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domingo, 27 de noviembre de 2016

¡Llegó (por fin) la (verdadera) magia al Universo Cinemático Marvel!



       Solo los intelectualoides que menosprecian el cómic como expresión artística y que pueda tener real valor estético, son capaces de ignorar el legado de Stan Lee como creador de toda una mitología contemporánea, cuando a principios de los sesenta se encargó de darle forma a tantos personajes hoy ya famosos, en lo que vienen a ser las historietas Marvel y sus derivados (series de televisión animadas y de imagen real, películas, figuritas de acción, ropa y todo lo que es posible hacer gracias al uso de sus franquicias).  Pero no solo se trata de haber inventado a todo un panteón de héroes y villanos, que hoy forman parte de algunos de los personajes ficticios más populares en el mundo actual, sino que de historias que en su contenido no dejan de entregarnos más de una reflexión respecto a los temas abordados en ellas.  Pues tal como en las más grandes narraciones literarias de antaño y de hoy, sus guiones han abordado el viaje físico y espiritual de hombres y mujeres: sujetos comunes y corrientes que han pasado a convertirse en gente extraordinaria y no solo por los poderes que han adquirido y los ajustados trajes multicolores que luego deciden usar, sino que debido a las duras pruebas en las que deben luchar contra sus egos y miedos, los verdaderos enemigos a los que deben enfrentar día a día en su continuo rumbo a la realización personal (tal como los seres humanos de carne y hueso…como tú y como yo).
Su primera aparición en los cómics.
     Uno de estos íconos de la llamada novela gráfica viene a ser el Doctor Extraño (o Doctor Strange en su idioma original y como muchos prefieren llamarle), cocreado en 1963 junto al otro dibujante legendario que viene a ser Steve Ditko, el mismísimo que junto al propio Stan nos regaló a ese grande que es Spiderman.   Su génesis no puede ser más interesante: El doctor Stephen Strange era un importante, exitoso y rico neurocirujano, gracias a sus casi milagrosas intervenciones en algunos de los más complejos casos médicos, hasta que en un accidente automovilístico quedó con sus manos inutilizadas y con ello su enorme orgullo sufrió un gran golpe.  Luego de hacer lo posible por recuperar el control de sus extremidades, de modo de volver a ser el mismo hombre de antes, gastó toda su fortuna y tras fracasar en su búsqueda a través de los medios de la ciencia y la tecnología (propios de la visión racional occidental del mundo) se abrió a nuevas posibilidades y así fue cómo dio paso hacia otros caminos (al del misticismo) y con lo cual no solo recuperó el uso de sus manos, sino que se encontró por fin a sí mismo. De este modo pasó a convertirse en el Hechicero Supremo, aunque luego de pasar por todo un periplo que lo convirtió en un hombre nuevo…y en alguien mejor, en una persona distinta al sujeto soberbio y de mente estrecha que era antes de su caída y su posterior ascensión.
       Dentro de las viñetas marvelitas el Dr. Strange ha protagonizado varias series y miniseries propias, aparte de su participación como invitado en las revistas de otros personajes de la Casa de las Ideas.  Debe saberse que su debut fue en la colección antológica Strange Tales y solo después consiguió su cabecera.  Pues no solo es el humano de más grandes poderes sobrenaturales dentro del universo Marvel, sino que se encuentra dentro de los sujetos de mayor poder de estas historietas.  Asimismo fue uno de los miembros fundadores del recordado equipo de superhéroes los Defensores, entre los que se hallaban nada menos que Hulk, Silver Surfer y Namor.  También formó parte de la agrupación de justicieros mágicos llamada Hijos de la Noche, junto al Motorista Fantasma, Morbius y Blade.  De igual manera destacado es su papel en el selecto grupo de los Iluminati, consejo secreto en el que solo se hayan los humanos más inteligentes de la Tierra, que aparte de él vienen a ser Mister Fantástico (de los 4 Fantásticos), Pantera Negra, el Profesor X (de los X-Men), Namor y Iron Man y unos pocos más.  También ha sido decisiva su intervención en eventos y sagas de gran magnitud como Guerra Civil y Planeta Hulk, como en la más recientes Guerra Secreta (de tan solo el año pasado).
      Pese a no ser tan célebre como otras creaciones de Stan Lee (lo que en todo caso ha cambiado este año, gracias al recién estrenado filme hollywoodense dedicado a su figura y que ha sido lo que me ha inspirado a escribir estas líneas) su imagen ha sido lo suficientemente potente como para trascender aún más allá de lo arriba mencionado.   Pues en lo que respecta a la  rivalidad entre Marvel y DC a lo largo de varias décadas, es habitual encontrarnos con personajes entre una editorial y otra que copian, homenajean o satirizan a los de su distinguida competencia; es así que tras los acontecimientos de la saga de Millenium de 1988, apareció el humano evolucionado como Extraño…quien es igualito al Hechicero Supremo (salvo pequeños detalles, claro).  Pocos años después, en 1996 tras los eventos de la histórica confrontación de Marvel v/s DC y que dio paso al Universo Amalgam que combinaba ambas empresas, nació el superhéroe místico Doctor Strangefate, una mezcla del Doctor Strange y el Doctor Fate de DC; pues este vino a ser el personaje más poderoso de dicho universo y fue fundamental para los sucesos de todo lo concerniente a ello.
     Antes de la realización de su millonaria cinta hoy exhibiéndose en cines, el Doctor Extraño tuvo una bizarra y olvidada película hecha para la televisión de imagen real de 1978.  Si bien salió en cartoons como Spiderman y sus Asombrosos Amigos, X-Men y Spiderman: La Serie Animada (estas dos últimas de los noventa y sin duda unas de las mejores adaptaciones para la pantalla chica de algún cómic del género), su participación más destacada ha sido en Escuadrón de Superhéroes y Ultimate Spiderman ( y aún emitiéndose). Según sea la orientación del programa animado, lo hemos podido ver infantilizado o en tono más serio.
     Mención aparte merece la película hecha en un tono por completo serio para la venta directa, de 2007, animada y que cuenta los orígenes del personaje de una manera bastante bien realizada, ya sea en lo técnico, como en lo artístico.  Destacan sus diseños entre personajes, monstruos y ambientes, además de una potente música orquestal a cargo de Guy Michelmore.  Bastante recomendable para quien se interese por el personaje y Marvel en general, corresponde a una serie de películas que hizo la empresa sobre sus personajes en aquellos años (encontrando otras dedicadas a los Vengadores, Iron Man y Hulk).


     Y es ahora cuando llegamos al largometraje que en estos momentos tiene posesionado al Hechicero Supremo como superhéroe del momento.
     Antes de que el Doctor Extraño nos mostrara otro tipo de justicia, o sea, ya no en el campo de la ciencia ficción, Thor se hizo presente como un ser superior perteneciente a un mundo por completo distinto al nuestro.  Si bien el rubio asgardiano tiene relación con la mitología nórdica (elemento bastante abordado en sus cómics), las películas han trabajado dicha cercanía con los mitos, como si en realidad se tratara de una raza extradimensional, con la capacidad de manejar una ciencia tan avanzada que a los ojos de los simples mortales todo pareciera magia.  De este modo las maravillas venidas de Thor, Loki, Odin y otros, tal como ha sido manejado hasta la fecha en el Universo Cinemático Marvel, no es de naturaleza sobrenatural…Por lo tanto viene a ser esta cinta del Doctor Extraño, la primera vez en la que nos encontramos con la presencia del elemento mágico, dentro de esta series de películas (pues siendo más justos, ya el año pasado a través de la serie de televisión de Daredevil, se usó por primera vez en el UCM lo sobrenatural, aunque ello fue en este otro medio).
      El largometraje en cuestión cuenta la los inicios del Doctor Extraño, tal y como lo hizo la mencionada película animada de 2007 y lo hace más que bien, pudiéndose afirmar que podría estar entre las mejores entregas de este ciclo.  Su metraje se detiene de manera muy adulta en retratarnos a un Stephen Strange tan ególatra, que ha sido capaz de renunciar al amor y para quien sus logros médicos son solo un medio para alimentar su vanagloria, que no su amor a la vida que se supone protege todo profesional como él.  Por esta misma razón cuando sufre el desastre que lo lleva a buscar la cura a su cuerpo (y que al final le trae en realidad la sanación de su alma), su miseria es retratada con gran impacto para el público, pues queda de manifiesto que se trata de un hombre solo y que para ser sinceros nunca fue feliz.  Es entonces que llega hasta Nepal, lugar que contrasta por completo con el mundo moderno y lujoso en el que hasta ahora se desenvolvió, donde sin esperárselo se cruza con un grupo de místicos que lo acogen; y por supuesto esto resulta ser por conocimientos y disciplinas que antes negó, lo que sin embargo le permite conseguir la verdadera realización personal.
     Una vez dentro del santuario liderado por el Anciano (o Ancestral como es llamado en la versión latinoamericana), Stephen se entera de que hay fuerza siniestras que buscan entrar a nuestro mundo y dominarlo, razón por la cual él y sus nuevos amigos y aliados deben defendernos, ya que son los únicos capaces como para hacerles frente a estas criaturas (en un parlamento, se deja claro que entre tanto los Vengadores se enfrentan a otro tipo de enemigos, ya que el Capitán América y compañía solo pueden contra entidades de físicas).  No obstante lo que luego llega a saber el antiguo doctor, es que su rol dentro de todo esto es estar en la primera fila, dentro de los que se oponen a tales monstruosidades.   El principal enemigo al que deben hacer frente, viene a ser un antiguo discípulo del Anciano, interpretado magistralmente por Mads Mikkelsen (a quien vimos brillando como Hanibal Lecter, en la llorada serie de televisión sobre el psicópata caníbal).  No obstante detrás de este se haya un  ser aún más siniestro y de poderes inconmensurables, Dormammu, a quien sirve el traidor (y quien es además uno de los grandes enemigos del Doctor Extraño en los cómics).  
      El renacido Doctor Extraño queda representado como un hombre que siempre estuvo destinado a ser un sanador, aunque no uno de la carne, sino que del espíritu.  En este sentido verlo ya con su traje puesto, incluyendo la valiosa joya mágica del Ojo de Agamoto sobre su pecho, realizando sus sortilegios con bellas imágenes tipo mandalas de luz en el aire, resulta ser sin dudas todo un obsequio al público friki (y de seguro, con el mejor traje de un superhéroe encarnado en un filme multimillonario, tal y como es en las historietas…No como esos trajes “realistas” de los numerosas entregas de los X-Men).
     Tal como es habitual en los blockbusters marvelitas, el papel principal corrió a cargo de un actor de renombre, si bien conocido más por el público ñoño, que por las grandes audiencias: el inglés Benedict Cumberbatch (quien se hizo conocido gracias a su desempeño como Sherlock Holmes, en la más actual serie de la BBC sobre el personaje de Conan Doyle).  Calcado al superhéroe marvelita (en especial una vez que aparece con su típica barba), el cambio por el que pasa este de ser alguien soberbio, a alguien derrotado y luego a un hombre ya centrado y con espíritu honorable, se refuerza en su actuación gracias a su imponente figura y grave voz.  Su talento también se hace evidente en los momentos de humor, de los que sale muy bien parado, a la par de las escenas más dramáticas que demuestran tanto virtuosismo.


     La tercera gran estrella con la que contamos en este filme, viene a ser la también británica Tilda Swinton (inolvidable su rol como la Bruja Blanca en las adaptaciones de Las Crónicas de Narnia, por solo mencionar algunos de sus muchos papeles) y quien acá hace del Anciano.  Debe saberse que en el cómic este sabio es de sexo masculino, por lo que la intervención de la Swinton viene a ser otro de esos significativos cambios que encontramos en las versiones cinematográficas de nuestras historietas favoritas (si no basta con recordar a los Kingpin y Deadshot negros de las correspondientes películas de Daredevil y El Escuadrón Suicida…cuando en realidad en las viñetas son caucásicos).  Pues camaleónica como ella sola, la actriz logra otorgarle ese aire de misterio y sapiencia, a un personaje que en pantalla se ve como alguien que pese a estar del lado del bien, ya no parece humano, con tanto poder y secretos que guarda dentro de sí.
     En lo que concierne a los villanos de la historia, respecto a Dormammu, este solo se ve al final de la película; no obstante su imagen decepciona un poco, pues no se ve tal y como puede ser reconocido en los cómics (con una cabeza llameante).  Sin embargo, todo esto puede ser considerado como la antesala a su posterior intervención en futuras entregas, cuando salga con todo su poder expresado.  Por otro lado, además del malvado Kaecilius (el personaje interpretado por Mikkelsen), en la escena de regalo de los créditos finales, se revela la conversión a criminal de uno de los secundarios más carismáticos de la historia y que en realidad corresponde a uno de los mayores contrincantes del Hechicero Supremo.
     No se puede dejar de lado la dirección de un verdadero “Maestro del Horror” detrás de las cámaras, tal como lo viene a ser Scott Derrickson, quien tal como en sus filmes de completo autoría, como las recomendables y aterradoras El Exorcismo de Emily Rose y Siniestro, participó también en el guión.  Pues su experiencia en el mundo sobrenatural visto a través de los ojos de Hollywood, fue quizás el primer motivo para que Marvel lo fichara; no obstante pese a lo que se esperaba de su anterior filmografía, en cuanto a entregarnos en esta ocasión una buena dosis de monstruosidades, gore y espantos, Derrickson lo que sí usó de su anterior experiencia cinematográfica fue su preocupación por la estética cuidada.  De este modo nos encontramos con una cinta preciosa visualmente, con unos efectos especiales que aún siguen maravillándonos, vestuarios impresionantes y una escenografía propia del mejor cine (que el comercial de igual modo puede ser artístico).  A esto se le suma una bella banda sonora realizada por Michael Guiachino, ya todo un experto en componer para el cine de género.  Todo esto nos da sin dudas la ilusión, de que ciertamente existen realidades que nos están vetadas a los no iniciados.
    Por último, el esperado cameo de Stan Lee no podía faltar y no podía ser más cómico, pese a su brevedad.  Por otro lado, atentos a la escena inserta dentro de los créditos,  un verdadero anticipo a lo que se nos viene con este Universo Cinemático Marvel.

domingo, 13 de marzo de 2016

Un monstruo marino para recordar (y disfrutar).


     La idea del mar como cuna de los monstruos gigantes más insospechados y aterradores, lleva eras en el inconsciente colectivo.  Es así como en la mitología griega abundan criaturas de este estilo, tales como Escila y Caribdis, unas de las tantas amenazas a las que le tocó enfrentarse al valiente Odiseo en su largo viaje camino a casa; tampoco podemos olvidarnos del Kraken, entre otros que de seguro se me quedan en el tintero.  Luego la tradición literaria al amparo de genios como William Hope Hodgson y H. P. Lovecraft, se aprovechó de los temores ancestrales, creando nuevos horrores acuáticos, cuál más espantoso y repugnante.  Era obvio que ante la fascinación por este tipo de criaturas, acerca de que algo raro y desconocido habitará en las profundidades de las aguas, el cine no dejaría de aprovecharse de ello, para realizar todos los filmes posibles que explotaran dicho filón de historias…
    Utilizando mi limitada memoria solo puedo traer a colación, a manera de antecedentes de la cinta sobre la cual hoy quiero referirme, clásicos de fines de los setenta como Tiburón (1975), sobre una novela de Peter Benchley y el primer éxito para la pantalla grande de Steven Spielberg (¡Cómo me tenía fascinado de pequeño con cada susto que me daba, la primara que la vi y eso que estaba bastante cortada en televisión!) y luego Piraña (1978), de igual modo la cinta que saltó a la fama a su director Joe Dante (cuánto quisiera que volviera a hacer sus formidables largometrajes del género y de humor); luego le seguirían Humanoides del Abismo (1980), uno de los tantos productos de clase B producidos por el legendario Roger Corman y que me encantaría volver a ver, como también tener (célebres entre los adictos a este tipo de cine bizarro, son sus escenas de violación monstruosa y del nacimiento de uno de sus adefesios); DeepStar Six con unos cangrejos gigantes dignos del mejor Hodgson y Leviathan, sobre un experimento genético que para variar se les fue de las manos a los científicos que lo idearon, ambas de 1989.  Mucho antes de los ejemplos mencionados, se estrenó una obra bellamente realizada en 1954 y que recibió el más que sugerente título de  El Monstruo de la Laguna Negra, de Jack Arnold, director que nos regaló otros clásicos filmes de terror y ciencia ficción tales como Llegó del Espacio Exterior (1953) y El Increíble Hombre Menguante (1957), los dos sobre textos de los afamados Ray Bradbury y Richard Matheson respectivamente; no obstante me había olvidado de mencionar este título, que luego dio origen a una trilogía, porque más bien su trama ocurre en “agua dulce” en vez de las vastas dimensiones de “agua salada” (no obstante sería un pecado no mencionarla en este listado de viejas y queridas películas de “mostros” acuáticos)…
     Es entonces cuando llegamos a los albores del siglo XXI gracias a Deep Rising (conocida en mi patria como Aguaviva), que en 1998 nos devolvió los esperpentos marinos en una superproducción, que como pocos casos contó con un reparto de lujo, como por igual de un equipo detrás de las cámaras ídem, además de una bestia que bien merece tenerse en cuenta a la hora de querer ver algo entretenido y bien hecho en general.  La verdad es que como ya ha sucedido otras veces, en su momento esta cinta no recibió buenas críticas… ¿Pero qué importa si logra cumplir con su propósito de entretener y ello lo logra con creces? Pues ella fue escrita y dirigida por Stephen Sommers, quien luego otorgaría a  Hollywood varios llamados blockbusters, tales como La Momia (1999), La Momia Regresa (2001), Van Helsing (2004) y G.I. Joe: The Rise of Cobra (2009); asimismo ya en esta fecha algo temprana a conseguir la celebridad, ya tenía una larga carrera a cuestas y el apoyo de los magnates del séptimo arte para realizar una película de monstruos de alto presupuesto, algo pocas veces conseguido para este considerado subgénero menor.  Pues el empeño en llevar a cabo tal empresa, haciendo uso de los sofisticados medios de la industria, se puede apreciar lejos en lo que concierne al escenario en el que transcurre el argumento: un lujoso e inmenso buque de pasajeros en plena alta mar (¿Se puede hablar de cinco estrellas, como si se tratara de un hotel de primera línea en estos casos?), que tras encontrarse con el ser que haría de las suyas en el metraje, se está hundiendo a medida que los pocos sobrevivientes tratan de escapar de esta prisión de hierro y alta tecnología (por no mencionar al espanto que anda detrás de ellos).   Es entonces que los encargados para hacernos creer que en realidad sus personajes se encuentran en tal lugar, se esmeraron por darle credibilidad a esta ficción, haciendo uso de los mejores efectos especiales con los que en aquellos tiempos contaron y aumentando la adrenalina a medida que las esperanzas de sobrevivencia de los personajes van decreciendo. 
     En el reparto estuvieron gente de la talla de Treat Williams, Famke Janssen, Kevin J. O'Connor, Anthony Heald, Djimon Hounsou y Wes Studi, todos ellos con extensas filmografías a cuestas (antes y después de filmar este trabajo), varias nominaciones a premios especializados y un claro interés por incursionar en este tipo de filmes.  El primero de ellos todo un galán de antaño, haciendo del “jovencito de la película” (como bien diría mi difunto padre), aguerrido y que bien merece quedarse con la bella dama a la que debe salvar (si bien se trata de un guión “moderno”, donde ahora la dama es una chica emancipada y que posee sus propios medios para salir adelante, aparte de no dudar en ir a la batalla si se trata de superar los entuertos que se le vienen encima).  En cuanto a la preciosa y talentosa Famke Janssen, pues la hemos visto en un montón de producciones que son un deleite para los “ñoños”, tales como las tres primeras cintas de los X-Men (2000, 2003 y 2006), The Wolverine (2013) y X-Men:Días del Pasado Futuro (2014) haciendo de nada menos que de Jane Grey, una de las mutantes más poderosas del universo Marvel; por otro lado,  ya había compartido escenario junto a su colega Kevin J. O`Connor en El Señor de las Ilusiones (1995), basada en un cuento de Clive Barker, quien se dio el gusto de dirigir él mismo la adaptación que hizo de su relato.  Anthony Heald fue el detestable profesor Chilton de El Silencio de los Inocentes (1991) y de Dragón Rojo (2002), sobre las novelas de Thomas Harris acerca del psicópata caníbal Hannibal Lecter.  En cuanto al afromericano Djimom Hounsou, inolvidables son sus papeles en Amistad (1997), Gladiador (2000) y Diamantes de Sangre (2006), además de una gran cantidad de títulos; además de estar ligado al mundo de los cómics por sus personajes para Constantine (2006), como el famoso Papa Midnate de las historietas de Hellblazer, poniéndole la voz a nada menos que el superhéroe africano marvelita Pantera Negra en su motion comic de 2010 y en Guardianes de la Galaxia (2014).  Con respecto al amerindio Wes Studi, aplaudido fue por su particular villano en El Último de los Mohicanos (1992), por no mencionar su por completo diferente, cómico y divertido papel en la película de bizarros superhéroes Hombres Misteriosos (1999), como el místico El Esfinge.  Pues como bien podrán darse cuenta, el casting de esta infravalorada película y de culto para muchos, es algo de lo que pocas pelis de monstruos pueden jactarse.

     Por otro lado, la banda sonora fue hecha por nada menos que un maestro de la talla de Jerry Goldsmith, llorado compositor con tantos soundtracks a su haber y cuya lista tan solo en el cine de terror y ciencia ficción resulta bastante extensa (por ahora me limitaré a mencionar dentro de ellos, a varios de la saga de Star Trek, Alien, la primera versión de El Planeta de los Simios, como también de igual modo la versión original de El Vengador del Futuro, la ya mencionada Leviathan y muchas, muchas más). 
     Y en lo que respecta al fabuloso y gigantesco depredador que aparece en esta historia, pues este fue diseñado por otro de los grandes del séptimo arte: Rob Bottin, quien de entre todas las pesadillas con las que nos obsequió (aparte de la correspondiente con Aguaviva), estuvo involucrado en algunos de los mejores horrores del celuloide, con cada una de las manifestaciones del alienígena de La Cosa (1982), uno de los mejores trabajos de John Carpenter.
     Pues tras pasar lista a los genios que podemos encontrar en este título digno de atención, es el momento de contar de qué se trata ¿No? Bueno, ya algo se puede saber tras la información aquí expuesta, no obstante no es malo dar algunos datos más.  El guión gira en torno al capitán de un pequeño barco, que presta sus servicios a quienes deseen realizar trayectos marítimos y cuyos nuevos clientes no son de la mejor calaña que digamos; no obstante la peor de las sorpresas que se puede llevar, es cuando llega a su destino, justo donde se haya la gran embarcación que ha tropezado con un animal desconocido, que se ha comido a casi toda la tripulación.  Es así como la gente del capitán, los mercenarios que lleva consigo y los pocos que lograron escapar al demoniaco ser, deben hacer lo posible por escapar de sus garras (o más bien tentáculos…y no los típicos tentáculos con ventosas a los que estamos acostumbrados ver por ahí).  Entre medio, tienen que vérselas con la dificultad de trabajar junto a gente de pocos escrúpulos, que bien demuestran que los seres humanos pueden ser tanto o más nefastos que la criatura que los acosa.
     Los efectos de GGI para cuando aparece la monstruosidad o al menos algunos de sus tantos apéndices, se notan en varias ocasiones, no obstante todo es tan siniestro y el trabajo de los actores resulta tan convincente, que ello es lo de menos.
     Se trata de una cinta hecha por completo para entretener sin mayores pretensiones estéticas, con personajes hasta cierto punto estereotipados y que en su tiempo solo quiso ganar plata.  Los amantes de los filmes de este estilo se encantarán con ella, pues posee sus buenas dosis de tensión, humor, sangre y truculencia.  No faltan en ella algunas escenas de antología, como cuando nos enteramos qué pasa con quiénes se come la criatura, se encuentra el paradero de la mayoría de los que iban en el barco de placer y cuando aparece la criatura en todo su esplendor.  El final, lleno de emoción tras tantos enfrentamientos con la bestia, resulta ser un claro homenaje a las viejas películas de monstruos (y narraciones pulps), con la existencia de una apartada isla donde resulta mejor no encontrarse en sus tierras.

Uno de mis momentos favoritos de esta película (y que recordé por años tras verla por primera vez).

viernes, 4 de marzo de 2016

Volver a los Expedientes-X.


      En 1993 se estrenó en televisión una serie que rápidamente se transformaría en todo un clásico de la pantalla chica, ganándose un sitial que tan solo unos pocos títulos poseen, al punto de ser reconocida incluso por quiénes nunca la vieron o que tal vez hayan contemplado al menos una minúscula parte de ella:  The X-Files (en español Los Expedientes-X o Los Archivos Secretos X).  Creada por Chris Carter, tuvo en total nueve temporadas y más de doscientos episodios, además de dos películas para el cine (la segunda de ellas realizada años después de su cancelación).   Asimismo sus personajes, en especial sus dos protagonistas originales, los agentes del FBI Dana Scully y Fox Mulder, hoy en día están a la altura de la popularidad dentro de los personajes de ficción televisiva (sitial que solo unos pocos poseen como el recordado Señor Spock de la serie clásica de Viaje a las Estrellas).   En cuanto a sus historias que se mueven dentro de los campos de la ciencia ficción y el terror, no han perdido su vigencia, gracias al trabajo de destacados guionistas (entre los que estuvieron escritores consagrados como Stephen King y William Gibson) y en la actualidad se pueden ver sin sentir que han perdido el brillo de antaño.  Cabe mencionar además que el programa inspiró varios otros del mismo calibre, siendo Fringe el que mejor logró tomar su receta y agregarle su cosecha propia ganando su lugar por sí misma.
      Desde 2008 que no sabíamos qué había pasado con la dupla de Scully y Mulder, puesto que el segundo filme de la franquicia, titulado en nuestra lengua como Los Expedientes-X: Quiero creer, algo nos dejó claro acerca de lo que había pasado con dicha pareja.  Pues la verdad es que estos dos y sus creadores, aún tenían mucho para contar acerca de los grandes misterios de la vida (y también de la muerte), razón por la cual se lanzó en enero reciente una miniserie de seis episodios unitarios.  Hasta el momento sus seguidores habían tenido que conformarse con sus andanzas en el papel, gracias a los cómics; no obstante estas obras no pertenecen al llamado canon del show, experiencia incomparable al efecto de verlos en el formato audiovisual (y tampoco del gusto de todos, por no decir de acceso al bolsillo de un grupo masivo). Considerada también como la décima temporada, se trata de historias que retoman a sus personajes más emblemáticos, centrándose en estos, y abordando tópicos ya clásicos en sus argumentos.  Es así como partieron actualizando su llamada Mitología, concerniente a la conspiración de décadas, con el propósito de negarle a la población mundial la existencia de vida extraterrestre, la cual lleva largo tiempo visitando la Tierra; siendo que detrás de ello, existe un grupo de facinerosos  humanos que desea hacerse con el dominio del mundo a costa de sus conocimientos al respecto.  También se abordaron los temas sobre monstruos, asesinos sobrenaturales y psicópatas, tan caros a sus guiones; todo de tal manera que no dejara de recordar los grandes éxitos de la serie, como por igual permitiendo que las nuevas generaciones se encantaran con su propuesta y universo ficcional ricamente armado.  Intriga, suspenso, acción, drama, humor, violencia, sangre y mucho más, no dejaron de hacerse notar en este anhelado regreso de Dana y Fox.  Tras todo esto, en el mejor de los casos podría significar un alargue de la temporada o futuras entregas si no este 2016, de seguro el año que viene.
     No solo sus dos protagonistas volvieron este año gracias a la miniserie, sino que también lo hizo el propio Chris Carter, quien ofició una vez más como productor ejecutivo, pero lo más importante, como director y guionista.  Este además tuvo la inteligente ocurrencia de llamar a sus filas a algunos de los mejores escritores y directores de los viejos tiempos, siendo estos Glen Morgan, James Wong y Darin Morgan.  Quiénes entregaron a los millones de fanáticos de Los Expedientes-X, algunos de los mejores episodios de toda la serie y que lamentablemente la dejaron en su cuarta temporada, regresaron por igual oficiando como directores; no obstante la pareja artística que fue antaño Glen Morgan y James Wong, esta vez ofició por separado y ofrecieron sus capítulos en solitario. 
      Otro que no podía faltar en este evento y en especial por su significancia para el éxito del programa, es el músico Mark Snow, quien es el autor del célebre tema principal de la serie, así como es quién estuvo detrás de las preciosas melodías de toda su banda sonora (incluyendo sus dos filmes).  Pues muy relacionado con la labor de Snow, una vez más se usaron los créditos de apertura tan recordados de Los Expedientes-X, lo que habían sido cambiados solo en su última temporada y que en esta ocasión volvieron a ser los mismos de antes.
      Asimismo, otro querido personaje habitual de nuevo fue visto esta décima temporada, el Director adjunto del FBI Walter Skinner, gran amigo y aliado de Scully y Mulder.  De igual modo otro importante personaje reapareció, sin embargo dejaré su intervención en misterio, para no quitarle al lector la emoción de la revelación que ello significa.  Por otro lado, habría sido genial que también hubiesen incluido dentro del casting a los agentes John Doggett y Mónica Reyes, quienes fueron incorporados en las octava y novena temporadas como protagónicos (pues nada se ha vuelto a saber de ellos desde 2002).
Efectivo afiche promocional de
esta temporada.
     Por otro lado, los dos actores a cargo de Dana y Fox, Gillian Anderson y David Duchovny respectivamente, se ven de lo más cómodos haciendo otra vez de quienes les dieron la fama.  A sus edades ambos se aprecian casi tan lozanos como en su juventud, siendo que la Anderson en la actualidad se encuentra cerca de los cincuenta, mientras que Duchovny hace rato que ya pasó esta edad.  Los admiradores de la dama bien podemos sentirnos más que dichosos por el encanto que  no ha perdido, más por el hecho de haberla recuperado en su querible rol de Scully, luego del patético personaje que interpretó en la tristemente cancelada Hannibal (lo de “patético” no va porque la actriz haya hecho un mal trabajo aquí, sino porque su personaje al contrario de Dana, era despreciable por su falta de virtudes).  En cuanto a Duchovny, demostró que algunos con el paso de los años siguen (o seguimos, je) igual o más atractivos que nunca (no fueron gratis las escenas donde aparecía a torso desnudo, con un físico más que envidiable a su edad).
     Los episodios que componen esta miniserie o décima temporada corresponden a:

     My Struggle: Escrito y dirigido por Chris Carter, comienza con la narración en off del propio Mulder, quien realiza una síntesis de lo que fue su vida trabajando para los Expedientes-X; mientras realiza esto, va revisando fotos que muestran momentos claves del programa mismo.  Por supuesto que esta inteligente introducción, permite recordar a los viejos televidentes su vieja y amada serie, como además enganchar a la nueva audiencia con ella.  El capítulo además nos da a conocer qué fue de Dana y Mulder, luego de los acontecimientos de la última cinta y explicar por qué estos dos vuelvan a unir sus fuerzas.  A su vez los protagonistas se enteran (y nosotros también), del secreto nunca antes revelado detrás de la conspiración contra la que lucharon en el pasado.  De igual modo entran en contacto con un interesante sujeto con gran poder mediático, quien no deja de recordar a Mulder en sus años mozos, cuando aún no había perdido toda su pasión por esclarecer la verdad.  Agregado a todo esto, Scully se entera de otro misterio relacionado con su abducción de años atrás. Tras los sucesos acaecidos, una vez más se reabren los Expedientes-X al alero del FBI.
     Founder`s Mutation: Escrito y dirigido por James Wong, está relacionado indirectamente con la llamada mitología del programa y en especial su desarrollo lo lleva de lleno a los terrenos de la ciencia ficción (pues nos cuenta sobre experimentos avanzados y secretos, extraterrestres, poderes extrasensoriales y mutantes).  Con una potente introducción, trata acerca de un investigador involucrado en raros experimentos que implican niños y lo que ello trae como consecuencias para la comunidad.  Corresponde a un capítulo que, a su vez, resulta muy emotivo, debido a lo que le ocurre acá a uno de sus personajes principales; sumado a ello se ilustra muy bien el dolor de Dana y Fox, tras haber perdido a su único hijo.  Pese a todo, el humor se hace presente para aliviarnos algo la carga tras tanto verlos sufrir.
       Mulder and Scully Meet the Were-Monster: Consiste en otro inolvidable aporte de Darin Morgan, quien una vez más nos regala una de sus extrañas historias, con ese humor tan negro característico suyo.  Unos raros asesinatos acaparan la atención de Scully y Mulder, quiénes deben ir a uno de esos “típicos” pueblitos gringos para descubrir qué pasa y allí se enteran de que existe otra especie biológica desconocida y supuestamente peligrosa.  La historia del ser con el que se encuentran, resulta de lo más curioso, ya que este en primera persona cuenta cómo fue que llegó convertirse en centro de la atención de la gente.  El capítulo no escapa a la autoparodia, utilizando el rico material de otros episodios de la serie, como cuando escuchamos el rington del celular de Fox.   En otro momento se realiza un pequeño homenaje a Kim Manners, director de un montón de capítulos del programa, fallecido años atrás (a ver quién descubre dicho detalle).
       Home Again: La contribución de Glen Morgan en el guión y la dirección, cuenta de un grupo de vagabundos que son enviados a un viejo hospital, pues las calles que usaban como hogar serán usadas en la construcción de un sofisticado proyecto urbano.  Es cuando algunos de los involucrados en desalojar a los mendigos, comienzan a morir de manera espantosa, razón por la cual se requiere a los especialistas para resolver un caso, que desde un principio es de su absoluta jurisdicción.  De toda esta brevísima temporada, este capítulo es lejos el más gore de todos y, tal vez, el más pavoroso.
      Babylon: El capítulo más político de estos seis, es también de completa autoría de Chris Carter.  Pues la historia realizada por su creador, no deja de ser una mirada crítica al permanente temor de su nación por los terroristas y en especial hacia el pueblo árabe.  Con otro comienzo potente, muestra cómo el poder de la fe y la creencia en nuestras convicciones definen nuestras vidas, ya sea para bien o para mal.  Considerando la problemática de su argumento, surgen los problemas de la intolerancia, la ignorancia y la violencia racial.  A su vez en el episodio se introducen dos jóvenes agentes del FBI, hombre y mujer, quienes reflejan sin dudas a los experimentados Fox y Dana (siendo que quizás en un futuro probable, podrían ser la dupla que los reemplace).
         My Struggle II: Completando las ideas aparecidas en el comienzo de esta décima temporada, en esta ocasión la introducción la realiza Scully, en el mismo estilo de cómo le tocó a su compañero Mulder.  El curso de los acontecimientos lleva a que todo se ponga lo suficientemente catastrófico, como para que la supervivencia de la humanidad peligre en poco tiempo, una vez que se logra saber el gran plan de los responsables de tanta conspiración.  Scully y Mulder se reencuentran con un viejo enemigo, siendo que además Dana vuelve a saber de una vieja amiga desaparecida tanto tiempo.  A su vez vuelven a salir los dos agentes debutantes del episodio anterior.  Con un ritmo que va creciendo en tensión a lo largo de su desarrollo, su desenlace deja en suspenso al público y esperando un pronto nuevo regreso de Los Expedientes-X. Y, por cierto, Carter se dio el gusto de abrir y cerrar su programa esta ocasión, ya que una vez más dirigió y escribió el capítulo. 

      
Una pequeña muestra de lo que nos depara esta nueva temporada.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Más “literaria” que nunca: Tercera temporada de “Hannibal”.


       Al parecer el programa de televisión basado en las novelas de Thomas Harris, sobre su personaje más famoso, el psicópata Hannibal  “El Caníbal” Lecter, llegó a su fin en la tercera temporada, luego de que sus productores decidieran cancelarla.  Mientras los seguidores de la serie nos quedamos con un final de lo más sorprendente, y aún esperamos se decidan a hacer una nueva temporada, igual su final nos deja con la incertidumbre sobre el destino de sus dos protagonistas (desenlace que no dejaba de homenajear al final que Conan Doyle, le había dado a su célebre Sherlock Holmes, cuando quiso matarlo, ya aburrido de escribir historias sobre él).  Ante dicha escena  bien uno puede preguntarse… ¿Es posible sobrevivir a tanta violencia para el cuerpo humano? Bueno, si Holmes y Moriarty lo pudieron hacer gracias al ingenio de su creador, demás que Lecter y Graham son capaces de lograrlo.     Por otro lado, no deja de maravillar que los protagonistas logren soportar tanta violencia en sus cuerpos, puesto que la mayoría de ellos regresa a escena luego de sufrir una y otra vez los atropellos más atroces a su salud (caídas a gran altura, más de un balazo, cortes de todo tipo, fracturas, quemaduras, etc.).
       Si la segunda temporada ya deparó varias sorpresas para el espectador, la tercera fue aún más al límite.  Al respecto cabe destacar que esta se encuentra claramente dividida en dos partes, las cuales a su vez se nutren cada una de un libro distinto de la saga escrita por Harris (no se debe olvidar que en un principio, y tal como aparece en sus créditos, esta se encuentra basada en el libro estreno de la saga, Dragón Rojo).   Pues la primera parte juega con algunas de las líneas argumentales del tercer libro, Hannibal, específicamente en lo que concierne a la vida de fugitivo de la ley de Lecter, trabajando como especialista en un museo en Florencia; además de girar en torno a la maquinaria de la venganza perpetrada por Mason Verger a su ex psiquiatra.  Es así como los guionistas juegan con la cronología de los libros, haciendo que todo esto suceda antes de lo previsto, mientras Lecter aún es joven (bueno, relativamente hablando) y cuando de Clarice Starling nada se sabe (la heroína de El Silencio de los Corderos y de Hannibal).   Tal como queda detallado en la última escena de la tercera temporada, el gourmet de la carne humana no se fue solo en su viaje de escape, de modo que su particular compañera de viaje tiene un rol preponderante en lo que se refiere a su estadía en Italia: ser una testigo enfermiza de las atrocidades cometidas por quien supuestamente es su marido.  A su vez debido a su estadía encubierta en este lugar, también se retrata todo lo concerniente al agente de la policía italiana, que descubre su verdadera identidad, lo que luego tendrá un desenlace bastante triste para este.  Mientras ello sucede, hasta donde Verger llega el personaje de la doctora Bloom, con quien inicia una relación “profesional”, aunque fundada en el odio de ambos por quiénes los utilizó con desfachatez (acá mismo la Bloom demuestra sin dudas su faceta más oscura, lo que no deja lugar a dudas acerca de la pobreza espiritual de los psiquiatras que aparecen en este show). Por otro lado, Will Graham realiza un viaje para reencontrarse con Hannibal, el cual por un lado le permite conocer algo de los orígenes de quien fuera su amigo; asimismo, el especialista cada vez más va adentrándose en el ser oscuro que en realidad es, con lo cual queda de manifiesto su naturaleza que refleja al propio Lecter (así que adiós de una vez por todas, al Will Graham que inspiraba algo de lástima en la primera temporada).
     Redondeando en el análisis de esta primera parte de la temporada final, se puede traer a colación cómo se aborda el tema de que cada uno de los personajes, en especial los principales, se encuentran marcados y mancillados por Hannibal; el cual ha pasado por sus vidas convirtiéndose a su manera en alguien importante, una persona a quien llegaron a amar y que por esa misma razón ha llegado a lastimarlos tanto, puesto que al conocerlos íntimamente conoce bien sus debilidades.  Quizás del grupo que se cruzó con Lecter, sea Jack Crawford quien salió más indemne, en cuanto a lo que se refiere a su dignidad y valores sin mácula; debido a que a diferencia del resto, no se regocija en la venganza como los demás.
     La segunda parte de la temporada está sacada en gran parte de Dragón Rojo, puesto que en su transcurso Lecter ya se encuentra tras las rejas; es así como en estos últimos episodios se desarrolla todo lo concerniente al caso del llamado “Hada de los Dientes”, que en este programa logran recrearlo, haciendo sus propios aportes que lo alejan de las dos anteriores versiones de este libro.  Si bien hay unos cuantos cambios bastante interesantes, respecto a la obra literaria que inspira todo esto, el programa no deja de rendirle honor al texto, como también a las mismas películas que le antecedieron: es así como si ya el guapo actor que interpreta a Will Graham, se parece bastante a William Petersen, quien realizara este papel en la película de los ochenta; en cuanto al actor a cargo de Francis Dolarhyde, acá recuerda mucho a Ralph Fiennes, quien lo encarnó en la versión de los noventa ( asimismo el Dolarhyde interpretado por Fiennes y el de la TV, es un sujeto que en apariencia es un dios, con un rostro hermoso pese a su defecto físico y con un cuerpo perfecto, lo que contrasta más todavía con su personalidad errática).   En cuanto a las variaciones hechas en el argumento, detalles que dejan de lado el calco de los filmes precedentes, llama la atención el hecho de que uno de los personajes se presenta acá como alguien de raza negra (tal cual como ya se hizo en la misma serie con otros, que pasaron de ser hombre a mujer o también cambiaron su etnia), siguiendo la “moda” de los casting multirraciales en Gringolandia; por otro lado, sobresale el destino que se le otorga a otro personaje importante (uno cuya participación estuvo en el programa desde su debut) y que se llega a convertir sin dudas en el personaje con peor mala suerte de todos, siendo que además su último tormento originalmente correspondía a otro.
      Esta tercera temporada permite una vez más reencontrarse con personajes del pasado, ya sea a través de recuerdos y/o flashbacks, como también gracias a las “alucinaciones” de gente como Will, quien llega a conversar con estos.  De este modo, por ejemplo, es posible conocer los últimos días de uno de los tantos psicópatas que aparecieron en la serie (lo que es retratado de manera bastante truculenta).  No faltan aquellos otros secundarios que tienen acá sus momentos, en “tiempo presente” y quienes hacen su propio aporte para convertir esta serie en todo un clásico contemporáneo (inolvidable la “despedida” de uno de los pocos personajes realmente admirables del show).
       Por cierto, la doctora Du Maurier en esta temporada toma un rol principal y acá por fin es posible conocer (en parte eso sí), lo que la llevó a su extraña relación con Hannibal Lecter.  El trabajo hecho por Gillian Anderson haciendo de ella, no deja de sorprender por todo lo distinta que viene a ser la psiquiatra, si se le compara con la heroica Dana Scully de Los Expedientes-X, que la hizo famosa.  Al respecto es que la Du Maurier resulta ser uno de los personajes más bizarros e intrigantes de todo el programa.
      Esta temporada resulta bastante “artística”, aún mucho más que las anteriores; ello por el constante uso de efectos de cámara y especiales, a lo que se le agrega una dirección de arte hecha a la medida de las oníricas imágenes que aquí se muestran (puesto que muchas escenas ocurren dentro de la cabeza de los personajes o se proyectan al espectador desde su punto de vista).  Asimismo las salvajadas sangrientas de Hannibal y compañía, no dejan de verse lo suficientemente sofisticadas como para llegar a ser obras de arte en sí (después de todo, Lecter no deja de ser un hombre talentoso en todo, tal como sucede con otros sujetos anómalos como él a lo largo de toda la serie).
      Por último, la idea planteada en el post anterior dedicado a este programa, acerca de un probable homoerotismo entre Will Graham y Hannibal Lecter, resultó no ser tan rebuscada, ya que ello quedó manifestado en un diálogo entre dos personajes y el explosivo momento final de la serie.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Una segunda temporada potenciada para “Hannibal”.


     La serie de televisión basada en los personajes creados por Thomas Harris, a partir de su novela Dragón Rojo, tuvo un final de temporada impresionante en su año de debut.  Pues uno de los dos coprotagonistas, el agente del FBI Will Graham, terminó tras las rejas del manicomio para asesinos desquiciados, que más adelante sabemos acogerá al doctor Hannibal Lecter.  Es así como haciendo honor a tan potente acto, la segunda temporada empieza con una escena igualmente inesperada, al mostrar cómo dos de sus personajes relevantes se enfrentan en una dura pelea, tan violenta y sangrienta como bien nos acostumbró la serie desde su partida; ello luego da paso a un extenso racconto, ya que el resto de la temporada irá mostrando de manera progresiva, cómo fue que estos dos llegaron a ello y hasta que en el último capítulo se retoma dicha pelea, para luego ver lo que ocurrió después.
      La mitad de la segunda temporada muestra al sufrido Graham, acusado de crímenes que no cometió, en una especie de descenso personal hacia los infiernos y con lo cual este va perdiendo la poca integridad que había llegado a tener, hasta llegar a cometer actos reprobables.  De hecho, la crisis por la que pasa este especialista llega a tal punto, que pierde el atractivo físico que en algún momento llegó a tener, viéndose demacrado y desaseado; en cambio ahora se pudo ver a su contrapartida en un terreno más sexy, semidesnudo y en escenas con cierto corte erótico. Asimismo mientras sucede todo esto, Lecter hace de las suyas, engañando como siempre con su sofisticada imagen y moviendo los hilos a su gusto para conseguir lo que desea.  De este modo, se podría decir que siempre el ganador resulta ser Hannibal, quien en muchos sentidos está por sobre los demás, en lo que se refiere a inteligencia y habilidades natas para sobrevivir como todo un depredador humano.
     Una faceta interesante que se puede apreciar sobre este psicópata caníbal, es su calidad de maestro de otros asesinos seriales, a quienes descubre y maneja como quiere.  Numerosos son los enfermos mentales violentos que aparecen en este segundo año, cada uno de ellos con un modus operandi distinto y “artístico”, que muestran lo peor de nuestra propia humanidad.  Entre estos monstruos humanos destacan el que convierte los cuerpos de sus víctimas en esculturas y aquel que se siente un animal salvaje, diseñándose una especie de traje bestial.  Las crueldades exhibidas en el show solo son para estómagos fuertes, pues quizás la televisión nunca antes llegó a producir títulos tan gores.
     Los guionistas a cargo resultan ser bastante osados, a la hora de tomar el material original en el que se inspiraron, ya que introdujeron en la trama cambios drásticos con respecto al libro de Harris, lo que bien puede ser del agrado de quienes lo conocen o hacer que más de uno de ellos quede descontento al respecto.  No obstante estas modificaciones argumentales sin duda ayudan a aumentar la tensión y a sorprender al espectador,  diciéndonos que nadie está seguro al lado de Hannibal Lecter y su nefasta influencia.  Es así como en esta ocasión mueren (y de forma muy cruel) dos importantes personajes, siendo que uno de ellos dentro de la continuidad de los libros, debía mantenerse vivo al menos un buen rato más. 
     Dentro de este uso inteligente de la materia prima, del universo ficcional literario de la obra de Thomas Harris, se encuentra la entrada de dos personajes relevantes, de la tercera novela de la tetralogía: Hannibal.  Es así, como el espectador puede llegar a conocer la versión para la televisión de Mason Verger (quien tal vez llega a verse todavía más desagradable, que su símil cinematográfico) y su abusada hermana menor Margot.  Pues en el programa se aborda cómo fue que se conocieron todos estos, incluyendo el origen de la relación entre Lecter y Verger, retratando luego con una crudeza que llega a superar lo visto hasta ahora aquí, la famosa automutilación de Verger tras ser engañado por su psiquiatra.  Por lo tanto, los episodios que abordan todo esto resultan ser la explicación adecuada de la posterior insidia que le tendrá Verger a Lecter, llevándolo luego a su propia vendetta.  En cuanto a Margot, quien no fue considerada para la adaptación fílmica de Ridley Scott de la novela, su caracterización difiere bastante de la correspondiente al texto literario; pues si bien en la serie resulta ser una bella y sensual mujer, en el libro es todo lo contrario por carecer de la femineidad esperada (pues el abuso de esteroides la ha convertido en una montaña de músculos).
A Lecter también le toca "sufrir" en
esta temporada. 
    La obsesión de Lecter por Graham se hace más evidente que nunca, quien no deja de repetir que Will es su amigo, pese a todo el daño que le ha causado.  Lecter lo busca una y otra vez, tratándolo de convencer que le desea lo mejor y que siente amor de amigo real por él.  Quizás en su anómala psiquis, el agente sea lo más cercano que haya tenido alguna vez a un verdadero compañero y por eso mismo Hannibal se empecina en convertirlo en un sujeto retorcido como él…para no estar solo en un mundo lleno de presas a su disposición.  En esta enfermiza relación hay algo de homoerotismo (idea a lo mejor descabellada de mi parte), puesto que Lecter y Graham en un momento llegaron a ser confidentes de una manera demasiado estrecha, siendo que antes de conocerse fueron unos verdaderos solitarios y es en ese sentido que cuando Lecter llega a seducir a la doctora Alana Bloom, lo hace porque no puede llegar a tener como quisiera a su “amigo”; de ese modo es lo más cerca que puede llegar a estar de él, en especial tras el quiebre de la relación de ambos.
    Si en su año de estreno cada capítulo tuvo como nombre un plato distinto de la cocina francesa (cabe recordar que Hannibal es un experto chef, aunque algunos de sus ingredientes son de más que dudosa procedencia), en este segundo año los títulos se encuentran sacados de comidas japonesas.   Esta interesante elección no solo tiene que ver con las actividades culinarias de Lecter, si no que sus nombres en muchos casos fueron escogidos, porque el aperitivo al que hacen mención se relaciona de una manera u otra, con los acontecimientos mostrados.
    Aparte de los profesionales del FBI que toman un destacado papel en la trama, también vuelven a aparecer otros que ya conocimos el año anterior y que todavía en esta segunda temporada tienen mucho que contar.  Es al respecto que mantienen su notoriedad personajes como la periodista Freddie Lounds, la esposa de Jack Crawford, Bella, como también los doctores Chilton y Du Maurier; a su vez el otro doctor asesino, Gideon, una especie de “antecedente” de Lecter, vuelve a salir, demostrando otra vez su personalidad falta de encanto, a diferencia de su “doble” colega.  Freddie sigue tan calculadora como siempre, si bien da más de una sorpresa; en cuanto a la mujer de Jack, aquí nos regala uno de los momentos más emotivos de la temporada, permitiendo además conocer otra faceta de Hannibal. En cuanto a los dos psiquiatras  mencionados, considerando a ambos y a Lecter, como a la Bloom… ¡Pues no dejan muy bien considerado al gremio! De tal modo sus integrantes se ven como individuos inestables y pocos de fiar. Además el Chilton de la serie es mucho más rastrero que el de las películas, en tanto que Bedelia hasta este año mantiene su cuota de hermetismo, respecto a sus taras emocionales.
    Considerando los eventos mencionados arriba, puede notarse que el tema de los llamados “juegos mentales” se hace relevante en esta segunda temporada (aún mucho mejor que su predecesora), ya que sus personajes constantemente se encuentran lidiando y usando su inteligencia para enfrentar duras pruebas, siendo que muchas veces no queda claro cuál es la división entre la verdad y la mentira.  Es algo así como un tablero de ajedrez o más bien una partida múltiple de un solo jugador contra varios oponentes, donde este contrincante en varios campos a la vez, demuestra manejar como nadie las piezas que posee.

Hay hasta horror "hermoso" en esta temporada como en esta foto se puede apreciar.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Pasión televisiva por los psicópatas.


     Hannibal Lecter es la gran creación del escritor estadounidense Thomas Harris, quien a la fecha ha escrito cuatro novelas en torno a este singular personaje.  Lamentablemente pareciera que se hubiese dormido en sus laureles o sufre de un serio caso de “síndrome de la página en blanco”, puesto que desde el año 2006 que no publicada nada, ni acerca de Lecter, ni nada de nada.  Este apareció por primera vez en la novela Dragón Rojo de 1981 y donde no era el personaje principal, ni el antagonista, sino que más bien le correspondía el papel de secundario, aunque lo suficientemente llamativo como para rescatarlo en su siguiente obra.  Pues así fue como en El Silencio de los Corderos de 1988, el psiquiatra de mente privilegiada y retorcida, volvió a las letras, ahora ocupando el coprotagonismo en dicha obra.  Una vez que este psicópata caníbal logró la fama y encarnarse dentro de la cultura general, regresó en Hannibal (1999), siendo su última incursión literaria la precuela Hannibal: El Origen del Mal (2006), acerca de su infancia y juventud.
    ¿Quién no ubica hoy en día al elegante, culto y aterrador Hannibal Lecter? Incluso aquellos que no han leído los libros en los que aparece, lo pueden reconocer como a uno de los grandes villanos…del cine, gracias a la afortunada interpretación que hizo de este sir Anthonny Hopkins, gracias a la cual este mismo consiguió la consagración como actor.  Ahora bien, antes de Hopkins con su primera cinta encarnándolo en El Silencio de los Corderos en 1991, este monstruo humano estuvo a cargo de otro artista, quien en todo caso realizó un papel sobrio al respecto, en la cinta Cazador de Hombres de 1986, si bien en ella tal como en el libro, dicho criminal tuvo un papel menor respecto a su trama.  No obstante tras el éxito de la película dirigida por Jonathan Deeme, con Hopkins haciendo de Lecter, era de suponer que tras su secuela cinematográfica basada en la ya mencionada Hannibal, se hiciera una nueva versión del texto que vio nacer a este asesino y así por tercera vez tuvo el rostro y la voz de Hopkins.  Por supuesto que la precuela, el último libro de la saga en cuestión, contó con su propia adaptación, no obstante no fue tan prodigiosa como las otras (incluyendo la cinta de Michael Mann con un Hannibal Lecter también maduro, pero distinto) y bien ha sido olvidada con justicia… Hannibal Lecter ha llegado a ser tan popular, que numerosas películas y seriales lo han homenajeado y parodiado, desde las formas más increíbles, graciosas y hasta inesperadas (si incluso en la reciente película animada “familiar” británica Shaun el Cordero, posee su propia versión animal bizarra al respecto).
     ¿Pero quién es Hannibal Lecter? Pues ya se han dado detalles al respecto en los dos párrafos anteriores, no obstante me permitiré hablar un poquito más de él,  antes de ir al tema central que ahora nos convoca.
          Como era de suponer con un personaje tan complejo y retorcido como lo es Lecter, su infancia estuvo marcada por un terrible hecho, que con el tiempo hizo que desarrollara luego su conducta sociópata.  De inclinaciones artísticas y con grandes dotes para el dibujo, entró primero a la carrera de medicina, graduándose de cirujano y después orientó su carrera a la psiquiatría.  Varias muertes violentas y truculentas a su haber, de cuyos cadáveres Hannibal dispuso para comerse algunas de sus partes y en suculentos platos preparados por su experticia culinaria, lo llevaron al final a ser atrapado y condenado a ser residente de un centro para criminales mentales de alta seguridad.  Largo tiempo pasó eso sí como para que este  fuese descubierto, ya que siempre usó su fachada de ciudadano respetable y en especial sus conocimientos médicos para engañar y atrapar a sus víctimas (muchos de ellos pacientes suyos y/o cercanos).   Paradójicamente mientras seguía en su carrera criminal, trabajaba como consultor del FBI, ayudando a sus agentes en el seguimiento de casos sobre asesinos seriales; no obstante tras ser atrapado, en más de una ocasión se requirieron sus servicios con respecto a nuevos homicidios del mismo estilo.  
     La verdad es que en la pantalla chica, hace rato ya que este tipo de personajes ha sido abordado con profusión.  Este hecho ha sido así desde que en la década de los noventa, el elemento gore y los guiones de tono más elevado, con programas dirigidos a un público adulto, aparte de las clásicas soap operas clásicas de la TV gringa, sus policiales de antaño y las producciones históricas de la BBC británica, han acaparado la atención de productores y espectadores.  De este modo la violencia implícita y explícita de sus argumentos, en historias que nada tienen que envidiarles a los mejores thrillers cinematográficos, han visto desfilar a un montón de asesinos seriales, primero como los grandes villanos de sus títulos y después hasta como sus verdaderos protagonistas.  Es al respecto, que  tal vez se puede mencionar como algunas de las primeras experiencias televisivas sobre el tema, las dos grandes series creadas por Chris Carter a finales del siglo pasado, The X-Files y Millenium.  En estas dos sus protagonistas se dedican a “cazar” psicópatas, debido a su labor trabajando para la ley y la justicia.  En la primera de estas dos series los agentes del FBI Dana Scully y Fox Mulder, son miembros de sus huestes; mientras tanto que Frank Black, del segundo título, es un consultor especializado del FBI y quien tanto por sus conocimientos, como por sus inhabituales destrezas, ayuda a esta agencia a ir detrás de tales asesinos (de hecho, Black comparte en cierta medida su capacidad para “entender” la mente criminal y enfermiza de estas aberraciones, tal como bien sucede con uno de los dos coprotagonistas de la serie dedicada al personaje más famoso de Thomas Harris).   Luego se puede mencionar como ejemplo del  interés (¿morboso?) por los psicópatas, las andanzas de la protagonista de Medium, quien en un terreno incluso mucho más sobrenatural que del citado Frank Black, se ve enfrentada a un montón de estos sujetos y a los cuales en su calidad de clarividente, ayuda a atrapar a las fuerzas de la ley.  No obstante sería con la igual de exitosa Dexter, también basada en una novela, que la figura del psicópata dejaría de ser el mero villano de la semana, para a su vez transformarse en el protagonista por antonomasia del show; así es como desde la serie recientemente señalada, los episodios estarían articulados en base a las vivencias del asesino serial principal, quien por supuesto debe demostrar su inteligencia y astucia para eludir la ley, al conseguir mantenerse con sus actos homicidas, mientras quienes lo rodean ignoran esta faceta suya.  De este modo Dexter es el antecedente al programa que inspira esta entrada en el blog, serie que a su vez fue emitida en paralelo a Motel Bates, sobre la novela más famosa del escritor Robert Bloch, Psycho, y su aún más celebrada adaptación cinematográfica Psicosis de Alfred Hitchcock.  De seguro hay muchos otros ejemplos al respecto, que debido a mi ignorancia o mala memoria se me escapan, no obstante ya se evidencia una presencia de este tipo de personajes en la televisión misma y que gracias al programa a continuación abordado, han mostrado una nueva faceta al menos en lo que concierne a la pantalla chica.


     
     La serie de televisión Hannibal, recientemente cancelada tras finalizar su tercera temporada, toma como principal fuente la novela Dragón Rojo, en cuanto a que gira en torno no solo a tan especial personaje, sino que también al analista del FBI Will Graham, un tipo tan singular como el propio Lector y entre quienes se da una relación bastante especial.  En ambos se centra el protagonismo, siendo estos algo así como distintos lados de la misma moneda, debido a ciertos rasgos que comparten, pero que en cada caso se dan de manera distinta (lo que irremediablemente los une, como también los separa).    A su vez el programa se ambienta en la época en la cual Lecter colabora con el FBI, ayudándolos a crear perfiles de los psicópatas que buscan, entre otras labores relacionadas con su especialidad.  No obstante Hannibal transcurre en la época actual, en vez de a principios de los ochenta, como bien sucede con el libro y los dos filmes basados en él. 
     Con respecto al coprotagonista Will Graham, se puede contar que resulta ser un personaje bastante complicado, debido a su personalidad que lo convierte si duda en el antihéroe dramático por excelencia del programa.  Lo anterior expresado así, puesto que posee una capacidad de empatía que roza lo bizarro, en cuanto a cómo le es posible adentrarse en psiquis de los psicópatas; no solamente pudiendo entender sus motivaciones, sino que además llegando a recrear en su cabeza parte por parte las atrocidades cometidos por estos mismos, con lo cual le es posible llegar a identificarlos, una vez realizadas las investigaciones de rigor.  Esta capacidad suya para entender a tal gente, lo hace ser un sujeto no solo extraño e introvertido, puesto que abre en él la oscuridad lo suficientemente como para convertirlo en algo así como un psicópata en potencia o, en el mejor de los casos, en un sujeto propenso al desequilibrio emocional.   Pues bien, en el capítulo piloto durante buena parte de él, la trama gira casi por completo en torno a Will y solo después de un buen rato aparece su contrapartida Hannibal Lecter; este detalle deja claro que si bien la serie se llama Hannibal, es sin duda en Graham en quien debe detenerse el espectador a la hora de identificarse mayormente y sufrir con sus vicisitudes.  Pues en lo que concierne a la primera temporada, Will de manera inesperada llega a entablar una amistad con quien ignora, es el peor de los psicópatas que se cruzan en su camino y el cual siente una especie de afecto fraternal por su persona, pese a los entuertos en los que lo involucra.
     En cuanto al Hannibal Lecter de esta serie, al tenerlo muchos más horas frente a la pantalla y gracias a una trama que le dedica buena parte de su desarrollo, quedan de manifiesto como nunca su personalidad extraordinaria (aún en sus más aberrantes detalles).  No solo su inteligencia sobresaliente es la que queda expuesta, sino que es su faceta como animal de presa y mortal, quien articula sus acciones más mínimas con una eficiencia fría y calculadora, que el televidente no puede dejar de asombrarse.  A su vez la serie saca a relucir una dimensión suya algo inesperada, consistente en cierta capacidad para las relaciones interpersonales y con algún grado de compromiso emocional, que no solo corresponderían a parte de su fachada, sino que serían algún vestigio suyo de la humanidad ya casi extinguida en él.  A su vez acá quedan de manifiesto otros detalles suyos, como su porte atlético que lo convierte más que nunca en un asesino nato, como además su destacable buen gusto para vestir (de hecho, nunca se le ve con tenidas informales, ya que siempre ocupa ropa de “diseño” e incluso cuando mata); a su vez se evidencia su talento para la cocina, convirtiendo en verdaderas obras de arte culinarias y para la vista, los platos que hace para él y sus “ignorantes” invitados, con los miembros de sus víctimas que cocina para degustar.
   
A su vez varios otros personajes de la novela aparecen en este show, teniendo varios de ellos un rol destacado desde el principio, es decir, desde su primera temporada, destacando entre los que aparecen ya en sus comienzos:
     Jack Crawford: Jefe de la sección del FBI en la que trabajan los protagonistas y quien los enrola en sus filas, de modo que en determinado momento se siente más que responsable acerca de cómo los acontecimientos van dándose con respecto a ellos.  Si bien en dos de las tres películas donde ha aparecido, ha sido interpretado por grandes actores, en esta versión televisiva quien lo encarna resulta ser otro artista de renombre, en quizás su primer papel para la TV: Laurence Fishburne (el mismísimo Morfeo de la saga de Matrix), quien con un gran prontuario fílmica a sus espaldas, realza el programa, siendo que además destaca porque al ser afroamericano, se convierte en el mejor ejemplo de algunos de los cambios que se hicieron respecto a los personajes de la novela y a su adaptación televisiva (ya que en el caso de Crawford, al parecer en su versión original es caucásico, tal como se le pudo ver antes con los tres actores que hicieron de él en el cine).  Pues en esta adaptación es un hombre casado, quien pasa por toda una crisis con su pareja y la cual se encuentra caracterizada por Gina Torres, actriz también afroamericana y en un registro actoral distinto al que brilló anteriormente en otras series como Angel y Firefly, ambas de Josh Wheddon.
    Freddie Lounds: En la novela que inspira el programa y las dos versiones suyas para el cine, corresponde a un oportunista periodista interesado en cubrir de manera escandalosa hechos de sangre, en especial relacionados con psicópatas.  Es así como Freddie se cruza con los demás y ello trae varias consecuencias de interés…No obstante como ya ha quedado demostrado con el personaje de Crawford, los productores de la serie le hicieron su propia renovación, al hacer que ahora fuese mujer y una bastante atractiva por cierto, aunque justamente abusando de su femineidad, alguien más manipuladora que nunca (no obstante igual con su propia cuota de humanidad).
   Dr. Chilton: Quien apareciera en las dos primeras novelas de la tetralogía, es otro detestable personaje, el cual corresponde al director del psiquiátrico de alta seguridad, donde es internado Lecter una vez en que es apresado.  Este lugar es además un sitio icónico dentro de la ficción y en especial debido a todo lo que transcurre en él; pues justamente es recreado de tal manera, que quien haya visto los filmes, no puede dejar de sentir añoranzas con respecto a su primer contacto con Lecter y compañía; todo ello debido al respeto que se tomaron los productores tanto con los filmes, como por supuesto con las novelas.  Pues volviendo a Chilton, se convierte en los libros y en la serie en uno de los antagonistas de Hannibal el Canibal (como más adelante será llamado, una vez que sean descubiertas sus prácticas), siendo que en el programa, primero al estar aún ambos supuestamente en el mismo lado de la ley, se les presenta como colegas con cierto grado de intimidad, aunque por supuesto con resquemores entre ellos; pues en cierta medida Chilton envidia la superioridad intelectual y el éxito de Lecter, quien inicialmente lo trata con condescendencia y luego con evidente desprecio.  Ahora bien, Chilton es un hombre inescrupuloso, cuyas prácticas psiquiátricas dejan mucho que desear, vanidoso, cursi y resentido. 
    En la serie aparecen tres especialistas del FBI sacados del libro, no obstante de estos el único medianamente desarrollado en los guiones (en especial en lo que se refiere a su intervención en la segunda temporada) viene a ser la única dama del trío: Beverly Kats y quien en esta revisión “pluralista” de la obra de Thomas Harris, es de origen asiático (china o coreana para ser más preciso). 
    Dos son los personajes más interesantes que agregaron los guionistas a este show, siendo ambos mujeres y tanto la una como la otra psiquiatras.  De este modo el uso constante en Hannibal de psiquiatras, forenses, médicos y otros dedicados a ramas del conocimiento y la ley dentro de la trama, todos ellos con características como las mencionadas aquí, demuestra que sus protagonistas en general corresponden a individuos de extrema inteligencia, aunque a los que justamente su intelectualidad los muestra como seres frágiles y para nada felices en su cotidianeidad; asimismo tampoco  llegan a ser modelos a seguir por sus conductas, a diferencia de lo que sucede con los personajes de series más optimistas (las de la franquicia de Star Trek por ejemplo, Person of Interest o Fringe, por mencionar solo algunas); por ende, son personas que viven tan ensimismadas en sus trabajos, que estos los afectan sin duda, siendo que además su propia sofisticación esconde a sujetos con tantas o más taras, que los mismos psicópatas que desfilan en los capítulos.  Pues volviendo a estas dos mujeres creadas en especial para el programa, ellas son…
    Alana Bloom: Sexy psiquiatra, quien tiene sentimientos románticos con Will Graham, quien además le corresponde, aunque debido a sus propias circunstancias no se permite concretar una relación más cercana con él.  Es a su vez amiga de Crawford y Lecter, a quienes ve a su manera como referentes y grandes figuras de respeto.
    Bedelia Du Maurier: Es nada menos que la psiquiatra de Lecter, a quien la ve en secreto para supuestamente “desahogarse”.  Comparte con el psicópata un pasado y en el cual se encuentra en medio un hecho violento, el cual a Bedelia la ha convertido en una mujer más o menos reticente, ya que vive retirada de la vida pública y de su profesión (salvo en el caso del tratamiento con su único paciente).  Desde un principio es posible identificar en ella a una mujer marcada por lo que le pasó, pues poco expresiva, casi una autómata.  Su relación algo forzada con Hannibal, al final la hace tomar partido con los acontecimientos que comienzan a gestarse.  Su apellido bien puede ser un guiño literario a la escritora Daphne du Maurier, autora de Rebeca y Los Pájaros, entre otras obras de suspenso y de terror, ambas llevadas al cine por el ya mencionado Alfred Hitchcock. Es interpretada nada menos que por Gillian Anderson, quien regresa a la televisión con este personaje, tras su recordado papel como la agente Dana Scully de The X-Files.
    Por supuesto que varios son los psicópatas que aparecen en el programa, aparte del principal.  Cada uno de ellos con sus propios estilos a la hora de matar y que son mostrados aquí de manera tan gráfica en sus efectos y procedimientos, que resulta entendible que más de un espectador sienta repulsión (y pese a todo no deje de ser un adicto al programa).  Ahora bien, sus matanzas resultan ser tan bien orquestadas, con un ingenio tal que convierte a sus víctimas en “obras maestras” de la truculencia, que son personificados como seres con un grado de sensibilidad artística extremo y morboso (en otras palabras, vez que aparece un cadáver es para impresionarse con tanta “creatividad” gore).  En todo caso, uno se pregunta cómo es posible que todos ellos puedan llegar a efectuar tales actos, con todo el esfuerzo físico y de medios que implica disponer los cuerpos de tal manera.  Dentro de estos desquiciados mentales, destaca el primero al que le toca ajusticiar a los protagonistas y que se convierte en el gatillante de  gran parte de las preocupaciones de Graham; también cabe nombrar a otro con una obsesión impresionante por los hongos, a un hombre ya anciano que edifica un tótem de cadáveres en la orilla de una playa; por igual se puede mencionar a una muchachita que se cree muerta y en especial llama la atención un doctor asesino, quien viene a ser un antecedente para lo que más adelante pasará con Hannibal Lecter.

Algunos de los personajes principales de la primera temporada.  De izquierda a derecha: Will Graham, Alana Bloom, Jack Crawford, Brian Zeller, Freddie Lounds, Beberly Kats, Jimmy Price...¡Y Hannibal Lecter! 
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