jueves, 25 de julio de 2024

Maravilloso cierre


1. De dónde venimos y para dónde vamos
 
   Con El Bosque de los Pigmeos la escritora chilena, nacionalizada estadounidense, Isabel Allende termina su trilogía de Memorias del Águila y del Jaguar.  Es así que por medio de este libro despedimos, para pesar de muchos, a esos personajes suyos adorables que nos han compartido sus aventuras, cruzando más de medio mundo, llevándonos a lugares de sorpresa, peligro y maravilla.  Verdaderas odiseas en las que los chicos han crecido y madurado; incluso un adulto, en una edad en la que mucha gente se entrega al descanso o al tedio, nos demuestra que uno solo es viejo, cuando ha perdido las ganas por la aventura.
   En esta ocasión la historia se traslada a África, habiendo pasado ya unos dos años desde los eventos de El Reino del Dragón de Oro.  Nuestros héroes se encuentran en un safari o más bien "probando" una propuesta de experiencia al aire libre, de un amigo de Kate, quien ha optado por ofrecerle a los blancos y otros turistas algo así, aunque con seguridad y comodidad.  Todo debería ir normal como para regresar a casa sin complicaciones, hasta que conocen a un misionero (sacerdote católico que vive en la pobreza, dedicado a evangelizar y ayudar a las comunidades de otras culturas, apartadas de la civilización), quien los convence de acompañarlo hasta una zona bastante inexpugnable, con el propósito de ojalá rescatar a sus compañeros (o al menos saber qué fue de ellos), quienes al parecer cayeron en las garras de un reyezuelo de la zona.  El viaje a este lugar, con todo lo que significará, bien podría decirse que será el más peligroso de todos los que hayan realizado juntos hasta ahora.
 
2. Qué encontraremos
 
    A menos que me equivoque, El Bosque de los Pigmeos transcurre en Kenia o más o menos entre sus inmediaciones.  Debido, justamente, a las condiciones climáticas del lugar, una zona tropical y calurosa, llena de animales peligrosos, bien podría decirse que por medio de este libro, se cierra el círculo de manera más que simbólica: Pues la primera entrega de la trilogía, que sucede en Brasil y el Amazonas, nos muestra un sitio con condiciones similares a las de África, siendo el intermedio entre estas dos aventuras, las heladas alturas de los Himalayas (donde está ambientado el segundo tomo de la trilogía); así es cómo comenzamos y terminamos en el trópico, si bien en continentes diferentes. De hecho, hay otros elementos que comparten el primer libro y el último de estas Memorias del Águila y del Jaguar, como el hecho de que tenemos a una comunidad que vive en la armonía con la naturaleza y que no necesita de los bienes materiales (diestra y feliz en su aparente sencillez), así como a un grupo de malhechores que se aprovecha de los recursos naturales de la zona.
    Por otro lado, a la hora de evaluar esta novela (todavía recuerdo cuando una querida amiga, también buena lectora y amante de la narrativa de Isabel Allende, me dijo que esta era la entrega menos destacada de la saga), no puedo dejar de considerar de que siendo más encima una obra de "carácter juvenil", de toda la producción de la autora (que he leído casi todos sus libros), me parece su texto más oscuro y de ambientación/atmósfera más tenebrosa ¿Mis razones para decir esto? Pues resulta que una vez que llegan a la aldea tomada por los villanos, nuestros héroes se encuentran con un lugar pavoroso, no solo por la presencia de "advertencias" del Más Allá y brujería, sino debido a lo que la maldad humana ha conseguido en ese lugar.  Es así que aquí la gente sometida, ha perdido su amor a la vida, más bien sobreviven y tenemos esclavitud y hasta tortura; para peor, el destino final de los enemigos de quienes se están aprovechando de los demás, es atroz y la Allende es muy sugerente al respecto.



    En cuanto a los pigmeos, quienes le dan parte de su nombre al libro, no nos pueden caer mejor y si bien la escritora no le otorga mayores detalles a su caracterización psicológica, salvo a una pareja (y ello hasta cierto punto no más), sus intervenciones en el libro son siempre para gozarlas.
    Asimismo, cabe destacar la reflexión que hace este libro (y que bien encontramos en los otros dos anteriores) respecto a las religiones: ¿Por qué debemos imponer a otros nuestra fe y dogmas, pensando que nuestra ideología es la correcta y el resto está equivocado? De hecho, el catolicismo siempre ha estado presente en los trabajos de nuestra autora, aunque vez que lo ha abordado con simpatía, ha sido a través de personajes humildes y populares, cuya dicha es por completo espiritual y no son violentos a la hora de mostrar sus creencias.  Ya en La Ciudad de las Bestias tuvimos a alguien con estas características y en el caso de El Bosque de los Pigmeos encontramos a otro, que, si bien se trata de un sujeto noble como el anterior, posee cierto prejuicio típico de su clase, que lo hace desvalorizar otras creencias (sin embargo, al menos otros dos personajes, en distintos tonos, le criticarán su postura tan radical).
   Luego, tenemos el tema del mal y sus diferentes encarnaciones.  Tuvimos a varios personajes, y de diverso talante, a lo largo de estos tres libros; sujetos codiciosos, con diferentes motivos.  Sin embargo, en la pieza que ahora revisamos, puede llamarnos la atención el miedo que provoca lo sobrenatural entre los pigmeos y otros africanos; temor que también les provocan otros hombres que han abrazado la violencia.  No hay maldad en los llamados antepasados, pero es justamente el desconocimiento hacia estos, lo que provoca pavor; en cambio, los propios congéneres, a los que pueden ver y tocar, son el verdadero mal, cumpliéndose con ello el dicho que dice:
 
                         "No hay que temer a los muertos, sino a los vivos".
 
3. Nuevos amigos y enemigos
 
* Angie Ninderera:  Encantadora pilota de una avioneta, negra, algo deslenguada, gorda y de una belleza y sensualidad que en su conjunto la hacen alguien muy llamativa.  Ama su tabaco y, por esto y mucho más, simpatiza bastante con Kate. Es una buena amiga y excelente aliada. Mi personaje favorito de esta novela.
 
* Hermano Fernando:  Sacerdote de origen español que lleva años evangelizando en África, expuesto a muchos peligros, tanto por las fieras, como por la violencia que hay en este continente y siendo su enorme fe la que lo sostiene y anima para nunca desistir.
 
* Beyé-Dokou: El mejor cazador de los pigmeos que le dan nombre a la novela, es como el resto de su gente ágil, amable y alegre.  Junto al resto le toca vivir algo muy duro y, pese a ello, su nobleza se mantiene hasta último momento.  Es el líder de su gente, pero ello no significa que los mande, si no que posee más responsabilidades.  Su esposa y madre de los hijos de ambos, está prisionera junto al resto de las mujeres de la tribu y los niños, a quienes Kosongo y los suyos esclavizan y no consideran humanos; así que este tiene razones de peso, para apoyar a los forasteros con los que se encuentra.
 
* Kosongo: El rey tirano del lugar, a quien nunca se le ve la cara, ni oye hablar, menos pisa el suelo... ¡Un verdadero ser de pesadilla! Manda con brazo de hierro, comerciando con materiales de contrabando, como el marfil.  Tiene muchas esposas, las que obligadas le sirven.  Su brazo derecho es un guerrillero igual de cruel; no obstante, es un brujo que se aparece solo de vez en cuando, quien también trabaja para él, la mayor de las preocupaciones de los pobres habitantes subyugados.
 
* Maurice Mbembelé:  El brazo derecho del déspota, es un gigante musculoso y rapado, con quien algo logran mantener cierto diálogo los extranjeros.  Posee un nexo intrínseco con Kosongo y el brujo.
 
* Reina Nana-Asante: La sabia reina original de la aldea, fue destituida por el usurpador y desapareció.  Pero esta admirable mujer, pese a todo, será una de las mayores sorpresas del tomo.

 

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