domingo, 23 de febrero de 2014

Maestros del Horror 19: "Pelts" ("Pieles") de Dario Argento.



19.1- El Escritor.

     F. Paul Wilson es el escritor cuyo cuento fue adaptado en esta ocasión para el programa.  Pese a que éste lleva una larga carrera como autor del género, teniendo a su haber una buena lista de cuentos y novelas, no es en realidad lo que podríamos decir un “Maestro del Horror”; de este modo a quien en realidad corresponde este apelativo es al director encargado de esta sanguinolenta producción: Dario Argento y sobre quien ya se escribió en esta serie de artículos, debido a su primer aporte al show con la inolvidable Jennifer.
     Nacido en 1946, además de ser escritor de terror y ciencia ficción. Wilson también doctor, lo que bien se puede apreciar en uno que otro thriller médico de su autoría (al más puro estilo de Robin Coock).  A diferencia de colegas suyos, su trabajo apenas ha conocido adaptaciones audiovisuales o gráficas (salvo un caso memorable al que se hará referencia más adelante), siendo Pelts la segunda ocasión en la cual se llevó a imágenes su narrativa.  No obstante circula por ahí un DVD conteniendo 3 cortometrajes basados en sus relatos (“OTHERS: The Tales of F. Paul Wilson”). 
     En 1983 su novela The Keep fue llevada al cine, la cual tuvo la suerte de conseguir cierto prestigio y trascendencia, si bien en su momento fue un fracaso. La cinta es conocida en Latinoamérica como La Fortaleza (nombre de la traducción mexicana del libro, mientras que los españoles titularon su edición como El Torreón).  Ésta fue dirigida por el hoy famoso Michael Mann (responsable de filmes de culto como Manhunter, El Último de los Mohicanos y El Informante, entre muchos otros, además de ser el creador de la popular serie de acción ochentera Miami Vice, de la cual muchos años después hizo su propia versión para la pantalla grande).  No obstante uno de los puntos más altos de esta película, es que contó con la banda sonora del grupo alemán de música electrónica Tangerine Dream, los cuales por tener su buena cantidad de seguidores, le han otorgado con el paso de los años una mayor cantidad de cultores.  La trama trata acerca de un grupo de nazis en plena Segunda Guerra Mundial, quienes llegan a cobijarse a un castillo supuestamente abandonado y en el cual se encuentra una antigua fuerza maligna, la que comienza a deshacerse de ellos.   Este libro es el primero de una serie de 6 entregas, la cual ha su vez ha visto la luz como cómics, teniendo nada menos de guionista al propio Wilson.  Siendo una de las obra más exitosas de éste, tanto el escritor como su libro fueron homenajeados en el aclamado animé Hellsing.  Esto fue en un episodio donde se hablaba de un castillo de Transilvania, que durante la Segunda Guerra Mundial fue habitado por un demonio; por otro lado, en dicho capítulo apareció un personaje que se llamaba Paul Wilson, como el autor.  La serie de novelas que comenzó con esta obra, recibe el título genérico de Ciclo del Adversario.
F. Paul Wilson.
    De pensamiento neoliberal, el cual ha proyectado en numerosos de sus títulos, ha recibido unos cuantos premios debido a ello por parte de instituciones ligadas a esta ideología.  Dentro de esto se puede mencionar el primer Premio Prometheus en 1979 por su novela Wheels Within Wheels y otro en el año 2004 por Sims. La Sociedad Futurista Libertaria también honró a Wilson incluyéndolo en su Salón de la Fama en 1990 por Healer y An Enemy of the State (1991).
    Su personaje más reconocido es el mercenario Repairman Jack, quien apareció por primera vez en la novela The Tomb de 1984.  Éste antihéroe ha protagonizado una serie de cuentos y novelas, que hasta la fecha abarcan más de veinte textos.  A su vez Wilson le ha dedicado como mínimo 3 novelas donde cuenta sus aventuras de joven, como un ciclo aparte, dirigido a un público más juvenil (aunque no adolescente).
    Su vertiente dentro de la ciencia ficción especulativa, posee su mayor logro en la saga de LaNague Federation con a lo menos 6 obras, acerca de un particular imperio galáctico.
    Aparte de sus sagas ya mencionadas, actualmente posee editados más de veinte libros, entre antologías de relatos cortos suyos, selecciones de otros autores y novelas; en algunos casos, ha escrito textos junto a otros autores.
    En más de una ocasión este autor ha afirmado su influencia e inspiración desde pequeño, por parte de la prosa de Lovecraft, lo que lo llevó a escribir sus propias historias de terror.

19.2- La Película.

     La historia en sí es sencilla y responde a varios arquetipos propios del género: la existencia de la magia, una maldición para castigar a individuos culpables de no respetar las reglas de los “antiguos” y/o la Madre Naturaleza y la presencia de una bruja (no necesariamente malvada, pero sí sabia)…No obstante el detalle está en cómo un artesano de la talla de Dario Argento escenifica una trama tan simple, pero efectiva, convirtiéndola en otra entrega para recordar de Maestros del Horror.
     El nombre hace referencia a las pieles con las que trabaja clandestinamente un sujeto, las que convierte en abrigos y otras prendas; a su vez las comercia a muy alto precio, debido a su calidad de objetos prohibidos.  Un día le ofrecen varios mapaches recién muertos.  Lo que no tiene idea, es que dichos animales provienen de las ruinas de una antiquísima ciudad ubicada en medio de un bosque; de este modo la matanza recién hecha ha acarreado una espantosa venganza, puesto que el acto cometido por los cazadores atentó contra las reglas del lugar. 
    La trama está dispuesta como un racconto (recuerdo extenso), ya que lo que primero que se presenta al espectador, es una imagen sangrienta en la que se ven dos cuerpos apenas reconocibles y unos cuantos policías a su alrededor.  Considerando que Argento logró fama con sus filmes de carácter policial, bastante gores ya desde comienzos de los setenta, el resto del mediometraje se articula como una explicación para otorgarle lógica a la escena dantesca de su comienzo.
        Como es habitual en su cine, Dario Argento nos ofrece con su segunda colaboración para el programa, una obra de violencia gráfica con escenas de muertes que llegan a ser algunas de las más pavorosas e “ingeniosas” de toda la serie; no obstante pese a los niveles de truculencias de los tormentos exhibidos, los que bien pueden ser considerados hasta sádicos, su crudeza posee la estilización (entiéndase como “belleza”, cual un cuadro de el Bosco o Giger) con las que sus seguidores estamos acostumbrados.  Otro elemento que no deja de apreciarse en este episodio, resulta ser su acentuado erotismo, en especial a la hora de mostrar la hermosura de la desnudez femenina y la que se representa con un aire casi salvaje y bestial.  También destaca otra vez la música que acompaña a las imágenes del director, en este caso gracias al colaborador de sus últimas producciones, Claudio Simonetti.
     Cabe destacar dentro del guión la obsesión del personaje principal con una desnudista, lo más cercano que puede sentir el retorcido hombre al amor por otra persona.  Mientras la mujer trabaja mostrando su propia piel libre de todo elemento artificial con el que cubrirse y lo hace gustosa frente a los ojos de su público, su admirador labora con otro tipo de pieles y las que arranca con violencia a sus inocentes víctimas.  Luego algunos de quienes son castigados por sus actos son obligados (o más bien condicionados) a arrancarse sus tejidos cutáneos o escarmentarse utilizando herramientas propias del trabajo de los peleteros.  Si en el acto de desnudarse para ganar dinero y tener sexo hay placer, cuando quienes llegan a arrancarse sus propias pieles o entrañas, lo hacen como si cayeran en una misma seducción por parte de las fuerzas superiores que han decidido ajusticiarlos.  A su vez no se puede olvidar que el protagonista le ofrece a la mujer que desea, un abrigo hecho con las pieles que arrancó a los mapaches que le entregaron, habiendo en todo ello otro simbolismo al vestirse la mujer con la prenda que luego llega a obnubilarla.  De este modo la piel en sí misma se presenta en este trabajo como algo relacionado tanto con el pecado (placer), como con su punición (dolor); habiendo una conexión de ello con el sadomasoquismo tan constante hasta cierto punto en la filmografía del director y la sexualidad de sus obras.
     El papel principal corre a cargo del músico y actor de vez en cuando Meat Loaft (quien interpretó un personaje bastante interesante en El Club de la Pelea, de David Fincher); éste consiguió un desempeño más que aceptable en su intervención, representando a un personaje decadente y repulsivo propio de estas historias.  A su vez, como ya se ha visto en títulos anteriores de Maestros del Horror, interviene en una pequeña (pero memorable)  caracterización, un actor habitual del género y con varios clásicos a su cuesta: John Saxon.

    Esta producción debutó en USA el 1° de diciembre de 2006.

Una imagen inolvidable de esta obra de Dario Argento:
lejos de lo más GORE de"Maestros del Horror"

miércoles, 19 de febrero de 2014

La Patogallina y el teatro chileno actual.


    La Patogallina es una compañía de teatro chilena contemporánea, compuesta por jóvenes profesionales de diferentes áreas artísticas escénicas, quienes desde 1996 han ganado ya prestigio tanto a nivel nacional, como internacional.  De este modo a la fecha han montado 7 obras, presentadas en numerosos festivales de teatro, como en representaciones varias y ganando además varios premios.  Su trabajo se caracteriza por incorporar elementos del teatro callejero popular, humor, música en vivo y el desarrollo de historias basadas en la historia e identidad patrióticas (tema recurrente en nuestro teatro), si bien no por ello sus realizaciones carecen de carácter universal. Otro interesante aspecto de sus realizaciones que no pasa desapercibido, es su preocupación por el cuidado diseño de sus escenografías, lo que se agradece cuando hoy en día la norma (al menos en el teatro chileno) es contar con un escenario más bien pobre y por no decir, espartano; de este modo quien va a ver sus trabajos, se encuentra con un bello trabajo, donde además resalta lo lúdico e ingenioso y que permite transportar al público sin problemas a otra realidad.
     En abril de este año La Patogallina realizará una retrospectiva de todos sus montajes, en Matucana 100, oportunidad que no puede perderse el amante del buen teatro en general, como aquellos que ya han visto obras de esta compañía y desean apreciar aquellas que se perdieron (a su vez es posible repetirse uno que otro título de su repertorio).
     Por cierto, la compañía cuenta con una banda de música popular, La Patogallina Saunmachin, la cual por lo general se presenta en eventos culturales, si bien apenas cuenta con una discografía editada.  No obstante posee varios seguidores, ya que su música es de carácter alegre y mezcla de folclor con rock, ska y ritmos tropicales, lo que la hace del gusto de un amplio grupo de personas.
      Extranjero, el último Hain corresponde a su séptima y última producción a la fecha.  Estrenada en octubre de 2011, aborda uno de los tantos episodios tristes de nuestro pasado: la captura y rapto de aborígenes patagónicos (de las tierras más australes y/o lejanas del territorio chileno), para ser exhibidos en Europa como bestias en los llamados “zoológicos humanos” durante el siglo XIX.   Lo más vergonzoso de todo ello, fue que los inescrupulosos sujetos que se dedicaron a esto, contaban con el beneplácito del gobierno de aquel entonces, puesto que obtenían ganancias económicas con tal acuerdo, ya que no consideraban a las víctimas ciudadanos chilenos, ni mucho menos personas.  Es así cómo esta obra gira en torno a un adolescente, de quien nunca llegamos a saber su nombre, quien justo cuando se encuentra realizando el rito religioso para entrar a la vida adulta, es violentado por los verdaderos extranjeros, quiénes se lo llevan para iniciar un auténtico viaje a los infiernos y donde el muchacho será sometido a varios vejámenes junto a otros expatriados.  Pero no todo es maldad pura entre los supuestos hombres civilizados, puesto que en el intertanto, el joven protagonista conoce a una cuantas personas que sí reconocen en él a un sujeto con derechos y digno de ser respetado, de modo que harán lo posible para salvarlo de su desgracia.

     La obra comienza con una imagen (o escena mejor dicho), en la cual de inmediato se nos trasporta al increíble mundo de los Selk´nam, el pueblo al que pertenece el personaje principal: una tierra fría, pero llena de magia y de naturaleza virgen.  Es así que vemos a un grupo de esta gente marchar a duras penas, batallando contra el viento y la nieve, para luego rendirle tributo a sus dioses y espíritus protectores. El espectador no deja de verse inmerso en medio de esta realidad, la que luego contrastará con cada una de las etapas del periplo forzado del joven Selk´nam.  Ambos mundos se ven opuestos entre sí: cuando el sur profundo se ve cálido, pese a todo, en la llamada “civilización” abunda el horror y falta de belleza de la naturaleza.  Por cierto, todos los personajes llevan máscaras o antifaces, elementos propios del tradicional teatro popular y callejero, por no decir carnavalesco (de lo que se ha apropiado orgullosamente este colectivo artístico).  De este modo, a la hora de crear el ambiente adecuado para “hacernos creer” en la verosimilitud de lo representado, cumplen un papel fundamental dos elementos en concreto:

  • Primero la voz en off que se escucha al principio de la obra y luego al final de ésta (no recuerdo bien si aparece en otros momentos).  Ella es tanto el pensamiento, como la voz misma del protagonista y cumple con la labor de determinar el sentido de lo sucesos mostrados.  Todo a través de un discurso lírico, que no deja de sensibilizar al receptor ante las vicisitudes de quien se expresa.  Su voz incita a la ternura, puesto que prácticamente es la voz de un niño, quien pese a todo se mantiene ingenuo y puro.  Al respecto es importante mencionar que a lo largo de la exhibición los indígenas no hablan, sólo los europeos lo hacen; así es posible escucharlos hablar para legitimar sus atrocidades, como también cuando el pequeño indígena es defendido por quienes lo han llegado a amar
  • Segundo, una impresionante estructura giratoria, armable y desmontable, que se ubica al medio del escenario para usarse como barco, circo, coche a caballos y otros distintos objetos, como sitios; de este modo es posible darles paso a los acontecimientos del drama.  El armatoste, bastante creativo por cierto, en cuestión de segundos nos ubica en espacios diferentes, dando la ilusión de que el tiempo ha pasado y las distancias geométricas se han ensanchado.

    Varios son los temas tratados en este recomendable título, sin olvidar su función de ilustrar un drama que ocurrió en verdad (no sólo en Chile) y del cual apenas se mantiene documentación al respecto, razón por la cual apenas hay conocimiento público de ello.  Por ende es fundamental a la hora de apreciar este drama, identificar  el tópico del “otro” y ello en cuánto al impacto del choque entre dos culturas tan diferentes; a esto se suma la aniquilación de una de ellas de forma violenta, por parte de la que actúa de manera invasora y dominante (y que además se considera a sí misma como superior).  No está demás decir, que este conflicto se ha visto repetido en la historia del mundo desde la noche de los tiempos.  Así es cuando gracias a la voz del protagonista, nos enteramos de que los verdaderos otros, los que actúan de forma irracional, son los “hombres blancos”, quiénes para el Selk´nam y los suyos primero resultan extraños y luego provocan pesar; el muchacho no los entiende y también apenas comprende la razón de sus infortunios.  Es entonces que los verdaderamente irracionales resultan ser quienes se jactan de su poder, mientras que los más humildes demuestran mayor humanidad.  No obstante cada grupo al que pertenecen los personajes, ve al resto como si se estuviera tratando de una especie rara y completamente distinta (sin embargo cuando existe la amplitud de miras y la verdadera comunión, gracias a la presencia de la empatía, es posible el reconocimiento de la calidad humana de quien está frente a uno).  En pocas palabras, lo que nos muestra esta obra, es el choque cultural entre el llamado Viejo Mundo (Europa) y el Nuevo Mundo (América).  En este sentido el título en sí mismo, Extranjero, el último Hain, corresponde tanto a la naturaleza de “transplantado” del protagonista y que ya no se haya entre los suyos, como a su papel de ser el último de su raza y cultura (destinada inevitablemente a la extinción); a su vez el muchacho es un “otro” para el resto de la gente, quienes por su lado son “otros” para él
Uno de los espíritus se presenta ante el personaje principal.
     Otro tema destacable viene a ser la presencia de la religiosidad dentro de la trama, ya que a lo largo de la obra, es posible apreciar la importancia que toma la fe en el pueblo de los indígenas; ello partiendo desde el rito con el que comienza todo, apareciendo además los espíritus en varios momentos significativos del desarrollo dramático (no se puede olvidar que algunos de los instantes más emotivos del guión, muestran a estos seres en plena acción, otorgándole una atmósfera tanto onírica, como mítica).  En cambio los antagonistas se ven como sujetos sin Dios, ni ley.  Los espíritus de la obra son el nexo con la tierra y el pueblo de los raptados; además cumplen la labor de ser los guías, frente a cada una de las pruebas por las que pasan estos mismos.  En cambio los bandoleros son a lo más demonios crueles, carentes de toda comunión con los demás.
    Frente al conflicto en el que se ve inmerso el joven patagón, es posible reconocer además los temas de la soledad y la miseria humana.  El primero de ellos ante la desgracia de ser sacado de su mundo, lejos de su propio pueblo (sentimiento compartido por la mujer con quien le toca vivir la misma desventura) y verse incapacitado de regresar a su tierra. En cuanto a la segunda problemática, ésta se encuentra proyectada tanto en el propio sufrimiento de los nativos expatriados, como en la naturaleza maligna de quiénes comercian con la libertad ajena.
     En cuanto a la música usada para representar este drama humano, resalta en ella su connotación étnica, mezclando los sonidos vocales e instrumentales que representan tanto el mundo indígena, como las fuerzas de la naturaleza que conviven con éste.  La banda sonora ejecutada en plena acción, tal como ya se dijo acostumbra la compañía, no deja de ilustrar la existencia de la realidad Selk´nam, aún cuando ella se haya en sus últimos momentos (por cierto, es posible comprar este soundtrack en un CD con muy bella presentación, en el lugar donde es montada la obra).
    Por último, el poético desenlace no deja de sorprender ante su originalidad, heredero de la literatura y el cine más artísticos, haciendo además que el público termine por hacerse parte del viaje, en el que se ha visto involucrado nuestro desgraciado protagonista.

Nótese la expresividad de las máscaras y el lenguaje corporal
tan presentes en las obras de La Patogallina (y en concreto en esta obra).

sábado, 15 de febrero de 2014

La evolución dramática de "The Walking Dead".


    Basada en la serie de novelas gráficas homónimas, que ya hace rato superó el número 100, creada por Robert Kirkman e ilustrada originalmente por Tony Moore, quien luego fue reemplazado por Charlie Adlard,  The Walking Dead es un exitoso show televisivo de drama y horror acerca de un grupo de sobrevivientes  del llamado “Holocausto Zombie”; estos deben luchar por mantener la cordura y su humanidad,  luego de la catástrofe que se ha cernido sobre la tierra.  De este modo a lo largo de la serie, que ya está por terminar su cuarta temporada, los protagonistas se ven enfrentados a una serie de peligros que no solo corresponden a los muertos vivientes que deambulan en verdaderas jaurías, si no que también a otros males, más bien ligados con la misma naturaleza del ser humano.
    Su tercera temporada logra aumentar la tensión argumental, así como el desarrollo psicológico de sus personajes, tanto en sus conflictos interiores, como en el desenvolvimiento entre ellos.  Todo al punto de que a lo largo de sus 16 episodios, consigue superar con creces lo visto con anterioridad; no está demás decir que esto es posible gracias a la posibilidad de tener una temporada más extensa (la primera sólo contó con 6 capítulos, mientras que la segunda ya subió a 13), como también al hecho de que su arco argumental en general generó mayores posibilidades dramáticas y todo ello gracias a la incorporación de un especial antagonista (léase enemigo y/o villano); de tal modo éste permitió que los héroes de la serie se viesen sometidos a circunstancias inesperadas como nunca.
Edición de coleccionista de la 3° temporada
en blu-ray.
    Si las dos primeras temporadas se encargaban de adaptar los dos primeros arcos argumentales del cómic respectivamente, la tercera temporada por ser más extensa que sus predecesoras, utilizó como fuente los volúmenes tercero a octavo de las historietas.  Es así cómo al finalizar la segunda temporada, se vio al grupo liderado por el oficial de policía Rick Grames a las puertas de una prisión, que bien podía significar para ellos la posibilidad de un lugar donde vivir en paz y seguros, tras deambular por meses evadiendo a los muertos caminantes; a su vez el carismático personaje de Andrea se extravió y justo cuando se creía que sería comida por los zombies, se mostró su salvador encuentro con Michonne, quien en esa breve escena en la que se le muestra de espaldas, logró acaparar desde un principio la atención del espectador.   Pues bien, es así que este tercer año de producción gira en torno a la estadía de los protagonistas en su nuevo hogar; no obstante cuando pensaban que por fin podrían dormir tranquilos, se las tienen que ver primero con un puñado de antiguos reos que en apariencia no son de fiar y luego, para rematar, con el dirigente del pueblo vecino; este último se hace llamar el Gobernador, el cual a su vez hace ver a los suyos que los habitantes de la cárcel deben ser controlados o más bien eliminados para la seguridad de su supuesta idílica comunidad.  Por lo tanto, si anteriormente los protagonistas debieron sortear los avatares del nuevo sistema de las cosas (con muertos vivos y carencias permanentemente tocando la puerta), ahora se suma a sus preocupaciones la maldad humana, mucho más impredecible y mortal que el típico zombie lento y fácil de eliminar.
     De este modo los protagonistas deben luchar para mantener lo que han conseguido, pero a su vez su lucha se transforma más que nunca en una batalla espiritual; el conflicto se agrava, porque además les corresponde lidiar contra sus propias flaquezas, al tener que defender los valores morales con los que han crecido y que en el mundo trastornado en que se ha vuelto su entorno, pareciera que ahora son obsoletos.  Por ende, cada personaje debe vivir a su manera la adaptación al nuevo sistema de las cosas; todo esto implicará en cada caso, una transformación que poco a poco los llevará a convertirse en sujetos distintos hasta cierto punto, de lo que fueron cuando comenzaron sus tragedias personales. 
    Paralelamente a lo transcurrido con quiénes se han mudado a la penitencería, el programa se detiene en lo que ocurre en el pueblo de Woodbury, liderado por el siniestro Gobernador; éste es un hombre que tras su facha bonachona, esconde a un sujeto psicótico y con arrebatos de gran violencia (aparte de manipulador y vengativo, entre otros defectos).  El Gobernador se rodea además de un grupo de sujetos que creen todas sus mentiras y que están dispuestos a eliminar a quienes piensan que son una amenaza para el lugar, el cual además se acerca a una especie de antiutopia (es decir, una sociedad en apariencia perfecta, pero que esconde una serie de males que la hacen convertirse en una verdadera dictadura).  Es así como sus dirigentes controlan la entrada y salida de la gente de forma autoritaria (implementando ciertos tipos de actividades en secreto o públicas, que no podrían llamarse propias de alguien sano).  A este lugar llegan “por accidente” Andrea y Michonne, quienes durante casi 8 meses deambularon solas y que ahora deberán enfrentarse cada una a su modo a las ambivalencias de Woodbury.
    Dentro de la evolución de los personajes, se puede apreciar en el principal, Rick, su paulatina degradación física y espiritual; esto debido al peso que cae sobre él al verse como el primer responsable de la seguridad de los suyos, sintiéndose culpable por cada una de las desgracias acaecidas.  Es entonces que en determinado momento de la temporada, el dolor llega a ser tan grande, que Rick termina por evadirse del resto, incluso de su propia familia, y cae en un estado de locura.  En cuanto a la presencia física del personaje, destaca la labor del actor que lo interpreta, el guapo Andrew Lincoln, quien acá se ve flaco y demacrado, con barba descuidada y ya no se le presenta como alguien sexy. Cabe hacer notar además el contraste que hay entre éste y el Gobernador, puesto que ambos son las cabezas de sus grupos, pero cada uno actúa de forma distinta a la hora de liderar a su gente (lo que tiene relación además con sus propios propósitos, ya que mientras uno quiere servir y proteger a su comunidad, el otro sólo desea poder y control absolutos).
   
Michonne en carne y hueso...y sus "mascotas".
En cuanto a la incorporación de nuevos personajes, sobresale la aparición de los ya mencionados Michonne y el Gobernador, quienes entre sí mantienen un antagonismo que convierte sus enfrentamientos y disputas, en algunos de los mejores momentos del show; a su vez mientras en un principio se ve a Michonne como a una mujer misteriosa y críptica, de quien se puede desconfiar por su actitud reservada, el Gobernador parece en primera instancia un buen tipo, hasta que se saca su careta y expone lo más turbio de su corazón (con una que otra señal de crueldad e insanía, que lo llevan a equipararse a los grandes malvados de las historias clásicas). A su vez en el programa se optó por darle a éste un aspecto mucho más engañoso que en el cómic, donde el Gobernador no es para nada el hombre apuesto y seductor que en la televisión se presenta.  En cambio en el caso de Michonne, relevante para conocer su verdadera personalidad, es saber que cuidó durante largo tiempo a Andrea; de este modo le dio un ejemplo de amistad incondicional y de valor, que luego le daría a ésta la inspiración para enfrentarse de forma más aguerrida a las vicisitudes de la vida (a tal punto que la misma Andrea en esta temporada, se convierte en una mujer de acción como nunca y a la vez en otro de los personajes entrañables para los seguidores).  No se puede olvidar acerca de estos dos potentes nuevos personajes, que considerando sus particulares personalidades, existe sobre ellos una gran incertidumbre respecto a su pasado, ya que de ambos apenas se sabe sobre su vida (sobre Michonne sólo un detalle es descubierto y de su propia boca, mientras que del Gobernador lo que llega a saberse demuestra con mayor evidencia su personalidad errática).
    Volviendo a Michonne, ésta corresponde a una joven afroamericana de exótica belleza, quien cuando hace su aparición, lo hace junto a sus dos zombies encadenados, a los que les ha arrancado los brazos y las mandíbulas (el significado de esto se explica más adelante); a su vez Michonne lleva consigo una espada japonesa, la que usa con maestría de samurai.  Como ya se afirmó antes, su reservada personalidad al principio despierta sospechas a algunos, más todavía por sus propios problemas para confiar en el prójimo y su supuesta falta de elocuencia; no obstante Michonne, tal como el mismísimo Gobernador, logra sorprender con lo que a lo largo de los acontecimientos realiza (claro que en su caso, positivamente).  Michonne posee a su vez una dulzura escondida, que la asemeja al también en un principio arisco Daryl; por otro lado como éste, posee dotes guerreras que la convierten rápidamente en alguien imprescindible para enfrentar cualquier peligro.
     Cabe destacar también el regreso de Merle, el hermano mayor de Daryl y a quien sólo se pudo ver en la temporada anterior en una alucinación de su hermano.  Este hombre de personalidad retorcida, había desaparecido tras su violento encuentro con los protagonistas en la primera temporada; justo cuando se le creía muerto, vuelve como principal lugarteniente del Gobernador.  Ante esta situación, el nuevo conflicto está servido, más todavía debido a la lealtad de Daryl con éste, quien ya cuando se había logrado acondicionar (y hacerse respetar, como también querer) por el grupo de Rick, se niega a abandonar otra vez a su hermano.  No obstante el cambio efectuado en el otrora prejuicioso Daryl, más todo los entuertos provocados por la malevolencia del Gobernador, llevan a Dixon a tomar decisiones que a más de uno lo llegan a sorprender.  Merle en su complejidad resulta ser uno de los personajes más humanos de esta temporada.
    Con respecto al propio Daryl, a lo largo de la tercera temporada, su proceso de conversión en alguien más tratable, con la consiguiente aparición de su lado más amable, lo vuelven otro personaje carismático de la serie.  Su relación ambigua con quien antes fuera una mujer débil, Carol, le permite a Daryl aprender que necesita del afecto de los demás (no queda claro aún en la serie, si su cercanía es porque la ve como a la madre afectuosa que nunca tuvo o porque sus sentimientos son más de carácter romántico).  Entre medio de estos capítulos, se descubren varios detalles acerca del pasado de Daryl, con lo que se sobreentiende mejor su conducta.  El reencuentro con la figura paterna beligerante que viene a ser su hermano, lo lleva a madurar aún más y a enfrentar por fin sus propias taras, al punto de resolverlas por fin.
Michonne "Afrosamurai" de papel.
    Otro personaje que se desarrolla con gran fuerza en esta inolvidable temporada, es nada menos que Carl (interpretado magistralmente por el niño Chandler Rigss), el hijo de Rick.  Quien comenzó en el programa como el típico niño dulce e inocente, a partir de este tercer año se vio enfrentado a una serie de dificultades que lo hicieron perder su infancia y a convertirse en un adulto antes de tiempo.  Ya nunca más se le vio sonreír, ni jugar; al contrario, el pequeño Carl se ve expuesto a duras opciones que lo hacen ser un símbolo de todos aquellos niños, que en la vida real deben crecer rápidamente para que no se los lleve el mundo cruel.  Varios son los momentos en los cuales Carl hace notar al hombre que ya hay en él (escenas duras que no dejan impávido al público); sin querer hacer spoiler, algo que se puede contar, es cuando como hijo, confronta a su padre para que acepte sus propias obligaciones.
    Tampoco se puede olvidar al patriarcal Hershel, el dulce anciano que forma parte del grupo de Rick y que se unió a estos junto a sus dos hijas en la temporada anterior.  Resulta gratificante ver cómo éste llega a transformarse en la conciencia para varios de su grupo, aportándoles con su sabiduría la cordura necesaria ante las difíciles acciones, que en más de una ocasión deben tomar.  También destacan sus especiales relaciones con Rick y Glenn, la pareja de su hija mayor, a quienes ve como a hijos.  Queda claro que Hershel se vuelve en otro miembro valioso para su colectividad.
    Varios personajes más aparecen por primera vez en esta temporada, siendo la mayoría de ellos individuos que aún cuando sus presencias resultan fugaces, se quedan en la memoria del espectador.  Esto viene a ser una virtud de los guionistas y de los actores que los interpretan, ya que logran desarrollarlos con una humanidad que los hace creíbles y cercanos a la gente.
    Muchos momentos de esta tanda de 16 episodios resultan memorables, por no decir emotivos en extremo; no obstante no se puede dejar de lado, el capítulo en el cual Rick por fin llega a reencontrarse con el hombre que le salvó la vida, poco después de que despertó de su coma en la primera temporada.  Es así cómo esta esperada, pero dolorosa reunión, se convierte para el protagonista en un reflejo del propio drama en que se ha convertido su vida: pues ambos sujetos han sufrido graves pérdidas.  Al suceder todo esto, Rick logra despejar en parte sus propios demonios interiores, al punto de asumir que él y quien pudo ser su amigo, han tomado rumbos diferentes.  A su vez en este capítulo, Michonne comienza a dejar de lado su hermetismo, de modo que por fin logra establecer verdaderos vínculos con los otros.  En más de un momento Clear (Limpio), que así se llama el episodio, no deja de llegar a las fibras más sensibles del corazón del espectador.
    Por último, la misma prisión en la que viven los protagonistas, como el pueblo de Woodbury, llegan a ser lugares tan reales, que logran su propio protagonismo.  A su vez se encuentran diseñados con dedicación en sus detalles, teniendo incluso varios exteriores que los hacen parecer más reales que nunca; por otro lado, entre ambos lugares, uno donde pese a las carencias y a su función original, el bien prevalece, y otro lleno de colorido y limpieza que tapan su verdadero rostro, se da una especie de contraposición que va desde los aspectos ya mencionados, a la forma de cómo se dispone la luz cuando la acción se desarrolla en uno u otro lugar.
    En resumidas cuentas, lo que se presente en esta tercera temporada, es una serie de dramas individuales, ligados por una odisea física e interna en común; todos ellos llegan a tales  niveles de emoción, que resulta difícil no sensibilizarse ante los infortunios y actos heroicos de los protagonistas.  En este sentido la idea del sacrificio para lograr un bien mayor, se hace evidente en su máxima expresión en más de una ocasión, demostrándonos que no importa cuán difícil puede resultar la existencia, uno no debe perder sus principios y lo que es más importante, siempre debemos confiar en los demás (pues somos criaturas sociales y nos completamos en la medida que crecemos en comunión con otros).  La sangre y la truculencia abundan a lo largo de estos 16 episodios, no obstante es ante el dolor de los personajes y en especial las pérdidas humanas que se producen en su transcurso, que el público se da cuenta que está frente a uno de los mejores programas televisivos de la actualidad.

De izquierda a derecha: Rick, el Gobernador, Merle...y la formidable Michonne.

lunes, 10 de febrero de 2014

Un clásico para tener en cuenta: Las 7 Caras del Doctor Lao.


     Una vez de pequeño, uf, allá por el siglo pasado, en los años ochenta, recuerdo haber visto una película en Cine en su Casa o Tarde de Cine (el nombre variaba según en qué canal veía uno la película) que se me quedó retenida en la memoria y que nunca más tuve el gusto de disfrutar (hasta ahora).  Bien sí supe memorizarme su nombre: Las 7 Caras del Doctor Lao.   Por años recordé esta historia de fantasía ambientada en el Lejano Oeste gringo  y en la que un hombre muy anciano de origen chino, llegaba con su circo para maravillar a los habitantes de un pueblito; todo gracias a las curiosas criaturas de su circo, que iban lejos de las típicas atracciones de este tipo.  Tres imágenes de este largometraje me rondaron en la cabeza por años:
  1. Una especie de criatura reptiloide con cara de hombre y bigotes (luego cuando la volví a ver por fin hace poco, supe bien de qué se trataba todo ello).
  2. La aparición del dios griego Pan, tocando su flauta en una de las dependencias del circo del doctor Lao.
  3. Un dragón al que le salen varias cabezas con sus respectivos cuellos largos y cada una de estas cabezas con un rostro distinto, los cuales correspondían a cada una de las curiosidades exhibidas del espectáculo itinerante.
     Nunca más pillé este filme en la tele, menos para arrendar o comprar.  Años pasaron, cuando ya estaba en la universidad, cuando un día hojeando un libro de la ya desparecida editorial Bruguera, me encontré en un listado de obras publicadas, enterándome que Las 7 Caras del Doctor Lao era en realidad un libro (razón por la cual la película que había visto era una adaptación y no un guión original).  No obstante nunca logré pillar el texto por ahí, más por tratarse de una edición discontinuada; con la película fue igual, pues de hecho muy poca gente la conocía (solo mi amigo Mauricio, con su memoria prodigiosa, la ubicaba además de mí).
       Hace una semana exactamente, estaba en uno de mis lugares favoritos, en el Persa Bío Bío (en el cual puedes encontrar de todo y a precios increíbles por lo baratos), junto a mi amiga Juliana, quien en un local de dvd pirateados andaba tras la caza de títulos interesantes.  La verdad es que varias veces había ido con ella a esa tienda, pero no tenía esperanzas de encontrar ahí alguna obra que me sedujera (no porque careciera de un buen stock y de precios más que convenientes, si no porque desde hace rato ya no adquiero copias); entonces giré en 180° grados en la posición en que me encontraba y ahí estaba, frente a mí, la carátula de la película que tanto me penaba.   Demás está decir que me embargó la alegría y todo esto me pareció casi intervención divina.  No dudé en comprarla y al par de días (o bien de noches) me la vi por fin: en esta ocasión la experiencia de revisionarla fue más grata desde el punto de vista estético, pues ahora ya no la aprecié sólo como un niño, si no que como un adulto medianamente culto y sensible, descubriendo en ella numerosos matices interesantes y los que hoy deseo compartir con ustedes.
Una de las ediciones recientes
en nuestra lengua de la novela original.
     La novela data de 1935, siendo su autor Charles G. Finney.  La película fue hecha en 1964, época de cambios sociales en Estados Unidos y los que parece  logran percibirse en el guión escrito por nada menos que Charles Beaumont, importante escritor y guionista, quien hizo un igualmente interesante trabajo para la serie original de The Twiligth Zone (conocida en la lengua de Cervantes como La Dimensión Desconocida).  La versión cinematográfica fue dirigida por nada menos que George Pal, el mismo responsable de la producción de esa joyita que es La Guerra de los Mundos de la década de los sesenta y basada en la famosa novela de H. G. Wells.
     Volviendo a la trama de la película, puesto que no he tenido el gusto de leer el libro y conociendo el trabajo del guionista para la mencionada Dimensión  Desconocida, de seguro en ésta introdujo unos cuantos elementos de crítica social; de este modo, para la época en que fue hecha, bien puede considerarse un filme osado tanto por esas razones, como por otras que más adelante detallaré.  Cabe recordar que el libro fue escrito en una época muy diferente a la en que se hizo la versión cinematográfica, justo cuando comenzaba a abogarse por los derechos civiles y en especial se abordaba de forma pública el tema de la discriminación racial.  Pues al tratarse de una obra de arte, muchas veces se imita la realidad, la cual se disfraza para a través de la extrapolación de la ficción, abordar temas que en muchos casos son complejos tratar abiertamente; entonces la historia proyectada sirve de herramienta para llevar al espectador más sensible a una reflexión, acerca de qué está pasando en esos momentos con el mundo que a uno lo rodea (y en especial con los Estados Unidos, un país que se jacta de ser el más poderoso e influyente del mundo y que para nada se puede considerar inmaculado en el proceder de su política).  Por lo tanto, estaba más que claro que una historia como esta, que se suponía era una mera fantasía de entretención para toda la familia, debía manifestar su discurso por medio de la parábola y la metáfora (esto es, de forma sutil e indirecta y dispuesta para los ojos más atentos del público).
    Pero antes de ir de lleno a los temas planteados por esta cinta, resulta necesario mencionar otras cosas acerca de su argumento.  El pueblo al que llega el Doctor Lao es un lugar olvidado del resto de la sociedad; es el típico sitio donde se conocen todos y en los cuales se puede encontrar un heterodoxo grupo de personas representativas de los bienes y los males de la humanidad: hay unos cuantos borrachos; una viuda joven que cuida a su hijo y se preocupa por darle la mejor educación moral a éste (destacable su estrecha relación con la suegra a quien ama y con la cual vive también); una anciana pretenciosa que ha vivido preocupada de su belleza física, en desmedro de cultivar su espiritualidad; un matrimonio también mayor donde la mujer es una persona irascible y el hombre un manejado por ésta; un periodista joven, guapo e idealista que lucha contra el hombre más poderoso del lugar, en quien no confía pese a que este último ofrece comprarle sus tierras a los lugareños, para que supuestamente puedan dejar la miseria y buscar una mejor oportunidad en otro lugar.   Pues cuando llega el misterioso, pero dulce Doctor Lao, con cada una de sus seis rarezas, logra cambiarle la vida a cada uno de estos individuos; de este modo con sus espectáculos, les dará a estos una enseñanza significativa según los requerimientos de cada personaje.
    El Doctor Lao fue interpretado por Tony Randall, con un maquillaje increíble a manos de Willam Tuttle, siendo que a su vez realizó a lo largo de la película, 5 papeles distintos, todos ellos parte de los seres que llevaba y mostraba el Doctor Lao a su audiencia.  Otro aspecto técnico destacado de la cinta, es su música, que en especial durante la escena del dios Pan, la cual más adelante será abordada en profundidad aquí, demuestra preciosas composiciones por parte de Leig Harline.
     El sujeto que le ofrece a sus vecinos comprarle sus tierras, si bien guarda consigo un secreto acerca de la verdadera razón de por qué desea hacerlo, en realidad no es un hombre malvado; su personalidad y propósitos contrasta con la del periodista, quien sí cree en lo mejor del ser humano y en el valor intrínseco de la gente (en este sentido, resultan memorables los diálogos entre el rico hacendado y una de las criaturas del doctor Lao, luego de éste mismo con el adivino ciego, así como con el periodista).  El hombre mayor postula que la gente cambia, de poseer un espíritu sencillo a otro más cínico y material, no obstante lo que le demuestra el doctor Lao a él y a los demás, es que sí la gente puede cambiar para mejor y con ello conseguir una dicha más auténtica que la entregada por los bienes materiales y la apariencia.
    En cuanto al periodista, como personaje idealizado de su profesión, representa el poder de la verdad y el espíritu emprendedor, siendo además uno de los dos elementos que le agregan la cuota romántica a la trama. 
    Tampoco se puede olvidar el humor tan presente en esta cinta, el cual oscila entre el blanco e ingenuo tan usado en aquella época, como uno más sugerente e intelectual (de hecho, el doctor dentro de la complejidad de su personalidad, se ve como el típico sujeto cómico, que raya en la caricatura; lo mismo sucede con los borrachitos, personajes habituales para usar con motivo de la risa y por último con los maleantes de pacotilla del rico del lugar, los que son caracterizados como derechamente estúpidos).
     Aún cuando en el filme no aparece ningún personaje de color, el discurso pro integración racial y de respeto hacia la diversidad, se ve en la figura de un indio al que en más de una ocasión el periodista defiende (luego el propio doctor Lao interviene para ayudarlo, cuando los matones del hacendado amenazan la integridad del nativo).  El mismo doctor Lao por ser extranjero (y más encima proveniente de China, una cultura tan fundamental dentro de la historia de la conquista del Lejano Oeste gringo), representa al “otro” como un individuo diferente a la mayoría, quien incluso en un momento despierta recelo a los prejuiciosos, pero cuya humanidad logra demostrar su valía como sujeto (independientemente de su condición étnica distinta).
     La bella viuda que es cortejada por el galán de la cinta, quien en su estado civil cumple con el papel preestablecido de la sociedad en la que vive, se dedica de lleno a su hijo, al punto de negarse a tener una nueva oportunidad para ser amada (pese a que su adorable suegra, la alienta a mirar con otros ojos al hombre que la pretende).  Cuando la mujer visita el circo del doctor Lao, entra al sector en el cual se haya el antiguo dios Pan y entonces se inicia una de las escenas más impactantes de la película, debido a su sutil erotismo.   En ella la dama es seducida por Pan, quien hasta donde muestra la cámara, camina desnudo; la divinidad comienza a tocar su flauta y entonces la fémina comienza a manifestar lo que bien podría llamarse una excitación sexual.  Como se trata de una obra de 1964 y supuestamente hecha para todo público, la reacción de la viuda se representa de un modo más bien sugerente, como un calor que la embarga, viéndose cómo el sudor impregna su piel y además ésta trata de luchar contra el ardor que siente (se toca constantemente, tratando de refrescarse); al poco rato del encuentro  entre ambos, el ser mitológico cambia su aspecto y en esta ocasión es tomando la forma del hombre al que ama en secreto, si bien aquí se ve “satirizado”.  Comienza entonces una especie de danza, donde la visitante va siendo cautivada cada vez más; por otro lado Pan, ahora con el aspecto del varonil periodista, se muestra con un grado de erotización tal, que la cámara a ratos enfoca su varonil torso, de una forma como no se esperaría en una película como ésta.  El impacto de esta experiencia se mostrará dos veces más en la persona de la madre, siendo el detonante para que ésta asuma su pasión por el objeto de sus sentimientos.
    Hay otros momentos de gran carga emotiva e inolvidable mensaje para el espectador, todos ellos poseedores de una poesía estética.  Así destaca entre ellos la entrevista entre la anciana vanidosa con el adivino ciego, cuando le va a preguntar sobré cuándo se va a cazar de nuevo y éste le contesta con la más dura verdad, pronunciando un monólogo digno del mejor teatro clásico.  También nos encontramos con el espectáculo que da nada menos que el famoso mago Merlín y la reacción que provoca en su público su arte; no obstante es en su conversación con el niño huérfano de padre (el mismo hijo de la viuda) que se da otro diálogo emotivo, ejemplificador de lo más bello de nuestra propia naturaleza humana (de hecho, cada intervención de este infante en la cinta, será gratificante para muchos, en especial por su personalidad dulce, inocente y curiosa; es así que éste representa nuestro sentido de la maravilla y al cual el doctor Lao nos invita a no perderlo).
     Por último, el medio a través del cual se resuelve el conflicto entre el millonario y la gente a la que quiere embaucar, es a través de una historia que le cuenta el doctor Lao al pueblo, durante la última noche de las dos en las que hace su espectáculo.  El relato que comparte con ellos, de carácter bíblico, es proyectado mágicamente sobre el escenario en el que se encuentra ubicado su público (no está de menos decir que para la época en que fue hecho el largometraje, el efecto de la “ventana” en el aire resulta magnífico); En la proyección se vea a un sujeto de connotaciones diabólicas, como al responsable de la perdición del poblado ficticio de su historia y éste posee el mismo rostro de quien les ha ofrecido dinero por sus terrenos.  Lo que sucede hacia el final, con un desenlace en el cual el dilema de la venta del pueblo se arregla y además aparece un particular monstruo, corresponde al cierre de oro de una obra recomendable para almas nostálgicas y ávidas de verdaderas joyas del género.

jueves, 6 de febrero de 2014

La Persistencia de Poe


El gran Edgar Allan Poe.

I- La Inspiración.

     Si se va a hablar de escritores estadounidenses que han dejado una huella imborrable no sólo en la literatura, si no que también dentro de la cultura en general, como también en la mediática (léase “popular”), Edgar Allan Poe llega a ser sin duda un nombre que no puede dejar de ser tenido en cuenta.  Considerado como uno de los padres de la narrativa gringa, este cuentista por excelencia vivió su atormentada vida allá por la primera mitad del siglo XIX, entre los años de 1809 y 1849 (¡Vivió solo 40 años y qué gran legado nos dejó!). 
     De personalidad complicada, que lo hizo someterse al alcohol, siendo un fiel exponente del llamado Romanticismo (cuyos hombres y mujeres no dejaban de demostrar su gran emotividad y sensibilidad), vivió casi en la pobreza y aunque disfrutó algo de la fama en vida, tal como sus colegas Howard Phillips Lovecraft y Robert Howard, recién vino a ser reconocido en gloria y majestad una vez muerto.  Además de textos en prosa breves y potentes, fue autor de una preciosa poesía de corte narrativa, siendo de estos su poema El Cuervo el más famoso; igualmente incursionó en el ensayo y la crítica literaria.  Si bien mucha de su obra la publicó por separado en diversos impresos como diarios y revistas, luego compilados en uno que otro tomo, hoy en día su obra completa recibe el nombre genérico de Narraciones Extraordinarias; dentro de estas se incluyen también su lírica y su única novela Las Aventuras de Arthur Gordon Pym (la que inspiró nada menos a gente como Julio Verne a escribir una continuación en La Esfinge de los Hielos y a Lovecraft homenajearla sobremanera con su novela corta En las Montañas de la Locura).
     Su trabajo en narrativa se caracteriza por la creación de personajes atormentados, muchas veces rayanos en la locura (claramente símiles de sí mismo), que se ven en medio de una situación inesperada y terrorífica.  En estos casos, se observa la presencia del mal, aunque por lo general esto proviene del propio ser humano, si bien en ocasiones se manifiesta como algo de carácter sobrenatural.  Sus temas recurrentes son la locura, la venganza y la muerte en sí, entre otros, siendo a su vez sus textos narrados en primera persona, a manera de testimonio fidedigno del horror por el que han pasado; todos sus protagonistas son hombres y como en la obra de Lovecraft (quien fue claro admirador suyo), las mujeres apenas tienen relevancia (no obstante no demostraba como éste cierta misantropía, aunque sí compartía la personalidad errática y el gusto por la truculencia).  Hombre culto, en la práctica un autodidacta, es considerado el padre de la literatura de terror gringa, centrando en todo caso el elemento terrífico dentro del terreno de lo real la mayor parte de las veces (en cuentos donde se habla de asesinatos y otros actos de violencia como la tortura y todo lo propio de sujetos desesperados, al punto de perder cualquier tipo de inhibición, una vez expuestos a las situaciones límites que les toca vivir).  Por ende son Narraciones Extraordinarias, porque la naturaleza de lo que cuentan escapa a lo que pasaría en la mayor parte de los casos (reales); de este modo el lector se sorprende ante la aparición de lo inesperado, que en estos cuentos es además algo que provoca rechazo debido a su propia naturaleza ominosa.
    Gran parte de su labor literaria, se haya inserta dentro de una agobiante atmósfera de suspenso, que en muchos casos implica la aventura, como en el caso de su única novela ya citada (dejó inconclusa una titulada El Faro, la cual terminó nada menos que Robert Bloch, el escritor de Psicosis y de tantos textos recomendables de horror).  En este sentido, Poe viene a ser además el creador del género policial, adelantándose en casi medio siglo a Arthur Conan Doyle con sus relatos de Sherlock Holmes.  Si bien para cuando Poe escribió sus célebres cuentos de El Escarabajo de Oro y su llamada Trilogía de Dupin (compuesta por Los Crímenes de la Rue Morgue, El Misterio de Marie Roget y La Carta Robada) aún no se acuñaba el término de “relato policial”; de este modo su personaje de August Dupin, con su inteligencia y dotes detectivescas, fue el primero en utilizar sus capacidades deductivas para a través de una previa investigación, encontrar la verdad en torno a un misterio hasta el momento no resuelto.
     Dedicado al periodismo y también al trabajo como editor de revistas y otras publicaciones, Edgar Allan Poe murió en circunstancias extrañas en una de las calles de su Baltimore natal.  Su vida ajetreada y arte que lo encumbró por sobre su propia miseria personal, hizo que fuese traducido de inmediato a otras lenguas una vez fallecido, teniendo otros grandes artistas como responsables de llevar a otras culturas su legado: en Francia contó con el apoyo del poeta Charles Baudelaire, quien se encargó de trasladar a su idioma sus febriles escritos; mientras que tuvo a Dostoievsky  para ser traducido al ruso y a Julio Cortázar para el español.
    Autores tales como Ray Bradbury, Stephen King, Robert McCammon y Clive Barker le han rendido tributo a través de sus cuentos y novelas de forma directa o indirecta.  Bradbury en su cuento Usher II, el cual forma parte de su volumen Las Crónicas Marcianas; Stephen King a través de su genial novela Misery y sus cuentos Sala de Autopsia Número 4 y Un Lugar muy Estrecho homenajeó un cuento tan recordado como lo es El Entierro Prematuro, llevando a sus protagonistas a bizarras variantes del relato original de Poe; en cuanto a Robert McCammon, éste fue mucho más osado y se atrevió a escribir una gruesa novela a manera de continuación de otros de sus cuentos más famosos, La Caída de Usher.  En cuanto a Barker, éste escribió una secuela de su inolvidable Los Crímenes de la Rue Morgue, llamada Más Crímenes de la Rue Morgue, uno de los tantos cuentos que componen sus tomos compilatorios Libros de Sangre; aunque en su caso, el inglés le otorgó su típico erotismo fetichista y/o morboso a su trabajo.
    Llevado al cine en innumerables ocasiones, ha sido inmortalizado en el celuloide por gente como Roger Corman, en su alabada serie de cintas protagonizadas por Vincent Price y dentro de las que se pueden mencionar sus versiones de La Caída de Usher, La Máscara de la Muerte Roja y El Pozo y el Péndulo.  Otros grandes artistas que lo han inmortalizado en el séptimo arte, son los europeos Louis Malle, Federico Fellini y Roger Vadim (en una excelente y estilizada cinta donde cada uno de los tres adapta un cuento diferente).  Luego tenemos al italiano Dario Argento y al estadounidense George Romero (más genial dupla de cultores del terror no puede haber) en su cinta en conjunto Los Ojos del Diablo y por último, a Stuart Gordon, con su propia visión de El Pozo y el Péndulo y su precioso homenaje a Poe en El Gato Negro para Maestros del Horror en su segunda temporada.  Existen muchas otras películas que se basan en su obra, por lo que el listado sería larguísimo, pero por último se puede mencionar la película El Cuervo de hace un par de años atrás y donde John Cusack hace de nada menos que de Edgar Allan Poe (The Raven en inglés original y no confundir con The Crow, la cinta de culto con Brandon Lee, basada en el cómic homónimo y que se supone está inspirado en el poema de Poe); no obstante la cinta que prometía bastante, al mostrarnos cómo el escritor ayudaba a la policía a resolver una serie de crímenes inspirados en sus propios escritos, resulta bastante decepcionante para el apasionado del género y del maestro Poe.

2- El Inspirado y lo Inspirado.

     Matthew Pearl es un escritor estadounidense que en la actualidad está por llegar a los 40 años (nació en 1975).  Con sólo 4 libros a su haber, es todo un superventas, siendo su primer título El Club Dante, con el cual sentó el precedente  del resto en lo que va su obra hasta la fecha: novelas de suspenso de carácter policial ambientadas en el siglo XIX y llenas de intertextualidad relacionada con la literatura misma y sus grandes representantes y/o la historia real.  Sus cuatro trabajos a la fecha, demuestran una gran erudición acerca del mundo que describe y los personajes históricos a los que se refiere, así como de los textos reales y clásicos que menciona (como bien sucede con La Divina Comedia de Dante en su primer best seller).  Por ende para la realización de sus libros, queda claro que efectúa una investigación exhaustiva a la hora de preparar la trama de estos y aprovechar todo tipo de datos fidedignos con los cuales hacer verosímil la narración.
Matthew Paerl.
       Su propia cercanía con Poe, a quien le dedicó el libro que hoy critico, llegó a tal punto de que se encargó de editar una edición en conjunto de la llamada Trilogía de Dupín (tal y cómo tituló este volumen), compuesta de los tres cuentos originales de Poe donde aparece Aguste Dupin, antecedidos por un prólogo suyo donde analiza estas obras.  Algo similar hizo con anterioridad en una versión de El Infierno de Dante, siendo este capítulo de La Divina Comedia, de gran relevancia para la trama de su ópera prima.
        La Sombra de Poe es su segunda novela, una obra que gira en torno a la misteriosa muerte de Edgar Allan Poe, de la cual algunos especialistas han sostenido que no fue debido al deliriums tremens del que sufría por su exacerbado alcoholismo, si no que fue porque lo asesinaron envenenándolo.  De este modo el protagonista, un joven y prometedor abogado miembro del grupo más acomodado de su comunidad, se dedica a investigar para dilucidad acerca de la muerte de su autor favorito y con quien se estuvo carteando hasta poco antes de su fallecimiento; por otro lado, a su vez aprovecha de limpiar el nombre de su ídolo, el cual ha quedado por los suelos para la opinión pública.  En determinado momento el personaje principal se entera de que Poe basó su famoso Dupin en alguien de la vida real, un francés como su referente literario; razón por la cual viaja a Francia para ir en su busca y pedirle ayuda a desentrañar el misterio que lo embarga.  Su decisión de dedicarse de lleno a encontrar la verdad acerca de las interrogantes que le quitan el sueño, le provocan una serie de conflictos con su prometida y familia, más otros ligados a gente inescrupulosa y de mala calaña con la que se encuentra.  Demás está decir que entre medio de tanta aventura e intriga, aparece el atractivo tema de las conspiraciones, en las cuales se ve involucrada la figura de Poe.  Por lo tanto el título de la novela hace referencia tanto al peso del nombre y a la memoria de Poe para el héroe del libro, como también al enigma que gira en torno a su deceso.
     En cuanto a Poe mismo, éste no aparece de forma directa en la novela, puesto que cuando la narración comienza, el autor hace poco que acaba de morir y no hay episodios a modo de flashbacks centrados en él.  Además el narrador del texto es el mismo joven abogado, quien al más puro estilo de la literatura de la época, escribe en primera persona sus memorias para dejar testimonio de su vida.  No obstante, pese a que Edgar Poe interactúa en los acontecimientos digamos de una forma indirecta, su presencia se haya en el libro con una fuerza tal, que su persona no deja de tener gran peso en la trama.  Esto porque constantemente el narrador protagonista nos está entregando una serie de datos (muchas veces sabrosos) con respecto a lo que ha sido la infortunada vida del difunto; por otro lado, no deja de aventurarse acerca de qué podría haber pasado en realidad con éste como para tener tal destino final (así es como también otros personajes, habiendo conocido varios de ellos a Poe, no dejan de hacer sus propios aportes para darle forma a la presencia de éste en el libro y todo gracias a sus palabras y recuerdos que lo rescatan del olvido).  El libro en si mismo destila un gran afecto y respeto por tan desgraciado, pero inmensamente talentoso artista.  Lo anterior puede bien quedar demostrado con el siguiente fragmento:

     El pescadero me hizo una seña de que lo siguiera de regreso al gran mercado. Había olvidado mi cuaderno de notas en su mostrador. Se secó las manos en su delantal de rayas y me lo tendió. Estaba envuelto en los inequívocos olores de su puesto, como si se hubiera perdido en el mar y luego recuperado.
     —No querrá usted olvidar su trabajo. Veo que ha escrito el nombre de Edgar Poe, señor Clark. Aquí, ¿lo ve? —dijo el pescadero señalando una página abierta.
     Devolví el cuaderno a mi cartera.
     —Sí, gracias, señor Wilson.
     —Ah, señor Clark, aquí hay algo. —Desenvolvió con impaciencia un paquete y apareció un pescado horrorosamente feo, amontonado sobre otros congéneres idénticos—. Lo encargaron especialmente del distrito Oeste para una cena. Algunos lo llaman pez perro, ¡pero también se lo conoce como «abogado del lago» por su aspecto feroz y sus hábitos voraces! —Rió entre dientes aunque sonoramente, y vio que yo no le imitaba—. No como usted, por descontado, señor Clark.
    —Quizá ése es el problema, amigo mío.
    —Sí —dijo en tono de duda, y carraspeó. Ahora se dedicaba a descabezar un pescado tras otro sin mirarse las manos ni tampoco reparar en las cabezas que aquéllas iban desprendiendo—. De todas formas, ese Poe debió de ser un pobre desgraciado. Oí que había muerto en el viejo y decrépito hospital Washington hace unas semanas. El marido de mi hermana conoce a una enfermera allí, que dice que, según otra enfermera que habló con un médico... (ya sabe, señor Clark, que esas mujeres son unas endemoniadas chismosas), dijo que Poe fue hasta el final un auténtico chiflado..., que mientras yacía allí pronunciaba un nombre una y otra vez...Bueno, hasta que... —su voz cambió para convertirse en un susurro, como para denotar gran sensibilidad—, hasta que graznó. Que Dios se apiade de los débiles.
     —¿Dice usted que pronunciaba un nombre, señor Wilson?
    El pescadero rebuscó la palabra adecuada. Se sentó en su taburete y empezó a sacar ostras no vendidas de un barril, abriéndolas cuidadosamente una por una y fisgando en busca de perlas, antes de desecharlas con filosófica contrariedad.
     La ostra representaba al típico nativo de Baltimore, no sólo porque daba lugar a una actividad empresarial y podía ser objeto de comercio, sino porque había la posibilidad de que ocultara en su interior un tesoro más valioso. De pronto el pescadero chasqueó la lengua, exultante.
     —¡Reynolds, eso es! ¡Eso mismo, «Reynolds»! Lo sé porque ella me lo dijo durante la cena, y eran los últimos cangrejos de caparazón blando de la temporada.
     Le pedí que lo pensara bien hasta estar seguro.
     —¡Reynolds, Reynolds, Reynolds! —repitió algo ofendido ante mi duda—. Eso es lo que estuvo diciendo toda la noche. Según la enfermera, ella misma no se lo pudo quitar de la cabeza después de haberlo escuchado. Decrépito, viejo hospital... Yo digo que habría que prenderle fuego. Conocí a un Reynolds en mi juventud, que cada vez que veía a un soldado de infantería le tiraba piedras... Tenía un carácter endemoniado, ya lo creo, señor Clark.
     —Pero ¿había mencionado Poe antes, alguna vez, a un Reynolds? —me pregunté en voz alta—. Un miembro de la familia o...
     Pareció que el pescadero dejaba de disfrutar de la situación, y me dirigió una mirada excesivamente amable.
     —¿Es que ese señor Poe era amigo suyo?
     —Un amigo mío —respondí— y un amigo de todos cuantos lo leen.
     Di unas apresuradas buenas tardes a mi cliente y le agradecí vivamente el notable servicio que me había prestado. Se me había permitido enterarme de las últimas palabras de Poe en esta tierra (o, en cualquier caso, casi las últimas), y con ellas alguna respuesta, alguna revelación, algún remedio a las críticas e invectivas de la prensa, a la espera de una rehabilitación del personaje. Aquélla era la única palabra a partir de la cual podría encontrarse algo, algún aspecto de la vida de Poe por descubrir.
     ¡Reynolds!
      Pasé incontables horas buscando en las cartas que Poe me había dirigido y en todos sus relatos y versos, para dar con alguna pista de Reynolds. Las entradas para exposiciones y conciertos quedaron sin utilizar. Si Jenny Lind, el Ruiseñor Sueco, hubiera cantado en la ciudad, yo habría continuado igualmente entre mis libros. Casi podía oír a mi padre ordenándome que dejara de lado aquella literatura y volviera a prestar atención a mis textos legales. Habría dicho (así lo imaginaba yo): «Los jóvenes como tú deberían observar que la Industria y la Empresa pueden hacer despacio todo cuanto el Genio hace con impaciencia... y muchas cosas que el Genio no puede hacer. El Genio necesita la Industria tanto como la Industria necesita al Genio.» De repente, cada vez que abría un nuevo documento de Poe, sentí como si mantuviera una disputa con mi padre, el cual trataba de arrebatarme los libros de las manos a medida que yo los tomaba del anaquel. No era un sentimiento plenamente negativo; de hecho, creo que en realidad me impulsaba en la misión que me había impuesto. Además, en mi condición de hombre de negocios, había prometido a Poe, un posible cliente, defenderlo. Quizá mi padre me hubiera alabado por ello”.

    Por  tratarse además de una obra perteneciente al género de la narrativa histórica, el libro en sí recrea una realidad pasada con tal viveza, que a ratos pareciera estar leyendo una novela escrita durante esa época.  Lo anterior gracias a una descripción detallada, que llega a mostrarnos en muchos aspecto cómo era el mundo en el que vivió Poe, con sus costumbres, personajes típicos, ideologías, vicios y prejuicios (en este sentido, el tema de la esclavitud negra, tan habitual en la sociedad norteamericana de antaño, es abordado en varias ocasiones, entregando una más que interesante visión al respecto); de este modo es que además aparecen en sus páginas personajes reales de la época (como algunos familiares de Napoleón) que le otorgan realismo a un texto que imita cierto estilo narrativo de antaño; por ende, resulta ser una ficción a la manera del periodo, por el que siente predilección su autor.  Dentro de esto, cabe destacar la personalidad misma del protagonista, quien piensa y actúa como un hombre de su mundo y época: un romántico en el sentido estricto de la palabra, siendo un sujeto culto, sensible, elocuente y apasionado, quien presenta grandes idealismos, tal cual los personajes clásicos de la literatura occidental de la primera mitad del siglo XIX; así es como además destaca la presencia del leiv motiv de la mujer ángel, en esta ocasión a través de la enamorada del joven abogado (entiéndase por ello a una mujer de gran belleza física e interior y que salva al héroe romántico de la desgracia por medio de su amor redentor); asimismo es posible evidenciar la importancia del honor en el libro, como el tema de la amistad, ambos elementos que no dejan de otorgarle una impronta romántica al texto, como también sucede con la presencia de criminales carismáticos, tan habituales en la literatura de este tiempo.
    Quizás lo único que se le puede encontrar como defecto a esta recomendable historia, es que nunca queda claro cómo fue que Poe, un estadounidense de escasos recursos económicos, pudo entrar en conocimiento de alguien real (y francés más encima, o sea, del otro lado del océano) como para crear a su Dupin literario. 

sábado, 1 de febrero de 2014

Acerca de la versión fílmica de “El Juego de Ender” y su relación con el libro.


      Largo tiempo tuvimos que esperar los seguidores del escritor Orson Scott Card y en especial de su premiada saga literaria de Ender, para que fuese llevada a la pantalla la novela que lo hizo famoso.  La historia de Ender Wiggin, el niño prodigio que tal cual las figuras bíblicas de un salvador como Moisés y Cristo había de ser la esperanza para su comunidad, por años estuvo en la mira de Hollywood, pero pasaron casi tres décadas para que ello fuese llevado a cabo. Ante la posibilidad de concretar el filme, la idea siempre fue hacerlo por medio de una megaproducción hollywoodense, donde se retratara la guerra de la humanidad contra la extraña raza extraterrestre de los insectores (también llamados fórmicos).  En un momento era seguro que nada menos que James Cameron, especialista ya consagrado en el género de ciencia ficción, la llevaría a cabo (bien debe saberse que lo unía una amistad con el escritor, ya que éste escribió la adaptación literaria de su filme The Abyss, conocida en español como El Secreto del Abismo, llegando a crear una verdadera obra de arte que fue capaz de sobrepasar el mismo guión original de Cameron y superando las típicas expectativas del llamado “subgénero” de las novelizaciones de películas); al final todo quedó en un proyecto no concretado más del director de Terminator y Aliens y se barajaron otros posibles nombres, entre ellos el más seguro, el alemán Wolfgang Petersen, otro maestro del cine de efectos especiales y que ya al menos había filmado la bella cinta de ciencia ficción Enemigo Mío en los ochenta.  No obstante recién el año pasado fue llevado a cabo la filmación de la versión cinematográfica de El Juego de Ender, la primera de hasta el momento 6 novelas (sin considerar la saga paralela iniciada con La Sombra de Ender), siendo el responsable de hacerlo el sudafricano ganador de un Oscar a la Mejor Película Extranjera Gavin Hood, el mismo que hace unos años atrás realizó X-Men Origens: Wolverine (amada por algunos y odiada por otros).
    La película desde que comenzó a gestarse la posibilidad de hacerla, contó con la supervisión del mismo autor de la novela, quien en un principio hizo su propio guión, el cual al final se usó como base para el libreto final una vez que el proyecto fue aprobado. A su vez Card actuó como productor de esta primera cinta basada en un texto suyo.
    Ya se ha dicho en parte de qué trata la trama de El Juego de Ender, pero en síntesis esto es lo que cuenta el largometraje:  En un futuro medianamente cercano la humanidad ve en peligro su continuidad, puesto que en dos ocasiones se ha enfrentado a una raza alienígena que aparentemente no habla y la cual en ambas ocasiones había llegado a diezmar con su superioridad bélica a los seres humanos.  La última vez casi por pura suerte los hombres lograron derrotar a los insectores, sabiendo en todo caso que si no se preparaban a tiempo para corregir sus propias debilidades en la batalla, esta vez los extraterrestres conseguirían la aniquilación de la humanidad.  Es así que durante décadas desde el último enfrentamiento con los invasores, se ha estado desarrollando un programa para preparar a los futuros líderes de la avanzada en contra de los alienígenas y para ello se ha decidido trabajar con niños superdotados, a los que mediante sofisticados juegos de simulación podrían enseñar a combatir con eficiencia a los adversarios.  Pues bien, Ender, el protagonista, se convierte en la máxima esperanza para el planeta de lograr la victoria y es así como a lo largo de la trama se ve el proceso de su preparación como futura cabecilla del ejército, que se espera aniquilará por completo a la fuerza enemiga.  Entre medio se muestra cómo un niño, aún siendo un genio, enfrenta toda esta responsabilidad de superar cada una de las pruebas intelectuales, físicas y emocionales que le significa cumplir con un rol, que en circunstancias más “normales”, tendrían que estar sobre los hombros de un adulto.
    Desde los primeros bocetos del guión hecho por Card, éste optó por eliminar de la narración la importante subtrama de los dos hermanos de Ender (Peter y Valentine); en el libro ésta  le otorga gran protagonismo a ambos y ilustra además con lo que está sucediendo en la Tierra, paralelamente a lo acaecido con Ender en el espacio durante su entrenamiento.  No obstante pese a esta decisión, el carismático personaje de Valentine, quien llega a cumplir un papel fundamental dentro de la trama de toda la saga, las veces que sale en la película, logra desarrollarse a tal punto de percibirse en ella su naturaleza dulce; en cambio Peter, el en un principio hermano abusador y sádico, es visto por el espectador que no conoce la fuente literaria, como alguien sólo nefasto, ya que no es posible contemplar su progresivo cambio a una persona más benigna.  En todo caso queda claro que si se hubiese decidido incluir esta línea argumental, la película que bien llega a durar casi las dos horas, habría llegado a las tres como mínimo.  No obstante en general se trata de una traslación audiovisual bastante fidedigna al libro en cuestión, la cual sin dudarlo le rinde honor a la obra de Orson Scott Card.  Se podría decir que la película tomó más como fuente la novela corta que su versión final (el texto breve data de 1977, mientras que la novela de 1985), puesto que de ese modo no sería tan complicado condensar tanta trama.
     Quizás el único elemento del largometraje y/o gran cambio hecho en él, que podría provocar malestar en los seguidores de la saga literaria, sería haber modificado la edad de Ender y el resto de los protagonistas infantiles.  Mientras en la novela Ender tiene alrededor de 6 años cuando comienza la historia, en la película es prácticamente un preadolescente, es decir, tiene como mínimo 10 años; por ende los demás chicos del filme se ven bastante mayores (incluso se ven muchachitas demasiado “creciditas”).  Esto le quita parte del impacto que tuvo el libro en su momento, al hacer que  pequeños actuaran como adultos y se vieran sometidos a las grandes tensiones en las que son inmiscuidos.  Por otro lado, la idea original del autor es mostrar a través de estos niños genios, el proceso de madurez de estos mismos a lo largo de los años (lo que ha hecho con otros personajes de sus libros, como en la saga de Alvin Macker) y para ello resulta fundamental verlos crecer progresivamente; a su vez como se trata de infantes de esa edad y se aborda entre otras cosas el tema de la educación, es necesario que fuesen así de pequeños, ya que como está expuesto en la misma película, a esos años son más receptivos al proceso de instrucción (además si al filme le va bien y llegan a hacer las secuelas, no dejaría de ser genial ver crecer a los jóvenes intérpretes, como ya se vio en la saga de Harry Potter).  Ahora bien, quizás este cambio fue debido a una supuesta imposibilidad de conseguir actores de esa edad, que lograran los estándares artísticos exigidos o tal vez por creer que era demasiado complicado hacerlos participar en algunas de las escenas más comprometedoras de la cinta; no obstante cualquiera de las dos posibilidades, resultan bastante ridículas, ya que hace un buen tiempo que se puede apreciar a pequeños grandes actores realizando papeles increíbles y en las situaciones más dramáticas que puedan darse (tal como en su momento sucedió con Jodie Foster, River Phoenix, Macaulay Culkin, Elijah Wood, Dakota Fanning y Haley Joel Osmen, entre muchos otros más); no obstante según algunos afirman, esta opción fue tomada para conseguir la atención del público cautivo juvenil de otras sagas cinematográficas, como Los Juegos del Hambre y Crepúsculo.  Sin embargo, pese a estos resquemores, el desempeño hecho por Asa Butterfield como Ender Wiggin y el resto de los pequeños actores (la verdad, algunos de ellos ya cercanos a la mayoría de edad o ya adultos, pero de apariencia menor), deja contento al público con su alto nivel dramático (haciendo casi olvidar la diferencia esencial entre las edades con sus contrapartidas literarias).
     Pese a las dos modificaciones hechas en la trama original, hay que ser justo con la película y reconocer en ella la soberbia  manera en que trasladaron a la pantalla grande algunos de los momentos más recordados del libro.  Dentro de esto, se puede partir mencionando el comienzo, cuando se observa a Ender aún en la Tierra y va al colegio como el resto de los niños “normales”, lugar donde tiene un impactante encuentro con un compañero abusivo; luego cuando lo van a  buscar a su casa para reclutarlo en la Escuela de batalla, resulta ser otro pasaje memorable.  Es cierto que todo lo transcurrido en este último lugar mencionado se encuentra reducido en el tiempo, no obstante varios de sus episodios igualmente recordados, están dramatizados con sublimidad, llegando en algunos instantes a emocionar a más de un espectador (y ello se debe en parte también al propio trabajo de Asa y sus contemporáneos).  Así es como las escenas de ejercicios de batalla en gravedad cero, se encuentran hechas aprovechando lo mejor de los efectos especiales, otorgándole gran verosimilitud y luego cuando una vez más Ender llega a enfrentarse a la crueldad de los opresores bajo la figura de su líder Bonzo Madrid, el impacto dramático no deja incólume a nadie.  Hay varios otros instantes de la película que logran quedarse en la retina...  Mención aparte merece el especial videojuego que juega Ender, con su mítico gigante, el cual cuenta con excelentes gráficas y un bello diseño artístico que le otorga a estos momentos una atmósfera onírica particular.
    Una vez trasladado Ender a otro lugar cuando es ascendido y sometido a nuevas simulaciones de batalla (esta vez más reales que nunca) el encuentro con el ya mítico héroe que salvó a la humanidad en la última batalla contra los insectores, continúa el progreso narrativo hasta su inesperado clímax.  Aquí es cuando la actuación de un veterano del cine como el camaleónico Ben Kingsley (a quien no hace mucho vimos en un papel tan diferente en Iron Man 3) sorprende gracias a la relación que establece con el niño prodigio; además los guionistas tuvieron la genial idea de tatuarle el rostro para darle un aspecto más siniestro a Mazer Reckam, quien en realidad resulta ser un sujeto mucho más humano a diferencia de la primera impresión que da (convirtiéndose, además, en un nuevo maestro para el muchacho en proceso de crecimiento).  Luego se efectúa un diálogo inolvidable entre los dos, aporte propio de la cinta, en el cual se hace un alcance a la expresión La Voz de los Muertos, que tan relevante sería para el siguiente libro de la saga (siendo además este su título), como para la “precuela” Ender en el Exilio.
    Cuando Ender es mostrado al mando de lo que se supone son los videojuegos más sofisticados y donde junto a sus compañeros debe pelear en el espacio virtual contra los insectores, es dramatizado su desempeño tal cual si el propio Ender estuviera dirigiendo una orquesta; esto es moviendo sus brazos en una verdadera coreografía, la cual le otorga un clima especial, a lo que en realidad se trata de uno de los apartados más relevantes de la trama. 
     Como ya se afirmó antes en esta crítica, las actuaciones de Asa y Ben resultan ser más que aceptables, por no decir impresionantes (cabe recordar que estos dos ya habían trabajado juntos en la bella cinta de ciencia ficción retro de Martin Scorsese Hugo, trabajo fílmico por el cual además Asa logró notoriedad).  No obstante también resaltan las colaboraciones de actores tan solventes como Harrison Ford (quien ha envejecido con dignidad y continúa mostrando su gran capacidad para hacer tantos papeles diversos), interpretando al Coronel Graff, uno de los personajes más recordados de la literatura de Orson Scott Card; por otro lado, siguiendo con  los papeles adultos, la afroamericana Viola Davis, vuelve a realizar un trabajo conmovedor, dándole vida a un personaje que en el libro apenas aparece y que acá en la película destaca por su humanidad.  Por último, dentro de los niños actores, resalta la labor hecha por Hailee Steinfeld como Petra Arkanian, otro de los personajes memorables del escritor.
    Dentro de los aportes del largometraje, resalta el final de éste, cuando se ahorran el viaje que hace Ender durante su autoexilio, para conseguir la paz y la redención que desea; de este modo es en el mismo lugar donde ocurre el clímax, que Ender encuentra su nueva razón de ser, así como el proyecto para la nueva aventura que está por venir; en este sentido, su encuentro final e inesperado con el enemigo al que ha llegado a amar, resulta ser una nueva decisión acertada de la versión cinematográfica.
    Por último, la banda sonora compuesta por Steve Jablonsky, sin vacilaciones consigue ser un acompañamiento ideal, a la hora de representar acústicamente cada unos de los momentos más emotivos y épicos del filme. 

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