. Es así como una
característica de las historias de su invención, resulta ser el interés que
posee hacia la ciencia, usando todo tipo de referencias a ella, ya sea reales,
como ficticias; es así como que desde niño es un ferviente lector de ciencia
ficción, teniendo nada menos que a Harlan Ellison como a uno de sus autores
preferidos. Por esta misma razón, por lo
general los personajes que ha tomado en sus manos tanto en DC como en Marvel,
han estado fuertemente ligados a lo científico y la fantasía científica, ya que
como él mismo ha declarado no se siente a gusto con la fantasía pura. En DC su etapa a cargo de Flash es
considerada como una de las mejores del personaje, siendo el artífice del apogeo
del tercer Velocista Escarlata, Wally West; asimismo en su revista creó el
concepto hoy tan importante de la Speed Force, una especie de energía
extradimensional, responsable de los poderes de todos los velocistas de
DC. Por otro lado, en Flash introdujo al
popular personaje de Impulso, el nieto del futuro de Barry Allen, el segundo Flash
y del cual luego se encargó de guionizar su propia revista. A su vez estuvo detrás del argumento de Superman:
Legado, una de las mejores historias del Azuloso y en especial de las
que han revisitado sus orígenes y primeros años, tomando además como novedad elementos
de la serie de televisión Smalville, tan exitosa por aquellos
años y todo con el objetivo de actualizar al superhéroe. Por parte de Marvel, célebre es su periodo a
cargo de nada menos que de los 4 Fantásticos y en el presente destaca lo que ha
hecho con Daredevil, lo cual le ha otorgado nuevos premios a la compañía y a él
mismo; es así como gracias a su labor, el llamado Hombre sin Miedo, continúa
siendo uno de los personajes más rentables y alabados en el medio. En DC también son recordados con aprecio sus
trabajos para la Legión de Superhéroes, mientras que en Marvel bien considerada es su contribución a las
andanzas del Capitán América.
Ilustración completa de Alex Ross para la portada del volumen 2. |
¿Y de qué trata Kingdom Come
precisamente? Pues este título de claras reminiscencias religiosas y en
especial bíblicas (además de apocalípticas, en el sentido más estricto de la
palabra) trata acerca del fin del ficticio mundo DC. No obstante ello no significa necesariamente la destrucción del planeta Tierra y del
universo, sino que más bien se refiere al paso de un mundo nuevo, tras la
crisis correspondiente y que da origen a este nuevo periodo de esplendor. Entremedio, como bien corresponde a toda
historia que se prime de apocalíptica, encontramos el agregado épico que
implica un gran despliegue de personajes, entre representantes del bien y del
mal, donde además no puede faltar la presencia de una fuerza superior (divina),
digamos, incluso por sobre los mayores superhéroes y villanos del orbe. Por lo tanto el “reino” esperado según el
título de esta obra y su argumento, se refiere a la idea de un mundo mejor y en
clara alusión al concepto cristiano del término, al regreso de Jesús a la Tierra
(el Salvador, que en este caso se encuentra representado por lo antiguos
miembros de la Liga de la Justicia).
Es en este aspecto religioso de una obra
tan “gringa” como esta, siendo que los superhéroes nacieron en Usaca misma, que
llama la atención esta preciosa novela gráfica de redención, llena de citas textuales
provenientes de la Biblia y donde uno de sus mayores protagonista viene a ser
un hombre común y corriente, en concreto, un pastor de iglesia (temática que
por lo general es poco abordada en este tipo de obras, quizás debido a su
carácter masivo, que las hace descomprometerse de cualquier ideología
teológica). Pues es bajo la figura de un
sujeto como este, alguien que además a su manera también ha servido a la luz
como los justicieros de trajes y nombres rimbombantes, que radica el juicio “universal”
al que se enfrenta en sus páginas la humanidad.
En otras palabras, lo que nos lleva a reflexionar sus viñetas es a
preguntarnos qué tiene de valioso y trascendente nuestra especie, qué merece o
no permanecer en el tiempo; una pregunta que tantos hombres de fe (incluso
alguno no tanto) se han hecho a lo largo de las eras.
La trama comienza con un anciano
nostálgico acerca de lo que ya fue, cuando todo era más sencillo y todavía abundaba
la creencia en Dios, mientras tanto que la línea divisoria entre héroes y
villanos estaba clara…Pues ahora una nueva generación de supuestos justicieros
se ha propagado por todos lados y hacen tanto de juez como de ejecutor,
provocando más violencia y muerte que los criminales que persiguen; de hecho,
los hombres y mujeres sin ápice de habilidades extraordinarias, son meros
peones en las constantes batallas entre los poderosos, mientras el resto libra
sus batallas ignorando qué les sucede a los demás y que tienen la mala suerte
de cruzarse en su camino. En cuanto a
los viejos superhéroes y que alguna vez fueron el ápice del valor de la raza
humana, se han retirado cada uno a sus cuarteles, tras desencantarse del pueblo, cuando este recibió con aplausos a
héroes menos virtuosos.
Ilustración completa de Alex Ross para la portada del volumen 3. |
Es entonces que hasta la presencia de este
pastor llega nada menos que el Espectro, personaje tradicional de DC y que
desde su creación en plena Edad Dorada de los cómics, representa nada menos que
la ira de Dios, enjuiciando a los malvados y castigándolos con atroces
tormentos. Pues este ser de
connotaciones divinas (o más bien angelicales), le pide al pastor que lo ayude
en su labor de saber si la humanidad merece o no una nueva oportunidad. De este modo ambos comienzan un viaje por el
plano espiritual, a través del cual son testigos de lo que está sucediendo con
este actual orden. Mientras ello sucede,
aprovechan de dar su punto de vista acerca de lo que está pasando y el actuar
de quiénes vigilan. Así es como los lectores nos enteramos en qué va el
acontecer del universo DC, en esta realidad perteneciente a los llamados elseworlds y donde se nos muestra a sus
personajes viviendo en un escenario distinto al de la continuidad tradicional.
El periplo de este hombre junto al Espectro,
revisando escenas claves en la conformación del actual mundo, recuerda a todo
un clásico de la literatura como resulta ser Un Cuento de Navidad de
Charles Dickens. Ello justamente al tipo de viaje que hacen ambos, un ser
humano normal y un espíritu superior que lleva al primero a revisar la historia
para identificar las causas del presente, sin intervenir supuestamente en el
curso de las cosas, mientras ambos analizan lo que ha pasado. No está demás decir que para el pastor de
este cómic, un anciano como Ebenezer Scrooge, todo esto se transforma en una
verdadera revelación y/o epifanía.
Al poseer una magnitud operística el
argumento, con todo un desfile de los personajes deceistas más emblemáticos (si
bien la mayoría de ellos algo diferentes, tras tratarse de sus versiones ya “mayores,”
respecto a cómo los conocemos normalmente), buena parte de la acción se centra en
la llamada Trinidad: Superman, Batman y Wonder Woman. Cada uno de estos ha seguido su existencia
por separado tras el actual orden, tal cual los otros paladines de antaño; no
obstante cuando los eventos los llevan a unirse de nuevo, una vez más se
transforman en los cabecillas de la paz y la justicia. Un cuarto superhéroe del pasado toma un rol
preponderante en todo esto, el Capitán Marvel, si bien su destino en apariencia
se distancia de quienes fueron antiguamente sus aliados.
Como bien se decía en el párrafo de arriba,
cada miembro de la Trinidad tuvo sus motivos para abandonar la vida pública,
siendo Superman lejos el más afectado con su pasado. Pues en esta historieta, dicho episodio
apenas fue esbozado (si bien quedó más que claro su sentido dramático), lo que
muchos años después de aparecida la obra original, en 2009, fue por fin retratado en el one shot (tomo único) JSA
Kingdom Come Special “Superman”, hecho por completo por Alex Ross (ya que hace rato que se había
enemistado con Mark Weid).
Asimismo
tras el agridulce final de Kingdom
Come, se quiso cerrar la historia con un Epílogo que fuese más
esperanzador y ello se logró con creces al incorporarlo en la edición
compilatoria, que sus mismos autores hicieron para esta nueva edición. Cabe mencionar (sin querer hacer spoilers al
respecto, para que la gente disfrute por su cuenta este emotivo agregado) que en
el lugar que aquí aparece, se hace un sinnúmero de homenajes a los cómics
antiguos de DC, mostrando de manera muy inteligente algunas de las portadas más
recordadas de esta editorial (¡A ver cuántas llegan a reconocer!).
Volviendo al año 2009, se incluyó en Justice
Society of America - Vol.2 - No.22 un segundo epílogo, transcurrido tiempo
después del anterior, esta vez coescrito por Geoff Jhons y Alex Ross. Todo esto, puesto que al final se incorporó
la realidad de esta novela gráfica al llamado Multiverso DC, correspondiendo este
a la Tierra 22 y fue así como el Superman de dicha obra llegó a cruzarse con
los personajes de la Sociedad de la Justicia.
Retrocediendo en el tiempo, en 1999 Mark Waid trató de hacer una secuela
directa de Kingdom Come, no
obstante se encontró con la negación de Ross para participar en el proyecto,
por lo que se avocó a terminarlo junto a otros dibujantes en una miniserie de 8
números. Dentro de los artistas que
dieron su aporte a esta miniserie, lejos los que más destacaron son Frank
Quitely (habitual colaborador de Grant Morrison) y Ariel Olivetti. Sin embargo la técnica preciosista de Alex
Roos se echó de menos, al comparar su estética de con la de sus colegas, que
quedaron opacados por lo hecho con anterioridad. La recepción de dicho trabajo
no fue demasiado buena y al final se decidió considerarla como una obra aparte
(si bien relacionada) con aquella que la inspiró. Esta novela gráfica recibió el nombre de The Kingdom.
Como
dato curioso, hay una segunda lectura detrás de la obra maestra de Waid y Ross,
pues en aquella época el mundo del cómic superheroico estaba siendo remecido
por una seguidilla de historietas más violentas, en las que primaba el dibujo
por sobre los argumentos sólidos (según la opinión de muchos expertos en el
tema). Todo ello fue causado por la creación
del sello Image de Todd McFarlane y compañía, del cual su personaje más popular
lejos ha sido el atormentado Spawn; pues de esta editorial y de su sello
Wildstorm, salieron varios títulos subidos de tono y ante su fenómeno DC y
Marvel respondieron creando sus propios personajes de ese estilo u otorgándole
a otros más antiguos y en esa variante, mayor protagonismo. Es así como en DC apareció Hitman, mientras
que durante un tiempo tomó el manto del Murciélago (es decir, hizo de Batman)
otro justiciero de personalidad desquiciada (hasta que luego en su propia
revista logró el equilibrio y la redención) Azrael; a su vez se potenció a
Deathstroke y a quien se le dio también propia colección. En tanto en Marvel fue la oportunidad del
clásico Castigador de estrenar serie, lo mismo que del mutante Cable, por no
mencionar el surgimiento del popular Deadpool, entre otros. Eran años de superhéroes y antihéroes de
rictus duro, músculos hipertrofiados y dispuestos a todo con tal de hacer su
justicia, una especie de Far West postmoderno. Por lo tanto, Kingdom Come fue la respuesta de los superhéroes clásicos a
toda esa generación ultraviolenta y cínica, ya que al final de sus páginas quedó
sin dudas clara la supremacía de los viejos ideales comiqueros.
Ilustración completa para la portada del volumen 4. |
Como siempre muy interesante la reseña de este comic otro comics mas a mi lista que debo leer , me quedaron unas dudas es sobre el personaje capitan marvel se refiere a shazam y lo otro ¿la edicion que usted tiene es la de Ecc ? que tal es en edicion y contenido
ResponderEliminarSaludos
Pues al ser una obra DC, por supuesto que este Capitán Marvel corresponde al también conocido como Shazam y no al marvelita en cualquiera de sus versiones. Lamentablemente solo tengo los tomos individuales, los tres primeros de ECC y el último en Unlimited. Todos ellos en papel de lujo y el tomo cuatro con el Epílogo incluido; los de ECC no traen agregado alguno.
EliminarA ya ok gracias,entonces me interesa mucha mas entonces ya que shazam es un personaje que me gusta mucho, voy a buscar a mas información sobre el integral que hizo ecc y que ojala traiga el epilogo.
ResponderEliminarLa lei en su momento. Bien de dibujo, no tanto de guión. Era como un Marvels futurista, un What if en formato de lujo. Personalmente prefiero mucho más "La edad de oro" de James Robinson, o el "New frontier" de Darwyn Cooke, ambos de DC Comics.
ResponderEliminarTengo el gusto de poseer la preciosa edición que sacó la llorada Ediciones Zinco de "La Edad de Oro" (Por cierto...¿Sabías que Robinson es gay y es el artífice de que el Alan Scott del actual universo DC también lo sea, precisamente en lo que corresponde a Tierra 2). Lamentablemente "La Nueva Frontera" está muy cara y me he tenido que conformar solo viendo la peli.
EliminarPues mira no, no tenía ni idea. Personalmente soy un gran fan de su "Starman", que me parece una de las mejores series de comic de la década de los 90. ¡Más saludos!
EliminarTengo y leí los ¿6? primeros números que sacó en su tiempo la misma ediciones Zinco...¡Y me encantaría tener el resto de la colección! Me fascinó ver a este Starman en el episodio de "Smalville" escrito por Geoff Jhons.
EliminarKingdom Come puede parecer pretenciosa, barroca o incluso absurda si se tiene en cuenta su deseo de hacer una exposición religiosa del tema de los súper héroes, sin embargo, no es así. La temática de este cómic utiliza un recurso legítimo de análisis de la realidad que habla del universo donde se desarrollan los hechos sobre la base de un texto sagrado que, en clave protestante, manifiesta un futuro posible a partir del presente que se nos presenta. Esta hermenéutica, al estilo religioso, involucra toda la realidad, advirtiendo las consecuencias de proseguir en un determinado camino. El libro sagrado delata las planes nefastos no porque los anticipe específicamente, sino porque denuncia los elementos típicos de los fenómenos intrahistóricos que desembocan en la ruina histórica. De allí que Kingdom Come no es una forma absurda de usar el Apocalipsis para decir que su significado es el que nos presenta el cómic, sino que lo usa para pronosticar más que para predecir, los eventos que ocurrirán en la metahistoria de los super héroes.
EliminarGalardón aparte para las ilustraciones que son una verdadera joya.
En suma, una obra de arte dentro del arte del cómic.
Has escrito un comentario que me emocionó bastante y que además me resulta revelador a la hora de dimensionar mejor esta obra que gracias a un amigo en común pude leer por primera vez y que ahora más viejo pude apreciar en mayor medida. Gracias por completar mejor lo que yo simplonamente traté de abordar aquí.
EliminarEn lo personal creo que a pesar de ser en sentido estricto una respuesta crítica (y muy crítica) a los cómics ultraviolentos de la década de 1.990, Kingdom Come consigue trascender esta condición y se transforma en una verdadera parábola acerca de lo que significa eso que genéricamente llamamos hacer el bien. Lo único que me chirría un poco del cómic, que por otro lado lo considero una obra maestra, es la narración de contexto del Espectro y el sacerdote, que como idea es notablemente buena, pero que lo encuentro algo pobre de ejecución; por ejemplo, ¿por qué ese religioso y no otro, no hay otro que cumpla con esas mismas condiciones? ¿y es justo dejar el destino completo de la Humanidad en manos de un único pastor? Y así. Pero en fin, es un defecto menor comparado a sus enormes virtudes.
ResponderEliminarPor cierto, la idea de que este comic reivindica al heroísmo clásico en desmedro de los héroes ultraviolentos sucesores de Watchmen o The Dark Knight Returns, debe ser tomada con algo de pinzas. Es cierto que el cómic se alinea a favor del heroísmo clásico, pero también le concede algunos puntos a los héroes más violentos, muy en particular sobre la facilidad con la cual el concepto clásico del héroe puede llevar al desapego y a la alienación de la condición terrena, a la negación de su lado oscuro; esto se expresa muy bien en la idea de que los héroes violentos de Kingdom Come tienen las manos libres una vez que los héroes clásicos se retiran en vez de hacer lo que debería hacer todo héroe clásico, o sea, seguir adelante con su heroísmo. La cuestión da para debatir largo y tendido, y creo que ésa es una de las virtudes de este cómic, que permite cuestionarse y plantearse esta clase de debates que, en cierta medida, son un reflejo de nuestros propios problemas para hacer el bien en nuestras respectivas vidas cotidianas.
Has abordado puntos de vista por completo diferentes a los que se me habían ocurrido a mí a la hora de analizar esta bella obra, de modo que ayudas bastante a enriquecer el estudio de esta novela gráfica.
EliminarConcuerdo prácticamente en casi todo lo que dices y digo "casi" pues creo que en lo que concierne al hecho de que haya sido ese hombre y no otro aquel que fue elegido por el Espectro, fue debido a que era un alma pura, sabia y de paz; por ende justo el sujeto que necesitaba esta entidad para realizar su labor y emitir el juicio final (además de mortal común y corriente en contraposición a los metahumanos).