Mientras
se desarrollaba la década de los setenta, un joven (e inexperto) Stephen King
intentó escribir una novela de corte épico, en la cual mostraba qué pasaba
cuando un gran grupo de personas se encontraba de un momento a otro, privado de
su libertad; su idea general era representar las consecuencias de este drama
humano, teniendo a varios personajes involucrados, mostrando sus infortunios y
distintas reacciones tras sufrir un hecho que en una primera instancia fuese increíble
y superior a las capacidades de cualquier hombre y mujer mortal…No obstante
este libro al que llamó The Cannibals, así como también Under
the Dome, resultó ser un ejercicio literario superior a las fuerzas del
futuro escritor profesional y decidió dejarlo como otro proyecto más
inconcluso. No obstante este “hijo no
nacido” se quedó rondando entre sus pensamientos por más de treinta años, hasta
que por fin el ya afamado narrador se dio a la empresa de darle forma. Fue así como en el año de 2011, y tras
dedicarse a trabajar en su nuevo libro durante casi un año y medio, King publicó Under the Dome (La
Cúpula en español), usando el segundo nombre que le puso a la versión
original y utilizando como punto de partida el primer capítulo de esta temprana
versión, mientras que el resto, lo recreó gracias a su buena memoria y el
talento que con el tiempo logró desarrollar y que lo hizo famoso en todo el
mundo. Este nuevo libro suyo superó las
mil páginas (cualidad que sólo comparten de todas sus obras Apocalipsis
y Eso) y de inmediato estuvo en las listas entre los libro más
vendidos, como recomendados por la crítica y sus seguidores, aparte de ser
nominado a varios premios y ganar unos cuantos de ellos.
Caricatura del escritor con algunos de sus hijos literarios más famosos. |
La
novela en cuestión resulta ser tanto un libro de suspenso, como una obra de
ciencia ficción, poseyendo además uno que otro elemento sobrenatural, aunque
bastante superficial en este último caso; a su vez el texto se constituye en
una parábola política, quizás el trabajo que más ahonda en este aspecto de su
autor, donde King aprovecha de reflexionar acerca del carácter del poder y la
autoridad en medio del país más “poderoso” de mundo y que en poco más de 200
años ha logrado acaparar una que otra mácula dentro de su historia.
Todo
ocurre en el campestre pueblito de Chester's Mills, el cual pertenece al mismo
universo ficcional de Castle Rock y Derry, ciudades ya famosas en la obra
anterior de su autor. Un día cualquiera
una barrera transparente, “la Cúpula” (que es invisible), aísla a sus habitantes
de modo que nadie puede salir desde dentro de ella, ni pueden entrar desde
fuera. La cúpula permite que pase el
aire hasta cierto punto, así como que la gente pueda hablar sin problemas de un
lado para el otro, en cambio el agua no puede pasar por ella, así que ya no
llueve en el lugar; no obstante es lo suficientemente fuerte como para que nada
creado por el hombre pueda si quiera hacerle una mella. Por otro lado, todo el mundo ignora quién es
el responsable de este campo de fuerza, así como cuáles son sus motivaciones
detrás de ello, si bien desde su aparición comienzan a salir una que otra
teoría y sospechosos. Demás está decir
que cuando la cúpula hace su aparición, una serie de eventos desastrosos es
provocada por ésta, todos ellos de bastante espectacularidad y mientras ésta
siga alrededor del centro urbano, por mucho que sus integrantes se esfuercen,
estos eventos irán en crescendo. Los
habitantes en algunas ocasiones mantendrán la dignidad, mientras que en otras,
mostrarán cómo el instinto y la represión se manifiestan a tal punto que las
convenciones sociales se olvidan (inolvidable resulta acá el pasaje dedicado a
lo que ocurre en el único supermercado del pueblo, escena tantas veces vista en
la vida real, como cuando en el caso de mi país, Chile, actuaron las masas
populares tras el último terremoto sufrido en el país).
Al
tratarse de un texto de estas características, estamos frente a una historia en
la cual los hechos giran en torno a una cantidad de personajes notables, de
modo que el libro es lo que se llama una “novela río”. Tal como en otros trabajos de Stephen King
de carácter épico, los bandos se separan entre aquellos que luchan porque la
justicia, la cordura y el bien se
mantengan en medio del desastre, mientras que otros se aprovechan de sacar a la
luz sus propias intenciones egoístas y naturaleza violenta.
Personajes del libro según un artista. |
De
entre todos los protagonistas del libro, destacan aquellos dos que se
convierten en los líderes de los grupos en los que la narración se detiene:
Dale Barbara, Barbie para los amigos, un ex coronel del Ejército de USA que
debido a su pasado ha decidido retirarse aún demasiado joven y vivir en el
cuasi anonimato; y Big Jim Rennie, algo así como uno de los patriarcas del
lugar, político y comerciante, quien bajo su fachada bonachona esconde a más
que a un mafioso. Demás está decir entre
quienes conocen las virtudes literarias de Stephen King, que en esta larga
novela el escritor desarrolla no sólo a estos dos personajes dotados de una
gran viveza y carisma (incluso al malvado Big Jim Rennie), si no que a lo largo
de sus páginas deambulan otros más que bien logran ganar tanto la atención del
lector, como muchas veces su corazón.
Todo porque como siempre, el narrador los crea tan realistas, que sus
actos heroicos y sus miserias consiguen que uno se sienta identificado como más
de uno de ellos, los llegue a admirar o despreciar según sea el caso y, en el
caso de estos últimos, incluso casi aplauda cuando les llega su justo castigo
(que, ojo, acá por lo general no ocurre a manos de los héroes de turno, si no
que se produce como consecuencia de sus propios nefastos actos o de una fuerza
superior como un autor religioso tal cual King gusta de presentar en sus
escritos).
Uno
de los aspectos más interesantes del libro es cómo se presenta en él la idea
del juego de poderes a lo largo de sus numerosas páginas. Aún cuando los hechos ocurren en un pequeño
pueblo, éste pertenece al inmenso país de Estados Unidos, por cuanto King usa
el ficticio lugar a manera de reflejo de su propia nación. Sabido por lo entendidos en la vida y obra
del llamado “Rey del Terror” su postura de izquierda y fuerte compromiso social
y político, de modo que en este libro no ceja en retratar/criticar el orden de
las cosas en EE.UU., así como a algunas de las instituciones más relevantes
dentro del país más poderoso del planeta.
De este modo a lo largo de La Cúpula se pueden apreciar a
personajes que resumen dentro de su individualidad los principios propios de
los poderes fácticos e ideológicos tanto de USA, como de todos los países:
El
primero de ellos es Big Jim Rennie, quien desde las sombras es el poder tras
los tres concejales de Chester's Mill, siendo quien representa a los verdaderos
gobernantes de un pueblo “democrático” occidental, los políticos. Pues bien, estos no salen muy bien parados
bajo la figura de este individuo y si bien están los otros dos concejales, Andy
Sanders y Andrea Grinnell, estos resultan ser meras marionetas (especialmente
en el caso del primero) y débiles, como para oponérseles y hacer el trabajo que
se supone todo político busca hacer por el bien de su comunidad. En otras palabras, el poder de la política en
el libro se observa como algo sin dudas inclinado hacia la corrupción.
El
poder del ejército, quiénes se supone poseen un rígido código moral que
responde a miles de años de tradición, está acá representado por personajes
honorables como el ya mencionado Dale Barbara y el coronel James O. Cox. A estos y otros más de los suyos, King los
muestra con cierto afecto, o sea como a individuos que pese a tener sus cuantas
fallas, bien con capaces de algunos de los actos más nobles de la novela. Se podría decir entonces que King le tiene
más fe a la Fuerzas Armadas de su país (que defienden su nación e ideales), que
a tanto político que a él como al resto
de su gente les ha decepcionado.
Después
se encuentran las instituciones religiosas, aquí bajo las figuras de dos
personajes: El reverendo Lester Coggins y la reverenda Piper Libby. El primero de ellos un hombre de recia
apariencia, cuya doctrina se mueve hacia cierto fundamentalismo bastante
cercano a la del Dios del Antiguo Testamento, castigador y tenebroso; no
obstante pese a sus aires de hombre santo, es un individuo movido por la culpa
y sus apetitos carnales, como además un hombre cuyos pecados son demasiados
(todo esto lo hace ser un hombre demasiado endeble y el típico líder religioso
de los que ciudadanos como Stephen King recelan y desprecian, de modo que en la
literatura de éste abundan sujetos como él, puesto que además Estados Unidos es
famoso por sus escándalos ligados a tanto pastor corrupto). En cambio la reverenda Libby es un ejemplo de
que pese a tanto hipócrita entre quienes aseguran ser representantes de Dios en
la Tierra, no faltan quienes en verdad son dignos de seguir y les interesa más
la felicidad de su rebaño, que aumentar las arcas de su tesoro. La única hija de King, es reverenda de una
religión cristiana de tipo vanguardista (por esa razón las mujeres pueden ser
“reverendas”), de modo que bajo este personaje tan entrañable, el autor le hace
un homenaje a ésta. Si Coggins
representa la estrechez de la concepción del Antiguo Testamento, la Libby
ensalza a un Dios amante de sus hijos, bajo la presencia del verdadero Cristo
Redentor (y no el de la Iglesia de Lester que osa llevar ese nombre), o sea, su
visión corresponde a la del Nuevo Testamento; no obstante a esta heroica mujer,
el escritor la crea como a alguien que pese al amor por los suyos, ha perdido
la fe en el Creador y aún así es capaz de sobrepasar sus propios miedos y
flaquezas (he aquí otro punto que la separa del reverendo, puesto que éste TEME
a Dios, en cambio el sufrimiento de Libby es porque no puede AMARLO y aún así
opta por no dejar de cumplir su labor para bien de quienes confían en ella).
Uno
de los personajes más emblemáticos de La Cúpula, resulta ser Julia Shumway,
quien es la dueña del único periódico del pueblo (el que a su vez
simbólicamente se llama El Demócrata). Por ende, esta mujer de fuertes convicciones
ideológicas, representa al llamado “Cuarto Poder”, es decir, el de la prensa;
pese a que muchos de sus colegas resultan ser individuos inescrupulosos que
sólo buscan la fama, Julia es alguien que dignifica a la profesión, preocupada
porque la verdad se sepa y el pueblo acceda a sus derechos
constitucionales. Su rol activo
demuestra lo que el poder de la prensa bien puede lograr si se le usa con
criterio y veracidad.
Tampoco falta el guiño a las fuerzas policiales, a quienes el novelista
los muestra como a personajes de algún modo mucho más cercanos al común de la
gente, que en el caso de los militares; todo esto, puesto que sus integrantes,
a diferencia de la mayoría de las fuerzas armadas (salvo Barbie), resultan ser
miembros de la comunidad que vive bajo la cúpula (en especial maridos, esposas
y madres de familia, además de vecinos).
De este modo en su aspecto más corriente, en el libro pululan tanto
policías dignos de respeto, como otros cobardes y pusilánimes.
Bajo
la figura de Eric "Rusty" Everett, se encuentra la también importante
labor de los profesionales de la salud, el cual si bien no es un médico y sólo
un ayudante de medicina, enaltece a su rubro, como a personas que viven
preocupadas del bienestar público.
Otro
personaje simbólico hasta cierto punto, resulta ser Romeo "Rommie"
Burpee, quien es el representante en la narración de los comerciantes y que si
bien no es totalmente “de los trigos limpios”, se muestra como a alguien capaz
de adaptarse a los tiempos que corren (cual lo hace el comercio para
aprovecharse de las modas actuales) y pese a su lado más oscuro, demostrar la
hidalguía de su corazón.
No
podían faltar en una obra del señor King, los maestros, o sea, los educadores
(siendo originalmente el autor uno de ellos), y estos aparecen en el texto en
las personas de la pareja de Thurston Marshall y Carolyn Sturges, quienes no
dejan de mostrar el lado más paternal de la profesión, así como su afán por el
servicio social.
Dentro de todos los arquetipos presentes en la novela, falta el del
artista, estereotipo al que King acostumbra ilustrar en sus obras. Este tipo de personajes toma en la literatura
kingniana, la figura del individuo de mentalidad abierta, profundamente creativo
y lleno de un mundo interior tan vasto, que resulta muchas veces ser el
protagonista ideal para enfrentarse a los hechos extraordinarios que son
habituales en el trabajo del autor. No
obstante todas sus cualidades se reúnen en el resto de los personajes ya
mencionados y en otros que más adelante serán abordados en este texto.
Llama también la atención el uso del lenguaje coloquial en el libro, en
especial entre los diálogos de los personajes de carácter más vulgar (por lo
general los “malos” de la historia), puesto que es sabido que si bien King es tanto
maestro de lengua inglesa, como también uno de los mejores escritores de su
idioma en la actualidad, le gusta usar el registro informal en sus textos; de
este modo en los diálogos abundan las groserías y modismos, que en su versión
en español, obviamente debieron ser adaptados para los hispanoparlantes.
Más arte para el libro. |
Considerando la trama de esta extensa novela, se puede apreciar en ella
cómo su gestor aborda una vez más el tema del Apocalipsis, algo que ya hizo en The
Stand y Cell, las cuales por separado mostraron qué sucedería si en un
determinado momento se produjera un evento que acabara con el orden natural de
las cosas y los sobrevivientes tuvieran que arreglárselas para recuperar algo
de la normalidad en nuevas comunidades.
En el caso de The Stand la historia es de estas
tres obras la que mayormente cobra una atmósfera épica, con ribetes de fantasía
y aires bíblicos que sólo en la también saga de La Torre Oscura del mismo
autor, es posible hallar; en cambio bien sabido es que Cell es su homenaje a
George Romero y sus películas de zombies que tanto le gustan a King, aunque a
su manera por supuesto. No obstante en
el caso de La Cúpula el Apocalipsis es traído a esta “pequeña porción de
tierra” que resulta ser Chester's Mills, puesto que el pueblito se transforma
en la representación ideal de cómo reaccionan las grandes masas de personas
cuando se ven expuestas a las grandes catástrofes y su vida pende de un hilo;
por otro lado, como estamos hablando de una trama en la cual hay sobre las cabezas
de los personajes una fuerza que al parecer resulta superior a todas sus
capacidades, cual tragedia griega, es que la concepción escatológica del libro
se hace más evidente.
Lo
anterior adquiere un singular significado cuando se descubre quién es realmente
el culpable de todas las desgracias que han pasado los de Chester's Mills,
puesto que él o los responsables de la aparición de la Cúpula bien se
encuentran más allá de lo que puedan hacer los personajes, al menos dentro de
las convenciones que una situación como esta se esperaría. Poco después de quedar aislado el sitio del
resto del mundo, comienzan a anunciarse hecatombes donde el fuego aparece como
una promesa final de destrucción y horror; y es así como al llegar el
impresionante clímax de la narración, el Apocalipsis llega para que se
produzcan algunos de los momentos más emotivos y extraordinarios en la prosa
del escritor: justos y pecadores llegan a vérselas con la idea de que sólo su
capacidad de resistencia puede salvarlos, así como sus convicciones, mientras
que otros descubrirán que no importa lo que hagan, nada se puede hacer si ha
llegado la hora de pagar las cuentas (en el peor de los casos) o simplemente
morir (como la mayoría).
Enlazado a estas reflexiones, es que la idea de que los seres humanos
somos entidades frágiles, expuestas a las fuerzas de la naturaleza, a la
interacción con otros de nuestra especie, y a la noción de que existen estas
fuerzas superiores (benignas o malignas según corresponda), es que en el libro esta
fragilidad humana se percibe como el elemento que nos define en gran
parte. Por esta razón es que el
sentimiento de culpa y vergüenza de algunos personajes por haber participado en
uno que otro acto donde se aprovecharon de su poder sobre otros, o que fueron
víctimas de tales vejámenes, cobra aquí especial significado cuando se hace
evidente que cualquiera puede estar expuesto a los crueles vaivenes de la
vida. Es entonces que la conciencia de
que sólo actos como el amor verdadero, la compasión y el autosacrificio, pueden
elevar al ser humano de sus desgracias y endeble condición.
La
concepción de la mortalidad humana se evidencia aún más por el simbólico hecho
de que todo en la novela transcurre en una semana. Si bien en el texto bíblico Dios creó al mundo
en seis días y al séptimo descansó, basta tan sólo con una semana para que la
creación se destruya en la misma cantidad de tiempo. Esta cantidad de días entre los dos hechos,
no podía significar otra cosa que un testimonio de que la vida y la muerte son
axiomáticas a nuestra humanidad, relacionadas entre sí, a los que el hombre se
encuentra subyugado.
Por
último, otros personajes memorables de esta recomendable novela son:
Junior
Rennie: El único hijo de Big Jim, un muchacho guapo, pero inestable y
tan malvado como su padre, pero a diferencia de éste, todo un paria y para nada
poseedor de su inteligencia e influencia social. Es cruel y un verdadero psicópata.
Joseph
"Joe" McClatchey, “el Espantapájaros”: Niño de 13 años
que gusta del skate y los computadores, siendo además todo un líder entre sus
amigos, alguien bastante maduro para su edad y además superdotado. Su intervención en la novela, resulta ser de
gran importancia para el grupo de los “buenos”.
Está enamorado de su mejor amiga.
Su apodo se debe a su gran altura y delgadez. Demás está decir que en el arte de King es
habitual la aparición de niños talentosos y heroicos como éste.
Brenda
Perkins: Viuda de quien fue el justo jefe de policía de Chester's Mills,
puesto que éste fallece poco después de iniciada la novela. Es una mujer despierta, valiente y muy guapa
aún para su edad. Como su marido,
siempre receló de Big Jim Rennie.
Phil
"El Chef" Bushey: Uno de los personajes más bizarros del
libro, quien a ratos recuerda a Trashcan de The Stand, puesto que
comparte con él su esquizofrenia, aspecto esperpéntico y hasta cierto punto,
mal orientada fe en una presencia divina.
Es un drogadicto que trabajaba originalmente para Big Jim, pero que
luego en su locura se convierte en el responsable de que al pueblo le lleguen
sus últimos días.
Ollie
Dinsmore: Niño granjero, quien apenas interactúa con el resto de los
personajes y aún así le toca vivir su propia odisea en medio de un mundo que
resulta ser cruel y pese a ello, representar en medio de su inocencia, el valor
del espíritu humano frente a la adversidad.
Peter
Randolph: Sucesor del jefe Perkins, el marido de Brenda. Es un individuo manipulable y para nada
inteligente, hasta cierto punto cobarde.
Sam
Verdreaux el Desarrapado: Alcohólico del lugar, quien se muestra en
gran parte del libro como a un perdedor nato; no obstante ya en su desenlace,
demuestra poseer una cuota de dignidad e intrepidez que lo redime.
Precioso arte de la edición en tapa dura que también salió en español. |
Hola Elwyn, en verdad me ha gustado la reseña, la encuentro muy completa, por lo que describes parece que King ha condensado en esta novela todos los elementos y personajes habituales de su obra. Ahora ya estoy deseando leerla, en cuanto acabe un par de libros pendientes que tengo me pondré con esta obra porque me has abierto el apetito. Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Tomás, por dedicarle tu tiempo a dejarme un comentario. En verdad este libro es altamente recomendable y cada momento a su lectura resulta ser una caricia para la imaginación. Luego me das tu opinión cuando te des por fin el gusto de leerlo. Por cierto, felicitaciones por seguir "maquillando" tu propio blog.
ResponderEliminarNovelas o historias del corte como Under the dome nos demuestran que tan fragil es la humanidad desde el punto de vista moral, en donde vemos que se quierbra esa fragil capa que nos separa el obrar bien del libertinaje, demostrando que a veces podemos ser criaturas meramente primitivas y responder a instintos, y terminar siendo un mayor mal que el que aparentemente surge desde el principio, como lo que pasa en TWD.
ResponderEliminarAtte: Fabian Ibarra
Qué alegría tenerte de nuevo, Fabián, por el blog...¿Sabías que adaptaron para la TV esta novela en una serie de bastante éxito? Aún no la veo, pues espero comprármela original para ello.
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