lunes, 29 de enero de 2024

¡Ya era hora!


     Estábamos finalizando el primer año de la pandemia del Covid, encerrados haciendo cuarentena los "privilegiados", sin vacuna todavía, cuando se estrenó la primera temporada de la serie de televisión de horror de Alex de la Iglesia, 30 Monedas. Solo ocho episodios de una historia de miedo sobrenatural, que le debía bastante por su atmósfera a la literatura lovecrafniana y a los Mitos de Cthulhu.  La producción española nada tenía que envidiarle a la de los gringos, bastante gore, con magníficos monstruos y una gama variopinta de personajes.
    En pocas palabras, la trama nos cuenta de cómo las 30 monedas de oro que le dieron a Judas Iscariote, por traicionar a Jesús, le sobrevivieron hasta la actualidad y se volvieron objetos de gran poder maligno; por lo tanto, gente inescrupulosa, entre los que se encuentran fuerzas demoniacas, andan detrás de ellas y quienes saben de su existencia, representantes del bien (o gente común y corriente, que tuvo la mala suerte de encontrarse en su camino), la tienen muy difícil para evitar que se produzca una hecatombe.  Entre los anteriores encontramos a un sacerdote, con un pasado del que trata de escapar, quien llega a un pueblito precioso entre medio de las montañas, en España, cuyos habitantes se volverán en contra de su voluntad en protagonistas y/o peones de esta lucha por las 30 Monedas.
    La primera temporada terminó bastante potente, con la muerte de dos figuras principales de ambos bandos y con todo el pueblo sumido en el caos, a lo que hay que agregarle el "gran escape", de dos parejas también representantes cada una del bien y la otra del mal... ¿Qué pasaría a continuación?
    Mucho tuvimos que esperar para que se concretara la continuación y saber cuál sería el paradero de los personajes, de modo que tan solo a finales del año pasado (¡tres años después de la primera temporada!), se estrenó la nueva tanda de episodios, que también fue solo de ocho en total... ¡Aunque se trata de calidad, en vez de cantidad!
    Con un claro homenaje/inspiración de Hellraiser de Clive Barker, la segunda temporada parte nada menos que en el infierno, con unos demonios que recuerdan mucho a sus cenobitas.  La guerra por el control de las 30 monedas, se ha complicado más que nunca, pues un tercer interesado ha ingresado a la contienda: un multimillonario gringo, que se esconde bajo su imagen de intelectual y humanista, pues tiene su propia agenda al respecto.  Entonces sucede algo inesperado y que viene a ser la forzada sociedad entre bien y mal (infernal), para evitar que la locura (humana) provoque un Apocalipsis que ni a uno, ni al otro, le convienen.

Uno de los "adorables" demonios de la serie.

    Aparte de lo anterior, nos reencontramos con varios viejos conocidos, poniendo de su parte para que las cosas no se desmanden: Paco, el muy guapo ex alcalde del pueblito, donde sucedió lo de la primera temporada, sigue involucrado con la veterinaria que le robó el corazón y lo hizo dejar a su esposa (hace rato esta última en negocios turbios), de modo que juntos ya han asumido su papel como adalides de la luz.  Asimismo, el sargento Lagunas, el otrora representante de la Guardia Civil de Pedraza, es uno de los pocos sobrevivientes del desastre que hubo en sus inmediaciones, viviendo ahora con el loco de dicho lugar, también ambos obstinados en derrotar a los villanos; a esta extraña pareja, se les une una muy simpática youtuber, cuya ayuda será esencial para llegar hasta el impactante final de temporada.
    Por otro lado, la antigua esposa del fugado edil, Merche, está empecinada en recuperarlo, así como lleva rato maquinando en sacar provecho de las monedas que lleguen a sus manos; por lo mismo, juega con uno y otro de los interesados en usarlas con propósitos nefastos, habiéndose convertido ella misma en una verdadera perra maquiavélica.
    Junto al resto, unos cuantos antiguos habitantes de Pedraza regresan, ahora retenidos en un manicomio para experimentar con ellos.  Pero estos hombres comunes y corrientes no han perdido su deseo de libertad, por lo que también se unirán a la acción.
    Como en la primera temporada, los escenarios incluyen varios países (ignoro cuáles solamente bien simulados), además de que esta vez nos entregan su particular visión del Inframundo.  Hay mucha sangre y hasta naves extraterrestres aparecen, incluyendo su cuota de humor, aunque este no llegando a sobrepasar la intriga y el sentido de la aventura, que marcan mayormente esta historia de horror sobrenatural.  A su vez, Roque Baños nos sigue concediendo grandes composiciones musicales para este genial programa.
   Dos excelentes histriones se unen al elenco, tomando el cargo de personajes principales: En primer lugar, la españolísima Najwa Nimri, a quien la recuerdo de su estupendo papel de obsesiva policía embarazada en La Casa de Papel (quien se ve irreconocible en esta producción, que su caracterización vuelve a ser impresionante) y en segundo, el gringo Paul Giamati, como el líder del otro bando "maligno", Cristian Barbrow.
    Alex de la Iglesia sigue tras las cámaras y también continúa con su guión junto a su socio de siempre, Jorge Guerricaechevarría.
   Ahora solo queda pedir que no venga otra pandemia y no tengamos que esperar hasta más o menos el 2026, para ver lo que se supone será la conclusión.


Stephen King tiene su propio homenaje en esta segunda temporada

jueves, 25 de enero de 2024

Deuda saldada... ¡Por fin!

 


1. Cuando las ganas superan a lo esperado.
 
    Corría más o menos el año 1982, cuando a Stephen King le ofrecieron escribir algo breve (unas cuantas líneas), para cada una de las ilustraciones exclusivas que tendría un particular calendario, de edición limitada más o menos, que contaría con dibujos originales de una leyenda viviente por aquel entonces: Berni Wrightson, el famoso artista dedicado a los cómics de terror y ciencia ficción, que había trabajado en revistas especializadas como Creepie y Eerie.  La idea era darle un carácter más o menos terrorífico a cada mes de ese año.  El tema es que el Tío Steve se entusiasmó y al final terminó escribiendo una verdadera historia, más o menos extensa, que dio para una novelette (o sea, novela corta, de un centenar de páginas aproximadamente); de modo que el dichoso calendario se volvió algo mejor y todo el mundo salió ganando.  Algo así es lo que se cuenta, acerca del origen del libro que nos reúne hoy, que no sé qué tanto es cierto y si mi memoria me juega una mala pasada, respecto a los detalles, pero creo que se lee bonito todo esto ¿No?
     Bajo el nombre de El Ciclo del Hombre Lobo, el Rey del Terror publicó la que sería su única obra sobre licántropos y para ello tuvo un montón de preciosos trabajos del mentado Wrightson.  Esta fue su segunda colaboración juntos, al comienzo de una gran amistad, que nos daría sociedades inolvidables como las de Creepshow (película y cómic, primera vez en que se unieron, acompañados más encima por George Romero, otro grande y también íntimo de King), sus ilustraciones para la versión extendida de The Stand (Apocalipsis en español), los dibujos de la edición limitada y de lujo de Buick 8, el arte para La Torre Oscura V: Lobos del Calla y las imágenes pesadillescas del filme Montado en la bala (sobre otra novelette de King), entre otros casos.




               Algunas de las magníficas ilustraciones que NO SALEN en la versión del libro que poseo.

2. De qué va todo.
 
    Como bien sucede con muchas de las narraciones de mi autor favorito, esta novelette transcurre en una pequeña ciudad ficticia, creada por la propia imaginación del escritor, llamada Tarker's Mill (ignoro o no recuerdo si habrá aparecido en algunas otras de sus ficciones, como las populares polis kingnianas de Castle Rock y Derry, por mencionar algunas que se repiten en sus fabulaciones).  En dicho lugar, en enero justamente, una espantosa muerte es el inicio de varios decesos violentos, que primero hacen creer de que se trata de un ataque animal y luego de un asesino psicópata; sin embargo, que nuevos casos como este ocurran una vez, cuando hay luna llena, comienza a expandir el rumor de que se trata de un hombre-lobo.  Solo la persona más improbable, tendrá la convicción de enfrentarse al mal como corresponde.
    Los capítulos que comprenden este muy atrapante librito (un Stephen King puro de antaño, ese que se deleitaba en contarnos una historia de puro terror y sangre, no como ahora que coquetea con otros géneros) son doce, uno para cada mes del año. En el transcurso de este tiempo, vamos conociendo las atrocidades de la criatura y algo de sus víctimas, esos sujetos que tan bien describe el Tío Steve, como ejemplos de nuestra compleja humanidad, que por muy pequeño que sea Tarker's Mill, su gente puede llegar a ser tan noble o despreciable como hay en todas partes (por lo mismo, aun cuando muchos de ellos solo aparecen una vez en el texto, su autor les otorga una humanidad asombrosa y pese a ello muy realista).
   Recién en el capítulo que transcurre en julio, conocemos al singular héroe, un personaje que comparte varias características con otros más famosos del escritor, entre ellos su edad y su resiliencia (no quiero entrar en más detalles acerca de este, para que ustedes mismos lo descubran, que bien vale la pena apreciarlo por uno mismo).  Por cierto, antes se le mencionó brevemente y luego de su muy atrapante "debut" en la trama, solo acercándose el final del libro reaparece para gusto nuestro.
    Cabe mencionar que la presencia del protagonista permite ahondar en otro tema recurrente en la literatura kingniana: la familia.  Es así que se nos presenta otro núcleo familiar, bastante querible, como otros de sus ficciones, compuesto por un padre, una madre, una hermana mayor y, en especial, uno de los tíos del que termina por volverse el personaje principal (ya bien avanzado el librito), que cada uno mantiene una especial relación con este (¡Vaya, al final terminé dándoles más detalles de lo previsto al respecto!).  El amor, un sentimiento que puede ser muy complejo, en la forma en la que se manifiesta, enriquece bastante esta novelette y que nos muestra al respecto qué tan variada es la forma de cómo lo expresamos (y no siempre "cariñosamente").
   En contrapartida al anterior, encontramos al "villano" de esta pieza y el cual, sin ser malvado, en el sentido más obvio de la palabra, por igual resulta ser el ser más inesperado una vez que se revela su identidad; asimismo, debido a su "maldición" despierta cierta compasión (algo que King, adorador de los clásicos del género, rescata de la tradición de las obras trágicas de las que se nutre, como sucede con las viejas películas de hombres-lobo que tanto le gustaban desde niño).  Bien alguien como él representa la dicotomía entre racionalismo e instinto, moralidad versus libertad (no libre albedrío eso sí), lo que toma mayor peso, cuando el personaje reconoce y/o acepta su carga/cruz, lo que sucede luego de una escena onírica muy bien lograda.  Asimismo, el "monstruo" introduce otro tema que abunda en los títulos del escritor: la religión, el cual, esta vez, se observa desde un punto de vista más bien negativo, puesto que la fe no ayuda a darle un sentido salvador al personaje y en cierto momento nos muestra cómo justificamos de manera fundamentalista lo peor de una religión.


                                      Portadas del libro en español que no sabía que existían.

3. Mi propia historia.
 
   Tenía pendiente El Ciclo del Hombre Lobo desde mi adolescencia, cuando a comienzos de los noventa comencé a leer a Stephen King.  Quise comprarme el libro, que en ese tiempo la edición que andaba por acá era la de Planeta; no obstante, nunca pude obtenerla, pues ya se estaba agotando y perdieron los derechos.  Así que por décadas esta novelette anduvo descatalogada en nuestra lengua y solo más o menos por la década pasada lo encontré por acá.
    La edición que hoy en día se vende en Chile, es una de bolsillo, más pequeña que aquella que le precedió.  La otra venía con solapas y traía todas las ilustraciones de Wrightson, ignoro si algunas en color, además de la que venía en la tapa; en cambio la actual o al menos la que yo poseo (de Debolsillo), bastante "fea", trae la foto de un lobo retocado y solo incluye dos imágenes por capítulo (una de dos páginas que muestra un paisaje acorde al clima, según la estación del año correspondiente en Estados Unidos y otra más pequeña, ubicada al final del capítulo y que tiene que ver con lo que sucedió en este, representada por unos cuantos objetos, salvo cierta cabeza cercenada, la única imagen truculenta incluida en esta edición más económica). Lo más fome es que Bernie Wrightson dibujó al hombre-lobo haciendo sus salvajadas, aunque en la versión que poseo ni la cola se le ve (y solo aparecen en blanco y negro).
    Fue por ahí en el transcurso de 2018 que compré el librito, en una tienda de cómics que visitaba de vez en cuando, atendida por su dueño (muy simpático él), que tenía lleno de gatos el local.  Me lo vendió a un precio razonable y ese día me fuí muy contento a mi casa; pero solo me le di su tiempo la semana pasada, para lo que ocupé tres días, pues lo leía mientras hacía cardio en la escaladora... ¡Y vaya que disfruté de sus páginas y de mi reencuentro con S.K., más encima al "clásico", que no lo leía desde mediados del 2022!

La vieja edición en español que me encantaría tener
(aunque me causa gracias la sensacionalista publicidad que posee)
 
4. La peli.
 
    Poco se demoró en realizarse y estrenarse en cines la adaptación cinematográfica de El Ciclo del Hombre Lobo.  Bajo el nombre de Silver Bullet (Bala de Plata), fue dirigida por Dan Attias, cuya carrera tras las cámaras no brillaría en la pantalla grande, aunque sí bastante en la chica, puesto que dirigió muchos capítulos de series de televisión populares como Buffy la Cazavampiros, Lost y Heroes.  Asimismo, en una época que el recordado poderoso Dino de Laurentis, produjo varios filmes basados en obras de King, esta película contó con su apoyo (como Los Ojos del Gato y Firestarter, Llamas de Venganza por acá).
     En el protagónico como el héroe infantil se encuentra Corey Haim, poco antes de hacerse famoso con Generación Perdida (otra de terror ochentera, aunque esta de vampiros) y volverse un ídolo juvenil (hasta que se entregó a la droga y sucumbió, muriendo por neumonía, debido a su vida disipada, antes de los cuarenta años).  En los papeles de adultos lo acompañan Gary Busey, como su tío y Everett McGill, a quien le tocó hacer del particular antagonista.
    Fue el propio Stephen King el responsable de adaptar su trabajo literario, para lo que cambió bastante el ritmo del argumento, ya que por razones de presupuesto mantener el estilo de la novelette, de que los acontecimientos cubrieran los doce meses del año (con los fenómenos climatológicos de rigor), era demasiado para una producción más humilde como esta.  Por lo mismo, le otorgó mayor relevancia al rol del chico, así como a su tío y a la hermana mayor del primero (haciéndola más simpática inclusive); de igual manera, reforzó el papel del sheriff a cargo de un joven Terry O' Quinn (gran actor, quien daría lo mejor de sí, con posterioridad, en la cinta de horror ochentera El Padrastro y su secuela, sin dejar de lado su intervención en las series Millenium y Lost, donde se reencontró con el director Attias).  Por cierto, además ambientó la historia en los setenta, a diferencia de los ochenta que es cuando transcurre el texto literario (y en ese sentido, estuvo aceptable la dirección artística que le dio tal estética).
    De los otros actores, McGill se ve recio y varonil como siempre, sin embargo, lo prefiero en sus papeles para Dune (la de Lynch) y Twin Peaks, sin olvidar su trabajo como villano para La gente detrás de las paredes de Wes Craven.
    King no quitó detalles escabrosos para las escenas, aunque suavizó otros como el elemento sexual del sueño del hombre-lobo (aunque sí está este y pese a lo anterior estuvo bien hecho) y cambió la muerte de la "virgen obesa", por el de una pobre futura madre soltera joven.  También agregó más muertes (bien sangrientas ellas) y convirtió a la comunidad de Tarker's Mill, en un sitio con gente bien unida entre sí (esa típica imagen del supuesto pueblito gringo idealizado, que tanto le gusta al Tío Steve).
    Cabe mencionar que el monstruo lo diseñó alguien de la talla de Carlo Rambaldi (el mismo que hizo al Alien de la primera película, a ET y a los monstruos de la mentada película sobre el libro de Frank Herbert), pero la ejecución a mi parecer no fue la mejor y es que se ve muy falso.
    La música corrió a cargo de Jay Chattaway, quién luego haría bellas composiciones para Star Trek: The Next Generation, dándole unos cuantos buenos temas al largometraje.
    El cambio de nombre de esta pieza, se explica por partida doble en ella y que tiene que ver tanto con la manera adecuada de cómo matar a una de estas bestias, como por un genial regalo que recibe el chiquillo, de parte de su familiar favorito.  Increíblemente en países de habla hispana, fue llamada de manera inusual como Miedo Azul (España) y con los horripilantes títulos de Los Cazadores de la Luna (Argentina) y Cacería en la Luna (cuando salió en VHS en México).
    La película posee sus buenos momentos y el principio es potente, si bien es olvidable a mi parecer, ya que no agrega mucho a los grandes estrenos de horror de la década.  Creo que Stephen King no se esmeró en su guión y por todo el producto final, su gran novelette merece una nueva y más fiel adaptación.


                                                                 Tráiler de la película.

lunes, 22 de enero de 2024

¡Viejo mañoso! (pero inteligente)

1. Una laaaaarga espera.
 
      Hace más de una década que estamos esperando Vientos de Invierno, la sexta parte de la popular saga de fantasía para adultos Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin (Danza de Dragones, el volumen anterior, se publicó en 2011).  Su autor, mientras tanto, nos ha dado por ahí uno que otro extracto de la novela, relegando cada vez más su edición y hasta ha llegado a decir (a menos que sean solo habladurías), que lleva cerca o más de mil páginas escritas; si es así, ese es suficiente material como para sacarlo en hasta dos o tres tomos, pero no, se supone que serán solo siete entregas no más.  Sin embargo, el tiempo pasa y en la actualidad el escritor cuenta con 75 años, que nadie tiene la vida comprada, así que solo nos queda “rezar a los Viejos y los Nuevos Dioses” para que le alcance, de modo que acabe de una vez por todas su trabajo. 
     Mientras sucede lo anterior, llevó a cabo una trilogía de novelas cortas a manera de precuela, cuyas historias transcurren un siglo antes de los eventos de Juego de Tronos, el primer libro de la serie y que luego se editaron bajo un solo volumen con el nombre de El Caballero de los Siete Reinos (2015).  Ese fue más que un pobre consuelo para sus seguidores. 
    Asimismo, Martin siguió explotando el mundo de Poniente y Essos, los continentes en los que transcurren estas aventuras, con otro trío de novelettes llamadas genéricamente como El Príncipe Pícaro y la Princesa; no obstante, aún no sale un tomo que reúna estas tres piezas, tal como pasó con el volumen arriba mencionado.  De hecho, tan solo El Príncipe Pícaro, el segundo título de esta serie, está en español como parte de la antología Canallas.
    Por otro lado, la popular adaptación televisiva de Canción de Hielo y Fuego, que recibió el nombre de la primera entrega, finalmente tuvo que crear su propia línea argumental, cuando se le acabó el material original o sus guionistas decidieron obviar algunos de sus arcos.  Todo eso ocurrió más o menos eso a partir de la quinta temporada; no obstante, sus productores contaron con los adelantos que les dio el propio autor de las novelas, de Vientos de Invierno.  En todo caso, el “apresurado” final en la octava temporada, dividió al auditorio y para la mayoría no fue de su gusto cómo acabó todo (en cambio, para un humilde servidor, sí).  Ahora bien, quienes hemos leído y gozado de los libros, bien queremos saber cuál es la versión de Martin respecto a cómo terminará todo.
     En 2018 George R. R. Martin nos concedió la mayor de las alegrías hasta el momento (aunque sin satisfacernos por completo), al publicar Fuego y Sangre, un voluminoso libro de más de ochocientas páginas, dedicadas a la dinastía/familia de los Targaryen, quienes por tres siglos dominaron Poniente con sus dragones y control del Trono de Hierro.  Y es justamente sobre esta obra, de la cual les quiero hablar ahora mismo…

 
2. Una familia muy especial.
 
     Escrito a manera de crónica histórica, o sea, como si se tratara de una documentación oficial, hecha por un historiador/investigador que hubiese cubierto un periodo real de tiempo, registrando de la manera más objetiva posible y en tercera persona, esta novela nos cuenta acerca del origen del gobierno de los Targaryen en los llamados Siete Reinos, cuando el primero de la dinastía que se empecina en esto conquista dichas tierras y crea el Trono de Hierro como símbolo de su hegemonía.  El texto comprende 132 años de los tres siglos que se supone cubre el texto “original”; por lo tanto, este título viene a ser el primer tomo de un total de dos, que, como ya deberíamos estar acostumbrados, Martin terminó por “extenderse” y dejó la conclusión pendiente quizás para cuándo.  Sin embargo, el libro que nos entregó por el momento resulta tan atractivo al lector y en especial a los seguidores de su famosa saga que, mientras esperamos Vientos de Invierno, bien podemos disfrutar de este regreso al continente de Poniente.
     El volumen que hay por ahora abarca unas cuatro generaciones (¿o cinco? A veces me confundo), que siguen a esta familia en la cual, como muchas monarquías reales, los títulos se heredan por consanguineidad, si bien la obtención del Trono de Hierro no siempre se consigue por la vía pacífica; ya que, al haber tantos descendientes, seremos testigos de cruentas luchas intestinas entre parientes, cada uno con sus propios partidarios.  Así que fin conoceremos a los Targaryen en su esplendor, con su heroicidades y demostraciones de los peores horrores a los que puede llegar el ser humano, ya que como se nos dijo con anterioridad en Juego de Tronos, sus integrantes bien son capaces de llegar a desarrollar una locura monstruosa.  Cabe mencionar que cuando hablamos de esta dinastía, hacemos referencia a una familia proveniente de la maldita tierra de Valusia, ancestral civilización de la que solo muy poco nos han contado acerca de su destrucción, que acá algo se nos dice sobre sus prácticas en magia negra y otras artes malignas, razón por la cual fue destruida/condenada/maldita/prohibida (en uno de los pasajes más oscuros del libro, de manera muy lovecrafniana, se nos cuenta qué pasó con una de los vástagos Targaryen, luego de que supuestamente llegó en contra de su voluntad a este lugar).  Por otro lado, debe saberse de esta gente son las únicas personas capaces de criar, montar y manejar dragones, además de poseer cabellera plateada; asimismo, es práctica entre sus miembros casarse entre parientes, por lo general entre hermanos, para conservar la pureza de la estirpe.
    Sangre y Fuego también nos muestra a varias de las otras familias que tuvimos el gusto de conocer, adorar y despreciar a través de los cinco tomos publicados de Canción de Hielo y Fuego; de este modo, a través de sus páginas desfilan un montón de Stark, Arryn, Lannister y Martell, entre otros.  Encontraremos a mujeres y hombres nobles, así como otros repudiables, sin duda, muy del tono de la saga a la que pertenece este libro y su fabuloso mundo ficticio.  La violencia a la que son capaces los personajes, sin vacilaciones para llevarla a cabo, en más de una ocasión puede llegar a sorprendernos, si bien en el mundo real ese tipo de actos se han llevado a cabo desde que existe la humanidad y bien hay registro histórico de ello, como bien pretende hacer esta crónica ficticia.
     Considerando que el libro pretende ser un documento histórico, sus capítulos están divididos por periodos de un reinado en específico o un hecho en particular, que haya marcado de manera concreta una parte de estos gobiernos.  Por lo mismo, la narración no mantiene el carácter de “novela río” de los tomos que le han precedido, que los casos anteriores la trama se veía desde el punto de vista de un personaje en concreto, lo que iba alternando la historia entre uno y otro, en la medida que el libro avanzaba.  Asimismo, teniendo en cuenta esto, no conocemos los pensamientos de los protagonistas y secundarios, que son muchos, quizás más que los que aparecen en un solo libro de Canción de Hielo y Fuego; no obstante, el narrador se permite hacen uno que otro comentario moral, a manera de juicio o adelanto de lo que pasará, algo que se supone un verdadero historiador no realizaría.  Por lo mismo, no tenemos muchos diálogos acá y, sin embargo, se disfruta mucho el libro desde principio a fin, que la maestría del autor para envolvernos con su arte queda en evidencia más que nunca.
     Por otro lado, considerando que es una crónica sobre los Targaryen, los dragones poseen una impronta mayor que en el caso de la citada saga, pues acá salen varios más que los tres que poseía Daenerys, quienes cuentan hasta cierto punto con una especie de personalidad.  Asimismo, las intrigas abundan, algo muy de las narraciones reales y ficticias de la realeza y los asuntos de poder, lo que incluirá traiciones impactantes y actos de gallardía memorables. Por otro lado, salvo uno que otro detalle, el elemento sobrenatural no es tan abundante, aparte de los dragones (claro), que poca brujería aparece y no salen otros monstruos (además de lo que se cuenta en ese pavoroso fragmento, al que me referí más arriba).
    ¡Y no hay que olvidar las preciosas y cuidadas ilustraciones a cargo de Doug Wheatley que acompañan al tomo, las que son cerca de ochenta!


3. Personajes.
 
    Para este apartado nombraré solo a miembros de la familia Targaryen, que, considerando las características de esta obra, la cual abarca un inmenso periodo de años, con un montón de personajes, haría muy cansador nombrarlos (y recordar) a todos.  En todo caso, agrego uno que otro detalle determinante sobre estos, para no extenderme más de la cuenta (y que también es fácil confundirse, por la manera de cómo está narrada la historia).
 
* Aegon I, el Conquistador, el Dragón: Quien comenzó la dinastía de los suyos al “unificar” los Siete Reinos.  Determinado a cumplir sus deseos, en principio prefiere demostrar su poder solo a través del conocimiento de los otros de sus dragones y ejércitos, que a menos que fuese absolutamente necesario llegaba a la violencia.
 
* Maegor I, el Cruel: El primero de su dinastía en demostrar la locura a la que eran propensos los suyos, siendo un monarca no apreciado por sus súbditos, debido a su malevolencia.  Sus actos sanguinarios son un adelanto de la espantosa guerra fratricida por el poder, que se va a desatar mucho después de su muerte.
 
* Jaehaerys I, el Conciliador, el Viejo Rey: El Targaryen más querible de todos los que llegamos a conocer en el volumen, sentimiento que comparte con su esposa (¡Y hermana!), Alyssane, la Bondadosa Reina.  Juntos son una preciosa pareja y llegan a tener un montón de hijos, todos ellos de distinta calaña (entre vástagos de corazón noble y otros que dejan mucho que desear).  Fueron famosos por la actitud positiva hacia sus súbditos, sin distinción de clase y género; sin embargo, no la tuvieron fácil.
 
* Rhaenyra: Violenta mujer que llega al Trono de Hierro en medio de una cruenta guerra civil contra su hermano.  Su existencia llega a ser bastante infeliz, si bien no le faltaban partidarios.
 
* Aegon II: Hermano menor por vía paterna de la anterior, lidera el bando que estuvo en contra de la anterior, contra quién se llevó a cabo la llamada “Danza de Dragones”, que llevó a cabo una muy sangrienta confrontación entre los Targaryen y sus aliados.  Tal como su odiada familiar, fue una persona llena de resentimiento y poco amado por el pueblo.  Su reinado y el de Rhaenyra fueron muy breves, menos mal.
 
* Aegon III: Llamado El Rey Quebrado, fue el único hijo que le quedó vivo a Rhaenyra (supuestamente), luego de las atroces muertes de sus hermanos durante la Danza de los Dragones.  Como vio morir a su progenitora siendo muy pequeño, en circunstancias dantescas, quedó marcado de por vida y por ello no era dado a la risa, si bien hasta donde termina el libro (al comienzo de su reinado), no era una persona malvada.  A diferencia del resto de su familia, no goza de la compañía de los dragones.
 
4. Adaptación televisiva.
 
     Fue llevada a la pantalla chica por HBO, los mismo de Juego de Tronos, bajo el nombre de La Casa del Dragón.  Estrenada en 2022, su primera temporada tuvo “solo” diez episodios y fue un éxito.  Dentro de los próximos meses está por debutar la nueva tanda de capítulos.  Cabe mencionar que solo consideró la trama de la novela a partir de la Danza de los Dragones, o sea, desde el conflicto entre Rhaenyra y Aegon II (una lástima por todo lo que obviaron).  Por mi parte, aún no la veo, puesto que decidí hacerlo una vez estén listas las dos primeras temporadas, para tener más material que disfrutar.

martes, 16 de enero de 2024

2023... ¡El año del DCU!

    El primer filme en solitario de Aquaman (2018), el superhéroe atlanteano y miembro de la Liga de la Justicia de DC, fue todo un éxito.  Dirigido por alguien de la talla de James Wan, destacado realizador que ha basado su carrera mayormente en películas de terror (en general de bajo presupuesto, aunque muy efectivas), nos permitió conocer mejor a esta dicharachera versión del justiciero anfibio, a través de un espectáculo visual que hacía que cada momento de la cinta, fuese un gozo para el espectador en general.  Ante las buenas críticas y la venia del público (entre ñoños conocedores del personaje y quienes solo buscan diversión, sin haberse leído antes un puto cómic de este), era de esperar que el personaje volviese en una secuela o algo parecido.
     Antes de que se concretara el largometraje que hoy nos reúne, Aquaman/Jason Momoa (imposible no relacionar a esta adaptación de "live action", con el guapo y varonil actor que lo interpreta), el paladín tuvo sendos cameos muy graciosos al final de la primera temporada de Peacemaker y en la escena final del filme de The Flash; claramente aquellas breves, aunque simpáticas intervenciones suyas, ayudaron a hacer más entrañable al soberano de los siete mares deceístas.
    Y así fue que a finales del año pasado, en fechas navideñas para ser más precisos, por fin se estrenó la tan ansiada secuela.  La película venía precedida de los problemas legales de una de sus actrices, la bella Amber Head, y quien se había convertido en persona non grata para un montón de gente, luego de su intento de difamar (con juicio incluido, que hasta para documental dio", de tan cubierto que estuvo por la prensa) a su ex esposo Johnny Deep (acciones legales que fueron en su contra, más encima manchando el honor de uno de los actores más queridos de la actualidad); asimismo, todo un "complot" en contra de las últimas entregas del DCU (que en 2024 fueron cuatro en total, una más que las del UCM, considerando la que hoy nos reúne como la última, luego de ¡Shazam!: La Furia de los Dioses, la mentada The Flash y Blue Beetle), comenzó a prejuiciar al público común y corriente, de que esta secuela sería otro desastre de crítica y taquilla...
    Dirigida nuevamente por James Wan, nos trajo de vuelta a casi todos los actores y personajes de la primera entrega (solo se echó de menos al buen Vulco, encarnado en su momento por el siempre maravilloso, como el viejo maestro de Arthur Curry/Orin).  En esta ocasión vemos a un mucho más maduro (en buena parte) soberano de los océanos, alternando entre su vida como monarca, justiciero, esposo... ¡Y padre! Su existencia lleva un transcurso continuo, hasta que un viejo enemigo regresa: el vengativo Manta Negra, quien ha logrado hacerse con el control de un ancestral tipo de energía, que puede provocar un terrible desastre ecológico; para peor, el villano ha despertado un mal igual de antiguo, e inteligente, que puede empeorar aún más las cosas.  Solo algo puede hacer para evitar el desastre nuestro mestizo superpoderoso: recontactar a su medio hermano, que estuvo a punto de matarlo en el pasado y quien ahora es un cautivo de la justicia; por lo tanto, deberán trabajar juntos si en verdad desea que el bien gane ¿Puede confiar en Orm? Solo lo sabremos" dándole su oportunidad a esta cinta que les recomiendo de corazón.
    Mucha aventura y acción encontramos en Aquaman y el Reino Perdido, con efectos especiales maravillosos y en general una dirección de arte potente, que nos entrega preciosas escenas submarinas, incluyendo hartos monstruos pavorosos, lo que pareciera ser la preparación del realizador para la ansiada adaptación de La Llamada de Cthulhu, de Lovecraft, que se supone hará dentro de poco.  Por otro lado, el recio Jason Momoa está en su salsa como este alegre Aquaman y la inesperada dupla que hace acá con su otrora rival, resulta bastante divertida; así que uno lo único que quiere, es que funcione por completo esa hermandad forzada. En cuanto a la igual bella Amber Heard, como Mera, la esposa del protagonista, en contra de lo que nos hicieron creer, debido a su pérdida de la gracia entre los productores y el público, tuvo sus buenas escenas, aunque relegada al rol de secundaria en esta ocasión.  Asimismo, el villano humano brilló bastante (Manta Negra) y siempre daba gusto verlo en pantalla; lo mismo para el socio en el mal del anterior, una presencia muy siniestra.
    El metraje se pasa rápido, que el filme no llega a las dos horas, quizás por culpa de tanta mala onda antes de su estreno.  Por otro lado, no faltan quienes han seguido hablando pestes de esta obra, la cual lejos es superior a esa verdadera mugre que es The Marvels.  Por mi parte, los animo a verla, que no se aburrirán y bien cierra un año de "puro filete" que nos entregó el DCU, que ahora se reiniciará y es que en verdad echaré de menos a Momoa como Aquaman en próximas producciones (aunque leí por ahí, que podría ser Lobo en un futuro cercano de lo que se viene de DC en imagen real ¿Qué dicen al respecto?)
 
 

                                                                            Tráiler

miércoles, 10 de enero de 2024

Doce años (o más) de tu vida.

 

      Doce temporadas duró The Big Bang Theory, emitiéndose originalmente entre 2007 y 2019, con un total de 279 episodios (una suma más que respetable, considerando los pocos episodios que acostumbran a hacer hoy en día para los programas de televisión).  Doce años en la vida de sus actores, productores y demás personas involucradas en dicho show; también doce años para sus seguidores y, en mi caso, muchos más, pues tan solo hace un par de días por fin me la terminé de ver, si bien me la repetí desde el principio a partir de principios de julio del año pasado, para recordar todo lo que había olvidado (mucho, la verdad) y de ese modo apreciar, por fin, las tres últimas temporadas que tenía pendiente.  Por lo tanto, ocupé mucho más tiempo de mi vida en ella, algo así como casi dos décadas desde que le eché un primer ojo en los tiempos de los DVD clonados.  Fue la mejor decisión de todas, que pude ser testigo de la evolución de sus personajes, como no fue posible la primera vez, que por lo general me veía una tanda de capítulos por año.
    A medida que me iba acercando al final, desde que llegué a la última temporada (ya cuando Sheldon y Amy por fin se han casado, algo que, en verdad, nunca pensé que sucedería), me daba pena pensar que se me iba a acabar, pronto, el más “nuevo” material de un show tan querido.  Para mí NUNCA hubo capítulo deficiente, si bien había varios que lejos sobresalían sobre los otros, tanto por sus potentes historias lograban que contar en menos de media hora, como por los espectaculares invitados estrella que tenían.  Siempre las risas estuvieron garantizadas y hasta unas cuantas lagrimitas me salieron por ahí.  Por lo tanto, no me faltan cosas que comentar respecto a TBBT.
    Eventos muy interesantes, graciosos e importantes para la trama principal y el desarrollo del espectáculo, suceden a lo largo de estos tres últimos años.  De la décima temporada, puedo decir que, uno de ellos viene a ser la manera de cómo termina el trabajo para los militares, realizado por tres de estos amigos; un hecho que determina de una manera distinta, hasta ahora, la relación del grupo (en concreto entre los varones) y a través del cual, si viéramos con ciertos ojos, podríamos encontrar la primera crítica (y tal vez única) social de este título: en cuanto al manejo militarista de los avances de la ciencia y la tecnología, así como el aprovechamiento egoísta del gobierno de USA, de la inteligencia de sus genios (tal como en la vida real, pasó con varios de los héroes y modelos reales de estos cuatro “cerebritos”).   El nacimiento de un bebé, entre un grupo de compañeros tan unido como este, viene a ser otro suceso destacado y es que la ficción ejemplifica muy bien (a través de la comedia, claro), de qué manera esto puede incidir en el statu quo de la pareja a la que le llega su vástago y cómo ello marca el posterior tiempo que se pasa con los amigos (en especial con los que siguen sin tener descendencia); sin embargo, los guionistas de TBBT no estaban dispuestos a que este hecho cambiase mucho la orientación del programa y al final “arreglaron” todo esto de una manera ingeniosa: al bebé nunca lo muestran y la vida social es posible, porque sus padres aprovechan que está en la guardería o durmiendo para juntarse con sus amigos.  Luego tenemos otro detalle, que resulta muy significativo para la evolución del personaje de Sheldon y su singular romance con Amy, algo que muchos pensábamos que nunca iba a pasar: se van a vivir juntos; esto último se trata de un arco argumental, que nos dará mucho de los mejores momentos de estas tres temporadas finales.  Por cierto, aparte de que me gustó bastante todo lo que menciono, debo señalar que hayan potenciado al secundario de Bert, el colega geólogo de la universidad, me agradó sobremanera, pues resultó ser alguien muy simpático, quien tendría momentos bastantes graciosos en el show y que, además, llegaría a compartir con los protagonistas hasta el final.

¿Quién será ese chasconcito de atrás?

     La undécima temporada no dejó de estar llena de sorpresas y entre ellos el nacimiento del segundo hijo de Howard y Bernadette (¡Ya un primer pequeño, era algo impensado hasta el momento!) y que Sheldon se decida a ofrecerle matrimonio a Amy; por lo mismo, la boda que se ha estado preparando, a lo largo de todo ese año, es algo que a los espectadores nos tiene pendientes todo el rato y ya cuando está por terminar la temporada, su final es, quizás, el mejor de todos los cierres de temporada: no solo por fin conocemos al hermano de Sheldon (interpretado por Jerry O´Connel, lo que me dio bastante satisfacción, puesto que es un actor al que siempre lo tengo presente, con cariño, desde su intervención ochentera, de cuando era niño, en la película de culto Cuenta Conmigo, basada en la novelette El Cuerpo de Stephen King), sino que en un mismo episodio tenemos a dos grandes: Mark Hamill (el recordado Luke Skyawalker de la trilogía original de Star Wars) y a Kathy Bates (quien hizo de la psicópata Annie Walkes, en la adaptación cinematográfica de Misery, también sobre una obra de King).  Tampoco puedo olvidar la muy entretenida intervención del escritor Neil Gaiman (uno de mis favoritos) y la incorporación de un nuevo personaje recurrente femenino, muy simpático, Denise, quien será relevante para darle su final digno a Stuart, ya cerrando la serie. 
    La duodécima temporada la disfruté más de lo que pensaba, tanto porque me parecieron sus guiones magníficos, por todo lo que pasaba en ella, como por querer saber cómo iban a terminar todo; igual tenía sentimientos encontrados, puesto que sabía que a medida que avanzaba en ella, se me estaba acabando la diversión con tan queridos personajes y por eso mismo fui graduando mi tiempo dedicado a la serie, hasta que me la terminé ya entrado este 2024.  Si bien cada uno de los protagonistas tuvo su propio arco argumental, por mucho que fuese cómica (con algo de dramatismo, claro) la decisión de Raj de buscar una esposa a través de un matrimonio concertado, lo mejor a mi parecer estuvo centrado en Sheldon y Amy: Y es que el primero, por fin llega a las puertas de cumplir uno de sus mayores sueños (algo que no contaré, para no caer en el spoiler), lo que involucra, como no, al resto de sus amigos y más de alguien de su entorno.  Cabe mencionar que tanto la trama dedicada a Raj, como la de Sheldon y Amy, tendrán ramificaciones hasta el muy emotivo cierre del show.  Para lo de Raj, se incorpora una nueva recurrente, su futura esposa y quien resulta ser un personaje muy singular, tal como en su momento fueron sus anteriores parejas; mientras que para el otro arco, apareció un muy interesante invitado como recurrente, que fue todo un guiño al mundo de la ñoñería y bastante ligado a los gustos de los cuatro chicos: Sean Bean, uno de los actores de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos, quien apareció en varios capítulos. Por cierto, muy inteligente el bello crossover con el spin-off de este título, me estoy refiriendo a El Joven Sheldon, otro momento de poesía para una comedia que logró ser más que risas.
     Ahora que ya me acabé de ver TBBT, celebro que hayan mantenido la presencia a lo largo de tantos años, de la mayoría de sus personajes recurrentes, convirtiendo algunos de ellos en verdaderos secundarios, como bien es el caso del buen Stuart.  Es así que las madres de Sheldon y Leonard aparecieron hasta el final (bueno, ya no recuerdo si la adorable mamá de Cooper estuvo, en efecto, en la última temporada), lo mismo que el también simpático padre de Penny.  El desagradable, y pese a ello excelente personaje, de Krypke, también estuvo hasta el cierre (bueno, no sale en el último capítulo, aunque aparece harto en el duodécimo año) y también tuvo mucha presencia Will Wheaton.  El adorable, muy guapo, aunque tonto como él solo, de Zack, fue parte de un genial arco argumental dedicado a Leonard en la duodécima temporada y en general fue invitado al menos una vez por temporada, desde que tuvo su debut.  La mamá de Howard fue una presencia muy importante, hasta el fallecimiento de la actriz que le daba su voz y Stephen Hawkins también participó más de lo esperado, hasta poco antes de su deceso.  La última temporada, asimismo, rescató al gracioso presidente Siebert, de la universidad en la que trabajan varios de los protagonistas, quien no da muy graciosas intervenciones y, de igual manera, fue un gusto reencontrase con la encargada de Recursos Humanos de este mismo lugar, a la que no veíamos desde hace rato (el único personaje afrodescendiente regular del programa).
     Respecto al último episodio, me habían dicho que iba a llorar y ya me estaba preparando para ello ¿Por qué sería? Me preguntaba.  La verdad, es que no llegué a esos extremos, pero sí se me humedecieron los ojos y es que en verdad fue muy emotivo, algo que lo venían preparando desde el capítulo anterior; preciosa la escena final sin diálogos, un autohomenaje a estos dos grandiosos doce años de emisión. Por cierto… ¡Por fin vemos acá a los hijos de Howard y Bernadette!
      Una última cosa que dejaré para el debate y/o la reflexión: Me habría gustado que fuesen más osados y hubiesen sacado del clóset a Raj.

Junto a los invitados de uno de los episodios más graciosos de la última temporada.

jueves, 4 de enero de 2024

Recordando cosas que a (casi) nadie le importa.


      El 2023 se fue más rápido de lo que esperaba y supongo eso fue porque en general lo disfruté y si es así, se lo agradezco a Dios, como también a las distintas personas que me ayudaron a que ello fuese posible.  Cuando ya estoy en el primer día del 2024, descansando en casa y luego de la celebración de fin/comienzo de año, y tras haber dormido mucho, como en anteriores periodos como este, me dispongo a revisar lo que fue la recién pasada temporada para el Cubil del Cíclope (¡Cada vez me parece estar más en medio de ese “futuro”, que pensaba de niño, con todos estos adelantos científicos de hoy en día, usándolos de la manera más común y que en su momento algunos apenas soñé que se vendrían!).  Hay unas cuantas cosas que contar y rememorar, a ver a quién le interesa, claro…
     Como siempre, el título que puse a este texto me lo pensé más de una vez, que su sentido no es gratuito y bien tiene su razón de ser: Este año tuve una crisis con mi blog y por primera vez desde que lo comencé hace más de una década, estuve pensando en dejarlo de lado ¿Por qué digo esto? Pues debido a que me desmoralicé, al comprobar que cada vez recibo menos visitas y lecturas, para qué hablarles de los comentarios, que apenas dejan y hay unos cuantos posts que ninguno tienen; esto me desanima muchas veces o, al menos en cierto momento, me desmotivó lo suficiente como para estar a punto de dejarlo (si mis propios “amigos históricos” no me leen, algo que en más de una ocasión ya lo he dicho por acá, que antes algunos de ellos sí le dedicaban su tiempo a este proyecto mío y por lo mismo me resultan más penosas sus ausencias).  Uno procura compartir siempre con quienes quiere, aquello que los hace felices, me refiero en especial a sus “proyectos” y en ese sentido, si uno lo hace con los otros, también hay que devolver la mano ¿No? Por lo mismo, agradezco a los pocos que todavía valoran esto que hago y que me alegran pasándose por acá, quienes me han demostrado que sí aprecian de corazón lo que hago; al respecto, quiero dar nuevamente las gracias a Ricardo Ruiz, mi querido amigo trasandino, de ya más de dos décadas desde que supe de la existencia de Insomnia, una tremenda revista virtual dedicada a Stephen King, nuestro escritor favorito (¿Estoy bien en la cantidad de tiempo considerada? Por otro lado, agrego que mi compadre, de vez en cuando, agrega algunos de mis escritos a su publicación y de ese modo mi crítica para la antología Vamps forma parte del número 296, aparecido el año pasado) y a quien espero conocer algún día en persona (hoy en día, nos mantenemos en contacto de forma periódica gracias al guasap); lo mismo digo para Eduardo Gacitúa, con quien tuve el gusto de trabajar el año antepasado y que luego se convirtió en el único amigo verdadero que llegué a hacer en el Balmaceda (donde ahora ya voy para los cinco años allá); por último, mis más sinceros agradecimientos a Jorge Lorca, compañero de mi época de universitario en los noventa, con quien me reencontré luego de no saber de él por más de veinte años, quien también entiende esto que significa “trabajar” en un blog (aunque no somos colegas en esto, je).  Respecto a este tema, lamento haber perdido esos lectores que antes daba gusto tener por acá, algunos que claramente perdieron el interés (pienso en “alguien” en especial cuando escribo estas palabras) y otros que se ausentaron cuando cerraron sus propios blogs, desapareciendo por completo de estas redes sociales cada vez más arcaicas (¿Qué habrá sido de Tomás Rivera y de su maravilloso Kindlegarten y de Guillermo Ríos, creador de la enciclopédica Guillermocracia, entre otros?); al respecto, no puedo dejar de extrañar a mi amigo Eduardo Romero, más conocido como Cidroq por estos lares, quien nos dejó hace ya cinco años y el cual fue mi más fiel lector (su blog El Cuchitril de Cidroq, era toda una fuente de inspiración para mí).

Celebrando el Nuevo Año 2024 con a mi mamá y a mis bebés Brunito y Amilcar.

     En año pasado solo escribí y publiqué 65 “entradas”, que como en temporadas anteriores algunas correspondían a un mismo texto dividido en, por lo general, dos partes (para que no se vieran tan extensos y/o fuese tedioso leerlos a los posibles lectores).  En el tiempo que llevo dedicado al Cubil del Cíclope, este fue el tercer año con menos publicaciones, que le antecede 2012 con apenas 53 en total.  La razón de tan pocos escritos a mi haber, si se lo compara los años más productivos, viene a ser el poco tiempo que me quedaba para dedicarme a esto, debido a mi extensa carga horaria laboral (entro todos los días a las 08:30 y termino a las 18:00, menos los viernes, que solo entonces me toca a las 17:00); que luego me voy a entrenar y llego a la casa en la noche, ya rendido.  Igual el año pasado tomé la costumbre de llegar directo a mi hogar, los días viernes para echarme una reponedora siesta, que puede durar entre una a tres horas, según qué tan cansado ande.  Por lo mismo, por lo general escribía durante los viajes largos a la “pega”, que como no tengo auto, lo hago en el vehículo que tomo para llegar a mi destino o a veces los fines de semana en casa.  Los meses que apenas le dediqué tiempo a todo esto, fueron justamente en vacaciones, en febrero con apenas un post y que fue justamente cuando me desilusioné con mi página (que en parte la broma de un amigo, que siempre se toma a “gracia” lo que hago, me quitó todas las ganas por esas fechas de escribir) y julio, en pleno descanso de invierno (solo quería “evadirme” de otra forma, que andaba con un par de penitas por mi situación laboral y amorosa) … ¡Y he ahí por qué tan poco inspirado anduve! Menos mal que luego me recuperé (en parte).
     Entre lo que hice el 2023 para el post, dentro de los textos que realicé, diecinueve estuvieron dedicados a libros que leí en el transcurso de ese periodo (salvo el primero, que fue la segunda y última parte de mi revisión, del tercer tomo de la antología de ciencia ficción Visiones Peligrosas, a cargo de Harlan Ellison).  El resto corresponde a los dos autoretos que me autoimpuse y que en una primera instancia estuvo dedicada a ensayos (ñoños, claro) y luego a mujeres cuentistas; cabe mencionar que disfruté mucho de estas lecturas, salvo el libro de Ursula K. Le Guin, que en general me aburrió como ostra (Las Llaves del Aire).  Entre medio hice un trío de excepciones, una de ellas la novela La Casa de los Espíritus de Isabel Allende, que me la leí por tercera vez, pues se la di como lectura a mis estudiantes y deseaba repasarla; asimismo, los otros dos paréntesis estuvieron dedicados a sendos libros escritos por mis amigos Miguel Acevedo y Jorge Lorca, Los Sicarios Nocturnos y otros relatos y Los Filósofos Cínicos respectivamente (con posterioridad, los hitos que fueron estas obras, que fueron muy de mi agrado, me llevaron a querer realizarles “exclusivas” entrevistas, a las que bien se puede acceder a través de esta humilde página).  Cabe mencionar que no dejé de leer cómics, como bien me gusta hacer, aunque esta vez a ninguno le realicé su respectiva crítica (si bien tengo la idea de brindarle unas cuantas líneas a Maus, que espero concretarlo en enero, sin falta).   Leí en total trece libros, unos más extensos que otros, entre no ficción y narrativa (igual pocos teniendo en cuenta otros años).

El día del lanzamiento del libro de mi amigo Jorge Lorca,
posando con su libro.

     De las películas que vi en 2023, escribí sobre todas las de superhéroes que estrenaron en las salas de cine, aunque todavía estoy en deuda con Aquaman y el Reino Perdido, otra entrada que pretendo realizar en los próximos días.  Cabe mencionar que, en materia del subgénero de justicieros, me parece que lejos DC estuvo más parejito en calidad respecto a su competencia y, por lo mismo, me indigna bastante que tanto idiota insista en hablar a priori denostándolas o exista todo un complot en contra de estas producciones.  Por lo mismo, cuando me tocó realizar mi entrada número 1000, poco tuve que cranearme para que mi revisión de Blue Beetle, fuese el texto que justo calzara con dicha celebración.
     De los otros filmes que tuve la dicha de contemplar el año pasado, solo a la última cinta de M. Night Shyamalan, Llaman a la Puerta, le hice un escrito… ¡Y es que me impactó bastante! En verdad lamento no haberla podido ver en pantalla grande, que poco estuvo en cartelera por acá.  Igual en las últimas semanas, me vi un par de pelis de terror que me sorprendieron mucho y que me han llevado a pensar escribir sobre ella (¡Nunca me falta inspiración!).

Ñoñeando con mi amigos el escritor Miguel Acevedo y Eduardo Gacitúa.

     Las series que me acompañaron en 2023, también están en el Cubil del Cíclope, destacando shows dedicados a la franquicia de Star Trek y Star Wars.  En el primer caso, no podía dejar de expresarme sobre la tercera y última temporada de Picard, que tan hondo me caló en el corazón; la cuarta temporada de Discovery, también estuvo presente y los títulos que fueron más que gratos descubrimientos fueron Strange New Worlds y Lower Decks, que me fascinaron a un nivel que no me esperaba.  En cuanto a la “competencia”, por fin me puse a ver Andor, lejos entre lo mejor que aprecié el año pasado y que creo es lo más potente de todo Star Wars en décadas; la tercera temporada de The Mandalorian, por igual tiene su crítica por acá y The Clone Wars es otra más en esta lista, siendo este un espectáculo animado que también superó mis expectativas.   No puedo dejar de mencionar que tuve la intención de revisar por acá Babylon 5, uno de mis programas favoritos desde mi juventud en los noventa, que me repetí entre finales del 2022 y comienzos del 2023; sin embargo, solo llegué hasta la segunda temporada con mis revisiones, que fue justo para cuando andaba desmoralizado y al final me agarró la “máquina” de las obligaciones, por lo que ya perdí el propósito de escribir más al respecto.
     A diferencia de lo anterior, la tercera temporada de The Witcher fue una tremenda decepción (y desperdicio).  En cambio, la miniserie Misa de Medianoche me sobrecogió por completo (aunque estuve pendiente de ella a finales del 2022) y por lo mismo tengo deuda con otras tres miniseries de su creador, Mike Flanagan, de quien me vi el año pasado La Maldición de Hill House, La Maldición de Bly Manor y La Caída de la Casa de Usher, que considero verdaderas obras maestras (en especial las dos últimas) y de igual manera debería escribir sobre ellas.  Por otro lado, 2023 fue, además, mi reencuentro con The Big Bang Theory, una de mis series más queridas y que retomé en julio del año pasado desde el principio, para así por fin acabarla; en estos momentos estoy a pocos episodios de terminarla, idea que igual me produce algo de penita, de modo que he ido graduando mis pasos hacia su final.
     Como sucede todos los años, lamentablemente, me tocó despedir a unos cuantos “famosos”, que a lo largo de mi vida se hicieron valiosos, gracias a sus aportes al arte.  Todavía tengo pendiente escribir acerca de Keith Giffen, destacado guionista y dibujante de cómics, que realizó varios trabajos que amo mucho (falleció el 9 de octubre); no obstante, sí llegué a hacer mis elegías para gente como Julian Sands, Ray Stevenson, John Romita Sr., Kevin Conroy y Angelo Badalamenti (estos dos últimos fallecieron en 2022, pero me atrasé en despedirlos).  Me pregunto qué nos deparará el 2024, que recién está en sus inicios.
    Algo que no hacía desde hace rato, fue escribir un microcuento y esta vez lo hice basándome en un sueño que tuve.  Gato Onírico se llama.  Asimismo, compartí dos documentos hechos para mi labor como docente, primero la versión teatral de El Vaso de Leche, que realicé para que algunos alumnos míos la representaran y un par de discursos que tuve que dar en sendos eventos del colegio. 
    Otro texto que deseo destacar es el que hice acerca de la puesta en escena de Hijos del Cauce, magnífica pieza teatral que tuve el gusto de apreciar con mi regalón Amilcar, mi sobrinito que con solo 14 años, ya disfruta bastante de este tipo de arte.  La obra fue lo suficiente impresionante para los dos (y el resto del público, según pude percibir), como para que no me aguantara las ganas de compartir mis impresiones al respecto.  Espero que en 2024 podamos gozar Amilcar y yo de varios otros títulos como este.
    Harto escribí igual y ojalá este año supere la cantidad de posts del 2023, aunque procurando siempre mantener la calidad (hasta donde me den mis propias capacidades, claro).  Tengo pensado retomar mi querida serie de entradas de Así era en mis tiempos, bajo un tema que me produce muy bellos recuerdos y realizar al menos dos entregas más de Pecados de Omisión, que todavía me quedan unos cuantos títulos que mencionar (incluyendo una dedicada a los cómics). 
    Se me estaba olvidando… ¡En 2023 El Cubil del Cíclope cumplió nada menos que doce años!
    Bueno, he atrasado más de la cuenta este primer post del año 2024 (Me carga esa manía que sacaron de llamar ahora a estos años veinte veinticuatro, por ejemplo ¡Qué cursí!) y es que comencé a redactar estas palabras en la tarde del 1° de enero y solo ahora, en la mañana de este día 4, he logrado acabar el presente texto.  De antemano, gracias a quienes se han detenido en la página y, en especial, a los que me han comentado.

Juntos a mis alumnos de la asignatura de Taller de Literatura 3A, antes de la función de
El Vaso de Leche.

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