lunes, 27 de junio de 2016

Otra estrella que se apaga demasiado pronto ;-(



      La historia de Hollywood está llena de jóvenes astros que desde muy temprano en sus vidas han acaparado la atención del público.  Mujeres y hombres que aun siendo niños lograron convertirse en el objeto de la admiración e incluso el deseo de millones de personas, tras verlos en papeles con los cuales lograron la consagración y la inmortalidad.  Muchos de estos casos consiguieron superar el frenesí de sus años mozos y luego, ya como adultos, demostraron su madurez como para obtener una carrera definitivamente superior a la de sus primeros trabajos; otros apenas pudieron superar a su éxito demasiado temprano, quedándose atrás y llegando a ser solo una sombra de lo que una vez fueron, puesto que sus llamas se apagaron demasiado pronto con tanto glamour y emociones extremas (la lista de todos estos casos resulta ser demasiado grande como para dedicarle tiempo en este post)…
      …Pero hay unos cuantos nombres que quisiera recordar, en especial a la hora de tener en cuenta a quien hoy me lleva a escribirles.   Bien sabido es que podemos hallar unos cuantos artistas que se quedaron en el corazón y la memoria de la gente, porque murieron en la flor de la vida, dejándonos huérfanos de su talento. James Dean (1931-1955) sin dudas que viene a ser el ícono dentro de este especial grupo de malogrados actores, pues apenas tenía veinticuatro años cuando un accidente automovilístico lo arrancó de nuestras manos y no nos volvió a dar más de sus actuaciones, tal como podemos reconocerlo en verdaderos clásicos tal cual son Al Este del Edén y Rebelde sin Causa (ambas de 1954), sin olvidar tampoco su última cinta: Gigante (1955).  Otro ejemplo de estos, viene a ser River Phoenix (1970-1993), quien solo llegó hasta los veintitrés años de edad, cuando como muchos otros como él la droga y el alcohol propios de un alma sensible, pero inestable, provocaron que su joven promesa quedara solo en eso, en lo que pudo ser; sin embargo nos quedamos con sus incursiones en cintas memorables que consiguió realizar tanto como niño, adolescente y adulto, tales como Exploradores (1985), Indiana Jones y la Última Cruzada (1989) y Mi Mundo Privado (1991).  De igual promisoria carrera cinematográfica y azaroso pasar, fue la breve existencia de Brad Renfo (1982-2008), quien solo estuvo veinticinco años por acá y bien lo podemos recordar por sus roles en El Cliente (1994) y Sleepers (1996, conocida en Chile como Hijos de la Calle), más un montón de títulos que llegó a rodar.   Quizás con mucho más dolor, quizás por la cercanía en el tiempo, puede llegar a ser el caso de Heath Ledger (1979-2008), cuyas intervenciones en obras como Los Hermanos Grimm (2005), Brokeback Mountain (2005, la famosa Secreto en la Montaña tal como fue titulada acá) y más encima su papel como nada menos que el Guasón en El Caballero de la Noche (2008), que le concedió un innecesario Premio Oscar póstumo (después de todo de qué sirve dárselo a alguien que no lo disfrutará en vida) lo han convertido en toda una leyenda al nivel de James Dean.  
En una de las escenas más emotivas
de Corazones en la Atlántida.
      Los mencionados Phoenix y Renfo tienen otro tema en común con quien hoy me lleva a escribir, el recientemente fallecido Anton Yelchin (1989-2016).  Pues estos tres participaron en su niñez en una adaptación fílmica de alguno de los escritos de Stephen King.  El primero fue uno de los protagonistas de la que es considerada como una de las mejores versiones audiovisuales del llamado Rey del Terror, Cuenta Conmigo (1986, cuyo nombre original en formato escrito corresponde a El Cuerpo), mientras que el segundo fue el coprotagonista de Apt Pupil (1998, llamada acá como El Aprendiz o en su versión en papel como El Alumno Aventajado).   Por otro lado, bien debe saberse que estas dos historias forman parte de las cuatro novelas cortas que comprenden el libro Different Seasons, que en nuestra lengua fue dividido primero en dos tomos bajo el nombre de El Cuerpo y Verano de Corrupción en un principio y luego retitulado en su formato original como Las Cuatro Estaciones.   Pues a Yelchin tuve el gusto de conocerlo cuando éste era aún un niño, en esa otra emotiva película que es Corazones en la Atlántida (2001, la cual llegó acá con el lacrimógeno título de Nostalgia del Pasado… ¿Acaso es posible tener nostalgia del futuro?), que toma dos de las narraciones que comprenden la colección Corazones en la Atlántida (Hampones con Chaquetas Amarillas y Se Ciernen ya las Sombras).
     Pues mi primer recuerdo de a quien siempre consideré un muy simpático actor (y al parecer mucho más equilibrada persona que los arriba mencionados), fue justamente como el niño con poderes psiónicos de esta emotiva cinta.  Si bien por razones más que justificadas el guión dejó de lado todo nexo con la extensa saga de La Torre Oscura, simplificando hasta cierto punto su argumento, el filme para nada dejó su elemento más emotivo y ello bien fue posible identificar a lo largo de su metraje.  La maravillosa actuación de Yeltchin aún a temprana edad, a la que se suma su química con sus coprotagonistas en especial junto al gran sir Anthony Hopkins, cuesta sacarla de la cabeza por la manera de cómo retrata la pérdida de la inocencia y el comienzo de los años del camino hacia la adultez (de una persona extraordinaria más encima).
     Luego de retenerlo en la memoria gracias a su papel en Corazones en la Atlántida, esperé más de él, pues le auguraba un futuro esplendoroso.  Y no me equivoqué, ya que un año después volvió a despuntar en una producción televisiva bastante elogiada en su momento: Taken, miniserie de ciencia ficción de corte épico, que abarca a los descendientes de tres familias, unidas por nada menos que el famoso suceso de Roswell.  En esta galardonada pieza Yeltchin salió en solo dos de sus diez episodios, otra vez haciendo de un chico excepcional, marcado por el drama de los acontecimientos que le toca vivir.
     Casi cincuenta producciones a cuestas, tanto en la pantalla grande como en la chica, consiguió nuestro más reciente fallecido joven actor.  Por supuesto que no todas las he visto aún (y dudo que las llegue a apreciar en su totalidad, más porque no me interesan todas ellas).  En todo caso debo destacar que siempre lo que más me motivó de su filmografía, fue su acercamiento a los géneros de la ciencia ficción, la fantasía y el terror, que logró hacer varios títulos de estos.  Además que tales trabajos suyos fueron claramente en algunas cintas que sin duda son verdaderas joyitas o que al menos merecen más de una revisión.

Como Kyle Reese en Terminator Salvation.

     Es entonces cuando deseo destacar su labor haciendo de nada menos que de Pavel Chekov, uno de los célebres tripulantes de la nave espacial Enterprise, sobre la serie clásica de los sesenta, ahora en el reboot hollywoodense que en 2009 se hizo con bombos y platillos, actualizando este clásico para las nuevas generaciones.  Pues que considerando que el propio actor en la vida real era de origen ruso, su personaje era más Chekov que el original (¡Y que no me vayan a colgar los trekkies más acérrimos por esta declaración, que yo también soy uno de pura cepa!), de modo que la primera vez en que se le escuchó hablar como tal…más de uno se rió en las butacas.  A meses del estreno de la tercera película de esta nueva saga, que menos mal alcanzó a filmar Yeltchin, soy uno de los tantos con una razón de más para esperar ansioso esta película.
     Ese mismo año le tocó encarnar a otro personaje legendario dentro de la historia de la ciencia ficción mediática, al guerrero y “futuro” viajero del tiempo Kyle Reese, en Terminator Salvation.  Siendo que la primera vez que se vio a este soldado de un futuro postapocalíptico fue en la entrega debut de esta saga, como un hombre ya hecho y derecho, su aparición como tal causó tanta admiración como emoción, para gran parte de los viejos fanáticos de estas películas.   Asimismo, cabe mencionar que el Reese que llevó a cabo sobre sus hombros, correspondía a uno por completo diferente al conocido por el público, debido justamente a su corta edad, lo que enaltecía más que nunca lo hecho por este actor.
     Un año después fue posible reencontrarse con él en el remake de una verdadera cinta de culto ochentera, Fright Night (La Hora del Espanto para los latinoamericanos y Noche de Miedo en la Madre Patria), producción que sin dudas honró a la que la inspiró, pese a la mala decisión de abusar de unos demasiados evidentes efectos especiales computacionales; no obstante su versión del adolescente que descubre que su guapo vecino adulto es un despiadado vampiro, resulta satisfactoria (y más si se le considera que acá tuvo que codearse con reales pesos pesados de la actuación, como el siempre guapo y sexy Colin Farrel, Toni Collette y uno de los mejores “Doctor Who” modernos, David Tennant).
      Dean Koontz es un prolífico escritor de terror y policiales, muchas veces comparado para bien o para mal con Stephen King y quien ha tenido mejor suerte que algunos de sus colegas, por cuanto posee mayor cantidad de adaptaciones de su obra (si bien tampoco muchas).  Pues en Odd Thomas: Cazador de Fantasmas, filme y libro de los cuales no sabía de su existencia, hasta que me enteré de su triste deceso la semana pasada, interpretó a su protagonista.   
     Así que al menos me quedan la de Star Trek y la de Koontz para ver y disfrutar, que en una de esas me repito pronto (a manera de homenaje) sus otras películas y me veo algunas más de la larga lista que posee.
      El 19 de junio recién pasado Anton Yeltchin dejó este mundo, muriendo solo en su casa y en un hecho de connotaciones tan raras como muchas de las historias ficticias en las que participó: aplastado por su propio automóvil.  Frente a este acontecimiento, ese antiguo dicho que dice La realidad supera la ficción, se manifiesta como algo que no se puede cuestionar.  Mientras tanto nos quedamos lamentando una vez más esta certeza.

jueves, 23 de junio de 2016

Hayao Miyasaki y el Estudio Ghibli. Parte 2: Laputa


   En el ya lejano 1976 Jonathan Swift publicó la que sería una de las novelas capitulares de la narrativa de fantasía, la cual además corresponde a uno de los antecedentes de la ciencia ficción: Los Viajes de Gulliver.  Conocida por casi todo el mundo civilizado, aun cuando una porción no más hayan leído el texto original, gracias a sus innumerables adaptaciones audiovisuales, mucha gente solo ubica dos de todos los viajes que realizó su protagonista, así como a las curiosas culturas descritas en sus páginas.  De este modo, salvo a los famosos liliputienses (hoy sinónimos de “pequeño” y “enano”) y al pueblo de gigantes aparecidos en esta obra, poco o nada sabe la mayoría sobre el resto de este famoso libro.
    Pues justamente uno de los sitios más bizarros que le tocó a Gulliver visitar, fue la isla flotante de Laputa.  Este correspondía a un lugar lleno de genios y los que irónicamente tal como era el propósito del autor al escribir dicho título, representaba su burla hacia los intelectualoides, que vivían en las nubes con tanta idea estrafalaria e imposibilidad de atender a los problemas reales.
    Es así como atendiendo a este particular episodio de tan célebre escrito, Hayao Miyasaki se inspiró lo suficiente como para realizar una película sobre tal lugar, si bien solo tomó el concepto de dicha sociedad y la idea de los viajes extraordinarios.
    Con un comienzo maravilloso, prometedor y tan poético como ya sucedió con Nausicaä, el filme muestra a una niña que tras ir a bordo de un vehículo aéreo, que resulta ser atacado por piratas, cae desde lo alto y es solo salvada gracias a la piedra que lleva incrustada sobre la joya que carga en su cuello, la cual haciéndola flotar la deposita en tierra firme.  Este es el punto de comienzo para que la chica junto al muchacho que la rescata, conozcan el origen del mineral y la relación entre la chiquilla con Laputa.
     En su camino hacia el descubrimiento de una civilización perdida y avanzada, con la correspondiente aparición del último de sus descendientes, nuestros jóvenes protagonistas se enfrentan a dos tipos de malhechores: en primer lugar unos representados por el agente del servicio secreto gubernamental, que aparece desde los primeros segundos de esta cinta, quien por supuesto representa a la corrupción de quienes se esconden bajo la legalidad de su cargo y aparentan buenas intenciones; por otro lado están los mismos piratas aéreos, que casi provocan la muerte de la chiquilla, pero que en realidad se trata de un grupo de hombres recios, que en realidad tienen buen corazón y adoran a su “mamá”, una anciana mujer con más cojones que ellos mismos y quien los lidera demostrando el gran poder del matriarcado  (siendo además una representante de la figura de la abuela de fuerte carácter, tan habitual en el cine de Miyasaki).  Si bien ambos grupos son ejemplos de la faceta más materialista de la humanidad, los primeros resultan ser los verdaderos malvados, por cuanto ostentan el deseo de poder a toda costa; mientras que los segundos solo gustan de las riquezas y la belleza, además de estar caracterizados como individuos carismáticos y hasta agradables (lejos la jefa de los maleantes se roba varias escenas debido a su gran personalidad).

     Una vez dentro de Laputa,  entre todos los detalles que pueden llamar la atención respecto a este sitio, se pueden destacar dos: en primer lugar es que aparece la misma especie de roedor tipo ardilla que se vio en Nausicaä, siendo que una de estas criaturas era la mascota de su protagonista; de este modo ello bien puede ser un autohomenaje o la sugerencia a que Laputa podría tener una estrecha relación con el mundo postapocalíptico de la otra película.  Por otro lado, aquí aparece un robot muy singular, uno cuya apariencia resulta ser de lo más llamativa, por cuanto viene a ser bastante diferente a lo que se acostumbra apreciar en los habituales anime y manga (los llamados “mechas” como se les nombra en estas expresiones artísticas); pues su especial aspecto responde, sin duda, a la noción de una tecnología muy antigua y por completo diferente a la conocida por el hombre.  Cabe mencionar que este robot es lejos uno de los personajes más icónicos de todo Ghibli, junto con Totoro (de quien ya se hablará dentro de poco).
     Respecto a la propia Laputa, también puede llamar la atención las dimensiones ciclópeas de esta misma, ya que se trata de una construcción tan grande, que en ella no solo se encuentran las más sofisticadas máquinas y hermosas edificaciones, sino que llega a poseer su propio ecosistema; es así que dentro suyo es posible hallar una flora y fauna exclusivas, lo que acentúa su carácter de lugar con connotaciones legendarias, como algo fuera de este mundo (quizás por esta misma razón hacia el final de la película, el destino de la isla viene a separarla más que nunca de la humanidad, incapaz de valorar realmente lo que se haya detrás de sus muros).
     Como dato anecdótico, en lo que concierne al doblaje a nuestra lengua de este memorable anime, pues ante el parecido del nombre de esta isla flotante con la referencia a las putas (¡para qué me voy a poner “tímido” en el lenguaje utilizado en mi propio blog), tanto las empresas españolas como mexicanas que hicieron tal labor por primera vez, para no complicarse con el tema optaron por llamar a este lugar como Lapuntu; asimismo se retituló al filme como El Castillo en el Cielo. No obstante en doblajes posteriores se usó el nombre real.   En todo caso según algunos, cuando Swift escribió su libro, sin dudas a propósito le puso ese nombre a esta ciudad, ya que algo de español sabía y ello fue otro recurso de su parte para burlarse de la sociedad de su tiempo.
      En cierto sentido se trata de una película de corte más familiar que su predecesora, ya que  no se trata de una obra de ciencia ficción tan filosófica como Nausicaä, al carecer de sus simbolismos religiosos y sociales (como el tema del desastre ecológico provocado por las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, representado a través del futuro posapocalíptico biológico); de igual modo el elemento humorístico, la presencia de personajes más o menos caricaturescos (como el mismo villano o la pandilla de piratas aéreos) y la mayor cantidad de dosis de aventura e intriga, permiten que esta cinta sea una herramienta ideal para enganchar a cualquier público en la obra cinematográfica de su autor.
      El tema de la amistad toma un rol preponderante en esta obra, no solo debido al protagonismo compartido de Sheeta y Pazu, sino porque ambos siendo niño y niña muestran cómo dos personas de distinto sexo pueden llegar a tener este tipo de relación, dejando de lado el elemento sexual y aun así logrando un sentimiento mutuo bastante estrecho. Es así como en Laputa los dos chicos se apoyan, se aprecian y complementan que da gusto, a diferencia de la también heroica Nausicaä, quien pese a su positiva personalidad carece de un par en toda su aventura fílmica.  Esta dualidad de sana fraternidad infantil niño-niña, la encontraremos en otros largometrajes de Miyasaki, en la medida que los post dedicados a su persona se vayan dando (como podrá verse en Kiki, El Viaje de Chihiro y Ponyo).
      No se puede acabar este texto sin mencionar una vez más el emotivo trabajo musical de Joe Hisaishi, quien le otorga con sus melodías una sublimidad a esta película y a otras de Hayao Miyasaki, que resultan estar sin dudas entre lo mejor en la historia del séptimo arte en lo que respecta a bandas sonoras.  Cabe mencionarse que dentro de su colaboración con el director, esta fue la primera ocasión en la cual Hisaishi escribió un vocal en exclusiva para sus filmes, si bien su letra corrió a cargo del propio Miyasaki, y el cual se escucha hacia el motivo desenlace a través de una angelical voz femenina (en japonés, por supuesto, e interpretado por la cantante Azumi Inoue).

Nuestros infantiles héroes junto al famoso robot de Laputa.

domingo, 19 de junio de 2016

Hayao Miyasaki y el Estudio Ghibli. Parte 1: Nausicaä del Valle del Viento.


     Hablar de Hayao Miyasaki es tratar de uno de los grandes artistas vivos en lo que va de este siglo, alguien que como director, guionista y productor de filmes de animación japonesa (anime), desde hace rato ya que ha logrado superar las barreras culturales y estéticas a lo largo de todo el mundo, siendo reconocido entre los grandes de la cinematografía.
    Como muchos de sus colegas dedicados al anime, antes de realizar sus hoy famosos y multipremiados largometrajes, comenzó trabajando en televisión, diseñando personajes, dirigiendo episodios y como escritor.  De este modo recordadas son sus intervenciones en verdaderos clásicos de la pantalla chica nipona y que los occidentales como yo (chileno, de cuarenta años), recordamos como parte importante de nuestras vidas: Marco, Heidi, Sherlock Holmes y Conan el Niño del Futuro, entre muchas más.  No está demás decir que estas corresponden a algunas de las producciones que en mi caso, como en el de otros de mi generación, me hicieron amar las grandes historias y en especial tan glorioso arte.
    1985 vio el nacimiento del hoy célebre estudio de animación Ghibli, fundado por Hayao Miyasaki, junto a su amigo y socio Hisao Takahata, quienes hasta la fecha han liderado a todo un equipo de visionarios, consiguiendo realizar no solo algunas de las mejores películas de su estilo, sino siendo considerados como el mejor estudio de animación en todo el mundo (ni Disney, ni Pixar logran llegarle a los talones, siendo que los creadores del segundo en más de una ocasión han reconocido públicamente su admiración e inspiración en el trabajo de los sensei).  En la actualidad más de veinte películas ha realizado Ghibli, buena parte de ellas dirigidas por el propio Miyasaki y sin duda estas algunas de las perlas más preciadas por la compañía.
     Cabe mencionarse que desde sus inicios, antes de que nacieran las más sofisticadas técnicas computacionales para trabajar en animación, Ghibli ha sobresalido por una labor cuidada y aún en los tiempo actuales ha preferido la animación tradicional, por sobre la digital, que en el caso de USA se ha “comido” las antiguas producciones a la vieja usanza (puesto que para los japoneses el respeto a sus tradiciones, resulta ser un pilar fundamental de su sociedad y en ello el anime es considerado como uno de sus rasgos culturales más queridos). Además han trabajado en la elaboración de videojuegos y hasta un parque temático poseen, debido justamente a la popularidad de sus líricas historias, con personajes hoy inolvidables tales como la deidad benigna del bosque Totoro, el Gatobus y la sirenita Ponyo.

El ídolo Hayao Miyasaki, tan querido por los ñoños como Stan Lee.


     A la hora de apreciar las características de sus filmes, lo primero que se puede destacar en ello es su marcado acento ecológico, por cuanto podemos encontrarnos con personajes que representan derechamente la naturaleza y/o que viven en armonía con esta; de igual modo se pueden apreciar preciosos paisajes de tipo campestre y salvajes, por lo que la ciudad tecnológica no tiene cabida en sus argumentos (en cambio sí los pueblos fuera de las grandes urbes y llenos de áreas verdes, al lado de bosques, montañas y el mar).   Esta valoración de lo natural tiene estrecha relación con la fe religiosa sintoísta que profesa Miysaki, ancestral teología oriental que reconoce a la naturaleza como la máxima expresión de lo divino.
      Los niños también poseen un papel destacado en las obras del maestro, quiénes pululan en sus diversas obras como protagonistas y secundarios abordados no de manera infantil, ni caricaturizada, sino que retratados tal como en la vida real: como personitas que nos pueden sorprender con su inteligencia y autodeterminación, seres tan complejos como los adultos.  Si bien la inocencia queda más que clara en su personalidad, las tramas que giran en torno a ellos, los muestran como individuos que pueden crecer espiritual e intelectualmente a medida que van ganando en experiencias.  Son personajes queribles, enternecedores y aun así llenos de una verosimilitud sobrecogedora (basta con recordar a las dos hermanitas de Mi Vecino Totoro y a la pareja de pequeños héroes, niño y niña respectivamente, de Laputa).
     Luego se puede nombrar a las figuras femeninas de recia actitud, en especial a ancianas a las que el director configura como entes activos y de fuerte carácter.  Es así como proliferan desde los principios del estudio Ghibli, las mujeres protagonistas o coprotagonistas de actitud decidida y autosuficientes.  De hecho, algunas de estas se encuentan entre sus personajes más llamativos y apreciados por el público, tales como la salvaje niña-lobo de La Princesa Mononoke y las dos hermanas brujas de El Viaje de Chihiro.
    Corría el año de 1984, cuando se estrenó un año antes de la fundación oficial de Ghibli, la primera cinta independiente de Hayao Miyasaki, Nausicaä del Valle del Viento.  Basada en el propio manga que su realizador escribió y dibujó allá por 1982, se trata de uno de sus filmes más emblemáticos y que ya desde este temprano título deja consignados los principios recientemente mencionados del cine de su director.
     Tomando como punto de partida el nombre y las cualidades positivas de la princesa de la mitología griega Nausicaä (aparecida en nada menos que en La Odisea de Homero), corresponde a una obra de ciencia ficción postapocalíptica.    No obstante Miyasaki siguiendo sus creencias religiosas, nos sorprende y no nos muestra al típico mundo sumido en el invierno nuclear, sino que retrata una realidad en la cual la manipulación humana de los elementos se nos ha ido de las manos de otra forma: cambiando la faz de la Tierra, con una nueva ecología que implica una fauna y flora por completo distintas, hermosas, poderosas, pero por completo letales para la humanidad.  De este modo la Madre Naturaleza le devuelve el golpe a los hombres y se protege a sí misma, obligándolos a replegarse a tal punto de que los sobrevivientes deben modificar sus costumbres, si en verdad desean permanecer en el actual orden. 

     Como la transformación del planeta fue hace mucho tiempo y muchas de las tradiciones humanas se perdieron, entre ellas sus registros y antigua tecnología, lo sucedido tras producirse la última guerra que causó todo esto, sus antecedentes se encuentran sumidos en el mito, ya que no se guardan archivos fidedignos sobre qué pasó en realidad.  Al respecto el director nos muestra todo esto al principio del filme, usando un método muy original y significativo dentro de la configuración de este mundo: Por medio de un tapiz que representa folclóricamente tal hecho. Esta preciosa manera de comenzar una verdadera obra maestra, se encuentra acompañada por una música sinfónica épica y emotiva, compuesta por Joe Hisaishi, quien ha hecho todos los soundtracks de Miyasaki para Ghibli, en una verdadera fusión entre imagen y sonido, como solo pocas duplas en el cine lo han conseguido (los temas de Hisaishi para los filmes de su compatriota resultan ser tan hermosos, que resulta imposible no relacionar a la uno de lo otro, siendo que además dichas composiciones bien se pueden escuchar con mucho placer por sí solas).
      Luego de esta formidable introducción, el guión se centra en su protagonista, la princesa Nausicaä, quien da ejemplo de cómo respetar a la naturaleza (en otras palabras, su conducta al respecto resulta ser muy propia de mucho pueblos indígenas, quienes le hablan a animales y plantas con decoro).  Muy querida por sus súbditos y carente de toda faceta de diva, se encuentra en medio de una confabulación que desea regresar a la vida a los viejos demonios creados por la ingeniería genética;  por lo tanto con todo su heroísmo, debe enfrentarse a los responsables, quienes la superan en número y medios.  Bastante significativa viene a ser que quién está detrás de estos viles planes, que en realidad representan el deseo de volver a tener patria y potestad sobre la naturaleza, sea otra mujer, una soberana como la misma protagonista, aunque en su caso se trate de una persona adulta; debido a ello la principal antagonista viene a ser un reflejo a la inversa de Nausicaä.  No obstante los villanos de Hayao Miyasaki no son unidimensionales, por lo tanto esta dama no es alguien de corazón rastrero, sino que cree que su empresa es correcta, pues desea lo mejor para su pueblo (tan solo que está equivocada).
     Nuestra “guerrera del viento” sin proponérselo se convierte en la encarnación de un personaje de características mesiánicas, al punto de encontrarnos en el guión con el tema del autosacrificio, lo que significa dar la vida en favor de otros y permite utilizar el concepto de la resurrección gracias a la intervención de fuerzas superiores.
     Para terminar, las criaturas que aparecen en esta película son magníficas y una de ellas tuvo su homenaje nada menos que en un episodio de Batman del Futuro, con una escena casi calcada del filme en esta gran serie televisiva.  

sábado, 18 de junio de 2016

Mejor que nunca.


    


    En 1979 el director y guionista australiano George Miller sorprendió al mundo entero con una película de ciencia ficción de bajo presupuesto y postapocalíptica, como en aquellos tiempos apenas se había visto en el cine: Mad Max.  Un filme que abordaba el famoso tema de la ley del más fuerte, en medio de un mundo donde la única regla era sobrevivir a toda costa, una especie de western ambientado en la carretera de una paisaje devastado por el holocausto nuclear y donde los automóviles armados con chatarra de desuso se llegan a convertir en la mayor posesión de las personas.  La violencia exhibida en esta obra, además del drama de su protagonista obligado a superar su propia desgracia y decidido a hacer justicia por su propia mano, se quedó en la memoria del público y en los planos de los productores que de inmediato quisieron más de sus bizarros personajes y decrépitos paisajes; de este modo no pasaron ni dos años completos, cuando en 1981 se estrenó una secuela ahora con más presupuesto, Mad Max 2, y que incluso llegó a ser considerada como superior a su predecesora.  Pocos años después en 1985 tuvo una tercera entrega, titulada Mad Max: Más allá de la Cúpula del Trueno.   Cabe mencionarse que en estas tres cintas actuó en el papel principal Mel Gibson, quien gracias a la primera de ellas conoció la fama y luego ya en el resto de esta trilogía participó como artista consagrado.   Asimismo George Miller se reservó el gusto de ser quien estuvo detrás de todos estos filmes, tanto como director, guionista y productor.  Por largo tiempo los seguidores de estas historias no volvimos a saber más de Mad Max y los suyos, hasta el año pasado…
      Es entonces cuando llegamos al primer semestre de 2016, cuando se nos sorprendió con un nuevo título dentro de esta saga y que recibió el nombre de Mad Max: Furia en el Camino.  Teniendo una vez más a su creador detrás de ella, esta cuarta película no corresponde a un remake (o reboot como hoy en día le gusta llamarle a la gente), tal cual muchos llegamos a creer, sino que se trata nada menos que de una historia por completo original e insertada dentro de la cronología de su protagonista.  Ahora bien, lo que no queda claro es si lo mostrado en ella ocurre tiempo después de la tercera parte o realidad se encuentra ubicada entre la segunda cinta  y la siguiente (de seguro esta incertidumbre le fue otorgada a propósito por Miller, de modo de reflejar la idea de que en un mundo desolado el tiempo apenas llega a ser medido “históricamente” y que las leyendas, como su mismo héroe, se forjan en medio de la falta de evidencias).
      Como tal vez ver a un ya demasiado mayor Mel Gibson, haciendo de un envejecido “guerrero del camino”, podía resultar algo poco atractivo para mucha gente, se desistió de volver a contratarlo para que volviera a encarnar a dicho personaje (aun cuando ha madurado con bastante dignidad y a sus años se ve lejos mucho mejor que varios de sus contemporáneos, que como él se encuentran en la sexta década de su vida); es así que como un siempre joven y sexy Mad Max (pese a todos los infortunios, golpes y hambrunas que le toca vivir) se le otorgó dicho rol a uno de los actuales galanes de moda y que ha demostrado con creces ser todo un actor versátil y de carácter: el guapo y varonil Tom Hardy.  Pues este logra ser el sucesor ideal de Gibson, retomando la caracterización más parca y oscura de este verdadero sobreviviente, destacando por su facilidad para interpretar con credibilidad las varias escenas de acción del guión.
       Los tiempos no pasan en vano y con ello las grandes revoluciones llegan a ser expresadas a través de las obras de arte.  Es así que en una época en la cual se habla más que nunca de igualdad de derechos y de diversidad, realizar una película hollywoodense como esta sin el papel destacado de una mujer, resulta ser algo poco políticamente correcto (y para qué hablar de olvidarse de la diversidad racial y hasta sexual).  Pues si bien en Más Allá de la Cúpula de Trueno estuvo la “villana” de buen corazón, interpretada por nada menos que la “abuela del rock” Tina Tuner, hasta antes de este último estreno esta serie estuvo más bien orientada por la preeminencia de lo masculino.  Por lo tanto para adecuarse a las costumbres actuales, al lado de nuestro ya conocido protagonista, podemos encontrarnos con un nuevo personaje y que sin vacilaciones llega a “robarse la película”: la aún mucho más carismática Imperator Furiosa y quien sin duda se convierte en la verdadera estrella de este filme. 
     Como Imperator Furiosa nos reencontramos con una actriz de la talla de Charlize Theron, quien ya con varios filmes de ciencia a ficción a cuestas (Prometeo, Aen Flux, La Esposa del Astronauta, La Carretera y Hancock), ha demostrado cierto interés por el género y su gran talento que está a la par de su enorme belleza (y respecto a esto última, aún manca, sucia y herida la Theron no deja de verse preciosa en pantalla, tal como queda claro en esta obra).  Por otro lado, su desempeño aquí sin dudas opaca a su compañero, en parte también debido al carisma de su personaje y que si bien trata en su figura el mismo tema de la redención personal, resulta ser mucho más creíble por cuanto encierra un lado maternal inesperado que sobrecoge (inolvidable sacarse de la cabeza la escena en la que se reencuentra con unas cuantas personas de su infancia).  En todo caso, estos dos coprotagonistas resultan ser un reflejo del otro y se complementan entre sí, ya que los dos han participado en su pasado de actos de gran violencia, hacen uso de tal experiencia para enfrentarse a los villanos de turno y hacer algo de justicia, como además poseen esa faceta familiar caída en desgracia (no se debe olvidar de que el propio Mad Max, sufrió la muerte a manos de pandilleros de su esposa e hijos).
      Aprovechando los adelantos tecnológicos, en cuanto a efectos especiales se refiere y la mayor cantidad de presupuesto de esta película, respecto a las que le antecedieron, este título se constituye sin vacilaciones en un verdadero gozo para los sentidos.  Esta afirmación es debido justamente al trabajo conjunto de los especialistas a cargo, quienes lograron crear todo un mundo ficticio futurista y apocalíptico, que pese a la precariedad en la que se encuentran sus personajes no deja de ser hermoso.  Es así que llegamos a apreciar tanto una increíble civilización en estas condiciones, con una arquitectura impresionante fruto del ingenio para aprovechar los pocos recursos y desechos a los que tenían acceso; de igual modo los paisajes en su vastedad y desolación, no dejan de impresionar como una mezcla hiperrealista, que nos transporta con la vista y la imaginación a dichos paisajes.
      A la hora de evaluar el destacado trabajo artístico en esta última entrega de la serie Mad Max, no se puede olvidar  todo lo concerniente a los diseños de los automóviles híbridos que aquí aparecen, verdaderas máquinas de guerra que en dicha ficción casi llegan a ser sagradas. Corresponden a aparatos hechos a partir de lo que quedó de la civilización anterior al cataclismo, donde, por ejemplo, los desechos de un tanque se encuentran fusionados con la carrocería de un auto elegante; por lo tanto estos objetos resultan ser una proyección del espíritu humano, capaz de adaptarse al medio y por eso mismo este tipo de construcciones mutantes, son utilizadas como armas para poder mantenerse en medio de un ambiente agreste.  A su vez llegan a ser una hipérbole del aprecio hacia estos vehículos y que en esta ficción vienen a ser una proyección del caballo usado por los caballeros andantes en la Edad Media y por los vaqueros en el Lejano Oeste.  La antigua fusión Hombre-Montura se ha transformado desde hace rato en la fusión Hombre-Máquina. 
      También se debe mencionar la labor de los encargados del vestuario y el maquillaje, quienes diselaron a seres tan particulares, a medias entre la belleza y lo grotesco, que invitan a deleitarse en la contemplación de tanta caracterización hecha con la más absoluta dedicación.  Como la historia transcurre en un ambiente marcado por la enfermedad y la miseria, más que nunca las monstruosidades antropomorfas sobresalen entre los personajes que aquí se observan; asimismo, siguiendo la vieja tradición maniquea de hacer que la fealdad física se relacione con la existencia de una personalidad malévola, el bestiario humano toma un lugar destacado dentro de esta obra.
     Pese a la violencia a la que se enfrentan los protagonistas, de esta más que recomendable cinta, la sangre no llega a correr como en las dos primeras entregas de la saga y sin embargo la preocupación por hacer un producto lo más artístico posible, evidencia la pretensión de sus responsables por hacer algo que por mucho que sea hollywoodense, corresponde a un filme maduro que no cae en los recursos facilistas (como muestra a esto, basta con tener en cuenta el detalle de que durante buena parte de su metraje apenas hay diálogos, algo más propio del cine arte que del comercial).
     El espectáculo se completa con una espectacular banda sonora instrumental, realizada por Junkie XL, quien siendo originalmente un compositor de música electrónica, ya lleva años dentro del campo dedicado a los soundtracks (y el cual en los últimos años nos ha demostrado su cercanía con los filmes de este tipo, dentro de los cuales podemos mencionar su mano detrás de unos cuantos acordes para El Sorprendente Hombre-Araña 2, Deadpool y Batman versus Superman).
     El filme no da respiro y desde el principio al final se encuentra cargado de emociones, con mucha acción, persecuciones, actos heroicos y una que otra sorpresa.  El resultado de todo esto le otorgó no solo el éxito financiero, que de inmediato aseguró una nueva entrega dentro de poco, sino que gracias a la crítica especializada le concedió varios premios a lo largo del planeta.   Por lo tanto, habrá que tener un poquito de paciencia para que Mad Max, George Miller y compañía nos vuelvan a regalar otra de estas joyitas.


domingo, 12 de junio de 2016

La otra versión.



      La escritora estadounidense Anne Rice (1941 en adelante) se consagró en el arte de la narración gracias a su novela Entrevista con el Vampiro en 1976, a través de la cual expuso a estas criaturas de la noche que se alimentan de sangre, de una manera como nunca antes había sido abordada con anterioridad: desde un punto de vista humanizado.  De este modo en tal obra dichos seres ya no son vistos como personajes unidimensionales, sino que son retratados de una manera más compleja, poseedores tanto de virtudes como de defectos, lo que bien los convierte en otra proyección del carácter humano.
     Siendo el protagonista de esta primera obra el atormentado vampiro Louis, destacó entre sus páginas desde el principio quien lo convirtió en tal ser, Lestat.  El contraste entre ambos, tras el primero ser caracterizado como un sujeto compasivo, mientras que el segundo era sin dudas un ejemplo de la villanía típica de estos entes (al menos tal y como se acostumbraba definirlos en la tradición clásica), al final dio al propio Lestat un papel destacado que sin lugar a dudas logró acaparar en mayor medida la atención del público lector, en vez de su sensible protagonista.   Por lo tanto el desvergonzado vampiro rubio llegó a convertirse desde sus primeras páginas en uno de los mejores personajes de toda la novela (solo superable a la entrañable niña inmortal Claudia). 
     Tras considerar lo arriba expuesto, en 1985 la Rice sorprendió gratamente a su público y que desde hace rato esperaba más de su narrativa fantástica, cuando publicó la segunda entrega de una hoy extensa saga.  Pues esta segunda parte recibió el significativo título de Lestat el Vampiro.  Tal como lo dice su mismo nombre, en esta obra el papel principal del argumento recae en quien hiciera del antagonista en la primera parte de dicha saga.  Es así que la escritora vuelve a usar la primera persona, a través de las memorias en esta ocasión del propio Lestat, quien desde un principio nos hace toda una verdadera revelación, la cual pone en tela de juicio gran parte de lo que llegamos a saber por medio de la historia de Louis: Que lo contado por este no fue la verdad, sino que el melancólico vampiro mintió, en parte por sus propios prejuicios, como por el engaño (y autoengaño) al que estuvo sometido a lo largo del tiempo en el que transcurre su relato.
      Es así que a partir de ahora la autora se vale de Lestat para presentar una posición, de alguien que ahora se convierte en un reflejo por completo diferente de nuestra propia humanidad.  Puesto que si en el pasado Louis se constituyó en la representación del lamento existencialista, ante la pérdida del sentido de la vida y la correspondiente búsqueda de una razón de ser, a partir de esta continuación por medio del más viejo y experimentado Lestat, se nos entrega a un sujeto que más bien representa el vitalismo humano y el deseo irrefrenable de vivir con pasión cada momento de nuestra existencia.  Por ende, este nuevo protagonista, a partir de ahora se nos presenta como un tipo que sin vacilaciones resulta simpático y hasta heroico, ya que llegamos a saber de primera fuente de que posee su propio código de honor, que es alguien instruido y que para nada se regodea en el mal (o al menos en el sentido “satánico” o más maquiavélico de la palabra).   De hecho, el verdadero Lestat ama a la humanidad y así lo demuestra más de una vez a partir de esta novela, como de las demás que le seguirán a estas Crónicas Vampíricas.
     Pese a la diferenciación más positiva que se hace entre el Lestat de la versión de Louis y esta otra, tampoco se cae en el absurdo de convertirlo en un ser idealizado, que sin dudas se trata de un vampiro que se alimenta mayormente de sangre humana, de modo que su naturaleza sobrenatural bien corresponde a la de alguien que a otros, de seguro resulta alguien de actitud reprochable.
      Como se trata de la confesión de Lestat, la narración abarca un periodo que comienza desde antes de su conversión a vampiro, mucho antes de que Louis pisara la Tierra, puesto que sus recuerdos abarcan una cantidad de años más grande e incluso una que supera la del tiempo cognoscible; lo último porque este se permite agregar a su relato los recuerdos y palabras de otros dos personajes, quienes lo superan con creces en edad (el libro en sí se extiende a través de milenios de hechos extraordinarios).
       Se trata además de un texto que casi llega a doblar la extensión de su predecesor, puesto que al menos en su versión en español casi llega a las ochocientas páginas, las que además abarcan múltiples escenarios, que traen a la imaginación un exotismo que antes no había sido abordado en el primer libro y que además permite describir con mayor intensidad los distintos ambientes en los que transcurre la acción (por un lado se nota la documentación previa hecha por Anne Rice, para otorgarle verosimilitud histórica a su trabajo literario, así como su talento para recrear fantásticamente épocas y sociedades que existieron en el mundo real, pero que en su ficción se muestran “cambiadas”).  Todo esto a su vez permite reencontrarse con viejos conocidos, que por medio del mayor conocimiento de los hechos de Lestat, son caracterizados de una manera más integral; de igual modo los nuevos personajes (bastantes la verdad) se hacen sin duda valiosos a la trama y a los ojos del lector, llegando a convertirse en un elemento primordial no solo para esta novela, sino para las que le siguen. Cabe mencionarse que las dimensiones superiores de este volumen, se constituyen de igual modo en un vehículo para que la atmósfera sobrenatural se enriquezca, a tal punto, que tal detalle aporte como nunca a que Lestat el Vampiro sea literariamente superior al título que le antecedió.
      Como el mundo vampírico se hace más vasto en esta segunda parte, se hacen grandes revelaciones al respecto, llegando incluso a narrarse el origen de la especie, el cual toma ribetes míticos, al punto de convertir las Crónicas Vampíricas en una de las grandes nuevas mitologías contemporáneas; asimismo resulta plausible la construcción de toda una sociedad de “no muertos”, con lo que se intensifica esta ficción.
      Un papel fundamental cumple el arte en este texto.  Si bien ya en Entrevista con el Vampiro Lestat había demostrado su enorme gusto por la música y el teatro, dedicándose varios momentos del libro a dicha pasión, en esta ocasión ahora en que se le presenta de una manera más grata, nos enteramos de que es un nato actor y luego una vez transformado en vampiro, también un formidable músico y hasta escritor (además de ser un gran lector).  De igual manera otro importante personaje del libro es un connotado pintor.  Es así como la narración se detiene en varios momentos en la contemplación estética, ya sea a través del teatro, como de la música, artes que la autora no deja de alabar a través  de sus palabras y protagonistas; al respecto, un rol destacado toma el violín, al cual la misma Anne Rice convirtió en el elemento central de su novela llamada justamente Violín (1997); de igual modo con Un Grito en el Cielo (1982), ya había hecho un homenaje primario a la música, a través de una fantasía suya en torno a los castrati.

      “Se llevó el violín al hombro y empezó a puntear las cuerdas mientras las afinaba ajustando las clavijas.
       Después levantó el arco y lo dejó caer con fuerza sobre las cuerdas para hacer sonar la primera nota.
       Me incorporé hasta quedar sentado y apoyado con la espalda contra la pared de madera; le miré fijamente, pues no podía creer en el sonido que empecé a escuchar.
        Entró en la melodía desgarrándola, arrancando las notas del violín. Y cada una de ellas era translúcida y vibrante. Nicolás tenía los ojos cerrados, la boca un poco distorsionada, el labio inferior ligeramente ladeado; y lo que me encogió el corazón casi tanto como la propia tonada fue ver cómo todo su cuerpo se fundía en la música, cómo su alma se apretaba al instrumento como si fuera un sensible oído más.
       Jamás había escuchado música como aquélla, tales vigor e intensidad, los rápidos y brillantes torrentes de notas que surgían de las cuerdas. Estaba interpretando una pieza de Mozart y tenía toda la alegría, la ligereza y el intenso encanto de cuanto Mozart escribió.”

      En determinado momento cuando se refiere a vampiros realmente antiguos, ya que superan los mil años de existencia, se menciona a Ramsés el Maldito, del cual se dice que en realidad no se trataba de un vampiro y que “no era tan maldito”.  De este modo por medio de las pocas líneas que versan sobre él, la escritora comenzó a delinear todo un mundo ficcional donde sus vampiros cohabitan junto a otros personajes de sus obras, puesto que luego en 1989 publicó su novela en exclusiva sobre este y que se llama justamente La Momia o Ramsés el Condenado.   Poco después, en 1990, comenzó su ciclo de Las Brujas de Mayfar, con La Hora de las Brujas, de la que ya lleva editados tres libros y fue así como a través de Merrick (2000), realizó nada menos que un crossover entre ambas sagas.
      Transcurriendo 1989, comenzó a salir la adaptación al cómic de Lestat el Vampiro, a cargo de la editorial Innovation, que tras doce números publicados para completar los acontecimientos de la novela, en 1991 los reunió en un solo tomo.  Su guión estuvo a cargo de Faye Perozich, quien trató de ser lo más fiel al texto original (según muchas fuentes en lo que he investigado al respecto, puesto que no he tenido el gusto de conseguir en papel la novela gráfica, ni mucho menos de leerla); por otro lado, posee un arte visual de Daerick Gross, sin dudas formidable.  Pese a que este trabajo le encantó a la Rice, en una entrevista hecha a la revista especializada Fangoria, confesó que a su parecer igual habían exagerado en la carga homerótica de sus viñetas, en especial en lo que concierne a los intereses “estéticos” del propio Lestat.
      El libro se encuentra dividido en capítulos con sus propios títulos, que sintetizan muy bien el contenido de cada uno de ellos, puesto que además estos mismos vienen a ser pequeñas obras de carácter casi autoconclusivo; es así como se encargan de desarrollar acontecimientos en profundidad según sea el caso, si bien todo sirve para ir gradualmente hacia el impactante final con el que termina todo (y que se constituye en la antesala del cierre de la primera trilogía, que por años fue esta saga). Los capítulos son los siguientes.

      1. Sábado noche en la ciudad.1984: Lestat despierta a finales del siglo XX, tras decenios durmiendo, alejado de todo y de todos, luego de una experiencia que lo dejó por completo devastado (y que por supuesto nos contará con lujo de detalles, si bien algo supimos al respecto por medio de la versión “distorsionada” de Louis).  El nuevo mundo con el cual se encuentra el vampiro, le resulta increíble en cuanto a cómo cambió todo,  al menos con respecto a lo que él mismo conocía de la humanidad; es así como a través del discurso de este, la escritora caracteriza de una manera bastante especial (a ratos realista y en otras idealizada), la sociedad occidental de aquellos años.   Lestat termina seducido por este otro tiempo y su gente, decide integrarse y ello lo lleva a querer dar a conocer su propia historia.

     “En este siglo se proponían eliminar el hambre. Y acabar a toda costa con la enfermedad. Discutían con ardor sobre la ejecución de criminales condenados, sobre el aborto. Y combatían las amenazas de la «contaminación ambiental» y del «holocausto nuclear» con la misma ferocidad con que siglos atrás la había empleado el hombre contra la brujería y las herejías.
       En cuanto a la sexualidad, ya no era un asunto envuelto en supersticiones y temores. El tema se había despojado de sus últimas connotaciones religiosas. Por eso la gente se paseaba medio desnuda. Por eso se besaban y se abrazaban por las calles. Ahora se hablaba de ética y de responsabilidad y de la belleza del cuerpo. Había barreras muy efectivas para librarse de un embarazo o del contagio de eventuales enfermedades venéreas.
       ¡Ah, el siglo XX! ¡Ah, las vueltas que da el mundo!
       El futuro había sobrepasado mis sueños más descabellados. Había dejado como estúpidos a los agoreros del pasado.
       Medité mucho sobre esta moralidad secular libre de pecados, sobre este optimismo, sobre este mundo brillantemente iluminado donde el valor de la vida humana era mayor de lo que había sido nunca.”

     2. La Aparición de Lelio:  La primera parte de su autobiografía, titulada por él mismo como La Educación Juvenil y las Aventuras del Vampiro Lestat, nos introduce en su vida cuando aún era un mortal, contándonos parte de su infancia y adolescencia como miembro de una familia aristocrática campesina francesa y venida a menos.  A partir de aquí queda de manifiesto el espíritu extraordinario de Lestat, que lo hace sobresalir del resto, primero como humano en su familia y con los demás y luego como vampiro, entre sus congéneres (incluso entre los más antiguos).  Su personalidad voluntariosa, crítica y llena de interesantes aristas, tal como en los relatos más antiguos de la tradición oral, provoca sin dudas la envidia de sus propios hermanos y la incomprensión de su padre, como la de otros; no obstante lo convierte en alguien admirable para sus iguales, entre ellos su madre, quien más adelante tomará un rol destacado en el resto de la novela y en especial en la figura destacada que llega a ser para su especie.  Se introduce al personaje de Nicolas, su primer par (como humano eso sí), quien se convierte en su mejor amigo y en el primer verdadero amor de su vida (ya habrá quedado detallado en el post sobre Entrevista con el Vampiro, que sus personajes sienten pasión indistintamente hacia hombres o mujeres por igual, algo más bien relacionado con su naturaleza que supera los convencionalismos moralistas, detalle en todo caso que se puede encontrar en otros de sus libros no pertenecientes a esta saga).
      3. El Legado de Magnus: Uno de los momentos más esperados por los seguidores de la saga, pues acá se aborda la conversión a vampiro de Lestat y la que resulta por completo distinta en su desarrollo a la de Louis.  Pues la Rice introduce para ello a la figura del viejísimo Magnus, responsable de todo esto y que más encima en su caracterización resulta ser un hijo de la noche mucho más parecido al que habitualmente se encuentra en este tipo de historias.  La descripción que se hace del tal Magnus es soberbia. De igual modo a partir de este capítulo la tensión y expectación del libro, va en crescendo hasta su impactante desenlace.

     “Vi la ventana, la ciudad, la mesilla. Y, cuando mis ojos recorrieron lentamente los rincones en sombras de la estancia, le vi a él en un rincón.
      Ya no llevaba su capa negra con capucha, y no estaba sentado o de pie como haría un hombre, sino que más bien descansaba, al parecer, encorvado sobre el grueso marco de piedra de la ventana, con una 73 rodilla ligeramente doblada hacia ella, y la otra pierna, larga y delgada, extendida hacia el otro lado. Los brazos parecían colgarle a los costados.
     La impresión general que producía era como de algo fláccido y carente de vida, aunque sus facciones seguían tan animadas como la noche anterior. Los enormes ojos negros que parecían estirar la blanca carne en profundas arrugas, la nariz larga y afilada, la sonrisa de bufón en la boca. Allí estaban los colmillos, rozando los labios carentes de color, y el cabello, una masa reluciente de negro y plata que surgía sobre su blanca frente y le caía sobre los hombros y hasta los brazos.”

      4. Viático para la marquesa: Dentro de la familia de Lestat solo su madre logra sobresalir entre ellos, aparte por su puesto de su propio hijo menor.  La mujer resulta ser el segundo personaje femenino destacable dentro de estas Crónicas Vampíricas, luego de la recordada Claudia, si bien su personalidad y circunstancias las diferencian bastante a la una de la otra.  Primero aparece como una fémina de connotaciones trágicas, muy en el estereotipo de las damas de la narrativa romántica, ya que se trata de alguien adelantada a su época, una mujer instruida, quien además se encuentra gravemente enferma y es infeliz por la vida inauténtica que lleva.  Su relación con su “primogénito simbólico”, pues es el único de sus vástagos con el que se identifica en el plano intelectual, resulta de lo más interesante y ello luego toma un cariz que hasta llega a lo bizarro, cuando Lestat toma una decisión inesperada acerca de su madre y que tendrá varias consecuencias de peso.  Es así cómo Gabrielle, que es el nombre de la matriarca, y Lestat llegan a tener un compañerismo de connotaciones freudianas; por otro lado, el posterior cambio por el que pasa la marquesa, la muestra como alguien de conducta errática, un espíritu libre que incluso llega a superar al mismo protagonista en su otredad.
     5. Los Hijos de las Tinieblas: En el capítulo sobre la transformación de Lestat, algo se pudo conocer sobre una comunidad de vampiros, si bien Magnus dejó más que claro su identidad como paria entre los suyos.  Pues en este otro apartado del libro, se introduce la existencia de esta sociedad, si bien con grandes diferencias respecto a lo ya visto en Entrevista con el Vampiro.  Es así como en estas páginas queda más que claro la influencia de Lestat para su especie, al punto de que es revelado cómo este viene a ser el responsable de la creación del nefasto Teatro de los Vampiros y que luego tantas cuitas le traerá a él mismo y su gente.  A su vez aparece otro atractivo personaje femenino, al cual sin embargo Anne Rice no le saca provecho, tal como ya sucedió con Magnus, pues deja al lector con ganas de saber más sobre estos dos. 
      6. El Vampiro Armand: Este personaje, detestable para muchos (incluyendo a un servidor), tuvo su debut en el primer libro de la saga y ya en el capítulo anterior volvió a aparecer, de modo de presentarnos como Lestat y Armand llegaron a conocerse (y no de la mejor manera).  Pues la autora usando la vieja técnica narrativa del relato enmarcado, proveniente de la Edad Media y que consiste en contar una historia autoconclusiva dentro de otra, nos deleita con la historia del propio Armand, desde antes de volverse un inmortal; de este modo la narración se retrae a varios siglos más atrás, maravillándonos.  Por otro lado, Armand queda retratado sin dudas como un sujeto nefasto, si bien en cuyo deseo de conseguir alguien en quien apoyarse sentimentalmente, queda de manifiesto la necesidad real de no estar solos.  Con posterioridad la autora le dedicará su propia novela a Armand en 1998 (El Vampiro Armand), tomando como base lo expuesto en esta segunda novela de su ciclo, puesto que en esta otra entrega profundiza en sus orígenes.
      7. Por la Senda del Mal.  De París a El Cairo: Tal como décadas después Louis y Claudia lo harán por su cuenta, nuestro protagonista realiza un viaje significativo a través de buena parte del mundo, buscando respuestas a las interrogantes que lo acosan.  El periplo realizado y la sed de conocimiento, con la respectiva búsqueda en la que se encuentra Lestat, vuelven a expresar el simbolismo detrás de los seres sobrenaturales, de lo que son los sueños y las pesadillas de la humanidad.
      8. Magia antigua, antiguos misterios: Tal vez lo mejor de todo este magnífico libro, puesto que acá la narración va todavía mucho más atrás en el tiempo, incluso a una época pretérita y desconocida.  Aparecen por primera vez los importantes personajes de Enkil y Akasha, además de desarrollarse esta vez con creces a Marius, quien tuvo su debut en el capítulo dedicado a Armand.   Asimismo una vez más la novelista hace uso del mencionado relato enmarcado.  El exótico Egipto, la Antigua Roma y la cultura celta brillan en este episodio lleno de revelaciones.
       9. Confesiones de un vampiro: La tragedia expuesta en el relato de Louis, en lo que concierne a su encuentro con los vampiros franceses, es abordada por fin desde el punto de vista de Lestat, quien realiza un emotivo repaso por lo que en realidad pasó durante tales eventos.  La manera de cómo es abordado el drama humano y sobrenatural, expresa sin dudas que por mucho que el dolor personal sea tan valioso para uno, este mismo nos ciega y nos impide hacernos una idea más completa y objetiva de lo que en verdad ha pasado.
       10. Dionisio en San Francisco. 1985: El vampiro Lestat vuelve al siglo XX, más o menos un año después de su despertar.  Las últimas decisiones que ha tomado y que involucran al resto de su raza, provocan toda una revolución en la comunidad, algo de lo cual ya no se puede volver atrás.  Las últimas líneas de esta obra terminan con la antesala de lo que vendrá con la tercera entrega de las Crónicas Vampíricas, La Reina de los Condenados, que empieza casi justo donde se nos dejó intrigados al final de este libro.


jueves, 9 de junio de 2016

Discurso de apertura de Celebración de Día del Libro 2016 Ceat.




Nota: El mes de abril está dedicado a la literatura y al libro en general en todo el mundo, de modo que las instituciones culturas dedicadas a la educación y en especial los profesores, aprovechamos de celebrar el llamado Día del Libro a través de varias actividades al respecto.  El siguiente texto es el que escribí y leí frente a la comunidad del nuevo colegio en el que estoy trabajando, lugar donde laburo con gran contentamiento, ya que como miembro del Departamento de Lenguaje me tocó el honor de organizar la celebración respectiva y ser uno de los dos coanimadores (junto a mi compañera Magdalena Huechicura) en dicha oportunidad.  
      Luego del escrito que aquí adjunto, agrego un video, bastante creativo y hecho con amor, realizado por un colega que sintetiza la labor realizada.  En el sale un servidor durante un par de segundos.  
      La fotos corresponden a algunos de los momentos de esta celebración.

      Hoy es el día en que nos reunimos como comunidad escolar para conmemorar una fecha muy especial, una festividad que rompe con las fronteras y que además nos demuestra que el conocimiento no es un hecho aislado, sino que se trata de algo que une todas las disciplinas humanas: las ciencias, las artes, el deporte, la religión, la política y la tecnología.  Por otro lado, es cuando celebramos la belleza de la palabra y el gusto por la diversión de las historias.  Me estoy refiriendo al Día Internacional del Libro.
      El 23 de abril es una fecha en que recordamos el fallecimiento de tres grandes escritores: William Shakespeare, el mayor artista de la lengua inglesa y que nos regaló obras inmortales como Hamlet y Romeo & Julieta; lo mismo sucede con Miguel de Cervantes y Saavedra, quien creó la obra más importante de nuestra lengua española, El Quijote de la Mancha.  Ambos dos autores reconocidos por sus obras, incluso por aquellos que se niegan a disfrutar de sus textos originales, pero que sí son capaces de reconocer a sus famosos personajes gracias a tantas películas, caricaturas, homenajes y parodias que se han hecho al respecto.  ¿Quién no se ha emocionado de alguna manera con la tragedia de los dos amantes adolescentes y su amor imposible? ¿Quién no puede decir que alguna vez no se ha reído con las locuras de ese caballero andante y su inseparable compañero, Sancho Panza? De igual manera es que como latinoamericanos que somos, debemos honrar al Inca Garcilaso, el primer escritor de estas latitudes en ser reconocido mundialmente (me estoy refiriendo a alguien que tal como sus colegas ya mencionados, vivió entre los siglos XVI y XVII).  Por otro lado, como chilenos no podemos quedar fuera, pues en este mes de abril nació nuestra más insigne poetiza (y literata), Gabriela Mistral, primer Premio Nobel de Literatura de origen latinoamericano.
     La experiencia de un buen libro es algo que solo puedes llegar a comprender si en realidad te abres a sus múltiples maravillas. Solo aquellos que ya ha pasado por esto, pueden comprender lo que significar emocionarte y gozar con un texto entre tus manos.  Siendo esta una institución dedicada a la educación de adolescentes, es nuestro deber promover la difusión de la literatura y el amor a los libros en general.  Sin embargo, la idea es que ello no sea algo que tenga un sentido negativo para quienes se niegan a su seducción, sino que sea un proceso de apertura de mentes, de buena voluntad a crecer juntos en la valoración de todo esto.  Una publicidad que apareció en los medios masivos el año pasado decía “Sí al autocultivo” , aunque en esta ocasión utilizó una expresión popular con un origen polémico, para referirse a algo que es tanto alimento para la mente, como para el alma, pues un libro puede en verdad hacerte crecer y convertirte en alguien mejor de lo que eras hasta antes de abrir sus páginas (en relación a la propaganda del año pasado de la FILSA, Feria Internacional del Libro de Santiago, que aprovechaba de darle un matiz más positivo a la idea del "autocultivo de la marihuana").
     Que la aventura de leer se inicie. 



domingo, 5 de junio de 2016

Una segunda oportunidad para ser una mejor persona.


       Toda una tradición o subgénero dentro de la televisión gringa resultan ser los llamados sitcoms, comedias de alrededor de media hora de duración por episodio y que desde los comienzos masivos de este medio gracias al hoy clásico show Yo amo a Lucy (1950 a 1951), han dado al público varios ejemplos notables y que tal como el antecedente recién nombrado, hoy son el referente de lo mejorcito de su época y género: De los sesenta podemos recordar La Hechizada (1964-1972),  Mi Bella Genio (1965-1972) y La Novicia Voladora (1967-1970); de los setenta Tres son Multitud (1977- 1984), de los ochenta Luz de Luna (1985-1989), Los Años Dorados  (1985-1992) y Alf (1986-1990); respecto a los noventa destacan Friends (1994-2004) y Matrimonio con Hijos (1987-1997); y ya en este siglo, a partir de la década anterior The Sex and the City (1998-2004),  The Big-Bang Theory (2007 en adelante) y Hung (2009-2011). 
      La lista puede abarcar demasiado, pero solo me limito a nombrar a aquellas que no solo conozco, si no que me han influido lo suficiente como para tener un papel importante en mi memoria, desde mi infancia pegada a la pantalla chica (salvo Friends, que nunca la vi y la verdad no me mata hacerlo, si bien solo la nombro por su importancia en la historia televisiva).  Todas ellas, herederas de la más rancia comedia teatral, sirven como muestrario de las costumbres de la sociedad en la que fueron producidas, convirtiéndose sin duda en un medio para reírse de lo que era vivir en aquellos años, además de representar a través de la parodia y la sátira la propia cultura estadounidense que les vio nacer.  Tal cual puede verse gracias a la fecha en la que fueron emitidas originalmente, su popularidad fue lo bastante grande como para permitir que se extendieran de una década a otra, lo que bien permite apreciar el paso del tiempo y la evolución misma de nuestra sociedad.
     Volviendo atrás en los recuerdos y deteniendo nuestra atención en la mencionada Matrimonio con Hijos (de la cual hay una versión chilena que detesto por considerarla chabacana, sobreactuada y falsa a más no poder), en ella destaca una joven actriz que siendo aún una adolescente cuando esta se emitía, sobresalió entre sus compañeros de actuación por su talento, Christina Applegate.  Su rol como la bella hija de la familia disfuncional protagonista, hermosa, sexy, materialista y de pocas luces, hoy en día es recordada por quiénes la vimos despertar a la fama gracias a dicho papel.
     Ya toda una adulta y con una extensa carrera a cuestas en televisión, cine e incluso teatro, la Appeglate produjo entre los años 2007 y 2009 otro sitcom, para el cual por supuesto se adjudicó el protagónico: Samantha Who? Pues con solo treinta y cinco capítulos repartidos en dos temporadas, este otro programa bien se constituye en una serie que merece ser conocida y comentada, debido a sus varias virtudes que hoy me llevan a escribir este post.

    La serie trata sobre una exitosa ejecutiva de nombre Samantha Newly, una bella mujer en la treintena de su vida, que lo que tiene de “ganadora” y hermosa, lo tiene de detestable; puesto que Sam es en pocas palabras lo que llamaríamos sin tapujos una “perra”.  Manipuladora como ella misma, incapaz de mantener relaciones interpersonales afectuosas (puesto que las detesta), solo posee una amiga que es igual que ella y en cambio a su familia la ha ignorado por largo tiempo; por otro lado, en su trabajo dedicado a las bienes raíces es la empleada más valiosa, si bien ello es a costa de que no teme pasar a llevar adelante a quien se interponga en su camino para conseguir sus objetivos.  Asimismo cuenta con un novio que la adora, un tipo con alma de artista, sensible y dulce, por completo distinto a ella, quien le ha aguantado tantas miserias como solo el corazón puede soportar.  Su egoísta pasar sigue igual hasta que un accidente (más tarde se revelará con gran impacto que en realidad fue todo un atentado contra su persona, en plan venganza), la deja en coma por más de una semana y del cual despierta con amnesia completa; de este modo ahora en adelante, convertida en toda una tabula rasa, debe comenzar casi desde cero su actual existencia.  De hecho su apellido, Newly, resulta ser simbólico, puesto que en inglés significa recién; ello atiende a la idea de que la mujer vieja ha dado paso a la nueva, para poder iniciar esta etapa renovada de su existencia.
    Al estar en la clínica la acompañan sus padres y su mejor amiga, si bien esta última no corresponde a su compañera de fechorías de la adultez, sino que es su dulce amiga de la infancia y de los primeros años de la adolescencia, a la que como a muchos desechó al transformarse en alguien cegada por sus bajezas.  Todo esto resulta ser el punto de partida para comenzar a construir una vida, tal como era antes de volverse desagradable, puesto que no solo tiene la presencia de estas personas de su mejor pasado a su lado, sino que ella misma, libre de sus pérfidas intenciones, solo quiere retomar su vida como alguien cuya idea de la felicidad ahora es disfrutar de las cosas más sencillas, junto a quienes sabe la quieren. 
    El choque entre la antigua Sam y esta renacida mujer es increíble, puesto que a lo largo de su viaje interior que significa aprovechar la oportunidad que se la ha dado para redimirse, ella descubre qué tan malvada fue.  Ahora bien, como se trata de una comedia, todo lo concerniente a sus viejos pecados es abordado con mucho humor, aunque no por ello la cuota de moraleja que invita a la reflexión deja de hacerse presente.  Cuando la protagonista recupera el sentido, lo hace con un aspecto angelical, con una cabellera algo corta y con rizos, todo ello acompañado de una voz que invita a sentir simpatía hacia quién es ahora; luego su trato con la gente resulta ser no solo cordial, ya que desde ahora en adelante Sam procura conocer en realidad a los que la rodean, preocuparse por los demás y enmendar lo que hizo en anteriormente cuando era una oportunista.
     De vez en cuando le llegan flashes de su pasado, recuerdos que son escenificados con bastante efectividad y evidenciando a la Samantha previa al atropello que acabó con ella.  Pues cuando sucede esto, la Newly se presenta por completo distinta, ya que lleva la cabellera larga y lisa, viste prendas al parecer de alta costura y todo su ser desde su lenguaje corporal hasta su conducta en los mínimos detalles, son propios de alguien detestable (en todo esto brilla el histrionismo de la actriz, al ser capaz de representar a la misma persona como alguien tan complejo).
     Casi al principio de la primera temporada, la madre de Sam le dice que viene de una familia de mujeres que se han caracterizado por ser malas personas.  La propia matriarca da señales de ser alguien con ciertos defectos (¿Pero en la vida real quién no los tiene?), no obstante queda claro que se trata de una persona de nobles sentimientos y que solo quiere lo mejor para los suyos.  Con posterioridad en un episodio clave de la segunda temporada, nos es posible conocer a la dinastía femenina de la que proviene Sam y ello demuestra qué tan cierto fue lo que dijo la señora (no puedo dejar de mencionar lo emotivo que resulta ser este  capítulo).
     Cada episodio empieza y termina con la narración en off de la misma protagonista, a través del cual esta hace sus observaciones acerca de lo que ha aprendido a raíz de sus nuevas experiencias, lo que por supuesto permite que uno como espectador pueda apreciar el mensaje detrás de la comedia: nunca paramos de crecer como personas, para llegar a ser felices y en mayor medida si tenemos con nosotros a gente que nos dé una razón para luchar.  El optimismo para enfrentar todo, en especial a la hora de enmendar los errores, resulta ser otro principio sobre el que se articula la trama de las historias que aquí se presentan y que lo tienen como regla no solo Sam, sino que buena parte de sus personajes de apoyo.
   Es cuando corresponde referirse a los demás personajes principales de este recomendable programa, siendo sin vacilaciones caracterizados en su mayoría como sujetos entrañables.
    
     En primer lugar se debe mencionar a su familia.  La madre es una guapa y sexy mujer que a sus años no ha dejado de verse “interesante” y que actúa con jovialidad.  No es la dueña de casa perfecta, no obstante es alguien para quien los suyos son primordiales a la hora de vivir con plenitud.  Haber recuperado a su hija es algo que le ha dado una nueva motivación, de modo que como ejemplo de mamá hace todo lo posible por acompañarla en su peregrinaje.  Su esposo es un hombre sencillo y de igual manera bien intencionado, muy de su casa, quien también resulta primordial para que Samantha recupere lo que había perdido.  Esta pareja resulta ser uno de los mejores elementos de la serie, dando pie con sus personalidades a varias situaciones memorables, jocosas y no obstante, de mucha sensibilidad.
     Luego se encuentra Dena, la amiga incondicional de Samantha de sus años previos a transformarse en una arpía y que pese al terrible cambio que esta última tuvo, nunca dejó de quererla.  Cuando Sam sufrió su imprevisto, estuvo con ella en todo momento y una vez que esta despierta, encuentra la oportunidad para volver a armar la relación de ambas.  De carácter ingenuo, cariñosa y poseedora de varios detalles que uno bien esperaría de una buena amiga, su influencia positiva resulta tanto o más primordial que la de los padres de Sam para que la protagonista pueda salir adelante.  Su aspecto por completo distinto al de Samantha y a la aún más sofisticada de su otra compinche, ya que se trata de una mujer con sobrepeso, contrasta sin duda entre una y la otra, para representar la idea de que hay una belleza que va más allá de las apariencias.
     Andrea Belladona es la compañera de trabajo de Samantha , que era la única persona con la cual tenía un tipo de relación más o menos fraternal, si bien entre las dos había una competencia que hacía que la una y la otra por detrás se atacaran, si era necesario en su carrera materialista avanzar.  Italonorteamericana, resulta ser una figura cómica que recuerda a la mafia de sus antepasados, debido a lo maquiavélica que llega a ser (su apellido corresponde al de un famoso veneno de origen vegetal).   Cuando su amiga regresa del coma y se da cuenta de que ya no es la misma persona con quien pasó tanto, primero se indigna y luego trata de que su antigua cómplice vuelva.  A su vez siente celos de Dena, a la que sin dudas deprecia, pero con la cual poco a poco comienza a entablar una verdadera amistad, cuando la influencia positiva de la nueva Sam y de la propia Dena  la empiezan a humanizar.  En la segunda temporada se dan con ella dos situaciones, que permiten se sucedan algunos de sus momentos más hilarantes e interesantes: su compromiso amoroso con una figura pública, por puro interés, y que en realidad resulta ser alguien gay que la usa como tapadera; asimismo su antiguo flirteo con un amigo del ex de Sam, quien para nada viene a ser el tipo de hombre con el que acostumbra encamarse, lo que tiene sus consecuencias en el presente.
    Tod Deepler es el antiguo novio de Sam, quien pese a lo bruja que era en su época juntos, nuca dejó de amarla, aguantándole todo tipo de humillaciones.  Cuando su chica vuelve a su vida, ahora convertida en alguien diferente, se dan varias situaciones atractivas entre ambos, empezando porque ambos ya no son pareja; empero los dos mantienen una especie de amistad ambigua y en la cual hay un evidente interés del uno por el otro.  Tod es un hombre muy guapo, de profesión fotógrafo, quien como Dena resulta ser en muchos aspectos la persona ideal para tener a tu lado, a la hora de conseguir una vida lo más completa posible.
     El portero del edificio en el que viven Sam y Tod, viene a ser sin dudas otro personaje de  antología.  De nombre Frank, es un irónico individuo afroamericano cuyos diálogos y monólogos, así como su actitud muchas veces impávida, no dejan de ser otro detalle magnífico de los guiones.  Llega a entablar una particular relación con la nueva Sam y además también interviene bastante en la vida de Tod, siendo otro elemento destacado para que la nueva oportunidad de la protagonista se formalice.  A su manera es alguien bastante sabio.  Sin embargo es alguien desaprovechado en el show, ya que como no aparece tanto en los episodios, no llega a desarrollarse tanto como uno quisiera.

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