domingo, 22 de diciembre de 2019

Reencuentros con el Paco Rivano (I).


1- El autor.

     Luis Rivano (1932-2016), conocido como el Paco Rivano (que en Chile "paco" es el nombre despectivo que se le da a los carabineros, siendo que este fue en su juventud policía del Estado), fue un importante escritor nacional que destacó mayormente en teatro, si bien también escribió narrativa, entre cuentos y novelas, como bien atestigua el volumen que a partir de hoy comenzamos a revisar.
Ya había entrado a la treintena (32 años), cuando ganó un concurso literario de la prestigiosa editorial Zig-Zag y el cual debía permitirle publicar su ópera prima; no obstante, cuando el Cuerpo de Carabineros de Chile se enteró de su contenido, le dio la baja y ello le quitó el patrocinio de la empresa; ni corta, ni perezoso, el artista optó por autopublicarse y de ese modo sacó varios de sus primeros libros en ediciones modestas y de papel roneo (en aquellos años y hasta la década pasada, en este país, la alternativa más modesta a la hora de editar todo tipo de textos).  Con el tiempo al ganar prestigio, comenzó a ser publicado por grandes editoriales.
     Independientemente de la calidad literaria de su narrativa, destacó más como dramaturgo, siendo, quizás, uno de los autores de piezas teatrales más sobresalientes del país.
     Su obra en general trata acerca del mundo de la marginalidad o del llamado “lado B” de nuestra sociedad, el que conoció de cerca mientras fue carabinero.  Mendigos, ladrones de poca monta, prostitutas, estafadores, proxenetas, borrachos y las personas de las llamadas “poblaciones”, zonas populares del país, donde encontramos a los de clase baja o media (que estos últimos, no los nombrados como “emergentes” de hoy en día), pululan en sus historias; pero no lo hace demonizándolos, sino que otorgándoles una humanidad tal, que resulta fácil sentir empatía por ellos. A sus personajes los hace hablar de forma realista, usando jerga, que de seguro para los lectores extranjeros puede complicar algo la comprensión; no obstante, tal como en el tomo que hoy nos reúne, publicado en 2010 por la importante Editorial Alfaguara, al final de los textos de ficción se incluye un glosario para aquellos que no conocen dichos conceptos.
     Paralelo a su labor como escritor, también se dedicó a ser “librero”, que apenas fue expulsado de las fuerzas policiales se instaló con un pequeño puestito en el Barrio de San Diego (que aparece en sus obras) a vender libros, por lo general usados, que bastante sabía de ello.
     Su particular pluma y el hecho de convertirse en un maestro de la lengua española sin tener mayores estudios formales, lo pone del lado de otros genios de nuestras letras que llegaron a ser en las mismas condiciones y de orígenes humildes: Manuel Rojas y Hernán Rivera Letelier, todos ellos con múltiples premios y una extensa bibliografía.   

2- Rivano y yo.

    Si mi memoria no me falla, supe de este escritor gracias a un artículo que salió en una revista juvenil muy buena, que sacaba los viernes el diario El Mercurio, llamada Zona de Contacto y de la que tengo muy buenos recuerdos; en uno de sus números hablaba de Rivano y las características de su trabajo; más encima venía de regalo su cuento El Rucio de los Cuchillos, que me gustó mucho.  Luego un profesor de la universidad, en la clase de Literatura Chilena hablaba muy bien de él; lo que no tenía idea, hasta que el Chirola (así le decíamos a nuestro maestro, si bien nunca en presencia suya) nos dio más datos sobre su persona, es que desde que era adolescente pasé por su tienda y fui atendido por el propio Rivano.  Apenas pude, realicé un trabajo sobre una de sus obras, Te llamabas Rosicler, pieza teatral que toma su nombre de un tango (que el Paco era fanático de este tipo de música, lo que se ve muy bien en las dos primeras novelas incluidas en el tomo que ahora nos reúne) y di en la clase mi exposición sobre dicho título y su autor; también llevé la canción en la que se inspiraba para ser escuchada.  Años después en la televisión chilena dieron la adaptación que hicieron sobre la obra, para el programa Cuentos Chilenos, que era bastante bueno. Todo eso fue durante los noventa, la década que recuerdo con más cariño.
     Varias veces me pasé al local de Luis Rivano, ahora que ya sabía quién era y lo apreciaba como artista; pero tontamente nunca me atreví a charlar con él, ni a pedirle un autógrafo (si bien mi amiga María Elena Francovich, compañera de la universidad, me dijo que lo entrevistamos…¡Pero no tengo memoria de ello!).  Solo una vez le compré libros y fue nada menos que una preciosa edición en tapa dura de dos volúmenes de Narraciones Extraordinarias de Poe, de una vieja colección de bolsillo muy elegante que había.  
     El 2011 o el 2012 tuve la dicha de ver en el cole donde trabajaba en aquel entonces, una muy buena adaptación de El Rucio de los Cuchillos al teatro.  A mis estudiantes les gustó mucho y les di como tarea que realizaran un monólogo sobre alguno de sus personajes para presentarlo en clases; la actividad fue un éxito.
     Eran las vacaciones de verano de 2017, a finales del mes de enero, cuando junto a mis amigos Ledda, Marlo y Miguel fuimos a la Feria del Libro Usado de la Universidad Mayor, que acostumbramos a ir todos los años.  Aquella vez la exposición de rigor estaba dedicada a Luis Rivano, que no teníamos idea de que había fallecido.  Solo hablando con una de sus hijas, muy amable, en el puesto de su librería, me enteré de la noticia; aproveché de comprarle nuevecito y sellado Narrativa Reunida, que es el libro que me ha llevado a escribir estas palabras.
      El año pasado andaba de compras en la feria que queda cerca de mi casa, cuando pillé el mismo libro al que hago mención arriba; se veía nuevo y me salía la mitad del precio de cuando lo adquirí en 2017.  Le vendí a un colega amigo el tomo sellado y me quedé con este otro…Grande sería mi sorpresa, al sacarlo de donde lo tenía guardado para disponerme a leerlo de una vez, cuando me di cuenta de que venía con una dedicatoria de su puño y letra, supuestamente a una amiga, la que firmó tan solo 3 años antes de su muerte ¿Sabía lo que estaba vendiendo la persona a la que se lo adquirí? No creo (igual, como dice el dicho “La necesidad tiene cara de hereje”).  Dentro venía también un marcapáginas y el recorte de un diario donde hacían un pequeño reportaje, a manera de homenaje, a Luis Rivano a raíz de su muerte.  Tal vez era mi destino tener ese libro y si es así o no, me siento muy feliz por ello.


3- Esto no es el Paraíso (1965).

    La primera novela de Luis Rivano es claramente autobiográfica, puesto que en ella el autor hace referencia a su vida como carabinero, ya sea en lo referente a sus intimidades, como a sus experiencias dentro de las filas de la institución a la que servía.
     El artista hace un retrato realista de todo ello, sin romanticismos y de forma descarnada, razones demás para que debido a su obra le hayan dado la baja en Carabineros de Chile, tras hacerse conocido el contenido de su ópera prima (pues claramente su contenido incomodaba a las autoridades, que no querían que se revelaran las injusticias y miserias de sus filas).
    Es así que el texto gira en torno a un trío de colegas y amigos oficiales, todos ellos jóvenes en los primeros años de la veintena, dos de ellos casados y el otro soltero.  De origen humilde, apenas poseen estudios, si bien uno de ellos tiene pretensiones de poeta (un claro alter ego de Rivano).  Los muchachos son mujeriegos, que aprovechan su estampa de uniformados para conquistar muchachitas y de ese modo, además, varios de los otros personajes que aparecen en sus páginas, son asiduos visitantes a prostíbulos; justamente aquel que tiene esposa e hijos pequeños, quienes en la práctica viven en la miseria, está involucrado con una de estas mujeres, a quien pretende "salvar" para conseguir una relación amorosa más feliz y estable que la de su familia con la que apenas pasa tiempo; por otro lado, uno de los compañeros se enamora de una joven universitaria de procedencia acomodada, siendo que él es el otro del trío que está desposado.
     Los protagonistas se encuentran en el escalafón más bajo de su oficio y por esta razón están expuestos a las órdenes y caprichos de cualquiera que esté por sobre ellos.  La lealtad con la institución se muestra en casos como los suyos, más como el único recurso para optar a un trabajo estable, si bien tal como dice el título del libro, donde se encuentran no es el Paraíso, pese a lo que quieren aparentar los jefes (y el gobierno) entre los ciudadanos.  De este modo, muchas injusticias pasan los carabineros como ellos, como que se les impide volver a sus hogares por días a manera de castigo, además de que la paga  no es buena, entre otros detalles impactantes.  A su vez, vemos casos de alcoholismo, mucho garabateo, incluso robo y rivalidades entre subalternos y jefes, que humanizan como no pensábamos a estos representantes del orden.
     Si bien hay personajes femeninos, secundarios, se observa un machismo propio de la época, de los uniformados y de la idiosincrasia chilena, que no solo tiene que ver con el lenguaje usado para referirse a los cuerpos de las mujeres y al trato con ellas; sino que también a esa especie de competencia mutua, por demostrar la virilidad acostándose con la mayor cantidad de féminas...Esto llega a lo peor de esta faceta masculina, cuando uno de los protagonistas no asume sus obligaciones con una de sus ex conquistas y su superior lo respalda denigrando el honor de la chiquilla en la misma comisaría.
     Queda claro que los protagonistas no son unos héroes, ni antihéroes y menos villanos; tienen virtudes y defectos, siendo algunos de sus mejores aspectos la fraternidad que son capaces de demostrar y el deseo de superación, acompañado de su nobleza...Por lo tanto, pese a todos los yerros que encontramos entre estos "guardianes del orden", igual podemos hallar bondad entre los suyos, que por algo Luis Rivano dedicó esta novela al mejor líder que tuvo cuando era carabinero, personaje real que haya su símil dentro de esta ficción realista y descarnada.
     La novela se lee con rapidez que da gusto y pese a lo dramático de su argumento, encontramos mucho de humor, incluyendo diálogos chispeantes que amenizan todo.  El final es maravilloso, poético y sublime como muchas partes de la obra, dejándonos un sabor menos amargo al abrir las puertas para la redención personal y lograr una vida mejor.


4- Bajo el Signo de Espartaco (1966).

      Tras acabar las páginas de la primera novela de Luis Rivano, uno no espera reencontrarse con sus personajes: hombre sensibles que a su manera buscan la felicidad, si bien como también nos pasa en el mundo real, ello signifique cometer uno que otro error en el camino, al creer que hemos tomados las mejores decisiones o simplemente nos dejamos llevar por nuestros impulsos y no pensamos bien las cosas. Por lo tanto, esta segunda obra, más corta que la anterior y que correspondería a lo que los gringos llaman novelette, retoma la vida de sus tres protagonistas tiempo después de hasta donde habíamos quedado.
      Ahora les puedo hablar con nombre y apellido de sus personajes principales, puesto que los conozco mejor y he sido "testigo" como lector de su evolución como sujetos.
     Víctor Hidalgo, el artista en ciernes en este triunvirato y un autodidacta como el mismo escritor de la vida real, que se proyecta en su persona, sigue en el cuerpo de carabineros; aún le toca pasar los abusos de sus jefes, pero ha tomado como misión suya educar a sus compañeros, prestándoles sus libros y dialogando con ellos para ejercitar la mente. Solo al final del libro nos enteramos de que ha sentado cabeza.
     Reginaldo Flores pareciera que ha sido el que tuvo mejor suerte de los tres amigos. Fruto de su esfuerzo ha sido ascendido y ello lo ha llevado a hacerse cargo de un pequeño destacamento en Renca, por entonces zona rural. Allí tiene bajo su cargo solo a dos hombres, un chico que apenas tiene unos 20 años y un hombre mucho mayor que ambos, casado y cuya mujer se ha vuelto parte de este mini retén. Flores los trata con afecto a todos y se ha convertido en un verdadero líder, querido por la comunidad, lo que contrasta con lo que sucede con otros carabineros en la ciudad, puesto que tiene consideración incluso con los delincuentes. No quepa duda de que el hombre ha madurado y de ese modo, cuando termina la novela, le es permitido por fin resarcir su peor error de juventud.
      Osvaldo Guerra es quien más ha evolucionado: de ser un sujeto irresponsable que prácticamente tenía botada a su esposa e hijos y ser un carabinero alcoholizado, se ha transformado en un obrero eficiente y con conciencia social, ahora candidato de izquierda a ser presidente de un sindicato de trabajadores. El amor que ahora siente hacia su esposa es claro, quien además ya no lo trata mal como antes, cuando estaba involucrado con una prostituta.
     Atrás han quedado los tiempos de parranda, prostíbulos y desenfreno. En sus protagonistas el autor refleja más que en su obra debut, la preocupación por los temas sociales, al hacer que en especial dos de estos no dejan de expresar sus intereses políticos y de deseo por un mundo mejor para los más oprimidos.
    En paralelo al acercamiento hacia la política y los derechos de los ciudadanos comunes (en un mundo donde ya ostentaban el poder en Chile, desde hace rato, los hijos de familias pudientes), se refleja de manera increíble y tan cercana a la realidad actual del país (con su crisis social y el movimiento popular por protestar ante los abusos de las clases dirigentes), por medio de las futuras elecciones en las que la Democracia Cristiana, liderada por Frei Montalba, pugna contra los partidos Socialista y Comunista que apoyaban a Salvador Allende. Los conflictos en las calles, donde carabineros ya reprimían con violencia gratuita a los manifestantes, son descritos como si se tratara de una fotografía de la actualidad nacional.
     ¿Qué habrá pensado el autor acerca de sus reflexiones acerca del acontecer nacional, cuando años después efectivamente ganó las elecciones el llamado "Doctor Allende" y luego fue traicionado tal como él mismo adelantó en su obra?
     Este libro casi no tiene humor y la miseria que hay alrededor de los personajes se hace más presente (sino, basta con detenerse en el episodio de aquello que es testigo uno de los personajes cuando va al cine). Pero en contraste a todo ello, nos encontramos con la vida en el campo, donde se nota que los personajes son felices en medio de la sencillez y al aire libre, lejos de los problemas de las grandes urbes (el llamado tópico literario de beatus ille- dichoso aquel- por tener acceso a este tipo de existencia plena).
      En esta novela los personajes femeninos no intervienen tanto de forma directa, a diferencia de su predecesora; salvo dos momentos y en ambos es posible reconocer el horrible machismo imperante en la época (¿En verdad pensaba así Rivano o introdujo estos episodios para denunciar el primitivismo de su género?): en el primero de ellos, un par de féminas dan como algo normal la violencia intrafamiliar de los esposos hacia ellas y en el otro uno de los protagonistas, un hombre culto y para nada mala persona piensa "que nunca antes se había sentido más bajo que una mujer", cuando la muchacha a la que despreció hace 7 años atrás le da la oportunidad de su vida. Podría decirse que en esta ocasión todas las mujeres que aparecen en el título, aparecen como verdaderas compañeras de sus hombres, cuya presencia en sus vidas viene a ser por completo benigna.
    Por cierto, llama la atención la feroz crítica que le hace el escritor a una importante institución católica de beneficencia, el Hogar de Cristo, fundada por San Alberto Hurtado.  Se trata de una fundación sin fines de lucro y que desde aquellos años, los sesenta, ha rescatado de la miseria y calle a niños y adultos, como a ancianos.  Pues la imagen que tiene Rivano de esta no es muy buena que digamos, caracterizándola como en la práctica una fachada para ostentar frente a los demás y dar en el gusto a los pederastas que se aprovecharían de sus niños, otro detalle polémico de su obra.
     El nombre del libro hace alusión a la novela histórica Espartaco de Howard Fast, donde se aborda la rebelión de los esclavos de los romanos, liderados por el personaje que le da el nombre al texto; de este modo, uno de los 3 amigos tras leerse dicha narración, compara su devenir y el resto con lo que sucede en dicha obra: a la larga se ha cambiado la esclavitud por otra, pese a la calidad de hombres y mujeres libres de todos ellos.

Mi edición con dedicatoria del propio autor.

4 comentarios:

  1. Muy buen artículo, no conocía a Rivano, ahora por tí se de su existencia y obra, gracias por difundir nuestra cultura amigo querido, saludos.

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    Respuestas
    1. Qué bueno te entusiasme leer a este autor, querida Paloma, que estoy seguro te será muy grato.

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  2. Saludos Elwin, aquí murinus2009.

    Gracias por dar a conocer ver a este buen escritor compatriota tuyo.
    Llama mi atención el apelativo de "Paco" para referirse a los carabineros (entiendo que es la policía de Chile).
    Aquí Paco se le dice de cariño a los que se llaman Francisco, tiene varias, otras formas son:
    Pancho.
    Fran.
    Francis.
    Frank.

    En cuanto a los policías los apodos son:
    -Pitufo, a los que visten de azul.
    -Tamarindo, se les decía a los de tránsito cuando vestían de café por un fruto de ese color que aui se usa para preparar dulces y agua fresca de ese sabor.
    -Cuicos.
    Más los apodos más peyorativos...

    Muy notable que Luis Rivano desarrollara de manera casi autodidacta por lo que entiendo su talento para la escritura, por todo lo que comentas, creo unos personajes muy bien hechos y plasmó historias que atrapaban.

    Tuvo mucho valor para publicar los temas que publicó tomando en cuenta que ponía mal (o sea como eran en realidad) a los equivalentes ficticios en sus novelas.

    Que lo despidieron de su trabajo creo que era algo esperable.

    Muy buena suerte tuviste de conocer a Rivano en la vida real y hasta ser su cliente, muy bien amigo!.

    A continuar con las otras entradas dedicadas a tu compatriota, vengo desde el futuro, cunado vi la Entrada III.

    Nos vemos.


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    1. Solo ahora me dispongo a contestarte, que hasta alejado he estado de la escritura este mes y debía dedicarme a ello para no perder la costumbre (así que disculpa mi ingratitud).
      Me alegra saber que te haya llamado la atención mi compatriota, con quien terminé mi autoreto del semestre pasado de leer solo a chilenos. Te puedo decir de que de todos los libros que me leí, este estuvo entre los 3 primeros (adivina cuáles son los otros dos).

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