domingo, 29 de mayo de 2022

Uniéndose a la música de las esferas.


  
   El pasado 17 este mes de mayo, a los 79 años, nos dejó Vangelis y con él otro pedacito del ya viejo siglo XX se perdió, por no mencionar todas las memorias que sus admiradores- como quien les habla- se han visto marcadas por una pérdida tan grande.  Por mi parte, tenía todas mis esperanzas en que este 2022 sería mejor que los dos primeros años de pandemia, pero aunque en muchos aspectos todavía siento esperanzas al respecto, personalmente ha sido doloroso.  Y es que por mi parte, Vangelis forma parte esencial de mis recuerdos, desde temprana edad- plena adolescencia- siendo parte de mi vida casi al nivel de Stephen King.  Por ende, un artista, por mucho que no lo hayas llegado a conocer en persona, puede influenciar en tu vida, tanto como alguien que sí ha estado físicamente a tu lado por años.
    Como en otras ocasiones, no les hablaré de la carrera de este músico al que quiero homenajear, que para eso tienen Wikipedia y un montón de páginas en Internet; en cambio, sí les hablaré de cómo Vangelis ha formado parte esencial de mi persona.
    Era el año 1992 y cursaba Tercero Medio, cuando supe de la existencia de un programa llamado Música en 35 Milímetros, de la radio Futuro ("La radio de la Gran Minoría", decía su lema en aquel entonces y con el cual me identifiqué; que, por largo tiempo, hasta casi terminada mi educación universitaria, fui un seguidor incondicional de la Futuro).  Era el segundo semestre de ese año y todavía no se cumplían los 500 años del descubrimiento de América (ahora le llaman Encuentro de dos Mundos, supuestamente para ser más políticamente correctos, lo que me parece más bien un eufemismo), cuando aún no estrenaban 1492, el filme dirigido por Ridley Scott sobre Cristóbal Colón y su cruzada personal para encontrar una ruta más rápida a las llamadas Indias; así fue que en el mentado segmento dominical, que se emitía a las 10 de la noche (¿O era a las 11?) emitieron su banda sonora y fue la primera vez que escuché hablar de Vangelis, así como pude apreciar de manera "consciente" sus composiciones, ya que era obvio que en el pasado lo había hecho (ya me había visto Blade Runner, la cual me gustó mucho desde un principio, el año anterior no más en la tele, donde trabajó por primera vez con Scott).  Cuando el conductor, Cristian Landaeta (nunca olvidaré su nombre) presentó al músico e hizo una completa introducción sobre su arte, quedé fascinado y me prometí a mí mismo adentrarme en el resto de su labor.  Sin embargo, fue su música hecha para el susodicho filme, lo que con facilidad me conquistó y es que para entonces me pareció que nunca antes había escuchado algo tan bello.  Pasó más de un año para que recién pudiera ver, y en el cine, la cinta que inspiró la que por años fue mi banda sonora favorita. Una anécdota respecto a mi primer encuentro con Vangelis: el casete que tenía dispuesto para grabar el programa, no alcanzó con todos los temas y el penúltimo tema quedó incompleto; tuve que esperar a que repitieran al año siguiente, en plenas vacaciones de verano, en lo mejor de 1992 de Música en 35 Milímetros, para conseguir toda la banda; así que me compré un casete de mayor duración para remediar mi anterior problema.
    Con posterioridad, aproveché todas las ocasiones de la radio, ya sea por medio de la Futuro u otra como San Cristóbal (que creo ya no existe) para conseguir más de sus discos (por medio de mis grabaciones caseras, claro).  Solo gracias a mis profesores del colegio, a los que admiraba y quería con todo mi ser, obtuve mis primeros casetes pirateados de Vangelis, sin que se escuchara de vez en cuando el nombre de la radio de fondo; así fue cómo, a menos que me equivoque, obtuve su banda sonora para Antartica (1983), una olvidada película cuya música logró opacarla.
     En la Futuro, en medio de la semana, daban otros programas y de ese modo en el transcurso de 1993 pude saber de la música pop de Vangelis, junto a su amigo Jon Anderson, puesto que emitieron un día su cuarto disco juntos Page of Life (que por años juraba se llamaba Page of Love, debido a mi pésimo inglés y que así lo había anotado en la carátula y las etiquetas de mi grabación casera).  Un día en el cole uno de mis profes, que se convirtieron por años en mis amigos "adultos", me pidió una música para un acto; "algo loco" me dijo y creo justo andaba con mi casette de Page of Life; así que usaron su único tema completamente instrumental, que fue un gusto casi orgásmico, escucharlo con los parlantes del gimnasio y mientras todo el colegio veía una rara coreografía, interpretada por un compañero de otro curso, quien corría por la cancha vestido con una máscara de Freddy Krueger, al vaivén de Jon y Vangelis. Todavía, vez que escucho esas canciones, me emociona la nostalgia y recuerdo con cariño ese último año de mi vida como escolar,  cuando mi mundo era otro y todavía faltaba mucho para que saliera a flote mi verdadero yo.


                                                                  Page of Life (1991)

    Otro disco de Vangelis que conocí gracias a la Futuro, fue Spiral (1977), de su etapa "oscura" en los años 70.  Debo decirles que este me gusta mucho, al punto de que su tema Himno al Hombre Desconocido, está entre mis temas favoritos del griego.  Cabe mencionar, que también lo grabé en casete, la vez en que lo emitieron.
    Mis primeros casetes originales de Vangelis los recibí, a menos que me equivoque, la Navidad de 1992 y los pedí de regalo a mi papá y a mi mejor amiga, cuyo destino se cruzó con el mío desde mi más temprana infancia (o sea, de cuando estaba en Kinder).  Como mis padres no tenían idea de mis gustos personales, salvo los nombres y títulos que me oían mencionar o lo que veíamos juntos en familia, ese año como en otras ocasiones, me dieron la plata para comprarme lo que quería y de ese modo me llevé de la hoy extinta Feria del Disco (¡Cuánto echo de menos sus locales, que marcaron casi los primeros cuarenta años de mi vida!) Themes (1989), uno de sus tantos recopilatorios y quizás el más famoso, con el que aluciné mucho.  Por otro lado, Marta me obsequió la banda sonora de Carros de Fuego (1981), así que esa Navidad quedé muy contento y a cada rato escuchaba ambas cintas, que creo no tenía más originales que esos (el resto de la pura radio por el momento).
    Unas navidades siguientes recibí para un “Amigo Secreto” de la casa – que al final todos sabíamos a quiénes les habíamos tocado- China (1979), el cual le pedí en exclusiva a mi cuñado para que no me diera algo que no fuese de mi agrado, je.  Por esos años Fabián poseía un equipo maravilloso de sonido, así que puso el casete “a todo chancho” para escucharlo, aunque no completo, ya que no era del gusto de la familia (yo me tenía que conformar con mi humilde radiocasete de esos años… ¿O ya tenía mi primer equipo de alta fidelidad propio?).
     Una vez arrendé en VHS una peli que solo vi una vez, pues era muy mala: Nosferatu en Venecia (1988).  Se trata de un olvidable largometraje que pretendía, como muchas producciones italianas baratas, ser una secuela de un filme de culto (en este caso de la Nosferatu de Werner Herzog).  Tenía al propio Klaus Kinski, estrella de la preciosa peli alemana de la que este bodrio quería usufructuar, repitiendo el papel de chupasangre y a otros artistas de la talla de Donald Pleasence y Christopher Plummer en pantalla, si bien nada de ello hacía valer la pena perder el tiempo con ella.  No obstante, lo más llamativo, era que el letras grandes, dentro de los créditos de apertura, salía que la música había sido compuesta por nada menos que Vangelis.  La verdad, es que los (ir) responsables de la peli tomaron, no sé sin con permiso o no y pagando derechos por ello, uno que otro tema del disco Máscara y el resto de la banda sonora lo completaron con un artista italiano, que pretendió imitar el estilo de Vangelis.  Tiempo después, pude conseguirme el casete, aunque me falla la cabeza para tener clara certeza de en qué circunstancias me llegó este trabajo suyo que lo amo.

                                                                               
                                                                            Mask (1985)
  
    Salvo la mencionada Marta, no tenía en aquellos últimos años de mi época de escolar, gente de mi edad con quiénes compartir muchos de mis gustos; así que tendría que esperar a 1994, cuando entrara a la Universidad, para conocer a amigos contemporáneos míos, entre los cuales encontraría almas afines (en el cole no me faltaban amistades, pero aun así era un ave raris, en el terreno intelectual). Así que era en mis profesores en quienes busqué un referente y entre ellos estaba Pabla, quien me hacía Castellano y a la consideraba casi una ídola.  Pabla tenía (tiene, supongo) una sensibilidad que hasta antes de conocerla, nunca aprecié en persona alguna y en el transcurso de esa temporada, sufrió una depresión, debido a una desilusión amorosa (se enamoró de un colega, Pato, mi profe de Filosofía y al que también yo idolatraba, al punto de que le pedí fuese mi Padrino de Confirmación); ella era una mujer casada y con un hijo pequeño, no obstante, aun así enganchó con su "colemigo".  Recuerdo que llovía a cántaros (¡Cuánto extraño el clima santiaguino, previo al cambio climático!) y mi profe estaba con licencia médica; pese a todo, la fui a ver a su casa, que por esos días estaba de santo y con una platita que tenía, más un dinero que me pasó Pato, le compré Festividades del Suelo (1984).  Mi visita inesperada y la "atención" de parte de su amor imposible y este servidor, le dieron ánimo.  Tiempo después, Pabla me prestó el casete, otro trabajo de Vangelis, que aunque raro por su carácter ambient, vez que lo escucho me pone melancólico.
     En determinado momento de los noventa, cuando seguía en el cole, repitieron la teleserie mexicana Rosa Salvaje (1987-1988), que me gustaba harto y la disfrutaba con los míos en casa de lunes a viernes.  La Verónica Castro la llevaba, je.  Como yo ya tenía unos cuantos casetes en mi poder, los que oía seguido, no pudo pasar desapercibido que usaran como tema de un par de personajes en particular (era una pareja con un amor prohibido), el tema La Muerte del Mono de El Apocalipsis de los Animales (1973).  Les quedaba bien su uso, en todo caso.
    En la universidad conocí a César y me enamoré a primera vista. Fue una relación que me marcó para siempre y me redefinió por completo, aunque terminó mal y desde entonces me ha sido imposible volver a sentir algo parecido.  Bueno... ¿Y qué tiene que ver esto con Vangelis? Pues, que así como ambos crecimos juntos por 8 años sentimentalmente, yo por mi parte lo eduqué en cuanto a música, cine y series de televisión se refiere; de ese modo, le presenté a Vangelis y le grababa todo lo que me llegaba de él.  Los primeros años de nuestra "ambigua amistad" (se suponía éramos los mejores amigos, nos queríamos como hermanos, pero eso era una venda para lo que en realidad había entre nosotros), vez que pillaba algo que le gustara, se lo compraba y un ejemplo de ello, es que en un local de otra cadena disquera que ya no existe, encontré en oferta See yo later (198; así que compré una copia para César y otra para mí.  Su sonrisa era para mí el mejor de los regalos.  Asimismo, para un cumpleaños, César me regaló Ópera Salvaje (1979), una sorpresa que vez que la traigo a mi memoria, me llena de dicha.  Como pueden comprobar, Vangelis está, de manera muy intrínseca, ligado a mi primer y único amor de verdad... Me pregunto qué habrá pensado y sentido César, al enterarse de la muerte del compositor.


                                       Direct (1988), uno de mis discos favoritos de Vangelis.

    Otro amigo de la universidad, William, quien tampoco sigue en mi vida, en ocasiones diferentes me regaló casetes originales de Vangelis, creo ambos para Navidad: Oceanic (1996) y El Greco (1998).  Ahora que ha pasado tanto tiempo y soy menos ignorante, estoy seguro que William tenia espectro Autista, quizás Asperger, pues era muy especial y no dejaba de llamarnos la atención sus mañas; sin embargo, tampoco soy muy común que digamos y la pasaba muy bien en su compañía.  Fui yo quién decidió alejarse de este amigo y todo fue porque William también era amigo de César (ambos éramos sus únicos cumpas, la verdad) y mantenían contacto, lo que me hacía sufrir tras mi rompimiento.
    Mientras seguía todavía en la universidad, formé parte del primer fan club de Star Trek, junto al cual participé de varias actividades y donde conocí a amigos que todavía siguen conmigo, como Karla y Alejandro; el último mi querida versión chilensis de Daredevil, ya que es abogado... ¡Y ciego! Pues resulta que el buen Jano, como en esa época ya ganaba sus pesitos, me prestó varios Cds de música, que yo copiaba a casetes y luego cloné a CD, cuando la tecnología para hacerlo estuvo a disposición de uno.  De ese modo, fui completando mi discografía de Vangelis y con la mejor calidad de sonido posible en aquel entonces.
    De ese periodo universitario, recuerdo la publicidad en la tele cada ocasión en la que salía un nuevo disco de Vangelis y en especial de Voices (1995), que está entre mis predilectos, que también tuve primero solo gracias a la Futuro.  Recuerdo que estaba obsesionado de comprármelo en CD y para mi segundo viaje a la playa con César, solo pensaba en que si me sobraba dinero del que llevaba, de más que podía adquirirlo (el precio, para ese ya lejano 1996 era de “5 luquitas”).   Vangelis se había convertido, por din, en un artista que vendía bastante y era fácil encontrarse con gigantografías y carteles de sus nuevos discos en las tiendas del rubro.
    El único cd original que logré tener en mi colección, es Albedo 0.39, uno de sus primeros trabajos y de cuando nuestro llorado músico, hacía composiciones experimentales y muy oscuras.  De entre sus temas destaca Alpha, que de niño escuchaba con temor, al ser este parte de la banda sonora de Cosmos, el ya mítico programa de divulgación científica de Carl Sagan.  Pude comprarme tal disco en oferta, en una pequeña tienda de San Diego, mientras paseaba por la famosa calle santiaguina dedicada a la venta de libros.  Aquel día, en que me encontré con esa oportunidad, llegué muy feliz a mi casa con mi nueva adquisición, que era para mí algo muy significativo.
   En 2001 me titulé como profesor.  Para dar mi Examen de Grado, me compré un traje completo (tiempos en los que apreciaba vestir formal y más cuando se trataba de mi labor docente, que por años se suponía que así debíamos mostrarnos, ante nuestros alumnos y apoderados). Y entonces días previos a defender mi Memoria, sobre los Robots de Isaac Asimov, junto a mi amiga María Elena, estando en el Persa Bío-Bío, me encontré con el DVD de su concierto Mithoydea; ese fue el verdadero regalo, que me hice dicho mes y con el que festejé mi futuro triunfo, compartido con mi compañera Mary.  Así que Vangelis estuvo conmigo en espíritu y pese a todo, una penita tenía en mi corazón, porque meses antes (en marzo de ese año), César renegó de mí, nunca leyó mi Memoria, de quien fue parte de la dedicatoria y tampoco pudo compartir conmigo, ese precioso espectáculo que era Mithoydea, así como tampoco me acompañó, cuando mi papá falleció en octubre de ese singular 2001.
    En 2004 se estrenó Alexander y acudí al cine con mi comadrita Ledda, más por volver a ver en pantalla grande a Colin Farrell y a quien veníamos siguiendo juntos, porque era nuestro hombre ideal de ese entonces.  Apenas comenzó la exhibición le dije:
 
                                                   - ¡Parece música de Vangelis!
 
     Cuando terminó, que el filme era "ahí no más", me alegró darme cuenta de cómo se había afinado mi oído, puesto que en efecto no me equivocaba.
     A principios de siglo conocí a Cristian Villagra, un amigo y vecino que se dedicaba, entre otras cosas, a vender "música pirata".  Gracias a él completé mi colección también, en parte, que solo luego por medio de la magia de las descargas online y el MP3, conseguí los primeros discos de Vangelis (que, para ser sincero, no son muy de mi agrado) y los últimos, como el que ahora mismo escucho (Nocturne, su penúltima grabación, de 2019).
    En más de una ocasión, usé algún que otro tema de Vangelis para una graduación de mis alumnos (nunca el famoso tema de 1492, que, aunque me gusta mucho, por años me parecía ya muy "trillado", o sea, utilizado demasiado).
    A Vangelis se lo llevó el Covid-19, como a otros artistas queridos (el escritor Luis Sepúlveda, mi compatriota y el caricaturista Juan Giménez, fueron dos de los primeros famosos en sucumbir a este bicho desgraciado).  No hayo la hora de que termine esta pandemia, que ha acabado con millones en el mundo, entre jóvenes y viejos, pero menos mal no ha matado a ningún ser querido "real" mío.  No obstante, acá me encuentro despidiendo de una vez a Vangelis, al que no conocí en persona.  Su muerte, no solo me hizo darme cuenta, una vez más, de lo frágiles que somos, sino que me hizo recordar todos estos episodios de mi vida, que miro con cariño y agradecido de que buena parte de su banda sonora, haya estado a cargo suyo.


                                                                            Voices.

martes, 24 de mayo de 2022

Echando a perder.

 

   Supergirl, la tercera serie (¿O cuarta?) deceísta del llamado Arrowverse, comenzó dándonos una inolvidable versión para la tele y en imagen real de la prima de Superman y de los personajes satélites que se fueron agrupando alrededor suyo (entre amigos, aliados y villanos); estos últimos, adquiriendo tal relevancia gracias a la ingeniosa manera de cómo los interpretaron sus actores y los reinterpretaron sus guionistas, que el show se convirtió en uno de los favoritos del público.  No faltaron los nuevos personajes que se inventaron en exclusiva para este programa, quienes lograron hacerse entrañables y bien merecen ser incorporados a la continuidad de las revistas.
      Asimismo, su carácter family friend (salvo en la segunda temporada, que se puso algo "picarona"), la hizo merecedora del reconocimiento del público y la crítica por abordar, pese a ello, con naturalidad temas como el empoderamiento femenino, la identidad sexual (salir del clóset), el racismo, los problemas con la inmigración y la transfobia.
    Todo iba estupendo, temporada tras temporada, cada una con un tremendo villano o un par de ellos de carácter principal, sobresalientes y ya en la cuarta temporada tuvimos un tremendo arco argumental complejo, que hizo de las delicias a los más ñoños de la casa. Fue, entonces, que llegó la quinta temporada, justo aquella en que el programa tendría su significativo episodio número 100 y el cual debía "revisar" el legado, que hasta el momento había conseguido.  Y es que en esta tanda de capítulos, salvo el mencionado y uno que otro por ahí, el título tuvo una considerable pérdida de calidad en sus guiones e influenciado, quizás, que perdió a otro de sus coprotagonistas más carismáticos (ya antes la mentada cuarta temporada, dejó de tener al dulce y guapo Winn en pantalla, pero aún así siguió manteniendo su buen nivel).  Solo los conflictos con una de las mejores amigas de Kara, aparte que uno otro detalle positivo, logró mantener a flote una macrohistoria con actuales villanos de pacotilla y un final que quedó con cliffhanger incluido, aunque poco interesante.
    Cuando se supo que la sexta temporada sería la última, puesto que su actriz principal quería dedicarse a su familia (en medio de las grabaciones conoció a su marido, y quien hacía del atractivo Mon-El, estando incluso embarazada de este durante uno de esos años, hecho que borraron digitalmente de las pantallas sin que nos diéramos cuenta), se esperaba que al menos todo volviera a repuntar.  Así que nos quedamos esperando con ansias, un final digno de lo mejor de Supergirl, de modo que en octubre de 2021 (segundo año de la pandemia en curso), se estrenó la despedida, que contó con 20 capítulos.
    La trama de esta última parte acabó con la amenaza principal a la que se enfrentó Kara en la temporada anterior y cuya batalla final se encontraba inconclusa.  Luego la justiciera se encontró perdida/atrapada, en un lugar muy significativo para las historias de su primo y compañía, donde se reencontró con una valiosa figura de su pasado y conoció a Nexly, quien de ser una simpática compañera de andanzas suyas; posteriormente, casi de la noche a la mañana, esta se convirtió en su enemiga jurada a lo largo del resto de la serie. Así que a partir de entonces, Supergirl tendrá a una "duendecilla" de la Quinta Dimensión, que le daría complicaciones a ella y a su equipo, buscando una serie de objetos místicos, que podrían darle el control de las dimensiones/realidades o de lo que antes fuera el Multiverso DC.  Entre medio, una especie de vampiros tipo Nosferatu, aparecen para darle una supuesta cuota de terror a episodios, que se fueron dando de forma tediosa y con una cuota de comedia forzada de vez en cuando; mejor los dramas internos de cada personaje, con su búsqueda propia de la de la plenitud, entre los cuales quiénes mejores salieron ganando fueron la hermana adoptiva de la kryptoniana y la pareja de esta (que mayores detalles sobre ambas no diré al respecto, para no quitarles las pocas sorpresas gratas de esta ocasión).
    Hay un intento por innovar para hacer más interesante todo, pero al menos para mí fue poco espontáneo y para nada original.  Por ejemplo, una de las coprotagonistas descubre... ¡Que puede manipular la magia! Algo que va por completo en contra de las habilidades, que le conocimos antes y por las cuales se hizo tan valiosa para los suyos.  Luego, tenemos una idea sacada/copiada del Guantelete del Infinito de Marvel, en una versión paupérrima y cursi, buscando los objetos preciados y que poseían cada uno un poder diferente, relacionado con alguna virtud.  Por otro lado, la villana inventada para este título, sacada de un personaje más que menor, sino que insignificante de la compañía (o sea, con cero trascendencia para los cómics), quien para variar anda vestida de negro, como si olvidar los colores de los atuendos en las viñetas, le diese más sobriedad al asunto; difícil es que simpaticemos con Nyxly, una ególatra de pacotilla y cuyas motivaciones, por muy justificadas que sean, no logran ponerla a la altura de los otros rivales (bueno, de los rivales de peso dramático, con verdadero desarrollo de su psicología y no los de la quinta temporada, peores que la supuesta duendecilla, aunque todos estos últimos sin mayores aristas en su personalidad).  Luego tenemos el trasfondo político relacionado con la migración (representado por los extraterrestres, que apenas parecían alienígenas de tan "humanos" que se veían) y el tema de la defensa de los derechos de las minorías sexuales, representado... ¡Por una niñita! (que al final, siempre fue pura discriminación positiva, ya que nunca nos mostraron a dos hombres besándose, como mínimo, pese a que un personaje secundario que salió al principio habló de su esposo y al cual nunca vimos).  Todo lo último, ya cansador, puesto que el líder positivo de uno de los refugiados extraterrestres tiene apariencia afrodescendiente, una inclusión "simbólica" ya llevada a los extremos de la ridiculez.
    Algo bueno, al menos, el papel de Lex Luthor que siempre es bienvenido.  El capítulo doble sobre un viaje al pasado, que nos devolvió a un querido personaje, hace rato dejado de lado y ahora en su versión más joven.  Y el capítulo que profundizó el tema del odio racial, centrado en Kelly Olsen merecen mis respetos.
    En más de una ocasión, esperé un team-up con alguien más del Arrowverse (que, si hubiese aparecido Flash, habría sido significativo, considerando su relación con la Mujer de Acero).  Ni siquiera Kal-El tuvo una pequeña intervención.
    Cabe mencionar, que solo resistí tan pésima temporada, con la esperanza de que se arreglara y a ver si me daba alguna linda sorpresa, como las esperadas apariciones estelares mencionadas.  No obstante, el último capítulo sí que valió la pena y es que significó el regreso, de más de uno de esos queridos personajes que dejaron la serie (para suerte de ellos, en su mejor momento) y uno de ellos en particular, como siempre, me sacó más de una lágrima con sus inspirados discursos.
     Por mi parte, prefiero quedarme con lo mejor de un programa que me devoré junto a mi sobrinito (Amilcar, hoy en día de 12) en solo un año sus 6 temporadas, con muchos momentos magníficos y un montón de personajes maravillosos.


sábado, 21 de mayo de 2022

Finalizando Saint Seiya clásico.


    En 1988 se estrenó la tercera temporada, (por llamarlo de una forma) de Saint Seiya, el famoso animé ochentero conocido en Occidente como Los Caballeros del Zodiaco.  Consistente en 15 episodios, adapta la Saga de Poseidón, historia canónica escrita y dibujada por su propio autor Masami Kurumada y que tuvo que esperar un resto de tiempo, para tener su adaptación audiovisual, puesto que cuando en Japón acabó el arco argumental de La Guerra de las Doce Casas, el cómic aún no estaba terminado.
    Como antes de producir esta última etapa de Saint Seiya, se había optado por realizar una historia de "relleno" y por completo exclusiva de la serie televisiva (La Saga de Asgard), se conectó de manera directa ambas tramas y de ese modo logró mantenerse la continuidad y uniformidad a lo largo del animé.
    Tal como queda claro en el mismo manga, los eventos previos a esta etapa, solo fueron una especie de calentamiento a la amenaza de ahora y es que si antes fue un desquiciado poderosísimo el culpable de todo el mal y de la corrupción de los Caballeros de Plata y de algunos Caballeros Dorados; posteriormente, el mundo entró en caos debido a la maldición de un anillo mágico y, en cambio, en esta ocasión todo es debido a la presencia de un dios de la Antigüedad, enemistado por razones muy singulares con Atena.  Por lo tanto, nuestros héroes y su Señora deben viajar, ahora nada menos, al fondo del mar para evitar la destrucción del planeta.
     Una vez más, se cumple el recurso tan de "videojuego" de quemar etapas, enfrentándose cada coprotagonista a un adversario para llegar todos a su destino y entonces derrotar al peor de los enemigos. Sin embargo, pese a que puede parecer un método trillado en Saint Seiya, cada contrincante al que se enfrentan los "Santos de Cobre", tiene algo interesante que mostrarnos y contarnos; ya que no se trata solo de bonitas nuevas armaduras, sino que hay todo un personaje detrás de estos guerreros.  Debido a lo anterior, destaca uno de ellos que tiene que ver con un importante fragmento del pasado de Hyoga.
    El guión se acompleja, cuando poco a poco vamos descubriendo quién realmente está detrás de tanto desastre, un muy interesante giro en los acontecimientos y que se encuentra entre los mejores detalles del show.
   Aparte de la intervención de Seiya, sus compañeros y, por supuesto, Saori (Atena), destacan en esta historia viejos conocidos como Kiki (quien tiene un destacado rol como ayudante de los Caballeros de Bronce) y Shaina (¡Para mí lejos el mejor personaje femenino de la serie!). Por otro lado, además de los hombres de Poseidón, nos encontramos con una mujer guerrera en un papel similar al de los Caballeros de Plata y quien se convierte en la contrincante de la mentada Shaina.  Asimismo, aunque aparecen un poco los otros Caballeros de Bronce, su participación es más bien anecdótica no más; en cambio, Hilda y Fler, también tienen su rol al principio de la saga, lejos más relevantes que los viejos compañeros de nuestros héroes y quedando, de ese modo, señalado el buen impacto que consiguieron los Dioses Guerreros y todo lo relativo a ellos.  En cuanto a los Caballeros Dorados sobrevivientes, su participación bastante grata, nos anticipa la tremenda importancia que a futuro tendrán, en la siguiente guerra sagrada (¡Y siempre es un gusto volver a verlos!)
    Para este arco argumental, Seiji Yokoyama volvió a componer una nueva banda sonora y que, si bien es maravillosa, no alcanza la calidad épica de lo realizado para la Saga de Asgard (aunque se siguieron usando temas de los capítulos anteriores).  Por otro lado, aunque las armaduras de los 7 Generales de Poseidón resultan impresionantes y hermosas, cuando las llevan puestas sus usuarios, en modo "pasivo" (por llamarlo de una forma) muchas de ellas no son muy atractivas que digamos
    Por cierto, se volvieron a usar los mismos opening y ending de la etapa anterior, aunque en el caso del primero, se modificaron las escenas finales para mostrar a los personajes submarinos.
    Ya se ha hablado por acá y en otros lugares y circunstancias, del doblaje mexicano (que me fascina); poseedor de un alto nivel de dramatismo, digno de los mejores seiyus japoneses (actores que ponen las voces en las versiones originales y que en su patria son considerados verdaderas estrellas).  No obstante, a la hora de traducir hubo unos cuantos errores y que en más de una ocasión hicieron graciosos los diálogos, pese a la naturaleza épica de estos.  Es así, que a los 7 Generales de Poseidón los llaman MARINAS, que bien ridículo queda el término en femenino, mientras que otras veces se les nombra como corresponde; sin embargo, el caso más cómico de estos errores y que es tan absurdo (que más bien quiero creer fue hecho a propósito), viene a ser cuando uno de los enemigos, dice algo así cuando se enfrenta a uno de los Caballeros de Bronce:
 
                             "¡Oh, veo detrás suyo DIBUJADOS los espíritus de sus maestros".
 
     Por otro lado, como es habitual en este animé, nos encontramos con más "recuerdos", escenas del pasado de los personajes y, por lo general, de sus antiguas batallas que hemos visto y revisto una y otra vez a lo largo de sus 114 episodios clásicos.  De igual manera, es muy recurrente durante los enfrentamientos, que uno de los contrincantes se refiera a sus emociones en ese momento, describa el ataque de su rival y mencione el efecto que este le produce.  Asimismo, no faltan los momentos cursis- que igual adoro- en los cuales, a uno de los héroes, se le aparece en el cielo el busto gigante de alguien muerto o de un ser querido que le habla desde la distancia.
    Por último, puede ser que esta última parte de Saint Seiya no sea la mejor (que ya saben cuál es mi favorita), no obstante, para nada aburre y posee momentos grandiosos. Quizás le faltó más desarrollo de los nuevos personajes, para hacerla superior.
    A todo esto... ¿Qué mierda pasó con los Caballeros de Metal, que nunca más se supo de ellos?


                                              Opening 2 adaptado para la saga de Poseidón
 

lunes, 16 de mayo de 2022

La Supremacía del UCM sobre el UEDC


1. Unas pocas palabras para comenzar.
 
   En 2016 se estrenó Doctor Strange, una de las mejores películas del Universo Cinemático Marvel, que posesionó al llamado "Hechicero Supremo" en la retina del público general, que hasta antes de ver el filme no tenía idea de él.  Y es que tras un tan auspicioso debut como el suyo, con una estupenda trama que supo sacar lo mejor de su origen clásico, además de un aspecto visual insuperable y unas actuaciones de primera, el justiciero mágico se convirtió en uno de los favoritos del público.  Con posterioridad, su graciosa intervención en Thor: Ragnarok, lo mantuvo en la memoria de los cada vez más adictos a estas producciones; no obstante, fue su coprotagonismo en Infinity War, el que le otorgó un sello de verdadera estrella para la nueva generación de ñoños marvelitas (ojo que desde los sesenta, época en la que debutó dentro de los cómics, para sus lectores ya estaba entre los predilectos de la llamada Casa de las Ideas).  Luego reapareció en Endgame, que no estaba de menos... Hasta que el año pasado en Spider-Man: Sin Camino a Casa, compartió protagonismo con nuestro Amistoso Vecino, como un emotivo guiño al Anual 2 del Arácnido y otras aventuras juntos, como los dos personajes creados por la  dupla de Steve Ditko y Stan Lee.
    Harto hemos tenido en pantalla grande del Maestro de las Artes Místicas, pero todavía estaban en deuda con darle por fin su segunda cinta propia... ¡Y entonces este año por fin terminó la espera! Doctor Strange en el Multiverso de la Locura, llegó para convertirse en el verdadero evento friki en lo que va del año y puesto que lo que sucede en su desarrollo, es solo gracias a más de una década cimentando una macrohistoria en pantalla, que ha sabido rescatar un montón de historias interconectadas y propias del material original del que se inspiran.
 
2. El filme en sí mismo y sin spoilers (dentro de lo posible).
 
    Se suponía que Scott Derrickson iba a volver tras la dirección de la secuela del Doctor Strange, sin embargo, diferencias creativas con Disney/Marvel lo hicieron desistir de ello; no obstante, se quedó como productor y tal vez ello signifique que en algún momento del futuro, vuelva a darnos otra joyita marvelita.  Sin embargo, para mantener el espíritu "tenebroso" de un cineasta como Derrickson, quien mayormente ha hecho su carrera con soberbios largometrajes de horror sobrenatural "adultos", fue llamado de nuevo a las filas de Marvel cinematográfico, nada menos que Sam Raimi.  No es poca cosa contar de nuevo, con uno de los dos realizadores que ayudaron a popularizar el subgénero en Hollywood (junto a Bryan Singer), ello gracias a su trilogía clásica de Spider-Man; y es que, además, el mismo Raimi, tal como su colega, comenzó trabajando en el cine con inolvidables cintas de miedo. ¿Y por qué es tan importante, tener gente de la talla como los mentados directores en la filmación de esta obra? ¡Porque Doctor Strange en el Multiverso de Locura posee grandes dosis de sustos, monstruos propios de este tipo  de obras y, por lo mismo, requería a alguien que supiera plasmar a la perfección estos elementos en escena.
    La trama comienza con una inquietud que carcome a Stephen Strange, hasta que se da cuenta que sus temores no son infundados.  Una muchachita requiere que la ayude, ya que un poder maligno capaz de cometer grandes atrocidades, la quiere para sí y ello significa la muerte de su nueva protegida.  Por lo tanto, una vez más son necesarias sus habilidades y conocimientos mágicos, lo que incluye el apoyo de su fiel amigo Wong (¡Me encanta la versión del UCM, lejos más divertida que la del taciturno flaquito de las viñetas) y de otros guerreros mágicos de confianza.  Pero tal como dice el nombre de la peli, las batallas no serán solo en el universo donde habitan nuestro superhéroe y el resto de los Vengadores, sino que ahora luego de los eventos de la última cinta de Spidey, el Multiverso será más desarrollado que nunca y para gran delicia del espectador ñoño.
 


3. Los nuevos aportes a la gran iconografía del UCM.
 
   En primer lugar, introdujeron acá a América Chávez, una simpática superheroína juvenil de origen latino, quien luego tomaría el "nombre de guerra" de Miss América (aunque la segunda en las revistas en llevar tal título); no obstante, cuando la conocemos aún no ha asumido su papel como paladín, así que nos toca ser testigos de su crecimiento personal para llegar a encontrar su verdadero destino.
   Luego tenemos un plato mucho más sabroso que el anterior y que corresponde a un giro inesperado (aunque claramente preparado a lo largo de los años, si es que uno va fijándose en los detalles previos a esta producción), relacionado con la identidad del mal que ataca a los personajes y que puede remecer negativamente todo el Multiverso.  No diré de quién se trata, pero no hay que ser un experto marvelita para hacerse una idea de ello, si bien resulta impactante cómo se ha llegado a todo esto y las consecuencias de tantas muertes (¡Nunca en el UCM habíamos visto escenas de asesinato como las que aquí ocurren).
    Valiosísima es la presencia de Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata, quien luego de la miniserie de WandaVision (¡Lejos lo mejor de todas las producciones hechas para Disney+, sobre los personajes que tuvimos el gusto de conocer previamente en las numerosas cintas del cine!), quien ahora pasa a otro nivel dentro de su cronología. No está de más decir que Elizabeth Olsen, la actriz que personifica a este personaje, ha conseguido perfeccionarse a sí misma y al nivel de ser toda una contrincante para el veterano de Benedict Cumberbatch; asimismo, su rol en esta ocasión será el más conmovedor de toda la presente obra.
    Y es cuando me toca hablarles de Los Iluminatti, un grupo que apareció por primera vez en los cómics a principios de este siglo, si bien se supone existïa desde hace rato en el Multiverso Marvel.  Les estoy hablando de seres de gran poder e inteligencia, aunque acá no corresponden en todas sus identidades a las de las viñetas.  Cabe mencionar que cuando aparecen estos personajes, es para aplaudir, ya que ello significan no solo el reencuentro con algunos rostros que no veíamos desde hace rato y que en algunos casos son un guiño para los expertos en estos cómics, en otros a quienes han seguido devotamente el UCM y, por último, tenemos la promesa de lo que se vendrá para el cine y la televisión, que no es poco decir.
 
4. Un par de detalles más.
 
     Por cierto, una vez más Sam Raimi trabajó junto a viejos amigos y colaboradores: En primer lugar, el apartado musical estuvo en manos de Danny Elfman, quien ha hecho más bandas sonoras para filmes sobre cómics que nadie más, moviéndose entre DC y Marvel sin problemas, por no mencionar su labor para personajes de otras compañías comiqueras como Hellboy y Dick Tracy (le siguen Hans Zimmer y Michael Giacchino en esta alternancia entre una empresa y otra).  Ahora bien, podríamos decir y sin tapujos, que este querido artista tiende a autoplagiarse la mayoría de las veces, pero no importa: Sus acordes son perfectos para las imágenes que le acompañan.  Por otro lado, le vuelve a dar un corto y gracioso papel a Bruce Campbell, con una escena que resulta ser un autohomenaje a la película que les diera fama a ambos.
     No olvidar quedarse a ver las dos escenas de postcréditos, siendo la primera de ellas la realmente valiosa para lo que nos depara el futuro y que sirve para que debute en pantalla, un significativo personaje dentro de las aventuras del Doctor Strange (que, además, la actriz que la personifica ss encuentra entre las divas de hoy en día).


 
5. Para acabar de redondear todo.
 
    Aventuras, acción, múltiples emociones y sorpresas nos deparan en Doctor Strange en el Multiverso de Locura; hay algo de romance y humor, aunque este último no tanto como en otras ocasiones.
    Los de Marvel, se han tomado su tiempo para llegar a conseguir productos como el que hoy nos reúne y en ese sentido, al haber unido todas sus películas entre sí y luego incluir producciones exclusivas para la pantalla chica, entre imagen real y animación, nos han demostrado una paciencia, creatividad y cohesión que con suerte logrará en algún momento el llamado Universo Extendido DC.  Incluso, cuando los filmes sobre mutantes pertenecían a su propia continuidad, antes que Disney se "comiera" a Fox, los Hijos del Átomo contaban ya con unicidad, tanto entre las versiones jóvenes y viejas por separado (y no olvidemos que el primer gran crossover marvelita, incluso por sobre la olvidable versión de la Liga de la Justicia de Josh Whedon, corresponde a la magnífica Días del Futuro Pasado); Igualmente, las muy divertidas pelis de Deadpool mantienen este equilibrio.  Por otro lado, luego de la última entrega cinematográfica de Spider-Man, las sagas anteriores del Arácnido fueron incluidas al UCM, de una manera impresionante y ayudando a que el Multiverso fuese un concepto conocido y comprensible para el público masivo. Si hasta los de Sonny, con sus obras menos logradas, salvo la antológica cinta animada sobre el Spider-Verse (que es lejos lo mejor que han hecho al respecto), ha buscado seguir esta tendencia.
    Lo anterior apenas ha sido posible lograr por parte de UEDC y salvo el llamado Snyderverse, o sea, todas las películas dirigidas por Zack Snyder, aun cuando han habido muchas de las realizadas por otros directores que merecen sus aplausos (destacando, por sobre todas, la primera de Wonder Woman), no se ha conseguido lograr un nivel de calidad parejo.  Atrás quedan viejas glorias como el Batman de las dos cintas de Tim Burton y la todavía más querida trilogía de Christopher Nolan sobre el Murciélago.  Por otro lado, el empecinamiento de DC por ser "oscuro", "profundo", "adulto" y "artístico" con buena parte de estas películas, aun cuando ha dado joyas como Guasón (una cinta densa como ella sola y que más parece una obra del desaparecido sello Vertigo de DC, hoy Black Label, para el público maduro), inhibe la posibilidad de conseguir un Multiverso y solo podemos darnos un gusto parecido con las series pertenecientes al Arrowverse (¡Meritoria su preocupación por adaptar Crisis en las Tierras Infinitas, que incluyó programas desaparecidos, como la tan querida Smalville y la aburridísima Birds of Prey, incluso el Superman de la continuidad de Cristopher Reeve y hasta el Flash del Snyderverse, entre otros grandes guiños!).  En cuanto al último Batman para el cine, otro ejemplo de las pretensiones estéticas de DC, impide obtener un verdadero espectáculo como el del UCM.  Igual se supone que con la adaptación de Flashpoint, tremenda novela gráfica de la compañía, lograrán corregir buena parte de su desorden.
    Ahora bien, hay que ser justos con el UEDC y es que solo gracias al talento de James Gunn y su tan entretenido El Escuadrón Suicida, como a su posterior spin-off para Peacemaker, por primera vez obtuvimos algo parecido a lo que hace rato lleva haciendo Marvel en el cine.  Pero dicen también que una golondrina no hace verano y tal vez necesitamos todavía más gente como Gunn, para que DC sea menos lata y más divertimento... ¿Ahora entienden por qué me declaro marvelita, pese a que mi favorito es Bats?

viernes, 13 de mayo de 2022

El mundo del cómic ya no será el mismo (II)


     Todavía no nos hacíamos la idea de haber perdido a Neal Adams, cuando este recién pasado sábado 7 de mayo nos dejó George Pérez (solo tenía 67 años cuando ocurrió su deceso).  La verdad es que quienes lo "conocíamos", seguíamos sus trabajos y lo adorábamos por todas esas maravillosas historias y personajes que nos legó, desde el año pasado que nos habíamos hecho la idea de asumir su partida, puesto que el año pasado había declarado públicamente que tenía cáncer terminal y nos dejó dicho que se retiraba del mundo editorial, para pasar sus últimos días junto a sus seres queridos (cuando me enteré de esto, gran pesar tuve, pues se trataba de uno de mis artistas favoritos; incluso pensé en comenzar desde ya estas palabras de despedida y agradecimiento a su persona, para darme el tiempo suficiente en ordenar mis ideas, pero no me pareció lo correcto tener guardado su obituario o mi elegía con anticipación).
    Mucho he leído de este maestro del noveno arte y en ese sentido hoy les contaré de todas las lecturas que he gozado de Pérez, otro artista del que me enorgullezco poseer muchos títulos en mi comiteca (o de al menos aquellas que puedo recordar por ahora).
     La primera vez que me encontré con su labor, yo era estudiante universitario y eran los noventa.  Tengo la duda de si fue gracias a un amigo, Mauricio Tapia o al Tío Lucho del Taller de Literatura de Ciencia Ficción (en el que estuve como alumno un par de años), gracias a quién llegó por primera vez a mis manos la famosa saga Crisis en las Tierras Infinitas (1985-1986), para la cual realizó el dibujo.  Fue entonces, cuando descubrí su capacidad única para agregar en una sola viñeta, grande o pequeña, a un tremendo número de personajes famosos con todos sus detalles... ¡Y el efecto, siempre que uno lo puede apreciar, es una verdadera bomba visual de belleza pura!  La célebre historia épica y de connotaciones cósmicas, que reordenó por casi 25 años el Universo DC, escrita por Marv Wolfman , pero embellecida por Pérez, fue una verdadera revolución para mi imaginación. Sin dudas, que fue una de las primeras obras de este género de tal complejidad, que devoré con avidez, aunque solo conocía a sus personajes más famosos.  Muchos años después, ya en este siglo y en su primera década, poco a poco fui completando los doce números que la componían, comprados todos en distintas circunstancias y de manera desordenada; era una reedición de la extinta Editorial Vid, de México.  Entonces poco después de haber obtenido la mentada miniserie, mi caserito favorito del Persa Bío-Bío (mercado "informal" donde venden de todo, que está entre mis lugares favoritos y del cual ya he hablado harto en este blog), me hizo una oferta irresistible: Venderme a un muy buen precio una edición de lujo y en tapa dura Crisis en las Tierras Infinitas, la que además traía de portada unas recreaciones de sus viñetas por parte de Alex Ross (que por mucho que adore a George Pérez, este otro es lejos mi caricaturista favorito).  Le vendí, por el mismo precio que me salió mi otra edición, a mi cumpa Miguel Acevedo y me quedé con esta otra, la que casi altiro me leí feliz como una lombriz.   Ya llevaba un par de décadas comprando y leyendo historietas y me había visto un montón de pelis y series deceístas, así que ahora no era tan ignorante en el tema como en mi juventud; por lo tanto, en esta ocasión el goce estético fue mayor y me emocioné con el destino final de un trío de sus personajes, pese a que tras haberme dedicado antes a la Crisis Infinita (2005-2006, que contó con portadas del propio Pérez en algunos números y/o ediciones alternativas), sabía que dos de tal triunvirato se habían unido al "Lado Oscuro".  Cabe mencionar que algunas de las viñetas y/o portadas que realizó para esta obra, tales como Superman llorando con el cadáver de Supergirl en sus brazos y la muerte de Flash, hace rato que forman parte de la cultura popular.



    La siguiente obra que puedo recordar, en la que dio su aporte George Pérez, que también pude comprar en edición de lujo y a un precio como para llorar de alegría, fue la novela gráfica Futuro Imperfecto (1992).  Perteneciente a la gloriosa etapa del guionista Peter David, para la revista de Hulk, en ella nos muestra un futuro apocalíptico del Multiverso marvelita, donde el Gigante Esmeralda es transportado para enfrentarse a su doble maligno anciano, y aún así supuestamente más poderoso que la versión de menor edad, conocido como El Maestro.  Cabe mencionar que la dupla David-Pérez me gustó demasiado y cómo nos mostró en dicha variante a nuestro monstruo favorito (bueno, al menos el mío y de muchos), es de antología.
     La Mujer Maravilla desde niño me ha fascinado, algo así como un enamoramiento infantil y que luego se transformó en admiración hacia el ejemplo de mujer empoderada que es.  Por lo tanto, apenas me fue posible comencé a comprarme cómics suyos, de sus distintas etapas post Crisis... Y entonces tuve la oportunidad de adquirir, poco a poco, toda la etapa que sacó la llorada Ediciones Zinco de esta, correspondiente a su relanzamiento realizado por Pérez a partir de los ochenta y que abarcó 67 números más Anuales, entre 1987 y 1991. Tiempo, paciencia y dedicación necesité para conseguir todos los números (salvo unos dos que fueron inencontrables), que comenzaron teniendo a George Pérez solo como dibujante, aunque luego de la primera saga se encargó también del guión; sin embargo, su trabajo paralelo en Los Nuevos Titanes, le impidió hacer ambas cosas a la vez, de modo que le pasó a otros dibujantes esa labor (discípulos suyos como Romeo Thangal, no muy virtuoso que digamos). 
    Los españoles llegaron hasta el número de la edición original gringa, dejando la serie al comienzo de un arco argumental que estaba prometiendo muchas emociones; no obstante, sí sacaron la miniserie La Guerra de los Dioses (1991), escrita por el propio Pérez y que fue el evento DC que englobó a varias otras colecciones de la editorial aquel año.  Aunque Pérez, saturado de trabajo, solo llevó a cabo la historia y realizó las portadas de la miniserie, que nuevamente sus alumnos se dedicaron a los interiores.  Solo pude adquirir una reedición de esta saga, que tenía a Wondy como personaje principal, gracias a la colección Sagas de Planeta de Agostini; lo lamentable, es que los españoles tuvieron el mal gusto de escanear las viñetas, pues no consiguieron una mejor copia del cómic y de ese modo el resultado se ve espantoso.
     De la misma Ediciones Zinco, logré obtener casi todos los números de los Nuevos Titanes, la segunda colección que hizo Pérez junto a su colega Marv Wolfman, sobre los justicieros juveniles liderados por el Robin original.  No pude completar la primera saga y me faltaron más números que los de la Mujer Maravilla; no obstante, disfruté mucho de este clásico tan querido por ñoños de todo el mundo.  Cuando no hacía el dibujo por completo, al menos hizo los bocetos y el susodicho de Thangal realizó el acabado.  Cabe mencionar que fue para este grupo de superhéroes, que ambos crearon a ese gran personaje (villano, héroe y antihéroe, según qué momento de su vida esté pasando) Deadstroke, así como al singular Ciborg (unos de los mejores personajes inclusivos de DC).  Respecto a El Contrato de Judas, la más famosa novela gráfica hecha por Wolfman y Pérez para el equipo, aún no la leo y eso que la tengo en edición de lujo, (en una colección de 60 números deceistas, que al poner todos estos alineados con sus lomos de frente y en orden numérico, hacen una preciosa ilustración de Alex Ross) pero al menos he disfrutado mucho la película animada y en especial su adaptación para la primera temporada de Los Jóvenes Titanes.
     También disfruté de George Pérez, varias historias sobre los Vengadores, que hizo a finales de los noventa.  Como mi memoria es frágil, por mucho que me hayan gustado, apenas las recuerdo, salvo la primera de ellas y que corresponde a una impactante batalla contra Ultrón.  Los guiones eran de , otro peso pesado del medio, quien pudo ser apoyado por Pérez y por lo mismo una vez más me explotó la cabeza, con la belleza detallada de sus viñetas.
    Cuando en 2011 DC reinició otra vez su universo, disculpen, multiverso, llamaron a Pérez para que se encargara de una de las dos colecciones protagonizadas por Superman y en este caso sobre su juventud.  Poco o nada puedo decir sobre de qué iban esos números, que no eran muchos (solo 6, que nuevamente mi memoria me falla respecto a su contenido), aunque sí muy interesantes.
     Una vez, hace más de 10 años atrás, casi me regalaron el tomo integral de la Liga de la Justicia hecha por Pérez, un grueso volumen de sus aventuras de principios de los ochenta, pre Crisis.  Vez que iba a la comiquería Antiyal y lo veía en su vitrina, el deseo me embargaba.  Era una edición de Planeta ya descatalogada y me la iban a dar como obsequio atrasado de Navidad; lamentablemente no insistí, debido a su precio y al final me llevé dos novelas gráficas también de la Liga, más cortitas, modernas y económicas (aunque igual muy buenas). Igual me pena no tener conmigo ese tomo.
    Termino este texto, a casi una semana desde que partió George Pérez, así de rápido corre el tiempo (ocupé como 3 días en escribir todo).  Por lo mismo, no dejo de pensar que solo nos queda agradecer nuestro incierto periodo en el mundo; así es que hay que disfrutarlo y aprender de los grandes, como de nuestro más reciente perdido maestro del cómic.

 

domingo, 8 de mayo de 2022

¡El mundo del cómic ya nunca volverá a ser el mismo! (I)



    El 28 de abril recién pasado nos dejó Neal Adams, a la edad de 80 años.  Les estoy hablando de un dibujante de historietas que dejó una tremenda huella en este mundo, sobreviviéndole un legado imperecedero y un montón de colegas que tuvieron el gusto de conocerlo y apreciarlo (sí, aún nos quedan unas cuantas leyendas vivientes de esos años gloriosos del noveno arte); para qué hablar de los ñoños que crecimos y/o maduramos coleccionando, disfrutando y leyendo las numerosos títulos en los que trabajó, muchos de ellos no solo entre nuestros favoritos: sino que verdaderas obras de arte, gracias  a su trazo estilizado marcado por un realismo y que a nuestros días sigue haciendo escuela, capaz de conmovernos por su capacidad para otorgarle vida a los personajes y emociones, pese a toda la fantasía de muchas de esas historias.
     A Neal Adams le debemos mucho y entre ellos que haya sido el co-creador de personajes tan emblemáticos, en especial en DC.  El superhéroe sobrenatural Deadman, uno de mis favoritos, lleno de una mitología propio que lo hace único en su tipo (1968), del cual recuerdo estupendas historias posteriores junto a Batman y como miembro de la Liga de la Justicia Oscura (que, aunque no realizadas por Adams, mucho le deben a este maestro).  De igual manera, es uno de los dos padres del Linterna Verde afroamericano John Stewart (1971), tremendo miembro de los policías espaciales, por medio del cual la comunidad de color tuvo a uno de sus primeros representantes de peso en este tipo de obras. Así como le dio forma a un personaje tan distinguido dentro de las aventuras del Cruzado Enmascarado, como lo es nada menos que Man-Bat (1970), primero villano y luego antihéroe y justiciero de vez en cuando, que solo gracias a este forma parte de la tremenda galería de recurrentes del mayor paladín de Ciudad Gótica.  Sin embargo, su mayor aporte al universo batmaniaco, viene a ser que junto al igualmente apreciado y llorado Dennis O´Neil, creó dentro de las revistas del Seños Oscuro a Thalia y al mismísimo Ra´s al Ghul (1971), un complejo villano ecoterrorista que para muchos está por sobre su desquiciada némesis del Guasón…  La verdad es que tan solo que haya estado detrás de tan carismático criminal, es como para reverenciar a Adams.  En todo caso, como bien podrán darse cuenta, sino fuera por este realizador muchas de las más divertidas y mejores historias de Batman no habrían existido (entre las que él mismo dibujó y las que realizaron quienes “adoptaron” a sus creaciones).
    No cabe duda de que fue para DC que nuestro querido caricaturista hizo sus mejores trabajos, a los ya mencionados, se deben agregar la histórica etapa de Flecha Verde y Linterna Verde y que desarrolló en los setenta junto a su mejor colaborador, el por igual desaparecido Dennis O´Neil; en ellas hicieron viajar a ambos amigos y justicieros por Estados Unidos a pie, para enfrentarse a los problemas del hombre común: Racismo, drogas y otros flagelos reales fueron abordados con dramatismo y lirismo, donde las potentes imágenes del dibujante nos dieron algunas de sus mejores portadas.  Debido a lo anterior, en un impactante final de temporada de la serie Fringe, los más frikis podemos encontrar un precioso homenaje a una de sus ilustraciones más emblemáticas para dicha pareja.  De igual manera, esa misma década hizo para la Distinguida Competencia otra obra de características épicas: Superman v/s Muhammad Ali (1978) y donde tal como dice su nombre, el Hombre de Acero peleó en el ring en contra del famoso boxeador, aunque en circunstancias muy especiales como para que ello fuera posible. 

Neal Adams de joven, siempre un guaperas talentoso al que me habría gustado conocer.

    Ya en el siglo XXI siguió trabajando hasta 2020, nada menos y dentro de ello cabe destacar Batman: Odisea (2010-2011), una miniserie sobre el personaje que le dio mayor celebridad, de 13 números y para la cual incluso hizo el guión.  Enmarcada dentro de la Edad de Plata por su estilo fantasioso y al tener a su protagonista teniendo aventuras lisérgicas tan propias de tal época, a diferencia de las más oscuras que le conocemos hoy en día.  La verdad es que argumentalmente se trata de un trabajo olvidable, pero su dibujo es lo que cuenta, entre viñetas y portadas; por otro lado, como guiño a sus fanáticos y así mismo, en esta obra aparecen personajes de su coautoría, tal cual lo son los mentados Man-Bat, Deadman y Ra´s al Ghul.
    Aunque al igual que muchos de sus colegas trabajó para compañías independientes e incluso tuvo su propia editorial de cómics (que de manera triste tuvo que cerrar), solo le conozco en persona sus aportes para Marvel.  De ese modo, tuve el gusto de leer una de las historias de nada menos que de Conan el Bárbaro, que realizó junto a Roy Thomas (¿1972?), durante la etapa clásica del cimerio en los cómics.  Suyos son también algunos de los números de los X-Men, casi al final de su primera colección (1969), antes de que los cancelaran por años.  De igual manera, fue uno de los artistas detrás de nada menos que La Guerra Kree-Skrull, (1971-1972) famosa saga donde intervenían Los Vengadores.
     La verdad es que Neal Adams hizo mucho más de lo que yo apenas esbozo, que solo menciono lo que conozco de su autoría, he leído y/o poseo en mi humilde colección.  Sin embargo, independientemente de su labor como artista de renombre, destacado por su pincel digno de estar entre los más destacados de este arte, es su apoyo a sus colegas lo que más le debemos agradecer; y es que fue uno de los impulsores en la defensa de los derechos de autor por sus personajes, cuando por décadas estos no recibían las merecidas retribuciones económicas al respecto.  Así fue como cuando estaban por estrenar la primera peli de Superman con Chistopher Reeve (1978), realizó toda una campaña para que pusieran en sus créditos de apertura a Jerry Sieguel y Joe Shuster, los creadores del Kryptoniano; de igual modo, consiguió que los chupasangres de DC les dieran una pensión de por vida (ya ancianos para entonces), luego de que por décadas hubiesen ignorado su papel en cimentar el poderoso imperio de la editorial.
    ¿Cómo no iba a adorar a Neal Adams?

Algunas de sus portadas más famosas para DC.


martes, 3 de mayo de 2022

La mejor saga clásica de Saint Seiya (según much@s)


 
1. Haciendo lo posible por mantener el espíritu de la serie.
 
     Luego de unos exitosos primeros años del animé Los Caballeros del Zodiaco (Saint Seiya en su idioma original), que adaptó de manera maravillosa el manga de Masami Kurumada y nos dio algunos de sus mejores momentos, con el heroísmo de sus protagonistas durante la llamada La Guerra de las Doce Casas, sus responsables se vieron con un problema en ciernes: ¿Qué hacer con tan exitoso show animado, si la siguiente saga aún estaba editándose y no estaba acabada? Frente a este dilema, los nipones han tomado varias decisiones en casos parecidos, siendo uno de ellos dejar el programa en pausa hasta que el cómic estuviera acabado o bien seguir tomando el material existente, aunque luego siguiendo su propia continuidad cuando ya no hubieran arcos completos en la historieta original, como bien sucedió con la primera versión de Full Metal Alchemist (para nada deplorable); sin embargo, al final decidieron crear una saga de "relleno", con personajes y situaciones originales, para mantener en aire un programa animado que ya tenía su público cautivo en Japón (millones de personas y, por ende, millones de ganancias).  La verdad es que este tipo de recurso es habitual con los animé, por lo general para extender los beneficios, aunque en muchas ocasiones el resultado artístico pierde calidad, al no haber preocupación por mantener un guión sólido y por lo mismo se nota que hay otras manos menos virtuosas detrás de las nuevas historias.
    Estrenada en 1988 y con 26 episodios, esta saga se encuentra ligeramente inspirada (que no basada) en un one-shot del propio Kurumada, llamado Hyoga en el País de los Hielos y en el cual el Caballero de Bronce del Cisne viaja a un reino de guerreros boreal.  Cabe mencionar que la segunda película u OVA (aún no me queda claro, en qué formato realmente se hizo dicha obra), fue la primera versión de este manga, producto del cual pienso hablar en mayor profundidad, cuando le dedique un post propio a las 4 pelis clásicas de Los Caballeros del Zodiaco.
 
2. El argumento.
 
    ¿Y de qué va esta trama exclusiva del programa animado?
    Al Santuario de Grecia (el mismo que fuera escenario de la épica Guerra de las Doce Casas) llega una amenaza capaz de casi matar de un solo golpe a uno de los Caballeros Dorados (la escena en la que queda inconsciente la víctima, pese a su brevedad, es memorable y está dibujada con gran belleza); solo cuando la vida de Atena es puesta en peligro, todo el grupo e incluyendo a la mismísima reencarnación de la diosa, viajan a las frías tierras de Asgard.  El escenario de esta otra contienda cambia por completo, ya que se trata de un pequeño país europeo que supuestamente vive asolado por la constante nieve, aunque en numerosos flashbacks, vemos que sí les llega en determinado momento la primavera.
    La razón de esta odisea y la más reciente prueba a la que se enfrentan nuestros héroes se debe a que Hilda de Polaris, quien gobernaba con sabiduría y amor dicha nación, así como es la representante en la Tierra del dios nórdico Odín, ha cambiado su actitud y en esta ocasión desea la muerte de Atena, para conseguir el control del mundo.  La transformación de quien fuera una mujer santa se debe a la presencia del Anillo de los Nibelungos, que apenas se sabe cómo llegó hasta una de sus manos y la que hay que quitársela para que vuelva a ser la misma persona de antes.  Sin embargo, nada es fácil, puesto que para defender a la matriarca y ayudarla a hacer de las suyas, se encuentran los 7 Dioses Guerreros de Asgard y hasta el momento estos son lejos superiores a los Caballeros Dorados y, por extensión, a los de Bronce.
    Nuestros ya queridos protagonistas, deberán derrotar una vez más a sus rivales si quieren ganar; pero esta vez las batallas serán mucho más dolorosas, puesto que tal como iremos viendo, todos, salvo uno de ellos, son sujetos con una tremenda nobleza.


                                                           Opening 2 en español latino.             

3. Personajes.
 
* Hilda de Polaris: Quien fuera amada entre los suyos, debido a la calidad de su corazón, ha sido corrompida y al punto de que en más de una ocasión, nos impactan los numerosos detalles que dan cuenta de ello: como los recuerdos que la muestran tal cual fue en el pasado (una figura angelical) y la perra que es ahora, incapaz de sentir compasión, que manda sin dudarlo a sus leales hombres a morir.  El contraste entre esta y la sacrificada Atena, es fuerte y en ese sentido rescatable viene a ser la presencia de féminas tan empoderadas y bien caracterizadas en todo Saint Seiya.
 
* Fler (Freya): En paréntesis el nombre original en japonés y sacado de la mitología nórdica, como el resto de los personajes inolvidables que abundan en esta saga.  Si su hermana posee una larga cabellera blanca que, en su pasado simbolizaba el sabio espíritu viejo que era y luego, ya poseída, la ausencia del color que encontramos en la muerte (tal como lo fuera en el malvado Arlés, en las temporadas anteriores), esta posee una frondosa cabellera rubia que le otorga una imagen de dulce princesa.  Amable y aún amante de su hermana, a la que solo quiere recuperar, es el principal (y único) apoyo que tienen los héroes en Asgard.
 
* Kiki: A esta especie de duendecillo con poderes de teletransporte y telequinesis, lo conocimos hace rato ya, durante la saga de los Caballeros de Plata.  Discípulo de nada menos que de Mu de Aries, apareció numerosas veces de manera previa a la saga de Asgard; sin embargo, esta vez se convierte en un secundario de mayor relevancia, prestándole gran ayuda a sus amigos.  Supuestamente es un niño, debido a su altura pequeña, aunque posee una definida masa muscular, como muchos de los protagonistas cuando ya entrenaban en Japón.  Le aporta al programa el típico humor ridículo que tanto le gusta a los nipones, no obstante es un amigo leal, siempre a tener en cuenta.
 
   Cabe mencionar, que nos volveremos a encontrar con esas dos tremendas guerreras que son Shaina y Marin, quienes nos darán más de un nuevo momento memorable por su parte.
 
4. Opinión final.
 
    La saga de Asgard está considerada entre los mejores rellenos en la historia del animé, al punto de que no faltan quienes se atreven a decir que supera al manga mismo (muchos de ellos con mal intención, pues deprecian Saint Seiya).  Algo que no cabe duda, es lo magnífico de su factoría, tanto en el plano artístico, como en el técnico.  Y es que, sumado a un argumento, que cuando aborda las historias personales de los mismísimos Dioses Guerreros, toma en más de una ocasión ribetes shakesperianos (especial detención en los pasados de Penrill, Mine y ciertos hermanos separados al nacer, que a más de alguien le sacará sus lagrimitas), tenemos una ambientación preciosa (entre paisajes naturales y arquitectura humana), que en verdad nos hacen sentir frío y calor según corresponda.  A lo anterior, no olvidar la estupenda banda sonora de Seiji Yokoyama, quien bien podríamos decir que ha conseguido una de sus dos mejores bandas sonoras para este animé. Asimismo, el diseño de las armaduras de los Dioses Guerreros está maravilloso y bien dan ganas de tener las figuritas originales de Bandai, ya sea con su usuario llevándola o, incluso mejor, en modo reposo.
    Puntos aparte para destacar: Las peleas realizadas con mucho arte, siendo que los ataques y técnicas de los Dioses Guerreros están geniales.  De igual manera, no olvidar que a partir de esta temporada, los Caballeros de Bronce usan sus nuevas armaduras, algo más sencillas que las anteriores y dentro de las cuales mis favoritas son las de Andrómeda y Fénix. Por cierto... ¡Acá vemos por primera vez al Viejo Maestro, Dokko de Libra, con su aspecto juvenil! (y vaya que era guapo).
    En el apartado musical no debemos dejar de lado el nuevo opening, que personalmente me gusta mucho más que el original, debido a lo heroico de sus imágenes y canción tan pegajosas.  Por otro lado, también nos ofrecen otro ending, bastante melódico y de preciosas imágenes contemplativas.  Les confieso al respecto, que aunque hace años poseo toda la banda de sonido de la serie, siendo que me fascinan sus pocas canciones en idioma original japonés, la traducción mexicana me gustó mucho para ambos temas (y es que solo ahora, que descargué la serie clásica en HD durante este verano recién pasado, que pude verlos y escucharlos en mi idioma).
    No soy de esos puristas que prefieren ver la serie en su idioma original, como ya habrá quedado claro y en ese sentido, volver a escuchar las mismas voces de cuando disfruté por primera vez de este animé (que así puedo apreciar más el dibujo y otros detalles, sin perder tiempo en leer los subtítulos), es como volver al pasado más feliz de uno.  Sin embargo, pese a que adoro esas voces y a sus actores de doblaje (muchos de ellos, le pusieron la voz a varios personajes queridos de otros programas extranjeros), este doblaje tiene sus fallas, aunque ahora que lo reconozco ya me parece anecdótico: como que Hilda tiene una voz distinta en los primeros episodios (de "vieja", ya que la primera vez que oí ese tono, fue para una de las encantadoras ancianas de Los Años Dorados) y luego otra; de igual manera, gracioso viene a ser que el castillo donde vive Hilda, Valhalla, lo llamen de tres maneras diferentes en la serie (o sea, lo pronuncian distinto y de ese modo la primera vez que escuchamos de dicho lugar, suena algo así como Waruhara).
    Esta saga de relleno les salió tan bien a sus creadores, que desde un principio está intrínsecamente ligada a la que, si provenía del manga, luego de la trama de La Guerra de las Doce Casas: es más, ya terminando esta de Asgard, aparece con gran dramatismo uno de sus villanos, con lo que da un excelente giro la historia.  En todo caso, este arco argumental queda cerrado por completo, aunque décadas después, no hace mucho y en otro siglo respecto a la serie clásica, se realizó un spin-off de tan queridos personajes.

 

                                                                   Ending 2 en latino

 

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