Razones de sobra para encantarse con Shazam.

      La primera cinta de live action de Shazam fue todo un éxito en 2019, siendo una de las más queridas del desigual DCU por parte del público.  El superhéroe de la Edad de Oro de los cómics, de origen mágico, y que debutó en dicha ocasión junto a su encantadora familia de justicieros, nos otorgó una historia bastante luminosa y llena de graciosas referencias directas al más amable lado de DC, entre sus personajes positivos y villanos caricaturescos.  Así que luego de un debut tan favorable, lleno de buenas intenciones, aventuras, humor y una correcta dosis de emotividad, era de esperar que su secuela llegara pronto; al final tuvieron que pasar casi 4 años, para que esto se concretara, en parte debido a la epidemia del Covid... En el transcurso de este mes, a nivel internacional, por fin pudimos reencontrarnos con el paladín con alma de niño y sus hermanos adoptivos, superhéroes como él, festejo que nos reúne otra vez en el Cubil.
    Dirigida por David F. Sandberg, quien se repite el plato (tras concedernos el deseo, de ver por fin en pantalla grande a un superhéroe tan querido), esta secuela recibe el subtítulo de La Furia de los Dioses.  Tal como reza su nombre, nos cuenta de un trío de diosas de origen griego, quienes deciden cobrarle la revancha a la humanidad, a la que acusan de haberle quitado el poder a las deidades mayores; por lo tanto, una vez más estamos condenados a la extinción.  Solo Shazam y su familia, ahora apoyados por otras dos fuerzas superioras de origen sobrenatural, pueden derrotar a este enemigo que se ve imparable.
    Respecto a las divinidades del mundo ancestral, que aquí logramos apreciar, destacable resulta ser- por un lado- que se trate de solo féminas e interpretadas por dos actrices tan talentosas como lo son Hellen Mirren y Luci Liu; siempre es un placer para los sentidos disfrutar de artistas como ellas.  Asimismo, apoyando en el repertorio tenemos el retorno del morenazo Djimon Hounsou, quien nuevamente como el Mago Shazam ahora posee muchos más diálogos y escenas, convirtiéndose en un personaje muy divertido.
    Excelentes efectos especiales con varios monstruos de diseños maravillosos (¡Estoy seguro de que, al menos uno de ellos, es un verdadero homenaje a Harryhausen!), el resto de la mezcla que disfrutamos en la primera entrega no deja de gozarse en esta secuela, que es digna heredera de su predecesora.
    También debe destacarse el tema del crecimiento de sus personajes, ya sea en los últimos años de la infancia, la adolescencia y los primeros años de la adultez; esto implica, en los últimos casos, nada más que el despertar de la sexualidad y con muy interesantes (y graciosos) gags.  Asimismo, el buen Billy Batson ha crecido espiritualmente tanto, que resulta difícil no aplaudir sus dudas existenciales, que comparadas con su gran humildad e ingenuidad son poca cosa.
    El espectáculo se completa con una inesperada visita, que hará de la delicia de todo el mundo, más encima en el momento más emotivo de la película. Y por último, tenemos dos escenas de postcréditos de rigor, que nos prometen harto acerca del futuro de la franquicia (si bien mi favorita es, lejos, la segunda); ojalá que esto último sea posible, pues la taquilla no ha sido la mejor, pero nunca faltan las esperanzas, de que con el tiempo, un buen filme como este se revalore.
   Dato aparte: Fíjense en las poleras de algunos de los chicos (remeras o playeras les llaman en algunos otros países de habla hispana), guiños a tremendas pelis ñoñas ochenteras y que me encantaría tener; además de a ver si pillan por ahí a cierta aterradora muñeca haciendo nada menos que un cameo.

                                                           Tráiler N° 1 en español latino.