domingo, 29 de octubre de 2023

Belleza Total (2)


 
6. Retrato de la emperatriz.
 
    Más o menos esta es la contrapartida al primer cuento de la colección, puesto que en esta ocasión se nos presenta a una mujer extraordinaria y quien logra hacer lo mejor para el Imperio, gracias a su especial manera de ser.
    El cuento nos permite, además, conocer al mismísimo narrador, que nos ha acompañado a lo largo del libro y en buena medida justifica el tono de esta obra y explica por qué dicho contador de historias no es tan familiar.
    Ya en el texto que precede a este, conocimos (al menos de forma breve) a una emperatriz sabia, pero esta última resulta tan entrañable, gracias a todo lo que sabemos de ella, que se vuelve con facilidad un personaje al cual podemos adorar.
    Si nuestros líderes trabajaran en verdad por su gente y no para obtener poder sobre otros, el mundo seria lejos un lugar mejor.

    "—Si —dijo el narrador—, yo la conocí a la Gran Emperatriz, y porque la conocí les digo que los que la alaban y la lloran, los que escriben la crónica de su vida y sus hechos, los que cantan su memoria, no llegan a hacerle justicia. Y que es probable que no lleguen nunca, porque ella fue mas grande que todos esos versos y esas endechas y esos capítulos en los libros de historia. No era joven ni hermosa ni letrada; tenia mal genio, era testaruda, brusca y áspera. Pero yo se que fue lo que la hizo tan grande. Fue la sabiduría que consiste en ver las cosas de una manera distinta y en aplicar lo que aprendía de una manera distinta. Y no es que nadie le hubiera dado lecciones jamás: no se educo Abderjhalda en los salones de los palacios ni en los colegios cerrados para jóvenes nobles sino en la calle. Y cuando hablo de la calle hablo de tugurios siniestros, hablo de agujeros promiscuos, viviendas colectivas; hablo de ruinosas casas de negocio con vidrieras empanadas y clientes furtivos, cafés a los que ningún hombre sensato hubiera entrado para pedir un vaso de agua, hoteluchos en donde la gente pasaba una noche apiñada y en cuyos sótanos se podía enterrar a más de uno que amaneciera con Ja garganta cortada accidentalmente. Allí nació, allí creció, allí aprendió: quizá ésa sea la más conveniente escuela de gobierno. Adviertan ustedes que digo gobierno y no digo poder. Bah, el poder, decía ella y torcía el gesto, solamente el que se olvida del poder gobierna bien, decía. Y era cierto. Ella olvidó el poder que tenía, que era muy grande, y el poder, abandonado, desdeñado, la cortejó y la buscó y se le brindó como una mujer fácil a un hombre bello y rico. Pero ella lo despreció una y otra vez y lo obligó a quedarse a las puertas del palacio, como un mendigo. Cualquiera podía acercarse a ella, cualquiera podía entrar al palacio y hablarle, que como ella no dependía del poder, no tenía miedo ni usaba el protocolo ni las ceremonias. Fue la primera ocupante del trono imperial en siglos y siglos que no tuvo un cuerpo de guardia personal, la primera que salió a la calle sin custodia, sin hombres armados a su alrededor, sin nada, en una silla de manos como una mujer rica, o a pie, como la mujer de un artesano o de un empleado. Así la conocí yo."
 
7. Y las calles vacías.
 
    Un emperador caprichoso ha decidido erigir una nueva ciudad, solo para que sirva de recuerdo suyo, de una muchacha esclava sexual a la que apenas amó.  La metrópolis será majestuosa y requiere para su construcción una gran supervisión; de forma paralela, se nos cuenta cómo un par de sujetos, ligados al emperador, miran con ojos de odio todo esto.  En solo diez páginas, se nos relata tanto la locura que significa edificar una ciudad como esta, solo por una ostentación del poder, de un sujeto por lo general indolente, cómo también una atroz venganza, que no está muy lejos de las atrocidades típicas en reinados, imperios y otras manifestaciones de la política real y ficticia.
    Como ya hemos podido comprobar en otros relatos del libro, la Gorodischer nos cuenta todo de tal manera, que saboreamos cada palabra; así como sus imágenes, se nos proyectan en la pantalla que es nuestra mente, de forma muy efectiva.
    Es el cuento que menos me ha gustado y eso que lo encuentro impactante.

    "Dijo el narrador: —El Emperador dispuso que se fundara una ciudad. Había incontables ciudades en el Imperio: ciudades sagradas, ciudades industriales, ciudades guerreras, ciudades prohibidas, sabias, monstruosas, marítimas, en ruinas, escondidas, licenciosas, - 20 - pujantes, olvidadas, nacientes, malditas, apacibles y peligrosas. Pero el Emperador, que era el cuarto de la dinastía de los Kiautonor, era un hombre lascivo y estentóreo. Por esos días había comprado, en una aldea en el límite con las tierras del sur, y algunos llegaban a decir que en un caserío erigido en una isla en pleno corazón del sur, cosa bastante improbable esta última por razones que nadie desconoce, una nueva concubina."

 
8. El estanque.
 
    Otra muy bella historia, centrada en un médico y dos personas que se cruzan en su camino: una joven y bella mujer, sobreviviente de una matanza política y un misterioso hombre, al que el galeno le otorga una terapia bien especial; a estos tres se les debe sumar un emperador enfermizo, cuyo manejo del gobierno hace que el trío se conozca (hasta cierto punto).
    Más de un lector esperará algo increíble hacia el final del cuento, qué pasará con la conspiradora y qué sucederá con el sanador (quien más que del cuerpo, se preocupa de las almas de sus pacientes); sin embargo, todo pareciera desinflarse, porque la autora acaba este texto, como ya no los demostró en al menos uno de los relatos que le preceden: los acontecimientos pueden ser fortuitos e independientes de la voluntad humana, así que no podemos esperar que todo ocurra como quisiéramos, por mucho que nos empecináramos en cambiar el curso de los hechos.
    Cuando leía con tanta atención, disfrutando expectante lo que hacía en especial el médico, me pregunté más de una vez si la Gorodischer habría conocido la obra de Orson Scott Card, pues su prosa poética se parece mucho a la del escritor mormón; pero, también, el manejo de las relaciones entre los personajes, donde el amor está presente como la cura perfecta de las heridas (más emocionales, que físicas), es muy similar entre este trabajo suyo y la escritura de Card.  Mera coincidencia no más, probablemente, pues este libro data de 1983 y por entonces el gringo recién estaba comenzando su carrera. Pero las buenas ideas siempre están rondándonos y la belleza estética es inherente a los seres humanos, tal como lo demuestra este cuento.
    Por cierto... ¿Por qué esta joyita posee ese título? Lo ignoro, pues si bien aparece un estanque en la narración, este no tiene mayor importancia para la historia.   No importa, le disculpo este capricho a la autora, luego de tanta belleza que nos ha concedido.

     "Dijo el narrador: —Extrañas profesiones eligen los hombres, ¿no creen ustedes? No quiero decir que haya oficios que son más, pintorescos o más inesperados que otros. Quiero decir que las gentes no viven para ser, o tratar de ser, las mejores personas posibles, sino para agregar a su nombre títulos sonoros, secos y vacíos, ropajes falsos e innecesarios que terminan por suplantar a quienes aplastan y roban. Todo esto viene a propósito de lo que les voy a contar. 
     Hubo un hombre que vivía en una casa que estaba en una ciudad que era la capital del Imperio, hace ya muchísimos años. Aunque eso no importa: pudo haber sucedido ayer, podría suceder mañana, o un día del año que viene. 
     Pero el Imperio no era entonces lo que es hoy. No había eso que ahora se llama orgullosamente progreso, aunque quizá ya estaba en camino de haberlo. La capital era una ciudad desprolija en la que se sucedían, como siempre, emperadores tontos y emperadores sabios. Reinaba en los años de los que les hablo un emperador de la dinastía de los Chaixis, Chaloumell el Calvo, un hombre no del todo malo pero que sentía demasiado amor por la riqueza y el poder; de modo que si bien no era una desgracia para el pueblo, tampoco era precisamente una bendición."
 
9. Primeras armas.
 
    El cuento es un engaño, aunque no importa, pues lo valioso es cómo la autora nos envuelve ahora en un relato, en el cual abunda la maravilla que faltó en los otros de este libro (claro, sin desmerecerlos) y donde el protagonista viene a ser el personaje más retorcido del volumen, de los que hemos conocido hasta ahora.
    Digo que la Gorodischer nos engaña, porque todo parece creer que nos hablará de otro episodio, sobre la larga lista de emperadores del imperio o de la gente ligada a sus altos mandos; en cambio, nos entrega una narración acerca de un comerciante de "curiosidades" (objetos, animales y hasta personas de lo más raras) al que le llega un bien muy preciado... Sería mucho spoiler, contar en qué consiste la mercancía única que le llega a este sujeto detestable, la cual decide usar para conseguir algo que lo tiene obsesionado.
    Luego del impactante clímax, el desenlace por mucho que podría ser igual o parecido a lo esperado, no nos deja indiferentes y es que nos impacta el destino del arma que ha usado este villano.
   Un cuento sobre lo más oscuro de nuestro ser, la avaricia y la locura.

    "Dijo el narrador: —Pero si queremos comprender, verdaderamente comprender la historia del Emperador Horhórides III, séptimo gobernante de la casa de los Jénningses, tenemos que hacer un alto para recordar que los años en los que vivió no fueron precisamente apacibles. Todos los emperadores Jénningses fueron turbulentos de ánimo y retorcidos de espíritu, y turbulentos y retorcidos fueron los tiempos que pasaron sentados en el trono de oro. La época de Horhórides III fue quizá más tranquila, pero también más extravagante. No hubo guerra ni hambre ni peste, pero florecieron el vicio, el contrabando, el arte de la fealdad, el asesinato, la codicia, la hipocresía. En fin, que no hubo alegría ni inocencia, y que quizá hubieran sido preferibles las pestes. Y para demostrarles esto, me aparto unos momentos del Emperador y les cuento una breve historia, porque una buena historia ahorra muchas explicaciones, y ésta es buena, se los aseguro yo, que he contado tantas."


 
10.  "Así es el Sur".
 
   Un hombre adinerado, codicioso y mezquino, mata en pésimas circunstancias a alguien que resulta ser pariente del emperador; asi que no le queda otra cosa que huir, para evitar que lo ajusticien y sea él ahora quién pierda la vida.  En su viaje primero pasará penurias, aunque luego de cierta nueva experiencia límite (en la que conoce el valor de la misericordia), su camino tomará otro rumbo y desde esa parada irá cambiando, volviéndose alguien distinto; entonces llega a convertirse en una persona lejos mejor, del que partió cuando quiso evadirse de sus responsabilidades (incluso logra volverse alguien importante para sus congéneres).
    El cuento posee numerosos momentos de gran solemnidad, pues es una metáfora acerca del crecimiento espiritual y de la idea medieval de que la vida es un camino y el hombre un peregrino.
    Asimismo, se trata de un relato que se inspira en la figura de los grandes caudillos, que se vuelven líderes de las revoluciones sociales; sujetos a los que, además, se les otorgan aires de grandeza superior, al resto de los humanos gracias a su sabiduría y actitud misteriosa.  Por lo anterior, se vuelven verdaderas leyendas.
    El final de esta historia centrada en un puro sujeto llega a ser impresionante, pues toma ribetes épicos y termina por ser una acerca de un pueblo, su rebelión y victoria.
    Por último, a lo largo de todo el libro, apareciendo en unos cuantos detalles, hemos sabido de la existencia del Sur y de su enemistad con el Norte, pese a que el primero forma parte del mismo Imperio... ¡Pues por fin lo conocemos y vaya que nos sorprende! Cabe mencionar que en la tradición oral y escrita, el viaje hacia el Sur, sus tierras y gente misma representan la posibilidad de conseguir una nueva oportunidad y, por ende, la paz y la felicidad; aunque también significan el misterio de lo más ligado a la tierra y lo natural, en el mejor sentido de la palabra, que permiten que el viajero se descubra a sí mismo.  Como ejemplo de lo anterior, solo nombraré la bellísima novela Huida al Sur de Robert Mc Cammon.

    "¿Quién era Liel-Andranassder, vamos a ver? Sí, sí, ya lo que ustedes me van a decir; y aunque tienen razón y yo les digo que tienen razón, también les digo que están equivocados. Es que una vida, como un cuento, tiene muchas partes y cada parte está compuesta por otras cada vez más pequeñas. Pero por pequeñas y banales que sea, una parte de un cuento es un cuento y una parte de una vida es una vida. Ustedes me van a hablar del hombre que cambió un Imperio y torció el curso de la historia, y es cierto. Y yo les voy a hablar, y también es cierto, de un hombre joven, vástago de una noble familia arruinada que había pasado su infancia rodeado por el lujo y las comodidades, y que cuando llegó la pobreza no pudo resignarse. Sus padres se lo llevaron con ellos a una modesta casa de campo que era todo lo que les quedaba, pero a los veinte años LielAndranassder abandonó esa vida que consideraba mezquina y humillante, y vino a la capital. No les voy a contar lo que hizo durante ocho largos años pero les voy a decir que pasó por verdaderas humillaciones y mezquindades, que soportó lo insoportable, que perdió lo que de inocencia le quedaba, que engordó, que se volvió perezoso, lascivo y adulador. Pero consiguió lo que quería: tuvo mucho dinero. Era un dinero inseguro que se le escapaba rápidamente de las manos pálidas en una carrera insensata y perdida de antemano hacia la respetabilidad y el honor, aunque él ya no sabía lo que significaban esas palabras. Y cuando la última moneda estaba a punto de ser gastada, él volvía a las casas de juego, a la usura, a la adulación descarada, y por un tiempo tenía otra vez mucho dinero. Hasta que una noche mató a un hombre que lo acusó de hacer trampas en el juego."
 
11. La vieja ruta del incienso.
 
   Una caravana de comerciantes realiza su viaje, liderado por un experto hombre, que los lleva por las mejores rutas para protegerlos de los delincuentes; este es el trabajo de alguien que se muestra como un hombre severo, no obstante, en realidad posee un lado mucho más dulce y sabio.  La dulce faceta del viejo comienza a aparecer cuando llega al grupo un chiquillo, al que recibe a regañadientes y quien con su entusiasmo consigue convertir a la caravana, en una instancia para la alegría y el compañerismo.  Entre ellos, también sacan a flote su mejor parte un curtido soldado y una mujer dedicada a los negocios, de quien recela el líder de la caravana.  Paralelo a todo esto, las intrigas en el Imperio hablan de una heredera, a la que se le ha negado su sitio como nueva emperatriz y de un pariente suyo de espíritu maquiavélico, quien desea quedarse con todo el poder.
    Este precioso cuento que cierra el volumen, que tantas satisfacciones me ha dado, en un principio (en varias páginas la verdad) no deja claro qué tanto tiene que ver con el resto de estas historias y no parece que fuese el texto ideal para cerrar el libro en cuestión; hasta que se produce la gran revelación del final y nos resulta imposible no sorprendernos gratamente.  Cabe mencionar que esta obra, aborda la idea de que las apariencias engañan, así como que toda buena acción recibe su recompensa, como que por igual las malas tarde o temprano tendrán su castigo.

    "—Soy huérfano —había dicho El Gato. 
     —¿Y qué? ¿Ésa es una razón para que te aceptemos? —había preguntado el viejo Z’Ydagg casi sin mirarlo. 
    —Quiero decir que soy dueño de mí mismo —había insistido el muchacho—. Nadie va a venir a reclamarte nada. Y no soy ni un vago ni un inútil. He desempeñado muchos oficios, pero lo que más me gusta es viajar. ¿Y de qué otra manera puede viajar un pobre si no es trabajando? 
     —Has de hablar con el jefe, el señor Bolbaumis —había dicho el viejo. 
     —Ya te he dicho, viejo, que no me llames señor —había interrumpido el gordo— ¿Qué soy yo? ¿Un sujeto delicado, vestido de terciopelo, cargado de joyas? ¿Un inútil que sólo sabe bailar en los salones y dormir hasta mediodía? ¿Un parásito que vive del trabajo de los demás? ¿Eh? ¿Soy algo de eso? ¿Eh? No, no soy nada de eso. Soy un honesto trabajador, un pobre hombre que suda y se afana para obtener, ay de mí, unas pocas monedas que apenas le alcanzan para dar de comer a sus hijos. 
    La cuestión es que El Gato se incorporó a la caravana porque en cuanto Bolbaumis supo que el muchacho no reclamaba paga alguna y se conformaba con el sustento, lo aceptó. Cierto que era flaco, demasiado flaco, y que tal vez no tuviera fuerzas suficientes para el duro trabajo de una caravana; pero cierto también que si estaba tan flaco era porque comía poco. El gordo jefe lo aceptó además por otra razón: porque vio una mirada complacida en los ojos del veintero. No dejó de preguntarse qué habría visto el viejo Z’Ydagg en ese proyecto de hombre, pero no era la primera vez que el viejo iba de veintero en una de sus caravanas y Bolbaumis había aprendido a respetarlo y a confiar en él. Y hay que decir que el obeso negociante respetaba a muy pocas personas y confiaba aun en menos."
 
III. Antes de despedirnos (por ahora).
 
    Kalpa Imperial abarca una cantidad inconmensurable de siglos y, quizás, milenios.  Se trata de un volumen enmarcado dentro de la literatura fantástica, si bien los elementos sobrenaturales apenas aparecen y a menos que me equivoque, estos solo los podemos encontrar en un par de ellos... Pero lo anterior no importa, puesto que su autora no necesita de monstruos y brujos, para crear la impresionante cronología de un mundo ficticio, lleno de maravillas, sueños y pesadillas (aunque más lo primero, que lo segundo) y de personajes que se nos hacen entrañables la mayoría, que bien los quisiéramos protagonistas de sus propias novelas.
     El mundo descrito en este tomo, bien podría ser el nuestro y su imperio uno que haya existido ya en el pasado; por lo mismo recién dicho, quien no supiese de que se trata de una pieza de ficción, podría llegar a creer de que se trata de relatos históricos; no obstante, detrás del aparente realismo detrás de estas creaciones literarias, la maravilla abunda y hasta algo hay de ciencia ficción (esto concretamente en el primer cuento), cuando se nos cuenta del resurgimiento de la civilización, luego de una hecatombe, y de una ciudad con sus múltiples transformaciones.  Y esto por solo nombrar dos casos, para ejemplificar lo fabulosas que son estas crónicas.
    Una lástima que Angélica Gorodischer, no haya vuelto a visitar al llamado Imperio más Vasto.  Sería precioso que algún otro autor, ojalá especialista en el género, retomara esta joyita y, mejor aún, nos contara nuevas aventuras de sus héroes y heroínas, incluso de sus villanos.  Soñar no cuesta nada, que bien podrían adaptar al cómic estas narraciones o, mucho mejor, realizar versiones audiovisuales al respecto, ya sea para cine o televisión (el formato de miniserie sería ideal, creo).  El pueblo argentino, posee una gran tradición en el séptimo arte, sin embargo, a sus cineastas no les interesa la ciencia ficción y la fantasía (en cambio, en las historietas y en la narrativa abundan los ejemplos).  Solo ahora, dentro de poco, por fin podremos ver en imagen real una superproducción de El Eternauta (el mayor logro en las viñetas argentinas, junto con Mafalda) y todo gracias a que metió la mano Netflix; ojalá esta serie  sea exitosa y haga que los gringos vean con deseo otras obras maestras del género u algunos de sus parientes, provenientes de esta zona del mundo, como la mentada Kalpa Imperial o, para orgullo de nosotros los chilenos, Los Altísimos de Hugo Correa, la más valiosa novela de ciencia ficción nacional.  Amen.

martes, 24 de octubre de 2023

Revisando The Big Bang Theory




    No veía el mentado sitcom desde 2015, cuando estando por primera vez internado en una clínica, para subirme el ánimo me puse a mirar lo que tenía pendiente de su producción.  El tiempo pasó rápidamente, el programa llegó hasta su duodécimo año, superando lejos los 200 capítulos de producción y al final de todo ello fue dado por acabado.  Sin embargo, salvo lo que aprecié tras mi convalecencia, nunca más me reencontré con tan querido show y por lo mismo no supe cómo terminaba todo.
    En julio de este año, en plenas Vacaciones de Invierno, el tiempo me sobraba para combatir el frío calentito en casa (echado arriba o dentro de la cama, que diera gusto) y así fue cómo se me ocurrió verme de una vez lo que me restaba de la serie. Para conseguir mi objetivo, consideré pertinente volver al último episodio que aprecié, o sea, el final de la octava temporada.  Entonces me di cuenta de que no me acordaba de nada, respecto a lo que había propiciado los acontecimientos de ese capítulo; por lo tanto, decidí retroceder al comienzo de esa misma temporada y me pasó lo mismo; intenté refrescar la memoria con el capítulo que le antecedía y tampoco funcionó ¿Qué podía hacer entonces? Pues mejor ir al inicio de todo y, de ese modo, decidí repetirme la serie desde el principio, que creo nunca antes me vi más de una vez episodio alguno suyo... Todo un acierto, porque he podido no solo volver a disfrutar, como si fuera la primera vez, uno de mis programas favoritos (en mi vida adulta, es una de las pocas comedias que he seguido, que menos mal no tuvo corta vida como Hung o Samantha Who?), sino que logré evidenciar mejor la evolución de su historia y, en especial, de sus personajes.
     Ya me terminé la novena temporada, que fue hasta donde llegué en aquel ya "lejano" 2015, que el programa es adictivo y como sus entregas son de corta duración (unos veinte minutos), con facilidad uno disfruta más de uno seguido y feliz. Debido a todo lo anterior, tengo unas cuantas reflexiones que les quisiera compartir:
 
* Primero que todo, mi personaje favorito sigue siendo Penny.  Por qué razón se preguntarán ustedes, pues debido a que la encuentro por completo encantadora y valoro en ella, entre otras cosas, su capacidad de tolerancia y/o de aceptar a la gente distinta en su vida, llegando al punto de hacerlas parte de la suya; así mismo, logra hacer cambiar a gente como Leonard y Sheldon, quienes antes no sabían compartir con mujeres de su edad, logrando que estos las vean como a sus pares y bajen sus defensas con ellas.  Por otro lado, la misma Penny se convierte, gracias a esta convivencia, en alguien mejor de lo que fue, al aceptar y disfrutar de la compañía de ñoños (de los que antes se burlaba).
 
* No me quepa duda, de que Sheldon es lejos el mejor personaje del show.  Les estoy hablando de un sujeto lleno de mañas y muy complejo, pero que pese a todo, logra ganarse nuestra simpatía y nuestros corazoncitos.  El "loco lindo" que es" nos recuerda en muchos casos algunos aspectos que compartimos con él (en mis casos sus manías y obsesiones).  También nos demuestra, que la gente que llega hasta nosotros nos puede humanizar más, como bien sucede con Penny y Amy.  Respecto a la primera, me encanta la relación tan sui generis que hay entre ambos, esa confianza que ninguno de ambos tiene con otros, pese a ser tan diferentes entre sí y que nos otorga un montón de escenas, ya sea graciosas o conmovedoras, de antología.  Todo esto, y mucho más, se lo debemos no solo a los escritores, que se han esmerado por darle su propio realce al personaje, sino que, a Jim Parsons, el actor detrás de Sheldon; lejos la actuación más sobresaliente es la suya, muy "física" y expresiva.
 
* Raj demoró bastante en superar su mutismo selectivo con las mujeres, pues recién cerca de la sexta temporada logra hablar con ellas, sin tener que beber alcohol antes. El cambio de la primera novia que tiene (esa chica más acomplejada que él mismo), a la segunda (esta última realmente bellísima y muy extrovertida), nos evidencia los cambios que ha pasado; luego cuando agrega otra chica hermosa a su pequeña lista de conquista, manteniendo dos relaciones en paralelo, en indio se ha vuelto más que nunca, alguien que ha cambiado mucho respecto a cuándo lo conocimos.  Pero aún tengo más que decir sobre este hombre, lo que dejaré en el apartado final de esta actualización de mis impresiones de The Big Bang Theory.
 
* Howard tampoco se ha quedado estático y es maravilloso cómo de ser un sexópata frustrado, ha pasado a ser un feliz hombre casado.  Para que suceda lo anterior, es vital la presencia de la compañera que ha conseguido, Bernadette, otra magnífica mujer (y adorable), con quien los momentos juntos son siempre una delicia ver.  Bernadette ha hecho crecer mucho al edipiano judío y, también interesante, ha ido poco a poco reemplazando a la cariñosa y dominante figura de su madre.  Y respecto a esta última, no podemos olvidar el rol que cumplió la obesa matriarca, que por años tuvo una presencia tan fuerte, aunque nunca vimos su rostro (y en un solo memorable episodio su cuerpo); esa misma relación entre hijo y madre que no logran cortar el lazo por completo, me recuerda a la que tengo con la mía, la que puede llegar a ser tóxica si no hay un tercero (como Bernadette) que intervenga entre medio.  Por último, cuando deja la serie la actriz que le "prestaba la voz" a la señora Holowitz (por razones de fuerza mayor), en verdad resulta inolvidable su despedida.



* Amy, la novia de Sheldon, merece su propio apartado y es que cuando la conocimos, en verdad, resultó antipática; no obstante, luego fue mostrando su lado más humano, al hacernos testigos de cómo la oportunidad del amor (romántico y fraternal), logró sacarla de esa soledad que por años arrastró.  Creo que otro buen ejemplo, de cómo la buena compañía nos puede volver mejor persona, en TBBT es esta mujer con tan pésimo sentido de la moda.
 
* Leonard, no podía dejar de mencionarlo, el gran mejor amigo de Sheldon y quien es el primero de estos nerds en cumplir el sueño de muchos como él (o de nosotros, si bien prefiero un rubio a una rubia): conquistar, pese a su frikismo, a alguien que en un principio se ve inalcanzable para sus capacidades y forma de ser.  No obstante, si bien recordamos a la estupenda hermana de Raj, ya antes había logrado ganarse a una mujer despampanante; de modo que queda claro que ser ñoño, no significa carecer de atractivo para gente del otro bando (y lo dice un servidor con humildad, je).  Leonard, con todas sus inseguridades, es el tipo más dulce de estos cuatro amigos y con Penny hace una gran pareja.
 
* Ahora que ya me he visto las nueve primeras temporadas sin interrupción, puedo destacar, además, el tremendo papel que cumplen las madres y los padres de nuestros protagonistas.  Cada uno de ellos posee una personalidad muy marcada y es un ejemplo de cómo nuestros padres y/o mayores que nos criaron, pueden marcarnos lo suficiente, como para definir parte de nuestra forma de ser adulta. Creo que fue la madre de Howard, la primera en "aparecer" y quien tuvo la mayor presencia en el espectáculo entre sus pares, pese a que solo la escuchábamos (salvo esa destacada excepción, en que la "vimos" unas dos veces en el mismo episodio); también cabe recalcar su historia como esposa y madre abandonada, con un solo hijo, rasgos que determinan bastante la relación con su hijo tan estrecha. Luego tenemos a la dulce madre de Sheldon, una de las dos personas que logran "neutralizar" al inteligente físico, la cual llega a tener muy "buena onda" con los amigos de su hijo y ese es un detalle que me fascina (el episodio en el que se van de paseo con esta, dejando solo a Sheldon, me encantó).  Y completando el trío de madres, tenemos a la racionalista progenitora de Leonard, una psiquiatra castradora, que contrasta con las otras dos atentas mujeres ya mencionadas; claramente es un gran personaje y nos hace mucho reír con sus frígidas reacciones (y en especial con su "amistad" con Sheldon), pero por mi parte me desagrada.  Por otro lado, tenemos a los padres de Raj, con su particular manera de aparecer en pantalla y al papá de Penny, un simpático hombre, que lamentablemente solo apareció un par de capítulos durante las nueve primeras temporadas... Me estaba olvidando del papá de Bernadette, un recio y masculino ex policía, de quien la menuda mujercita sacó esa personalidad tan fuerte.  Cabe destacar, el papel de la religión en las familias de nuestros protagonistas masculinos, elemento que nos habla de lo heterogéneo que es el grupo que conforma la serie y que los liga a sus familias, determinándolos bastante y estableciendo buena parte de su relación con sus propios padres, siendo que ninguno de ellos es un verdadero practicante (Howard, judío, Sheldon, protestante, Raj, hinduista y Leonard ateo). Mención aparte, las preciosas hermanas de Sheldon y Raj; la primera nos concedió un gran capítulo a comienzos de la serie, pero lamentablemente nunca más volvió a salir y la segunda tuvo un arco argumental muy entretenido con Leonard, más o menos entre las tercera y cuarta temporadas.
 
* También debo destacar el excelente abanico de secundarios y/o recurrentes del programa, si bien algunos dejaron de aparecer (para pesar nuestro) bien avanzado el show.  En este grupo, debo destacar a la compañera de trabajo de los chicos y ex pareja de Leonard, Leslie Winkle, al sexópata Krypke, también colega de los anteriores, y a los dos guapos jefes que les conocimos en el pasado (habían muy buenos chistes con estos dos).  Un caso especial, viene a ser el antiguo novio de Penny, Zack, muy atractivo, aunque amistoso y dulce; este último, justamente debido a su poco seso, ayudó a que Penny se decida a valorar más sus sentimientos por Leonard.  Luego, tenemos al lejos más acomplejado que los otros Stuart, el dueño de esa PRECIOSA comiquería y al mismísimo Will Wheaton (de Star Trek: La Nueva Generación); ambos se hicieron más estables dentro del espectáculo, en especial el primero, quien hasta se vuelve entrañable para los espectadores.


 
* Uno que es ñoño, tiene razones de sobra para amar este programa, puesto que como la mayoría de sus personajes son de esta "variante"; por lo tanto, las referencias directas e indirectas a este mundo son muchas.  Prácticamente, en todos los episodios encontramos un montón de alusiones a variados títulos y personajes populares entre esta comunidad. Star Trek y Star Wars van al mismo nivel, siguiéndole producciones audiovisuales como Firefly y Juego de Tronos para la televisión; en cine, hay muchas referencias a El Señor de los Anillos, Harry Potter e Indiana Jones.  Los cómics, asimismo, la llevan en TBBT, que más encima siempre se ven historietas en escena y figuritas de sus personajes; sin embargo,  DC posee lejos un papel destacado en sus guiones, puesto que Marvel apenas aparece, por mucho que haya salido como invitado el mismísimo Stan Lee y mencionasen varias veces las pelis de Los Vengadores de Josh Whedon (bueno, un capítulo muy gracioso es cuando se ponen a "jugar" con unos puños de Hulk)... ¡Pero las poleras de Sheldon siempre son deceístas y lo mismo los cuadros y merchandising que poseen en sus hogares! También hay mucho de videojuegos en la serie, que se les ve jugando bastante a estos. En todo caso, este show es un festín para los frikis.
* Muy en sintonía con lo de arriba, tenemos el desfile de cameos de famosos, por lo general sacados de las franquicias y títulos que siguen los cuatro amigos del programa.  Los ejemplos sobran y la lista es grande, que en muchos casos estos invitados han aparecido en más de una ocasión, siendo el más repetido Stephen Hawkins (supongo fanático del espectáculo) y quien fue capaz de reírse de sí mismo que nos sorprende.  Recordadas, de igual manera, son las intervenciones de Kate Sackhoff, George Takei, Leonard Nimoy (de una manera muy inusual), Adam West, James Earl Jones (su participación fue de antología), Brent Spinner, LeVar Burton, Carrie Fisher y muchos, muchos más.  Al respecto, uno se pregunta si cobraron por su labor o lo hicieron por gusto (me inclino a esto último).  Gente como su servidor esperábamos con ansias ver qué nuevo ídolo iba a salir en tan querido programa.  Por otro lado, significativo viene a ser que muchas de estas celebridades, nos hayan dejado a la fecha, de modo que sus intervenciones en el show posee aún mucho más valor, al ser algunas de sus últimas participaciones registradas de manera audiovisual.
 
    Y ahora, tres cosas que no me gustan del presente título y que ignoro si han mejorado en temporadas posteriores:
 
    En primer lugar, encuentro inaudito que en todo Pasadena (donde viven los personajes) no haya negros.  Y es que si bien de vez en cuando vemos a alguien "de color" por ahí (de fondo y sin diálogos), salvo la encargada de Recursos Humanos, no hay ningún otro afroamericano que haga de secundario y/o recurrente.  Lo anterior resulta un grave error, si consideramos la diversidad de los personajes, que es imposible que en un mundo como en el que viven, no tengan amigos, vecinos, conquistas amorosas o colegas afrodescendientes.
   En segundo lugar, teniendo en cuenta la ñoñez del cuarteto masculino del grupo, hombres educados, cultos y sensibles, que más encima aman la ciencia ficción y la fantasía, no lean libros.  Con lo anterior, quiero decir, que es habitual en la gente como ellos, el gusto por la literatura, narrativa, correspondiente a novelas y cuentos de fantasía científica; en este caso, en especial de la llamada "ciencia ficción dura", escrita por científicos como ellos, tales como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke o Robert Heinlein (por nombrar a los clásicos).  Sin embargo, que yo recuerde, a lo más han mencionado haber leído los libros de Harry Potter y Canción de Hielo y Fuego, si bien fue para compararlos con sus adaptaciones.  Otro importante detalle que se les ha ido.
    En tercer lugar, desde un principio exploraron el rasgo cómico de los rasgos femeninos de Raj, incluyendo su supuesta relación homoerótica con su mejor amigo Howard y su imposibilidad para conseguir novia.  En un momento, los chistes se orientaron a la posibilidad de que hubiera una atracción mutua entre él y Stuart.  No obstante, terminaron por darle una atormentada primera novia, luego una segunda muy sexy y, por último, una simpática "amiga con derechos".  Pese a todo, salvo las tres amigas que mantiene en común con sus compañeros (Penny, Bernadette y Amy), continúan su problema con las damas y siguen los gags dedicados a su feminidad... Teniendo en cuenta todo lo anterior, creo que hace rato debieron sacar del clóset al moreno astrónomo, que habría sido genial tener entre los protagonistas a un miembro de la comunidad LGTB (más encima, harto que bromearon con la atracción que sentïa Amy hacia Penny).
 
    A la fecha, llevo 9 capítulos de la décima temporada, los que nunca había contemplado antes.  Ya me han dado unas cuantas sorpresas, a ver qué nos depara el resto de la serie.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Belleza Total (1)

I. Angélica Gorodischer y yo.
 
    Desde mi juventud, en los años noventa, que "oí hablar" de la autora que ahora nos reúne.  Siempre palabras de admiración hacia su trabajo, aunque solo ahora (ya a mis 48 años) he podido leerla; y es que pese a ser argentina y poseer una bibliografía vasta (si bien no tan grande, como la de otros colegas suyos), sus obras no abundan por acá; de hecho, solo he visto en mis tierras el libro del cual les contaré y me refiero a la misma edición que poseo, la cual ya está discontinuada, pues esa editorial y/o colección ya no existen.
    Nacida el 28 de julio de 1928, dejó este plano de existencia el 5 de febrero del año pasado, a la longeva edad de 93 años.  Incursionó en la novela y el cuento (con hartos libros recopilando su narrativa breve), a lo que hay que agregar más de 300 conferencias que dio.  No solo escribió ciencia ficción y fantasía, sino que también son de su puño y letra narraciones de literatura general (el llamado mainstream), incluyendo policiales y autobiográficos, con textos de corte feminista en muchos casos.
    Sus historias relacionadas que corresponden a Kalpa Imperial, aparecieron publicadas en su versión conjunta en 1983, puesto que antes se las agrupó en dos tomos (Libro I: La Casa del Poder y Libro II: El Imperio más Vasto, respectivamente).  La versión integral contiene sus 11 relatos y no llega a las 250 páginas.  Si bien ha sido traducida a numerosos idiomas, tuvieron que pasar varios años, para que alguien como Ursula K. Le Guin se fijara en su talento y tradujera al inglés tan precioso libro.


II. Los cuentos.
 
1. Retrato de un emperador.
 
    Las primeras palabras, las primeras oraciones, el primer largo párrafo consiguieron no solo acaparar de inmediato mi atención; sino que me conquistaron con una prosa poética, que me hizo darme cuenta de que estaba frente a un texto de gran belleza.
    El imperio que duró eras y fue vasto, pero cruel- en especial en sus últimos días- ha llevado a los pocos sobrevivientes y a sus descendientes a convertirse en "bárbaros seminómadas"; estos últimos ven con temor sus ruinas y solo de vez en cuando rescatan de ellas uno que otro objeto destrozado, al que apenas le dan el uso correspondiente, porque no saben realmente para qué sirven.  Todo esto seguiría igual, si no fuera por un muchachito de espíritu inquieto, quien, en contra de las normas, comienza a ocupar dichos aparatos de manera más correcta.
   Esta es la historia de la resurrección de un imperio y una alabanza a la resiliencia del protagonista, un hombre extraordinario, quien traería de vuelta la civilización a un mundo sumido en el caos.  El cuento es, también, una manera de enseñarnos a mantener viva nuestra curiosidad, para no resignarnos con "lo que hay" y luchar por nuestros sueños de lograr algo mejor; de igual manera, se lee como una invitación a alentar en los más jóvenes sus impulsos para no repetir viejos patrones y añejos, puesto que es en la renovación que se encuentra muchas veces el progreso. De igual manera, si rebuscamos en lo "antiguo" y lo clásico, encontramos verdaderas joyas que pueden insuflar nueva vida al deteriorado presente.
 
     “ Dijo el narrador: —Ahora que soplan buenos vientos, ahora que se han terminado los
días de incertidumbre y las noches de terror, ahora que no hay delaciones ni persecuciones ni ejecuciones secretas, ahora que el capricho y la locura han desaparecido del corazón del Imperio, ahora que no vivimos nosotros y nuestros hijos sujetos a la ceguera del poder; ahora que un hombre justo se sienta en el trono de oro y las gentes se asoman tranquilamente a las puertas de sus casas para ver si hace buen tiempo y se dedican a sus asuntos y planean sus vacaciones y los niños van a la escuela y los actores recitan con el corazón puesto en lo que dicen y las muchachas se enamoran y los viejos mueren en sus camas y los poetas cantan y los joyeros pesan el oro detrás de sus vidrieras pequeñas y los jardineros riegan los parques y los jóvenes discuten y los posaderos le echan agua al vino y los maestros enseñan lo que saben y los contadores de cuentos contamos viejas historias y los archivistas archivan y los pescadores pescan y cada uno de nosotros puede decidir según sus virtudes y sus defectos lo que ha de hacer de su vida, ahora cualquiera puede entrar en el palacio del Emperador, por necesidad o por curiosidad; cualquiera puede visitar esa gran casa que fue durante tantos añosvedada, prohibida, defendida por las armas, cerrada y oscura como lo fueron las almas de los Emperadores Guerreros de la dinastía de los Ellydróvides”.



2. Las dos manos.
 
    Quisiera creer que esta historia transcurre mucho tiempo antes de la anterior, pues nos habla de un emperador usurpador, cuyo control de los dominios estuvo caracterizado por su falta de benevolencia.
    Se nos describe a un sujeto por completo distinto al del prlmer texto, de quien esta vez es imposible sentir simpatía y que, pese a todo, sigue compartiendo el carácter de un sujeto poderoso, que ha inspirado varias historias entre el pueblo.  La naturaleza del misterio y el deseo de "conocer", aunque sea con fantasías a los poderosos, están siempre- al parecer- alrededor de esos individuos lejanos al hombre común y corriente.
 
    “Dijo el narrador: —Entre la dinastía de los Oróbeles, llamada de los Príncipes Oscuros, y la de los Trescientos Reyes, que fueron sólo doce si se cuenta al niño que no llegó a reinar más de un día, se sentó en el trono del Imperio un usurpador sin nombre. Venía del sur, entró al palacio traído por las olas de una guerra, y ya no volvió a salir. He oído decir que todavía está allí, cosa que no es del todo imposible, como se verá. Su vida y sus obras no alcanzan más que para una historia inconclusa, banal y desdichada. ¿Alguno de ustedes ha llegado alguna vez cérea del palacio imperial? ¿Alguno ha visto las torres, los patios incalculables, las murallas negras, las fuentes? No, yo tampoco, y ahora ya es difícil que pueda llegar a hacerlo. Por eso es que esta historia es también de otros. Yo, a mí se me hacen presentes y se me halaga para que cuente viejos, olvidados hechos. Esta vez, ¿por qué no?, voy a tratar, presiento que sin demasiado éxito, de callar”.
 
3. El fin de una dinastía o Historia natural de los hurones.
 
     Un niño de solo siete años está destinado a ser el próximo emperador, pero su vida es monótona, ligada a una serie de protocolos sin sentido y a una madre que no le da amor, quien hace de emperatriz regente hasta que crezca lo suficiente.  Un día en las afueras del palacio, conoce a dos hombres muy singulares, con quienes entabla una amistad que le abrirá los ojos a la verdad, permitiéndolo convertirse en alguien extraordinario.
    El cuento, el más largo en lo que llevamos de este libro- que me sedujo desde el principio- posee varios momentos magníficos, insuperables y la prosa de la autora nos da bocado a bocado una historia bellísima, que se arraiga con fuerza en nuestra imaginación, gracias a sus imágenes tan bien descritas.  El clímax es lo suficiente emotivo, como para sacarle a más de alguien una lagrimita, a lo que se incluye un final inesperado en muchos aspectos.
 
    “Dijo el narrador: —Era un príncipe triste el joven Livna'lams; tenía siete años y era un príncipe triste. No era que pasara por sus momentos de tristeza como pasan todos los chicos por príncipes que sean; no era que se quedara como ausente en medio de una frase o de algo que estaba haciendo; no era que se despertara con un peso en el pecho, o que a veces quisiera llorar sin motivo aparente. Eso le pasa a todo el mundo, a cualquier edad que se tenga y a cualquier condición a la que se pertenezca. No, no, escuchen bien lo que les digo, no se distraigan y digan después que no les he dado suficientes explicaciones. Si a alguien no le interesa lo que digo, puede irse; eso sí, tratando de no molestar a los demás. El pabellón está abierto hacia el sur y hacia el norte y los caminos siguen siendo anchos y llevan a países verdes y a países negros y en el mundo hay mucho que hacer, tamizar el grano y golpear el hierro y sacudir las colgaduras y cavar el surco y hablar mal del vecino y echar las redes; pero acá lo que se hace es escuchar. Pueden cerrar los ojos y cruzar las manos sobre la barriga si quieren, pero aprieten la boca y abran las orejas a lo que les digo: era triste siempre el joven príncipe, triste como estar solo cuando se es viejo y la muerte no tiene ningún apuro. Todos sus días eran desolados y grises y vacíos por llenos que estuvieran, que lo estaban”.


 
4. Sitio, batalla y victoria de Selimmagud.
 
    Un ladronzuelo, un verdadero muchacho, es pillado por unos soldados in fraganti, quienes lo llevan hasta donde su general.  Allí el preso es requerido por el alto militar, de tal manera que su suerte gira por completo hacia lo inaudito.
    Aparte de las descripciones maravillosas, a las que ya nos tiene acostumbrados la Gorodischer, nos encontramos esta vez con un relato que juega con la fragilidad de las empresas humanas y cómo lo ridículo y el azar pueden superarnos.  Por lo mismo, todo lo que le sucede al protagonista de esta obra, y en especial con su desenlace, son un gran divertimento que nos hace gozar cada vez más este libro.
 
    “Dijo el narrador: —Se llamaba Rabavttuar y estaba dedicado a la loable tarea de apoderarse de lo ajeno cuando lo sorprendieron los soldados del Imperio. Dijeron que era un desertor y se lo llevaron con ellos. Trató de explicarles que él no era desertor puesto que nunca había sido soldado. Había nacido en la trastienda del café Las Mil Delicias de una prostituta del sur y evidentemente de alguien más, aunque no se supo nunca de quién. Lo que siguió hasta que cumplió los dieciséis años que tenía en el momento del robo en la granja experimental y el apresurado juicio de los soldados según el cual era un desertor, fue una sórdida historia que no tiene nada que ver con Selimmagud. Había crecido al lado de un encantador de serpientes, y serpientes es un eufemismo por los animales esos que se meten bajo las piedras en las orillas de los ríos. El encantador de serpientes que quizá fuera su padre aunque muchos contadores de cuentos aseguran que es difícil, no era un mal sujeto: le daba comida y cama cada vez que podía disponer de esos lujos, a cambio de que le hiciera de ayudante en su número en los circos y los teatruchos y de que cuidara a sus amados animalitos escamosos”.
 
5. Acerca de ciudades que crecen descontroladamente.
 
   Un cuento inusual, aunque para nada como esas fomedades que abundan en la colección "Las Llaves del Aire".  Esta no es la historia de una persona, sino que la de una ciudad y cuya cronología abarca siglos, repasando con ello la vida de los varios emperadores que en algunos casos le prestaron atención y en otros no.
    Este precioso texto, sirve para volver a mostrarnos la frugalidad de los actos humanos, incluso de los poderosos, si consideramos cómo permanece esta polis (como ejemplo de muchas otras reales) a lo largo de tiempo, enfrentando/superando los vaivenes del acontecer de todo tipo.
    Por otro lado, los personajes que se nos mencionan ligados a este lugar, bastante variopintos, amenizan la narración y son dignos de sus propias crónicas.
 
    “Dijo el narrador: —Con muchos nombres la llamaron y muchos orígenes le pretendieron y todo era mentira. Los nombres, porque no fueron más que invenciones de hombrecitos oscuros, ambiciosos y rastreros, que lo único que querían era ascender un escalón más en una miserable repartición oficial o conseguir un lugar entre los adulones de palacio o un poco de dinero extra para satisfacer alguna pequeña vanidad. Los orígenes, porque también fueron trabajosos artificios maquinados para incluir algún personaje influyente en la genealogía de un héroe que la habría fundado en un rapto de locura divina”.

jueves, 12 de octubre de 2023

Una segunda oportunidad (II).


Nota: Termino acá mi revisión de la colección de relatos Las Llaves del Aire de Ursula K. Le Guin.
 
10. Ether, OR.
 
    Casi 40 páginas de desvaríos de la Le Guin que no llegan a ninguna parte (otra vez).  La ciudad que da título a esta serie de relatos más o menos relacionados entre sí, posee la particularidad de cambiar su ubicación de un lugar a otro a lo largo del territorio de Estados Unidos.  Sus habitantes aceptan esta cualidad sin problemas, la mayoría, de modo que son sus vidas las que se nos van contando, en primera persona por parte de estos mismos ciudadanos (algunos se conocen entre sí y otros no).
    Cada texto va antecedido por el nombre de quién es su protagonista y hay unos cuantos interesantes y divertidos (como el de la mujer que fantasea con Worf/Michael Dorn de Star Trek: La Nueva Generación), pero también hay otros que me han parecido verdaderas latas.
   Me llama la atención saber que este escrito (llamarle cuento o cuentos me parece descabellado, puesto que no hay mayores conflictos o una historia que podría dar pie a una aventura o desventura), haya sido publicado originalmente en Asimov's, la famosa revista de ciencia ficción... ¡Algo tan inclasificable y patas arriba como esto!
    Pero el caso que viene a continuación es mucho peor...
 
11. Las llaves del Aire
 
   ¡Y llegamos a la pieza que da su nombre al libro! Con un título como este, tan hermoso y evocador, me esperaba una bella historia de esas que me hicieron adorar a su autora; pero no, esta no es una de sus antologías típicas y es así que acá Ursula K. Le Guin se supera así misma en esto de escribir "cosas raras" y esta vez el tedio para mí ha sido mayor que nunca ¿Por qué me castigo siguiendo con este tomo que me ha decepcionado tanto? Porque ya me falta poco para el final y entonces podré decir con razón de que en conjunto se trata de un libro desastroso, que muestra una faceta impensable de su autora, quien- como todos nosotros- también puede errar y hacer locuras.
    ¿De qué trata este texto? ¡Que alguien me explique! Solo puedo decir que une unos cuantos fragmentos de narración, que convergen a no sé qué cosa.
 
12. La niña novia.
 
    Parece que hay un drama escondido detrás de la verborrea de la narradora, pero en tan pocas páginas y con tanto salto entre una descripción en prosa poética y otra, no sé que mayormente nos cuenta esta obra ¡Pareciera que luego de la historia más convencional de esta selección (Mantengan la posición), siguen puras incongruencias.


13. Subida a la Luna.
 
    ¡Que alguien me explique por qué este cuento se llama asi! Ya la manera de cómo comienza todo, me predispuso a que esta "historia" no sería de mi agrado, pues los recursos gramaticales para q, no son los típicos de un cuento tradicional.
   W diré que está ambientada en una playa, hay o hubo una guerra, la protagonista es una mujer relativamente joven, acompañada por un niño y hay un jinete.
 
14. La niña grande de papá.
 
    ¡Por fin otro cuento normal! Pero no solo se trata de eso, sino que estamos frente a un texto que calza justo con lo que más nos gusta de su autora: una historia en la cual la fantasía es un medio para abordar grandes temas, por medio de los simbolismos que encontramos entre medio de sus imaginativas descripciones y con personajes poseedores de una gran humanidad.  Como consecuencia de esto, difícil no conmoverse cuando las virtudes de la escritora se hacen evidentes.
    Una niña comienza a crecer de forma desproporcionada y ello no solo le provoca problemas de sociabilización, sino que trae problemas en su familia.  Todo esto es contado por su hermana mayor, quien la adora.
    El gigantismo de la muchacha claramente representa a todos quienes viven excluidos de la sociedad por su diferencia, sufriendo en carne propia su identidad de parias, dolor por el que pasan también sus seres queridos.  Hacia el emotivo final, cuándo la protagonista pasa por su última etapa, imposible no reconocer en ello lo que sucede a quiénes se convierten en seres invisibles para los demás, porque a ningún lugar pertenecen y (casi) no tienen a quién importarles.
     El cuadro se completa de forma muy emotiva con el amor que siente la narradora testigo de todo esto, dándonos un bello ejemplo de hermandad.
 
15. Encuentros.
 
    Un texto bello y breve de solo tres páginas, sobre una mujer y un hombre que cuentan sus propias historias de amor y tristeza para el otro.  Hay belleza detrás de estas palabras, pero también volvemos a estar detrás de un texto extraño que no consigo dilucidar.
 
16. Los Ancianos.
 
    Volvemos a tener un cuento tradicional de fantasía, de los que sí le salen bien a la Le Guin, aunque este (a diferencia de otros del mismo estilo) lo encuentro enredoso y su desenlace (al menos de la manera de cómo lo contó) no fue de mi agrado.
     Un médico acompaña a su paciente en el barco, que lo llevará a casa tras la tragedia que lo llevó a quedar en un estado parecido al coma.  El destino es una isla apartada con una cultura propia, más o menos, y donde esperan al postrado su esposa e hija.  Cabe mencionar que el señor de la casa, ahora caído en desgracia, es un héroe de guerra y por lo mismo merece respeto; pero hay algo extraño en su dolencia que provoca más que preocupación por su muerte, de parte de su gente y el galeno.
    Un relato acerca de la otredad y de los vericuetos del amor, así como de las maravillas que podemos llegar a conocer.
 
17. La mujer sabía.
 
    Un cuento muy poético y lleno de significancias (que se me escapa esto en la mayoría de los textos que aquí encontramos) de solo 4 páginas.
    Una mujer llega hasta la cabaña de otra a pedir ayuda a regañadientes.  Pese a todo consigue lo que quiere, aunque de la forma que esperaba.
    Creo que este poético texto habla acerca de la compasión, de que nunca estamos solos (para bien o para mal) y de que debemos aprender a dejar nuestro pasado, a despedirnos, aunque nos duela a quienes dejamos atrás... Solo eso (y la verdad) nos hará libres.
 

miércoles, 4 de octubre de 2023

El Vaso de Leche (adaptación teatral)


Nota: El cuento El Vaso de Leche de Manuel Rojas es uno de mis favoritos y hace rato que deseaba montar junto a mis alumnos una versión teatral.  Es así que este año, no solo les di a un grupo de estudiantes la lectura del texto (en el Primer Semestre), sino que hace un par de semanas, les encomendé la labor de adaptarlo al lenguaje dramático, aprovechando que en la asignatura que hago de Taller de Literatura (en Tercero Medio) les tocaba crear una obra de teatro social.  Di la actividad para hacerla en pareja, con una rúbrica lo más elaborada y clara posible, además de explicarles antes cómo era el lenguaje teatral, sus características y elementos, incluyendo revisando con ellos varios ejemplos.  Considerando todo lo anterior y mis altas expectativas en los estudiantes, cómo mínimo un trabajo de los que recibiría, tendría que ser adecuado para usarlo como material en la puesta en escena hecha por los mismos chicos, que en noviembre debemos presentar frente a buena parte del colegio; sin embargo, esto no fue así y al final me vi obligado a hacer yo mismo una adaptación.  La escribí en unas cuantas horas ayer y hoy en la mañana la revisé e hice correcciones.  Los diálogos incluidos por mí en general son breves, para que no les sea difícil aprendérselos a los actores "escolares". Tal como debían realizarlo mis condiscípulos, le agregué a los 6 personajes que posee, 4 más, aparte de crear nuevos diálogos y acontecimientos, haciendo lo posible por respetar el sentido de la historia original (sin olvidar las citas textuales de rigor); por supuesto que no merezco ni abrocharle los zapatos al gran Manuel Rojas, pero acá les comparto lo que hice con todo mi aprecio a este relato, que siempre me emociona.  Ojalá todo salga estupendo, que esos mismos chicos de los que les hablé, deberán actuarlo y montar todo el espectáculo al respecto.

                                                                      **************

El Vaso de Leche

(adaptación teatral del cuento homónimo de Manuel Rojas)

 

Dramatis Personae.

 

Joven

Marinero gringo

Marinero chileno 1

Vagabundo

Marinero chileno 2

Borracho 1

Borracho 2

Capataz

Ladrón

Vejete (cliente)

Dueña de la lechería

 

     El escenario representa un puerto, con el mar de fondo y un barco atracado.  Se observan otros objetos relacionados con el ambiente, pueden ser un poste de luz y unas cuantas cajas de mercadería que se han bajado de los barcos, así como gaviotas y pelícanos de utilería.  A un costado, una lechería (restaurante o cocinería), pintada de blanco y grandes ventanas; este edificio ocupa al menos la mitad del escenario. 

Acto I 

Escena 1

(joven y marinero chileno) 

Marinero chileno (se pasa la mano por la frente, como sacándose el sudor): ¡Uf, largo estuvo el viaje! ¿Cierto?

Joven: Claro, nunca pensé que todo fuese tan pensado.

Marinero chileno: ¿Tienes dónde quedarte?

Joven: Para serte sincero no, soy de otro lado.

Marinero chileno: ¿De dónde, cumpa?

Joven: La verdad es que prefiero no hablar de mi pasado.

Marinero chileno: Ummmm, comprendo.  Supongo que estás probando suerte y deseas comenzar desde cero.

Joven: Exacto.

Marinero chileno: Bueno, acá se separan nuestros destinos.  Espero que en algún momento nos volvamos a encontrar.   Te deseo lo mejor en tu futuro.

Joven: Gracias.  Y yo también espero lo mejor para ti.

(ambos se dan la mano de forma muy estrecha y luego el marinero chileno sale de escena) 

Escena 2

(Joven) 

(El Joven mira hacia el mar y avanza después, caminando por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos, distraído o pensando y luego tararea una canción).

Escena 3

(Joven y marinero gringo)

Marinero gringo (Lleva en una mano un envoltorio con un sándwich mordido solo en parte; en la otra lleva una pipa, que se pone en la boca de vez en cuando.  Se detiene y ve al joven que se encuentra en el centro, mirando hacia abajo en actitud de aburrimiento y le grita de forma amistosa): I say; look here!

Joven (levanta la cabeza como sorprendido): Hello! What?

Marinero gringo: Are you hungry?

(Se produce un breve silencio, durante el cual el joven parece reflexionar y hasta da un paso corto hacia el marinero, como para aceptarle su ofrecimiento; luego se dirige al marinero con una sonrisa triste).

Joven: No, I am not hungry! Thank you, sailor.

Marinero gringo: Very well.

(El marinero escupe al suelo y se lleva la pipa una vez más a la boca.  El joven se aleja de su lado y se queda apoyado en algún lado del escenario, en actitud de avergonzado; en algún momento hace un movimiento, como si se arrepintiera de su anterior negativa y estuviera a punto de aceptarle al gringo la comida).

Escena 4

(Joven, marinero gringo y vagabundo) 

(Aparece un vagabundo vestido de harapos, grandes zapatos rotos y barba y pasa frente al marinero, quien le grita cuando se encuentra a metros de distancia suya)

Marinero gringo: Are you hungry?

Vagabundo (mira con avidez del envoltorio que lleva en una mano el marinero y le responde con rapidez retorciéndose las manos): Yes, sir, I am very hungry!

Marinero gringo: Ok, mister (entonces le tira el paquete y este es agarrado sin problemas por el vagabundo, quien se sienta en el suelo a comérselo con muchas muestras de placer)

Escena 5

(sale el marinero gringo y se quedan los otros dos) 

Joven (se acerca al vagabundo y se lo nota que quiere probar de ese bocado): ¿Está rico?

Vagabundo: ¡Para rechuparse los dedos! ¿Quieres algo?

Joven: Ummmm, no, gracias.

Vagabundo: Tú te lo pierdes.

Fin del Acto I

(se cierra el telón) 

Acto 2 

     Mismo escenario de antes, pero esta vez donde se ubica el barco, se ven muchas más cajas apiladas que antes.   Ahora sobre el mar aparecen una luna y estrellas, pues es de noche. 

Escena 1

(joven, marinero chileno 2 y capataz) 

Marinero chileno 2 (quien carga ayudado del joven y a duras penas una gran caja): ¡Vamos, vamos que se puede!

Joven: Es que ya llevamos horas sin descansar y tengo las manos peladas de tanto llevar peso.

Marinero chileno 2: No te quejes tanto y alégrate de tener trabajo mejor, hombre, que haragán me saliste (se ríe de su ocurrencia, aunque sin malicia)

Joven: Pero si todavía no veo la plata ganada por esto.

Marinero chileno 2: Paciencia, paciencia, que valdrá la pena.

Joven: Para ti es fácil, que al menos tienes dónde quedarte.

(desde otro lado está el capataz, que los miraba hacer su labor y cuando estos ya han dejado la caja en el suelo se acerca a ellos).

Capataz: Estamos bien por ahora.  Ya se pueden ir y mañana seguimos a la misma hora de hoy.

Marinero chileno 2: Así será, patroncito.  Hasta mañana.

Capataz y joven: ¡Hasta mañana! (sale el marinero)

Escena 2

(joven y capataz)

Joven (se seca el sudor de la frente y habla tartamudeando): Señor capataz, necesito hablar con usted.

Capataz: Dígame, en qué puedo ayudarle.

Joven: Este…Yo…Quisiera…

Capataz: ¡Ya pues, no me haga perder el tiempo! Mire que me están esperando en casa mi mujer con los cabrochicos.

Joven: Entiendo.  Bueno, con mucho respeto, yo…Quisiera pedirle mi paga ahora o al menos un adelanto por lo realizado hasta el momento.

Capataz: ¿Su sueldo ya? ¿Un adelanto? ¡Imposible! Solo se paga al final de toda esta labor y ello será mañana, luego de que carguemos por completo el barco con esta mercadería.

Joven: Es que ya no aguanto más el hambre y estoy desde ayer sin mascar algo.

Capataz:  Si quiere le presto un par de lucas.

Joven: No es necesario.  Gracias.

Capataz: Allá usted con lo que hace.  Nos vemos (se va).

Escena 3

(joven y dos borrachos) 

(antes de que se vean a los dos borrachos, se les oye cantar alegres entre hipo e hipo, cada uno con una botella de vino en la mano y afirmados del hombro, tambaleándose).

Borracho 1: Así po´, compadre, el gallo quería hacerse el pillo conmigo y no sabía na´ la chichita con la que se estaba curando.

Borracho 2: ¡Güena po´, gancho, si uno en la vía tiene que ser entero choro si quiere salir adelante! ¿Viste cómo me va bien sin tener que agacharle el moño a nadien?

Borracho 1: Claro que sí, si yo te admiro con toda mi alma.  Vamos, brindemos por la amistad y los choros.

Borracho 2: ¡Salud, mi huacho! (entrechocan ambos sus botellas y se echan un trago.  Luego se quedan mirando al joven que estaba sentado apoyado en una de las cajas).

Borracho 1: ¿Y, vo´, de dónde saliste?

Joven:  Buenas noches.

Ambos Borrachos: ¡Güenas noches!

Borracho 1: ¿Se sirve una copita con nosotros, cumpa?

Joven: No, gracias, yo no bebo.

Borracho 2: ¡Ay, salistes pituco parece!

Borracho 1: Sí, parece que este otro se cree vío… ¿Te vay a picar a choro también conmigo?

Joven: Perdone si lo ofendí, lo que pasa es que no he comido nada y si tomo con el estómago vacío puede ser peor para mí.

Borracho 2: Puchas que tay jodío, oie.

Borracho 1: Si querís nos acompañay y cuando lleguemos a mi casa nos comimos una rica cazuela.

Joven: Ummmm, sería bueno, pero tengo un compromiso y no puedo faltar.

Borracho 2: Usté sabe lo que hace.  Nos vamos nosotros entonces. Chao.

Joven: Chao y gracias en todo caso.

Fin del acto II

(se cierra el telón) 

Acto III

Ha salido el sol. Afuera de la lechería hay dos mesas con manteles blancos y objetos tales como salero, azucarero, servilletero y otros, más dos sillas cada una a su alrededor.   Sentado en una de ellas, hay un hombre ya mayor, que lee el diario, mientras solo tiene consigo un vaso de leche a medio terminar; el otro mueble está desocupado.   Al lado de la puerta, vemos lo que parece un mostrador, detrás del que se encuentra la dueña del lugar, quien se dedica a labores como limpiar la superficie, preparar algo para un posible cliente o algo de ese estilo. A un costado, por donde se aprecia el barco, se encuentran un tipo de apariencia sospechosa y el joven que ya conocemos, ahora durmiendo, sentado sobre una caja.

Escena 1

(joven y ladrón)

Ladrón (sigilosamente se acerca a donde el durmiente y le toca el hombro): ¡Shist, shist!

Joven (despierta de un sobresalto): ¡Chuta!

Ladrón: No se me asuste, oiga ¿Sabe? Hace rato que le vengo echando el ojo.

Joven: ¡Ah! ¿Sí? ¿Y qué quiere usted conmigo? Mire que no me da confianza.

Ladrón: Haciéndose la mosquita muerta conmigo, mire que no se le ve que esté en sus mejores momentos, oiga.

Joven: Puede ser.  Dígame ¿Qué quiere conmigo?

Ladrón: ¿Pues cacha a ese vejete que está sentado ahí adentro? (indica con un dedo al hombre que se encuentra leyendo “dentro” de la lechería)

Joven: Claro ¿Y qué hay con él?

Ladrón: Que me lo podría distraer cuando salga del lugar, para así yo carterearlo y luego nos repartimos el botín.

Joven: Yo no le hago a esas cosas malintencionadas, oiga.

Ladrón: No te vay a ir de sapo, po´.

Joven: No soy sapo, sino que un hombre honrado.

Ladrón: Sí, seguro y yo soy el Rey de Roma.

Joven: Ni se le ocurra acercarte a ese caballero, que acá estoy yo para evitar que andes haciendo de las tuyas.

Ladrón: Seguro me vay a ganarme.

Joven: ¿Quién sabe? O mejor llamo a los carabineros a gritos, a ver si se le quitan las ganas de andar robando… (poniendo las manos alrededor de la boca como haciendo bocina) ¡Carabinero, carabinero!

Ladrón: ¡Cállate, longi, si serás gil! (le pega un puñete en el estómago y sale corriendo.  El joven se reclina y agarra el vientre dando grandes muestras de dolor).

Escena 2

(joven, cliente y dueña) 

Joven (ya algo más compuesto, el joven se queda mirando al cliente, quien sigue en lo suyo ignorante de lo que pasa “afuera”): ¡Tengo hambre, hambre, hambre! Un hambre que me doblega como un latigazo; veo todo a través de una niebla azul y al andar vacilo como un borracho. Sin embargo, no he podido quejarme ni gritar, pues mi sufrimiento es obscuro y fatigante; no es dolor, sino angustia sorda, acabamiento; me parecía que estoy aplastado por un gran peso. Iría a comer a cualquier parte, sin pagar, dispuesto a que me avergonzaran, a que me pegaran, a que me mandaran preso, a todo; lo importante es comer, comer, comer.  No pienso huir; le diré a la dueña: "Señora, tenía hambre, hambre, hambre, y no tengo con qué pagar... Haga lo que quiera” (se dedica a pasear de un lado a otro, desesperado y se detiene otra vez mirando al hombre sentado) ¡Qué diablos leerá con tanta atención! Me dan ganas de entrar y decirle algo fuerte que le obligue a marcharse, una grosería o una frase que le indique que no tiene derecho a permanecer una hora sentado, y leyendo, por un gasto tan reducido.

Cliente (se para de su puesto): Gracias por todo.  Estaba muy rico.  Llevaré lo de siempre para mis nietecitos.

Dueña: Un gusto como siempre tenerlo por acá y saludos a su señora y a los pequeños (le entrega una bolsa de papel con algo adentro, lo que de seguro es lo que acostumbra el hombre a llevar consigo).

Cliente: Nos vemos pronto, entonces.  Que sea una jornada estupenda y le llueven los buenos clientes.  A ver si para la próxima le traigo a los chiquillos, para que prueben sus deliciosos dulces caseros.

Dueña: Acá estaremos esperándolos.

Cliente (pasa por el lado del joven): ¡Con permiso y buenos días!

Joven (se nota la irritación en su voz): Buenos días.

Escena 3

(joven y dueña)

(la dueña ha estado limpiando la mesa del cliente que se fue.  El joven entra con aire de preocupación y se detiene, como dispuesto a devolverse a la calle; luego sigue su camino y se tropieza con la silla donde estaba sentado el anciano.  Al rato se sienta en una de las sillas de la mesa que estaba desocupada desde antes).

Dueña (va a donde el joven y limpia con un paño la mesa que ocupa): Buenos días ¿Qué se va a servir?

Joven (apenas se atreve a levantar la mirada para hablarle): Un vaso de leche.

Dueña: ¿Grande?

Joven: Sí, grande.

Dueña: ¿Solo?

Joven: ¿Tiene magdalenas?

Dueña: No; galletitas.

Joven: Bueno, galletitas (apenas se dirige al mostrador la señora, el joven se restriega las manos sobre las rodillas y se saborea).

Dueña (vuelve y coloca ante el joven un gran vaso de leche y un platillo lleno de galletitas, dirigiéndose después a su puesto detrás del mostrador para seguir en sus ocupaciones de antes): ¡Que lo disfrute!

(el joven mira hacia la mujer asustado, pero esta lo ignora dedicada a sus labores. Toma el vaso de un impulso y está a punto de beberse todo, cuando se arrepiente y lo deja sobre la mesa.  Luego suspira y entonces toma una galleta y la moja en la leche.  Comienza a saborear bocado a bocado una galleta y otra, siguiendo el mismo proceso, hasta que se las acaba todas.  Por último, se toma de un solo sorbo lo que le queda de leche. Se queda quieto unos segundos y entonces su cuerpo comienza a agitarse, hasta que comienza a sollozar con la cabeza afirmada en las manos, los codos apoyados sobre la mesa).

Dueña (ha ido hasta donde el joven, que ahora llora en silencio y detrás de él, le acaricia la cabeza): Llore, hijo, llore… (le entrega un pañuelo blanco, que saca de un bolsillo de su delantal o pantalón, para que se limpie el rostro; entonces se retira hacia detrás del mesón o mostrador y prepara otro vaso con leche y platito con galletas, para llevárselo al joven, mientras este se encuentra con la cara tapada por sus dos manos, en el proceso de tranquilizarse.  El joven comienza a limpiarse y luego alza el rostro hacia su mesa, encontrando lo que le han llevado y demostrando una grata sorpresa; mira a la mujer, quien ahora le da la espalda, como si estuviera rezando y entonces se dispone a disfrutar de sus alimentos).

Joven (ya terminada la segunda ronda de comida, se levanta): Muchas gracias, señora; adiós…

Dueña: Adiós, hijo…

(el joven sale de la lechería y se detiene ahora “afuera” con los hombros firmes, mirando hacia el público, con su faz serena y digna durante unos segundos).

 

FIN

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