domingo, 6 de marzo de 2016

De lo mejorcito de Stephen King (primera parte).


     La tercera novela publicada por el famoso escritor estadounidense Stephen King, conocido mundialmente como el Rey del Terror, corresponde a una de sus mejores obras, así como también alabadas: The Shinning, de 1977.  Editada en nuestra lengua como El Resplandor, en un principio la versión para los hispanoparlantes llevaba como título Insólito Esplandor, no obstante su nombre fue cambiado para aprovechar el estreno de la adaptación cinematográfica que hizo Stanley Kubrick en 1980 y que en estas tierras recibió el nombre que ya todos conocemos (he ahí la razón de por qué en la traducción nunca más se vuelve a usar esta palabra, puesto que en sus páginas siempre se habla de esplendor)   El impacto obtenido por este libro, el cual además logró insertarse dentro de la cultura popular gracias a su versión fílmica (siendo homenajeado y parodiado numerosas veces en varios otros relatos largos y cortos de otros autores, películas, series de televisión y hasta en la música), lo ha convertido sin duda en una de las grandes obras no solo de esta literatura, en lo que concierne al siglo pasado, sino que a la narrativa general contemporánea.  Es así como el prestigioso literato David Pringle, lo tuvo en el listado de su ensayo Literatura Fantástica las 100 Mejores Novelas (1984), importante guía para los amantes de este tipo de las obras y donde incluso el texto en cuestión comparte el honor junto a otro trabajo de King: El Misterio de Salem`s Lot.   Pues Pringle le dedica a El Resplandor las siguientes palabras:

     “Uno de los puntos fuertes de la novela de King es que despierta simpatía por todos los personajes involucrados, y particularmente por Jack Torrance, el desdichado protagonista de la obra.
     Pese a su ocasional predecibilidad, El Resplandor  es una historia emocionante en la que el autor hace juegos malabares con una serie de temas relacionados con la familia, el amor conyugal y el paterno, y sus obscuros opuestos: la esposa golpeada y el hijo maltratado. Como en la mayoría de las novelas de King, la descripción de los personajes, aunque algo sentimental, es muy eficiente; un millón de lectores se han sentido conmovidos por estas gentes imaginarias y han visto sus propios rostros en el espejo gótico de esta extravagante obra de ficción”.

     Décadas después de aparecer este libro, el autor regaló a sus “lectores constantes” una secuela, teniendo como personaje principal al niño protagonista, ahora ya convertido en todo un adulto.  Doctor Sueño fue publicado en 2013, con bastante expectación por parte de la crítica y el público.   
     Sin ánimos de hacer spoilers del contenido de esta obra, se puede resumir de la siguiente manera: Una familia compuesta por el padre, la madre y el hijo, debe irse a cuidar durante el rudo invierno montañés un gran hotel, puesto que es la única manera de salir adelante con los apuros económicos que los agobian, aunque ello signifique estar aislados por meses debido a las nevadas.  El único hijo del matrimonio solo posee cinco años de edad y pese a ello demuestra poseer gran inteligencia; sin embargo en lo que más sobresale el chico, es en que posee un don muy especial, algo llamado el Esplendor, consistente en la capacidad de tener poderes extrasensoriales que incluyen telepatía y sueños premonitorios, ente otras cosas.  Justamente esta capacidad sobrenatural del muchacho, es la que atrae a la fuerza maligna que por décadas yace latente en el inmenso Hotel Overlook y la cual ha causado varias desgracias a lo largo de la historia de dicho edificio.  Así es como los tres únicos residentes humanos del lugar, deben vérselas con un ser qué va más allá de su comprensión, donde no solo está en juego la sobrevivencia de todos ellos, sino que también su propia salvación a nivel espiritual.
La portada de la primera edición en inglés.
     La casa y cualquier construcción en la que pasan gran parte de su tiempo los seres humanos, hace rato ya que representa un reflejo de quienes se cobijan bajo ella.  Pues estas edificaciones son por un lado un símbolo de nuestras conciencias e inconciencias, ya que bajo sus fachadas tal como sucede con la mente, se esconde aquellos que desconocemos de nosotros mismos o bien deseamos que el resto no sepa acerca de nosotros.  No obstante de igual modo estos habitáculos resultan ser una extensión del cuerpo humano, que protegen cual armadura lo más frágil de cada uno, de las inclemencias del tiempo y de cualquier otra amenaza externa; en ese sentido una casa es tanto una armadura, como una segunda piel que nos ponemos para poder vivir mejor…Y bien sabemos como criaturas mortales que somos, que el cuerpo se enferma y puede ponerse contra nosotros. De este modo desde clásicos góticos como El Castillo de Otranto (1764 y que de seguro ya poseía otros antecedentes) de Horace Walpole y muchos otros ejemplos más en la narrativa de horror, la llamada también mansión siniestra viene a ser el simbolismo de las pesadillas ocultas en la psiquis humana, o sea, de nuestros miedos subyacentes.  
      Por estas mismas razones el infame Hotel Overlook se alimenta del mal, que varias veces ha visitado sus dependencias, como de los pecados de los numerosos visitantes que han llegado hasta él.  Es debido a esto último que de los tres miembros que componen la familia Torrance, Jack, el padre, resulta ser el más débil desde el punto de vista psicológico y el arma ideal que usa el Overlook para conseguir sus propósitos; puesto que este hombre guarda dentro de él una ira que muchas veces no supo controlar, así como un alcoholismo no hace mucho superado a duras penas.  En todo el proceso de corrupción por el cual va cayendo poco a poco el pobre sujeto, se puede apreciar una especie de tentación satánica, puesto que el hotel tal como la serpiente a Adán, le ofrece lo que más desea y que no es otra cosa más que su condenación; así es como el ser incorpóreo que es el Overlook, seduce al débil padre y lo hace atacando sus debilidades como todo demonio.  Por otro lado, resulta significativo tener en cuenta que detrás de la figura alcoholizada y destructiva que hay en Jack, se puede observar una especie de avatar del propio Stephen King, quien pasó años luchando contra su dependencia al licor y otras sustancias; por lo tanto en la batalla que significa enfrentarse a estos impulsos para escapar a los problemas, el escritor bien supo reflejar su misma debilidad, que por aquellos años en que escribió el libro, lo acosaba (por todo esto y mucho más El Resplandor es un libro de una fuerte carga espiritual, ya que a la larga lo que está en juego detrás de sus páginas es la salvación eterna de sus protagonistas, que deben vérselas con el monstruoso vampiro kármico que es el Overlook).
      A lo largo de las poco más de quinientas páginas que comprenden esta obra en su traducción a la lengua de Cervantes, King nos regala con varios momentos de fuerte contenido argumental y terrorífico.  En ello destacan todas las veces en que se mencionan acontecimientos que ocurrieron dentro de las dependencias del hotel, décadas antes que llegaran a cuidarlo los Torrance, así como los mismos horrores con los que se encuentran los protagonistas una vez que se quedan a vivir allí.  La creatividad del escritor es prodigiosa a la hora de crear situaciones pavorosas, que en especial demuestran que cada uno enfrenta a su manera sus propios miedos, haciendo que los lectores podamos apreciar el impacto del temor desde el punto de vista de todos ellos por separado; así es como no es lo mismo la manera en que Jack debe enfrentarse a lo que más teme, a como lo hace su hijo Danny o su esposa Wendy.  Si bien a la larga todo se trata del ancestral miedo a lo desconocido, lo que habita en el Overlook sabe jugar con la mentalidad de sus víctimas, que por sí solas o en compañía deben enfrentarse a aquello que los abruma (sin dudas resulta plausible cómo la narración atiende tan bien y por separado, las distintas maneras con las cuales los personajes enfrentan los ataques a los que se hayan expuestos).

     “Cuando le faltaban diez pasos, súbitamente, la boquilla de bronce se resbaló del rollo sobre el cual había estado apoyada
     (¿durmiendo?)
      y cayó con un ruido sordo sobre la alfombra del pasillo. Allí se quedó, con el oscuro agujero apuntado hacia Danny. El chico se detuvo inmediatamente, encogiendo los hombros bajo el súbito aguijonazo del miedo. La sangre le golpeaba, densa, en los oídos y en las sienes. Sentía la boca áspera y amarga, y los puños se le habían cerrado solos. Sin embargo, la boquilla de la manguera sólo seguía ahí tendida, su boquilla de bronce, resplandeciendo suavemente, una curva de manguera plana que llegaba por el otro extremo al aparato pintado de rojo, asegurado en la pared.
      Se había caído, nada más, ¿y qué? No era más que un extintor de incendios, nada más. Era una estupidez pensar que se parecía a una serpiente venenosa de las que había en El mundo animal, y que al oírlo se hubiera despertado. Aunque la textura de la lona diera un poco la impresión de ser algo escamoso. Con pasar por encima de ella y seguir por el pasillo hasta la escalera, con prisa, para tener la seguridad de que no lo siguiera y se le enroscara en los pies...
     En inconsciente imitación de su padre, se frotó los labios con la mano izquierda y dio un paso hacia delante. La manguera no se movió. Otro pasó. Nada. ¿Viste qué estúpido eres? Te asústate tú mismo pensando en esa habitación cerrada y en el cuento de Barbaazul, y probablemente hace cinco años que esa manguera estaba a punto de caerse. Eso es todo.
      Danny miró fijamente la manguera en el suelo, y pensó en las avispas.
      A ocho pasos de distancia, la boquilla de la manguera relucía pacíficamente sobre la alfombra, como si le dijera: No te preocupes. No soy más que una manguera, nada. Y aunque fuera otra cosa, lo que puedo hacerte no es mucho peor que una picadura de abeja. O de avispa. ¿Qué puedo querer hacerle a un simpático muchachito como tú... salvo morderlo, morderlo... morderlo?
     Danny dio otro paso, y otro más. Sentía el aliento seco y áspero en la garganta, y estaba ya al borde del pánico. Empezó a desear que la manguera se moviera, porque entonces por fin sabría, estaría seguro. Dio un paso más; a esa distancia, ya podía atacarlo. Pero no te va a atacar, pensó histéricamente. ¿Cómo puede atacarte ni morderte, si no es más que una manguera?
     Tal vez esté llena de avispas.
     Su temperatura interna descendió súbitamente a cifras glaciales. Casi hipnotizado, se quedó mirando el agujero negro en medio de la boquilla. Tal vez estuviera lleno de avispas, de avispas misteriosas, con los oscuros cuerpecillos rebosantes de veneno, tan llenos de veneno otoñal que se les escurría de los aguijones en liquidas gotas transparentes.
      Repentinamente comprendió que estaba casi helado de terror; si no obligaba a sus pies a que se movieran ahora, se le quedarían atrapados en la alfombra y allí se quedaría, con los ojos fijos en el agujero negro en el centro de la boquilla de bronce como un pájaro que mira fijamente a una serpiente, se quedaría allí hasta que su papá lo encontrara, y entonces... ¿qué sucedería?”.



     Por otro lado, un tema de suma importancia en la novela y que bien tiene relación con lo expuesto arriba acerca de lo que sucede entre el Overlook y Jack, es el de la naturaleza del mal.  Puesto que en toda su extensión no solo se revela que la maldad tiene un origen de corte espiritual y/o sobrenatural, sino que también es algo inherente a la propia naturaleza humana, con la cual debemos vivir día a día.  De este modo radica en la lucha interna para no caer a su influjo, que se haya lo mejor de nosotros mismos.  Es así como Jack y Wendy cargan con el peso de ser hijos de padres castradores: el primero de un hombre que usó la violencia física contra los suyos y la segunda de una mujer que la marcó psicológicamente con su lengua de víbora y acciones avergonzantes.  Luego el propio Jack se convirtió en varias ocasiones en lo que más odiaba y ello no solo ocurrió durante su pasado, sino que luego dio rienda suelta a lo peor de sí mismo, una vez que fue contaminado por el Overlook.
     Quienes sabemos algo más que la mayoría de Stephen King, tanto de su persona como de su labor literaria, tenemos bien claro que desde niño es un amante de los grandes clásicos y en especial de aquellos que los inspiraron para sus posteriores narraciones terroríficas.  Pues uno de los maestros de King es nada menos que el insigne Edgar Allan Poe, al cual no ha dejado de rendir tributos en varios de sus textos, ya sea de manera directa o indirecta.  Es en todo esto que El Resplandor bien podría ser su mayor homenaje al autor romántico, ya que en numerosas ocasiones el libro hace mención a su célebre cuento La Máscara de la Muerte Roja.  Es al respecto que un detalle del poderoso desenlace del relato de Poe, cobra vital importancia en la novela de King.  Asimismo, ya en el clímax de este libro, otro texto de Poe recibe sus honores, pues el destino final del Overlook (donde el mal vegeta tal cual en el cuento recién mencionado) es el mismo para ambas edificaciones (y sin embargo uno se pregunta por qué razón Stephen King se olvidó de él, en la dedicatoria que hizo a todos los escritores de terror con quienes tenía gran deuda, al comienzo de su novela Revival).
Portada de la edición en español
con el primer que título que tuvo en esta lengua.
      En cuanto a Danny, en los primeros años de su carrera profesional King gustó de tener protagonistas niños y adolescentes con poderes mentales.  Es así como Carrietta White, el personaje principal de su primera novela publicada, Carrie (1974), poseía la telequinesis como habilidad/maldición, pudiendo mover las cosas con su pensamiento; mientras que Charlie McGee, la chiquilla de Ojos de Fuego (1980) era piroquinética, o sea, podía producir fuego con solo desearlo.  De este modo el vástago de los Torrance atiende a la inclinación de su autor por diseñar personajes como aquellos, siendo que más adelante si bien dejaría de usar a menores de edad con dones extraordinarios, no se cansaría por tener héroes juveniles en varias de sus obras posteriores.  Pues justamente al tener a gente como Danny, Carrie y Charlie dentro de sus ficciones, Stephen King muestra la eterna batalla entre la inocencia y la villanía, es decir, el bien y el mal. De tal modo si nos atenemos a los eventos de El Resplandor, vemos que la pureza representada por Danny (ojo en el nombre de connotaciones bíblicas, tal cual el Daniel del Antiguo Testamente, recurso utilizado en varias ocasiones por este artista) es deseada por el Overlook que la quiere para sí, mancillándola, pues sabe que con el poder que este tiene, podrá hacer mucho más mal que antes.
     Un cuarto personaje resulta relevante para los acontecimientos de este libro, el carismático Dick Halloran.  Corresponde a un sabio y experimentado hombre cercano a la tercera edad, que apenas conoce a Danny descubre que el chico es la persona poseedora del mayor esplendor que ha llegado a encontrar en persona alguna.  Dick de inmediato simpatiza con él y como el propio Dick esplende, bien sabe que el hotel puede ser nocivo para la gente; por este mismo motivo le ofrece su incondicional ayuda por si las cosas se van fuera de control, de modo que al cumplirse sus pesadillas, el hombretón de gran corazón que es Halloran, se transforma en el mayor héroe de todo el libro.  Ahora bien, considerando que el señor “Esteban Rey” escribió este libro hace mucho tiempo, ya en una época en la cual si bien “el mundo NO se movió” como en sus novelas de La Torre Oscura, pero sí en nuestra realidad ha cambiado lo suficiente como para hacer que muchas cosas hoy en día sean distintas (a cómo eran hace décadas atrás), el libro escenifica un periodo particular de la historia de su país.  Es así que desde los inicios de su narrativa, King ha tenido la deferencia de otorgarle a la comunidad afroamericana gringa gran protagonismo, tal como sucede con Dick en este caso (tenemos varios otros ejemplos de los grandes personajes “de color” que pululan en la obra del escritor, empezando por Detta/Odetta Susanah, la chica inválida y de personalidad múltiple de su saga La Torre Oscura; Mike Hanlon, uno de los siete miembros del “Club de los Perdedores” de It; luego la madre Abigail de Apocalipsis y, por no mencionar más, John Coffey, de La Milla Verde; todos ellos entrañables en su humanidad).  Pues tal como en algún momento de la acción medita el propio Dick, no resulta ser fácil ser negro en USA, al menos en aquellos años, cuando todavía los suyos aún estaban luchando por hacer valer sus derechos y valía en una nación tan racista como Estados Unidos…Y no obstante King siendo blanco enaltece a tal gente a través de su personaje, demostrando una vez más que hay bondad en todas partes y que esta es superior a la ruindad que podemos encontrar en los corazones de los mezquinos o bajo las lujosas paredes de un hotel en las montañas.

Este año cuando estaba vacacionando en la playa, mientras releía a gusto
el libro que tuve en mis manos por primera vez a la tierna edad de 16 añitos (ahora tengo 40), me
encontré con que una juvenil "vecina" estaba a metros de mí disfrutando la misma obra
(claro que en una edición más moderna, que yo poseo la de cuya portada puse arriba de este post)...
¡Pues no me resistí a sacarle una foto para agregarla al texto que bien sabía iba a escribir!

12 comentarios:

  1. Gran libro de King, sí señor, aunque creo que se le fue la mano con la extensión... algo que luego le ha venido pasando con frecuencia. La historia tiene atmósfera y una tensión creciente...imprescindible para cualquier amante de la literatura fantástica.

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    1. Volver a leer este libro para mí después de tanto tiempo, fue algo formidable. En cuanto a lo que se dice sobre la costumbre de King de alargar más de la cuenta sus obras, no lo considero así (salvo en el caso de "Revival" que sí me pareció sí tenía páginas de más).

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  2. Muy buen análisis de este clásico, Elwin. Me trajo a la mente pasajes de la novela, que la leí hace bastante y la disfruté como nunca. Quisiera comentar sobre tu post, pero me inquieta más otro asunto: ¿Qué tal estaba esa juvenil "vecina"?

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    1. Je, era una niñita, de no más de 16 años (algo se aprecia en la foto que le saqué, creo). Tentado estuve de hablarle para saber su opinión sobre el libro y contarle que pensaba "inmortalizarla" en mi blog...Pero habría sido muy raro que un desconocido mucho mayor que ella, en traje de baño, se acercara y le metiera conversación frente a toda su familia ¿No?

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    2. Ah no, siendo apenas una niña, una menor de edad, si te hubieras acercado probablemente hubieras acabado como un digno villano de algún cuento de Stephen King.

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  3. Excelente libro, lastima de la polemica que ser armó con su adaptación filmica, y curiosa la anecdota que añades, creo que fue una decisión prudente la que tomaste al final, en estos tiempos hipocritas de que todo debe ser politacamente correcto, te habrian hasta apedreado por acercarte a la chamaca, pero da gusto ver que aun hay esperanza entre los jovenes jeje.

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    1. La verdad es que me gusta mucho esta peli y lo mismo la miniserie (que ahora me volveré a ver tras años de no hacerlo, pues me toca escribir sobre ambas adaptaciones). Volviendo a lo de la niña de la playa, el lugar estaba tan lleno, que además ello habría hecho aún más incómodo cualquier charla entre desconocidos.

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  4. Por fin pude leer la reseña,en mi opinión tuve la oportunidad de ver la película como a los 12 años lo cual a mi corta edad lo encontré una maravilla he visto que esta catalogado esta obra como uno de las mejores obras de King, y volviendo a la película tiene muchos momentos increíbles que aun recuerdo como la parte de la sangre en las paredes con las gemelas o la parte en que el padre entra a un bar viendo a una persona sentada , en si una película que me encanto y como decía la recuerdo mucho aun.Como dato la parte en la película la escena super famosa en la cual el padre rompe la puerta con el hacha y se asoma según esa escena ya antes había sido grabada de la misma forma para otra película al cual era en blanco y negro, pero no me acuerdo su nombre ahora.
    Y la pregunta que tengo ¿ el libro en que aporta mas y si es igual a la película ?
    Saludos

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    1. ¿Me vas a creer que vi la película por primera vez como a tu edad? Eran los tiempos en que los videoclubes eran lo máximo y pocos tenían VHS. Por donde yo vivo solo había uno de estos locales y si uno pagaba el precio del arriendo de un video, podía pasar a una salita a ver el filme que deseara; con mis amigos juntábamos el dinero y nos dábamos ese gustito..."El Resplandor" lo vi un sábado en la tarde de esa manera y me fascinó.
      Por otro lado, debes saber que filme y libro tienen muchas diferencias. Además leer una novela siempre es un ejercicio para la mente aún mucho más grato y en este caso el texto literario se encuentra lleno de detalles sabrosos que ni en la miniserie aparecen (atento, que hoy estaría publicando mi post dedicado a ambas adaptaciones).

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    2. Sii le creo esos locales antes tambien estaban cerca de donde vivia pero con el internet ya se estaban viniendo para abajo, que al final quebraron y otros se tuvieron que modernizar a los nuevos tiempos poniendo ciber. Me ire directo a leer la segunda parte.
      Saludos

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  5. No he leído el Resplandor de Stephen King solo he leído los siete libros de la torre oscura, he visto las dos adaptaciones del resplandor la película de Kubric no le gustó a Stephen King el autor se quedó más satisfecho con la adaptación de la mini serie de los 90 donde fueron más fieles a la novela, la mini serie de los 90 la vi antes que la de Kubric a mi las dos versiones me gustaron.
    El resplandor tiene segunda parte en novela doctor sueño donde Danny de adulto es el protagonista, tampoco he leído esa novela pero está publicada.

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    1. Sobre la secuela también he escrito, que me la gocé este verano luego de releerme este otro libro, pues cuando lo hice por primera vez era un adolescente y esta vez disfruté con mayor ganas esta historia.

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