domingo, 8 de mayo de 2022

¡El mundo del cómic ya nunca volverá a ser el mismo! (I)



    El 28 de abril recién pasado nos dejó Neal Adams, a la edad de 80 años.  Les estoy hablando de un dibujante de historietas que dejó una tremenda huella en este mundo, sobreviviéndole un legado imperecedero y un montón de colegas que tuvieron el gusto de conocerlo y apreciarlo (sí, aún nos quedan unas cuantas leyendas vivientes de esos años gloriosos del noveno arte); para qué hablar de los ñoños que crecimos y/o maduramos coleccionando, disfrutando y leyendo las numerosos títulos en los que trabajó, muchos de ellos no solo entre nuestros favoritos: sino que verdaderas obras de arte, gracias  a su trazo estilizado marcado por un realismo y que a nuestros días sigue haciendo escuela, capaz de conmovernos por su capacidad para otorgarle vida a los personajes y emociones, pese a toda la fantasía de muchas de esas historias.
     A Neal Adams le debemos mucho y entre ellos que haya sido el co-creador de personajes tan emblemáticos, en especial en DC.  El superhéroe sobrenatural Deadman, uno de mis favoritos, lleno de una mitología propio que lo hace único en su tipo (1968), del cual recuerdo estupendas historias posteriores junto a Batman y como miembro de la Liga de la Justicia Oscura (que, aunque no realizadas por Adams, mucho le deben a este maestro).  De igual manera, es uno de los dos padres del Linterna Verde afroamericano John Stewart (1971), tremendo miembro de los policías espaciales, por medio del cual la comunidad de color tuvo a uno de sus primeros representantes de peso en este tipo de obras. Así como le dio forma a un personaje tan distinguido dentro de las aventuras del Cruzado Enmascarado, como lo es nada menos que Man-Bat (1970), primero villano y luego antihéroe y justiciero de vez en cuando, que solo gracias a este forma parte de la tremenda galería de recurrentes del mayor paladín de Ciudad Gótica.  Sin embargo, su mayor aporte al universo batmaniaco, viene a ser que junto al igualmente apreciado y llorado Dennis O´Neil, creó dentro de las revistas del Seños Oscuro a Thalia y al mismísimo Ra´s al Ghul (1971), un complejo villano ecoterrorista que para muchos está por sobre su desquiciada némesis del Guasón…  La verdad es que tan solo que haya estado detrás de tan carismático criminal, es como para reverenciar a Adams.  En todo caso, como bien podrán darse cuenta, sino fuera por este realizador muchas de las más divertidas y mejores historias de Batman no habrían existido (entre las que él mismo dibujó y las que realizaron quienes “adoptaron” a sus creaciones).
    No cabe duda de que fue para DC que nuestro querido caricaturista hizo sus mejores trabajos, a los ya mencionados, se deben agregar la histórica etapa de Flecha Verde y Linterna Verde y que desarrolló en los setenta junto a su mejor colaborador, el por igual desaparecido Dennis O´Neil; en ellas hicieron viajar a ambos amigos y justicieros por Estados Unidos a pie, para enfrentarse a los problemas del hombre común: Racismo, drogas y otros flagelos reales fueron abordados con dramatismo y lirismo, donde las potentes imágenes del dibujante nos dieron algunas de sus mejores portadas.  Debido a lo anterior, en un impactante final de temporada de la serie Fringe, los más frikis podemos encontrar un precioso homenaje a una de sus ilustraciones más emblemáticas para dicha pareja.  De igual manera, esa misma década hizo para la Distinguida Competencia otra obra de características épicas: Superman v/s Muhammad Ali (1978) y donde tal como dice su nombre, el Hombre de Acero peleó en el ring en contra del famoso boxeador, aunque en circunstancias muy especiales como para que ello fuera posible. 

Neal Adams de joven, siempre un guaperas talentoso al que me habría gustado conocer.

    Ya en el siglo XXI siguió trabajando hasta 2020, nada menos y dentro de ello cabe destacar Batman: Odisea (2010-2011), una miniserie sobre el personaje que le dio mayor celebridad, de 13 números y para la cual incluso hizo el guión.  Enmarcada dentro de la Edad de Plata por su estilo fantasioso y al tener a su protagonista teniendo aventuras lisérgicas tan propias de tal época, a diferencia de las más oscuras que le conocemos hoy en día.  La verdad es que argumentalmente se trata de un trabajo olvidable, pero su dibujo es lo que cuenta, entre viñetas y portadas; por otro lado, como guiño a sus fanáticos y así mismo, en esta obra aparecen personajes de su coautoría, tal cual lo son los mentados Man-Bat, Deadman y Ra´s al Ghul.
    Aunque al igual que muchos de sus colegas trabajó para compañías independientes e incluso tuvo su propia editorial de cómics (que de manera triste tuvo que cerrar), solo le conozco en persona sus aportes para Marvel.  De ese modo, tuve el gusto de leer una de las historias de nada menos que de Conan el Bárbaro, que realizó junto a Roy Thomas (¿1972?), durante la etapa clásica del cimerio en los cómics.  Suyos son también algunos de los números de los X-Men, casi al final de su primera colección (1969), antes de que los cancelaran por años.  De igual manera, fue uno de los artistas detrás de nada menos que La Guerra Kree-Skrull, (1971-1972) famosa saga donde intervenían Los Vengadores.
     La verdad es que Neal Adams hizo mucho más de lo que yo apenas esbozo, que solo menciono lo que conozco de su autoría, he leído y/o poseo en mi humilde colección.  Sin embargo, independientemente de su labor como artista de renombre, destacado por su pincel digno de estar entre los más destacados de este arte, es su apoyo a sus colegas lo que más le debemos agradecer; y es que fue uno de los impulsores en la defensa de los derechos de autor por sus personajes, cuando por décadas estos no recibían las merecidas retribuciones económicas al respecto.  Así fue como cuando estaban por estrenar la primera peli de Superman con Chistopher Reeve (1978), realizó toda una campaña para que pusieran en sus créditos de apertura a Jerry Sieguel y Joe Shuster, los creadores del Kryptoniano; de igual modo, consiguió que los chupasangres de DC les dieran una pensión de por vida (ya ancianos para entonces), luego de que por décadas hubiesen ignorado su papel en cimentar el poderoso imperio de la editorial.
    ¿Cómo no iba a adorar a Neal Adams?

Algunas de sus portadas más famosas para DC.


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