lunes, 27 de febrero de 2017

Siguiendo la gran tradición literaria inglesa.


A mi querido amigo Mauricio Tapia (Astarajael), 
a quien le debo tantas gratas horas leyendo a Chesterton.

      La lengua de Shakespeare desde la creación de la literatura escrita, posee toda una gama de connotados ejemplos en cuanto a narrativa breve, siendo quizás su primera gran colección de este tipo de historia los clásicos Cuentos de Canterbury de  Geoffrey Chaucer y que datan de nada menos que de finales del siglo XIV.  Con posterioridad la cuentística en este idioma llegó a tales grados de evolución, que hoy en día es imposible dejar de lado entre algunos de los mejores narradores en ese formato, así como dentro de los escritos más célebres, a varios ejemplos de dicho origen.
      De igual modo al referirse a la narrativa en lengua inglesa, nos encontramos con una serie de obras que hablan de exclusivos grupos de personas reunidas bajo un nombre llamativo y que comparten uno que otro interés que los une y en parte separa del resto de sus congéneres.  Es así que podemos nombrar a Los papeles póstumos del Club Pickwick (mencionado en el libro en el cual hoy me detengo) de un “peso pesado” como lo es Charles Dickens; así como también de El Club de los Suicidas, de otro maestro en el arte de contar historias, Robert Louise Stevenson.  Cabe mencionar que estas dos obras mencionadas fueron realizadas en el transcurso del siglo XIX, de modo que se pueden considerar como antecedentes del Club de los Negocios Raros de G. K. Chesterton, la colección de seis cuentos interconectados a la que a continuación me referiré.  No obstante se puede agregar como continuadores de esta ya rancia tradición, al mismísimo “Buen Doctor” Isaac Asimov, con su Club de los Viudos Negros, sobre los que escribió un montón de cuentos detectivescos, recopilados en nada menos que en seis tomos; mientras que ya en el siglo XXI, otro amante de las tramas de suspenso, Matthew Pearl, escribió El Club Dante, que de seguro junto a los otros textos mencionados en esta lista, debe estar acompañado por más libros acerca de otros llamativos clubes (y recién me acabo de acordar de El Club de la Pelea de Chuck Palahniuk).
        Publicada en 1905, El Club de los Negocios Raros corresponde a una serie de relatos de suspenso que mantienen las vetas detectivesca, humorística e ingeniosa de su autor, quien en cada una de estas historias no deja de sorprendernos con los más imprevistos y divertidos casos, en los que dos amigos se cruzan con los aún más sorprendentes miembros de este club.  La agrupación en cuestión, se encuentra formada por personas cuyos oficios para ganar dinero (que para nada son criminales), superan lo convencional.
        Siendo Chesterton un autor “culto”, nos encontramos con un montón de referencias a colegas suyos que denotan su amor hacia la literatura, lo mismo que sus vastos conocimientos en otras disciplinas y en nada menos que el género humano (con respecto a esto último, loable viene a ser su intención de proporcionarnos a través de la sana entretención, un sinnúmero de caracterizaciones de nuestra humanidad, así como de reflexiones sobre el comportamiento, las pasiones y las costumbres de la sociedad en la que le tocó vivir).  No obstante pese a esta dimensión intelectual, de un hombre como nuestro autor, se lee con rapidez, aún por sobre su lenguaje educado, pues Chesterton nos lleva por los vericuetos de sus narraciones con una soltura que bien uno quisiera para otros fabuladores.  En todo esto ayudan los diálogos chispeantes, propios de sus personajes que en su mayoría poseen una inteligencia prodigiosa y que no obstante son personas sencillas y graciosas como su creador. De igual manera las descripciones tan sugerentes, entre poéticas e irónicas, hacen de la lectura de este libro y otros suyos de ficción, una verdadera delicia.  Todas estas virtudes no dejan de invitarnos a que nuestra imaginación se expanda.
        A la hora de adentrarse en los elementos comunes a todos los cuentos que componen este tomo, se puede decir que pese a las ideas intelectuales que hayamos en sus páginas, el artista antepone por sobre todo la diversión a través de la creación de cuentos de suspenso, que tiende a rematar de una manera tal que rompe con los esquemas del policial.  Pues estas narraciones no tratan acerca de la maldad humana (salvo en un caso muy particular, como ya veremos), si no que de su inteligencia y capacidad para superar los baches de lo fortuito, usando justamente dicha cualidad y que evidencia lo bien que podemos hacer, del uso de este órgano que se nos ha concedido.
      
       De igual manera caro a estas narraciones viene a ser el tema de la fraternidad, ya que sus personajes son individuos cuyas aventuras justamente transcurren acompañados  por sus amigos, siendo esta la relación interpersonal que más destaca en ellos.  Sin embargo hay que hacer notar que cuando Chesterton escribe sobre todo esto, lo hace con respecto al compañerismo entre hombres y para nada entre personas de distinto sexo; pues en lo que concierne a las mujeres, apenas (lamentablemente) tienen importancia en al menos estos escritos y se constituyen en meras comparsas las pocas veces en que aparecen.  Algo que en todo caso era muy propio de su cultura y más todavía por tratarse de un escritor varón, pese a que estuviéramos haciendo referencia a alguien tan considerado por su sabiduría como Chesterton.
       Los dos personajes principales y/o que están presentes en estos seis cuentos, son los dos amigos Charlie Swinburne y Basil Grant.  Del primero no sabemos mucho y la verdad es que se trata de un tipo que cumple la labor de ser una proyección del mismísimo autor, ya que oficia de narrador de estas historias, en las que a veces interviene de manera más directa en unas más que en otras.  En cambio respecto al segundo, este sin duda viene a ser el mejor personaje de todos los que aparecen en el libro, porque en su personalidad estrambótica corresponde sin dudas a un hombre extraordinario, quien le aporta con sus intervenciones a los cuentos algunos de sus mejores momentos.  Este último corresponde a alguien que sobrepasa los cincuenta, de apariencia enclenque y que supuestamente está loco…No obstante Basilio es toda una caja de sorpresas y es debido a ello que se convierte en el único que logra ver más allá de lo evidente, resolviendo con excelentes resultados los misterios que se les cruzan a ambos.
      A continuación mis comentarios de rigor sobre cada uno de los títulos que comprenden este libro.

1- Las extraordinarias aventuras del comandante Brown.

      La primera historia acerca de este curioso grupo de hombres, que se dedican a las actividades lucrativas más inusuales, ayuda tanto a introducirnos  a sus personajes que sirven como nexos y testigos de estas seis historias extraordinarias, como a definir a este mismo club; de igual manera nos deja claro, que como lectores debemos esperar lo más inusual que pueda salir de sus páginas.
     No puede dejarse de lado el apellido de quien acá se ve envuelto en contra de sus deseos, en una de estas “raras” aventuras, el mismo que comparte con el más famoso personaje de Chesterton: el padre Brown, bonachón sacerdote católico que dedica sus tiempos libres a hacer de detective aficionado y de paso salvar una que otra alma condenada a la miseria, debido a los mismos crímenes en los que se ven envueltos los sujetos con los que se cruza. No obstante la familiaridad que estos dos poseen, resulta ser solo un alcance de apellido y el hecho mismo de ser frutos del ingenio de un mismo autor… ¿O tal vez también a ambos los une esta exposición a lo casual y que aun así logran salir bien parados de tales circunstancias?
      El cuento nos muestra a este mismo comandante, un hombre con una personalidad de lo más singular (y sin embargo tan verosímil, si tomamos en cuenta la gente que uno puede llegar a conocer en la vida real), quien cree estar amenazado de muerte, al encontrarse con unos cuantos sujetos de dudosa calaña.  Es así que dos amigos suyos, los mismos individuos que se repiten a través de todo este libro, se involucran en sus supuestas cuitas y lo ayudan a desentrañar el misterio bajo el que se haya metido.  Cabe mencionar que todo acaba de la manera más inesperada y pese a ello grata, con lo cual queda de manifiesto que no es por completo malo enfrentarse a la aventura, pues mucho de positivo se puede sacar de ello.
       Veamos algunas palabras dedicadas al coprotagonista de esta historia:

       “En su afición por la jardinería  había algo del tipo del holandés meticuloso, y acaso se inclinara también a tratar a sus flores como si fueran soldados. Era uno de esos hombres que son capaces de poner cuatro paraguas en el paragüero, en lugar de tres, con el objeto de que haya dos a cada lado. Para él la vida parecía ajustarse a un patrón inmutable.”

       Teniendo en cuenta la vasta cultura de su escritor y las constantes referencias literarias que en estas páginas encontramos, el nombre de este relato continúa con la vieja tendencia a la que Chesterton desea homenajear y mantener, en atención a otros narradores que respeta como el mismo Poe (Narraciones Extraordinarias y Las Aventuras de Arthur Gordon Pym), su compatriota Arthur Conan Doyle (Las Aventuras de Sherlock Holmes) y varios más artistas de la ficción, que un hombre como él no deja de tenerlos en cuenta.  De hecho, nombres como estos para cuentos y novelas eran habituales en el pasado y hoy en día se siguen usando estas nomenclaturas.

2- El lamentable fin de una reputación.

       Puede ser que no sea tan divertido como el anterior, sin embargo no carece de la intriga y el final sorprendente, en el que se revela un nuevo oficio único, de a los que se dedican estos peculiares sujetos.   Por otro lado, su autor quizás de manera más profunda que en el caso anterior, se dedica a profundizar en sus reflexiones acerca de la naturaleza del bien y del mal, que encontramos en nuestra misma especie.  Las para nada despreciables palabras de Chesterton (quien tanto como filósofo, teólogo y artista se dedicó desde tres puntos de vista a analizar a la humanidad), se presentan de una manera bastante curiosa, a través de la conversación entre sus dos “héroes” que protagonizan sus historias y quienes se permiten inteligentes juicios acerca de sus congéneres.   Respecto a este amable diálogo entre ambos, cabe notar que cuando depositan su mirada hacia la muchedumbre, lo hacen mirando desde arriba, cual sujetos por sobre las circunstancias (como si de ángeles se tratara).  Por lo tanto, no cabe duda de que el uno y el otro, aún en sus rarezas, representan en el mejor sentido de la palabra la curiosidad y la capacidad de asombro (el narrador) y el sentido común como también la templanza su compañero (el antiguo juez).
 
    “-Pero no debe usted pasar por alto -me dijo Grant con su eterno aire de abstracción cuando le hube manifestado este parecer- que la misma ruindad de la vida en estos parajes plebeyos atestigua el triunfo del alma humana. Estoy de acuerdo con usted. Reconozco que estas gentes tienen que vivir sumidas en algo peor que la barbarie, tienen que vivir en una civilización de cuarta categoría, pero estoy completamente seguro de que la mayoría de estos seres son buenos. Y ser bueno es una empresa mucho más ardua y azarosa que dar la vuelta al Mundo en un barco de vela.”

     La trama puede resultar un poco enredosa, pese a que en cuanto a acontecimientos varios posee menos que el cuento que le antecedió.  Los dos amigos siguen a un sujeto de ambigua moral hasta una tertulia y allí se encuentran con varias personas que disfrutan de las reuniones sociales, tan habituales en este tipo de literatura (y en la vida real entre amantes de las charlas avispadas).  En este lugar son testigos de un acto de humillación a un congénere, que apenas logran soportan y de ese modo evidencian sus viejas impresiones sobre el hombre que individualizaron entre la multitud.  No obstante, tal y como viene a ser una marca de los relatos que comprenden este magnífico librito, nada es lo que parece.
     Esta narración juega, tal como puede encontrarse en el género del misterio, con los efectos del arte del engaño y otorga de ese modo al lector, representado a través de los protagonistas, la frescura que nos da la idea de que en la vida aún existen las sorpresas y que le pueden dar a uno más de un buen momento.  La inocencia y la perspicacia son dones bastante relacionados, pese a que en una primera instancia están en planos opuestos, pues tal como queda demostrado en este cuento y el resto de los que en este volumen se hayan, se requieren entre sí para que el efecto de la novedad sea mayor.

3- La verdadera causa de la visita del vicario.

      La manera de cómo se desarrolla esta historia y de su muy graciosa solución, nos da claras señales del talento de su escritor para realizar pequeñas piezas literarias, que son la perfecta armonía entre la virtud estética y el divertimento (sazonado todo con ese buen humor suyo, que tanto llegamos a amar quienes ya lo conocemos). 
      Esta vez la narración transcurre y es contada de forma algo distinta al resto, ya que  ahora a nuestro par de amigos, les toca ser las “víctimas” de otro miembro del llamado Club de los Negocios Raros.  Por otro lado, la gran aventura que es recurrente encontrar en las páginas de cada cuento, en esta ocasión es contada por un tercero y en la cual en nada intervienen los dos protagonistas.
      Todo comienza cuando hasta donde Charlie Swinburne llega un atribulado anciano, quien solicita su ayuda y para ello le cuenta los hechos que lo llevaron hasta su casa.  La narración que este le hace, viene a ser sin dudas la más singular de las que hasta el momento hemos conocido por medio del volumen.  El humor se acrecienta en este relato, que juega más que nunca con la credulidad del lector y de quien escucha de boca del vicario sus vicisitudes, dándonos sorpresa sobre sorpresa.
       Como ya debería quedar claro con respecto a la prosa de Chesterton, a cada momento de la lectura uno puede encontrarse con verdaderas perlas, a la hora de usar el lenguaje estilísticamente, como esta descripción de un personaje que resulta ser todo un manjar

     “Todo en él aleteaba: la bufanda a cuadros que llevaba en el brazo derecho, los patéticos guantes negros que tenía en la mano, en fin, toda su indumentaria. Creo poder decir sin exageración que hasta aleteaban sus párpados al tiempo que se ponía en pie. Era un viejo clérigo de los más gesticulantes que se puedan dar, calvo por arriba, con pelo blanco a los lados y patillas blancas.”

4- La singular especificación del agente de fincas.

      El cuarto cuento aumenta el sentido de maravilla con esta historia, que al medio se torna como una obra típica del género policial, ya que trata supuestamente sobre un crimen que debe ser resuelto y a ello se le agrega la presencia del hermano menor de Basilio, el detective.
      Como encontraremos en esta serie de ficciones interconectadas, se nos presenta otro sujeto bastante llamativo, un personaje nuevo entre tantos otros que son la generalidad de un mundo “realista”, cuyos habitantes no pertenecen a los estereotipos del hombre común.  Este individuo resulta ser una especie de viajero y aventurero que a muchos despierta recelos y que sin embargo posee el aprecio de alguien tan magnífico como el antiguo juez.  Cuando es involucrado en cierto incidente, el detective que ya desde antes lo había tomado por alguien reprobable de inmediato lo acusa de ser culpable.  Es cuando se debe comprobar quién está en lo correcto de los dos hermanos: aquel que ostenta una suspicacia mayor o el otro que en sus excentricidades, nos ha demostrado poseer la virtud de conocer mejor el alma de sus prójimos y leer entre líneas.  
      De este modo la narración nos lleva al campo de la reflexión acerca de los prejuicios y cómo estos al determinar nuestros acciones y pensamientos, entorpecen nuestros razonamientos.  La mayor dedicación que se le da a Rupert Grant, contrasta sin dudas dos personalidades, dejando claro la predilección del autor por una mente imaginativa, por sobre otra más racional (si no, basta con recordar a ese otro estupendo personaje suyo, que viene a ser el Padre Brown).
      Por otro lado, la misma caracterización del detective, así como la del propio compañero caído en desgracia, nos adentra en la amplia capacidad del escritor para describir nuestra heterogénea humanidad, ya sea en lo que concierne a las extravagancias, como a las virtudes y defectos que encontramos en los demás (como también en nosotros mismos).

      “En cuanto el teniente Drummond Keith abandonó la sala, la conversación acerca de su persona estalló como una tormenta. Esto se debía a múltiples y diversas características singulares. Era un hombre ligero y airoso que se vestía con ropas airosas y ligeras, blancas por lo general, como si estuviera en los trópicos. Era enjuto y agraciado como una pantera, y tenía los ojos negros, de expresión inquieta.
        Vivía en la mayor estrechez y tenía uno de los hábitos de los pobres en tan desmedido e inconmensurable grado que podría eclipsar al más miserable de los parias: me refiero a la costumbre de cambiar continuamente de vivienda. Existen dentro de Londres lugares donde, en el corazón mismo de la civilización artificial, la Humanidad ha vuelto una vez más a la vida nómada. Sin embargo, en estos inquietos lugares, no había un vagabundo más inquieto que el elegante oficial de los airosos trajes blancos. A juzgar por su conversación, este hombre había cazado en sus tiempos innumerables cosas, desde perdices hasta elefantes, pero sus escépticas amistades opinaban que «la Luna» no se había hallado pocas veces entre las víctimas de su victorioso rifle. La frase era acertadísima, y sugería una mística y fabulosa caza nocturna.”

5- La pintoresca conducta del profesor Chadd.

      Otro de los extravagantes amigos de Basilio, corresponde a un intelectual que desde la pluma del autor, no puede ser mejor reflejo de los mismos hombres de su estirpe.  Las palabras para este no pueden ser más precisas, aún en su poética prosa:

      “-Con todo respeto y condolencia, debo confesar que no pienso lo mismo -dije yo-. ¿Es tan extraordinario y complicado que un viejo sonámbulo que ha andado siempre rondando los límites de lo inconcebible se haya vuelto loco de la emoción producida por una gran alegría? ¿Es tan extraordinario que un hombre que tiene un rábano por cabeza y una telaraña por alma no tenga suficientes energías para resistir un inesperado cambio de fortuna? ¿Es, en fin, tan extraordinario que James Chadd haya perdido el juicio por la emoción?”

       El humorismo ahora se torna absurdo, cuando nos encontramos con el supuesto acceso del profesor Chadd, en cuya ayuda acuden Basilio y su compañero de andanzas, desentrañando luego la verdad detrás de tantas equivocaciones.
             Uno de los puntos más interesantes de esta historia, viene a ser que dentro de lo que va del libro, es la que mayor papel le da a un personaje femenino.  Ello no deja de presentar en su caracterización, la imagen convencional de las mujeres que se tenía en la sociedad británica a la que pertenecía Chesterton y quien pese a su brillantez, parecía mantener una imagen sexista al respecto.

      “Es cierto que las mujeres sensatas tienen por locos a los hombres estudiosos. Bien miradas las cosas, es cierto que todas las mujeres, de cualquier clase que sean, tienen por locos a todo género de hombres.”

      Por otro lado, cabe mencionar que pese al final inesperado de este título, tal como aquellos de los que le precedieron, al parecer nada tiene que ver con el Club de los Negocios Raros, si bien la revelación final hacia su desenlace, se enmarca en lo que concierne al ingenio humano como atributo.  

6- La extraña reclusión de la anciana señora.

      Charles y Rupert llegan de la manera más imprevista hasta una casa, en la que se encuentra una mujer mayor, que al parecer se encuentra encerrada contra su voluntad.  Como es de suponer entre estos dos varones (cabe mencionar que la caballerosidad y la gallardía son dos principios destacables en estas obras), ante esta situación deciden a toda costa liberarla de sus captores. Para ello acuden nada menos que a Basil, quien los acompaña hasta el lugar del supuesto siniestro y ante esto ocurre tal vez el más divertido encuentro entre los héroes de la historia y quienes al parecer tienen prisionera a la damisela.
      De entre todas las narraciones que forman parte de este libro y que a las alturas del post que le he dedicado, ya debería quedar claro que se trata de una lectura bastante recomendable,  viene a ser junto al primero de la serie, en poseer episodios llenos de acción física; no obstante en esta ocasión, Chesterton se supera y nos obsequia con verdaderas peleas o batallas entre los contrincantes.

       “Y antes de que pudiera darme cuenta de dónde me encontraba, me hallaba luchando a brazo partido con el hombre de la chaqueta púrpura. Este hombre parecía de alambre, y se doblaba y saltaba como un resorte, pero yo era más fuerte y le había cogido desprevenido. Le levanté del suelo unos dos pies, y después de tambalearse un momento sobre la otra pierna, rodó conmigo por el suelo con estrépito, entre una lluvia de periódicos, quedando yo encima.”

       Cuando aparece la mencionada señora en apuros y tiene sus diálogos con sus “salvadores”, nos encontramos con los que bien podrían considerarse como los momentos más emotivos y sublimes del tomo.  Con posterioridad en la especie de epílogo que cierra el libro, el autor vuelve a apelar a la sublimidad, cuando el mismísimo Basil hace su gran confesión.
      Teniendo en cuenta la sapiencia de alguien como Chesterton, un hombre claramente preocupado por los grandes temas de su tiempo y tierra, se permite en el desarrollo de este cuento, invitarnos a una muy grata discusión filosófica.  Esto denota a lo mejor por vez primera en la colección, una mirada a su espiritualidad cristiana y que en otras obras suyas, como El Hombre que fue Jueves, se encuentra mucho más potenciada.  Pues este grato debate entre el darwinismo (ideología científica tan en boga durante los años en que fue escrita esta obra), que se refiere a la supremacía y sobrevivencia de los más fuerte, en contraposición a los ideales de corte cristiano, pone de manifiesto una vez más al gran hombre que nos legó textos como este.
        No se puede olvidar el hermoso epílogo ya mencionado, en el cual aún con mucho más fuerza, queda de manifiesto el amor hacia Dios y sus criaturas, declarando con palabras muy hermosas que la verdadera justica no corresponde a la de las leyes de la sociedad sino que a la que existe en el corazón de los hombres y mujeres.
        Como palabras finales, debo decir que ante el enorme atractivo de estos cuentos, ya sea en cuanto a sus personajes como a lo que significa el propio Club de los Negocios Raros, uno podría querer leer más de sus historias…Y es que sin lugar a dudas las premisas de estas ficciones, pueden dar para muchas otras, tal como ya ha pasado con varios clásicos más y que tras ser escritos por sus autores originales, dieron pie a que sus admiradores los honraran con nuevas narraciones ¿Acaso existirán otros escritos al respecto y más encima publicados? Quien sepa espero me cuento acerca de ello.
        Asimismo debe saberse que la nada despreciable cinta de David Fincher El Juego (The Game, 1997), está basada ligeramente en Las extraordinarias aventuras del comandante Brown; no obstante para no caer en los despreciables spoilers, no contaré por qué razón y que sin embargo tiene que ver con su desenlace (algo que por supuesto se pueden dar cuenta, quienes hayan leído el relato y visto la película).

martes, 21 de febrero de 2017

¡Más paranoicos no pueden estar!


      Como es habitual en el universo marvelita (al igual que en el deceísta) una vez al año ocurre al menos un gran evento (más bien una crisis, como bien se acostumbraba llamarle en los antiguos cómics DC), en los que buena parte de sus superhéroes deben unirse para superar tan grandes amenazas y que por sí solos o entre unos pocos sería imposible conseguirlo.  Pues tales historias se cuentan a través de una miniserie central y de ellas se desprenden otras, a la par de los llamados ti-ens, que abarcan los especiales en las revistas anexas de buena parte de los personajes más populares o involucrados en tal acontecimiento.  Pues en el transcurso de todo esto, grandes revelaciones se hacen para delicia de sus lectores (y por supuesto para sorpresa de sus protagonistas), introduciendo además nuevos personajes que muchas veces cobran gran fama y luego adquieren sus propias colecciones, como también en ocasiones muriendo con mucho dramatismo otros ya conocidos y emblemáticos…
       Es así que al año 2008  le correspondieron los sucesos de Invasión Secreta, una obra que incluso llega a ser mucho más compleja que su predecesora Guerra Mundial Hulk, teniendo sin dudas mayores repercusiones que esta.  Incluso podría afirmarse que llega a  superarla, como a otras del mismo estilo, en cuanto a calidad argumental y emociones se refiere (al menos para un humilde servidor eso parece).
       Escrita por uno de los grandes pesos pesados de la empresa, Brian Michael Bendis, fue dibujada en su arco central y en otras miniseries por Lenil Francis Yu, dibujante filipino que ha dado a la Casa de las Ideas varias otras joyitas.   En cuarto al apartado gráfico se refiere, en lo que concierne a las portadas, magnífica viene a ser la idea de que muchas de las que comprenden esta obra, corresponden a nuevas versiones de algunas de las ilustraciones clásicas más memorables del universo marvelita y en las cuales sus personajes aparecen bajo la monstruosa apariencia, relacionada con los infractores de esta trama.
Una de mis portadas "intervenidas" favoritas,
que emula una de las primeras de Los Vengadores,
hecha en los sesenta por el Rey Jack Kirby.
       Teniendo en cuenta la magnitud de esta historia, que bien me habría gustado disfrutarla en toda su expresión, abarcándola en un 100%, me referiré a ella solo desde mi acercamiento gracias a la editorial chilena Unlimited, que si bien no la sacó entera, sí logró cubrir una buena parte de ella a través de 13 números dobles (o sea, de al menos  dos revistas por tomo).  En esta colección van incluidos un Prólogo y un epílogo, llamado este último de manera muy significativo como Requiem (descanso, en atención a la palabra latina para referirse a la misa por los muertos).  Estos dos fascículos que abren y cierran el ciclo respectivamente, sirven como la introducción y la conclusión ideales, para la inmensa gama de emociones que hay detrás de la serie.
       Tal como dice su nombre, Invasión Secreta nos cuenta acerca de una muy particular intrusión en la Tierra de la raza alienígena Skrull, quienes llevan años orquestando un pavoroso plan para apoderarse de nuestro planeta.  Es así que para conseguir su objetivo han suplantado a un montón de superhéroes y villanos.  Debe saberse que esta especie posee la capacidad de cambiar aspecto a su antojo y que por décadas (desde su primer encuentro con nada menos que los 4 Fantásticos, a principios de los sesenta) ha tenido un montón de enfrentamientos con nuestros justicieros.  No obstante como nunca antes la violencia entre ambos pueblos llega a su máxima expresión, viéndoselas más difícil que nunca los defensores de este mundo, pues luego de los desastres que precedieron a este (por ejemplo, Thor y Capitán América están muertos) sus fuerzas están bastante mermadas.
      Quien descubre la verdad acerca de lo que está pasando, resulta ser uno de los hombres más inteligentes del planeta, Tony Stark, Ironman, quien en la práctica se entera de ello por accidente.  Pues para apoyar el conocimiento al que ha llegado y que además no puede compartir a la ligera, ya que cualquiera puede ser un infiltrado, realiza una investigación acerca de la mayoría de los enfrentamientos con los skrull que han habido hasta la fecha.  De este modo el llamado Prólogo, viene a ser ese detallado trabajo de Tony y que es sin dudas una verdadera delicia para el lector, que ya estaba en antecedentes de las viejas rencillas con los verdes extraterrestres, como para quienes muchas de ellas las desconocían y nada sabían al respecto.  Por ende el prólogo es un repaso detallado de la cronología Marvel sobre el tema, la que incluso incluye viejas viñetas pertenecientes a tales historias de antaño.
     En su desarrollo, la tensión está en todo momento, pues la desconfianza es enorme y eso es algo que justamente deseaban lograr los invasores, quienes incluso una vez que son revelados por la comunidad superhumana sus planes, argumentan que su llegada a la Tierra va a ser el mejor beneficio para la humanidad.  Por supuesto que todo esto causa mayores confusiones, pues por desgracia muchos superhéroes han perdido su buena reputación, debido a los últimos sucesos previos a esto.
      A través de sus cientos de páginas no solo se nos cuenta su argumento desde el punto de vista de los agentes de la libertad y de la justicia (quienes en ocasiones apenas lograr superar los escollos que se les presentan), sino que también llegamos a conocer desde las entrañas del mismo imperio skrull, la orquestación del complot.  Los villanos tienen motivos de sobra para realizar sus acciones, los que no tienen que ver con una maldad nata, sino que con la sobrevivencia de su propio pueblo.  De este modo se contrastan ambas posiciones, que entre los extraños no faltan los verdaderos patriotas.  Es ante el dilema de la justificación de la invasión y de las atrocidades sometidas hacia el enemigo para suplantarlo, que se pone de manifiesto incluso de manera directa una crítica al mismísimo colonialismo gringo y de otras superpotencias en el mundo real: Pues en el mundo tal y como lo conocemos, la gente lucha por sus ideales, que más de uno cree de corazón en ello y sin embargo en pro de su defensa comete actos reprobables, aunque pensando que lo está haciendo bien.

Formidable publicidad de la serie que nos invita a sospechar de todo el mundo superheroico marvelita.

     Algunos de los momentos más dramáticos tienen que ver con la misma duda que nace entre los involucrados, como cuando el propio Tony Stark no tiene claro de cuál es su verdadera identidad ¿Humano o agente disfrazado de los skrull? Lo mismo sucede con otro personaje antiguo, aunque no muy conocido por estos lares, el Capitán Marvel (no confundir con Shazam de DC).  Frente a estos dilemas, se encuentra sin dudas el temor ante la pérdida del autocontrol, el miedo a no ser dueño de sí mismo y que en términos más sociales formaron parte de la paranoia estadounidense, hacia los agentes comunistas espías; debe saberse que ello estuvo  en boga durante la Guerra Fría y durante tal época las sospechas ante cualquier encubierto (que incluso podrían ser tus mismos vecinos), causó muchas tragedias en USA.  Por lo tanto esta novela gráfica juega muy bien con estas fobias latentes y en especial entre la comunidad norteamericana.
      Otros de los arcos argumentales secundarios mejor llevados en este título, tiene que ver con el encuentro entre dos (o más bien tres) grupos de superhéroes en la llamada Tierra Salvaje (una especie de zona escondida cerca de la Antártida, en la cual todavía hay dinosaurios y se mantiene un ecosistema de tipo prehistórico).  Pues cuando sucede esto, vemos más de un Wolverine, más de un Hombre-Araña y más de un Luke Cage, de modo que la cosa no puede estar más complicada, pues al aparecer estos dobles y otros con sus trajes antiguos, queda de manifiesto que la invasión fue algo elaborado desde hace años y que durante largo tiempo varios fueron raptados y cambiados por alienígenas metamorfos.
      Entre los personajes que sobresalen, se encuentran dos a los que particularmente deseo nombrar, en especial por todo lo que significan para Marvel, debido a su antigüedad en los cómics, como por el papel que cumplen acá.  Pues por un lado nos encontramos con Hank Pym, el primer Hombre Hormiga (y quien a posterioridad ha tomado tantos otros nombres de guerra, así como identidades superheroicas).  Sin ánimo de hacer spoilers, pues esto se sabe casi desde el principio de la saga, este resulta ser el primer skrull infiltrado en las filas de los paladines humanos.  Es así que la manera de cómo es abordada la psicología del espía, pues resulta que los sujetos como él se someten a un muy particular proceso (que los dota de recuerdos y la personalidad de quienes suplantan), crea un muy interesante arco argumental, relacionado con los propios conflictos que se le desarrollan al respecto.  Tal cual era de suponer, a este enemigo le toca “heredar” la relación con la Mujer Avispa, Janet Van Dyne, lo que viene a ser uno de los puntos clave para definirlo como personaje. Así que hay mucha historia y sentimientos involucrados, lo que por supuesto nos lleva al tema del deber versus el querer.  Por lo tanto es imposible no humanizar a los villanos de turno.
     Luego está un personaje tanto o más famoso que el anterior, en parte gracias a la interpretación de Samuel L. Jackson en las actuales películas marvelitas y al uso de su prototipo en varias series animadas actuales sobre estos cómics: Nick Fury.  Ahora bien, en su “universo principal” y/o original, el otrora mandamás de S.H.I.E.L.D. es caucásico, pues su variante afroamericana corresponde en realidad al Universo Ultimate.  Por lo tanto en Invasión Secreta el que aparece es el primero y vaya qué lo hace de manera sobresaliente.  Luego de los acontecimientos de Guerra Civil, Nick Fury se vio obligado a salir de escena, trabajando bajo las sombras sin dejar de lado su compromiso por el bien común y es así que su participación en esta nueva crisis (en ese momento, claro, que ya ha pasado mucha agua bajo el puente, si tenemos en cuenta la actualidad) se convierte en uno de los principales artífices para conseguir la victoria.  Ciertamente dentro de lo más entretenido de la colección, se encuentran los capítulos dedicados a este (que es increíble lo regio que se mantiene para su edad), pues comienza a reclutar a una serie de novatos con superpoderes, quienes vienen a ser hijos de varios destacados superhéroes. Un guiño muy interesante acerca de su labor secreta, viene a ser cuando usa un disfraz holográfico, que es calcado a su contrapartida del Universo Ultimate.
       Una vez lograda la derrota del enemigo, todo queda con un sabor amargo, ya que aunque estemos hablando de una historieta cuya principales funciones no son otra cosa que entretener y ganar dinero (¡Y vaya que ambas cosas se consiguieron con creces!), no deja de ser una extrapolación acerca de lo cruel que es en realidad la guerra.  Y es que nunca faltan los mártires, las pérdidas de gente valiosa y de inocentes que se ven expuestos a todo esto.  A manera de muy emotivo corolario de lo transcurrido, significativas vienen a ser las viñetas que muestran al verdadero Hank Pym, enterándose de todo lo que pasó durante su ausencia; pues la naturaleza humana da para mucho y lamentablemente muchas veces es lo peor de ella, lo que tiene mayores consecuencias en nuestras vidas.  No importa qué tan poderoso seas, a la larga eres un mortal más y estás expuesto a las duras pruebas de la vida misma (y es en nuestra capacidad para sobrepasar todo ello, que radica el verdadero valor del corazón humano).


La famosa batalla de todos contra todos en la Tierra Salvaje.

sábado, 18 de febrero de 2017

Para conocer y amar a Isabel.


      La Suma de los Días publicado en 2007 por Isabel Allende, su autora, corresponde a su tercer libro de memorias.  Si el primero de estos libros que comenzó con Paula (1994), en la que se refirió en gran parte a la relación con su única hija, Paula, quien había muerto recientemente tras caer enferma de una rara enfermedad y Mi País Inventado (2003) habló acerca de su familiaridad con su país natal Chile (bastante complicada considerando su autoexilio y el típico “chaqueteo” de los intelectualoides chilenos que desprecian su éxito literario por considerarla “poca cosa”), en este otro volumen autobiográfico se encargó de referirse a otro aspecto de ella misma: su vida en Estados Unidos junto a su muy especial familia, su tribu como bien le gusta llamarla.
       Pero la llamada tribu de la escritora no solo se refiere a sus consanguíneos y parientes políticos, entre su segundo marido e hijastros, nietos, el único hijo vivo que le quedó y sus padres (uno de ellos su padrastro, a quien quiere como si fuese de su progenitor), sino que también a sus numerosos amigos que forman un grupo bastante heterogéneo de personalidades, razas y credos, que hacen de la lectura de esta obra una verdadera delicia para sus seguidores.   De este modo, debido a la enorme cantidad de personajes reales que aparecen, cada uno de ellos bastante interesante como cuando llegamos a conocer en profundidad a quien tenemos a nuestro lado, nos da las claves para darnos cuenta de que muchos de estos fabulosos personajes que aparecen en sus títulos, fueron inspirados por estas personas. 
      Bien sabido es que el patriarca de su novela épica La Casa de los Espíritus (1982) está casi calcado a su abuelo, mientras que el protagonista de su novela El Plan Infinito (1991) salió de la figura de su esposo en segundas nupcias, William Gordon, y que los ingeniosos niños que aparecen en su trilogía juvenil de Memorias del Águila y del Jaguar (2002, 2003 y 2004) están basados en sus nietos:  no obstante tras la lectura de este otro tomo, llegamos a descubrir el origen de otras de sus creaciones.  Es así que quien más llega a impresionar en la manera de cómo terminó llegando a las páginas de sus narraciones, viene a ser su hijastra Jennifer; pues esta sumida en la drogadicción, dio origen a la misma hija del antihéroe de la ya mencionada El Plan Infinito y en especial a la querible muchachita de El Cuaderno de Maya (2011). 
       El texto está armado en base a una serie de breves capítulos, todos con su propio título,  los que por lo general alcanzan unas cinco páginas aproximadamente (bueno, al menos en la humilde edición de bolsillo que poseo y que en poco más de dos semanas que le dediqué mi tiempo se estropeó bastante).  En su desarrollo Isabel Allende no solo habla de sí misma, de sus reflexiones y de lo que le pasa junto a quienes ama, sino que también está dedicado a estas mismas personas que tan importantes le son; de tal modo podemos hallar verdaderos relatos completos de sus curiosos destinos (como cuando en Lagarto Emplumado,  habla del muy singular novio de su mejor amiga y en Tráfico de Órganos, cuenta de la experiencia en China de otra de sus amigas, nativa de esa nación, respecto a esta práctica criminal).
      Esta vez Isabel Allende retoma el sistema que empleó para el primero de sus libros de memorias, escribiendo sus líneas como si se tratara de cartas dirigidas a su hija Paula, a quien ahora la “pone al día” acerca de lo que ha sido de ellos tras su partida.  Este estilo sin dudas convierte el libro en algo de un carácter muy íntimo, pese al hecho concreto de que al final somos por completo desconocidos, a lo largo del vasto mundo, quienes nos enteramos de algunos de los secretos más valiosos de su familia…Y es que la prosista no pone reparos en contarnos incluso uno que otro detalle que pocos son capaces de descubrir de sí mismos y de su gente, en especial cuando se trata de situaciones “incómodas” (por llamarle de alguna forma).  No obstante como todos quienes amamos a los que nos rodean y de buena voluntad, queda demostrado que la única manera de enfrentar tales entuertos son la perseverancia, la paciencia y la esperanza, algunos de los tantos remedios eficaces para superarlos y ganar algo de sabiduría gracias a tales experiencias.

      “Mi amistad con Celia comenzó a tropezones, porque suegra y nuera venían de ideologías opuestas, pero si pensábamos regodear nos en las diferencias, la vida se encargó de eliminar la mala leche con unos cuantos coscorrones. Pronto olvidamos cualquier germen de desavenencia y nos concentramos en los rigores de criar un niño -y después dos más- y adaptarnos a otra lengua y a nuestra condición de inmigrantes en Estados Unidos. Aunque no lo sabíamos entonces, un año más tarde nos tocaría la prueba más brutal: cuidarte, Paula. No había tiempo para tonterías. Mi nuera se desprendió muy rápido de las hilachas que la ataban al fanatismo religioso y empezó a dudar de los demás preceptos inculcados a machote en su juventud. Apenas comprendió que en Estados Unidos ella no era blanca, se le pasó el racismo, y su amistad con Tabra barrió sus prejuicios contra artistas y gente de izquierda. De los homosexuales, sin embargo, prefería no hablar. Todavía no había conocido a las madres de Sabrina.”

       Pese al enorme protagonismo que toman los seres queridos de la artista en esta obra, no se puede olvidar de que se trata de sus propios recuerdos, de modo que es ella misma el personaje central de todo esto.  De tal modo, gracias a este libro llegamos a conocer no a la escritora, si no que a la mujer, quien nos abre sin miedo su ser y de una forma sincera, sin artificios…Pues la Isabel Allende que encontramos acá no solo es alguien a quien admirar.  Ella como nosotros, es una persona con virtudes y defectos, cuyos miedos e inseguridades quedan de manifiesto acá.   Por lo tanto nos encontramos también con verdaderos exámenes de conciencia que se hace Isabel, respecto a sus propios sentimientos y acciones.  Sin dudas, una manera única y valiosa de conocerla mejor (aunque sea a través de la distancia geográfica y temporal).
       
      En ocasiones al leer esta obra, no falta ese elemento maravilloso y sobrenatural que caracteriza la narrativa de la Allende; pero no se puede olvidar de que estamos hablando de un texto de no ficción y ante esto uno se pregunta qué tanto agregó su autora para hacer más interesante sus palabras.  Pues el Realismo Mágico no deja de hacerse presente y sin embargo no podemos olvidar, en especial los latinoamericanos, que ello forma parte de nuestra tradición cultural, de la suma de las raíces hispanas e indígenas que heredamos, de modo que muchos bien podemos llegar a creer sin dudarlo con pasajes como este

        “El año anterior, tres días después de tu muerte me junté con las Hermanas del Perpetuo Desorden en casa de una de ellas, como siempre hacíamos los martes, en torno a seis velas nuevas. Tu ausencia me doblaba de dolor.
         «Siento un fuego que me quema en el centro del cuerpo», les dije. Nos tomamos de las manos, cerramos los ojos, y mis amigas dirigieron hacia mí su cariño y sus plegarias, para ayudarme a soportar la pena de esos días. Yo pedía una señal, una indicación de que no habías desaparecido en la nada para siempre, de que tu espíritu existía en alguna parte. De pronto oí la voz de Jean: «Mira tu vela, Isabel». Mi vela ardía por el centro.
         «Un fuego en el vientre», agregó Jean. Esperamos. La llama derritió la cera y formó un hueco en el medio de la vela, pero ésta no se partió. Tal como se encendió sin explicación, la llama se apagó instantes más tarde. La vela quedó ahuecada, pero erguida, y me pareció que ésa era la señal que esperaba, un guiño que me hacías desde otra dimensión: la quemadura de tu muerte no me quebraría. Después Nico revisó la vela y no pudo encontrar la causa de esa extraña llama en el centro; tal vez estaba defectuosa, tenía una segunda mecha que prendió al saltar una chispa.”

        Uno de los mayores regalos que nos hace la escritora a los seguidores de su trabajo, viene a ser cuando nos cuenta acerca del origen de varios de sus libros.  Es así que los capítulos que versan sobre ello, que despliegan a la imaginación los momentos decisivos en estas génesis, de modo de adentrarnos en el proceso creativo, resultan ser valiosos, ya que no siempre tenemos acceso sobre esta faceta de los artistas que apreciamos.
        Como es costumbre en la literatura de la autora, acá abunda el humor, como asimismo no faltan los momentos de gran emotividad, que bajo la pluma suya se hacen tan entrañables.  Triunfos y derrotas, alegrías y penas se encuentran en este libro, que al final lo que hace es retratar la vida misma que bien puede ser la de cualquiera de nosotros, independientemente de que sea la de una escritora famosa, la nos sirve como reflejo de la nuestra.  A la larga todos vamos en búsqueda de la felicidad y tal como deja claro la novelista, en ese camino no estamos solos, pues por un lado se encuentran los de nuestra sangre y todos los otros que hemos escogido para ensanchar nuestra familia en la Tierra; de igual modo no faltan los que como Paula, nos acompañan en el corazón y los recuerdos, llegándose incluso a sentir su presencia como si se tratara de benignos fantasmas.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Batman para gozo de niños pequeños…y grandes.



      La primera película de superhéroes de este año en estrenarse en los cines de todo el mundo, no corresponde a la típica de siempre (hombres y mujeres regios con ajustados trajes, haciendo de las suyas en defensa del bien contra villanos despiadados,  quienes  muchas veces resultan ser los mejores personajes de la cinta), sino que se trata de una película de corte familiar animada en GGI: Lego Batman: La Película.  Pues aprovechando el éxito de la franquicia de los populares (y ya clásicos) juegos para armar de Lego, aplicados a varias cintas exitosas, se estrenó durante febrero este filme que ha sido acogido con beneplácito de crítica y público.
     Para ser exactos el largometraje en cuestión no es el primero de este tipo en el que aparece el Murciélago, ya sea como personaje principal o secundario.  Pues en lo que se refiere a producciones hechas para la pantalla grande, ya en La Gran Aventura Lego (2014), el Caballero de la Noche interviene como “invitado” o coprotagonista en dicha historia.  No obstante desde mucho antes de esta obra, el Encapuchado tuvo su propia cinta animada Lego en 2013, bastante buena por cierto, y que junto a al menos cuatro títulos más (uno de ellos hecho para la televisión) ha continuado con sus aventuras junto a la Liga de la Justicia.   Ahora bien, esta seguidilla de filmes poseen su propia continuidad, la que en el caso del reciente estreno no fue respetado por una razón obvia: el carácter masivo de esta otra película requería presentar todo desde el principio, en atención a quienes no habían visto las que le precedieron y de ese modo asegurar la atención de la mayor cantidad de la gente.
También soy fan de Batichica.
      Queda claro que la versión en Lego de Batman y compañía, hace que de inmediato esta animación sea algo hecho en una primera instancia para los menores de edad, quienes por supuesto de inmediato querrán que sus mayores les compren las figuritas…(negar esta estrategia comercial sería bastante tonto por supuesto).  De este modo el argumento está hecho de tal manera que si hay violencia, esta sea del tipo payasezca, sin sangre, mutilaciones ni todo el drama hoy encontrable en otros filmes y/o cómics de superhéroes actuales.  Por lo tanto el humor es esencial para liberar la tensión, así como las situaciones que caen en el ridículo o la hipérbole, de modo de acaparar la atención de este importante público masivo.  La trama tampoco puede tornarse demasiado sofisticada, porque de lo contrario los chicos no podrían comprender lo que ven y al final terminarían por aburrirse…
     Y sin embargo no estamos hablando de una película simplona que toma a los niños como si fuesen entes descerebrados, al contrario, el guión se encuentra armado de tal manera que tiene varios giros argumentales y eso lo dignifica como tal.  Por lo tanto todo está entregado en su justa medida, para no dejar de atender a sus primeros destinatarios, los niños, que el resto de ella está para que el adulto fanático de estos cómics (y en general cinéfilo, como ñoño) se sienta a sus anchas, con todas las alusiones que hay dirigidas para este sector de la audiencia.
      Como la idea era partir desde cero en cuanto a la cronología del protagonista, entonces, acá nos encontramos con los inicios de la bien llamada FAMILIA BATMAN.  De este modo primero tenemos a un Bruce Wayne  solitario (¡Por fin dejaron de llamarlo “Bruno Díaz”, al menos en este doblaje “latino!), quien solo tiene a su fiel mayordomo Alfred para acompañarlo.  Interesante viene a ser el detalle de que si bien por razones obvias, se saltaron acá el famoso asalto en el que murieron sus padres frente a sus ojos cuando era aún un niño, no obviaron el hecho de que es huérfano, dejando claro esta idea más realista de que hoy en día a los pequeños no se les puede negar la realidad de la muerte misma (y menos de un ser querido como los padres).  Por lo tanto he aquí uno de los elementos más “adultos” de la película, en respeto a los verdaderos seguidores (por años) del justiciero: Pese al carácter suavizado de la cinta, no se le quita su lado más solitario y hosco, dejando claro que alguien como Batman solo llega a completarse en la medida de que reúne a su lado a gente como Robin (en cualquiera de sus versiones), Batichica, el mismísimo Alfred y muchos más; quienes en las historietas se convierten en su verdadero motivo para seguir manteniendo su cruzada.   Y es así que a lo largo de esta obra, de manera muy especial van uniéndoseles todos estos personajes, todos ellos caracterizados de manera bastante llamativa, ganando su propio atractivo gracias a la personalidad propia que se les otorga.
       Con respecto al conflicto personal que hay en Batman/Bruce Wayne y la misma dualidad que hay entre estas dos identidades, llama la atención que en contra de lo que hace rato se viene haciendo en las historietas con este superhéroe, vemos acá a un paladín que es popular entre los gotamitas y que gusta llamar la atención entre sus admiradores.  Al respecto bien se podría afirmar de que es alguien vanidoso, no obstante este aspecto más sociable y alegre del mismo vigilante, en realidad viene a ser una careta que en esta versión menos dramática suya, sirve para representar sus taras emocionales tan abordadas en profundidad en las viñetas (y sus filmes “adultos”).
      
Feliz me tomaría un café junto a mi
superhéroe favorito.
     Siguiendo con las lecturas dirigidas al espectador más conocedor del personaje, hayamos la presencia de nada menos que de su némesis: El Guasón, quien sin dudas viene a ser todo lo contrario a él.  Mientras Batman representa un sistema de vida amparado en el orden y la razón, el villano es todo caos y azar, pues todo es posible con él (claro, en cuanto a acciones negativas, que nada bueno se puede sacar de él).   Pues el filme juega con la relación enfermiza que hay entre estos dos, todo de la manera más graciosa, llevando a extremos inusuales esa especie de enamoramiento enfermizo del Príncipe Payaso del Crimen por Batman y que tal vez fue reconocido por primera vez en el clásico El Regreso del Caballero de la Noche de Frank Miller.  Es así que acá lo único que desea este criminal, es tener la completa atención de Batman (y en realidad en esta ocasión llega a caer simpático un loco como este).
       Siguiendo con lo que concierne a las relaciones interpersonales del Murciélago más famosas, acá se vuelve a abordar su amistad con Superman.  No obstante siguiendo los lineamientos de la primera película de Batman Lego que se hizo en el pasado y tomando algo del tono de Batman versus Superman, acá se llevó a otros extremos la supuesta rivalidad entre ambos, si bien partiendo de una especie de celos por parte del Cruzado Enmascarado hacia su colega.  El punto más cómico (y magnífico) de todo esto, viene a ser cuando Batman llega hasta la Fortaleza de la Soledad del kryptoniano.  Pues en este lugar tan importante dentro de la mitología de DC Comics, hay otro gran guiño para los frikis más grandes de la casa… ¡Cuando aparecen nada menos que los miembros de los Superamigos! (el cartoon de Hanna-Barbera de los setenta y ochenta).  Es así que aparte de los miembros típicos y/o actuales como Linterna Verde, Flash o Wonder Woman, acá nos reencontramos con los olvidados Gemelos Fantásticos, Jefe Apache y Samurai (menos mal que no aparecieron Wendy, Marvin y el Perro Maravilla…adolescentes hippies entrometidos, que me daba la impresión que siempre andaban “volados” de tanta marihuana, y su mascota que los detestaba).
       Aparte del mencionado Guasón, también sale un montón de villanos de la galería personal del mayor justiciero de Ciudad Gótica, entre los que destaca  Harley Quinn y quien en esta ocasión puede verse con su imagen actual que terminó por popularizar la cinta de El Escuadrón Suicida.  No obstante aparte de intervenir brevemente personajes destacados como Bane, el Pingüino, Dos Caras, Hiedra Venenosa y Killer Croc (por solo mencionar algunos), los responsables de este filme nos dan otros regalos a los mayorcitos: pues de igual manera podemos reconocer a algunos de los más bizarros de entre los criminales ridículos de antaño, tales como el Rey Tut, el Borrador, Hombre Calendario, Rey Condimento y el Hombre Zebra... ¿Se dan cuenta del amor por los cómics de Batman que hay detrás de esta joyita?
      Siguiendo con las alusiones hechas para el deleite de los que ya tenemos nuestros años, en un determinado punto del filme se recuerdan los años como justiciero de este y entonces  se reproducen escenas icónicas (que vemos como flashes y de manera estática), momentos memorables de su paso por la pantalla; desde el filme del año pasado, a la trilogía de Nolan, las cintas de Schumacher y las de Burton…hasta llegar al psicodélico programa de los sesenta.  Las carcajadas y la nostalgia están servidas cuando todo esto sucede.
Guty y Amilcar también gozaron de este
filme...¿Pero qué pasa con las sonrisas?
      Justamente cuando a través de uno de sus maquiavélicos e inteligentes planes, el Guasón llega nada menos que a la Zona Fantasma, llegamos a creer que ahí liberará a Zod y otros kryptonianos malvados enviados por Superman como castigo a sus fechorías… ¡Cuando todo se vuelve aún más increíble! Pues ahora sí que queda claro de que se trata de una película realizada para satisfacer a todo el mundo (por no decir a gente como uno), ya que no es al mayor criminal de  Krypton que recluta el psicópata, sino que los que se le unen vienen a ser personajes de otras franquicias, que las que o bien Lego ya las había utilizado o por primera vez sucede esto…Por lo tanto las nuevas fuerza del mal a las que Batman y amigos deben hacerles frente, vienen a ser Sauron de El Señor de los Anillos (que aquí sale de manera muy graciosa, como una torre parlante con un ojo de fuego, en atención a los filmes de Peter Jackson), Voldemort de las cintas de Harry Potter, la Bruja Mala del Oeste y sus monos alados de la clásica película de El Mago de Oz, el tiburón del blockbuster setentero de Steven Spielberg, Godzilla y un simulacro de King-Kong…y los daleks (los robots británicos como les llaman irónicamente en esta película) de los largometrajes y series de TV del Doctor Who.  De seguro mi mala memoria me hace olvidar uno que otro personaje más. 
     Otros aspectos en los que deseo detenerme: la Baticueva no es un lugar oscuro y siniestro como al que estamos acostumbrados, sino que es luminoso, lujoso e inmenso a un nivel pantagruélico (detalle hecho de seguro para agradar a los más pequeños).  La música está bastante buena, realizada por Lorne Balfe y posee un satisfactorio estilo épico cuando corresponde, algo que es intencionado en esto de homenajear-parodear los antiguos filmes del superhéroe.  Por otro lado, su duración que sobrepasa la hora y media, quizás agote a los más inquietos entre los niños, no obstante esto bien se debe al ya mencionado aspecto más “adulto” de la película, pues pese a su aire más ligero, para desarrollar bien un argumento más o menos complejo se requiere un mínimo de tiempo.
     Antes de terminar, debo decir que sin dudas uno de los mejores y más ingeniosos comienzos que recuerdo en materia de películas, viene a ser la de esta.  Me atrevo a hacer esta afirmación por el hecho de que de manera muy inesperada, apenas todo se inicia, escuchamos nada menos que la voz en off de Batman, quien hace unos comentarios muy jocosos, con su tono grave.  Con posterioridad al final una vez más el Murciélago hace sus monólogos, aunque esta vez el sentido de sus palabras es diferente, pues ha logrado aprender del viaje interno por el que ha pasado.  


Unos de sus divertidos trailers.

lunes, 13 de febrero de 2017

75 Años de Historia Gráfica.


      El título que encabeza este post corresponde al nombre de un precioso y maravilloso libro de arte, que tal como dice su nombre retoma esta cantidad de tiempo en la publicación de cómics, por parte de la famosa empresa Marvel.  A diferencia de otros tomos grandes dedicados a la llamada Casa de las Ideas y a su enorme cantidad de personajes, en esta ocasión el libro procura más centrarse en la apreciación de la estética de sus portadas y la evolución de estas con el paso de los años, en vez de centrarse en la cronología de sus revistas como bien sucede con el volumen Spider-Man de Tom de Falco y Crónica Marvel.  Es así que para apreciar mejor el aporte de sus numerosos artistas, este texto posee una mayor dimensión en cuanto al largo de sus páginas, correspondiente a 34,0 x 25,2 centímetros.   El tamaño justamente de esta edición, permite que muchas de estas portadas puedan ser vistas con lujo de detalles (a veces abarcando una página completa o incluso dos), con una calidad innegable gracias a la calidad del papel y a las reproducciones; algo que en los originales y las versiones en revistas o compilatorios, muchas veces apenas podía ser posible: verdaderas obras de arte que se constituyen dentro de lo mejor de esta expresión artística, que otrora era mal mirada como solo un producto comercial y negándosele su virtuosismo estético.
      Como en otros libros de este estilo, la obra que viene en tapa dura y reproduce por delante y por detrás memorables portadas, viene dentro de un hermoso estuche, que también nos permite tener en formato grande otros dos clásicos diseños de tales historietas.  En lo que concierne a la tapa, donde se encaja el libro, viene nada menos que la conocida portada del debut de Wolverine en las páginas de Hulk, allá por principios de los setenta; mientras que por el otro lado, tenemos un ejemplo del arte más reciente a través de un número de los Vengadores.  Si bien en esta última imagen sale el Capitán América, otro de los íconos de la empresa, la aparición de los mismísimos Hulk y Wolverine sirven para contrastar el cambio en el estilo para representar a estos personajes y la misma evolución en cuanto la gráfica y técnicas para realizar dichos dibujos. 
      Luego en el volumen mismo, nos encontramos con la que vendría siendo la portada más memorable en la historia de Marvel, esto es el número en plena Edad de Oro (década de los treinta) en el que debutó la primera Antorcha Humana y que bien muestra la estrecha relación entre novelas gráficas y las revistas pulps, que tan en boga estaban esos años (una más que interesante característica en común entre estas dos expresiones del arte popular y que con los años tantas joyitas darían cabida para la posteridad); pues no cabe duda en que las revistas baratas literarias de aquella época, inspiraron a estos otros artistas para crear sus propios personajes y mundos de maravilla.  Al dar vuelta, hayamos la reproducción de tal vez la más famosa portada de la serie El Guantelete del Infinito, de principios de los noventa, la que involucró a un enorme grupo de superhéroes en la lucha cósmica contra el titán loco Thanos; lo que nos demuestra en todo su esplendor la belleza de este arte y cómo sus artífices en una sola imagen logran contarnos tanto con su capacidad de síntesis e ingenio.
      Luego, al abrir el libro, seguimos disfrutando la dedicación que le pusieron sus autores en el diseño y compaginación…En primer lugar se pueden reconocer cientos de portadas marvelitas que forran el interior de las tapas del tomo, las que acá se ven en pequeño y tonos grises, pero en muy buena impresión.  Por otro lado, en la ya autoimpuesta tradición de estos formatos dedicados a Marvel o a DC, dentro de una especie de bolsa (de un rojo intenso y con el logotipo actual de la empresa destacado al medio) adosada a la contratapa, vienen dos láminas gigantes de regalo, en un papel aún más lujoso que las páginas del interior y que corresponden a la reproducción del primer número de las revistas de Spider-Man, con el hermoso dibujo hecho por Jack Kirby (dibujo tantas veces homenajeado y parodiado a lo largo de las décadas); la otra imagen corresponde a una de las portadas de la miniserie Extremis de los cómics de Iron Man, realizada por Adi Granov.  La elección de estos dos trabajos por sobre miles de otros de Marvel y las por sobre quinientas portadas que podemos hallar adentro no es gratuita: como bien sucede con las otra cuatro comentadas más arriba, se trata de caricaturas relevantes en la cronología de estos superhéroes y, como no, dentro de los mismos cómics Marvel; por otro lado, que sean de distintas época continua con la misma idea de evidenciar el cambio de estilo, no solo entre un autor y otro, sino en el transcurso del tiempo.


       Ya entrando de lleno a su interior, no podía faltar el prólogo y que en este caso en vez de recaer en Stan Lee, como es costumbre en estos productos marvelitas, fue hecho por el recién mencionado Granov.  Pues al tratarse de un trabajo más bien dedicado al aspecto gráfico que al argumental de las historietas, ya que se trata de destacar algunas de sus mejores portadas, así como de sus artistas, era obvio que en este caso un profesional del dibujo se encargara de ello.  La introducción le compete a Alan Coswell, el autor de este magnífico libro, quien hizo las selecciones de las ilustraciones (tarea complicada si se considera la enorme cantidad de todas las que hay al respecto), agregando además una breve presentación por cada una, dando el número y la fecha de la portada e incluyendo un análisis estético de la manera de cómo el artista en cuestión, dispuso los distintos elementos en su dibujo.
     La presentación de las portadas se encuentra dividida de manera cronológica, separada en cuatro periodos: Edad de Oro (1938-1956), Edad de Plata (1956-1970), Edad de Bronce (1970-1986) y Edad Moderna (1986-2014).  La división entre estas edades, en especial por los años que comprenden, puede resultar para muchos arbitraria, ya que en general se considera que la Edad de Oro de los cómics abarca solo las décadas de treinta al cuarenta y la de Plata del cincuenta a los sesenta, mientras que la de Bronce de los setenta a parte de los ochenta, tal como lo podemos ver en otro tomo de este tipo, aunque de DC, claro: DC Comics, Crónica Visual Definitiva.
      Coswell a lo largo del libro dedica según cada Edad algunas de las portadas más célebres de los personajes y grupos más emblemáticos marvelitas: Los 4 Fantásticos, el Hombre Araña, X-Men, Wolverine, los Vengadores, Capitán América, Iron Man, Thor, Hulk y muchos más.  En el caso de todos estos, encontramos varias ilustraciones seguidas sobre ellos, que dan noción de cómo varios ilustradores han ayudado con su pincel a convertirlos en las estrellas actuales; de igual manera estos apartados ejemplifican mejor que nada la evolución el arte del portadismo.  De igual manera, hay espacio en estas páginas para varias series y miniseries que han hecho historia no solo en Marvel, sino que a los cómics en general como verdaderos clásicos de la talla de Secrets Wars, Guerra Civil o Invasión Secreta, más otras sobre personajes en concreto como Machine Man y Ojo de Halcón, que no pueden ser más hermosas y bien demuestran la verdadera naturaleza artística de esta expresión cultural  (que no porque sea “popular” debe ser mirada en menos, que el arte no tiene que ser necesariamente aburrido y solo para la elite).
      Por último, no podían dejarse de lado a los artistas más destacados en el diseño gráfico, que hicieron su contribución para Marvel durante el periodo en el que trabajaron para esta empresa.  Es así que el autor destaca a varios de estos con apartados exclusivos, tales como Jack Kirby, Steve Ditko, Sal y John Buscema y John Byrne, además de John Romita Padre e Hijo.   Las páginas dedicadas a tales nombres prestigiosos, regalan al lector los bocetos originales de estos para algunas de sus portadas más famosas, permitiendo además ver el proceso en el cual fueron terminadas una vez agregadas las tintas y el color.
     En suma, toda una delicia tanto para el fanático marvelita, como para todo aquel que valora el llamado noveno arte.  Sin dudas un regalo ideal a la hora de hacer feliz al niño que llevamos dentro, como al esteta apreciador de este tipo de arte.

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