1. La génesis de una obra maestra.
“Dedicarse a vivir, o dedicarse a morir. Menuda verdad”.
La anterior cita textual de la película de 1994, La Redención de Shawshank (conocida en Latinoamérica como Sueño de Fuga o Sueños de Fuga, también Sueños de Libertad y en España como Cadena Perpetua) de Frank Darabont y basada en la novela corta Rita Hayworth y la Redención de Shawshank de Stephen King, resume con precisión uno de los temas principales del filme: la fe frente a la adversidad como motor para no perder nunca la dignidad.
Es así como la cinta en la que me detengo en estos momentos, trata un tema tan trillado como el del “hombre inocente encarcelado por un crimen que no cometió”, pero a la vez desarrolla esta historia de manera tal, que hoy en día dicha obra se ha convertido para muchos en algunos de los mejores filmes en la historia del cine, por no mencionar en uno de los largometrajes más hermosos y emotivos jamás hechos. Es la historia de Andy Dufresne, un joven y exitoso banquero al que debido a la sospechosa muerte de su esposa y del amante de ésta, es encarcelado de por vida en la prisión de Shawshank, lugar donde conocerá a su amigo del alma, Red, y donde el protagonista nunca perderá la esperanza, marcando además la existencia de todos lo que lo rodean. A su vez casi desde comienzos de su reclusión y durante más de dos décadas, urdirá un plan secreto para lograr escapar de su prisión.
Por otro lado, Red oficia de narrador en el filme, cumpliendo con ello la labor de “guía turístico” de la prisión, ya que con sus comentarios nos permite conocer la subcultura de la cárcel. Su discurso ayuda a atar cabos entre los hechos e invita a la reflexión con sus palabras, todas cargadas de una poesía que no deja indiferente. Esta voz en off acentúa la calidad literaria del relato, al convertir el monólogo de Red en la conciencia del mismo filme y fusionar la imagen con el arte de la narración misma.
Tal como lo expuesto más arriba, esta historia es otra de las tantas adaptaciones para el cine (por no mencionar a las hechas para la televisión y el cómic) de la obra del llamado “Rey del Terror”, el autor estadounidense Stephen King. Hasta antes de la publicación de la novela corta que inspiró este filme en 1982, en el tomo compilatorio de cuatro novelas cortas llamado Different Seasons[1], traducido al español como Las Cuatro Estaciones, tan sólo en unos pocos cuentos este narrador había demostrado que no sólo de monstruos, psicópatas y gore podía escribir. De tal modo, esta fue su primera publicación donde demostró con creces que su verdadero talento no estaba en asustar y causar repulsión en sus lectores, si no en que como los grandes artistas de la literatura, muy bien podía llegar a reflejar en sus fabulaciones los grandes temas que preocupan al ser humano, como también en crear personajes de gran fuerza que en su caracterización bien representaban partes de nuestra propia humanidad. Más adelante este aspecto más sensible del autor llegaría a apreciarse en muchas obras más, hasta conseguir por fin el crédito en la prensa especializada, lo que en el caso de sus seguidores hace rato ya había obtenido.[2]
Pero no es del libro del cual quiero “hablar” hoy, puesto que esta novela la leí hace casi veinte años atrás (una época de mi adolescencia que recuerdo con un cariño muy especial) y aún no me he dado el gusto de volver a leerla. No obstante su adaptación cinematográfica sí es la que acapara mi atención nuevamente, siendo que además ya me la he visto unas 7 veces más o menos; y puedo decir orgulloso que la fui a ver al cine en su momento, cuando estaba nominada a 7 Premios Oscar, de los que no ganó ninguno[3], aunque con el tiempo ha demostrado “no envejecer”. Por otro lado, me la he vuelto a ver tan sólo hace un par de días y ahora tengo más que fresca en la memoria su imagen; por ello puedo explayarme con solvencia y seguridad acerca de este filme.
La Redención de Shawshank fue la primera película hecha por Frank Darabont, quien hoy en día ya es considerado uno de los grandes directores en la actualidad, habiendo estrenado otras tres películas de considerable valor y éxito (siendo dos de estas tres, otras adaptaciones del trabajo del propio Stephen King). Cuando era aún un estudiante universitario, Darabont aprovechó la oportunidad que King le da jóvenes y emprendedores directores para filmar obras basadas en sus cuentos, pagándole estos la simbólica suma de un dólar; estos cortometrajes reciben el nombre genérico de Dollar Babies y Stephen King permite hacerlos siempre y cuando sus autores no los estrenen comercialmente, aunque sí en certámenes pequeños y artísticos. Fue entonces que el director/guionista en ciernes realizó lo que hasta la fecha es considerado como uno de los mejores Dollar Babies e incluso un cortometraje soberbio en general: La Mujer de la Habitación (1983), basado en el cuento del mismo nombre de King y que ya en su primera recopilación de cuentos Nigth Shift (El Umbral de la Noche en la lengua del Quijote) dio muestras del aspecto más humano del escritor. Esta historia acerca del dolor ante la pérdida de un ser amado y de cómo sobrellevamos dicha carga en vida, gustó tanto al escritor, que con facilidad se hicieron amigos y cuando Darabont le confesó su deseo de adaptar para el cine Rita Hayworth y la Redención de Shawshank, obtuvo sin vacilaciones su bendición.
Darabont aparte de su trabajo en el cortometraje ya mencionado, había demostrado con creces su habilidad para escribir guiones de gran fuerza e incluso para algunas historias que en un principio podrían parecer ridículas o de mero propósito comercial: como lo pueden ser el remake de The Blob (La Mancha Voraz) y Pesadilla 3: Guerreros del Sueño, considerada lejos una las mejores entregas de la saga del asesino sobrenatural Freddy Krueger. A estos créditos de los que salió con más que dignidad, se le suman su guión para La Mosca 2 y la que quizás es su labor más destacada en el terreno de hacer guiones para otros directores: Mary Shelley´s Frankenstein, considerada para muchos como la mejor versión para el cine de la famosa obra romántica. Otro de los puntos más altos de Frank Darabont, es el hecho de que fue el responsable de llevar magistralmente a la televisión la serie de cómics The Walking Dead, oficiando no sólo de productor, si no que también como guionista y director del capítulo piloto que desde ya demostró la calidad que tendría el programa; lamentablemente y contra lo que se esperaba, Darabont dejó el show cuando ya estaba por comenzar a realizarse la segunda temporada y todo al parecer por serias diferencias con el resto de los productores del programa.
2. Las virtudes intrínsecas de una película.
Cuando Frank Darabont realizó su versión del la novela corta en cuestión, procuró no sólo ser fiel al texto original, como a su particular atmósfera, si no que también fue leal a sí mismo e introdujo una serie de elementos nuevos que en el texto escrito, o bien no estaban, o bien apenas se desarrollaban. De este modo logró una película que en medio de este equilibrio entre el aporte suyo y el trabajo de Stephen King, permite provocar un montón de emociones a su espectador. Pese a que uno no haya tenido que vivir un drama como el de sus personajes (la cárcel misma), pueda sentirse reflejado en cuanto al realismo de estos, quienes muy bien nos representan a cada uno de nosotros en medio de nuestros triunfos y bajezas.
Tanto el título del libro como el de la película, hacen mención directa a la idea de la redención, tema que en el caso del propio King y en gran parte de sus obras está claramente presente. Un autor que fue educado en el cristianismo como Stephen King no deja de presentar las ideas de la salvación y las segundas oportunidades, otorgándoles un carácter bíblico y espiritual (y pese a que hoy en día no abraza ninguna iglesia en especial, en más de una ocasión ha manifestado su tradición religiosa implícita y explícitamente, como también sus valores cristianos). Es así como a lo largo de esta cinta se desarrollará una historia en medio de un ambiente tan rudo como lo puede ser la cárcel, un lugar donde la violencia y la corrupción se pueden respirar hasta atosigar a uno. Pese a lo hostil del lugar, muy bien pueden sobrevivir la amistad, la piedad, la autenticidad y todo lo mejor de nosotros mismos, al punto de permitir que nunca se pierda la esperanza en una nueva oportunidad para ser libres y felices.
En el filme vemos cómo llega Andy Dufresne a la prisión de Shawshank, un lugar con sus propias reglas y donde al parecer un hombre refinado como él es incapaz de sobrevivir. El coprotagonista, Red, quien se convertirá en su mejor amigo, percibe en él, así como muchos de quienes lo acompañan, que Andy es un hombre distinto. Pues Andy a diferencia de los que están encerrados con él, no ha perdido la esperanza, aún cree en el valor de la libertad y por ello convierte las paredes que lo rodean en un lugar mucho menos agreste de lo que es: les trae la música, la literatura, el gusto por la educación y les recuerda lo que significa ser una persona digna y con principios. Resulta más que interesante el hecho de que en Shawshank “todos son inocentes” y nadie es supuestamente culpable del crimen que está purgando, pese a que muchos cumplen cadena perpetua. Y sin embargo el pasado, los verdaderos hechos que llevaron a cada uno a ser privado de su libertad, no importan, pues lo que desde ahora en adelante tiene importancia es quién es cada uno dentro de esta cárcel; es así como Andy es acogido por Red y sus amigos, quienes creen que Andy es uno más de ellos, no obstante Andy lo es, pero también es mucho más que eso.
Pasan décadas desde que Andy llega a Shawshank y allí no sólo conoce la amistad incondicional entre hombres, también descubre que el mal puede tener muchas manifestaciones. Como dice William Golding “El hombre produce mal, como la abeja la miel”, a lo que debe enfrentarse y prepararse nuestro protagonista, si quiere salir lo más ileso posible del lugar, en mente, cuerpo y espíritu. Es así como esta inclinación a lastimar al más débil, abusar del poder que se tiene y disfrutar tanto de la violencia como de las divisas que entrega la corrupción, están presentes en más de un personaje en esta cárcel. Prisioneros y carceleros comparten el mismo lugar en Shawshank, claro, cada uno en el lugar que les corresponde, pero aún así ello permite que esta inclinación a la perversidad se exprese en ambos grupos por igual.
- Es el mal de la violencia sexual que ejercen el grupo de prisioneros que una y otra vez intentan violar a Andy, convirtiendo algo que por elección propia debería dar placer, en la pesadilla de quien es mancillado y visto como objeto y no persona.
- Se observa en la maldad del que se regocija lastimando a otros y aprovechando su cargo como autoridad. Éste es el Capitán Hadley, para quien los prisioneros hace rato dejaron de ser personas con derechos; de este modo los castigos que inflinge son un medio para ejercer su poder. Tanto este guardia, como el cabecilla de los prisioneros que violan a Andy, disfrutan de tener a otros debajo suyo para satisfacer sus instintos sádicos.
- Pero hay una expresión del mal mucho más peligrosa que las anteriores, como si se tratase de un verdadero demonio, ya que se esconde bajo una apariencia engañosa y supuestamente patriarcal: el alcalde Norton. Éste se muestra como un hombre de Dios, intachable y preocupado por quienes se encuentran bajo su administración. Sin embargo lo que le interesa en realidad es el bienestar propio y no vacila si para conseguirlo, debe utilizar a los demás, aún a costa de las vidas de estos. De este modo es manipulador, cínico y rencoroso. Los otros malvados del filme se muestran tal y como son, malignos, pero es en la falsa apariencia de este hombre, que Andy tiene a su peor enemigo.
- Existe una cuarta manifestación del mal en la película, la cual está ligada a Andy de una forma más que estrecha: el hombre que en realidad asesinó a su esposa y al amante de ésta, razón por la cual Dufresne se encuentra encarcelado. Se muestra a este hombre solo en una breve, pero intensa escena. Su sonrisa enfermiza con sus dientes amarillos recuerda al Guasón de los cómics de Batman. Este individuo se muestra como el epítome del mal terrenal, un ser sin conciencia, ni remordimiento y que se regocija en su propia malevolencia.
Tres de los cuatro personajes mencionados arriba, reciben su justo castigo por sus fechorías, siendo el tema de la justicia uno de los más trabajados en la literatura del señor King. Pero tanto el escritor como Darabont en su guión para su propia cinta, nos muestran que hay una justicia que va más allá de las leyes terrenales de los hombres; por esta razón cuando llega “el juicio” a estas personas, es algo mucho más significativo que la justicia que se podría esperar en una obra más convencional. Si bien en algunos casos el castigo llega por manos de los propios hombres, siempre en el filme se trata de algo que representa un poder superior al humano, ya sea para algunos la mismísima Providencia o una “justicia poética”.
Los destinos finales de los dos amigos, Andy y Red, se encuentran muy ligados entre sí. Ambos deben pasar por todo un proceso vital de tribulaciones para poder por fin lograr la verdadera felicidad, que por tantos años les fue esquiva. Al final de su vía crucis, logran reencontrarse en medio de un locus amoenus, un lugar grato que está lejos de ser la gris construcción de Shawshank.
Cuando por fin Andy logra abandonar Shawshank, lo hace luego de todo un proceso que representa un renacimiento para él. Como si hubiese salido del vientre materno en un difícil parto, el viaje se hace tortuoso. Cuando ya sale a la libertad, como un recién nacido, lo hace sucio, pero el agua de la tormenta que se cierne a su alrededor, lo limpia y lo purifica. Por lo tanto Dufresne, tal como en el texto de San Pablo, “muere como un hombre viejo, para nacer como un hombre nuevo”; ya que al dejar la prisión, también deja su vida anterior. Una vez logrados sus primeros propósitos, puede iniciar su proyecto de vida que lo acercará a su idea de lo que es la verdadera felicidad.
En el caso de Red, su redención es gracias a la influencia benigna de su amigo, quien le dejó más de una enseñanza con su ejemplo. En tres ocasiones distintas, al principio del filme, más o menos en la mitad y luego del clímax de la historia, Red se enfrenta a un grupo en la prisión que evalúa la posibilidad de concederle la libertad condicional; siguiendo la línea de la numerología y bajo la tradición literaria, es como dice el dicho “A la tercera es la vencida”, que Red por fin logra recuperar su derecho a ser libre. Las dos primeras veces no dudó en argumentar que en efecto se había convertido en una mejor persona y que ya había pagado sus culpas (sin embargo ambas veces le rechazan su petición); no obstante es en esta última cita, que Red ya mira con otros ojos la vida y su existencia misma, habiendo llegado por fin a conocerse a sí mismo y a aceptarse (en otras palabras, por fin está en paz con su persona). Es entonces que el filme nos regala uno de los mejores monólogos/diálogos en la historia del séptimo arte:
“― Ellis Boyd Redding, su ficha dice que ha cumplido 40 años de su cadena perpetua. ¿Se siente rehabilitado?
― ¿Rehabilitado? Bueno, veamos. No tengo idea de lo que significa. ― Significa poder reincorporarse…
― Sé lo que significa para ti, hijo. Para mí es una frase hueca inventada por políticos para que jóvenes como tú vistan traje y corbata y tengan un empleo. ¿Qué es lo que quieres saber en realidad? ¿Si estoy arrepentido?
― Bueno, ¿lo está?
― No hay día que no lo lamente. No porque esté aquí, o porque creas que debo. Pienso en lo que era antes, un joven estúpido que cometió ese terrible crimen. Quiero hablarle. Quiero hacerle entrar en razón. Contarle cómo es todo. Pero no puedo. Ese chico ya no existe y este viejo es lo que queda. Debo vivir con eso. ¿Rehabilitado? Es una mierda de palabra. Pon el sello en los formularios, hijo, y no me hagas perder el tiempo. Porque a decir verdad me importa un carajo.”
Tal como lo hizo años después de este filme, con The Mist (2007), otra adaptación de King por Darabont, el director/guionista extendió el final original un poco más de lo que había hecho Stephen King. Se podría decir sin vergüenza que con esto en ambos casos, Darabont mejoró el desenlace; si en The Mist creó uno de los finales más dramáticos y espantosos que se puedan hacer, con La Redención de Shawshank, realizó una de las escenas más positivas e inspiradoras que puedan haber, permitiendo ver la reunión (sin diálogos), de los dos amigos luego de que les haya tocado vivir juntos tantas penurias (y aún así, tantas alegrías) en la cárcel. La sonrisa final de Red caminando por la playa para ir al encuentro de su compañero, nos muestra que mientras haya fe y persistencia, nada es imposible y que el corazón del ser humano es también capaz de los actos más nobles que puedan existir.
[1] De hecho, esta primera colección de novelas cortas de King posee cuatro “joyitas”, siendo que la mayoría de las que componen el volumen poseen destacadas adaptaciones para el cine: Cuenta Conmigo (1986), basada en El Cuerpo y dirigida por Rob Reiner, considerada también entre los grandes filmes que adaptan una obra de Stephen King; y El Alumno Aventajado (1998), titulada acá como El Aprendiz, de Bryan Singer.
[2] Y dentro de estas obras se pueden mencionar, entre muchas otras más, la tercera colección de novelas cortas de King Corazones en la Atlántida, La Milla Verde, que dio origen a otra gran película adaptada por el propio Darabont, la novela de terror Un Saco de Huesos y Dolores Claiborne (el resto también con sus propias versiones para el cine, bastante buenas la verdad, y en el caso de Un Saco de Huesos, con una miniserie para la TV aceptable).
[3] Recordemos que los famosos Premios Oscar de Hollywood no consideran necesariamente la calidad artística de los nominados, si no que valoran más el marketing, la publicidad y los intereses políticos. Ese mismo año, esta cinta estaba nominada a Mejor Película, junto a “monstruos” como Forrest Gump y Pulp Fiction, que para nada son malas, sin embargo sí contaban con todo un gran montaje publicitario para conseguir el éxito asegurado y la película de Darabont era de un estudio menor, el cual no podía permitirse tanto derroche de este tipo (de hecho, Forrest Gump se llevó ese año la mayoría de los premios, incluyendo a Mejor Película). A su vez, no es la primera vez que un filme en su momento de estreno no recibe la atención como se merece y luego con los años, logra reivindicarse, como ya sucedió con El Ciudadano Kane, ¡Qué Bello es Vivir! y Blade Runner.