Para alegría de quienes seguimos las
andanzas del también llamado “Hombre sin Miedo” en la pantalla chica, hace poco
más de un mes no más se estrenó la esperada tercera temporada de Daredevil. Es así que el show original de Netflix, en
unión con Marvel Studios, volvió a contar con 13 episodios para narrarnos lo
que sucedió con sus protagonistas, liderados por Matt Murdock, como el Diablo
de Hell´s Kitchen, luego de los eventos narrados en Los Defensores.
La verdad es que nos habíamos reencontrado
con los igualmente queridos Karen Peige en la primera temporada de El
Castigador y con Foggy Nelson, en el transcurso de la segunda temporada
de Luke
Cage, así que algo sabíamos de ambos (la vida siguió para estos, tras
la aparente muerte de su amigo ciego…que bien sabíamos aún seguía en el reino
de los vivos, luego de la impactante escena final de la citada miniserie, en la
cual este despertaba en una cama y aparentemente en una especie de sanatorio). Ahora ya era el momento de saber cuál era el
destino final de nuestro Diablo Guardián y de que este se reencontrara con sus
compañeros.
Una vez que despierta de su coma, Murdock
comienza un proceso de aceptación de haber perdido a su amada Elektra,
decidiendo vivir en el anonimato, aislado de casi todo el mundo. No obstante, cuando su némesis Kingpin es
liberado de prisión (primero sale bajo una especie de arresto domiciliario) y
amenaza la vida de su gente, este opta por seguir su carrera de justiciero,
aunque desde las sombras y así evitar que el mafioso consiga sus objetivos.
Mientras permanece oculto Matt, se queda
en la iglesia católica y sus dependencias, donde fue criado tras el
fallecimiento de su padre. Allí cuenta
con el apoyo del sacerdote que sabe su secreto y que desde la primera temporada
ha sido uno de sus mayores aliados, además de su confesor y consejero. Al sabio cura se le une una muy especial
monja, la hermana Maggie, una dura, pero bondadosa mujer que conoce también
desde pequeño a nuestro justiciero y quien por igual conoce su alter ego. La estrecha relación entre el superhéroe y la
religiosa, le otorga a esta temporada algunos de sus momentos más sublimes,
llegando a su cenit cuando se revela la verdadera identidad de la mujer y su
lugar en la vida de nuestro abogado. La
impronta que deja este nuevo personaje dentro de la serie, quien llega a emocionarnos
más de una ocasión, se lo debemos tanto a la actriz a cargo de ella (Joanne
Whalley), como su caracterización original, por medio de una de las novelas
gráficas más aclamadas de Daredevil: Born Again de Frank Miller, en el
guión y David Mazzucchelli en los lápices.
Hace rato que estábamos esperando que saliera la hermana Maggie y su
debut en la pantalla no dejó descontento a nadie.
Por
otro lado, la reaparición de Wilson Fisk, alias Kingpin, se convirtió sin dudas
en uno de los puntos más fuertes de esta aplaudida tercera temporada. El trabajo de un camaleónico Vincent
D´Onofrio como este villano, no puede dejar de impactarnos. Estamos hablando de un malvado con tales rasgos
de humanidad, que lo hacen estar por sobre muchos de sus pares, tanto en los
cómics donde aparece, como en esta adaptación.
Sus tretas para volver a dominar el bajo mundo de New York, son dignas
de Maquiavelo, llegando incluso a llevar al Diablo Guardián a estar por debajo
de él muchas veces; no obstante, este último tampoco está solo, así que Kingpin
debe vérselas con los nombrados Karen y Foggy, enemigos jurados a los que debe
destruir si en verdad quiere hacerse dueño “de su ciudad”.
Como mano derecha para lograr sus
criminales planes, Kingpin tiene nada menos que a Benjamin Poindexter, un
agente del FBI al que corrompe, aprovechándose de su inestabilidad emocional y
de sus habilidades extraordinarias; este hombre viene a ser un arma mortal en
persona, puesto que es capaz de convertir con su certera puntería, cualquier
cosa en una herramienta para provocar la muerte o gran daño de sus
adversarios. Con posterioridad, en lo
que sería la cuarta temporada, dicho sujeto tendría que hacerse llamar
Bullseye, siendo uno de los mayores rivales de Daredevil (y responsable de
algunas de sus mayores preocupaciones, tal cual Kingpin, en las viñetas); a ver
si además a futuro usa su traje de batalla que lo caracteriza. En el filme para el cine sobre Daredevil
(2003), este apareció interpretado por Colin Farrell, aunque bajo un cariz más
superficial a diferencia del dramatismo con el cual sale en esta serie; es así
que su trastorno psiquiátrico al ser abordado desde su infancia, incluyendo el
tema de su soledad como adulto, convierte a este peligroso sujeto, en alguien
por quien incluso podríamos llegar a sentir simpatía, pese a las atrocidades
que llega a cometer. El pasado de los
personajes, entre los “buenos” y los “malos”, una vez más lleva a darles
múltiples dimensiones a estos, haciéndolos tan entrañables.
Contraste entre el famoso cómic y la serie. |
Si seguimos con el tema del pasado de los
protagonistas, no se puede dejar de lado el episodio en el que sale a la luz la
juventud de Karen, dedicado a su peor momento; justo cuando esta pisó tan bajo,
que debió tener su propia epifanía para llegar a convertirse, poco a poco, en
la mujer que llegamos a querer. La
dureza de sus viejos errores, mostrados en esta ocasión de manera descarnada,
no solo nos muestra a una persona por completa distinta a la Karen que
conocemos, sino que permite volver a tratar un tema caro a esta serie tan
religiosa y católica: el de la redención (y algo similar sucede con la
mencionada hermana Maggie, por cierto).
Pues tal como queda claro en este show y otros de la misma factoría,
entre ellos Jessica Jones, no importa qué tanto te caíste, si posees la
capacidad suficiente como para ponerte de pie y avanzar por un mejor camino,
que el que antes seguiste, aún es tiempo para enmendar tus errores.
Otro gran personaje nuevo que se introduce
en esta ocasión, es el agente del FBI Ray Nadeem. Corresponde este a un profesional de fuertes
convicciones, hombre de familia, que sin querer se ve involucrado en las
artimañas de Kingpin y por eso mismo llega a conocer al Diablo de Hell´s
Kitchen. Sin dudas podría decirse que es
uno de los personajes más trágicos del todo el programa y alguien que se gana
el afecto de los espectadores. Su origen
indio permite, además, abordar la diversidad étnica tan habitual en la
actualidad en las producciones gringas.
No hay invitados especiales esta vez, que
ni siquiera nuestra enfermera favorita, Claire Temple, aparece. Sin embargo, esta ya inolvidable tercera
temporada tiene de todo (o casi todo) y no deja de sorprender gratamente a sus
seguidores. Debe saberse que Matt vuelve
a usar su simulacro de traje negro, poniéndose simbólicamente un pedazo de
género sacado de la prenda de una monja, para taparse el rostro (¿De la misma
hermana Maggie tal vez?) y en ningún momento lo volvemos a ver, por ahora, con
su indumentaria de Daredevil. En cambio,
como es habitual en el género, uno de sus enemigos se hace pasar por él para
desacreditarlo.
Otro tópico recurrente en este tipo de
historias y que está muy bien desarrollado a lo largo de la temporada, viene a
ser cuando la identidad secreta de Daredevil es descubierta por…Lo que da pie a
varios acontecimientos, que complican más que nunca la misión del vigilante,
amenazando a sus seres queridos, preocupación extra y de fuerza mayor.
No debe dejarse de lado el relevante papel
que tienen la fe y la religión en este programa. Cabe recordar que en Luke Cage tuvimos a un
pastor evangélico, quien destacó tanto por su personalidad, como por sus
intervenciones y diálogos; siendo además alguien muy importante para que
Powerman, lograra encontrar su centro, en medio de todas las vicisitudes que le
toca pasar a lo largo de la segunda temporada.
Cage en ningún momento ha dejado de creer en Dios, así como Murdock,
también educado bajo la fe, aunque la católica, tampoco ha perdido dichas
creencias. En el caso de Daredevil, el
padre Lanton y la hermana Maggie son fundamentales para que este no pierda su
humanidad. Por otro lado, que en series
como estas, dirigidas a un público adulto y basadas en personajes de la “cultura
de masas” como las historietas de superhéroes, se le dé tan relevancia a estos
temas, no deja de ser algo plausible, cuando se considera la fiebre por
desacreditar importantes instituciones de este calibre.
Momentos gloriosos hay por montones, todos
ellos dramatizados con una calidad cinematográfica. Al respecto, no se puede olvidar una larga escena
que ya de seguro debe estar entre las más comentadas y que corresponde a cuando
el protagonista visita una cárcel y allí debe vérselas con un montón de criminales
que solo quieren linchárselo. Como nos
tienen acostumbrados, las coreografías de las peleas son asombrosas y a su vez
es casi imposible que uno no lamente tanta golpiza que soporta el pobre Matt,
quien lejos es el que más sangra y sufre heridas a diferencia de sus colegas…Y
es justamente este aspecto suyo, mucho más frágil que gente como Luke Cage o
Iron Fist, aquello que lo hace tan admirable.
En el mismo tono que la batalla en la cárcel, destacables son la
invasión del “doble maligno” de Daredevil, a las oficinas del periódico en el
que trabaja Karen y la confrontación entre Poindexter y el Diablo Guardián en
la iglesia.
Ahora solo nos queda armarnos de esperanza y
paciencia, para que haya una cuarta temporada…¡Y ojalá el año que viene!