jueves, 4 de enero de 2024

Recordando cosas que a (casi) nadie le importa.


      El 2023 se fue más rápido de lo que esperaba y supongo eso fue porque en general lo disfruté y si es así, se lo agradezco a Dios, como también a las distintas personas que me ayudaron a que ello fuese posible.  Cuando ya estoy en el primer día del 2024, descansando en casa y luego de la celebración de fin/comienzo de año, y tras haber dormido mucho, como en anteriores periodos como este, me dispongo a revisar lo que fue la recién pasada temporada para el Cubil del Cíclope (¡Cada vez me parece estar más en medio de ese “futuro”, que pensaba de niño, con todos estos adelantos científicos de hoy en día, usándolos de la manera más común y que en su momento algunos apenas soñé que se vendrían!).  Hay unas cuantas cosas que contar y rememorar, a ver a quién le interesa, claro…
     Como siempre, el título que puse a este texto me lo pensé más de una vez, que su sentido no es gratuito y bien tiene su razón de ser: Este año tuve una crisis con mi blog y por primera vez desde que lo comencé hace más de una década, estuve pensando en dejarlo de lado ¿Por qué digo esto? Pues debido a que me desmoralicé, al comprobar que cada vez recibo menos visitas y lecturas, para qué hablarles de los comentarios, que apenas dejan y hay unos cuantos posts que ninguno tienen; esto me desanima muchas veces o, al menos en cierto momento, me desmotivó lo suficiente como para estar a punto de dejarlo (si mis propios “amigos históricos” no me leen, algo que en más de una ocasión ya lo he dicho por acá, que antes algunos de ellos sí le dedicaban su tiempo a este proyecto mío y por lo mismo me resultan más penosas sus ausencias).  Uno procura compartir siempre con quienes quiere, aquello que los hace felices, me refiero en especial a sus “proyectos” y en ese sentido, si uno lo hace con los otros, también hay que devolver la mano ¿No? Por lo mismo, agradezco a los pocos que todavía valoran esto que hago y que me alegran pasándose por acá, quienes me han demostrado que sí aprecian de corazón lo que hago; al respecto, quiero dar nuevamente las gracias a Ricardo Ruiz, mi querido amigo trasandino, de ya más de dos décadas desde que supe de la existencia de Insomnia, una tremenda revista virtual dedicada a Stephen King, nuestro escritor favorito (¿Estoy bien en la cantidad de tiempo considerada? Por otro lado, agrego que mi compadre, de vez en cuando, agrega algunos de mis escritos a su publicación y de ese modo mi crítica para la antología Vamps forma parte del número 296, aparecido el año pasado) y a quien espero conocer algún día en persona (hoy en día, nos mantenemos en contacto de forma periódica gracias al guasap); lo mismo digo para Eduardo Gacitúa, con quien tuve el gusto de trabajar el año antepasado y que luego se convirtió en el único amigo verdadero que llegué a hacer en el Balmaceda (donde ahora ya voy para los cinco años allá); por último, mis más sinceros agradecimientos a Jorge Lorca, compañero de mi época de universitario en los noventa, con quien me reencontré luego de no saber de él por más de veinte años, quien también entiende esto que significa “trabajar” en un blog (aunque no somos colegas en esto, je).  Respecto a este tema, lamento haber perdido esos lectores que antes daba gusto tener por acá, algunos que claramente perdieron el interés (pienso en “alguien” en especial cuando escribo estas palabras) y otros que se ausentaron cuando cerraron sus propios blogs, desapareciendo por completo de estas redes sociales cada vez más arcaicas (¿Qué habrá sido de Tomás Rivera y de su maravilloso Kindlegarten y de Guillermo Ríos, creador de la enciclopédica Guillermocracia, entre otros?); al respecto, no puedo dejar de extrañar a mi amigo Eduardo Romero, más conocido como Cidroq por estos lares, quien nos dejó hace ya cinco años y el cual fue mi más fiel lector (su blog El Cuchitril de Cidroq, era toda una fuente de inspiración para mí).

Celebrando el Nuevo Año 2024 con a mi mamá y a mis bebés Brunito y Amilcar.

     En año pasado solo escribí y publiqué 65 “entradas”, que como en temporadas anteriores algunas correspondían a un mismo texto dividido en, por lo general, dos partes (para que no se vieran tan extensos y/o fuese tedioso leerlos a los posibles lectores).  En el tiempo que llevo dedicado al Cubil del Cíclope, este fue el tercer año con menos publicaciones, que le antecede 2012 con apenas 53 en total.  La razón de tan pocos escritos a mi haber, si se lo compara los años más productivos, viene a ser el poco tiempo que me quedaba para dedicarme a esto, debido a mi extensa carga horaria laboral (entro todos los días a las 08:30 y termino a las 18:00, menos los viernes, que solo entonces me toca a las 17:00); que luego me voy a entrenar y llego a la casa en la noche, ya rendido.  Igual el año pasado tomé la costumbre de llegar directo a mi hogar, los días viernes para echarme una reponedora siesta, que puede durar entre una a tres horas, según qué tan cansado ande.  Por lo mismo, por lo general escribía durante los viajes largos a la “pega”, que como no tengo auto, lo hago en el vehículo que tomo para llegar a mi destino o a veces los fines de semana en casa.  Los meses que apenas le dediqué tiempo a todo esto, fueron justamente en vacaciones, en febrero con apenas un post y que fue justamente cuando me desilusioné con mi página (que en parte la broma de un amigo, que siempre se toma a “gracia” lo que hago, me quitó todas las ganas por esas fechas de escribir) y julio, en pleno descanso de invierno (solo quería “evadirme” de otra forma, que andaba con un par de penitas por mi situación laboral y amorosa) … ¡Y he ahí por qué tan poco inspirado anduve! Menos mal que luego me recuperé (en parte).
     Entre lo que hice el 2023 para el post, dentro de los textos que realicé, diecinueve estuvieron dedicados a libros que leí en el transcurso de ese periodo (salvo el primero, que fue la segunda y última parte de mi revisión, del tercer tomo de la antología de ciencia ficción Visiones Peligrosas, a cargo de Harlan Ellison).  El resto corresponde a los dos autoretos que me autoimpuse y que en una primera instancia estuvo dedicada a ensayos (ñoños, claro) y luego a mujeres cuentistas; cabe mencionar que disfruté mucho de estas lecturas, salvo el libro de Ursula K. Le Guin, que en general me aburrió como ostra (Las Llaves del Aire).  Entre medio hice un trío de excepciones, una de ellas la novela La Casa de los Espíritus de Isabel Allende, que me la leí por tercera vez, pues se la di como lectura a mis estudiantes y deseaba repasarla; asimismo, los otros dos paréntesis estuvieron dedicados a sendos libros escritos por mis amigos Miguel Acevedo y Jorge Lorca, Los Sicarios Nocturnos y otros relatos y Los Filósofos Cínicos respectivamente (con posterioridad, los hitos que fueron estas obras, que fueron muy de mi agrado, me llevaron a querer realizarles “exclusivas” entrevistas, a las que bien se puede acceder a través de esta humilde página).  Cabe mencionar que no dejé de leer cómics, como bien me gusta hacer, aunque esta vez a ninguno le realicé su respectiva crítica (si bien tengo la idea de brindarle unas cuantas líneas a Maus, que espero concretarlo en enero, sin falta).   Leí en total trece libros, unos más extensos que otros, entre no ficción y narrativa (igual pocos teniendo en cuenta otros años).

El día del lanzamiento del libro de mi amigo Jorge Lorca,
posando con su libro.

     De las películas que vi en 2023, escribí sobre todas las de superhéroes que estrenaron en las salas de cine, aunque todavía estoy en deuda con Aquaman y el Reino Perdido, otra entrada que pretendo realizar en los próximos días.  Cabe mencionar que, en materia del subgénero de justicieros, me parece que lejos DC estuvo más parejito en calidad respecto a su competencia y, por lo mismo, me indigna bastante que tanto idiota insista en hablar a priori denostándolas o exista todo un complot en contra de estas producciones.  Por lo mismo, cuando me tocó realizar mi entrada número 1000, poco tuve que cranearme para que mi revisión de Blue Beetle, fuese el texto que justo calzara con dicha celebración.
     De los otros filmes que tuve la dicha de contemplar el año pasado, solo a la última cinta de M. Night Shyamalan, Llaman a la Puerta, le hice un escrito… ¡Y es que me impactó bastante! En verdad lamento no haberla podido ver en pantalla grande, que poco estuvo en cartelera por acá.  Igual en las últimas semanas, me vi un par de pelis de terror que me sorprendieron mucho y que me han llevado a pensar escribir sobre ella (¡Nunca me falta inspiración!).

Ñoñeando con mi amigos el escritor Miguel Acevedo y Eduardo Gacitúa.

     Las series que me acompañaron en 2023, también están en el Cubil del Cíclope, destacando shows dedicados a la franquicia de Star Trek y Star Wars.  En el primer caso, no podía dejar de expresarme sobre la tercera y última temporada de Picard, que tan hondo me caló en el corazón; la cuarta temporada de Discovery, también estuvo presente y los títulos que fueron más que gratos descubrimientos fueron Strange New Worlds y Lower Decks, que me fascinaron a un nivel que no me esperaba.  En cuanto a la “competencia”, por fin me puse a ver Andor, lejos entre lo mejor que aprecié el año pasado y que creo es lo más potente de todo Star Wars en décadas; la tercera temporada de The Mandalorian, por igual tiene su crítica por acá y The Clone Wars es otra más en esta lista, siendo este un espectáculo animado que también superó mis expectativas.   No puedo dejar de mencionar que tuve la intención de revisar por acá Babylon 5, uno de mis programas favoritos desde mi juventud en los noventa, que me repetí entre finales del 2022 y comienzos del 2023; sin embargo, solo llegué hasta la segunda temporada con mis revisiones, que fue justo para cuando andaba desmoralizado y al final me agarró la “máquina” de las obligaciones, por lo que ya perdí el propósito de escribir más al respecto.
     A diferencia de lo anterior, la tercera temporada de The Witcher fue una tremenda decepción (y desperdicio).  En cambio, la miniserie Misa de Medianoche me sobrecogió por completo (aunque estuve pendiente de ella a finales del 2022) y por lo mismo tengo deuda con otras tres miniseries de su creador, Mike Flanagan, de quien me vi el año pasado La Maldición de Hill House, La Maldición de Bly Manor y La Caída de la Casa de Usher, que considero verdaderas obras maestras (en especial las dos últimas) y de igual manera debería escribir sobre ellas.  Por otro lado, 2023 fue, además, mi reencuentro con The Big Bang Theory, una de mis series más queridas y que retomé en julio del año pasado desde el principio, para así por fin acabarla; en estos momentos estoy a pocos episodios de terminarla, idea que igual me produce algo de penita, de modo que he ido graduando mis pasos hacia su final.
     Como sucede todos los años, lamentablemente, me tocó despedir a unos cuantos “famosos”, que a lo largo de mi vida se hicieron valiosos, gracias a sus aportes al arte.  Todavía tengo pendiente escribir acerca de Keith Giffen, destacado guionista y dibujante de cómics, que realizó varios trabajos que amo mucho (falleció el 9 de octubre); no obstante, sí llegué a hacer mis elegías para gente como Julian Sands, Ray Stevenson, John Romita Sr., Kevin Conroy y Angelo Badalamenti (estos dos últimos fallecieron en 2022, pero me atrasé en despedirlos).  Me pregunto qué nos deparará el 2024, que recién está en sus inicios.
    Algo que no hacía desde hace rato, fue escribir un microcuento y esta vez lo hice basándome en un sueño que tuve.  Gato Onírico se llama.  Asimismo, compartí dos documentos hechos para mi labor como docente, primero la versión teatral de El Vaso de Leche, que realicé para que algunos alumnos míos la representaran y un par de discursos que tuve que dar en sendos eventos del colegio. 
    Otro texto que deseo destacar es el que hice acerca de la puesta en escena de Hijos del Cauce, magnífica pieza teatral que tuve el gusto de apreciar con mi regalón Amilcar, mi sobrinito que con solo 14 años, ya disfruta bastante de este tipo de arte.  La obra fue lo suficiente impresionante para los dos (y el resto del público, según pude percibir), como para que no me aguantara las ganas de compartir mis impresiones al respecto.  Espero que en 2024 podamos gozar Amilcar y yo de varios otros títulos como este.
    Harto escribí igual y ojalá este año supere la cantidad de posts del 2023, aunque procurando siempre mantener la calidad (hasta donde me den mis propias capacidades, claro).  Tengo pensado retomar mi querida serie de entradas de Así era en mis tiempos, bajo un tema que me produce muy bellos recuerdos y realizar al menos dos entregas más de Pecados de Omisión, que todavía me quedan unos cuantos títulos que mencionar (incluyendo una dedicada a los cómics). 
    Se me estaba olvidando… ¡En 2023 El Cubil del Cíclope cumplió nada menos que doce años!
    Bueno, he atrasado más de la cuenta este primer post del año 2024 (Me carga esa manía que sacaron de llamar ahora a estos años veinte veinticuatro, por ejemplo ¡Qué cursí!) y es que comencé a redactar estas palabras en la tarde del 1° de enero y solo ahora, en la mañana de este día 4, he logrado acabar el presente texto.  De antemano, gracias a quienes se han detenido en la página y, en especial, a los que me han comentado.

Juntos a mis alumnos de la asignatura de Taller de Literatura 3A, antes de la función de
El Vaso de Leche.

10 comentarios:

  1. Que buenas salidas, siempre es un agrado compartir contigo y leer blogs, siempre he mencionado que eres mi brújula para conocer nueva literatura, cine o televisión, también confío más en ti que la página de los tomates podridos para la crítica sobre televisión o cine. Un abrazo gigante y el 2024 sea lo más chévere posible.

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    1. Qué dicha contribuir en algo a difundir estas obras y autores que a uno lo hacen feliz, entre gente que también es capaz de apreciarl@s. Gracias, otra vez, por valorar lo que hago.

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    2. Nunca dejes de hacerlo, tenemos en pendiente una salida amigo mío

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  2. Una de las sorpresas más hermosas que me deparó el 2023 fue retomar el contacto contigo amigo mío. Otra sorpresa fue descubrir que tenías este blog con reseñas y críticas al mundo del cómics, el cine, las series y la literatura. Para mí ha sido un tremendo honor aparecer en tu sitio, primero con una reseña a mi último libro, y segundo, con una entrevista que me hiciste a propósito de mi trabajo como autor. Gracias por la mención en este recuento del 2023 y por favor, no claudiques y continúa con esta labor de divulgación tan importante. Un abrazo!!

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    1. Justamente contar con gente como tú por acá, me da fuerzas para mantenerne en este proyecto. Haber podido leer y escribir sobre tu libro, fue una de las dichas de este año (además de la entrevista); así que nuevamente gracias por esa oportunidad.

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  3. Acá estaremos para apoyarte amigo y aprender de este género fascinante y a veces extraño para mí, que es el mundo de la fantasía y la ciencia ficción. Gracias por persistir!!

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  4. Hermosos recuerdos del año y muy buenos posts los publicados en 2023. A seguir adelante que no importa la cantidad de lectores sino la calidad y las ganas de compartir. Con respecto a las fechas, creo que tu primer artículo en INSOMNIA es de febreo de 2003. Ya hace más de 20 años.

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  5. Y eso tan solo fue un año, impresionante. Algún día lejano, nuevos jóvenes van a descubrir las cenizas de este espacio y su popularidad va a espumear, porque sinceramente es una joya, no solo en contenido y estilo, sino en ese algo especial que le aporta su autor curtido por la vida. Y digo jóvenes porque con la letra tan chiquita está clara la razón de por que ya no te siguen tanto los amigos de antaño (o son más de marvel y están sentidos, jjaajja, broma). Sinceramente, lo de joven lo digo porque este blog es un ejemplo de esas joyas con las que uno soñaba cuando leía en revistas aquello de la tecnología, el internet y el nuevo paradigma que se avecinaba. De aquellos sitios que uno cuando podía buscaba antaño saltando de página en página. De aquellos sitios que se han perdido en el ruido multimedia de esta temporada hiper estimulante que no deja reflexionar. Y digo temporada porque tengo la esperanza en que lo bueno permanezca, como este blog, y surja un nuevo espacio de creación cultural, que casi tuvimos y que estoy seguro aún no perdemos, pero casi. Por eso mis respetos, te mantienes como el guardián del faro, que no Dafoe, firme y dubitativo, con un ojo pegado en la mecha de la ampolleta mientras el mar solitario entras en tus oidos y te llama a cruzarlo sin mirar atrás. Ya has dado mucho, y nunca serán suficientes los reconocimientos que como lectores casuales te podamos dar, tan solo puedo esperar que cuando te desanimes piensa en lo que has vertido acá y te sientas orgulloso, te rías solo y presumas de que nadie puede hacerte sombra (ahora sí, tal cual Dafoe espideriano). No pienses en el valor de los comentarios como medida de reconocimiento de tu trabajo, piensa en tu obra, sé fuerte y disfruta la vida, que por acá siempre habrán nuevos lectores interesados en tus textos pasados y futuros. Te necesitamos, esa es la verdad (parece egoista pero resulta cierto). Así que en nombre de mis humildes expectativas, te agradezco de corazón y te deseo años de inspiración y dicha y feliz veinte veinticuatro, jajaja.

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    1. ¡Hola! Leí anoche bien tarde tus palabras y me hiciste muy feliz, razón por la cual te agradezco todo lo que me dices, que me has alentado bastante. En verdad saber que todavía hay gente que valora lo que hago, entre personas conocidas y otras que no, me demuestra que vale la pena expresarme por acá. Te doy mi palabra de que seguirán los posts inspirados y aprovechando que estoy de vacaciones, a ver si escribo unos pendientes que hace rato imploran les dé forma. Por cierto... ¡Me intriga saber quién eres y cómo llegaste a esta zona de la blogósfera!

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