1. Primeras palabras.
Hace tiempo ya que me vi la primera
temporada de Westworld, el show de ciencia ficción de HBO basado en la
película homónima que escribió y dirigió Michael Crichton en los setenta y como
ello fue en 2016, que mi memoria es bastante frágil para lo que se trata de
historias, ya muy poco me acordaba de ella; solo tenía claro que se trataba de
una estupenda serie, que me gustó mucho y de sus elementos centrales que me hicieron
considerarla entre lo mejor de su tipo. Como sus creadores tardaron dos años en
estrenar la segunda temporada, según ellos para asegurar un producto de calidad
(yo creo que más bien debido a los altos costos, que incluían actores de la
talla de Anthony Hopkins y Ed Harris), pasó el tiempo y al final ya era finales
del 2019 cuando me propuse verla de una vez.
Pero era necesario repasarla, lo que fue un gusto, de modo que solo
cuando ya tenía fresco de nuevo los acontecimientos y varios personajes de este
programa, me dispuse a ver su segundo año (aunque admito que dejé pasar un par
de semanas con otra serie, para madurar mis impresiones). Por otro lado, este 2020 se nos viene por fin
la tercera temporada, que nuevamente hicieron lo mismo sus realizadores (y tal
vez los de HBO) de dejar pasar un año más de lo acostumbrado entre una
temporada y otras; así que fue mejor apurarme de una vez, para sin falta
vérmela esta temporada, que parece se viene muy buena.
2. La rebelión
ha comenzado.
Tras el impactante final de la primera
temporada, que duró nada menos que una hora y media (lo que dura una película
promedio y con escena de postcréditos incluida), era obvio que en el inmenso
parque temático donde transcurre todo (una inmensa isla que no sabemos dónde se
encuentra), la gente que trabaja y administra el lugar, o sea los humanos, no
la tuvieran fácil con los androides y/o inteligencias artificiales que
“despertaron” y tomaron conciencia de estar vivos. De este modo, si tuviera que resumir en pocas
palabras de qué trata la segunda temporada, puedo decir que aborda los inicios
del enfrentamiento entre los creadores y sus creaciones, todo de una manera
bastante violenta, por cierto; que por un lado las IA son lideradas por unos 3
ó 4 caudillos que ya conocíamos, más uno nuevo que termina por robarse nuestro
corazón (con un solo capítulo, el 8 para ser exacto, donde es presentado y es
el protagonista absoluto o uno de sus personajes principales). Asimismo, los humanos cumplen distintos grados
de protagonismo y cada uno con sus propias intenciones, que encontramos entre ellos
razones varias para hallarse en tal sitio.
En verdad mucho pasa a lo largo de esta
temporada, que posee 10 episodios como la anterior y la mayoría rondando la
hora cronológica de duración; más encima uno llega a la hora y cuarto de
metraje, mientras que el último también posee una duración de una hora y media,
como sucedió con el recordado final de la primera temporada. Entre todo lo que llegamos a ver, saber y
disfrutar en esta ocasión, puedo mencionarles sin caer mayormente en el spoiler
que:
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Uno de los personajes principales, y sin dudas entre los más carismáticos de
todo el montón que aquí aparece, tiene un cambio de 100% en su personalidad; la
verdad es que ello no dejará indiferente a la mayoría de sus admiradores (entre
ellos este servidor) y puede que a muchos (como adivinen quién) no les guste lo
que han hecho al respecto; no obstante, para ser justos, dicha evolución va muy
acorde con el desarrollo que toma en general la trama para todos los
personajes, así que tiene su lógica.
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Por fin nos presentan al padre del decadente y desagradable Logan Delos, de
quien algo se habló en la temporada anterior y que luego llegamos a saber que
se trata del dueño del complejo vacacional en el que transcurre mayormente la
serie. Es así que conocemos a este,
gracias a los flashbacks que transcurren décadas antes de lo que es el presente,
en el que ahora está sucediendo la revolución.
La presencia de este personaje nuevo, sirve además para la revelación de
uno de los grandes secretos del parque Delos: la verdadera razón detrás de la
creación de la tecnología, que ha hecho que los llamados “anfitriones”, las IAs
y/o androides, sean tan importantes para los mandamases del lugar.
Precioso afiche que homenajea el de la película que inspiró este show. |
*
Otro tremendo protagonista que ya conocemos muy bien y por el cual resulta
sencillo sentir aprecio, Bernard/Arnold, pasa por un montón de vicisitudes al
punto que ahora viene a ser, quizás, el personaje más desgraciado de todo el
show. Hay algo de existencialista en este sujeto, que se encuentra a medias
entre dos mundos, alguien que pese al fatalismo por aquellas fuerzas que tratan
de dominarlo, intenta hacer lo mejor para todos. Jeffrey Wright, quien lo interpreta, en
general está acompañado de los mejores actores posibles y aun así no nos deja
de sorprender con su talento.
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Dos personajes que pensábamos estaba muertos regresan, uno al mundo tal y como
lo conocemos y el otro…demostrándonos que la realidad va más allá de lo que los
simples mortales, si bien no se trata de algo de carácter sobrenatural, sino
que fruto del ingenio humano y su tecnología (que no olvidemos ya se le está
yendo de las manos, puesto que el control total de todo nunca está a
disposición del ser humano imperfecto).
En todo caso, el primero de estos personajes es un secundario y aunque
da gusto reencontrarse con su persona, no alcanza la relevancia y el carisma
del otro que sí nos dará grandes sorpresas.
*
William también vuelve en sus dos versiones, la del pasado (más o menos durante
su juventud) y ya como el duro anciano vaquero conocido solo como el Hombre de
Negro en el presente (en esta otra versión, interpretado por ese maestro de la
actuación que es Ed Harris). En su versión
más joven, gracias a los flashbacks dedicados a esa etapa de su vida, nos es
posible conocer ahora su relación con la familia Delos y en especial con su
esposa, que ya sabíamos su relación terminó muy mal. Su yo más viejo, pasa nuevamente por un
montón de acontecimientos y entre ellos se reencuentra con su hija, personaje
nuevo para el público (por cierto, considerando todos los enfrentamientos
violentos a los que se enfrenta un hombre de su edad, es admirable e
impresionante que alguien a su edad pueda ser capaz de resistir tanto esfuerzo
físico).
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La carismática Maeve comienza su largo viaje hacia la emancipación, adquiriendo
nuevas habilidades que la convierten en una Anfitriona única, además de ser una
de las caudillas de la emancipación de su gente. Su viaje a lo largo de Delos es increíble, el
que implica un emotivo periplo para conocerse a sí misma y que contrasta
bastante con el quien ahora se hace llamar Wyatt, puesto que al menos con Maeve
es posible llegar al diálogo. Muchos de
los mejores momentos de la segunda temporada tienen que ver con esta valiente y en muchos sentidos admirable “mujer”.
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En la primera temporada habíamos visto varios indios (nativos americanos) a lo
largo de su transcurso e incluso se había hablado de un grupo de ellos o más
bien una tribu, llamada Nación Fantasma; por otro lado, bien sabíamos que unos
cuantos de estos formaban parte de la vida pasada de Maeve, antes de que la
destinaran a ser la madama del salón Mariposa…Pues ahora por fin logramos tener
claro ese triste recuerdo de la morena anfitriona, ya que le dieron nombre,
personalidad e historia a ese indio que por tanto tiempo asoló sus
pesadillas. Kisuya es este sujeto, una
IA como ella, que por sí mismo ha “despertado” y se da cuenta de que su camino
está ligado a Maeve, así como a su hija.
El capítulo 8 de la temporada, que lo tiene como protagonista absoluto y
donde se nos cuenta su historia, no solo está cargado de gran emotividad, sino
que si es que no se trata del mejor de toda la serie, sin dudas que es lejos
uno de los más logrados de este show, que en solo un par de temporadas ha
dejado la vara muy alta. Por cierto,
buena parte de este capítulo está hablado en el hermoso idioma Lakota, uno de
los otros dos idiomas que podemos disfrutar escuchar en esta temporada, aparte
del invasivo inglés.
*
Al final de la primera temporada se nos mostró que Westworld era solo una parte
del parque Delos y que existía al menos otra atracción de ambientación
diferente; luego nos enteramos de que esta zona era Shogunworld, dedicado al
Japón feudal, si bien en esta segunda temporada también se muestra una zona que
recrea la India colonizada por los ingleses.
Es así que buena parte de esta segunda tanda de episodios, transcurre en
Shoguworld, ellos tan impactantes, sangrientos y hermosos como muchos de los
que suceden en el más conocido Westworld.
Cabe mencionar que por lo mismo, hayamos acá un montón de diálogos en la
lengua del Sol Naciente; además se nos presenta un grupo de personajes muy
interesantes y que nos traen recuerdos de otros ya conocidos.
3. Impresiones
finales.
Luego de verme las dos temporadas que
hay hasta el momento del show, que hoy nos reúne, no puedo dejar de asombrarme
de la calidad de este, deteniéndome en detalles de su guión tan elaborado y que
salta de una época a otra, pasando de un protagonista a otro y distintos
lugares más encima, todo tan bien armado y ello pese a su complejidad. Igual debo admitir que a veces cuesta seguir
tal entramado, que uno se enreda y bien puede no comprenderlo todo; pero no
importa, un espectáculo como este tan bellamente realizado, es digno de los
mejores elogios.
La primera vez que me vi Westworld,
en el ya “lejano” 2016, apenas sabía quién era Tessa Thompson y a quien luego
llegué a adorar por su simpático papel, de una algo inverosímil Valkiria morena
en las muy entretenidas pelis de Thor: Ragnarok y Avengers: Endgame...Pues su papel en la producción televisiva es tan diferente,
como una mujer en verdad odiosa, que uno con facilidad llega a aplaudirle su
versatilidad.
Por cierto, una vez más el personaje
interpretado por el guapo Luke Hemsworth (el hermano del aún más guapo y
talentoso Chris Hemsworth, Thor, también compañero de actuación de la Thompson
en las cintas de UCM) estuvo desperdiciado e igual como pasaron cerca de dos
años entre una temporada y otra, puede llamar la atención lo gordo que está en
esta ocasión (ello simulado por la ropa oscura y porque esta vez nunca lo ves
con atuendos ceñidos).
Como buena ciencia ficción, Westworld
no solo es la creación de un mundo fabuloso bajo la mirada propia de la
fantasía científica, sino que además es la recreación de nuestra propia
realidad y que nos otorga no solo diversión, también una invitación a la
reflexión: En este caso, hacia las consecuencias que puede traernos nuestro
apego a la tecnología y la interrogante por los límites que les podemos dar a
las disciplinas científicas, cuando jugamos a ser dioses; por otro lado, no
deja de estar presente el misterio del verdadero sentido de la vida, sobre qué
es la conciencia de estar vivos realmente, todo ello expuesto acá bajo la
figura de los llamados Anfitriones. Con
lo que se ha adelantado sobre la tercera temporada, parece que el panorama se
acompleja más, así que la ciencia ficción con todo su poder extrapolativo e
imaginería, aún tiene para rato con esta serie que ojalá no pierda su
horizonte.
Tráiler.
Los hermosos créditos de la segunda temporada
(algo que bien deberían aprenderle series que no la tienen como Mr. Mercedes).