I.
Los intentos por conseguir un verdadero bombazo.
Bien es de conocimiento público y en especial
de los más ñoños de la casa, que desde que se inició el llamado DCU, o sea, las
películas de DC Universe para el cine y de imagen real, con la intención de
competir con el UCM (es decir, las películas de Marvel para el cine amparadas por
Disney… ¡Que compró los estudios!), el resultado ha sido de lo más irregular,
no con tantos aciertos como se quisiera y con hartas decepciones o filmes
mediocres (que al menos no encuentro ninguna francamente mala, que
obviamos la versión de Liga de la Justicia para el cine, ya corregida
con creces gracias al Corte de Zack Snyder).
Y es que por apurarse ante el deseo de conseguir su propio trozo de la torta,
tras los éxitos marvelitas, que se iban sumando año a año luego del estreno de Iron
Man, se notó que le faltaba la cohesión que tantas divisas le dio al
otro bando. Más encima, liderados por el
buen Zack Snyder, se optó por darles un tono oscuro (adulto, violento y serio) que
en muchos sentidos no solo contrastaba con sus rivales, sino que terminó por
agotar demasiado rápido su propuesta. Debido
a lo anterior, películas como Batman versus Superman, por igual la
mencionada versión para el cine del equipo más famoso deceísta e incluso la primera
película sobre el Escuadrón Suicida, tuvieran un montón de críticas,
lo que se arregló en parte cuando salieron las versiones extendidas de estas (aunque
no fueron tan vistas por el público, salvo quienes las compramos en su edición
en blu-ray, que ignoro si se encuentran en algún sistema de streaming). Pero hay que ser justos y las películas en
solitario de Wonder Woman, Aquaman y ¡Shazam!
mejoraron el panorama, más positivas y al estilo de lo que el UCM nos ha
ido acostumbrando, pero aún estaban lejos de llegar al nivel de los grandes crossovers
fílmicos de Marvel; solo se pudo conseguir tan anhelado deseo, en parte, cuando
este año vio la luz la consabida versión
de Snyder de su película más ostentosa.
He mencionado de manera somera Escuadrón Suicida, un largometraje al que le tengo cariño y que en su momento me
hizo escribir nada menos que dos post inspirados en su metraje; todavía me
gusta, aunque con suerte me llega a entusiasmar al nivel de las producciones
del UCM, incluso de aquellas sobre cómics de la Casa de las Ideas que no son de
esta seguidilla, en especial las anteriores (como la trilogía de Spider-Man por
Sam Raimi o la injustamente vapuleada por muchos Daredevil…) ¡Y
para qué hablarles de la seguidilla mutante que tanto amo! (en especial las de
mi adorado Wolverine y las muy graciosas de Daedpool). Pues a mucha gente no le gustó dicha obra, considerada
entre lo peor del DCU (lo que no me parece y es que nadie puede negar que lejos,
LEJOS, lo más deficiente de sus ofertas es la aburridísima Aves de Presa),
quizás porque solo dos de sus personajes eran populares para el público masivo (Guasón
y Harley Quinn) y el resto, si bien entre los amantes de las historietas son
bastante relevantes y habían aparecido en numerosas adaptaciones animadas y de
imagen real, no eran lo que bien podríamos tildar de populares. El tema, es que lo mejor que le pudo salir a
esta apuesta fue el debut de la villana/antiheroína, estupendamente encarnada
por la preciosa Margott Robbie. Por otro
lado, igual no fue resultaron tan estrepitosas las recaudaciones de esta cinta
y pese a que no fue lo que se quiso de ella, se continuó con la idea de hacer una
secuela, la que en un principio haría el mismo director que realizó la primera,
David Ayer… Entonces fue cuando los planes cambiaron, cuando Disney/Marvel mismo
y sin desearlo, le concedió la oportunidad a DC para conseguir a uno de sus mayores
artífices de éxitos.
Luego de tener claro qué es este super equipo, podemos saber de lo que va en pocas palabras el filme que hoy nos reúne. Una “república bananera” latinoamericana se ha vuelto un peligro para el mundo (y en especial para USA), de modo que deciden al más puro estilo “nosotros somos los héroes y quienes mandamos”, mandar más de un pelotón a eliminar al nuevo dictador y a los suyos. Sin embargo, lo que parece que va a ser algo simple no lo es tanto, puesto que el arma que tienen sus adversarios es algo nunca visto antes. Luego, ante un conflicto de tales dimensiones, el trabajo entre sujetos tan dispares y en la práctica parias dentro de la sociedad, no solo se complica y hace más difícil, sino que hace surgir lo mejor que había escondido dentro de ellos (la mayoría) y lo peor de lo que ya era la escoria del mundo libre gringo.
Es obvio que el realizador sabe escribir una muy buena historia, usando personajes de toda índole y sacando algunos de los más raros de entre las viñetas, como incluso rescatando varios nombres olvidados de esta. Luego consigue darles una increíble caracterización, que no tenían en sus versiones más ridículas, así como hacer que sus individualidades funcionan tan bien en equipo, entre inesperadas amistades y graciosas enemistades entre sí. Además, consigue usar de la manera más ingeniosa y divertida, elementos varios de estos cómics, entre lugares y verdaderos íconos de tales historias. Respecto a la última virtud suya mencionada, es que destaca por sobre todo el nombre de Starro, una entidad clásica dentro del universo deceísta, que solo los ñoños de más “rancia alcurnia” ubicamos y que en este caso llega a provocar ovaciones orgiásticas en el público de este tipo. Por último, la suma de toda esta mezcla conseguida con tanta genialidad, no deja de provocar interés en el resto de la audiencia, la que se encuentra ante ideas tan “locas” y entretenidas, que son recursos habituales en el noveno arte, pero que Gunn logra llevarlas con tanta espectacularidad a la pantalla grande.
No podemos olvidar cómo nos engaña, con tanta inteligencia, Gunn casi a principio de su nueva cinta, haciendo que la trama tome un giro inesperado, otro detalle valioso. De igual manera, cabe destacar su lealtad a dos actores por los que se nota siente aprecio y que ya estuvieron con él durante su carrera junto a la competencia; del par mencionado, es Michael Rooker el que lejos se roba la película, en su breve y potente participación (que el otro es Silvester Stallone, que aquí está “irreconocible”). Por otro lado, maravilloso el equipo de segundones que hizo acompañar a la “perra” de la Waller, quienes le dieron un sentido mucho más atractivo y cómico, a todo lo relacionado con esta mujer con tantos cojones. Asimismo, el discurso político que está implícito detrás de este espectáculo, que se nutre del juego de poderes entre el imperialismo gringo y las dictaduras de los países pobres, a los que manipula a su antojo, es algo bastante valiente de su parte y que hay que aplaudir.
Mucho colorido, jocosidad y hasta una que otra escena emotiva, en esta pieza que celebra lo más entretenido que puede ser (en el sentido más ligero de la palabra) un cómic de “superhéroes”, sin estos paladines y dosificado con violencia para el público adulto, que quiere algo distinto al típico producto familiar del UCM, aunque sin perder la luz de la que adolecieron los productos más serios de DC (incluyendo la sacrosanta Trilogía de Batman).
Tráiler.
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