1. Introducción El Eternauta es un
cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano
López, obra gráfica publicada originalmente entre 1957 y 1959, que no solo es
el cómic argentino más celebre; también es una historieta de culto que bien
puede ser considerada como la mejor expresión latinoamericana en su tipo.Con millones de seguidores en todo el mundo,
en especial entre los ñoños de este sector del mundo (uno de los cuales es su
humilde servidor), no era difícil alucinar con la idea de una versión audiovisual:
película para el cine o telefilme, aunque mejor le funcionaba el formato de
miniserie o serie, para hacerle justicia a todo lo que ocurre en sus páginas... ¿Pero de qué se trata esta pieza
de evocador nombre? En pocas palabras, de una singular invasión extraterrestre,
cuyo frente argentino es el que contemplamos los lectores, y de los efectos que
provoca entre los habitantes originales de la Tierra.Es así que en el mentado título, nos
encontraremos con individuos de lo más corrientes, enfrentados a un sino que en
un principio los sobrepasa por completo (algo extraordinario, una catástrofe de
proporciones bíblicas y/o apocalípticas, incluso); pero al cual ellos se logran
adaptar y de ese modo se convierten no solo en los sobrevivientes, si no en la
resistencia y en la esperanza para los suyos.Son cualquier vecino que podríamos tener, incluso nuestros familiares y
amigos, o nosotros mismos, sin preparación propia de un militar o guerrera de
algún tipo (nadie sabe artes marciales, por ejemplo) ... Y todo esto es un
detalle muy importante, para explicar parte de mi malestar con la producción
que hoy nos reúne. 2. Esperanzas... Teniendo en cuenta lo suculento
que resulta para un lector de cómics, y en especial de ciencia ficción, El
Eternauta, era evidente que uno fantaseara con la idea de que se
realizara una adaptación audiovisual de tan querida historia (en los países
anglosajones, a falta de lo anterior, como mínimo, habrían hecho una versión
radial).Pero, recordemos, que se trata
de una obra argentina y si bien su país posee una rancia tradición en
literatura fantástica y de subgéneros, así como una rica cinematografía, esta
última se ha orientado por años solo al realismo y, en menor medida, a la
comedia; lo mismo sucede con sus productos para la televisión.Por lo tanto, esperar de este país una
traslación a la pantalla, de una pieza como el mentado cómic, era nada menos
que un sueño (casi) imposible. Entonces llegó ese gigante del
streaming que es Netflix y como ya nos tiene acostumbrados, dio dinero para una
producción "local de calidad".De ese modo, por fin los argentinos se envalentonaron para aventurarse
con una dramatización de El Eternauta, esta de solo seis
episodios en su primera temporada (un moco de pavo, para quienes esperamos más
por año, aunque como decimos los chilenos "peor es mascar lauchas") y
estrenada hace poco en las pantallas de todo el mundo. Ni cortos, ni perezosos, el papel
principal, del legendario (¿O mítico?) Juan Salvo se lo otorgaron a Ricardo
Darín; que les estoy hablando del actor trasandino más reconocido a nivel
internacional y quien ha aparecido en un montón de realizaciones de su país, en
la mayoría de las más famosas y actuales a lo largo de los últimos decenios. Con los antecedentes mencionados,
una vez declarado el apoyo de la susodicha empresa y la estrella involucrada,
era de esperarse saliera un producto sobresaliente; no obstante, mi opinión no
es favorable sobre el resultado final y esto es de lo que quiero hablarles a
continuación. 3. ... Y desilusión Desde un principio cuando supe
que habían escogido a Ricardo Darín para el papel, me pareció pésima decisión;
y es que siempre me imaginé al apolíneo héroe, interpretado por un guapo y
recio actor argentino (de esos que abundan ¿No?).Darín puede ser muy bueno en lo suyo, pero
nunca lo he encontrado hermoso y tampoco se trata de un hombre atlético (para
algunas y algunos puede serles atractivo, que al menos para mí no); además no
cumple por su edad con el perfil de Juan Salvo, un hombre maduro, aunque atlético
y su contrapartida es- sin querer caer yo en lo "políticamente correcto-
demasiado viejo para el papel.Ahora
bien, la adaptación le da su propia justificación a la edad avanzada del
personaje, lo cual tiene su lógica para las proezas que luego llega a hacer; no
obstante, esto me parece demasiado forzado a la hora de explicar la elección de
tener (otra vez), a su actor principal como el héroe de esta historia.Luego, considerando lo anterior, el pasado
"especial' de esta versión de streaming, nos entrega un Juan Salvo por
completo distinto al de las viñetas: No solo viejo, sino que experimentado y
con habilidades que lo convierten en alguien necesario y extraordinario; claro,
la experiencia y madurez son elementos a considerar para adaptarse a los
vaivenes de la vida y sobrevivir, pero esa no es una de las premisas del comic
que inspiró este titulo. Junto con este Juan Salvo
potenciado, tenemos a otros personajes a su lado, que se "dio la
casualidad" de que justo tenían las capacidades para hacerse necesarios:
Su esposa ahora es doctora;su mejor
amigo, un gran técnico; una sobreviviente que llega a cobijarse con ellos
(venezolana, más encima, que hay que estar actualizado a los cambios
socioculturales) posee también conocimientos como soldado... Pese a todo, en su
aspecto físico, los personajes se ven de lo más corrientes, como cualquier
sujeto que podríamos encontrar en la calle y sin ningún aspecto de modelos o
las típicas bellezas perfectas propias de las producciones de este tipo (y en
eso, sí, la serie ilustra a la gente común que abunda en la historieta
original). Dentro de lo que puedo destacar
en positivo de este título, está todo lo que concierne los aspectos técnicos y
de dirección de arte.Pues la
ambientación está perfecta, tanto en interiores, como en exteriores (estos
últimos de lo mejor de la serie); que todo lo concerniente a la nieve y a las
zonas de catástrofe está genial.Queda
de manifiesto que los efectos especiales y de sonido, acompañan como
corresponde a una historia como esta.También la música está bien y en especial los temas populares que
agregaron. Pero luego de hacer hincapié en
lo anterior, termino con otros datos que me quitan las ganas de verme el resto
de esta adaptación (que, pese a mi propia postura respecto a ella, ha sido todo
un éxito): Las actuaciones me han parecido poco inspiradas, que no he visto
ninguna digna de aplausos o que me haya logrado emocionar; es más, un grande
como Ricardo Darín (y no solo para compatriotas suyos), me parece de lo menos
inspirado y/o comprometido con su rol, como solo cumpliendo con un contrato. Por último, imperdonable que ni
al principio de la temporada, ni al final (que me pareció decepcionante, luego
de que en el cuarto episodio lograra, por fin, engancharme y el mejor de esta
temporada, según mi parecer) se hiciera un homenaje a sus dos autores y en
especial a Oesterheld, víctima y detenido desaparecido de la última dictadura
militar de su país (triste destino que compartió junto a sus hermosas hijas). ... ¡Y se me estaba olvidando! De igual manera me parece repudiable, que
este Juan Salvo nunca aparezca con su icónico traje (y solo un
"barato" simulacro de casco). Más encima, ni siquiera tiene créditos
de apertura.
El
2023 se fue más rápido de lo que esperaba y supongo eso fue porque en general lo
disfruté y si es así, se lo agradezco a Dios, como también a las distintas
personas que me ayudaron a que ello fuese posible.Cuando ya estoy en el primer día del 2024,
descansando en casa y luego de la celebración de fin/comienzo de año, y tras
haber dormido mucho, como en anteriores periodos como este, me dispongo a revisar
lo que fue la recién pasada temporada para el Cubil del Cíclope (¡Cada vez me
parece estar más en medio de ese “futuro”, que pensaba de niño, con todos estos
adelantos científicos de hoy en día, usándolos de la manera más común y que en
su momento algunos apenas soñé que se vendrían!).Hay unas cuantas cosas que contar y
rememorar, a ver a quién le interesa, claro… Como siempre, el título que puse a este
texto me lo pensé más de una vez, que su sentido no es gratuito y bien tiene su
razón de ser: Este año tuve una crisis con mi blog y por primera vez desde que
lo comencé hace más de una década, estuve pensando en dejarlo de lado ¿Por qué
digo esto? Pues debido a que me desmoralicé, al comprobar que cada vez recibo
menos visitas y lecturas, para qué hablarles de los comentarios, que apenas
dejan y hay unos cuantos posts que ninguno tienen; esto me desanima muchas veces
o, al menos en cierto momento, me desmotivó lo suficiente como para estar a
punto de dejarlo (si mis propios “amigos históricos” no me leen, algo que en
más de una ocasión ya lo he dicho por acá, que antes algunos de ellos sí le
dedicaban su tiempo a este proyecto mío y por lo mismo me resultan más penosas
sus ausencias). Uno procura compartir
siempre con quienes quiere, aquello que los hace felices, me refiero en
especial a sus “proyectos” y en ese sentido, si uno lo hace con los otros,
también hay que devolver la mano ¿No? Por lo mismo, agradezco a los pocos que
todavía valoran esto que hago y que me alegran pasándose por acá, quienes me
han demostrado que sí aprecian de corazón lo que hago; al respecto, quiero dar
nuevamente las gracias a Ricardo Ruiz, mi querido amigo trasandino, de ya más
de dos décadas desde que supe de la existencia de Insomnia, una
tremenda revista virtual dedicada a Stephen King, nuestro escritor favorito
(¿Estoy bien en la cantidad de tiempo considerada? Por otro lado, agrego que mi compadre, de vez en cuando, agrega algunos de mis escritos a su publicación y de ese modo mi crítica para la antología Vampsforma parte del número 296, aparecido el año pasado) y a quien espero conocer
algún día en persona (hoy en día, nos mantenemos en contacto de forma periódica
gracias al guasap); lo mismo digo para Eduardo Gacitúa, con quien tuve el gusto
de trabajar el año antepasado y que luego se convirtió en el único amigo
verdadero que llegué a hacer en el Balmaceda (donde ahora ya voy para los cinco
años allá); por último, mis más sinceros agradecimientos a Jorge Lorca,
compañero de mi época de universitario en los noventa, con quien me reencontré
luego de no saber de él por más de veinte años, quien también entiende esto que
significa “trabajar” en un blog (aunque no somos colegas en esto, je). Respecto a este tema, lamento haber perdido
esos lectores que antes daba gusto tener por acá, algunos que claramente
perdieron el interés (pienso en “alguien” en especial cuando escribo estas
palabras) y otros que se ausentaron cuando cerraron sus propios blogs,
desapareciendo por completo de estas redes sociales cada vez más arcaicas (¿Qué
habrá sido de Tomás Rivera y de su maravilloso Kindlegarten y de Guillermo
Ríos, creador de la enciclopédica Guillermocracia, entre otros?); al respecto, no
puedo dejar de extrañar a mi amigo Eduardo Romero, más conocido como Cidroq por
estos lares, quien nos dejó hace ya cinco años y el cual fue mi más fiel lector
(su blog El Cuchitril de Cidroq, era toda una fuente de
inspiración para mí).
Celebrando el Nuevo Año 2024 con a mi mamá y a mis bebés Brunito y Amilcar.
En año
pasado solo escribí y publiqué 65 “entradas”, que como en temporadas anteriores
algunas correspondían a un mismo texto dividido en, por lo general, dos partes
(para que no se vieran tan extensos y/o fuese tedioso leerlos a los posibles
lectores). En el tiempo que llevo
dedicado al Cubil del Cíclope, este fue el tercer año con menos publicaciones,
que le antecede 2012 con apenas 53 en total.
La razón de tan pocos escritos a mi haber, si se lo compara los años más
productivos, viene a ser el poco tiempo que me quedaba para dedicarme a esto,
debido a mi extensa carga horaria laboral (entro todos los días a las 08:30 y
termino a las 18:00, menos los viernes, que solo entonces me toca a las 17:00);
que luego me voy a entrenar y llego a la casa en la noche, ya rendido. Igual el año pasado tomé la costumbre de
llegar directo a mi hogar, los días viernes para echarme una reponedora siesta,
que puede durar entre una a tres horas, según qué tan cansado ande. Por lo mismo, por lo general escribía durante
los viajes largos a la “pega”, que como no tengo auto, lo hago en el vehículo
que tomo para llegar a mi destino o a veces los fines de semana en casa. Los meses que apenas le dediqué tiempo a todo
esto, fueron justamente en vacaciones, en febrero con apenas un post y que fue
justamente cuando me desilusioné con mi página (que en parte la broma de un
amigo, que siempre se toma a “gracia” lo que hago, me quitó todas las ganas por
esas fechas de escribir) y julio, en pleno descanso de invierno (solo quería
“evadirme” de otra forma, que andaba con un par de penitas por mi situación
laboral y amorosa) … ¡Y he ahí por qué tan poco inspirado anduve! Menos mal que
luego me recuperé (en parte).
Entre lo
que hice el 2023 para el post, dentro de los textos que realicé, diecinueve
estuvieron dedicados a libros que leí en el transcurso de ese periodo (salvo el
primero, que fue la segunda y última parte de mi revisión, del tercer tomo de
la antología de ciencia ficción Visiones Peligrosas, a cargo de
Harlan Ellison). El resto corresponde a
los dos autoretos que me autoimpuse y que en una primera instancia estuvo
dedicada a ensayos (ñoños, claro) y luego a mujeres cuentistas; cabe mencionar
que disfruté mucho de estas lecturas, salvo el libro de Ursula K. Le Guin, que
en general me aburrió como ostra (Las Llaves del Aire). Entre medio hice un trío de excepciones, una
de ellas la novela La Casa de los Espíritusde Isabel Allende,
que me la leí por tercera vez, pues se la di como lectura a mis estudiantes y
deseaba repasarla; asimismo, los otros dos paréntesis estuvieron dedicados a
sendos libros escritos por mis amigos Miguel Acevedo y Jorge Lorca, Los Sicarios Nocturnos y otros relatosy Los Filósofos Cínicos
respectivamente (con posterioridad, los hitos que fueron estas obras, que
fueron muy de mi agrado, me llevaron a querer realizarles “exclusivas”
entrevistas, a las que bien se puede acceder a través de esta humilde
página). Cabe mencionar que no dejé de
leer cómics, como bien me gusta hacer, aunque esta vez a ninguno le realicé su
respectiva crítica (si bien tengo la idea de brindarle unas cuantas líneas a Maus,
que espero concretarlo en enero, sin falta).
Leí en total trece libros, unos más extensos que otros, entre no ficción
y narrativa (igual pocos teniendo en cuenta otros años).
El día del lanzamiento del libro de mi amigo Jorge Lorca, posando con su libro.
De las
películas que vi en 2023, escribí sobre todas las de superhéroes que estrenaron
en las salas de cine, aunque todavía estoy en deuda con Aquaman y el
Reino Perdido, otra entrada que pretendo realizar en los próximos días. Cabe mencionar que, en materia del subgénero
de justicieros, me parece que lejos DC estuvo más parejito en calidad respecto
a su competencia y, por lo mismo, me indigna bastante que tanto idiota insista
en hablar a priori denostándolas o exista todo un complot en contra de estas
producciones. Por lo mismo, cuando me
tocó realizar mi entrada número 1000, poco tuve que cranearme para que mi
revisión de Blue Beetle,fuese el texto que justo
calzara con dicha celebración. De los
otros filmes que tuve la dicha de contemplar el año pasado, solo a la última
cinta de M. Night Shyamalan, Llaman a la Puerta, le hice un
escrito… ¡Y es que me impactó bastante! En verdad lamento no haberla podido ver
en pantalla grande, que poco estuvo en cartelera por acá. Igual en las últimas semanas, me vi un par de
pelis de terror que me sorprendieron mucho y que me han llevado a pensar
escribir sobre ella (¡Nunca me falta inspiración!).
Ñoñeando con mi amigos el escritor Miguel Acevedo y Eduardo Gacitúa.
Las series
que me acompañaron en 2023, también están en el Cubil del Cíclope, destacando shows
dedicados a la franquicia de Star Trek y Star Wars. En el primer caso, no podía dejar de
expresarme sobre la tercera y última temporada de Picard, que tan
hondo me caló en el corazón; la cuarta temporada de Discovery,también estuvo presente y los títulos que fueron más que gratos
descubrimientos fueron Strange New Worldsy Lower Decks,
que me fascinaron a un nivel que no me esperaba. En cuanto a la “competencia”, por fin me puse
a ver Andor, lejos entre lo mejor que aprecié el año pasado y que
creo es lo más potente de todo Star Wars en décadas; la tercera
temporada de The Mandalorian,por igual tiene su
crítica por acá y The Clone Warses otra más en esta lista,
siendo este un espectáculo animado que también superó mis expectativas. No puedo dejar de mencionar que tuve la
intención de revisar por acá Babylon 5, uno de mis programas favoritos
desde mi juventud en los noventa, que me repetí entre finales del 2022 y comienzos
del 2023; sin embargo, solo llegué hasta la segunda temporada con mis revisiones,
que fue justo para cuando andaba desmoralizado y al final me agarró la “máquina”
de las obligaciones, por lo que ya perdí el propósito de escribir más al respecto. A
diferencia de lo anterior, la tercera temporada de The Witcherfue
una tremenda decepción (y desperdicio).
En cambio, la miniserie Misa de Medianoche me sobrecogió
por completo (aunque estuve pendiente de ella a finales del 2022) y por lo
mismo tengo deuda con otras tres miniseries de su creador, Mike Flanagan, de
quien me vi el año pasado La Maldición de Hill House, La Maldición
de Bly Manor y La Caída de la Casa de Usher, que
considero verdaderas obras maestras (en especial las dos últimas) y de igual
manera debería escribir sobre ellas. Por
otro lado, 2023 fue, además, mi reencuentro con The Big Bang Theory,
una de mis series más queridas y que retomé en julio del año pasado desde el
principio, para así por fin acabarla; en estos momentos estoy a pocos episodios
de terminarla, idea que igual me produce algo de penita, de modo que he ido
graduando mis pasos hacia su final. Como sucede
todos los años, lamentablemente, me tocó despedir a unos cuantos “famosos”, que
a lo largo de mi vida se hicieron valiosos, gracias a sus aportes al arte. Todavía tengo pendiente escribir acerca de Keith
Giffen, destacado guionista y dibujante de cómics, que realizó varios trabajos
que amo mucho (falleció el 9 de octubre); no obstante, sí llegué a hacer mis
elegías para gente como Julian Sands, Ray Stevenson, John Romita Sr., Kevin Conroy
y Angelo Badalamenti (estos dos últimos fallecieron en 2022, pero me atrasé en
despedirlos). Me pregunto qué nos deparará
el 2024, que recién está en sus inicios. Algo que no hacía
desde hace rato, fue escribir un microcuento y esta vez lo hice basándome en un
sueño que tuve. Gato Oníricose
llama. Asimismo, compartí dos documentos
hechos para mi labor como docente, primero la versión teatral de El Vaso de Leche,que realicé para que algunos alumnos míos la
representaran y un par de discursos que tuve que dar en sendos eventos del
colegio. Otro texto
que deseo destacar es el que hice acerca de la puesta en escena de Hijos del Cauce, magnífica pieza teatral que tuve el gusto de apreciar con mi
regalón Amilcar, mi sobrinito que con solo 14 años, ya disfruta bastante de
este tipo de arte. La obra fue lo
suficiente impresionante para los dos (y el resto del público, según pude percibir),
como para que no me aguantara las ganas de compartir mis impresiones al
respecto. Espero que en 2024 podamos
gozar Amilcar y yo de varios otros títulos como este. Harto escribí
igual y ojalá este año supere la cantidad de posts del 2023, aunque procurando
siempre mantener la calidad (hasta donde me den mis propias capacidades,
claro). Tengo pensado retomar mi querida
serie de entradas de Así era en mis tiempos, bajo un tema que me
produce muy bellos recuerdos y realizar al menos dos entregas más de Pecados de Omisión, que todavía me quedan unos cuantos títulos que mencionar
(incluyendo una dedicada a los cómics). Se me estaba
olvidando… ¡En 2023 El Cubil del Cíclope cumplió nada menos que doce años! Bueno, he
atrasado más de la cuenta este primer post del año 2024 (Me carga esa manía que
sacaron de llamar ahora a estos años veinte veinticuatro, por ejemplo ¡Qué
cursí!) y es que comencé a redactar estas palabras en la tarde del 1° de enero
y solo ahora, en la mañana de este día 4, he logrado acabar el presente texto. De antemano, gracias a quienes se han
detenido en la página y, en especial, a los que me han comentado.
Juntos a mis alumnos de la asignatura de Taller de Literatura 3A, antes de la función de El Vaso de Leche.
Kamala
Khan, la segunda Miss Marvel luego de la mismísima Carol Danvers (la actual y
muy popular Capitana Marvel), en menos de 10 años de su debut en las viñetas ha
conseguido acaparar la atención de buena parte del mundo e incluso de quienes
no leen historietas ¿La razón? Es el primer personaje musulmán marvelita en
conseguir su propia colección (ignoro si en esto le ganó a la Distinguida
Competencia, que actualmente tiene a un Linterna Verde seguidor del
Islam). Es así que la joven heroína de
origen pakistaní (más bien hija de padres que emigraron a USA y nacida y/o
criada en Gringolandia, a menos que me equivoque), se ha convertido en una
justiciera muy querida, gracias a su simpatía que la destaca por su vitalidad,
alegría y sus particulares poderes de polimorfismo. Cabe mencionar que su imagen con los puños
agigantados para enfrentar el mal, producto de su mentada habilidad, se ha
vuelto una imagen icónica del noveno arte dedicado a este subgénero, tal como
Spidey con sus redes o Thor con su martillo. Por mi parte, supe de esta juvenil
justiciera que hizo su debut en 2013, apenas salió la noticia que destacaba sus
particulares orígenes, aunque pasó un tiempo para que disfrutara por primera
vez de sus aventuras animadas y ello gracias al actual cartoon de Los Vengadores, donde en su tercera (¿o cuarta?) temporada presenciamos su ascenso
y la podemos encontrar liderada por nada menos que Carol Danvers, a quien
admira con todo su ser y es su fuente de inspiración. Es así que buscando expandir el UCM a la plataforma
de Disney+, en imagen real, y ahora centrándose en nuevos personajes que
aprovechar, este año debutó en el streaming del Ratón Mickey con una
serie/miniserie de solo 6 episodios.
Luego del sobrevalorado Caballero Luna, le tocó ser la
primera justiciera adolescente en conseguir su propio espectáculo (y, como no,
continuando con el tema de la diversidad que tan fuerte le ha dado a los de
Disney, que por algo convirtieron al "blanco" vigilante en un sujeto
hispano y le dieron una compañera egipcia en pantalla). Cabe mencionar que el título que hoy nos
reúne, se centra en el comienzo de las aventuras superheroicas de Kamala, con
un origen algo alterado supuestamente de sus habilidades extraordinarios, para
resaltar todo el elemento étnico que se ha querido dar a este programa. Por lo tanto, mucho hay de la cultura pakistaní
en Ms. Marvel, al punto de que uno hasta se puede llegar a cansar (a menos que
se sea como mínimo musulmán) de tanto "sabor exótico". Respecto a todo esto, hay mucho colorido al
respecto, puesto que ocuparon demasiado tiempo en representar de la manera más
fiel la cultura pakistaní y sus tradiciones; así que lo que debiera ser una
historia centrada en la aventura y la acción, se vuelve una rara mezcla, que
más encima se detiene mucho en los enredos juveniles de la protagonista. No obstante, sí puedo destacar a secundarios
musulmanes muy positivos, como la propia familia de Kamala (padres y hermano
mayor), el imán de la mezquita (¡Me encantó!) y su abuela (que hace su
aparición para darle más vitalidad, propia del tipo de espectáculo que queremos
ver, pues antes de ella ya parecía todo un reality pakistaní). Teniendo en cuenta los antecedentes
mencionados, cabe destacar que el programa recalca valores tan importantes como
el amor a la familia, el respeto a los adultos y el aprecio hacia el legado
cultural, algo destacable si se toma a la misma Kamala como un ejemplo para sus
pares y no solo en el tema de heroísmo, sino que en un terreno más realista por
tomar en cuenta todo lo otro recién mencionado (obviamente la sociedad
occidental gringa actual es más individualista y sus mismos jóvenes abandonan a
muy temprana edad su hogar materno/paterno, sumidos en el materialismo y
alejados por completo de sus raíces).
Asimismo, destacable es la autenticidad de la propia Kamala y de sus dos
mejores amigos (una chica musulmana como ella, aunque esta de rasgos más caucásicos, y un chico "muy
gringo"), otros buenos ejemplos para sus pares, ya que no se dejan llevar
por el qué dirán y a sus cortas edades se les ve felices con ser ellos mismos. Los efectos especiales en algunos casos
podrían ser mejores, como cuando intentaron reemplazar sus manos gigantes por
manifestaciones de energía (que se ve muy falso en pantalla). La serie se hace tediosa a ratos, siendo su
mejor momento el penúltimo episodio y ambientado en el pasado de Pakistán. En un principio pareciera que no poseyera villanos
la serie, hasta que se revela la identidad de estos, personajes bastante
interesantes y que nos abren la puerta a facetas desconocidas de Marvel. Como es una temporada de "orígenes
secretos" (concepto, en todo caso de la Distinguida Competencia, pero que
me encanta usar), la protagonista solo usa su característico traje... ¡En el
último episodio! Y no estamos hablando de esa joyita que es Daredevil(en cuya potente primera temporada solo al final el buen Diablo Guardián estrenó recién su equipo de guerra),
que el buen (y guapísimo) Matt Murdock con o sin traje de cuero la lleva ante
la cámara. No faltaron quienes hablaron de que esta
producción es toda una joya, dentro de las mejores del UCM televisivo, una más
que fresca propuesta para el espectador y bla-bla-bla, pero WandaVision
dejó la vara muy alta y a mi humilde parecer nada de este año se le ha acercado
(aunque me gustó mucho Hawkeye, pese a que aún no veo She-Hulk);
no obstante, la serie me parece más que pretensiosa, demasiado
"localista", que saturaron mucho con el elemento étnico (si hasta en
los créditos escuchamos una canción pakistaní).
Creo le faltó heroísmo, acción y sentido de maravilla y con mayor razón
por contarnos la odisea de una simpática muchachita, para encontrar su lugar en
el mundo. Atentos a la escena de postcréditos, que
nos promete no solo el regreso de Kamala, sino que también el de uno hace rato
pendiente.
Créditos finales episodio 3 (cada uno posee una canción diferente).
1.
¿Quién es este tipo? Tanto revuelo con la miniserie/serie de
Disney+ sobre el poco conocido- en estos lares- superhéroe marvelita Moon
Knight (Caballero Luna para los hispanoparlantes), que además en la tv ha sido
interpretado por el guapísimo (y sexy) Oscar Isaac, de modo que ya era hora que
me leyera de una vez por todas mis cómics del personaje, empezando por el
integral de más de 600 páginas sobre sus primeras aventuras y que poseo más o
menos desde 2017; puesto que de tantas historias de la Casa de las Ideas
conozco a lo largo de mis 46 añitos, tan solo lo recuerdo en un solo episodio
de la última temporada de Ultimate Spider-Man, de modo que
incluso para mí era todo un misterio su identidad (y, teniendo en cuenta mi
frágil memoria, apenas recuerdo el susodicho capítulo). Caballero Luna es un personaje cocreado
por un guionista de la talla de Doug Moench, en plena efervescencia de los
cómics de horror de los setenta, para las páginas de un olvidado antihéroe
licántropo de Marvel; esto fue en 1975 (¡El mismo año en que nació su servidor,
en agosto y un mes después de que llegó este angelito al mundo!). Dicho sujeto de interesante apariencia y
complejo pasado salió primero como un rival del peludo protagonista, que se
suponía se convertiría en un rival recurrente y/o secundario dentro de las
revistas de Werewolf by night; sin embargo, al poco tiempo fue
cancelada la colección y solo el mercenario nocturno de blanca apariencia
consiguió sobrevivir, apareciendo en unas cuantas narraciones dentro de
revistas antológicas, como protagonista de sus propios títulos. Entonces llegó la oportunidad de rescatar
al Caballero Luna, como título de complemento en The Hulk, una
nueva serie dedicada al Gigante Esmeralda, de formato más lujoso y orientada a
un público más adulto, que no se atenía a la censura espantosa del Comic
Code. El mismo Moench siguió escribiendo
sus hazañas, aunque esta vez contó con el apoyo gráfico de un artista lejos
mejor que el de su otro "papi", pues les estoy hablando de Bill
Sienkiewicz y quien solo en la tercera aparición de este en la publicación de
Hulk, "adoptó" al superhéroe, ayudando a acentuar su faceta más
oscura; fue así que esta dupla consiguió ahondar en las vicisitudes y glorias
del enmascarado con personalidad múltiple, hasta que ambos colegas tuvieron a
su haber la primera serie en solitario de este a partir de 1980, la que duró
varios años. 2.
Profundizando en los recovecos de un alma en conflicto.
El Caballero Luna es la "primera"
identidad enmascarada de Steven Grant, un multimillonario que usa su poder
adquisitivo para contar con una serie de artilugios únicos (entre ellos su
propio avión "personalizado", al más puro estilo del Batiplano del
Caballero Oscuro y del cual hasta donde leí de su etapa clásica, ha tenido dos
modelos), que le ayudan a enfrentar a los villanos y a defender a los
inocentes. A diferencia de otros
justicieros como Bruce Wayne (Batman) y Tony Stark (Ironman), su dinero no es
heredado y es que en el pasado se hizo llamar Marc Spector, trabajando como
mercenario, gracias a lo cual consiguió su fortuna; por otro lado, de vez en
cuando vuelve a usar esa identidad cuando es necesario. De igual manera, también se hace llamar como
Jake Lockley, un taxista, alias con el cual puede inmiscuirse en los bajos
fondos para investigar sus casos. Es así
que cada una de estas caras suyas, revela mucho más que un gusto por el
histrionismo del hombre y quien, la verdad, esconde una mentalidad fracturada
propia de alguien esquizofrénico. El verdadero origen del "vengador de
los viajeros de la noche", debe su origen al dios egipcio Khonshu, quien
en una de sus viejas andanzas como Spector lo resucitó, iniciando con ello un
destino lleno de aventuras y desventuras extraordinarias, de la cual su
servidor ha leído una parte insignificante (y, para ser sinceros, el primer
integral que poseo y ya me detuve en él, en general no es muy sobresaliente que
digamos). De Doug Moench no he leído mucho, pero todo
lo que ha hecho de Batman que he tenido en mis manos y en especial sus Elsewords
del Murciélago son fabulosos (la mayoría con el arte de Kelly Jones, un
dibujante de estilo gótico que me gusta demasiado) y en especial su trilogía
del Señor de la Noche vampiro. También
disfruté bastante su reinicio de Mister Miracle, uno de los Nuevos Dioses del
Cuarto Mundo de Jack Kirby; no obstante, hace más de dos años que guardo los 4
integrales del Rey Conan firmados por este.
Sin embargo, a mi humilde parecer no se esmeró con los guiones para esta
creación suya, que por lo general lo enfrentó a malhechores de pacotilla, poco
interesantes, humanos "normales" y dentro de lo mejor que recuerdo de
esos años iniciales, son su doble encuentro con el Goliat Gamma (cuando era
complemento de su revista) y la tragedia en la que estaba involucrado su propio
hermano. Tan solo en los últimos números
del compilatorio de Panini (sé que hay un segundo dedicado a esa etapa vintage,
pero no me calienta gastar plata en ella), aparecen rivales más dignos de
atención y entre ellos un monstruo que domina las pesadillas, así como también
resulta muy divertido su team-up junto a Daredevil. 3.
Lo mejor son los secundarios.
La rubia es Marlene y el del bigotito, por supuesto, Frenchie.
El de cabellera blanca y larga corresponde a Crawley y la morena, como no, es Gena.
Si bien el dividido Caballero Luna es un
personaje que nos cae bien desde el principio e incluso cuando se apiada, en su
debut, de la presa hirsuta que ha ido a cazar, lo mejor de su circunstancia
corresponde a un cuarteto de secundarios que ayudan a humanizarlo, así como
hacen más interesantes la trama cada vez que intervienen. De este modo, nos encontramos con dos mujeres
y un par de hombres de lo más llamativos en sus páginas, quienes son sus
confidentes y gran apoyo en lo que a esta parte de su cronología se refiere. Marlene:
Personaje
clave en la génesis del Caballero Luna, para que Marc Spector deje su labor
como mercenario y luego inicie su camino hacia una vida mejor. Es su primer amor de la que sabemos , una
mujer que lo acepta con sus taras de forma incondicional y que es el tipo de
persona ideal que cualquiera querría a su lado.
Inteligente, hermosa y valiente, su relación con esta partió de manera
bastante dramática. Frenchie: Podríamos decir
que es su mejor amigo y a quién también conoció nuestro justiciero, de cuando
trabajaba asalariado para otros. Tal
como dice su apodo, es de origen francés.
Experto mecánico e inventor de varios de los artilugios que usa el
Caballero Luna, además hace de su piloto.
Asimismo, posee otras habilidades, como la de hábil cocinero. De aspecto
delgado, lleva un bigotito que acentúa su imagen gala. Gena: Dueña de una
cafetería que funciona hasta altas horas de la noche, es una atenta mujer
afroamericana, madre de dos simpáticos chicos adolescentes. Lleva el típico peinado femenino de su
comunidad de aquella época (en forma redondeada) y es alguien independiente;
acoge al protagonista cuando acude a su local en calidad de taxista, para
conseguir información informal durante sus investigaciones. Crawley: Mi personaje
favorito dentro de estos primeros cómics del Caballero Luna (me pregunto qué
habrá sido de él, en la cronología posterior del vigilante), es un indigente de
aspecto "de artista", gracias a su cabellera larga y gorro. Gran informante de Marc, a quien por largo
tiempo solo conoció en su calidad del taxista Jake y quien siempre le retribuyó
sus servicios con buen dinero. De trato
amable, muy lúcido y alegre, tiene un pasado triste. La adorable Gena siempre le tiene algo gratis
para servirle en su local y el resto del equipo, una vez que lo conocen, de
inmediato se encariñó con este hombre.
Por otro lado, le otorga cierto grado gracioso a la trama, siendo que,
además, lo dibujan con varias moscas volando a su alrededor. 4.
Un Caballero Luna más moderno.
Tal como otros personajes de la historieta,
que ya llevan años publicándose, mucho ha pasado en la cronología del Puño de
Khonshu, aunque su servidor con suerte se ha leído unas pocas historias de
otros autores y que le han dado su propio aporte a este (y, la verdad, lejos
superiores a lo realizado por Moench).
Es así, que lo primero que he tenido en mis manos de este Caballero Luna
posterior, es ya bien entradito el actual siglo... Un escritor en verdad formidable es Brian
Michael Bendis, nada menos que el iniciador del Universo Ultimate en Marvel y
artífice de algunas de los mejores eventos de la Casa de las Ideas, como
Invasión. Cabe mencionar que junto a
Alex Maleev, tremendo ilustrador de origen búlgaro inició en 2011 una etapa del
Caballero Luna, donde este debe enfrentarse a alguien como el Conde Nefaria
(uno de los villanos humanos más poderosos marvelitas y de los primeros
enemigos de los Vengadores), así como a sus aliados (y les estoy hablando de
gente de la talla de Madame Mask). Para
cuando suceden estos eventos, Marc, al parecer, hace rato que no cuenta con el
apoyo de los secundarios arriba mencionados; aunque sí tiene a su lado a la muy
atractiva Eco, personaje de más que interesante carrera y a la que creó como
otro amor maldito de Daredevil, durante su celebrada etapa a cargo de la
colección del "cuernitos" (y a quien vimos estupendamente
personificada en la serie de Hawkeye). Otro maestro de los guiones para
historietas y que lejos me gusta mucho más que el anterior, Warren Ellis, en 2014
tomó al Caballero Luna para hacer una verdadera obra maestra y apoyado por
Declan Shalvey en el apartado gráfico, comenzando con varios potentes
relatos autoconclusivos que son toda una delicia leer. Ellis (adoro lo que hizo para la adaptación
televisiva del videojuego Castlevania, que me devoré durante las
cuarentenas de la pandemia, entre 2020 y 2021) creó para esta nueva serie una
nueva identidad para Marc Spector: Mister Knight. De apariencia elegante, se trata de un
consultor de la policía que resuelve casos raros y que no deja de ser bastante
llamativo. Los primeros 6 números de la
colección, me hicieron querer tener más para leer de esta estupenda etapa, que
posee un fuerte carácter sobrenatural. 5.
El Caballero Luna para las masas.
Un precioso afiche para la adaptación televisiva que promete más de la cuenta.
Este año se estrenó la versión televisiva
de imagen real en Disney+ del Caballero Luna y que solo posee 7
"míseros" episodios.
Corresponde tal producción, al primer título marvelita live action
del sistema de streaming, que no sigue las aventuras de uno de los
Vengadores del UCM después de sus incursiones cinematográficas. Cabe mencionar, que prescindieron por
completo de los orígenes setenteros del personaje, recreándolo de tal manera,
que fuese por completo atractivo a las nuevas generaciones y entre su público,
quiénes nunca antes habían oído hablar del personaje; por esta misma razón,
obviaron todo lo relacionado con su primera aventura con el Hombre Lobo y
sacaron de la historia a sus secundarios clásicos. En cambio, potenciaron el show abordando su relación
con el panteón egipcio y, por lo tanto, lo sobrenatural posee una tremenda
relevancia dentro de su desarrollo (no obstante, aparece un extraño personaje
mudo y que para los más ñoños de la casa, es todo un guiño al simpático
Crawley). Debido a lo anterior, este Marc Spector es
alguien con bastantes diferencias al de los cómics: un perdedor con serios
problemas de amor propio y de memoria, quien descubre de manera muy inusual,
que es el avatar en la Tierra de una deidad egipcia vengadora y que, por lo
mismo, debe evitar que un culto religioso cause la devastación en el planeta. A mis ojos, lo mejor de la serie es el
villano, interpretado por un avejentado Ethan Hawke (cuando supe que salía en
esta adaptación, juraba que su rol era del buen Frenchie... ¡Y qué equivocado
estaba!). Asimismo, para pareja
romántica del protagonista, se inventaron a un personaje egipcio, que más
encima este Marc Spector es latino (considerando el origen latino del actor que
lo interpreta). En cambio, lo que sí me desagradó,
es cómo orientaron la existencia de Mister Knight, por completo una faceta
ridícula, producto de la mente fragmentada del personaje principal. En cuanto a Oscar Isaac, plausible es su
talento para otorgarle comedia física a los guiones, aunque le restaron todo su
atractivo al actor, al convertir a su personaje en un sujeto tan inseguro
(salvo cuando su personalidad oculta es la dominante, que entonces "por
arte de magia" se ve mucho más atractivo).
Cabe mencionar que Isaac, al firmar para este papel, se unió a las filas
de otros histriones que han hecho más de un papel diferente, en lo que a
adaptaciones de cómics se refiere; ya que hizo de nada menos que de Apocalipsis
en X-Men: Apocalipsis, aunque allí salvo una breve escena
"sin maquillaje", luego se ve irreconocible. También es destacable la presencia del
mismo Khonshu en pantalla, quien tiene una relación bastante particular con el
protagonista y cuya apariencia fantasmal está magnífica (que en inglés, su voz
se la pone un tremendo artista: F. Murray Abraham). Asimismo, un par de diosas, también egipcias,
consiguen acaparar la atención del espectador. Este título se vendió como un producto más
elaborado, que aquellos que le precedieron, de temática más compleja, adulta y
oscura que el resto del UCM televisivo.
Al respecto, le reconozco que es más violenta que las otras series family
friend, de esta factoría y que posee un primer episodio que me dejó muy
entusiasmado; no obstante, luego hasta me aburrió y creo que hacia su final se
desinfló bastante. Me parece que
debieron tomar más elementos de los cómics clásicos, entre ellos a los mentados
secundarios (que la esposa que le inventaron, no me convenció) y que lo hecho
con Mister Knight es un chiste de mal gusto (¡ojalá, Warren Ellis se haya
enojado al respecto!) La verdad, es que no espero con muchas
ganas la segunda temporada y eso de decir que, por fin salió una serie de
Disney+, que le hiciera el peso a la de Daredevil, me parece algo ostentoso y
para nada cierto.
En
el transcurso de 2008 se estrenó la que sería a la fecha la única serie chilena
de ciencia ficción, Gen Mishima.
Creada por Enrique Videla y Vladimir Rivera Órdenes, tuvo en total solo
8 episodios en una primera temporada, ya que pese a unas cuantas alabanzas y
premios que recibió por ahí (más por su cualidad de ave raris dentro de la
televisión criolla, que por su supuesta calidad artística y técnica), fue todo
un fracaso y en especial tomando en cuenta las tendencias del público hacia las
producciones televisivas nacionales. Presentada con algo de publicidad en su
momento, este programa exhibido originalmente por Televisión Nacional de Chile
(el canal perteneciente al gobierno de Chile), más bien pasó sin pena, ni gloria
y hoy pocos son los que recuerdan su paso por las pantallas; no obstante, unos
cuantos tratan de reivindicar a través de la red esta propuesta y que ahora ya
tras haberla visto hace poco por fin, me dispongo a presentarles sin dejar de
exponer mi propia opinión al respecto. Partiendo de temas clásicos de la ciencia
ficción y bastante populares gracias a un montón de títulos entre filmes,
libros, series y cómics, la premisa de esta obra ambientada en el Chile actual
de la época, trata sobre un grupo de hombres y mujeres jóvenes que en su
infancia participaron de los experimentos genéticos de un experto japonés residente
en el país. Supuestamente el llamado
Instituto Porvenir cerró sus puertas y en el presente sus ex alumnos se han
diseminado y seguido sus vidas con aparente normalidad, si bien cada uno de
ellos desarrolló una habilidad superior a la del resto de los mortales; por
razones obvias de presupuesto no estamos hablando de superpoderes al nivel de
títulos extranjeros como X-Men o Héroes, pero al
menos se las ingeniaron como pudieron los guionistas para hacer que los personajes
demuestren sus capacidades extraordinarias, una distinta por cada uno, de las
que han sacado provecho por su cuenta.
Un periodista se encuentra con interesantes datos sobre esto y poco a poco
se va envolviendo más de lo esperado con estos sujetos, que encontramos dos
bandos entre los dotados a través de la manipulación genética y, por otro lado,
a aquellos que desean sacar provecho personal de los otrora Niños Porvenir. Y a
esto se le suma la Policía de Investigaciones, con lo que el panorama se vuelve
algo más complejo. Cuando se han visto tantas grandes
historias del género con estos tópicos, que incluyen misterios, complots,
corrupción y demases, lo presentado en El Gen Mishima no resulta
nada nuevo bajo el sol y solo puede llamar la atención por ser algo de factura
nacional; lo triste y decepcionante es que justamente por tratarse de algo
salido de estas tierras, el producto final de señales de ser un “pariente
demasiado pobre” de sus similares y es que los pocos efectos especiales que
muestra carecen de espectacularidad y solo en el maquillaje encontramos algo dignidad. Ahora bien, no tiene por qué poseer un enorme
presupuesto para lograr nuestra atención, que basta con tener primero que todo
un argumento atractivo y luego, como segundo lugar, personajes solventes hacia los
cuales podamos sentir simpatía; no obstante, esto no pasa, que los capítulos se
desarrollan de manera tediosa (quizás también a un mal desempeño de la dirección…por
mucho que le hayan dado un galardón a la Mejor Dirección en los Premios
Altazor) y tal vez salvo el protagonista interpretado por Cristian Carvajal (el
periodista involucrado dentro de estos eventos) y el secundario a cargo de
Pablo Macaya (el agente que investiga los delitos relacionados con todo esto),
los dichosos genios apenas consiguen ser memorables (a modo personal, el único
retratado con verdadera humanidad viene a ser el aguerrido Marco Otilnau, que
nadie más como él ha logrado formar una familia, luego de dejar los muros del
Instituto Porvenir y de ese modo crear verdaderos lazos afectivos con la gente
común y corriente); el resto se hacen hasta desagradables para uno y las misma
actuaciones se aprecian poco convincentes, que sus actores hablan de forma
mecánica y sus gesticulaciones no resultan espontáneas y si bien uno podría pensar
que tal vez esto es de adrede, para evidenciar la naturaleza errática de tales
sujetos. En verdad quería que me gustara este
show, que he disfrutado bastante de un montón de obras nacionales, no obstante
sé que una cosa es una buena película dramática chilena o comedia, lo mismo un
cuento, una novela o una obra de teatro nacional, y otra hacer algo original de
este estilo en formato audiovisual; no es solo cosa de arriesgarse a realizar
algo diferente para las masas, sino que muy importante es conseguir una trama
en verdad envolvente, que pese a la escasez de medios logre acaparar al
espectador y eso no pasa en este caso (al menos no sucedió conmigo… y con
millones por acá). Justamente cuando
pienso en todos los errores de esta producción, me acuerdo de sus deplorables
escenas de acción, que se nota la falta de experticia para realizarlas, con confrontaciones
físicas poco realistas y/o llamativas; a ello se les suma la deplorable dirección
de arte, con escenarios habituales a los que se les nota el ahorro
presupuestario y solo habría sido cosa de tener mejor ojo para las
ambientaciones reales y artificiales (por mucho que hayan aprovechado de usar
lugares típicos de la ciudad de Santiago para los exteriores). Pasando a otro tema, el gusto de los
creadores por el manga y el animé es evidente, lo que no solo se puede observar
por el sugerente nombre de la serie (que cabe mencionar Mishima es el apellido
de un importante escritor mainstream nipón y no de cómics, ni historias de
ciencia ficción o fantásticas), puesto que los nombre en clave de los Niños
Porvenir atienden en al menos un par de personajes famosos de este arte
oriental; de este modo tenemos un Kenshin Imamura (por Kenshin Himura de Rurouni
Kenshin, conocido por estos lares como Samurai X y en la
Madre Patria como El Guerrero Samurai) y un Tetsuo (protagonista
de Akira, la famosa obra de Katsushiro Otomo). Bueno,
el que se aventure a probar con esta serie que lo haga bajo su propio riesgo y
que como dice el dicho “En gustos no hay nada escrito”, así que capaz
pertenezcan a esa minoría que disfrutó con ella (en cambio, yo casi me demoré
un mes en acabarla, je).
Los títulos de apertura de la serie
merecen estar en una antología en lo que se refiere a este “arte” para darle su
identificación propia a un programa (y más en una época en la cual mucho se ha
perdido de ello, cuando varios títulos actuales han prescindido al respecto). Es así que la misma música que acompaña a su
presentación, partiendo con el silbido supuestamente emitido por su propio
protagonista, da píe a que conozcamos ya el tono de la serie que mezcla tan
bien el humor con la atmósfera enrarecida en la que se mete este; cabe
mencionar que varias de las melodías que acompañan los capítulos, resultan ser
bastante interesantes y por mi parte creo que daría gusto escucharlas por
separado en el recopilatorio de su soundtrack.
Cuando vemos a Kolchak ingresar a la oficina donde trabaja, a solas y en
medio de un ambiente a oscuras, demostrándonos de inmediato su personalidad
voluntariosa, imposible resulta que no nos demos cuenta de que pese a la
presencia de unos cuantos secundarios bastante simpáticos en la serie (aparte
de los personajes invitados de cada episodio), este es lejos la estrella del
programa; por otro lado, graciosa viene a ser la icónica imagen en la que el
personaje, todo despreocupado, lanza su característico gorro de paja al
perchero y gorro en vez de quedar en su sitio correspondiente cae a la
basura. Luego, tras terminar la historia
de la semana, vemos al periodista irse de la oficina como si nada, mientras
aparecen los créditos finales, una manera muy distintiva de despedirse de su
público.
Por cierto, en la serie podemos
encontrarnos con unos jóvenes Tom Skerrit y Erik Estrada, al principio de sus
carreras y antes de convertirse en estrellas (el primero de ellos el capitán de
la Nostromo de Alien y que acá aparece en el capítulo La Plataforma del Diablo y
el segundo, el galán latino que luego protagonizaría durante años el programa Chip
Patrulla Motorizada). Por igual,
el muy entretenido episodio El Jinete Decapitado fue escrito por
unos entonces principiantes Robert Zemeckis y Bob Gale, la dupla ganadora
detrás de la dirección y el guión de la trilogía cinematográfica de Volver
al Futuro.
La verdad es que no hay un desarrollo
psicológico del protagonista y mucho menos de los secundarios, que las
historias tal como están articuladas no permiten que estos evolucionen, ya que
ni siquiera sabemos acerca de su pasado y qué hacen más allá de sus vidas en el
diario donde trabajan. En cierto sentido
son personajes arquetípicos y aun así todos ellos poseen personalidades
bastante definidas, que ayudan bastante a desarrollar un ambiente adecuado al
programa, donde igual se complementan entre sí y cada uno dando su aporte para
que nos sintamos “en casa”, cada vez que nos ponemos a ver este programa.
¡Me encantan los créditos de esta serie!
Por último, se supone que para la época en
la que se realizaron los telefilmes y la serie, la comunidad afroamericana hace
rato que tenía un papel destacado en televisión, habiendo varios personajes
importantes de tal etnia en los shows televisivos; no obstante, en todo Kolchak
noapareció un personaje negro
con un papel relevante, por lo menos como alguien que encarnara la idea de
los derechos civiles y el país que promoviera la oportunidad para todos, como
siempre se jactan los gringos; solo por razones obvias en el episodio El
Zombie,vemos a un personaje de color
con más de una escena y diálogos, quien resulta ser una villana y a su vez
la acompañan varios gánsteres afroamericanos (y no hay que olvidar que el mismo
muerto viviente es negro); luego en La Asesina de Jóvenes (si no me
equivoco), el penúltimo episodio, aparece algo así como un agente de policía
que tiene un poco más de presencia en pantalla, sin embargo, por poco resulta
ser tan incidental como los periodistas, modelos y otros de tal raza que salen
“de fondo” en la serie. En cambio, sí al
menos vemos a un indígena americano profesional y con dotes más o menos heroicas
(El
Devorador de Energía), la presencia de los inmigrantes indios en
E.E.U.U. y, como no, la comunidad judía en Terror en el Vecindario. Igual cabe destacar el papel destacado de los
latinos, por medio del mencionado Estrada, aun cuando su nombre solo aparece en
los créditos finales y eso que era uno de los secundarios de importancia del
capítulo en el que aparece (Legado de Terror).
4. Los
personajes.
* Carl Kolchak: Un tipo de una
edad cercana a los cincuenta y que se mantiene bastante en forma, tal como lo
podemos ver en sus numerosas aventuras que implican harto despliegue físico
(que no se refiere a luchar mano a mano con los monstruos, sino que más bien a
escapar de estos y con una agilidad que da envidia)…Aunque todo esto es por su
culpa, pues es todo un experto para meterse en cualquier lugar, para conseguir
la información que busca o con la intención de destruir a la criatura de turno,
sobrepasando su propio miedo(lo que lo convierte en un héroe muy
especial). Por igual, característico
suyo es su vestimenta compuesta por un arrugado traje blanco que podría ser de
lino, camisa, corbata oscura, zapatillas blancas y su sombrero de fibra vegetal
con una cinta roja. Es un hombre
apuesto, coqueto y varonil, si bien solo en la primera película explotó su
faceta galante, donde tenía una espectacular novia más joven que él y donde
apareció dos veces a torso desnudo. A
veces infantil, cuenta con una gran elocuencia, que muchas veces ocupa para
conseguir el apoyo de todo tipo de gente, si bien lo hace involucrarrse en
nuevos enredos o tener que pagar materialmente el favor de sus informantes. Por
igual podemos decir de él que es un hombre culto, que ama lo que hace y que
viene a ser justamente su posición como comunicador público, por lo cual le
toca vivir tantas aventuras y desventuras originadas a partir de sus
investigaciones.
* Tony Vicenzo: El mejor amigo
(y al parecer único) del protagonista, es también su editor jefe en el
periódico en el que trabajan en Chicago, si bien su relación fraternal y
profesional data de mucho tiempo atrás, tal como lo pudimos ver en las
películas donde ambos aparecieron por primera vez. Es un hombre con sobrepeso, que de vez en
cuando tiene problemas de salud debido a su gula. Pasa discutiendo con Kolchak por las locuras
de este último, pero le es leal que da gusto y en más de una ocasión lo ha
sacado de la cárcel yendo él mismo, cuando a Karl lo han metido debido a sus
intromisiones. Detrás de su imagen algo
tosca y su aparente carácter de cascarrabias, se esconde un corazón noble que
lo convierte en el otro personaje querible de este programa.
* Ron Updyke: El espigado y
cobarde compañero de trabajo de Kolchak es además su rival, puesto que sus
personalidades y métodos en mucho sentidos resultan ser bastante diferentes
entre sí; mucho más pretencioso a la hora de vestirse, posee ciertos rasgos
afeminados que dan la impresión de que originalmente fuese un personaje gay,
respondiendo al estereotipo que se daba otrora a los hombres pertenecientes a
la comunidad LGTB. En sí es un personaje
bastante cómico.
* Monique Marmelstein:
Una
muchacha “entradita en carnes” y poco agraciada que llega al diario en el que
trabajan Kolchak y Vicenzo como becaria, o sea, a realizar una pasantía o
práctica; su presencia allí se debe a un favor para alguien con cierta
preeminencia (en un momento pensé que era hija de Vicenzo, pero luego dicha
idea se diluyó al no mostrar tanta relación entre esta y el jefe). De pocas habilidades y aun así con un ímpetu
personal por hacer las cosas a su gusto, lo que recuerda bastante al propio
Kolchak, saca de sus casillas unas cuantas veces a este al involucrarse en sus
labores. Otro personaje cómico, que
lamentablemente fue discontinuado y antes de la primera mitad de la única
temporada ni siquiera fue mencionada. Como dato anecdótico sobre la actriz que
la interpretó, debe saberse sobre ella, Carol Ann Susi, que fue quien años más
tarde puso la voz a la madre de Howard Wolowicz en The Big-Bang Theory;
personaje recurrente que aunque nunca salió en pantalla, sí se le escuchaba
hablar desde su cuarto hasta que la muerte de la actriz.
* Señorita Emily
Cowles: Una
dulce ancianita que fue introducida en el capítulo 5, al parecer para
reemplazar a Monique, ya que nunca estuvieron juntas en un mismo episodio (y es
que la becaria solo apareció en 3 episodios).
Trabaja junto al resto de los personajes y hace su debut cuando se
supone venía de un viaje, trayéndoles regalos a todo el mundo. Se lleva muy bien con todos y se encarga de
hacer los crucigramas y responder la sección de cartas sentimentales (el cual
una vez para “castigar” al Kolchak, Vicenzo se la dio a cargo cuando aún no
estaba presente Emily).
5. Kolchak y los
Expedientes-X.
Como ya se ha dicho, el programa que ahora
nos reúne sirvió de inspiración a Chris Carter para crear su serie más
célebre. Fue así que tras años deseando
tener a su estrella, Darrin McGavin, en al menos uno de sus episodios, en 1998
consiguió hacer posible su sueño al poder trabajar con el veterano durante la
quinta temporada (aunque lo más probable, es que este capítulo haya sido
grabado el año anterior). Titulado como Travelers
(Viajeros), introduce al ex agente del FBI Arthur Dales y quien
en su juventud se encontró con los Expedientes-X, tras verse en medio de uno de
los tantos complots para controlar la verdad, en los que estaban metidos el
gobierno y las fuerzas detrás de los poderes fácticos. El primer encuentro entre Fox Mulder y el
personaje interpretado por McGavin, sucede en 1990, antes que Fox conozca a
Dana Scully y de ese modo tenemos un segundo viaje al pasado, a través de los
flashbacks que retratan la historia que le cuenta el agente retirado. Cabe
mencionar que el actor que interpreta a Dales joven, se parece bastante a
McGavin en sus años mozos.
Darren McGavin en "Travelers".
Con posterioridad en la sexta temporada, en
un capítulo mucho más divertido y lleno de humor, en la temática del “monstruo
de la semana”, en Agua Mala (en español en el original), Mulder y Scully viajan a
Florida durante una tormenta tropical a petición de Dales, de modo de que por
fin se conocen este y Dana. Es así que
nuestros queridos investigadores se enfrentan a una forma de vida acuática
desconocida, que está haciendo de las suyas en la zona donde vive ahora el ex
agente. Esta historia permitió, además,
recuperar el talento para la comedia del actor invitado.
Por último, en la décima temporada
correspondiente al deseado (e inesperado) regreso de Los Expedientes-X, se
realizó un hermoso y simpático homenaje a Kolchak, al aparecer un personaje
casi idéntico a este en su vestimenta, rostro y gestualidad.Me estoy refiriendo a Mulder and Scully Meet the
Were-Monster, un capítulo cómico considerado el mejor de esta brevísima
temporada de solo 6 episodios; no está demás decir que en una escena ambientada
en un cementerio, aparece detrás del símil de Kolchak una lápida con el nombre
de Kim Manners, el director y guionista que co-creó al personaje de Arthur
Dales, interpretado en su momento por el ahora fallecido Darrin McGavin, puesto
que también Manners ya había muerto cuando se realizó este capítulo.
El bello y gracioso homenaje a Kolchak en Mulder and Scully Meet the Were-Monster.
6.
El clásico se niega a morir.
En 2005 intentaron revivir a Kolchak
por medio de un remake para la televisión, proyecto que lamentablemente
no fructiferó y de los 10 episodios que se filmaron solo 6 se llegaron a
estrenar.Según he podido investigar no
fue fiel al espíritu de la serie y a su renovado Carl Kolchak lo mostraron esta
vez como al “metrosexual” Stuart Townsend, a quien más encima le pusieron una
bella compañera morena, alejándose de las características del personaje
original (igual todo esto una lástima, si se considera que generaciones no
conocían el show original y que en esta versión remozada el protagonista seguía
siendo periodista y contaba con un jefe llamado Tony Vicenzo).
Sin embargo nuestro amado Carl Kolchak sigue “vivo” y participa en un
montón de nuevas aventuras, gracias a varias novelas y cómics que se han hecho
sobre él, si bien tendré que ver si están traducidos a nuestra lengua (y hay
unos cuantos artistas de renombre involucrados, como el escritor Peter David y
hasta el mismo Richard Matheson realizó nuevas historias para el personaje).