Conocida en gran parte de América Latina
hispanoparlante como La Dimensión Desconocida y en la
Madre Patria como En los Límites de la Realidad, The Twiligth Zone (en
inglés La Zona Crepuscular) corresponde a uno de los programas más
populares de la televisión, siendo conocido incluso por aquellos que bien no
vieron su versión original de los sesenta (pero sí sus versiones posteriores) o
que en ningún momento han tenido algún acercamiento directo con ella. Creada por Rod Serling, quien escribió la
mayoría de sus 156 episodios, duró cinco temporadas que abarcaron los años 1959
y 1964. Considerando la época en la cual
se emitió por primera vez esta serie ya clásica y por completo de culto, se le
puede celebrar, entre otras cosas, que haya sido uno de los primeros shows
televisivos hechos con seriedad y una factura impecable, que hasta el día de
hoy han hecho que sus capítulos no pierdan la frescura y su vigencia. Debe saberse que Serling oficiaba además de
presentador de sus episodios, primero poniendo su voz en off y luego apareciendo en ellos mismos como anfitrión. La temática de sus historias, emitiéndose una
por cada semana durante sus años de existencia, corresponden a los géneros de
ciencia ficción, fantasía y terror, poseyendo además estas un carácter autoconclusivo,
ya que en cada una de sus nuevas transmisiones el televidente se encontraba con
una trama completamente nueva. Aquellos
que no fueron escritos por su creador, contaron con la colaboración de grandes
maestros al respecto, encontrándose gente como Ray Bradbury, Richard Matheson y
Charles Beaumont, entre otros, sobre textos suyos o de otros narradores de
prestigio y escritos con anterioridad. Semana
a semana se entregaba al auditorio un solo cuento, de media hora de metraje,
salvo en la cuarta temporada donde se extendió la duración del capítulo a una
hora (por supuesto que ello implicaba tandas publicitarias). Filmada en un
impecable blanco y negro, su tema musical de entrada hoy característico, por
completo una invitación al misterio, resulta ser tan famoso tal cual el de
programas como la serie clásica de Star Trek, la primera Galactica
o Los Expedientes-X; asimismo todo ello fue apoyado por una cita
respectiva, como la siguiente y que corresponde a su quinta y última temporada:
“Abramos esta puerta
con la llave de la imaginación. Tras ella encontraremos otra dimensión, una
dimensión de sonido, una dimensión de visión, la dimensión de la mente. Estamos
entrando en un mundo distinto de sueños e ideas. Estamos entrando en la
dimensión desconocida”.
Rod Serling y La Dimensión Desconocida original. |
Cuando apareció la propuesta artística de Rod Serling, Estados Unidos
se encontraba en una etapa muy especial de su existencia: en los comienzos de
los revolucionarios años sesenta, cuando acabó la inocencia de los años
anteriores y el ciudadano medio se encontró con la revolución de los hippies
(que abogaban por un estilo de vida por completo diferente al del
conservadurismo gringo), la Guerra Fría, la defensa de los derechos civiles y
en especial de la minoría negra, la persecución contra los supuestos enemigos
“rojos” y comunistas (lo que incluyó toda una nueva “caza de brujas”, hacia los
intelectuales de izquierda), la censura, la guerra de Vietnam y la resistencia
de buena parte de la comunidad a ello, etc…Pues siendo Serling un hombre de
fuertes convicciones sociales, usó su programa para abordar gracias a la
extrapolación de este tipo de obras, los temas que en aquel tiempo poca gente
se atrevía a denunciar, dramatizando de una manera muy dura, aunque sin dejar
de lado su dimensión estética, los problemas de su nación que pasaba por un
periodo de gran intolerancia, miedo, falta de libertad, manipulación de la
verdad y corrupción por parte de sus líderes, entre otros flagelos tan caros a
la sociedad misma y que en el caso particular de USA se aprecian bastante. De este modo la crítica social fue uno de
los elementos más fuertes en la primera Dimensión Desconocida.
A su vez el programa fue el semillero de
varios actores de talento, que pocos años después lograron gran notoriedad y
entre los que se pueden nombrar, William Shatner (el famoso capitán Kirk de Star
Trek), Elizabeth Montgomery (la protagonista de La Hechizada), Buster
Keaton (bueno, este ya llevaba años de gloria desde sus trabajos en el cine
mudo), Charles Bronson (uno de los “duros” del cine de acción de antaño),
Dennis Hooper (multifacético actor y director de cine, quien años después
filmaría la película de culto Busco mi Destino), Peter Falk (el
mismo que cobraría fama como el detective televisivo Columbo), Burt Reynolds
(uno de los galanes más varoniles del séptimo arte), Leonard Nimoy (nuestro
querido Señor Spock), Robert Redford (otro galán de otrora e importante
director y productor, a quien le debemos la creación del importante festival de
cine independiente de Sundance) y Donald
Pleasence (actor de varios de los primeros filmes de John Carpenter), entre
muchos otros más.
Afiche de la versión ochentera. |
Considerada sin vacilaciones como uno de
los grandes aportes de la televisión a la cultura popular y como un verdadero
vehículo para la transmisión de ideas de peso, que llevaran al espectador no
solo a la entretención pura y sana, sino que a una honda reflexión, el programa
contó con dos remakes hechos en distintas épocas y con resultados por completo
diferentes. El primero de ellos
corresponde a la versión ochentera (gracias al cual un servidor pudo conocerla,
siendo un niño en aquel entonces) y que estuvo al aire entre los años 1985 y
1989, con 65 episodios distribuidos en 3 temporadas. Tal como su predecesora, tuvo entre sus guionistas
a autores de peso, destacando en esta ocasión Harlan Ellison, Rock S. O´Bannon
y George R. R Martin. Entre las
historias que mostró, dramatizó cuentos
del mismo Ellison, como nuevamente de Ray Bradbury, así como de gente de la
talla de Stephen King y Robert McCammon.
El recién fallecido Wes Craven dirigió varios de sus capítulos. Entre los actores que aparecieron en ella y que
luego cobraron fama y fortuna, se encuentran Bruce Willis y Morgan Freeman,
entre otros. Este primer relanzamiento
televisivo de la franquicia, tuvo episodios de treinta minutos y de una hora,
incluyendo comerciales entre medio, de modo que en los más largos se emitían
dos o tres historias distintas el mismo día. Debe saberse al respecto, que
entre sus capítulos es posible ver nuevas versiones de algunos de la serie
original.
Muchos años después de la producción
ochentera, ya en el siglo XXI, en el año de 2002 se realizó la tercera versión
para la pantalla chica y que lamentablemente solo duró una temporada de 22
episodios, con dos relatos diferentes por entrega. En esta última ocasión el celebrado actor
afroamericano Forest Withaker, hizo de “anfitrión” en todos sus capítulos. A diferencia de las dos versiones anteriores,
esta no contó entre sus guionistas con escritores de renombre, si bien uno de
sus productores y guionistas principales fue Ira Steven Behr, quien estuvo
detrás del éxito de las primeras temporadas de Medium y de Viaje
a las Estrellas: La Nueva Generación, como también de Viaje
a las Estrellas: Abismo Espacial 9.
Todos sus guiones fueron por completo originales, salvo aquellos dos que
correspondieron a sendos remakes de episodios clásicos escritos por Rod
Serling, siendo a su vez algunos de los mejores momentos de este más reciente
programa. Dentro del apartado sobre lo
más álgido de La Dimensión Desconocida 2003, se encuentra la
inesperada secuela de una de las historias más aterradoras de su época de mayor
gloria, Es una Buena Vida, que contó con el protagonismo de Bill Mumy,
quien salió como niño en dicho capítulo y ahora pudo verse ya adulto; asimismo el actor realizó un cameo para la película cinematográfica sobre este programa, específicamente en su segmento inspirado en esta misma historia (Mumy
desde aquellos años ha estado ligado al mundo de la ciencia ficción, pues
además fue el niño de la familia de Perdidos en el Espacio e interpretó
a un importante personaje alienígena en la serie también de culto Babilonia
5). Ningún cuento famoso fue
adaptado en esta ocasión, siendo ello, además de la ya mencionada falta de
guionistas con una larga carrera literaria a cuestas, un probable motivo por el
cual no logró el impacto deseado en la audiencia.
Años ante de las mencionadas series
basadas en la creación de Serling, el éxito de La Dimensión Desconocida y
la huella que dejó en posteriores cultores de la ciencia ficción, la fantasía y
el terror, hizo que un grupo de cineastas dedicados a ello, quisiera hacerle su
tributo por medio de una película para el cine, que adaptara (o más se inspirara)
en algunos de sus episodios más recordados.
Fue así como en 1983 se estrenó La Dimensión Desconocida: La Película. En ella se hicieron nuevas versiones de 4 de
sus viejos capítulos, a lo que se agregó un prólogo y un epílogo por completos
originales. Fue producida y dirigida en
uno de sus segmentos por Steven Spielberg, quien había comenzado su carrera
tras las cámaras gracias al propio Rod Serling, el cual lo llamó para filmar
una de las historias más memorables, del episodio piloto de su segunda serie
antológica: Galería Nocturna y realizada en plena década de los setenta. En este proyecto estuvieron involucrados
otros tres directores interesados por este tipo de obras, correspondiendo a
John Landis, Steve Miner y Joe Dante, quienes por su parte han hecho sus
propios aportes al séptimo arte orientado a estos géneros. El filme tuvo muy buena acogida y contó con
una banda sonora hecha por el maestro Jerry Goldsmith, quien durante su
juventud contribuyó haciendo la banda sonora para algunos de los episodios de
la vieja serie. Por cierto, una triste
tragedia sucedió durante la filmación de esta adaptación cinematográfica,
puesto que durante el rodaje del segmento hecho por Landis, un accidente del
helicóptero que aparece en él, provocó la muerte de su actor principal y de
nada menos que de dos niños que también intervenían aquí.
Arte del DVD de la más reciente versión. |
Bill es el nombre del primer relato,
el cual trata acerca de un hombre xenófobo, quien molesto con su vida por la
cual le echa la culpa a medio mundo (en especial a los extranjeros), se ve saltando
en distintas ´épocas y en las cuales le toca vivir la intolerancia racial. Su trama corresponde a la típica historia de La
Dimensión Desconocida, en la cual el protagonista sufre
algún tipo de “castigo divino” por sus
culpas, demostrando con ello la inferioridad humana frente a la idea del
destino, el azar o la existencia de poderes sobrenaturales. Este fue el segmento de la película, en el
cual sucedió la tragedia de la que ya se habló más arriba.
Valentine le sigue al cuento
anterior, siendo sin duda la historia más recordada de la película, como por
igual del programa que quiso tributar este filme. Trata sobre un especialista en computación
que sufre de un miedo patológico a volar, quien para su mala suerte se entera
de que su fobia no es solo fruto de su cobardía, sino que tiene un origen “real”. Usando el humor negro, su argumento juega con
el nombre del protagonista, una variación de la palabra valiente, al hacer que un sujeto histérico como este, se comporte
para nada de acuerdo a como se llama.
Por otro lado, se puede destacar el detalle de que aquí se confronta la
racionalidad del mundo supuestamente seguro de hoy en día, con el de los mitos
y las leyendas, lo sobrenatural, al hacer que un individuo quien se supone
representa al ciudadano moderno y lógico (no olvidemos su especialidad), arriba
de uno de los orgullos de la tecnología contemporánea, se sienta amenazado por
los monstruos del pasado. Este fue el
texto que Bloch contó a su manera, de la famosa historia original escrita y
luego guionizada por Richard Matheson.
Tras las dos narraciones que se enmarcan
dentro del terror, con sus propios matices en todo caso, llega Helen,
la única del libro (y el filme) en centrarse en un personaje femenino. Su protagonista es una mujer, quien ha dejado
su antigua vida como profesora, madre y hermana protectora y servicial, tras la
muerte de su progenitora. En medio del
viaje que realiza escapando del vacío de su existencia, se encuentra con un
niño al que ve desvalido en primera instancia, pero quien resulta ser un ser
con el poder de manipular la realidad a su antojo y quien ha sometido a un grupo
de personas a vivir desgraciadamente. No
obstante por mucho que el muchacho pareciera un verdadero monstruo, Helen
descubre en él a alguien tan solitario y carente de afecto como ella. La narración alterna el horror con las situaciones
dignas del teatro del absurdo, poseyendo en especial hacia su final, una honda
emotividad gracias a la humanidad, con la que se retrata la miseria y luego la
nueva oportunidad que se le concede a sus personajes. Tal como años después sucedería en La
Dimensión Desconocida 2002, el episodio clásico que aquí fue revisitado
corresponde a Es una Buena Vida.
Bloom cierra el volumen con una obra que se
aleja del espanto, para abordar una historia de fantasía y maravilla. A un asilo de ancianos que pasan el resto de
sus vidas en la más absoluta monotonía, llega un nuevo residente, quien
haciendo uso de una magia muy especial, les da la oportunidad de recuperar la
alegría y vitalidad que habían perdido. El escritor se esmera más que nunca en esta
ocasión, en describir con maestría los acontecimientos que aquí se suceden,
ahora alejado por completo del género que lo hizo famoso; es así que su talento
como narrador queda de manifiesto, al ser capaz de otorgarle ahora a una mayor
gama de personajes centrales (a diferencia de los otros cuentos), un cierto
grado de realismo, convirtiéndolos en depositarios de los sueños y pesadillas
del ser humano de carne y hueso.
Hola, Elwin. Llegué a ver la serie de los 80, pero me aterraba demasiado. Aun era un niño y por eso no podía entender mucho lo que sucedía. Hace poco volví a ver la película. ¡Demasiado buena! Por supuesto, para mi el mejor segmento es el de Terror a 10000 pies. Este incluso tiene su parodia en un especial de Halloween de Los Simpsons (La casa del arbol del terror IV, creo), donde el avión es reemplazado por el autobús escolar y Bart es el protagonista neurótico a quien nadie cree cuando afirma que hay un monstruo despedazando el cacharro.
ResponderEliminarEn otro orden de ideas, en los años 80 (o quizás desde antes), hubo un cúmulo de series que buscaron "clonar" a La Dimensión Desconocida: El errante, Cuentos de la Cripta e Historias Asombrosas son los que me vienen ahorita a la mente. Algunas tuvieron más éxito que otras, pero todas seguían la misma línea de suspenso-misterio-terror.
De las series que nombro, solo "El Errante" no ubico. Debes saber que la gran competidora de este programa fue "The Outher Limits", que tuvo su reboot en los noventa y al cual le fue bastante bien. "Cuentos de la Cripta" se diferencia de "La Dimensión Desconocida" en que solo son historias de terror y todas ellas basadas en famosos cómics de antaño. En los 80 también existió "Cuentos del Lado Oscuro", muy buena, producida nada menos que por George Romero y que tuvo hasta su película para el cine a principios de los noventa.
EliminarHola de nuevo. Acá te dejo estos links, donde hablan de algunas series que caen en la categoría:
Eliminarhttp://quefuedemagazine.blogspot.com/2010/04/las-series-de-antologias-cuarta-parte.html
http://www.cuandoerachamo.com/series-de-terror-y-misterio-de-los-ochentas
El errante era llamado The Hitchhiker o El autoestopista. Este nombre suena a la madre patria.
Muchas gracias, amigo Roger, por los links enviados, que los revisaré gustoso. Por cierto, en la lista que te di me faltó nombrar la serie "Monsters", de los noventa y de los mismos responsables de "Cuentos del lado Oscuro". También dejé de lado otro programa de culto, que es "El Teatro de Ray Bradbury",
EliminarYo a la que recuerdo también es a la serie de los 80s, también me causaba cierto temor, al igual que roger era niño entonces, aunque mi estrategia era gritar de lejos si no daba miedo en ese momento y me acercaba a ver por ratos, me gustaban los finales inesperados que en ocasiones salian.
ResponderEliminarBueno, a mí la presentación de la serie de los ochenta me daba miedo y me tapaba los ojos cuando salía una especie de calavera.
EliminarFantástico artículo, Elwin. Sin duda, esta serie ha sido uno de los grandes legados televisivos. Rod Serling era un genio. Me he visto todos los capítulos de la primera etapa. Los descargué todos, y en audio latino -lo que me daba la sensación de estar viendo televisión en mi niñez-, y me vi uno diario. Me falta saltar a la segunda, en color. Ahora ando ocupado con "Galería nocturna", otra genialidad de Serling.
ResponderEliminarEs fácil entender el fracaso del tercer intento por llevarla a la televisión. Las series de capítulos unitarios han perdido terreno frente a los otros tipos de seriados. Si lo vemos bien, el fracaso de series antológicas (menciono aquí también "Alfred Hitchcock presenta") va de la mano con el fracaso del cuento. que con el pasar del tiepo ha perdido terreno frente a la novela. La gente desea casarse con una historia y seguir la vida de unos personajes durante largo tiempo. Y así es que funciona la televisión ahora.
Saludos Elwin.
-Mauro Vargas.
Me alegra saber que te haya gustado este texto, Mauro, más tratándose de otro amante de este tipo de historias. En verdad a muchos nos marcó LDD (lo abrevio, je) y en realidad es lamentable que hoy en día las series antologicas no prosperen; quizás por la misma razón de ello, hoy en día la mayoría de los programas televisivos ya no tengan historias autoconclusivas y por eso sus temporadas sean un solo arco argumental que se desarrolla a través de sus capítulos. En cuanto a Galería Nocturna he visto muy poco de ella, pero sí recuerdo que de niño tuve pesadillas con ese capítulo sobre el niño que predecía el futuro.
ResponderEliminar¡Què podrìa decir de La Dimensión Desconocida! Una serie entrañable, de las pocas que me acuerdo que de niño podìa disfrutar con mis padres. Con la de los años 80' conocí a Robert Mackamon, y con la antigua supe del autor del HOmbre Menguante. Hace poco volcì a verla y sencillamente lo encontré mejor que antes. Es muy superior a su hermana "La Galerìa Nocturna" aunque esta última le pega veinte patadas a otras series. Del mismo nivel encuentro a Outed limited. Sólo cosas buenas puedo decir y ya las has dicho tú. Muy buen post.
ResponderEliminarEstaba esperando el comentario de otro fervoroso seguidor de esta serie, que tantos momentos gratos nos ha dado. ¡Tienes puro que leerte el libro al que hago referencia acá! Es formidable. Supongo que la película también te debe haber gustado ¿No?
EliminarExcelente artículo una vez más, Elwin. Yo, como casi todos los de nuestra edad, conocí la serie en su etapa de los 80, aunque era muy pequeño y no podía verla, la disfruté años después en su reposición. Claro que entonces no sabía ni apreciaba que fueses historias de grandes autores. Igual que cuando veía "O teatro de Ray Bradbury" en la televisión de Galicia y años después comencé a leer a tan gran maestro.
ResponderEliminarMe ha gustado que citases el luctuoso accidente de helicóptero ocurrido durante el rodaje en 1982. El actor que falleció fue Vic Morrow, padre de Jennifer Jason Leigh, que precisamente estaba relanzando su carrera con ese filme, tras unos años de películas de bajo coste y pequeñas apariciones televisivas.
Hace tiempo que no tenía el honor de encontrarme con tus palabras en el blog y como siempre me da gusto compartir contigo el amor por este tipo de historias. Gracias una vez más por detenerte acá.
EliminarUna serie mítica donde las haya, con una cabecera inolvidable y donde colaboraron algunos de los mejores escritores y guionistas de su época. En España han publicado varias recopilaciones de los relatos que inspiraron algunos de los mejores episodios.
ResponderEliminarNo sabía de esas colecciones que mencionas, que ojalá pronto lleguen por acá. Te haré una confesión: un pecado de omisión del cual me arrepiento, fue no haberme comprado y a muy bajo precio, el año pasado unos libros con las versiones en cuentos de los episodios escritos por Serling, de puño y letra de este mismo.
EliminarLas versiones de las décadas de 1.960 y 1.980 son de los pocos programas televisivos que me atrevería a calificar de clásicos absolutos. Es un tipo de televisión que ya no se hace, uno en el cual se nos lleva a empatizar con los personajes, pero que al mismo tiempo nos hace reflexionar en términos de parábolas sociales. Este segundo factor, creo que en la televisión de hoy por hoy simplemente no existe. Las series consideradas como clásicos modernos suelen tener personajes muy sólidos y bien construidos, pero luego el valor de las mismas como parábola se diluye en medio del tratamiento serializado, los alargues, o simplemente las salidas de culebrón.
ResponderEliminarSi algún tipo de Hollywood por esas circunstancias locas de la vida me pidiera a mi que me hiciera cargo de resucitar la serie, creo que lo haría por medio de historias en arcos argumentales cortos, de tres o cuatro capítulos cada uno, y luego pasar a otra historia completamente diferente. Creo que sería combinar lo mejor de ambos mundos, el tratamiento antológico por un lado, y la afición moderna por las historias serializadas. Aunque andando el tiempo, no faltaría la temporada en que apareciera un personaje de una anterior, y lo publicitaran, y comenzaran los comentarios por Internet acerca del regreso de tal o cual personaje...
Recuerdo con mucho cariño los días de mi infancia cuando las noches de los martes, veía junto a mi familia en canal 13 la versión ochentera (por tanto fue uno de los programas que me marcó de por vida). La versión original recién la vine a ver ya de mayorcito y me fascinó. Encuentro excelente la manera de cómo solucionarías el gusto actual por los programas, mezclándolos con este otro tipo que tanto se echa de menos.
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