domingo, 1 de noviembre de 2015

The Twiligth Zone (televisiva, cinematográfica y literaria).


    Conocida en gran parte de América Latina hispanoparlante como La Dimensión Desconocida y en la Madre Patria como En los Límites de la Realidad, The Twiligth Zone (en inglés La Zona Crepuscular) corresponde a uno de los programas más populares de la televisión, siendo conocido incluso por aquellos que bien no vieron su versión original de los sesenta (pero sí sus versiones posteriores) o que en ningún momento han tenido algún acercamiento directo con ella.   Creada por Rod Serling, quien escribió la mayoría de sus 156 episodios, duró cinco temporadas que abarcaron los años 1959 y 1964.  Considerando la época en la cual se emitió por primera vez esta serie ya clásica y por completo de culto, se le puede celebrar, entre otras cosas, que haya sido uno de los primeros shows televisivos hechos con seriedad y una factura impecable, que hasta el día de hoy han hecho que sus capítulos no pierdan la frescura y su vigencia.  Debe saberse que Serling oficiaba además de presentador de sus episodios, primero poniendo su voz en off y luego apareciendo en ellos mismos como anfitrión.  La temática de sus historias, emitiéndose una por cada semana durante sus años de existencia, corresponden a los géneros de ciencia ficción, fantasía y terror, poseyendo además estas un carácter autoconclusivo, ya que en cada una de sus nuevas transmisiones el televidente se encontraba con una trama completamente nueva.  Aquellos que no fueron escritos por su creador, contaron con la colaboración de grandes maestros al respecto, encontrándose gente como Ray Bradbury, Richard Matheson y Charles Beaumont, entre otros, sobre textos suyos o de otros narradores de prestigio y escritos con anterioridad.  Semana a semana se entregaba al auditorio un solo cuento, de media hora de metraje, salvo en la cuarta temporada donde se extendió la duración del capítulo a una hora (por supuesto que ello implicaba tandas publicitarias). Filmada en un impecable blanco y negro, su tema musical de entrada hoy característico, por completo una invitación al misterio, resulta ser tan famoso tal cual el de programas como la serie clásica de Star Trek, la primera Galactica o Los Expedientes-X; asimismo todo ello fue apoyado por una cita respectiva, como la siguiente y que corresponde a su quinta y última temporada:

     “Abramos esta puerta con la llave de la imaginación. Tras ella encontraremos otra dimensión, una dimensión de sonido, una dimensión de visión, la dimensión de la mente. Estamos entrando en un mundo distinto de sueños e ideas. Estamos entrando en la dimensión desconocida”.

Rod Serling y La Dimensión Desconocida original.
     Cuando apareció la propuesta artística de Rod Serling, Estados Unidos se encontraba en una etapa muy especial de su existencia: en los comienzos de los revolucionarios años sesenta, cuando acabó la inocencia de los años anteriores y el ciudadano medio se encontró con la revolución de los hippies (que abogaban por un estilo de vida por completo diferente al del conservadurismo gringo), la Guerra Fría, la defensa de los derechos civiles y en especial de la minoría negra, la persecución contra los supuestos enemigos “rojos” y comunistas (lo que incluyó toda una nueva “caza de brujas”, hacia los intelectuales de izquierda), la censura, la guerra de Vietnam y la resistencia de buena parte de la comunidad a ello, etc…Pues siendo Serling un hombre de fuertes convicciones sociales, usó su programa para abordar gracias a la extrapolación de este tipo de obras, los temas que en aquel tiempo poca gente se atrevía a denunciar, dramatizando de una manera muy dura, aunque sin dejar de lado su dimensión estética, los problemas de su nación que pasaba por un periodo de gran intolerancia, miedo, falta de libertad, manipulación de la verdad y corrupción por parte de sus líderes, entre otros flagelos tan caros a la sociedad misma y que en el caso particular de USA se aprecian bastante.   De este modo la crítica social fue uno de los elementos más fuertes en la primera Dimensión Desconocida.
      A su vez el programa fue el semillero de varios actores de talento, que pocos años después lograron gran notoriedad y entre los que se pueden nombrar, William Shatner (el famoso capitán Kirk de Star Trek), Elizabeth Montgomery (la protagonista de La Hechizada), Buster Keaton (bueno, este ya llevaba años de gloria desde sus trabajos en el cine mudo), Charles Bronson (uno de los “duros” del cine de acción de antaño), Dennis Hooper (multifacético actor y director de cine, quien años después filmaría la película de culto Busco mi Destino), Peter Falk (el mismo que cobraría fama como el detective televisivo Columbo), Burt Reynolds (uno de los galanes más varoniles del séptimo arte), Leonard Nimoy (nuestro querido Señor Spock), Robert Redford (otro galán de otrora e importante director y productor, a quien le debemos la creación del importante festival de cine independiente de Sundance)  y Donald Pleasence (actor de varios de los primeros filmes de John Carpenter), entre muchos otros más.
Afiche de la versión ochentera.
     Considerada sin vacilaciones como uno de los grandes aportes de la televisión a la cultura popular y como un verdadero vehículo para la transmisión de ideas de peso, que llevaran al espectador no solo a la entretención pura y sana, sino que a una honda reflexión, el programa contó con dos remakes hechos en distintas épocas y con resultados por completo diferentes.  El primero de ellos corresponde a la versión ochentera (gracias al cual un servidor pudo conocerla, siendo un niño en aquel entonces) y que estuvo al aire entre los años 1985 y 1989, con 65 episodios distribuidos en 3 temporadas.  Tal como su predecesora, tuvo entre sus guionistas a autores de peso, destacando en esta ocasión Harlan Ellison, Rock S. O´Bannon y George R. R Martin.  Entre las historias que mostró,  dramatizó cuentos del mismo Ellison, como nuevamente de Ray Bradbury, así como de gente de la talla de Stephen King y Robert McCammon.  El recién fallecido Wes Craven dirigió varios de sus capítulos.  Entre los actores que aparecieron en ella y que luego cobraron fama y fortuna, se encuentran Bruce Willis y Morgan Freeman, entre otros.   Este primer relanzamiento televisivo de la franquicia, tuvo episodios de treinta minutos y de una hora, incluyendo comerciales entre medio, de modo que en los más largos se emitían dos o tres historias distintas el mismo día. Debe saberse al respecto, que entre sus capítulos es posible ver nuevas versiones de algunos de la serie original. 
    Muchos años después de la producción ochentera, ya en el siglo XXI, en el año de 2002 se realizó la tercera versión para la pantalla chica y que lamentablemente solo duró una temporada de 22 episodios, con dos relatos diferentes por entrega.  En esta última ocasión el celebrado actor afroamericano Forest Withaker, hizo de “anfitrión” en todos sus capítulos.  A diferencia de las dos versiones anteriores, esta no contó entre sus guionistas con escritores de renombre, si bien uno de sus productores y guionistas principales fue Ira Steven Behr, quien estuvo detrás del éxito de las primeras temporadas de Medium y de Viaje a las Estrellas: La Nueva Generación, como también de Viaje a las Estrellas: Abismo Espacial 9.   Todos sus guiones fueron por completo originales, salvo aquellos dos que correspondieron a sendos remakes de episodios clásicos escritos por Rod Serling, siendo a su vez algunos de los mejores momentos de este más reciente programa.  Dentro del apartado sobre lo más álgido de La Dimensión Desconocida 2003, se encuentra la inesperada secuela de una de las historias más aterradoras de su época de mayor gloria, Es una Buena Vida, que contó con el protagonismo de Bill Mumy, quien salió como niño en dicho capítulo y ahora pudo verse ya adulto; asimismo el actor realizó un cameo para la película cinematográfica sobre este programa, específicamente en su segmento inspirado en esta misma historia (Mumy desde aquellos años ha estado ligado al mundo de la ciencia ficción, pues además fue el niño de la familia de Perdidos en el Espacio e interpretó a un importante personaje alienígena en la serie también de culto Babilonia 5).  Ningún cuento famoso fue adaptado en esta ocasión, siendo ello, además de la ya mencionada falta de guionistas con una larga carrera literaria a cuestas, un probable motivo por el cual no logró el impacto deseado en la audiencia.
     Años ante de las mencionadas series basadas en la creación de Serling, el éxito de La Dimensión Desconocida y la huella que dejó en posteriores cultores de la ciencia ficción, la fantasía y el terror, hizo que un grupo de cineastas dedicados a ello, quisiera hacerle su tributo por medio de una película para el cine, que adaptara (o más se inspirara) en algunos de sus episodios más recordados.  Fue así como en 1983 se estrenó La Dimensión Desconocida: La Película.  En ella se hicieron nuevas versiones de 4 de sus viejos capítulos, a lo que se agregó un prólogo y un epílogo por completos originales.  Fue producida y dirigida en uno de sus segmentos por Steven Spielberg, quien había comenzado su carrera tras las cámaras gracias al propio Rod Serling, el cual lo llamó para filmar una de las historias más memorables, del episodio piloto de su segunda serie antológica: Galería Nocturna y realizada en plena década de los setenta.  En este proyecto estuvieron involucrados otros tres directores interesados por este tipo de obras, correspondiendo a John Landis, Steve Miner y Joe Dante, quienes por su parte han hecho sus propios aportes al séptimo arte orientado a estos géneros.  El filme tuvo muy buena acogida y contó con una banda sonora hecha por el maestro Jerry Goldsmith, quien durante su juventud contribuyó haciendo la banda sonora para algunos de los episodios de la vieja serie.  Por cierto, una triste tragedia sucedió durante la filmación de esta adaptación cinematográfica, puesto que durante el rodaje del segmento hecho por Landis, un accidente del helicóptero que aparece en él, provocó la muerte de su actor principal y de nada menos que de dos niños que también intervenían aquí. 
   
Arte del DVD de la más reciente versión.
Como es habitual en Gringolandia, con respecto a sus producciones hollywoodenses, se hizo una adaptación literaria (en este caso concreto, una adaptación de una adaptación) de la película en cuestión.  Consideradas como una modalidad menor del arte de narrar, estas versiones a libros de películas y seriales de éxito, han tenido sus  puntos altos; entre estos se pueden contar los cuentos escritos por James Blish, sobre los episodios de nada menos que de la serie original de Star Trek y la novelización de la cinta El Secreto del Abismo de James Cameron, hecha por un autor de ciencia ficción aún mucho más consagrado que el propio Blish, Orson Scott Card.  Pues para La Dimensión Desconocida se contó con el trabajo de otro connotado fabulador, en este caso alguien más ligado al terror, Robert Bloch, escritor de Psycho, novela sobre la cual Alfred Hitchcock realizó una de sus películas más populares: Psicosis.  Bloch realizó su labor teniendo poca información sobre el filme, puesto que cuando se le dio el encargo, no tenía idea de los segmentos correspondientes al prólogo y el epílogo (los que por supuesto no aparecen en el libro); a su vez solo llegó a ver dos de sus episodios y sin embargo hizo un trabajo que sin duda honró el material primigenio.  En primer lugar el mayor aporte que hizo este narrador, fue el de otorgarle a los protagonistas un mayor desarrollo psicológico, puesto que el lector puede llegar a conocer indirectamente los pensamientos de estos mismos y también saber acerca de su pasado, de modo que se explica mejor las circunstancias en las que se encuentran y quiénes son en realidad tales personajes.  Cada capítulo lo tituló con el nombre de sus protagonistas, Bill, Valentine, Helen y Bloom, con lo cual dejó en claro la importancia que le otorgó en su adaptación, al punto de vista de todos estos, con respecto a su ingreso a la llamada Dimensión Desconocida.  Asimismo tuvo que serle leal a los colegas suyos, responsables de escribir los guiones de la película, George Clayton Johnson y el ya citado Richard Matheson, “reescribiendo”  textos que ya años antes se encontraban editados (como es el caso de Pesadilla a 10.000 pies de altura de Matheson y que en la versión de Bloch se llama Valentine), según como aparecían dramatizados en el filme, aunque sin perder ese aire clásico de las historias del programa sesentero. 
     Bill es el nombre del primer relato, el cual trata acerca de un hombre xenófobo, quien molesto con su vida por la cual le echa la culpa a medio mundo (en especial a los extranjeros), se ve saltando en distintas ´épocas y en las cuales le toca vivir la intolerancia racial.  Su trama corresponde a la típica historia de La Dimensión Desconocida, en la cual el protagonista sufre algún tipo de “castigo  divino” por sus culpas, demostrando con ello la inferioridad humana frente a la idea del destino, el azar o la existencia de poderes sobrenaturales.  Este fue el segmento de la película, en el cual sucedió la tragedia de la que ya se habló más arriba.
     Valentine le sigue al cuento anterior, siendo sin duda la historia más recordada de la película, como por igual del programa que quiso tributar este filme.  Trata sobre un especialista en computación que sufre de un miedo patológico a volar, quien para su mala suerte se entera de que su fobia no es solo fruto de su cobardía, sino que tiene un origen “real”.  Usando el humor negro, su argumento juega con el nombre del protagonista, una variación de la palabra valiente, al hacer que un sujeto histérico como este, se comporte para nada de acuerdo a como se llama.  Por otro lado, se puede destacar el detalle de que aquí se confronta la racionalidad del mundo supuestamente seguro de hoy en día, con el de los mitos y las leyendas, lo sobrenatural, al hacer que un individuo quien se supone representa al ciudadano moderno y lógico (no olvidemos su especialidad), arriba de uno de los orgullos de la tecnología contemporánea, se sienta amenazado por los monstruos del pasado.   Este fue el texto que Bloch contó a su manera, de la famosa historia original escrita y luego guionizada por Richard Matheson.
    Tras las dos narraciones que se enmarcan dentro del terror, con sus propios matices en todo caso, llega Helen, la única del libro (y el filme) en centrarse en un personaje femenino.  Su protagonista es una mujer, quien ha dejado su antigua vida como profesora, madre y hermana protectora y servicial, tras la muerte de su progenitora.  En medio del viaje que realiza escapando del vacío de su existencia, se encuentra con un niño al que ve desvalido en primera instancia, pero quien resulta ser un ser con el poder de manipular la realidad a su antojo y quien ha sometido a un grupo de personas a vivir desgraciadamente.  No obstante por mucho que el muchacho pareciera un verdadero monstruo, Helen descubre en él a alguien tan solitario y carente de afecto como ella.  La narración alterna el horror con las situaciones dignas del teatro del absurdo, poseyendo en especial hacia su final, una honda emotividad gracias a la humanidad, con la que se retrata la miseria y luego la nueva oportunidad que se le concede a sus personajes.   Tal como años después sucedería en La Dimensión Desconocida 2002, el episodio clásico que aquí fue revisitado corresponde a Es una Buena Vida.
    Bloom  cierra el volumen con una obra que se aleja del espanto, para abordar una historia de fantasía y maravilla.  A un asilo de ancianos que pasan el resto de sus vidas en la más absoluta monotonía, llega un nuevo residente, quien haciendo uso de una magia muy especial, les da la oportunidad de recuperar la alegría y vitalidad que habían perdido.  El escritor se esmera más que nunca en esta ocasión, en describir con maestría los acontecimientos que aquí se suceden, ahora alejado por completo del género que lo hizo famoso; es así que su talento como narrador queda de manifiesto, al ser capaz de otorgarle ahora a una mayor gama de personajes centrales (a diferencia de los otros cuentos), un cierto grado de realismo, convirtiéndolos en depositarios de los sueños y pesadillas del ser humano de carne y hueso.

16 comentarios:

  1. Hola, Elwin. Llegué a ver la serie de los 80, pero me aterraba demasiado. Aun era un niño y por eso no podía entender mucho lo que sucedía. Hace poco volví a ver la película. ¡Demasiado buena! Por supuesto, para mi el mejor segmento es el de Terror a 10000 pies. Este incluso tiene su parodia en un especial de Halloween de Los Simpsons (La casa del arbol del terror IV, creo), donde el avión es reemplazado por el autobús escolar y Bart es el protagonista neurótico a quien nadie cree cuando afirma que hay un monstruo despedazando el cacharro.

    En otro orden de ideas, en los años 80 (o quizás desde antes), hubo un cúmulo de series que buscaron "clonar" a La Dimensión Desconocida: El errante, Cuentos de la Cripta e Historias Asombrosas son los que me vienen ahorita a la mente. Algunas tuvieron más éxito que otras, pero todas seguían la misma línea de suspenso-misterio-terror.

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    1. De las series que nombro, solo "El Errante" no ubico. Debes saber que la gran competidora de este programa fue "The Outher Limits", que tuvo su reboot en los noventa y al cual le fue bastante bien. "Cuentos de la Cripta" se diferencia de "La Dimensión Desconocida" en que solo son historias de terror y todas ellas basadas en famosos cómics de antaño. En los 80 también existió "Cuentos del Lado Oscuro", muy buena, producida nada menos que por George Romero y que tuvo hasta su película para el cine a principios de los noventa.

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    2. Hola de nuevo. Acá te dejo estos links, donde hablan de algunas series que caen en la categoría:

      http://quefuedemagazine.blogspot.com/2010/04/las-series-de-antologias-cuarta-parte.html

      http://www.cuandoerachamo.com/series-de-terror-y-misterio-de-los-ochentas

      El errante era llamado The Hitchhiker o El autoestopista. Este nombre suena a la madre patria.

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    3. Muchas gracias, amigo Roger, por los links enviados, que los revisaré gustoso. Por cierto, en la lista que te di me faltó nombrar la serie "Monsters", de los noventa y de los mismos responsables de "Cuentos del lado Oscuro". También dejé de lado otro programa de culto, que es "El Teatro de Ray Bradbury",

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  2. Yo a la que recuerdo también es a la serie de los 80s, también me causaba cierto temor, al igual que roger era niño entonces, aunque mi estrategia era gritar de lejos si no daba miedo en ese momento y me acercaba a ver por ratos, me gustaban los finales inesperados que en ocasiones salian.

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    1. Bueno, a mí la presentación de la serie de los ochenta me daba miedo y me tapaba los ojos cuando salía una especie de calavera.

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  3. Fantástico artículo, Elwin. Sin duda, esta serie ha sido uno de los grandes legados televisivos. Rod Serling era un genio. Me he visto todos los capítulos de la primera etapa. Los descargué todos, y en audio latino -lo que me daba la sensación de estar viendo televisión en mi niñez-, y me vi uno diario. Me falta saltar a la segunda, en color. Ahora ando ocupado con "Galería nocturna", otra genialidad de Serling.
    Es fácil entender el fracaso del tercer intento por llevarla a la televisión. Las series de capítulos unitarios han perdido terreno frente a los otros tipos de seriados. Si lo vemos bien, el fracaso de series antológicas (menciono aquí también "Alfred Hitchcock presenta") va de la mano con el fracaso del cuento. que con el pasar del tiepo ha perdido terreno frente a la novela. La gente desea casarse con una historia y seguir la vida de unos personajes durante largo tiempo. Y así es que funciona la televisión ahora.

    Saludos Elwin.

    -Mauro Vargas.

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  4. Me alegra saber que te haya gustado este texto, Mauro, más tratándose de otro amante de este tipo de historias. En verdad a muchos nos marcó LDD (lo abrevio, je) y en realidad es lamentable que hoy en día las series antologicas no prosperen; quizás por la misma razón de ello, hoy en día la mayoría de los programas televisivos ya no tengan historias autoconclusivas y por eso sus temporadas sean un solo arco argumental que se desarrolla a través de sus capítulos. En cuanto a Galería Nocturna he visto muy poco de ella, pero sí recuerdo que de niño tuve pesadillas con ese capítulo sobre el niño que predecía el futuro.

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  5. ¡Què podrìa decir de La Dimensión Desconocida! Una serie entrañable, de las pocas que me acuerdo que de niño podìa disfrutar con mis padres. Con la de los años 80' conocí a Robert Mackamon, y con la antigua supe del autor del HOmbre Menguante. Hace poco volcì a verla y sencillamente lo encontré mejor que antes. Es muy superior a su hermana "La Galerìa Nocturna" aunque esta última le pega veinte patadas a otras series. Del mismo nivel encuentro a Outed limited. Sólo cosas buenas puedo decir y ya las has dicho tú. Muy buen post.

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    1. Estaba esperando el comentario de otro fervoroso seguidor de esta serie, que tantos momentos gratos nos ha dado. ¡Tienes puro que leerte el libro al que hago referencia acá! Es formidable. Supongo que la película también te debe haber gustado ¿No?

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  6. Excelente artículo una vez más, Elwin. Yo, como casi todos los de nuestra edad, conocí la serie en su etapa de los 80, aunque era muy pequeño y no podía verla, la disfruté años después en su reposición. Claro que entonces no sabía ni apreciaba que fueses historias de grandes autores. Igual que cuando veía "O teatro de Ray Bradbury" en la televisión de Galicia y años después comencé a leer a tan gran maestro.

    Me ha gustado que citases el luctuoso accidente de helicóptero ocurrido durante el rodaje en 1982. El actor que falleció fue Vic Morrow, padre de Jennifer Jason Leigh, que precisamente estaba relanzando su carrera con ese filme, tras unos años de películas de bajo coste y pequeñas apariciones televisivas.

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    1. Hace tiempo que no tenía el honor de encontrarme con tus palabras en el blog y como siempre me da gusto compartir contigo el amor por este tipo de historias. Gracias una vez más por detenerte acá.

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  7. Una serie mítica donde las haya, con una cabecera inolvidable y donde colaboraron algunos de los mejores escritores y guionistas de su época. En España han publicado varias recopilaciones de los relatos que inspiraron algunos de los mejores episodios.

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    1. No sabía de esas colecciones que mencionas, que ojalá pronto lleguen por acá. Te haré una confesión: un pecado de omisión del cual me arrepiento, fue no haberme comprado y a muy bajo precio, el año pasado unos libros con las versiones en cuentos de los episodios escritos por Serling, de puño y letra de este mismo.

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  8. Las versiones de las décadas de 1.960 y 1.980 son de los pocos programas televisivos que me atrevería a calificar de clásicos absolutos. Es un tipo de televisión que ya no se hace, uno en el cual se nos lleva a empatizar con los personajes, pero que al mismo tiempo nos hace reflexionar en términos de parábolas sociales. Este segundo factor, creo que en la televisión de hoy por hoy simplemente no existe. Las series consideradas como clásicos modernos suelen tener personajes muy sólidos y bien construidos, pero luego el valor de las mismas como parábola se diluye en medio del tratamiento serializado, los alargues, o simplemente las salidas de culebrón.

    Si algún tipo de Hollywood por esas circunstancias locas de la vida me pidiera a mi que me hiciera cargo de resucitar la serie, creo que lo haría por medio de historias en arcos argumentales cortos, de tres o cuatro capítulos cada uno, y luego pasar a otra historia completamente diferente. Creo que sería combinar lo mejor de ambos mundos, el tratamiento antológico por un lado, y la afición moderna por las historias serializadas. Aunque andando el tiempo, no faltaría la temporada en que apareciera un personaje de una anterior, y lo publicitaran, y comenzaran los comentarios por Internet acerca del regreso de tal o cual personaje...

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    1. Recuerdo con mucho cariño los días de mi infancia cuando las noches de los martes, veía junto a mi familia en canal 13 la versión ochentera (por tanto fue uno de los programas que me marcó de por vida). La versión original recién la vine a ver ya de mayorcito y me fascinó. Encuentro excelente la manera de cómo solucionarías el gusto actual por los programas, mezclándolos con este otro tipo que tanto se echa de menos.

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