martes, 28 de julio de 2020

Reencuentro con Zafiro. PRIMERA PARTE.


1. Mi más tierna infancia.

    Desde pequeño me fascinaron las grandes historias y los personajes con características admirables, heroicos, aquellos que desde que tengo conocimiento me han inspirado a ser mejor persona, dentro de lo que mis pobres posibilidades me lo permiten.  En este sentido, la animación japonesa tuvo un papel primordial en mi educación ñoña, de modo que en esos primeros años me vi un montón de series, ya que en televisión daban bastante y solo durante mi adolescencia hubo una especie de sequía de anime por estos lares, cuando unas cuantas personas prejuiciosas pusieron el grito en el cielo al tildarlas de violencia sin sentido.  Uno de esos casos y que nunca más tuve la dicha de ver, salvo cuando creo que ni siquiera tenía 10 años de edad, fue La Princesa Caballero; sin embargo, su imagen se me quedó grabada para siempre y cobró mayor relevancia dentro de mis recuerdos (y mi corazón), cuando al hacerme menos ignorante descubrí quién estaba detrás de tal perla de la televisión y supe de su "hermandad" con otros animés que me habían cautivado en esa bella época, tales como Kimba, La Nueva Isla del Tesoro y en especial Jet Marte.  Cuando comencé a leer cómics y, mejor aún, empecé a hacerme mi propia colección me prometí adquirir algún día dicha obra...Este año se me concedió mi deseo y he aquí el fruto de mi lectura.

2. Otra gran obra del Dios del Manga.

    Entre enero de 1953 y enero de 1956, el prolífico autor de cómics japoneses (llamados manga), Osamu Tesuka, publicó una historia que como muchas de las que realizó no solo se volvió todo un clásico, sino que se convertiría en uno de los pilares fundamentales de lo que en poco tiempo sería ese bello y complejo arte  que es la historieta nipona.

  Titulada en su idioma original como Ribon no Kishi, posee 27 capítulos, todos de carácter secuenciado y abarcando la historia de su protagonista, incluso desde antes de su nacimiento (o sea, ambientada nada menos que en el Cielo), hasta el desenlace en el que está particular heroína logra conseguir buena parte de sus objetivos (derrotar a los villanos y quedarse con el hombre que ama...).

    Considerando que el protagonismo de la obra gira en torno a una muchacha y se le da importancia al tema del romance o más bien a las situaciones ligadas a ello, esta pieza del octavo arte es considerada la base del llamado shojo, el cómic japonés dirigido en un principio al público femenino infantil y juvenil (pero que a la larga llega a ser tan entretenido, que lo lee "todo el mundo"). Y es que el proclamado Dios del Manga, fue el primero de su disciplina en realizar un trabajo con las características mencionadas, si bien luego el mismo shojo evolucionó por su cuenta hasta llegar a aparecer subgéneros dentro de este, así como sobresaliendo artistas dedicado a este (por lo general mujeres) y un montón de títulos a lo largo de los años.

    Asimismo, tal como con otros mangas de Tesuka, La Princesa Caballero tuvo su versión animada que constó de 52 episodios y que contó con argumentos autoconclusivos, alejándose bastante del material original.  La adaptación se emitió entre 1967 y 1968, siendo uno de los primeros animes animados.

    La trama gira en torno a la princesa Zafiro, única hija de los reyes de un país tipo europeo en un mundo de características medievales.  Debido a un curioso incidente sucedido antes de su nacimiento, la chica ha nacido con dos corazones: uno de niña y otro de niño; ese detalle marcará su vida de manera considerable, siendo que además debe hacerse por varón debido a las rígidas leyes de su nación, que no permiten que una mujer lo gobierne.  Es así que la muchacha debe enfrentar a un par de nobles corruptos, que desean hacerse con el poder, además de luchar contra amenazas de tipo sobrenatural entre las que se encuentra una bruja, el rey de los demonios y por último una diosa; de igual manera, le toca lidiar con sus sentimientos amorosos hacia el príncipe del país vecino, elemento clave en su periplo hacia la realización personal.


                                                           Opening y ending del animé.

3. Una mirada adulta al clásico infantil.

   Un lector capaz de leer de manera analítica el manga que hoy nos reúne, apenas se adentra en sus viñetas, puede reconocer la relevancia que se le da en el argumento al tema de los roles de género.  Y es que la misma naturaleza extraordinaria de Zafiro y su identidad que debe esconder por una u otra razón, nos permite maravillarnos ante un discurso que nos pareciera adelantado a su época y muy valiente al abogar a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sin discriminación.  Pero también se observa un pro feminismo de su parte, cuando vemos a varios personajes como Zafiro que se muestran emancipadas y están dispuestas a revelarse contra lo establecido en una sociedad patriarcal.

      Siguiendo con el plano sexual y la identidad de uno como tal, obviamente estamos frente a un trabajo que también sería el precursor en otros de los tópicos caros al manga y el animé: la ambigüedad sexual o androgenia de sus personajes, el transformismo y, si bien acá solo de manera sutil, la homosexualidad, el lesbianismo y la bisexualidad.  Por lo tanto, considerando la necesidad de Zafiro para hacerse pasar por hombre, estamos frente a un personaje que luego inspiraría obras más elaboradas de este tipo de arte, tales como la igualmente valorada La Rosa de Versalles (Lady Oscar en Latinoamérica) de Riyoko Ikeda.

     Por otro lado, el manga y el animé aún en sus expresiones infantiles, posee un hondo dramatismo y tal como en los clásicos cuentos de hada europeos, aparece sin tapujo el dilema de la muerte de los seres queridos, muchas veces de manera violenta y todo mostrado gráficamente en las viñetas y/o pantalla.  Teniendo en cuenta lo anterior, La Princesa Caballero no está exento de ello y en ese sentido uno de los momentos más impactantes (si bien acá todo pasa en una pura viñeta), corresponde a cuando uno de los personajes se suicida (bueno, cabe mencionar que dentro de la cultura japonesa el suicidio es un acto honorable dentro de ciertas circunstancias, así que por lo tanto es habitual tal acto en estas expresiones artísticas). De igual manera, llama la atención cuando algunos personajes se refieren al probable destino final del más rastrero de los villanos de esta obra gráfica y entonces uno de ellos dice "Ojalá muera en una zanja"...¡Algo impensable en una historieta infantil occidental o al menos yanqui!

    Un aspecto propio del Japón moderno, que ya podemos reconocer en un manga como este y que recordemos fue realizado en los cincuenta del siglo pasado, viene a ser su sincretismo; entiéndase por este concepto, a la mezcla de elementos de diferentes culturas, por lo general al apropiarse de la estética, modelos y conductas de Occidente.  Esto se puede apreciar no solo en que la trama transcurra en un país imaginario en la Europa medieval fantástica, sino que comienza en el Cielo judeocristiano con ángeles tipo niños desnudos y gorditos (muy renacentistas y propios de esquelas de bautizo y demases), donde Dios es representado como un señor anciano de larga barba, los demonios son espantados con cruces y más encima hayamos dioses grecorromanos que conviven con la primera teología mencionada (si bien subyugados al Cielo).

    Por otro lado, conocida es la admiración de Osamu Tesuka por Walt Disney, de quien sacó la estética de los ojos grandes de sus personajes (a diferencia de la errada creencia, de que dicha estética proviene de Japón e incluso nacida de un complejo por poseer ojos rasgados y querer parecerse a los occidentales)...La verdad es que por mi parte ignoro qué caso fue el primero, si la representación de un rey bonachón, anciano y gordo tal como vemos representado al padre de Zafiro, o los típicos mandatarios con estas características en las producciones Disney (tal como el sultán padre de Jasmine en Aladdin).

    Igual llama la atención la manera de cómo Tesuka terminó este trabajo, bastante alejado de las convenciones para una historieta, que se suponía debía dar en el gusto a los románticos corazones de las niñas, para quienes lo realizó originalmente; y es que las aventuras de Zafiro aun cuando acaban con esta junto a su amado, nos los muestra a ambos más bien ad portas a ese final realmente glorioso que se habría esperado...¿Se habrá cansado de su Princesa Caballero y por eso no quiso revisarla en el resto de su carrera?

    Por último, cabe destacar el humor de la obra, que a veces resulta ser autoparódico, como cuando un personaje se refiere a que en los tiempos en que ellos viven, aún no se han inventado las cámaras fotográficas (así que por eso no podrán sacar la foto, que en un principio pensaban obtener) o cuando otro se queja de que hubieran dibujado la escena tan estrecha, puesto que él mismo aparece sin mucho espacio para moverse.



Feliz junto a este bien tan preciado.

6 comentarios:

  1. Yo vi el anime cuando era niño aunque no lo vi entero solo capítulos sueltos, en España compusieron una canción para la serie que se titulaba Chopi y la princesa, no sabía que la princesa habia nacido con dos corazones en el anime se viste de hombre porque el rey miente a su pueblo diciendo que ha tenido un hijo y lo crían como un hombre y Chopi se supone que es su angel de la guarda, también en España sacaron el manga en un pack dividido en tres tomos, no he leído el manga y tampoco vi el final pero tratándose de un cuento de hadas me imagino que el final será feliz.

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    1. Por lo que leí, el animé cambia hartas cosas, pero lo que tú cuentas de la razón de por qué Zafiro se hace pasar por hombre, en el cómic es tal cual. La edición que tengo yo de Planeta es española también.

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  2. Uno de los clásicos de mi infancia, pero sólo vi unos pocos capítulos. lástima que en mi país apenas lo pasaron.

    Lo del cielo creo que se explica en parte porque hay bastantes cristianos en japón, en parte porque era un producto de exportación, es decir pensado en sacar audiencias en el extranjero, y en parte por la propia trama, dado que transcurre en el occidente cristiano, es lógico que aparezca un dios al estilo occidental. Al fin y al cabo, en algunas caricaturas occidentales en que la acción transcurría en arabia aparecen los sacerdotes musulmanes haciendo milagros de cuando en cuando para ayudar al héroe, aunque generalmente aparecen más criaturas mágicas, generalmente más a espectaculares para darle más sabor a la historia.

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    1. Oh, hace tiempo que no tenía el gusto de saber de ti (y hasta creo que es tu primer comentario en tiempos de la cuarentena, que yo estoy desde la tercera semana encerrado por ser profesor).
      Qué bueno saber te gusta esta serie, que me encantaría volver a ver el animé.
      Por cierto, sobre la "caricatura occidental" que mencionas, no te estarás refiriendo a "Los Caballeros del Desierto" de Hanna-Barbera, completamente de "Los Banana-Split" y que era muy buena?

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  3. Ja, siempre es un placer comentar en tu página, lo que pasa es que ahora no siempre dispongo de tiempo. Sí, creo que era esa de los los banana split (Dios mío que ñoños somos, primera vez que encuentro a alguien que la recuerda, después de tanto tiempo).

    En mi país los llamaban "los caballeros arábes", tenían un burrito llamado aguimichú (no sé como se escribe) que cuando le jalaban la cola se convertía en un huracán, una chica que se disfrazaba, un forzudo, dos magos y los dirigía un príncipe que al que le usurpaban su reino y luchaba contra los malos. Me gustaba mucho, pero mi favorito de los banana split eran los tres mosqueteros. Tenían otra serie pero con actores de verdad, con un negrazo, un indio, dos rubios, (hermana y hermano) y un señor canoso que se la pasaban peleando con un pirata barbudo. (Diablos, tenía rato que ya ni me acordaba de ese programa de la tele, no sé si me estaré olvidando a alguien). No sé como la llamarían allá en Chile, pero creo que con todos estos datos más o menos sabrás a cuál me refiero.

    Oye, no sería mala idea que escribieras una serie de post como la de "así era en mis tiempos" que hablara de todas esas series de aquella época. Estoy seguro de que a tí te saldría muy bien. Yo ya no siempre me acuerdo, pero tú eres un experto. Me gustaría mucho que comentaras una serie de actores reales llamada "la Señorita Cometa" de una chica de dibujos animados que se convierte en persona real y trabaja de niñera de dos chicos, con la ayuda de un dragoncito que sólo aparece para que le llenen el bierón de leche. No sé si sabrás a cuál me refiero...

    Seguro que con un "así eran las series de mis tiempos" sobre esas series entrañables de nuestra generación, te llenas el blog de comentarios de nostálgicos...

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    1. Increíble, pero solo ahora me doy cuenta de que me habías escrito y cuando estoy por subir la última parte de mi post dedicado a Zafiro.
      Sobre las demás series que me mencionas, no las ubico para nada y si recuerdo a "Los Caballeros del Desierto" es porque desde niño siento admiración por la cultura árabe y su mitología.
      Buena idea tuya la de escribir sobre esas series antiguas, pero en ese caso tendría otro nombre, puesto que "Así era en mis tiempos" gira en torno a la tecnología antigua que alcancé a conocer y al respecto tengo pendiente hablar sobre la televisión por cable y el cine.
      Por cierto, en los países latinoamericanos de habla hispana las series reciben los mismos nombres, porque solo hay más de un doblaje cuando son versiones remasterizadas, como pasó "El Gato Cósmico".

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