1. Antecedentes
de una grata lectura personal.
En 1992 se publicó Huida al Sur (Gone
South), la última novela de lo que podríamos llamar la segunda etapa de
Robert McCammon, ahora como autor consagrado y multipremiado, si se considera
que la primera está compuesta por sus 4 libros iniciales y que lamentablemente
este decidió sacar de circulación, por considerarlos de menor calidad respecto
a sus trabajos posteriores (visión que no comparto, que como ya les he dicho,
disfruté demasiado Baal y otros dos de estos títulos autodespreciados).
Tras salir al mercado el mencionado libro
suyo, que le valió un montón de elogios por parte de la crítica especializada y
de sus admiradores, el escritor mantuvo silencio durante el periodo de una década
exacta, por razones que la ciertamente ignoro.
Nada nuevo salió al mercado de su talentosa pluma en esos años. Debido a lo anterior, quien haya leído este
emotivo texto suyo en aquel entonces, se habría llevado más de una sorpresa y
desilusión: puesto que se trata de una historia que se aleja de sus habituales
narraciones de terror, demostrando a todo el mundo su capacidad para igual
mantener su estilo y calidad, creando una ficción más bien realista (bueno,
hasta cierto punto) y dejando a todos con ganas de leer más de su prosa.
Asimismo, para los lectores de habla
hispana, Huida al Sur viene a ser una forzada despedida del placer de
leer a McCammon, puesto que después de este trabajo, no se han publicado
novelas posteriores suyas y aún quedan inéditas en nuestra lengua Bethany´s
Sin (de la primera etapa…así que difícil que salga por acá) y Stinger,
esta última de la siguiente. Toda una
lástima, la verdad.
Mientras no hayan noticias favorables para
un seguidor incondicional de habla hispana (y que no sepa inglés), de este
maestro de la fabulación contemporánea, solo queda disfrutar con lo que se ha
leído de él y en mi caso concreto, recordar las satisfacciones que me brindó el
mentado libro que hoy nos reúne.
2. Argumento y
temas.
El argumento, en pocas palabras, trata
acerca de un cuarentón veterano de la Guerra de Vietnam, para quien la vida no
ha sido fácil tras su regreso luego, de haber luchado por su país y los ideales
que se supone rigen a su pueblo y a su gente.
Un día están a punto de embargarle su automóvil, único medio que le
queda para mantener económicamente su dignidad y cuando acude al banco para ver
si le dan un último plazo, las cosas se le complican y sin quererlo mata a
balazos al hombre que debía darle una nueva oportunidad. Atormentado por el miedo y la culpa, escapa o
más bien “Huye al Sur” y en el intertanto se encuentra con un buen número de
personas que lo ayudarán y otros que complicarán su viaje forzado.
El tema del viaje como vía de escape es
tan viejo como la misma humanidad, que acá tenemos a un sujeto que primero se
evade para buscar la tranquilidad que necesita, luego del crimen involuntario
que protagonizó y, después, para evitar que los hombres que andan detrás suyo
lo atrapen. No obstante, este recorrido que hace también le permite crecer como
individuo, gracias a cada una de las pruebas que sin darse cuenta va superando,
llegando a medirse el talante de su corazón, que en ningún momento se trató de
una persona malvada: solo era alguien en desarmonía, que requería un remezón
como este para demostrar a otros y demostrarse a sí mismo, lo valioso de su
persona.
El argumento transcurre en medio de un
verano caluroso, tanto por la estación del año, como por el lugar en el que
sucede todo (el profundo sur de los Estados Unidos). Paralelo a ello, se vive la desesperación de
una crisis económica, que la verdad desconozco si en aquellos tiempos el país
estaba pasando por ello. Hay cesantía y
la desesperación, como también la violencia se respira en el aire, impregnando
los acontecimientos con varios personajes que son demostración de esta crisis. La crítica social hacia la política de la
supuesta nación más poderosa del mundo, aparece de manera inesperada en la pluma
de McCammon, quien nos muestra a su personaje principal relegado a la imagen de
paria contra su voluntad, como producto de la inconciencia de sus semejantes,
que le negaron tanto a este como a otros protagonistas del libro la oportunidad
para optar al llamado “Sueño Americano”.
Relacionado a lo anterior, es que también
encontramos un tema recurrente en la narrativa del autor, que viene a ser nada
menos que el de la redención. Y es que
no solo tenemos al prófugo como un representante de este tópico, sino que otros
3 personajes principales llevan sobre sus hombros esta búsqueda, voluntaria o
involuntaria y que dejan claro al lector que cualquiera está llamado a luchar
por sus ideales y conseguir la plenitud.
Los errores del pasado pueden ser perdonados, si uno en verdad desea
enmendarlos, ya que el anhelo de ser felices es uno de los mayores motores para
darle sentido a nuestras vidas.
Asimismo, tal como queda demostrado en las páginas de Huida
al Sur, no estamos solos y en el camino es posible hallar compañeros
que compartan los mismos propósitos, de modo de continuar juntos el viaje hacia
el perdón y la dicha.
“Dios
puede guiar a un hombre por muchos caminos y por muchas mansiones. Lo importante no es dónde está uno, sino
dónde va”.
Esas hermosas palabras las dicen 2
personajes diferentes, que ni siquiera se llegan a conocer a lo largo del
libro, en distintos momentos. Y es así
que el profundo sentido religioso detrás de esta novela, en la que si bien no
existe un Providencialismo que maneje
las vidas de los personajes, sí podemos evidenciar la fuerza que toma una vez
más en la narrativa de este autor el aprecio hacia la noción del libre albedrío. Puede que Dios o las fuerzas divinas no
manejen los acontecimientos, suprimiendo con ello el derecho de los mortales a
llevar su vida como quieran, no obstante tal como queda de manifiesto en esta
emotiva novela, radica en la buena voluntad de los seres humanos y su poder
para tomar las mejores decisiones en su vida, que la misma felicidad deseada
pueda llegar a uno. A todo esto se le
suma el poder del amor, que dignifica hasta a los más solitarios entre
nosotros.
Un ministro evangélico negro acoge primero
a nuestro asesino involuntario, en uno de los pasajes más sublimes del libro,
con lo que queda expresada esa esperanzadora idea de que podemos confiar en la
solidaridad de los desconocidos. Luego,
tras el impactante clímax, son un grupo de monjas las que conceden a más de un personaje
el santuario requerido, para obtener el descanso tras la tormenta. De este modo, Dios está en quien menos
esperamos, sin importar colores u otros detalles, que pese a todo la luz siempre
está al final del túnel.
3. Otros
aspectos a considerar:
Aparte de los detalles mencionados, caben
destacar los flashbacks dedicados al periodo que pasó el protagonista en
Vietnam. La ardua investigación para
documentarse al respecto y hacer verosímiles estas páginas, que más encima
representan el horror de la vida real, puesto en paralelo a las cuitas actuales
de Dan, otorgan a Huida al Sur otra faceta de su complejidad. El horror al que pueden llevarnos nuestras
pasiones más bajas, no es ficción tal como detallan los archivos y testimonios
sobre esta contienda, de modo que la oscuridad de esta ficción misma,
corresponde a una representación artística de todo esto (que, por supuesto, nos
invita a más de una reflexión).
Queda así expresado, a través de esta
narración, que ningún espanto ficticio podría llevarse a cabo, si en verdad
nuestra historia no estuviera plagada por eventos tan vergonzosos como la
Guerra de Vietnam.
Pasando a otro aspecto valioso del libro, que hoy acapara
nuestra atención, no se puede obviar el paisaje en el que transcurre la acción:
Una tierra única, en la que creció McCammon, que se nota no solo conoce al
revés y al derecho, sino que ama. Los
caminos, las gentes y los pantanos de este sur gringo, tantas veces apreciados
por muchas películas hollywoodenses, se meten en los ojos de uno y a través de
su potente narración nos hace creer que en realidad visitamos tales lugares.
4. Los
personajes.
Un cuarteto de protagonistas lidera este
título, cada uno de ellos marcado por sus propios recuerdos, que los han
mantenido aislados de sus congéneres. Se
trata de individuos solitarios, que aparte de un pasado doloroso cargan con
algún tipo de mácula que llevan cual cruz sobre sus hombros. Y sin embargo, pese a todo, poseen una
nobleza que los pone por sobre aquellos que ostentan la llamada “normalidad” y
que los desprecian por ser distintos.
Con seres como estos, quienes pese a su fragilidad y rareza no dejan de
recordarnos a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestras vidas,
difícil no sentir simpatía y empatía.
Corresponden a un pequeño grupo de perdedores, que en realidad son mucho
más de lo que creen ser y que nos deparan varias sorpresas agradables, tal y
como sucede con la gente que está a nuestro lado y a veces ignoramos.
Por otro lado, en los 4 protagonistas hay
una supuesta aberración, externa o interna, que les ha acarreado muchos de sus
problemas. No obstante, tal como se dijo
más arriba sobre el tema del libre albedrío, cada uno de estos termina por
elegir romper con sus propios moldes y demostrarse a sí mismos que no existe la
predestinación, sino que es uno mismo quién escoge qué decide ser. Luego, frente a la aparente anormalidad de
este cuarteto, nos encontramos con otros ejemplos de monstruosidad, ahora de
tipo moral y la única verdadera podredumbre que habita en el alma humana. Solo en estos últimos casos hayamos a los
monstruos reales.
Los protagonistas de este libro son:
Dan Lambert: Con quien parte
el libro y el que sin dudas viene a ser el personaje más relevante de todo su
desarrollo. Se trata de un sujeto que
vive con los demonios de su juventud, desperdiciada en el conflicto bélico de
Vietnam, el que le costó no solo su matrimonio, sino que además alejarse de su
único hijo y su propia salud. De oficio
carpintero, pese a su apariencia enfermiza, aún conserva sus habilidades como
guerrero, las que le servirán en más de una ocasión a lo largo de su periplo
final. Frente a su supuesta dureza, hay
un hombre generoso y honorable.
Arden: Dulce muchachita
más o menos al principio de la veintena.
De perfecta figura y tremenda amabilidad, la mitad de su rostro va
acorde con su perfecto cuerpo y la calidad de su corazón…Mientras que en la
otra mitad una mancha de nacimiento la ha afeado lo suficiente, como para que
la gente la mire impresionada y algunos la rechacen. Dura también ha sido su vida, aunque en la
adolescencia conoció la compasión y el afecto verdaderos. Ahora se ha empecinado en encontrar a la Muchacha Radiante, una leyenda urbana que
habla de una bella mujer siempre joven, con la capacidad de sanar cualquier mal
físico. Es así que su camino se cruza
con Dan y en contra de todo lo previsto se hacen compañeros, mientras cada uno
de ellos anda detrás de su propio destino.
Flint Murtaugh: Experto cazarrecompenzas,
a quien su jefe le ha encomendado atrapar a Dan, ya que el banco para el que
trabajaba el ejecutivo al que este mató, ofrece una gran suma de dinero por
él. Flint guarda un celoso secreto y es
que lleva en su espalda a su hermano siamés, Clint, cuya presencia esconde bajo
las chaquetas de los trajes más o menos formales que gusta usar. Antiguamente
trabajaba de «monstruo de feria», pero ahora con la actividad que desempeña,
pretende algún día comprarse la casa de sus sueños. Detrás de su parquedad que usa como escudo, se
esconde un sujeto sensible, educado gracias a su autodisciplina, que ama a su
hermano y es capaz de grandes actos de heroísmo. Pese a ser el antagonista de Lambert, es sin
dudas una buena persona.
Pelvis Eisley: Obeso imitador
de Elvis Presley, pretende dedicarse a la actividad de cazarrecompenzas, razón
por la cual el jefe de Murtaugh se lo ha pasado, en contra de su voluntad, como
su aprendiz. Dado a la glotonería y a la
verborrea, es un hombre temeroso que lleva consigo a todas partes a su perrita
llamada Mamá. Alguien como él, por supuesto que fastidia más de una vez al
experimentado Flint, lo que otorga varios momentos divertidos a la
lectura. No obstante, este sujeto posee
sus propias virtudes, que solo necesitan un empujoncito para demostrar que de
igual manera es alguien maravilloso.
Si la dupla entre Dan y Arden consigue
amoldarse pese a todas las eventualidades, la pareja conformada por los dos
acosadores se hace tan entrañable como su contrapartida.
Tren: Otro veterano
de Vietnam, quien vive en medio de un pantano y que se une a la acción poco
antes de la última parte del libro. Su ayuda a los protagonistas (a los 4) es
esencial para salir de un embrollo, en el que se han metido todos ellos...Así como
para encontrar, por fin, a la Muchacha
Radiante, quien quizás sea alguien por completo distinta a lo que se
esperaba (o a lo mejor supere cualquier expectativa). Por cierto, por su descripción y manera de
hablar, puede ser que sea afromaericano, de raíces francoafricanas.
Este inesperado personaje, es un ejemplo
más del talento de McCammon para crear sujetos ficticios llamativos y reflejos
de esa humanidad, que tan bien conocen genios como nuestro escritor.
5. Palabras
finales.
Como tal vez habrá ya quedado claro (y si
no es así, pido disculpas por mi torpeza para expresarme por escrito), Huida
al Sur es una lectura que recomiendo con todo mi ser. Está llena de momentos memorables y sublimes,
así como de personajes que entre héroes y villanos, son caracterizados de una
manera grandiosa.
Puede ser que algunos de los «malos» sean
algo maniqueos y uno los odie con todo su corazón; no obstante, personajes como
estos vienen de una rancia tradición oral y escrita, en la cual las grandes historias
como esta presentan villanos parecidos, con el fin de enaltecer justamente el
valor de sus héroes (los mismos que nos hacen querer parecernos, aunque sea un
poquito, a ellos...o al menos a admirarlos y hasta quererlos).
De igual manera encontramos algo de humor
negro y momentos escalofriantes, estos últimos vistazos del Robert McCammon que
conocimos de sus relatos de «miedo».
Queda consignado con ello, que el escritor se maneja al revés y al
derecho para crear todo tipo de situaciones, realistas y/o fantásticas, como
para despertar en su público lector un sinnúmero de emociones.
Casi al comienzo del libro, cuando Dan
tiene su encuentro con el pastor evangélico, cuya bondad viene a ser el bálsamo
que justo necesitaba este para darle las energías suficientes, de modo de
seguir con su viaje y encontrarse a sí
mismo, no pude evitar que se me humedecieran los ojos. Muchas páginas y días después en mi propia
vida, cuando ya estaba terminando el libro, la emoción fue tanta, que ahora sí
que las lágrimas se me salieron, que no acabó mi llanto hasta después de un
buen rato.
Cuando pasa algo como lo que arriba cuento,
no es porque a uno «le haya dado pena» sino que es debido a que la belleza de
lo que lee es tal, que nos sobrecoge y es así que el poder de dicho arte, nos
puede tanto hacer reír, como asustar, erotizar y, en este caso, llorar. No hay nada de malo en eso... ¿No?
Excelente artículo, Elwin, sobre una novela que leí hace años pero que tengo bastante olvidada. Creo que amerita una relectura. Y, por supuesto, te "robo" el análisis para cuando hagamos un especial sobre McCammon, que algún día llegará. Esperemos que se editen en castellano mas obras de este autor.
ResponderEliminarSaludos
RICARDO
¡Así que te leíste este maravilloso libro antes que yo! Genial, entonces sabes bastante bien que es todo un placer leer. Ojalá podamos acceder a más libros suyos.
Eliminartercera vez que escribo el comentario! , entre otras cosas,te decía que extraño mucho tus libros.Espero leer esta novela.Besos, Elwin
EliminarVale
¡Pucha, Vale, qué desgraciado es Blogger! En efecto este libro debes leerlo (Vente para acá para una buena temporada y te lo "empresto").
EliminarSaludos Elwin, aqui murinus2009.
ResponderEliminarCómo marras esta historia Elwin me recuerda varias series de huidas y persecuciones:
-EL Fugitivo, serie de los 60s.muy exitosa.
-Starman, basada en la cinta de los 80s.
-El Hombre Increíble. que recuerdo no te gusta
Y recién recorde...
Benji.
Continuo en otro comentario cosa de la conexión...
Saludos Elwin, aquí murinus2009 otra vez.
ResponderEliminarDecía en el anterior comentario que Huida al sur, me recordó muchas series de persecusión.
Los Personajes también me parecen bien hechos.
Ese que carga con su hermano me recordó otro de, Masters of Horror, no diré cual.
Interesante lo que comentas de conmoverte al leer algunas obras.
A mi eso solo me ha pasado con obras de, no ficción, una vez me asustó una historia de Lovecraft.
Conmoverme hasta...basuras en los ojos...sólo algunas películas:
-Rogue One.
-Mad Max fury road.
Y otras, no se bien porque unos dicen que es forma de equilibrar emociones o el cerebro no trabaja bien, lo veo normal y bien.
Gracias Elwin por esta gran reseña y hasta pronto.
Esperaba que leyeras este post que escribí con unas ganas mayores a las de otros, puesto que el libro en cuestión me sobrecogió. Para mí es muy importante compartir con gente que sabe apreciar las buenas historias, aquellas que me han cautivado y tú eres uno de ellos. Ojalá puedas leer este libro y otros del autor.
Eliminar¡Al fin pude pasar por acá y leer con detenimiento tu reseña!
ResponderEliminarTu recomendación solo hace aumentar mis ganas por tener este libro (y mi tristeza por saber que es tan esquivo jajaja).
Pensé que tenía elementos de terror, pero veo que el drama se sobrepone. Me hace recordar esa transición que dio Stephen King con sus historias de "Las cuatro estaciones", donde demostró que más que un maestro del horror, era un maestro de la narrativa en general.
Me llama poderosamente la atención esta novela, Elwin.
Gracias por la recomendación.
Un saludo.
-Mauro Vargas.
Me alegra que por fin hayas podido leer este texto, que cuando estuve leyendo el libro y lo escribí, me acordaba de ti, ya que fue McCammon el que te acercó a mi blog y tú hiciste que yo me interesara de nuevo en su literatura (lo que te agradezco mucho).
EliminarOjalá pronto puedes leer este hermoso libro.