1. Mi más tierna infancia.
Desde pequeño me fascinaron las grandes
historias y los personajes con características admirables, heroicos, aquellos
que desde que tengo conocimiento me han inspirado a ser mejor persona, dentro
de lo que mis pobres posibilidades me lo permiten. En este sentido, la animación japonesa tuvo
un papel primordial en mi educación ñoña, de modo que en esos primeros años me
vi un montón de series, ya que en televisión daban bastante y solo durante mi
adolescencia hubo una especie de sequía de anime por estos lares, cuando unas
cuantas personas prejuiciosas pusieron el grito en el cielo al tildarlas de
violencia sin sentido. Uno de esos casos
y que nunca más tuve la dicha de ver, salvo cuando creo que ni siquiera tenía
10 años de edad, fue La Princesa Caballero; sin embargo,
su imagen se me quedó grabada para siempre y cobró mayor relevancia dentro de
mis recuerdos (y mi corazón), cuando al hacerme menos ignorante descubrí quién
estaba detrás de tal perla de la televisión y supe de su "hermandad"
con otros animés que me habían cautivado en esa bella época, tales como Kimba,
La
Nueva Isla del Tesoro y en especial Jet Marte. Cuando comencé a leer cómics y, mejor aún,
empecé a hacerme mi propia colección me prometí adquirir algún día dicha
obra...Este año se me concedió mi deseo y he aquí el fruto de mi lectura.
2. Otra gran obra del Dios del Manga.
Entre enero de 1953 y enero de 1956, el
prolífico autor de cómics japoneses (llamados manga), Osamu Tesuka, publicó una historia que como muchas de las
que realizó no solo se volvió todo un clásico, sino que se convertiría en uno
de los pilares fundamentales de lo que en poco tiempo sería ese bello y
complejo arte que es la historieta
nipona.
Titulada en su idioma original como Ribon
no Kishi, posee 27 capítulos, todos de carácter secuenciado y abarcando
la historia de su protagonista, incluso desde antes de su nacimiento (o sea,
ambientada nada menos que en el Cielo), hasta el desenlace en el que está
particular heroína logra conseguir buena parte de sus objetivos (derrotar a los
villanos y quedarse con el hombre que ama...).
Considerando que el protagonismo de la obra
gira en torno a una muchacha y se le da importancia al tema del romance o más
bien a las situaciones ligadas a ello, esta pieza del octavo arte es
considerada la base del llamado shojo,
el cómic japonés dirigido en un principio al público femenino infantil y
juvenil (pero que a la larga llega a ser tan entretenido, que lo lee "todo
el mundo"). Y es que el proclamado Dios del Manga, fue el primero de su
disciplina en realizar un trabajo con las características mencionadas, si bien
luego el mismo shojo evolucionó por
su cuenta hasta llegar a aparecer subgéneros dentro de este, así como
sobresaliendo artistas dedicado a este (por lo general mujeres) y un montón de
títulos a lo largo de los años.
Asimismo, tal como con otros mangas de
Tesuka, La Princesa Caballero tuvo su versión animada que constó de 52
episodios y que contó con argumentos autoconclusivos, alejándose bastante del
material original. La adaptación se
emitió entre 1967 y 1968, siendo uno de los primeros animes animados.
La trama gira en torno a la princesa
Zafiro, única hija de los reyes de un país tipo europeo en un mundo de
características medievales. Debido a un
curioso incidente sucedido antes de su nacimiento, la chica ha nacido con dos
corazones: uno de niña y otro de niño; ese detalle marcará su vida de manera
considerable, siendo que además debe hacerse por varón debido a las rígidas
leyes de su nación, que no permiten que una mujer lo gobierne. Es así que la muchacha debe enfrentar a un
par de nobles corruptos, que desean hacerse con el poder, además de luchar
contra amenazas de tipo sobrenatural entre las que se encuentra una bruja, el
rey de los demonios y por último una diosa; de igual manera, le toca lidiar con
sus sentimientos amorosos hacia el príncipe del país vecino, elemento clave en
su periplo hacia la realización personal.
Opening y ending del animé.
3. Una mirada adulta al clásico infantil.
Un lector capaz de leer de manera analítica
el manga que hoy nos reúne, apenas se adentra en sus viñetas, puede reconocer
la relevancia que se le da en el argumento al tema de los roles de género. Y es que la misma naturaleza extraordinaria
de Zafiro y su identidad que debe esconder por una u otra razón, nos permite
maravillarnos ante un discurso que nos pareciera adelantado a su época y muy
valiente al abogar a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sin
discriminación. Pero también se observa
un pro feminismo de su parte, cuando vemos a varios personajes como Zafiro que
se muestran emancipadas y están dispuestas a revelarse contra lo establecido en
una sociedad patriarcal.
Siguiendo con el plano sexual y la
identidad de uno como tal, obviamente estamos frente a un trabajo que también
sería el precursor en otros de los tópicos caros al manga y el animé: la ambigüedad
sexual o androgenia de sus personajes, el transformismo y, si bien acá solo de
manera sutil, la homosexualidad, el lesbianismo y la bisexualidad. Por lo tanto, considerando la necesidad de
Zafiro para hacerse pasar por hombre, estamos frente a un personaje que luego
inspiraría obras más elaboradas de este tipo de arte, tales como la igualmente
valorada La Rosa de Versalles (Lady Oscar en Latinoamérica) de
Riyoko Ikeda.
Por otro lado, el manga y el animé aún en
sus expresiones infantiles, posee un hondo dramatismo y tal como en los
clásicos cuentos de hada europeos, aparece sin tapujo el dilema de la muerte de
los seres queridos, muchas veces de manera violenta y todo mostrado gráficamente
en las viñetas y/o pantalla. Teniendo en
cuenta lo anterior, La Princesa Caballero no está exento de ello y en ese sentido
uno de los momentos más impactantes (si bien acá todo pasa en una pura viñeta),
corresponde a cuando uno de los personajes se suicida (bueno, cabe mencionar
que dentro de la cultura japonesa el suicidio es un acto honorable dentro de
ciertas circunstancias, así que por lo tanto es habitual tal acto en estas
expresiones artísticas). De igual manera, llama la atención cuando algunos
personajes se refieren al probable destino final del más rastrero de los villanos
de esta obra gráfica y entonces uno de ellos dice "Ojalá muera en una
zanja"...¡Algo impensable en una historieta infantil occidental o al menos
yanqui!
Un aspecto propio del Japón moderno, que ya
podemos reconocer en un manga como este y que recordemos fue realizado en los
cincuenta del siglo pasado, viene a ser su sincretismo; entiéndase por este
concepto, a la mezcla de elementos de diferentes culturas, por lo general al
apropiarse de la estética, modelos y conductas de Occidente. Esto se puede apreciar no solo en que la
trama transcurra en un país imaginario en la Europa medieval fantástica, sino
que comienza en el Cielo judeocristiano con ángeles tipo niños desnudos y
gorditos (muy renacentistas y propios de esquelas de bautizo y demases), donde
Dios es representado como un señor anciano de larga barba, los demonios son
espantados con cruces y más encima hayamos dioses grecorromanos que conviven
con la primera teología mencionada (si bien subyugados al Cielo).
Por otro lado, conocida es la admiración de
Osamu Tesuka por Walt Disney, de quien sacó la estética de los ojos grandes de
sus personajes (a diferencia de la errada creencia, de que dicha estética
proviene de Japón e incluso nacida de un complejo por poseer ojos rasgados y
querer parecerse a los occidentales)...La verdad es que por mi parte ignoro qué
caso fue el primero, si la representación de un rey bonachón, anciano y gordo
tal como vemos representado al padre de Zafiro, o los típicos mandatarios con
estas características en las producciones Disney (tal como el sultán padre de
Jasmine en Aladdin).
Igual
llama la atención la manera de cómo Tesuka terminó este trabajo, bastante
alejado de las convenciones para una historieta, que se suponía debía dar en el
gusto a los románticos corazones de las niñas, para quienes lo realizó
originalmente; y es que las aventuras de Zafiro aun cuando acaban con esta
junto a su amado, nos los muestra a ambos más bien ad portas a ese final
realmente glorioso que se habría esperado...¿Se habrá cansado de su Princesa
Caballero y por eso no quiso revisarla en el resto de su carrera?
Por último, cabe destacar el humor de la obra, que a veces resulta ser autoparódico, como cuando un personaje se refiere a que en los tiempos en que ellos viven, aún no se han inventado las cámaras fotográficas (así que por eso no podrán sacar la foto, que en un principio pensaban obtener) o cuando otro se queja de que hubieran dibujado la escena tan estrecha, puesto que él mismo aparece sin mucho espacio para moverse.
Feliz junto a este bien tan preciado. |
Yo vi el anime cuando era niño aunque no lo vi entero solo capítulos sueltos, en España compusieron una canción para la serie que se titulaba Chopi y la princesa, no sabía que la princesa habia nacido con dos corazones en el anime se viste de hombre porque el rey miente a su pueblo diciendo que ha tenido un hijo y lo crían como un hombre y Chopi se supone que es su angel de la guarda, también en España sacaron el manga en un pack dividido en tres tomos, no he leído el manga y tampoco vi el final pero tratándose de un cuento de hadas me imagino que el final será feliz.
ResponderEliminarPor lo que leí, el animé cambia hartas cosas, pero lo que tú cuentas de la razón de por qué Zafiro se hace pasar por hombre, en el cómic es tal cual. La edición que tengo yo de Planeta es española también.
EliminarUno de los clásicos de mi infancia, pero sólo vi unos pocos capítulos. lástima que en mi país apenas lo pasaron.
ResponderEliminarLo del cielo creo que se explica en parte porque hay bastantes cristianos en japón, en parte porque era un producto de exportación, es decir pensado en sacar audiencias en el extranjero, y en parte por la propia trama, dado que transcurre en el occidente cristiano, es lógico que aparezca un dios al estilo occidental. Al fin y al cabo, en algunas caricaturas occidentales en que la acción transcurría en arabia aparecen los sacerdotes musulmanes haciendo milagros de cuando en cuando para ayudar al héroe, aunque generalmente aparecen más criaturas mágicas, generalmente más a espectaculares para darle más sabor a la historia.
Oh, hace tiempo que no tenía el gusto de saber de ti (y hasta creo que es tu primer comentario en tiempos de la cuarentena, que yo estoy desde la tercera semana encerrado por ser profesor).
EliminarQué bueno saber te gusta esta serie, que me encantaría volver a ver el animé.
Por cierto, sobre la "caricatura occidental" que mencionas, no te estarás refiriendo a "Los Caballeros del Desierto" de Hanna-Barbera, completamente de "Los Banana-Split" y que era muy buena?
Ja, siempre es un placer comentar en tu página, lo que pasa es que ahora no siempre dispongo de tiempo. Sí, creo que era esa de los los banana split (Dios mío que ñoños somos, primera vez que encuentro a alguien que la recuerda, después de tanto tiempo).
ResponderEliminarEn mi país los llamaban "los caballeros arábes", tenían un burrito llamado aguimichú (no sé como se escribe) que cuando le jalaban la cola se convertía en un huracán, una chica que se disfrazaba, un forzudo, dos magos y los dirigía un príncipe que al que le usurpaban su reino y luchaba contra los malos. Me gustaba mucho, pero mi favorito de los banana split eran los tres mosqueteros. Tenían otra serie pero con actores de verdad, con un negrazo, un indio, dos rubios, (hermana y hermano) y un señor canoso que se la pasaban peleando con un pirata barbudo. (Diablos, tenía rato que ya ni me acordaba de ese programa de la tele, no sé si me estaré olvidando a alguien). No sé como la llamarían allá en Chile, pero creo que con todos estos datos más o menos sabrás a cuál me refiero.
Oye, no sería mala idea que escribieras una serie de post como la de "así era en mis tiempos" que hablara de todas esas series de aquella época. Estoy seguro de que a tí te saldría muy bien. Yo ya no siempre me acuerdo, pero tú eres un experto. Me gustaría mucho que comentaras una serie de actores reales llamada "la Señorita Cometa" de una chica de dibujos animados que se convierte en persona real y trabaja de niñera de dos chicos, con la ayuda de un dragoncito que sólo aparece para que le llenen el bierón de leche. No sé si sabrás a cuál me refiero...
Seguro que con un "así eran las series de mis tiempos" sobre esas series entrañables de nuestra generación, te llenas el blog de comentarios de nostálgicos...
Increíble, pero solo ahora me doy cuenta de que me habías escrito y cuando estoy por subir la última parte de mi post dedicado a Zafiro.
EliminarSobre las demás series que me mencionas, no las ubico para nada y si recuerdo a "Los Caballeros del Desierto" es porque desde niño siento admiración por la cultura árabe y su mitología.
Buena idea tuya la de escribir sobre esas series antiguas, pero en ese caso tendría otro nombre, puesto que "Así era en mis tiempos" gira en torno a la tecnología antigua que alcancé a conocer y al respecto tengo pendiente hablar sobre la televisión por cable y el cine.
Por cierto, en los países latinoamericanos de habla hispana las series reciben los mismos nombres, porque solo hay más de un doblaje cuando son versiones remasterizadas, como pasó "El Gato Cósmico".