Solo los intelectualoides que menosprecian
el cómic como expresión artística y que pueda tener real valor estético, son
capaces de ignorar el legado de Stan Lee como creador de toda una mitología
contemporánea, cuando a principios de los sesenta se encargó de darle forma a
tantos personajes hoy ya famosos, en lo que vienen a ser las historietas Marvel
y sus derivados (series de televisión animadas y de imagen real, películas,
figuritas de acción, ropa y todo lo que es posible hacer gracias al uso de sus
franquicias). Pero no solo se trata de
haber inventado a todo un panteón de héroes y villanos, que hoy forman parte de
algunos de los personajes ficticios más populares en el mundo actual, sino que
de historias que en su contenido no dejan de entregarnos más de una reflexión
respecto a los temas abordados en ellas.
Pues tal como en las más grandes narraciones literarias de antaño y de
hoy, sus guiones han abordado el viaje físico y espiritual de hombres y
mujeres: sujetos comunes y corrientes que han pasado a convertirse en gente
extraordinaria y no solo por los poderes que han adquirido y los ajustados
trajes multicolores que luego deciden usar, sino que debido a las duras pruebas
en las que deben luchar contra sus egos y miedos, los verdaderos enemigos a los
que deben enfrentar día a día en su continuo rumbo a la realización personal
(tal como los seres humanos de carne y hueso…como tú y como yo).
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Su primera aparición en los cómics. |
Uno de estos íconos de la llamada novela
gráfica viene a ser el Doctor Extraño (o Doctor Strange en su idioma original y
como muchos prefieren llamarle), cocreado en 1963 junto al otro dibujante
legendario que viene a ser Steve Ditko, el mismísimo que junto al propio Stan
nos regaló a ese grande que es Spiderman.
Su génesis no puede ser más interesante: El doctor Stephen Strange era
un importante, exitoso y rico neurocirujano, gracias a sus casi milagrosas
intervenciones en algunos de los más complejos casos médicos, hasta que en un
accidente automovilístico quedó con sus manos inutilizadas y con ello su enorme
orgullo sufrió un gran golpe. Luego de
hacer lo posible por recuperar el control de sus extremidades, de modo de
volver a ser el mismo hombre de antes, gastó toda su fortuna y tras fracasar en
su búsqueda a través de los medios de la ciencia y la tecnología (propios de la
visión racional occidental del mundo) se abrió a nuevas posibilidades y así fue
cómo dio paso hacia otros caminos (al del misticismo) y con lo cual no solo
recuperó el uso de sus manos, sino que se encontró por fin a sí mismo. De este
modo pasó a convertirse en el Hechicero Supremo, aunque luego de pasar por todo
un periplo que lo convirtió en un hombre nuevo…y en alguien mejor, en una
persona distinta al sujeto soberbio y de mente estrecha que era antes de su
caída y su posterior ascensión.
Dentro de las viñetas marvelitas el Dr.
Strange ha protagonizado varias series y miniseries propias, aparte de su
participación como invitado en las revistas de otros personajes de la Casa de
las Ideas. Debe saberse que su debut fue
en la colección antológica Strange Tales y solo después
consiguió su cabecera. Pues no solo es
el humano de más grandes poderes sobrenaturales dentro del universo Marvel,
sino que se encuentra dentro de los sujetos de mayor poder de estas
historietas. Asimismo fue uno de los
miembros fundadores del recordado equipo de superhéroes los Defensores, entre
los que se hallaban nada menos que Hulk, Silver Surfer y Namor. También formó parte de la agrupación de
justicieros mágicos llamada Hijos de la Noche, junto al Motorista Fantasma,
Morbius y Blade. De igual manera destacado
es su papel en el selecto grupo de los Iluminati, consejo secreto en el que
solo se hayan los humanos más inteligentes de la Tierra, que aparte de él
vienen a ser Mister Fantástico (de los 4 Fantásticos), Pantera Negra, el
Profesor X (de los X-Men), Namor y Iron Man y unos pocos más. También ha sido decisiva su intervención en
eventos y sagas de gran magnitud como Guerra Civil y Planeta Hulk, como en la
más recientes Guerra Secreta (de tan solo el año pasado).
Pese a no ser tan célebre como otras
creaciones de Stan Lee (lo que en todo caso ha cambiado este año, gracias al
recién estrenado filme hollywoodense dedicado a su figura y que ha sido lo que
me ha inspirado a escribir estas líneas) su imagen ha sido lo suficientemente
potente como para trascender aún más allá de lo arriba mencionado. Pues en lo que respecta a la rivalidad entre Marvel y DC a lo largo de varias
décadas, es habitual encontrarnos con personajes entre una editorial y otra que
copian, homenajean o satirizan a los de su distinguida competencia; es así que
tras los acontecimientos de la saga de Millenium de 1988, apareció el
humano evolucionado como Extraño…quien es igualito al Hechicero Supremo (salvo
pequeños detalles, claro). Pocos años
después, en 1996 tras los eventos de la histórica confrontación de Marvel v/s
DC y que dio paso al Universo Amalgam que combinaba ambas empresas, nació el
superhéroe místico Doctor Strangefate, una mezcla del Doctor Strange y el
Doctor Fate de DC; pues este vino a ser el personaje más poderoso de dicho
universo y fue fundamental para los sucesos de todo lo concerniente a ello.
Antes de la realización de su millonaria cinta
hoy exhibiéndose en cines, el Doctor Extraño tuvo una bizarra y olvidada
película hecha para la televisión de imagen real de 1978. Si bien salió en cartoons como Spiderman
y sus Asombrosos Amigos, X-Men y Spiderman: La Serie Animada (estas
dos últimas de los noventa y sin duda unas de las mejores adaptaciones para la
pantalla chica de algún cómic del género), su participación más destacada ha
sido en Escuadrón de Superhéroes y Ultimate Spiderman ( y aún
emitiéndose). Según sea la orientación del programa animado, lo hemos podido
ver infantilizado o en tono más serio.

Y es ahora cuando llegamos al largometraje
que en estos momentos tiene posesionado al Hechicero Supremo como superhéroe
del momento.
Antes de que el Doctor Extraño nos mostrara
otro tipo de justicia, o sea, ya no en el campo de la ciencia ficción, Thor se
hizo presente como un ser superior perteneciente a un mundo por completo
distinto al nuestro. Si bien el rubio
asgardiano tiene relación con la mitología nórdica (elemento bastante abordado
en sus cómics), las películas han trabajado dicha cercanía con los mitos, como
si en realidad se tratara de una raza extradimensional, con la capacidad de
manejar una ciencia tan avanzada que a los ojos de los simples mortales todo
pareciera magia. De este modo las
maravillas venidas de Thor, Loki, Odin y otros, tal como ha sido manejado hasta
la fecha en el Universo Cinemático Marvel, no es de naturaleza sobrenatural…Por
lo tanto viene a ser esta cinta del Doctor Extraño, la primera vez en la que
nos encontramos con la presencia del elemento mágico, dentro de esta series de
películas (pues siendo más justos, ya el año pasado a través de la serie de
televisión de Daredevil, se usó por primera vez en el UCM lo
sobrenatural, aunque ello fue en este otro medio).
El largometraje en cuestión cuenta la los
inicios del Doctor Extraño, tal y como lo hizo la mencionada película animada
de 2007 y lo hace más que bien, pudiéndose afirmar que podría estar entre las
mejores entregas de este ciclo. Su
metraje se detiene de manera muy adulta en retratarnos a un Stephen Strange tan
ególatra, que ha sido capaz de renunciar al amor y para quien sus logros
médicos son solo un medio para alimentar su vanagloria, que no su amor a la
vida que se supone protege todo profesional como él. Por esta misma razón cuando sufre el desastre
que lo lleva a buscar la cura a su cuerpo (y que al final le trae en realidad
la sanación de su alma), su miseria es retratada con gran impacto para el
público, pues queda de manifiesto que se trata de un hombre solo y que para ser
sinceros nunca fue feliz. Es entonces
que llega hasta Nepal, lugar que contrasta por completo con el mundo moderno y
lujoso en el que hasta ahora se desenvolvió, donde sin esperárselo se cruza con
un grupo de místicos que lo acogen; y por supuesto esto resulta ser por
conocimientos y disciplinas que antes negó, lo que sin embargo le permite
conseguir la verdadera realización personal.
Una vez dentro del santuario liderado por
el Anciano (o Ancestral como es llamado en la versión latinoamericana), Stephen
se entera de que hay fuerza siniestras que buscan entrar a nuestro mundo y
dominarlo, razón por la cual él y sus nuevos amigos y aliados deben
defendernos, ya que son los únicos capaces como para hacerles frente a estas
criaturas (en un parlamento, se deja claro que entre tanto los Vengadores se
enfrentan a otro tipo de enemigos, ya que el Capitán América y compañía solo pueden
contra entidades de físicas). No
obstante lo que luego llega a saber el antiguo doctor, es que su rol dentro de
todo esto es estar en la primera fila, dentro de los que se oponen a tales
monstruosidades. El principal enemigo
al que deben hacer frente, viene a ser un antiguo discípulo del Anciano, interpretado
magistralmente por Mads Mikkelsen (a quien vimos brillando como Hanibal Lecter,
en la llorada serie de televisión sobre el psicópata caníbal). No obstante detrás de este se haya un ser aún más siniestro y de poderes
inconmensurables, Dormammu, a quien sirve el traidor (y quien es además uno de
los grandes enemigos del Doctor Extraño en los cómics).
El renacido Doctor Extraño queda
representado como un hombre que siempre estuvo destinado a ser un sanador, aunque
no uno de la carne, sino que del espíritu.
En este sentido verlo ya con su traje puesto, incluyendo la valiosa joya
mágica del Ojo de Agamoto sobre su pecho, realizando sus sortilegios con bellas
imágenes tipo mandalas de luz en el aire, resulta ser sin dudas todo un
obsequio al público friki (y de seguro, con el mejor traje de un superhéroe
encarnado en un filme multimillonario, tal y como es en las historietas…No como
esos trajes “realistas” de los numerosas entregas de los X-Men).
Tal como es habitual en los blockbusters marvelitas, el papel
principal corrió a cargo de un actor de renombre, si bien conocido más por el
público ñoño, que por las grandes audiencias: el inglés Benedict Cumberbatch
(quien se hizo conocido gracias a su desempeño como Sherlock Holmes, en la más
actual serie de la BBC sobre el personaje de Conan Doyle). Calcado al superhéroe marvelita (en especial
una vez que aparece con su típica barba), el cambio por el que pasa este de ser
alguien soberbio, a alguien derrotado y luego a un hombre ya centrado y con
espíritu honorable, se refuerza en su actuación gracias a su imponente figura y
grave voz. Su talento también se hace
evidente en los momentos de humor, de los que sale muy bien parado, a la par de
las escenas más dramáticas que demuestran tanto virtuosismo.
La tercera gran estrella con la que
contamos en este filme, viene a ser la también británica Tilda Swinton
(inolvidable su rol como la Bruja Blanca en las adaptaciones de Las
Crónicas de Narnia, por solo mencionar algunos de sus muchos papeles) y
quien acá hace del Anciano. Debe saberse
que en el cómic este sabio es de sexo masculino, por lo que la intervención de
la Swinton viene a ser otro de esos significativos cambios que encontramos en
las versiones cinematográficas de nuestras historietas favoritas (si no basta
con recordar a los Kingpin y Deadshot negros de las correspondientes películas
de Daredevil
y El Escuadrón Suicida…cuando en realidad en las viñetas son
caucásicos). Pues camaleónica como ella
sola, la actriz logra otorgarle ese aire de misterio y sapiencia, a un
personaje que en pantalla se ve como alguien que pese a estar del lado del
bien, ya no parece humano, con tanto poder y secretos que guarda dentro de sí.
En lo que concierne a los villanos de la
historia, respecto a Dormammu, este solo se ve al final de la película; no
obstante su imagen decepciona un poco, pues no se ve tal y como puede ser
reconocido en los cómics (con una cabeza llameante). Sin embargo, todo esto puede ser considerado
como la antesala a su posterior intervención en futuras entregas, cuando salga
con todo su poder expresado. Por otro
lado, además del malvado Kaecilius (el personaje interpretado por Mikkelsen),
en la escena de regalo de los créditos finales, se revela la conversión a
criminal de uno de los secundarios más carismáticos de la historia y que en
realidad corresponde a uno de los mayores contrincantes del Hechicero Supremo.
No se puede dejar de lado la dirección de
un verdadero “Maestro del Horror” detrás de las cámaras, tal como lo viene a
ser Scott Derrickson, quien tal como en sus filmes de completo autoría, como
las recomendables y aterradoras El Exorcismo de Emily Rose y Siniestro, participó
también en el guión. Pues su experiencia
en el mundo sobrenatural visto a través de los ojos de Hollywood, fue quizás el
primer motivo para que Marvel lo fichara; no obstante pese a lo que se esperaba
de su anterior filmografía, en cuanto a entregarnos en esta ocasión una buena
dosis de monstruosidades, gore y espantos, Derrickson lo que sí usó de su
anterior experiencia cinematográfica fue su preocupación por la estética
cuidada. De este modo nos encontramos
con una cinta preciosa visualmente, con unos efectos especiales que aún siguen
maravillándonos, vestuarios impresionantes y una escenografía propia del mejor
cine (que el comercial de igual modo puede ser artístico). A esto se le suma una bella banda sonora
realizada por Michael Guiachino, ya todo un experto en componer para el cine de
género. Todo esto nos da sin dudas la
ilusión, de que ciertamente existen realidades que nos están vetadas a los no
iniciados.
Por último, el esperado cameo de Stan Lee
no podía faltar y no podía ser más cómico, pese a su brevedad. Por otro lado, atentos a la escena inserta
dentro de los créditos, un verdadero anticipo
a lo que se nos viene con este Universo Cinemático Marvel.