miércoles, 19 de septiembre de 2018

¿Quién puede entender a un artista?



     Esa es la pregunta que me hago, luego de haber leído y gozado Baal de Robert McCammon, su primera novela y a la que los españoles al traducirla, publicaron con el cinematográfico nombre de El Príncipe de los Infiernos.  Pues resulta que el narrador tomó la decisión de sacar del mercado sus 4 primeros libros, de los cuales ya me he leído 3 (que Bethanys´ Sin nunca llegó por acá), por considerarlos de baja calidad, en comparación con lo que a posterioridad llegó a hacer…Y la verdad es que tanto Baal, El Buque de la Noche y The Thirst (Sed de Sangre en la lengua de Cervantes), me parecen historias perfectas, además de maravillas y ficciones, por qué no, muy emotivas.
      Hace años ya que deseaba volver a leer a este autor, que lamentablemente no ha vuelto a ser editado en español, pese a ser uno de los grandes del género de terror y habiendo discontinuado todos los títulos suyo, que se llegaron a imprimir por estos lares, en cierto momento.  Tuve que encargar por Internet esta obra y otra más que encontré en la Red (Huida al Sur) para volver a degustar su prosa, que incluso me atrevo a decir que es mucho mejor que la de mi autor predilecto, Stephen King. Menos de 2 semanas estuve dedicado a este texto y ahora, con gran gozo en mi corazón, comparto mis impresiones al respecto.
     Baal es el nombre de un dios-demonio que se menciona en el Antiguo Testamento, una entidad tenebrosa a la que se le sacrificaban bebés vivos y que de seguro por su carácter monstruoso, ha inspirado a varios artistas para escribir sus fabulaciones de miedo.   En esta ópera prima, Baal sigue vivo en la actualidad como ser espiritual e inmortal que es (el libro data de 1978, así que ese presente ya es bastante “pasado” para nosotros) y acostumbra reencarnarse en un ser humano para hacer de las suyas, a través de del culto a la violencia extrema y por medio del cual lleva a sus seguidores a las peores depravaciones, así como a la denigración total (por cierto, en determinado momento se menciona la sodomía como uno de los pecados que promueve este espíritu maligno…¿Acaso es McCammon homofóbico? ¡Por Dios! Bueno, nadie es perfecto); todo como una disputa que lleva eras, en contra de Dios o Jehová, que luego en el libro queda mejor revelada esta disputa y de una manera más bien oriental, que la típica creencia judeocristiana a la que estamos acostumbrados.
   
No sabía de esta otra edición en español del libro.
     Y como no, una fuerza maligna tal cual la de Baal debe tener su contrapartida, que acá una vez más estamos frente al clásico tema del bien contra el mal.  De este modo, bastante entrada la novela, aparecen los verdaderos héroes del libro: el anciano profesor de teología Virga y el misterioso Michael, acompañados del más bien antihéroe, Zark, quienes por su propia cuenta forman un particular triunvirato representando las fuerzas de la luz.  Cada uno de ellos tiene sus razones para ir en busca del malvado ser (caracterizado de una forma impresionante, que no puede ser más despreciable), oponiéndose no solo a una presencia sobrenatural, sino que también a toda una organización de tipo sectaria y terrorista, que este ha edificado en torno suyo.
     La manera de cómo se encuentra articulada esta obra, atiende a capítulos que siguen una progresión cronológica, incluyendo un pequeño, aunque llamativo prólogo.  A través de todos estos el protagonismo se va otorgando a varios personajes, que desde el comienzo, permiten evidenciar la maldad que existe y cómo la nueva encarnación de Baal va cobrando identidad y poder.
     El prólogo transcurre si no en la Antigüedad, poco tiempo antes del primer capítulo, sucediendo todo en oriente medio y a través de los ojos de un humilde pastor, quien es testigo de la primera escena en verdad apocalíptica de la novela.  Desde estas 3 primeras y potentes páginas, la atmósfera bíblica del libro queda de manifiesto, que como es habitual en la bibliografía de su autor, el tono religioso siempre está presente.  No obstante esto no resulta ser proselitista y, en cambio, sí se percibe de manera espontánea; puesto que al tratarse de una ficción que aborda la existencia de poderes, que están por sobre la naturaleza humana (que quiérase o no, están ligados a nuestra especie), dicho tono no puede ser más acorde a la temática de la novela.
     El capítulo Uno se encuentra dividido en 2 partes, separadas solo por el número de sus subcapítulos y que transcurren en tiempos y lugares distintos.  La primera de ellas se centra en una joven pareja, que no pasa por el mejor de sus momentos, en lo que a su relación se refiere.  Es entonces que llega el verdadero infortunio hasta sus vidas: pues la mujer es violada en una circunstancias de por sí terribles, aparte de lo que significa el acto de esta afrenta en sí.  La manera de cómo termina esta parte se hace más impactante, por el hecho de que esta nueva crisis, los lleva a ambos a recuperar el amor que habían perdido.  Pero la noticia de que la mujer se ha embarazado, en contra de los planes de su marido, complica todo y el bebé nace sin el consentimiento total del marido (la criatura fue gestada mucho tiempo después del atentado a la mujer).   Acá se introduce la problemática del aborto y el derecho a la vida, que un autor católico como McCammon pone en el tapete, para que sus lectores se hagan sus propios cuestionamientos.  Sin embargo, queda claro que el bebé no es humano y su presencia en la vida de sus padres, no será muy positiva que digamos.  La lucha del hombre común y corriente, contra un mal tan grande como el que en estas páginas se manifiesta, se hace dramático y pese a su dimensión ficticia, no puede ser más real, ya que estamos hablando de la batalla por la mismísima salvación de las almas humanas.
     Luego viene otra atractiva narración que sigue a Baal, cuando este tiene 10 años de edad y ahora vive en un orfanato regentado por la Iglesia Católica.  Al cuidado de los pequeños se encuentran un grupo de monjas y curas, a los que el autor describe como a personas consagradas a vivir en beneficio de sus niños.  No obstante la presencia de la criatura comienza a enturbiar la paz del lugar y la primera persona que reconoce la malignidad de su más nuevo protegido, es una joven monja, que poco a poco comienza a temer por ella y quienes la rodean; lo anterior, puesto que el chico está influyendo sobre sus pares, así como sus encuentros con este no son muy gratos que digamos.  Es así que la mujer decide acudir a uno de sus superiores, tanto hombre de fe como de ciencia, para que la ayude.  El sacerdote se entrevista con el niño y se niega a pensar de que hay algo fuera de lo común en el caso, hasta que se produce una espeluznante nueva entrevista con el huérfano.  Mas las cartas están echadas y ante la ceguera de los adultos o su incapacidad para reconocer el mal superior que habita entre ellos, el capítulo UNO termina en un desastre de mayores proporciones, que lo que pasó con los padres humanos de Baal.  Esta parte trata de manera muy bien orquestada un tópico caro a la literatura de terror: la supuesta existencia de niños, que vienen a ser la manifestación pura de una maldad antigua y poderosa; un atentado a las leyes de la naturaleza, donde la pureza de la infancia es negada para corromper todo lo bello y bueno, que hay en los pequeños.  Por todo esto, el McCammon joven y principiante se revela desde ya como un escritor talentoso, que resulta increíble, más aún, haya decidido privar al público de una obra potente como esta.
    El capítulo Dos, casi 150 páginas de la versión a nuestro idioma, nos introduce a uno de los 3 representantes del bien que luchan contra Baal y los suyos.  Se trata de un héroe que escapa a las convenciones, el profesor Virga, pues es un hombre ya muy mayor, que nunca ha sido alguien de acción y cuya existencia ha sido más bien tranquila y sin mayores contratiempos (salvo la pérdida de la mujer que amaba y del hijo que ambos esperaban, en ese caso, igual penas bastante grandes).  Empero sí comparte con otros personajes admirables, la sabiduría producto de sus estudios y de la edad, puesto que además es un hombre con una enorme fe en Dios, todos ellos puntos a favor a la hora de oponerse a los designios del gran villano.   Junto a él aparece por primera vez su discípulo Donald Naughton, un hombre que está más o menos en la treintena de su existencia y lo más parecido a un hijo que el más mayor ha tenido en su vida.

Naugthon se ha enterado de un culto que está tomando fuerza y cuyo misterioso cabecilla corresponde al tipo de líder mesiánico y sectarista, que lleva tiempo estudiando, puesto que se encuentra escribiendo un libro sobre los falsos profetas.  Es así que este decide viajar hasta Kuwait, donde radica el culto.  En ese lugar el hombre presencia los horrores del culto a Baal y desaparece.  Cuando sospecha de su destino, Virga acude solo al lugar donde se perdió su amigo y allí tiene su primer encuentro con Baal, acontecimiento que es descrito de manera impresionante.  No está de más decir, que la narración sobre el infierno en la Tierra que se ha aposentado, donde el supuesto mesías lleva a cabo sus ritos, es memorable.  Los pasajes dedicados a todo esto no dejan de escenificar la presencia de un mal tan poderoso, sobrenatural y a la vez tan humano en su locura, que resultan ser algunos de los mejores momentos de la novela.
    De igual manera en esta parte del libro, tiene su introducción Michael, del cual nunca llegamos a saber mucho sobre su pasado e identidad, solo que tiene asuntos pendientes con Baal y que lo llevan a querer deshacerse de él a toda costa; no obstante, tampoco nos enteramos qué pasó en realidad entre ambos…Hasta que en el clímax del texto, se esclarece quién es en realidad.  En todo caso, desde el principio el personaje es retratado como alguien con una enorme voluntad, la cual incluso logra ponerlo por sobre quienes lo rodean.  Y, sin embargo, en contra de los deseos del mismísimo Michael, este debe aceptar la compañía de Virga, para acompañarlo en su personal guerra contra Baal.
      Si en la parte o capítulo Dos, se nos mostró un escenario infernal a medias entre la ciudad y el desierto, con la devastación de la anarquía y el asfixiante y seco paisaje de las arenas que consumen todo, en la siguiente nos hallamos frente a otro tipo de infierno: el de las blancas y heladas tierras árticas, en Groenlandia.  Es en este lugar, que oscila entre la belleza de sus soledades albas y sus congelados días y noches oscuras, que el capítulo Tres nos entrega al tercer miembro del equipo que se las verá con Baal: el casi ermitaño Zark.  Supuestamente un chamán, viene a ser un imponente hombre al que acuden Virga y Michael, para que los lleve hasta donde se encuentra su enemigo.  Su apariencia y personalidad difieren de la de sus compañeros, siendo que a la vez su historia personal lo hace por igual distinto a los otros dos.  Con posterioridad Zark llega a tener sus propias razones para vérselas con el enemigo.  Si tanto el teólogo como Michael están motivados por variaciones del ideal de justicia, a su guía lo mueve una noción tan básica como atractiva: la venganza.  Luego queda expresado que no hay que ser perfecto, para ser una buena persona, que tal como en un momento de su pasado Zark cometió grandes errores, todos estamos llamados a redimirnos y a vivir en paz con uno mismo y los demás; asimismo, la búsqueda de la felicidad como motor de la existencia de los seres humanos, queda expresada tanto en la figura de este recio hombre, tal cual en el propio Virga (claro, cada uno de ellos con una imagen distinta de lo que es la plenitud, aunque en ambos casos se trata de la preferencia por la sencillez por sobre todo).
     En Groenlandia sucede otro evento terrible, que no estamos hablando de una historia para lectores sin criterio formado o demasiado impresionables.  Luego de esto, viene el último encuentro con Baal y que sucede de manera inesperada, en contra de cualquier idea que uno podría tener sobre la confrontación final.  Mucho sucede desde que las fuerzas en conflicto vuelven a estar frente a frente y una de ellas termina por ser derrotada.  En el intertanto, la narración nos hace recordar otras ficciones memorables que tienen al demonio de por medio, tal cual El Exorcista de William Peter Blatty o El Ángel Caído de  William Hjortsberg; pues entre estas encontramos los recursos y/o temas de la tentación diabólica, el uso de las debilidades de los humanos y las ilusiones para subyugarlos, además de las groserías dichas por parte del diablo (en todo caso, no hay que olvidar que ficciones como estas, se valen de la misma tradición religiosa, que hace mención al respecto en casos de posesión y exorcismo).
     Cabe mencionar el interesante detalle, de que al estar buena parte del libro ambientado en Groenlandia, el narrador para darle más fuerza a esta capítulo, incorpora unos cuantos personajes esquimales, dedicándole tiempo además a sus costumbres.  Por todo esto y cómo se describe el lugar, en el que transcurre el final del libro, el lector sin dudas que se ve transportado a tan llamativo escenario.
     Con respecto a la edición que poseo, en ella se incorpora un revelador epílogo de unas 3 páginas y en el cual 10 años después de haber escrito y publicado su novela, Robert McCammon nos cuenta algo sobre su vida y la génesis de esta novela.  La humanidad del artista, con toda su complejidad y los rasgos que comparte con el resto de sus congéneres (entre ellos, nosotros mismos), quedan de manifiesto, para darnos cuenta cómo la obra de arte es el fruto de la experiencia, los anhelos y las cuitas de esta gente, que como el escritor nos regalan belleza.
     La obra acaba con el conflicto cerrado, no obstante queda latente la idea de que nada es tan sencillo como se quisiera y que siempre hay trabajo por hacer.  Tal vez en su momento el autor tuvo pretensiones de hacer una secuela, pero tras optar por no volver a editar esta novela y las 3 que le siguieron, a menos que cambie de parecer, ello solo queda en el reino de los universos alternativos.  Si McCammon no se retracta de su decisión, supongo que tras su muerte (eso sí, que ocurra bien tarde ello), la gente podrá gozar de estas obras que sin dudas merecen ser apreciadas.


6 comentarios:

  1. Elwin:

    Excelente análisis de esta gran novela, un clásico del terror moderno (como la mayor parte de McCammon) y que es justo difundir y dar a conocer. Hay gran cantidad de autores (McCammon, Barker, Simmons, Straub) cuya obra en castellano ha sido mal publicada, mal distribuida, etc.

    Lo único que queda es salir a buscar estas obras durante años, como hiciste tú... y que finalmente conseguiste. La espera valió la pena, por lo visto.

    Y si... no se entiende que el autor no quiera ver publicadas obras suyas que a nuestro criterio son muy buenas. Pero bueno.... ¿quién puede entender a un artista?

    Saludos
    RICARDO

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    1. Tenía una deuda pendiente con McCammon desde hace años y ahora la tengo en parte pagada. Me quedan dos libros suyos que sé salieron en español y aún no tengo ("Los Senderos del Terror" y "El Canto de Cisne"). Mientras tanto disfruto "Huida al Sur". Ojalá con estos post pueda ayudar a hacer conocida su obra e interesar a otros a que lo lean (y si lo reeditan, como traduzcan otros trabajos suyos, más contento me pondré).

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  2. Amplia y completa reseña de esta novela. Siempre me despiertan interés sus primeras obras. Algún día aparecerá este libro. Siempre que veo algo de McCammon, lo compro de inmediato. Como ya sabes, comparto tu intriga sobre por qué el tipo se avergüenza tanto de sus primeros títulos.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Qué bueno te haya satisfecho este texto largamente prometido. Pensando maliciosamente, a veces creo que la decisión de McCammon atiende más a razones comerciales, pues si volvieran a salir estas novelas al mercado los precios se dispararían.

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  3. Saludos Elwin, aqui murinus2009.

    Creo que de, Robert Mccamon, había escuchado que el maneja el concepto de
    Campeon Inmortal
    El heroe que aparece siempre que hay algun mal imparable que surge, el ejemplo mas conocido es:
    El Rey Arturo.
    Quizás estoy confundido.

    Esta obra suena muy interesante, parece que incluye buenas dosis de violencia y horror.
    Curioso que haya aparecido en épocas cercanas al Exorcista.
    Baal es un demonio mas de las mitologias antiguas del que poco se ha escuchado.

    La verdad hasta el momento creo que no he visto nada del McCamon en las librerias que visito
    lo pondre en la lista de espera.

    Respecto atu pregunta
    ¿Quien puede entender a un artista?
    Creo que es un gran misterio que has descubierto Elwin, se me ocurren varias hipotesis de porque elimino sus primeras obras.
    -Darse algo de fama como excentrico.
    -Alguien muy apreciado se lo pidio.
    -No redituaban.
    -En verdad se avergonzaba de su baja calidad.
    -Si escribia algo menos bueno, temia que lo compararan con estos primeros titulos.
    -Lo hizo para llamar la atencion.
    Creo que tambien, Franz Kafka, pidio a un amigo que destruyera sus manuscritos y nunca se publicaran, este amigo de Kafka no respeto su voluntad y la obra de Kafka incluso dio eladjetivo de Kafkiano.

    Gracias por la reseña Elwin, si nunca encuentro nada de McCamon, estas Entradas tuyas seran buena referencia.

    Hasta pronto.

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    Respuestas
    1. Hola, Murinus. Recién ahora puedo contestarte, que he estado bien ocupado esta semana, luego de que la anterior fue una pequeña vacaciones por Fiestas Patrias.
      Te cuento que confundes de McCammon con Michael Moorcock, autor inglés que empezó a publicar en los sesenta (muy famoso y galardonado, pero creo que de él a lo más me habré leído un par de cuentos).
      Sobre la pregunta que titula mi post, bueno, bien sabemos que como dice el dicho "cada loco con su tema" y al respecto los artistas nunca dejan de maravillarnos con sus locuras. Creo que aventurarse a pensar tanto qué llevó a este autor a tamaña decisión, no vale la pena...¡Imagina que estuvo 10 años sin publicar entre una de sus obras más preciadas ("Huida al Sur", que ahora mismo estoy disfrutando) y su primera novela de la saga de Mathew Corbett. Autores con mayores rarezas hay más, que se me ocurren varios de ellos.
      Este es el tercer post que le dedico a McCammon, uno de mis favoritos y el primero de ellos lo hice durante los primeros meses de mi blog. Si puedes leerlo, hazlo, que es demasiado bueno la verdad.

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