martes, 30 de mayo de 2023

Una despedida en lo más alto.


    Cuando en 2014 se estrenó Guardianes de la Galaxia, solo los marvelitas más ñoños sabían de este grupo; por otro lado, ni siquiera se trataba de su agrupación original y más clásica, sino de una muy especial.  Quien escribió y dirigió la película, James Gunn, era nada menos que un verdadero conocedor y amante de los cómics, lo que demostró con creces en su primera incursión en el UCM. Así que la cinta fue un éxito, la mayor parte del público amó (amamos) a sus personajes (y yo en especial a su versión de Starlord, como a su actor Chris Pratt) y de este modo la franquicia se volvió una de las favoritas, de toda esta seguidilla de producciones.
    Ahora, bien, como ha pasado con otras de estas cintas basadas en las historietas de la Casa de las Ideas, los personajes que en el mencionado título vemos, así como en otros que aparecerían en las secuelas siguientes, difieren en muchos aspectos de los originales en el papel (por ejemplo, el mismísimo Starlord no es el gracioso seductor y amante del rock que aparece en pantalla, hasta donde yo he leído en sus historietas setenteras).  No obstante, es gracias a cambios como estos, que las hacen más atractivos para las masas no lectoras de "tebeos", que estas cintas consiguen hacerse tan rentables.
    Tras lo anterior, los Guardianes de la Galaxia volvieron en su primera secuela (Volumen 2) y tuvieron un destacado papel en el díptico dedicado al Guantelete del Infinito (Infinity War y Endgame, en las cuales el mapache Rocket y una redimida Nova, terminaron por ganarse nuestros corazoncitos), aparecieron como invitados en la decepcionante Thor: Love and Thunder y luego tuvieron hasta un nostálgico especial de Navidad el año pasado (como regalo, adelanto y aperitivo de lo que se nos venía pronto).
    Guardianes de la Galaxia Volumen 3 siguió de la mano de James Gunn (quien se despide de Marvel, tras el importantísimo cargo que ha tomado en las películas de la Distinguida Competencia, aunque dejó la posibilidad de volver para algún interesante encargo) y lo hizo en grande.  El villano de turno es nada menos que el Gran Evolucionador, un desquiciado con una mente prodigiosa y una enorme incapacidad para sintonizar con los demás y para amar; asimismo, a través de este, Gunn hace también su homenaje a la figura del científico loco y el que le permite realizar varios guiños al cine de terror, que se sabe/nota también tanto le gusta.
     En cuanto al desarrollo del "malo" de esta historia, su genialidad no radica solo en cómo lo abordó el realizador, sino que buena parte de ello se debe en la solvencia del actor Chukwudi Iwuji, de origen nigeriano, quien supo darnos una interpretación que nos muestra a un sociópata y por el cual por nada del mundo sentiríamos simpatía (como con Loki) o bien entenderíamos las razones de su actuar (Thanos).   De este villano que siempre me atrajo mucho (era el rival principal de Spidey en Spider-Man Unlimited, aunque en esta serie aparecía con una imagen por completo distinta a con la cual se hizo conocido), solo lamento que en ningún momento usara su máscara que tanto me gusta.
     La trama gira en torno, nada menos, que en nuestro mapache mutante favorito y quien es raptado en situaciones muy dramáticas.  De modo que le toca a sus amigos rescatarlo y para eso, primero, deben ir donde otro grupo muy especial, en el que se reencontrarán con una muy querida amiga, así como tendremos más del equipo correspondiente a los originales Guardianes de la Galaxia; segundo, les toca ir a los dominios del megalomaníaco Gran Evolucionador, el viaje más loco de todos los que hayan hecho jamás.
    Si bien es imposible que no disfrutemos con todo lo que les pasa a personajes, ya tan populares como lo son Groot, Mantis, Drax y Starlord (¡Suspiros y suspiros!), es en la actual Nova en quién deseo detenerme; la otrora villana, se ha vuelto tan admirable en su deseo por tener, por fin, la familia que tanto necesitaba, que al menos a mí me sobrecoge el corazón, cuando la aprecio en esta actual versión suya.
    Cuando menos lo esperábamos, el mayor peso dramático de esta entrega recae en el mentado mapache evolucionado, de quien por fin sabemos sus orígenes; es así como los abundantes flashbacks dedicados a su pasado, que van in crescendo hasta su posterior emancipación, se encuentran entre lo mejor de un filme, que de por sí ya merece todos nuestros aplausos.  Cabe mencionar al trío entrañable de amigos "de infancia y juventud" de Rocket, que aquí nos presentan, los "monstruitos" más adorables que hayamos conocido y que se quedarán en los recuerdos de millones, pese a su escasa presencia en pantalla.
     Guardianes de la Galaxia Vol. 3 tiene los mejores efectos especiales del UCM en años (últimamente la franquicia, ha sido criticada por abaratar costos y/o descuidarse al respecto), pero más encima cuenta con un argumento tan potente, gags tan graciosos y escenas memorables, que duele sea el cierre de una saga que desde un principio fue una inesperada sorpresa para todo el mundo.  Por todo esto, al menos en mi caso, tengo sentimientos encontrados con esta pieza y es que agradezco que la larga espera tuviera por fin sus frutos y más de una forma como esta; sin embargo, apena saber que tal vez nunca más los veremos en estas versiones, al menos reunidos, me apena y es que siempre las despedidas son tristes.
    Unos cuantos regalitos más nos hace esta película, entre ellos que por fin tuviera diálogos Cosmo (que aquí es hembra) y Howard el Pato.  Más encima, agrega a un muy importante personaje cósmico dentro de la trama, nada menos que a Warlock; ahora bien, de ser uno de los seres más poderosos de Marvel, acá pierde su trascendencia y lo vuelven un sujeto con una personalidad que difiere bastante de cómo aparece en las viñetas.
     La película no solo entretiene y saca varias risas de forma espontánea, sino que de igual modo es todo un espectáculo visual, con diseños increíbles de mundos maravillosos y todo tipo de criaturas, que más encima a uno que otro espectador lo emocionará profundamente.  Merece verse en pantalla grande y repetírsela varias veces, para reconocer los distintos homenajes que hace Gunn al cine clásico y bizarro, filmes de culto y todos los "huevos de pascua" que posee.
    Atentos a las escenas de postcréditos.


                                                                             Tráiler. 

viernes, 26 de mayo de 2023

Nuestro propio Cien Años de Soledad (I)


I. Orígenes.
 
   El libro más importante y leído de las letras latinoamericanas es, sin dudas, Cien Años de Soledad.  La famosa novela de Gabriel García Márquez, aborda en sus páginas la saga de una destacada familia de su país (Colombia), a lo largo de varias generaciones y durante el transcurso de diez décadas.  Por otro lado, también utiliza la misma cronología de la patria del autor, para contarnos a través de una mirada mágica, el mismo proceso histórico de América Latina, entre fines del siglo XIX y mediados del XX; lo que incluye la huella del imperialismo gringo, el abuso de las transnacionales y las matanzas a cargo de los militares.
     A menos que me equivoque, la novela popularizó también el llamado Realismo Mágico, subgénero que se convirtió en un símbolo de la misma idiosincrasia latinoamericana, al mostrar nuestra convivencia en el mundo actual, con su tecnología y la contingencia actual (guerras, revoluciones, etc.), la aceptación de la existencia de un mundo invisible y sobrenatural (mezcla del cristianismo y lo indígena, aunque esto último siempre en pequeños detalles, como los sueños premonitorios y la aparición de ánimas).
    Por lo tanto, Cien Años de Soledad creó escuela y, como no, era de esperar que una obra de tal magnitud épica y trascendencia literaria influyera en escritores posteriores y en especial de esta misma zona particular del mundo.
    En 1982 apareció publicada la primera novela de la escritora chilena Isabel Allende.  Escrita durante su autoexilio en Venezuela, contó nada menos que con el apoyo de la editora Carmen Balcells, a quien le debemos la internacionalización de la narrativa de este sector, con lo que se llamó el Boom Latinoamericano.  Cabe mencionar que la Allende, desde los setenta ya llevaba desarrollando su prosa a través de títulos infantiles, crónicas periodísticas y teatro, de modo que La Casa de los Espíritus fue su salto a la narrativa adulta y con un libro "grande" de más de 500 páginas, plagado de personajes complejos y lleno de referencias a la propia historia de Chile del siglo XX.


II. Inspiración versus copia.
 
    No faltaron quienes acusaron a Isabel Allende, de ser una "copiona" de García Márquez (en un momento, Roberto Bolaño la trató de ESCRIBIDORA, razón por la cual lo desprecié con todas mis ganas), puesto que hay mucho en común entre ambos textos.
     En primer lugar, debemos considerar el hecho de que ambos libros giran en torno a una dinastía familiar, contándonos de sus descendientes.  Es así que dichas historias nos hablan de su fundación, pasando luego a su época de esplendor, hasta llegar a su decadencia.  Cabe mencionar que ambas familias, poseen una inmensa impronta dentro del medio social que las rodea, ya que sus integrantes se vuelven sujetos significativos, para los hechos "históricos" que marcarán su tierra.
      Luego tenemos todo lo relacionado con el Realismo Mágico, partiendo por la presencia de una mujer tan hermosa y ajena al mundo material, que deja este plano de existencia en particulares circunstancias (En Cien Años de Soledad es Remedios la Bella y en La Casa de los Espíritus le toca dicho papel a Rosa la Bella, cuyo apodo se nota copió/homenajeó la chilena); asimismo, en ambos textos se aborda la idea del tiempo cíclico, o sea, que hay hechos que se repiten a lo largo de los años y/o que todo vuelve a su punto de origen.
     Debemos sumar a todo esto, el hecho de que lenguaje empleado por Isabel Allende, por igual nos recuerda al de García Márquez (quizás más en sus primeras obras, hasta que luego fue consiguiendo su propia voz), en especial en lo que se refiere a las descripciones de tipo poético que hace y cuando se refiere a las cualidades extraordinarias de sus personajes.
 
    “Esa noche, la guardia derribó a Mauricio Babilonia cuando levantaba las tejas para entrar al baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho casi todas las noches de los últimos meses. Un proyectil incrustado en la columna vertebral lo redujo a cama por el resto de su vida. Murió de viejo en la soledad, sin un quejido, sin una protesta, sin una sola tentativa de infidencia, atormentado por los recuerdos y por las mariposas amarillas (…)”
 
Cien Años de Soledad.
 
     "La habilidad de Clara para mover objetos sin tocarlos no se pasó con la menstruación, como vaticinaba la Nana, sino que se fue acentuando hasta tener tanta práctica, que podía mover las teclas del piano con la tapa cerrada, aunque nunca pudo desplazar el instrumento por la sala, como era su deseo. En esas extravagancias ocupaba la mayor parte de su energía y de su tiempo. Desarrolló la capacidad de adivinar un asombroso porcentaje de las cartas de la baraja e inventó juegos de irrealidad para divertir a sus hermanos. Su padre le prohibió escrutar el futuro en los naipes e invocar fantasmas y espíritus traviesos que molestaban al resto de la familia y aterrorizaban a la servidumbre, pero Nívea comprendió que mientras más limitaciones y sustos tenía que soportar su hija menor, más lunática se ponía, de modo que decidió dejarla en paz con sus trucos de espiritista, sus juegos de pitonisa y su silencio de caverna, tratando de amarla sin condiciones y aceptarla tal cual era. Clara creció como una planta salvaje, a pesar de las recomendaciones del doctor Cuevas, que había traído de Europa la novedad de los baños de agua fría y los golpes de electricidad para curar a los locos."
 
La Casa de los Espíritus.
 
    En más de una ocasión, la escritora ha negado haber querido copiar a priori a Gabo; pero en caso de lo contrario, no podemos olvidar que los clásicos y las grandes obras, dejan tal huella en los artistas posteriores y en la cultura general, que es imposible que no haya emuladores de estos- consciente o inconscientemente- y se generen títulos en los cuales sea posible reconocer estas inspiraciones.  Como ejemplo de lo anterior y entre autores de quienes no podemos negar hoy en día su calidad literaria, tenemos a gente como Hugo Correa, quien escribió grandes obras "tocado" por artistas de la talla de Ray Bradbury; por otro lado, Stephen King siempre ha declarado que sus maestros son Edgar Allan Poe, Lovecraft y Richard Matheson; así como en Neil Gaiman es evidente su adoración por Lord Dunsany.
    No se puede dejar de lado, cierta afirmación que aparece en más de una ocasión dentro de las páginas de La Casa de los Espíritus:
 
    "La repetición de nombres causa confusión en los cuadernos de anotar la vida".
 
      Se trata de una interesante observación, al uso repetido de nombres en la genealogía de los Buendía, la familia de Cien Años de Soledad.  Una valiosa referencia directa de la escritora, a su independencia del libro seminal de García Márquez y es por eso que los descendientes de los Trueba del Valle poseen sus propios nombres, si bien en el caso de las mujeres, significativamente, los suyos mantienen un mismo contenido semántico; en cambio, los García, una familia ligada a los anteriores, repiten en sus siguientes generaciones el título original, como un contraste evidente entre ambas ramas.
    Es habitual el ninguneo de los autores de Best Sellers, cuando se tiene arraigada la idea de que la literatura es solo para la elite y las lecturas deben ser densas y complicadas.  Sin embargo, con el tiempo la Allende ha demostrado su valía y ha ganado numerosos premios, incluyendo menciones honoríficas de varias universidades; a lo anterior, debe incluirse el Premio Nacional de Literatura en 2010, reconocimiento que le llegó tarde en su propio país.  Lo anterior, luego de que muchos en esta tierra, patria suya, la despreciaran y al final tuvieron que rendirse a la certeza, de que por algo es la autora, no solo chilena, latinoamericana más querida y leída en el mundo.


III. La historia de Chile ficcionada.
 
    El texto nos cuenta acerca de la familia Trueba del Valle, formada por un patriarca y una matriarca muy distintos entre sí, abarcando cerca de setenta años en la vida de ambos, de sus retoños y pasando por el mismo periodo en la historia del Chile del pasado siglo.  Adicionalmente, para desarrollar mejor el matrimonio de Clara y Esteban, también conocemos a las mismas familias de las que ambos provienen; puesto que su misma "locura", es la que los determinará a los dos y a los frutos de su unión.
     La narración se divide en dos puntos de vista, primero en el de una narradora "testigo" y cuya identidad solo conoceremos bien avanzado el volumen; y el del mismísimo Esteban Trueba (el patriarca), cuyos recuerdos son lo suficientemente importantes, como para entregarnos el punto de vista de un hombre "común" y materialista, así como permitirnos conocer mejor la evolución política-social del país (de la cual participa de forma directa).  En todo caso, pese a la diferencia que hay entre el anterior, un hombre práctico, ante todo, su pasión lo une a Clara y toda esa espiritualidad propia de los del Valle, esa alegría de vivir de estos últimos se mezcla con el fatalismo de los Trueba, para concedernos una de las familias más entrañables de la literatura de estos lares.
    Teniendo en cuenta la dicotomía y fusión entre los dos principios, que alberga el volumen que hoy nos reúne, hallamos un evidente contraste entre el mundo patriarcal y el matriarcal.  La misma alternancia entre campo y ciudad, los dos grandes escenarios del libro, nos muestra cómo estos dos mundos viven, conviven y sobreviven entre sí pese a sus diferencias. Cuando pareciera que la brutalidad- lo peor del patriarcado, como cuando se da el Golpe de Estado de la Derecha y los militares- del mundo de los hombres fagocita por completo el matriarcado, esto nunca sucede por completo; puesto que, al final, vemos que solo gracias al equilibrio entre ambos principios, es posible conseguir lo que todos buscamos en nuestras vidas: la felicidad y la certeza de la plenitud (sin querer caer en el spoiler, solo para ejemplificar estas últimas palabras, diré que es gracias a una matrona, que Esteban consigue la última oportunidad que necesitaba y es con otra fémina con quién termina su historia, ya redimido).
     La lucha entre las dos fuerzas, quedará revelada a lo largo de la historia del país durante el pasado siglo y que se supone no es Chile (aunque claramente la Allende, se basó en la historia de su propio país, para otorgarle tan potente ambientación a esta obra); de modo que los múltiples gobiernos conservadores, el poder de los terratenientes, el surgimiento de los movimientos de Izquierda, incluyendo la victoria de la izquierda, pasando por el breve gobierno "popular “y la reforma agraria, para continuar con la intriga de las familias más poderosas de la nación, lo que luego dio paso a la dictadura con todas sus atrocidades, no son otra cosa que un paseo "mágico" por nuestro devenir durante el periodo mencionado. 
     Incluso algunos secundarios y personajes incidentales, que aquí aparecen (estos últimos solo mencionados y sin diálogo alguno), están inspirados en sendos nombres famosos (e infames en un caso concreto) de la historia real chilena: de este modo el Poeta es Pablo Neruda, el presidente socialista (y antes el Eterno Candidato) viene a ser Salvador Allende y el General Hurtado, corresponde nada menos que a Pinochet, el dictador militar que estuvo en el poder durante 17 años.
     Siguiendo con el mencionado conflicto entre patriarcado y matriarcado, no podía dejar de estar presente la Iglesia católica, institución tan relevante en la historia de Latinoamérica.  De este modo, encontramos a uno y otros representantes suyos, que encarna tales principios; comenzando por el castrador padre Restrepo (y a quien, pese a su personalidad nociva, se le aborda con humor), y luego a otras figuras masculinas más positivas.  Por cierto, hay unas cuantas monjas por ahí, aunque su aporte es más anecdótico, si bien son personas de conducta maternal.


sábado, 20 de mayo de 2023

¡Juntos de nuevo y por fin!


    No tuvimos show propio de nuestro mandaloriano favorito y de su adorable compañero, durante más de un año, pero al menos los pudimos ver como invitados en la propia serie de Boba Fett (donde, como no, terminaron por "robarse la película"). Hasta que este año volvieron para nuestro placer, siempre dejándonos con gusto a poco, porque 8 capítulos es muy poco para sus seguidores acérrimos, aunque peor es nada.
     Más encima, nos trajeron a varios de los viejos conocidos y que también habían conquistado nuestros corazoncitos; no obstante, cierta mujerona grandota, que nos caía bien, ya no volvió, porque para pesar de muchos cancelaron a su actriz solo por pensar distinto (la dictadura de los políticamente correctos, de las minorías y de la bien llamada Generación de Cristal).
     A falta de la anterior, tuvimos a la hermosa Bo-Katan (me alegro de que muestre su bello rostro seguido, porque amo a la actriz desde que nuestros caminos se cruzaron en Battlestar Galactica) y quien, en la práctica, se vuelve para esta ocasión en coprotagonista de la historia.  Gracias a lo anterior, tan buen personaje (¿Acaso hay alguien que desperdicie en estos maravillosos shows live-action de Star Wars?) inicia, ahora más que nunca, su propio proceso de redención y el que implica, nada menos, asumir como corresponde su papel de heredera del otrora reino de Mandalore- caído en desgracia por culpa del Imperio- y reunificar a su pueblo disperso por las estrellas... ¡Así que, para placer nuestro, tendremos a un montón de tipos y tipas con cascos y jetpacks, volando frente a nuestros ojos!
    Alguien que también vuelve para nuestro regocijo, es el ahora honorable Greef Karga, quien nos cae agrada con facilidad y el cual, esta vez, tiene un papel significativo para el futuro de nuestros queridos Din Djarin y Grugu; más encima, el mismo actor que lo interpreta dirige uno de lo episodios y vaya que lo hace bien.
     De igual manera, tenemos de vuelta a nuestra mecánica favorita, aunque no sale en pantalla tanto como quisiéramos.  A la anterior, se le suman unos oscuros personajes, que no pensábamos que estarían otra vez entre nosotros y quienes en la práctica son los protagonistas de un capítulo decisivo, para lo que se está cocinando: el resurgimiento del mal en la galaxia.  Se trata de un potente episodio, lleno de intriga, que más encima nos entrega supuestamente al primer personaje no-binario de la saga.
    Y a todo lo anterior, debemos agregar el también retorno del mayor villano (hasta ahora) de The Mandalorian.  Si han visto las temporadas anteriores, ustedes mismos pueden deducir de a quién me refiero.  Solo diré al respecto, que siempre es un placer ver a su actor frente a la cámara (¡Y pensar que vino el año pasado a Chile para la Comic-Con! Aunque no tuve el placer de verlo en vivo, porque había que pagar para ello); lo mismo, respecto a tener de nuevo entre nosotros a tan tremendo personaje.
    Como actores invitados, otro actorazo como Jack Black aparece de invitado, acompañado por Rizzo, una rapera de la que nada sabía y quien junto al anterior interpretan a un simpático matrimonio. A los dos recién mencionados, debemos agregar a otro ídolo de la actuación, al veterano Cristopher Loyd, quien nos concede un nuevo papel suyo digno de aplausos (¿Serán estos 3, acaso, fanáticos de Star Wars, pues contar con ellos y para el mismo capítulo, igual saldría caro en circunstancias normales?)
    Mención aparte los efectos especiales "retro" para Grogu y otras criaturas, que me traen lindos recuerdos.
    Por último, si bien me divertí mucho con la temporada y una que otra lagrimita derramé en el último episodio, me parece que esta última tanda del show, fue la menos buena o que no llegó a los niveles de encanto de las que le precedieron (pese a su espectacularidad visual) ¿La razón? La trama principal a ratos me pareció algo latera.
     Y antes que se me olvide, para pesar de much@s, Pedrito Pascal en ningún momento se saca el casco.


                     Hace un par de semanas atrás me compré, supuestamente en oferta, este peluche
                     de Grogu, pensando que era un animatrónico.  Al final lo devolví, porque más
                     encima no tenía patas.  La foto me la saqué tristón por la decepción, antes de devolverlo.

domingo, 14 de mayo de 2023

Un año completo de puras emociones.

 

     2020 comenzó con el esperado regreso a la pantalla de uno de los más queridos héroes de la televisión ñoña, Jean-Luc Picard, para muchos el mejor capitán de Star Trek y al cual no lo veíamos desde hace décadas, interpretado nuevamente por el actor que lo dotó de vida y con el cual muchos de sus seguidores no dejamos de relacionarlo: Sir Patrick Stewart.  Todo esto fue gracias al entonces más reciente show, que continuó con la franquicia creada en los sesenta del siglo pasado por Gene Rodenberry, llamado Star Trek: Picard.  Tal como dice su nombre, su personaje principal corresponde nada menos que al ahora almirante en retiro de la Flota Estelar, quien debe unirse a un grupo de nuevos compañeros, otra vez para salvar a la humanidad y a la galaxia de una amenaza formidable.  El programa, más encima, significó ser la primera serie trekker que nos mostró qué fue de la Federación, inmediatamente después de la última vez que vimos a la tripulación del Enterprise-E (nave que era capitaneada, en aquel entonces, por el mismo Picard), pasando ahora del siglo XXIV al XXV.  De igual manera, entre medio de sus capítulos nos devolvieron a varios otros personajes de Star Trek: La Nueva Generación y a unos cuantos más relacionados, con intervenciones bastante significativas suyas; todos vueltos a ser encarnados por los actores y las actrices que en su juventud los llevaron a cabo.
    Si la primera temporada estuvo llena de emociones para los fanáticos de estas historias, la segunda fue aún mucho mejor y dejó la vara todavía más alta, para lo que ya nos habían dicho que sería la última (cabe mencionar que en la actualidad, Stewart tiene nada menos que 82 años y si bien es increíble la vitalidad que posee a su edad, hacer una producción de este tipo es una exigencia a su cuerpo bastante considerable).  Teniendo en cuenta todo lo anterior, las expectativas fueron inmensas, más considerando la promesa de que ahora tendríamos a toda la planta mayor, de la tripulación que acompañó por tantos años al buen capitán (y es que si bien, ya habían salido unos 4 de ellos en años anteriores, todavía estaban en deuda unos cuantos y de los cuales hace rato nada sabíamos).
     También estrenada a principios de año y otra vez con “solo” 10 episodios, Picard se despidió en grande y partió nada menos que devolviéndonos a uno de los coprotagonistas más olvidados y queridos de TNG, quien más encima venía junto a un nuevo personaje, que luego sabríamos tendría una relación muy estrecha con el octogenario almirante.  Cabe mencionar, sin querer caer en el spoiler (aunque un lector inteligente, bien puede atar por si mismo los cabos sueltos), que la revelación del parentesco entre este último y Picard es, sin dudas, una concesión al deseo de décadas, de otorgarle por fin al militar la bendición que tanto esperamos para un sujeto como él.  Más encima, imposible negar lo estupendo que les salió este nuevo personaje, por no mencionar el rol que tuvo el otro ya conocido, que fue potenciado como bien se merecía, ya que en las últimas cintas en que se le vio fue harto desaprovechado. 
    A medida que fue avanzado la temporada, que en ningún momento pierde intensidad, cada reencuentro nos va dando razones de más para amar el programa, una verdadera caja llena de fanservices que nos estremecieron.  Y es que no solo nos dan una tremenda historia (digna de lo mejor de Star Trek y de una despedida como esta), si no que volvemos a ver a varios secundarios, que por mucho que deseábamos saludarlos otra vez, creíamos eran solo sueños imposibles conseguirlo.  Viejos enemigos por igual retornan, aunque remozados, aprovechando las actuales posibilidades de los efectos de ahora y de contar con un presupuesto mayor.  Si a eso se le suman las queridas caras que extrañábamos, implicando inteligentes evoluciones personales, tal como en un trío de ellos (un claro guiño, de que todos podemos cambiar para mejor con el paso del tiempo, incluso los más rígidos entre nosotros), el banquete está servido.
     No podemos olvidar que aparte de Jean-Luc y sus compañeros de antaño, por igual contamos con la presencia de esas dos mujeres que también se volvieron inestimables para este (así como para los espectadores) … Les estoy hablando de mi amada Siete de Nueve y de Raffi, una maravillosa dupla que nos ha dado varias escenas y diálogos de antología.  Ambas son coprotagonistas de esta historia y siendo tan buenos personajes, nos prometen un futuro que nos daría para nuevas tramas, que bien podrían significar un titulo más de la franquicia. 
     Además, imposible dejar de mencionar a otros dos nombres más que interesantes, uno de ellos un muy singular capitán y la otra, nada menos, que la simpática hija menor de un conocido ex tripulante del Enterprise-D. 
     Y otro guiño para los viejos trekkers como su servidor, viene a ser que la tremenda villana que aquí aparece, resulta ser nada menos que Amanda Plummer, cuyo padre es el desaparecido Cristopher Plummer, quien nos regocijara el corazón como uno de los grandes “malos” del Enterprise-A.
     Tampoco puedo dejar en el tintero, la confesión de que cuando salen nada menos que varias de las viejas naves de antiguos programas, en especial dos de ellas, me quebré de pura nostalgia; pues desde que tengo uso de razón Star Trek, ha formado parte de mi vida y eso no es poco para mí.  Por lo mismo, y por otros motivos, es para agradecer que todos los actores que pudimos volver a ver en este más reciente espectáculo, siguieran vivos junto a nosotros y de ese modo pudiésemos recordar ya maduros, en su compañía, algunos de los momentos más queridos de nuestra juventud; así como vivir estas nuevas aventuras, que pocas veces se nos conceden reuniones como esta (y que solo recuerdo pasamos por algo parecido, con las inesperadas y bien recibidas últimas temporadas de Expediente-X; en cambio, con nuestros ídolos de Babilonia 5 imposible sería conseguirlo, puesto que buena parte de sus actores han cruzado ya el umbral).
    Solo un “pero” tengo para esta serie y es que teniendo en cuenta que, desde la mítica producción sesentera, los créditos de apertura de Star Trek han sido su sello característico, incluyendo su tema principal, y resulta que habiendo tenido muy bellas e intimistas presentaciones Picard en las dos anteriores temporadas… ¡Esta no la posee! Solo encontramos acá unos créditos de cierre, que para golpearnos más con la nostalgia, recicla acordes trekkers ya clásicos… Aún no sé si les perdono tal omisión.

                                                                     Créditos finales.

sábado, 6 de mayo de 2023

Sacando buenas ideas de todas partes.


      En 2013 apareció un videojuego de ciencia ficción postapocalípico, que rápidamente consiguió la atención de todo el mundo (me estoy refiriendo a jugadores y la gente relacionada con este tipo de entretenimiento): The Last of UsSu trama transcurre en un futuro cercano y en el cual los protagonistas deben escapar de la devastación provocada por nada menos que un hongo.  La mencionada forma de vida ha infectado a la mayoría de la población mundial, convirtiéndola en una especie de zombies caníbales y muy agresivos.  Pese a que en primera instancia pareciera una historia más de “lo mismo”, su propuesta logró superar a otros títulos de características similares, debido más bien a su trama original, que iba más allá del tema de los muertos vivientes.  Y es que el videojuego prima el dramatismo digno de un buen filme del género y sus propios aspectos técnicos, como artísticos, fueron lo suficientemente sofisticados como para otorgarles un montón de premios, además de seguidores y, como no, ganancias millonarias.  Incluso la gente que no ocupa su tiempo a estos productos, como su humilde servidor, supo de su existencia y en mi caso concreto al informarme de que su banda sonora, compuesta por Gustavo Santaolalla, bien valía la pena ser escuchada, me la descargué hace tiempo ya y de ese modo pude comprobar que era cierto lo que decían de ella (aunque reconozco que hay videojuegos con mejores soundtracks o que al menos a mí me han gustado mucho más).  Sin embargo, no supe de qué iba su trama hasta recién el año pasado…
    HBO anunció que iba a llevar a la pantalla chica el susodicho título, con la alta calidad que acostumbra a su programación original, lo que provocó altas expectativas entre los fanáticos de Last  of Us y su secuela, así como de los amantes de este tipo de historias (en este último grupo, ya saben quién, je).  Más encima, cuando se supo que el protagónico masculino principal estaría a cargo de mi compatriota Pedro Pascal (el chileno vivo más amado en el planeta), los más ñoños tuvimos un motivo mucho más fuerte, para querer apreciar esta adaptación. 
    Cabe mencionar, que llevar a la pantalla chica o grande un videojuego, es algo bastante complicado, puesto que se trata de modalidades muy distintas entre sí y tan solo en el último tiempo se han conseguido resultados dignos de aplaudirse (uno de ellos, la recordada serie animada de Castlevania, la última película live action de Mortal Kombat, así como los dos filmes sobre Sonic y, ahora mismo, el super exitazo que ha sido Super Mario Bross).  No obstante, The Last of Us tenía las de ganar desde el principio, puesto que detrás del material primigenio del videojuego, hay bastantes elementos dramáticos que aprovechar.
    Estrenada a principios de este año (¡Plenas vacaciones de verano para mí!), nos cuenta de una singular pareja de protagonistas, un hombre de unos cincuenta años y una chica de 14, quienes se unen en circunstancias muy curiosas y viajan por un Estados Unidos sumido en la miseria tras la propagación del Cordyceps, el hongo “inteligente” que ha provocado la ruina de la civilización tal como la conocíamos (cabe mencionar que esta criatura sí existe e infecta a varios tipos de insectos a lo largo del mundo, convirtiéndolos en verdaderas monstruosidades manipuladas por el huésped).  Ambos personajes son sobrevivientes y saben cómo enfrentar los peligros que los rodean y que no solo corresponden a los mutados, aunque claramente Joel (el hombre), lleva más tiempo y su experiencia que implica su vida antes de la pandemia, lo ha convertido en toda un “arma mortal”.  La convivencia entre estos dos al principio resulta bastante forzada, puesto que hay desconfianza y sus mismas pérdidas recientes los han vuelto personas difíciles de llevar; no obstante, a lo largo que van avanzando los 9 episodios que comprenden la temporada debut, la relación entre ambos se estrecha, al punto de sobrecogernos con el afecto que ha nacido entre los dos (y la misma química entre los actores, resulta bastante bien conseguida).  Asimismo, Ellie, la chica que se ve obligada a depender de un desconocido, para recorrer el ahora peligroso Estados Unidos, con un propósito de características heroicas, es junto a su protector un personaje potente y quien de inmediato se gana nuestros corazoncitos ¡Y en verdad que sufrimos con lo que le pasa a esta pareja no tan dispareja! También gozamos con esos pequeños momentos de dicha, por los que pasan estos dos.  

Uno de los "mostros" de la serie.


    Ellie es interpretada por la hoy estrella juvenil Bella Ramsey, a quien podemos recordar por su papel en las últimas temporadas de Juego de Tronos ¡Y pensar que el mismo Pedro Pascal, también actuó para el programa sobre la saga aún inconclusa de George R. R. Martin, aunque antes este y su actual colega de reparto, nunca estuvieron juntos en escena! Cabe mencionar que, salvo la Ramsey y Pascal, ningún otro artista comparte el protagonismo, puesto que el argumento gira en torno al viaje entre los dos, quienes sin proponérselo se han convertido en una familia.  Sin embargo, sí aparecen un par de recurrentes, entre ellos una dura mujer interpretada por Anna Torv, a quien aprendimos a adorar gracias a la hace rato cancelada Fringe y quien aparece en los primeros episodios irreconocible, gracias al maquillaje y a su formidable interpretación.  Conoceremos a otros personajes que harán su aporte durante un episodio, contándonos historias más o menos autoconclusivas, las que le darán mayor dramatismo al show; ninguna de estas es mero relleno y todas nos logran tocar las fibras más sensibles, aunque aquella que nos muestran en el tercer episodio, bien puede ser la favorita de muchos, puesto que se encuentra tan bien contada, al punto que los mismos protagonistas apenas salen en ella (no quiero contar más al respecto, para que no me acusen de hacer spoilers, si bien diré que mi sobrinito de 13 años lloró un montón con este capítulo, que yo no lo hice porque sentí “envidia sana”, por no tener una historia de amor personal tan bella como esa).
    La ambientación es increíble, que los exteriores de las ruinas y los paisajes naturales en los cuales se ve el deterioro de la ciudad y los pueblos, fagocitados por la vida silvestre que está tomándose de nuevo el resto del planeta, nos transportan con facilidad a esta realidad de pesadilla.  Por otro lado, por mucho que se trate de un programa “de zombies” (bastante sui generis, por cierto), hay capítulos en los que estos ni siquiera aparecen y la verdad es que ni se les echa de menos ¿La razón? Los guiones priman los conflictos de los personajes, muchas veces relacionados con su pasado (se les dedica bastante metraje a los flashbacks, sobre lo ocurrido antes de que Ellie y Joel se unan), así como los conflictos que van surgiendo al conocer a nuevas personas (todo se ha vuelto más complicado, desde que la gente se vio obligada a “sobrevivir” y no a vivir con los lujos de antaño, de ahí lo difícil de poder contar con otros como aliados, sin arriesgarse a ser traicionado o convertido en víctimas de los más fuertes y/o sin culpa alguna).  No obstante, cuando las criaturas aparecen, son bastante siniestras, que hay unos cuantos subtipos de ellas y sus diseños resultan muy interesantes.   Por cierto, Gustavo Santaolalla vuelve a componer la banda sonora, primando en ella las cuerdas (y en especial la guitarra acústica, tal como en el videjuego) y para sus preciosos créditos iniciales (sencillos, aunque muy simbólicos), repite uno de los temas más famosos del videojuego; no obstante, tampoco se trata de una música que pueda considerar como algo magnífico, que hay shows televisivos con mejores temas (como The X-Files, Buffy, Andor o The Flash), pero al menos se deja escuchar.  A su vez, debo decir que la violencia está muy bien abordada, que, si bien es bastante gráfica, es realista por cuanto se justifica en medio de esa sociedad que ha sacado lo peor y lo mejor de la gente.
     Por cierto, Pedro Pascal no solo se ha vuelto una estrella top del momento (desde hace años la verdad), sino que ha conseguido estar al aire al mismo tiempo, nada menos que en dos exitosos programas televisivos de distintas cadenas.  Solo porque ahora las series tienden a poseer pocos episodios y no retienen tanto a sus actores como antaño, Pascal ha hecho casi en paralelo la tercera temporada de The Mandalorian y esta primera de The Last of Us.  Y el maquillaje que lo hace verse envejecido, más bien marcado por tanto dolor, es asombroso; así como plausible es lo bien que le sale este personaje, tan diferente al heroico Din Djarin del universo de Star Wars, entre otros que le hemos apreciado interpretar.   En todo caso, pese a que se trata de historias muy distintas entre sí, con públicos objetivos diferentes, hay temáticas en común entre ambas producciones y no podemos negar que la odisea emprendida por el endurecido Joel para proteger a Ellie (quien le ayuda a redescubrir su lado más dulce, que por años creyó había muerto), recuerda mucho al propio periplo físico e interno por el que pasa el otrora solitario “Mando”, desde que Grogu fue ganándose su corazoncito.  Y es que ambas producciones tratan acerca de la redención, de la posibilidad de reparar nuestros errores del pasado, del poder que tiene el amor para transformarnos, algo que por mi parte me llega mucho.



Créditos de apertura.

lunes, 1 de mayo de 2023

La inspiración detrás de las historias.


     David Day (nacido en 1947) es un escritor y poeta canadiense que ha dedicado buena parte de su labor profesional, en ahondar en la literatura de Tolkien.  Por lo tanto, bien se le puede considerar como todo un experto en la vida y obra del famoso autor de El Señor de los Anillos, puesto que ha publicado cerca de una docena de textos sobre este, todos trabajos muy bien documentados y que podemos leer con la certeza de que nos ayudarán a profundizar en varios aspectos interesantes acerca de su mitología y todo lo que concierne al proceso creativo, como la biografían de este.  Es así como El Anillo de Tolkien (publicado en 1994) corresponde a uno de estos títulos, del cual les pretendo contarles unas cuantas impresiones.
    A medias entre el ensayo y un recopilatorio de mitos y leyendas de varias culturas, este título ahonda en la literatura oral y las versiones clásicas escritas del folclor de numerosos pueblos, que estimularon la imaginación de J. R. R. Tolkien, específicamente en lo que concierne a su opera magna y en especial en la poderosa imagen de los anillos, como elemento de poder; asimismo, gracias a este texto de Day vamos reconociendo a los modelos en los que se basó el sudafricano, para darle forma tanto a sus héroes como villanos, antihéroes, criaturas mágicas, monstruos e incluso a las raíces lingüísticas de los distintos idiomas que creó para su complejo universo.
    Para hacer mucho más exhaustiva la indagación en el abono cultural, con el que contó Tolkien, el cual lo impulsó desde sus años de juventud y estudiante a querer crear una nueva y potente mitología para Gran Bretaña (su verdadera patria), el libro se encuentra dividido en varios capítulo, los que nos llevan a cada una de las tradiciones que ayudaron a forjar su legado; de este modo, nos encontramos también con unos cuantos hechos históricos muy curiosos, documentados con rigurosidad desde la época en la que sucedieron (Holanda, 1548, Inglaterra, 1376 y Bizancio, 370), que nos dan prueba de que no todo se lo inventó el maestro.  Por tanto, queda demostrado, una vez más, que lo que hacen los artistas es tomar el rico legado cultural de nuestros ancestros, para darle mil y una formas, actualizándolo y convirtiéndolo en un material más depurado para las actuales generaciones.
     La mitología nórdica no podía faltar en este documento, de obligada lectura para los verdaderos fanáticos de la épica de la Guerra del Anillo y demases (¡Imposible no recordar la reinterpretación de estas mismas historias, de mi querida Saga de Asgard para Los Caballeros del Zodiaco!) y adentrándose, además, en la narración de los Voslungos, muy relacionada con la de los mentados vikingos.  David Day nos cuenta con lujos de detalles las anteriores historias, de las cuales algo uno pudo saber antes de adentrarse en estas páginas y mostrándonos, por igual, el nexo de todo esto con el ciclo artúrico, las leyendas carolingias (me di cuenta de que Carlomagno no solo existió, sino que dio paso a un sinnúmero de aventuras suyas y de sus guerreros apócrifas), así como con narraciones de origen celta y sajón.  Por otro lado, acá se hace una separación entre el aporte de los llamados romances germánicos y la historia de los Nibelungos, que no son las mismas entre sí, ni siquiera por su similitud con la de los mentados Voslungos (aunque comparten unos cuantos personajes y orígenes).   Luego le toca ser revisados a los mitos griegos y romanos, los cuales no dejaron de hacer su aporte, para que Tolkien echara al caldo durante la cocción de su posterior ficción.
     Quisiera mencionar aparte, por cuanto me sorprendieron gratamente, varias historias bíblicas (en especial teniendo al fabuloso personaje del Rey Salomón como protagonista), que me provocaron mucho placer leer, pues me pregunto hasta qué punto aparecen en el Antiguo Testamento o si pertenecen a la tradición oral del pueblo judío (historias llenas de demonios y superpoderes).  De igual manera resultan muy divertidas e interesantes, las narraciones orientales que revisa el estudioso, así como las relacionadas con los alquimistas (estos otros, personajes que desde niño me atraen mucho y por lo mismo adoro tanto esos anime de Full Metal Alchemist). 
    Por último, David Day nos cuenta de qué va la famosa ópera de Wagner, de la cual por fin me enteré de su trama, aunque debo confesarles que me aburrí en buena parte con ella y es que ya antes gracias a este mismo libro pude conocer las historias originales, en las que el músico se basó para ello (otro claro ejemplo de reinterpretación de textos más antiguos).
    El último capítulo, llamado nada menos que El Anillo de Tolkien, termina de forma muy emotiva, con una preciosa interpretación del autor acerca del significado detrás de las proezas de Frodo Bolsón, el verdadero héroe detrás de la derrota de Sauron y de sus huestes. 
    Ilustrado por Alan Lee, algo así como el “dibujante oficial” de los libros de Tolkien (o sobre Tolkien), quien hizo diseños exclusivos para las películas de Peter Jackson sobre El Señor de los Anillos y El Hobbit, este ensayo no alcanza las 200 páginas y se lee rápido, aunque a veces puede resultar tedioso por tantos nombres que menciona.  Eso sí, el vasto conocimiento en todo lo creado por Tolkien (de lo cual este humilde servidor apenas sabe una minúscula parte de ello) es increíble.  Volviendo a Alan Lee… ¿Será pariente de otros artistas del dibujo “ñoño”, como lo son Jae Lee o Jim Lee? (aunque lo dudo, pues estos son de origen oriental y en cuanto a Alan, no tiene ni rasgos achinados), me parece que no se esmeró en sus ilustraciones y es que algunas de las contenidas en su interior, no consiguen el impacto de otros de sus trabajos (o más bien no supo escoger entre los mitos y leyendas que dibujó para el tomo, que había algunos que aquí lejos merecían su talento).  Lamentablemente, los dibujos en vez de primar lo épico, representan en muchos casos paisajes demasiado sencillos, casi no abundan en ellos los personajes detallados y/o en primer plano, así como casi no contienen monstruos, ni batallas.
     La edición que poseo me la regalaron para mi cumpleaños de 2006, días previos a la fecha real de la conmemoración de mi nacimiento (el 5 de julio) y solo ahora me dedico a este libro, cuando me he propuesto leer varios ensayos de corrido.  Es una preciosa versión en tapa dura con sobrecubierta, grande y sus 12 ilustraciones originales viene en papel cuché, sin texto en el reverso, mientras que el resto de las páginas son blancas y de otro material, aunque de buena calidad.
    Solo ahora leo este volumen, que me dedicó una amiga con quien solo compartí ese año que menciono y el siguiente, a la que conocí cuando hice un Diplomado en Literatura y a la cual le perdí el rastro. No recuerdo el apellido de Ximena, lo que lamento, pues se trataba de una gran persona.  Desde la distancia te dedico este post, querida compañera.
 

Junto a mis dos libros escritos por David Day (el otro me lo regalaron para mi cumple del año pasado).
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