I.
La novela. En 1991 Stephen King publicó la que se
suponía sería “la última historia de Castle Rock”, la más famosa ciudad ficticia
del escritor (yo creo que por sobre Derry, donde transcurren los eventos de It
y Salem´s Lot, sitio en el cual está ambientada su igualmente célebre novela sobre
vampiros del mismo nombre), puesto que según decía este: no volvería a “visitar”
tan infame lugar, por razones que sus lectores sabrían tras ahondar en sus
páginas; no obstante, como ya ha pasado antes, el escritor volvió a contarnos
más de un relato en dicha comunidad para gusto de sus Lectores Constantes-
y ello lo podemos comprobar en posteriores títulos como La Caja de Botones de Gwendy(coescrita junto a Richard Chismar). Conocida en algunas traducciones a nuestra
lengua como La Tienda y en otras bajo el título de La
Tienda de los Deseos Malignos (no confundir con el organismo secreto
del gobierno de los Estados Unidos, dedicados a experimentos de dudosa moral,
que tuvo su debut en el libro Ojos de Fuego), nos cuenta lo que
sucede en esta pequeña polis cuando abre una tienda de antigüedades llamada
justamente Cosas Necesarias (que es el nombre en español de esta
obra) y donde sus clientes, tal como dice su nombre, pueden encontrar por pura “casualidad”
el objeto que más anhela su corazón.Cabe
mencionar que quien administra dicho local, un señor mayor que en primera instancia
se muestra muy amistoso, en realidad para nada es de fiar y lo que le interesa
es mucho más que el dinero de sus clientes y la satisfacción de estos… Luego de
tantos eventos sobrenaturales y/o violentos macabros en Castle Rock, el mal en
su máxima expresión ha llegado a sus terrenos y esta vez no solo la vida de sus
habitantes está en juego, sino que sus propias almas. En la historia uno de los personajes
principales es nada menos que el sheriff Alan Pangborn, a quien tuvimos el
gusto de conocer tras los eventos de The Dark Half; este último
es el máximo héroe de la historia, habiendo una verdadera guerra de voluntades
entre el hombre común y corriente, no perfecto, pero sí bien intencionado que
es, los impulsos más bajos de sus conciudadanos que caen bajo la tentación y la
mano negra detrás de los desafortunados acontecimientos.Por todo esto, se trata de un texto de una
intensa carga moral, que aborda la fragilidad de nuestra humanidad, cuando el placer
se vuelve contra nosotros, así como lo que sucede al dejarnos dominar por
nuestro consumismo; de igual modo, encontramos un hondo sentido religioso, al
más puro estilo de los títulos clásicos de horror, de los cuales se nutre el Tío
Steve, un hombre de educación cristiana y que nunca ha dejado de expresar en
sus trabajos los valores y creencias bajo los que se formó. Se trata de un volumen de esos “grandecitos”,
que le gusta escribir por lo general, el cual en su edición original casi llega
a las ochocientas páginas; lleno de personajes memorables, aparte de esa figura
representativa de la cordura que es Alan y su contraparte, el mefistofélico
Leland Gaunt.De igual manera, acá
abundan sujetos de los cuales es imposible no encariñarse, por quienes solo
deseamos que se salven de caer tan bajo, quienes nos demuestran lo fácil que es
errar el camino, incluso entre la gente sencilla; asimismo, hay unos cuantos
individuos bizarros, entre ellos de moral más endeble que los anteriores, que
complementan este dramatis personae de una novela muy divertida, bastante
sangrienta a ratos y que tampoco es muy conocida por el público general, a la
hora de tener presente la carrera del llamado Rey del Terror. Por mi parte, es un libro al cual le tengo
un enorme cariño, que leí solo una vez cuando se lo pedí de regalo a mis papás
en 1995 y del cual supe de su existencia gracias a la revista Fangoria (en
uno de los tantos reportajes y/o entrevistas a mi autor predilecto).Cuando escribo estas palabras, sentado frente
al escritorio donde me siento frente a mi note, tengo a mi lado una biblioteca
de madera sólida, que me mandaron a hacer mis taitas como obsequio sorpresa en
un momento indeterminado de esa misma década y si extiendo mi mano izquierda hacia
uno de sus compartimientos superiores, puedo tomar sin problemas la vieja
edición de la desaparecida editorial Grijalbo que poseo, con solapas, tapa
blanda y portada con relieve, más hojas de roneo; dicho ejemplar lo fui a comprar
luego de que lo vi en oferta y se lo pedí a papá y mamá por mis 20 años (¡Ahora
estoy por cumplir los 47, así de rápido pasa el tiempo!).Como en otras ocasiones de aquellos años, me
dieron el dinero para cumplir mi petición y de ese modo me fui feliz a la Plaza
Almagro (ubicada en San Diego, famosa calle de Santiago Centro dedicada a la
venta de libros); llegué a casa demasiado contento, pues desde que leí sobre
ese título en la mentada revista, le tenía muchas ganas y hasta se los pasé a
mis padres para que lo envolvieran en un paquete con papel de regalo, con la
intención que me lo entregaran solo en la fecha correcta (así de ceremonioso
puedo ser).Solo ahora, al echarle un
ojo a mi edición del texto que hoy nos reúne, me doy cuenta de que posee una
dedicatoria cariñosa hecha por mi papá, que no recuerdo si se la pedí yo o él
la hizo por su cuenta; ha sido hermoso encontrarme con esas palabras, porque
justo hoy es el Día del Padre y hace años que no lo tengo a mi lado (he pensado
mucho en él este día).
2.
La película. Estrenada en 1993, fue dirigida por Fraser
C. Heston, hijo del famoso actor Charlton Heston, siendo este su debut en el
cine tras trabajar detrás de las cámaras en televisión.La cinta entre todas sus virtudes posee
actores de gran calibre, ya consagrados para la época, siendo los más destacados
nada menos que Max von Sydow, haciendo del villano de la obra; en cambio, en el
lado del bien encontramos nada menos que a Ed Harris, uno de los actores ligados
a la obra de King en más de una producción y en su caso desde que muy joven
filmó el primer segmento de Creepshow, sobre los guiones de King
y George Romero (un par de años después, de puro “buena onda”, hizo un papel no
acreditado en la versión televisiva de The Standde Mick Garris).El cuadro de los histriones involucrados en
esta producción, que merece ser conocida y revalorada, lo complementan
histriones como Bonnie Bedelia, como la encantadora prometida del heroico sheriff
Pangborn, Amanda Plummer (hija del desaparecido Cristopher Plummer, otro artista
relacionado con el Tío Steve, luego de su estupendo rol en Dolores Claiborne) y que acá hace de una muy singular mujer desequilibrada y el
también fallecido J. T. Walsh (quien tuviera un pequeño papel en Misery),
como un sujeto corrupto que ejemplifica genialmente los matices del mal. Con una estupenda banda sonora bastante
grandilocuente y llena de coros a cargo de Patrick Doyle (su trabajo para Mary
Shelley´s Frankenstein es uno de mis favoritos entre las bandas sonoras
de películas), que acompaña de forma magistral las escenas de la película
(hasta una de las versiones del Ave María,se usó
de una manera muy inteligente en una de sus mejores escenas), posee momentos
inolvidables y entre ellos el ajuste de cuentas de dos “viejas enemigas”, que se
logró llevar a la pantalla de manera muy dramática.
He aquí la música completa de esta recomendable peli
Usando preciosos flashbacks para
representar las fantasías de las víctimas y una adecuada dosis de humor negro, hay
también acá varios diálogos y monólogos que nos demuestran estar frente a un
filme de horror “adulto”, que invita a más de una reflexión.Si bien el final fue algo simplificado por
temas de presupuesto, ya que en la novela tiene un carácter mucho más épico, el
de esta adaptación es digno de elogio (bajo esa premisa tan propia de muchos
escritos del Tío Steve: a veces ni buenos, ni malos ganan, porque la vida no es
sencilla). La cinta se exhibió en las salas con un
metraje de dos horas y lo mismo fue cuando salió al mercado de arriendo y venta
directa; no obstante, tiempo después gracias a la TV en Gringolandia (ignoro si
en otros países) se pudo ver una versión extendida de más de 3 horas, que era
lo que correspondía, considerando la extensión para dos del libro en el que se
basa y todo lo que tuvo que recortar su realizador para el estreno en cines (en
RARB la pueden hallar para descargarla por Torrent).
Muchos
años- incluyendo cambio de siglo- pasaron para que por fin se llevara a cabo la
realización de la Saga de Hades, en versión animada del manga de Masami
Kurumada titulado Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco
en Latinoamérica hispanoparlante y España).
Considerada la mejor etapa de este cómic, en gran parte debido a su
complejidad argumental, sucede tiempo después de los eventos de la Guerra Santa
en contra de Poseidón. Y, por cierto, en
el doblaje latinoamericano hecho en México y que tanto me encanta, pese a sus
errores, "siempre" se refieren a que solo han pasado 13 años desde
que Atena reencarnó y uno se pregunta cómo es posible hayan sucedido tantas
cosas, desde que comenzó esta serie con el Torneo Galáctico, se enfrentaron a tantos
enemigos y, más encima, los protagonistas logren tener esos cuerpos tan bien
formados si son tan jóvenes (bueno, salvo el flacuchento de Shon, quien sí
posee la anatomía propia de alguien de su edad). Cabe mencionar que, poco después de
finalizar el animé clásico en 1989, estuvo la intención de seguirlo con la
adaptación de esta historia y hasta se realizó (dicen, que no lo puedo
comprobar) un primer episodio. Ahora
bien, lo que sí ha llegado hasta nuestros días, previo a la serie de OVAS que
se encargó de llevar con maestría a la animación esta saga, es su preciosa
banda sonora y que incluye diálogos de lo grabado hasta el momento (compuesta
nuevamente por un artista tan épico y sinfónico como corresponde a una obra de
esta talla, Seiji Yokohama, quien ya nos diera hermosas melodías para tan
queridos personajes). Estrenada en 2002 y acabada en 2003,
bastante tiempo después de lo último que vimos sobre estos justicieros, la
primera parte constó con 13 OVAS (acrónimo de Original Video Animated, o sea,
animaciones hechas en exclusiva para la venta directa al consumidor particular
y solo mucho después emitidas en televisión).
Como se trataba de una historia esperada largo tiempo, con un público
cautivo compuesto por millones y eso solo contando en Japón, se esmeraron
bastante en fusionar de la mejor manera los aspectos técnicos con los
artísticos, y de ese modo supieron usar de manera perfecta y estilizada los
gráficos computacionales. Solo un pero le pongo a este regreso de
Seiya y compañía, aparte de la banda sonora original hecha hace tiempo ya para
esta saga (que había salido a la venta sin haber tenido más que un episodio),
repitieron incansablemente los viejos temas de la serie, que aunque hermosos,
ya era hora dieran paso a nuevas composiciones.
En cambio, si hicieron un nuevo opening, en verdad maravilloso (no tengo
puta idea de lo que dice, pero la voz de la cantante y las imágenes que muestra
me fascinan). Por otro lado, al término
de la citada presentación, agregaron de inmediato el primer opening, esta vez
con efectos de sonido. También
realizaron un nuevo ending, el cual viene inmediatamente después del clásico
del anime.
El precioso opening del Capítulo Santuario
Tal como dice su nombre, este arco
argumental trata sobre la contienda en contra del dios griego del Inframundo,
Hades, quien ha resucitado y desea acabar con su enemiga acérrima, Atena; y de
paso, pretende destruir por completo el planeta. Así que no les queda otra a nuestros héroes,
que enfrentar nuevamente el mal, aunque puede ser que esta vez pierdan mucho
más que la vista u otro sentido. La trama se divide en tres actos, cada uno
centrado en el lugar físico donde transcurre.
De este modo la primera parte corresponde al Capítulo del
Santuario, ya que sucede en el sitio sagrado de Grecia, que ya
conocemos bastante bien: Una sombra- o más bien varias- se ciernen sobre el
lugar santo y pretenden dar muerte a Saori.
Es entonces, que un montón de personajes del pasado regresan, dándonos
varios momentos memorables. De igual manera, serán más bien los Caballeros
Dorados los protagonistas y entre ellos destacan nada menos que Mu de Aries...
¡A quien por fin lo vemos pelear con sus poderes increíbles! y Shaka- quien
siempre nos simpatizó, pese a su "etapa oscura" durante la Guerra de
las Doce Casas- al cual le vamos a deber muchas de las nuevas lágrimas, que nos
sacarán esta vez. Por cierto, el malvado detrás de los
eventos de la Saga de Poseidón, Kanon de Géminis, tendrá un importante papel
nuevamente. Asimismo, Dokko, el Anciano Maestro de los 5 Picos (¡No sean mal
pensados, mis lectores chilenos!) tendrá otro rol destacado, que le dará a al
argumento mayores glorias y para satisfacción de sus seguidores. Por otro lado, los secuaces del Más Allá
están de miedo y sus armaduras no dejan de ser preciosas. Dentro de los personajes nuevos destacan dos:
Una villana que nos deparará varias sorpresas de valor, la misteriosa Pandora y
nada menos que... ¡El "viejo" Patriarca del Santuario de Atena! Pasaron sus años, 2005 a 2007, para que se
estrenaran los OVAS, dedicados al Capítulo Inferno y donde los
protagonistas deben viajar nada menos que al Hades mismo, para salvar a Atena y
al mundo, derrotando a los malvados de la historia. Son 12 episodios en total y para ellos
hicieron nuevos opening (esta vez con voz masculina) y ending (en el caso de
este último, a medida que se escucha la canción, ahora interpretada por una
mujer, en un pequeño recuadro se aprecian escenas del capítulo que acaba de
terminar). Como nuevo personaje, destaca
una revisión del héroe mitológico Orfeo, cuyo drama está bellamente adaptado
para incorporarlo a la historia.
Asimismo, Kurumada logró usar de manera muy ingeniosa, gran parte de la
iconografía salida del Infierno de Dante, un detalle destacable que a los
espectadores cultos les dará varias satisfacciones. Cabe mencionar que para esta parte y la
siguiente, los productores abarataron costos y prescindieron de los efectos
computacionales que tanto embellecieron el capítulo anterior. A menos que me equivoque, a estas alturas
de la saga ya aparecen unos pocos temas musicales nuevos. Y en cuanto al desenlace de esta etapa, no
puede ser más impactante, tal como ya sucedió con el Capítulo Santuario. Tuvo que llegar 2008 para que se estrenara
la última parte, ambientada en los Campos Eliseos y que posee
solo 6 episodios. Acá, tal como dice su
nombre, los héroes llegan hasta el idílico lugar de la mitología griega, donde
por fin lucharán contra Hades; claro que este no se encuentra solo, puesto que
un par de dioses infernales lo acompañan.
La contienda es más dura que nunca y entre ello descubrimos la verdad
sobre la relación entre Seiya y Marin, así como presenciamos la inesperada
intervención de un antiguo rival (de la manera menos pensada). Y, por cierto, nuevas armaduras aparecen, en
verdad bellísimas. En cuanto a la música
utilizada para esta finalización, se repitieron opening y ending, así como se
siguieron usando muchos temas clásicos y lo realizado en exclusivo para esta
saga; pero, por igual, se agregaron algunas melodías de la quinta película (Obertura
del Cielo) y que transcurre tiempo después de los eventos de esta saga
(que, en todo caso, ignoro si es canon de la trama oficial). En cuanto al esperado final, debemos
recordar que estamos frente a una obra japonesa, de modo que la historia no
acabará como los gringos nos tienen malacostumbrados y es así que cuando aquí
acaba todo, solo nos quedamos con ganas de saber qué pasa después (porque,
imposible, sentir que la victoria fue total).
Cabe mencionar que su propio mangaka en la siguiente saga- comenzada a
escribir ya en este siglo- , que difiere hasta donde sé de la mencionada cinta
y que, creo no me equivoco, todavía no acaba, nos relata los eventos
posteriores... ¡Ojalá pronto la termine y podamos saber, ojalá en una nueva
serie, qué pasó con el valiente Seiya y sus amigos!
El opening del Capítulo Inferno (ni este, ni el otro pillé en HD)
La quinta entrega de Dune escrita por su
creador, Frank Herbert, Herejes de Dune, termina como el resto de
los libros de la saga: Espectacularmente.
La razón para afirmar esto, en el caso concreto del penúltimo volumen de
la serie, corresponde a que dicho desenlace implica una espantosa amenaza que
se cierne sobre el Dune mismo, las Bene Gesserit (que hace rato dejaron de ser
unas villanas) y el universo en general.
De este modo, la última novela original de esta serle literaria tan
amada (e imitada), abordará la confrontación mortal y guerra feroz de carácter
ideológico, sin dudas, en contra de un mal muy particular: Las Honoratas
Matres. Si en el primer libro de la
saga, los Harkonnen fueron el símbolo de todo el mal proveniente del corazón
humano, bajo el yugo bestial del hombre como género, la mentada orden femenina
deja pequeña a la desaparecida familia noble de Giedi Prime; pues como ahora
quedará más claro que nunca, no hay cómo el odio de una mujer, pues su energía
centrada en dominar todo a su antojo, es una fuerza de la naturaleza
devastadora. El libro comienza con una revelación que a
más de un lector lo dejará con el aliento cortado: Arrakis, Dune, Rakis, el
planeta que se ha convertido en el centro de todas las novelas anteriores y en todo
un ícono para la ciencia ficción, ya no existe ¿Qué pasó entonces? Mejor
descubrirlo. Teniendo en cuenta la
enorme pérdida que significa lo anterior, solo las Bene Gesserit son capaces de
crear un nuevo Dune, implicando la reaparición de los extintos gusanos de arena
y la producción de más Melange. Por lo
mismo, se han empecinado en hacer que la sede de su poder, Casa Capitular, se
convierta en un desierto con las condiciones requeridas para ello. Pero no es tan fácil, pues tienen incluso una
preocupación mayor, que es la de escapar de su enemigo, las Honoratas Matres,
quienes poseen un odio inconmensurable y un apetito por la violencia que hace
de los viejos Harkonnen un mínimo peligro.
Por lo tanto, la confrontación es entre ambas órdenes secretas, si bien
las ahora benignas Bene Gesserit, cuentan con unos aliados de respeto. Viejos rivales de temer, ya no acechan a
los héroes y antihéroes de esta última parte de la serie, puesto que ni los
ixianos, ni la Bene Tleilaxu, ni mucho menos la Cofradía (que hace rato dejó de
complotar, tras perder poder del monopolio de los viajes), tendrán un lugar
memorable dentro de los nuevos complots que se cocinan ahora; solo el último de
los Maestros Tleilaxu, enriquecerá el dramatis personae de esta obra, dándonos
un ejemplo sobre la ley de la entropía y de cómo la rueda del destino gira pese
a nuestros esfuerzos más arduos, pues lo que una vez estuvo arriba, ahora se
encuentra abajo. Hay muchos momentos inolvidables en la
novela, en verdad memorables y sus diálogos, sin duda, deben encontrarse entre
lo más sublime de la literatura de ciencia ficción... Y es que para este cierre
del ciclo, que le dio la gloria a su autor, este se muestra más emocional que
nunca (posteriormente en su nota personal, tras terminar nosotros de leer la
historia, nos contará de manera muy íntima qué le estaba pasando mientras la
escribía). Es así, que esta vez apreciamos en mayor medida, que en el tomo que
precedió a este, a personajes capaces de generar verdaderos lazos interpersonales
con otros, de demostrar afecto y de maravillarse por lo que tienen frente a lo
que los rodea (y de olvidarse, aunque sea por un rato, de tantas tensiones);
por lo tanto, encontraremos- por fin- a sujetos cargados de una humanidad tal,
que en contraste con el resto de los primeros volúmenes de Dune, sí lograron un
grado de identificación con ellos entre nosotros. En cambio, las mentadas Honoratas Matres, por
mucho que cada una de sus intervenciones estén entre los mejores episodios del
texto y acaparen nuestra atención total, solo provocarán rechazo entre
nosotros; lo anterior, por el hecho de mostrarnos de forma aterradora, qué pasa
cuando ocupamos toda nuestra potencialidad en resaltar lo más bajo de nuestras
pasiones. Más encima, son mujeres que a
diferencia de su contraparte- que se unen a hombres para manipularlos por un
bien mayor, aunque sin opacarlos y potenciándolos- que se muestran misándricas
totales, completamente competitivas entre ellas y que han convertido del sexo
en un arma peligrosa, con el cual dominan por completo a los hombres que
desprecian en su género total.
Un importante agregado al libro y a lo que
ha ido construyendo Herbert con mucha delicadeza y credibilidad, es el
importante detalle de que por fin nos muestra una religión real en sus páginas,
la que ha conseguido sobrevivir a milenios de revoluciones y control de las
mismas Bene Gesserit. Lo anterior no es
algo mínimo, si se tiene en cuenta que toda la saga ha girado en torno al pilar
de la religión (aunque, mayormente, esta vista con ojos poco amables, al
mostrarla como una institución capaz de crear guerras santas atroces y en las
que el fanatismo y la ignorancia, como el uso de la religión misma para dominar
a otros, son solo un medio para conseguir poder). Por lo tanto, esta pieza nos muestra a un
grupo de judíos, centrándose en dos de ellos, para encumbrarlos como sujetos
nobles como pocos antes vistos en Dune y cuyas intervenciones estarán entre lo
más granado del libro (cabe mencionar que, en todo caso, Herbert era católico y
de ahí la caracterización dada a las Bene Gesserit, quienes terminaron por
convertirse en personajes positivos, a diferencia de sus rasgos villanescos de
los dos primeros libros). Otro agregado, más que interesante, en el
título que hoy nos reúne, es la presencia de los llamados Futars. Se trata de
unas bestias humanoides, creadas por la ingeniería genética, semiinteligentes,
las que poseen una interesante participación secundaria en la novela. El clímax de la obra, tal como ha sucedido
en las otras partes de este ciclo literario, es en verdad plausible. Escenas y diálogos como los que escribe su
escritor- tan shakesperianos en su dignidad y belleza- merecen estar entre los
episodios más hermosos del género.
Posteriormente, el desenlace y el epílogo del texto, nos deparan nuevas
sorpresas y atentos a la intervención de cierta pareja al final del tomo: La
promesa de una séptima parte, que lamentablemente nunca llegó de parte de su
creador, puesto que falleció poco después de terminar y publicar esta joyita de
la ciencia ficción. Muchos después, ya entrado el siglo XXI, en
2006 concretamente, uno de los dos hijos de Frank Herbert, Brian, se unió al
escritor "mercenario" Kevin J. Anderson (al cual nunca lo he leído,
aunque dicen por ahí que escribe bien) para escribir la tan ansiada secuela:
Cazadores de Dune. Según afirmó el
vástago de Frank, se basaron en notas que dejó este; sin embargo, ignoro su
ello está comprobado. Ante el éxito de
esta primera nueva entrega "oficial" de la saga, la dupla sacó una
secuela más, varias novelas anexas y... ¡Un par de precuelas! Por mi parte, la
verdad, prefiero no gastar plata en estos títulos, hechos mayormente para
explotar un legado literario de tal magnitud; pues me pregunto, cómo es posible
que los dueños de la marca no hayan trabajado antes con autores de renombre y
de ese modo sacar secuelas de real peso artístico (como pasó con la serie de
Fundación, del "Buen Doctor" Isaac Asimov, seguida por escritores
reconocidos, ya sea en cuentos, novelas oficiales y hasta en otras sin permiso
de sus herederos, je). Personajes. Un montón pululan por acá, quizás mucho más
que en anteriores entregas (salvo en el caso del primer libro). En su mayoría a los protagonistas ya los
conocemos y en cuanto a los secundarios, no dejan de ser llamativos, que el
universo duniano se ha ido configurando como un lugar vasto y complejo. Así que vamos a repasar en qué situación se
encuentran varios de estos sujetos, que se han vuelto entrañables para muchos,
así como conoceremos a los nuevos que se han integrado a la saga. *
Madre Superiora Darwi Odrade: En el libro anterior la conocimos como
una joven Bene Gesserit, convertida ahora en la más importante de su orden, al
cual lidera en los peores momentos de su historia. Odrade es distinta a quienes le han
precedido, pese a que guarda dentro de ella la memoria y los conocimientos de
miles de sus antepasados, puesto que a diferencia de la mayoría entre esta
casta de mujeres, sí valora el amor al prójimo y, por lo mismo, es mirada con
recelo por muchas de sus compañeras.
Amante de los placeres sencillos y de la compañía (algo que apenas
pudimos apreciar en otros personajes de la saga, demasiado endurecidos ante
tanta intriga y por la que debían estar a la defensiva en todo momento), pese a
su "debilidad" es respetada y es considerada una gran líder. Imposible no encariñarse con esta mujer y que
tuvo todo tan claro desde un principio, tal como podremos comprobar al final
del libro. *
Miles Teg:
En la presente ocasión se trata del ghola (clon) del regio militar que
conocimos en el libro anterior, puesto que el anterior falleció en muy
singulares circunstancias. En este
último libro, pasa poco más de una década desde que vuelve a nacer y como las
Bene Gesserit están desesperadas por evitar su desaparición, derrotar al
enemigo y salvar el universo, se ven obligadas a adelantar el proceso de que
este recupere sus memorias. Por cierto,
el método para conseguir lo último, sin dudas que nos puede parecer horroroso. *
Duncan Idaho: El mismo ghola que nos fue presentado en
Herejes de Dune, es ahora un hombre adulto que vive cautivo en una
"no-nave", pues las Bene Gesserit sospechan de que esté siendo
controlado por el mal; pese a todo, las "brujas" lo necesitan y en
ese sentido la sabia Odrade no está equivocada. *
Sheena: La flacuchenta chica Fremen, que fuera
presentada en el libro anterior, nacida con la capacidad de llamar a Shai-Hulud
y controlarlo, ahora es una hermosa y sensual mujer convertida en Madre
Superiora. Su presencia sigue siendo
necesaria y más si se desea que Casa Capitular se convierta en una nueva Dune,
de modo que la Especia vuelva a surgir. *
Murbella: En Herejes de Dune, la
conocimos como una joven Honorata Matre, comisionada para "imprimir"
a Duncan cuando este era aún un muchacho, o sea, dominarlo a través del sexo
(ella debía desvirgarlo y luego convertirlo en su esclavo a través de su deseo
por ella... Lo que dichas féminas acostumbran a con los hombres, que se vuelven
sus víctimas y meros peones tras el primer coito con ellas). No obstante, el
tiro le salió por la culata y quién quedó ligada fue la propia Murbella. Sin
embargo, hay real amor entre ambos amantes y eso determina muchos de los
eventos de esta novela. Prisionera de
las Bene Gesserit, es una persona esencial para que se cumpla el pla de la
Madre Superiora; su papel en el final de todo será increíble. *
Reina Araña (el
nombre se lo ha puesto la sabía Odrade, puesto que se hace llamar de otra
forma, entre quienes pretende tener bajo suyo y por lo mismo tal apodo le queda
como anillo al dedo): La líder
de "las putas", como las designan sus rivales despectivamente, es una
muy vieja mujer de carácter agrio y que carga con un odio muy grande. Como pasa con el resto de las Honoratas
Matres, sus ojos y pies son una representación de su enorme poder y
personalidad peligrosa. Su hambre de
control será su perdición de la manera más espectacular (creo este es el único
spoiler que me he permitido, je). Por
último, cada aparición suya en las páginas del volumen merece nuestra especial
atención. *
Rebecca:
Otro de los dos personajes nuevos que deseo destacar. De origen judío, por circunstancias muy
especiales debe volverse una Bene Gesserit.
Cada vez en que la encontremos en alguna de las páginas del libro, será
para emocionarse, sin dudas, como un ejemplo de lo estupendo que le salen los
personajes femeninos a Herbert; asimismo, una muestra de la belleza que podemos
encontrar en esta obra, con la cual hoy despido- con agradecimiento y ya con nostalgia-
de esta saga, que se quedará para siempre en mi memoria y corazón.
La última trilogía de Star Wars
fue un fiasco para muchos y muchas, incluyendo gente entre los seguidores más acérrimos
de la saga cinematográfica; todo ello al punto de que no faltaron quienes, como
ñoños jihadistas que son, propusieron obviarla de la cronología oficial (hay
que reconocer que su primera entrega, El Despertar de la Fuerza,
es una descarada copia en muchos aspectos a Una Nueva Esperanza).Solo Rogue One, una historia
anexa dedicada a eventos anteriores al Episodio IV y posteriores
a La Venganza de los Sith, consiguió acaparar los aplausos del
público general, fanáticos y la crítica, quienes pensaron que con esta oleada
de nuevas cintas dedicadas a los personajes secundarios y a arcos argumentales
paralelos, se vendría una seguidilla de nuevos filmes de la saga de igual
calidad o superior; entonces llegó la película dedicada nada menos que al
icónico Han Solo, sobre su juventud, yel sueño dorado se vino abajo, de tan mala que era (que el actor elegido
para hacer del antihéroe no dio la talla- más parecía vampirito de CrespusCULO,
que un macho alfa como el que conocimos con Harrison Ford y ni la dirección de
Lawrence Kasdan- guionista de El Imperio Contraataca- logró
salvarla del repudio e inmediato olvido). Frente a casos como los mencionados más
arriba, la trilogía precuela llegó a ser revalorada como algo lejos superior a
esta última partida, bastante criticada en su momento (aunque, por mi parte,
pobre de quién ose hablar mal en mi presencia del Episodio III). Tenía que llegar a Disney- que fagocitó por
completo Marvel y Fox- alguien como John Favreau (hoy uno de los santos de mi
devoción absoluta), para que, con una creatividad impresionante, lograra
resucitar (nada menos que para la pantalla chica) lo mejor de la
franquicia.Es así cómo nació The Mandalorian, un show del cual esperamos con ganas su tercera
temporada.Más encima, para disfrute de
viejos y nuevos adeptos del universo de Star Wars, Favreau nos
trajo de vuelta en la segunda temporada a Boba Fett, el famoso cazarecompensas
que inspiró a la figura del buen Mando, dejándonos con la promesa de un título
dedicado por completo al viejo guerrero. El Libro de Boba Fett se
estrenó el año pasado en Disney+, el streaming de la casa de Mickey y sus
amigos, dándonos solo 7 episodios, aunque nada de relleno y puro filete al
estilo de los mejores blockbusters gringos y las recordadas matinées de género.
Con el retorno del varonil Temeura Morrison como el renacido mercenario, no
solo cuenta su historia, a partir de la impactante escena de post créditos de
la segunda temporada de The Mandalorian; sino que nos revela, qué
fue de él luego de que supuestamente lo vimos morir en El Regreso del
Jedi.Es así que somos testigos
del emotivo proceso de su viaje interior, junto a una comunidad muy singular
que lo acoge y lo marcará para el resto de su vida (el episodio 2, centrado en
su vida junto a esta gente, en verdad es uno de los capítulos más hermosos que
he visto en una serie live action... ¡Y he visto muchos!); por otro lado, el
uso de estos individuos dentro de la trama, que conocimos solo como un
"horror" más del desierto de Tatooine, es un ejemplo más de cómo se
puede aprovechar de la mejor manera, el bestiario de una magna obra como lo es Star
Wars. Por otro lado, la trama nos cuenta qué pasó
luego de que Boba Fett consiguiera- en circunstancias muy particulares- cierto
nivel de autoridad en su planeta de adopción; de ese modo, su proceso de
redención se nos va definiendo mucho mejor, más ahora que sabemos qué lo hizo
en realidad cambiar y descubrimos que- tal vez- nunca fue un verdadero
villano.Luego, su enfrentamiento con
los verdaderos malvados de la historia nos dará un arco argumental que nos
deparará un montón de gratas sorpresas. A lo anterior debemos agregar la presencia
de Fennec Shand, la ex asesina mercenaria que se ha convertida en su compañera
(no amante) y quien, tal como Boba Fett, se encuentra en su propio camino a la
autorealización y redención.No está de
más decir que esta fémina es, quizás, el mejor personaje femenino de este universo
de Star Wars televisivo (de los creados por el buen Favreau, que la jedi
Ashoka Tano proviene de relatos mucho más antiguos). Nuevos personajes maravillosos nos regala
el programa, entre ellos un gracioso burócrata y un hosco asesino Wookie (otra
inolvidable recreación de la iconografía propia de este universo) ... Aunque
quien lejos conseguirá nuestra atención, va a ser un viejo conocido del
protagonista y cuya presencia recalca, más aún, el tono de western espacial del
programa. Asimismo, completan este delicioso plato
ñoño varios nombres del pasado, con numerosos reencuentros que harán de
nuestras delicias y, con mayor razón, conseguirán que amemos Star Wars
según San John Favreau. Si bien el precioso tema de los créditos
pertenece a Ludwig Goränson, el mismo de The Mandalorian, el
resto del acompañamiento musical corresponde a Joseph Shirley, quien logra
hacer más épico todo gracias a sus acordes.Por otro lado, la mayor parte de los capítulos fueron dirigidos, por un
talento ñoño tan versátil como lo es Robert Rodríguez, lo que es para celebrar
también... ¡Y no olvidar los preciosos dibujos de los créditos finales! Ahora a esperar regrese pronto Boba Fett y
compañía, que por el momento Din Djarin y Baby Yoda estarán antes, de nuevo,
por estos lares.
El pasado 17 este mes de mayo, a los 79 años,
nos dejó Vangelis y con él otro pedacito del ya viejo siglo XX se perdió, por
no mencionar todas las memorias que sus admiradores- como quien les habla- se
han visto marcadas por una pérdida tan grande.
Por mi parte, tenía todas mis esperanzas en que este 2022 sería mejor
que los dos primeros años de pandemia, pero aunque en muchos aspectos todavía
siento esperanzas al respecto, personalmente ha sido doloroso. Y es que por mi parte, Vangelis forma
parte esencial de mis recuerdos, desde temprana edad- plena adolescencia-
siendo parte de mi vida casi al nivel de Stephen King.Por ende, un artista, por mucho que no lo
hayas llegado a conocer en persona, puede influenciar en tu vida, tanto como
alguien que sí ha estado físicamente a tu lado por años.
Como en otras ocasiones, no les hablaré de
la carrera de este músico al que quiero homenajear, que para eso tienen
Wikipedia y un montón de páginas en Internet; en cambio, sí les hablaré de cómo
Vangelis ha formado parte esencial de mi persona.
Era el año 1992 y cursaba Tercero Medio,
cuando supe de la existencia de un programa llamado Música en 35
Milímetros, de la radio Futuro ("La radio de la Gran
Minoría", decía su lema en aquel entonces y con el cual me identifiqué;
que, por largo tiempo, hasta casi terminada mi educación universitaria, fui un
seguidor incondicional de la Futuro).Era el segundo semestre de ese año y todavía no se cumplían los 500 años
del descubrimiento de América (ahora le llaman Encuentro de dos Mundos,
supuestamente para ser más políticamente correctos, lo que me parece más bien
un eufemismo), cuando aún no estrenaban 1492, el filme dirigido
por Ridley Scott sobre Cristóbal Colón y su cruzada personal para encontrar una
ruta más rápida a las llamadas Indias; así fue que en el mentado segmento
dominical, que se emitía a las 10 de la noche (¿O era a las 11?) emitieron su
banda sonora y fue la primera vez que escuché hablar de Vangelis, así como pude
apreciar de manera "consciente" sus composiciones, ya que era obvio
que en el pasado lo había hecho (ya me había visto Blade Runner, la cual me
gustó mucho desde un principio, el año anterior no más en la tele, donde
trabajó por primera vez con Scott).Cuando el conductor, Cristian Landaeta (nunca olvidaré su nombre)
presentó al músico e hizo una completa introducción sobre su arte, quedé
fascinado y me prometí a mí mismo adentrarme en el resto de su labor.Sin embargo, fue su música hecha para el
susodicho filme, lo que con facilidad me conquistó y es que para entonces me
pareció que nunca antes había escuchado algo tan bello.Pasó más de un año para que recién pudiera
ver, y en el cine, la cinta que inspiró la que por años fue mi banda sonora
favorita. Una anécdota respecto a mi primer encuentro con Vangelis: el casete
que tenía dispuesto para grabar el programa, no alcanzó con todos los temas y
el penúltimo tema quedó incompleto; tuve que esperar a que repitieran al año
siguiente, en plenas vacaciones de verano, en lo mejor de 1992 de Música en 35
Milímetros, para conseguir toda la banda; así que me compré un casete de mayor
duración para remediar mi anterior problema.
Con posterioridad, aproveché todas las
ocasiones de la radio, ya sea por medio de la Futuro u otra como San Cristóbal
(que creo ya no existe) para conseguir más de sus discos (por medio de mis
grabaciones caseras, claro).Solo
gracias a mis profesores del colegio, a los que admiraba y quería con todo mi
ser, obtuve mis primeros casetes pirateados de Vangelis, sin que se escuchara
de vez en cuando el nombre de la radio de fondo; así fue cómo, a menos que me
equivoque, obtuve su banda sonora para Antartica (1983), una olvidada
película cuya música logró opacarla.
En la Futuro, en medio de la semana, daban
otros programas y de ese modo en el transcurso de 1993 pude saber de la música
pop de Vangelis, junto a su amigo Jon Anderson, puesto que emitieron un día su
cuarto disco juntos Page of Life (que por años juraba se llamaba Page
of Love, debido a mi pésimo inglés y que así lo había anotado en la
carátula y las etiquetas de mi grabación casera).Un día en el cole uno de mis profes, que se
convirtieron por años en mis amigos "adultos", me pidió una música
para un acto; "algo loco" me dijo y creo justo andaba con mi casette
de Page of Life; así que usaron su único tema completamente instrumental, que
fue un gusto casi orgásmico, escucharlo con los parlantes del gimnasio y
mientras todo el colegio veía una rara coreografía, interpretada por un
compañero de otro curso, quien corría por la cancha vestido con una máscara de
Freddy Krueger, al vaivén de Jon y Vangelis. Todavía, vez que escucho esas
canciones, me emociona la nostalgia y recuerdo con cariño ese último año de mi
vida como escolar,cuando mi mundo era
otro y todavía faltaba mucho para que saliera a flote mi verdadero yo.
Page of Life (1991)
Otro disco de Vangelis que conocí gracias a
la Futuro, fue Spiral (1977), de su etapa "oscura" en los años
70.Debo decirles que este me gusta
mucho, al punto de que su tema Himno al Hombre Desconocido, está
entre mis temas favoritos del griego.Cabe mencionar, que también lo grabé en casete, la vez en que lo
emitieron. Mis primeros casetes originales de Vangelis
los recibí, a menos que me equivoque, la Navidad de 1992 y los pedí de regalo a
mi papá y a mi mejor amiga, cuyo destino se cruzó con el mío desde mi más
temprana infancia (o sea, de cuando estaba en Kinder). Como mis padres no tenían idea de mis gustos
personales, salvo los nombres y títulos que me oían mencionar o lo que veíamos
juntos en familia, ese año como en otras ocasiones, me dieron la plata para
comprarme lo que quería y de ese modo me llevé de la hoy extinta Feria del
Disco (¡Cuánto echo de menos sus locales, que marcaron casi los primeros
cuarenta años de mi vida!) Themes (1989), uno de sus tantos
recopilatorios y quizás el más famoso, con el que aluciné mucho. Por otro lado, Marta me obsequió la banda
sonora de Carros de Fuego (1981), así que esa Navidad quedé muy contento
y a cada rato escuchaba ambas cintas, que creo no tenía más originales que esos
(el resto de la pura radio por el momento). Unas navidades siguientes recibí para un “Amigo
Secreto” de la casa – que al final todos sabíamos a quiénes les habíamos tocado-
China (1979), el cual le pedí en exclusiva a mi cuñado para que no me
diera algo que no fuese de mi agrado, je.
Por esos años Fabián poseía un equipo maravilloso de sonido, así que
puso el casete “a todo chancho” para escucharlo, aunque no completo, ya que no
era del gusto de la familia (yo me tenía que conformar con mi humilde radiocasete
de esos años… ¿O ya tenía mi primer equipo de alta fidelidad propio?). Una vez arrendé en VHS una peli que solo vi una vez, pues era muy mala: Nosferatu en Venecia (1988). Se trata de un olvidable largometraje que pretendía, como muchas producciones italianas baratas, ser una secuela de un filme de culto (en este caso de la Nosferatu de Werner Herzog). Tenía al propio Klaus Kinski, estrella de la preciosa peli alemana de la que este bodrio quería usufructuar, repitiendo el papel de chupasangre y a otros artistas de la talla de Donald Pleasence y Christopher Plummer en pantalla, si bien nada de ello hacía valer la pena perder el tiempo con ella. No obstante, lo más llamativo, era que el letras grandes, dentro de los créditos de apertura, salía que la música había sido compuesta por nada menos que Vangelis. La verdad, es que los (ir) responsables de la peli tomaron, no sé sin con permiso o no y pagando derechos por ello, uno que otro tema del disco Máscara y el resto de la banda sonora lo completaron con un artista italiano, que pretendió imitar el estilo de Vangelis. Tiempo después, pude conseguirme el casete, aunque me falla la cabeza para tener clara certeza de en qué circunstancias me llegó este trabajo suyo que lo amo.
Mask (1985)
Salvo la mencionada Marta, no tenía en
aquellos últimos años de mi época de escolar, gente de mi edad con quiénes
compartir muchos de mis gustos; así que tendría que esperar a 1994, cuando
entrara a la Universidad, para conocer a amigos contemporáneos míos, entre los
cuales encontraría almas afines (en el cole no me faltaban amistades, pero aun
así era un ave raris, en el terreno intelectual). Así que era en mis profesores
en quienes busqué un referente y entre ellos estaba Pabla, quien me hacía Castellano
y a la consideraba casi una ídola. Pabla
tenía (tiene, supongo) una sensibilidad que hasta antes de conocerla, nunca
aprecié en persona alguna y en el transcurso de esa temporada, sufrió una
depresión, debido a una desilusión amorosa (se enamoró de un colega, Pato, mi
profe de Filosofía y al que también yo idolatraba, al punto de que le pedí
fuese mi Padrino de Confirmación); ella era una mujer casada y con un hijo
pequeño, no obstante, aun así enganchó con su "colemigo". Recuerdo que llovía a cántaros (¡Cuánto
extraño el clima santiaguino, previo al cambio climático!) y mi profe estaba
con licencia médica; pese a todo, la fui a ver a su casa, que por esos días
estaba de santo y con una platita que tenía, más un dinero que me pasó Pato, le
compré Festividades del Suelo (1984).
Mi visita inesperada y la "atención" de parte de su amor
imposible y este servidor, le dieron ánimo.
Tiempo después, Pabla me prestó el casete, otro trabajo de Vangelis, que
aunque raro por su carácter ambient, vez que lo escucho me pone
melancólico.
En determinado momento de los noventa, cuando seguía en el cole, repitieron la teleserie mexicana Rosa Salvaje (1987-1988), que me gustaba harto y la disfrutaba con los míos en casa de lunes a viernes. La Verónica Castro la llevaba, je. Como yo ya tenía unos cuantos casetes en mi poder, los que oía seguido, no pudo pasar desapercibido que usaran como tema de un par de personajes en particular (era una pareja con un amor prohibido), el tema La Muerte del Mono de El Apocalipsis de los Animales (1973). Les quedaba bien su uso, en todo caso.
En la universidad conocí a César y me
enamoré a primera vista. Fue una relación que me marcó para siempre y me
redefinió por completo, aunque terminó mal y desde entonces me ha sido
imposible volver a sentir algo parecido.
Bueno... ¿Y qué tiene que ver esto con Vangelis? Pues, que así como
ambos crecimos juntos por 8 años sentimentalmente, yo por mi parte lo eduqué en
cuanto a música, cine y series de televisión se refiere; de ese modo, le
presenté a Vangelis y le grababa todo lo que me llegaba de él. Los primeros años de nuestra "ambigua
amistad" (se suponía éramos los mejores amigos, nos queríamos como
hermanos, pero eso era una venda para lo que en realidad había entre nosotros),
vez que pillaba algo que le gustara, se lo compraba y un ejemplo de ello, es
que en un local de otra cadena disquera que ya no existe, encontré en oferta See
yo later (198; así que compré una copia para César y otra para mí. Su sonrisa era para mí el mejor de los
regalos. Asimismo, para un cumpleaños,
César me regaló Ópera Salvaje (1979), una sorpresa que vez que la traigo
a mi memoria, me llena de dicha. Como
pueden comprobar, Vangelis está, de manera muy intrínseca, ligado a mi primer y
único amor de verdad... Me pregunto qué habrá pensado y sentido César, al
enterarse de la muerte del compositor.
Direct (1988), uno de mis discos favoritos de Vangelis. Otro amigo de la universidad, William,
quien tampoco sigue en mi vida, en ocasiones diferentes me regaló casetes
originales de Vangelis, creo ambos para Navidad: Oceanic(1996) y El
Greco (1998). Ahora que ha pasado tanto
tiempo y soy menos ignorante, estoy seguro que William tenia espectro Autista,
quizás Asperger, pues era muy especial y no dejaba de llamarnos la atención sus
mañas; sin embargo, tampoco soy muy común que digamos y la pasaba muy bien en
su compañía. Fui yo quién decidió
alejarse de este amigo y todo fue porque William también era amigo de César
(ambos éramos sus únicos cumpas, la verdad) y mantenían contacto, lo que me
hacía sufrir tras mi rompimiento. Mientras seguía todavía en la universidad,
formé parte del primer fan club de Star Trek, junto al cual
participé de varias actividades y donde conocí a amigos que todavía siguen
conmigo, como Karla y Alejandro; el último mi querida versión chilensis de
Daredevil, ya que es abogado... ¡Y ciego! Pues resulta que el buen Jano, como
en esa época ya ganaba sus pesitos, me prestó varios Cds de música, que yo
copiaba a casetes y luego cloné a CD, cuando la tecnología para hacerlo estuvo
a disposición de uno. De ese modo, fui completando mi discografía de Vangelis y con la mejor calidad de sonido posible
en aquel entonces. De ese periodo universitario, recuerdo la
publicidad en la tele cada ocasión en la que salía un nuevo disco de Vangelis y
en especial de Voices (1995), que está entre mis predilectos, que también
tuve primero solo gracias a la Futuro.
Recuerdo que estaba obsesionado de comprármelo en CD y para mi segundo
viaje a la playa con César, solo pensaba en que si me sobraba dinero del que
llevaba, de más que podía adquirirlo (el precio, para ese ya lejano 1996 era de
“5 luquitas”). Vangelis se había convertido, por din, en un artista que vendía bastante y era fácil encontrarse con gigantografías y carteles de sus nuevos discos en las tiendas del rubro. El único cd original que logré tener en mi
colección, es Albedo 0.39, uno de sus primeros trabajos y de
cuando nuestro llorado músico, hacía composiciones experimentales y muy
oscuras. De entre sus temas destaca Alpha,
que de niño escuchaba con temor, al ser este parte de la banda sonora de Cosmos,
el ya mítico programa de divulgación científica de Carl Sagan. Pude comprarme tal disco en oferta, en una
pequeña tienda de San Diego, mientras paseaba por la famosa calle santiaguina
dedicada a la venta de libros. Aquel
día, en que me encontré con esa oportunidad, llegué muy feliz a mi casa con mi
nueva adquisición, que era para mí algo muy significativo. En 2001 me titulé como profesor. Para dar mi Examen de Grado, me compré un
traje completo (tiempos en los que apreciaba vestir formal y más cuando se
trataba de mi labor docente, que por años se suponía que así debíamos
mostrarnos, ante nuestros alumnos y apoderados). Y entonces días previos a
defender mi Memoria, sobre los Robots de Isaac Asimov, junto a mi amiga María
Elena, estando en el Persa Bío-Bío, me encontré con el DVD de su concierto Mithoydea;
ese fue el verdadero regalo, que me hice dicho mes y con el que festejé mi
futuro triunfo, compartido con mi compañera Mary. Así que Vangelis estuvo conmigo en espíritu y
pese a todo, una penita tenía en mi corazón, porque meses antes (en marzo de
ese año), César renegó de mí, nunca leyó mi Memoria, de quien fue parte de la
dedicatoria y tampoco pudo compartir conmigo, ese precioso espectáculo que era Mithoydea,
así como tampoco me acompañó, cuando mi papá falleció en octubre de ese
singular 2001. En 2004 se estrenó Alexander
y acudí al cine con mi comadrita Ledda, más por volver a ver en pantalla grande
a Colin Farrell y a quien veníamos siguiendo juntos, porque era nuestro hombre
ideal de ese entonces. Apenas comenzó la
exhibición le dije: -
¡Parece música de Vangelis! Cuando terminó, que el filme era "ahí
no más", me alegró darme cuenta de cómo se había afinado mi oído, puesto
que en efecto no me equivocaba. A principios de siglo conocí a Cristian
Villagra, un amigo y vecino que se dedicaba, entre otras cosas, a vender
"música pirata". Gracias a él
completé mi colección también, en parte, que solo luego por medio de la magia
de las descargas online y el MP3, conseguí los primeros discos de Vangelis
(que, para ser sincero, no son muy de mi agrado) y los últimos, como el que
ahora mismo escucho (Nocturne, su penúltima grabación, de 2019). En más de una ocasión, usé algún que otro
tema de Vangelis para una graduación de mis alumnos (nunca el famoso tema de
1492, que, aunque me gusta mucho, por años me parecía ya muy
"trillado", o sea, utilizado demasiado). A Vangelis se lo llevó el Covid-19, como a
otros artistas queridos (el escritor Luis Sepúlveda, mi compatriota y el
caricaturista Juan Giménez, fueron dos de los primeros famosos en sucumbir a
este bicho desgraciado). No hayo la hora
de que termine esta pandemia, que ha acabado con millones en el mundo, entre
jóvenes y viejos, pero menos mal no ha matado a ningún ser querido
"real" mío. No obstante, acá
me encuentro despidiendo de una vez a Vangelis, al que no conocí en
persona. Su muerte, no solo me hizo
darme cuenta, una vez más, de lo frágiles que somos, sino que me hizo recordar todos
estos episodios de mi vida, que miro con cariño y agradecido de que buena parte
de su banda sonora, haya estado a cargo suyo.
Supergirl, la tercera serie
(¿O cuarta?) deceísta del llamado Arrowverse, comenzó dándonos una
inolvidable versión para la tele y en imagen real de la prima de Superman y de
los personajes satélites que se fueron agrupando alrededor suyo (entre amigos,
aliados y villanos); estos últimos, adquiriendo tal relevancia gracias a la
ingeniosa manera de cómo los interpretaron sus actores y los reinterpretaron
sus guionistas, que el show se convirtió en uno de los favoritos del público.No faltaron los nuevos personajes que se
inventaron en exclusiva para este programa, quienes lograron hacerse
entrañables y bien merecen ser incorporados a la continuidad de las revistas. Asimismo, su carácter family friend
(salvo en la segunda temporada, que se puso algo "picarona"), la hizo
merecedora del reconocimiento del público y la crítica por abordar, pese a
ello, con naturalidad temas como el empoderamiento femenino, la identidad
sexual (salir del clóset), el racismo, los problemas con la inmigración y la
transfobia. Todo iba estupendo, temporada tras
temporada, cada una con un tremendo villano o un par de ellos de carácter
principal, sobresalientes y ya en la cuarta temporada tuvimos un tremendo arco
argumental complejo, que hizo de las delicias a los más ñoños de la casa. Fue,
entonces, que llegó la quinta temporada, justo aquella en que el programa
tendría su significativo episodio número 100 y el cual debía
"revisar" el legado, que hasta el momento había conseguido.Y es que en esta tanda de capítulos, salvo el
mencionado y uno que otro por ahí, el título tuvo una considerable pérdida de
calidad en sus guiones e influenciado, quizás, que perdió a otro de sus
coprotagonistas más carismáticos (ya antes la mentada cuarta temporada, dejó de
tener al dulce y guapo Winn en pantalla, pero aún así siguió manteniendo su
buen nivel).Solo los conflictos con una
de las mejores amigas de Kara, aparte que uno otro detalle positivo, logró
mantener a flote una macrohistoria con actuales villanos de pacotilla y un
final que quedó con cliffhanger incluido, aunque poco interesante. Cuando se supo que la sexta temporada sería
la última, puesto que su actriz principal quería dedicarse a su familia (en
medio de las grabaciones conoció a su marido, y quien hacía del atractivo
Mon-El, estando incluso embarazada de este durante uno de esos años, hecho que
borraron digitalmente de las pantallas sin que nos diéramos cuenta), se
esperaba que al menos todo volviera a repuntar.Así que nos quedamos esperando con ansias, un final digno de lo mejor de
Supergirl, de modo que en octubre de 2021 (segundo año de la pandemia en
curso), se estrenó la despedida, que contó con 20 capítulos. La trama de esta última parte acabó con la
amenaza principal a la que se enfrentó Kara en la temporada anterior y cuya
batalla final se encontraba inconclusa.Luego la justiciera se encontró perdida/atrapada, en un lugar muy
significativo para las historias de su primo y compañía, donde se reencontró
con una valiosa figura de su pasado y conoció a Nexly, quien de ser una
simpática compañera de andanzas suyas; posteriormente, casi de la noche a la
mañana, esta se convirtió en su enemiga jurada a lo largo del resto de la
serie. Así que a partir de entonces, Supergirl tendrá a una
"duendecilla" de la Quinta Dimensión, que le daría complicaciones a
ella y a su equipo, buscando una serie de objetos místicos, que podrían darle
el control de las dimensiones/realidades o de lo que antes fuera el Multiverso
DC.Entre medio, una especie de vampiros
tipo Nosferatu, aparecen para darle una supuesta cuota de terror a episodios,
que se fueron dando de forma tediosa y con una cuota de comedia forzada de vez
en cuando; mejor los dramas internos de cada personaje, con su búsqueda propia
de la de la plenitud, entre los cuales quiénes mejores salieron ganando fueron
la hermana adoptiva de la kryptoniana y la pareja de esta (que mayores detalles
sobre ambas no diré al respecto, para no quitarles las pocas sorpresas gratas
de esta ocasión). Hay un intento por innovar para hacer más
interesante todo, pero al menos para mí fue poco espontáneo y para nada
original.Por ejemplo, una de las
coprotagonistas descubre... ¡Que puede manipular la magia! Algo que va por
completo en contra de las habilidades, que le conocimos antes y por las cuales
se hizo tan valiosa para los suyos.Luego, tenemos una idea sacada/copiada del Guantelete del Infinito
de Marvel, en una versión paupérrima y cursi, buscando los objetos preciados y
que poseían cada uno un poder diferente, relacionado con alguna virtud.Por otro lado, la villana inventada para este
título, sacada de un personaje más que menor, sino que insignificante de la
compañía (o sea, con cero trascendencia para los cómics), quien para variar
anda vestida de negro, como si olvidar los colores de los atuendos en las
viñetas, le diese más sobriedad al asunto; difícil es que simpaticemos con
Nyxly, una ególatra de pacotilla y cuyas motivaciones, por muy justificadas que
sean, no logran ponerla a la altura de los otros rivales (bueno, de los rivales
de peso dramático, con verdadero desarrollo de su psicología y no los de la
quinta temporada, peores que la supuesta duendecilla, aunque todos estos
últimos sin mayores aristas en su personalidad).Luego tenemos el trasfondo político
relacionado con la migración (representado por los extraterrestres, que apenas
parecían alienígenas de tan "humanos" que se veían) y el tema de la
defensa de los derechos de las minorías sexuales, representado... ¡Por una
niñita! (que al final, siempre fue pura discriminación positiva, ya que nunca
nos mostraron a dos hombres besándose, como mínimo, pese a que un personaje
secundario que salió al principio habló de su esposo y al cual nunca
vimos).Todo lo último, ya cansador,
puesto que el líder positivo de uno de los refugiados extraterrestres tiene
apariencia afrodescendiente, una inclusión "simbólica" ya llevada a
los extremos de la ridiculez. Algo bueno, al menos, el papel de Lex
Luthor que siempre es bienvenido.El
capítulo doble sobre un viaje al pasado, que nos devolvió a un querido
personaje, hace rato dejado de lado y ahora en su versión más joven.Y el capítulo que profundizó el tema del odio
racial, centrado en Kelly Olsen merecen mis respetos. En más de una ocasión, esperé un team-up
con alguien más del Arrowverse (que, si hubiese aparecido Flash, habría sido
significativo, considerando su relación con la Mujer de Acero).Ni siquiera Kal-El tuvo una pequeña
intervención. Cabe mencionar, que solo resistí tan pésima
temporada, con la esperanza de que se arreglara y a ver si me daba alguna linda
sorpresa, como las esperadas apariciones estelares mencionadas.No obstante, el último capítulo sí que valió la
pena y es que significó el regreso, de más de uno de esos queridos personajes
que dejaron la serie (para suerte de ellos, en su mejor momento) y uno de ellos
en particular, como siempre, me sacó más de una lágrima con sus inspirados
discursos. Por mi parte, prefiero quedarme con lo
mejor de un programa que me devoré junto a mi sobrinito (Amilcar, hoy en día de
12) en solo un año sus 6 temporadas, con muchos momentos magníficos y un montón
de personajes maravillosos.
En 1988
se estrenó la tercera temporada, (por llamarlo de una forma) de Saint
Seiya, el famoso animé ochentero conocido en Occidente como LosCaballeros
del Zodiaco. Consistente en 15
episodios, adapta la Saga de Poseidón, historia canónica escrita y dibujada por
su propio autor Masami Kurumada y que tuvo que esperar un resto de tiempo, para
tener su adaptación audiovisual, puesto que cuando en Japón acabó el arco
argumental de La Guerra de las Doce Casas, el cómic aún no estaba terminado. Como antes de producir esta última etapa de
Saint Seiya, se había optado por realizar una historia de
"relleno" y por completo exclusiva de la serie televisiva (La Saga de Asgard), se conectó de manera directa ambas tramas y de ese modo logró
mantenerse la continuidad y uniformidad a lo largo del animé. Tal como queda claro en el mismo manga, los
eventos previos a esta etapa, solo fueron una especie de calentamiento a la
amenaza de ahora y es que si antes fue un desquiciado poderosísimo el culpable
de todo el mal y de la corrupción de los Caballeros de Plata y de algunos
Caballeros Dorados; posteriormente, el mundo entró en caos debido a la maldición
de un anillo mágico y, en cambio, en esta ocasión todo es debido a la presencia
de un dios de la Antigüedad, enemistado por razones muy singulares con
Atena. Por lo tanto, nuestros héroes y
su Señora deben viajar, ahora nada menos, al fondo del mar para evitar la
destrucción del planeta. Una vez más, se cumple el recurso tan de
"videojuego" de quemar etapas, enfrentándose cada coprotagonista a un
adversario para llegar todos a su destino y entonces derrotar al peor de los
enemigos. Sin embargo, pese a que puede parecer un método trillado en Saint
Seiya, cada contrincante al que se enfrentan los "Santos de Cobre",
tiene algo interesante que mostrarnos y contarnos; ya que no se trata solo de
bonitas nuevas armaduras, sino que hay todo un personaje detrás de estos
guerreros. Debido a lo anterior, destaca
uno de ellos que tiene que ver con un importante fragmento del pasado de Hyoga. El guión se acompleja, cuando poco a poco
vamos descubriendo quién realmente está detrás de tanto desastre, un muy
interesante giro en los acontecimientos y que se encuentra entre los mejores
detalles del show. Aparte de la intervención de Seiya, sus
compañeros y, por supuesto, Saori (Atena), destacan en esta historia viejos
conocidos como Kiki (quien tiene un destacado rol como ayudante de los
Caballeros de Bronce) y Shaina (¡Para mí lejos el mejor personaje femenino de
la serie!). Por otro lado, además de los hombres de Poseidón, nos encontramos
con una mujer guerrera en un papel similar al de los Caballeros de Plata y
quien se convierte en la contrincante de la mentada Shaina. Asimismo, aunque aparecen un poco los otros
Caballeros de Bronce, su participación es más bien anecdótica no más; en
cambio, Hilda y Fler, también tienen su rol al principio de la saga, lejos más
relevantes que los viejos compañeros de nuestros héroes y quedando, de ese
modo, señalado el buen impacto que consiguieron los Dioses Guerreros y todo lo
relativo a ellos. En cuanto a los
Caballeros Dorados sobrevivientes, su participación bastante grata, nos
anticipa la tremenda importancia que a futuro tendrán, en la siguiente guerra
sagrada (¡Y siempre es un gusto volver a verlos!) Para este arco argumental, Seiji Yokoyama volvió
a componer una nueva banda sonora y que, si bien es maravillosa, no alcanza la
calidad épica de lo realizado para la Saga de Asgard (aunque se siguieron
usando temas de los capítulos anteriores).
Por otro lado, aunque las armaduras de los 7 Generales de Poseidón
resultan impresionantes y hermosas, cuando las llevan puestas sus usuarios, en
modo "pasivo" (por llamarlo de una forma) muchas de ellas no son muy
atractivas que digamos Por cierto, se volvieron a usar los mismos
opening y ending de la etapa anterior, aunque en el caso del primero, se
modificaron las escenas finales para mostrar a los personajes submarinos. Ya se ha hablado por acá y en otros lugares
y circunstancias, del doblaje mexicano (que me fascina); poseedor de un alto
nivel de dramatismo, digno de los mejores seiyus japoneses (actores que
ponen las voces en las versiones originales y que en su patria son considerados
verdaderas estrellas). No obstante, a la
hora de traducir hubo unos cuantos errores y que en más de una ocasión hicieron
graciosos los diálogos, pese a la naturaleza épica de estos. Es así, que a los 7 Generales de Poseidón los
llaman MARINAS, que bien ridículo queda el término en femenino, mientras que
otras veces se les nombra como corresponde; sin embargo, el caso más cómico de
estos errores y que es tan absurdo (que más bien quiero creer fue hecho a
propósito), viene a ser cuando uno de los enemigos, dice algo así cuando se
enfrenta a uno de los Caballeros de Bronce: "¡Oh,
veo detrás suyo DIBUJADOS los espíritus de sus maestros". Por otro lado, como es habitual en este
animé, nos encontramos con más "recuerdos", escenas del pasado de los
personajes y, por lo general, de sus antiguas batallas que hemos visto y
revisto una y otra vez a lo largo de sus 114 episodios clásicos. De igual manera, es muy recurrente durante
los enfrentamientos, que uno de los contrincantes se refiera a sus emociones en
ese momento, describa el ataque de su rival y mencione el efecto que este le
produce. Asimismo, no faltan los
momentos cursis- que igual adoro- en los cuales, a uno de los héroes, se le
aparece en el cielo el busto gigante de alguien muerto o de un ser querido que
le habla desde la distancia. Por último, puede ser que esta última parte
de Saint Seiya no sea la mejor (que ya saben cuál es mi favorita), no obstante,
para nada aburre y posee momentos grandiosos. Quizás le faltó más desarrollo de
los nuevos personajes, para hacerla superior. A todo esto... ¿Qué mierda pasó con los
Caballeros de Metal, que nunca más se supo de ellos?