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jueves, 20 de julio de 2017

Lágrimas de sangre, tripas desparramadas y cerebros mordidos por Romero (primera parte).


       Con tanto zombie por ahí en las películas, los videojuegos, los cómics y las series de TV (¿Quién no conoce en la actualidad The Walking Dead?), el común de los mortales ignora que el responsable de todo este boom de los muertos vivientes comedores de carne huma fresca, George Romero, nos dejó hace solo 4 días atrás.  Nacido el 4 de febrero de 1940 y muerto a los 77 años, fue un importante cineasta dedicado al género del terror que dejó tal legado, que tal como ya se expresó en las primeras palabras de este párrafo, introdujo uno de los monstruos más famosos dentro de la cultura popular.
       En varias ocasiones me he referido a este hombre en varios post y que desde adolescente he admirado profundamente,  de hecho hace rato que le dediqué una etiqueta dentro del extenso listado de temas que tengo en el blog, pero nunca (salvo ahora) me había referido en exclusiva a su obra… Y ahora es el momento adecuado.
      Si bien desde niño me han gustado las historias de terror, no obstante a este artista solo lo vine a conocer ya de adolescente, gracias a la querida colección de la revista Fangoria que empecé a comprar.  Fue así que en uno de sus tantos reportajes y textos varios, apareció su nombre, haciendo primero referencia a la proeza que le significó realizar cuando aún no cumplía 30 años, la obra que le otorgó fama para la posteridad: La Noche de los Muertos Vivientes (1968).  Y como toda una guía para los amantes de las historias de horror, gracias a esta revista me fui enterando de su filmografía, deseando adentrarme cada vez más en las profundidades de sus pesadillas.
     Pero años antes de que llegara a mis manos tan especializada publicación, ya era un consumado fanático de este tipo de historias, si bien de más pequeño luego pagaba el precio de mis obsesiones con las pesadillas que me provocaban y el miedo a la oscuridad.  Llevo mis recuerdos a alrededor de 1989 ó 1990, cuando el VHS reinaba en las funciones caseras de todo tipo de películas.  Mi papás no me comprarían mi primera máquina reproductora de estas cintas hasta diciembre del 90, razón por la cual debía conformarme viendo películas en un videoclub cerca de mi casa y en el cual si uno pagaba el coste de un arriendo, podía ver la cinta que quisiera (los dueños interesados en ganar dinero, no tenían inconvenientes en que menores de edad gozasen títulos para mayores,  siempre y cuando pagaran la cuota respectiva; claro que no sé si eso pasaba en el caso de solicitar una porno). De este modo me ponía de acuerdo con mis amigos para juntar los $500 pesos que en ese entonces salía este beneficio.  Y así fue que me encontré con varias cintas por primera vez, muchas de ellas verdaderas joyas de la cinematografía fantástica tales como Robocop y El Resplandor.  Por lo general iba los sábados, siendo durante un largo tiempo esta mi única instancia para darle en el gusto a mi amor por el cine, ya que fue más entrado en la adolescencia que me dispuse a ir a los teatros por mi cuenta con mis pares.
      Y en una de estas funciones privadas me encontré con Creepshow (1982). La verdad es que no sé si para aquella época ya sabía quién era Stephen King, el cual se entretuvo un montón adaptando para su amigo George Romero, algunos de sus cuentos para este filme de 5 historias autoconclusivas y con un hilo conductor, homenajeando los viejos cómics de terror de la desaparecida editorial EC.  La idea principal de esta producción fue entretener, nada de crítica social, ni temas complejos, solo sustos, monstruosidades y efectos gore al más puro estilo de las historietas que esta dupla y el resto de sus amigos quisieron tributar.  Aquella vez salí de la exhibición con esa alegría que solo un niño puede llegar a tener, cuando se han encontrado con algo tan formidable, por ser novedoso para la mente de alguien inexperimentado y que por eso en lo único que piensa es en conseguir más y más de lo mismo (bueno, para ser sincero cuando uno es grande, obsesivo y ñoño, de vez en cuando se vuelve a este estado, je).  Como datos adicionales acerca de este trabajo, puedo contarles que cuenta con la participación de varios actores consagrados, algunos de ellos al principio de su carrera, pero ya en aquel entonces notables (como Ed Harris y Ted Danson); se pueden mencionar además la participación de Leslie Nielsen, Adrienne Barbeau y John Colicos, entre otros. Mención aparte es la breve, aunque entretenida intervención de Tom Savini, otro gran amigo de Romero, que apareció en varias de sus películas y que además es también un consagrado director y maquillador de efectos macabros.  Por otro lado, el mismo Stephen King fue protagonista de la primera historia, demostrando su versatilidad a la hora de pasar a otro campo artístico. Asimismo su música electrónica es sin dudas soberbia, a cargo de John Harrison, quien además de compositor ha trabajado como director en algunos de los episodios de la serie Tales from the Darkside, creada por el mismo Romero y luego hizo para la pantalla chica las miniseries de Dune (2000) e Hijos de Dune (2003), sobre los aclamados libros de ciencia ficción de Frank Herbert.   Por último, no se puede olvidar que la adaptación al cómic de esta perla del séptimo arte fantástico fue hecha por otro maestro, Berni Wrightson (quien también nos dejó este año, así que espero que ambos artistas se reencuentren en el más allá).


Trailer de Creepshow.
     Como ya saben, el título anterior fue mi primer encuentro con George Romero, no obstante la segunda vez en que pude disfrutar con una de sus cintas, fue con su debut.   Quienes no conocen esta joya del séptimo arte, que lejos sobrepasa el género al que pertenece, deben saber que cuando la realizó su creador no hace mucho que había salido de la universidad y tras conseguir algo de experiencia y dinero filmando comerciales, se puso de acuerdo con unos amigos para realizar una obra de miedo.  Con un presupuesto ínfimo, excelentes actuaciones y más encima un guión potente a cargo del propio Romero, como también una fotografía en blanco y negro cuidada, que ayuda a mantener la atmósfera pesadillesca de todo, el filme se convirtió en un verdadero semillero para realizar nuevas historias al respecto.  Las escenas de masacre zombie, en especial cuando estas criaturas aparecen comiendo carne, según se cuenta fueron posible gracias a la contribución de carniceros amigos, que no vacilaron en hacerse publicidad de esta extraña manera y de paso contribuir al arte (je).


Trailer de La Noche de los Muertos Vivientes.

      Solo los prejuiciosos y quienes nada saben de la ópera prima de Romero, ignoran el transfondo de esta y que en clave de ciencia ficción postapocalíptica (pues antes de ella los zombies solo aparecían como entidades de carácter sobrenatural, debido a la magia y al vudú), aborda el tema de la desarticulación de la sociedad civilizada ante las catástrofes; en otras palabras, muestra cómo el ser humano ante cualquier circunstancia que mine su seguridad, de inmediato actúa usando su instinto y deja de lado su racionalidad.  Pues la violencia tal como está demostrada en esta obra, no solo viene de los cuerpos revividos (que en realidad pueden ser comparados con las bestias que atacan tan solo para comer y no por un acto de maldad inherente), sino que de los vivos que tal como se muestra hacia el final de esta tragedia, actúan regocijándose en la miseria en la que se encuentran.
      Otro punto destacable de tan capital largometraje, es que fue una de las primeras películas gringas en tener de protagonista a un afroamericano, siendo el resto de los personajes principales y secundarios blancos.  Es así que este hombre aparece con dotes heroicas frente a la adversidad, con una regia estampa llevando un traje de corbata y dejando con todo esto más que claro, el papel importante que hace rato ya poseía esta minoría étnica en la comunidad de su país. 
      Siendo que por razones de error de su distribución este filme es de dominio público, han aparecido fragmentos suyos en un montón de otras producciones, siendo homenajeada y parodiada muchas veces.  Al respecto, se puede mencionar el único episodio de Halloween de la serie Medium, en el que la protagonista se ve inmersa dentro de esta cinta, la que es recreada de manera sorprendente, a la par de que usaron también imágenes reales de la película. 
      En 1990 se realizó un remake por parte de Tom Savini, el colega amigo de Romero ya mencionado.  Los resultados hicieron honor al original, pues contaron con la producción del propio director de la cinta primigenia, quien además cambió en algunos aspectos el guión para mejorar lo que le pareció era necesario.  No obstante en 2006 y 2015 se realizaron otras versiones, estas sin considerar a Romero dentro de su realización.
     5 son en total las secuelas directas de La Noche de los Muertos Vivientes, todas ellas llevadas a cabo por el propio Romero, si bien en distintas épocas.  Al respecto hay que mencionar la que viene a ser la trilogía original, completada entre los años 1978 y 1985 respectivamente.  La primera de ellas lleva el nombre de El Amanecer de los Muertos Vivientes y está ambientada nada menos que en un centro comercial, al que llegan un grupo de sobrevivientes a refugiarse, convirtiendo este templo al consumo en su santuario (ironías por parte del director).  Sin embargo pese a toda la seguridad que supuestamente había en este lugar, aun así no logran ser capaces de derrotar a las hordas de muertos caníbales, para quienes al parecer el centro comercial les trae recuerdos de cuán felices fueron gastando su dinero en dichas dependencias.  La escena de desmembramiento a una de las víctimas aún viva, es sin dudas una de las más famosas del cine de terror.  En 2004 tuvo su remake, bastante elogiado por cierto, dirigido por Zack Snyder, hoy famoso (y despreciado por algunos) por sus adaptaciones cinematográficas de cómics DC.



      La tercera parte de la llamada trilogía original zómbica de Romero se llama El Día de los Muertos.  En esta entrega se abordan dos temas caros a la ciencia ficción más crítica: primero la presencia de mad doctors (científicos locos), en la figura de un especialista que desea “amaestrar” a los muertos vivientes y se obsesiona con ello, olvidando en parte de sociabilizar con sus congéneres; a la larga como sucede en la vida real y en estas historias ficticias, el progreso humano queda reducido a nada, porque nuestra especie nunca logra ser más fuerte que la naturaleza misma. Luego, siendo el director-guionista un ideólogo antisistema gringo de fuertes convicciones, no podía dejar pasar en este filme una sentencia en contra del militarismo y el fascismo hasta cierto punto; es así que en la cinta en cuestión vemos a un grupo de uniformados, que pese a la devastación en la que se encuentra todo, trata de controlar lo que sucede; pero más que para salvaguardar a la humanidad, como otro intento de conseguir poder bajo sus propias directivas y no a través del concenso.  Lejos más sangrienta que sus predecesoras, de seguro a su mayor presupuesto y a las posibilidades técnicas de la época, es considerada no obstante por muchos como la menos lograda de esta primera trilogía.   En 2008 se estrenó un remake a cargo de otro director especializado en el terror, Steve Miner, que se estrenó directamente al mercado hogareño; lamentablemente no tuvo buenas críticas.
      En 2005 George Romero sorprendió a sus seguidores a lo largo del mundo, al regresar al cine que lo hizo famoso y al que él mismo ayudó a hacer popular, con una nueva entrega de su saga y que se puede considerar como la primera parte de una segunda trilogía: Tierra de los Muertos.  Pese a que en términos económicos, este nuevo episodio en su serie no puede ser considerada como una producción de alto presupuesto (pues no alcanzó a costar los 20  millones de dólares), el buen uso de los recursos a su disposición permitió la realización de una cinta en verdad notable; en este sentido se debe apreciar la participación de varios actores de renombre, muchos de ellos ya con toda una carrera de consagración dentro del cine de terror: Dennis Hooper, John Leguizamo y Asia Argento (la hermosa hija de Dario Argento, también amigo de Romero y el que le produjo El Amanecer de los Muertos y con quien codirigió Los Ojos del Diablo).   La película nos muestra un mundo en el cual ya son pocos los humanos que quedan, habiéndose extendido la plaga zombie al punto de que los vivos deben vivir en ciudades fortificadas, para no convertirse en comida de los muertos vivientes.  Y es en medio de una de estas últimas utopías (en realidad toda una distopía), que radica la mirada incisiva de nuestro amado director, al dejar constancia de la corrupción en los llamados líderes del pueblo, en la figura del mandamás de la ciudad en la que transcurre la historia y quien a la larga resulta mucho más pernicioso que los mismos monstruos.  Personalmente debo decir sobre esta obra, que para mí tiene un valor muy importante, ya que ha sido la única de la serie que he podido ver en el cine, pues cuando estrenaron las anteriores o bien no había nacido (en el caso de la primera) o bien era demasiado pequeño (y ni sabía que existían); en el caso de las que le siguieron, para pesar de muchos nunca las exhibieron en mi país en el circuito comercial.
     El siguiente capítulo dentro de las películas de zombies de Romero corresponde a El Diario de los Muertos (2007), que en cierto sentido más que una secuela, se puede considerar como que su argumento transcurre en paralelo a los acontecimientos de la cinta original; puesto que cuando suceden, recién está comenzando el apocalipsis zombie.  Su guión cuenta de un grupo de jóvenes universitarios de la carrera de cine, quienes ante lo que está pasando, filman cámara en mano todo lo que ocurre, en una especie de reality show.  Es en todo esto que resalta la crítica a los medios de comunicación masivos, en especial la televisión, que profita de las desgracias ajenas, a través de estos muchachos que actúan con una falta total de empatía y aprovechando la morbosidad para conseguir notoriedad.  A diferencia del resto de otros filmes de la saga, su autor incorporó el humor negro para convertir este título en toda una parodia al espectáculo de la violencia gratuita, que venden los supuestos profesionales del “cuarto poder”.

      De 2010 data Survival of the Dead (ocupo el título en inglés, debido a que nunca la pillé por estos lares en una edición para Latinoamérica), la última parte de la serie y, para pesar nuestro, la despedida de George Romero como director.  Teniendo en cuenta el argumento del largometraje que le antecedió, este otro viene a ser en cierto sentido su secuela directa, ya que también estamos aquí en los comienzos de la epidemia zombie.  Los protagonistas son tanto un grupo de militares, como dos familias enemigas entre sí, siendo que estos dos grupos habitan una isla aislada del resto de la población y a tal lugar llegan los uniformados, para desestabilizar en parte con su presencia invasiva la aparente armonía del lugar.  Una vez más aparece en la trama, la idea de domesticar a los muertos vivientes, lo que como era de esperar no trae los resultados positivos esperados.

domingo, 18 de diciembre de 2016

¡Hasta pronto, “Person of Interest”!


     Luego de 5 exitosas temporadas y 103 episodios llenos de emoción, este año terminó una de las series más originales de la televisión gringa de la presente década: Person of Interest.  Se trata de un título que se mueve entre la ciencia ficción y el policial, donde un grupo de sujetos con un pasado oscuro, buscan su redención mientras salvan la vida de todo tipo de personas ayudados por La Máquina, una inteligencia artificial que las avisa quiénes están en peligro.  La verdad es que su argumento es mucho más complejo que lo dicho en este escueto resumen, siendo además que su gran fuerza de radica en la carismática caracterización de sus protagonistas, entre héroes y villanos, que tras finalizado el programa a más de un espectador lo mantuvo involucrado en el destino final de todos estos (y de seguro con una que otra lágrima sacada a su auditorio).
     La última temporada fue breve para quienes estábamos acostumbrados a más capítulos por año, pues de tener más de 20 en las cuatro anteriores, en este caso solo tuvo 13.  En todo caso al menos se mantuvo la calidad argumental que no hizo mella en lo conseguido hasta ahora, pues en sus guiones se nota que fueron escritos con esmero y que no se terminó todo de manera apresurada como sí pasó con otros casos como Fringe y Medium, cuyas últimas temporadas respectivamente también fueron breves y desearon mucho que desear al compararlas con las otras.  Por lo tanto se puede decir que la finalización del show creado por J. J. Abrams y John Nolan viene a ser redondito y desde su primer episodio, el cual siguió la tendencia de una larga trama desarrollada de manera progresiva (dejando casi de lado los capítulos unitarios que había tenido en el pasado), se llegó a contar con éxito el fin de la guerra contra su mayor enemigo: la otra IA Samaritan y sus secuaces humanos, en la lucha por el libre albedrío defendido por Harold y sus amigos, para evitar el control de los otros que deseaban una especie de totalitarismo cibernético.
Precioso fan-art basado en este programa.
     Tras los acontecimientos finales de la cuarta temporada, que separaron a uno de los integrantes del equipo de Finch del resto y luego los obligaron a tomar medidas desesperadas para salvarse del acoso de sus enemigos, como también a arriesgar a la misma Máquina para evitar que cayera en manos equivocadas, el comienzo del fin muestra a nuestros justicieros haciendo lo posible por adaptarse al nuevo status quo; por lo tanto, ahora deben devolver a su IA al funcionamiento normal, rescatar de las garras de Samaritan a Shaw y encontrar la manera de conseguir la victoria, aun cuando todas las proyecciones dicen que tienen las de perder.  No obstante la esperanza es lo último que se pierde, más todavía cuando estamos hablando de gente tan capaz y noble como Harold, John, Lionel y Root, quienes además continúan contando con la preciosa ayuda de uno sus antiguos rivales, hace rato convertido en aliado y amigo, más otros que inesperadamente les tienden la mano. 
     Sameen Shaw solo reaparece en escena en el cuarto capítulo (ya se le echaba bastante de menos) y lo hace demostrando de inmediato la valía de su corazón.  Por otro lado, acá queda de manifiesto más que nunca sus sentimientos por Sam “Root”, relación lésbica que antes se tomó con cierto humor y que ahora toma ribetes serios y hasta heroicos.  El cambio positivo por el que ha pasado quien fuera considerada una verdadera sociópata, nos da señales acerca de lo que puede hacer el amor, llegar a conocer a la gente indicada para remecernos, tener buenos amigos a nuestro lado y encontrar su sentido a nuestra vida, que pueda otorgarnos la plenitud que en realidad todo el mundo desea.
      Respecto al párrafo anterior, no puede ser más cierto el valor de la amistad que tan primordial se hace en Person of Interest; pues cabe recordar que antes de que todos estos justicieros (¿o vigilantes?) llegaran a formar esta particular familia, cada uno de ellos era alguien solitario (bueno, quizás no tanto Harold Finch) y se encontraba sumido en su propia miseria.  De este modo la escena final del segundo episodio, con la mayoría del grupo tomándose un descanso en medio de un picnic, viene a ser lo que uno quisiera para quienes bien deseáramos felices tras tantas acciones loables.
      Aparte del genialmente creado e interpretado villano de John Greer, el hombre detrás del ascenso de Samaritan, se introduce a un nuevo enemigo y quien sin embargo se trata de un peón más en los juegos maquiavélicos del primero, para conseguir sus objetivos: Jeff Blackwell, un ex presidiario que en el episodio número 1 de la temporada fue una de las “personas de interés” de nuestros héroes y que luego fue tentado por Samaritan y su gente, hasta que poco a poco fue cayendo en la vorágine de sus manipulaciones.
      Llama la atención de que Amy Acker, la sin par Root, le vuelve a tocar interpretar dos papeles diferentes hacia el final de un programa, pues en la última temporada de Angel (donde la conocimos) también tuvo que encarnar a dos personajes y demostrando con ello su versatilidad para hacer roles tan distintos ¿Será acaso coincidencia o se trata de un guiño a la serie sobre el vampiro con alma?
      Ya se ha hablado con anterioridad en los posteos de las otras temporadas, acerca de la naturaleza propia del cómic superheroico de este programa, por lo que ahora no me detendré en mencionar los aspectos respectivos; no obstante sí destacaré los temas del autosacrificio y la existencia de mártires en la guerra contra el mal, que acá vuelve con más fuerza desde la recordada muerte de uno de los protagonistas en la tercera temporada; pues teniendo en cuenta lo complicado que tienen los protagonistas para ganar la contienda, resultaría poco creíble que no hubiera al menos una baja entre los buenos.  Es entonces que llegamos al emblemático capítulo nº 100, para toda serie que se precie de haber llegado a este número: Pues acá fallecen con gran impacto dos de los personajes más queridos.  Luego en el último capítulo, nos vuelven a golpear con las ideas de la fragilidad humana y la pérdida de los seres humanos; no obstante todo esto recalca como nunca el valor de quienes luchan por sus ideales.
       Antes de que todo acabe, habría sido maravilloso reencontrarse con gente como Carter y Zoe, carismáticas féminas que tantos buenos momentos le dieron a la serie y al público.  Sin embargo reaparecen otros recordados personajes, ya sea a través del recuerdo, el presente e incluso por medio de las realidades alternativas.  En todo caso debe decirse que el final mismo no puede ser más sensible, lleno de sorpresas y sin dudas que a la mayoría de los seguidores de Person of Interest dejó satisfechos. 
      No me queda más que dar las gracias por tantas horas de entretención y los bellos recuerdos de sus historias y protagonistas.
Un precioso regalo para esta Navidad que se avecina: la serie completa en blu-ray

jueves, 24 de marzo de 2016

¡Este es el Stephen King que yo quiero!


     Tras una seguidilla de textos que lo alejaban del “terror duro” durante la última década (Colorado Kid, La historia de Lisey, Duma Key, La Cúpula, Blockade Billy, 22/11/63 y Joyland),  si bien mantiendo cierto grado de la oscuridad que lo ha caracterizado desde sus comienzos como narrador, en 2013 este escritor satisfizo la larga espera de sus “lectores constantes”.  La buena noticia debido a un libro que le dio el gusto a todo el mundo: Doctor Sueño (Doctor Sleep).  Esta obra no solo se trata de la primera novela de King con un marcado acento terrorífico en años, sino que además se trata de una especie de continuación de El Resplandor, una de sus narraciones largas más recordadas y celebradas en su extensa carrera; ello, debido a que en sus páginas el artista recuperó a uno de sus protagonistas, el otrora niño prodigio Danny Torrance y ahora un adulto para quien la vida no ha sido fácil, tras su periodo de pesadilla en el malogrado Hotel Overlook.
     La novela que le concedió una vez más el prestigioso premio Bram Stoker, concedido por la Sociedad Norteamericana de Escritores de Horror (es decir, por sus pares), comienza pocos años después de que el chico logró sobrevivir a las monstruosidades que deseaban hacerse con él, junto a su madre y a su amigo adulto Dick Halloran.   Tras una breve detención en los últimos años de la infancia de Danny, que implica una increíble historia de la niñez del mismísimo Dick (sin dudas uno de los mejores momentos del libro), King comienza a mostrarnos a su protagonista por los vaivenes de la vida, hasta que se detiene en sus cuarenta años (o sea, en la actualidad).  El primer salto a la adultez de quien ahora mayor se hace llamar Dan, resulta duro y bastante triste, pues se trata de un episodio vergonzoso que le pesará por largo tiempo, mientras no logre alcanzar la redención absoluta.   Pues tal como su padre y su abuelo (de quienes se dieron varios detalles en El Resplandor), Dan se ha convertido en un alcohólico más, aunque sus razones para ello son por completo diferentes, ya que tal como la protagonista de Medium (antes de asumir su responsabilidad como persona bendecida por un don extraordinario), la única manera de acallar su percepción extrasensorial es a través de la bebida.  De este modo el ahora hombre es un ser patético que escapa de quién es realmente, hasta que luego de años deambulando por uno y otro lugar comienza su camino a la plenitud.  Dan comienza a trabajar como asistente médico en un centro de paliativos para ancianos, donde encuentra su lugar en el mundo y recibe el apodo cariñoso de Doctor Sueño; este apelativo se debe a que usando sus poderes, nuestro héroe en formación ayuda a los pacientes a morir en paz (existe dos momentos al respecto de gran emotividad, los que a un servidor le sacaron más de una lágrima, así como otro de corte macabro y que nos trae sin dudas de vuelta al mejor Stephen King).  Asimismo, el sobrenombre dado a Dan tiene clara relación con la manera de cómo lo llamaban de niño, Doc, abreviatura de Doctor y utilizada por Bugs Bunny, el personaje de los clásicos cartoons de la Warner.  Es en este punto de la historia que Dan “conoce” a una niña nacida con incluso mucho más “resplandor” que él (de ahora en adelante se usa este término en la traducción, gracias a las nuevas ediciones del libro a la lengua de Cervantes y que se sirvieron del éxito de la película que hizo Stanley Kubrick sobre esta obra, de modo que se dejó de lado el concepto de esplendor ocupado con anterioridad), quien lo contacta de una manera inesperada, aunque para que ambos lleguen a encontrarse, pasa el suficiente tiempo como para que la muchacha ahora ya sea una adolescente.  Entre medio aparece el Nudo Verdadero, un grupo de personas que viajan en caravana por todo el país y que en realidad se trata de una especie de vampiros que se alimentan de la fuerza vital de niños con el resplandor, a quienes matan con extrema violencia para conseguir el preciado vapor (como le llaman a lo que sacan de sus víctimas).  De este modo la trama se detiene especialmente en tres focos de acción, que por supuesto están interconectados: Dan, la chiquilla Abra Stone y los miembros del Nudo Verdadero.

Genial ilustración basada en los personajes y acontecimientos de este libro.

     Si ya antes King se había referido de manera bastante ardua a los efectos de la dependencia hacia el alcohol en El Resplandor, de una manera bastante realista pese a su marcado acento sobrenatural, ahora el autor dedicó bastante a abordar el tema de la rehabilitación a través de Dan y ello de una manera muy instructiva; puesto que a lo largo del desarrollo de su obra es posible conocer cómo funciona la famosa organización de Alcohólicos Anónimos (que toma su buen grado de importancia en la narración) y a la que en el mundo real solo sus cercanos manejan sus claves.   Cabe recordar que cuando el autor escribió la novela predecesora a Doctor Sueño, él mismo era un alcohólico (algo que sin tapujos declara en las palabras finales a esta otra obra), de modo que al escenificar de una manera bastante completa el proceso de desintoxicación de Dan, se trata de un detalle significativo, por cuanto muestra la propia salvación del escritor tras pasar por todo esto.
     Ligado a lo anterior y con otros hechos de la obra, en esta destaca también el valor de la buena voluntad de las personas, la fraternidad y el amor en general a través de varios personajes; ello primero en quiénes llegan a estar para Dan en sus peores momentos, como luego en todo lo que concierne a Abra, papel en el cual ahora al hijo de los Torrance le toca devolver la mano.  Si antes fue el tema de la familia el que destacó en El Resplandor, la acción ahora se orienta a evidenciar las virtudes de la amistad, por cuanto en ella radica la fuerza salvadora de gran parte de este trabajo de Stephen King.
     Considerando las características argumentales de este libro, queda claro que su creador retoma en él un tópico bastante caro a buena parte de su bibliografía: los poderes de la mente.   De este modo en su transcurso el tema se aprecia en las figuras de Dan y Abra, quizás de una manera mucho más radical que en el caso de su libro predecesor, puesto que los dos protagonistas llegan a usar sus habilidades para comunicarse mentalmente y además realizar otros prodigios gracias a ellas.  Por otro lado, considerando la naturaleza de los particulares villanos de este trabajo, lo sobrenatural se encuentra doblemente recargado, dándole al lector ratos intensos de este Stephen King que se echaba de menos.

      “Azzie solía marcharse antes del fin, pero no esa noche. Estaba de pie en la colcha, junto a la cadera de Charlie, mirando fijamente la puerta. Dan se volvió, esperando ver a Claudette o Jan, pero allí no había nadie.
      O sí.
    ¿Hola?
      Nada.
    ¿Eres la niña pequeña que escribe a veces en mi pizarra?
      No hubo respuesta. Pero allí había alguien, desde luego.
      — ¿Te llamas Abra?
      Apagado, casi inaudible a causa del viento, llegó una cascada de notas de piano. Dan habría creído que se trataba de su imaginación (no siempre era capaz de diferenciar eso y el resplandor) si no hubiera sido por Azzie, cuyas orejas se movieron nerviosamente y cuyos ojos no abandonaron en ningún momento el vano vacío de la puerta. Allí había alguien, observando.
      — ¿Eres Abra? Hubo otra cascada de notas y, a continuación, de nuevo el silencio. Salvo que esta vez era ausencia. Fuera cual fuese su nombre, se había ido. Azzie se estiró, saltó de la cama y se marchó sin mirar atrás.
      Dan permaneció sentado un poco más, escuchando el viento. Después se levantó de la cama, tapó con la sábana el rostro de Charlie y regresó al control de enfermería para informar de que se había producido una muerte en la planta”.

     El fragmento de arriba permite además volver a apreciar el amor de Stephen King por los gatos, felinos que han tenido bastante protagonismo en su literatura, tal como se puede reconocer en su aterradora novela Cementerio de Animales,  su clásico cuento igual de gore El Gato del Infierno y su guión para la película Sonámbulos dirigida por su amigo Mick Garris (de seguro se me escapa a la memoria más de un ejemplo dentro de esta lista).  Pues el minino que aquí aparece, Azzie, resulta ser un personaje digno de atención para el lector, otorgándole otro grado de maravilla y fantasía a la novela, así como permitiendo que uno pueda disfrutar de esos pasajes tan sensibles a los que ya me refería en estas líneas.
     Regresando al enemigo que aparece en las páginas de Doctor Sueño, King escapa una vez más a las convenciones del género, a la hora de retratar criaturas de la noche y las que en este caso no son por completo malignas; puesto que en el libro son caracterizados como villanos de una humanidad insospechada, algo que tal vez apenas había esbozado en escritos suyos anteriores.  Es así como los dota con emociones que les permiten amar, sentir dolor, reírse y poseer sentido de pertenencia entre los suyos.  No obstante sus actos pesan más que lo que sienten entre sí, pues son crueles con los demás, al nivel de despreciar a los humanos y a los que consideran poca cosa, salvo cuando hay que usarlos como ganado.  Y, por cierto, no solo se alimentan de niños con el resplandor, no obstante dejaré al lector que descubra cuál es el otro medio que poseen para subsistir.
     Teniendo en cuenta todo lo que pasa en esta obra, que lejos supera a varias de las que su autor ha publicado durante los últimos años (sin dudas mucho mejor que Revival), este libro trata acerca del perdón; puesto que su protagonista no solo llega a disculpar a otros por sus actos, sino que también debe aprender a perdonarse él mismo, si en realidad desea ser alguien feliz en la vida.  De este modo es una obra acerca de las nuevas oportunidades para convertirse en alguien integral, disfrutando junto a nuestro lado a los seres queridos, quienes están ahí para ayudarnos a ser mejores personas.

martes, 23 de febrero de 2016

El mundo al revés de “Hung”.


     Hung es una comedia del prestigioso canal de cable HBO, responsable de tantos shows televisivos de gran éxito y calidad como Juego de Tronos, Los Soprano, Oz y Six Feet Under (entre muchos otros más), emitido entre los años 2009 y 2011.  Duró solo tres temporadas y considerando la corta cantidad de episodios que acostumbra producir esta empresa para sus programas, llegó a tener la cantidad de treinta capítulos, si bien todos ellos potentes.
    Este sitcom (como bien le llaman en USA a tales producciones humorísticas) trata acerca de un profesor de historia y entrenador del equipo de béisbol de su colegio, cercano a los cuarenta años de edad, quien no se haya en el mejor momento de su vida.  Recién divorciado y a cargo de sus dos hijos adolescentes, que lejos prefieren estar con él en vez de con su histérica madre, el dinero apenas le alcanza y además está a las puertas de ser despedido.  Se trata de un antiguo héroe del deporte en su juventud y quien debido a una lesión durante su breve éxito, tuvo que salirse demasiado pronto de una promisoria carrera en las canchas; guapo, inteligente, con un cuerpo privilegiado y encantador a más no poder, se casó con la hermosa líder de las barras de su equipo, de modo que todo aventuraba para ellos ser la típica pareja perfecta.  No obstante todo salió mal y al final la relación se deterioró, Ray Decker se convirtió en un fracasado y ya no era feliz con su vida.  Más encima en contra de lo que uno esperaría de los hijos de tales “modelitos” de pasarela, estos no salieron muy parecidos a sus padres, sufriendo sobrepeso y poseyendo una personalidad lejana a la que ellos tenían cuando eran adolescentes (en otras palabras, supuestamente no los habrían tenido de amigos en sus años mozos).  No obstante ambos progenitores los aman y en especial los chicos adoran a su padre, quien se desvive por ellos, mientras que mantienen sus reservas con la madre, la cual solo desea complacerlos.  Es entonces que tras un nuevo y desafortunado imprevisto, Ray entra a uno de esos típicos cursillos de ganadores que tanto les gustan a los gringos (dando claves para el éxito) y ante la pregunta de cuál es su mayor virtud para explotarla en una eventual microempresa, se da cuenta de que su mejor “arma” viene a ser nada menos que su muy desarrollado pene (de ahí el nombre de esta serie, que en español significa dotado, en referencia al gran tamaño de los genitales del protagonista).  Por lo tanto la mejor manera para salir del hoyo económico en el que se encuentra, viene a ser la de dedicarse al “oficio más antiguo del mundo”.   Es en todo esto, que casi por designios providenciales reaparece en su camino una aspirante a poetiza, con la cual tuvo un affaire en el pasado y quien entra a la misma clase de él; de modo que esta sensible dama se ofrece para hacer de su chula, a cambio de un porcentaje de las ganancias, ayudándolo para conseguir clientas y convirtiéndose de paso (considerando todo lo que llegan a pasar juntos) en su mejor amiga.  Más encima entre medio se convierten en forzados asociados de una manipuladora arpía, con quien deben lidiar a lo largo de toda la serie, debido a sus métodos poco honestos y deseos para tener ella sola al gigoló.  Por supuesto que Ray, apoyado por su compañera Tanya, debe hacer lo posible para que su secreto no se sepa, ni entre su familia, ni en su trabajo oficial.  Los enredos que implican todos estos ingredientes, convierten el programa en toda una caja de sorpresas, donde abundan las risas gracias a algunas de las situaciones y diálogos más hilarantes que uno puede esperar (y que por lo general tienen que ver con los efectos de la seriedad con la que se toman sus protagonistas, la labor que realizan como “especialistas en felicidad”, tal y como ellos le llaman a lo que hacen); sin embargo también se encuentran otras emociones en su argumento, sin faltar los verdaderos momentos de sublimidad.
    Por cierto, el nombre del protagonista en español quiere decir rayo, lo que considerando las características de este, atiende de varias maneras irónicamente a su pasado como ex estrella deportiva y a sus habilidades como amante.
     Los capítulos están articulados siguiendo una trama progresiva, por lo que no poseen un carácter autoconclusivo, si bien Ray en momentos mantiene ciertas “relaciones de trabajo” que abarcan varios episodios, debido a la importancia real que llegan a tener en su persona y en la de Tanya.  Asimismo, cada emisión posee una narración en off por parte del propio personaje principal, lo que permite conocer en primera línea sus sentimientos respecto a todo lo que está pasando y humanizándolo como nunca, ya que en ningún momento se trata de alguien que toma a la ligera sus acciones, pues sin dudas es alguien tan emotivo como su socia.  La serie posee un crédito de apertura que incluye una significativa canción popular, que alude indirectamente a Ray y lo que hace, además de mostrar a este de peatón a medida que pasa por varios lugares que simbolizan el tono de la historia (como unas cuantas alusiones sexuales y el sentimiento de ruina con el que parte el programa); de paso va sacándose la ropa, poco a poco, hasta llegar a su hogar de infancia y  que en medio de su idílico paisaje, representa la idea de que todo pasado fue mejor y la promesa de recuperar lo perdido.  Por otro lado, cada capítulo termina con otra canción, distinta en cada caso y que también se relaciona con las circunstancias de los personajes.  La mayoría de los nombres de los episodios corresponden a una alternancia o vacilación entre una cosa y otra, de modo que representan las constantes dudas por las que pasan sus protagonistas; de tal modo nos encontramos con ejemplos tales como Extraños amigos o en realidad tú eres sexy, Doris está muerta o somos ricos o somos pobres y Esta es América o cincuenta dólares.
    Como se trata de un producto dirigido a un público adulto, Ray aparece desnudo casi en su totalidad mostrando sus atributos, si bien solo en la tercera temporada en una breve escena es posible apreciar parte de su miembro viril.  Las escenas de sexo aún en toda su “desfachatez”, no dejan de ser graciosas en muchas ocasiones y varias de las mujeres con las que se acuesta el gigoló aparecen desnudas por completo (incluyendo escenas frontales) o al menos mostrando los pechos.  Ojo, no todas las clientas de Ray son damas jóvenes y atractivas, puesto que este realiza su labor con el mayor profesionalismo y sin discriminación, ya que el principal principio que tiene Tanya, como mujer, es otorgar la dicha más plena a quienes pagan por sus servicios, de modo que primero que todo Ray es un caballero y un galán y todas las mujeres pueden acceder al “paquete” que ofrece.  Es respecto a la dimensión que toma la sexualidad en el programa, que va más allá de la simple exposición barata de bellos cuerpos en pelotas, que un tema abordado de manera muy profunda aquí, viene a ser la manera de cómo mujeres y hombres enfrentan sus necesidades emotivas y eróticas, lo que por un lado tanto los separa, como los une.  Por lo tanto a la larga tal como se ve a través de varios de los personajes, la sexualidad forma parte de la felicidad de la gente y de la identificación que posee uno mismo acerca de quién es y lo que desea ser para sentirse pleno. Así es como Hung se transforma en una particular manera de retratar cómo aman hombres y mujeres, escenificando las consecuencias que ello trae en la vida de las personas.
     En la tercera temporada  se introducen dos nuevos personajes dentro de los principales, si bien uno de ellos había hecho su debut en la anterior y que corresponde a un proxeneta afroamericano, que establece una muy especial relación con Tanya; respecto a este, llama la atención cómo el hombre enfrenta su labor de chulo, desde un punto de vista sexista, pragmático y que lo diferencia por completo de su colega.  La otra incorporación a los protagónicos viene por parte de un jovencísimo Stephen Amell, quien en pocos años cobraría fama en el papel de Oliver Queen en Arrow, sobre el superhéroe arquero más famoso de DC, Flecha Verde.  Pues aquí Amell hace de prostituto, primero la competencia de Ray y luego “empleado” de la agencia que mantiene con Tanya.  Su rol que pese a su sensualidad posee una buena carga cómica, difiere bastante del que le dio la celebridad y al menos para quiénes lo conocían como el vigilante esmeralda primero y fantaseaban con él en actitudes más sexys, lo pueden ver en toda su belleza.  No obstante su personaje resulta ser un sujeto básico, no de muchas luces y quien difiere del maduro y más humano Ray.  Sin embargo el gran peso dramático de la trama sigue manteniéndose en Ray y Tanya, así como en la ex de Drecker Jessica, más la “villana” de los guiones que viene a ser la materialista Lenore.
    Siendo que Ray es un prostituto heterosexual, queda en gran parte imposibilitada la oportunidad de ver al varonil hombre junto a otros de su mismo sexo, practicando su oficio; no obstante en la tercera temporada, en una seguidilla de dos capítulos, se aborda de una manera muy sensible el tema de la diversidad sexual.  Esto es posible gracias a la participación de uno de los actores de esa también joyita televisiva que es Sense8, quien pese a volver a interpretar a alguien de la comunidad LGTB, hace de alguien distinto.  Por otro lado, el hijo varón de Ray es abordado como un muchacho que está descubriendo su sexualidad, sin tener claro aún cuál es su orientación; razón por la cual sus dos padres deben aprender a aceptar la opción de éste.
Los muy poco agraciados hijos de Ray.

    Como el sexy y carismático Drecker se encuentra un actor de carácter como lo es Thomas Jane, rubio histrión que de seguro debe ser uno de los más atractivos y talentosos de su generación.  Su papel como Ray le significó varias alabanzas por parte de la crítica, entre nominaciones a distintos premios.  Por otro lado, no se le puede desmerecer a este artista con una abundante filmografía en el cine y en muchos filmes de importancia, su versatilidad al interpretar un papel tan dispar, siendo que antes tuvo trabajos en producciones más bien dramáticas y otras de acción (recordando su desempeño como atribulado padre en The Mist, sobre la novela corta de Stephen King, en Dreamcatcher también basada en una obra del llamado Rey del Terror y su doble interpretación de Frank Catle, más conocido como el Castigador, personaje de Marvel Comics, en la segunda cinta sobre este y un elogiado cortometraje titulado La ropa sucia se lava en casa).  Pues en esta serie el intérprete demuestra que también puede hacer reír y además cumple con la fantasía de much@s de sus fans, que hace rato deseaban verlo más escaso de ropa.  Cabe mencionarse además que antes de su participación en Hung, Thomas Jane había hecho algo de televisión y dentro de ello se puede recordar su papel en los dos primeros episodios de la tercera temporada de Medium, donde actuó junto a su esposa de aquel entonces, Rossana Arquette; en ellos explotó de igual modo su lado más sexy, el que no siempre refleja en sus intervenciones, por primar más sus dones actorales que su apariencia.
     Dentro del casting de la serie, se debe reconocer la labor hecha por las actrices a cargo de Tanya y Jessica respectivamente.  En el caso de la primera la caracterización realizada por Jane Adams, sin duda está por sobre el trabajo del propio Jane, a quien aun cuando con todo su sex-appeal acapara la atención, la Adams le roba la cámara en más de una ocasión gracias a su talento para la comedia (en especial por su gestualidad y expresión corporal), como por igual en la dulzura que le otorga a su querible personaje.  En contraste a esta se haya lo realizado por la veterana Anne Heche, quien crea a otro tipo de fémina, una patética y con problemas para ser feliz, aunque pese a todo no se trata de una mala persona; la Heche por igual puede llegar a ser muy risible a lo largo del programa.
    El final de la tercera temporada, lleno de varias sorpresas, dejó claro que sus responsables para nada pretendían acabar el show, razón por la cual quedaron varias líneas argumentales pendientes.  Sería genial saber qué pasó luego de lo último visto al respecto.

Algunos de los protagonistas de la tercera temporada.  De izquierda a derecha: Ray, Tanya,
 Jason (interpretado por Stephen Amell) y Lenore.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Pasión televisiva por los psicópatas.


     Hannibal Lecter es la gran creación del escritor estadounidense Thomas Harris, quien a la fecha ha escrito cuatro novelas en torno a este singular personaje.  Lamentablemente pareciera que se hubiese dormido en sus laureles o sufre de un serio caso de “síndrome de la página en blanco”, puesto que desde el año 2006 que no publicada nada, ni acerca de Lecter, ni nada de nada.  Este apareció por primera vez en la novela Dragón Rojo de 1981 y donde no era el personaje principal, ni el antagonista, sino que más bien le correspondía el papel de secundario, aunque lo suficientemente llamativo como para rescatarlo en su siguiente obra.  Pues así fue como en El Silencio de los Corderos de 1988, el psiquiatra de mente privilegiada y retorcida, volvió a las letras, ahora ocupando el coprotagonismo en dicha obra.  Una vez que este psicópata caníbal logró la fama y encarnarse dentro de la cultura general, regresó en Hannibal (1999), siendo su última incursión literaria la precuela Hannibal: El Origen del Mal (2006), acerca de su infancia y juventud.
    ¿Quién no ubica hoy en día al elegante, culto y aterrador Hannibal Lecter? Incluso aquellos que no han leído los libros en los que aparece, lo pueden reconocer como a uno de los grandes villanos…del cine, gracias a la afortunada interpretación que hizo de este sir Anthonny Hopkins, gracias a la cual este mismo consiguió la consagración como actor.  Ahora bien, antes de Hopkins con su primera cinta encarnándolo en El Silencio de los Corderos en 1991, este monstruo humano estuvo a cargo de otro artista, quien en todo caso realizó un papel sobrio al respecto, en la cinta Cazador de Hombres de 1986, si bien en ella tal como en el libro, dicho criminal tuvo un papel menor respecto a su trama.  No obstante tras el éxito de la película dirigida por Jonathan Deeme, con Hopkins haciendo de Lecter, era de suponer que tras su secuela cinematográfica basada en la ya mencionada Hannibal, se hiciera una nueva versión del texto que vio nacer a este asesino y así por tercera vez tuvo el rostro y la voz de Hopkins.  Por supuesto que la precuela, el último libro de la saga en cuestión, contó con su propia adaptación, no obstante no fue tan prodigiosa como las otras (incluyendo la cinta de Michael Mann con un Hannibal Lecter también maduro, pero distinto) y bien ha sido olvidada con justicia… Hannibal Lecter ha llegado a ser tan popular, que numerosas películas y seriales lo han homenajeado y parodiado, desde las formas más increíbles, graciosas y hasta inesperadas (si incluso en la reciente película animada “familiar” británica Shaun el Cordero, posee su propia versión animal bizarra al respecto).
     ¿Pero quién es Hannibal Lecter? Pues ya se han dado detalles al respecto en los dos párrafos anteriores, no obstante me permitiré hablar un poquito más de él,  antes de ir al tema central que ahora nos convoca.
          Como era de suponer con un personaje tan complejo y retorcido como lo es Lecter, su infancia estuvo marcada por un terrible hecho, que con el tiempo hizo que desarrollara luego su conducta sociópata.  De inclinaciones artísticas y con grandes dotes para el dibujo, entró primero a la carrera de medicina, graduándose de cirujano y después orientó su carrera a la psiquiatría.  Varias muertes violentas y truculentas a su haber, de cuyos cadáveres Hannibal dispuso para comerse algunas de sus partes y en suculentos platos preparados por su experticia culinaria, lo llevaron al final a ser atrapado y condenado a ser residente de un centro para criminales mentales de alta seguridad.  Largo tiempo pasó eso sí como para que este  fuese descubierto, ya que siempre usó su fachada de ciudadano respetable y en especial sus conocimientos médicos para engañar y atrapar a sus víctimas (muchos de ellos pacientes suyos y/o cercanos).   Paradójicamente mientras seguía en su carrera criminal, trabajaba como consultor del FBI, ayudando a sus agentes en el seguimiento de casos sobre asesinos seriales; no obstante tras ser atrapado, en más de una ocasión se requirieron sus servicios con respecto a nuevos homicidios del mismo estilo.  
     La verdad es que en la pantalla chica, hace rato ya que este tipo de personajes ha sido abordado con profusión.  Este hecho ha sido así desde que en la década de los noventa, el elemento gore y los guiones de tono más elevado, con programas dirigidos a un público adulto, aparte de las clásicas soap operas clásicas de la TV gringa, sus policiales de antaño y las producciones históricas de la BBC británica, han acaparado la atención de productores y espectadores.  De este modo la violencia implícita y explícita de sus argumentos, en historias que nada tienen que envidiarles a los mejores thrillers cinematográficos, han visto desfilar a un montón de asesinos seriales, primero como los grandes villanos de sus títulos y después hasta como sus verdaderos protagonistas.  Es al respecto, que  tal vez se puede mencionar como algunas de las primeras experiencias televisivas sobre el tema, las dos grandes series creadas por Chris Carter a finales del siglo pasado, The X-Files y Millenium.  En estas dos sus protagonistas se dedican a “cazar” psicópatas, debido a su labor trabajando para la ley y la justicia.  En la primera de estas dos series los agentes del FBI Dana Scully y Fox Mulder, son miembros de sus huestes; mientras tanto que Frank Black, del segundo título, es un consultor especializado del FBI y quien tanto por sus conocimientos, como por sus inhabituales destrezas, ayuda a esta agencia a ir detrás de tales asesinos (de hecho, Black comparte en cierta medida su capacidad para “entender” la mente criminal y enfermiza de estas aberraciones, tal como bien sucede con uno de los dos coprotagonistas de la serie dedicada al personaje más famoso de Thomas Harris).   Luego se puede mencionar como ejemplo del  interés (¿morboso?) por los psicópatas, las andanzas de la protagonista de Medium, quien en un terreno incluso mucho más sobrenatural que del citado Frank Black, se ve enfrentada a un montón de estos sujetos y a los cuales en su calidad de clarividente, ayuda a atrapar a las fuerzas de la ley.  No obstante sería con la igual de exitosa Dexter, también basada en una novela, que la figura del psicópata dejaría de ser el mero villano de la semana, para a su vez transformarse en el protagonista por antonomasia del show; así es como desde la serie recientemente señalada, los episodios estarían articulados en base a las vivencias del asesino serial principal, quien por supuesto debe demostrar su inteligencia y astucia para eludir la ley, al conseguir mantenerse con sus actos homicidas, mientras quienes lo rodean ignoran esta faceta suya.  De este modo Dexter es el antecedente al programa que inspira esta entrada en el blog, serie que a su vez fue emitida en paralelo a Motel Bates, sobre la novela más famosa del escritor Robert Bloch, Psycho, y su aún más celebrada adaptación cinematográfica Psicosis de Alfred Hitchcock.  De seguro hay muchos otros ejemplos al respecto, que debido a mi ignorancia o mala memoria se me escapan, no obstante ya se evidencia una presencia de este tipo de personajes en la televisión misma y que gracias al programa a continuación abordado, han mostrado una nueva faceta al menos en lo que concierne a la pantalla chica.


     
     La serie de televisión Hannibal, recientemente cancelada tras finalizar su tercera temporada, toma como principal fuente la novela Dragón Rojo, en cuanto a que gira en torno no solo a tan especial personaje, sino que también al analista del FBI Will Graham, un tipo tan singular como el propio Lector y entre quienes se da una relación bastante especial.  En ambos se centra el protagonismo, siendo estos algo así como distintos lados de la misma moneda, debido a ciertos rasgos que comparten, pero que en cada caso se dan de manera distinta (lo que irremediablemente los une, como también los separa).    A su vez el programa se ambienta en la época en la cual Lecter colabora con el FBI, ayudándolos a crear perfiles de los psicópatas que buscan, entre otras labores relacionadas con su especialidad.  No obstante Hannibal transcurre en la época actual, en vez de a principios de los ochenta, como bien sucede con el libro y los dos filmes basados en él. 
     Con respecto al coprotagonista Will Graham, se puede contar que resulta ser un personaje bastante complicado, debido a su personalidad que lo convierte si duda en el antihéroe dramático por excelencia del programa.  Lo anterior expresado así, puesto que posee una capacidad de empatía que roza lo bizarro, en cuanto a cómo le es posible adentrarse en psiquis de los psicópatas; no solamente pudiendo entender sus motivaciones, sino que además llegando a recrear en su cabeza parte por parte las atrocidades cometidos por estos mismos, con lo cual le es posible llegar a identificarlos, una vez realizadas las investigaciones de rigor.  Esta capacidad suya para entender a tal gente, lo hace ser un sujeto no solo extraño e introvertido, puesto que abre en él la oscuridad lo suficientemente como para convertirlo en algo así como un psicópata en potencia o, en el mejor de los casos, en un sujeto propenso al desequilibrio emocional.   Pues bien, en el capítulo piloto durante buena parte de él, la trama gira casi por completo en torno a Will y solo después de un buen rato aparece su contrapartida Hannibal Lecter; este detalle deja claro que si bien la serie se llama Hannibal, es sin duda en Graham en quien debe detenerse el espectador a la hora de identificarse mayormente y sufrir con sus vicisitudes.  Pues en lo que concierne a la primera temporada, Will de manera inesperada llega a entablar una amistad con quien ignora, es el peor de los psicópatas que se cruzan en su camino y el cual siente una especie de afecto fraternal por su persona, pese a los entuertos en los que lo involucra.
     En cuanto al Hannibal Lecter de esta serie, al tenerlo muchos más horas frente a la pantalla y gracias a una trama que le dedica buena parte de su desarrollo, quedan de manifiesto como nunca su personalidad extraordinaria (aún en sus más aberrantes detalles).  No solo su inteligencia sobresaliente es la que queda expuesta, sino que es su faceta como animal de presa y mortal, quien articula sus acciones más mínimas con una eficiencia fría y calculadora, que el televidente no puede dejar de asombrarse.  A su vez la serie saca a relucir una dimensión suya algo inesperada, consistente en cierta capacidad para las relaciones interpersonales y con algún grado de compromiso emocional, que no solo corresponderían a parte de su fachada, sino que serían algún vestigio suyo de la humanidad ya casi extinguida en él.  A su vez acá quedan de manifiesto otros detalles suyos, como su porte atlético que lo convierte más que nunca en un asesino nato, como además su destacable buen gusto para vestir (de hecho, nunca se le ve con tenidas informales, ya que siempre ocupa ropa de “diseño” e incluso cuando mata); a su vez se evidencia su talento para la cocina, convirtiendo en verdaderas obras de arte culinarias y para la vista, los platos que hace para él y sus “ignorantes” invitados, con los miembros de sus víctimas que cocina para degustar.
   
A su vez varios otros personajes de la novela aparecen en este show, teniendo varios de ellos un rol destacado desde el principio, es decir, desde su primera temporada, destacando entre los que aparecen ya en sus comienzos:
     Jack Crawford: Jefe de la sección del FBI en la que trabajan los protagonistas y quien los enrola en sus filas, de modo que en determinado momento se siente más que responsable acerca de cómo los acontecimientos van dándose con respecto a ellos.  Si bien en dos de las tres películas donde ha aparecido, ha sido interpretado por grandes actores, en esta versión televisiva quien lo encarna resulta ser otro artista de renombre, en quizás su primer papel para la TV: Laurence Fishburne (el mismísimo Morfeo de la saga de Matrix), quien con un gran prontuario fílmica a sus espaldas, realza el programa, siendo que además destaca porque al ser afroamericano, se convierte en el mejor ejemplo de algunos de los cambios que se hicieron respecto a los personajes de la novela y a su adaptación televisiva (ya que en el caso de Crawford, al parecer en su versión original es caucásico, tal como se le pudo ver antes con los tres actores que hicieron de él en el cine).  Pues en esta adaptación es un hombre casado, quien pasa por toda una crisis con su pareja y la cual se encuentra caracterizada por Gina Torres, actriz también afroamericana y en un registro actoral distinto al que brilló anteriormente en otras series como Angel y Firefly, ambas de Josh Wheddon.
    Freddie Lounds: En la novela que inspira el programa y las dos versiones suyas para el cine, corresponde a un oportunista periodista interesado en cubrir de manera escandalosa hechos de sangre, en especial relacionados con psicópatas.  Es así como Freddie se cruza con los demás y ello trae varias consecuencias de interés…No obstante como ya ha quedado demostrado con el personaje de Crawford, los productores de la serie le hicieron su propia renovación, al hacer que ahora fuese mujer y una bastante atractiva por cierto, aunque justamente abusando de su femineidad, alguien más manipuladora que nunca (no obstante igual con su propia cuota de humanidad).
   Dr. Chilton: Quien apareciera en las dos primeras novelas de la tetralogía, es otro detestable personaje, el cual corresponde al director del psiquiátrico de alta seguridad, donde es internado Lecter una vez en que es apresado.  Este lugar es además un sitio icónico dentro de la ficción y en especial debido a todo lo que transcurre en él; pues justamente es recreado de tal manera, que quien haya visto los filmes, no puede dejar de sentir añoranzas con respecto a su primer contacto con Lecter y compañía; todo ello debido al respeto que se tomaron los productores tanto con los filmes, como por supuesto con las novelas.  Pues volviendo a Chilton, se convierte en los libros y en la serie en uno de los antagonistas de Hannibal el Canibal (como más adelante será llamado, una vez que sean descubiertas sus prácticas), siendo que en el programa, primero al estar aún ambos supuestamente en el mismo lado de la ley, se les presenta como colegas con cierto grado de intimidad, aunque por supuesto con resquemores entre ellos; pues en cierta medida Chilton envidia la superioridad intelectual y el éxito de Lecter, quien inicialmente lo trata con condescendencia y luego con evidente desprecio.  Ahora bien, Chilton es un hombre inescrupuloso, cuyas prácticas psiquiátricas dejan mucho que desear, vanidoso, cursi y resentido. 
    En la serie aparecen tres especialistas del FBI sacados del libro, no obstante de estos el único medianamente desarrollado en los guiones (en especial en lo que se refiere a su intervención en la segunda temporada) viene a ser la única dama del trío: Beverly Kats y quien en esta revisión “pluralista” de la obra de Thomas Harris, es de origen asiático (china o coreana para ser más preciso). 
    Dos son los personajes más interesantes que agregaron los guionistas a este show, siendo ambos mujeres y tanto la una como la otra psiquiatras.  De este modo el uso constante en Hannibal de psiquiatras, forenses, médicos y otros dedicados a ramas del conocimiento y la ley dentro de la trama, todos ellos con características como las mencionadas aquí, demuestra que sus protagonistas en general corresponden a individuos de extrema inteligencia, aunque a los que justamente su intelectualidad los muestra como seres frágiles y para nada felices en su cotidianeidad; asimismo tampoco  llegan a ser modelos a seguir por sus conductas, a diferencia de lo que sucede con los personajes de series más optimistas (las de la franquicia de Star Trek por ejemplo, Person of Interest o Fringe, por mencionar solo algunas); por ende, son personas que viven tan ensimismadas en sus trabajos, que estos los afectan sin duda, siendo que además su propia sofisticación esconde a sujetos con tantas o más taras, que los mismos psicópatas que desfilan en los capítulos.  Pues volviendo a estas dos mujeres creadas en especial para el programa, ellas son…
    Alana Bloom: Sexy psiquiatra, quien tiene sentimientos románticos con Will Graham, quien además le corresponde, aunque debido a sus propias circunstancias no se permite concretar una relación más cercana con él.  Es a su vez amiga de Crawford y Lecter, a quienes ve a su manera como referentes y grandes figuras de respeto.
    Bedelia Du Maurier: Es nada menos que la psiquiatra de Lecter, a quien la ve en secreto para supuestamente “desahogarse”.  Comparte con el psicópata un pasado y en el cual se encuentra en medio un hecho violento, el cual a Bedelia la ha convertido en una mujer más o menos reticente, ya que vive retirada de la vida pública y de su profesión (salvo en el caso del tratamiento con su único paciente).  Desde un principio es posible identificar en ella a una mujer marcada por lo que le pasó, pues poco expresiva, casi una autómata.  Su relación algo forzada con Hannibal, al final la hace tomar partido con los acontecimientos que comienzan a gestarse.  Su apellido bien puede ser un guiño literario a la escritora Daphne du Maurier, autora de Rebeca y Los Pájaros, entre otras obras de suspenso y de terror, ambas llevadas al cine por el ya mencionado Alfred Hitchcock. Es interpretada nada menos que por Gillian Anderson, quien regresa a la televisión con este personaje, tras su recordado papel como la agente Dana Scully de The X-Files.
    Por supuesto que varios son los psicópatas que aparecen en el programa, aparte del principal.  Cada uno de ellos con sus propios estilos a la hora de matar y que son mostrados aquí de manera tan gráfica en sus efectos y procedimientos, que resulta entendible que más de un espectador sienta repulsión (y pese a todo no deje de ser un adicto al programa).  Ahora bien, sus matanzas resultan ser tan bien orquestadas, con un ingenio tal que convierte a sus víctimas en “obras maestras” de la truculencia, que son personificados como seres con un grado de sensibilidad artística extremo y morboso (en otras palabras, vez que aparece un cadáver es para impresionarse con tanta “creatividad” gore).  En todo caso, uno se pregunta cómo es posible que todos ellos puedan llegar a efectuar tales actos, con todo el esfuerzo físico y de medios que implica disponer los cuerpos de tal manera.  Dentro de estos desquiciados mentales, destaca el primero al que le toca ajusticiar a los protagonistas y que se convierte en el gatillante de  gran parte de las preocupaciones de Graham; también cabe nombrar a otro con una obsesión impresionante por los hongos, a un hombre ya anciano que edifica un tótem de cadáveres en la orilla de una playa; por igual se puede mencionar a una muchachita que se cree muerta y en especial llama la atención un doctor asesino, quien viene a ser un antecedente para lo que más adelante pasará con Hannibal Lecter.

Algunos de los personajes principales de la primera temporada.  De izquierda a derecha: Will Graham, Alana Bloom, Jack Crawford, Brian Zeller, Freddie Lounds, Beberly Kats, Jimmy Price...¡Y Hannibal Lecter! 
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